Suplemento Cultural Contenido 070412

4
Maracay, Sábado 7 de abril de 2012 Crónicas del Olvido ALBERTO HERNÁNDEZ Contra el exceso de realidad 1.- L eer es crear una realidad nueva, distinta a la que nos arropa. Desde esta perspectiva se recurre a las palabras impresas, así como se puede acceder al significa- do de los fenómenos natura- les. Leer una nube es saber que lloverá o no lloverá. Verse en los ojos de un perro es aproximarse a un significado que va más allá de la mirada de la bestia. Las palabras, las que salen de la boca y las que se quedan pegadas en la hoja de papel, en el diario o en las paredes. Signos que nos corroboran, nos confirman como lectores, curiosos o ignorantes por lo que tenemos de afanosos ha- cia esos signos. Juan David García Bacca dice en Cosas y personas que "Las palabras de ser, algo real, cosa son la moneda menuda del entendimiento y del len- guaje. Todo se cambia en fue- go, ha dicho hace ya más de dos mil años Heráclito, al afir- mar sentenciosamente que el fuego era el elemento univer- sal de que todo, según mesu- rados períodos, se hace, y en que todo, en iguales e inver- sos períodos, se deshace". En la boca, las palabras vibran, se amontonan en masa, salen ai- rosas, se revuelcan y agreden, así como emergen graciosas y acarician. Y así, entre cosas y pala- bras, entre lo que está y lo que lo nombra, cualquier mortal tocado por la curiosidad, dígase el que esto escribe, comenzó a nombrar de la boca hacia fue- ra y de la boca hacia adentro e imaginó la escritura desde la "letra" que la realidad fomentó en su interior. La mucha reali- dad, la tan vista y respirada. La realidad de forma y espíritu. La excesiva realidad. 2.- Antonio Machado nos saca del silencio para acercarnos al sonido de la imaginación: "El ojo que ves no es/ ojo porque tú lo veas; / es ojo porque te ve". Esta reciprocidad, como afirma García Bacca, se puede recomponer: "La cosa que ves no es/ cosa porque tú la veas; / cosa es porque no te ve". Y así, vernos, oírnos, vivir en y de la realidad. Nada es más real que la ignorancia. Nada es más de Dios que no saber. Nada es más natural que estar aleja- do del conocimiento. Cono- cer y saber desde la pala- bras. Las primeras, las que salen de la boca del padre, la madre, los abuelos, los huma- nos más viejos, los sabios del diarismo, los mortales. La pri- mera lectura con palabras es de oído. De allí que la primera lectura sea analfabeta. Somos parte de la cosa que nombra- mos. No de la que leemos. Rea- lidad total en la boca, en el sonido que nos limita en el tiempo: Somos sonido de pa- labras. La cosa que no nos ve, nos nombra. El ojo que nos ve, nos borra, nos hace persona desde la cosa que nos nombra. Vertidos en alguna teoría, sin saberlo pero a punto de estallar la emoción, leo. Co- mienzo en primera persona, en el que soy con los primeros signos de la angustia: Un letre- ro que no dice se queda fijo en los ojos de un niño. Primero fueron los signos de las bes- tias, de los árboles, de la llu- via, de un río. Después los di- bujos de los libros, acotados con otros signos, los mismos del letrero en la pared. Y al pasar, veintinueve fue- ron los sonidos. Ahora son menos. Los suplementos de aventuras, los héroes de pa- pel que fueron del cine y la te- levisión. Santo, el Enmascara- do de Plata, Chanoc, Super- man, Batman y Robin, Hoopa- long Cassidy, en los que figu- raban sueños, acciones impo- sibles, revelaciones, movi- mientos sin sonidos, hasta que las palabras fueron aparecien- do pronunciadas, del papel a la boca. Existo, soy la voz de los héroes de las comiquitas, hasta ahora cuando Superman es todavía parte de muchos secretos que sólo son borra- dos con kriptonita. 3.- La lengua de las cosas es la palabra raquítica, enferma, uniformada. Me sostengo en lo dicho por María Fernanda Palacios cuando dice de la "lengua del corazón", la que late, la que es sístole y diásto- le, la que tiene sabor, la que juega y parpadea, la que apues- ta a la imaginación, asesinada luego por la escuela. Un poco antes del aula de clases, de las letras con palmetas, coscorro- nes y haladas de orejas, eran las palabras bajo los árboles, en la cocina, en el cuento del viejo campesino. Me leo en las palabras de un loco. Oírlo a diario cerca de la escuela, a las puertas del liceo a través de una voz aguardentosa. De sus labios brotan poemas, cuentos, in- ventos, mentiras de una inco- herente belleza. Era un loco maromero, palabrero. Juga- ba con las palabras, las enre- daba, las escupía para reco- gerlas en la risa de sus espec- tadores. Hasta libros cargaba el demente. Y los leía, como se lee una quemadura. Mi padre, soñador y a ve- ces aturdido por la realidad, leía. A veces sorprendía con un libro de Andrés Eloy, con una novela de Gallegos, con unos poemas sueltos de un tipo muy extraño, Ramos Su- cre. Otras, repasaba marcan- do con el índice las líneas de un libro de Tolstoi, Esenin o Gorky. Declamaba desde su juventud, la que siempre con- servó, porque la muerte le ofreció el lujo de fallecer a mitad de página. Y allí queda- ron los títulos no leídos, los que sonaban en su boca, los que se fueron con él y se que- daron atrapados en los rinco- nes de la casa porque los ate- soré y los perseguí hasta sa- berlos míos. Leo por saberme una pala- bra. Leo por angustia. Leo por placer. Leo por exceso de rea- lidad. Leo para vengarme de mí mismo y de las palabras maltratadas. Las que yo mis- mo aporreo por silencio. Sin embargo, todavía no soy lector. Paso los ojos por las palabras. A veces, duras me conminan a apagar sus so- nidos. Pero se niegan y conti- núan acribillándome, con el poder y sabor de su escritura. Soy lector en la medida de mi silencio.

description

Suplemento Cultural Contenido 070412

Transcript of Suplemento Cultural Contenido 070412

Page 1: Suplemento Cultural Contenido 070412

Maracay, Sábado 7de abril de 2012

Crónicas del Olvido

ALBERTO HERNÁNDEZ

Contra el excesode realidad

1.-

Leer es crear una realidadnueva, distinta a la que nos arropa. Desde esta

perspectiva se recurre a laspalabras impresas, así comose puede acceder al significa-do de los fenómenos natura-les. Leer una nube es saber quelloverá o no lloverá. Verse en losojos de un perro es aproximarsea un significado que va más alláde la mirada de la bestia.

Las palabras, las que salende la boca y las que se quedanpegadas en la hoja de papel,en el diario o en las paredes.Signos que nos corroboran,nos confirman como lectores,curiosos o ignorantes por loque tenemos de afanosos ha-cia esos signos.

Juan David García Baccadice en Cosas y personas que"Las palabras de ser, algo real,cosa son la moneda menudadel entendimiento y del len-guaje. Todo se cambia en fue-go, ha dicho hace ya más dedos mil años Heráclito, al afir-mar sentenciosamente que elfuego era el elemento univer-sal de que todo, según mesu-rados períodos, se hace, y enque todo, en iguales e inver-sos períodos, se deshace". Enla boca, las palabras vibran, seamontonan en masa, salen ai-rosas, se revuelcan y agreden,así como emergen graciosas yacarician.

Y así, entre cosas y pala-bras, entre lo que está y lo quelo nombra, cualquier mortaltocado por la curiosidad, dígase

el que esto escribe, comenzó anombrar de la boca hacia fue-ra y de la boca hacia adentro eimaginó la escritura desde la"letra" que la realidad fomentóen su interior. La mucha reali-dad, la tan vista y respirada. Larealidad de forma y espíritu. Laexcesiva realidad.

2.-Antonio Machado nos saca

del silencio para acercarnos alsonido de la imaginación: "Elojo que ves no es/ ojo porquetú lo veas; / es ojo porque teve". Esta reciprocidad, comoafirma García Bacca, se puederecomponer: "La cosa que vesno es/ cosa porque tú la veas;/ cosa es porque no te ve". Yasí, vernos, oírnos, vivir en yde la realidad.

Nada es más real que la

ignorancia. Nada es más deDios que no saber. Nada esmás natural que estar aleja-do del conocimiento. Cono-cer y saber desde la pala-bras. Las primeras, las quesalen de la boca del padre, lamadre, los abuelos, los huma-nos más viejos, los sabios deldiarismo, los mortales. La pri-mera lectura con palabras esde oído. De allí que la primeralectura sea analfabeta. Somosparte de la cosa que nombra-mos. No de la que leemos. Rea-lidad total en la boca, en elsonido que nos limita en eltiempo: Somos sonido de pa-labras. La cosa que no nos ve,nos nombra. El ojo que nos ve,nos borra, nos hace personadesde la cosa que nos nombra.

Vertidos en alguna teoría,sin saberlo pero a punto de

estallar la emoción, leo. Co-mienzo en primera persona,en el que soy con los primerossignos de la angustia: Un letre-ro que no dice se queda fijo enlos ojos de un niño. Primerofueron los signos de las bes-tias, de los árboles, de la llu-via, de un río. Después los di-bujos de los libros, acotadoscon otros signos, los mismosdel letrero en la pared.

Y al pasar, veintinueve fue-ron los sonidos. Ahora sonmenos. Los suplementos deaventuras, los héroes de pa-pel que fueron del cine y la te-levisión. Santo, el Enmascara-do de Plata, Chanoc, Super-man, Batman y Robin, Hoopa-long Cassidy, en los que figu-raban sueños, acciones impo-sibles, revelaciones, movi-mientos sin sonidos, hasta quelas palabras fueron aparecien-do pronunciadas, del papel ala boca. Existo, soy la voz delos héroes de las comiquitas,hasta ahora cuando Supermanes todavía parte de muchossecretos que sólo son borra-dos con kriptonita.

3.-La lengua de las cosas es la

palabra raquítica, enferma,uniformada. Me sostengo enlo dicho por María FernandaPalacios cuando dice de la"lengua del corazón", la quelate, la que es sístole y diásto-le, la que tiene sabor, la quejuega y parpadea, la que apues-ta a la imaginación, asesinadaluego por la escuela. Un pocoantes del aula de clases, de lasletras con palmetas, coscorro-nes y haladas de orejas, eranlas palabras bajo los árboles,en la cocina, en el cuento delviejo campesino.

Me leo en las palabras de

un loco. Oírlo a diario cercade la escuela, a las puertas delliceo a través de una vozaguardentosa. De sus labiosbrotan poemas, cuentos, in-ventos, mentiras de una inco-herente belleza. Era un locomaromero, palabrero. Juga-ba con las palabras, las enre-daba, las escupía para reco-gerlas en la risa de sus espec-tadores. Hasta libros cargabael demente. Y los leía, comose lee una quemadura.

Mi padre, soñador y a ve-ces aturdido por la realidad,leía. A veces sorprendía conun libro de Andrés Eloy, conuna novela de Gallegos, conunos poemas sueltos de untipo muy extraño, Ramos Su-cre. Otras, repasaba marcan-do con el índice las líneas deun libro de Tolstoi, Esenin oGorky. Declamaba desde sujuventud, la que siempre con-servó, porque la muerte leofreció el lujo de fallecer amitad de página. Y allí queda-ron los títulos no leídos, losque sonaban en su boca, losque se fueron con él y se que-daron atrapados en los rinco-nes de la casa porque los ate-soré y los perseguí hasta sa-berlos míos.

Leo por saberme una pala-bra. Leo por angustia. Leo porplacer. Leo por exceso de rea-lidad. Leo para vengarme demí mismo y de las palabrasmaltratadas. Las que yo mis-mo aporreo por silencio.

Sin embargo, todavía nosoy lector. Paso los ojos porlas palabras. A veces, durasme conminan a apagar sus so-nidos. Pero se niegan y conti-núan acribillándome, con elpoder y sabor de su escritura.

Soy lector en la medida demi silencio.

Page 2: Suplemento Cultural Contenido 070412

Contenido Maracay, Sábado 7 de abril de 201210

Johann Sebastian BachPadre de la modernidad musical

"Bach abre una puerta haciael universo.

Después de realizarla experiencia de

escuchar su música , la gentesiente que la

vida tiene sentido."

Helmut Walcha

CARLOS ANTONIO SILVA

La muerte de Johann Se-bastian Bach en 1750 marca el camino silen-

cioso pero inexorable del ol-vido de su obra por casi un si-glo. Con la muerte del másimportante de la numerosadinastía Bach, no solo se clau-sura el barroco sino que se dasepultura a una sensibilidadque había cobrado en la poli-fonía una manera de entendery percibir la música.

Hijo de Johann AmbrosiusBach y Maria Elizabeth Lam-merhirt, Johann SebastanBach había nacido el 21 demarzo de 1685 en la ciudadalemana de Eisenach, uno delos principales bastiones delluteranismo.

Nacido en el seno de una fa-milia sumamente religiosa for-maba parte de una genealogíamusical que mantuvo su pro-ducción artística entre el sigloXVI y principios del siglo XIX.Durante ese largo período losBach produjeron violinistasambulantes, músicos callejeros,músicos de la corte, organistas,chantres y kapellmeisters.

A raíz de su muerte en 1750comienza un olvido que se tra-ducirá en la desatención, lano ejecución de sus obras yhasta el menosprecio a un le-gado, que de acuerdo a lasmodas que les sucedieron, re-sultaba caduco. Los mismoshijos de Bach contribuyeronindirectamente a este injustoolvido. Carl Philip Emanuel, elsegundo y más talentoso delos hijos del viejo Bach man-tuvo una posición ambivalen-te ante la obra de su padre,aunque después se dedicaraa escribir una apasionada

defensa, quizás presionadopor el grupo de Berlín confor-mado por discípulos y defen-sores de la obra de Johann Se-bastian. Kirnberger, Marpurg,Agrícola y la princesa Amalia,hermana de Federico El Gran-de, figuran entre los integran-tes de este grupo de Berlín, una

especie de celosa cofradía quese encargó de preservar granparte de un legado musicalque merecía el mismo respe-to y reconocimiento de músi-cos de la talla de Palestrina,Lully, Purcell y Haendel, con-temporáneo y coterráneo deJohann Sebastian.

Durante casi 80 años sumúsica permaneció en silen-cio. Sólo en contadas ocasio-nes se tocaba una cantata yalguna que otra obra de órga-no. El resurgimiento de J. S.Bach se hace patente graciasa la iniciativa de Félix Mendel-ssohn cuando decide montaren una versión abreviada, laPasión Según San Mateo enun histórico concierto realiza-do el 11 de marzo de 1829 acargo de la Sing Akademie deBerlín. Esta exitosa presenta-ción sirvió para despertar in-terés en el estudio y disfrutede la obra del más universalde los Bach.

En torno a este resurgi-miento se alinea el movimien-to historicista, que a partir deuna novedosa lectura, viene arevalorizar la obra de gran-des compositores del pasadomusical.

Desde este ángulo pode-mos decir que gracias a estamirada se recupera o se des-cubre la modernidad musicalde Bach, perdida entre la in-comprensión y el desconoci-miento de una obra que tieneuna sólida estructura. ¿Porqué decimos esto en torno aun músico que no se entusias-mó con la ópera, ni conoció lasinfonía y otra formas musi-cales que surgieron despuésde su partida de este mundo?.Por qué calificar de modernasu obra si por años fue catalo-gada de anticuada? Uno de sushijos lo llamaba "peluca" parareferirse a lo atrasado de suobra. ¿Dónde reside la moder-nidad de Bach, aparte de sermuy severo a la hora de co-brar sus honorarios y de te-ner una exacta valoración desu trabajo?

¿Dónde reside el misteriopara que su música se tornenueva no sólo en la aprecia-ción que hizo el movimien-to romántico sino ante losojos y oídos del hombrecontemporáneo?

Esa modernidad se perci-be en el interés que han mos-trado los exponentes de di-versas manifestaciones deluniverso musical contempo-ráneo. La música de Bach en-tusiasma por igual a salseros,jazzistas, rockeros, electró-

nicos y seguidores de la tec-no music.

Su permanencia vienedada también por la solidezcompositiva propia de un au-tor conocedor de todo el pa-trimonio musical que le pre-cedió. Tal profundidad se pue-de captar en obras como elOratorio de Navidad, la Misaen Si menor y la portentosaPasión Según San Mateo, a lacual nos referimos en líneasanteriores. De las 5 pasionesescritas por Bach esta reflejauna sabia utilización del co-ral luterano. Al referirse aella, su segunda esposa en laamena Pequeña Crónica deAna Magdalena llegó a escri-bir lo siguiente:

"Una vez entré inesperada-mente en su cuarto cuandoestaba componiendo el solode contrato de Oh Gólgota!, dela Pasión Según San Mateo.¡Cómo me conmoví al ver surostro. En general, tranquilo,fresco y colorado, de una pa-lidez cenicienta y cubierto delágrimas! No me vio; volví asalir silenciosamente, me sen-té en la escalera, ante la puer-ta de su cuarto, y lloré tam-bién. Lo que oyen esa música,¡qué poco saben lo que costó!Sentí deseos de entrar y echar-le las manos al cuello, pero nome atreví. Había visto algo ensu mirada que me produjo unsentimiento de veneración.Nunca llegó a enterarse de loque yo le había visto en el do-lor de la creación, pues eranmomentos en los que sólo de-bía verle Dios".

Para gloria de Dios y suer-te de nosotros oh dichososmortales, la moderna tecno-logía del sonido tiene a nues-tra disposición obras funda-mentales como los 6 Concier-tos de Brandenburgo, las Sui-tes Francesa e Inglesa, lashermosísimas Suites para Ce-llo, las Variaciones Gold-berg, el Magnificat, la archiutilizada Tocata y fuga en Remenor, el Arte de la Fuga, 48piezas para el Clave bien tem-perado, 198 cantatas religio-sas, además de las ya mencio-nadas en líneas anteriores.Todo un legado a nuestro al-cance, ¡claro que sí, la vidatiene sentido!

Page 3: Suplemento Cultural Contenido 070412

Maracay, Sábado 7 de abril de 2012 Contenido 31

El teatrouna condición poética

JOSÉ YGNACIO OCHOA

El teatro debe entendersecomo una totalidad en tantosu relación con el resto de lasformas discursivas. En estesentido es oportuno aproxi-marse a un discurso dramáti-co que se aprecia cercano allenguaje poético. Cercanía in-evitable ya que una puesta enescena es una imagen sugeri-da de un complejo universo deposibilidades sígnicas.

La obra teatral comportauna organización estructuraldescubierta a partir de los ele-mentos constituidos en estre-cha relación dinámica, lláme-se: Los personajes, la historia,las acotaciones, los parla-mentos y todo aquello queposibilita la escritura escéni-ca, entendida esta por la ade-cuación textual dispuesta porel binomio: Director-actor apartir de las sugerencias pro-porcionadas por el escritorcon los elementos ya mencio-

nados. El texto exige un avan-ce que se reproduce en elmontaje de la obra a través dela disposición del espacio, delos objetos, de la luz y de losmovimientos de los persona-jes en escena.

Es por ello que cada ele-mento utilizado debe teneruna razón y manera de exis-tencia definida en tanto el tex-to teatral comporta un con-junto de funciones para la con-formación de una dramáticasugerida por el autor en unaprimera instancia, puesto que

en segundo momento queda-rá a merced del inconscienteabordado desde su interiori-dad en cada personaje. Es laíntima complejidad entre laconciencia y lo no conscientedonde se define el conflictodramático. Insistimos en elcriterio de una poética dramá-tica por cuanto en él se reagru-pa un continente de significa-ciones. El texto teatral seráuna suerte de materia primapara el análisis con las lectu-ras significativas y a decir deEdilio Peña "el texto pasa dediscurso sencillo a discursopoético de convención a sig-no ascendente de significacio-nes múltiples". Esta afirma-ción nos conduce a hurgar enlos diálogos y su posterioracción para desentrañar laconducta humana.

El teatro es y será con susdiferentes manifestaciones:Una eterna intencionalidadsignificativa que le permite alactor-actriz desacralizar losenigmas de una sociedad quese estime inteligente. Los diá-logos o parlamentos mues-

tran una sencillez en tantopertenecen a una cotidianidadpero que en boca ya del actorse transformará en una vozcon identidad única con unaclasificación rítmica. La respi-ración del texto desde el ac-tor se confrontará con la res-piración del espectador paraasí darle mayor sentido ver-bal y procurar la situaciónteatral exigida. El actor evi-dencia su preparación cons-ciente propia del oficio paraevocar en ese instante la poé-tica escénica. El actor es enesencia un constructor de sue-ños, mejor dicho de ensueños,acerca de lo cual Gastón Ba-chelard afirma que este signodel retorno señala infinitosensueños porque los retornoshumanos se realizan sobre elgran ritmo de la vida humana,ritmo que tranquea años. Elactor va hacia ese encuentrode la vida del hombre, el en-cuentro de la vida de la huma-nidad con la idea de acortardistancias y esos parajes de supropia existencia.

De esta manera, el sentido

mimético del actor se apropiade su instrumento, su cuerpo,para develar en el plano de lotangible y cercano el conoci-miento teórico planteado porun estudio de mesa, donde eldirector suministra insumospara la conformación del per-sonaje, luego de toda esta in-formación por demás nece-saria, quedará el actor con susoledad, igualmente necesa-ria, como el poeta ante la in-certidumbre del posible nopoema. Cada actor se enfren-ta en las tablas para desentra-ñar lo otro, lo no tangible pro-pio de las emociones y desen-cuentros de la historia, lo noexplicable, aquello que perte-nece a las imágenes del senti-do íntimo de los personajes,se procurará crear una histo-ria (im)posible. La traducciónde la palabra, entendida estacomo la relación sensual en-tre vida/muerte, sexo/espíri-tu, cuerpo/alma registraránun esfuerzo revelador al mo-mento de abrirse el telón paramostrar al teatro como unacondición poética.

Entretextos

FRANCISCO ARÉVALO

Mientras escribo

Mientras Escribo. StephenKing. Ediciones de Bolsillo.Random House Mandadori.320 páginas.

Stephen King es uno de losescritores que no termina deescribir un cuento o novelacuando los estudios cinema-tográficos ya se están pelean-do las cuartillas para llevarlasal celuloide. Es un escritor ta-quillero que ha construidouna obra en base a recrear elterror. La primera novela queleí de él fue Carrie, eso fue enunas vacaciones de liceo delaño 1974, luego vino la pelí-cula del mismo nombre quevi más con los ojos cerradosque abiertos, agarrando lamano sudorosa de mi noviaquinceañera.

Lo cierto es que no sé sipor envidia o por simple es-té t ica , que muchas veces

carece de sentido, he vistocomo este prolífico autor hasido marginado del espectroexquisito-literario mundial,muy a pesar de que es leídocon fruición. Haciendo pol-vo ese prejuicio culto de queproduce cierta literaturapara masoquistas o de bajocontenido intelectual, puesla gente hace cola en las li-brerías ante una novedad deKing. En ese sentido he veni-do tumbando las barreras delos prejuicios de lo que esta-mos construidos los supues-tos consumidores de litera-tura o cultura y me he dedi-cado a estudiar y leer la obradel autor en cuestión. No sepuede ser tan torpe al juzgaralgo que no se lee, algo queel juicio de pocos ha enterra-do y convertido en cierto Sa-tán sentado frente a un orde-nador vomitando cuartillasque le hace homenaje y cul-to al horror y que los sereshumanos por instintos a ve-ces indefinidos consumen.

Es allí la pregunta: ¿Por quéconsumimos lo que nos ate-rra? Todo lo prohibido y do-loroso llama la atención,¿por qué entonces no puedeser tema para estructurarnovelas y cuentos, que en al-gunos pasajes nos produzcancerrar de ojos y como he es-cuchado por ahí un descon-trol de esfínteres?

En 1999 Stephen King tuvoun aparatoso accidente quelo mandó al hospital más enbrazos de la muerte que de lavida. Pudo salir después deoperaciones y terapias que leenderezaron su fracturadahumanidad. En la recupera-ción se dedicó a contar esemágico trance que lo sustraede la cotidianidad mientrasescribe. El mismo está com-puesto más de lecturas quede escritura, lo que nos diceque todo escritor en seriotiene en la lectura el princi-pal alimento para vivir y res-pirar en el laberinto de lacreación. Palabras de él:

"Pensándolo bien, pertenez-co a un grupo bastante selec-to, el de la última promociónde novelistas norteamerica-nos que aprendieron a leer yescribir antes que a tragarsesu ración diaria de basuravisual". Quien iba a pensarque partiendo de esta premi-sa King luego se convertiríaen uno de los escritores me-jor pagados de lo que él lla-ma basura visual, un expo-nente cuyo talento es espe-rado por toda la maquinariadel negocio en cada uno desus nichos y que ha hecho decada uno de sus libros unacontecimiento.

Aunque desde hace décadasestá dedicado a vivir de la es-critura, King es académico enel área de lengua y literatura.Conoce la obra de James Joy-ce y William Shakespeare aprofundidad, como la de suscontemporáneos pues de loque sí se precia es de los librosleídos, para recordar al cele-brado Jorge Luis Borges.

Page 4: Suplemento Cultural Contenido 070412

Contenido Maracay, Sábado 7 de abril de 201232

Cuidados intensivos(Mención de la XVIII Bienal Literaria "José Antonio Ramos Sucre" 2011)

POETA DE TIEMPOS NADA RISUEÑOSAl escribirse reía,su caligrafía resguardabael ritmo entrecortadode una risa torcida.Se reía,lo hacía malamente.No había motivo que aplacara su risamientras anotaba la crónica de sus días.Sin ser espejosólo eso en el papel se veía,pues se reía y escribía frente a él.Se reía nerviosamente,entre tics conjugaba su rictuscon crímenes y aluviones,con causas perdidas,con su falta de fe en las profecías.

CUIDADOS INTENSIVOSMis hermanos no leen poesía,mis padres tampoco lo hicieron.Por dictamen de estos tiempostal costumbre, ya familiar,mis hijos la fortalecen en la escuela.

No obstante, toda cadena flaquea alguna vez por su eslabón más débil.

Y entonces la poesía nos deja en evidencia:Señala con sorna un fatal padecimiento. Pues tambiénLas palabras convalecen bajo el asombro cotidiano.

Si hay conmiseración la lástima se abrevia.

Pero si el asunto se prolonga,si adquiere largura la dolencia,por tu bien, y la tranquilidad de los tuyos,has de extremar otras unciones:

someter a cuidados intensivos el poema.

LA CUSTODIANo sé dónde ocurren los sueños,por eso escribo.

Lo hago como un monje que evadesu incredulidad y reza con fe ciega,a contra mano, acorraladoentre la oscuridad y el silencio.Mi tarea e excavar inciertos poemas,trazar túneles y pasadizoscon la esperanza dealcanzar espléndidas galerías.

Soy, o quisiera ser, el hijo expósitoDe una Orden Templaria extinta y olvidada.

No vislumbro en las noches el santo Grial.

Sin embargo, insisto,busco enmendar su custodia,guarecer el cauce de los sueños.

Por eso escribo.

CARTAS DEL MÁS ALLÁHe escrito cartas a los muertos,más por descuidoque ánimo de redimirlosde sus fatales penurias.

Para mi sorpresa,me han respondidocordialmente.

Algunos, acudiendo a un estricto silencio.Otros, los más entusiastas,refrendando sus mejores auguriospor nuestro próximo encuentro.