Equilibrios 44 -Octubre 2010

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Equilibrios Año 2 - Número 44 - Domingo 10 de octubre de 2010 Espacio de publicidad Prohibida su venta por separado DAMIAN BARBAROSCH Estrés postraumático: dolor después del dolor. Gabriel Rolón: entre el consultorio y el best seller. Los argentinos al diván DÍA NACIONAL DEL PSICÓLOGO Detalles de una disciplina apasionante en unos de los países con mayor cantidad de exponentes por habitante.

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EquilibriosAño 2 - Número 44 - Domingo 10 de octubre de 2010

Espacio de publicidad

Prohibida su venta por separado

DAmiAN bArbArosch

Estrés postraumático: dolor después del dolor.

Gabriel Rolón: entre el consultorio y el best seller.

Los argentinos al diván

Día nacional Del psicólogo

Detalles de una disciplina apasionante en unos de los países con mayor cantidad de exponentes por habitante.

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2 - EQUILIBRIOS Domingo 10 de octubre de 2010 - PERfIL

Un famoso psicólogo dijo hace algún tiempo que “la Argenti-na es un país creado a partir de las ausencias”; desde los inmigrantes escapados de las

guerras hasta los que dejaron sus provin-cias por falta de oportunidades, la historia de estas tierras está atravesada por esa sensación que llevó a Discépolo a cantar “¿Dónde estaba Dios cuando te fuiste?

Tal vez esas carencias hicieron de la Argenti-na un campo fértil para el psicoanálisis; tanto es así, que desde el auge de la disciplina hasta la actualidad, el país es uno de los que

SUBE y Baja

Un bocado de la carne de diván

PaPi y mami. LOS víNCULOS CON LOS PROGENITORES SUELEN SER UNA DE LAS CAUSAS DE LAS TERAPIAS.

damian BarBarosch

más profesionales tiene por habitante.

Las generalizaciones son simplistas, y el país es demasiado grande. Decir que los argenti-nos son carne de diván es sobreestimar una tendencia que aparece, sobre todo, en algu-nos grandes centros urbanos que cuentan con una clase media profesional. (Igualmen-te, resulta curioso que en las ciudades que están llenas de gente, haya esa soledad y esa ausencia que llevan a recostarse en el mítico sillón. Aunque ese es un tema para otra nota). Además, es difícil encontrar a al-guien que nunca haya escuchado la frase “no necesito ir al psicólogo, yo no estoy loco”.

Por otra parte, estos profesionales no están solamente en los consultorios o en las aulas. También tienen una participación importante en los medios de comunicación. Desde Ga-briel Rolón (ver página 8) hasta José Abadi, pasando por Jorge Bucay (del que no se tuvo muchas más noticias tras la denuncia que recibió por plagio), pantallas y diales recibie-ron con los brazos abiertos los intentos de jerarquización que ensayaron algunos expo-nentes de la materia. La pregunta, obvia, es si el fenómeno psi es producto de esta sobre-exposición mediática de los últimos años o si tiene antecedentes. Para la respuesta, un recuerdo: allá por 1931, el viejo Diario Críti-ca, que conducía Natalio Botana, comenzó a publicar columnas semanales sobre inter-pretación de los sueños, firmadas por un tal Freudiano. De hecho, desde las páginas se exhortaba a los lectores a enviar cartas con-tando experiencias oníricas, para alimentar el espacio.

Son muchas las razones, algunas inexplica-bles, que hacen de los psicólogos unos pro-tagonistas insoslayables de la vida cotidiana. Y en ciertos casos, hasta merecen un sincero agradecimiento. Es por eso que Equilibrios les cede este espacio, digamos, gremial.

¿Qué piensan los psicólogos de ellos mis-mos? Algunas respuestas: no tienen el ego muy grande, el planeta es muy chiquito; no es que siempre tengan razón siempre, los pacientes se equivocan bastante; no es que carezcan de sentimientos, los otros son sen-timentales. Además, un psicólogo no ve el mundo, lo cambia; no es que sea un creído, los simples mortales no los podemos com-prender. Porque, en definitiva, no es que estos profesionales se crean la gran cosa, lo son.

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En fin, la clave entonces parece estar en la clase media. De hecho, un antropólogo, Sergio visacovsky, llegó a decir que entre el psicoanálisis y esta parte de la sociedad hay “un matrimonio perfecto”, porque la disciplina ayudó a afianzar ideales de libertad individual hasta constituirse en una especie de distinti-vo de la identidad de clase.

Pero los matrimonios pueden tener proble-mas. En la actualidad, el psicoanálisis dispu-ta una dura batalla con otras alternativas que emergen de la misma vorágine actual: no hay tiempo para nada, todo el mundo corre todo el día (a riesgo de generalizar), las relaciones

son pasajeras (a riesgo de generalizar) y así, es probable que haya cada vez más gente que prefiera desenchufarse, bajar un cambio, antes de “meter la cuchara” en algún trauma de la infancia, o el tortuoso vínculo con sus pa-dres. Es cierto, la tentación es grande cuando la solución aparenta ser inmediata. No obstante, esta disciplina no pierde vigor, por lo menos desde lo académico: es que la carrera de psicología es una de las más solicitadas, tanto en facultades públicas como privadas, con nutridas matrículas -en las que predo-minan las mujeres- que aspi-ran a calzarse pronto el traje del ideal del yo.

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La historia del psicoanálisis en la Argentina

El psicoanálisis es una disciplina científica que estudia, investi-ga y describe el alma humana: cómo se forma, cómo se desa-rrolla, cómo está estructurada y

cómo funciona. Todo esto en sus aspectos así llamados “normales” o sanos. Y tam-bién cómo se enferma y cómo se cura. Si hacemos historia, la primera manifestación de Sigmund Freud en la Argentina fue a través de un alemán que vivía en Chile, que vino a un congreso médico en 1909 y habló de sus teorías; Freud se enteró y le envió una respuesta. Este descubrimiento venía a dar una salida a una sociedad marcada por la inmigración, con el pasado perdido en Europa, pero a su vez con la necesidad de reencontrarse con sus orígenes, con su historia infantil olvidada y con la posibi-lidad de poner al descubierto sus deseos inconscientes. Un pequeño grupo de pro-fesionales jóvenes, inmigrantes o hijos de inmigrantes, encontraron en los conceptos freudianos las respuestas a sus cuestiona-mientos que las diversas disciplinas aún no habían podido darles. Existían en me-dios intelectuales, académicos y psiquiá-tricos diversos conocimientos sobre las teorías freudianas, pero recién en 1940 es cuando surge la idea de fundar una Socie-dad Psicoanalítica con miembros psicoa-nalizados. Andrés Rascovsky, presidente de la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA), médico y psicoanalista, afirma que “el surgimiento fue a raíz del interés de mi padre, Arnaldo Rascovsky, que trabaja-ba en el Hospital de niños, y de su amigo Enrique Pichón Rivière, quienes formaron grupos de estudio cuando se conmovieron por la importancia que encontraron en los descubrimientos de Freud y en el del in-consciente. El momento fundante ocurrió cuando llegó a la Argentina un psicoanalis-ta formado en el Instituto de Berlín, Ángel Garma, quien permitió que los que habían salido los espacios creados por Freud, ex-tendiesen su conocimiento a otros lugares del mundo dando lugar a la transmisión con las estrategias, las bases y el rigor científico. Se hace hincapié en el término, ya que el psicoanálisis se “transmite”, en una experiencia artesanal, elaborativa e interpersonal muy compleja.

Buenos Aires: la capital del psicoaná-lisis. Andrés Rascovsky reconoce esta atri-bución geográfica, y afirma que aquí no fue la medicina la que lo incorporó. Tampoco fue mérito de la psiquiatría que en general se opuso a su desarrollo, sino que se debió a la acción de un grupo de intelectuales. Los iniciadores eran médicos pero des-pués se juntaron filósofos, historiadores, gente del arte, y se generó, a diferencia de otros países, un gran movimiento con-tracultural revulsivo y cuestionador: “Creo que el psicoanálisis, desde la concepción de Arnaldo Rascovsky y Pichon Riviere, de Marie Langer, de Enrique Rakcer, fue un núcleo combativo contra los prejuicios de una sociedad militarista, conservadora y religiosa como era la argentina. Además, funcionó como una terapia psicoanalítica, pero no olvidemos que el campo del psi-coanálisis es mucho más amplio de lo que es una terapia”, afirma.

¿Cuántas veces hemos escuchado a al-guien decir (o hemos dicho a otro) la frase “vos tenés que hacer terapia”. Ante con-flictos familiares, laborales, existenciales, no hay quien evite recurrir a este mandato, poniéndose en el lugar del que ha supe-rado todos sus dilemas y se aviene a dar consejos. Lo cierto es que así como hay

SER SanO

gente que defiende a ultranza el psicoanáli-sis, hay quienes se resisten con todas sus fuerzas. ¿Por qué una persona se decide a iniciar una terapia? Rascovsky asegura que, para acudir, tiene que haber una viven-cia subjetiva de sufrimiento y de conflicto internos. “El psicoanálisis se ha desarro-llado como una técnica que continuó aquel mandato del Oráculo de Delfos ‘conócete a ti mismo’, pero revertido en una torsión, en la creación y el descubrimiento de lo inconsciente. Es tremendo lo que ignora-mos de nosotros y lo que las fuerzas de la sociedad, de la comunidad, de la historia y la forma en que los ideales que incorpo-ramos sin saberlo nos determinan. Somos sujetos muy poco libres. En cierto modo el psicoanálisis es una estrategia de co-nocimiento que va mucho más allá de la conciencia. Es una ética de la libertad para el sujeto”, asegura el psicoanalista.

El proceso es doloroso porque no es co-mo ir al médico, que es quien resuelve el problema. Acá el que tiene que descubrirse a si mismo, tomar conocimiento y hacer el proceso es el paciente. Muchas veces es una lucha contra su narcisismo, contra su destructividad, contra su no querer saber. Para Rascovsky, los seres humanos tene-

mos una pasión por la ignorancia, por no querer saber de nosotros mismos y nues-tra sociedad nos lleva a una estrategia adaptativa, donde quedamos capturados de los centros de poder económico, y en ese sentido se intenta clausurar la noción del conflicto personal y la subjetividad. “La oferta médica, psiquiátrica, puede ser en un sentido un intento de ignorarse a sí mismo”, sostiene Rascovsky, y agrega: “Uno tiene un desencuentro básico con uno, y una conflictiva, que la medicación tiende a anestesiar, a neutralizar con el fin de desconocerse. Entonces tenemos dos caminos: el desconocimiento, que es co-mo un chaleco de fuerza químico, y el uso de la medicación, que a veces se emplea para permitir el acceso a la terapia y poder trabajar. Pero en general, ideológicamente y rigurosamente, el psicoanálisis se opone a anestesiar. Por eso, los síntomas y el sufrimiento son un camino para ir descu-briéndose, porque son el resultado de una oposición a un saber, pero que también esta ahí, oculto y presente. Esta sociedad es muy intolerante con la conflictiva hu-mana y esto marca una gran hipocresía, que se manifiesta desde el típico saludo ‘¿todo bien?’”.

El psicoanálisis en la Argentina de hoy Según Rascovsky, los Institutos creados

por Freud que se desarrollaron en el país tienen una exigencia y un rigor muy gran-des, la formación es muy prolongada e in-tensa. El estudio es un análisis personal, no solamente de la obra Freudiana sino también lo que han producido los miles de teóricos psicoanalíticos a lo largo de 100 años de existencia del psicoanálisis. “La formación es difícil y excluye a mucha gente, y hay quienes han tomado estrate-gias de moda, han bebido del psicoanálisis para formar pequeñas terapias. Freud de-cía: ‘Cocinan su guiso en nuestro fuego’, que era el fuego de los descubrimientos psicoanalíticos a lo que le ponían ciertos ingredientes o le reducían algo, y eso se ve en todos lados. Pero, en cierto modo, el psicoanálisis logró una expansión y una noción acerca de lo inconsciente que pe-netró muy profundamente en la cultura argentina, y todas las terapias alternati-vas le piden prestado algunos, muchos o la totalidad de los ingredientes a los 100 años de teorización del psicoanálisis. Algu-nos parcializan la teoría y le ponen nombre propio, hay múltiples instituciones, pero el movimiento psicoanalítico argentino le ha dado herramientas al sujeto de la cotidia-nidad y de la calle para que se piense a sí mismo, para que pueda cuestionarse de una manera que en otros lugares no se pro-duce”, explica el profesional, y alerta sobre el avance de la estrategia de la ignorancia que puede producir la medicación: “Me co-mentaron acerca de algunos descubrimien-tos químicos que anulan la memoria de los traumas inmediatos. En su momento, la psiquiatría recomendó la lobotomía, en otro, el coma insulínico y el electroshock, que han sido estrategias punitivas, y no la comprensión de la problemática del su-jeto. La noción de la condición humana y del sujeto expuesto al mundo externo, sus ideales, sus pulsiones, y esa mirada que dio Freud, en cierto modo ha creado as-pectos de la humanidad. Nos descubrimos más humanos en los mitos de Edipo, de Narciso, en la destructividad que tenemos, nos cuestionamos a qué estamos respon-diendo, cuál es el discurso que nos domina (el de nuestra madre, el de nuestro padre) qué situaciones traumáticas nos han cris-talizado y qué no podemos resolver. Todo esto ha permitido que el ser humano se entienda de otra manera. Harold Bloom di-jo que William Shakespeare fue el creador de lo humano, por la dramática que supo poner en las palabras. Y Freud era un gran lector de Shakespeare pero creo que fue más allá; fue también un gran creador de lo humano. Somos más humanos en función de los descubrimientos de 100 años de teoría psicoanalítica”.

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Origen. EL

PRIMER

ESBOzO

DE

LA

DISCIPLINA

EN

EL

PAíS

FUE

A

PRINCIPIOS

DEL

SIGLO XX.

damian BarBarosch

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accIOnES

Era insomnio, una pesadilla. “Me despertaba casi sin poder respirar, sentía un ahogo que no me dejaba

dormir. Cuando abría los ojos, el cuarto estaba oscuro, la oscuridad me inquieta-ba”. Así relata Nicolás, sobreviviente de la masacre de República de Cromañón, las secuelas o síntomas de un claro estrés postraumático que dejó el humo negro de cianuro, los gritos y la oscuridad de aquella noche del 30 de diciembre de 2004 en el que murieron 194 personas.

Esta situación también afectó a Nicolás la-boralmente, el estrés, el cansancio y el mal humor no lo dejaban ser el que era antes del incendio. Según un estudio realizado por la Sociedad Argentina de Psicotrauma (SAPsi), a partir de las historias clínicas de pacientes afectados por Cromañón en el Hospital Alvear, �el 37 % presentaba in-capacidad”, inhabilidad para desarrollar las tareas laborales, hogareñas o para los estudios.

Daniel Mosca, titular de SAPsi y jefe del servicio de Estrés Postraumático del Al-vear, donde todavía hay 70 pacientes relacionados con la tragedia que llevan adelante tratamientos psicológicos, expli-có que “el estrés postraumático es una enfermedad altamente discapacitante”. Por eso, agrega que del estudio surgía que “más de un tercio mostraba discapacidad parcial o total”.

Etimológicamente, la palabra ‘trauma’ signi-fica herida. Una huella que alude a aspectos negativos y que marcará de alguna manera al individuo cuando su barrera protectora es afectada por estímulos intensos. Es una es-pecie de consecuencia psíquica que pade-cen las personas que vivieron una situación crítica, ya sean actos de violencia, acciden-tes, desastres naturales o guerras.

Lo que pasó en el boliche de Once impactó a los sobrevivientes y familiares de distin-tas formas. Las manifestaciones del trau-ma a lo largo de estos seis años recorrie-ron vertical y horizontalmente a la sociedad en su totalidad. El caso de Ezequiel Denós, que sobrevivió y perdió su amigo en el in-cendio, fue una de las peores y más extre-mas expresiones de estrés postraumático. El joven tuvo dos intentos de suicidio, uno de ellos fue en 2005 cuando se arrojó del balcón de su casa y tuvo que ser internado con lesiones en las piernas. En declara-ciones difundidas por Radio Pop, Ezequiel manifestó: “Soñé que estaba en el show y vi cuando se prendió una bandera. De

Estrés postraumático y el efecto Cromañón

repente, hubo mucho humo y me tiré del primer piso de la casa”.

Un punto en común entre los distintos especialistas en salud mental es que ca-da persona procesa los acontecimientos vividos de manera diferente, y es crucial

damian BarBarosch

que, en caso de sentirse afectado por esas situaciones, realice un tratamiento inmediato.

Según Mosca: “A medida que pasa el tiem-po, la chance de recuperación disminuye y existe mayor probabilidad de que reciba

medicación psiquiátrica�. El estudio de SAPsi arrojó que por tratamiento tempra-no “se recuperó totalmente el 81% de los pacientes”, en tanto, para los que comen-zaron 12 meses después del hecho, “la recuperación bajó al 42 %”.

Es importante no negar el problema, acep-tarlo y trabajar sobre eso, como hizo Nico-lás que, después de haber sufrido Repú-blica de Cromañón, inició el tratamiento psicológico en el Alvear, a partir de los dispositivos montados por el Gobierno porteño, y ahora puede decir con la mayor soltura que lo que pasó aquella noche fue “algo totalmente asumido y superado”.

Los dispositivos Cromañón finalizaron en 2006. Hasta esa fecha se establecieron distintos efectores de la salud de referen-cia a fin de canalizar la demanda de trata-miento y ofrecer un servicio especializado. Actualmente, todos los servicios de psico-patología y monovalentes de psiquiatría atienden a las víctimas y familiares de los afectados por lo ocurrido el 30 de diciem-bre de 2004.

No obstante, en cuanto a la atención del estrés postraumático en general existen distintas instituciones que prestan este servicio, como es el caso del Centro Mé-dico Integral Fitz Roy, Centro Apertura o el Centro Monserrat, los hospitales Tobar García, Alvear, Álvarez y el resto de los Hos-pitales Psiquiátricos de la Ciudad.

Para poder detectar casos de estrés pos-traumático, en un principio, hay que tener en cuenta que existen tres grandes grupos de síntomas: uno tiene que ver con la falta de concentración, el insomnio o la sensa-ción de alerta ante un supuesto peligro in-minente; otro, se da a partir de imágenes u olores que son recordatorios del trauma; y, por último, la “evitación”, que consiste en evitar los lugares, personas o noticias relacionadas con la situación traumática. Aún hoy quedan marcas. Hechos trágicos del pasado que afectan a la sociedad, co-mo el caso AMIA, Cromañón, la guerra de las Malvinas o la dictadura militar. Para poder avanzar en la búsqueda de solucio-nes se requiere de la difusión de todos los temas que afectan a la salud mental de la población, medidas eficientes y, especial-mente, una discusión profunda y abierta con los actores y especialistas.

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Indeleble. En el Hospital Alvear aún se atienden 70 pacientes relacionados con la masacre de Cromañón.

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Domingo 10 de octubre de 2010

cIUdadanOS

Hoy se celebra el Día Mundial de la Salud Mental y a través del lema “Sin salud mental no hay salud real”, el énfasis pa-ra este año está puesto en la

relación íntima y bidireccional entre la enfer-medad mental y las enfermedades físicas crónicas, donde se incluyen la diabetes, la enfermedad cardiaca, respiratorias y obe-sidad. También en la necesidad de invertir en servicios de prevención y tratamiento para enfermos mentales neurales y por abuso de sustancias. No podemos separar cuerpo de mente y, menos, de alma. Como un todo dividido en tres partes igualmente importantes, el declive de una repercute en las otras. La Organización Mundial de la Salud (OMS) define a la salud como “un estado de completo bienestar físico, men-tal y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades”. La ley 448 de Salud Mental de la Ciudad de Buenos Ai-res, resistida por los trabajadores del área, fue sancionada hace diez años con la idea de ir paulatinamente a la desmanicomia-lización, algo que sostienen importantes teóricos en todo el mundo. Pero lo que pa-rece una buena idea y que serviría para la reinserción social de los pacientes, está teñido de sospechas. La más fuerte es el negocio inmobiliario en torno al predio que ocupan los Hospitales neuropsiquiátricos José T. Borda, Braulio Moyano y Carolina Tobar García, que cuentan hoy con unos 2.100 pacientes que en su mayoría pasan allí más tiempo de lo que debieran, lo cual es contraproducente para su recuperación, y por razones que están más ligadas a la carencia, al abandono y la falta de recursos que a un diagnóstico. El cierre paulatino de los hospicios está contemplado en la ley, pero la norma también establece que, si se quiere lograr ese objetivo, es necesario articular una serie de medidas para que los pacientes tengan la contención y el trata-miento adecuados.

Siempre que aquí se pretende aplicar una idea revolucionaria, se toma como ejemplo a países altamente industrializados, cuyos gobiernos destinan una suma importante de recursos a la salud y la educación. Sociedades que conviven con los trastornos mentales de manera natural y no con la carga de prejuicio que aquí se aplica a todo lo relacionado con la locura. En América Latina tenemos los primeros intentos en Chile como ejemplo de desmanicomializacion. Y

Pocos lugares le quedan a Bue-nos Aires que hayan sido testigos de la gesta de Mayo de 1810. El Cabildo ha ido sufriendo cirugías éticas y estéticas, la Jabonería de Vieytes desapareció e igual suerte corrió el Café de Marco.

Sólo permanecen de pie algunos rincones y muros que se sostienen, casi en secreto, para recordarnos nuestros 200 años.

Uno de esos lugares es la Man-zana de las Luces que, en general, pasa inadvertida para la mayoría de los porteños. Son pocos los habi-tantes de la Ciudad que conocen su ubicación, a excepción de los que trabajan en sus alrededores.

Situada en las actuales calles de Alsina y Perú, es pieza fundamen-tal del casco histórico de Buenos Aires.

Nació de la mano de los Jesuitas en 1620, con la construcción del colegio de San Ignacio (actualmen-te Nacional de Buenos Aires) y la iglesia de San Ignacio de Loyola. Se la comienza a llamar Manzana de las Luces a raíz del periódico El Argos que en 1821 la bautiza así debido a las diferentes institucio-nes de intelectualidad que allí se encontraban asentadas.

Decíamos que allí estaba el tem-plo de San Ignacio, el Colegio de la Unión, la Biblioteca Pública, la Escuela Central, las academias de Dibujo y las de idiomas francés e inglés, la Universidad de Buenos Aires, las oficinas del Tribunal de Cuentas y varios proyectos que lue-go se concretaron, como la Sala del Cuerpo Representativo (Primera le-gislatura de la Provincia de Buenos Aires) y el Archivo General.

Pensar una ciudad que tenga con-centrado en un solo sitio el embrión de sus instituciones nos parece im-posible ¿Habrá en este momento de nuestro país un lugar en el que puedan reunirse a pensar un mode-lo de nación para el futuro?

Por lo pronto los porteños vienen reclamando medidas de seguridad. Según un informe de la Dirección de Atención Vecinal las quejas por luminarias deficientes o apagadas figuran al tope de las denuncias del 2010.

¿Habremos pasado de la usina de la Manzana de las Luces al re-clamo inmediato y práctico de las luces en las manzanas?

OPInIOn

Luces y manzana

La ley porteña de Salud MentalDr. HUGO B. QUINTANA,

PRESIDENTE FUNDACION EFORO

en nuestro país, a la provincia de Río Negro, que además es pionera en el dictado de muchas leyes relacionadas a los derechos de los pacientes, como en el caso de la salud reproductiva. Si lo que se quiere es cerrar los hospitales que albergan a enfermos mentales porque tienen serios problemas de infraestructura y ya no responden a lo que hoy se considera un tratamiento integral de la salud mental, primero hay que dar una solución concreta sobre dónde vamos a albergar a esos pacientes. ¿Pabellones especiales en los hospitales de agudos? ¿Tratamientos ambulatorios en casas de día? ¿Hogares de albergue con familias sustitutas? El Borda tiene la mitad de sus pabellones inactivos y en el Tobar García los niños, niñas y adolescentes duermen en el piso por falta de camas, según un informe de la Agencia General de la Ciudad de Buenos Aires (AGCBA) del año 2008,

donde además se informaba acerca de la superoblación y la dieta deficiente a causa de un exceso de kilocalorías. Este año, la AGCBA constató que el servicio de psicopatología de los hospitales de agudos está “desarticulado”, y que varias salas de internación psiquiatrita fueron inhabilitadas por falta de personal. En el Durand, por ejemplo, la sala no funcionaba por falta de concurso para disponer de recursos humanos, en el Piñero había 14 camas sin usar por falta de enfermeras. En el Álvarez no hay equipos para contener la excitación psicomotriz de los pacientes. Además, la carga horaria de los profesionales se concentra a la mañana, los edificios están deteriorados y no cumplen con las normas de seguridad.

En abril de 2008, el jefe de gobierno Mauricio Macri en declaraciones a la prensa durante la puesta en marcha del nuevo Plan de Salud Mental, prometía una renovación integral de la atención, y el desmantelamiento de los neuropsiquiátricos para que Buenos Aires tenga, según sus palabras, “un sistema de salud mental que garantice la dignidad y respete los derechos humanos de los pacientes. Antes de los 24 meses –añadió-, vamos a pasar de este sistema anacrónico al nuevo modelo”.

Pasaron 30 meses desde estas declaraciones. Todo permanece igual que entonces: el modelo anacrónico, y la sospecha de querer darle un uso público distinto al que tienen hoy los tres centros de salud mental de la Ciudad de Buenos Aires. Mientras tanto, los internos y ex pacientes del Borda a través de la difusión internacional de Radio La Colifata, y Pedro Cuevas, que junto con muchos otros artistas plásticos se abocan a la restauración del Centro Cultural, están dando el ejemplo de ciudadanía, compromiso y solidaridad que necesitamos.

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LOCO. LA

INTENCIóN DE

LOS

PROYECTOS

DE

DESMANICOMIALIzACIóN ES

LA

REINSERCIóN

SOCIAL.

damian BarBarosch

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El potasio regula la actividad muscular y el impulso nervioso. Por estos motivos, incor-porar esta hortaliza a la dieta contribuye a prevenir enfermedades degenerativas.

Su cáscara contiene vitamina A, indis-pensable para la vista, el cabello, la piel y las mucosas; y fibra, que beneficia el trán-sito intestinal y da sensación de saciedad. Así es que se aconseja consumirlo fresco y sin pelar.

Un alto porcentaje de agua y bajo conte-nido de sodio y azúcar, hacen del pepino un alimento primordial en dietas de control de peso: 100 gramos de porción comesti-ble no supera las 16 calorías. Asimismo, su composición le confiere propiedades laxantes, depurativas y diuréticas. Es ideal para personas que padecen problemas de

estreñimiento.Sus propiedades tera-

péuticas y medicinales enarbolan místicos rela-tos. En Grecia, se aplica-ban rodajas de esta hor-taliza a enfermos para ci-catrizar heridas cutáneas y bajar la fiebre. Es que su contenido en coláge-no lo hace un excelente aliado de la piel. Hoy, es muy utilizado en cosmé-tica por sus cualidades emolientes, refrescantes y alcalinizantes. Bien co-nocida es la mascarilla

de pepino, que no solo deja la piel suave y tersa, sino que atenúa las manchas y líneas de expresión. Además, es muy re-comendada para combatir el acné, ya que neutraliza las pieles mixtas.

Pero no sólo eso. El jugo de pepino tam-bién está indicado para enfermedades de garganta, para combatir la toxoplasmosis y hasta para prevenir el pie de atleta.

¿Cómo seleccionar los mejores ejem-plares? Un pepino llega a su punto exacto cuando ostenta un color verde uniforme y un aspecto firme. La clave para determi-nar que un pepino no sea amargo, resi-de en comprobar su ternura: al tomar los extremos y hacer fuerza, debe quebrarse fácilmente.

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aLImEntOS

Llega la primavera y, con el primer-verdor, no sólo arriban los nuevos romances sino también el tan

esperado clima cálido, tiempo ideal para refrescar los mediodías con ensaladas de variados gustos.

Un ingrediente que no puede ser igno-rado es el pepino, el fruto en baya de una planta herbácea anual de la que adquiere su mismo nombre. Pertenece a la familia de las cucurbitáceas y su interior es acuo-so, con pequeñas semillas aplanadas.

En cuanto a su procedencia, existen al-gunas fuentes que sostie-nen que esta verdura se cultivaba en la India hace más de 3000 años, que fueron los romanos quie-nes lo extendieron por Eu-ropa y que llegó a América en el siglo XVII. Hoy, su cultivo se ha popularizado y el índice de consumo de este alimento, tanto fres-co como industrializado, es muy alto.

El tipo español, el fran-cés y el holandés son las tres variedades más comercializadas. El prime-ro, también conocido como pepinillo, se caracteriza por su pequeño tamaño –no alcanzan los 15 centímetros de largo- y se utiliza principalmente para encurtidos. El tipo francés es un poco más luengo que el anterior, oscila entre los 15 y los 25 centímetros. Finalmente, el holandés es el de mayor tamaño: supera los 26 cen-tímetros.

Según la Oficina Regional de la FAO para América Latina y el Caribe, un organismo de la ONU, el principal componente del pe-pino es el agua (más de un 84%), seguido por un alto porcentaje de vitamina C, po-tasio, calcio y fósforo. La primera, produce colágeno, elemento fundamental para el buen crecimiento de los huesos y múscu-los. Asimismo, refuerza el sistema inmuno-lógico y cumple una función antioxidante.

Lo que importa es el pepino

damian BarBarosch

RIncOnES

El barrio de Palermo es uno de los más grandes y esquizofrénicos de la Ciudad de Buenos Aires. Las

transformaciones marketineras que vivió generaron varias zonas dentro del mismo barrio. Así, se fueron instalando Soho, Hollywood, Viejo, Green, Nuevo, Boule-vard, Chico y la mutación más reciente, “Palermo Queens”, que comprende parte de Villa Crespo y de Palermo Viejo, y es-tá delimitada por las avenidas Córdoba, Corrientes, las calles Julián Alvarez y Tha-mes, que pareciera continuar un criterio inaugurado con “Palermo Hollywood”. Siguiendo esta línea interpretativa po-dríamos conjeturar que dentro de unos años la Ciudad de Buenos Aires pasará a llamarse Palermo, y el nombre de cada barrio será reemplazado por un similar estadounidense; de esta manera (jugan-do) podemos pronosticar que la zona de Facultades (Medicina, Económicas) pasa-rá a llamarse “Palermo Boston”, que el camino trazado entre Casa de Gobierno y el Congreso de la Nación pueda rebau-tizarse como “Palermo DC”, o que incluso la euforia llegue hasta las afueras de la Ciudad, y a Fuerte Apache se lo conozca como “Palermo Bronx”.Ante todo esto, la zona de Villa Freud no podía ser menos y hoy ya es rebautizada como “Palermo Freud”.Se llama Villa Freud por la gran canti-dad de psicoanalistas que ejercen allí. En unos mil consultorios, sobre o en los

Donde habita el inconscientealedaños de las calles Medrano, Salguero, Mansilla y Charcas, se ventilan, entre otras, historias esdrújulas: edípicas, abandónicas y fóbicas. El lugar tiene un microclima particular, con un entorno de árboles y verde, aunque cuenta con una plaza casi seca, la Güemes. Se encuentra a menos de 300 metros de la avenida Santa Fe, muy cerca de Coronel Díaz y Scalabrini Ortiz, y se distingue por tener buenos edificios de 30 a 40 años de antigüedad y construcciones más nuevas que aprovechan las magníficas vistas de las torres de la iglesia y el entorno de la extraña figura que hacen la plaza con sus calles irregulares.Uno de los locales emblemáticos de esta zona era el Bar “Sigi” (diminutivo de Sig-mund, el nombre de pila de Freud), que se encontraba en la esquina de Salguero y Charcas. Los sobres de azúcar llevaban el perfil barbado del creador del psicoanáli-sis. Sin embargo, a pocos metros de este desaparecido bar, se alza la una imponente edificación de inequívoca convocatoria: la Basílica del Espíritu Santo. “Contradiccio-nes del sistema”, define con gracia Hernán Lanosa, un psicoanalista de la zona. Como contrapartida de la denominación del bar, ajustados a la otra “presencia” de la zona, un edificio de departamentos y una cafete-ría cercanos se llaman Guadalupe y Paseo de la Basílica, respectivamente.

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damian BarBarosch

Cuestión de fe. EL BARRIO PSI TERMINA EN UNA BASíLICA.

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EQUILIBRIOS - 7PERfIL - Domingo 10 de octubre de 2010

maRca PaIS

El argento-centrismo

afInES

Hace algún tiempo, el periodista Jorge Lanata le preguntó a Enrique Pinti qué cosas lo hacían sentir más

argentino, y el artista no dudó: “Creer que todo pasa solamente acá, a partir de frases hechas, como ‘en Europa no se consigue’”. Tras la ocurrencia, Pinti añadió que esos fenómenos que se creen propios, como algunos actos de corrupción, la viveza crio-lla, o la supremacía en el deporte que sea, también se presentan en otros países con la misma frecuencia e intensidad que por estas tierras.Lo que también ocurre en otros países, según contaron quienes acumulan millas como pasajeros frecuentes, es el reconoci-miento de lo que podría llamarse el argen-to-centrismo. Así como hace unos 20 años salieron publicados un par de libros con chistes sobre gallegos (de dudosa calidad –los chistes, no los libros-), en otras latitu-des no dudan en afirmar que el oriundo de las pampas se siente más que el resto por el simple hecho de ser argentino.Tanto es así, que hay un extraordinario chiste de gallegos sobre argentinos: -Oye, Paco, ¿sabes cómo empieza la carta de amor de un argentino?-No, ¿cómo?-“Ya sé que me extrañas”.La verdad, inapelable.

Dios es argentino. Es indiscutible que los argentinos tienen motivos de sobra para estar orgullosos de su condición; hay ex-ponentes del género (del gentilicio, para ser más precisos) que, a partir de su labor, instalaron al país en otras latitudes y deja-ron huellas indelebles. No es por caer en

AmarretesHace poco tiempo tuve oportunidad

de leer un breve artículo en el que se establecía un ranking de argen-

tinos de la farándula amarretes, según los uruguayos.

Al parecer, un diario del vecino país in-vestigó la conducta de argentinos famosos en restaurantes, hoteles y otros comer-cios. Inquirieron a mozos, valet parkings, bármanes, taxistas, maleteros y botones, y se elaboró un listado de nombres autóc-tonos que quedaron escrachados como avaros.

Ya hablamos en esta sección de las pro-pinas sabiendo que, en algunos casos, resulta antipático no tener un gesto eco-nómico con quienes prestan determinados servicios.

Pero ¿cómo determinar a qué actividad recompensar y a cuál no? ¿Se debe pre-miar a quien no nos trata bien sólo por que a su actividad suele dársele propinas?

De todos modos sugerimos al diario de la otra orilla algunas nuevas indagaciones ¿Los argentinos de la farándula son más o menos generosos que los argentos desco-nocidos? ¿Somos los argentinos más pró-digos con nuestros compatriotas que con

nuestros vecinos de la Banda Oriental? ¿Tal vez preferimos cómo nos atienden los brasi-leros a los uruguayos? ¿Los famosos de qué país dejan las mejores propinas al otro lado del río? Los farandu-leros uruguayos que habitan estas tierras ¿son dispendiosos o mezquinos? ¿Comprendemos los ar-gentinos cómo es el tipo de cambio con relación al peso uruguayo?

un lugar común –igualmente, tratándose de Él, no hay por qué disculparse-, pero Diego Armando Maradona –qué placer da escribir ese nombre, disculpe usted, señor Editor, bah, no hay de por qué disculpar-se, otra vez, Diego Armando Maradona- se convirtió en un sinónimo de la Argentina. Argentina=Maradona, es más, hay ciertos sectores del maradonianismo vernáculo que sostienen que Diego tuvo que haber-le puesto Argentina a alguna de sus hijas (qué buena idea, ¿no?).¿Por dónde iba? Ah, sí, los argentinos. Hay una vieja canción de la Bersuit que aborda el argento-centrismo: “La calle más ancha, el río más largo, las minas más lindas del mundo”, y la lista, que a partir de la tercera o cuarta estrofa puede tornarse un tanto incómoda, parece interminable. Es que el concepto mismo encierra una paradoja; los argentinos, pese a ser argento-céntricos, no conocen un punto medio, y así como hay compatriotas que tocan el cielo con las manos (o con los pies, como el Diez), están los otros que chapotean en el fango como los mejores (hora de cierre, el editor pide un par de ejemplos de este segundo grupo, pero no es cuestión de herir sus-ceptibilidades).

Algunas de las diversas fuentes consul-tadas se atrevieron a poner en duda el hecho de que los argentinos son argento-céntricos. Otros, en cambio, opinaron que el concepto les parecía directamente “una paparruchada insostenible, por no decir otra cosa”. Lo concreto, es que existe una tendencia inocultable a buscar, y encontrar, compatriotas en cada acontecimiento –de

cualquier índole- que ocurre en el mundo. Y esto se evidencia en, por ejemplo, las dis-cusiones acaloradas que aún se suscitan en torno al nacimiento de Carlos Gardel, pese a que su muerte fue hace 75 años.

En fin, lejos de cualquier delirio de grande-za, Equilibrios abre el debate y manifiesta la intención de conocer la opinión de sus lectores sobre el particular: ¿los argenti-nos son argento-céntricos? La redacción es unánime: sí. Es más, tan seguro está

el staff, que alguno se atrevió a comparar a los compatriotas con una idishe mame, o con una bobe en todo caso, por el hecho de creer que algo es bueno por la mera ca-sualidad de que algún argentino tenga una participación, por más mínima que sea. He-cha la propuesta, se esperan respuestas porque, al fin y al cabo, a los argentinos les encanta hablar de sí mismos, ¿o no?

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damian BarBarosch

ZorZal. EL DOGMATISMO VERNáCULO SOSTIENE QUE GARDEL ES MáS AUTóCTONO QUE EL DULCE DE LECHE.

NUMEROS IMAGINARIOSu La actividad que mas propinas recibe es la de los mozos de restaurantes, luego los botones y después los encargados de guardarropas. Los que menos reciben son los buzos del océano índico.

u Los famosos más generosos son los directores de cine, seguidos por los futbo-listas. Los personajes célebres más ama-rretes son los levantadores de pesas

u Los taxistas reciben propinas, los co-lectiveros no. Los peluqueros de varones obtienen propinas, los de mujeres no. Los trapitos nos sacan la propina, los lustrabo-tas se la ganan.

Ricardo Federici

Y una última pregunta para elaborar un ranking, el dueño del diario que ideó la encuesta ¿es un hombre generoso con aquellos que lo rodean?

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8 - equilibrios / personas Domingo 10 de octubre de 2010 - perfil

Staff Equilibrios

Producción integral: Intratopía SRL. Dirección: Ricardo Federici. Editor responsable: Sebastián Delfino. Subeditor: Ricardo Saidman. Colaboran en este número: Mariela Bosqui / María Paz Míguez / Julieta Beldi / Alejandro Absi / Fernanda Shweinheim. Fotos: Damián Barbarosch. Publicidad: 5219-2420/21. Contacto: [email protected] / [email protected].

Pese a ser uno de los profesio-nales más reconocidos de la Argentina, el psicoanalista que estuvo 15 años en radio junto Alejandro Dolina no duda en vol-

car la balanza hacia el lado del consulto-rio. Acepta que la comparación con Jorge Bucay es inevitable y se reafirma como un producto de la universidad pública. A poco de cumplir los 50 años, y tras el éxito de sus dos libros, Historias de diván y Pala-bras cruzadas, dice que difundir aquello en lo que se cree, es una manera de hacer que persevere en el tiempo.-¿Por qué el argentino en general, y el porteño en particular es tan diván-depen-diente?-Plantear la idea de un diván-dependiente es una paradoja. Porque la dependencia y el diván se excluyen. No siempre que uno disfruta, o desea algo, genera con eso una relación de dependencia. Creo que, por suerte, el dolor emocional tiene un estatuto respetado en la Argentina en general y en Buenos Aires en particular, que hace que ha-ya un espacio al que las personas sientan que tienen derecho a acceder. Ya sea en el marco del psicoanálisis o de las otras téc-nicas terapéuticas. No es algo malo, por el contrario, lo veo como un sano privilegio. -¿Cómo articula la práctica profesional, en el consultorio, con su actividad en los medios?-Dándole mucha más importancia al con-sultorio que a los medios. Para mí, trabajar en los medios es algo lúdico. Lo hago si me gusta, si no, prefiero no hacerlo. Vivir de mi profesión me permite decir que no a muchas cosas en los medios. De hecho, aunque (el canal) América haya decidido volver a emitir el ciclo de entrevistas que grabé hace dos años, desde entonces ele-gí no hacer televisión y en este momento solamente estoy junto a Elízabeth Vernaci en Tarde Negra una vez por semana. Los medios no son tan importantes para mí. -¿Lo visitan pacientes cholulos, cómo los descubre?Se descubren fácilmente. Nadie invierte tanto tiempo, dinero y dolor por puro cho-lulaje. Esas personas se van enseguida o, al no ver motivo de angustia ni cuestio-namientos, directamente ni empezamos el análisis. Un analista no está obligado a aceptar un paciente. Es como si un ci-rujano operara a pedido. Nadie le saca el apéndice a una persona porque ésta tenga ganas. Lo hace si lo considera necesario. De la misma manera, yo tomo un paciente sólo cuando me parece que el análisis es posible y aconsejable. -Ocurre con su caso algo parecido a lo que le pasó a Felipe Pigna: al hacer masivo un tema academicista, recibió críticas de colegas desde los claustros. ¿Qué opina de las objeciones a su libro “Historias de diván”, y de la comparación con Jorge Bucay?Creo que la comparación con Bucay es in-evitable. Los dos somos terapeutas, los dos escribimos libros y los dos trabajamos en los medios. Esas son nuestras coinci-dencias. Después tenemos diferencias. Yo soy analista y él gestáltico, su programa fue diferente al mío y él escribe bajo el formato de la autoayuda, y yo, desde el psicoanálisis. Estas diferencias no inclinan la balanza a favor de ninguno. Hay gente que disfruta más de sus libros y otros de los míos. No me molesta en absoluto la comparación, ya que es un profesional que estudió, se recibió, se capacitó para hacer lo que hace del mismo modo que lo hice

sistémico, gestáltico, cognitivo o analista. Es decir, no todos los psicólogos son ana-listas. Del mismo modo, un analista puede venir de otros campos como la medicina o la filosofía. Ser analista implica tener como sustento teórico las ideas del psicoanáli-sis: el inconsciente, la noción de falta (todo no se puede) y la búsqueda de la verdad.-Muchas veces se hace difícil la tarea de encontrar un buen profesional. ¿Qué le recomienda hacer a la gente que quiere iniciar la búsqueda?-Que se lo permita. Que vaya, que hable y que después evalúe cómo se sintió. Sin hacer preguntas acerca de la técnica o la duración. Esas son cosas para nosotros. El paciente tiene que preocuparse de que esa persona le genere confianza, le abra preguntas que no tenía o le produzca algo que alivie su dolor.

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“Los medios no son tan importantes para mí”GabrieL roLón

yo. Simplemente, elegimos caminos dis-tintos. Yo no me sumo a la corte de sus detractores y, aunque apenas nos conozca-mos personalmente, tengo una actitud de respeto. Ni que hablar con Felipe, a quien admiro profundamente, con el que sí tengo más vínculo y cuyos libros reinstalaron un tema tan importante como la historia en el discurso cotidiano. Difundir aquello en lo que uno cree es también una manera de hacer que persevere en el tiempo. A algunos les molesta esta actitud. Tienen derecho. También siento respeto por el disenso. -Tras el episodio que vivió su hijo, cuando escuchó que criticaban su labor, ¿volvió a pisar la facultad de psicología?A mi hijo no le pasó nada grave, en rea-lidad. Es lo que puede ocurrir con el hijo de un actor al que alguien le dice que no le gusta cómo actúa su padre. No soy un hombre que dramatice lo banal. Ya están allí los dramas verdaderos como para mag-nificar las pequeñeces. Y, en cuanto a la pregunta, paso por la facultad cada vez que puedo. La amo, la extraño, me gusta su olor, su gente, su movimiento. Me ayudó en un momento muy duro de mi vida y le estoy agradecido. Voy a escuchar charlas o clases magistrales. Parafraseando un viejo tango: “Yo soy parte de la UBA y le debo lo que soy”. -Hay pacientes que idealizan al terapeuta y toman lo que dice como palabra sagra-da. ¿Le parece saludable que expresen su desacuerdo en caso de sentirlo? -Me parece una actitud muy saludable. No es bueno creer que el terapeuta es el due-ño de la verdad. De hecho, los analistas nos cuidamos de no emitir juicios de valor

que puedan sugestionar o influir en algu-na decisión de nuestros pacientes. Cada quien tiene su verdad y nadie, ni siquiera el analista, puede forzar un deseo que un paciente no tiene sólo porque a él le pa-rezca. El paciente hace bien en enfrentarse en un caso así, porque está defendiendo el derecho a su subjetividad.-Hay Psicólogos que optan por tratamien-tos a largo plazo. Y están quienes entien-den que, una vez trabajada determinada patología del paciente, debe ser dado de alta. ¿Cual es su postura al respecto? -En ambos casos hay muy buenos profe-sionales. Cada uno utiliza el método, la técnica y la teoría que cree más adecua-da para sí mismo y para cada paciente en particular. No hay una mejor que la otra a priori. Sería como decir que un oftalmólogo es mejor que un cardiólogo. Depende para qué caso y en qué situación.-¿Considera necesario que un Psicólogo se analice?-No es lo mismo ser psicólogo que ser ana-lista. Un psicólogo no necesita analizarse. Un analista no puede no hacerlo.-¿Cuáles son las diferencias fundamenta-les entre un psicólogo y un analista?

-Se puede ser psicólogo sin ser analista y se puede ser analista sin ser psicólogo. Un psicólogo puede elegir, por ejemplo, ser

“No ES BUENo CREER QUE EL TERAPEUTA ES EL DUEño DE LA VERDAD”.