La Maquila N°2

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Una revista del Grupo de Estudios Interdisciplinares del Trabajo (GEIT). Si quieres ver los artículos enteros visita nuestra página web: http://geitfacso.wix.com/geit-facso

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La Maquila N°2

Revista del Grupo de Estudios Interdisciplinarios del

Trabajo (GEIT)

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La Maquila N°2 Revista del Grupo de Estudios Interdisciplinarios del Trabajo

(GEIT)

Dirección

Avenida Ignacio Carrera Pinto 1045, Ñuñoa

[email protected]

Director responsable

Nicolás Ratto

Comité Editorial

Matías Castro

Vanny Catalán

Javier Esnaola

Nicolás Ratto

Gabriel Sotomayor

Diseño

Vicente López Magnet

ISSN ed. Impresa

0719-613X

ISSN ed. Digital

0719-6121

Impresión

Ediciones Arlequín

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Índice

Editorial Presentación del GEIT y su apuesta Grupo de Estudios Interdisciplinarios del Trabajo (GEIT) 5 ¿Por qué el nombre “maquila”? Javier Esnaola 8 Estructura de la revista Grupo de Estudios Interdisciplinarios del Trabajo (GEIT) 9

Reflexión El montaje del empresariado a propósito de la Reforma Laboral Alejandro Castillo, Vanny Catalán, Carolina García y Ángel Martín 13 Entrevista a Carlos Pérez Soto: Trabajo y Marxismo. Primera parte Vanny Catalán 20 Mundo laboral chileno: Una novedad anunciada. El aporte de John Dunlop Pablo Cárcamo 23 Presentación del debate sobre “proceso de trabajo” Pablo Seguel 26

Investigación Identidad minera, subcontratación y nuevas estrategias sindicales Rocío Guajardo & Constanza Araya 31 La Huelga Portuaria de 1921 Nicolás Muñoz 35

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La precariedad laboral en el Chile neoliberal: el caso de los funcionarios municipales Camilo Nicolini 39 Diez Núcleo problemáticos del sindicalismo en Chile Dasten Julián 42 La (problemática) subcontratación en cinco universidades de Santiago: un conflicto abierto Felipe Ruiz 46 79753. Investigación etnográfica en una tienda por departamento Jacinta Henríquez 50 Relaciones de subordinación y dependencia, en el trabajo de los empaquetadores y empaquetadoras de los supermercados en la ciudad de Temuco Felipe Marchant 54

Anexos Convocatoria Maquila N°3 Comisión Maquila N°2 y N°3 del GEIT 58

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Editorial

Presentación del GEIT y su apuesta Lo conseguimos. El primer número de la revista La Maquila se nos agotó el

mismo día de su lanzamiento y el segundo, el que tienes en tus manos, logró

dar a luz prácticamente nueve meses después. Este material continúa con la

iniciativa levantada colectivamente y de manera autogestionada por el

Grupo de Estudios Interdisciplinarios del Trabajo (GEIT) de la FACSO.

Esperemos que el tercer número cuente con algún tipo de auspicio y/o sea

merecedor de algún proyecto o premio a iniciativas estudiantiles. Pero para

eso queda tiempo, pues como se puede ver en la última página de la revista,

La Maquila N°3 saldrá en mayo del 2016.

En la editorial de este número, antes de hacer una presentación de los

ensayos e investigaciones que contiene la Maquila N°2, hemos querido

explicitar porque le hemos puesto a nuestra revista el nombre “maquila” y

presentar brevemente al GEIT y su apuesta. Partamos por esto último.

El Grupo de Estudios Interdisciplinarios del Trabajo (GEIT) es un grupo de

estudiantes de la Universidad de Chile -hasta el momento solo de la

Facultad de Ciencias Sociales- que se interesan por los temas de trabajo en

un sentido amplio. Este interés va desde un interés académico-científico

hasta un interés político. El interés propiamente político es difícil que lo

desarrolle una organización estudiantil que trata temas de trabajo. Esta

tarea le queda más ad-hoc a partidos de izquierda, militantes sociales y/o a

las mismas organizaciones de trabajadores. Nuestro aporte va más por el

lado de la producción de conocimiento en relación al trabajo en el campo de

los estudios sociales –en los que englobamos a disciplinas como la

economía, la historiografía, la antropología, el derecho, la sociología y la

psicología– así como los relatos que buscan dar cuenta de nuestra realidad

socio histórica. Pensamos fervientemente que esta producción de

conocimiento debe ser útil para la reconstrucción del tejido social de los

trabajadores, para develar al adversario, para articular sectores sociales,

entre otros elementos.

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En otro lugar1 ya hemos detallado que entendemos por producción de

conocimiento “útil” para los explotados/oprimidos en las relaciones

laborales, por lo que a continuación haremos una breve síntesis de eso,

profundizando y desarrollando algunos temas pendientes.

Para nosotros existe un conocimiento fundamental, "abstracto", que debe

ser aprendido: el funcionamiento del capitalismo actual y el papel del

trabajo en éste; pero evidentemente este tipo de conocimiento no libera ni

abre mecánicamente el campo de disputa, ni se reduce a nociones generales

de economía política y/o teoría (neo)marxista de clases sociales. Así pues,

el conocimiento puede ser sobre la misma experiencia de un sindicato en

procesos de movilizaciones, sobre derecho laboral, sobre procesos de

negociación colectiva y/o huelga, sobre historia de un sector/rama de

trabajadores, sobre coyuntura y/o contexto en que el actor se moviliza,

entre otros. En definitiva, como se aprecia, cuando hablamos de

“conocimiento” podemos referirnos a infinidad de elementos.

Entre las múltiples posibilidades que hay nosotros hemos decidido apuntar

a seis tipos de "conocimientos". Evidentemente quedan muchos afuera que

pueden ser también fundamentales:

1) Sistematizaciones sindicales y talleres de sistematización: Hoy en día son

pocos los militantes y cientistas sociales que se dedican a acompañar a

organizaciones sindicales durante y después de movilizarse. Los sindicatos

pocas veces se detienen a registrar y evaluar rigurosamente sus

movilizaciones (entender porqué pasó lo que pasó) o bien estas reflexiones

se concentran en las dirigencias. Las y los científicos sociales pueden

vincularse orgánicamente de distintas formas con el sindicato con el fin de

poder ser un aporte en el autoconocimiento de estas organizaciones

pensando críticamente los procesos pasados para así poder desarrollar de

mejor manera los procesos de movilización que vengan.

2) Escuela Sindical: Creemos que es importante, al largo plazo (en uno o dos

años), desarrollar una escuela de formación sindical desde la Facultad de

Ciencias Sociales de la Universidad de Chile, pero articulada con otras

facultades (como Derecho) y organizaciones (como el GEIT y otras

1 http://geitfacso.wix.com/geit-facso#!El-GEIT-y-su-apuesta-estudiantilcientíficapolítica-para-el-mundo-del-trabajo/cmbz/55ff62150cf256c0bf954a97

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organizaciones a las que les interese participar). Privilegiando que exista

unidad de esfuerzos en el desarrollo de esta escuela, recordando siempre

que su razón de existencia es ser un aporte a la formación de los

trabajadores más que una fuente para referenciar colectivos particulares.

3) Análisis de coyuntura laboral: Es importante estar procesando los

sucesos relevantes que están ocurriendo en el mundo del trabajo, como

insumo para que las organizaciones sindicales puedan observar

críticamente el entorno en el que se movilizarán y/o el entorno

desfavorable que comenzará y que, por lo mismo, requerirá de alerta y

mecanismos de presión por parte de los trabajadores. Por ejemplo, el

artículo sobre la reforma laboral que tiene este número de La Maquila.

4) Registro de huelgas: Es importante mantener un registro de las grandes

huelgas/paros, tanto legales como ilegales, que ocurren en nuestro país.

Esto ya lo hacen organizaciones como OHL o CIPSTRA y como GEIT nos

gustaría aportar en seguir desarrollando tales iniciativas. Esto es lo que

hacemos brevemente al final de la editorial del libro "Conflicto laboral y

formas de organización del trabajo en Chile. Versión extendida de la Revista

La Maquila N°2” del que se hablará más adelante.

5) Investigaciones y ensayos sobre trabajo: esta es la razón por la que

hemos creado la revista de difusión "La Maquila" que estamos presentando.

Se objetivo es potenciar la producción de conocimiento sobre las realidades

laborales y difundir estas producciones para estudiantes, académicos,

militantes y ojalá trabajadores organizados. También por esto es que

miembros del GEIT han participado en la elaboración del estudio sobre

trabajo subcontratado en las Facultades de Ciencias Físicas y Matemáticas y

de Ciencias Sociales de la Universidad de Chile, han realizado entrevistas

sobre movimientos contra el subcontrato en distintas universidades (UCH,

USACH, PUC) para apoyar su divulgación, entre otras cosas.

6) Formación continua en estudios laborales: en la Universidad de Chile

existe un fuerte déficit formativo en torno a la problemática laboral, hemos

colaborado en la organización y realización de diversos talleres de

formación interdisciplinaria en problemáticas laborales. Además, se han

constituido ramos con el apoyo de profesores para aportar en remediar este

problema. Esperamos esta iniciativa concite el interés y apuntale la

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formación interdisciplinar de aquellas y aquellos científicos/estudiosos

sociales en formación.

Creemos que todas estas iniciativas se ligan a los objetivos tanto de

producción como de difusión de conocimientos de orientación crítica sobre

el trabajo, y con la vinculación y articulación entre diversas organizaciones

que orientan su acción política desde una perspectiva crítica. En tal medida,

sostenemos que la crítica fácil y el radicalismo estético que parte de

palabras y consignas bonitas, si bien pueden resultar convocantes, no

ayudan a encarar los problemas y desafíos reales del presente: creemos que

lo que actualmente necesita la izquierda en Chile son actores políticos con

la voluntad no sólo de sentarse a escribir palabrerías y consignas políticas,

sino también de construir aquí y ahora, prácticas efectivas orientadas por (y

que retroalimenten a) un conocimiento riguroso de la realidad, que nos

permitan vislumbrar caminos alternativos y proyecciones fructíferas para

un horizonte socialista.

¿Por qué el nombre Maquila?

Para poder explicar esto, es necesario en primer lugar entender a grandes

rasgos qué se entiende por este concepto. Las maquilas o maquiladoras se

refieren a cualquier manufactura parcial, de ensamble o empaque, llevado a

cabo por una empresa que no sea el fabricante original. Estas surgen en

México en la década de los sesenta como una respuesta económica al

encarecimiento de la mano de obra que tuvo lugar principalmente en

Estados Unidos y en Japón. Posteriormente, este tipo de modalidad

productiva se expandirá por Centro y Suramérica durante el transcurso de

los años. Este tipo de fábricas de ensamblaje se puede entender a grandes

rasgos como una forma de subcontratación a nivel internacional, donde los

grandes capitales y multinacionales utilizan una mano de obra más barata y

al mismo tiempo más precarizada para poder asegurar menores costos en

la producción mediante un encadenamiento productivo.

Es necesario entender que este tipo de modalidad productiva se origina y se

expande bajo la justificación de que ésta generaría un mayor crecimiento

económico en los distintos países donde se establecen, generaría mayores

empleos y mayores oportunidades para un área de la población. Lo que no

se planteó a la hora de instalar estas fábricas de ensamblaje serían las

paupérrimas condiciones laborales que tendrían los empleados, con un

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nivel de precarización muy alto, flexibilidad y rotatividad constante, lo que

genera inseguridad e inestabilidad laboral, entendiendo que los

trabajadores insertos en las maquilas son principalmente mujeres con bajos

niveles de calificación.

De acuerdo a lo explicitado, como GEIT le damos este nombre a la presente

revista ya que las maquiladoras son un fiel reflejo (o una manifestación) de

la dependencia económica de los países latinoamericanos con respecto al

capital extranjero y las distintas multinacionales y al mismo tiempo sigue

un patrón de constante producción y reproducción de condiciones laborales

precarias sin ningún tipo de resguardo para los distintos trabajadores. Lo

que queremos reflejar con este nombre, no es simplemente una visión

fatalista del trabajo propio de nuestra región, sino que es entender el

trabajo como un proceso donde confluyen distintos factores de

interrelación tanto nacionales como internacionales y al mismo tiempo ver

la emergencia de las distintas condiciones laborales presentes en el mundo

de trabajo desde una perspectiva crítica e integral. En base a los diferentes

estudios y artículos que esta revista contiene esperamos poder generar un

material que sirva como puente teórico-político para contribuir a los

diferentes debates relacionados con el trabajo y sus respectivas condiciones

de reproducción, y de esta manera generar cambios en la opinión colectiva

de la sociedad civil. Y así, algún día ojalá más pronto que tarde, esta revista

pueda dejar de llamarse "La Maquila", pues ya no habrá realidad tan

desgraciada que representar y recordar.

Estructura de la revista Una primera sección que hemos denominado “reflexión”, contiene una serie

de reflexiones -y una entrevista- que buscan proporcionar respuestas a dos

grandes preguntas. Una teórica-empírica y otra contextual: 1) ¿Qué

herencias teóricas nos sirven para estudiar el trabajo en el Chile actual? y 2)

¿Como una reforma puede modificar/romper el Plan Laboral de 1979

heredado hasta hoy en día? ¿La reforma laboral del gobierno de Michelle

Bachelet lo modifica en sus puntos centrales? ¿Cómo ha sido la discusión de

la reforma laboral este año?

Para lograr responder a una de estas preguntas, como ya se comentó, un

equipo de trabajo del GEIT generó una profunda reflexión sobre la reforma

laboral, y a su vez, se le preguntó al profesor Carlos Pérez Soto sobre su

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lectura de este proceso. Para intentar responder a la otra pregunta al

mismo profesor se le preguntó sobre la herencia del marxismo para

estudiar el trabajo en Chile. También los estudiantes de sociología de la

Universidad de Chile Pablo Cárcamo y Pablo Seguel elaboraron unas breves

reflexiones sobre los aportes del sistémico John Dunlop y de la escuela del

"proceso de trabajo", respectivamente, al estudio del trabajo en Chile.

Una segunda sección que hemos denominado “investigación” reúne una

serie de artículos, que resumen trabajos más extensos realizados por

estudiantes y egresados del área de las ciencias sociales (sociología y

antropología fundamentalmente) realizados durante el primer semestre del

año 2015. Si bien acá divulgamos breves síntesis de tales trabajos, las

versiones completas de cada uno se pueden encontrar en el libro

compilatorio que hemos editado y publicado de manera digital: “Conflicto

laboral y formas de organización del trabajo en Chile. Versión extendida de

la revista La Maquila N°2” disponible en nuestro sitio web

http://www.http://geitfacso.wix.com/geit-facso desde el 01 de Diciembre

del 2015.

A grandes rasgos, las temáticas de estas investigaciones se mueven en el eje

estructura/acción en el trabajo. Por un lado se caracterizan distintas formas

de empleo y condiciones de trabajo y sus efectos en las subjetividad de los

trabajadores, y por el otro, se muestran distintas formas de acción (huelgas

principalmente) que han realizado los trabajadores en respuesta a estas

mismas condiciones. En el punto medio, hay investigaciones que abordan

los dos temas a la vez en un mismo sector de trabajadores, como también

hay una investigación más general que intenta mostrar núcleos de tensión

en el sindicalismo en Chile.

(1) Partimos, entonces, con una investigación en curso del estudiante Felipe

Marchant, de la Universidad Católica de Temuco, que intenta mostrar las

relaciones de subordinación entre los empaquetadores con los distintos

supermercados en los que actualmente trabajan. Se constata una cierta

naturalización, por parte de los empaquetadores, sobre contexto del

trabajo lo que da paso a la reproducción de prácticas y a lo que se puede

caracterizar como un “habitus precario”, entendiéndose como disposiciones

de un esquema valórico y práctico que legitima -sin descartar la existencia

de conflicto en– el contexto de trabajo precario.

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(2) Luego continuamos con la investigación de Nicolás Muñoz, licenciado en

historia de la Universidad de Chile, que tiene por objeto el análisis de las

relaciones laborales y el mercado del trabajo en el puerto de Valparaíso a

inicios del siglo XX. Es una investigación que tiene por objetivo el narrar y

explicar los sucesos de la huelga portuaria del año 1921, así como

reflexionar en torno a la potencialidad de las concesiones obtenidas tras

ella.

(3) Seguimos con el artículo de las estudiantes Constanza Araya y Rocío

Guajardo, de la Universidad de Santiago de Chile (USACH), que presenta un

análisis de la huelga de los trabajadores contratistas de Codelco del 2007,

considerando los elementos de continuidad y cambio con el sindicalismo

concertacionista y el sindicalismo previo a 1973. Releva el papel de nuevos

elementos de acción colectiva y los cambios en la dirigencia, dando cuenta

de los cambios en términos de conflictividad y saber técnico. El análisis

hecho por el artículo resulta útil para pensar los elementos constitutivos del

llamado nuevo sindicalismo y cómo se relaciona este con el contexto

nacional.

(4) Posteriormente se presenta una investigación de Jacinta Henríquez,

estudiante de Antropología de la Universidad de Chile, en donde se realiza

una etnografía sobre la realidad laboral que experimentan distintos

trabajadores dentro de un departamento en una tienda de retail del sector

oriente de Santiago, tocando diversos aspectos laborales, como la

precariedad, la polifuncionalidad, la flexibilidad, entre otros. El nombre de

la tienda queda reservado.

(5) Después Felipe Ruiz, estudiante de sociología de la Universidad de Chile

y miembro del GEIT, muestra como el subcontrato ha emergido como un

problema político al interior de las universidades durante el año 2015,

después de varios años en que diversas organizaciones estudiantiles

remarcaban la necesidad de terminar con la externalización de servicios,

considerando las negativas consecuencias que este tipo de vínculo laboral

provoca para las trabajadoras y trabajadores subcontratados: actualmente

los conflictos en torno al tema comienzan a encontrar algunas salidas

políticas. El autor describe las principales características tanto de las

condiciones laborales del trabajo subcontratado en tres universidades,

como del conflicto por el término de la subcontratación al interior de cinco

universidades de la región metropolitana.

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(6) Luego, el profesor Dasten Julián de la Universidad Católica de Temuco,

presenta diez núcleo de tensión del sindicalismo en Chile. Estos núcleos

problematizan la constitución, fortalecimiento y perspectivas del

sindicalismo en Chile. Problematizan el legado dictatorial que afecta al

sindicalismo actual, la estrecha relación entre partidos y sindicalismo

tradicional, la falta de credibilidad de dirigentes de centrales sindicales y de

estas mismas como organización, la falta de democracia y de unidad de las

organizaciones sindicales (sindicatos y centrales), el nuevo sindicalismo

emergente tras las nuevas realidades laborales, las nuevas subjetividades

laborales, la legislación y el código del trabajo, entre otros elementos. Todo

esto entendiéndolo en la dialéctica entre lo nuevo y lo viejo en el

sindicalismo actual en Chile. Resulta un texto clave para introducirse en las

problemáticas del sindicalismo chileno.

(7) Finalmente se presenta una investigación de Camilo Nicolini del

Diplomado en Metodologías Cualitativas en Investigación Psicosocial,

impartido por el Departamento de Psicología de la Universidad de Chile. El

artículo intenta abordar las condiciones laborales de los funcionarios

públicos en general, y en concreto sobre los trabajadores municipales. Hace

un análisis de lo que se ha denominado "precariedad laboral" en el

neoliberalismo, que afecta las condiciones objetivas y subjetivas de los

trabajadores que se traduce en una serie de determinantes. Así, se refiere a:

salario, tipo de contrato, condiciones pre y post dictadura, relación gremial

y las movilizaciones, etc.

Tras esta presentación/editorial de la revista y sin más palabras previas

dejamos invitado al atento lector a leer las reflexiones e investigaciones

presentes en la revista.

Equipo editorial Maquila N°2

Santiago de Chile, Noviembre 2015.

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El montaje del empresariado a propósito de la Reforma Laboral

Por Nicolás Álvarez, Alejandro Castillo, Vanny Catalán, Carolina García y Ángel Martin, investigadores del Grupo de Estudios Interdisciplinarios del

Trabajo (GEIT)

En el artículo anterior sobre el proyecto de reforma laboral presentado como GEIT (Castillo & García, 2015), se señalaron los principales ejes del proyecto de reforma laboral; en particular, se abordó la cuestión de la titularidad sindical, la negociación colectiva, la adaptabilidad pactada, el derecho a huelga efectiva y los despidos arbitrarios por “necesidades de la empresa”. Se dio cuenta de cómo en cada uno de estos puntos existen indefiniciones y letras chicas que hacen retroceder todos los “avances” anunciados por el gobierno, centrando así la discusión en torno al contenido ambiguo y capcioso de los principales ejes del proyecto de reforma y cómo ello incidió en la falta de respaldo de parte de organizaciones de trabajadores y también de empresarios. Sin embargo, luego de un año de discusión parlamentaria y debate ciudadano, es necesario volver a mirar dicho proceso y analizar cómo cada actor, en particular el empresariado, ha jugado sus cartas en un debate en el que existen una gran diversidad de intereses en juego. El gobierno de la Nueva Mayoría durante el 2015, ha reafirmado lo que vimos desde los inicios del proyecto: una completa renuncia a la posibilidad de una transformación sustantiva de los pilares del orden laboral heredado de la dictadura. Como señalamos, una reforma que pareciera no dejar satisfecha las aspiraciones de ninguno de los actores partícipes del debate, pero que se enfrenta a la determinación política del gobierno por “sacar adelante” su programa pese a lo espurio que puedan ser los cambios y la poca valoración que existe por parte de la sociedad civil sobre los mismos. ¿Dónde podríamos ubicar la posición política del gobierno en estas circunstancias? La pregunta es gravitante, pues expresa dentro de esta coyuntura en particular lo que ha sido el proceder político de los gobiernos de la Concertación durante todo el período de transición a la democracia: promesas de grandes cambios que terminan reducidos a reformas “de macetero”, pero anclados en la retórica progresista que les facilita la diferenciación con la derecha política.

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La mencionada “discriminación en la acción estatal” que sostiene los enormes desequilibrios en la relación entre capital y trabajo (Ruiz & Boccardo, 2014), reproduciendo la desigualdad en Chile, parece seguir avanzando en la misma dirección, pero esta vez consagrando una dinámica de grandes anuncios que han quedado vaciados de contenido, muy similar a lo que ha ocurrido con las iniciativas de ley en materia educacional, donde el gobierno no ha encontrado aprobación ni apoyo en los actores sociales que en su momento instalaron y empujaron la necesidad política por transformaciones estructurales. Yendo a los hechos concretos que han marcado hitos en dicho proceso, en Septiembre del presente año, en un intento del Gobierno por “asegurar mayor simetría entre las partes” y atenuar las constante críticas que ha recibido la Agenda Laboral, especialmente desde los sectores empresariales, el ejecutivo presentó en el Senado una serie de indicaciones al proyecto inicial aprobado por la Cámara Baja. Dentro de tales indicaciones - ordenadas en torno a 8 ejes temáticos- si bien se recogen algunas demandas sentidas por los y las trabajadoras, se continúa en la lógica de generar mecanismos que dificulten la acción colectiva, llegando incluso a empeorar posiciones con respecto al proyecto inicial. En este sentido, tal como vimos en la presentación inicial del proyecto, aparece nuevamente disfrazada, tras un discurso sumamente técnico que dice “perfeccionar el proyecto”, la voluntad exclusiva del Gobierno por atenuar las tensiones con un empresariado que se ha tomado muy seriamente la tarea de defender sus propios intereses de clase. Volvemos al viejo chantaje que busca contener las demandas en nombre de la estabilidad. Pese a ello, ¿por qué los empresarios han tenido han generado tal alarma ante una reforma que, en la práctica, no va a significar un cambio sustantivo en el orden social y laboral mantenido desde la dictadura? Como GEIT sostenemos que la posición crítica del empresariado frente al proyecto se explica por su opción estratégica de intentar evitar todo tipo de discusión que puedan generar focos de disconformidad social o de movilización política de parte del mundo del trabajo y/o de la sociedad civil misma. Este resguardo cobra especial relevancia en un contexto de creciente percepción de conflictividad social de parte de la ciudadanía, que se traduce en que un 64% de los chilenos percibe que hay una alta conflictividad entre empresarios y trabajadores (COES, 2015), además del probable aumento de deslegitimidad del mundo empresarial a raíz de los casos de boletas y facturas irregulares en el ámbito político por parte de los grupos económicos PENTA y SQM, y los casos de colusión y prácticas monopólicas u oligopólicas como el reciente caso Matte.

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El relato de los empresarios Si bien el discurso crítico del empresariado frente a la reforma laboral aborda los diversos puntos que considera más problemáticos y que serán revisados más abajo, a grosso modo, el argumento general del mundo empresarial se mantiene incólumes desde antaño: se estaría poniendo en peligro el crecimiento de la economía del país. En palabras del presidente de la Corporación de Producción y Comercio (CPC) “el proyecto yerra el foco a no apuntar a mayor empleo, crecimiento y productividad”. Por lo demás, el fantasma de la permanente amenaza de una caída sustantiva de las inversiones extranjeras en Chile, que afectaría directamente el nivel de empleo y el crecimiento, es manifestada no sólo por el empresariado chileno sino que también por instituciones financieras internacionales como el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional (FMI). De acuerdo a este último, “las reformas del mercado laboral anunciadas parecen haber acrecentado la incertidumbre del sector privado con respecto al entorno económico de Chile en el futuro”. Este argumento es respaldado por una defensa férrea y explícita a los pilares del Plan Laboral, que es posible de observar en la respuesta que entregan frente cada uno de los ejes de la reforma. En cuanto al debate por la titularidad sindical y la extensión de beneficios, sectores empresariales agrupados en la Confederación de la Producción y el Comercio (CPC) señalaron que se fomenta una desigualdad en el hecho de que el trabajador que se asocia al sindicato adquiera beneficios que el trabajador no sindicalizado no posee, atentando contra la libertad sindical. Desde esta perspectiva, esto sería injusto pues incorpora un criterio (el estar sindicalizado) que altera la igualdad de oportunidades, ya que no todos los trabajadores se encuentran en la misma posición inicial para percibir un determinado beneficio, que en principio debiera distribuirse bajo un principio meritocrático. El gobierno, reafirmando la centralidad del empresariado a la hora de discutir sobre los nudos problemáticos de las reformas, en sus últimas indicaciones retrocede e introduce en esta materia una indicación que permite que el empleador extienda a todos los trabajadores la cláusula de reajustabilidad de las remuneraciones según variación del IPC, cuando ese reajuste esté contemplado en la respuesta al proyecto de contrato colectivo. Además, señala que “no constituye práctica antisindical los acuerdos individuales sobre remuneraciones o beneficios que se funden en las capacidades, calificaciones, idoneidad, responsabilidad o productividad del trabajador”, explicitación innecesaria e intencionada considerando que siempre ha existido como posibilidad el hecho de que el empleador negocie individualmente mejoras en las remuneraciones.

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Por otro lado, en cuanto a los servicios mínimos en períodos de huelga, el problema que relevan los empresarios radica en la dificultad para determinar qué servicios son considerados como mínimos. Como antes, esto condujo a que el gobierno, como indicación en la materia, estipule un nuevo procedimiento para la calificación de servicios mínimos y equipos de emergencia, asegurando que estos sean calificados por acuerdo de las partes, y en caso de que no exista acuerdo, intervenga la Dirección del Trabajo. Servicios mínimos y equipos de emergencia deben estar determinados antes del inicio de la negociación colectiva, pudiendo ser motivo de suspensión de la negociación en caso de no estarlo. A esto se suma además un nuevo derecho al empleador para realizar nuevas ofertas una vez iniciada la huelga, debiendo someter dicha oferta a votación secreta con el objetivo de mantener o deponer la huelga, facilitando el descuelgue colectivo. Asimismo, se agrega una indicación que repone el descuelgue individual, poniendo como requisito que el trabajador renuncie al sindicato, quitando fuerza y capacidad movilizadora al mismo. En cuanto al derecho a huelga y el reemplazo de trabajadores, tema controversial que ha generado el mayor alegato del empresariado, el gobierno repone la clausula que prohíbe el derecho a huelga en las llamas empresas “estratégicas”. Sumado a ello, si bien mantiene la prohibición del reemplazo de los puestos de trabajo, se señala lo siguiente: “Los trabajadores no involucrados en la huelga podrán ejecutar las funciones convenidas en sus contratos. El empleador en el ejercicio de sus facultades legales podrá efectuar las adecuaciones necesarias con este objeto, incluidos ajustes a los turnos u horarios de trabajo, sin que lo previsto en este párrafo constituya práctica desleal”. En este sentido, hay un notorio guiño al empresariado en esta materia, pues se explicita la posibilidad de “adecuaciones necesarias” para evitar a toda costa una huelga efectiva que paralice el proceso de producción. Es interesante observar que, a los tradicionales grupos de presión del empresariado, se sumaron en este punto las pequeñas y medianas empresas (las famosas pymes). En palabras de Juan Pablo Swett, presidente de la Asociación de Emprendedores de Chile (Asech), “la reforma afectará a las pymes, porque no podrán reemplazar a sus trabajadores cuando las faenas estén paralizadas. Tenemos que entender que las pequeñas empresas tienen una realidad diferente a las grandes, porque no tienen espaldas financieras para mantenerse operativas durante una paralización de varios días (...) Nosotros apoyamos la huelga efectiva y legal, mientras no signifique la quiebra de los negocios”. Esto no deja de ser relevante, pues desde la transición a la democracia ha existido un importante discurso de parte de los sucesivos gobiernos de proteger y promover las pymes en Chile en la medida en que encarnarían el ideal de esfuerzo y emprendimiento necesario para el desarrollo y crecimiento del país.

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Finalmente, dentro de los ajustes más importantes, se encuentran las especificaciones a los pactos de adaptabilidad. Dichos pactos, en un contexto como el chileno de baja articulación de los trabajadores, pueden significar un empeoramiento de las condiciones laborales, por lo que el empresariado, consciente de la asimetría en la relación, se mostró sumamente favorable. A este respecto, en las indicaciones del gobierno se mantiene la posibilidad de que en las empresas con un 30% de afiliación sindical se acuerden condiciones de trabajo que afecten derechos que bajo la legislación actual son irrenunciables, pero se introducen algunas atenuaciones: se exigirá un consentimiento expreso de los trabajadores no sindicalizados, evitando la imposición unilateral; y durante los primeros 24 meses de entrada en vigencia de la leyes se requerirá de un 50% de afiliación sindical para negociar dichos pactos. Es quizás esta la única indicación que busca poner algunas trabas, insuficientes por cierto, a las estrategias empresariales de flexibilización de las condiciones laborales. De alguna manera, con esta indicación el gobierno busca tímidamente ceder a las presiones de organizaciones del mundo del trabajo como la Central Única de Trabajadores (CUT). Así pues, las estrategias del empresariado para moderar un proyecto de reforma que ya estaba hecho a su medida surtieron efectos. Acudieron además a las tradicionales comparaciones con la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), señalando que "la tasa de sindicalización en nuestro país no es baja como se ha planteado, incluso es mayor que el promedio de la OCDE. El desarrollo no dice relación con este factor”. Sin embargo, lo que representantes de la CPC no señalan es que la cobertura de negociación colectiva se mantiene en apenas un 8% en relación al promedio de los países de la OCDE que alcanza el 60%. En términos de Ugarte (2015), “no es tan relevante cuánta gente está en los sindicatos, la relevancia es a cuánta gente representan los sindicatos”, y efectivamente la representación sindical en Chile es bajísima. ¿Por qué? Porque a diferencia de muchos países de la OCDE, en Chile no existe la posibilidad de negociación colectiva por rama productiva, lo que ni siquiera es mencionado en el proyecto de reforma laboral. Además, tampoco existe un derecho de huelga efectiva tanto por los resquicios que permiten el reemplazo de trabajadores durante huelga como por la obligación de los sindicatos de avisar con 45 días de anticipación la iniciación de una huelga (lo que da un margen temporal necesario para que los empleadores contraten a personal adicional haciendo estéril la movilización). En definitiva, como señala Sehnbruch (2015), el proyecto de reforma no empodera a los sindicatos en la medida en que los comprende más como una traba para el desarrollo que como una institución relevante para un proyecto nacional de desarrollo sustentable.

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Conclusión Desde la transición, las posibilidades de hegemonía del empresariado en Chile (Ruiz & Boccardo, 2014) tienen como supuesto fundamental su liderazgo exclusivo en el crecimiento de la economía nacional. Así es como no sólo se busca evitar el fomento de toda conflictividad social sino que, además, en un contexto donde se funde la elite económica con la elite política, el comportamiento del gobierno y sus eventuales formas de acción o intervención social responde a lógicas de acción mercantiles que resguardan los intereses de los grandes empresarios. La estrategia de terror del empresariado frente a la Reforma Laboral logra ser efectivo a corto plazo, con un gobierno que, en su misma estrategia de siempre, no está dispuesta abrir la discusión del proyecto de reforma en respuesta a las nuevas conflictividades. Sin duda, pareciera que la re-distribución del poder no es solo un problema para el empresariado sino para el sistema político general, caracterizado durante estas dos décadas por la prescindencia del control social sobre el Estado. Así pues, la apuesta por “modernizar las relaciones laborales” en la agenda laboral gubernamental queda circunscrita a un programa de modernización capitalista, que no atiende la nueva fisonomía laboral chilena y que no responde cabalmente a los intereses ni de un empresariado en extremo retardatario y mucho menos a la necesaria democratización del poder social y político como objetivo que subyace en la demanda de las franjas de trabajadores que se han movilizado por una reforma laboral transformadora. Esta estrategia empresarial de sepultar toda conflictividad laboral se contradice a las recomendaciones de organismos internacionales de corte más progresista como el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). Así pues, la “élite económica o empresarial” no busca re-establecer relaciones con la sociedad civil en función de un proyecto de desarrollo sustentable sino más bien negar al interlocutor; es decir, ignorar que existen organizaciones en el mundo del trabajo que buscan discutir ejes fundamentales de la reforma laboral. El problema de esta estrategia radica en que mantener una absoluta ceguera frente al conflicto laboral no implica necesariamente que éste, cual profecía autocumplida, desaparezca. En un contexto de sobre-regulación, donde los marcos legales ya no son capaces de procesar los problemas y estos terminan estallando y canalizando por fuera del pacto laboral, dicha estrategia no parece tener la capacidad de antaño para desmovilizar y desarticular a los y las trabajadoras. En el mediano y largo plazo se tapan los ojos ante una clima de conflictividad inminente que va a seguir pujante en torno a la insuficiencia de la reforma laboral y las reformas del gobierno en general.

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Bibliografía

Ruiz, C., & Boccardo, G. (2014). Discriminación en la acción estatal y producción de desigualdad social. Análisis del año 2013 - Departamento de Sociología Universidad de Chile, 25-46.

Boccardo, G., Allende, D., & Moya, C. (2015). ¿Una nueva cuestión laboral en Chile? Apuntes para abrir el debate. Cuadernos de Coyuntura N.º 7 - Fundación Nodo XXI, 17-26.

Álvarez, R.. (2015). Valdés rechaza críticas a indicaciones de la reforma laboral. La Tercera, 38. 2015, Noviembre 13, De http://www.latercera.com/noticia/politica/2015/09/674-647097-9-valdes-rechaza-criticas-a-indicaciones-de-la-reforma-laboral.shtml

Castillo, A. & García, C. (2015) “Gatopardismo en el proyecto de reforma laboral”, Revista La Maquila N°1, Santiago de Chile. Disponible en: http://geitfacso.wix.com/geit-facso#!revista-la-maquila/c24xh

Centro de Estudios de Conflicto y Cohesión Social (2015), “Resultados Encuesta: Conflicto, desigualdad y territorio”. Disponible en: http://coes.cl/blog/coes-lanza-su-encuesta-en-modulo-de-conflicto-desigualdad-y-territorio/

PULSO (2015): Kirsten Sehnbruch: "Comparar a Chile con países OCDE que tienen reemplazo interno es una interpretación superficial". En: www.pulso.cl/noticia/economia/economia/2015/08/7-69427-9-kirsten-sehnbruch-comparar-a-chile-con-paises-ocde-que-tienen-reemplazo-interno.shtml

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Entrevista Carlos Pérez Soto: Trabajo y Marxismo

Vanny Catalán

Introducción

Carlos Pérez Soto (Chile, 1954) es profesor de Estado en física, docente en universidades como la Arcis y la Universidad de Chile. Es autor de obras como "Proposiciones para un Marxismo Hegeliano", "Sobre Hegel", "Para una crítica del poder burocrático", "Una nueva antipsiquiatría", "Proposiciones en torno a la historia de la danza", entre otras. Como se ve, aborda una amplia gama de temas de van desde el marxismo hasta la danza, pasando por la filosofía de las ciencias, la danza y la anti psiquiatría. Hasta finales de los ochenta militó en el Partido Comunista de Chile y hoy es activo militante del "marxismo peresiano".

En la presente entrevista hemos querido conversar con él algunos temas de interés para el GEIT. Estos temas son los aportes del marxismo para estudiar el trabajo en Chile y una lectura sobre la reforma laboral y toda la discusión que esta ha concitado. A continuación presentamos la primera parte de la entrevista por temas de extensión. Para ver la entrevista entera por favor visitar nuestra página web y revisar el libro "Conflicto laboral y formas de organización del trabajo en Chile. Versión extendida de la Revista La Maquila N°2”.

E: Entrevistador (Vanny Catalán)

CPS: Carlos Pérez Soto

E: ¿Qué elementos de la teoría marxista sirven para estudiar el trabajo en Chile actual?

CPS: Bueno, hay que tener presente para qué sirve la teoría marxista. La teoría marxista es un marco que lo que establece es una condición histórica general: vivimos en una sociedad capitalista donde hay lucha de clases: la burguesía es la clase dominante, la economía capitalista entra en crisis… Esa tipo de cosas. Uno puede inspirado en el marxismo hacer un análisis de clase. Sin embargo, para que el análisis de clase sea suficiente tiene que hacer un análisis de estratificación. Una manera de hacer el análisis de estratificación es preocuparse por los niveles salariales, pero otra manera más compleja es preocuparse por los modos de relación contractual. Entonces, si uno mirara desde el marxismo, si es esa la preocupación, lo

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relevante es establecer como los modos de la relación contractual favorecen o realizan las distas formas de explotación capitalista, los distintos modos de acumulación capitalistas.

Pero a lo mejor la pregunta de lo que la teoría marxista tiene que decir es un poco forzada. A lo mejor lo que hay que hacer es estudiar la realidad del trabajo. Y lo que tiene eso de marxista es la voluntad política de ver las contradicciones, de ver las condiciones de explotación, de sobre explotación. No es que haya una teoría marxista del trabajo. Si no que hay una sensibilidad marxista desde la cual acercarse a ese fenómeno concreto. Esa sensibilidad marxista está enmarcada, determinada por la idea de la lucha de clases. Uno va a estudiar la realidad del trabajo pensando que aquí lo que voy a especificar es cuál es la modalidad concreta de la lucha de clases.

E: En ese sentido, ¿cuál sería la centralidad del trabajo en Marx propiamente tal y esta sensibilidad que usted plantea?

CPS: Lo que pasa es que en el marxismo el trabajo es el gran supuesto filosófico. Que los hombres se realizan en el trabajo, que es suyo, que tienen el derecho a apropiarse de su trabajo. Es una cuestión filosófica, de fondo. Incluso Hegel, que no era revolucionaria y mucho menos marxista, ya está planteando que los productos que una persona hace pertenecen a su libertad. Entonces, en la tradición anarquista, marxista, socialista, esta este derecho básico de que el trabajo es para quien lo trabaja. La frase ya era “la tierra para quien la trabaja”. En este sentido es “los productos del trabajo son para quien trabaja”. Esa connotación filosófica fundamental es la que permite concentrar a Marx en porque no ocurre esto. En este sentido el trabajo como derecho, como realidad fundamental de lo humano es central en el marxismo. Ahora, por otro lado, cuando Marx intento mostrar como ocurría la explotación capitalista, estudio los modos concretos. El trabajo, no cierto, gremial, el trabajo del gran taller industrial, y ya fue capaz en 1860-1870 de vislumbrar cuestiones que iban a pasar con el trabajo industrial que en su tiempo son apenas incipientes. En este sentido, preocuparse por como ocurre el proceso de trabajo es una manera de especificar como ocurre el proceso de apropiación de plusvalía. El correlato empírico, concreto, de como ocurre la apropiación de plusvalía.

E: Respecto de la relación de la teoría marxista y del propio Marx, ¿qué cosas servirían de la herencia marxista, que elementos servirían para plantearse el trabajo hoy en día?

CPS: Esa pregunta es relacionada con el estudio del trabajo, empíricamente. Sea uno marxista o no. Es constatable que el trabajo industrial clásico no es

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igual que el trabajo industrial distribuido, deslocalizado que impera desde los años 80 en adelante. La gran industria, que por Ford se llama industria fordista. Esa organización concreta del trabajo fordista está íntimamente relacionada con todas las relaciones sociales, concretas, determinadas, particulares: un régimen salarial, una relación con el estado, con los derechos laborales. Eso ha cambiado radicalmente desde los últimos 30 años.

Ahora, se podría decir así, en términos marxistas, hay un nuevo modo de acumulación capitalista que pasa por un reordenamiento radical de la organización del trabajo. Entonces ahí tú puedes hablar de posfordismo, toyotismo, etcétera. ¿Cuál es el punto entonces con el marxismo? Toda la tradición marxista del siglo XX. Desde 1880 hasta 1980 está ligada al desarrollo del fordismo. En mi opinión, esa tradición que intentó soluciones teóricas, caminos políticos, para oponerse al fordismo, hoy no es útil para oponerse al pos fordismo. Y lo que no debería hacer es que toda esa tradición entre 1880 y 1980 es muy buena para hacer historia, pero no muy buena para armar la política de ahora, donde es difícil armar sindicatos, aparece la diferencia entre movimiento sindical y obrero, aparecen luchas de nuevo tipo, muy antiguas pero que hoy emergen como las luchas de medio ambiente, de género.

Mi opinión, entonces, es que la obra de Marx es suficientemente profunda en general para que uno vaya directamente a Marx y se salte 100 años de marxismo y de fordismo. Se salte en concreto toda la forma de leninismo y comencemos a inventar una formulación del marxismo que sea apropiada para dar cuenta del internet, de la deslocalización, de la gran industria, la época en que el capital industrial de cambiar de Europa y EE.UU. a la India y China, la época de la crisis ambiental general. Un marxismo que dé cuenta del presente, de una sociedad altamente tecnológica, altamente comunicativa. En ese sentido yo creo que tenemos que inventar con una pata en Marx y otra en el presente, un marxismo que dé cuenta de estas nuevas realidades. Y estudiar el trabajo, la forma, como ha cambiado la organización del trabajo es una cuestión clave.

Continuar revisando la entrevista en "Conflicto laboral y formas de organización del trabajo en Chile. Versión extendida de la Revista La Maquila N°2”.

Disponible en: http://geitfacso.wix.com/geit-facso

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Mundo laboral chileno: Una novedad

anunciada. El aporte de John Dunlop

Pablo Cárcamo Estudiante de sociología U. de Chile

Mail de Contacto: [email protected]

Es importante constatar la razón que está incentivando la siguiente

reflexión, y es que en pleno Siglo XXI, estamos padeciendo en Chile una de

las formaciones más complejas y nebulosas de la estructura laboral. Nos

referimos a cada una de las formas particulares que ha adoptado el trabajo

en Chile en las últimas décadas; adaptando a veces el contrato,

externalizando al empleador, de intensidades cíclicas, turnos, intensidades

diferenciadas en el año, y muchas otras variables. Existe un trabajo en

particular en el que observamos cuáles son esas dimensiones o aspectos

que forman parte de todo lo que toma parte en el proceso del trabajo. Nos

referimos al aporte de John Dunlop con su libro “Las Relaciones

Industriales”.

El sistema de relaciones industriales, según Dunlop (1978) “debe apreciarse

como un subsistema de una sociedad industrial en el mismo plano lógico que

un sistema económico es considerado como un subsistema analítico”. Sin

embargo, lo interesante a notar son los componentes del sistema: “ciertos

actores, ciertos contextos, una ideología que mantiene unido al Sistema […] y

un cuerpo de normas creadas para dirigir a los actores en el lugar y

comunidad del trabajo” (1978:19). Para el Profesor Dunlop, son las normas

el objeto de estudio de la disciplina de las relaciones industriales, puesto

que es en ellas donde se cristalizan las distintas formas que adopta la

relación entre los actores, el trabajo con sus distintos componentes y el

contexto/entorno. Para profundizar, interesa comentar la lectura que hace

de los componentes del trabajo que él observa, y que están inmersos en

dicha actividad o proceso, y en particular, el componente del “lugar de

trabajo como contexto técnico”.

El lugar de trabajo sitúa a los actores en un lugar específico, que por las

características particulares de la actividad va a condicionar tanto las

normas internas como la potestad de los actores en su constante

interrelación. El lugar de trabajo influye de manera externa en las

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relaciones laborales y a la vez integra dimensiones diferenciables a la hora

de configurar una profesión u oficio, sus determinantes y sus condiciones.

Entonces entra en juego la residencia, la dinámica (rotación o lugar fijo) y la

intensidad, como cuestiones diferenciadas a lo largo del transcurso de la

actividad, y cómo esto condiciona distintas formas de control y contratación

del trabajo.

Por otro lado, Dunlop también agrega otras cuestiones a tomar en cuenta,

como el contenido del cargo. Es decir, a la responsabilidad y requerimientos

técnicos del desempeño, que Dunlop los dividirá en cinco: 1) Trabajadores a

cargo de herramientas, 2) Trabajadores a cargo de máquinas, 3) Labores al

ritmo de las máquinas, 4) Labores de Servicios de máquinas y 5) Servicio al

cliente. O también agrega cuestiones en su matriz de análisis como las horas

de funcionamiento del trabajo. Es decir, el momento social en que la labor

se desempeña.

Todo esto es importante, y permite entender la particularidad de las

problemáticas chilenas en el trabajo, porque ofrece precisamente un marco

de lectura que permite entender la mayoría de los casos presentes en la

realidad laboral chilena. Dunlop, entonces, ofrece dimensiones

materialmente diferenciables para caracterizar nuestro mundo laboral

chileno, cuantificarlo y contrastarlo.

Analicemos con el marco de Dunlop a la Unión Portuaria de Chile, como

actor constituido e ilegal. Distintas formaciones laborales, trabajo por faena,

por turnos, por jornada, por temporada, puedan organizarse bajo una

misma orgánica como la Unión Portuaria, y a su vez bajo un mismo interés.

Este actor (ilegal) de los trabajadores negocia como un actor legítimamente

reconocido por sus pares, en términos prácticos, con el actor de las

gerencias pertinentes. Sin embargo, esto no se exporta al sistema mayor, la

sociedad neoliberal, donde el código laboral sigue sin adaptar la

generalidad de la norma al modelo laboral que se desarrolla en paralelo al

económico actual y vigente.

Tenemos, en Chile, una economía que contiene dentro suyo muchas

industrias, desde el entendimiento del profesor Dunlop, donde hay trabajos

de intensidad variante durante el año, de duración rotativa, de duración fija,

y de duración variable, de lugar fijo, de lugar variable, de cargo fijo, de cargo

estratégico; y en todas ellas operan figuras legales que a nuestro ver no

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logran concertar un equilibrio que integre su “particularidad” hoy

generalizada, como es el trabajo informal y externalizado, y los demás ya

nombrados. La tarea de lograr una caracterización de nuestro

encadenamiento productivo general, nuestro proceso del trabajo, nuestro

mundo laboral, está al alcance en la literatura disciplinar, y es necesario

realizar dicha tarea puesto que nuestro aporte puede mitigar la existencia

de sobreexplotación, vacíos legales, e incluso inconsistencias económicas

posibles de reparar.

Las variables a ajustar que acusa Castel (2012), para que la industria logre

tasas de rentabilidad altas exigidas por su capital patrono, el financiero, ya

estaban descritas hace 50 años. La deformación actual de las relaciones

laborales en Chile, más que una adaptación a contingencias del mercado

parece haber sido el simple ejercicio profundizar la flexibilización de

aquellas dimensiones presentes en la teoría de Dunlop, nos referimos a

todos esos aspectos que Dunlop toma en cuenta y nota que forman parte del

proceso del trabajo.

Bibliografía

Castel, R. (2012). El ascenso de las incertidumbres: Trabajo, protecciones y estatuto del individuo. Buenos Aires: Fondo de

cultura económica.

De la Garza, E. (2012). Tratado de metodología de las ciencias sociales: perspectivas actuales. México: Fondo de Cultura

Económico.

Dunlop, J. T. (1978). Sistema de relaciones industriales. Península.

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Antecedentes del debate sobre el proceso

de trabajo.

Pablo Seguel Gutiérrez

Egresado de historia y estudiante de sociología. Universidad de Chile.

Mail de contacto: [email protected]

El desarrollo del enfoque del proceso de trabajo surge en el marco de la

reflexión del marxismo francés e italiano en las décadas de 1960-1970, en

la que se retoman las reflexiones de Karl Marx sobre esta temática

trabajada en el romo I del Capital. Sin embargo, su punto de inflexión fue

introducido por el marxismo inglés en la que se entroncaron la perspectiva

del grupo de Brighton (Brighton Labour Process Group) y el ala radical de

la escuela de las relaciones industriales de Richard Hyman (Tapia, Ibsen &

Kochan, 2015: 159-160).

Este enfoque surge con la recepción del trabajo de Harry Braverman (1982)

y de Raniero Panzieri en la discusión anglosajona impulsada por la

Conferencia de Economistas Socialistas (The Conference of Socialist

Economy) y su revista Capital & Class (Thompson, 2010). Inicialmente

surge con el panfleto publicado en 1977 por el Brighton Labour Process

Group (BLPG), titulado The Labour Process and Class Strategies (BLPG,

1977) y el trabajo de Andy Friedman publicado el mismo año, titulado

Responsibly Autonomy versus Direct Control over the Labour Process.

(Friedman, 1977)

Hacia la década de 1980, este debate comienza a bifurcarse producto del

desarrollo de las escuelas críticas de gestión empresarial (Fernández,

2007), paralelamente a la diversificación de los enfoques de la escuela de

relaciones industriales. Dos criticas importantes a los trabajos de Harry

Braverman y al Brighton Labour Process Group incidirán en una pérdida de

relevancia de este enfoque para el análisis de las transformaciones de las

economías en la década de 1980, con el comienzo de la introducción de la

clean producción, la reconversión y deslocalización productiva.

La tesis central propuesta por Harry Braverman es que el capitalismo

monopolista introduce una polarización en las calificaciones obreras con la

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consiguiente pérdida progresiva de la calificación profesional, dado que el

proceso de trabajo queda subordinado a la lógica de la acumulación

capitalista, resultando en una división de la ejecución y la concepción del

trabajo. Para afirmar esto, Braverman retoma la tesis central del proceso de

trabajo de Marx, enfatizando los resultados de este proceso a nivel de la

estratificación social.

La propuesta de Marx entiende que “el proceso de trabajo, tal como lo

hemos expuesto en sus momentos más simples y abstractos, es una

actividad específica orientada a producir valores de uso, adecuar lo natural

a las necesidades humanadas, es la condición general del metabolismo

entre el hombre y la naturaleza, la condición natural eterna de la vida

humana y es, por tanto, independiente de cualquier forma de esta vida y,

más bien, común a todas sus formas sociales por igual” (Marx, 2010: 192).

A partir de aquello, Braverman asumirá que en la sociedad contemporánea

el proceso de trabajo es dominado y modelado por la acumulación de

capital (Braverman, 1982), y que su objetivo principal es transformar la

fuerza de trabajo en trabajo efectivamente (De la Garza, 2012).

Siguiendo el grueso de esta lectura, la propuesta del BLPG señalaba la

existencia de tres leyes inmanente al proceso de trabajo capitalista e

inherentes a la estructura de organización capitalista de la producción: 1) la

división del trabajo intelectual y manual; 2) el desarrollo en ese proceso de

una jerarquía entre las funciones del proceso de producción; 3) y la

tendencia hacia la fragmentación y descalificación de la fuerza de trabajo.

En el primer argumento, señalaban que como el capital tiene el monopolio

sobre el conocimiento, así como sobre el poder de diseñar los sistemas de

producción, su resultado era la división inmanente entre concepción y

ejecución. En el segundo, afirmaban que la jerarquía era el resultado

inherente del antagonismo entre Capital y Trabajo. Finalmente, planteaban

que la descalificación era resultante de la lógica de la circulación capitalista

orientada hacia la ganancia y la rentabilidad, lo cual exigía una utilización

mayor de técnicas de calculabilidad, estandarización y rutinización del

trabajo. Sin embargo, estas proposiciones fueron fuertemente criticadas a

nivel teórico y práctica.

Desde la perspectiva práctica, los estudios críticos en gestión empresarial

demostraban que la descalificación no era una tendencia central del

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28

desarrollo del proceso productivo; al mismo tiempo, el posfordismo,

enfatizó que la descalificación constituía una tendencia del modo de

organización fordista, pero que las modificaciones en los modos de

organización y gestión del trabajo recientes, basaban su estrategia de

ganancia en la mayor calificación de la mano de obra y la mayor flexibilidad

de los proceso productivos.

Si bien a nivel teórico, estas propuestas fueron criticadas desde enfoques

totalmente alejados (por ejemplo desde el enfoque neoshumpeteriano o

desde las escuelas críticas en gestión empresarial), desde el ala radical de

las relaciones industriales y desde dentro del enfoque del proceso de

trabajo, se introdujo una crítica más moderada que nos permite cruzar el

enfoque de las relaciones industriales con el del proceso de trabajo.

A nivel teórico, Thompson (2010) introdujo una crítica realista a algunos de

estos elementos. Para Thompson, la proposición de leyes inmanente al

proceso de trabajo es empíricamente incorrectas y teóricamente confusas.

Lo primero que señala el autor, es que la división entre trabajo manual e

intelectual dentro del proceso capitalista de producción, no permite dar

cuenta ni distinguir si el conflicto se produce por los cambios de presión de

los entornos institucionales o por la políticas internas de la empresa o

firma. Lo segundo, tomando la noción weberiana de jerarquía y control,

señala que el fenómenos de la jerarquía y el control no son inherentes a la

organización empresarial. Finalmente, señala que la descalificación en el

proceso de trabajo no es aplicable a todas las formas de trabajo.

En ese mismo eje crítico, De la Garza (2012) señala que Braverman y El

BLCG tradujeron el problema más amplio del poder (coerción) y dominio

(consenso), en la terminología weberiana, por el concepto norteamericano

de control (se puede controlar por la fuerza o el consentimiento), poniendo

el énfasis en el despotismo del capital dentro del proceso de trabajo, sin

advertir que el despotismo es una de las formas de control. De ahí que

Braverman afirme “la descalificación como tendencia”, “se controla

descalificando”. Sin embargo, el hecho de no predominar la fuerza no

significa que no haya control, ya que hay presiones estructurales como la

tasa de ganancia que presionan por el aumento de la productividad.

Por el contrario, el espacio de lo posible en el proceso de trabajo depende

de estructuras de mercado del producto, de la fuerza de trabajo, de sistemas

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de relaciones industriales, de estructuras organizacionales. Pero sobre todo,

de las relaciones de fuerza en el trabajo y fuera de él, medidas por las

concepciones de los sujetos involucrados. Esto no quiere decir que sólo sea

contingencia, sino que “entre la estructura del proceso de trabajo y control

media la subjetividad y la acción (De la Garza, 2012: 11)

Desde esta perspectiva, el error del enfoque del proceso de trabajo no

constituye un punto de no retorno. Por el contrario, una adecuación de los

principales elementos del análisis nos permitiría encuadrar de mejor

perspectiva esta propuesta para el estudio de las problemáticas del mundo

del trabajo.

Lo primero que debemos señalar a nivel teórico, es que la lógica del proceso

de acumulación de capital no es la descalificación, sino que la ganancia

(Marx, 2010: 156-159; Edwards, 1990: XII). Esto nos lleva a considerar que

la obtención de ganancias empresariales circula en relación a la

determinación de estrategias dentro de ramas de producción, lo que

significa que para determinadas labores la descalificación y el control

pueden ser el resultado de un proceso de trabajo (por ejemplo en el

fordismo), pero para otra organización de trabajo (por ejemplo en el

posfordismo) la cualificación de la fuerza de trabajo y la utilización de la

cooperación son fundamentales. En palabras de Thompson, “El imperativo

del control no nos puede decir nada, independiente de las relaciones de

competición y de las relaciones entre capital y trabajo en un determinado

contexto” (Thompson, 2010: 10). Cambios en los contextos

organizacionales e institucionales, pueden configurar marcos de

intensificación cualitativa del trabajo.

En ese sentido, no existen tendencias inmanentes ni al control ni a la

descalificación en el proceso de trabajo, sino que estas dependerán de los

sistemas de relaciones industriales ancladas a determinados procesos de

trabajo. Al mismo tiempo que la forma en cómo se organice el trabajo

quedará encuadrada por determinadas estrategias de ganancia del rubro

industrial, el marco jurídico-legal y las posiciones de fuerzas entre los

diversos actores del proceso laboral. Por ello es que este debate nos

permite de mejor manera situar nuestro objeto de análisis.

Si el espacio de lo posible en el proceso de trabajo depende de estructuras

de mercado del producto, de la fuerza de trabajo, de sistemas de relaciones

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industriales, de estructuras organizacionales; pero también, de las

relaciones de fuerza en el trabajo y fuera de él, mediadas por las

concepciones de los sujetos involucrados, parece evidente que las

tendencias que cruzan las organizaciones sindicales cruzan diversos

ámbitos: jurídico, político, económico, cultural y social, en una relación

conflictiva. En otras palabras, la estructura del proceso de trabajo en el

capitalismo afecta el desarrollo de las relaciones industriales y de los

sectores sociocupacionales donde el sindicalismo se desenvuelve (Hyman,

1981: 118).

Bibliografía

Braverman, Harry (1982). Trabajo y capital monopolista. México

DF: Editorial Nuestro Tiempo.

Brighton Labour Process Group (1977). “The Capitalist Labour

Process”, Capital & Class, no. 1, Spring 1997: pp. 3-43.

De la Garza, Enrique (2012). “La revitalización del debate del

proceso de trabajo”. Revista Latinoamericana de estudios del

trabajo. Año 16, Núm. 26, Brasil.

Edwards, Paul (1990). El conflicto en el trabajo. Un análisis

materialista de las relaciones laborales en la empresa. Madrid:

Centro de Publicaciones Ministerio de Trabajo y Seguridad Laboral.

Friedman, Andy (1977). “Responsible Autonomy versus Direct

Control over the Labour Process”. Capital & Class, no. 1, Spring

1997: pp. 43-58.

Hyman, Richard (1981). Relaciones industriales. Una introducción

marxista. Madrid, Blume Ediciones.

Marx, Karl (2010). El capital. Crítica de la Economía Política. Tomo I.

Libro I. Proceso de producción del capital. Santiago: LOM ediciones.

Tapia, M.; Ibsen, C. & Kochan, T. (2015). “Mapping the frontier of

theory in industrial relation: The contested role of worker

representation”. Socio-economic Review, 2015, Vol. 13, NO. 1, 157-

184.

Thompson, Paul (2010). “The capitalist labour process: Concepts

and connection”. Capital & Class, 34 (1), pp. 7-14.

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IDENTIDAD MINERA, SUBCONTRATACIÓN Y

NUEVAS ESTRATEGIAS SINDICALES EL CASO DE LA HUELGA DE LOS

TRABAJADORESCONTRATISTAS DE CODELCO (2007)

Constanza Araya Fernández y Rocío Guajardo Quiñones

Universidad de Santiago de Chile

Mail de contacto: [email protected]/[email protected]

En memoria de Nelson Quichillao,

trabajador contratista recientemente asesinado

bajo el gobierno de Michelle Bachelet.

La consolidación y expansión del neoliberalismo trajo consigo importantes

transformaciones en el mundo del trabajo, siendo una de ellas el

debilitamiento del trabajador(a) como sujeto político, como es el caso de

nuestro fragmentado y golpeado país. No obstante, durante las últimas

décadas hemos sido testigos de un incipiente proceso de rearticulación del

movimiento sindical en distintos ámbitos, motivo por el cual es necesario

dar cuenta tanto a nivel político como a nivel teórico de dichas dinámicas y

transformaciones en el mundo del trabajo. En este nuevo escenario un

sector que históricamente ha estado involucrado en los procesos políticos

del país, los mineros de CODELCO, son quienes reaparecen con un nuevo

actor en juego: el trabajador subcontratado en la histórica huelga de la

Confederación de Trabajadores del Cobre ocurrida el 2007.

A partir de ese momento la temática laboral comienza nuevamente a cobrar

relevancia y se instala en el debate público abriendo un camino a la

movilización y al despliegue de nuevas estrategias sindicales. Pero, ¿cuáles

fueron estas nuevas estrategias sindicales? ¿Qué elementos tiene la huelga

del 2007 que la hacen efectiva y genera tanto impacto en la agenda política

y la opinión pública? ¿Qué repercusiones en el corto y largo plazo tendrá

para el movimiento sindical chileno? Estas son las preguntas que nos

hacemos y que buscamos responder a continuación, bajo el imperativo de

que este artículo se convierta en un insumo para la discusión desde la

historiografía respecto a las transformaciones que ha vivido el mundo del

trabajo durante las últimas décadas. En ese sentido, sostenemos que la

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efectividad de dicha huelga radica en torno a la existencia de dos factores

claves: el rol que cumplieron los dirigentes sindicales en términos

organizativos y los repertorios de acción colectiva utilizados por los

trabajadores contratistas de CODELCO, entre los cuales se combinan

elementos de la tradición sindical de los trabajadores del cobre junto a las

innovadoras formas de lucha que aporta la identidad preeminentemente

subcontratista de sus trabajadores.

Desde el punto de vista metodológico nos hemos propuesto el desafío de

hacer dialogar a la sociología junto con el enfoque de la historia del tiempo

presente, con el propósito de rescatar tanto la experiencia de los sujetos

como el proceso ascendente de movilización. En ese sentido recurrimos

principalmente a la revisión bibliográfica de la literatura pertinente al tema,

junto con el análisis de fuentes primarias, esto es, documentos oficiales de

la Confederación de Trabajadores del Cobre. A lo anterior le sumamos la

revisión de fuentes periodísticas de los meses de junio, julio y agosto del

año 2007 de los periódicos La Tercera y El Siglo.

La subcontratación como articuladora de identidad

El régimen de subcontratación en CODELCO no es nuevo, sino que por el

contrario tiene larga data. Se produce en mayor o menor medida desde

los años 30’, pero en aquel entonces se trataba de un proceso de

especialización y limitado en el tiempo (Aguilera y Villalobos, 2008). Es a

partir de la década de los 70’ que comienza una paulatina disminución de

la planta de trabajadores, precisamente porque la subcontratación dejó de

ser un proceso de especialización de la producción pasando a ser una

técnica para abaratar costos y disminuir los riesgos. El Plan Laboral de

Piñera, mediante el decreto 16.75, permite ampliar las funciones de los

subcontratistas a las del giro principal de las empresas, regularizando

dicha práctica.

Producto de los cambios a nivel mundial del régimen de acumulación

capitalista y las formas que este adoptó en Chile -su formato neoliberal-,

CODELCO sufrirá importantes transformaciones en su estructura

organizacional interna. Es en este proceso donde se va configurando una

división en la fuerza laboral del país entre trabajadores de primera y

segunda categoría: de planta y subcontratados, respectivamente. Así, la

subcontratación se vuelve política de Estado “institucionalizando” la

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33

precariedad en todos sus términos. A partir de entonces el trabajador

subcontratista irá progresivamente construyendo una identidad propia en

tanto se reconoce en oposición/negación al otro (el de planta). Identidad

que combina la tradición histórica minera y la experiencia de vivir el

subcontrato como un régimen de doble explotación. Esta acumulación de

precarias condiciones laborales a lo largo de veinte años (bajos salarios por

el mismo trabajo, imposibilidad de organizarse y de negociar con la estatal,

el no reconocimiento de la labor de su trabajo, entre otras) es la que le dará

una impronta distintiva al movimiento sindical que veremos surgir en la

década del 2000, en el cual se genera un encuentro entre la tradición de

lucha del sindicalismo chileno antes de la dictadura, el intento de

superación de la política del consenso que prima en la década de los 90’s y

la instalación de innovadoras prácticas sindicales relacionadas con el

sujeto-trabajador contratista.

Dirigencias sindicales y repertorios de acción colectiva

Las estrategias de movilización fuera de la legalidad como la acción directa

y la presión, su condición de sector económico estratégico sumado a la

precarización laboral y la desigualdad respecto de sus pares de planta,

fueron las condiciones necesarias para el despliegue de nuevas estrategias

sindicales por parte de los trabajadores contratistas, de las cuales

destacamos dos: las transformaciones en las dirigencias sindicales y en los

repertorios de acción colectiva, donde se combinaron elementos de la

tradición sindical de los trabajadores del cobre y las formas de lucha que

aporta la juventud de este movimiento. Respecto al primer punto, creemos

que en esta movilización se configuró un “nuevo tipo de dirigente” que

respondió a las necesidades del contexto, produciendo un distanciamiento

del dirigente formado en el sindicalismo clásico, aquel que identificamos

con el patrón de acumulación desarrollista que predomina durante todo el

siglo XX chileno (Agacino, 2007). Esto en base a tres aspectos clave: el

carácter confrontacional con el que se deben enfrentar a sus contrapartes -

empresa contratista, CODELCO, Gran Empresariado y Estado-, el carácter

técnico para afrontar la negociación y el elemento generacional, vale decir,

la breve trayectoria sindical de sus dirigentes. En segundo lugar, respecto a

los repertorios de acción colectiva es posible observar –mediante la

reconstrucción de la huelga- que las acciones emprendidas por los

trabajadores entremezclan lo violento y lo pacífico: mientras unas se

vuelven hacia la faena y el lugar de trabajo, otras se desarrollan hacia la

Page 35: La Maquila N°2

34

comunidad y las familias. Dicha estrategia es en total innovadora, pero

combinó distintos elementos de la tradición de lucha de los mineros del

cobre, como la acción directa y la participación de sus familias, dando paso

a una nueva forma de acción sindical.

Consideraciones finales

En función de lo expuesto anteriormente, podemos concluir que la

trascendencia de la huelga de los trabajadores contratistas de CODELCO

del año 2007 se debe a una mezcla de factores que entrecruzan el

escenario favorable a dicho proceso, junto con las estrategias de

movilización de los trabajadores, en donde dirigentes y las bases

adquieren un protagonismo nunca antes visto. Además, esta huelga tiene

un gran impacto a nivel nacional, tomando en cuenta que la negociación

entre los trabajadores contratistas y la empresa mandante es ilegal,

desfavoreciendo en parte la posición del empresariado, por lo que

significó un precedente para el desarrollo de movilizaciones posteriores,

dejando abierta la posibilidad de repetir este tipo de negociación en otros

sectores (aunque no con la misma suerte). Por otro lado, la constitución de

la nueva CTC marcó un hito en tanto posicionó al trabajador contratista de

CODELCO como un nuevo actor sindical de importancia, con una identidad

y una impronta muy propia que nace y se configura a partir de la tradición

histórica minera y de vivir la experiencia del subcontrato como un

régimen de doble explotación, inaugurando así una etapa llena de

aprendizajes, errores y sobre todo desafíos para el sindicalismo de la Gran

Minería del Cobre.

Bibliografía

Agacino, R. (2007) Pasado y Presente: Los trabajadores una vez

más. Disponible en Archivo Chile, web del Centro Estudios

“Miguel Enríquez”, CEME. Revisado por última vez en

www.archivochile.com el 10 de septiembre del 2015.

Aguilera, L. & Villalobos, C. (2008) El proceso de subcontratación

en el siglo XXI. Relaciones sociales y de Trabajo en los

Subcontratistas de Codelco. En: Cuadernos de Estudios del

Trabajo, Serie Colaboraciones, Santiago.

Page 36: La Maquila N°2

35

La huelga portuaria de 1921: la lucha por el

control del mercado del trabajo en

Valparaíso

Nicolás Muñoz Cerda

Estudiante de Magister en Ciencias Sociales con mención en sociología de la modernización, U. de Chile y Licenciado en Historia, U. de Chile.

Mail de contacto: [email protected]

Para referirme al periodo a estudiar, considero que lo más adecuado es el

concepto de ‘Crisis Social’, el cual desde una mirada global, puede ser

entendido como un periodo crítico para las estructuras que daban sustento

a la institucionalidad chilena. Según Mario Garcés, la cuestión social

correspondería a una crisis social de la clase popular, que parte desde las

condiciones de vida de los sectores populares, pero que se debe

complementar con sus consecuencias en las formas de organización que

dichas condiciones generan en los sectores populares, así como en las

respuestas que, desde los grupos dirigentes, se ofrecen a estos nuevos

movimientos.

Por otro lado, hasta el año 1924 la legislación laboral en el país es casi

inexistente. Se destacarían algunos hitos como son la ley de habitación

obrera (1906), de la silla (1914), etc. en donde el Estado intentaría entregar

una solución a las constantes demandas de mejora en las condiciones de

vida de las clases más desfavorecidas.

La modernización de las labores portuarias tenderá a incidir de mayor

manera en aquellos sujetos que se desempeñan en labores propias de la

bahía. Antes de la incorporación de las grúas mecánicas y los ascensores

eléctricos, el sistema de desembarco de mercaderías se realizaba de manera

manual. “Este sistema de lanchaje para el desembarco efectuado en forma

exclusiva por el gremio de jornaleros y lancheros, en el caso de las

mercaderías sujetas a derecho, y la ausencia de un muelle adecuado para

estas faenas, implicaba muchos retardos en la salida de las naves.

(Schmutzer, 2000: 119).

Page 37: La Maquila N°2

36

El movimiento político popular urbano se diferencia del minero nortino en

su composición ideológica, siendo predominante en Valparaíso el

anarquismo en general, y particularmente el anarcosindicalismo en el

periodo analizado, lo que será retomado posteriormente. La cantidad de

adscritos a los consejos regionales de la Federación Obrera de Chile (FOCh)

arroja la cantidad de 5 mil miembros entre Valparaíso y Viña del Mar, para

el año 1919 (Mancilla, 1996, p.54), mientras la cantidad de Consejos caía a 5

en la provincia de Valparaíso dos años más tarde, mientras el

anarcosindicalismo Wobblie cobraba mayor vigor. (DeShazo, 2007: 280).

La táctica política de la I.W.W. consistía en huelgas periódicas que tenían

por finalidad el conseguir concesiones inmediatas de cada casa comercial,

aislando a los patrones uno a uno, evitando así posibles repercusiones y

persecuciones a sus miembros. De esta manera “en 1920-1921, la fuerza de

los trabajadores en los muelles del puerto, llegó a su punto máximo cuando la

Gente de Mar y la IWW establecieron un alto grado de control laboral sobre el

trabajo en la bahía” (DeShazo, 2007: 221-222).Mientras esto ocurría, la

Asociación General de Comerciantes (AGC), entidad patronal que agrupaba

a los representantes de las compañías navieras y a otros comerciantes

menores, enviaba informaciones referentes a la actividad política de la

I.W.W. en el puerto, pidiendo mayor resguardo policial y persecución a los

agitadores y a los “elementos ajenos al gremio” que pululaban por el

malecón2.

Al firmarse – con cierta reticencia de ambos actores involucrados – el

acuerdo arbitrado por la Oficina del Trabajo el día 12 de Abril entre la AGC

y la Federación de Gente del Mar (FGM; adscrita a la I.W.W.), en donde se

regularían: nuevos jornales, horarios de trabajo, comidas, medios de

transporte, entre otros, y declarando además, que la Oficina del Trabajo

sería la entidad que intervendría como mediadora al surgir cualquier

problema que estableciese por la aprobación de dicho acuerdo

reglamentario., teniendo como resultado que la Oficina no daría abasto para

actuar como mediadora en el conflicto. Es importante destacar del fallo en

sí, quizás el punto más importante es el numero 1: “El 70% por lo menos, de

la tripulación de las naves mercantes pertenecerá a la Federación de Gente de

Mar”. 3

2 ARNAD, Mint. 1919, V5181 3 ARNAD, Mint. 1921, V5562 (el subrayado es propio)

Page 38: La Maquila N°2

37

Meses más tarde la AGC iniciaba un nuevo periodo de conflictividad, basado

en la imposición de lockouts para quitar el control logrado por la I.W.W. con

el Fallo Arbitral. De esta manera, el día 4 de Julio se declarara la

paralización de las faenas por parte de los empleadores, reanudando 5 días

más tarde con el compromiso de revisar el acuerdo logrado con

anterioridad4.

El 30 de Agosto los obreros enviaron un escrito al Presidente Alessandri

exigiéndole se hiciera participe de lo que consideraban una acción

planificada con anterioridad, que tenía como fin último el purgar a la I.W.W.

del escenario político porteño5.

En términos legales, la AGC no había cometido ninguna falta, sino que se

habría aprovechado de la ausencia de una legislación social adecuada, como

ellos mismos reconocen6. En tal sentido, la AGC se valió de todos los

resquicios legales existentes para justificar su actuar, incluyendo la pobre

sistematización de datos por parte de la Oficina del Trabajo.

Es este último punto el fundamental para comprender el proceso, la

articulación y el desarrollo del conflicto político que he descrito. La

modernización de la estructura laboral en un marco desregulado, desde la

mirada de la economía neoclásica supondría que el mercado del trabajo, así

como los otros mercados, se auto regularía, por la libre competencia y la ley

de oferta y demanda, sin embargo he presentado suficientes pruebas de que

esto no sucedió. Propongo, por tanto que los conflictos por el control del

mercado del trabajo pueden entenderse en términos de correlación de

fuerzas en el sistema político, dado que las dinámicas laborales previas a la

publicación del Código Laboral de 1924 estaban sometidas a las

disposiciones patronales, cuya máxima expresión en el imaginario es el

salario en fichas, por ejemplo. Así mismo, al enfrentar la organización

sindical no pocas veces se recurrió a las matanzas de obreros para imponer

el orden.

4 El Mercurio, Valparaíso. 8 de julio de 1921. 5 El Mercurio, Valparaíso. 30 de Agosto de 1921. 6 “Cuando exista en el país “la legislación adecuada” cuya ausencia lamenta el señor Jefe de la Oficina del Trabajo, la Asociación General de Comerciantes será la primera que subordine a ella su acción y sus resoluciones” 15 de septiembre de 1921. ARNAD, Dtrab. V74

Page 39: La Maquila N°2

38

Es en este proceso que los trabajadores, además de lograr un control sobre

el mercado del trabajo, buscaban transformar la lógica del trabajo en su

conjunto, reivindicando no solo el reajuste salarial, o mejora de las

condiciones laborales, sino que la demanda se relaciona con la

reapropiación del proceso productivo y la incorporación de nuevas lógicas

industriales. Sin embargo, la campaña contraofensiva de las organizaciones

patronales, la creación de una oficina de enganches paralela a la existente, y

la seguidilla de lock-outs, junto a la contratación de esquiroles y

movilización de mano de obra desde otros lugares del país, terminaron por

desgastar a la I.W.W. en Valparaiso.

Bibliografía

DeShazo, P. (2007). Trabajadores urbanos y sindicatos en Chile:

1902-1927. Santiago: DIBAM

Garcés, M. (2003). Crisis Social y motines populares en el 1900.

Santiago: LOM ediciones.

Mancilla, A. (1996). Libertarios, federados, asalariados. El

movimiento popular chileno 1917-1928. Tesis para optar al grado

de Licenciado en Historia. Santiago: Universidad de Chile.

Schmutzer, K. (2000). El puerto: comercio, ingresos, los hombres e

infraestructura. En Estrada, B. (Ed.). Valparaíso, sociedad y

economia en el siglo XIX. (pp163-194). Viña del Mar: Ediciones

uniersitarias UCV.

Page 40: La Maquila N°2

39

La precariedad laboral en el Chile

neoliberal: El caso de los trabajadores

municipales

Camilo Nicolini Leiva

Estudiante Magíster en Ciencias Sociales mención Sociología de la

Modernización, Universidad de Chile

Mail de contacto: [email protected]

Las transformaciones en el modelo de desarrollo suscitadas a partir de la

contra-revolución neoliberal llevada a cabo por la dictadura cívico-militar

entre los años 1973-1990, luego profundizada por los gobiernos civiles

desde los noventa hasta la actualidad, han configuraron un nuevo escenario

en las relaciones de producción y en la estructura de clases. Es el paso de la

acumulación de riquezas de matriz fordista a la acumulación flexible, que

tiene su correlato superestructural en la transformación del “Estado de

Compromiso” al “Estado Subsidiario” y la asunción de la ideología

neoliberal como hegemónica, lo que determina las principales variables

donde se enmarca nuestro objeto de estudio: El análisis de las condiciones

laborales de los trabajadores municipales.

La relevancia de este estudio está en función del propósito de indagar

respecto a las condiciones laborales de los trabajadores del Estado,

particularmente los funcionarios municipales, quienes en octubre del año

2013 protagonizaron una huelga que tuvo 33 días de duración. A partir de

este estudio de caso, fue posible analizar cómo las contra-reformas

neoliberales han afectado las condiciones objetivas y subjetivas de la clase

trabajadora.

La investigación comienza con una revisión histórica, donde se alude

someramente a las principales transformaciones en el modelo de desarrollo

suscitadas a partir de la década de los 70´ en adelante. En consecuencia, se

describe la introducción violenta del neoliberalismo en Chile, por parte de

la dictadura cívico militar, donde se cimientan las bases para el paso de un

Estado de Compromiso con una matriz fordista a un Estado Subsidiario con

un modelo de acumulación flexible y neoliberal, luego profundizado por los

Page 41: La Maquila N°2

40

gobiernos civiles. Posteriormente se revisan las principales características

de las relaciones de producción regidas por la política económica

neoliberal, donde la flexibilización y la precariedad constituyen las dos

caras de la misma moneda. Luego, se presentan capítulos resultantes del

proceso de análisis, donde obtuvimos dos principales dimensiones: Una

relativa a las condiciones laborales y otra sobre la acción colectiva de los

funcionarios municipales.

Dentro del capítulo sobre condiciones laborales, hallamos tres categorías:

Una referente a las condiciones laborales antes de la contra-revolución

neoliberal, otra que concierne a los efectos del neoliberalismo en el sistema

sanitario y en las pensiones, y la última categoría relativa a los discursos

sobre los tipos de contrato en el municipio. En el capítulo sobre acción

colectiva, encontramos dos categorías: La primera referente a las demandas

y la organización gremial, y la segunda donde se alude a las movilizaciones

de los funcionarios municipales. Para finalizar, se concluye aludiendo a los

principales hallazgos que emergieron del proceso investigativo y a las

nuevas líneas investigativas que se pueden desprender de algunos análisis

surgidos de este estudio.

Entre los principales hallazgos a destacar, es el hecho de que entre los

entrevistados está vigente una memoria histórica respecto a las condiciones

y beneficios que tenía la clase trabajadora antes de la dictadura y la

imposición del sistema neoliberal en Chile. En ese sentido, la memoria es

comprendida como un contrapunto para evaluar las condiciones actuales de

la clase trabajadora. Un segundo hallazgo relevante es que pudimos

apreciar que la situación actual de los trabajadores está atravesada por los

distintos tipos de contrato que rigen las relaciones entre las partes

involucradas. En ese sentido, uno de los elementos que constituye una

situación de precariedad, es la inestabilidad y cuasi informalidad que en la

práctica tienen ciertos contratos, tales como los honorarios y sus

derivaciones. Un tercer hallazgo, gira en torno a la organización gremial,

donde se pudo observar una crítica respecto a su funcionamiento interno y

conducción en periodos de conflicto. Si bien hay percepciones distintas,

dadas principalmente por la condición objetiva del tipo de contrato que

posee cada entrevistado y su rol dentro de la organización (dirigente versus

trabajador de base imposibilitado de participar en la organización), fue

posible constatar una tendencia hacia la poca representatividad que

actualmente posee la organización. En ese sentido, la carencia de

Page 42: La Maquila N°2

41

democracia interna y el escaso número de funcionarios posibilitados de

participar en relación a la cantidad total de trabajadores que laburan en un

municipio, hace de esta organización una estructura cuestionable en tanto

que no representa a la totalidad de los trabajadores (discrimina por

contrato) y adolece de autoritarismo por parte de ciertas dirigencias

enquistadas en el poder. Por último, podemos destacar los datos relativos a

las huelgas y el poder de negociación que poseen los trabajadores y sus

organizaciones de clase. En el estudio fue posible establecer una relación

entre el poder de negociación de la clase trabajadora y la desigual

distribución de las riquezas en el país. En consecuencia, en un Estado donde

hallamos un gran porcentaje de huelgas y trabajadores que son catalogados

como ilegales (especialmente en el sector público, donde todas sus

paralizaciones son ilegales de acuerdo a los estatutos vigentes), un

escuálido porcentaje de trabajadores tienen permitido negociar y dentro de

ese conjunto, un paupérrimo porcentaje de sindicatos, en la práctica, llevan

a cabo negociaciones colectivas.

En síntesis, en esta investigación se analizaron las condiciones laborales de

los funcionarios municipales, teniendo como eje teórico el concepto de

precariedad laboral. La pregunta de investigación que guió el estudio fue la

siguiente: ¿Cuáles son las condiciones laborales de los funcionarios

municipales, durante el segundo semestre del año 2014, en el marco del

capitalismo neoliberal chileno? El diseño de la investigación fue cualitativo,

donde la técnica de producción de datos utilizada, fue la técnica

conversacional de la entrevista focalizada o semi-estructurada, aplicada a

una muestra de dos funcionarios municipales con distinto tipo de contrato y

considerando si formaban parte de alguna organización gremial o no: Una

dirigente con contrato de planta y un trabajador con contrato a honorario

que no pertenecía a alguna organización gremial. La interpretación de los

datos fue mediante un análisis de contenido recurriendo al software Atlas

Ti 6.0.

Page 43: La Maquila N°2

42

Diez núcleos problemáticos del

sindicalismo: Nuevos problemas del mundo

sindical en el Chile neoliberal7

Dasten Julián Vejar

Dr. Sociología del Trabajo en la FSU-Jena

Mail de contacto: [email protected]

Se pueden constatar como síntomas generales del sindicalismo chileno, su

debilidad en términos de afiliación y actividad; su fragmentación a partir de

la estructura productiva y el mercado del trabajo; la desprotección ante la

desregulación laboral; el consecuente debilitamiento de la acción y la

negociación colectiva vía mecanismos institucionales; y su falta de

imbricación y sincronización con los actores/procesos sociales de protesta

y movilización social.

A partir de la triada, sujeto, mercado y acción colectiva, hemos identificado

diez núcleos que problematizan la constitución, fortalecimiento y

perspectivas del sindicalismo en Chile.

Núcleo I: El sindicalismo y el legado de la dictadura militar.

Núcleo II: Relación endogámica entre los partidos políticos y el

sindicalismo

Luego del “regreso a la democracia” en 1990, la refundada Central Unitaria

de Trabajadores el año 1988, se hace parte del acuerdo de la llamada

“democracia protegida”, respondiendo a un “compromiso responsable” con

las demandas de democratización. La continuidad por más de dos décadas

de esta complicidad y endogamia entre las direcciones sindicales y las

directrices de los partidos políticos en materia laboral, tiene hoy a los/as

trabajadores/as, prácticamente, con la misma institucionalidad de las

relaciones laborales de la dictadura militar – entre ellas el ya mencionado

plan laboral de 1979 –, e incluso con su profundización, por medio de las

reformas de flexibilización del trabajo, la legalización del subcontrato, etc.

7 Versión resumida por equipo editorial GEIT.

Page 44: La Maquila N°2

43

La CUT ha establecido un innegable modelo de cooperación entre el

sindicalismo y el sistema político.

Surge la tensión entre: a) una vieja y tradicional estructura sindical

endogámica, fundada en la triada del modelo consensual gobierno-

sindicato-partido, y b) la emergencia o desborde de la anterior triada por

medio de un ethos societario y comunitario exogámico, representado en la

relación entre democracia-sindicato-comunidad, como forma de

sociabilidad emergente.

Ciertos sectores del espectro sindical han avanzado en procesos de

sincronización y coordinación con los demás actores sociales, para

conseguir, tanto objetivos de “corto alcance” (por ejemplo, cambios en la

legislación laboral, reformas en el área de protección social), como medidas

que comprenden el plano de los derechos sociales (como el apoyo y

solidaridad a los demás movimientos sociales, en la salud, educación,

Asamblea Constituyente, NO+AFP, etc.).

Núcleo III: Declaraciones, performances y falta de credibilidad

De una forma u otra el imaginario del trabajo que maneja el sindicalismo

tradicional en la actualidad, se encuentra asociado a una concepción

fordista-periférica y clásica del trabajo-trabajador(a).

En el caso de la Central Unitaria de Trabajadores (CUT), esta sostiene, desde

su formación, un discurso y una práctica neo-corporativa. Sus direcciones

centrales han estado estrechamente relacionadas con la política y

programas de gobierno, por lo que los métodos de paro y huelga nacional –

medidas y métodos históricos de la clase trabajadora -, han sido

desplazados como parte de la línea del “consenso” político-social y de lo que

Núñez (2012) llama el decálogo del “rol responsable” del movimiento

social.

Núcleo IV: La democracia y unidad sindical

Uno de los grandes problemas en la actualidad del movimiento sindical

chileno – y latinoamericano – es la unidad sindical. La unidad sindical, pieza

clave de la CUT desde el año 1962, donde se supone primarían los intereses

de la clase trabajadora sobre los ideológicos, donde se fundaba el carácter

“Único” de la Central, ha decaído por el mismo problema de hace 30 años:

Page 45: La Maquila N°2

44

una falta de democratización interna al interior de la estructura orgánica de

la CUT que ha debilitado su representatividad y ha fracturado el

sindicalismo.

Núcleo V: Los “nuevos” sindicalismos

Las transformaciones del mundo del trabajo están asociadas con la

emergencia de condiciones de trabajo más precarias y la presencia, cada

vez mayor, de un trabajo no-típico, modificando el carácter de las relaciones

de trabajo y de subordinación. Las nuevas formas de integración sindicales

y de la clase trabajadora se vuelven cada vez más múltiples y diversas a

nivel global.

Núcleo VI: Nuevas subjetividades: Fragmentadas, atomizadas, pero

obreras

Núcleo VII: Legislación y Nuevo Código del Trabajo

El Plan laboral del 1979, y una serie de disposiciones incluidas dentro del

mismo, son parte de la estrategia de debilitamiento y disciplinamiento del

sindicalismo en el hoy.

Michelle Bachelet, tras su reelección en 2013, en un nuevo escenario

político y con un programa de reformas (educación, trabajo, tributario, etc.),

ha intentado hasta la fecha promover un proyecto de “reforma” del código

del trabajo (solo el capítulo IV), que involucra tensionar los intereses y

sensibilidades del empresariado.

Para los dirigentes sindicales, este objetivo de “dignificación del trabajo”,

sólo es posible de lograr a través de: 1) la generación de una legislación que

promueva un modelo de protección y simétrico de relaciones laborales, y 2)

una “cultura sindical” que sea capaz de llevarla a cabo, como construcción

de aprendizaje para sujetos capaces de ejercer sus derechos laborales. De

allí la centralidad de nociones como “libertad sindical” y “autonomía

sindical” (Gernigón, Odero y Guido, 1998).

Núcleo VIII: Género, migración y etnia

El objetivo debe ser evitar la generación de nuevas dinámicas de

competencia y violencia entre los/as trabajadores/as por medio de

Page 46: La Maquila N°2

45

discursos nacionalistas o racistas, promoviendo la identidad colectiva de

los/as trabajadores/as como un elemento central para el fortalecimiento de

capacidades organizativas que permitan mayor cohesión en la acción y la

disputa de posiciones de negociación/poder en las relaciones laborales y el

campo social.

Núcleo IX: Dirigencias sindicales y el legado de los partidos políticos

de la Concertación

El ejercicio de la táctica corporativa que ha desarrollado la CUT ha sido, de

una u otra forma, el reflejo del programa político de la Concertación

durante los 20 años de su gobierno (Frías, 2008).

Núcleo X: El sindicalismo entre “lo nuevo” y “lo viejo”

“Lo nuevo” (lo contingente y emergente), y “lo viejo” (la tradición y la

memoria), como partes estructurantes de una nueva práctica en el

sindicalismo chileno.

En el seno del sindicalismo se vislumbra un proceso re-fundacional de la

práctica sindical, especialmente a partir del debate de la reforma laboral y

de la emergencia de una serie de sindicatos fuera de la línea política

gubernamental.

Bibliografía

Frías, P. 2008. Desafíos del sindicalismo en los inicios del Siglo XXI.

Buenos Aires. Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales.

Gernigón, B.; Odero, A. y Guido, H. (1998) Principios de la OIT sobre

el derecho de huelga. Zurich: Organización Internacional del

Trabajo.

Julián, D. (2015) Legados del “Momento socialista en Chile”. Revista

Teoria & Sociedade.

Núñez, D. (2012) “Apuntes sobre el renacer de la huelga obrera en

Chile”, Revista Colombiana de Sociología. Vol. 35, No. 1: 41 – 58.

Page 47: La Maquila N°2

46

La (problemática) subcontratación en cinco

universidades de Santiago: un conflicto

abierto

Felipe Stefano Ruiz Bruzzone.

Estudiante de sociología U. de Chile

Mail de contacto: [email protected]

La subcontratación en Chile es una forma de inserción laboral instalada y en

aumento, y es en este contexto donde se inserta la práctica de externalizar

servicios en las principales casas de estudios de nuestro país; no parece

entonces descabellado suponer que la lógica de gestión neoliberal del

trabajo – que lo precariza mediante la flexibilidad - también ha permeado a

las principales universidades de Chile.

En este sentido, resulta posible diagnosticar la emergencia de la

subcontratación como conflicto político al interior de las universidades

durante el período 2014-2015. Para el presente trabajo ocuparemos

principalmente dos fuentes de información: tres estudios sobre condiciones

laborales del personal subcontratado, realizados en el período 2014-2015

en tres universidades (USACH, PUC, UCHILE) y una serie entrevistas que el

mismo autor ha realizado para el Grupo de Estudios Interdisciplinarios del

Trabajo (GEIT), a diversas organizaciones estudiantiles articuladas contra

la subcontratación en sus respectivas casas de estudios.8

Uno de los elementos más importantes que aporta la evidencia considerada

sobre el trabajo subcontratado en estas universidades, es la posibilidad de

construir un diagnóstico relativamente objetivo sobre las condiciones de

empleo y de trabajo del personal externalizado al interior de las casas de

estudio. A partir de esta evidencia, señalamos a continuación algunos

puntos comunes entre los casos considerados.

En primer lugar, es posible plantear que en las universidades analizadas se

externaliza principalmente funciones de baja especialización: en muchos

8 Se trata de cinco entrevistas realizadas por el autor en la UCHILE, la PUC, la USACH y la UTEM.

Page 48: La Maquila N°2

47

casos el personal subcontratado no ha terminado la educación escolar, ni

cuenta con capacitaciones laborales en su lugar de trabajo. Esta evidencia

echa por tierra un argumento que a veces se esgrime: que la

subcontratación se practica debido a que se trata de actividades muy

especializadas.

En segundo lugar, la evidencia indica que en la subcontratación, lo que

principalmente se externaliza son las responsabilidades en términos legales

y económicos que implica una relación laboral directamente establecida por

las casas de estudios, lo que produce una alta precarización de las

condiciones de empleo y trabajo. Todo ello redunda en una fuerte división

de la fuerza de trabajo al interior de las universidades, pues se crean – en

términos materiales y simbólicos – trabajadores de primera y de segunda

categoría, condición en la cual los segundos están escasamente integrados a

la comunidad universitaria y restan un importante número de potenciales

trabajadores sindicalizados a las organizaciones gremiales de estas casas de

estudios. Utilizando el término propuesto por Fundación SOL, se asiste a un

empleo altamente formalizado, pero al mismo tiempo altamente

precarizante de las condiciones de vida y de trabajo de las personas así

contratadas.

En tercer lugar, la incertidumbre producida por este tipo de vínculo laboral

inviabiliza la organización colectiva de las y los trabajadores, quienes deben

mantener a grupos familiares numerosos y no pueden arriesgar sus

empleos – por denigrantes que sean las condiciones de trabajo – en pos de

una movilización u organización colectiva.

En cuarto lugar, el argumento de la subcontratación como modo de

aumentar la eficiencia en la gestión de las universidades es completamente

barrido por la evidencia que hemos considerado en esta reflexión. Es

posible concluir que la subcontratación no ha sido ni más económica ni más

eficiente, pues no posibilita un total desentendimiento por parte de la

institución mandante en relación a la organización y supervisión del

trabajo, lo que se expresa en la constatación de una doble subordinación que

corre por fuera de la norma legal.

En toda esta situación, y como quinto punto común, la organización y lucha

estudiantil han resultado ser clave en la búsqueda de una salida política al

problema: la acción colectiva de los estudiantes ha logrado enfrentar los

Page 49: La Maquila N°2

48

abusos de las empresas contratistas; asimismo, los estudios realizados

gracias a la presión del estudiantado organizado resultan de crucial

importancia para rebatir los argumentos de corte tecnocrático que

defienden la práctica de la subcontratación al interior de las casas de

estudio. Por otra parte, en 3 de las 5 universidades consideras, estas

organizaciones han buscado construir una salida política con las

autoridades universitarias, que permita avanzar en procesos de

internalización de personal que viabilicen el término del subcontrato en las

instituciones de educación superior.9

Un conflicto abierto. Reflexiones sobre gobierno y comunidad

universitaria:

El diagnóstico efectuado deja muy mal parada la alternativa de la

subcontratación. En este sentido, en relación con la temática del gobierno

democrático al interior de las universidades se plantea con urgencia que el

trabajo también debe ser un ámbito democratizado; en tal medida debiera

avanzarse en que sus condiciones sean acordadas triestamentalmente por

toda la comunidad universitaria

Ahora, creemos relevante anotar que en estos procesos de disputa política

resulta necesarios superar dos falsas dicotomías: la primera tiene que ver

con disociar una posible mejora de condiciones laborales respecto al fin de

la subcontratación como sistema de relaciones laborales; en algunos

espacios se plantea que lo central no sería la lucha por el fin al subcontrato

sino la lucha por la mejora de las condiciones de trabajo. Ante ello, creemos

que la evidencia empírica demuestra que el subcontrato trae en sí mismo

una lógica de flexibilidad precarizante sobre el trabajo asalariado.

La segunda dicotomía dice relación con la forma de organizar la disputa

política para terminar con la subcontratación al interior de las

universidades. Existen perspectivas que plantean que no debiera ser el

9 En este sentido cabe destacar las propuestas de internalización elaboradas durante 2015 por la Comisión Subcontrato del CEI UCHILE, así como la propuesta de internalización que ha elaborado el GEIT, en conjunto con la Comisión Subcontrato del CECSO UCHILE. Otra experiencia significativa resulta ser el trabajo de la Comisión Fin al Subcontrato en la UTEM, que ha logrado incidir de manera directa en los criterios de evaluación y selección de los concursos públicos que se harán durante 2015 y 2016 con el objetivo de internalizar al personal actualmente subcontratado.

Page 50: La Maquila N°2

49

estudiantado (como “vanguardia”) quien deba encarar la disputa política,

sino que debiera ser el mismo personal externalizado que, a través de la

auto-organización acabe con la subcontratación. Resulta ser una falsa

dicotomía toda vez que la evidencia indica que el subcontrato precisamente

imposibilita la organización colectiva de las y los trabajadores; por eso

mismo debiera ser la comunidad universitaria como un todo – no el

estudiantado como vanguardia iluminada – quien acabe con la

subcontratación. Ahora, al estudiantado le cabe un importante rol - debido a

su capacidad de movilización – a la hora de dinamizar tales conflictos y

apostar por abrir nuevos espacios de democracia al interior de las

universidades.

De todas formas el conflicto político está abierto, y dependerá de las fuerzas

políticas de cada espacio local que la perversión de la subcontratación al

interior de las universidades termine. La inclusión de la demanda por el fin

al subcontrato en procesos recientes de movilización en diversos espacios

universitarios10, da cuenta de la centralidad del trabajo como eje de

conflicto al interior de las universidades, toda vez que apunta a condiciones

concretas de desigualdad que nuestras instituciones siguen reproduciendo

gracias a la hegemonía de un discurso neoliberal sin - hasta ahora –

mayores contrapesos.

¡Arriba las y los que luchan!

¡Abajo el subcontrato!

10 Destaca a este respecto la inclusión del término al subcontrato como punto del petitorio de las movilizaciones internas en la USACH, la UDP, la UTEM y la UCHILE durante 2015. Como experiencia personal, puedo mencionar la participación en un claustro deliberativa (no resolutivo) en la Facultad de Comunicación y Letras de la UDP el pasado 25 de Septiembre de 2015, donde se debatió el tema de la subcontratación; resulta ilustrativo que los argumentos de las autoridades de tal casa de estudios ante la propuesta de internalización sea que ésta no es posible pues es muy costosa para la universidad.

Page 51: La Maquila N°2

50

79753. Investigación etnográfica en una

tienda por departamento.

Jacinta Henríquez J.

Estudiante de Antropología Social, Universidad de Chile

Mail de contacto: [email protected]

Según la Nueva Encuesta Nacional de Empleo, entre octubre y diciembre del

año 2014, 1.588.820 personas se ocupaban en el sector comercio (lo cual

representaba un 19,82% de los ocupados a nivel nacional) en el cual

encontramos a las grandes tiendas o tiendas por departamento. Entre

octubre y noviembre de ese mismo año, trabajé como Ordenadora en una

de estas tiendas, la cual se encuentra ubicada en uno de los malls del sector

oriente de Santiago. Ahí, yo debía desempeñarme específicamente en el

área de Deportes, y encargarme de atender a público y ordenar la ropa de la

marca masiva, marca propia de esta empresa. Una vez adentro, decidí

ahondar en el discurso de responsabilidad social11 que mantiene la empresa

hacia sus trabajadores, y compararlo con las condiciones laborales reales en

las que ellos se encuentran.

Las prácticas cotidianas y concretas que hacían del trabajo de mis

compañeros y compañeras de labores un trabajo precarizado; son

conocidas por cientos de personas que trabajan día a día en las tiendas por

departamento, no obstante, ello parece invisibilizarse detrás de los

discursos de responsabilidad social empresarial y de las prestigiosas

encuestas de clima laboral/organizacional. Debido a esto, en el artículo

presentado se pretende realizar una manifestación y un cuestionamiento

explícito y sistemático, a aquellos discursos de responsabilidad social

empresarial que esconden las precarias condiciones de trabajo en la

actualidad.

11 “la responsabilidad social de la empresa supone, en sentido general, además del logro de los objetivos económicos; la aportación de beneficios al individuo, a los colaboradores y a la comunidad; el cumplimiento cabal de los principios éticos, cívicos y la normatividad legal; la capacitación de los empleados, no solo en asuntos relacionados con su desempeño laboral, sino también en aspectos relacionados con el mejoramiento personal, familiar y social; el aseguramiento de las condiciones laborales y de salud de las personas; así como la consideración de las decisiones en función de cuestiones éticas y ambientales”. (Alea, 2007, p. 4)

Page 52: La Maquila N°2

51

Es importante manifestar que, en términos metodológicos, para acceder a la

información se trabajó desde un enfoque de tipo etnográfico; y que mis

objetivos investigativos no fueron manifestados en ningún momento ni a la

empresa, ni a mis compañeros de labores. Esta decisión se basó en el

prejuicio de que de haberlo hecho, el acceso al campo se habría visto

afectado, o simplemente impedido. Si bien aquí hay consideraciones éticas –

que, por cierto, invito a discutir- me parece que la labor política de

manifestación de las condiciones laborales de los y las trabajadores/as así

como el cuestionamiento por mi parte como investigadora hacia la macro

empresa, justifica la omisión. No obstante a ello, se ha decidido ocultar y/o

modificar los nombres de la empresa, de los distintos cargos, y de mis

propios compañeros para resguardar su privacidad y la fuente laboral de

quienes continúan trabajando ahí.

Fueron precisamente mis compañeros de sección quienes actuaron de

padrinos e interlocutores clave. Dentro de mi área se encontraban

vendedores, promotores externos, y bodegueros de tienda. Algunos de ellos

fueron más relevantes a la hora de aprender las dinámicas de desempeño

dentro de las tienda; así como otros me otorgaron mayor información

respecto al mal funcionamiento de la misma, y de las críticas que los

trabajadores le realizaban.

El trabajo de campo se enmarcó dentro de un proceso de aprendizaje que

buscaba desarrollar habilidades de tipo etnográficas, por lo cual, el énfasis

era netamente metodológico. En base a ello, además de poner en cuestión

los discursos de responsabilidad empresarial y de buen clima laboral, el

artículo presentado busca sistematizar la experiencia y validar con ello el

empleo del enfoque etnográfico para la investigación de las problemáticas

del mundo del trabajo. En este breve resumen resulta complejo condensar

la gran cantidad de material empírico producido, y por ello, invito a

complementar esta lectura con la del artículo en su versión extendida.

Principales resultados

En la Inducción realizada por la empresa contratante, se nos planteó que

con los nuevos modelos de management, los y las trabajadores/as ahora son

comprendidos/as en términos de colaboradores, y para la empresa resulta

importante contar con un buen clima organizacional que aumente los

niveles de productividad. La firma en la que trabajé se encuentra, según el

Page 53: La Maquila N°2

52

ranking Las Mejores Empresas para Trabajar en Chile 2014 realizada por la

empresa de consultoría internacional Great Place To Work, dentro de las 50

primeras firmas, no obstante, a lo largo del trabajo de campo se

evidenciaron una serie de prácticas que hacen de esta tienda por

departamentos un lugar en el que ninguno de nosotros quería trabajar.

Por ejemplo, los y las trabajadores de la tienda no podían negarse a aquello

que en teoría era de carácter opcional, o cuestionar aquellas situaciones con

las que se discrepaba: los jefes u subgerentes se justificaban unos a otros y

nadie se hacía cargo de las situaciones que atentaban contra los propios

trabajadores. Estos tampoco podían dedicarse a aquellas áreas donde se

sentían más realizados, ya que las necesidades de la empresa eran la única

prioridad a la hora de repartir las labores. Además, prácticamente el único

reconocimiento que se le hacía a vendedores y ordenadores, era en función

de la superación de sus metas de venta; y dicho reconocimiento se realizaba

en una reunión los días sábados por la mañana, a la cual pocos asistían por

realizarse muy temprano.

Si bien un objetivo de la nueva responsabilidad de la empresa era contar

con una buena comunicación con sus colaboradores, las pantallas

disponibles, las reuniones y carteles eran absolutamente ineficientes ya que

no estaban actualizados, o pocos trabajadores los consideraban. Por otro

lado, las capacitaciones no le hacían sentido a los/las trabajadores/as, ya

que aquellas sólo estaban enfocadas en el aumento de productividad

individual (cómo captar más tarjetas de crédito, o hacer que los

consumidores pidieran avances en efectivo), y no en un crecimiento

personal o en una formación que les otorgara herramientas de ascenso

como nos habían dicho en la Inducción al comienzo del proceso. En ese

sentido, la movilidad interna que asegurara la concreción de una carrera

dentro de la empresa (cosa que también fue recalcada en la Inducción), era

prácticamente nula y tenía límites sumamente demarcados: para superar el

cargo de Vendedor, se debía tener estudios completos de Ingeniería

Comercial –o afines-, por lo cual, ninguno de mis compañeros de trabajo

podría ascender jamás.

A la vez, la calidad de vida de los trabajadores no era en absoluto un

objetivo de la empresa. Esto se puede inferir a partir del hecho de que los

beneficios con los que se contaba, en muchos casos no se adecuaban a la

realidad social y material de los y las trabajadores/as. Por ejemplo, la

Page 54: La Maquila N°2

53

tarjeta de descuentos se podía utilizar en costosos restaurantes o SPA de

relajación, por lo cual, la mayoría de mis compañeros no la utilizaban, o

simplemente, no la conocían. Además, el descanso y el trabajo se

presentaban de manera dicotómica para los jefes, ya que las sillas no se

encontraban en el lugar adecuado para atender al cliente. Por otra parte, la

vigilancia y el reproche eran una amenaza constante, a tal punto que los

trabajadores desarrollaban estrategias que permitían simular el trabajo

constante frente a sus superiores, incluso cuando no había clientes a quién

atender. Finalmente, en ciertas situaciones puntuales las condiciones de

trabajo eran inaguantables, como aquellos días en que me enviaron a

bodega: recortaron mi hora de colación sin consultarme, y permanecí de pie

en un reducido espacio del subterráneo realizando una actividad mecánica

por cerca de nueve horas. Tan sofocante fue la sensación de ese día, que por

la noche no pude volver sola a mi casa, y cuando llegué a escribir el

cuaderno de campo, no tenía recuerdo alguno de cómo había sido mi hora

de almuerzo.

No obstante a todo ello, el nivel de exigencia era tan alto también para los

jefes, que ellos asistían a la tienda en días y horarios que no les

correspondían, y por los cuales no les remuneraban sus horas ni sus labores

trabajadas. Esto hacía, por ejemplo, que nuestro jefe fuera considerado

como un enfermo maniático por parte de los demás trabajadores de tienda;

pero esta situación no es excepcional, ya que como plantea Acuña (2008), el

modelo de flexibilidad laboral que impera en nuestro país genera

inestabilidad, precariedad e intensificación del trabajo; y afecta de manera

directa y negativa el bienestar material, psicológico, la salud mental y las

relaciones sociales de los trabajadores y trabajadoras.

Conclusiones

La empresa contratante contaba –y cuenta aun- con altas cifras de clima

organizacional, escondiendo la precaria condición en la se encontraban los

y las trabajadores/as. Sólo accediendo en primera persona, y no desde una

encuesta generalizada, fue posible percatarnos -de manera sistematizada-

de estos quiebres estructurales que alienan y explotan a los trabajadores y

las trabajadoras de las tiendas por departamento. A pesar de todos los

nuevos discursos respecto al trabajo, dentro de la empresa los sujetos

siguen siendo vistos como empleados y no como personas, ya que su escala

y objetivo de medición sigue siendo la productividad del individuo.

Page 55: La Maquila N°2

54

Relaciones de subordinación y

dependencia, en el trabajo de los

empaquetadores y empaquetadoras de los

supermercados en la ciudad de Temuco: Su

propina es mi sueldo

Felipe Marchant Fuentes

Estudiante de sociología UC Temuco

Mail de contacto: [email protected]

El tema de estudio que intentaremos abordar, de una manera exploratoria,

a continuación a lo largo de éste escrito, está enmarcada dentro una

investigación en curso que se desarrolla en el contexto en el cual trabajan

los “empaquetadores o empaques universitarios” de la ciudad de Temuco.

Nosotros abordamos el presente caso desde la concepción del sujeto

ampliado de trabajo (De la Garza, 2005: 2011) que el o la empaque

constituyen una figura –que ha mutado durante los años-, quedado casi

exclusivamente destinada por ser un trabajo desarrollado por estudiantes.

Este trabajo representa unas “nuevas” formas de tercerización y

flexibilización, a tal punto que muchas veces es difícil clasificarlo o

caracterizarlo, y establecer el tipo de relación laboral que lo norme. Esta

situación nos indica ciertos problemas asociados a la seguridad y la

estabilidad laboral, como también una perspectiva particular a la subjetivar

el trabajo, como lo sería constituir una identidad y/o hasta una cultura

laboral (Guadarrama, 2000).

El objetivo general principal de esta investigación es demostrar la

existencia de relaciones de subordinación entre los empaquetadores con los

distintos supermercados en los que actualmente trabajan. Se toma en

cuenta, desde la problematización, la necesidad de diferenciar los conceptos

de empleo y trabajo, utilizando éste último como el concepto idóneo para

desarrollar el análisis presentado.

Para recolectar la información que sustenta el estudio, se realizaron las

siguientes estrategias de recolección de datos: Se realizaron 80 encuestas

Page 56: La Maquila N°2

55

autoaplicadas en 8 establecimientos distintos, teniendo una muestra

promedio de 10 trabajadores/estudiantes por cada local. Las encuestas se

realizaron en periodos en donde la mayoría de los empaques del

establecimiento estaban presentes. La mayoría de las veces fueron en

lugares ajenos al lugar de trabajo (plazas, calles, etc.) que tienen como

espacios regulares para ese tipo de instancias, excepto un par de casos, que

fue en los estacionamientos de los locales, como el lugar oficial de sus

reuniones.

La recolección de información de carácter cualitativa se realizó mediante:

(1) la participación de empaquetadores de 8 supermercados de la ciudad de

Temuco, los cuales participaron en un Focus Group en donde se exponían

las particularidades y experiencias que han tenido lugar su espacio de

trabajo. Ahí se produjo una “simbiosis”, donde se sacaron puntos comunes y

transversales que identifican la actividad, como por ejemplo la falta de

reconocimiento como trabajadores dependientes por parte de las gerencias

y jefaturas de los distintos locales comerciales en los cuales prestan

servicios. (2) Se entrevistó a un experto en materia laboral, como lo es el

Abogado Laboralista Iván Díaz, académico de la Facultad de Ciencias

Jurídicas de la UCT, que nos dio el punto de vista del derecho señalándonos

ciertas premisas o hechos que pueden determinar (o no) la existencia de

una relación laboral (y de qué tipo), y por ende como se puede situar a la

figura del empaque en una relación dependiente con una contraparte la cual

es el trabajador asalariado (Neffa, 2009). Y por último (3), aún se espera

entrevistar aun “supervisor/coordinador” de una agencia de

empaquetadores, la cual es la única que aún funciona, en dos

supermercados de la ciudad, con el sistema de cobro por turno a cada

empaque que trabajaba.

En relación a los principales resultados que se obtuvieron mediante el

análisis de los datos cuantitativos. Se puede decir que los mayores ingresos

que perciben en una jornada diaria (ya sea por un turno definido o de

tiempo libre) se perciben en los supermercados de la Zona “Centro”, con un

promedio de $9.222 pesos diarios, mientras que en las zonas de la “Feria

Pinto” y “Barrio Ingles” tienen un promedio de $7.500 y $5.125

respectivamente. También se puede agregar que existe una heterogeneidad

en cuanto a la sensación de que este trabajo les proporciona un ingreso

estable, lo cual se relaciona con la zona en donde trabajan, ya que en forma

interna se visualizaría un consenso. Es decir que existen ciertas zonas, como

Page 57: La Maquila N°2

56

la del “Centro”, donde los ingresos sería más estableces en cada jornada

para los empaquetadores, en desmedro de lo que pasa en las demás zonas

donde el ingreso es mayormente relativo. Lo anterior se puede asociar a

declaraciones emanadas del Grupo Focal, tales como “las propinas dependen

de la fecha o de la suerte con la que andes”, aludiendo a lo contingente que

puede ser el ingreso diario.

Un segundo dato que es relevante es que el 100% de los encuestados

señalan que no tienen ningún tipo de seguridad social (previsión de salud,

seguro de desempleo, indemnización, etc.). Sumado a que el 92,3% declara

que el local comercial en que trabaja no les entrega ningún tipo de uniforme

de trabajo, el cual tiene un carácter de obligatoriedad cuando la empresa

requiere un cierto perfil de imagen corporativa. Y un 54,2% declara que no

se les facilita un espacio destinado para cambiarse la ropa o el uniforme de

trabajo. Estos últimos datos nos muestran algo, que según el sentido común

nos pudiera parecer natural o esperable para este trabajo, dado que se

interpreta como un “trabajo no clásico” (De la Garza, 2001), por lo cual que

no serían necesarias tantas normas, garantías y protecciones, lo que se

podría traducir o resumir en que un 54% de los encuestado está de acuerdo

o muy de acuerdo con la afirmación de que “si las propinas fueran más altas,

no me importaría tener contrato”, y que a un 16% no está de acuerdo ni en

desacuerdo.

Desde de los resultados de carácter cualitativo se identifican experiencias

continuas de subordinación, las cuales se retratan en relaciones cotidianas

y que se adaptan y asumen como un aspecto intrínseco e inseparable de

esta actividad laboral. Lo cual regula el rol y la función en que asumen

cuando se desarrolla esta figura o trabajo. Restringiendo las acciones que

son posibles y cuáles no, y las que debe aceptar y acostumbrarse el

trabajador/ra. En este marco de correcciones constantes de la ejecución de

la labor, y en qué lugar del establecimiento debería realizar, para no entran

en conflicto con las jefaturas las cuales poseen y se rigen por un soporte

simbólico, más que de una manera “positiva”, tal como lo vendría siendo un

protocolo de acuerdo mínimo entre las partes.

De lo mencionado anteriormente cobra sentido hablar sobre las

disposiciones de los sujetos, que podría dar cuenta o develar la

socialización e internalización que se da en estos espacios, entendiéndolo

desde la perspectiva ya clásica de Bourdieu (2007: 86): a manera de un

Page 58: La Maquila N°2

57

sistema de disposiciones, de estructuras que funcionan como principios

generadores y organizadoras de prácticas. Esta perspectiva asociada al

contexto y espacio de trabajo que tiene un ordenamiento simbólico especial

flexibilizado, tercerizado y naturalizado que da un espacio caracterizado

por una “permanente inseguridad que tiende obligar a los trabajadores a la

sumisión, y a la aceptación de la explotación”, traducido en un habitus

precario que toma sentido en contexto y en sujetos que se desenvuelven en

estos. (Julián, 2013: 199). Esta tesis puede terminar asumiendo que se

(re)producen y/o reafirman las disposiciones tenientes a legitimar y asumir

condiciones informales de trabajo, sin ningún tipo de seguridad ni

estabilidad en el desarrollo y permanencia en el trabajo, dadas las

condiciones normadas simbólicamente que los sujetos legitiman y respetan.

Bibliografía

Bourdieu, P. (2007). El sentido práctico. Buenos Aires: Siglo XXI

Editores.

De la Garza, E. (2005). Del concepto ampliado de trabajo al de

sujeto laboral ampliado. En De la Garza, Sindicatos y nuevos

movimientos sociales en América Latina. (págs. 9-17). Colección

Grupos de Trabajo, Consejo Latinoamericano de ciencias sociales.

De la Garza, E. (2011). Más allá de la fábrica: los desafíos teóricos

del trabajo no clásico y la producción inmaterial. Nueva Sociedad,

51-70.

De la Garza, E. (2013). Trabajo no clásico y flexibilidad. Cuadernos

CRH, V. 26, n. 68, 315-330.

Guadarrama, R. (2000). La cultura laboral. En De la Garza, Tratado

latinoamericano de sociología del trabajo (págs. 213-241). México

D.F: Fondo de Cultural Económica.

Julián, D. (2013). Trabajo, precariedad y “habitus precario”.

Aproximaciones al estudio de la(s) precariedad(es) en América

Latina. Revista Latino-americana de Estudos do Trabalho, Ano 18,

nº 30, 2013, 185-210

Neffa, J.C. (2009) Subcontratación, tercerización y precarización del

trabajo y el empleo: una visión regulacionista desde la economía

del trabajo y el empleo, en Subcontratación laboral en América

Latina: Miradas Multidimensionales, CLACSO-Escuela Nacional

Sindical, Medellín, Colombia, pp. 69-100.

Page 59: La Maquila N°2

58

Convocatoria Revista “La Maquila” N°3 del

Grupo de Estudios Interdisciplinares del

Trabajo (GEIT) .

Estimadas compañeras y estimados compañeros:

Los invitamos a participar del tercer número de nuestra revista enviando

un resumen de alguna investigación o ensayo teórico/empírico que hayan

realizado durante el año 2015 o principios del 2016, relacionada/o con la

problemática del trabajo. Este resumen (de no más de 3 páginas) aparecerá,

si es seleccionado, en la tercera revista de divulgación del GEIT en Mayo del

año 2016. Además, la versión larga del producto aparecerá en un libro

virtual de consulta que se subirá a nuestra página web.

Proponemos los siguientes ejes temáticos sobre trabajo para la realización

de las investigaciones o ensayos:

1. Morfología del trabajo.

2. Nueva cuestión social y precariedad laboral.

3. Conflictividad laboral y/o sindicalismo.

4. Subjetividad y subjetivación en los procesos de trabajo.

5. Mercados de trabajo.

6. Configuraciones productivas: estilos de desarrollo, Estado y Sociedad.

7. Género y Trabajo

8. Inmigración y trabajo precario.

9. Salud, seguridad y Discapacidad en el trabajo.

10. Estudios de procesos de trabajo

Término de Referencia:

Los resúmenes deben ser enviados al correo [email protected] en un

documento electrónico en formato WORD (.doc o .docx). El archivo, en sus

propiedades, no debe poseer ningún elemento que identifique al autor o

autora.

El resumen no debe superar las tres páginas.

Page 60: La Maquila N°2

59

Se debe enviar, además del resumen, el artículo o ensayo en formato Word

con formato de compatibilidad 2007 (no más de 30 páginas). Este será

agregado a un libro virtual de artículos del GEIT, a la cual se podrá acceder

a partir de un enlace que aparecerá en la revista y en nuestra página web.

En los resúmenes, ensayos y artículos debe estar citado (APA) todo uso de

ideas o frases perteneciente a un tercero.

Los resúmenes, ensayos y artículos deben tener coherencia lógica y

argumentativa.

Los resúmenes, ensayos y artículos deben tener rigurosidad metodológica y

no presentar errores de redacción ni de formato.

En la primera página del ensayo o artículo completo debe adjuntarse una

carta que indique si el artículo/ensayo se enmarca dentro de un estudio

más extenso o una investigación en curso. A su vez, debe indicarse si el

trabajo es inédito o si ha sido publicado o estuviera en proceso de

evaluación en otro medio de publicación.

En la segunda página deben incluirse los siguientes datos: título del

artículo/ensayo y nombre, correo electrónico, afiliación institucional y

teléfono de contacto del(los) autor(es) del artículo.

Letra Calibri, tamaño 12 e interlineado de 1,15, justificado. Margen normal.

La convocatoria se abrirá el día 29 de Febrero del 2016 y se tiene plazo

hasta el día 27 de Marzo del 2016 a las 23:59 para enviar los artículos o

ensayos.

Una vez revisados se notificará a los autores seleccionados vía email; si

fuera pertinente, se le solicitará realizar algunas correcciones sobre ambos

documentos.

Criterios de selección

1. Tendrán preferencia las investigaciones de estudiantes de pregrado de

todas las universidades.

2. Tendrán preferencia los trabajos inéditos y novedosos.

Page 61: La Maquila N°2

60

3. Tendrán preferencia las investigaciones de carácter empírico o ensayos

que hablen sobre coyuntura laboral y/o contexto sociopolítico que

interpele al mundo del trabajo.

4. Tendrán preferencia las investigaciones o ensayos que aporten

hallazgos relacionados principalmente con la situación del trabajo en

Chile.

5. Tendrán preferencia las investigaciones y ensayo con significación

política

6. Tendrán preferencia los artículos o ensayos interdisciplinares.

Grupos de Estudios Interdisciplinarios del Trabajo (GEIT)

(FACSO).

Equipo editorial Maquila N°2 y N°3

Noviembre, 2015

Page 62: La Maquila N°2