Equilibrios - Marzo 2010

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Equilibrios Año 2 - Número 37 - Domingo 14 de marzo de 2010 Espacio de publicidad Prohibida su venta por separado DAMIAN BARBAROSCH Fundación Tehuelche: repensar el tiempo Mirta Busnelli: el arte de la experiencia La mujer y su tiempo biológico Menopausia

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EquilibriosAño 2 - Número 37 - Domingo 14 de marzo de 2010

Espacio de publicidad

Prohibida su venta por separado

DAmiAN bArbArosch

Fundación Tehuelche: repensar el tiempo

Mirta Busnelli: el arte de la experiencia

La mujer y su tiempo biológicoMenopausia

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� - EQUILIBRIOS Domingo 14 de marzo de 2010 - PERfIL

Hace poco menos de veinte años, un alumno de una es-cuela primaria le preguntó a su maestra si podía ir al baño y ella accedió. Unos quince

minutos después, el chico reapareció con el guardapolvo desprendido y en medias, en una mano sostenía su pantalón hecho un bollo y en la otra tenía un tachito con el que se tapaba las partes. Estaba com-pletamente cubierto de caca, hasta la ca-ra: literalmente, se había caído dos veces dentro del inodoro. Entró al aula, cabeza gacha, agarró su mochila y se fue. Ocurrió un martes y no se lo vio por la escuela hasta el lunes siguiente.

No hay forma de imaginarse qué sintió ese chico. Por si sirviera de parámetro: fue el único de su clase que optó por el colegio secundario en el que, justamente, no se inscribió ninguno de sus compañeritos.

La vergüenza, la consecuencia de las situaciones incómodas, es una turbación del ánimo que suele encender el color del rostro, como cuando alguien se pone colo-rado. Es ocasionada por alguna falta come-tida o una acción deshonrosa y humillante, tanto propia como ajena.

Se dice que esta emoción aparece en la infancia, más o menos a los tres años, que pone un límite a lo pulsional y que es “una de las situaciones afectivas que más inco-moda a las personas, por las reacciones físicas, los pensamientos desagradables, la angustia y las inhibiciones que produce”, comenta Mónica Cruppi, de la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA), y amplía: “La vergüenza aparece abruptamente y abruma a quien hasta hace instantes se sentía bien, porque hace público algo pri-vado e inconveniente”.

SUBE y Baja

Cuando los colores no tienen que ver con el sol

Inesperado. EL fACtOr SOrPrESA ES UNA dE LAS CLAvES dE LAS SitUACiONES iNCOMOdAS.

damian BarBarosch

no hay que tener vergüenza”. Las chicas no se quedan atrás: una empleada de un sex shop del barrio de Once cuenta que dentro del local la frase que más escucha de las mujeres es “debo hacer un regalo”, o bien “no es para mí, tengo una despedida de soltera”, pero que, cuando les muestran las cosas que se usan en ese tipo de eventos, “no les queda otra que decir la verdad”.

El psicoanalista Enrique Novelli afirma que, ante esas situaciones “la persona se siente como si estuviera frente a un tri-bunal que ha descubierto repentinamente un algo oculto de su personalidad”. En ese sentido, el factor sorpresa es insoslaya-ble: “Como casi siempre los momentos de incomodidad por vergüenza son inespe-rados, la posibilidad de salir airosos me-diante el humor o cualquier otra estrategia se ve generalmente interferida”, completa el profesional.

“Qué envidia les tengo a esos que siem-pre encuentran una salida ocurrente, hasta a veces pareciera que no tienen nada de qué avergonzarse”, se lamenta Hernán. Y es que las personas desinhibidas cuentan con la ventaja de vivir con naturalidad esas situaciones que a otros pueden llegar a pro-vocar sudoración, disnea y tal vez una relati-va paralización para poder pensar, actuar o responder adecuadamente y con libertad.

Los sinvergüenzasNingún extremo es apropiado. Si se en-tiende la vergüenza como la reacción a una mala acción, su total ausencia pue-de ser relacionada con una personalidad “psicopática, insensible y hasta malvada”, señala Cruppi.

Por otro lado, si alguien se pone colorado porque se devela algo que, por cualquier motivo, debía permanecer oculto, lo más recomendable es no buscar la grieta para dejarse tragar por la tierra: “Sentir vergüen-za en un grado adecuado es una vivencia normal”, añade la psicoanalista y conclu-ye que “el que se enfrenta a ella madura emocionalmente y, además, tener sentido del humor puede ayudar a sobrellevar la experiencia vergonzante”.

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películas pornográficas y comprar desde viagra hasta productos en un sex shop, pasando por preservativos, test de emba-razos o pastillas anticonceptivas, provocan el ascenso de calores y colores.

“Uno siempre trata de escapar por la tan-gente –explica Hernán, de 29 años–, y dice cosas como ‘es para un amigo’, o algo así. Pero, en el caso de los preservativos, hay que entender que salvan vidas y, en eso,

En 2006, un medio cordobés realizó un relevamiento de las cosas que más aver-gonzaban a los argentinos. Más allá de la pretensión, tal vez un poco desmedida, el informe ayudó a reafirmar que, a pesar de cierto destape vivido en los últimos años, el sexo sigue siendo eso que pone colo-rado a más de uno: del “top five” de las situaciones incómodas, todas estaban re-lacionadas a algo sexual. A saber: alquilar

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La menopausia

El climaterio, conocido común-mente como la menopausia, marca el fin de un ciclo bioló-gico, el de la reproducción, en el cual el cuerpo de la mujer

manifiesta cambios, como el retiro de la menstruación, acompañados por sínto-mas sutiles o intensos que van desde variaciones en el humor, angustia o los sofocones. Todo gracias a las hormonas, o mejor dicho, a la falta de ellas.

María Cristina Montero (M.N 52670) es médica ginecóloga del Hospital Enrique Tornú, profesora asistente de la Univer-sidad de Ciencias de la Salud Fundación Barceló, y miembro de la Sociedad de Obstetricia y Ginecología de Buenos Aires (S.O.GI.B.A) y de la Sociedad Argentina de Climaterio, aclara que la menopausia no es una enfermedad. “El climaterio es esa fase de la vida donde la mujer deja de tener sus hormonas femeninas, el estrógeno y la progesterona. Los nive-les comienzan a disminuir a partir de los 40 años, y en lo que se conoce como la pre-menopausia, los cambios comienzan con la alteración en la frecuencia del ciclo hasta que entre los 50 y los 52 años, al pasar un año entero sin menstruar, se considera que entró definitivamente en la menopausia”, señala.

En ese momento aparecen nuevos sín-tomas, entre los cuales el más común es el sofoco. Una sensación de calor y falta de aire que puede experimentarse varias veces por día y modifica la calidad de vida de las pacientes. Otros síntomas son la sequedad vaginal, que trae dolores al momento del coito, o la falta de deseo sexual, depresión, angustia e irritabili-dad. Ahora bien, ¿todas las menopáusi-cas son iguales en su sintomatología? La respuesta es no, y esta fase tampoco se manifiesta con la misma frecuencia o intensidad. Por eso, Montero prefiere ha-blar de inestabilidad emocional: “Algunas padecen depresión y otras, irritabilidad. Las cuestiones del climaterio, desde los síntomas hasta el tratamiento, dependen de cada paciente en particular. No a to-das les pasa lo mismo”.

La LLegada deL cLimaterioAsí como en las niñas en los últimos años se ve un adelanto en la edad de la primera menstruación o menarca, la menopausia se va retrasando, y hoy el promedio es entre los 50 y los 52 años. Como no se trata sólo de un cuerpo que manifiesta una baja en la producción de hormonas, hay que tener en cuenta va-rios factores que inciden al momento de enfrentar el climaterio. “Los síntomas tie-nen relación directa con las vivencias”, sostiene Montero, y agrega que “por eso hay que observar en las pacientes cómo han vivido su sexualidad, su etapa repro-ductiva, si tienen o no hijos, si esos hijos se independizaron o viven con ellas, si están solas o en pareja. Porque según esas vivencias, atraviesan esta etapa de distinta manera. Algunas sienten que la menopausia es un castigo: se les viene el mundo abajo, es el fin de su vida. Y otras se alegran, aliviadas de no tener más menstruación, o sintiéndose en una total plenitud sexual para disfrutar de su cuerpo”. Pero aún así, a la hora del sexo se pueden presentar ciertos inconvenien-tes que es preciso tratar abiertamente, con el profesional y en la pareja, para que no se transformen en un problema. “Muchas veces –continúa la profesional–, estas mujeres entran en lo que llamamos ‘deseo sexual hipoactivo’, o falta de de-seo, y no hay medicamentos para tratar esto. Por eso las derivamos al sexólogo, porque con una terapia de pareja donde el otro comprenda y tenga paciencia, se logra sobrellevar esta falta. Además, sue-len aparecer otros puntos erógenos en esta etapa, y la mujer tiene que explorar y conocer su cuerpo, charlar con su pareja, y no mentir el deseo o el orgasmo cuando

ser sano

CaLores. LOS SOFOCONES SON UNA SEñAL dEL CLIMATErIO, qUE APArECE ENTrE LOS 50 Y LOS 52 AñOS.

damian BarBarosch

realmente no lo tiene”. En los próximos meses podría salir al

mercado un medicamento desarrollado inicialmente como antidepresivo que, si bien no dio los resultados esperados, de-mostró ser efectivo para aumentar el celo en animales de laboratorio, y ahora se es-tá probando en humanos. Como estimula la sexualidad, para los científicos sería la versión femenina de la droga sildenafil,

indicada para los hombres.

terapia de reempLazo hormonaLLos conceptos y aplicaciones sobre este tratamiento han variado con el correr del tiempo. Hasta 2001 se pensaba que a todas las mujeres menopáusicas había que aplicarles una terapia de reemplazo hormonal de por vida, excepto a aquellas que por alguna patología se vieran im-

pedidas. A raíz de este estudio, que se dio a conocer en EUA, hubo un cambio de paradigma y ahora un tratamiento de esta clase se destina a mujeres que tie-nen síntomas como sofocos, sequedad vaginal y dolor en las relaciones sexuales, algún cambio en el carácter, alteración metabólica importante, que aumente mucho el colesterol, o a personas que tengan antecedentes familiares de osteo-porosis y puedan llegar a padecerla. de lo contrario, se da otro tipo de tratamiento, más simple. Hoy están muy en boga los naturales, con isoflavonas de soja, por-que se comprobó que las mujeres orien-tales no tenían sofocos y, a través de las investigaciones, se llegó a la conclusión de que una de la causas estaría en la alimentación a base de soja.

Los cuidados en La menopausiaLa osteopenia y la osteoporosis son provocadas por la baja densidad ósea, fundamentalmente producto de una in-suficiente ingesta de calcio, que provoca lesiones que pueden llegar a incapacitar definitivamente a una persona. Los tra-tamientos aconsejados parten de la pre-vención, a través de estudios para com-probar la masa ósea, luego la adquisición de calcio con una dieta adecuada y, de ser necesario, medicamentos. Montero afirma: “Los ginecólogos tenemos muy en cuenta el cuidado de los huesos. Los estudios se indican cuando ya se está atravesando esta etapa, pero si la mujer tiene factores de riesgo como haber to-mado corticoides por un tiempo prolonga-do, ser hipotiroidea, padecer problemas de absorción de calcio, o de la vitamina d, se le puede pedir una densitometría ósea en la premenopausia para comprobar en qué estado se encuentran sus huesos. La masa ósea se termina de conformar alrededor de los 35 años. Una persona que hasta esa edad manifiesta no haber tenido una buena ingesta de calcio, se-guramente tiene una masa ósea escasa. El estrógeno es el que mantiene un buen metabolismo entre el calcio y el fósforo, ya que ayuda a equilibrar lo que se acu-mula y lo que se elimina en los huesos. Al no haber estrógeno, este metabolismo se altera y, al perder calcio, el hueso se hace poroso. Este deterioro comienza en lo que llamamos hueso trabecular, y luego se va al fémur: por eso en los pacientes mayo-res es muy común la fractura de la cabeza del fémur ante un golpe”. La profesional aconseja que, en esta etapa, la mujer debe recibir alrededor de 1.500 miligra-mos de calcio por día, que a veces no los adquiere por la dieta y hay que dárselos en comprimidos y, además, incrementar la actividad física, porque el sedentaris-mo lleva a que aumenten los niveles de colesterol, de presión arterial.

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Aunque muchas mujeres intenten evitarlo, el paso del tiempo es irreversible y resulta imposible esconderse de él. La clave es considerarlo como un proceso

natural y tratar de buscar la mejor manera de llevarlo con transparencia y armonía. Entonces, el climaterio y la menopausia no deben dejar de entenderse como una etapa más en la evolución de la vida.

La mujer, al igual que el hombre, no pue-de ser Samantha en la serie Hechizada y pasar la aspiradora, hacer las compras o preparar la comida con sólo mover la na-riz. Tampoco es posible ser como la Mujer Maravilla, hacer su trabajo, estar siempre espléndida y jamás sentirse cansada.

Dicho esto, es probable que muchas no se vean identificadas y crean que esto es sólo una paparruchada similar a un texto

damian BarBarosch

accIOnES

Para hacer del tiempo un trayecto más ameno

so. Hay que dejar de ocultar el climaterio”, opinó la psicóloga.

Si bien existen situaciones biológicas y emocionales que no son agradables, como cambios en el aspecto físico, en la sexuali-dad y en el rol familiar, los sofocos, fatiga, vértigo, sudoración, insomnio, irritabilidad, incontinencia urinaria o hipertensión arte-rial, la mujer debe vislumbrar los múltiples caminos que ofrece este período.

Un ejemplo claro es el aportado por Co-blier: “En esta etapa, se habla mucho del síndrome del nicho vacío, de la tristeza que debe generar que los hijos se vayan, otro invento cultural. Debería ser el síndrome del nicho demasiado lleno. Tiene que ser una causa de alegría, servir para aprender a vivir sola y descubrir nuevamente la inti-midad de la pareja”.

Graciela Zanboni vive en City Bell, La Plata, y venía hasta Capital para participar de los grupos de la Fundación Tehuelche. Ella sostiene que las mujeres tienen que atravesar “etapas muy difíciles”, la adoles-cencia y lo que eso conlleva, el embarazo y por último la menopausia: “Para la ma-yoría, estas etapas son traumáticas y no quería que me agarrara el cimbronazo de la edad”, afirma.

“La idea es tratar de encontrar la ma-nera para que estos momentos sean más agradables y vivirlos como corresponde, sin traumas, sin pensar que nos quedamos solas y sin ningún tipo de vergüenza, la vida es la misma y hasta se puede ser más feliz”, agregó Zanboni.

Si bien no todas las mujeres sufren tras-tornos o riesgos en su salud, es necesa-rio prevenir y, una vez que aparezcan los primeros indicios de climaterio, recurrir al médico, porque cuando dejan de produ-cirse hormonas, que en eso consiste la menopausia (ver página 3), pueden apare-cer diversas complicaciones y una forma correcta de acompañar la atención médica es realizar actividad física.

No obstante, para vivir la menopausia de manera saludable es importante iniciar una atención integral bajo un modelo biop-sicosocial que tenga en cuenta todos los factores en juego.

Una investigación llevada a cabo en La Habana, Cuba, por la licenciada en Cien-cias Biológicas Leticia Artiles Visual, “El género como categoría de impacto sobre los procesos biológicos del climaterio”, demuestra la incidencia y relación de los factores psicológicos, sociales y biológi-cos. Se detectó que la mujer que trabaja fuera del hogar y realiza tareas domésticas presentaba más síntomas menopáusicos y cuando había una disfunción en la dinámi-ca de la familia o la pareja, estas señales aparecían con más frecuencia. Por eso, Coblier asegura que “cuanto más relajada se pueda iniciar este proceso, más rápido se supera”.

Fundación Tehuelche: 4-865-7124

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de autoayuda. Pero hay que comprender, y en este sentido la mujer se lleva el premio a la resistencia, que las etapas biológicas por las que debe pasar el cuerpo traen apa-rejadas cuestiones que las alejan de estar 100% radiantes: dolores fuertes, estados de ánimo cambiantes e innumerables com-plicaciones.

Esto se intensifica en el período posme-nopáusico, donde la mayoría de las mu-jeres presentan síntomas que requieren asistencia médica o, como en el climaterio, ciclo que transcurre entre la etapa fértil y la no reproductiva, donde puede precisarse contención, ya que éste suele ser un mo-mento crítico de replanteos y dudas.

La Fundación Tehuelche se dedica a la capacitación y formación de mujeres en dis-tintas áreas, y una de ellas es, justamente, el climaterio. Desde hace 15 años desarro-

lla talleres y grupos de reflexión sobre esta temática. Son charlas semanales durante dos meses. Su directora, la psicóloga Diana Coblier, dice que “hay un juego persecutorio en el que la mujer se esconde de la meno-pausia, no quiere que la agarre y cuando la toca se deprime. Esto es cultural, porque no hay razón para estar triste”.

“Para la sociedad, el hecho de que se retire la menstruación es sinónimo de algo frustrante, pero para nosotras no es así”, agregó Coblier, y afirmó que, todavía, “a la gente le cuesta aceptar que una ‘mujer moderna’ sufra una situación de este tipo. Siempre hablo de la reivindicación de los abanicos; una mujer libre, autónoma, que ha podido hacerse cargo de tantas cosas en su vida, tiene todo el derecho a sacar el abanico de su cartera y abanicarse si sufre sofocos, no tiene que ser algo bochorno-

Cuidados. LA GiMNASiA y LA BUENA ALiMENTACióN AyUDAN A ViVir PLENAMENTE LA MADUrEZ.

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y mujeres. Es hora de romper el muro de silencio y hacer que las normas jurídicas se conviertan en una realidad en la vida de las mujeres”. Además, destacó que “la violencia contra la mujer y la niña deja su abominable impronta en todos los conti-nentes, países y culturas”.

Ese muro de silencio, esa tolerancia so-cial que encubre al victimario y condena de este modo por segunda vez a quien es su víctima, aún no muestra siquiera fisuras ni aquí ni en el resto del mundo. Se difunden los casos, algunos con características de mediatización que pueden durar semanas o meses, y desde las asociaciones civiles ciu-dadanos y ciudadanas toman el tema como bandera y piden un cambio en la legislación para tipificar y penalizar los abusos y críme-nes bajo una nueva figura: femicidios (o feminicidios). Pero si tomamos como ejem-plo a la Argentina, el único relevamiento de causas posible de realizar es a través de las noticias que salen en los medios, por ejemplo los asesinatos o los allanamien-tos de prostíbulos donde las mujeres son sometidas y obligadas a ejercer la prosti-tución. Podemos estimar que los casos de violencia doméstica son muchos más que los que se denuncian, porque las víc-timas tienen miedo y están solas, ocultan lo que les pasa mientras pueden y, cuan-do se animan a buscar ayuda, no siempre son contenidas y protegidas por personas capacitadas. La mayoría de las veces la respuesta que reciben es: vuelva a su casa, que es igual a decir: vuelva al infierno de

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ciudadanos

En 1993, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) definió la violencia contra las mujeres como “todo acto basado en la pertenencia al sexo femenino

que tenga o pueda tener como resulta-do un daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico para la mujer, así como las amenazas de tales actos, la coacción o la privación arbitraria de la libertad, tanto si se produce en la vida pública como en la privada”. Esta definición abarca la violencia intrafamiliar, la que se ejerce en la comu-nidad en general, y aquella perpetrada o tolerada por el Estado. Son catalogadas como formas de violencia basada en géne-ro los actos cometidos por otros miembros de la familia, el abuso sexual, la violación, el acoso sexual, el tráfico de mujeres y la prostitución forzada, entre otras. El 25 de noviembre de 2007, durante el Día Interna-cional para la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, la ONU puso en marcha la campaña mundial que se extenderá hasta 2015, destinada a que cada país intensi-fique las acciones tendientes a erradicar toda forma de violencia contra las mujeres, niños y niñas. En aquella oportunidad, el secretario general de las Naciones Unidas, Ban Ki Moon, dijo: “Ha llegado el momen-to de que nos centremos en las medidas concretas que todos nosotros podemos y debemos tomar para prevenir y erradicar este flagelo –los Estados miembros, el sis-tema de las Naciones Unidas, la sociedad civil y los ciudadanos de a pie, hombres

Desde nuestra l legada a l m u n d o e s t a m o s in f luenc iados por e l

ambiente que nos rodea. Es evidente que no es lo mismo nacer en Haití, en una familia humilde, que en Suecia, en el seno de un hogar pudiente.

Del mismo modo, nos afec-tan las circunstancias que nos acompañan; educación, religión, enfermedades, personalidad. Te-ner hermanos o ser huérfanos. Ser miopes o altos, lindos o feos, introvertidos o sociables, y así podemos seguir.

Todos estos hechos nos influ-yen aunque no nos determinen. Esto en cuanto a lo individual, pero ¿existe un carácter nacio-nal, una personalidad de na-ción? Y si existiera, ¿podríamos decir que está conformada por el promedio de todas las perso-nalidades de nuestro terruño? Nuestros gobernantes, ¿son la resultante de este promedio, de este ser nacional? Usted o yo ¿somos más o menos como el resto de los argentinos? ¿Cómo somos?

Cuando escribimos estos artículos intentamos ofrecer respuestas. Hoy, en 200 años de historia celeste y blanca, de-jamos estas inquietudes y una más: ¿cómo queremos ser?

oPinion

¿Cómo somos?

Violencia de géneroDr. HUGO B. QUINTANA,

PRESIDENTE FUNDACION EFOROdonde salió. De este modo, la violencia no sólo se tolera en el ámbito de la familia, donde nadie se mete porque “son temas de pareja”, sino en la comunidad toda, que callando lo que ve y sin reaccionar otorga al agresor la libertad para seguir actuando. Esto nos transforma a todos en cómplices silenciosos de casos que generalmente comienzan con el maltrato verbal, el abuso psicológico que denigra la integridad de la persona y mina su resistencia y culmina, en los más extremos, con la muerte.

De lo poco que se conoce como estadís-ticas, sabemos que la cifra va en aumento: en 2008, la Asociación Civil La Casa del En-cuentro (www.lacasadelencuentro.org) con-tabilizó 207 casos de mujeres, adolescen-tes y niñas muertas. En el informe no están contempladas las que ingresan a los hospi-tales con clara evidencia de haber sufrido violencia de género, que en muchos casos cuentan con denuncias previas, y que en los certificados de defunción figurarían co-mo “muerte por paro cardiorrespiratorio”. Tampoco aquellas que están internadas en grave estado. Si vamos al informe de 2009, son 231 casos de mujeres muertas y 16 casos de femicidios vinculados, esto es, personas que relacionadas con la víctima (nueva pareja, o hijos) fueron asesinadas de modo circunstancial (por estar junto a ella) o a modo de venganza.

Cada vez que uno de estos casos sale a la luz y nos conmueve, suele ir acom-pañado con el rótulo “crimen pasional”. Más allá de la necesidad de cambios en la legislación, de contar con estadísticas y programas de ayuda, debemos compren-der que callar y dejarlo pasar, normalizar la violencia como una práctica aceptable hará que hoy, mañana y los días que vendrán muchas mujeres, niñas y adolescentes se transformen en víctimas. Llamemos a las cosas por su nombre y quitemos la pa-sión del medio. No es crimen pasional, es violencia de género. Y sus crímenes son femicidios.

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Sufrimiento. EL SILENCIO ES EL MEjOr CóMPLICE DE LOS ATAqUES qUE SUfrEN LAS MUjErES.

damian BarBarosch

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muy frágil, por ende, debe guardarse en un lugar seco, fresco y oscuro.

Su reputación trasciende fronteras. Fue utilizada por los japoneses cuando los tifones arrasaban sus campos, apla-có el hambre de muchas comunidades rurales con problemas de cultivo y sosegó también el hambre en China durante la década de los 60. Hoy, en Africa, la batata es conocida como ‘cilera abana’, es decir ‘protectora de los niños’, ya que sus inten-sas propiedades nutricionales contribuyen a sortear la desnutrición infantil.

Por eso, no es sólo un cultivo empapado de historia, sino también una raíz con be-neficios terapéuticos y reconstituyentes. En su composición se destaca la presen-cia de la vitamina A, por lo que es valorada a nivel mundial. Cuenta, además, con un alto porcentaje de hidratos de carbono, que la convierte en una importante fuente de energía. Asimismo, contiene vitamina C, que actúa como un potente antioxidan-te y contribuye al crecimiento y reparación

de los tejidos. El potasio es el aporte

mineral, seguido por el hierro, el sodio y el fósforo. Gracias a sus componen-tes, un estudio del Cen-tro de Internacional de la Patata (CIP), asegura que “previene el cáncer de es-tómago, las enfermedades del hígado y retarda el en-vejecimiento”.

Es un elemento de gran estimación gastronómica. Hervida y en trozos, puede

acompañar sabrosas carnes al horno –en especial aves y cerdo– o bien, consumirse en forma de puré o frita. No obstante, sus usos más suspirados son las mermela-das, dulces y confituras. También, los tra-dicionales pastelitos calientes de batata y deliciosas pastafrolas para acompañar el mate de la tarde. De todos modos, el pre-mio de la dupla más argentina, se la lleva la combinación de ‘fresco y batata’, tam-bién conocida como ‘postre vigilante’.

Si bien en nuestra cultura gastronómi-ca es un alimento de menor consumo en comparación con la papa, no deben des-estimarse los potenciales usos y nutriti-vos beneficios de la reina batata.

aLImEntOS

La planta de la batata pertenece a la familia Convolvuláceas. Posee vis-tosas hojas acorazonadas, blancas

por fuera y moradas por dentro. De su raíz, se obtiene el tubérculo comestible, que se caracteriza por su piel de color pardo y su fisonomía fusiforme.

Es nativa de las regiones cálidas del continente americano. Los indicios más añejos de su domesticación son las re-presentaciones en murales y tumbas pre-colombinas halladas en territorio peruano, los cuales develan que la antigüedad de su cultivo supera los 9 mil años.

En los albores del siglo XVI, época de las exploraciones coloniales, fue introdu-cida en Europa y luego, su consumo se extendió por todo el mundo. En Norteamérica se la co-noce como ‘sweet potatoe’, ‘papa doce’ en Brasil y en otros países hispanoame-ricanos como ‘camote’ o ‘boniato’.

La batata posee múlti-ples variedades, pero las más comercializadas son: ‘pata de rana’, ‘arapey’ y ‘colorada’. La primera se distingue por su piel mora-da y una mancha violácea en el interior de su pulpa amarillenta, mientras que la segunda no presenta esa mácula. La última variedad adquiere su nombre gracias a la tonalidad rojiza de su cáscara.

En Argentina, la producción de este tubérculo se concentra en Buenos Aires, Córdoba, Formosa, San Pedro, Santa Fe y Santiago del Estero. Especialmente, se cultiva la variedad ‘pata de rana’ y, en me-nor cantidad, la ‘colorada’ y la ‘arapey’.

Los mejores ejemplares se consiguen en la época estival y, para adquirirlos más frescos, es preciso seleccionar aquellos que denoten un aspecto firme, sin golpes ni magulladuras. La batata requiere un cuidado cauteloso porque es un tubérculo

Estaba la reina batata…

RIncOnES

Caperucita estáMuchas cosas dicen los monumen-

tos y estatuas del paisaje urbano de Buenos Aires. Pretenden re-

cordar ciertas personas o momentos de la historia que no merecen el olvido. Si se trata de monumentos a personas, por lo general, se supone que para lograr quedar grabado en una escultura o estatua debe hacerse algo realmente significativo para la historia de la humanidad.

En la búsqueda de un rincón para dar a conocer, el excelentísimo editor de Equili-brios dio con el dato de un monumento a Caperucita roja, una de las protagonistas más conocidas de los cuentos infantiles de los últimos tiempos. Pero cómo, ¿Ca-perucita roja tiene un monumento?, ¿qué fue lo que hizo esta nena para merecer tal galardón?, pero antes que nada, ¿existió esta nena?, ¿habrá sido asistente de San Martín en el cruce de los Andes o sirvió café en el Cabildo Abierto del 25 de mayo de 1810?

Buenos Aires es una de las pocas ciu-dades en el mundo que le dedicó espacio entre sus monumentos a las caricaturas y cuentos de la ficción. Al iniciar la búsque-da de la escultura, se encontraron datos que pusieron en peligro la pertenencia de esta nota a la sección “Rincones”. Es que Caperucita se ubicaba a unos metros de la Avenida Adolfo Berro, a un lado del Jardín Japonés en los Bosques de Paler-mo –y parece bastante lógico que esté en un bosque–, pero lo preocupante fue una noticia publicada en varias páginas de Internet. Una de ellas titulaba: “A Macri le robaron Caperucita y el Ciervo: ¿Sabrá algo Ciro James?”. La denuncia partía de un ex funcionario, quien le solicitó al Jefe de Gobierno que le brindara información sobre el paradero de dos monumentos. Al parecer, el 19 de noviembre de 2009, Ca-perucita no estaba en su sitio. Por lo que un bondadoso lector regaló a los redacto-res del portal el comentario: “¿No habrá sido el Lobo, o Rodríguez Larreta?”.

Pero, ¿cómo hacer una nota sobre un rincón que ya no parece ser tal? Por fortu-na, aunque no tanta para el ex funcionario

damian BarBarosch

denunciador, en realidad, la escultura es-tuvo un mes en el Centro Cultural Recole-ta, donde se llevaba a cabo la exposición dedicada a Carlos Thays, paisajista fran-cés que decoró los bosques de Palermo.

¿Qué fue lo que cautivó al escultor fran-cés Jean Carlus en la década del 30 para que dejara en Argentina el único monu-mento en el mundo que recuerda a Cape-rucita? Una buena forma de responder es remontarse, justamente a la historia que escuchamos muchas veces de chicos y, en ese momento, lo que más queda es la actuación heroica del cazador, quien salva a la nena y a la abuelita de las ga-rras del lobo feroz. Tal vez la clave esté en el comienzo de la historia. La madre no entiende que, más allá de que su hija tenga edad para recorrer una distancia relativamente corta en la simple tarea de llevar alimentos a su abuela, Caperucita es todavía una niña inocente que va fe-liz con su capa roja, dando brincos por el bosque y, en un encuentro con el lobo, no se le ocurrió mejor idea que contarle ha-cia dónde se dirigía. Y es que Caperucita representa la inocencia. Esa inocencia es hoy una cualidad en retroceso y en peligro de extinción. A un adulto inocente se lo toma como objeto de burlas, de chistes malos y se lo califica de inmaduro, por no escribir otra cosa. Quizás, ésa fue la intención de Carlus, allá por el año 1937, recordar a los caminantes del bosque de Palermo lo valioso que es mantener la ino-cencia y la presencia del lobo amenazante que pretende sacar ventaja del inocente. El monumento es para gente adulta que es inocente, que tienen el alma limpia, la mirada sincera, honesta, gente con candor y sencillez y que no se ha dejado pervertir por el mundo que entre todos concebimos día a día.

O, tal vez, era un simple fanático del cuento y quiso que todos recordaran que alguna vez hubo un buen cazador que con valor rescató a una niña y a su abuelita, haya sido fantasía o realidad.

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damian BarBarosch

BlanCa. LA OBRA ES DE 1937, DEL ESCULTOR

FRANCéS JEAN CARLUS.

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marca Pais

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afines

Que este dignísimo suplemento aborde la menopausia es tan en-tendible como admirable, excelen-tísimo señor editor: un tema muy

femenino en éste, el mes de la mujer, resulta una mezcla sutil entre previsibili-dad e ingenio. ¡Felicitaciones! De hecho, la distribución de los temas según las secciones es más que atinada: están cubiertos los aspectos clínicos y psi-cológicos de la problemática, y hasta se detalla la labor de una entidad que hace más ameno este natural período de declinación biológica (ver página 4), brillante. Las únicas que están un po-co desafinadas son las notas de acá al lado, no tienen mucha relación con la menstruación, ¿no? Los redactores de la 6 sí que la pasan bien. Más allá de esto, sinceramente, señor, no había necesidad de que estas líneas trataran el delicado tema de las toallitas femeninas, ¿por qué no puso, aunque sea por una vez, a una mujer a cargo de la sección?, ¿qué pecado tan terrible está purgando este redactor al que, claro, le encantaría re-dactar una nota sobre el monumento a Caperucita roja o la batata?

Porque, sépalo señor, el hombre es a la menstruación y a las toallitas lo que el perro a la cancha de bochas (aunque nadie, nunca, haya visto un can en tan dramática circunstancia), lo que el turco a la neblina (ídem, por razones geográ-ficas), o bien –con perdón de la expre-sión–, lo que la ladilla al huevo de Pas-cua. Y es que el hombre no tiene un equi-valente a la menstruación. Salvo que, como cuenta Alejandro Dolina, un varón se desgracie frente a una dama con un estruendo irreparable; esa sí que es una situación incómoda, pero ni así. ¿Dónde están las entidades que protegen a los periodistas cuando se las necesita, eh?, ADEPA, UTPBA, la SIP, respondan, alguien del Ministerio de Trabajo aunque sea, por favor.

El primer equipo del fútbol argentino en ganar un Oscar

El secreto de sus ojos, no es una pelí-cula de fútbol, pero el fútbol resulta clave en la resolución de la trama.

El personaje que compone, de manera brillante Guillermo Francella pregunta a alguien en un bar: “¿Qué es Racing?”. Su interlocutor, un viejo sabio de mostrador, responde: “Una pasión”. Francella replica: “Nueve años sin salir campeón y habla de pasión”, pero esto no inmuta al otro; por el contrario, se mantiene firme en su convicción académica.

En una escena posterior, Francella le dice a Benjamín, otra gran caracterización a cargo de Ricardo Darín: “El tipo puede cambiar de cara, de casa, de familia, de novia, de religión, de Dios, pero hay una cosa que no puede cambiar, de pasión”.

Esta frase será iluminadora en un mo-mento donde todo parecía sombrío y sin salida. Benjamín encontrará la pieza que le faltaba del rompecabezas criminal.

Luego de la obtención del Oscar, el ins-pirado director del filme, Juan Jose Campa-nella, se reconoce hincha de la hinchada de Racing. Campanella es el hombre que tuvo, en algún momento previo, que ima-ginarse toda la obra para después poder llevarla a la realidad.

El, intuitivamente, comprende que Ra-

¿Qué quiere que le diga? Las toallitas femeninas son el dique de contención de ese torrente de malhumor que des-borda a las mujeres cada 28 días, con suerte.

Al igual que los pañales, hace unas cuantas décadas las toallitas femeninas también fueron de tela. Es decir, no eran descartables y las mujeres, que llega-ban a usar hasta cuatro por día, debían lavarlas y quizás hervirlas para lograr desinfectarlas.

Como todos saben, las descartables nacieron durante la Primera Guerra Mun-dial y fueron las enfermeras norteame-

ricanas las que idearon esta suerte de apósito, en 1917. Se trataba de unas ca-pas de celulosa, un material cinco veces más absorbente que el algodón común, usado en principio para cubrir las heridas de los soldados. En 1920 apareció la pri-mera marca comercial de toallitas: fue Kotex, una palabra formada a partir de la unión de “cotton” (algodón en inglés) y “texture”. El invento solucionó, al menos en parte, el tema de la higiene, pero no el de la comodidad, porque las toallitas eran bastante gruesas y rectangulares, y se necesitaba de un cinturón elástico para mantenerlas en su lugar.

Si el tema es de difícil abordaje en la actualidad –sobre todo en la elaboración de estas líneas–, imagínese, señor edi-tor, lo que fueron los primeros años de las Kotex. Según las fuentes históricas, ninguna campaña publicitaria daba resul-tado hasta que la empresa, a punto de quebrar, ideó un sistema que mitigaba –al menos en parte– la incómoda situa-ción de comprar toallitas: para no ha-blar con el empleado de la farmacia, las mujeres ponían el dinero en una caja y agarraban un paquete de Kotex del mos-trador sin si quiera levantar la mirada. La modalidad le solucionaría la vida a unos cuantos por estos días, ¿no?

En los 70 llegaron los modelos con tiras adhesivas para ajustarlas a la ropa interior, y desde entonces, varias marcas ofrecen distintos tipos de toallitas: noc-turnas, ultradelgadas, con perfume, con alas o si ellas. No es para avivar giles, excelentísimo, pero sólo les falta tener wi-fi, je! (espero que su señora esposa no se ofenda).

Volviendo a las campañas publici-tarias, ¿se acuerda, estimado editor, de que hace sólo un par de años las pu-blicidades locales de toallitas usaban como “ejemplo” un líquido azul?, ¿qué significaba eso?, ¿cómo explicarle a un cuñadito que su hermana no era una ex-traterrestre –o que no lo era justamente por eso? Y las charlas entre las chicas de las publis: “¿Viste cuando te pasa ‘eso’ (con cara de ugh), vos me enten-dés, no?”, decían. Eso sólo provoca que se entienda como extraño un proceso tan natural como necesario. Desde Equilibrios, se brega porque este tema pueda ser tratado con más naturalidad, que se pongan los puntos sobre las íes y que los periodistas escriban sobre lo que les plazca, o que se atengan a las consecuencias.

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Damian BarBarosch

VariEdad. EN LA ACTUALIDAD, LAS TOALLITAS, DE TODO. MENOS GPS.

cing transmite de manera acabada la idea de pasión. En la definición de la película, no cabía la posibilidad de pensar en nin-gún otro club de fútbol.

Pero hay un dato más, acaso incons-ciente, si como realizador deseara que mi obra tuviera recorrido internacional, ¿qué equipo argentino puede ser identificado en el extranjero, en cualquier país del mundo, como símbolo de pasión?, ¿en qué club pensaría para que me diera el toque má-gico de ser premiado por la otra academia,

la de cine? Hay un determinismo histórico y coincidente: Racing.

Vaya nuestra felicitación a todos los que participaron en El secreto de sus ojos, no sólo por el premio, sino también por haber concretado una gran película, y vaya, ade-más, un saludo a la Academia que puede decir que es el único club del fútbol ar-gentino que ha ganado todo, incluidos un Oscar y un Goya.

Ricardo Federici

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el teatro y el arte en general, siempre se está en el camino de descubrir cosas, de probar y de investigar. En los últimos años, sí me siento más dueña de disponer de mí, poder elegir estar con un buen grupo, con un director que me gusta. Entonces, ahí no me importa fracasar si es que se me ocu-rre probar algo porque, más o menos, todo el mundo piensa que soy buena actriz, yo más o menos pienso que soy buena actriz, aunque a veces creo que soy un desastre son los vaivenes que tenemos todos-, pero no tengo que estar demostrando que hago

bien mi tarea, y me puedo equivocar si estoy en búsqueda de otra cosa.

¿Cómo es la relación con su hija?Tiene de todo, mucho cariño, mucha intimi-dad. Tengo 40 años más que ella, es decir, no somos pares, pero hay amor y afortuna-damente, muchas veces podemos compar-tir, contener o comprender lo que le está pasando a la otra persona.

¿Le pide consejos?No sé si es un valor agregado tener a al-

guien de la misma profesión en la familia. Con respecto a lo que ella actúa, no me pide consejos, por ahí comparte algunas cosas que le gustan o no, pero no la acon-sejo, no se da así.

¿De qué manera se vive la experiencia en su profesión y en qué aspectos pudo aplicarla?Tal vez al principio pareciera que algunos hacen las cosas para darse a conocer y gus-tar a determinada gente. Pero después, con los años, aparece más claramente que al

que querés satisfacer es a vos, que lo que hagas te devuelva una versión tuya que te guste, te parezca digna y la respetes. No digo que en la vejez sos más sabio, pero sí conquistás un poco más de libertad para no estar tan cuidadoso de una imagen que depende más de un afuera que de vos. Ob-viamente, la idea que te formás sobre vos también está basada en cosas que recibís del afuera, pero de cualquier manera hay momentos en que uno siente que se reco-noce y dice “esto es más yo y hago esto porque tengo ganas, no me importa qué

8 - equilibrios / personas Domingo 14 de marzo de 2010 - perfil

Staff Equilibrios

Producción integral: Intratopía SRL. Dirección: Ricardo Federici. Editor responsable: Sebastián Delfino. Subeditor: Ricardo Saidman. Colaboran en este número: Mariela Bosqui / María Paz Míguez / Julieta Beldi / Lucas Barrantes /Eric Sánchez. Fotos: Damián Barbarosch. Publicidad: 5219-2420/21. Contacto: [email protected] / [email protected].

Con una lograda combinación de frescura y sabiduría, la actriz reflexiona sobre el paso de los años y las ganas inagotables de seguir aprendiendo los secre-

tos de la profesión que ejerce hace más de tres décadas. Además, habla de la relación con su hija, Ana Pauls –también actriz–, y adelanta lo que será un año con muchos proyectos.

¿Cómo ve a las mujeres de su genera-ción?Por un lado están mis amigas, Marita Ba-llesteros, Cristina Banegas, Georgina Bara-rossa, y las veo bárbaras, vitales, contentas con lo que hacen y muy productivas, como en una buena madurez. Cuando yo era chi-ca, una mujer de nuestra edad era una vieja, ahora cambió esa visión. A otras personas, no es que las vea mal, sino que están más lejos mío, y uno proyecta e imagina cosas sobre ellas, independientemente de si es verdad o no, probablemente nunca sea ver-dad. Cuando uno las mira, da la sensación de que están muy preocupadas por su as-pecto físico, que no está mal tampoco, pero que salta un poco a primer plano. Lo podés notar cuando se les va la mano con una cirugía por ejemplo; igual, me parece bien que les guste mostrar el cuerpo y dar pelea. Depende, hay días que me parece patético y en otros, me gusta.

¿Desde dónde da usted esa pelea?En realidad, lo que más me preocupa es descubrir qué quiero, hacia dónde voy y qué tareas me hacen más feliz. Creo que cuan-do eso anda más o menos bien, la vitalidad aumenta. De acuerdo a cómo esté con mis cosas, mi trabajo, la relación con mis com-pañeros, con mi hija, o que me entusiasme un nuevo proyecto, eso me aumenta la ener-gía y las ganas de vivir. Es el mejor elixir de la juventud. Ahora, obvio, si comés sano, ha-cés tus ejercicios diarios y dormís bien, es una ayuda. La vida transcurre con el cuerpo que tenés y, cuanto más lo cuides, mejor.

¿Y se cuida?Lo que puedo. No soy una persona que pue-da cuidarse muchísimo, ni el colmo de la disciplina, pero trato de hacerlo.

Hace un tiempo dijo que no le gustaba que la convoquen para papeles parecidos a los que ya había hecho, que prefería descu-brir cosas nuevas. ¿Sigue siendo así?Es que creo que puede haber cosas nue-vas todos los días en la vida, hasta que te mueras. Cuando hacés un trabajo que, justamente, es inventar algo que no estaba antes, como un personaje, crear una obra, querés que aparezca una novedad que te sorprenda a vos y a los demás también. Parar de aprender es algo que no concibo. Si supiera que no puedo aprender nada más, no trabajaría. Afortunadamente, en

opine el medio”.¿A partir de qué momento tuvo esa

convicción?Se fue haciendo con el tiempo, sobre todo en los últimos años. No es que me importa un pito, pero lo balanceo de otra manera. Porque desde afuera te vienen valores que por ahí no son los tuyos; hacer tal cosa, tal negocio, o conquistar tal espacio, ganar tanta guita, un montón de cosas que, se su-pone, te van a hacer la felicidad. Y la verdad es que el gran descubrimiento es que uno puede estar muy bien simplemente sentado en una mesa con un café y charlando con un amigo, y no en un crucero con turistas. Quiero decir, de cómo uno está bien o tiene una buena vida, depende de cómo sintonice con eso y no de un modelo que está afuera y al que hay que alcanzar.

¿Estuvo estudiando filosofía?No, es una pretensión muy grande decir eso. Yo no sé nada, simplemente tengo un maestro (Raúl Cerdeira) con el que a veces leemos unos textos y es un pequeño acer-camiento a algunos pensadores pero, ver-daderamente, no sé nada.

¿Cómo viene el año?Se va a estrenar una película que hice, Jun-tos para siempre, que dirigió Pablo Solarz. En marzo o abril, me voy a Colombia a hacer otra película y estoy viendo algunos proyec-tos, veré qué hago.

Con ese panorama, un retiro parece algo lejano.En general, un actor no se retira. Hay menos papeles de gente grande, pero esta es una actividad que, mientras te puedas mover, subir al escenario y actuar, podés hacerlo cuando quieras. No tengo ganas de reti-rarme, tengo ganas de acercar, ganas de tener ganas, de que aparezca algo que me entusiasme, un proyecto bueno es la fuente de la juventud. Cuando en el escenario las cosas están saliendo muy bien, es como la droga máxima, me gusta, me siento bien, potente, el mundo se ordena, siento que se ha dado vida a algo que no existía antes y eso no tiene edad. Lo único que sí me da pena es no tener fuerzas, no es grato el pe-ríodo de declinación biológica. Pero pienso que el camino del actor no tiene fin. No es exceso de optimismo, porque si me pasara algo muy doloroso, que estuviese invalida-da, seguramente me deprimiría mucho, pero siento que con lo que ande de tu cuerpo podés hacer mucho más de lo que creés.

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cedoc perfil

“Un buen proyecto es la fuentede la juventud”

Mirta BUsnelli

“no tengo ganas de

retirarMe, sino de acercar.

el caMino del actor no tiene

fin”.

EL ELixir DE LA ACtrizActualmente, Busnelli prota-goniza Hasta que la muerte nos separe, en el Camarín de las Musas (Mario Bravo 960), junto a Javier Lorenzo y Céline Bodis, bajo la dirección de Paul Desveaux.

La pieza trata del reencuen-tro, tras varios años, entre una madre y su hijo a raíz de la

muerte de la abuela. La relación entre ellos nunca fue buena y la distancia tampoco ayudó: “No conocen el código del camino del regreso, hay mucho rencor y malos entendidos. Esta mujer no sabe cómo relacionarse con su hijo, son como extraños, has-ta de siglos distintos”, cuenta Mirta.

Al regresar del cementerio, el joven también se reencuentra con una antigua novia, de la que aún está enamorado. Al verse, se abalanzan el uno sobre el otro, y algo ocurre con la urna donde están las cenizas de la abuela.

En ese intento de ocultarle a la madre lo ocurrido, se desarro-

lla una trama de la que surgen los detalles más inquietantes de un vínculo afectado por los años de ausencia. “Es una comedia de humor negro. Vale decir que todo transcurre en un ‘border’ entre algo muy dramá-tico y muy gracioso, y se crean situaciones muy equívocas”, completó Busnelli.