Areíto sábado 20 de junio de 2015

8
Areíto Zona de la Cultura y de las ideas www.hoy.com.do Editor: Bavegado Diseño: Aimée Piccirillo SÁBADO 20.06.2015 LEONARDO BOFF El suicidio del copiloto: ¿expresión del nihilismo de la cultura? Página 2 Leonardo Padura “UN DUENDE HABANERO” La obra de Leonardo Padura es desafiante, contestaria y con un manejo del análisis de la historia pocas veces observado en los autores latinoamericanos. Pá g i n a 5 JOSÉ MÁRMOL Y LA POESÍA DEL PENSAR El ojo del arúspice”, de José Mármol, publicado en 1984, marcó el inicio de la generación de los ochenta. Fue con ese libro que José Mármol, entonces un joven veinteañero, instauró una nueva sensibilidad en la poesía dominicana. Pá g i n a 7 ¡El mundo maravilloso D D E E P P E E Ñ Ñ A A D D E E F F I I L L L L Ó Ó ! ! Página 8 EDGAR MORÍN apología y crítica Aquí termina este periplo que ha durado más tiempo del esperado. Ha sido un maravilloso viaje que ha despertado mayores enigmas en mi muy inquieto espíritu. Pá g i n a 4

description

 

Transcript of Areíto sábado 20 de junio de 2015

  • A re t o Zona de laCultura y delas ideas w w w. h oy.co m .d oEditor: BavegadoDiseo: Aime PiccirilloS BA D O 2 0.0 6.2 015LEONARDO BOFF

    El suicidio del copiloto: expresin delnihilismo de la cultura? Pgina 2

    Leonardo PaduraUN DUENDE HABANEROLa obra deLeonardo Padura esde s afiante,contestaria y con unmanejo del anlisisde la historia pocasveces observado enlos autoreslatino americanos.P g i n a 5

    JOS MRMOLY LA POESA DEL PENSAREl ojo del arspice, deJos Mrmol, publicado en1984, marc el inicio de lageneracin de los ochenta.Fue con ese libro que JosMrmol, entonces unjoven veinteaero,instaur una nuevasensibilidad en la poesadominicana. P g i n a 7

    El mundo maravillosoDDDEEE PPPEEEAAA DDDEEEFFFIIILLLLLL!!!

    Pgina 8

    EDGAR MORNapologa y crticaAqu termina esteperiplo que ha duradoms tiempo delesperado. Ha sido unmaravilloso viaje queha despertadomayores enigmas enmi muy inquietoe spritu.P g i n a 4

  • 2 Sbado 20 de juniode 2 015H OY A RE TO

    Zona

    Are

    itoZo

    na A

    reto

    Marguerite Yourcenar (Novelista y traductora francesa)La posibilidad de quitarse la mscara en todas lasocasiones es una de las raras ventajas que reconozcoa la vejez

    1870 NACI EL 20 DE JUNIO. Jule sGoncourt, escritorfrancs creador delpremio Goncourt, uno de los ms prestigiososgalardones literarios de Francia._

    1905 NACI EL21 DEJ U N I O. J e a n - Pa u lCharles Aymard Sartre,conocido comoJean-Paul Sarte,escritory filsofo francs.Galardonado con el

    LA HISTORIA/Fuente: Biblifilo Enmascarado

    premio Nobel en 1964, que rehus alegando quesu aceptacin implicara perder su identidad defils ofo._

    1947 NACI EL 21 DE JUNIO. Fe rn a n d oFernndez-Savater Martn,filsofo,novelista y autor dramtico espaol, destaca enel campo del ensayo y el artculo periodstico. Suobra La hermandad de la buena suerte fu ePremio Planeta de novela 2008._

    1939 NACI EL 23 DE JUNIO. lva roPombo, literato espaol, miembro de

    la Real Academia Espaola. Su novela El metrode platino iridiado, est considerada su obra

    maestra y fueganadora del PremioNacional de la Crtica._

    1957 FA LLECI EL 26 DEJ U N I O. M a l co l mLowry, novelista inglsautor de la popularnovela Bajo elv o l c n.

    El suicidio del copilotoexpresin del nihilismo de la cultura?Leonardo Boff

    E l suicidio premeditado del copilotoAndreas Lubitz de la compaa Ger-manwings, llevando consigo a 149personas, suscita varias interpreta-ciones. Seguramente haba un componentepsicolgico de depresin, asociado al mie-do de perder el puesto de trabajo. Pero llegara esta solucin desesperada de poner vo-luntariamente fin a su vida, llevando con-sigo a otras 149 personas, implica algo muyprofundo y misterioso que necesitamos tra-tar de descifrar de alguna forma.

    Actualmente este miedo a perder el em-pleo y vivir bajo una grave frustracin por nopoder realizar nunca su sueo lleva a no po-cas personas a la angustia, de la angustia a laprdida del sentido de la vida, y de esta pr-dida al deseo de morir. La crisis de la geo-sociedad est haciendo surgir una especie demalestar en la globalizacin replicando elmalestar en la cultura de Freud.

    A causa de la crisis, las empresas y susgestores llevan la competitividad hasta unlmite extremo, estipulan metas casi inal-canzables, infundiendo en los trabajado-res angustias, miedo y, no es raro, sndro-me de pnico. Se les exige todo: entregaincondicional y plena disponibilidad, las-timando su subjetividad y destruyendo lasrelaciones familiares. Se estima que enBrasil cerca de 15 millones de personas su-fren este tipo de depresin, ligada a las so-brecargas de trabajo.

    La investigadora Margarida Barreto,mdica especialista en salud del trabajo,observ, en una investigacin llevada a ca-bo en el ao 2010 oyendo a 400 personas,que cerca de la cuarta parte de ellas habatenido ideas suicidas a causa de la excesivaexigencia del trabajo. Contina ella: esnecesario ver el intento de quitarse la vidacomo una gran denuncia de las condicio-nes de trabajo impuestas por el neolibe-ralismo en las ltimas dcadas. Resultanespecialmente afectados los empleados debanca del sector financiero, altamente es-peculativo y orientado a la maximizacinde los lucros.

    Una investigacin hecha en el 2009 porel profesor Marcelo Augusto Finazzi San-tos, de la Universidad de Brasilia, averiguque entre 1996 y 2005, cada 20 das se sui-cidaba un empleado de banca a causa delas presiones por metas, exceso de tareas ypavor al desempleo.

    La Organizacin Mundial de la Salud es-tima que se suicidan cerca de tres mil per-sonas diariamente, muchas de ellas porcausa de la abusiva presin del trabajo. LeMonde Diplomatique de noviembre de2011 denunci que entre los motivos de lashuelgas de octubre en Francia se encon-traba tambin la protesta contra el ritmode trabajo acelerado impuesto por las f-bricas causando nervosismo, irritabilidady ansiedad. Se volvi a lanzar la frase de1968 que rezaba: metro, trabajo, cama ,

    actualizndola ahora como metro, traba-jo, tmulo . Es decir, enfermedades letaleso suicidio como efecto de la superexplo-tacin del proceso productivo al modo ul-tra acelerado norteamericano.

    Estimo que, en el fondo de todo, esta-mos frente a aterradoras dimensiones ni-hilistas de nuestra cultura. El trmino ni-hilismo fue introducido en 1793 durante laRevolucin Francesa por AnacharsisCloots, un francoalemn, y fue divulgadopor los anarquistas rusos a partir de 1830,que decan: todo est equivocado, por esotodo tiene que ser destruido, y hay que re-comenzar de cero. Despus Nietzsche re-toma el tema del nihilismo, aplicndolo alcristianismo que, segn l, se opone almundo de la vida. En la posguerra, en suseminario sobre Nietzsche, Heidegger vams lejos al afirmar, creo que de formaexagerada, que todo el Occidente es nihi-lista porque olvid el Ser en favor del ente.El ente, siempre finito, no puede llenar labsqueda de sentido del ser humano. Ale-xandre Marques Cabral dedic dos vol-menes al tema: Nihilismo e Hierofana:Nietzsche y Heidegger (2015). En sectoresde la posmodernidad, el nihilismo setransform en la enfermedad difusa denuestro tiempo, es decir, todo es relativo y,en el fondo, no vale la pena; la vida es ab-surda, los grandes relatos de sentido per-dieron su valor, las relaciones sociales selicuaron y est en vigor un aterrador vacoexistencial.

    En este contexto, se retoman tradicio-

    nes nihilistas de la filosofa occidental co-mo el mito, citado por Aristteles en su Eu-demo, del fauno Sileno que dice: no naceres mejor que nacer y una vez nacido, esmejor morir lo ms pronto posible. En lamisma Biblia resuenan expresiones nihi-listas que nacen de la percepcin de lastragedias de la vida. As dice el Eclesiasts:es ms feliz quien nunca lleg a existir yno conoci la iniquidad que se comete ba-jo el sol (4,3-4). Nuestro Antero de Quen-tal (+1860) en un poema afirma que siem-pre el mal peor es haber nacido.

    Sospecho que ese malestar generaliza-do en nuestra cultura contamin el almadel copiloto Lubitz. Personas que entranen las escuelas y matan a decenas de es-tudiantes en varios pases y hasta entrenosotros en 2011 en Ro en la escuela Tas-so da Silveira, cuando un joven mat ams de una decena de alumnos, revelanel mismo espritu nihilista. Miedo difuso,decepciones y frustraciones destruyeronen Lubitz el horizonte de sentido de lavida. Quiso encontrar en la muerte el sen-tido que le fue negado en la vida. Escogitrgicamente el camino del suicidio. Elsuicidio pertenece a la tragedia humanaque siempre nos acompaa. Por eso hayque respetar el carcter misterioso delsuicidio. Tal vez sea la bsqueda deses-perada de una salida en un mundo sinsalida personal. Delante del misterio ca-llamos, pasmados y reverentes, por msdesastrosas que puedan ser las conse-c u e n c i a s.

    Friedrich Wilhelm Nietzsche.

    FUENTE EXTERNA

  • A RE TO 3Sbado 20 de juniode 2 015 H OY

    Personajes y callesde mi vieja ciudadN ac en la calle Coln, de la entoncesCiudad Trujillo. Tras la cada de latirana, la calle y la ciudad recobra-ron su nombre original: Las Damasy Santo Domingo, ciudad Primada. Tenien-do dos aos, nos mudamos a la calle SalomUrea No.21, en la misma zona colonial, y deall parten mis primeros recuerdos. Nuestrafamilia estaba formada por mi padre Ma-riano Heredia Lpez, mi madre, ConcepcinOttenwalder Mallol, el abuelo Mariano y mihermano Mario. La pasin de mi padre yabuelo era la pera, de ah que escogieranpara m el nombre de dos peras CarmenAlceste. Posea el abuelo una de las mejorescolecciones de discos de entonces, los queescuchbamos en su vitrola Telefunken, asconocimos desde nuestra infancia, las gran-des voces de principios de siglo, como En-rico Caruso, Beniamino Gigli, Pascuale Ama-to, la Galli-Curci y otros. Mi madre haba sidoprofesora de piano en su natal Santiago. Alllegar a la capital comenz a trabajar en laCancillera, presidida entonces por ArturoDespradel. Su dominio del idioma alemnque haba aprendido de su padre, sin duda leabri las puertas, eran tiempos de guerra. Alcasarse con mi padre fue cancelada.

    Las tertulias en nuestra casa a la que acu-dan los amigos de mi padre, eran verdade-ros espacios culturales, que aun siendo ni-os, disfrutbamos escuchando a hurtadi-llas, las discusiones sobre los ms variadostemas que all se trataban. Aquellos perso-najes asiduos a esos encuentros, son real-mente inolvidables, por su vala profesional,cultura y hombra de bien. Recordamos, alDr. Gilberto Gmez Rodrguez, eminentehematlogo, haba estudiado en Pars, erapadrino de mi hermano; Carlos Ascuasiati,mi padrino, un prspero comerciante; el Dr.Eusebio Jimnez, odontlogo, gran polemis-ta, el Dr. Nicols Pichardo, cardilogo, unode los padres de la medicina dominicana,lleg a formar parte del Consejo de Estadoen 1962; los arquitectos Gay Vega y MarioLluberes, amante de la plstica, fue uno delos primeros coleccionistas de arte; el Dr.Freddy Prestol Castillo, distinguido juriscon-sulto y escritor. Otros contertulios eran el Dr.Rafael Peguero Puchito- abogado, posee-dor de un fino humor; Armando Germn, alque apodaban Bani elegante, sin duda porsu buen talante, y Juan Acevedo, amigo en-t ra a b l e.

    En la Salom Urea, esquina 19 de Marzo,estaba la casa y consultorio del Dr. ToribioGarca, otro de los grandes mdicos domi-nicanos, y padre del primer actor domini-cano, Ivn Garca Guerra. En esa misma cua-dra vivan el Dr. Fabio Fiallo Cceres, abo-gado, y el Dr. Eduardo Read Barreras, quienform parte del Consejo de Estado en 1962.

    Al lado de nuestra casa residan en la pri-mera planta, la seora Jimena FernndezVda. Guzmn, y su nieta Lillian, a la que es-cuchbamos frecuentemente tocar el piano,eran madre e hija del futuro Presidente donAntonio Guzmn Fernndez. En la segundaplanta se encontraba el consultorio de unode los mejores oftalmlogos que ha tenido elpas, el Dr. Fernando Noboa Recio. Hago unparntesis para narrar un episodio ocurridoall.

    Luego del almuerzo, nuestro padre nosdijo que esa tarde no iramos al colegio; unrato despus, sentimos un movimiento inu-sual que nos hizo asomarnos a la puerta de lacasa, vimos entonces que en toda la callehaban apostados una gran cantidad deguardias, y se haba prohibido el paso de ve-hculos y peatones.

    Fuimos retirados de la puerta, pero la cu-riosidad nos llev a subirnos a una ventanaque daba a la calle a mirar lo que pasaba. Derepente llegaron varios carros, uno de ellosse detuvo frente a la casa del lado, entoncesvimos salir dos hombres, el miedo se apo-der de nosotros, mis ojos no podan creer loque vean, cuando mi hermano me dijo, esees Trujillo! El otro hombre no sabamosquin era, ambos subieron al segundo piso, yse nos orden bajar de la ventana. Tras labaranda que turb la apacible calle, todo elmundo sali a comentar, entonces supimosque el seor que acompaaba a Trujillo, erael eminente oftalmlogo espaol, RamnCastroviejo, quien a la sazn haba venido alpas a examinar al j e f e, y se haba escogido

    el consultorio del Dr. Noboa Recio, para rea-lizar la consulta. El Dr. Castroviejo luego fueinvestido Dr. Honoris Causa, por la Univer-sidad de Santo Domingo.

    En la siguiente casa viva don Joaqun DelValle, su esposa doa Cristina Gmez y suhija Mara Altagracia Nonita-, quien cascon el Dr. Vetilio Alfau Durn, reconocidohistoriador y abogado, director por aos, delArchivo General de la Nacin; sus hijos Ve-tilio y Salvador siguieron sus pasos dentro deesa institucin.

    Otro vecino era el Dr. Luis Julin Prezprominente jurisconsulto, quien muchosaos despus en 1974, aspir a la presiden-cia de la Repblica. Al mudarse la familiaJulin, la casa fue ocupada por don PedroBlandino y doa Pilar Canto, hasta que donPedro fue nombrado cnsul en Miami. Suhijo Pedro Blandino Canto sigui la carreradiplomtica, hasta hoy.

    Uno de los personajes ms pintorescos dela calle Salom Urea lo era Altagracia Ber-liza -Tata-. Llamaba la atencin por su formade vestir y el uso permanente del sombrero;era una viva estampa del siglo XIX. La se-orita Tat fue una excelente modista y unaestrella de las manualidades; el Nacimientoque instalaba en su casa en Navidad era unaobra de arte, al punto que era bendecido porel padre Atanasio, prroco de la iglesia de LasMercedes. Un joven asiduo visitante a esacasa nos llamaba la atencin, porque siem-pre iba acompaado de su violn, era JacintoGimbernard, que con el tiempo se conver-tira en un gran violinista. Los familiares deTata Berliza aun viven en esa casa, marcadacon el No.15, la cual permanece intacta. Vi-sitarla es como volver al pasado.

    La curiosidad nos haca detenernos en lacasa siguiente para ver desde el balconcitoque daba a la calle, a una seora muy his -tr inica que cantaba y se acompaaba alpiano. Era doa Blanca Meja, quien vivacon su madre doa Carlota Soliere, viuda dedon Juan Toms Meja y Cotes, padres tam-bin de la narradora y crtica literaria AbigailMeja, autora de la novela Suea Pilarn. Suhijo, el poeta Abel Fernndez Meja, tambinvivi en aquella casa.

    En la esquina de la Salom Urea conDuarte se aposent una familia procedentede El Seibo, formada por don Mximo Berasy doa Angiolina Goico y sus cinco hijos. LosBeras Goico descollaron en diferentes acti-vidades, sobresaliendo el polifactico Fred-dy, uno de los grandes conos del humor re-pentista de nuestro pas. Al mudarse esta fa-milia la casa fue ocupada por otra proce-dente de San Pedro de Macors, formada pordon Rubn Nicols y doa Adelaida Rissi,con ellos lleg a nuestra calle otro piano, queera tocado por la madre y su hija Ana Mara.

    Paralela a la Salom Urea, la calle Lu-pern tena un atractivo especial, en la casade la esquina con 19 de marzo, ensayaba laOrquesta Sinfnica Nacional, que en ese en-tonces diriga el maestro Abel Eisenberg. Losnios del vecindario atrados por aquellamsica, y los grandes instrumentos, nossentbamos en la acera a escuchar los en-sayos, una bella distraccin cuando aun nollegaba la televisin. En la casa contigua vivaHaydee Tallaj, a quien veamos frente al pia-no siempre practicando, lleg a destacar co-mo pianista y profesora. Definitivamente lamsica inundaba aquellas estrechas calles, yla siesta, La Hora Mstica que transmita laemisora HIG, era un encuentro obligado dela familia con los clsicos

    CARM

    EN H

    ERED

    IA D

    E G

    UER

    RERO

    Apor

    te

    Calle LasDamas.

    FUENTE EXTERNA

    M a ri a n oHere diaLp ez.

    Co n ce p ci nO t t e nwa l d e rMallol deHere dia.

    Fre ddyPre stolCa s t i l l o.

    Ra m o nCa s t ro vi e j o.

    MMM aaa rrriii oooLLLllluuubbb eeerrreeesss...

    Dr Nicolas Pichardo.Abel Eisenberg.

  • 4 Sbado 20 de juniode 2 015H OY A RE TO

    Anverso y reversoJos de Diego

    Quin sabe, Blanca Mara,lo que hay detrs de esta pgina,si epitafio de un sepulcroo inscripcin de una esperanza;si el nacimiento de un pueblo,o la muerte de una raza!...Ya por campos y por maresestn depuestas las armas;pero aqu, sobre esta hoja,aun sostienen la batalla,una bandera de estrellasy otra bandera de llamas,dos idiomas, dos altares,la conciencia y la palabra;dos continentes; dos mundos,el que empieza, y el que acaba...Ay de los que no podemosen medio a esta lucha trgica,ni vivir con nuestro esprituni renacer con otra alma!

    No cabe duda de que el pen-samiento de Edgar Morn escoherente, apasionante, no-vedoso, intenso, global ycuestionador del pensa-miento existente. Convenci-

    da de que toda obra humana es imperfectapor antonomasia, decid, despus de haberledo y reflexionado, buscar crticas y fisurasal pensamiento del pensadorf ra n c s.

    Confieso que mientras leasus libros, al principio me im-pact la belleza de su escritu-ra, la profundidad de su pen-samiento y sobre todo, su eru-dicin, pudiendo viajar y pa-searse con la palabra a travsde la historia, hurgando en lafsica, la filosofa, la poltica yla biologa. Pero despus dehaber ledo varias de sus obrassent sin embargo que era re-petitivo, pero sobre todo lagran dificultad existente enaplicar, a todos los niveles, lospostulados del pensamiento complejo. A pe-sar de mis diferencias coincido y compartoel punto esencial de la complejidad: la ne-cesidad de crear nuevos paradigmas al co-nocimiento, pero sobre todo, la imprescin-dible e impostergable bsqueda de la hu-manidad perdida, del sentido de la solida-ridad, de pensar en soluciones globales noindividuales, de pensar plane-tariamente para solucionar to-dos y cada uno de los tantosproblemas que nos aquejan,pero sobre todo de una ticaglobal que mueva la accin, pa-ra evitar la barbarie humana.

    Para satisfacer mi curiosi-dad, quise buscar entonces al-gunos trabajos crticos al pen-samiento del gran pensadorfrancs. Y encontr el trabajode Ricardo Guzmn Daz, delInstituto Tecnolgico y de Es-tudios Superiores de Monterrey de NuevoLen, Mxico. El interesante ensayo titulado"Apologa y Crtica de la Ciencia en EdgarMorn: una bsqueda antropolgica" quefue publicado en la revista Desacatos, N-mero 40, septiembre-diciembre-2012. Iniciasu trabajo diciendo:

    El inters por las ciencias naturales queEdgar Morn revela en su obra no es acci-dental, su aparicin no es meramente cir-cunstancial, sino que responde a lo ms pro-fundo de sus preocupacionesPara Mornla preocupacin antropolgica no puedeprescindir de una reflexin sobre temascientficos fundamentales, como la relativi-dad einsteniana, la teora del big bang, elprincipio de indeterminacin de Heisen-berg, entre otros, pues el hombre es, despusde todo, hijo del cosmos. De esta manerasurge en l un dilogo multidisciplinario conel que se ver en posicin de cuestionar losaspectos del mundo contemporneo alidentificar sus problemas y sus crisis.

    Est Morn en desacuerdo con la ciencia,y su estudio particular? Guzmn asegura queel francs reconoce, desde siempre, el poderque tiene la ciencia de la naturaleza en lacultura, especialmente en la occidental, se-alando tambin sus posibilidades, sus l-

    mites y sus errores. Lo ms interesante esque Morn propone nuevos caminos quenos permitan superarnos, pero sobre todo,intenta escudriar sobre una nueva manerade comprender la ciencia, convirtindola enalgo ms trascendente que abarque la pro-pia complejidad humana.

    El autor comparte las principales ideas deMorn. Pero, haciendo uso de los mismosplanteamientos del pensador francs, sea-la que el conocimiento es una acumulacinde los que pensaron antes que nosotros, yque por tanto, no hay verdaderas invencio-nes:

    Vemos entonces que la propuesta mori-niana busca abarcar todos los campos de ac-cin humana. Incluso para su propuesta deuna tica de religacinMorn propone unnuevo humanismo que, ms que afirmar ladignidad del hombre y la bsqueda de suemancipacin para asumir soberanamentesu conformacin tica e intelectual, se fun-dara ms bien en el reconocimiento de lafragilidad que nos caracteriza y en la frater-nidad planetaria con todos nuestros seme-jantes En definitiva, Morn busca puentesde comprensin desde el orbe de la physishasta el orbe tico es decir, la razn no esprivativa del conocimiento objetivo, sinoque tambin debe actuar desde la subjeti-vidad en un intento de dilucidar lo que debeser dentro del orbe tico para la construc-cin de mundos mejores

    Es original el pensa-miento de Morn? El autorseala que no, y que in-cluso el mismo Morn nohace alardes de originali-dad. Cules son los pun-tos dbiles del pensa-miento de Morn a decirdel autor del ensayo, Ri-cardo Guzmn? He aqusus planteamientos:

    1. Su generalismo seraun obstculo impide quela ciencia opere y funcio-ne. Cmo lograr el avan-ce cientfico ante tantosretos no resueltos? Con

    simple lenguaje, por una visin ecolgicanicamente?

    Me pareci interesante la conclusin delprofesor Guzmn:

    Habra que estar hasta cierto punto aten-tos a estas crticas, pero tambin reconocerque en este entretejido dialgico de Mornemerge una intuicin digna de tomarse en

    cuenta, una exploracinintelectual cuya agudezanos conduce de las pre-guntas ms profundas delmisterio de la vida, de lamuerte y de la conciencia,hacia nuestra ms ntimaconexin espacio-tempo-ral con el cosmos y nospermite indagar el anms profundo misteriodel conocimiento, no asecas, sino del conoci-miento humano, aten-

    diendo a sus orgenes, sus posibilidades ysus limitaciones asociadas a nuestra propianaturaleza fsica, biolgica e intelectual, ca-racterizada por la fragilidad y la vulnerabi-lidad

    Creo que la principal enseanza de EdgarMorn es el rescate del ser humano por en-cima de la tecnologa. Parafraseando lo quesealaba hace unos aos el gran escritor Da-niel Boorstin, lo importante es la certeza deque estamos en permanente bsqueda. Elgran aporte del pensador francs, es la an-ttesis creadora del todo por encima de la ten-dencia hacia la fragmentacin del conoci-miento, peor an de la realidad. Nos deja tam-bin la enseanza de que por encima de laciencia est la tica planetaria, el sentido depertenencia de que formamos parte del cos-mos. Lo importante es sentirnos que forma-mos parte de la raza humana y que la solucina los graves problemas solo puede ser posiblesi buscamos una salida unidos y pensando enla humanidad como un todo, no en la sal-vacin individual que degrada todo, especial-mente el alma humana. Aqu termina este pe-riplo que ha durado ms tiempo del esperado.Ha sido un maravilloso viaje que ha desper-tado mayores enigmas en mi muy inquietoespr itu.

    Edgar MornAPOLOGA Y CRTICADedicado a mi hermana-amiga mexicana Patricia Gascn Muro

    No cabe duda deque elpensamiento de EdgarMorn es coherente,apasionante, novedoso,intenso, global ycuestionador delpensamiento existente.

    El inters por lasciencias naturalesque Edgar Morn revelaen su obra no esaccidental, su aparicinno es meramentecircunstancial, sino queresponde a lo msprofundo de suspre o cupaciones

    MU

    -KIE

    NAD

    RIAN

    ASA

    NG

    E n

    cu e n

    tro sCPSUL ASG E N E A L G I CAS

    w w w. i d g.o rg.d o

    Algunos vecinos deSanto Domingo en 1794Joan Ferrer Rodrguez

    (4/4)

    F inalmente, la nmina la rematanlos nombrados: Juan de Frmeta,hijo de Jos Antonio de FrmestaBalmaseda y Bernardina Nezde Cceres. Casado con Francisca Arroyo,probable hija de Laureano Arroyo y An-tonia de Quevedo.

    Joseph del Monte, doctor, hijo de An-tonio del Monte y Heredia y Antonia PezMaldonado. Emigr a Puerto Rico, dondetom por esposa a Josefa Torralbo, hija deFrancisco Torralbo y Robles y Teresa Va-lenciano y Pimentel.

    Joseph Mara Ramrez, doctor, hijo deJos Jacinto Ramrez y de Isabel FrancoGuridi. Marido de Antonia Mara Queve-do y Villegas, hija, al parecer, del secretariode cmara Juan Francisco de Quevedo yVillegas, natural de Coro, Venezuela.

    Agustn de Betancourt, hijo de NicolsBetancourt y Mara Molina Zerrudo.

    Antonio Rodrguez, barquero de la rade Santo Domingo.

    Francisco Soler, natural de Sitges, hijode Manuel Soler y Teresa Puigventos. Pro-pietario de una balandra y esposo de Ma-ra Urgelles.

    Antonio Subervie, comerciante dec u e ro s.

    Gregoria Aguirre, hija de Juan Buena-ventura de Aguirre y de Francisca JavierLpez del Pulgar. Viuda del coronel Felipede Heredia, natural de Zaragoza.

    Carlos Nicols Nicolle, sbdito francs,natural de Rouen, cirujano del batallnfijo y mdico de pobres de San Andrs.

    Antonio Rodrguez, retirado de las mi-l i c i a s.

    Manuel Mara Caro, distinguido dem i l i c i a s, hijo de Francisco Prez Caro yFernndez de Oviedo y Mara ManuelaFernndez de Lara. No adquiri estado.

    Joseph Aponte, distinguido de mili-c i a s, hijo de Jaime Aponte y Rosa de Hi-nojosa. Casado con su sobrina FranciscaVelilla, hija de Juan Francisco Velilla yFrancisca Javier Aponte.

    Joaqun Castro distinguido de mili-c i a s, hijo de Lorenzo Fernndez de Cas-tro Melndez Bazn y Mara de Beln P-rez Caro. Desposado con Vicenta Savi-n, hija de Gregorio Savin y Micaelade Tapia.

    Antonio Man, criollo, capitn retira-do, hijo de Antonio Man y Angelina deLara. Su mujer, Teresa de Mieses Ponce deLen, era hija de Francisco de MiesesPonce de Len y Francisca Prez Caro.

    Antes de concluir, es preciso alertar so-bre las posibles discrepancias entre algu-nos nombres y apellidos del listado y susformas tanto antiguas como actuales. Es-to se debe a que se ha respetado la grafaoriginal, consignando cada cual en la mis-ma manera en que aparece registrado enla publicacin original del ao 1794.

    Como colofn, hay que advertir quemuchas de las familias contenidas en esteestudio abandonaron el solar dominica-no en las postrimeras del siglo XVIII araz, como ya se ha dicho, de la cesin dela parte oriental de la isla a Francia. En lamayora de los casos, sus prdidas eco-nmicas fueron catastrficas y trataronde compensarlas solicitando puestos deadministracin o plazas militares en susrespectivos lugares de acogida. Los des-tinos predilectos de este xo d o filohis -pano fueron Cuba y Puerto Rico, en el ar-chipilago antillano, y Venezuela, en el te-rritorio continental, lugares todos en don-de nuestros protagonistas continuaronllevando a cabo las mismas prcticas en-dogmicas de antao.

    Y aunque hubo quienes regresaron deese amargo destierro, otros, en cambio,no tuvieron ms remedio que resignarse avivir el resto de sus das en el exilio hastaque, llegado el momento, entregaran suscuerpos a las entraas de una tierra dis-tinta a las que los vio nacer. Son los dam-nificados de Basilea.

    Fuente: Mercurio histrico y polticode Espaa. Madrid, Julio 1794.

    Instituto Dominicano de Genealoga

  • A RE TO 5Sbado 20 de juniode 2 015 H OY

    Leonardo PaduraUN DUENDE HABANEROL eonardo de la Caridad Padura Fuen-tes, novelista, periodista, crtico, yguionista, es un intelectual cubanonacido en 1955, con una trayectoria ypersonalidad muy parecida a la de GabrielGarca Mrquez. Se dio a conocer por susnovelas policiacas del detective Mario Con-de. Desde el 2011 ostenta la nacionalidad es-paola que le fue concedida por el Gobiernode Espaa por carta de naturaleza, lo cualobviamente, es un gesto y reconocimientode dicho pas por las condiciones y estaturaintelectual lograda por Leonardo Padura, aligual que hace muchos aos lo hizo ese paseuropeo con Mario Vargas Llosa, y con el in-telectual cubano Carlos Alberto Montaner,entre otros intelectuales latinoamericanos ycar ibeos.

    Hace pocos das recibi de Espaa elPremio Princesa de Asturias de las Letras,luego que el jurado reunido en Oviedo, Es-paa, considerara que la obra del escritorcubano constituye una soberbia aventuradel dilogo y la libertad. El acta en la que sehace este importante reconocimiento fueleda por el director de la Real AcademiaEspaola (RAE), don Daro Villanueva, in-dicando que Padura es un autor a r ra i g a d oen su tradicin y decididamente contem-porneo; un indagador de lo culto y lo po-pular, un intelectual independiente, de fir-me temperamento tico. Este premio lefue otorgado por su novela He re j e s, pu-blicada en 2013.

    La magnfica novela He re j e s, es al igualque sus xitos anteriores, abierta y de nuevoel escritor cubano fusiona como un magodiferentes gneros, proyectando y acudien-do siempre al recurso de tener como dicenalgunos polticos dominicanos el corazn yel odo junto a los del pueblo

    La obra de Leonardo Padura es desafian-te, contestaria y con un manejo del anlisisde la historia pocas veces observado en losautores latinoamericanos. Pensamos queen todo esto tiene mucho que ver sus vi-vencias en su natal La Habana. S, porquePadura tiene su versin muy nica de La Ha-bana y de la cubana. Nunca ha abandonadosu ciudad, en la que contina residiendo, ydonde se form en tiempos difciles que notenemos que sealar- porque la RevolucinCubana ha pasado por muchos vaivenes ycon periodos de bloqueos, que dicho sea depaso, gracias a la heroicidad de esa nacin,nunca lograron el objetivo que por dcadashan buscado con ese bloqueo los nortea-mericanos, y otros pases importantes queintentaron acordonarlos. Por otra parte, esimportante mencionar que este ao quecursamos los cubanos iniciaron las conver-saciones con Estados Unidos, gracias a lavisin del presidente de Estados Unidos, Ba-rack Obama, demcrata y abierto, y claroest, con la buena voluntad del Gobiernocubano, presidido por Ral Castro. Todos ytodas los que creemos en la multicultura-lidad, la paz y la diversidad cultural y po-ltica, apostamos a que se lo-gren los objetivos geopolticosbuscados por ambas naciones.

    A Leonardo Padura le cono-cimos en nuestra capital pari-sina a principios de los aos 90.Acuda a todas las citas, biena-les y eventos literarios inclusoa algunos eventos literarios or-ganizados, modestia aparte,por quien suscribe-, siendoquizs su primera visita a Parssu participacin en uno de di-chos eventos. La exigente cr-tica francesa lo recibi desde elprincipio con ojos de lupa, por lo que en sucarpeta presentaba este escritor, al igual quea otros cubanos como los intelectuales poe-tas Fernndez-Retamar y Nancy Morejn.Eran los aos en que una crtica de artesplsticas y visuales, as como literaria, Yo-landa Wood, en el presente directora de laCasa de Amrica de Cuba, era embajadorade Cuba en Francia.

    Desde esos aos de su entrada al exigentemercado europeo, sobre todo espaol yfrancs, este autor nos impact, y desde en-tonces siempre le hemos seguido sus hue-llas. Sus famosas novelas policiacas, un g-nero que no es fcil de abordar por los es-critores, le permitieron lograr reconoci-miento internacional con el papel protag-nico del detective Mario Conde, que dicenmuchos crticos que es su alter ego.

    Padura es, sobre todo, uno de los grandescontadores de historias, de cuentos, de unainventiva y recursos extraordinarios. Siem-pre al leer sus obras o escribir sobre la mis-ma, insistimos que su ambiente y vivenciashabaneras han sido fundamentales para lo-grar sus xitos como escritor. Estas histo-rias reflejan el ambiente social y sus frus-traciones generacionales. Pero tambin susgozos y su apasionamiento, que le han per-mitido escribir obras sobre los judos enmsterdam del siglo XVII, y continuar conuna de las ms exitosas de sus obras: Elhombre que amaba a los perros, una re-construccin de las vidas encontradas deLen Trotski y Ramn Mercader, quien leasesin en Mjico, reflejando ese periodo

    tan cruel y oscuro dels t a l i n i s m o, justamente,en el ao 1929 el penosoy cruel periplo de Trotski,y todas las vicisitudes yhorrores que vivieron laesposa, hijos y nietos deese hombre excepcional,que enfrent a Stalin.

    Otros libros como Pa-sado perfecto, Vientosde cuaresma, Msca-ras, Paisaje de otoo,Adis, Hemingway, Laneblina del ayer o La co-

    la de la serpiente permitieron al escritor cu-bano lograr el premio Caf Gijn en 1995 y elHammett en tres ocasiones (1997, 1998 y2005). En 2012 recibi el Premio Nacional deLiteratura de Cuba. Tambin, cabe destacarel alcance la He re j e s la novela premiadacomo sealamos arriba por la Princesa deAsturias de las Letras. Es una absolvente no-vela sobre un cuadro de Rembrandt y unasaga juda que aterriza en el presente.

    De la serie Mario Conde, son todas exi-tosas, incluso la premiada He re j e s perte -nece a la misma, as como tambin: Teatro-loga Cuatro estaciones; Pasado perfecto(1991); Vientos de cuaresma (1994); Msca-ras (1997); Paisaje de otoo (1998); Adis He-mingway (2001); La neblina del ayer (2009) yLa cola de la serpiente (2011).

    En Cuentos, son los ms relevantes: Se -

    gn pasan los aos (1989; El Cazador(1991); La Puerta de Alcal y otras caceras(1998) y Aquello estaba deseando ocurrir(2015). En Ensayos: Yo quisiera ser PaulAu s t e r (2015). Otras novelas: Fiebre de ca-b a l l o s (1998); La novela de mi vida (2002),y la muy exitosa El hombre que amaba losp e r ro s (2009).

    Como observamos, concluimos que elBarrio de Mantilla, donde naci, el de LaVbora, donde curs estudios preuniversi-tarios, y la Universidad de La Habana, don-de se gradu en Literatura Latinoamerica-na, han sido y sern zonas y espacios es-piritualmente muy cercanos y ligados a Pa-dura, y estn presentes en todas sus nove-las, donde aparecen personajes como Ma-rio Conde, desordenado, desencantado yfrecuentemente borracho, ya que este po-lica segn seala el mismo Padura: es unpolica que hubiera querido ser escritor yque siente solidaridad por los escritores, lo-cos y borrachos.

    Las novelas con este teniente han tenidogran xito internacional, han sido traducidasa varios idiomas y han obtenido prestigiosospremios. Conde, seala el escritor en la ci-tada entrevista, refleja las "vicisitudes ma-teriales y espirituales" que ha tenido que vi-vir su generacin. "No es que sea mi alterego, pero s ha sido la manera que yo he te-nido de interpretar y reflejar la realidad cu-bana", confiesa. Y aade: Conde, en reali-dad, "no poda ni quera ser polica".

    En Paisaje de otoo (1998) deja la insti-tucin militar como el mismo Padura dejtres aos antes su puesto de jefe de redac-cin de la Gaceta de Cuba, la revista de laUnin de Escritores, para consagrarse a laescr itura y cuando reaparece en Adis He-mingway (2001) est ya dedicado a la com-praventa de libros viejos.

    Padura en la actualidad vive en el barriode Mantilla, el mismo en el que naci. Alpreguntarle por qu no puede dejar La Ha-bana, el ambiente de su historia personal yde las historias literarias, ha dicho: Soy unapersona conversadora. La Habana es un lu-gar donde se puede siempre tener una con-versacin con un extranjero en una paradade guaguas

    DEL

    IA B

    LAN

    COD

    e Se

    al a

    Se

    al

    La obra deLeonardo Paduraes desafiante,contestaria y con unmanejo del anlisis dela historia pocas vecesobservado en losautore slatino americanos.

  • 6 Sbado 20 de juniode 2 015H OY A RE TO

    Marta RojasPERIODISTA CUBANA QUE ACOMPA A FIDEL EN SUS VIAJES

    C omo periodista, Marta Rojas no soloes audaz sino intuitiva y detallista.Alejo Carpentier le confes que loque ms le gust de su libro sobre elasalto al cuartel Moncada es que la estruc-tura no es lineal, sino muy descriptiva. Ellaespecifica hasta el ruido que producan lasesposas de los acusados porque en ningnmomento, aun cuando estaba consciente deque la censura impedira la publicacin desu resea, dej de tomar notas: del ambien-te, de los movimientos de jueces, la indu-mentaria y gestos de reos y abogados, algnchasquido o zumbido.

    Todo sali publicado despus del triunfode la Revolucin cubana como un libro quelleva varias ediciones.

    Mis padres eran artesanos pero en casase reciban los peridicos y yo los lea desdenia, adems de revistas. Tambin me gus-taba escribir, expresa. Estando en sexto gra-do, despus de devorar Una cierta sonrisa yBuen da tristeza, novelas de Franoise Sa-gan, produjo una propia: El dulce enigma,que trata de un amor en la adolescencia. Nola he vuelto a leer, me da vergenza, excla-ma. Afirma que le gustaban ms las crnicasy reportajes.

    En los juicios del Moncada, Fidel advirti queMarta era la nica periodista que tomaba notas.Al final, cuando ya l pronuncia La historia mea b s o l ve r , solo quedaban seis sillas, los juecessalen a deliberar, l va a ver a un compaeroherido en una cama y luego me mira y me dice:Tomaste nota, te vi, pero no te lo van a pu-b l i c a r, relata y agrega: Fue la primera vez quehabl de cerca con l.

    La memoria de Castro es tan excepcionalque cuando sale de la crcel de Isla de Pinosvoy con Melba y Haydee al recibimiento y alapartamento donde l fue a vivir y me dijo:cuando a m me llevaron al juicio, dos mucha-chas de Santiago de Cuba estaban contigo, yoles debo una excusa, dale la direccin a Yey(Haydee) para que las mande a buscar.

    Se trataba de Mara Antonia Figueroa yNilda Ferrer, maestra y empleada del comer-cio, manifiesta. Mara Antonia cont des-pus a Marta que Fidel le coment queaquella era la nica tribuna que tena y portanto no era prudente ni que esbozara unasonrisa. Y record a la dama: La que ibacontigo tena un lunar azul en el cuello, lesvoy a agradecer esto. Y prometi nombrar aMara Antonia la primera tesorera del Mo-vimiento 26 de Julio que iba a luchar con laRevolucin. Ella estuvo de acuerdo pero lepregunt por el dinero. Ustedes tienen quere c o l e c t a r l o, respondi.

    Marta tiene igualmente claros nombres,lugares, situaciones y pormenores de toda suvida periodstica, poltica, de educadora, es-critora, comentarista deportiva. Su charla esamena y prolongada. Se expresa con la flui-dez caracterstica de sus coterrneos. Cuan-do emplea trminos muy antiguos o muycubanos ofrece las formas modernas y elequivalente de los vocablos en otros pases.

    Habla del Fidel de los primeros aos conadmiracin profunda, a pesar de que estadevocin contina pero aquellas fueron susprimeras impresiones. Evoca su bayonetacalada, su apostura y gallarda, los argumen-tos de su propia defensa Despus lo vivarias veces en La Habana hasta que se vapara Mxico. Volvi a reencontrarse con lcon el triunfo de la Revolucin y despus enmontones de lugares como periodista.

    Relata que se conect con Haydee San-tamara y Melba Hernndez y comenz a co-laborar con Casa de las Amricas. En losaos 1962-1963 estuvo apoyando a Melba enel Comit de Solidaridad con Vietnam, delcual era presidenta, trabajando con los dam-n i f i c a d o s.

    Empiezan los recorridos de Fidel y es-cribo para Bohemia y Revolucin. Lo acom-pa en Cuba y en sus viajes a pases deAmrica Latina.

    En los primeros das lo tuteaba, ahora ledigo usted, confiesa esta mujer hiperactivaque se ha incorporado a la tecnologa y a laque le llegan sus inspiraciones ms celebra-das y premiadas frente a la computadora. Tu-vo novio pero ha permanecido soltera y semantiene escribiendo, viajando, enseando.

    Fidel.- Cuando lo esperaba en el juiciopens que iba a ver a una persona depau-perada, vestido como quiera, triste, no me lo

    imaginaba con la hidalgua con que l entral tribunal, manifiesta al relatar los encuen-tros originales.

    Agrega: Estoy pensando en un preso y lentra elegante, formalmente vestido de abo-gado, con saco y corbata y dice: 'No se puedejuzgar a un hombre esposado' y ah se sus-pende el juicio.

    Recuerda que tuvieron que quitarle lasesposas a los acusados. A los guardias lestemblaban las manos. Ella dijo para su in-terior: Se ha convertido el revs en victoria,destacando la valenta y la prestancia deCa s t ro.

    Cuando le retiraron las esposas, el revo-lucionario pidi: Seores magistrados, co-

    mo abogado quiero asumir mi propia de-f e n s a y Marta acota que los magistrados sepusieron nerviosos. Lo interrogan, y cuan-do termina el interrogatorio l dice que lehace falta una toga. Lo mandan a sentar alestrado de los abogados y l pasa de acusadoa acusador y empieza a hacer preguntas asus propios compaeros.

    Al tercer da, prosigue, le dice al mdico dela prisin que est enfermo, que le haga uncertificado diciendo que el acusado padecetaquicardia y se lo hace el doctor Juan Mar-torell Garca, muy honesto, quien le advier-te: Le van a aplicar la ley de fuga qu ha-go?. Fidel le respondi que actuara segn suconciencia.

    Marta tiene registrados en su cerebro to-dos estos detalles de su atrevida incursin enel periodismo antes de graduarse. No se ami-lan frente a la evidente y segura censura. Selas ingeni con abogados para entrar a lacausa, aunque estos no fueran simpatizan-tes de Castro. Y logr sacar noticias huma-nas, sociales, polticas de lo que sus colegasconsideraban t e c n i c i s m o. Lo ms impor-tante para ella era estar presente en la sala deaudiencias. Aunque tarde, su testimonio sa-li a la luz.

    Hoy dice que no puede estar encerrada,que necesita trabajar y mantenerse en con-tacto con la gente. Asegura que aprendi amanejar la computadora como un instru-mento, no para basarme en eso y aconseja alos comunicadores sociales que lo primeroen su ejercicio debe ser tener curiosidad, ylo segundo lectura, mucha lectura.

    A los de su generacin recomienda pensarbastante, estudiar y tener activo el cerebro.

    NG

    ELA

    PE

    AA .

    PE N

    A @ .C

    O M

    . D O

    Viaj

    e po

    r la

    His

    tori

    a

    Fidel entr al tribunal con hidalgua, formalmentevestido de abogado, con saco y corbata

    Dos de los libros publicados por Marta Rojas.

    LLLooo ppprrriiimmmeeerrroooqqquuueee dddeeebbbeeettteeennneeerrr uuunnn pppeeerrriiiooodddiiissstttaaaeeesss cccuuurrriiiooosssiiidddaaaddd,,,dddeeessspppuuusss llleeeccctttuuurrraaa,,,mmmuuuccchhhaaa llleeeccctttuuurrraaa

    PEDRO SOSA

  • A RE TO 7Sbado 20 de juniode 2 015 H OY

    JOS MRMOL Y LAPOESA DEL PENSAR( EN TORNO A UN LIBRO DE MATEO MORRISON)

    E l ojo del arspice, de Jos Mrmol,publicado en 1984, marc el inicio dela generacin de los ochenta. Fue conese libro que Jos Mrmol, entoncesun joven veinteaero, instaur una nuevasensibilidad en la poesa dominicana.

    De aquel singular acontecimiento, re-cuerdo la noche en que Jos Mrmol (ca-riosamente Jochi) me fue a buscar a casa,para leer aquel libro, del que yo escribiraluego, en la contraportada, las siguientes pa-l a b ra s :

    El ojo del arspice de Jos Mrmol cons-tituye el principio de una nueva rbita tex-t u a l, donde la muerte como temtica me-dular es el mito de la imagen que no es msque la vida misma. Mito transubstanciado atravs de un discurso que diseca el cuerpodel poema como pensamiento, para dejarlofluir en un vitalismo unas veces fenomeno-lgico y otras existencial que destruye lotempo-espacial del ser.

    Las nuevas visiones, las presencias ex-traas, los hallazgos rtmicos y sintcticos ylas revelaciones msticas que dimanan de lossmbolos incorpreos e inexplicables, perosusceptibles de placer en sus formas expre-sivas, son con todo su saber la inocencia delgenio potico, la liberacin ms radical-mente antidogmtica del ser y la disolucinde la realidad objetiva y evidente, creandoas otro mbito subjetivo que como epifanadeviene al hombre contradiccin en el en-cuentro mtico consigo mismo. Por eso lai n g e n u i d a d en esta potica es filosofa queempuja la poesa al naufragio continuo pa -ra de all mismo mostrar las extraas de laimagen como experiencia del lmite, dondeel poeta indefectiblemente es una fatalidadc o t i d i a n a.

    An hoy, despus de 30 aos de haber es-crito esas palabras, pudiese, sin arrepenti-mientos, volver a escribirlas, pues Mrmolha creado una obra amplia y diversa, que pormomento se podra llegar a pensar que ellector se encuentra ante una suerte de obrade gran calado, pues sus ms de 20 librospublicados, entre poesas, aforismos y en-sayos, as lo atestiguan.

    Varias cosas me sorprendieron en ese pri-mer libro, que hoy analizamos, a la luz deeste breve libro, titulado, Viaje hacia el ars-pice. Relectura de la obra de Jos Mrmol(editora Bho, 2015, 103 pp.), que MateoMorrison ha querido publicar en homenajeal amigo; deca que varias cosas me sorpren-dieron del El ojo del arspice, la primera deellas era que el libro, en relacin con otroslibros de generaciones anteriores, mostraba,

    de modo evidente, estilsticamente hablan-do, cierta complejidad expresiva, as como laprofusin de referencias y citas textuales,metafsicas y filosficas.

    Esta intencin de significar a travs de to-dos los aspectos de la construccin poticahasta darle al conjunto de la obra la formainequvoca de un objeto bien diferenciadoen el plano de la lengua y del pensamiento,da como resultado una evolucin constantede la poesa de Mrmol que, a partir del Elojo del arspice, desemboca en el uso sutilde la alusin, de la multiplicidad de conno-taciones de la combinacin de la lengua co-loquial y de la lengua literaria y sobre todo,de una forma poco utilizada en la poesa do-minicana, que podramos definir como l-rica del pensamiento reflexivo. En este sen-tido, El ojo del arspice se inscribe con na-turalidad en la tradicin ms fecunda denuestra literatura, la desde 1950, con la apa-ricin de Los huspedes secretos, que hahecho de la evolucin potica dominicana,una tradicin liberadora, siendo este suaporte ms significativo, tanto en sus aspec-tos formales y prosdicos, como en sus as-pectos semnticos y lingsticos.

    La autonoma de Mrmol no ha sido ni-camente un hecho artstico, sino tambin unestilo de vida, una preparacin interna al tra-bajo potico, una tica. Retrospectivamentetambin es posible percibir una estrategiacultural en su independencia que no solo loha mantenido aislado de los grupos polticosy los crculos literarios, de los pasillos ater-ciopelados de la cultura oficial, sino tambindel circuito comercial de la literatura y de loscriterios adocenados de la escritura y de im-presin, que lo han incitado a convertirse ensu propio editor y divulgador de su obra.

    Como pocos casos en nuestra literatura,la ltima poesa de Mrmol es superior a lasde sus primeros libros, y su evolucin se haproducido en el marco de una coherenciaesttica que ha ido afirmndose con el es-tudio y la reflexin, en una bsqueda inin-terrumpida que va de desde 1984 hasta lafecha.

    Que un escritor catalogado de vanguardiaescriba una obra que se parezca a las obrasque se escriban antes de que l haya intro-ducido sus innovaciones-- en el caso deMrmol, por ejemplo -- no presupone deningn modo un retroceso sino una nuevaforma de bsqueda, cuyo valor se mide porsus resultados, como ha dicho Mateo Mo-rrison, en la parte introductoria de su libro,pues Mrmol ha demostrado con su talento,que cada uno de los versos que construye su

    mundo literario, tiene lucidez, rigor y pre-cisin. Estos aspectos se combinan entre spara darnos en cada nueva entrega poticaalgo propio de l, pues, adems, Mrmolcrea en sus textos el esperado equilibrio en-tre un lirismo vital y una reflexin filosfi-ca-erudita, reflexin que se inscribe en unainnovadora tradicin de vanguardia.

    Esta reflexin sostenida por Morrison,durante ms de 25 aos, nos alerta en tornoal talento de este poeta y escritor domini-cano. Tener en una sola persona, dice Mo-rrison, al creador y al pensador, nos lleva asealar algunos ejemplos que permitirnentender el surgimiento de un escritor comoJos Mrmol, que se inici con un libro sig-nificativo, El ojo del arspice, que fue redac-tado cuando este tena entre 19 y 20 aos. Enesa misma poca, siendo un estudiante, fuecreador de las bases de un cuerpo de refle-xiones titulada: El poniente de los dolos,pensamientos y hallazgos que me permito,dice Morrison, sintetizar en tres palabras: lu-cidez, precisin y rigor. Los poetas y fil-sofos Antonio Avelino y Antonio FernndezSpencer, antecedieron a Jos Mrmol en estaorientacin intelectual y creadora, dice, fi-nalmente, Morrison.

    En efecto, uno de los modos ms fecun-dos de reflexin, y que es tal vez el ms per-tinente, en El ojo del arspice, consiste enelaborar la idea de una nueva relacin entrefilosofa y pensamiento, a travs de la poesa,desde una ptica de vanguardia.

    Poeta y filsofo son originales en diversossentidos. El poeta busca la originalidad por-que su vivencia potica as lo demanda. Setrata de una vivencia nica, incanjeable, in-transferible que requiere de la metfora, quehuye del lenguaje tpico y degastado. El fi-lsofo no anda en pos de la originalidad,porque su compromiso no est en la origi-nalidad sino con la verdad. En el filsofo hayoriginariedad y despus sobreviene, poraadidura, la originalidad que no busc ex-p re s a m e n t e.

    La lrica de Mrmol recibe, en ondasconstante de desarmona, los sacudimien-tos que vienen del exterior, y su respuesta esla complejidad potica de sus obras mayo-res, como La invencin del da, Lengua dep a ra s o y Deus ex machina, en las que esossacudimientos son incorporados como elreverso oscuro de la contemplacin. Y el ob-jeto principal de la contemplacin, lo queengloba la multiplicidad del mundo, es elser, en todas sus manifestaciones y caren-cias, y que en En el ojo del arspice, se ma-nifiestan plenamente.

    PLIN

    IO C

    HAH

    NAp

    orte

  • 8 Sbado 20 de juniode 2 015H OY A RE TO

    Nuevo libro de Cndido GernEl mundo maravillosode Pea Defill!E n su libro Lgica de lo imperfecto,editado por Amigo del Hogar (2006),el consagrado artista dominicano,Fernando Pea Defill (1928), sealaacertadamente que Todas las obras de artetienen de algn modo lazos con otras an-ter ioresEl arte parece ser autnticamentecongnito a nuestra naturaleza, segn nosrevela una revisin de la historiaCo m o,por supuesto, entre la vida y el arte hay unaintima relacin, ambos se desenvuelven enel mismo estilo, que podramos llamar De -r ivativismo para contrariar a los que pre-tenden la separacin absoluta entre los seresy las cosas, de ellos y entre ellos...

    Estas lneas se me revelan suficientes paraadvertir la lucidez e intensidad de las refle-xiones estticas y filosficas que, en las l-timas siete dcadas, sostienen la prcticacreadora de Fernando Pea Defill. Tanto enla signografa esplendorosa que arde en sudistintiva obra pictrica como en la formaespecializada de sus ms ntimas reflexio-nes, Pea Defill nos entrega un testimoniocristalino sobre la enigmtica interrelacinentre vida y muerte; materia y espritu; na-turaleza, cultura y totalidad csmica.

    Desde luego, aqu hay que establecer queFernando Pea Defill es uno de los poqu-simos artistas dominicanos que se han apli-cado con pasin al ejercicio intelectual pro-fundo, as como al estudio del arte y la cul-tura de nuestro pas a travs de la prcticacrtica textual. Adems, su produccin glo-bal, su pensamiento creador y sus etapascreativas ms importantes, destacan comoalgunas de las cuestiones ms extensamenteanalizadas por historiadores y crticos fun-damentales del arte dominicano como Ma-nuel Valldeperes (1902-1970), Daro Suro(1918-1998), Jeannette Miller, Danilo De losSantos y Cndido Gern.

    Precisamente, en su libro de reciente apa-ricin, titulado Fernando Pea Defill. Elmundo maravilloso de su arte, Cndido Ge-rn apunta que ningn pintor dominicanoposee como l el poder analtico sobre la na-turaleza y su arquitectura antropolgica, yaque su estudiado enigma en expansin per-peta la memoria y hace que los smbolos dela fsica cuntica, as como tambin los mis-terios que fabulan con la historia de la hu-manidad, muestren los instintos y los sen-timientos del sujeto y del propio artista...

    En 207 pginas ilustradas con ms de 100imgenes; cuatro captulos y una biografaactiva: De vuelta al origen. Los destellos dela perseverancia; El misticismo antolgicode Fernando Pea Defill. Su arte nos remiteal fondo de las cosas, a lo que no se puedeexplicar como fin nico; La creacin ar-tstica sin lmite y la sensorialidad apocalp-t i c a; Miradas y enfoques. Del apocalipsis alsimbolismo onrico. Exaltacin al Pabellnde la Fama del Arte Iberoamericano, nos en-trega Cndido Gern su estudio ms resuel-

    to, brillante y depurado sobre un artista enparticular, as como una publicacin con laque nuevamente aporta en grande a la bi-bliografa crtica del arte dominicano con-t e m p o r n e o.

    As, con Fernando Pea Defill. El mun-do maravilloso de su arte, Cndido Gern sereafirma como el bigrafo y analista ms im-portante de Fernando Pea Defill, abor-dando su trayectoria desde sus inicios, haciaprincipios de la dcada de 1950, hasta susms recientes series pictricas y ponderan-do su valiosa contribucin al arte abstractohispanoamericano, la cual, segn puntua-liza Gern, resulta una fuente inagotablepara las generaciones futuras de artistas do-minicanos que habr de ser estudiada no so-lo desde el esquema del rigor acadmico desus composiciones pictricas, sino tambinpor su extraordinaria formacin terica. Pa-ra formar una idea cabal de todo el tingladode sus creaciones pictricas, hay que poneratencin a sus esferas esotricas y partculascsmicas como elementos que dan sentidoa nuestras vidas...

    Para Cndido Gern, a lo largo de su vida,Fernando Pea Defill se ha empeado enbuscar y expresar por medio de sus elemen-

    tos pictricos, el contenido universal de suarte y lo logr. Durante todo ese proceso,adopta una tcnica y una factura de impre-sionantes virtualidades. Por esa razn, lamaestra de su plasticidad revela una sobriay constante evolucin de sus pinturas, don-de pone de manifiesto una composicinanaltica, densa y de singular sobriedad

    Y nos advierte Gern que en sus pinturasrecientes, Pea Defill contina resaltandola embriaguez de su tcnica, pero medianteun cambio de estilo. En realidad, tampocoha de extraar al estudioso de su arte la par-ticular homogeneidad de todos los elemen-tos en una composicin estructural donde elespacio y la luz forman parte de una mor-fologa estimulada y consolidada mediantela pasin que la engendra. Resulta evidente,pues, la espontaneidad con que el artistaasume la responsabilidad frente a la obra ylos sentimientos que le asigna...

    Se trata del triunfo de un pintor culto quehizo del arte y de la filosofa un modo distintode pensar sobre el destino del espritu huma-no. Ahora solo queda al espectador celebraren grande lo que ya constituye la leyenda y elesplendor del artista. Por esa razn, cuando elespectador se coloca frente a una de susobras, ejerce una gimnasia mental por eltorbellino de sus colores y las lneas sin ti-tubeos de su grafismo singular que definensus figuras y las superficies de sus cuadros...

    Cndido Gern es poeta, escritor, crticoliterario y uno de los ms reconocidos es-tudiosos del arte dominicano de la moder-nidad. Anteriormente, haba publicado doslibros importantes sobre el ms importanteexponente del informalismo en la pinturadominicana: Fernando Pea Defill y lamemoria de los instintos (2009) y Fernan -do Pea Defill. Una interpretacin a su cor-pus imaginario (2011). Asimismo, es autorde la Enciclopedia de las Artes Plsticas Do-m i n i c a n a s (5ta. Edicin, 2008), as como deuna serie de investigaciones en las cualesaborda con notables resultados una extraor-dinaria diversidad de aspectos sobre las ra-ces y travesas de las artes plsticas y visualesdominicanas contemporneas.

    AMAB

    LE L

    PE

    Z M

    ELN

    DEZ

    A RTO

    PI A 0

    1 @ G

    M A I

    L .CO

    MAr

    te C

    onte

    mpo

    rne

    oFUENTE EXTERNA

    Luz deFo n d o2 012 .

    Naturaleza encendida. Acrilica sobre tela, 2012.

    Corazon roto. Acrilica sobre tela, 2013.De la serie Paisajes de miinterior. Acrlica sobre tela, 2005.

    Ca n d i d oG e r n .

    Fe rn a n d oPea Defill.

    20_06_2015 Areito 20 junio Areto1 20_06_2015 Areito 20 junio Areto2 20_06_2015 Areito 20 junio Areto3 20_06_2015 Areito 20 junio Areto4 20_06_2015 Areito 20 junio Areto5 20_06_2015 Areito 20 junio Areto6 20_06_2015 Areito 20 junio Areto7 20_06_2015 Areito 20 junio Areto8