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Maracay, Sábado 30 de junio de 2012 -ALBERTO HERNÁNDEZ- Crónicas del Olvido Carta casi abierta a don Nicanor Parra Estimado y respetado antipoeta: D igamos que comienzo casi por el final. O que el final se hace comien- zo en este instante de voces agoreras, perdidas en el espa- cio como lo estoy yo en este momento. Digamos -o digo-, don Nicanor, que nada de lo que diga aquí tiene sentido, sólo aquella vieja manía de acercarme y colocarle una mano sobre un hombro -vaya confianza- y saberlo parte del aire que todos respiramos o más o menos respiramos mientras agonizamos. También debo decir aunque no diga nada, que soy posible gracias a unos versos que al- guien dejó tirados en un anti- guo hospital de pueblo, y que yo tomé como herencia de un enfermo terminal, hoy olvida- do, tirado en una tumba seca, sin marca ni epitafio. De algu- na manera debo afirmar que el mundo sufre de gota y de goteras. De alguna forma debo señalar que nada de lo que pasa en la Cordillera de los Andes me es ajeno. Y voy, ja- lando, dando y dando. O, quién sabe, recibiendo, para no quedar mal con el Vatica- no y con los organismos de seguridad de quienes se pos- tulan salvadores del mundo, del planeta y demás astros de la farándula cósmica. Estimado don Nicanor, se- ñor antipoeta (poeta digo yo, con todas sus letras), queri- do señor de tantos caminos andados mientras la calvicie de algunos es sólo pesadum- bre: Escribo desde un peda- zo del trópico -por supuesto no nieva ni hay estaciones, lo cual podría parecer un fas- tidio- donde ciertos pajarra- cos vuelan y se estrellan con- tra los vidrios de la ironía. También chocan de frente contra ellos mismos por aquello de hacerse los locos a la hora de enterrar en el cementerio municipal las ur- nas de la opinión y de ciertas decisiones que el don de man- do no toma en cuenta a la hora de las emergencias. Usted se preguntará a qué viene esta carta de un desco- nocido y yo me pregunto lo mismo, digo, por la carta (que puede tomar como un anti- poema que no es tal pero que podría parecerlo), no por la alegría de leerlo o saberlo vivo pese al peregrinar de los sinsontes y el agotamiento de la capa de ozono. Se pregun- tará qué hace en sus manos este papel arrugado que le lle- ga y que seguramente no ter- minará de leer por la exten- sión de quien cree que usted forma parte de un largo rela- to. Es más, se ha creído que usted es una ficción que nos anda regalando fantasías tan reales que forman parte de nuestros sobresaltos, poe- mas alocados o geniales, pá- jaros de papel que caen des- de los volcanes de Chile. O que también son parte de los interminables terremotos de esa tierra donde nacen poe- tas como espigas y termina un continente en la delgada tira de un país donde se co- men empanadas y se baila cueca. Como es una carta casi abierta que en el fondo no dice mucho, me despido de usted con la mano en la calva (que no uso) y los ojos puestos en cada movimiento sísmico de su larga data antipoética. Que es como decir de su paciente estilo de espantarle las pulgas al mundo todo. Un ocioso lector lo saluda

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Maracay, Sábado 30de junio de 2012

-ALBERTO HERNÁNDEZ-

Crónicas del OlvidoCarta casi abierta a don Nicanor Parra

Estimado y respetado antipoeta:

Digamos que comienzocasi por el final. O queel final se hace comien-

zo en este instante de vocesagoreras, perdidas en el espa-cio como lo estoy yo en estemomento. Digamos -o digo-,don Nicanor, que nada de loque diga aquí tiene sentido,sólo aquella vieja manía deacercarme y colocarle unamano sobre un hombro -vayaconfianza- y saberlo parte delaire que todos respiramos omás o menos respiramosmientras agonizamos.

También debo decir aunqueno diga nada, que soy posiblegracias a unos versos que al-guien dejó tirados en un anti-guo hospital de pueblo, y queyo tomé como herencia de unenfermo terminal, hoy olvida-do, tirado en una tumba seca,sin marca ni epitafio. De algu-na manera debo afirmar queel mundo sufre de gota y degoteras. De alguna forma deboseñalar que nada de lo quepasa en la Cordillera de losAndes me es ajeno. Y voy, ja-lando, dando y dando. O,quién sabe, recibiendo, parano quedar mal con el Vatica-no y con los organismos deseguridad de quienes se pos-tulan salvadores del mundo,del planeta y demás astros dela farándula cósmica.

Estimado don Nicanor, se-ñor antipoeta (poeta digo yo,con todas sus letras), queri-do señor de tantos caminosandados mientras la calviciede algunos es sólo pesadum-bre: Escribo desde un peda-zo del trópico -por supuestono nieva ni hay estaciones,

lo cual podría parecer un fas-tidio- donde ciertos pajarra-cos vuelan y se estrellan con-tra los vidrios de la ironía.También chocan de frentecontra ellos mismos poraquello de hacerse los locosa la hora de enterrar en elcementerio municipal las ur-nas de la opinión y de ciertasdecisiones que el don de man-do no toma en cuenta a lahora de las emergencias.

Usted se preguntará a quéviene esta carta de un desco-nocido y yo me pregunto lomismo, digo, por la carta (quepuede tomar como un anti-poema que no es tal pero quepodría parecerlo), no por laalegría de leerlo o saberlovivo pese al peregrinar de lossinsontes y el agotamiento dela capa de ozono. Se pregun-tará qué hace en sus manoseste papel arrugado que le lle-ga y que seguramente no ter-minará de leer por la exten-sión de quien cree que ustedforma parte de un largo rela-to. Es más, se ha creído queusted es una ficción que nosanda regalando fantasías tanreales que forman parte denuestros sobresaltos, poe-mas alocados o geniales, pá-jaros de papel que caen des-de los volcanes de Chile. Oque también son parte de losinterminables terremotos deesa tierra donde nacen poe-tas como espigas y terminaun continente en la delgadatira de un país donde se co-men empanadas y se bailacueca.

Como es una carta casiabierta que en el fondo no dicemucho, me despido de ustedcon la mano en la calva (queno uso) y los ojos puestos encada movimiento sísmico desu larga data antipoética. Quees como decir de su pacienteestilo de espantarle las pulgasal mundo todo.Un ocioso lector lo saluda

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Al fondo del furor

JORGE GUSTAVO PORTELLA

Elementos y costumbres en la poesía de Juan Sánchez Peláez

De él ha dicho Gonzalo Ro-jas que "se quedó en aquello del surrealismo" y Ál-

varo Mutis que era "el secretomejor guardado de América La-tina", pero en medio de ese espa-cio entre la confianza del amigoy el homenaje suntuoso, emer-ge la figura de Juan SánchezPeláez con una obra breve y sinembargo profunda, capaz de ge-nerar imágenes arriesgadas,donde la continua reflexión poé-tica y el encuentro mágico conlo femenino son el motivo finale, inevitablemente, inmanente;que tiene de fondo un paisajeverbalizado para ser poetizable,en nombre del amor, las muje-res, la poesía. Así, dirá el poetaguariqueño "Sólo al fondo del fu-ror. A ella, que burla mi carne,que desvela mi hueso, que sollo-za en mi sombra / A ella, mi fuer-za y mi forma, ante el paisaje",(I, Elena y los elementos).

Nacido en un pequeño pueblode Venezuela en el año de 1922,a los 18 años viajó a Chile y seunió al grupo Mandrágora, re-ferente del surrealismo latino-americano -junto a Teófilo Cid,Enrique Gómez-Correa, BraulioArenas y el mencionado Gonza-lo Rojas, entre otros-, un movi-miento de profundo pero aun nodefinido alcance en nuestras tie-rras. Regresaría luego a Vene-zuela para impartir clases decastellano y trabajar en el ser-vicio exterior. Pero en 1951 seconvertiría con Elena y los ele-mentos en uno de los partícipesde la modernidad poética vene-

zolana; a quien los integrantesde las generaciones posteriores,y principalmente la de los añossetenta, reconocerían junto aGerbasi como maestro.

De impronta vanguardista ysurrealista de hecho, con todarazón diría de él Eugenio Monte-jo -poco antes de acompañarle ensu nuevo estado "La familia es-piritual de Sánchez Peláez se re-montaba asimismo a los poetasfranceses del siglo XIX, casi to-dos reivindicados por el grupo su-rrealista: Baudelaire, Rimbaudy Lautréamont" (Letras Libres,2003). Porque el surrealismo ensu obra no fue un asunto de modao simple estilo, fue su lenguaje.

Probablemente en Montejoimpera la exactitud del verbo yen Valera Mora la realidad másintensa, en Sánchez Peláez suce-de la perfección del poema. Nadaparece sobrar, nada faltar; aveces la imagen es casi imposi-ble, pero sólo "casi" y por ello,posible, creíble; cuando parece

que lo cotidiano va a consumiral hombre poetizable -perfecti-ble por poetizable- surge la ima-gen que es capaz de elevar loque es común en la existencia"Loba dentro de mí, desconoci-da / Somos huéspedes en la coli-na del ensueño, / El sitio amadopor los pobres; / ellos / Han des-cendido con la aparición / Delsol, / Hasta humedecerme conmuchas rosas…" (V, Animal decostumbre).

Invención, riesgo, rigor; sen-sible y temperamental, más queúnicamente surrealista, llega aser de una pureza imaginativay de un lenguaje lujoso perotransparente, donde se susten-ta la imposibilidad, la memoriade un futuro paraíso perdido.

"Sin ningún regocijo, rebasándomeesta serpiente confinada a lo largodel cuerpo, ajeno a esta permanen-cia real, ilusoria de la mujer enesta cavidad nocturna de estrellaserrantes y sílabas confusas" (Añonuevo, Filiación oscura)

Su verso libre es casi prosa porsu extensión y trato. "El poemarespira sin ayuda. Es un diafrag-ma, un músculo que ataja el ojoy lo vacía, Juan Sánchez Peláezse deja ir, con una respiraciónagitada", concordamos con Al-berto Hernández en su bellísimotrabajo titulado Los rasgos co-munes de Sánchez Peláez.

Acierta Barthes en su TorreEiffel "Es poco probable reducirel lenguaje a un puro logos: laspalabras confunden, intimidan,hacen sufrir, hacen soñar, des-encadenan procesos afectivos ytraumáticos […] pues lo que defi-

ne al lenguaje no es lo que dice,sino su modo de decirlo" y en lapoesía de Sánchez Peláez esto espalpable, mejor aún, esto es qui-zás su elemento más distintivo.Citemos el poema VI de Animalde costumbre, donde el riesgo lar-gamente superado no es sólo ellugar común, lo es también ellenguaje común:

Elena es alga de la tierraOla del marExiste porque posee la nostalgiaDe estos elementos,Pero Ella lo sabe, Sueña,Y confía,De pie sobre la roca y el coral delos abismos…

Víctor Bravo, en un ensayopara la revista Imagen, resumeel carácter de la obra de SánchezPeláez "…una rara belleza en aso-ciaciones sorprendentes de len-guaje; el orfismo como afiebra-da intensidad que se confundecon la de la poesía; el hallazgo dela subjetividad en viajes de vér-tigo por los desfiladeros del yo,como nunca antes se había vistoen la literatura venezolana; larepresentación poética del tiem-po y lo originario, y la reflexivi-dad sobre el acontecimiento mis-mo de la poesía". Porque su inte-ligencia no choca con el carác-ter emotivo de su obra, más biense complementan, en una acer-tada dialéctica.

"Me pongo a temblar en la nochellena de sonidos. Absorto en milabor, no me doy cuenta que eltiempo transcurre. Mi oficio escomo la lluvia: acariciar, penetrar,hundirme…"

(V, Lo huidizo y lo permanente)Si bien es necesario decir que

su obra es ya definitiva en sustres primeros títulos, ésta debeleerse como un todo, finito porla desaparición física del autor;pero considerando que el verda-dero poeta no muere citaremosen tiempo presente a LeonardoPadrón en el prólogo para la edi-ción de la Poesía del maestrocuando dice "Juan Sánchez Pe-láez sigue atravesando el desier-to con las manos, continúa exi-giéndose la vida en mitad delpoema, como si la persecución dela belleza fuera también la re-quisa a fondo del alma" -con elfuror de quien sólo puede seguirhaciendo aquello para vivir yseguir viviendo, aún.

Mi novena inquietudtal vez ocurra en ciudades quecarecen de nombre;al despedirnos de sabios maestrosun día ligero y tibioimprovisaremos veinte mil rosas:bajo un cielo de todos, de todosnosotrosse han ido volubles nocionessentimentales y trágicasy tengo una herida abiertamientras huye el mar que calma yapacigua,¿de dónde vengoal despedirnos los sabios maestrosen un jardín,o he sido con mi sentido de estarvivohuésped puntual?o jamás viví o ha sidocercanía de hechizos con regionesadoradas la vida hermosaque juntos imaginamos.(La vida hermosa, obra poética)

JOSÉ YGNACIO OCHOA

Juan Sánchez Peláez: Demiurgo

Juan Sánchez Peláez pro-pone un diálogo desde laconstrucción de sus poemas.

Los poemas leídos en la Antologíapoética, Monte Ávila Editores La-tinoamericana, 2004 visualizanun encuentro con la palabra perse deja ver una manera particu-lar de vaciar las palabras sustan-tivas con el otro significado. Pala-bras que nos atreveríamos a con-firmar como esa palabra cotidia-na puesta en un tablero de aje-drez para darle una respiracióndiferente a la establecida en el có-digo acostumbrado. Es como "elnacimiento de un nuevo día". Sindejar de lado las remembranzas yrecuerdos de sus antepasados, es-

tos, tanto sus parientes como losrecuerdos los revitaliza desde lamemoria y los convierte figuradesde la palabra.

IINo estás conmigo. Ignoro tu imagen.

No pueblo tu gran olvido.Pasarán los años.

Un rapto sin control como la dichahabrá en el sur.

Con la riqueza mágica del encuen-tro, vuelve hasta mí, sube tu

silencioso fervor, tu súplica por losviajes, tu noche y tu mediodía.

Apareces.Tu órbita desafía toda distancia.

Entonces, para iluminar el presente,tú y yo acariciamos

la llaga de nuestro antiguo amor.(Animal de costumbre, 1959)

Un diálogo con todos lostiempos conjugados enuno, pues la palabra ilu-

mina al poeta. Desata la imagendesde la distancia con los cami-nos de siempre: mañana, tardey noche son pensamiento genui-no que se mantiene incólume aun llamado con o sin máscarases un racimo de historias y ver-dades descubiertas por la voz delpoeta Sánchez Peláez. Las pau-sas del pensamiento son las quevemos a retazos en el poema,existe igualmente un silencioque entre la distancia de una pa-labra a otra, de un vocablo aotro, de una vocal a otra, dentroo fuera desdibuja su terquedadcon la soledad. Entonces SánchezPeláez existe en tanto existe lapalabra, mejor dicho en tantoexiste el poema. No es cuales-

quiera poema es su poema. Es elpoema de Sánchez Peláez. Nospreguntamos ¿Para qué sirve lapalabra?, ¿para juntar los tiem-pos?, ¿para trastocar las histo-rias? o ¿para revitalizar el caosde la existencia? Para SánchezPeláez será el de iluminar el pre-sente hecho poema. La voz delpoeta otorga una experienciaúnica, sin enfermedades, sin ata-duras, sin "nimias causas huma-nas" para traspasar la almoha-da de las tempestades y oscuri-dades. Será Sánchez Peláez undemiurgo de su poética, en elpoema Filiación oscura, 1966,materializa una sentencia:

No es el acto secular de extraercandela frotando una iedra.

No.Para comenzar una historiaverídica es necesario atraer en

Las soledades iracundas deJuan Sánchez Peláez se presentancomo ráfagas de pedazos de vidaen un mundo mínimo. Cada poe-ma, indistintamente el tiempo enel que fue escrito, presenta "lohuidizo y permanente" (1969) oel "aire sobre aire" (1989) las con-tradicciones metafísicas propiasde la voz del poeta dichas con lahonradez de su diálogo.

sucesiva ordenación de ideas lasánimas, el purgatorio y el infierno.

Después, el anhelo humano corre elseñalado albur.

Después, uno sabe lo que ha devenir o lo ignora.

No hay antes ni después; ni actosecular ni historia verídica.

En la mayoría de los casos, uno sabenada.

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Maracay, Sábado 30 de junio de 2012 Contenido 31

FELIPE HERNÁNDEZ G.

Ayer: Esquina de La Torre. Hoy: Esquina de La Llanera.La Esquina de la Torre

Cronista de Valle de la [email protected]

En la toponimia de la ciu-dad de Valle de la Pas-cua, la esquina de La

Torre está ubicada al surestede la plaza Bolívar, en el crucede las calles Atarraya y Guas-co. Su nombre deviene delfrontal de la antigua iglesia deLa Candelaria de Valle de laPascua (templo derribado en1955), que tenía forma de cam-pana de Gauss invertida, el cualdesde mediados del siglo XIXy por mucho tiempo fue el edi-ficio más alto del poblado.

Históricamente, por suubicación geográfica es unade las esquinas con mayortradición y referencia, pues-to que en sus adyacenciasestá situada la Iglesia Cate-dral de Nuestra Señora de laCandelaria, que es la patronade ciudad. Además, según loexpuesto por el obispo Ma-riano Martí, en su obra: Do-cumentos Relativos a su Vi-sita Pastoral de la Diócesis deCaracas. Tomo II, en el año1873 cuando estuvo en estesitio, en sus inmediacionestenía su casa de habitación elcanario Juan González Pa-

drón, lugar donde residían suesposa e hijas (vivienda situa-da posiblemente en el lugardonde estuvo el abasto "Sol deoro" y actualmente están ubi-cados los comercios "La Cue-vita" y otros más.

Sin confirmación se espe-cula, que en el otro extremode la esquina (donde está latienda "La Llanera", tuvo asien-to la casa de habitación de al-gún teniente de justicia mayorde finales del período colonial.

La fotografía que acompa-ña esta crónica, se correspon-

de con una vivienda construi-da en las últimas décadas dela segunda mitad del siglo XIX,que estuvo ubicada en dichaesquina, hasta los años sesen-ta del siglo XX, cuando fue de-rribada, para construir el edi-ficio de la tienda "La Llanera"de los hermanos griegos Basi-lio y Ángelo Yanopoulos.

Dicha vivienda, comobien se aprecia en la fotogra-fía, era una construcción debahareque de dos plantascon sus balconcitos, techode tejas de dos aguas y muy

altas puertas. Ahí vivió elpresbítero Pedro José Mise-rol, y posteriormente, donRicardo Sutil. Luego la casapasó a ser propiedad delmédico, Dr. Mario Soto, bienque a su muerte heredó suhija, doña Juana Soto de Sa-lazar, casada con el tucupi-dense Chicho Salazar.

Hasta que fue derribada enlos años 60 del siglo XX, endicha vivienda tuvieron susede los establecimientos ycomercios siguientes: en laesquina, Sastrería "La Mejor"

de don Carlos Zambrano; allado, "Casa Henry", un bazarde quincalla y otros géneros,propiedad de un ciudadanonorteamericano llamadoMister Henry; y finalmente"Trajes Araujo" del trujillanodon Rubén Araujo, casadocon la vallepascuense, doñaHilda González. En la casa ve-cina, propiedad del farma-ceuta, Dr. Antonio Arangu-ren, estaba el local de la far-macia "Llanera".

Hoy día, la otrora muy co-nocida esquina de La Torre,es mejor conocida por elnombre de esquina de "LaLlanera", diagonal a la Cate-dral, cargada de historia yreferencia obligada del cen-tro de la ciudad, por ser lu-gar donde confluyen la espi-ritualidad, el encuentro y elesparcimiento propio de laplaza Bolívar y otros lugares,algunas de las principales ofi-cinas y entes públicos, asícomo expendios de todo tipoy condición de la Atarraya ycalles vecinas, donde se des-envuelve el comercio citadi-no. Espacio siempre bulli-cioso, con sus buhoneros,tiendas y ventorrillos paratodos los gustos, que atien-den las demandas de los ha-bitantes y visitantes de nues-tra creciente y populosaPrincesa Guariqueña.

Historia de Valle de la PascuaSegún el cronista MonseñorRafael Chacin Soto, en primerlugar el nombre de Valle de laPascua proviene de dosdenominaciones:

La Pascua: que era elnombre asignada a laquebrada La Pascua

conforme e las conjeturasacerca de la flor la pascua.

Valle: cuya voz era muyusada al igual que villa, estaspalabras se referían a la confi-guración del terreno que pa-recía un valle.

Y quizás las palabras va-lle y pascua serían tan co-rrientes en el hablar popu-lar del pueblo, que este mis-mo se encargó de combinar-

las en Valle de la Pascua.En cuanto a su origen se

puede decir los registros his-tóricos han demostrado que elpueblo de Valle de la Pascuano fue fundado por ningunapersona, es un pueblo funda-do por si solo al esfuerzo dequienes se han ido alojando enel lugar; es un pueblo de ori-gen escogido, sin galardones,donde cada quien ha vividoconforme a sus posibilidadeseconómicas.

Pero si se puede precisarque los primeros signos denacimiento del pueblo fue lallegada de los Sánchez Za-mora en 1725; al igual queJosé Zamora, este autoriza-do por el alcalde ordinarioencargado del Gobierno de

Caracas para 1726.Luego en 1783 el pueblo es

visitado por el Obispo de Ca-racas Mariano Marti, el cualllega a la casa de Juan Gonzá-lez Padrón, realiza una misay en vista de la gran cantidadde habitantes la independizaal pueblo estableciendo uncurato bajo el patrocinio dela Virgen La Candelaria locual ayuda a establecer lasbases jurídicas y eclesiásticaspara consolidar al pueblo.Mas tarde González Padróndona materiales para cons-truir la iglesia y parcelas paralos vecinos. En 1891 el pue-blo contaba con 460 casas y2680 habitantes y así al es-fuerzo común se forma lo quees hoy Valle de la Pascua.

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Contenido Maracay, Sábado 30 de junio de 201232

“Una de las más ardientes”

TRADUCCIÓN: ESTEBAN MOORE

Y otros poemas de Charles Bukowski

Charles Bukowski nació en1920 en Aldernach, Ale-mania. En 1922, su padre

Henry, un joven soldado nor-teamericano, y su madre ale-mana, Katherine Fett, deci-dieron probar fortuna en losEstados Unidos de América;allí se instalaron en Los Ange-les, ciudad en la que el poeta ynarrador vivió la mayor par-te de su vida.

La niñez de Bukowski estu-vo signada por la pobreza, losaños de la depresión económi-ca y un padre que, para des-quitarse de sus propios fraca-sos, lo sometía a severos cas-tigos corporales. En su juven-tud, para olvidar aquellosaños terribles, comenzó sularga relación con el alcohol.Sin embargo, a pesar del su-frimiento, los años de la secun-daria fueron fundamentalespara él, ya que entró en con-tacto con la obra de algunosautores contemporáneos queresultarían esenciales a sudestino: Upton Sinclair, ErnestHemingway, Carson McCullersy DH Lawrence. Luego de fi-nalizar sus estudios secunda-rios tomó algunos cursos y se-minarios de periodismo y li-teratura en la Universidad deLos Angeles.

En 1941, su padre, luego deleer algunos de sus cuentos in-éditos, decidió arrojar suspertenencias a la calle. Aquícomienza una nueva vida parael escritor, que inicia un pro-longado viaje a través de supaís, nublado por el alcohol,sobreviviendo gracias a unaserie de trabajos temporarios:empleado de gasolineras, as-censorista, lavaplatos, con-ductor de camiones y opera-rio en una fábrica de alimentopara perros, entre otras cosas.

En 1944 publicó, en la re-vista Story, su cuento "Conse-cuencias de una larga carta derechazo" -"Aftermath of aLenghty Rejection Slip"-; añosmás tarde regresó a Los An-geles, donde conoció a JanetCooney Baker, una mujer al-cohólica 10 años mayor queél con la que convivió duran-te una década.

En la década de los 50

Bukowski comenzó a trabajaren una sucursal del correohasta que debió renunciar de-bido a que fue internado en unhospital. La excesiva ingestade bebidas blancas le produjouna úlcera sangrante. Poste-riormente, en 1958, se em-plearía nuevamente en el co-rreo. Trabajó allí realizandotareas administrativas duran-te doce años; ésta fue una épo-ca de profundo aprendizaje enel oficio de la escritura, leyótodo lo que pudo y con deses-peración y creciente curiosi-dad, como suelen hacerlo losautodidactas, luego se lanzó aescribir con método y disci-plina periódica.

La relación de Bukowskicon la poesía comenzó en1955. Su primer volumen depoemas Flor, puño y gemidobestial -Flower, Fist and Bes-tial Wail- se publicó en 1959.Estos primeros textos teníanmuchos puntos en común conlos de Robinson Jeffers, unpoeta que admiraba la emo-ción y la energía, y que queríadar cuenta de las confronta-ciones sexuales y violentasentre el hombre y la mujer.

En este período de su vidaconoció a Barbara Frye, conla que contrajo matrimonio.La unión con Frye, una ricaeditora de una pequeña revis-ta de poesía, en la que Bukows-ki dio a conocer varios de sus

poemas, duró dos años. Lue-go de finalizada esta relaciónvivió algunos años con Fran-ces Smith, con quien tuvo unahija, Marina Louise.

En los 60 colaboró en va-rias oportunidades con la re-vista The Outsider, dirigidapor JE Webb y en la que tam-bién aparecían los nombresde algunos autores que parti-ciparon de un proceso revi-talizador de la lengua inglesaen su país: Lawrence Ferling-hetti, Allen Ginsberg, GarySnyder, Henry Miller yWilliam Burroughs. Estas pe-queñas publicaciones lo pu-sieron en contacto con ungrupo de lectores que a tra-vés del tiempo le demostra-ron su lealtad. El fenómenoBukowski comenzaba a desa-rrollarse. En 1969 la editorialinglesa Penguin lo incluyó enel volumen número 13 de sucolección de poetas moder-nos. Este libro incluyó unaselección de textos de otrosdos poetas norteamericanos,el surrealista Philip Lamantiay Harold Norse, definido porWilliam Carlos Williamscomo "el poeta más importan-te de nuestra generación".

El escritor, quien solía de-cir que la frase "impulso poé-tico" eran malas palabras paraél, que al igual que "poético" o"amor" estaban desvaloriza-das debido al mal uso que ha-

cían de ellas demasiados im-postores, publicó en 1971 Ofi-cina de Correos (Post Office),una novela en la que el perso-naje central, Henry Chinaski,su alter ego, relata cómo so-brevive a la naturaleza tiráni-ca del trabajo de planta per-manente en una instituciónestatal. Le siguió Eyaculacio-nes, exhibiciones e historiasde locura ordinaria (Ejacula-tions, Exhibitions and generaltales of Ordinary Madness),obra en la que el director ita-liano Marco Ferreri se inspirópara realizar Historias de lo-cura ordinaria protagonizadapor Ben Gazzara y OrnellaMuti. Distintos directores ci-nematográficos se interesaronen su obra y produjeron pelí-culas, basadas en sus textos,que lo acercaron al gran pú-blico: Barbet Schroeder, Ma-riposas de la noche (Barfly);Dominique Deruddere, Amorloco, el amor es un perro delinfierno y Patrick Bouchitey,Lune Froide.

El éxito de sus cuentos ynovelas no lo apartó de lapoesía, ya que este género lepermitía ejercer una críticasutil al sistema social y deproducción de su país, acti-tud ésta que acercó su obra aun conjunto de lectores es-pecializados que declararonsu admiración por su trabajo-entre los que se hallaban

Jean Paul Sartre y Jean Ge-net. Bukowski, a pesar detodo su realismo descarna-do, alcanzaba momentosprofundamente líricos, o,para decirlo de una maneraque él hubiera aceptado sinquejas, hallaba el giro poéti-co a las experiencias cotidia-nas, sin olvidar que en mu-chos casos éstas eran la raízdel dolor, el sufrimiento y lamuerte del hombre contem-poráneo. Una de las consig-nas que le gustaba repetir era"si querés escribir, tenés quetener algo para contar". Pa-labras simples, contunden-tes y efectivas. Él supo res-petarlas, conducta que lepermitió representar a todosaquellos que ya nunca po-dían creer en el "sueño ame-ricano".

En 1976, habiendo cumpli-do cincuenta y seis años, via-jó por primera vez al extran-jero. El destino fue Van-couver donde, invitado poralgunos amigos, leyó sus poe-mas en un centro cultural dela ciudad. La fama intentabaencerrarlo en su círculo mor-tal. Sin embargo el bardo delos barrios pobres de prosti-tutas y borrachos de la ciudadde Los Angeles se negó a en-trar en su juego.

En sus últimos años de vida,para huir de sus admiradores,se mudó de casa y, para im-presionar a las esbeltas jóve-nes que doraban sus cuerposen las playas de Los Ángeles,se compró un BMW. Acepta-do por muchos de sus pares,entre ellos los sobrevivientesde la Generación Beat, parti-cularmente Lawrence Ferling-hetti, la crítica e infinidad dejóvenes poetas, no se olvidóde quién era ni de dónde ve-nía. Continuó repitiendo has-ta el cansancio "Como dijoEzra, hacé tu T-R-A-B-A-J-O.De él proviene el vigor y elmaldito proceso creativo.Sólo así podrás poner baile ymúsica en tus huesos. Yo ten-go que escribir; si me corta-ran las manos, tipearía conmis pies. Y sepan: nunca heescrito por dinero, sólo parasobrevivir". En una entrevis-ta, ante las preguntas del pe-riodista sobre el destino y lavocación, el viejo Hank se li-mitó a decir: "Nací para robarrosas en las autopistas de lamuerte".