Lectio DIVINA

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LA LECTIO DIVINA: ESCUELA DE DISCÍPULOS MISIONEROS INSTRUCTIVO PARA UNA LECTURA ORANTE DE LA BIBLIA AL ALCANCE DE TODOS

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Orígen y Sentido de la oración y lectura bíblica mística de la Iglesia Católica.

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  • LA LECTIO DIVINA: ESCUELA DE DISCPULOS

    MISIONEROS INSTRUCTIVO PARA UNA LECTURA

    ORANTE DE LA BIBLIA AL ALCANCE D E TODOS

  • Grupos de oracin y reflexin bblica

    PBRO. LIC. GABRIEL MESTRE

  • Primera edicin: Septiembre de 2010

    Hecho el depsito que marcn la ley 11.723 Impreso en Argentina - Industria Argentina

    Mestre, Gabriel La Lectio Divina, escuela de discpulos misioneros: instructivo para una lectura orante de la Biblia al alcance de todos - 1 a ed. - Buenos Aires: Conferencia Episcopal Argentina Oficina del Libro, 2010. 208 p.; 20x14 cm.

    ISBN 978-987-511-177-6

    1. Lecturas Bblicas. l. Ttulo CDD 220

    Conferencia Episcopal Argentina Oficina del Libro Suipacha 1034 C1008AA V - Ciudad Autnoma de Buenos Aires

    Todos los Derechos Reservados ISBN 978-987-511-169-1

    Diagramacin: Imagen Producciones

    La Lectio Divina: escuela de discpulos

    m1s1oneros Instructivo para una lectura orante

    de la Biblia al alcance de todos

    Conferencia Episcopal Argentina

  • CONTENIDO

    CONTENIDO ............ ................. ........... ............... ............ .......... ..... 4

    SIGLAS Y ABREBIATURAS ...... ....................... ... ............ ............ 5

    PRESENTACIN ........ .................... ..................................... ........... 7

    INTRODUCCIN ..... ........... ....... .................... .......... ......... 11

    CAPTULO 1 - LOS GRUPOS DE ORACIN Y REFLEXIN BBLICA ................................. 17

    CAPTULO II - EL ANIMADOR DEL GRUPO BBLICO ... 47

    CAPTULO III - LA ORACIN CRISTIANA ........................ 67

    CAPTULO IV - LA LECTIO DIVINA: PREHISTORIA, HISTORIA Y ACTUALIDAD ..................... 82

    CAPTULO V - EL EJERCICIO DE LA LECTIO DIVINA: LOS CINCO PASOS .. .............................. . 109

    CAPTULO VI - INTERPRETAR LA BIBLIA EN LA IGLESIA ......................................... ................................ 155

    CAPTULO VII: ALGUNOS "MATERIALES AUXILIARES" PARA INTERPRETAR LA BIBLIA EN LA IGLESIA ........... 174

    ANEXOS 194

    NDICE GENERAL ........................................... ......... .......... ...... 204

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    SIGLAS Y ABREVIATURAS

    AA CoNcruo VATICANO II, Decreto Apostolicarn Actuo-sitatern, 1965

    AAVV. Autores varios CCE Catecismo de la Iglesia Catlica, 1992 Cfr. Confrontar, confrntese en/ con Coord. Coordinador, coordinan, coordin CuadMon Cuadernos Monsticos, Buenos Aires DA QUINTA CONFERENCIA GENERAL DEL EPISCOPADO LATINO-

    DCE DD DEB

    Dir. DTF

    DV

    EAm

    GS

    lb. Id. IBI

    AMERICANO Y DEL CARIBE, Documento Conclusivo de Apare-cida, 2007 BENEDICTO XVI, Carta Encclica Deus caritas est, 2005 JUAN PABLO II, Carta Apostlica Dies Dornini, 1998 J. LoNGTON, R. PoswrcK (dir.), Diccionario enciclop-dico de la Biblia, Editorial Herder, Barcelona 1993 Dirige, dirigen R. LATOURELLE, R. FrsICHELLA, S. Pr-NINOT (dir.), Diccionario de Teologa Fundamental, Ediciones Pau-linas, Madrid 1992 CONCILIO VATICANO II, Constitucin Dogmtica Dei Verburn, 1965 JuAN PABLO II, Exhortacin Apostlica Postsinodal Ecclesia in Arnerica, 1999 CONCILIO VATICANO II, Constitucin Pastoral Gau-dium et Spes, 1965 Ibdem (en el mismo lugar, en el mismo escrito) Idem (el mismo autor, los mismos autores) PONTIFICIA COMISIN BBLICA, La interpretacin de

    5

  • La Biblia en la Iglesia, 1993 JEP CONFERENCIA EPISCOPAL ARGENTINA, Juntos para

    una Evangelizacin Permanente, 1988 LG CONCILIO VATICANO II, Constitucin Dogmtica

    Lumen Gentittm, 1964 LPNE CONFERENCIA EPISCOPAL ARGENTINA, Lneas Pastora-

    les para la Nueva Evangelimcin, 1990 m. Metro/s Med Revista Medelln. Teologa y pastoral para Amrica La-

    tina, Bogot Nav.MA CONFERENCIA EPISCOPAL ARGENTINA, Navega mar

    adentro, 2003 NDTB P. RossANO, G. RAvASI, A. GIRLANDA (dir.), Nuevo

    diccionario de Teologa Bblica, Ediciones Paulinas, Madrid 1990

    NMl JuAN PABLO II, Carta Apostlica Novo Mille1111io Ineunte, 2001

    Pg. Pgina, pginas PCB PONTIFICIA COMISIN BBLICA PL J.P. MrGNE, Patrologa Lati11a, 1844-1865 Prep. Prepar, prepararon RBb Arg Revista Bfblica, Buenos Aires RVM JUAN PABLO Il, Carta Apostlica Rosarium Virginis

    Marine, 2002 se CONCILIO VATICANO II, Constitucin Dogmtica Sa-

    crosa.nctum Concilium, 1963 SelT Selecciones de Teologa, Barcelona VTB X. LON-DUFOUR (dir.), Vocabulario de Teologa B-

    blica, Editorial Herder, Barcelona 200520

    NOTA: Los textos bblicos se citan segn las abreviaturas utilizadas en la Biblia del Pueblo de Dios, Fundacin Palabra de Vida, Ediciones San Pablo, Madrid 199819

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    PRESENTACIN Nuestra profesin de fe cristiana en la Biblia no

    dice simplemente: Dios habla en las Sagradas Escrituras, sino Dios habla en las Sagradas Escrituras por medio de hombres y a la manera humana (DV 12). La Biblia es as la historia de la Palabra de Dios dada a los hombres (cfr. Heb 1,1-2). Tanto el Antiguo Testamento como el Nuevo Testamento no ha-cen otra cosa que describirnos el itinerario de esa Palabra divina, que crea el mundo (cfr. Gn 1), que llama a Abrahn (cfr. Gn 12,ls.) y a Moiss (cfr. Ex 3,7s.); ella es la que con-duce a la tierra prometida (cfr. Jos 1,ls), y es dirigida a los profetas (cfr. Os 1,1; Jr 1,2s.). Esa misma Palabra toma el rostro humano en Jess de Nazareth (cfr. Jn 1,1-14), y "se difunde", "crece", y "se afirma con fuerza" con el dilatarse de la Iglesia apostlica (cfr. Hch 6,7; 12,24; 19,20); ella tam-bin delinea y sella el fin de nuestro universo y el comien-zo del mundo nuevo (Apoc 19,11-16; 21,ls).

    Sin embargo, esa Palabra de Dios en la Biblia no viene a nosotros de modo directo sino comunicada a tra-vs de m ediaciones, a travs de hombres, y por esa razn a la manera humana y en lenguaje humano. Israel confiesa su gratitud porque haba "odo la voz de Dios en medio del fuego y desde lo alto de los cielos" (Dt 4,32-36), y el nuevo Israel, la Iglesia, experimenta an el estupor que la P,1 labra que estaba junto a Dios, se hizo carne en Jess (cfr. Jn 1,1.14): "hemos odo, hemos visto con nuestros propios ojos, hemos contemplado, nuestras manos han tocado la

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  • Palabra de vida" (lJn 1,1-4).

    Dios en su cercana y en la condescendencia de su amor, adapta su lenguaje a nuestra naturaleza. La Palnbrn de Dios expresada en lenguas Jmma11ns, se lince semejante ni lenguaje humano, co1110 In Palabra del eterno Padre, asumiendo nuestra dbil condici611 humana, se hijo semejante a los liombres (DV 13). Este carcter humano de las Sagradas Escrituras revela de por s un profundo secreto de Dios: su "filantro-pa" (Tit 3,4). El Seor ama a los hombres, se comunica con ellos, se hace comprender, y al mismo tiempo restituye al lenguaje humano su ms alta y pura verdad: lo hace capaz de comunicar espritu y vida (cfr. Jn 6,63).

    La virtualidad del mismo lenguaje hace posible la relacin entre los seres humanos, permite nuestra auto-comprensin y pone de manifiesto nuestro propio modo de ser en el mundo. Cuando hablamos decimos algo, una informacin o un contenido, pero tambin nos expresa-mos segn nuestra personalidad. Adems la comunica-cin, siempre destinada a alguien, busca ser a tendida o si es escrita, espera ser leda. An ms, nuestro lenguaje es siempre creativo: busca provocar un efecto, lograr un asentimiento, o un rechazo. Es que la palabra, explicita o tcitamente, implica una relacin que tiende a la reci-procidad. Cada ser humano, por ella, se transforma en un "yo" en dilogo con un "t", que tiende a la unidad, a un "nosotros". Y como la plenitud de toda relacin est en el amor, tambin toda comunicacin se hace plena en la fra-ternidad. En este mbito las expresiones son entendidas de modo justo, y el que escucha puede acoger y abrirse gozoso a la verdad que se le ofrece.

    El "nosotros", enraizado en la amistad y en el amor,

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    se abre siempre a un horizonte ms grande, que puede te-ner la amplitud de la comunin con toda la humanidad, y con el mundo entero. En esta amplitud y profundidad se puede experimentar el invisible e intocable 'T" divi-no, que ha querido justamente comunicarse a travs de Ja Palabra. As lo sugiere final del prlogo de Juan: "A Dios nadie lo ha visto jams: el Hijo Unignito, que est en el seno del Padre, l lo ha revelado" Gn 1,18).

    Corno al evangelizar y aJ evangelizarnos se trata siempre con la Palabra de Dios, resulta oportuno retomar y recordar las funciones de la palabra al presentar el libro La Lectio Divina: esrneln de discpulos misioneros del Pbro. Lic. Gabriel Mestre. Agradecemos a su autor este traba-jo hecho con competencia y erudicin, enriquecido por la meditacin de la Palabra de Dios, y actualizado segn el espritu del magisterio pontificio actual y del Documento Conclusivo de Aparecida.

    En la Iglesia de Cristo resuena de modo especial, la voz y la Palabra de Dios: el la continuamente abre al futu-ro y rescata nuestra historia. Preanuncia, provoca, y hace que el "todava no" del momento presente llegue a ser un "hoy" de sa lvacin.

    Estamos invitados a transitar el camino del disc-pulo, tanto el pastor como el rebao a su cuidado. La lec-tura, la meditacin y la experiencia de la Palabra de Dios es garanta de iluminadn y de vida abundante. Con la presencia del Emmanuel entre nosotros, las Sagradas Es-crituras recobran unidad y sentido (cfr. Le 24,13s.); ellas pueden ensanchar nuestro corazn a la medida del cora-zn de Cristo y animarnos a buscar y a incluir a nuestros hermanos en esa comunin de Amor, que es punto de par-

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  • tida y meta de toda misin.

    Mons. Ramn Alfredo Dus Obispo de Reconquista (S.F.)

    Delegacin de Pastoral Bfblica de la Comisin Episcopal de Catequesis y Pastoral Bblica

    de la Conferencia Episcopal Argentina

    En el da 4 de Agosto de 2010, festividad de San Juan Mara Vinnney, el Santo Cura de Ars.

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    INTRODUCCIN Ya han pasado ms de siete aos desde la primera

    edicin de Orar con la Palabra de Dios. La Lectio Divina al alcance de todos. Grupos de oracin y ref!exi11 bblicn Qunio de 2003). En el tiempo transcurrido desde all hasta aqu, corno en todo tiempo, se han sucedido acontecimientos que de una manera u otra afectan la realidad que nos circunda. Con respecto a la lectura orante de la Biblia, tema que aqu nos ocupa, no ha pasado nada absolutamente trascendente. Sin embargo, hay algunos acontecimientos que han poten-ciado vigorosamente el camino pastoral de la Lectio Divina. El Magisterio de Benedicto XVI, el Documento Conclusivo de Aparecida y las reflexiones del Snodo de Obispos sobre la Palabra de Dios en la vida y en la Misin de la Iglesia, han sido algunos de los principales dinamizadores de un camino espiritual personal y comunitario basado en la ora-cin y reflexin con la Palabra de Dios.

    Este nuevo empuje, sumado al conocimiento y la 1xperiencia que en estos aos de tarea de animacin bbli-ca de la pastoral hemos podido integrar gracias al contacto con personas y comunidades de Argentina y del mundo, nos hacen ver la necesidad de "renovar" y "ampliar" aquel primer intento de sistematizacin de 2003. Es as que, aqu tnlroclucirnos La Lectio Divina: escuela de discpulos misioneros. /11 ..... /ructivo para una Lectura orante de la Biblia ni alcance de todos . . r111m" de oracin y reflexin bblica. Se trata entonces, de una

    'l'r..,ion nueva y ampliada, de Orar con la Palabra de Dios.

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  • El objetivo general y las caractersticas de la obra son muy similares a la anterior. Se trata de una introduc-cin a la lectura orante de la Biblia en clave litrgica y pas-toral. No es un tratado ni introduccin sobre la Biblia, sobre la oracin o sobre la Liturgia, aunque se desarrollen estos temas. El acento est puesto en el camino comunitario de oracin litrgica con la Sagrada Escritura. Pretende ser un manual, una suerte de "caja de herramientas" para el agente de pastoral (animador bblico, catequista, dirigente juvenil, coordinador de movimiento, etc.) o el sacerdote que quiera iniciar, revisa r o enriquecer el itinerario de trabajo con Jos grupos o crculos bblicos. Tambin podr ser de utilidad para cunlquier persona o grupo religioso que desee crecer en su contacto asiduo con los textos de la Biblia desde la reflexin y Ja oracin en el marco de la vida.

    Esta nueva edicin cuenta con siete captulos que abordan distintas instancias en el desarrollo de los grupos de oracin y reflexin bblica:

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    El primer captulo profundiza y estudia la na-turaleza del grupo en un sentido general, dete-nindonos especialmente en el grupo cristiano y en el grupo bblico: qu es un grupo?, cmo se configura un grupo cristiano?, qu es lo esencial de un grupo de oracin y reflexin bb lica?, qu pasos se deberan dar para constituir un crculo bblico en una comunidad?

    En el segundo captulo nos centramos en la figura del animador del grupo bblico: cul es su fun-cin dentro del crculo bblico?, cmo se lo debe buscar?, qu caractersticas debe reunir para que desempee bien su rol?, cmo y en qu as-

    pectos se debe formar e instruir?

    El captulo tercero est dedicado a revisar el con-cepto de oracin cristiana. Se analizan algunos posibles errores que pueden suscitar::.e y se sea-la un camino para corregirlos: qu entendemos por oracin?, dnde se encuentra lo especfico de la oracin cristiana?, qu caractersticas par-ticulares tiene la oracin con los textos de la Sa-grada Escritura?

    El captulo cuarto, totalmente nuevo, se mueve en el mbito de la historia buscando los orgenes ms remotos y ms cercanos de la Lec/ io Divina, e intentando dar algunas definiciones contempo-rneas de la misma: desde cundo se practica la lectura orante de la Biblia?, qu significa en s la expresin Lectio Divina?, cmo se ha desarro-llado en el tiempo?, qu definiciones o descrip-ciones de la lectura orante de la Biblia podemos tener presente en la actualidad?

    En el captulo quinto abordamos de lleno la me-todologa de los grupos de oracin y reflexin bb lica explicando la dinmica y los pasos de la Lectio Divi11n. El acento est puesto en Ja dimen-sin comunitaria pero no se excluyen referencias para la prctica personal: cuntos y cutles son los pasos de la Lectio Divina?, qu hay que tener presente para poder hacer de forma fructfera cada uno de los escalones?, qu elementos son necesarios asumir para una lectura orante de la Biblia en forma personal?, cules sern necesa-rios para practicarla en clave comunitaria?

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  • El sexto captulo se concentra en dar algunas pis-tas sobre la interpretacin de los textos bblicos. Unas de las grand es dificultades de la Lectio Di-vina tiene que ver con la adecuada comprensin del texto sagrado, sobre todo en el primer paso: la lectura. Por eso, buscamos dar respuesta a al-gunos interrogantes: cmo se interpreta la Bi-blia?, quin o quines lo hacen?, existe un "in-trprete" autorizado de la Escritura?, qu puede hacer el orante para comprender cada da mejor los textos sagrados con los cua.l es se dispone a rezar?

    En el captulo sptimo se presenta un elenco de materiales bibliogrficos auxiliares de utilidad para la interpretacin de la Escritura en perspec-tiva del ejercicio de la Lectio Divina: qu docu-mentos de la Iglesia abordan la temtica de la interpretacin?, qu uso le podemos dar a los d iccionarios y vocabularios bblicos?, qu in-troducciones generales a la Biblia nos pueden servir?, qu tipos de comentarios bblicos y ejer-cicios de Lectio Divina aplicados al Evangelio se consiguen para nuestro uso?

    Una de las preocupaciones principales, que pre-sentaron los Obispos que participaron en Ja Quinta Confe-rencia General del Episcopado Latinoamericano y del Ca-ribe en Aparecida, estriba en la necesidad de la formacin integral de los discpulos misioneros:

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    La vocacin y el compromiso de ser hoy discpulos y misioneros de Jesucristo en Amrica Latina y El Caribe, requieren una clara y decidida opci11 por _In

    fonnacin de los miembros de nuestras comunidades, en bien de todos los bautizados, cualquiera sea la ftm-cin que desarrollen en la Iglesia. Miramos a Jess, el Maestro que form personalmente a sus Apstoles y discpulos. Cristo nos da el mtodo: 'Vengan y vean" (Jn 1,39), 'Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida "(Jn 14,6). Con l podemos desarrollar las potencialidades que estn en las personas y formar discpulos misione-ros. Con perseverante paciencia y sabidura, Jess in-vit a todos a su seguimiento. A quienes aceptaron se-guirlo, los introdujo en el misterio del Reino de Dios, y, despus de su muerte y resurreccin, los envi a predicar la Buena Nueva en la fuerza de su Espritu. Su estilo se vuelve emblemtico pam los formadores y cobra especial relevancia cuando pensamos en la pa-ciente tarea formativa que In Iglesia debe emprender, e11 el 1111evo contexto sociocult11ral de Amrica Latina (DA 276).

    Aqu se describen varios elementos muy interesan-tes con respecto a la formacin de los discpulos misione-ros en la compleja y desafiante realidad de Amrica Latina y el Caribe. Los sintetizamos en cinco puntos:

    1) Una formacin para todos los miembros de la Jgle-sia en funcin de su vocacin especfica y para el bien de todos los bautizados.

    2) Una formacin basada, por sobre todas las cosas, en el mtodo siempre vigente de Jess: hacer ex-periencia de encuentro con l en eJ "vengan y vean" de Jn 1,39.

    3) Una formacin perseverante, paciente y sabia que

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  • invita constantemente al seguimiento, al disci-pulado del Seor.

    4) Una formacin que busca desarrollar las potencia-lidades particulares de cada uno de los agentes y destinatarios de la accin pastoral de la Iglesia.

    5) Una formacin que se hace plena en la respuesta al envo de Jess de no quedarse quietos, sino de salir a la accin propia del anuncio de la Buena Nueva por la fuerza del Espritu siendo autnti-cos misioneros del Reino.

    Estas cinco caractersticas de la formacin se dan, de una u otra forma, en la dinmica de la Lectio Divina. Es por eso que consideramos que la lectura orante de la Biblia es realmente una autntica escuela de discpulos misione-ros como hemos titulado esta obra.

    Por eso esperamos gue las pginas guc siguen ayu-den, y nos ayuden realmente, a consolidar y profundizar el encuentro vi tal con la Palabra de Dios en el marco de la Lectio Divi11n. Esta experiencia nos debe llevar a orientar y modelar nuestra existencia segn los designios y la volun-tad de Jesucristo Nuestro Seor.

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    Pbro. Lic. Gabriel Mestre Dicesis de Mar del Plata

    CAPTULO! LOS GRUPOS DE QRACIN

    Y REFLEXIN BIBLICA

    1- Introduccin

    Como se planteaba en la introduccin, uno de los elementos especficos de esta obra, tiene que ver con la Lec-tio Divina realizada en grupo, en comunidad. Es por eso que se hace necesario mirar con detenimiento este aspecto particular de la pedagoga del Seor que, desde el inicio de su ministerio pblico, realiza un llamado personal pero que se nutre, alimenta y crece en la experiencia del grupo de los discpulos. Al respcclo dir el Documento Conclu-sivo de Aparecida:

    ... El discpulo experi111enta que fa vinculncin ntima con Jess en el grupo de los suyos es participacin de la Vidn salida de las entraas del Padre, es formnrse pnra nsumir su mismo estilo de vida 1 sus mismas 111otivacio-11es (cfr. Le 6,40b), correr s11111is111a suerte y hacerse car-go de su misin de Jinccr 1111evas todas Lns cosas (131).

    El Seor llama a cada uno, pero va formando a los discpulos misioneros en grupo. Este es un elemento im-portante para ref~rir a la realidad de los grupos de ora-

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  • cin y reflexin bblica. Por eso, aunque tal vez parezca obvio para nuestros ambientes pastorales, lo primero que debemos intentar comprender y definir es la naturaleza del grupo: qu es y qu no es un grupo? A partir de este primer punto redescubriremos luego la novedad del gru-po cristiano.

    2- Qu es y qu no es un grupo?

    Una primera aproximacin ser ms bien sociol-gica. La sociologa como ciencia ha estudiado y estudia los diversos grupos humanos y puede dar un aporte positivo en lo que aqu nos interesa. Las conclusiones y los estudios son muy variados, pero se pueden extraer algunos puntos que servirn en nuestro anlisis. Presentamos una sntesis de los mismos.

    En el uso cotidiano hablarnos de grupo en un sen-tido muy amplio. Por ejemplo, decimos que un grupo de personas estaba esperando el colectivo en una esquina, o que haba un grupo muy grande de individuos en la sala de espera de un hospital. En estos casos los socilogos ha-blan de un "grupo secundario": pueden ser muchas perso-nas, sin ningn tipo de organizacin in terna, puede estar regulado por algn tipo de normas formales y los obje-tivos comunes son amplios o muy generales y, en algu-nos casos, superficiales: esperar el colectivo o la atencin mdica. Otro ejemplo de grupo secundario puede ser una organizacin de profesionales; tambin una nacin es, de alguna forma, un grupo secundario de dimensiones am-plias con una mnima organizacin.

    Tambin hablamos de grupo cuando nos referi-mos, por ejemplo, a un "grupo" de seoras de Ja Legin

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    de Mara, a una comunidad eclesial de base, a un grupo de estudiantes de un mismo curso o a una familia ("grupo familiar"). En estos casos los socilogos hablan de "grupos primarios". Suelen llamarlos tambin grupos "cara a cara". Se trata de un nmero ms restringido de personas que han alcanzado un nivel alto de interrelacin e interaccin. El elemento emotivo y afectivo adquiere aqu un papel muy destacado. Otros ejemplos de grupo primario se da en los amigos, en un grupo juvenil parroquial, algunas ve-ces en los ambientes de trabajo y tambin en un equipo de competicin deportiva medianamente estructurado.

    Es evidente que, para nuestro p lanteo de grupos de oracin y reflexin bblica, interesan los primarios. Por eso, profundizaremos algunas de las caractersticas de los mismos, analizando los motivos que favorecen su forma-cin y revisando la identidad que deben tener.

    3- Formacin de grupos

    Los resultados de varios estudios sociolgicos con respecto a la formacin de grupos sealan algunas carac-tersticas que favorecen la formacin de grupos prima-rios.1 Es til tenerlas presente para los grupos de oracin y reflexin bblica:

    1) Un nmero de personas no muy elevado favo-rece la interaccin y la comunicacin de los inte-grantes. Es ms fcil que se entiendan diez per-sonas que cuarenta.

    1 Cfr. P. GABASSI, "Grupo" en F. DEMARCJ-11, A. ELLENA, Diccio11ario de Sociologn, Edicion~s Paulinas, Madrid 1986, pg. 800.

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  • 2) Tener un objetivo comn, cuyo logro beneficie a todos, es una de las caractersticas que ms da cohesin a los grupos. El objetivo conocido y re-cordado en todo momento dar identidad y con-sistencia al grupo.

    3) La baja competitividad de los integrantes tiende a evitar las tensiones intiles. Ser importante procurar en general relaciones horizontales con un fuerte componente afectivo.

    4) Los intereses de los individuos que componen el grupo deben ser ms o menos similares. Esto ayudar a que no se den grandes diferencias de ex pecta ti vas y de criterios.

    5) Es necesaria una mnima organizacin con algn encargado o responsable que la lleve adelante y rectifique la marcha cuando sea necesario.

    4- La identidad del grupo primario

    Cada grupo tiene caractersticas propias segn su origen e historia. Estas configuran una determinada identidad particular. No es lo mismo el grupo de los m-dicos onclogos de una clnica gue el grupo de los nios de tercer ao de la escuela. Diversos factores confluyen para establecer las caractersticas de cada caso. Conocer-las implica valorar el grupo y la posibilidad de solucio-nar problemas y dificultades. Enumeramos algunos de los principales elementos o caractersticas que deben existir y se deben revisar constantemente en todo grupo primario

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    para logn,1r un correcto funcionamiento:

    1) Objetivo general y objetivos especficos. Debe quedar bien claro el objetivo general por el cual deter-minadas personas, es decir un grupo, se rene. Asimismo, debe haber un mediano acuerdo con respecto a los objetivos ms especficos. Es im-portante recordar siempre estos objetivos para que el grupo no pierda su orientacin.

    2) U 11 nmero mns o menos fijo de miembros. Los topes con respecto a los integrantes deben estar prefi-jados para evitar dificultades: -Pnrn que nuestro grupo funcione correctamente deben participar entre 8 y 15 personas. Estos lmites permiten regular el ingreso de nuevos miembros o realizar campa-as adecuadas de invitacin en los casos que fal-ten personas.

    3) Orgn11iznci11 preestablecidn y ejercicio de In nuto-ridnd. Por ms horizontnl que sea la propuesta grupal, siempn' es necesnno una mnima organi-zacin y alglin tipo de ejercicio de la autoridad. De una u otrn fonna debe haber un responsable o coordinndor.

    4) P/a11ificnci11 inlcmrz. Es necesario planificar las re-uniones y actividades en funcin de los objetivos que persigu

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    de los roles, se deben repartir las diversas activi-dades grupales en varios miembros del grupo. Es importante ponderar las capacidades parti-cuJares de cada persona y animarlas a que las compartan con los dems. As se enriquecer el grupo.

    6) Tcnicas de animacin y sostenimiento de las reunio-nes. Los grupos suelen iniciarse con mucho en-tusiasmo, pero con el tiempo se corre el riesgo de caer en la rutina y el acostumbramiento. Ser necesario entonces, lograr sostener el buen clima y la participacin mediante el uso de adecuadas tcnicas de animacin. Tampoco se debe abusar de las mismas pensando que son Ja nica solu-cin para sortear las dificultades del grupo.

    7) Estilo de interaccin y comunicacin. Segn las ca-ractersticas de cada grupo, habr diferentes ni-veles de interaccin entre los participantes que es necesario mantener. En este sentido, el grupo, debe ser una escuela de comunicacin para los integrantes del mismo. Las formas y la fluidez de la misma depender de los objetivos del grupo.

    8) Atender a los diversos conflictos y su elaboracin positiva. Es inevitable que haya conflictos en los grupos. El "buen grupo" no es el que evita siem-pre los conflictos (es imposible) o los esconde (es mucho ms perjudicial), sino el que logra asu-mirlos con una elaboracin positiva. Se trata de madurar y crecer aceptando con serenidad los posibles e inevitables conflictos. Es fundamental propiciar en todos los integrantes una actitud de

    . respeto y de paciencia para esperar los tiempos oportunos, y as poder dar pasos firmes en una elaboracin positiva del conflicto.

    9) Prestar atencin a las problemticas recurrentes. Pueden darse conflictos que se repiten constan-temente. En este caso no se tratara de un sim-ple error en el camino o un momento tenso en el proceso de maduracin; tal vez haya alguna pro-blemtica ms profunda que hay que corregir y modificar con ms fuerza y rigor para no poner en peligro la vida del grupo. Aqu es necesaria la intervencin cuidadosa del responsable o coor-dinador.

    10) Revisar las etapas de crecimiento del grupo. No es lo mismo un grupo que tiene unos pocos meses de vida y uno que tiene ms de dos aos. En el proceso de planificacin se deben valorar los dis-tintos momentos histricos del grupo para res-ponder a las expectativas y a las necesidades de los miembros en cada etapa.

    5- Un grupo de oracin y reflexin bblica: un grupo cristiano

    Hasta aqu, en los puntos anteriores, el planteo giraba en torno a las caractersticas sociolgicas de los grupos. Nos ayudan a entender la dinmica interna y los desafos que plantea el trabajo grupal. Ahora llega el mo-mento de pensar en lo especifico de este tipo de grupo que calificamos de una manera particular diciendo que es de

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  • oracin y reflexin bblica.

    a. EL objetivo principal del grupo de oracin y reflexin bblica

    El objetivo principal de un grupo de oracin y re-flexin bblica o crculo bblico no es fcil de definir. Est muy relacionado con el tema gue veremos en el captulo V. Sin embargo, de alguna manera, abarca toda la expo-sicin de este libro, ya que la temtica de la oracin y la) reflexin con la Biblia aparece como un tema transversal en toda la obra.

    De manera resumida y general podemos sostener que el objetivo de un grupo de oracin y reflexin bblica ser reunirse en nombre de Jess, asistidos por el Espritu, para leer la Biblia, confrontndola con la vida de los par-ticipantes, aprendiendo a escuchar la Palabra de Dios y adquiriendo fuerzas para ponerla en prctica. En palabras del Documento Conclusivo de Aparecida se dir: Esta pro-puesta ser mediacin de encuentro con el Seiior si se presenta la Palabra revelada, contenida en la Escritura, co1110 fuente de evangelizacin. Los discpulos de Jess nnhela11 nutrirse con el Pnll de la Palabra: quieren acceder a la interprelaci11 adecuada de los textos bblicos, n emplearlos como mediacill de dilogo con jesucristo, y a que sean alma de la propia evangelizacin y del aiwncio de fesis a todos (248).

    b. Co111plementnriedad de las diversas instancias en la for111aci11 bblica

    El grupo de oracin y reflexin bblica o crculo b-blico se diferencia de otras experiencias del mbito bblico.

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    No es un curso bblico, no es una semana bblica, tampoco una misin bblica ni un taller o seminario bblico. Tampo-co se trata de una asignatura o "materia" bblica, o de un grupo de estudio bblico. Todos estos espacios de anima-cin bblica de la pastoral guardan estrecha relacin con el grupo de oracin y reflexin bblica pero sed ifcrencian con claridad con respecto al objetivo.2 Estn interrelacionados y se sirven mutuamente pero no deben confundirse. Es co-mn que alguien que haga un taller bblico quede conga-nas de profundizar la experiencia de con lacto con la Biblia y, por lo tanto, ingrese a un grnpo de oracin y reflexin; en otras oportunidades quien participa en el grupo de ora-cin y reflexin suele descubrir la necesidad de formarse ms en el mbito bblico y por ese motivo realiza talleres o cursos formativos. Cualquiera puede ser el punto de par-tida, no importa el orden, interesa distinguir con claridad los diversos espacios para no generar falsas expectativas que lleven a falta de motivacin e inters por parte de los participantes. Suele ocurrir que algunas personas llegan al grupo de oracin y reflexin slo para saciar su "curiosi-dad" con respecto a tales o cuales temas bblicos ("si Jess tena hermanos"; "el nmero de la bestia del Apocalipsis"; "la fecha del fin del mundo"; etc.). Estas cuestiones "in-teresantes" pueden estar presentes en los integrantes del grupo mientras quede claro el objetivo central del mismo: rezar y reflexionar con la Biblia. Pero si las curiosidades se apoderan de la dinmica del grupo es muy probable que se desdibuje el objetivo y que se complique el correcto funcionamiento. Para saciar estas curiosidades y otras se deben organizar seminarios y talleres.

    Las curiosidades, que hoy despiertan muchos te-

    2 Cfr. en el CUADRO l: DIVERSAS INSTANCIAS FORMATIVAS EN LA ANIMACJN BBLICA DE LA PASTORAL, pg. 42 de esta obra.

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  • mas de carcter bblico, deben ser bien aprovechadas por los agen tes de pastoral para realizar una autntica tarea de evangelizacin. Es un punto de partida que no hay que descuidar, ya que el inters por estos temas es muy grande en mbitos religiosos, e incluso, en mbitos ms seculares. Sin embargo, hay que tener cuidado de no agotar los ob-jetivos de la animacin bblica de Ja pastoral en el simple hecho de explicar las dudas y los interrogantes que pre-sentan nuestros contemporneos. La simple curiosidad hay que ubica da como el primer paso, como el punto de partida, en direccin a un compromiso ms profundo con la Biblia, donde Dios me habla y nos habla hoy, para que reflexionemos y pongamos en prctica su Palabra.

    c. Ln dimc11si611 comunitaria en el grupo de omci11 y reflexin bblica

    Un principio bsico y elemental que debe acom-paar a todo grupo que se considere cristiano, particular-mente si es un grupo de oracin, surge de ]as palabras de Jess en un texto muy conocido de la Sagrada Escritura: "Porque donde hay dos o tres reunidos en mi Nombre, yo estoy presente en medio de ellos" (Mt J 8,20). Lo que da sentido al grupo de oracin y reflexin bblica es el mismo Seor que se hace presente si el grupo se rene sincera-mente en nombre de Cristo. En el grupo bblico se debe ex-perimentar con claridad la dimensin cristocntrica de la fe. Retornaremos este tema al hablar de Cristo corno centro de toda la Escritura en el captulo VI.

    Este "dos o tres reunidos en mi Nombre" refleja adems el sentido comunitario y eclesial de nuestrn fe. La vivencia de la fe se inscribe en un marco eclesial muy am-plio que redescubre constantemente los designios de Dios

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    que quiere.salvamos como Pueblo y no aisladamente. El grupo es, por lo tanto, un mbito privilegiado, obviamente no el nico, para la vivencia de la fe. La dimensin comu-nitaria de la fe es parte esencial de la misma y no pued

  • 2) Lectura temtica. Se eligen textos bblicos bajo rma temtica particular. Un grupo podra tener inters en rezar y re.flexionar sobre el terna de la paz. Se busca entonces en algn diccionario o vocabulario bblico los textos ms significativos sobre este terna y se seleccionan algunos para el trabajo del crculo. Otro grupo podra desear concentrarse en el tema de la vocacin y as pro-fundizar, por ejemplo, en los grandes llamados vocacionales presentes en los libros profticos.

    3) Lectura "espontnea". Aqu la eleccin recae sobre textos "sueltos" de la Escritura, sin una necesaria correlacin entre los mismos. Esta forma suele tender a ser un poco improvisada y superficial. Al elegir los textos para cada momento se corre un cierto riesgo de subjetivismo y de manipula-cin de la misma Biblia. Por lo tanto, desaconse-jamos esta opcin, sea para la lectura comunita-ria como para la personal.3

    1 Este tipo de alternativa en la eleccin del texto bblico lleva a algunas personas o grupos a poner el lomo de la Biblia en una mesa o entre las manos y dejar caer las pginas para que el Libro se abra en el texto que Dios quiere que medite o lea hoy. En los textos que quedan a la vista para .la lecttu"a estara reflejada la voluntad de Dios para este momento. Esto es absolutamente desaconsejable por dos motivos: primero y principal porgue ni Jess ni la Igles ia han sostenido que de esta forma se deba descubrir la voluntad de Dios; segundo, porque es peligroso intentar aplicar directamente ciertos textos bblicos ms difciles, particularmente del Antiguo Testamento, a situaciones de nuestra vida que pueden ser muy diferentes. El riesgo de subjetivismo y manipulacin es realmente alto. Por otra parte, sin ser extremistas, en esta opcin se podra dar una cierta "dosis" de pecado, ya que se est "tentando" a Dios exigindole que manifieste su voluntad de una manera precisa y en un momento determinado.

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    4) Lr;ctura litrgica. El grupo bblico reza y reflexio-na con los textos bblicos que la Liturgia ofrece para la Eucarista de cada domingo. Este tipo de eleccin es fuertemente eclesial, ya que respeta los tiempos del ao litrgico y acompaa el cami-nar de la Iglesia, no slo en la propia comw1idad, sino tambin en todo el mundo. En esta forma el centro de la reflexin debe ser el Evangelio domi-nical. La primera lectura y el sa lmo normalmente guardan relacin directa con el texto evanglico 4 y, por lo tanto, pueden ser tambin objeto para la meditacin. La epstola que se lee como segrmda lectura, normalmente no coincide temticamente con el Evangelio, por lo cual se hace difcil, en al-gunos casos, encontrar puntos de contacto para la re.flexin.

    Nuestra propuesta en esta obra es esta cuarta alter-nativa. Biblia y Liturgia estn profundamente rmidas y se reclaman mutuamente. El Concilio Va tcano II, nos invita a "acercarnos de buena gana al texto bblico en la Liturgia tan llena del lenguaje de Dios" (cfr. DV 25). Tambin se dir que para proc11rnr la ufomm, el progreso y la adaptacin de la Sagrada Liturgia /J11y r11c fo111entar aquel amor suave y vivo hacia la Sagrada Escril 11rn que atestigua la venerable tra-dicin de los ritos tanto orie11fnles como occidentales (SC 24) . El Papa Juan Pablo II planlear con claridad en su Carta

    4 La relacin temtica se da parlkularmente en el tiempo durante el afio. En el tiempo de cuaresma, la primera lectura dominical va siguiendo la h istoria de la salvacin, mientras que el Evangelio sigue su ritmo propio: tentaciones, transfiguracin, preparacin para la pasin. En el tiempo de adviento la primera lectura est marcada por las profecas mesinicas mientras que el Evangelio sigue su ritmo propio: fin de los tiempos, Juan Bautista, anw1ciacin.

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  • Apostlica sobre la santificacin del Domingo:

    Son muy loables pues, las iniciativas con las que las comunidades parroquiales preparan la Liturgia domi-nical durante la semana, comprometiendo a cuantos participan en la Eucarista -sacerdotes, 111i1Listros y fieles-, a reflexionar previamente sobre la Palabra de Dios que ser proclamada. EL objetivo al que se ha de tender es que toda la celebracin, en cuento oracin, escucha, canto, y no slo la lwmilfa, exprese de algn modo el mensaje de la Liturgia dominical, de manera que ste pueda incidir ms eficazmellte en todo los que tolllan parte en ella (DO 40).

    La intrnseca relacin entre Biblia y Liturgia es in-discutible. Se alimentan y se reclaman mutuamente. El S-nodo de Obispos de 2008 cuyo tema fue La Palabra de Dios en la vida y en la misin de la Iglesia, lo afirm en varias opor-tunidades. En la homila de clausura, el 28 de octubre en la Baslica de San Pedro, el Santo Padre Benedicto XVI reto-m estas reflexiones concluyendo con claridad meridiana:

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    .. . para concluir, me limito a destacar que el lugar pri-vilegiado en el que resuena la Palabra de Dios que edi-fica la Iglesia como ha sido dicho muchas veces en el S-nodo, es, sin duda, la liturgia. En sta se evidencia que la Biblia es el libro de un pueblo y para un pueblo; una herencia, un testamento entregado a los lectores, para que apliquen en sus vidas la historia de la salvacin testimoniada en lo escrito. Existe, por lo tanto, una re-lacin de recproca y vital dependencia entre pueblo y Libro: la Biblia es un Libro vivo con el pueblo que es su sujeto que lo lee; el pueblo no subsiste sin el Libro porque en ste encuentra su razn de ser, su vocacin,

    s1~ identidad. Esta mutua depmrlencia entre pueblo y Sagrada Escritura es celebrada e11 cnda asamblea litr-gica, la cual, gracias al Espnil 11 Sa11to, escucha a Cris-to, ya que es l quien habla e 1u111do c11 In Iglesia se lee la Escritura y se acoge la alia11.:a r/11

  • seala el Papa Juan Pablo II en el texto antes citado. Con reuniones todas las semanas se recorren as los

    textos evanglicos de cada ciclo litrgico. Se puede trabajar durante todo el ao sin interrumpir en ningn m omento las reuniones o se pueden dar algunas licencias en poca de vacaciones. Esto lo debe decidir y consensuar el grupo, partiendo de la base de que hay libertad para seguir o in-terrumpir durante algn corto tiempo. A veces suele ser til un cierto "descanso" en poca estival porque ayuda a comenzar con nuevas fuerzas al ao siguiente.

    Con respecto al lugar fsico de las reuniones debe tenerse en cuenta la tranquilidad y una cierta comodidad. Un espacio tranquilo es aquel que no se vea sujeto a inte-rrupciones constantes, sea en un saln parroquial, en un garaje de una casa de familia o en un saln comunitario de alguna capilla. Habr que procurar el silencio sobre todo para los momentos de meditacin personal. Con respecto a la "comodidad" se buscar, en un marco de h umildad , poder tener un lugar para sentarse (sillas, bancos, e tc.), y si fuera posible, alguna mesa para poder escribir.

    f Cantidad de personas integrantes y duracin de los encuentros

    Segn lo que vimos ms arriba, es conveniente que el grup o oscile entre los diez y quince integrantes. Menos de esta cantidad le podra quitar riqueza al compartir lo que cada uno ha meditado; m s cantidad de personas ha-ran que se alargue mucho el tiempo de reunin ocasio-nando cansancio y, tal vez, un cierto aburrimiento.

    La duracin de un encuentro ordinario debe osci-lar entre una hora y una hora y media. Normalmente no conviene que este tiempo sea superado. Evidentemente

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    puede haber ocasiones donde el inters y la motivacin sean tales que se requiera ms duracin. Adems, en cier-tos casos, puede haber reuniones ms largas planificadas con anterioridad: en los tiempos litrgicos fuertes, en la celebracin de las fiestas patronales, etc. Lo importante es ir "auscultando" el ritmo de los miembros del crculo bbli-co y responder a las necesidades de los integrantes.

    Un aspecto fundamental que determina la duracin del encuentro est relacionado con la cantidad de lecturas que se realicen. En el caso de un itinerario litrgico se dan varias alternativas. Desde los cuatro textos dominicales (primera lectura, salmo, segunda lectura y Evangelio) has-ta u no slo. Es to depender del inters, de la madurez y del camino recorrido por el grupo. Obviamente, siempre debe estar presente el texto del Evangelio.

    Nuestra propuesta metodolgica se centra en tra-bajar, durante la reunin, slo con el relato evanglico. Dejando la posibilidad de que cada uno en su casa lea por anticipado alguna de las otras lecturas o todas. Para que el texto bblico sea realmente rumiado y compartido por los participantes se necesita tiempo. Rezar ms de una lectura alargara mucho la reunin. Por eso creemos que el ejerci-cio sobre el Evangelio es el ms apropiado para el grupo de oracin y reflexin.

    g. El aspecto celebrativo

    Un filsofo alemn defini al hombre corno un "ani-mal simblico".6 Y realmente es as en muchos aspectos. El

    6 Ernest Cassirer (1874-1945). Desarrolla su teora en una de sus principales obras: The Phi/osophy of Symbolic Forms (La filosofa de /ns formas simblicas, 3 volmenes, 1923-1929).

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  • hombre est inmerso en un mundo de smbolos y no pue-de vivir sin smbolos. Para amar, para pedir y rogar, para desear y movilizar, para vincularse y relacionarse necesita de los smbolos. Para re-ligarse con su Dios expresndole su total docilidad y seguimiento y, para representar la pre-sencia, el amor y la misericordia de su Seor, el ser huma-no necesita indefectiblemente de los smbolos. El "lenguaje convencional", el de las conceptos y las palabras, no alcan-za para expresar experiencias tan profundas y totalizantes como las que describamos unos renglones ms arriba. No pretendemos profundizar la atrayente y sugestiva tem-tica de los smbolos en la vida del hombre. Simplemente haremos algunas reflexiones que pueden ayudarnos para hacer ms efectiva e interesante la reunin de los grupos bblicos.

    Lo primero que debe quedar en claro es el aspecto celebrativo que debe tener toda reunin d e grupo bblico en clave litrgica. Participa entonces de las caractersticas propias de una celebracin: lugar adecuado y acondicio-nado para la ocasin, elementos que sugieran y creen un clima de fiesta y alegra, objetos simblicos que hagan refe-rencia a la vivencia religiosa de los creyentes. No hay que prescindir de ningn smbolo que ayude al hombre a acer-carse a Dios. En ciertos ambientes creyentes y en algunos discursos pretendidamente teolgicos, se suele tender a infravalorar o incluso eliminar los smbolos religiosos por una aparente superacin de esta e tapa, o por una supuesta renovacin eclesial. Esta actitud es claramente errnea, ya que ignora, como decamos ms arriba, una de las dimen-siones esenciales del hombre que es su capacidad simb-lica. Por eso el grupo bblico no debe caer en la tentacin de rechazar los smbolos religiosos. Esta actitud lo llevara a una paulatina e inexorable desacralizacin que desdibu-ja su objetivo principal. Los smbolos poseen ~na fuerza

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    evocativa que hay que usar en beneficio del dilogo entre Dios y el hombre que se da en la oracin. 7

    Hay una serie de elementos simblicos que podra-mos llamar permanentes, es decir que no deben faltar en ninguna reunin del crculo bblico: el texto de la Biblia puesto en un atril o sobre la misma mesa con un mantel, una vela encendida y una imagen de la Santsima Virgen. Estos elementos deberan estar siempre presentes presi-diendo la reunin. El canto ayuda mucho al aspecto cele-brativo. No siempre todos en el grupo saben cantar, pero vale la pena intentarlo una y mil veces. Hay que proveer-se d e algn cancionero u "hojita" con cantos conocidos. Si alguien del grupo sabe ejecutar algn instrumento musi-ca l deber esforzarse por poner al servicio su s "talentos". Tambin puede ser provechoso, favoreciendo el clima de recogimiento, escuchar msica religiosa o apropiada para la meditacin. Pueden ser obras instrumentales que ayu-den a serenar el espritu, o cantos con letras bblicas y li-trgicas d e diversos tipos que ya introduzcan en la dimen-sin propia de la celebracin cristiana.

    Hay otra serie de elementos simblicos que se pue-den utilizar con mucha creatividad segn los textos bbli-cos que se mediten. Nombramos algunos que pueden ser tiles y adaptables a diversos textos: agua bendita, pape-

    7 Daremos un ejemplo. En ciertos sectores del catolicismo se ha rechazado y se ha cuestionado el uso del incienso o de velas por considerar esto "muy conservador" o "preconciliar". Esta actitud es incorrecta, ya gue el Concilio Vaticano II no se detiene en este tipo de detalles. Por otra parte, en este momento, varios de los "movimientos religiosos libres" relacionados con la corriente de la New Age, utilizan y propagan el uso de velas e incienso. Y lo ms interesante es que al hombre en general, y especialmente al joven posmoderno, estos smbolos le atrapan y le gustan. Por lo tanto, no se deben despreciar sino que se deben usar como punto de partida para un inicio, maduracin o crecimiento de la autntica espiritualidad.

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  • les para anotar compromisos, flores, velas para todos los participantes, semillas, pequeos recipientes o cacharros de cermica o barro, tierra o arena, tarjetas con frases o pequeos textos bblicos, algn gesto corporal (ponerse de rodillas, apoyar la mano en el hombro del que se encuen-tra al costado, postrarse, cerrar los ojos por algunos minu-tos, darse la mano, etc.). No conviene utilizar ms de un smbolo por reunin y, tal vez, no hace falta que en todas los encuentros haya smbolos extraordinarios. Se puede alternar para n o saturar y "quemar" todos los smbolos en diez o d oce reuniones.

    h. Los tiempos litrgicos fuertes Una forma muy interesante de fomentar lo cele-

    brativo y los smbolos religiosos cristianos est ligado a la reflexin de los "tiempos fuertes" en la Liturgia. Es funda-mental, al menos para el animador, tener en claro los ejes principales de Cuaresma-Pascua y de Adviento-Navidad. Existe bibliografa muy rica y muy buena con respecto a estos temas.8

    8 Pueden resultar tiles dos obras generales sobre el ao litrgico: J.-M. BERNAL, Parn vivir el ao litrgico, Editorial Verbo Divino, Estella 1997; C. FLORISTN, El ao litrgico como itinerario pastoral, Ediciones PPC, Madrid 2000. Adems, pueden consultarse obras especficas sobre cada tiempo littu-gico. Citamos aqu algunas de carcter pastoral: J. ALDAZBAL, J. RocA (prep.), Adviento, Centre de Pastoral Litrgica, Barcelona 1996; lb. (prep.), Navidad y Epifana, Centre de Pastoral Litrgica, Barcelona 1996; J. ALDAZBAL, (prep.), Celebrar la cuaresma, Centre de Pastoral Litlu-gica, Barcelona 1993; lb. (prep.), Pascua/Pentecosts, Centre de Pastoral Litrgica, Barcelona 1992; J. ALDAZBAL, J. RocA (prep.), La cincuentena Pascual, Centre de Pastoral Litrgica, Barcelona 1992.

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    Tamb~n se pueden considerar "tiempos fuertes" en un sentido amplio, otros momentos de la vida del gru-po. El inicio de las actividades y In finalizacin de las mis-mas, si el grupo se toma un descanso cs lival, son una bue-na oportunidad pra celebrar. A eslns reuniones hay que darles un relieve especial, no se lrn ln de LI n encuentro ms, sino del inicio y la finalizacin ele unn c lapn importante del caminar juntos como crculo bb lico rdlcxionando y orando con la Palabra.

    El mes de septiembre debe ser para cualqu ier gru-po bblico LID mes muy particular. El mes de la Biblia ser el momento de preparar algo "especial", no slo para el grupo, sino tambin en funcin de toda la comunidad. Ayudar a crear conciencia de la importancia de la Biblia en la vida espiritual de los cristianos es una tarea propia de aquellos que, en el caminar del crculo bblico, han des-cubierto este tesoro.

    Otras celebraciones importantes pueden ser la ben-dicin de los animadores bblicos antes del inicio de su tarea.9 Tambin se puede hacer una entrega de textos de la Biblia y bendicin de todos los participantes de los dis-tintos grupos bblicos de una misma parroquia o comuni-dad.10

    Adems, se deben tener presentes las celebraciones propias de cada comunidad, particularmente las fiestas patronales. Muchas comunidades en nuestra patria llevan el ttulo de algn santo o santa. La vida d e los santos, co-

    9 Cfr. en el ANEXO T de esta obra: SUGERENCIAS PARA UNA CELEBRACIN DE BENDICJN DE ANIMADORES DE GRUPOS BBLICOS, pg. 194. 1 Cfr. en el ANEXO Il de esta obra: SUGERENCIAS PARA UNA CELEBRACIN DE BENDlCJN DE LOS PARTICIPANTES DE LOS GRUPOS BBLICOS, pg. 199.

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  • rrectamente entendida y "purificada" de algunos excesos legendarios o demasiado fantsticos, nos lleva tambin a comprender ms profundamente el mensaje de la Biblia. Si la Iglesia ha canonizado a determinados hombres y mu-jeres es porgue, al menos en parte, han sido un "Evangelio viviente". Por eso, no debemos enfrentar pastoralmente la vida de los santos con la espiritualidad bblica. Muchas veces se suelen disociar estas dos realidades. Hay que in-tegrar para favorecer la vivencia de la fe de nuestro pue-blo, que es muy devoto de los santos, ayudando a corregir, con una adecuada catequesis, los errores o desviaciones que se puedan detectar.

    i. Los destinatarios y la convocatoria

    Destinatario de los grupos de oracin y reflexin bblica son todos los creyentes cristianos que estn intere-sados en acrecentar y hacer madurar su espiritualidad, en uno de los aspectos que debe ser fundamento de la misma: la oracin bblica. Por eso en el crculo bblico puede haber gente que participe en otros mbitos de la pastoral de la Iglesia. Los grupos de oracin y reflexin bblica no son un movimiento en el sentido eclesial de la palabra, tampoco son una institucin de la Iglesia en el sentido restrictivo de la palabra, son ms bien un "mbito de espiritualidad", un servicio de oracin y reflexin al que pueden acercarse todos. Tanto el que participa en Critas, como el que est en un grupo juvenil; el que est en los equipos de Liturgia, como el que pertenece al Movimiento de Cursillos de Cris-tiandad y, fundamentalmente, el que no est en ningm mbito de pastoral, todos pueden participar. El grupo b-blico es un espacio ms amplio y general, que hasta puede ayudar en la comunin entre los grupos e instituciones de

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    una misma comunidad. No debe convertirse en una "su-perestructura" que ahogue y debilite las otras expresiones parroquiales o comunitarias.

    El hecho de que sea una expresin ms amplia, y en cierto sentido ms libre, no implica una nclilud de poco compromiso por parte de los participantes. rn crculo se construye con el aporte de cada uno. Por eso se debe exi-gir, como en cualquier otro grupo, la puntualidad y la per-severancia en los encuentros. Adems, se debe procurar darle identidad propia a cada grupo. Por ejemplo, ponerle un nombre acorde con el sentir de la mayora de los parti-cipantes, es una forma interesante de darle identidad. En la Biblia abundan los nombres para que los integrantes del crculo busquen y elijan.

    La gente se puede convocar de diversas formas. A travs de una invitacin general en los avisos de las Misas, en el boletn parroquial y visitando los grupos de la co-m1midad. Esto se puede realizar de manera ms eficiente en los tiempos litrgicos fuertes como vimos en el punto anterior.

    Otros momentos importantes para hacer una con-vocatoria para formnr grupos de oracin y reflexin b-blica puede ser la finalizacin de los cursos catequsticos. Cuntas veces nos lamcnt

  • blicos adaptados a las necesidades de los diversos perfiles de personas.

    j. La creacin de un grupo bblico Todos los elementos que hemos ido mencionan-

    do y describjendo conducen a una pregunta fu ndamental para e l dirigente laica!, la religiosa o el sacerdote:

    Cmo se crea un grupo de oracin y reflexin bblica?

    Cules seran los pasos que habra que dar para formarlo?

    El primer paso fundamental sera detectar y for-mar a los que van a ser los animadores. Por tratarse de un elemento esencial, dedicaremos todo el captulo II a esta temtica. El correcto funcionamiento del grupo de-pende, en gran parte, de la competencia y capacidad del animador.

    Una vez que los animadores estn suficientemen-te fo rmados en el camino especfico de la Leclio Divina y en los conocimien tos bsicos de la h istoria de la salva-cin, se puede proceder al segundo paso q ue ser elegir el tiempo propicio para lanzar la convocatoria para inte-grar los grupos bblicos. Conviene, en un primer momen-to, y si es posible, que haya dos animadores por grupo. Segn Ja cantidad de potenciales participantes y segn la cantidad de animadores, habr que armar una especie de "grilla" con los lugares, das y horarios de reuniones de los diferentes grupos. As mismo, habr que confeccionar

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    una "ficha de inscripcin" para cadl grupo, donde pue-dan dejarse los datos elementalc-; dL' cada participante. La convocatoria en la comunidad debe durar alrededor de un mes, dando as suficiente tiLmpo prHa que los po-tenciales integrantes puedan anot.H~c "tgun las posibili-dades de cada uno.

    Una vez que la gente se

  • :: Cuadro I: Diversas instancias formativas en la animacin bfblica de la pastoral

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    Curso bblico: conferencia o serie de conferencias donde se explica y expone algi11 tema relacionado direc-tamente con In Biblia. Predomina un estilo expositivo-terico bri11dndo por nlgin especialista en el te111a. Los participan les tienen un rol ms bien pnsivo, escuclinndo y tomando 11otn de lo ensef1ado.

    Taller bblico: conjunto de conferencias presentadas por nlgin especialista donde se tratn algt11 fe111a bblico que luego es trnbajndo, completado y llevndo a la prc-tica e11 grupos por todos los participantes. Si bie11 liny exposiciones predomina el trabajo grupnl, el "trabajo prrictico" y aplicado a la realidad, co11 sus respectivos plenarios y dinrimicas diversas.

    Semana bfblica: se trata de una semana especial-mente dedicada a promocionar, si cne el trmino, el co11oci111ic11/o y In importancia de In Biblia. Se pueden realizar distintas actividades: pequeiios talleres, nlgu11ns clinrlns, 1111 curso corto, catequesis bblica, celebraciones bblicas con entrega de los textos de In Escritura, etc. Es comn rue estas semanas se realicen en el mnrco del mes de sepl iembre, mes de la Biblia. Se pueden realizar en cualquier comunidad: parroquia, comunidad eclesial de bnse, capilla o centro comunitario.

    Misin bfblica: la semana bblica suele ir acompaiia-dn de una misin bblica. Es decir, el trabajo que se rea-liza en ln sede de la semana bblica (lugar donde se ce11-

    I

    traliza la actividad), va acompniiado r/1 111u1 1.1isitn casa por casa, donde los misioneros temlm11 //f/rl1rnlnrme11te en cuentn, en su anuncio de ]esucri.:;/o, la msr11/nci11 de la Biblin como Lugar privilegiado de /11 nriclnci11 del Sellar. Se s11ele11 entregar subsidios y 11u1/t1111I co11 los te111as bsicos de ln Escritura.

    Seminario bfblico: se trata de un. grupo de trnbnju que se rene para investigar algn tema especfico de In Biblia. Cada participante profundiza algn aspecto del tema general y en la reunin se pone en comn lo tra-bajado por cada uno. Se da as un mbito de discusin de proble111ns y posturas con el resultado de un mutuo enriquecimiento para los participantes.

    Materia o Asignatura bfblica: dentro de los Se-minarios Catequsticos o Carreras de grndo e11 Teologa se presentan una serie de materias de carcter bblico: Introduccin n la Sagrada Escritura, Exgesis de San Pablo, Orge11cs cristianos, Evn11gelios Sinpticos, etc. Cada una de eslns posee 1111n carga horaria sema11a/ en el espacio de w10 o dos cuatrimestres. Estas asignaturas presentan u11n fon11nci11 sistemtica y se pueden cursar de forma regular en los institutos correspondientes. Al-gunos de estos aulorizan a cursar en calidad de "oyen-tes", es decir, sin un compromiso regular con toda la carrera.

    Esettela de fonnacin bblica: se trata de un iti-nerario de formncin especficamente escritursticn que tiene por objetivo preparar animadores parn los crcu-los bblicos. En este proceso, que puede variar desdr un

    43

  • semestre a varios aos, se instruye sobre temticas de la Sagrada Escritura y de la metodologa de grupo. Las modalidades de los encuentros varan segn los temas y las necesidades. Por momentos puede primar ms lo expositivo, en otros casos se acenta lo participativo y el trabajo grupal.

    Grupo de estudio bfblico: muchas de las instancias anteriores motivan a los participantes para continuar el proceso de crecimiento y profundizacin. Es as que se pueden establecer grupos de estudio bblico de diversos niveles. Es decir, se pueden juntar los biblistas a estudiar un tema, como tambin lo pueden hacer los catequistas de una comunidad o los dirigentes de un movimiento aseso-rados por alguien que est capacitado pam dicha taren.

    Para profundizar los temas del CAPTULO I 11

    ANDREOLA B. A., Dinmica de grupo, Editorial Sal Terrae, Santander 1984.

    AuTII R., "Biblia en comunidad: una propuesta de formacin bblica para multiplicadoras y mul-tiplicadores de la Palabra" en La Palabra, hoy 129-130 (2008) 87-90.

    BOTERO GIRALDO S., Dinmicas grupales de re-

    11 Alfinalizarcada captulo se presentar una bibliografadeproflmdizacin. Es simplemente un primer acercamiento a cada uno de los temas que podr ser completado por muchas otras obras que aqu no se citan .. Se han seleccionado y propuesto libros y artculos slo en lengua espaola.

    44

    flexin, Ediciones Paulinas, Bogot 1991. CmIGLIANO G., VILLAVERDE A., Dinmica de gru-

    pos y educacin. Fundamentos y tcnicas, Editorial Humanitas, Buenos Aires 1966.

    Catecismo de la Iglesia Catlica, 1322-1355, 1992. COMISIN EPISCOPAL DE PASTORAL BBLICA, Va-

    yan por todo el mundo y procln111e11 In buena noticia. Ideario - Gua para la Pastoral Bblica en Mxico, Casa de la Biblia, Mxico 2001.

    CONCILIO VATICANO II, Constitucin Dogmtica Sacrosanctum Concilium, 47-58.102-111, 1963.

    CONFERENCIA EPISCOPAL DE C1 IILE, Orientaciones para la animacin bblica de la pastoral, Librera Pas-toral, Santiago 2007.

    CoRBELLl P., Evangelizar con In Biblia, Editorial Claretiana, Buenos Aires 2009.

    CORRAL M.-I., Manual del ani111ndor de crculos b-blicos, Dicesis de Lomas de Zamora.

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    LUBICH C., Donde dos o tres ... Editorial Ciudad

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    Nueva, Buenos Aires 1977. PANGRAZZI A., El grupo, lugar de crecimiento, Edi-

    torial San Pablo, Madrid 2001. QUINTA CONFERENCIA GENERAL DEL EPISCOPA-

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    SrLvA RETAMALES S., "La animacin bblica de la pastoral del pueblo de Dios, su identjdad y mi-sin" en Med 137 (2009) 37-64.

    SORDINA E., "Trabajo de grupo" en G. FLORES D' ARCAIS, l. GunRREZ ZuLOAGA (dir), Oicciona- J ro de Ciencias de la Educacin, Ediciones Paulinas, Madrid 1990, 1741-1744.

    CAPTULOII EL ANIMADOR DEL GRUPO BBLICO

    Los ministerios laicales son cada vez rns di versos en la vida de la lgJesia. Las directrices sea ladas por el Conci lio Vaticano II con respecto a este tema, se han ido plasmando a lo largo de los aos con nuevas formas y rcs-pond iendo a las necesidades especficas de la comunidad eclesial. En esta dinmica, los Obispos latinoamericanos re-unidos en su Quinta Conferencia General nos recuerdan:

    Los laicos tambin estn llarnados a participnr en la nccin pnstornl de la Iglesia, prirnero co11 el testimo-nio de su vida y, en segundo lugar, con acciones en el campo de la evangelizacin, la vida litrgicn y otrns for111ns de apostolado, segn las necesidades locales bnjo la gufn de sus Pastores. Ellos estnrn dispues-tos a nbrirles espacios de participacin y a confinrles ministerios y responsabilidades en una Iglesin donde todos vivan de manera responsable su compromiso cristiano. A los catequistas, delegados de la Palnbrn y animndores de comunidades, que cumplen unn 111ng 11jica lnbor dentro de la Iglesia (cfr. LG 31.33; CS 11; AA 2), les reconocemos y animamos a co11ti1111a1 r/ compromiso que ndquirieron en el Bautismo 11 ,,,, lt1 Co11firmnci11 (DA 211).

    Dentro de estas distintas formas de ,1 pn.,111l.1d11 qtll'

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  • describe el texto de Aparecida, profundizaremos en este captulo, el perfil del animador del grupo bblico que, en Ja mayora de los casos ser un laico, aunque no se excluye, obviamente, la posibilidad de una animacin realizada por una religiosa, un dicono o cualquier ministro ordenado.

    Como hemos sealado en el captulo anterior, el animador adquiere un papel fundamental en el inicio, de-sarrollo, sostenimiento y correcto funcionamiento del gru-po de oracin y reflexin bblica. Por este motivo, el asesor o responsable de la comunidad, deber ser muy cauteloso a la hora de elegir los animadores y muy dedicado en s u formacin y acompaa.miento pos terior para que realmen-te puedan desarrollar el compromiso que adquirieron en el Sacramento del Bautismo y en el de la Confirmacin.

    Ofrecernos aqu algunas pistas que tal vez suenen un poco exigentes pero que orientan en lo que debe ser el perfil del animador. Son ideales a los que se debe tender. En este sentido, para no asustarse con las exigencias que brotarn de este desarroUo, convendra recordar aqu el viejo proverbio chino: Los ideales en la vida son co1110 las es-trellas parn el navegante; tal vez nunca se alcanzan, pero nos guan en el cm11i110. Es bueno tener presente el "ideal de ani-mador" para orientar el camino, rectificar las opciones, po-tenciar las cualidades y saber en qu cosas exigir y exigir-nos ... Pero debernos saber tambin, que es muy difcil que alguna persona rena a la perfeccin todas las cualidades de un buen animador.

    La mayora de las caracters ticas que presentamos no son exclusivas para los animadores de los grupos de ora-cin y reflexin bblica, en sentido amplio se refieren a todo buen dirigente, a todo discpulo misionero. Se adaptan y se aplican para el catequista o para el animador de cualquier mbito de pastoral. Dividirnos las caractersticas en cuatro partes que se complementan y eruiquecen mutuamente:

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    Caractersticas humanas.

    Caractersticas religiosas.

    Caractersticas de formacin metodolgica.

    Caractersticas de formacin bblico-litrgica.

    1- Caractersticas humanas del buen animador de grupos bblicos

    Es fund a mental que el animador goce de a lgunas dotes o capacidades humanas que lo hagan capaz de lle-var adelan te con serenidad y seriedad las tareas que impli-ca su rol. Por eso el animador debe ser:

    1) Amable y atento. El animador debe ejercitarse en el buen trato. Algunas personas poseen esta ca-racterstica corno don natural. Otras deben ejer-citarse ms para lograrlo. Es fundamental que el animador tenga un mnimo "don de gentes" para tratar, interpretar, escuchar, esperar y no impa-cientarse.

    2) Sere110 y equilibrado ante las dificultades. No debe desesperarse ante los problemas que puedan surgir en la reunin. Conservando su autoridad, tratar de solucionar todo lo que pueda y est a su alcance (diversidad de opiniones, discusin suave, falta de motivacin en algn participan-te, etc.). En caso de situaciones lmites (enfrenta-miento sistemtico o pelea entre dos miembros

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    del grupo, algn "iluminado pseudo-espiritua-lista" que tenga ideas "herticas", e tc.) deber consultar lo ms pronto posible al asesor o sacer-dote responsable.

    3) Respetuoso de la opinin de todos. El animador debe escuchar a todos. Para ello se cuidar de ser muy respetuoso de la opinin de los integranles del grupo. Mostrndose atento a lo que cada uno dice dar ejemplo a los dems. Puede darse que las opiniones sean errneas y en algn caso dis-paratadas. Intentar entonces reorientar el tema o corregirlo, si fuera necesario, sin descalificar a la persona sino solamente a lo que ella dijo. Las frases desacreditadoras, las palabras intempesti-vas y los cortes bruscos no ayudan al clima del grupo. En estos casos conviene dirigirse a los integrantes con frases ms suaves como las si-guientes: -habra que completar la idea .. . ; -falta pro-fu11dizar 1111 poco ms ... ; -no es ta11 correcto ... ; -pin-senlo un poco ms ... ; etc. Adems, si los problemas se repitiesen, el animador tiene Ja alternativa de conversarlo personalmente fuera de la reunin.

    4) Lograr que todos participen. Evitar que slo algu-nos tomen la palabra copando la reun in y ani-ma r a los que son ms tmidos o retrados. Esto puede resultar dificultoso cuando el grupo no es homogneo con respecto a la vivencia de fe y la instruccin religiosa. En estos casos, el ani-mador deber estar ms atento para preguntar y motivar a los ms callados. En este sentido, el "buen animador" de grupos bblicos, deber ir detectando aquellas personas de su grupo que

    renan caractersticas para ser un posible futuro animador.

    5) Preocuparse por instruir a los que ms les cuesta o a los que no entienden. Normalmente los miembros de los grupos no poseen un mismo nivel de expe-riencia de fe y de conocimientos bblicos. Es as que se hace necesario que el animador ayude a los que, o porque son nuevos o porque no cono-cen algn terna o aspecto de la metodologa, les cuesta seguir adelante. Podra ser necesario que tuviera alguna reunin extra otro da o utilizar algunos minutos antes o despus de la reunin, para explicar aquellas cosas que la mayora de los miembros ya conoce y que algunos pocos to-dava no. El animador debe estar atento a todos los aspectos. Incluso puede ser necesario que en ms de un caso tenga que ensear a buscar los libros, captulos y versculos de la Biblia.

    6) Equilibrado en su rol. En este sentido hay que evi-tar dos extremos. Por un lado, la capacidad ego-cntrica desaforada hace que el animador sea de-masiado directivo y no delegue nada. l mismo maneja y dirige todo. Esto le hace perder riqueza al grupo, ya que el animador conservando siem-pre su rol, p ued e pedirle a algn inlegrante que es t capacitado que prepare el encuentro o algn momento especial del mismo. Pero tambin, por otra parte, se puede caer en otro extremo. Un animador "tan democrtico y abierto a la parti-cipacin de todos" que termina no ejerciendo su rol. Se cae as, en una ausencia de animacin, en falta de conduccin que puede degenerar en 1.1

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    disolucin absoluta del grupo.

    7) No debe hncerse problema si no puede responder n al-gunn pregunta que se plantee. Es necesario una ac-titud de profunda humildad, aceptando delante de todos que no lo sabe y com.prometerse a ave-riguarlo y contestarlo en el prximo encuentro.

    8) La puntualidad y la presencin en los encuentros. El animador debe llegar antes de que comience la reunin y debe quedarse hasta el final. No puede ser una conducta habitual que llegue tarde y se vaya antes de que termine el encuentro. Adems debe estar presente en todas las reuniones au-sentndose lo menos posible.

    9) Prestar nte11ci11 a los rue fnlta11 11111cl10 y a los que n.o se integran. El animador tiene que dedicarse y cuidar ms especficamente a aquellos miembros del grupo que se encuentran fuera de sintona. Debe intentar asumir .fraternal y pacientemente los "casos difciles" con la ayuda del asesor o sa-cerdote. Esto implica dedicar tiempo exha para hablar, aconsejar y, si fuera necesario, exigir y marcar lmites.

    10) No debe abusar de su saber. El animador debe ser una persona medianamente formada, como vere-mos en algunos puntos ms adelante. Esta forma-cin lo pone en un lugar "superior" al resto de los integrantes del grupo. Por eso el animador debe tener una actitud de profunda humildad y de bs-queda de la verdad para no caer en la tentacin de "ejercer el poder a travs del conocimiento" que

    posee. No debe imponerse ante los otros por lo que sabe, sino que debe animar con humildad y conducir a siempre a la verdad de las cosas.

    2- Caractersticas religiosas del buen animador de grupos bblicos

    Nadie puede ayudar a los otros a vivir determina-da experiencia si primero no la ha realizado l mismo. Es condicin necesaria para ser un buen animador de grupos de oracin y reflexin bblica haber hecho un camino per-sonal y grupal de lectura orante de la Bibft. Esto implica una actitud de profunda humildad ante la Palabra de Dios y una decidida intencin de ponerla en prctica en la vida cotidiana. La disposicin bsica es la de ser un verdadero oyente de la Palabra, un oyente transparente y comprome-tido, un oyente sereno y profundamente eclesial.

    Si todo cristiano debe ser testigo de Jess Resuci-tado, con ms razn debe serlo aquel que anima o gua a otros para que tenga la experiencia de Jess Resucitado. Debe ser testigo de un encuentro, del encuentro con Dios en la Palabra que transforma la vida.

    Una de las grandes insistencias de la Iglesia en los ltimos decenios, ha pasado por recuperar vitalmente lo que implica el seguimiento del Seor. Varones y mujeres, de todas las edades y en todas las vocaciones tienen un co-mn denominador marcado por este lJamado bautismal a seguir al Seor. El Evangelista Marcos lo seala muy bien: "Despus subi a la montaa y llam a su lado a los que quiso. Ellos fueron hacia l, y Jess instituy a Doce para que estuvieran con l, y para enviarlos a predicar" (Me 3,13-14). Aqu est lo esencial de la identidad cristiana: acom-

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  • paar a Jess, estar con l, y anunciar el mensaje, salir a evangelizar ... En terminologa del Documento Conclusivo de Aparecida diremos: discpulos misioneros del Seor.

    Tambin el Evangelio de Juan nos ilumina al res-pecto con los detalles de la experiencia de los primeros llamados a partir de la invitacin de Juan el Bautista:

    "Al da siguiente, estaba Juan otra vez all con dos de sus discpulos y, mirando a jess quepa-saba, dijo: Este es el Cordero de Dios)). Los dos discpulos, al orlo hablar as, siguieron a Jess. El se dio vuelta y, viendo que lo seguan, les pre-gunt: Qu quieren?. Ellos le respondieron: Rabb -que traducido significa Maestro- dnde vives?. Vengan y lo vern, les dijo. Fueron, vie-ron dnde viva y se quedaron con l ese da. Era alrededor de las cuatro de la tarde. Uno de lbs dos que oyeron las palabras de Juan y siguieron a Jess era Andrs, el hermano de Simn Pedro. Al primero que encontr fue a su propio hermano Simn, y le dijo Hemos encontrado al Mesas, que traducido significa Cristo" (Jn 1,35-41).

    Juan Bautista est con dos de sus discpulos. En de-terminado momento ven a Jess ... El Bautista no vacila en sealar a quin hay que seguir: Jess es el Cordero de Dios. Los seguidores de Juan automticamente van detrs del Seor. Al percibir a los dos seguidores, el Maestro les hace la pregunta: qu quieren? El los respondern que de-sean saber dnde vive el Seor. Jess entonces los invitar: vengan y lo vern. ?l Seor los invita a hacer "experiencia de encuentro" con El. Pasan el resto de ese da en su com-paa. Esta es la clave del Cristianismo: "hacer experiencia de encuentro con el Seor".

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    . El Papa Benedicto XVI lo dir con gran claridad: No se comienza a ser cristiano por una decisin tica o una gran idea, sino por el encuentro con un acontecimiento, con. una Persona, que da un nuevo horizonte a la vida y, con ello, una orientacin decisiva (DCE lb). Ese "acontecimiento", esa "Persona" es Nuestro Seor Jesucristo que realmente da un nuevo horizonte a la vida del hombre, le otorga una orientacin decisiva. No est en primer lugar ni la tica, ni la moral cristiana, ni el mismo Libro de la Biblia . .. en pri-mer lugar est el Seor que nos invita a ser experiencia de encuentro con L Slo desde esta "experiencia" se podr orientar la vida por los caminos del Evangelio. Slo desde el encuentro vita l se podr iniciar un camino de autntico seguimiento de Cristo.

    Esta experiencia de encuentro es tan intensa que transforma a Andrs y a su compaero en discpulos del Seor. Y esa experiencia de "discipulado" va acompaada inmediatamente de la dimensin misionera: Andrs se en-cuentra a su hermano Simn e inmediatamente le cuenta, le narra, le anuncia que han encontrado al Mesas espe-rado ... Lo que ha "visto y odo" en la experiencia de en-cuentro con el Seor no es para callarlo y para guardarlo celosamente en el corazn. Esta es la experiencia que debe tener el buen animador de un grupo bblico. Sin ella podr ser un buen repetidor de doctrinas o de conceptos. Pero no va contagiar a las personas del grupo la alegra y la fuerza que se expanden del encuentro con el Seor.

    Aunque el texto no se refiere directamente a los animadores de grupos de oracin y reflexin bblica, sino a todos los que se dedican al ministerio de la Palabra, cree-mos que el primer prrafo del nmero 25 de la Constitu-cin Dogmtica Dei Verbum del Concilio Vaticano II, defi-ne de manera ms que clara, lo que debe ser la religiosidad del que pretenda animar a sus hermanos para encontrarse

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  • con Dios en su Palabra:

    Es necesario, pues, que todos los clrigos, sobre todo los sacerdotes de Cristo y los dems que co1110 los diconos y catequistas se dedican legtimamente al ministerio de In Palabra, insistan e11 las Escrituras con asidua lectu-ra sagrada y con estudio diligente, para que ninguno de ellos resulte "predicador vaco y superfluo de la Pa-labra de Dios, que 110 la escucha en su interior" (San Agustn), puesto que debe co11111nicar a los fieles que se le han confiado, sobre todo en In Sagrada Liturgia, las inmensas riquezas de la Palabra Divina. De igual forma el santo Co11cilio exhorta con ve/Jemencia a to-dos los cristianos, en particular n los religiosos, a que nprendnn "el sublime conocimiento de jesucristo" (Fil 3,8) con In lectura frecuente de !ns Divinas Escrituras. "Porque el desconocimiento de /ns Cscritums es desco-nocimiento de Cristo "(San Jer11i1110). Llguense, pues, gustosamente, al mismo sagrado texto, yn por la Sagra-da Liturgia, llena del lenguaje de Dios, ya por la lectu-ra espirit11nl, ya por instituciones aptas pnm ello, y por otros medios que con la aprobacin o el cuidado de los Pastores de la Iglesia se difunden n/Jom ln11dablemente por todas partes. Pero no olviden que debe acompnnr la oracin n la lectura de la Sagrada Escritura, parn que se entable dilogo entre Dios y el hombre; porque 'a EL hablamos cuando oramos, y n El o111os cuando Leemos las palabras divinas"(San Ambrosio).

    Hay en este texto frases patrsticas de San Agustn, de San Jernimo y de San Ambrosio, que realmente son muy profundas y deben calar en el corazn del animador. De ellas se pueden extraer las orientaciones fundamen-tales de la espiritualidad y religiosidad del animador de

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    grupos de oracin y reflexin bblica.

    rales: Se podran resumir en cuatro proposiciones gene-

    Asumir el desafo de leer religiosamente y estu-diar con asiduidad la Sagrada Escritura.

    Rezar los textos de la Escritura con seriedad para no ser predicador vaco de una Palabra que no se es capaz de escuchar en el interior del propio corazn.

    Querer conocer cada da ms a Cristo que habla en cada pina bblica y que es el centro, el punto neurlgico de toda la Escritura.

    Querer "responderle" a Jess, gustando el dilogo y e l encuentro en oracin que con l se es tablece.

    3- Preparacin metodolgica del buen animador de grupos bblicos

    Este punto se comprender mejor a la luz de los ca-ptulos siguientes, donde se presenta ms especficamen-te la metodologa de aplicacin de la lectura orante de la Biblia y la explicacin de las partes de la misma. Lo que aqu podemos adelantar son pistas generales. El animador debe reunir algunas caractersticas indispensables:

    1) Conocer tericamente la metodologa de aplicacin de la lectura orante de La Biblia. Debe leer y estudiar todo lo que est a su alcance para conocer, cada

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  • da ms, las diversas posibilidades metodolgi-cas que se le brindan. Pero no slo debe estudiar el mtodo que se utiliza en su grupo, tambin de-ber investigar otras perspectivas o caminos me-todolgicos con los que puede verse enriquecido aunque no los utilice en su crculo bblico.

    2) Conocer ''prcticamente" la metodologa de aplicacin de la lectura orante de la Biblia. Debe haber hecho l mismo, ms de una vez, la experiencia de lectura orante de la Biblia a nivel personal y comunitario. El animador debe ser as.iduo en el mtodo para ver sus posibilidades, potencialidades y riquezas; tambin debe captar con claridad y en lo concre-to del ejercicio, los lmites y las di&ultades que pueden presentarse.

    1

    3) Aceptar el tntodo corno un medio y 110 como un fin. El mtodo es muy importante y por lo tanto hay que tratar de respetarlo, sin embargo no hay que perder de vista que est al servicio de las personas y del desarrollo del crculo bblico. En nuestro caso, debe servir para que los hombres se encuentren con Dios en el dilogo de la oracin y en el compromiso de la accin evanglica en sus vidas. Hay que evitar ser "dogmticos" y cerrados en este sentido.

    4) Saber diferenciar las diversas instancias en el trabajo de pastoral bblica. Debe conocer los distintos mbitos de profundizacin en temas bblicos que seala-mos en el captulo anterior: 12 curso bblico, taller

    12 Cfr. en el CUADRO 1: DIVERSAS INSTANCIAS FORMATIVAS EN LA ANIMACIN BBLICA DE LA PASTORAL, pg. 42 de esta obra.

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    bblico, semana bblica, etc. As podr derivar u orientar a quienes necesiten o busquen algo ms que el espacio de la celebracin del grupo de ora-cin y reflexin bblica.

    5) Saber motivar y sostener. Sealamos ms arriba que una de las tareas ms difciles de los grupos es su sostenimiento. Iniciarlos no es tan dificultoso como mantenerlos con vida y alegre entusiasmo. En este sentido el animador tiene un gran desafo ante sus ojos cuando el desnimo y la monotona atrapan a los integrantes de un grupo.

    6) Evitar que se desvirte el sentido del grupo. Debe tener siempre presente el objetivo general de los grupos de oracin y reflexin bblica para que la reunin no se transforme en otra cosa. Hay dos extremos posibles donde el crculo bblico puede caer si el animador no est atento. Por un lado, puede darse la tentacin de convertir la reunin en slo un es-pacio grupal de "autoayuda" donde cada uno vie-ne a contar lo que le pasa en la vida y los dems escuchan y contienen. Se pierde de vista aqu la di-mensin de la Palabra de Dios que ilumina la vida, ya que el proceso se termina slo en la escucha y la contencin de todos. Por otro lado, est el riesgo de que la celebracin se transforme "Lmicamente en un grupo de reflexin poltico-social donde se in-tenta responder a la situacin que vive el pas y el mundo. Aqu se pierde de vista el sentido "orante" del grupo que busca responder a la voluntad de Dios en un mbito mucho ms amplio que slo el poltico-social. El animador debe evitar con mu-cho "tacto y arte" que se caiga en cualquiera de los

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  • dos extremos, dejando a su vez, que surjan en la reunin-celebracin aspectos de la vida personal y poltica-social que deben ser juzgados e ilumina-dos a la luz de la Palabra. De esta manera se podr asumir un compromiso concreto e histrico segn la vollllltad de Dios, a la luz de las circunstancias histricas que se viven.

    4- Preparacin bblica y litrgica del buen animador de grupos bblicos

    Adems de la preparacin metodolgica es nece-sario que el an imador posea un mnimo de preparacip bblica y litrgica. En este sentido podemos brindar cuatro ejes fundamentales donde se debe procurar la formaci,n:

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    1) Conocer los aco11fecimientos fundame11tnles de la Historia de la Salvacin Bblica. No los tiene que aprender de m emoria y todos juntos. Los ir aprendiend o paulatinamente. Pero es indispen -sable que tenga referencias sobre los relatos pa-triarcales, sobre los acontecimientos del xodo y del Sina, sobre la predicacin proftica y so-bre el exilio babilnico. Con respecto al N uevo Testamento debe ubicar relativamente bien los libros con las caractersticas principales de los ms importantes. Para este propsito pueden ser muy tiles los "panoramas" exten sibles de la historia bblica que publican algunas editoriales de forma independiente o com o parte d e algn libro. En los mismos quedan sealados muy di-dcticamente los acontecimientos centrales de la

    historia de la salvacin.

    2) Centrar la formacin en Jess y en los cuatro Evan-gelios. Es prioritario en la tarea forma ti va del animador centrarse en aquellos aspectos ms importantes. Es por eso que la figurn d e Jess y la teologa de los cuatro Evangelios debe tener primaca sobre otros temas que, si bien pueden ser muy interesantes, no son los ms esenciales para el funcionamiento de los grupos de oracin y reflexin. Cada ao, segn sea el ciclo litrgico, estar la posibilidad de profundizar en uno de los evan gelios sinpticos en particular.

    3) Conocer esquemticamente el ciclo litrgico. Como en los puntos anteriores, no se exige que sea un "experto" en Liturgia, p ero se seala como nece-sario un cierto conocimiento que le permita des-envolverse con libertad. Debe haber captado la importancia y la riqueza de los elementos esen-ciales d el ciclo litrgico para d arle al texto bblico un marco adecuado, particularmente en los tiem-pos fuertes. En este tema tambin hay excelentes "cuadros" y grficos de gran tamao que presen-tan de manera sencilla los grandes momentos del ao litrgico de la Iglesia Catlica.

    4) Tener presente la formacin permanente. Deber buscar la forma de mantenerse actualizado y for-mado. En este sentido sera el asesor o el sacer-dote el que debera proponerle algunas p istas y posibilidades concretas. Pero ms all de que se pueda d ar este asesoramiento, el mismo anima-dor debe sentirse responsable de su formacin.

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  • En la medida de lo posible procurar leer artcu-los y libros, e intentar participar en todo taller, curso o materia bblica y/ o litrgica que pueda.

    5- Cmo elegir los animadores para los grupos de oracin y reflexin bblica?

    Una de las preocupaciones ms importantes del sa-cerdote, la religiosa, el educador o el asesor laico, es la de encontrar buenos animadores para los diversos mbitos de pastoral. En la misma comunidad cristiana se deben encontrar y promover los "mejores candidatos", varones y mujeres, para animar, acompaar y sostener las diversas actividades pastorales. Muchas veces, los asesores laicos, religiosos o sacerdotes se encuentran con dificultades en , este sentido por la falta de formacin, o por las caracte-rsticas y perfil de los animadores ya existentes. Es muy importante entonces ser cuidadosos en la "seleccin" de futuros animadores.

    A la luz de las caractersticas que sealamos en los puntos anteriores, se puede ir intuyendo qu persona, de una determinada comunidad, responder o no a dicho perfil. Sin embargo, cuando quedan dudas sobre la ido-neidad de una persona para animar un grupo, habra que mirar antes otras caractersticas generales de su vida que pueden darnos una idea ms aproximada. Para detectar los posibles futuros animadores habra que tener presente algunos puntos importantes que aqu presentarnos:

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    1) Una persona de fe comprometida con esta experien-cia de Dios. Es evidente que la priinera exigencia para elegir un buen animador, pasa por su ex-

    periencia de fe, de encuentro con Dios. Deber "animar" a sus hermanos para que se realice este encuentro, por lo tanto l mismo ser el primer "testigo" de esta experiencia.

    2) Una persona que invita gente a la comunidad. Es muy laudable ver cmo alguien que vive un pro-ceso de fe profundo y sincero tiene la necesidad de compartirlo. Esto lleva a contar y contagiar la propia experiencia invitando para que otros la vi-van. Se asume as, una tarea de "mediacin" muy importante: Cristo convoca a todos los hombres para ir a su encuentro, el que ya ha hecho esa ex-periencia se transforma en "puente", en "medio", para que otros tarwin la vivan. El posible ani-mador debe ser de esas personas que constante-mente suelen iiwitar a algn amigo o pariente a participar de un retiro, o encuentro, o de la Euca-rista dominical, o "traerlo" para que charle y se confese con el sacerdote. Hay una clara actitud de acercamiento al resto de la gente para sugerir la vivencia de la fe en sus distintas expresiones. Esta es una actitud bsica.

    3) Una persona con profundo espritu comunitario. Hay personas que poseen una vida religiosa muy "in-timista", es decir el acento est puesto en la re-lacin personal de ellos con Dios. Existe aqu el riesgo de olvidarse de la vi venca comunitaria de la fe, no sintindose co-responsable de la vida del hermano. El posible animador debe experimentar todo lo contrario. El grupo y la comunidad son para l lugares privilegiados de vivencia de la fe, la esperanza y la caridad, donde se va creciendo

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  • y madurando a la luz de la Palabra de Dios.

    4) Una persona que posee otros grupos de referencia . Es muy interesante que los posibles animadores no sean personas que tiendan a encerrarse en la vida intra-eclesial. Hay gente con buenas dotes para animador pero que corre el riesgo de estrechar sus horizontes en los lmites de la capilla, parro-quia o movimiento, sin d escubrir que la vida y la realidad es ms amplia que su "mundo" de participacin eclesial. Es bueno, entonces, que el animador posea otros grupos o mbitos de refe-rencia, sean religiosos o legtimamente seculares, para no guedar encerrado slo en las dificultades e "internas" comunitarias, que pueden darse en los mbitos eclesiales.

    1

    5) Una persona servicial. En definitiva es la actitud que resume a todas las anteriores. Quien vive su fe desde el servicio sabr modelar su corazn y sus actitudes para ser, dentro de sus lmites y se-gn la voluntad d el Espritu, un idneo y sensato animador de su grupo a imagen de Jess el Buen Pastor (cfr. Jn 10,11-15; Le 15,3-7 y Mt 9,35-38).

    6- Conclusin

    La tarea de animacin no es fcil, pero es funda-mental para el correcto desarrollo de cualquier tipo de grupo. Animar, sostener y conducir es un servicio indis-pensable en todo mbito de la vida. En la Iglesia adquiere algunas caractersticas propias que tienen que ver con los

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    _valores del Reino y con el mensaje del Evangelio. Por lo tanto, debe haber en el animador una suerte de identifica-cin ms prxima con la Persona de Jess. Por eso, todo animador, debe pedir, debe anhelar, debe intentar identifi-carse cada da ms con el Seor logrando tener sus mismos sentimientos (cfr. Flp 2,5) a partir del encuentro con L

    El animador, que busque reflejar siempre los sen-timientos de Jess, tendr como primera tarea cuidar y proteger el "carisma", el don, el "talento" que el Espritu Santo le ha regalado. No tiene que tomar su "cargo" como un punto de llegada. Es ms bien un punto de partida que lo compromete ms an. Por eso su "carisma" debe cre-cer y madurar constantemente, al servicio de la Iglesia y de los hombres, en el mbito propio y concreto en donde debe ejercerlo para que los hermanos que le han sido en-comendados puedan tambin en contrarse vitalmente con el Seor.

    Para profundizar los temas del CAPTULO II

    BEAUCHAMP A., GRA VELINE R., QuIVIGER C., Cmo animar un grupo, Editorial Sal Terrae, S