Fundamentacion Filosofica Del Trabajo Social. Dr. Julio Cesar Diaz

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Asociación Nacional de Escuelas de Trabajo Social IX Congreso Nacional de Trabajo Social “El marco filosófico del Trabajo Social en Guatemala y su respuesta ante las demandas actuales” Dr. Julio César Díaz Argueta Guatemala, Julio 2010

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Trabajo social

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“El marco filosófico del Trabajo Social en Guatemala y

su respuesta ante las demandas actuales”

Dr. Julio César Díaz Argueta

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1. A manera de introducción

El Trabajo Social es una disciplina de las ciencias sociales, en la cual influyen diferentes corrientes filosóficas que la fundamentan como profesión, determinando las diferentes concepciones del mundo y los modelos de intervención prevalecientes. Como acción social, el Trabajo Social tiene una connotación sociopolítica específica en la práctica social, por lo que puede asumirse en forma voluntaria, ingenua, idealista, o bien en forma inducida, crítica y progresista, dependiendo de la claridad que se tenga sobre sus fundamentos filosóficos.

Las reflexiones que se comparten a continuación, plantean sólo una visión sistemática

sobre la fundamentación filosófica o doctrinaria de la profesión, sin pretender agotar el tema, sino más bien tratar de generar discusión de algo viejo con reflexiones nuevas, o de algo nuevo con reflexiones viejas; pero en ambos casos, de fundamental importancia según la actitud epistemológica que asuma el sistema profesional.

Identificar y aplicar los fundamentos doctrinarios o filosóficos en la práctica

profesional no es tan fácil como parece, como en lo académico pues influye su cotidianización, además de las limitantes formativas para lograr la claridad teórica, metodológica y estratégica.

Para contribuir a la temática, las reflexiones tratan de facilitar la comprensión del

lector, para lo cual a continuación se presenta una ubicación temática y luego se discuten los diferentes planteamientos, con una revisión a las diferentes corrientes filosóficas y un repaso de la influencia que ejercen en la profesión.

2. Hacia Una Ubicación Temática

La filosofía se identifica como la reflexión y crítica sobre el conocimiento mismo, trascendiendo a la ciencia misma. Existe como concepción del mundo, en referencia a la naturaleza, la sociedad y el pensamiento; como teoría de los valores, en referencia a la moral y la ética y como la teoría del conocimiento. De esa cuenta existe como filosofía de la ciencia y particularmente como una filosofía de las ciencias sociales, filosofía de la praxis, etc.

Al importar los conocimientos teóricos, metodológicos y técnicos de las ciencias

sociales (antropología, historia, psicología, sociología, administración), el Trabajo Social importa simultáneamente los principios filosóficos o doctrinarios que direccionan a dichas disciplinas sociales, pero al articularse en una especificidad determinada por su objeto como síntesis de lo diverso, conforman una nueva disciplina y profesión, que se sustenta en diversas disciplinas particulares y en una filosofía social.

Blauburg define en su Diccionario de Sociología la filosofía social como la

Interpretación y estimación de los fenómenos de la sociedad desde la perspectiva de

valores morales y vitales. ..la filosofía debe concebirse como una crítica de los supuestos y

categorías del conocimiento o como una síntesis por construcción lógica de todo el saber

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científico, se relaciona estrechamente con la Sociología. En la primera acepción la

filosofía guarda relación directa con las cuestiones de metodología sociológica. En la

segunda se refiere a una síntesis del conocimiento científico suministrado por las ciencias

sociales. (Pág. 125) Tal como se ha afirmado, el Trabajo Social se basa en conocimientos provenientes de

diferentes disciplinas, mismas que son incididas por concepciones del mundo, valores y corrientes filosóficas ligadas a la forma como surge el proceso del conocimiento. Sus principios, leyes y categorías impregnan la matriz conceptual del Trabajo Social. A pesar de los avances tenidos en las ciencias sociales, subsisten en el Trabajo Social dos matrices epistemológicas que influyen en su conceptualización, en la instrumentalización del ser (metodológico) y lo instrumental para el quehacer en su práctica profesional: el positivismo y la dialéctica.

La profesión se define y configura desde y para la intervención misma, a partir del

objeto de intervención y no del objeto de conocimiento e investigación. La definición misma de ese objeto implica una concepción e intencionalidad determinada, donde el marco teórico, la metodología y el instrumental básico se asumen y conforman según la concepción de la realidad y sus finalidades de transformación. La fundamentación filosófica del Trabajo Social existe, en forma implícita o explícita y compleja, a través de una serie de concepciones, principios y enfoques filosóficos, manifiestos en todos los componentes de la profesión y están presentes en la concepción del sujeto, del problema objeto de intervención, de la finalidad de la acción social en torno al sistema, en los programas institucionales que se ejecutan y en la metodología de intervención.

El Trabajo Social guatemalteco tiene dos polos influyentes, Norteamérica y

Sudamérica. Ante la escasa producción centroamericana y nacional, se asumen las oleadas y modas doctrinarias sin criticidad, aceptando como buenos los principios, métodos y técnicas válidas para otros contextos, bajo determinados enfoques y condiciones, pero que no necesariamente son idóneos para nuestra dimensión histórico-geográfica. La influencia del Norte marcadamente influida por corrientes filosóficas idealistas con prevalencia de la caridad y el pragmatismo utilitario en la adaptación de la persona al medio, respetando sus diferencias y dignidad humana. La influencia de Sudamérica marcada desde los 70 con el impulso de la reconceptualización, tiene un énfasis dialéctico, y la concepción de un sujeto histórico, activo y participante que requiere de concientización para el impulso de las transformaciones sociales necesarias que le brinden una vida plena y con justicia social.

Las diferentes corrientes filosóficas, sociológicas y metodológicas, se derivan de la

evolución dentro de las ciencias sociales y la teoría del conocimiento. Estas sistematizan teorías, reflexiones, principios y valores sobre la naturaleza, la sociedad y el pensamiento, reflejando las condiciones histórico-culturales de los escenarios en que surgen.

Generalmente se identifica con facilidad la influencia del positivismo y funcionalismo

así como del materialismo histórico a través del proceso de reconceptualización. Sin embargo pocas veces se evidencia con claridad la influencia de otras corrientes epistemológicas, presentes en distintos enfoques profesionales, sin que para el caso

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nacional, se hayan develado y profundizado en el esfuerzo por consolidar el Trabajo Social como disciplina.

Evidentes o no, con o sin conciencia de ellos, los principios filosóficos regulan las

concepciones, los valores, las actitudes profesionales, definen y delimitan su intervención y su metodología de acción, incidiendo en la construcción de sus objetos de intervención, investigación y conocimiento en las dimensiones prevalecientes, expresándose en los componentes teleológicos (finalidades) y axiológicos (acciones), mediados por los métodos, técnicas e instrumentos que operativizan su práctica profesional.

De esa cuenta a la luz de los fundamentos filosóficos del Trabajo Social, deberá

reflexionarse la conceptualización, identidad, el objeto y sujeto de intervención conocimiento e investigación y el abordaje de la especificidad de la profesión, con el fin de resolver los dilemas, del Trabajo Social Guatemalteco.

3. Premisas Básicas para entender la Fundamentación Filosófica del Trabajo Social

Las siguientes premisas facilitarán la comprensión de la fundamentación filosófica del Trabajo Social:

El Trabajo Social responde en todos sus enfoques a una corriente filosófica

determinada como doctrina que implica en sí una concepción del mundo y conlleva un universo simbólico de explicación de la realidad en la cual interviene y que como conjunto de principios filosóficos fundamenta la actuación profesional.

No existe una única corriente filosófica que fundamenta al Trabajo Social, sino que aunque prevalezca una o varias de ellas, se encuentran fundamentos de diferentes corrientes direccionando la acción profesional, ya sea en forma explícita o implícita, consciente o inconsciente.

Los fundamentos filosóficos en que se fundamenta el Trabajo Social configuran la

concepción del mundo, en un momento histórico determinado, dando cuenta de las

relaciones sociales imperantes con la naturaleza, la sociedad y el pensamiento. En ese marco se identifican los valores predominantes, el auge que se de a la justicia social, la democracia, la participación, la igualdad, el bienestar, la felicidad humana, los derechos sociales, desde el discernimiento de las relaciones sociales y la forma de concebir y encarar la injusticia y la exclusión social, a través de alternativas asistencialistas, participativas y de desarrollo.

Toda doctrina que fundamenta al Trabajo Social está íntimamente vinculada con la

epistemología y las ciencias sociales. El Trabajo Social se nutre de ellas roturando un campo específico de abordaje de la realidad social, a través de su lenguaje específico y metalenguaje, configurando sus áreas de intervención en lo macro y microsocial, dentro de un cierre categorial que le permite establecer sus saberes específicos en torno a los saberes generales, manifestando una actitud ante la vida, ante el ser humano y ante la sociedad.

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Con la influencia de los fundamentos filosóficos el Trabajo Social construye

enfoques progresistas, conservadores, paternalistas, asistencialistas, escépticos,

empiristas, idealistas, objetivistas, racionalistas, intelectualistas, etc., a partir de la

consideración de la relación del sujeto y objeto en el proceso de conocimiento,

investigación e intervención. El sentido materialista, e idealista ha impregnado en gran medida al sistema profesional. Orienta la concepción de la problemática derivada de las relaciones fundamentales, los derechos sociales y los fenómenos de inclusión y exclusión según la plenitud del disfrute de los bienes y servicios que crea el desarrollo y la oportunidad en que se manifieste la ciudadanía civil, política y social.

El Trabajo Social con su praxis apuntala un modelo de sociedad. Desarrolla aspiraciones por una sociedad justa, equitativa, con paz, democrática, con desarrollo y equidad. Modelo al que aporta desde diferentes perspectivas, mediante el abordaje de condiciones concretas en los distintos escenarios donde se interviene.

4. Breve Repaso a las Corrientes Filosóficas, Sociológicas e Ideológicas Predominantes en el Trabajo Social

Diferentes enfoques filosóficos, sociológicos e ideológicos fundamentan al Trabajo

Social y están vigentes en el sistema profesional, estas se manifiestan en la formación y en el ejercicio profesional.

Corrientes Filosóficas:

Las corrientes filosóficas que predominan en la enseñanza y práctica del Trabajo Social

son el Materialismo Dialéctico y el Idealismo. Si bien se identifica mayor influencia por parte del positivismo y su variante funcionalista, además del materialismo dialéctico, eso no obvia la existencia de otras corrientes, derivadas del materialismo y el idealismo y sus posturas epistemológicas, aunque dispersas inciden en el sistema profesional.

Corrientes Sociológicas:

Dentro de las corrientes sociológicas identificadas predominan el materialismo

histórico y el positivismo con su variable funcionalista.

Corrientes Ideológicas predominantes:

Las corrientes que prevalecen en el Trabajo Social son la desarrollista, la revolucionaria y la neoliberal.

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5. Corrientes Sociológicas y su relación con el Trabajo Social Desde el punto de vista Sociológico el Trabajo Social incorpora un conjunto de

conocimientos teóricos y prácticos que le permiten asumir una concepción del mundo y de la realidad social para intervenir en ella. Dichas conocimientos derivan fundamentalmente del Positivismo y el Marxismo. La primera de ellas es una de las de mayor influencia en toda la historia de la profesión, incluyendo su variante del funcionalismo.

Desde el punto de vista epistemológico se parte de que la sociedad al igual que la

naturaleza goza de una armonía natural; está regida por leyes naturales, independientes de la voluntad y de la acción humana. De ahí que todos los métodos formulados tratan de coincidir con los métodos de las ciencias naturales para abordar y actuar en la realidad. Abandera la neutralidad y objetividad en el abordaje de los fenómenos sociales, planteando que la sociedad no puede ser transformada, por lo que sólo cambiará por evolución natural, manteniendo y aceptando el status quo vigente. Los hechos (Durkheim) son considerados como cosas, por lo que los conflictos ideológicos se ignoran. Para efectos de la validez del conocimiento sólo es válido lo que procede de la realidad visible, observable, cuantificable y medible. De ahí la influencia en la investigación, enfoque de la intervención y metodologías del Trabajo Social.

El funcionalismo o teoría del consenso analiza los hechos como suceden, asumiendo

que la sociedad es un organismo que funciona con el aporte de todos sus elementos y cuando uno de ellos se desarticula, enferma o cesa, debe ser regenerado, modificado, reemplazado. Lo que sale de esa lógica es disfuncional al sistema como el caso de los diferentes fenómenos de la problemática social como la delincuencia, la drogadicción, familias desintegradas, niños de la calle, etc. A los cuales se les debe dar tratamiento para no alterar el normal funcionamiento del sistema y es donde se justifica la labor del Trabajador Social y otras profesiones, con enfoques paliativos. Estudia los efectos de los problemas para su descripción basado en reglas empíricas, a fin de garantizar la estabilidad y evitar el conflicto para su armonía funcional.

El Marxismo se basa en lo histórico, planteando en ese contexto la problemática social,

los movimientos sociales, económicos, políticos y sociales, reconociendo la lucha de clases y basándose en el conocimiento objetivo de las cosas, identificando a los actores fundamentales y las contradicciones que permean la problemática y dinámica social.

Dentro del marxismo el materialismo histórico explica el funcionamiento de la

sociedad, abanderando su transformación estructural para lograr la justicia social y la dignidad de la vida humana, la igualdad y el bienestar.

En la práctica social, se marca un desfase discursivo entre los principios filosóficos,

metodológicos e ideológicos, con sus excepciones significativas. Se da un marcado eclecticismo que se diluye en la estructura formativa y en el ejercicio profesional. El eclecticismo como postura extralógica procura conciliar las doctrinas e ideologías que aparentemente son más congruentes, aunque procedan de diversos sistemas y propicia una forma de pensamiento y acción que adopta una postura intermedia entre posturas bien definidas.

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La profesión con todas sus potencialidades debe dejar de ser una declaración de buenas intenciones, para lograr una mayor legitimación a lo cual puede contribuir una adecuada fundamentación filosófica, teórica y metodológica. Desde diferentes enfoques se puede tener incidencia en los diferentes escenarios que conforman lo social.

6. El Fenómeno del Conocimiento, las Corrientes Epistemológicas y su

relación con el Trabajo Social Dentro de la filosofía, como proceso de reflexión y autoreflexión, la teoría del

conocimiento o epistemología es la explicación e interpretación del conocimiento humano que explica el proceso de conocer incluyendo al sujeto que conoce, el objeto por conocer y el conocimiento o verdad, como producto del conocer. El conocimiento mismo se define como la interacción del sujeto con el objeto, la cual debe ser observada y descrita previo a cualquier explicación e interpretación.

La consideración del proceso de conocimiento permite entender el proceso desde

donde se define el sujeto y objeto del Trabajo Social. Según la preeminencia que se de a cada uno, ya sea como objetos de atención o bien como sujetos de acción, da lugar al surgimiento de enfoques diversos ya sea desarrollistas, paliativos, asistencialistas o cualitativos que algunas veces se aíslan de la producción misma de los satisfactores y medios de vida como proceso que generan la posibilidad de participación material, espiritual e intelectual dentro de la racionalidad de medios y fines.

Las diferentes disciplinas de las ciencias sociales y sus posturas epistemológicas

transfieren al Trabajo Social posturas y actitudes teóricas, teleológicas, metodológicas y axiológicas determinadas por el proceso mismo del conocimiento, según sea la primacía del objeto o del sujeto y su interrelación. En ella se afirma un conjunto de conocimientos racionales que conforman una matriz doctrinaria específica, que privilegia la razón o la experiencia.

Para una mejor comprensión a continuación se analizan brevemente algunas posturas

que desde el punto de vista social y epistemológico se reflejan en el sistema teleológico, conceptual y axiológico del Trabajo Social.

El Materialismo e Idealismo

La doctrina materialista e idealista tiene amplia presencia en todas las corrientes del

pensamiento, la naturaleza y la sociedad. El materialismo señala que la materia es la última realidad. Mientras el idealismo plantea la supremacía de la mente. El materialismo histórico (Marx, Engels, Lenin) señala que en cada época histórica el sistema económico determina las necesidades de existencia, la organización social y política y todos los aspectos de cada época.

El idealismo considera que el mundo es infinito en unidades de fuerza infinitamente

pequeñas, donde Dios es concebido como la Mónada de las mónadas, lo que predestina el desarrollo de todo lo demás, con una armonía preestablecida, considera que todas las cosas

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son orgánicas y espirituales. En este enfoque el ser humano tiene cuerpo y alma, mientras en el materialismo el ser social es producto de las condiciones materiales de vida que condicionan su existencia.

El idealismo ha tenido gran influencia desde los precursores del Trabajo Social

implantando principios de hacer el bien por amor a Dios, o por amor al ser humano que inspira todavía muchas de las acciones sociales institucionales. El materialismo histórico y dialéctico ha generado procesos de reconceptualización, configurando el discurso democrático y progresista donde el ser tiene que participar para elevar sus condiciones de vida, al no estar determinadas por nada superior, sino por las relaciones sociales vigentes y los problemas se derivan de causas determinadas.

Tanto el Materialismo como el idealismo pueden asumir diferentes modalidades o

posturas epistemológicas empiristas o racionalistas, por lo que es necesario comprender a qué se refiere cada uno de esas posturas:

Racionalismo y Empirismo:

El proceso de conocimiento privilegia a la razón o la experiencia, alrededor de la cual se construyen toda una serie de corrientes que explican las modalidades que asume la interrelación entre ambos elementos y que a su vez crean todo un sistema de reflexiones que orientan el pensamiento de la sociedad en diferentes épocas históricas, coexistiendo según los contextos determinados.

Hasta finales del siglo XIX se dio primacía en la epistemología a la razón como medio

para adquirir el conocimiento contrastando a la percepción. Su prueba y metodología era el razonamiento deductivo se basó en principios evidentes o axiomas, hasta que Bacon creó las reglas de la lógica inductiva, argumentando que todo conocimiento deriva de la experiencia ya sea interna o externa. Evolucionando hasta el pragmatismo que fija la idea del conocimiento como instrumento para la acción, considerando que el conocimiento válido es el que puede ser verificable y útil.

El Racionalismo:

Esta postura ubica la fuente de conocimiento en la razón y la prioridad del sujeto ante

el objeto. Dentro de su lógica, se ubica al Estado y su responsabilidad de producir bienes y servicios a través de las políticas sociales para redistribuir la riqueza social, considerando las demandas como derechos pasivos, que crea sujetos subordinados con una relación de dependencia y una condición de asistido, la cual da total pasividad al sujeto. El modelo vigente es la relación problema-solución.

Dentro de la postura racionalista es importante destacar las siguientes corrientes o enfoques:

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El Dogmatismo:

Es un enfoque que por su naturaleza expresa una confianza total y absoluta en la razón humana, sin que la duda la debilite. Plantea verdades irrebatibles y permanentes estableciendo en forma ingenua la verdad de las cosas y el conocimiento específico circunscrito a una especialidad, sin aceptar alguna actitud crítica que cuestione su validez. La actitud dogmática deriva en no aceptar cuestionamientos a sus fines ni a sus acciones, lo cual no da lugar al enriquecimiento, a la discusión y a la crítica. Lo planteado se considera el único, confiable, valido y verdadero, desaprovechando otros criterios o experiencias, capacidades y conocimientos o razones de otros. El Subjetivismo:

Esta corriente epistemológica privilegia la acción del sujeto. Considera que el alcance de la verdad, está en el sujeto que la formula. Puede ser el profesional que emite un informe, el resultado de una investigación, etc. Sin reconocer que existe una verdad que tenga validez universal, al reducirla a un ámbito individual. El subjetivismo configura diversos tipos de Trabajo Social, según se interioricen los valores, fines y principios de la profesión, además de la experiencia obtenida y la visión de mundo que se posea, reduciendo muchas veces la verdad, a mi enfoque o a su enfoque, pues lo que interesa es la opinión individual, del autor, del experto, la actuación personal, y no del colectivo o del gremio.

El Positivismo o Escepticismo Metafísico:

Este enfoque induce a percibir como válidos los hechos inmediatos, lo que consta al

profesional, de lo cual puede contar con evidencia, medir o contar, mediante la validación de la experiencia. Mientras el dogmatismo hace tener la confianza absoluta en la razón humana y sus juicios e interpretaciones, el escepticismo conlleva la duda permanente sobre cualquier afirmación, buscando elaborar nuevas conclusiones que provengan del sujeto interesado para que sean confiables.

El Criticismo:

Corriente que asume plena confianza en la razón humana, por lo tanto confía en la verdad y el conocimiento, al cual aplica cierta desconfianza, tratando de convencerse de que las aseveraciones sean ciertas, por lo que inspira que todo profesional o persona sea reflexivo y crítico. Esta se manifiesta en los trabajos de diferentes pensadores desde la antigüedad hasta el momento actual. El criticismo como método de filosofar se basa en la investigación de la validez de las fuentes y de los planteamientos que se realicen, a fin de alcanzar la certeza. Se considera una actitud razonable para alcanzar el conocimiento. En los procesos formativos de Trabajo Social se insiste en la actitud crítica y reflexiva para llegar a conocer la verdad de las cosas y actuar sobre los diferentes fenómenos individuales y colectivos con la metodología y estrategias adecuadas. De seguirse puede contribuir a elevar la cientificidad del Trabajo Social, para combatir el simple juego de opiniones que prevalece en los círculos profesionales.

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El Relativismo:

Este enfoque también considera que no existe verdad absoluta con validez universal, afirmando que todas las verdades y los conocimientos son relativos, siendo incididos por factores externos, por lo cual sus alcances se refieren al contexto del que surgen. En ella se fundan muchas variantes de la investigación que se aplica en Trabajo Social.

El Escepticismo:

Esta corriente se manifiesta cuando se duda de todo, cuando se afirma que el

Trabajador Social al actuar como sujeto no puede aprehender al objeto, por lo cual se asumen actitudes supuestamente imparciales que conducen a no exteriorizar algún juicio respecto a un problema o caso. Se cree lo que se ve y sólo si lo afirma el profesional. En nuestro medio se da mucho cuando se considera que el conocimiento científico no puede venir de la profesión misma, esperando que para ser válido tiene que venir de otros libros o de otros contextos, manejando únicamente la probabilidad, alejándose de la verdad o su búsqueda, por lo tanto del conocimiento científico a través de la investigación.

El Empirismo:

A diferencia del énfasis del racionalismo en la razón humana, el empirismo es una corriente epistemológica que privilegia al objeto con relación al sujeto; para ella, el conocimiento parte de la experiencia, a través del reflejo de las propiedades del objeto en el pensamiento, a través de las sensaciones. La experiencia es fuente de verdad y de conocimiento. Esta corriente ha permeado por mucho tiempo a la profesión, sujetando la práctica profesional a la intervención a la experiencia, despreciando incluso la fundamentación teórica, marcando incluso la diferencia entre los teóricos y los prácticos.

El Pragmatismo:

Este enfoque valida lo que es práctico, no necesariamente que se tenga la capacidad de pensar o especular. De ahí que los adeptos en Trabajo Social consideran que lo importante no es saber investigar y llegar a la verdad sino que se sepa afrontar la vida y conducirse en la realidad con acierto. Lo verdadero es lo que sirve para fines prácticos, útiles y provechosos, lo valioso para alguien o algo; lo que puede facilitar un hecho, acontecimiento o evento de la vida del ser humano como tal. Sin importar que las soluciones concretas sean inmediatas y paliativas y no generen procesos de cambio a largo plazo. En esta postura se considera que el entendimiento humano no sirve para conocer la verdad, sino como ser activo, le sirve para actuar. Considera como cierto lo que es acertado y vital. Muchos colegas se jactan de su práctica y por guiarse con acciones y fines prácticos y útiles, sin complicaciones teóricas para asumir sus intervenciones. Además a la mayor parte de las instituciones les interesa no tanto los enfoques teorizantes o académicos que consideran idealistas; sino los resultados prácticos en torno a logros concretos, actividades realizadas, objetivos y metas alcanzadas. Mucho de la eficiencia y eficacia que abandera el neoliberalismo se basa en esta doctrina.

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El Humanismo como fundamento marco del Trabajo Social:

El humanismo es una variante del pragmatismo y se encuentra en el fondo de la acción social en la que se inserta la profesión, tomando en cuenta que se fundamenta en la naturaleza y los intereses del ser humano. En este sentido los postulados que toma el Trabajo Social son los de: la integralidad e historicidad del ser. El reconocimiento del valor humano y su naturaleza conlleva a una concepción de la vida, en un contexto determinado con sus manifestaciones económicas, sociales, políticas y culturales en el que se conjuga la relación necesidades-recursos-satisfactores. Configura la lógica de acción elemental en Trabajo Social, asignándole una identidad como profesión humanista, dirigida a atender las demandas sociales y a buscar mejores niveles de vida.

El humanismo ha sido fundamentado en valores religiosos, caritativos, filantrópicos y

también materialistas, por lo que será importante distinguir en cual de sus enfoques basamos nuestra acción y el carisma de humanismo profesional. Actualmente se lleva el humanismo a una refilantropización poniendo en primer plano una actitud altruista de empresarios, políticos etc., asociados en fundaciones y otras organizaciones, que contribuyen a relativizar la debilidad de las políticas sociales y la pérdida de vigencia de los derechos sociales, al configurar la atención de las necesidades y problemas sociales, ya no como derecho social, sino por compasión, convencionalismo, evasión de impuestos, lo que al mismo tiempo relativiza la importancia de las mismas políticas sociales y la responsabilidad del Estado.

Corrientes vinculantes entre el racionalismo y el empirismo:

El intelectualismo y el apriorismo son mediaciones entre el racionalismo y empirismo. El intelectualismo por su parte afirma que los conceptos, los juicios proceden de la experiencia. Los principios del conocimiento residen en la experiencia Aunque todo conocimiento del entendimiento se deriva de las experiencias sensibles. Estas y la razón se ligan para formar el fundamento del conocimiento humano. (Aristóteles, Santo Tomás de Aquino, etc.)

El apriorismo por su parte también considera que la razón y la experiencia son las

causas del conocimiento, sosteniendo que nuestro conocimiento posee algunos elementos a priori, independientes de la experiencia, mismos que se imprimen a la experiencia y de ahí deriva el conocimiento. El factor cognoscitivo proviene de la razón, (Kant). Tanto el intelectualismo y el apriorismo se identifican con la psicología que afirma que en la formación del conocimiento interviene la razón y la experiencia.

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7. Enfoques profesionales derivados de las corrientes epistemológicas

Partiendo de la posibilidad del conocimiento y actuación, las bases filosóficas permiten ver desde la experiencia, la cotidianidad de los sectores populares, la racionalidad institucional, la racionalidad académica, las finalidades prácticas y personales, todo un bagaje de conocimientos que brindan insumos para crear teorías acerca de la intervención misma y contribuir a configurar el objeto de conocimiento e investigación que permita dentro de la vigencia transdisciplinar e interdisciplinar, consolidar la especificidad y legitimación como Trabajo Social.

Las bases doctrinarias de que se nutre el Trabajo Social, dentro de la práctica cotidiana

se insertan e impregnan en los valores, principios y contenidos que se manejan en la profesión para concebir, investigar, diseñar la intervención, etc., y forman parte del pensamiento profesional, al existir configurando la relación sujeto objeto en la formación del conocimiento, partiendo del hecho de que el y la profesional deben conocer para actuar, independientemente de la metodología empleada y su sustentación epistemológica, aunque estamos claros de las ventajas del enfoque dialéctico.

De hecho en todas las ciencias sociales existen diversas corrientes para ubicar el origen

del conocimiento inscribiéndose en la formación del conocimiento con privilegio de la razón (racionalismo), en la experiencia (empirismo) o en ambos (intelectualismo y apriorismo).

Enfoques derivados del Racionalismo:

La concepción del sujeto aunque se priorice en nuestra profesión, no siempre es de sujeto activo, dependiendo de los programas institucionales. En algunos se privilegia al sujeto pasivo, o un sujeto activo pero no crítico y sin visión integral de la realidad como totalidad.

Es común la anulación consciente o inconsciente del profesional respecto al cliente, beneficiario o usuario, al arrogarse de su profesión y cargo, sin incorporar el conocimiento y experiencia de las personas con quienes trabaja; además de que lo desplaza como persona por su propia problemática y asume una situación determinada y diagnosticada para actuar sobre ella y solucionarla.

Los modelos que se derivan en Trabajo Social con el énfasis en el sujeto (razón) se

encuentra el enfoque psicológico y el de la orientación social.

En el enfoque psicológico predomina el sujeto como fuente y ser responsable de su problemática. El problema se sitúa en el individuo, en su pensamiento, o en el comportamiento grupal, en forma aislada del contexto donde se desenvuelve y a los actores cercanos sin considerar que deriva de las relaciones sociales imperantes.

El enfoque de la orientación social, da lugar a que el Trabajador Social se envista de

su profesión y tenga el poder y la capacidad de orientar al individuo, grupo o comunidad con la que trabaja, por estar preparado y conocer las formas de la verdad o estrategias para

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tomar las decisiones y movilizar los recursos necesarios para encontrar las soluciones adecuadas. El Trabajador Social actúa desde afuera o desde adentro, sin perder su papel orientador, educador y capacitador. Al final se logra la adaptación, el cambio parcial y el ajuste de la situación problemática mediante el control de sus variables y las acciones para aminorar sus efectos y lograr la integración.

En los enfoques donde predomina el sujeto predomina claramente la corriente

funcionalista, se propicia el individualismo y se enfatiza en el existencialismo. Se inspiran lemas de cambios internos antes de cambiar la situación problemática social, culpabilizando al individuo como tal y coartando sus expectativas y demandas en el largo plazo. Es un enfoque ahistórico con una filosofía idealista y un enfoque psicologista que tiende a individualizar lo social siendo funcional al orden vigente. Se exculpa al Estado, al sistema y la sociedad por los problemas del individuo, su familia y su comunidad.

Enfoques derivados del Empirismo:

El empirismo como la antítesis del racionalismo propugna por ubicar como causa del conocimiento humano a la experiencia, del que derivan los conceptos más generales y abstractos, de hechos concretos. (estoicos, epicúreos, Locke, Hume, Stuart Mill).El empirismo señala dos tipos de experiencia una interna o reflexión y una externa o sensación, señalando que aún las leyes lógicas del pensamiento deben fundar su validez en la experiencia.

Dentro del empirismo surgen para el Trabajo Social tres enfoques que ratifican la

predominancia del objeto con una visión del sujeto pasivo: El enfoque asistencialista, el

sociologista y el tecnocrático.

El enfoque asistencialista, ubica la problemática dentro de una situación, con sus

variables condicionantes y determinantes; cuya solución se busca dentro de las circunstancias que la generan, en forma parcial sin enfoques integrales y multidimensionales, aislados y sin ninguna relación entre sí. La asistencia se enfoca en forma paliativa o emergente; curativa o rehabilitadora; preventiva para evitar mayores problemas sociales y promotora para la integración de la sociedad. De esa cuenta el bienestar no se construye históricamente y las instituciones instrumentalizan las necesidades sociales para justificar su existencia y disponer de recursos. Tanto a nivel público como privado.

En el enfoque sociologista se plantean objetivos eminentemente funcionales mediante

los cuales se pretende la integración del individuo al medio social; prevalece el sujeto como individuo con situaciones disfuncionales que afectan a su familia, al grupo al que pertenece y su comunidad, por lo que las instituciones con la ayuda del Trabajador Social al asistirlo, pretenden ajustarlo o reintegrarlo al sistema.

En este enfoque el individuo como tal es más objeto o cosificación que sujeto-persona.

Se obvia que los problemas y sus causas derivan de las relaciones sociales prevalecientes. Dichas causas se buscan en el medio o se atribuye a actitudes aisladas. Como sucede en la actualidad, se señala al individuo mismo de lo que le pasa por su propia responsabilidad,

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donde el Estado y la sociedad no tienen culpa alguna, por lo que por compasión hay que atenderlo y se focaliza a los más vulnerables.

Generalmente la intervención profesional se da fraccionando al ser integral y

atendiendo solamente los aspectos relacionados con la institución o programa específico de acuerdo a la situación afrontada, en forma aislada del contexto social y sus múltiples determinaciones. Se enfatiza en la atención de casos, en el desarrollo de la comunidad y en el trabajo de grupos de interés, en donde los actores no se articulan para fortalecer el tejido social; se concibe la acción para el cambio social con la finalidad de superar las desventajas en el sistema mismo y con la pretensión de lograr una inclusión o integración al sistema, tal como lo pretende el desarrollo humano en su enfoque del PNUD. En este enfoque el Trabajador Social desempeña un papel técnico con supuesta neutralidad.

Por su parte el enfoque tecnocrático concibe al sujeto como un objeto y se enfatiza en

la técnica como el medio que al dominarse, solucionará la problemática afrontada; propugna por su supuesta instrumentalidad neutral, donde el Trabajador Social es un profesional que domina y conoce cosas apareciendo como un experto ante la población afectada que carece de los conocimientos mínimos al respecto.

Enfoques Dialécticos

Para resaltar la relación dialéctica sujeto-objeto-sujeto, se considera que ambos influyen en sí mismos, motivando transformaciones en la naturaleza, la sociedad y el pensamiento. Se asume más un enfoque dialéctico impulsado por metodologías como la educación popular, la investigación acción, la construcción de escenarios y la

promoción social, donde se contextualiza al sujeto en el objeto y en su interrelación dinámica con el medio como producto histórico.

En ese sentido pueden identificarse el enfoque de la práctica social en la cual se

incluye al sujeto como ser activo e histórico, con capacidad de participación en sentido Steiniano en la producción material, intelectual y espiritual, con la oportunidad de definir sus fines y crear los medios de vida necesarios; de dicha participación deriva su acceso a la producción misma, su distribución y consumo, marcando las posibilidades de desarrollo y generando la inclusión o exclusión en torno a la calidad de vida y los satisfactores materiales e inmateriales necesarios para su plenitud.

Siguiendo a Sánchez Vásquez en su Filosofía de la Praxis puede establecerse que en la

relación del ser humano con la naturaleza y con otros seres en su concepción como ciudadano, se puede lograr la praxis reiterativa, la praxis creadora y la praxis

transformadora, al enfrentar una problemática derivada de las relaciones sociales imperantes y de la interrelación de variables que conforman determinadas situaciones problemáticas que afectan en forma colectiva o individual a la persona humana.

El y la profesional de Trabajo Social se concibe en este enfoque como un sujeto

histórico que desempeña una profesión social con potencialidades de impulsar transformaciones al acompañar a la población en el conocimiento, interpretación y transformación de sus condiciones de vida.

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También se identifica en este enfoque el de Trabajador Social-Cliente o

Beneficiario- y práctica profesional, en el cual se hace uso del conocimiento científico articulado con técnicas e instrumentos que generan prácticas transformadoras de la realidad. Tanto el profesional como el beneficiario son sujetos de la acción y participan en la toma de decisiones mediante una interacción dialógica, donde como afirma Freire, ambos aprenden de sí mismos y de ambos influyéndose mutuamente, mediados por el contexto.

Como se evidencia en el repaso anterior, las bases filosóficas o doctrinarias pueden

parecer diversas, sin embargo es importante afirmar que la fundamentación del enfoque profesional de que se parta, necesita clarificarse y develarse, para tener conciencia de sus alcances y limitaciones en el marco de las ciencias sociales y en la búsqueda del conocimiento y transformación de realidades concretas y situaciones problemáticas, tomando conciencia del enfoque sociológico, metodológico o ideológico de que se parte, o bien de los eclecticismos asumidos. Esa será una precondición para lograr la cientificidad del quehacer profesional, pues a partir de ello se estará en la posibilidad de implementar uno o varios modelos de enfocar la intervención, el sujeto y objeto de la acción, diversificándolo, además de enriquecerlo y democratizarlo, pero le sujeta más a ser una práctica social y consolida la aspiración a una disciplina científica.

Dentro de la riqueza de la ciencia, la práctica profesional del Trabajo Social está

fundamentada en diversidad de enfoques o modelos, de acuerdo a los fundamentos teórico-metodológicos que inspiran la concepción del mundo, del sujeto-objeto de intervención y de conocimiento, de lo social y de la problemática. Lo imprescindible es interiorizarlo y partir de la crítica kantiana a fin de optimizar el espacio profesional como mediación para contribuir a la búsqueda de mejores condiciones de vida de la población, eficientizando la formación recibida y el privilegiado contacto cotidiano de la práctica profesional, a partir de la concepción del ser y el ser social en sus múltiples determinaciones y potencialidades.

A pesar del predominio del enfoque positivista, funcionalista y empirista en sus

modalidades y del predominio del sujeto pasivo y objeto, el enfoque materialista sigue permitiendo el abordaje histórico y dialógico, tendiendo hacia la humanización del sujeto y sus condiciones de vida. Las transformaciones responden a las posibilidades existentes en el contexto y a la participación del sujeto individual o colectivo.

Es importante tener una concepción dinámica del sujeto, como ser activo y capaz,

participativo, no inmerso en una situación problemática, sino en un conjunto de relaciones sociales que le determinan y condicionan su actividad derivando en situaciones problemáticas que afectan y le obstaculizan alcanzar niveles de vida adecuados.

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8. Relación de los Fundamentos Filosóficos con la Metodología del Trabajo Social

El desarrollo de las ciencias sociales influencian la creación y adopción del instrumental técnico que utiliza el Trabajo Social en su acción profesional, con marcada influencia de la sociología y la psicología.

El desarrollo del Trabajo Social ha estado ligado a fases críticas de la sociedad que han

implicado rupturas epistemológicas para asumir el marco de las contradicciones imperantes. Cuando en el siglo XX la sociedad norteamericana vive tensión social, la filosofía positivista y pragmatista da lugar al surgimiento de la profesión, que asume un enfoque subjetivo y pragmático, que tiende a la búsqueda de la verdad y de las soluciones en la acción misma, reproduciendo el circunstancialismo y subjetivismo. Despojando en su inicio al Trabajo Social de una práctica con teoría propia, sino dedicada a instrumentar las concepciones políticas diseñadas por los científicos sociales. Desde entonces se asumieron conceptos, categorías y métodos de la medicina, la psicología, la psiquiatría, etc., referentes al enfoque de anormalidades y patologías sociales, dando lugar al método de casos para evitar las disfuncionalidades sociales.

A partir de allí, el psicoanálisis influye al Trabajo Social al facilitar el conocimiento de

la dinámica de la personalidad y proporcionar las técnicas de ajuste social. Mary Richmond influenciada por la concepción positivista y con la concepción de una sociedad inmutable, conjuga la asistencia individualizada involucrando etapas de la caridad, la beneficiencia y la filantropía, centrando la práctica profesional en el individuo y sus potencialidades psicológicas para su ajuste a la sociedad. Su modelo de intervención presenta como fases: el estudio de caso, diagnóstico y tratamiento, derivado de la práctica médica. Su pretensión es ajustar al sistema al individuo que no ha tenido éxito, que no ha sido competitivo, por lo que se le ayuda a incorporarse a la armonía social.

El Trabajo Social de Grupos nace como método cuando se determina que cada

miembro de un grupo necesita superar su comportamiento y su funcionamiento social, mediante la autoeducación para servir en el grupo y a la comunidad. Pretende también ajustar al individuo al medio y se aísla al grupo de las relaciones sociales de producción, buscando las satisfacciones a las necesidades dentro del grupo sin establecer cambios en la estructura social.

El método de desarrollo de la comunidad surge para hacer frente al discurso

socialista y en respuesta a la Revolución Cubana, por lo que se pretende contrarrestar su impacto en América Latina, por lo que se impulsan formas de acción conjunta entre el Gobierno y la población, enfatizando en aspectos de salud, educación, productividad, infraestructura, capacitación de líderes, etc., instalando el enfoque desarrollista en el Trabajo Social.

La metodología tradicional pretende mejorar las condiciones de vida sin tocar las

estructuras sociales imperantes, reproduciendo enfoques funcionalistas, empíricos y pragmáticos, entre otros

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La metodología de Transición surge cuando se evidencia la ineficacia de los métodos

tradicionales en la resolución de los problemas sociales, dando mayor énfasis a la realidad social y su reflexión profesional, tratando de responder a la realidad latinoamericana. Surge el enfoque de la reconceptualización y se evidencia que los métodos tradicionales no responden a la realidad latinoamericana, además de que la ideología subyacente se trasladaba a los sectores poblacionales con los cuales se trabajaba. Además se trataba de interpretar el fracaso de los planes de desarrollo impulsados por los Estados Unidos y las burguesías locales. A ello contribuyó el desarrollo de las ciencias sociales. Siendo la sociología con su enfoque de totalidad del hecho social, la que mayor presencia asume en el Trabajo Social, fundamentando la antítesis de la neutralidad y objetividad de los enfoques norteamericanos con la teoría estructural funcionalista.

El énfasis ideológico relaciona la práctica política con la práctica profesional. Propone

como métodos: el método integrado, método básico y método único, que no superaron a los métodos tradicionales.

El método integrado pretende la formación de un profesional polivalente con

capacidad de actuar en los niveles individuales, grupales y comunales, según demande la realidad. Este enfoque metodológico es funcional al sistema mismo en tanto asume unidades diferenciadas de intervención. Este enfoque propicia nuevos currículas que propician la formación genérica en contraposición a la formación específica.

El método básico, surgido en Chile, tiene la pretensión de responder a la problemática

compleja de la realidad latinoamericana, pero en su estructura incluye los elementos esenciales del Trabajo Social Tradicional.

El método único surge también en Chile y presenta marcada influencia de Freire,

proponiendo una acción racional apoyado por el método científico de la transformación social por medio de la educación social, investigación, social, planificación social y asistencia social.

Estos métodos que surgen previo a la reconceptualización y crean condiciones para

este fenómeno, se caracterizaron porque son contrarios a la abstracción y departamentalización de la metodología tradicional y a la enseñanza rígida y estática. Rechazan el fin, los medios y objetos que tradicionalmente se han asignado a la profesión y consideran la necesidad de nuevos conceptos y teorías para conformar una nueva teoría del Trabajo Social. Propugnan como finalidad el fomento de la concientización y la participación de la población en el cambio social, a partir de la interrelación del medio social con la estructura, asumiendo lo particular dentro de la sociedad en general.

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9. Los Métodos del Movimiento de Reconceptualización

Los métodos inspirados en el movimiento de reconceptualización del Trabajo Social pretenden cambiar el enfoque para ya no trabajar con valores guiados por la concepción de una sociedad perfecta e inmutable. El abordaje de la realidad sin la desviación ideologizante conlleva nuevas propuestas, tratando de llevar al Trabajo Social a un proceso reflexivo y endógeno, para redefinir el espacio profesional. Entre sus propuestas están metodologías que asumen el conocimiento y la intervención, basado en el conocimiento científico de la realidad social. Pueden mencionarse las de Gallardo Klark, por aproximaciones; la de Kissnnerman que incluye en un primer momento los elementos básicos del método científico a través de un marco teórico, hipótesis y sus variables e indicadores, con énfasis en la investigación en su nivel básico como operativo, a nivel exploratorio, descriptivo y explicativo. Y en un segundo momento incluye la intervención planificada que pretende transformar la situación-problema por medio de la investigación.

También aparecen con propuestas Teresa Quiroz que propone trascender lo

fenoménico a la esencia de los fenómenos sociales desde una perspectiva histórica de la sociedad, entendiendo dialécticamente los problemas sociales en procesos de conocimiento de lo abstracto a lo concreto.

Boris Lima con su modelo de intervención en la realidad, brinda fundamentos

epistemológicos importantes basados en las categorías del materialismo histórico y dialéctico. Ander Egg por su plantea una guía para abordar problemas comunales, a partir de la investigación diagnóstica, la planificación, la ejecución y la evaluación.

A partir de allí, la tendencia es a elaborar propuestas metodológicas que den un

acercamiento científico al Trabajo Social, aunque no logran hegemonía, ante los métodos tradicionales con sus variantes, influidos por las corrientes sociológicas, epistemológicas e ideológicas del contexto en que surgen. De ahí la importancia de develar la fundamentación filosófica o doctrinaria del Trabajo Social.

Es insoslayable que se conjugan los fundamentos doctrinarios (filosóficos,

metodológicos, ideológicos y axiológicos) con finalidades diferentes que a veces sólo alimentan el discurso más no la práctica. Por eso la aspiración a la consideración del Trabajo Social como disciplina requiere asumir la responsabilidad histórica por elevar la profesionalidad, con miradas endógenas y exógenas para consolidar la fundamentación científica y el aporte a la sociedad.

Ello facilitará asumir la gestión del desarrollo como finalidad, a la vez de fortalecer su

legitimación tanto en la esfera pública como privada. La expectativa de la especialización de la profesión y su competitividad, deben asumirse con reflexión y fundamentadas en la necesidad de cambiar algunas estructuras profesionales pero también con la convicción y la claridad del por qué, para qué, cuándo y dónde poderse hacer y los criterios estratégicos para su optimización.

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El Trabajo Social con una adecuada concepción del mundo, de la vida, del ser humano y la naturaleza puede impulsar procesos sostenibles que no sacrifiquen el acceso a esos bienes a las generaciones futuras a partir de una racionalidad donde todos quepan, todos disfruten del progreso social y todos participen en igualdad de condiciones en la producción de la riqueza del país, su distribución y consumo, superando cualquier ámbito moralista, ideológico o discursivo.

Los modelos de intervención y conocimiento desde el Trabajo Social pueden aportar a la ruptura de paradigmas antidemocráticos y excluyentes, con acciones desde lo micro a lo macro, para fortalecer alternativas sostenibles, incluyentes, participativas y democráticas.

Eso implica conocer, comprender y enfrentar adecuadamente la situación de pobreza

estructural y coyuntural como punto de partida de la acción profesional, donde los actores sociales partan de una ciudadanía social, cívica, económica y política como base de un proceso de dignificación de la vida humana para hacer sostenible la paz y el desarrollo.

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Bibliografía de Referencia

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2. Ander Egg, Ezequiel. El Servicio Social en la Encrucijada. UMETS. México. 1971. 3. Althusser, Loñuis. Para una Crítica de la Práctica Teórica. Editorial Siglo XXI. México,

1974. 4. Bachelard, Gaston. La Formación del Espíritu Científico. Editorial Siglo XXI, Buenos

Aires, 1972. 5. Bordieu, Pierre. Et. Al. El Oficio del Sociólogo. Editorial Siglo XXI. México. 6. Barrantes A, César A. ¿Qué es eso que llaman Trabajo Social? San José Costa Rica. 7. CELATS. La Práctica del Trabajador Social. CELATS ediciones. Lima Perú. 1983. Págs.

319. 8. Díaz Argueta, Julio César. La Metodología de la Promoción Social. Guatemala, 1987. 9. Díaz Argueta, Julio César. La Conceptualización del Trabajo Social. Guatemala, 1997. 10. Díaz Argueta, Julio César. Hacia la Naturaleza del Trabajo Social. Guatemala.1,998. 11. Díaz Argueta, Julio César. et. al. La Enseñanza-Aprendizaje de la Metodología del Trabajo

Social Guatemalteco. Guatemala. 1994. 12. Escalada, H, Mercedes. Crítica a los Métodos de la Reconceptuali8zación del Trabajo

Social. Edit. Guaymuras. Honduras, 1986. 13. Iamamoto, Marilda V. Servicio Social y División del Trabajo. Biblioteca Latinoamericana

en Trabajo Social. 14. Kant, Inmanuel. Crítica de la Razón Práctica. Editorial Lozada S.A, Buenos Aires, 1961. 15. Kosik, Karel. Dialéctica de lo Concreto. Editorial Grijalbo, México, 1967. 16. Lima, Boris. Contribución a la Epistemología del Trabajo Social. Edit. Humanitas. Buenos

Aires, Argentina, 1980. 17. Martinelli, M.L. Servicio Social. Identidad y Alienación. Biblioteca Latinoamericana de

Servicio Social. Cortez, Editora. Brasil, 1997. 18. Montaño, Carlos y Pastorini, A. Génesis y Legitimidad del Servicio Social. Brasil. 19. Mendoza Rangel, María del Carmen. Una Opción Metodológica para los Trabajadores

Sociales. Srf. 1986. 20. Palma, Diego. La Reconceptualización. Una Búsqueda en América Latina. Edit. Librería.

Ecro. SRL. 1977. 21. Pappa Santos, Ralfi Obdulio. Trabajo Social hoy. Universidad Rafael Landívar.

1998.

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Guatemalteco, Maestro de Educación Primaria Urbana, Trabajador

Social, con los siguientes estudios de posgrado:

• Maestría Latinoamericana de Trabajo Social MLATS, Universidad Nacional

Autónoma de Honduras UNAH. Tegucigalpa DC 1988-90.

• Diplomado en Gestión Científica y Tecnológica. Dirección General de Investigación

DIGI – USAC - Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo PNUD-CINDA-

Chile. Guatemala 1991-92.

• Especialización en Investigación. Universitaria. Programa de Educación a Distancia

EDUSAC-IIME, Universidad de San Carlos, Guatemala 1992-94.

• Especialización en Trabajo Social y Educación Popular con Niños. Centro

Latinoamericano de Trabajo Social CELATS – UNESCO. Lima, Perú 1992-93.

• Especialización en Docencia Universitaria. EDUSAC-IIME, USAC Programa de

Educación a Distancia, Guatemala, 1994 1995.

• Especialización en Formación de Formadores en Gerencia Social, INAP INDES BID

2005.

• Especialización en Cómo Enseñar Capital Social, Ética y Desarrollo en las

Universidades. Instituto de Estudios Avanzados para las Américas INEAM de la

Secretaría de los Estados Americanos OEA y la Iniciativa Interamericana de Capital

Social, Ética y Desarrollo del Banco Interamericano de Desarrollo BID. Washington.

2005-2006.

• Doctorado en Ciencias Sociales con Orientación en Gestión del Desarrollo. Postgrado

Latinoamericano de Trabajo Social, Universidad Nacional Autónoma de Honduras

1996-99.

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Dentro de su última experiencia laboral se encuentra:

• Docente, supervisor de EPS en la Escuela de Trabajo Social USAC 1982 a 1990

• Fundador y Coordinador del Instituto de Investigaciones de la Escuela de Trabajo

Social. 1990 a 2002

• Fundador y Coordinador del Departamento de Estudios de Postgrado de la Escuela de

Trabajo Social. Guatemala. 2003 a 2006

• Coordinador Académico de la Especialización en Desarrollo Humano Local y

Cooperación Internacional,

• Director de Asesores para el Desarrollo SC de 2000 a la fecha 2006. Entidad que realiza

investigaciones y proyectos en torno a situaciones de pobreza, promoción social y

desarrollo humano con equipos interdisciplinarios, en apoyo a comunidades en

situación de pobreza.

• Profesor Invitado por el INDES – BID y el INAP para los diplomados de Gerencia

Social

• Consultor del Instituto de Investigaciones para la Educación Superior de América

Latina y el Caribe IESALC – UNESCO. Venezuela, 2005.

• Miembro y Coordinador del Comité de Bioética de la Universidad de San Carlos de

Guatemala

• Consultor Independiente en procesos de investigación, desarrollo local, gestión de

riesgos, capacitación, formulación y evaluación de proyectos etc., con diversas

organizaciones públicas y privadas, nacionales e internacionales. Guatemala y Centro

América 1990 a la fecha.

• Docente Invitado cursos de Metodología de Investigación, Políticas Públicas, Ética de

la Investigación y otros en Maestrías y doctorados en Universidad Panamericana. 2005

a la fecha

• Docente Invitado. Universidad de Florencia, Italia. Desarrollo Humano y Ética del

Desarrollo. Italia

• Docente. Invitado. Políticas Sociales y Áreas de Intervención Profesional. Universidad

Mariano Gálvez. Sololá, Guatemala

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• Tutor del Curso de Alta Especialización en Gobierno y Gestión Pública. Guatemala,

2006.

• Docente invitado. Doctorado en Política Pública. Temas éticos. Universidad de Puerto

Rico, Recinto Río Piedras. 2008.

• Coordinador General del Sistema de Estudios de Postgrado de la Universidad de San

Carlos de Guatemala. Septiembre 2006 a la fecha.

Entre sus méritos está el ser autor de diversos libros, artículos en revistas indexadas,

ensayos, conferencista nacional e internacional, investigador y miembro de consejos

editoriales invitados en diversas universidades de Latino América.