Vida Diocesana marzo 2011

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AÑO 37 NÚMERO 131 DIÓCESIS DE SONSÓN RIONEGRO ENERO - FEBRERO 2011 Nuevo Plan Diocesano de Pastoral ¡Bienvenido monseñor Fidel! “Con alegría y esperanza, Sonsón Rionegro se dispone a recibir al nuevo Pastor Diocesano.” Administrador diocesano ¿Y QUÉ HACE UN OBISPO? Pag. 2 Opinión NUEVA ETAPA DEL PLAN DE PASTORAL Pag. 3 Actualidad ¿BUSCAN TODOS A DIOS? Pag. 5 Obituario EL PADRE LUCAS, UN MINISTERIO A PLENITUD Pag. 10

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bienvenido Mons ,Fidel Cadavid

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AÑO 37 NÚMERO 131 DIÓCESIS DE SONSÓN RIONEGRO ENERO - fEbRERO 2011

Nuevo Plan Diocesano de Pastoral

¡Bienvenido monseñor Fidel!

“Con alegría y esperanza, Sonsón Rionegro se dispone a recibir al nuevo Pastor Diocesano.”

Administrador diocesano¿Y QUÉ HACEUN OBISPO?

Pag. 2

OpiniónNUEvA EtAPA DEl PlAN

DE PAStORAlPag. 3

Actualidad¿BUSCAN tODOS A

DIOS?Pag. 5

ObituarioEl PADRE lUCAS, UN

MINIStERIO A PlENItUDPag. 10

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2Enero - Febrero de 2011ADMINISTRADOR DIOCESANO

l Como Padre, provee de lo necesario para la salvación, pues, como Sacerdote en plenitud, posee toda la riqueza espiritual, todos los bienes necesa-rios para entregar a su grey, pues él es el Padre y Pastor propio

l Como Hermano, comparte los bienes con los demás, pues su sentido de fraternidad universal inclina su corazón a no apegarse a nada, sin llamar propio nada de lo que le pertenece.

l Como Amigo, abre su corazón a todos, sin dis-tinciones ni acepciones. Si tiene preferencias es por los débiles, indefensos y pobres.

l Como Pastor, cuida con esmero de la grey a él confiada: señala el camino, advierte los peligros, acoge con amor. Busca la oveja perdida, sana la enferma y cura la herida.

l Como Maestro, enseña el camino que lleva a la vida, mediante la enseñanza de la Palabra de Jesús, la cual hace vida y testimonio como argumento contundente.

¿Y QUÉ HACE

. . .Y CON TODO, ES UN SER HUMANO LIMITADO, NECESITADO DE LA AYUDA DE DIOS, DE LA COMPAÑÍA DE LA IGLESIA, DE LA LEALTAD DE SUS SACERDOTES, DE LA AMISTAD DE LOS CONSAGRADOS, DEL APOYO DE LOS FIELES, DE LA ORACIÓN DE TODOS.

UN OBISPO?l Como Discípulo, está comprometido con el evan-

gelio del Reino, sin tener más privilegio que el de ser un seguidor incondicional de Jesús, a quien ha encontrado en el camino y le ha entregado la vida.

l Como Guía, conduce a la comunidad hacia la verdad perfecta, sin dilaciones ni claudicaciones ante la adversidad o ante el relativismo que equivoca el auténtico sentido para vivir.

l Como Pontífice, enlaza el cielo con la tierra, a Dios con el hombre. Habla a los hombres de Dios pero más habla a Dios de los hombres. No sólo habla de Dios; habla con Dios.

l Como Ministro, entrega el tesoro de la eternidad a los hombres mediante los sacramentos, la oración y el servicio amoroso a la comunidad. Preside en la sencillez la asamblea en sus encuentros con Dios.

l Como Servidor, está dispuesto al amor generoso

por los pobres, en quienes ha descubierto el rostro inocultable de Dios, pues ellos son los herederos del Reino. No se sirve de ellos; sirve a ellos, pues no ha venido a ser servido sino a servir.

l Como Profeta, alienta la esperanza y acompaña desde la realidad, aunque ésta sea a veces dura, desafiante y exigente. Anuncia con convicción las verdades del Reino; denuncia con valor el pecado y la muerte. Afirma la primacía de Dios, de Jesucristo y del Evangelio.

l Como Misionero, es diligente porque el nombre y la persona de Jesús sean conocidos y aceptados en toda su riqueza en todo el mundo. Tiene capacidad para ir a las otras orillas de la cultura, la globaliza-ción, el ecumenismo.

l Como Líder, anima y propone, sien-do él el primero en cumplir aquello que predica. No se siente funcionario religioso sino líder al servicio de las personas y de los procesos comuni-

tarios que dignifiquen la persona.

l Como Cristiano, es testigo del amor de Dios en Cristo; es un creyente que ha reconoci-

do la presencia y actuación de Dios en la historia, la cual se siente llamado a transformar.

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3Enero - Febrero de 2011

Después de un sinnúmero de reuniones y un arduo tra-bajo, la Vicaría de Pastoral hace entrega a toda la diócesis de una nueva etapa del Plan de Pastoral 2011-2015, bajo el lema: “Todos te buscan” (Mc. 1,37) y cuyo objetivo es: “Propiciar una experiencia discipular de Jesucristo capaz de transformar la vida, para anunciar y construir el Reino de Dios en espíritu de comunión, mediante eficientes pro-cesos de evangelización en continuación con los Planes de Pastoral anteriores”.

El Plan Pastoral consta de tres partes:1. ¿Cómo estamos? Donde se ofrece un análisis general del Oriente Antioqueño.2. ¿Qué queremos? Precisa el horizonte pastoral que quere-

mos construir con la gracia de Dios y la ayuda de todos. En esta parte se presenta:

o La Palabra de Dios ilumina nuestro horizonte pastoral.o Visión, Misión y Objetivo.o Las prioridades.o Los criterios pastorales.o Los agentes de pastoral.

3. ¿Qué nos proponemos? Establece las acciones concretas que asumimos en cada uno de los campos pastorales para responder a los diversos retos que tenemos. En esta parte se presenta:

• Las dimensiones del trabajo pastoral.• Los procesos diocesanos de pastoral.• Las áreas y delegaciones de pastoral.• Acompañamiento y Monitoreo.

Esta nueva etapa del Plan de Pastoral contiene dos anexos:

A. La dinámica para la ejecución del Plan Diocesano de Pastoral: la elaboración y publicación del plan es sólo una etapa de un proceso que desarrolla una dinámica particular y contempla otros momentos en orden a su ejecución, para obtener los resultados esperados. Estos momentos se reclaman mutuamente y se deben trabajar simultáneamente durante los cinco años:

• Socialización y conocimiento del plan; • Cambio de mentalidad y conversión pastoral;• Cultura de la planeación; • Pastoral de conjunto; • Monitoreo y evaluación.

B. La dinámica pedagógica para la implementación y ejecución de la misión con-tinental. Aquí se tendrán en cuenta: los ejes para reforzar la vida eclesial (Apare-cida No. 226); la formación de los discípulos misioneros (Aparecida No. 278), y las dimensiones del proceso de formación (Aparecida No. 280).

Para esta nueva etapa del Plan se van a ofrecer tres subsidios o documentos de apoyo:

• En el Primer documento de apoyo se presenta la organización pastoral diocesana.• En el segundo documento se presenta las herramientas de planeación pastoral.• En el tercero se presenta un modelo de planeación parroquial.Al asumir esta nueva etapa del Plan Pastoral, en nombre de la Vicaría los quiero

invitar a que reflexionemos en el numeral 225 de Aparecida que nos dice: “Según nuestra experiencia pastoral, muchas veces, la gente sincera que sale de

nuestra Iglesia no lo hace por lo que los grupos ‘no católicos’ creen, sino, funda-mentalmente, por lo que ellos viven; no por razones doctrinales, sino vivenciales; no por motivos estrictamente dogmáticos, sino pastorales; no por problemas teo-lógicos, sino metodológicos de nuestra Iglesia. Esperan encontrar respuestas a sus inquietudes. Buscan, no sin serios peligros responder a algunas aspiraciones que quizás no han encontrado, como debería ser, en la Iglesia”.

Editorial

OPINIÓN

Un periódico para la Nueva Evangelización

Asesor General:Mons. Darío Gómez Z.

Administrador Diocesano de Sonsón - RionegroDirector:

Pbro. Wilson Fernando Botero SernaConsejo Editorial:

Mons. Iván Cadavid O. - Pbro. Oscar Orlando Jimenez G., Pbro. José Raúl Ramírez V.,Sr. Juan Diego Agudelo G., Sr. Pedro Luis Jiménez M., Pbro. Avilio del Río R.,

Sra. Marilú Giraldo G., Sr. Diego Iván Aristizábal H., Pbro. Julio César Bedoya Q.Diagramación-Preprensa e Impresión

Casa Editorial El Mundo

DIÓCESIS DE SONSÓN-RIONEGROCalle 51 # 47-31 Tel. 531 52 52 Fax: Ext. 117

e-mail: [email protected] Rionegro (Antioquia, Colombia) - Página web: www.diosonrio.org.co

Por: Pbro. Oscar Orlando Jiménez GómezVicario Episcopal para la Pastoral

Más allá de los aspectos formales de un nombramiento, la fe nos impulsa a ver en el Obispo la acción del Espíritu que incesantemente constituye pasto-res para guiar a la Iglesia. El Obispo es el Padre y Pastor de la iglesia particular que el Señor le ha confiado para que la apaciente y proteja, a ejemplo de Cristo, que da la vida por sus ovejas. Lo debe hacer con la colaboración de los presbíteros, “que son próvidos coope-radores del orden episcopal”.

El Concilio Vaticano II, en el Decre-to Christus Dominus, sobre la misión de los obispos, dice que ellos deben ofrecer su vida, como lo hizo Cristo, para la salvación de su pueblo. Es por lo que “los obispos deben dedicarse a su labor apostólica como testigos de Cristo delante de los hombres, interesándose no sólo por los que ya siguen al Príncipe de los Pastores, sino consagrándose totalmente a los que de alguna manera perdieron el camino de la verdad o desconocen el Evangelio o la misericordia salvadora de Cristo, para que todos caminen en la bondad, la justicia y la verdad”. (CD 11)

El nuevo Obispo llega en un mo-mento de particular importancia en el itinerario de nuestra iglesia parti-cular, cuando estamos iniciando una nueva etapa del Plan Diocesano de Pastoral. Es, sin duda, una circuns-tancia muy favorable para dar un nuevo impulso a la acción pastoral de

nuestra diócesis. Es una oportunidad para avanzar en los procesos pas-torales que se vienen consolidando desde hace algunos años, y que están evidenciados en el Plan de Pastoral 2011-2015: “Debemos reafirmar op-ciones pastorales concretas como la centralidad de la Palabra de Dios, la prioridad del Kerigma, una catequesis sistemática, una evangelización de procesos, la promoción y la formación de agentes de pastoral, la búsqueda y acogida de los más alejados, el fortalecimiento de las CER y de las Escuelas de Discipulado Misionero, la planeación pastoral, el diálogo con la nueva cultura y la evangelización de los nuevos areópagos.”

Monseñor Fidel León Cadavid Ma-rín llega a una diócesis viva, con una gran riqueza humana y espiritual, pero también con una serie de desafíos pas-torales que deben ser iluminadas con la luz del Evangelio. En esta tarea, el Obispo no estará solo; contará con la compañía y el apoyo de todos los fieles de la diócesis que, bajo su pastoreo, trabajaremos en espíritu de comunión por la edificación de nuestra Iglesia Particular.

Con esperanza y alegría acogemos a nuestro nuevo pastor diocesano y encomendamos su ministerio pastoral en Sonsón-Rionegro a la maternal pro-tección de la Virgen María. ¡Bienvenido monseñor Fidel!

¡Bienvenido Monseñor Fidel!Una nueva etapa del plan

diocesano de pastoral

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4Enero - Febrero de 2011ACONTECER PASTORAL

La Pastoral Social de la Diócesis de Sonsón-Rionegro comienza el año y el quinquenio 2011-2015 con nuevos retos y expectativas.

Un nuevo plan estratégico para la Corporación Vida, Justicia y Paz, enmarcado en las líneas de Convivencia Pacífica, Participación en Comisiones VJP, Víctimas, Territorio, Investigación y Fortalecimiento Institucional, plantea un nuevo reto en la Corporación; el de retomar la presencia de región y procurar porque nuestras ac-ciones sean pertinentes a los momentos históricos que vive el territorio.

Hemos emprendido en el área de Pastoral el reto de formar líderes a los que hemos llamado “Enlaces Parro-quiales”. Con ellos hemos emprendido un proceso de aprendizaje en temas como desarrollo humano integral, gestión social y comunitaria, cultura de paz, convivencia, liderazgo, participación sociopolítica, tierra, comunica-ción, ética cristiana, planeación pastoral y reconciliación; todo esto enmarcado en la Doctrina Social de la Iglesia.

La Corporación Pan y Vida busca la organización de la caridad en la región del Oriente Antioqueño. La puesta en marcha de la bodega de almacenamiento para la recepción y entrega de ayudas a los más necesitados desde finales del año 2010, es el primer paso para al-canzar el sueño de atender a los más pobres de nuestras parroquias.

En el marco de la Pastoral Rural y de la Tierra, hemos desarrollado un ejercicio de discusión e intervención en relación a los megaproyectos para el Oriente Antioque-ño, lo que nos ha permitido suscribir compromisos de cooperación en temas de investigación con entidades e instituciones como la UCO, Integral S.A. y la Institución Universitaria Tecnológico de Antioquia.

Nuestro reto es la comunión con la comunidad de la Iglesia Diocesana y estamos trabajando para conseguirlo.

El quehacer de la Pastoral SocialVida diocesana felicita a la madre Lilia Esther Ga-

llo Botero, elegida en capitulo general el pasado 12 de diciembre como nueva superiora general de las Hermanas Siervas de la Iglesia; al mismo tiempo, felicita a las hermanas elegidas para el consejo. Que el Señor les conceda años de fecunda labor en alabanza del ministerio de Cristo. También agrade-cemos a la madre Imelda Ramírez Montenegro y a las hermanas del consejo saliente, por el amor, entrega y generosidad en el Servicio desinteresado de los ungidos del Señor. Que Dios sea su recompensa.

Nueva superiora general de las Hermanas Siervas de la Iglesia

Bajo el lema “Escoge la vida, elige vi-vir”, se realizó una marcha en memoria del padre Luis Carlos Orozco, asesinado la noche del sábado 12 de febrero.

Fue una iniciativa impulsada por un grupo de jóvenes del municipio de Rione-gro, que decidieron organizar este evento para manifestar su opción por la vida y el rechazo a los actos de violencia que se han venido presentando en el Oriente An-tioqueño y en todo el territorio nacional.

La marcha se llevó a cabo el viernes 18 de febrero, iniciando en la Parroquia del Perpetuo Socorro y terminando en el parque principal, donde los participantes se reunieron para orar juntos por la re-conciliación y la paz.

Jornada de la vida consagradaEl pasado 2 de febrero se

celebró en la Iglesia la Jornada de la Vida Consagrada, que fue instituida por el Siervo de Dios Juan Pablo II el 2 de febrero de 1997. La Diócesis felicita y da gracias a Dios por la multiplicidad de carismas existentes en nuestra diócesis.

Del 14 al 24 de diciembre del año 2010, veinticuatro laicos de nuestra diócesis participaron en una misión en la diócesis de Mon-tería. Estos laicos se han venido formando en la Asociación Sacer-dotal San Pablo y en la Escuela de Discipulado Misionero. Extende-mos la invitación a todos aquellos que quieran integrarse al grupo y así apoyar la evangelización dentro y fuera de la diócesis.

Marcha en memoria del padre Lucas y en favor de la vida

Un grupo de laicos de la diócesis realiza misión en Montería

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5Enero - Febrero de 2011ACTUALIDAD

POr: PbrO. IVán CadaVId O. rECtOr UnIVErsIdad CatólICa dE OrIEntE

Ya hace muchos años estamos hablando de cambio, y no me refiero solo al cambio personal que es una exigencia evangélica de primer orden y que expresó Jesús en la síntesis de su mensaje salvífico con la palabra griega metanoia (= conversión). Me quiero referir hoy al cambio institucional, a la renovación de las viejas estructuras, a la apertura hacia un mundo que ha cambiado de forma acelerada, tanto que se habla de un cambio de época más que de una época de cambio. Y en ese cambio institucional nos tenemos que involucrar todos: desde los modelos estatales ya caducos y que paulatinamente y por todas partes van en-trando en serias crisis políticas, económicas, sociales, hasta las empresas que ciertamente han hecho esfuerzos muy significativos de renovación, y las instituciones educativas como la universidad, centros en donde los cambios van más lentamente y requerirían de un aceleramiento especial para responder a los nuevos desafíos del medio.

También la Iglesia se ha planteado el tema desde hace mucho tiempo. El Vaticano II, que está ya preparándose para celebrar medio siglo de haberse iniciado, fue un intento muy importante de responder a los “cambios rápidos y profundos” que el mundo en el momento estaba experimentando. La Iglesia colombiana, después del Concilio, en 1968, dio a luz un documento muy in-teresante que denominó “La Iglesia ante el Cambio”, el cual señalaba algunas actitudes y posiciones necesarias para aplicar el re-cién concluido Concilio a nuestra realidad nacional. Y en América Latina aparecieron movimientos renovadores de envergadura que tuvieron en el famoso documento de Medellín una fuerte motivación. Se hablaba de una Iglesia nueva para un continente nuevo, de una Iglesia que asumía compro-misos muy claros con los más pobres y que reclamaba actuaciones de despojo, cercanía y apoyo a las clases populares que estaban viviendo situaciones muy complejas y a las que se les presentaban desde distintos án-gulos opciones armadas para sacudirse de la milenaria explotación.

Pienso que nadie ideológicamente puede defender el statu quo, el que las cosas per-manezcan inalteradas mientras el mundo avanza a pasos agigantados. Pero en la prác-tica sí encontramos por todas partes fuertes y organizadas resistencias al cambio en el seno de la Iglesia. Me admiró la apertura de mente de una feligrés quien en pasados días elogiaba a su párroco, ya mayor, por-que había expresado en la homilía algunos conceptos en dirección al necesario cambio en muchas cosas en la Iglesia. A veces nos equivocamos cuando pensamos que los mayores son los más reacios al cambio; en realidad lo que observamos hoy por todas

partes es una posición contraria: muchos jóvenes añoran un pasado que no vivieron y que por lo tanto viven románticamente como ideal; para ellos es novedoso todo lo que huela a antigüedad, a Medioevo, a convencionalismo. No es fácil penetrar en mentalidades que se cierran a lo nuevo sin razones, solo porque les suena agradable el tema del pasado.

¿Qué hay que cambiar en la Iglesia? ¿Cómo se mide la oportunidad del cambio? ¿Hacia dónde tiene que apuntar? Es claro que –y parece paradójico- para cambiar en la dirección correcta hay que mirar a los orígenes, al Evangelio mismo, a las enseñanzas y prácticas de Jesús que no tardaron mucho en ser desconocidas. Allí está la clave fundamental para el cambio que requerimos. Pero sobre todo allí está el que debe inspirar el cambio en su conjunto y en todas partes, como quiera que es quien rejuvenece permanentemente a la Iglesia y la dota de los dones y carismas que en cada época requiere: el Espíritu Santo, el mismo Espíritu que acompañó y movió la acción apostólica de Jesús y de la Iglesia primitiva, el mismo al que se le abrieron puertas y ventanas hace 50 años para que con su soplo inundara a la Iglesia de ansias de renovación, el mismo Espíritu que sigue vivo y presente hoy en la Iglesia querida y fundada por Jesús. Es Él el primer agente del cambio, el que dispone los corazones, abre las mentes, despeja el horizonte para afrontar con serenidad y seguridad el futuro.

Hagamos un ensayo bien sencillo: preguntémonos nosotros mismos qué nos gustaría que cambiara en nuestra Iglesia; y luego preguntémosles a las personas de nuestra comunidad, e intentemos hacer un listado de cosas que requerirían de una transformación al interior de la Iglesia. Nos vamos a sorprender cuando escuchemos las múltiples y variadas respuestas. Incluso nos sorprenderemos de que muchos están ansio-sos de un cambio involutivo, es decir, hacia atrás, en búsqueda de un pasado ya ido. Lo más seguro es que no encontremos una res-puesta que exprese que todo está muy bien así y que es preferible permanecer como estamos. Esta constatación no nos estará indicando que antes de cumplir el primer medio siglo del Vaticano II se abre paso la posibilidad –mejor sería decir la necesidad- de un nuevo Concilio Ecuménico que se dedique de nuevo a revisar las estructuras y las distintas formas de vivir el Evangelio al interior de nuestra amada Iglesia? Y no lo digo porque considere que el Vaticano II haya perdido validez; lo digo, al contrario, porque me parece que lo echamos al olvido demasiado pronto y no tuvimos la valentía necesaria para ejecutar los cambios radicales a los que nos lanzó, nos quedamos a mitad de camino en muchas cosas y en otras mu-chas preferimos retroceder atemorizados.

EL CAMBIO: DE POSIBILIDAD A EXIGENCIAPOr: PbrO. JOsé raúl ramírEz ValEnCIa, dECanO FaCUltad dE tEOlOGía –

UnIVErsIdad CatólICa dE OrIEntEDar por supuesto que todos los hombres buscan a Dios es una afirmación un

tanto inocente y optimista a la vez. Cuando se les pregunta por su religión, un buen número de personas responden sin titubear que son indiferentes, Dios ni les va ni le viene, Dios parece estar ausente de sus inquietudes; por tanto, la búsqueda religiosa no hace parte de su itinerario existencial. El indiferente no acepta ni rechaza a Dios, prescinde de Él, organiza su vida al margen de la práctica religiosa. Para el indiferente, Dios ha muerto en el sentido que ha de-jado de ser un valor vital, una realidad importante, un referente de realización.

La indiferencia religiosa, se presenta en primer lugar, en el abandono y “anorexia” por la propia religión; seguidamente se refleja en el desinterés por todo lo que se refiere a la religión: el indiferente no cree, ni reza; la cuestión de Dios no le afecta en absoluto. Un número significativo de “feligreses” han dejado de ser creyentes alejándose de las prácticas religiosas, de rituales y sacralidades; supuestamente pertenecen a la Iglesia, pero no creen en nada. Otrora, la lucha era por las herejías, enunciados contrarios a la recta doctrina, luego vino la radical negación de la existencia de Dios, es decir, el ateísmo. Pero hoy Dios dejó de ser un problema, ya no se trata de afirmarlo o negarlo, simplemente la cuestión no se toca. El filósofo Leibniz, con gran agudeza afirmó: “el ateísmo será la última de las herejías; después vendrá la indiferencia, pero ésta ya no es doctrina, pues, los indiferentes no niegan ni afirman nada”. En la actualidad se está hablando de una espiritualidad laica sin creencias, sin religión, sin dioses, incluso no son pocos los sectores de la sociedad que plantean una moral sin religión; y nosotros todavía creyendo que hay una búsqueda de lo divino en todos los hombres, no seamos ilusos. Por supuesto, naturalmente u ontológicamente -como lo queramos llamar- sí hay una tendencia a lo divino, pero existencialmente muchos no sienten la necesidad de Dios, están convencidos de que pueden arreglarse la vida sin Dios. Desde esta perspectiva bien se entienden las palabras de Max Weber: “el hombre contemporáneo carece de oídos para lo religioso”.

¿Será que nuestra diócesis no padece la indiferencia religiosa y esto es solo problema de países desarrollados? El primer síntoma de la indiferencia religiosa es el desinterés por la práctica litúrgica. Paradójico, pero cierto, afir-mar que todos buscan a Dios y la realidad muestra que cada día disminuye el número de personas que asisten a misa; a su vez, a los templos cada día acuden menos personas, y éstas generalmente son mayores de edad. Todos buscan a Dios y es alarmante el alto número de parejas a las cuales el sacra-mento del matrimonio nos los interpela; todos buscan a Dios y cada día es más el abismo entre pobres y ricos, como si la búsqueda de Dios no tuviera incidencia en el orden social. Está demostrado que existe una correlación directa entre la no asistencia a la misa dominical y la poca importancia que se concede a los otros elementos fundamentales de la fe, como el interés por la doctrina, la vivencia de la moral, la práctica de la oración y, por supuesto, la pertenencia a la comunidad. La pregunta obligada que nos baja del zarzo y nos ancla en la realidad es esta: ¿cuántas personas de nuestras parroquias asisten a la celebración dominical? Hagamos cuentas…no estamos tan bien.

No podemos confundir indiferencia con banalidad ni superficialidad de vida; no en vano la historia registra a un buen número de científicos que le han aportado a la humanidad al margen de la religión. La indiferencia religiosa, constituye, el mayor reto que tiene la Iglesia. El indiferente es un enfermo que ignora su enfermedad haciendo imposible cualquier remedio a la mis-ma. ¿Cómo proponer una pastoral para los indiferentes ante las cuestiones religiosos? Refiriéndose a los indiferentes que han sido cristianos, decía Juan Pablo II, “el cristianismo con frecuencia está enterrado en las conciencias, es necesario despertarlas.” Una buena pastoral busca poner en sintonía al hombre indiferente con una auténtica búsqueda del Dios verdadero, bueno y bello.

¿Buscan todos a Dios?

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6Enero - Febrero de 2011ÁREA DE FORMACIÓN Y CELEBRACIÓN DE LA FE

Como se ha venido constatando, nacen y se consolidan nuevos movimientos apostóli-cos laicales a todo lo largo y ancho de nuestra diócesis; por ello, me permito presentar un resumen-compendio del pensamiento del papa Benedicto XVI en torno a los movi-mientos eclesiales y las nuevas comunidades, realizado por el Consejo Pontificio para los Laicos:

“La atención de los fieles y de los pasto-res, deseosos de profundizar las enseñanzas de Benedicto XVI sobre los movimientos eclesiales y las nuevas comunidades, se ha concentrado sobre todo en las palabras pro-nunciadas en el memorable encuentro de la Vigilia de Pentecostés de 2006 y en el men-saje enviado con ocasión del Congreso convo-cado como preparación a ese evento. Durante la Vigilia, el Papa subrayó, entre otras cosas, que el Espíritu Santo da la vida y la libertad, y que “los movimientos han nacido precisa-mente de la sed de la vida verdadera” y que “quieren y deben ser escuelas de libertad, de esta libertad verdadera”. Dirigiéndose unos días antes al Congreso, había afirmado que estas nuevas realidades eclesiales “son hoy signo luminoso de la belleza de Cristo y de la Iglesia, su Esposa”. Se trata evidentemente de indicaciones fundamentales que merecen ser conocidas y profundizadas cada vez más. En muchas otras ocasiones el Pontífice se ha detenido también en este argumento trazan-do las líneas fundamentales para una recta comprensión de la “nueva época asociativa de los fieles laicos” (Christifideles laici, 29).

Benedicto XVI ha acentuado, en repetidas veces, que los movimientos y las nuevas co-munidades no tienen su origen en iniciativas humanas, sino que son un regalo del Espíritu Santo, tal como lo es la Iglesia misma: “ Entre las realidades suscitadas por el Espíritu en la Iglesia están los movimientos y las comuni-dades eclesiales… Toda la Iglesia, como solía decir el papa Juan Pablo II, es un único gran movimiento animado por el Espíritu Santo, un río que atraviesa la historia para regarla con la gracia de Dios y hacerla fecunda en vida, bondad, belleza, justicia, y paz” (4 de junio de 2006, Regina Coeli). Estas nuevas realidades son consideradas por el Papa como un don para la Iglesia, en particular para favorecer la actuación del Concilio Vaticano II: en los últimos decenios hemos asistido a un “vasto florecimiento de asociaciones, movimientos y nuevas realidades eclesiales suscitados providencialmente por el Espíritu Santo en la Iglesia después del Concilio Vaticano II. Todo don del Espíritu Santo está originaria y

Benedicto XVI y los Movimientos Laicales “Os pido que salgáis

al encuentro de los movimientos con

mucho amor”.

necesariamente al servicio de la edificación del Cuerpo de Cristo, dando testimonio del inmenso amor de Dios por la vida de todo hombre. Por tanto, la realidad de los movi-mientos eclesiales es signo de la fecundidad del Espíritu del Señor, para que se manifieste en el mundo la victoria de Cristo resucitado y se cumpla el mandato misionero encomenda-do a toda la Iglesia” (24 de marzo de 2007, a los miembros de Comunión y Liberación). Sosteniendo esta tesis, Benedicto XVI es muy consciente de ponerse en perfecta continui-dad con las enseñanzas de Juan Pablo II: “Mi venerado predecesor Juan Pablo II presentó los movimientos y las nuevas comunidades surgidas en estos años como un don provi-dencial del Espíritu Santo a la Iglesia para responder de manera eficaz a los desafíos de nuestro tiempo. Y vosotros sabéis que esta es también mi convicción” (8 de febrero de 2007, a los obispos amigos del Movimiento de los Focolares y de San Egidio). El Papa desea una difusión cada vez mayor: “Queridos representantes de los nuevos movimientos en la Iglesia, la vitalidad de vuestras comuni-dades es un signo de la presencia activa del Espíritu Santo. Vuestra misión ha nacido de la fe de la Iglesia y de la riqueza de los frutos del Espíritu Santo. Deseo que seáis cada vez más numerosos, para servir a la causa del Reino de Dios en el mundo de hoy” (26 de mayo de 2006, a los representantes de los movimientos en Polonia).

Los movimientos manifiestan la variedad de los dones del Espíritu, todos necesarios para la edificación de la Iglesia, reunida en unidad gracias al ministerio de los obispos en comunión con el Papa: “La multiformidad y la unidad de los carismas y ministerios son inseparables en la vida de la Iglesia. El Espíritu Santo quiere la multiformidad de los movimientos al servicio del único Cuerpo que es precisamente la Iglesia. Y esto lo realiza a través del ministerio de quienes Él ha puesto para gobernar a la Iglesia de Dios: los obispos en comunión con el Sucesor de Pedro” (8 de febrero de 2007, a los obispos amigos del Mo-vimiento de los Focolares y de San Egidio). El origen carismático de los movimientos exige que sean acogidos por los obispos con aten-ción y respeto, “con mucho amor”, aunque tal oleada de novedades puede conllevar en algunas situaciones dificultades: “Después del Concilio, el Espíritu Santo nos ha regalado los ‘movimientos’. A veces al párroco o al obispo les pueden parecer algo extraños, pero son lugares de fe en los que los jóvenes y los adultos experimentan un modelo de vida en la fe como oportunidad para la vida de hoy. Por eso os pido que salgáis al encuentro de los movimientos con mucho amor. En ciertos casos hay que corregirlos, insertarlos en el conjunto de la parroquia o de la diócesis, pero debemos respetar sus carismas específicos y alegrarnos de que surjan formas comunitarias de fe en las que la palabra de Dios se con-

vierte en vida” (18 de noviembre de 2006, a los obispos alemanes). No hay en la Iglesia contraposición alguna entre carisma e institu-ción, pero sí complementariedad y recíproca compenetración: “En el mensaje al Congreso mundial de los movimientos eclesiales, el 27 de mayo de 1998, el siervo de Dios Juan Pablo II repitió que, en la Iglesia, no hay contraste o contraposición entre la dimensión institucio-nal y la dimensión carismática, de la cual los movimientos son una expresión significativa, porque ambas son igualmente esenciales para la constitución divina del Pueblo de Dios. En la Iglesia también las instituciones esenciales son carismáticas y, por otra parte, los carismas deben institucionalizarse de un modo u otro para tener coherencia y conti-nuidad. Así ambas dimensiones, suscitadas por el mismo Espíritu Santo para el mismo Cuerpo de Cristo, concurren juntas para hacer presente el misterio y la obra salvífica de Cristo en el mundo. Esto explica la atención con la que el Papa y los pastores observan la riqueza de los dones carismáticos en la época contemporánea” (24 de marzo de 2007, a los miembros de Comunión y Liberación).

El Papa sugiere dos reglas fundamen-tales para acoger a los movimientos: “La primera regla nos la ha dado san Pablo en la primera carta a los Tesalonicenses: no extingáis los carismas. Si el Señor nos da nuevos dones, debemos estar agradecidos, aunque a veces sean incómodos. Y es algo hermoso que, sin iniciativa de la jerarquía, con una iniciativa de la base, como se dice, pero también con una iniciativa realmente de lo alto, es decir, como don del Espíritu Santo, nazcan nuevas formas de vida en la Iglesia, como, por otra parte, han nacido en todos los siglos. En sus comienzos fueron siempre incómodas: también san Francisco fue muy incómodo, y para el Papa era muy difícil dar, finalmente, una forma canónica a una realidad que era mucho más grande

que los reglamentos jurídicos. Para san Francisco era un grandísimo sacrificio de-jarse encastrar en este esqueleto jurídico, pero, al final, nació una realidad que vive aún hoy y que vivirá en el futuro: da fuerza y nuevos elementos a la vida de la Iglesia. Sólo quiero decir esto: en todos los siglos han nacido movimientos. También san Benito, inicialmente, era un movimiento. Se inserta en la vida de la Iglesia con su-frimiento, con dificultad. San Benito mismo debió corregir la dirección inicial del mo-naquismo. Y así también en nuestro siglo el Señor, el Espíritu Santo, nos ha dado nuevas iniciativas con nuevos aspectos de la vida cristiana: vividos por personas humanas con sus límites, crean también dificultades. Así pues, la primera regla: no extinguir los carismas, estar agradecidos, aunque sean incómodos. La segunda regla es esta: la Iglesia es una; si los movimientos son realmente dones del Espíritu Santo, se insertan y sirven a la Iglesia, y en el diálogo paciente entre pastores y movimientos nace una forma fecunda, donde estos elementos llegan a ser elementos edificantes para la Iglesia de hoy y de mañana. Este diálogo se desarrolla en todos los niveles, comen-zando por el párroco, el obispo y el sucesor de Pedro; está en curso la búsqueda de estructuras adecuadas: en muchos casos la búsqueda ya ha dado su fruto” (22 de febrero de 2007, a los párrocos de Roma).

La Delegación Diocesana para la pasto-ral con “Movimientos Apostólicos Laicales” espera que las palabras del Papa sean iluminadoras para atender con solicitud la súplica que hace a la Iglesia: “Os pido que salgáis al encuentro de los movimientos con mucho amor”.

Compilación de datos por: Pbro. JUAN CARLOS JARAMILLO ZULUAGA

Fuente: Consejo Pontificio para los Laicos, en su Noticiario XIV del año 2007

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7Enero - Febrero de 2011PULSO REgIONAL

El pasado 29 de enero en el municipio de La Ceja, se realizó el VIII Encuentro de Dirigentes del Oriente Antioqueño, con la participación de la dirigencia po-lítica, gremial, social y comunitaria de la región; en este, se habló de los diversos Mega-proyectos que propone la Gober-nación de Antioquia para esta zona del departamento, además, de los modelos de desarrollo que aquí se proponen par-tiendo desde el Plan Estratégico para el Oriente Antioqueño– PLANEO, que motivo las discusiones allí planteadas.

Este encuentro contó con cuatro mesas de trabajo: Infraestructura, Medio am-biente, Desarrollo Rural y Desarrollo Eco-nómico y Social, donde los empresarios, alcaldes y algunos actores sociales, tu-vieron la posibilidad de debatir aspectos coyunturales de la región, destacando la posibilidad de fortalecer la oficina subre-gional de planeación y apoyar la gestión de la Corporación Autónoma Regional de los ríos Negro y Nare – CORNARE.

Entre el 4 de marzo y el 30 de julio del presente año, se llevara a cabo el diplo-mado “Gestión Pública, Desarrollo Local y Descentralización” dirigido a candidatos a alcaldías y corporaciones públicas del Oriente Antioqueño, con el propósito de dotar a los futuros mandatarios de herra-mientas necesarias para su desempeño, a partir de disposiciones técnicas y jurídicas, acompañamiento para la formulación de los planes de gobierno y propuestas políticas.

Este diplomado contempla unas jornadas presenciales que, a di-ferencia de los anteriores a este, se descentralizaran y serán en los municipios de Guatapé, Cocorná, Rionegro y Sonsón, con el propósito de que más líderes que desean pos-tular su nombre para los comicios

electorales de octubre se preparen y tengan herramientas para realizar una propuesta seria a sus electores.

Este será dictado por las Universidades EAFIT y Católica de Oriente, con el apoyo económico de la Fundación Iberoameri-cana para la Democracia y el Desarrollo Local –FUNIDEL, la Gobernación de An-tioquia, EPM, PRODEPAZ, CORNARE, PNUD y ACORA.

Empieza el Diplomado en Gestión Pública, Desarrollo Local y Descentralización

Con motivo de los 25 años de trabajo y presencia de la Procuraduría Provincial del Oriente Antioqueño en la región se realizó el foro “Moralidad y Ética Pública” – “régimen de inhabilidades, incompatibilidades, impedimentos y conflicto de intereses”, dirigido a candidatos a Alcaldías y Concejos Munici-pales, además de líderes de Movimientos Políticos, Servidores Públicos y ciudadanos interesados en el tema.

La jornada contó con la presencia del Procurador Ge-neral de la Nación, Alejandro Ordoñez Maldonado, al igual que el Magistrado ante el Con-sejo de Estado, Carlos Alberto Corrales; con esta jornada se dio inicio al diplomado “Ges-tión Pública, Desarrollo Local y Descentralización”, que se dictará en la región.

La Procuraduría regional realizó Foro sobre Moralidad Pública

Con éxito se desarrolló el Encuentro de Dirigentes del Oriente Antioqueño

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Plan Diocesano de Pastoral El plan de Pastoral tiene tres partes, cada una de las

cuales responde a una pregunta: Primera parte: ¿Cómo estamos? Ofrece un análisis ge-

neral de la región del Oriente antioqueño.Segunda parte: ¿Qué queremos? Precisa el horizonte

pastoral que queremos construir con la gracia de Dios y la ayuda de todos.

Tercera parte: ¿Qué nos pro-ponemos? Establece las acciones concretas que asumimos en cada uno de los campos pasto-rales para responder a los diversos retos que tenemos.

¿Cuántas partes tiene el Plan de pastoral diocesano?Es un instrumento que establece las

orientaciones necesarias para animar y coordinar toda la acción pastoral de la Iglesia Diocesana en sus múltiples cam-pos. El Plan de pastoral contiene indica-ciones programáticas concretas —objetivos y métodos de trabajo, de formación y valorización de los agentes y la búsqueda de los medios necesarios— que permiten que el anuncio de Cristo llegue a las per-sonas, modele las comunidades e incida profundamente mediante el testimonio de los valores evangélicos en la sociedad y en la cultura (Novo Millennio Ineunte, 29)

¿Qué es un Plan Pastoral?

El texto está tomado del Evangelio de San Marcos en el capítulo 1, versículos 35 – 39

De madrugada, cuando todavía estaba muy oscu-ro, se levantó, salió y fue a un lugar solitario y allí se puso a hacer oración. Simón y sus compañe-ros fueron en su busca; al encontrarle, le dicen: «Todos te buscan.» Él les dice: «Vayamos a otra parte, a los pueblos vecinos, para que tam-bién allí predique; pues para eso he salido.» Y recorrió toda Galilea, predicando en sus si-nagogas y expulsando los demonios.

¿Cuál es el texto bíblico que ilumina el plan de pastoral?

En el año 2015, la Diócesis de Sonsón Rionegro será una Iglesia viva, organizada, evan-gelizada y evangelizadora, que llevará al mayor número de personas a que conozcan, amen y sigan a Jesucristo, con una fe vivida y celebrada comunitariamente en la es-peranza y la fraternidad. Nos reconoceremos en la fidelidad a Cristo, manifestada en el amor al prójimo, el servicio, la justicia y la promoción integral del hombre. Seremos una dió-cesis fuerte en la fe, formadora de discípulos misioneros y constructora de comunidades.

¿Cuál es la visión del plan para el año 2015?

Somos la Iglesia de Jesucris-to que peregrina en Sonsón-Rionegro, en la fe, la esperanza y el amor; prolongamos la presencia de Cristo, viviendo su Evangelio y construyendo el Reino de Dios, para que los habitantes del Oriente Antio-queño conozcan al único Dios verdadero y a su enviado Je-sucristo y lo anuncien a todos los hombres.

¿Cuál es la misión pastoral de la Diócesis?

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8-9Enero - Febrero de 2011

Plan Diocesano de Pastoral El texto está tomado del Evangelio de San Marcos

en el capítulo 1, versículos 35 – 39 De madrugada, cuando todavía estaba muy oscu-

ro, se levantó, salió y fue a un lugar solitario y allí se puso a hacer oración. Simón y sus compañe-ros fueron en su busca; al encontrarle, le dicen: «Todos te buscan.» Él les dice: «Vayamos a otra parte, a los pueblos vecinos, para que tam-bién allí predique; pues para eso he salido.» Y recorrió toda Galilea, predicando en sus si-nagogas y expulsando los demonios.

¿Cuál es el texto bíblico que ilumina el plan de pastoral?

¿Cuál es el objetivo que traza el plan

y qué momentos contempla?

Propiciar una experiencia discipular de Jesucristo capaz de transformar la vida, para anunciar y construir el Reino de Dios, en espíritu de comunión, mediante eficientes procesos de evangelización, en continuidad con los planes de pastoral anteriores.

Este objetivo plantea cinco momentos: 1. Búsqueda y encuentro con Jesucristo. 2. Conocimiento y conversión. 3. Discipulado. 4. Comunión. 5. Misión.

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10Enero - Febrero de 2011OBITUARIO

La gran mayoría de las personas necesitan mucho tiempo de vida para cumplir su misión; pero otras, a muy temprana edad han transformado su existencia y la de

otros, con su forma de ser, con sus enseñanzas, con su modo de vivir y hasta con su modo de morir; así fue el Padre Lucas.

Nacido en El Carmen de Viboral el 10 de octubre de 1984, el Padre Luis Carlos Orozco Cardona fue el mayor de cuatro hermanos; su familia de procedencia humilde siempre inculcó en sus hijos el respeto por los demás y el amor por los sacramentos, los cuales vivió intensamente y con una inmensa felicidad.

De niño, y ya en El Santuario, Lucas, como era conocido cariñosamente, alternó sus estudios con labores del campo, a las cuales acudía juiciosamente con su padre, pues las condiciones económicas de su familia le obligaban a trabajar pesadamente en estas actividades que le dejaron en su rostro huellas indelebles, producto de las largas jornadas que tuvo que pasar bajo el sol.

Luego de hacer su primera comunión, y después de haber entrado en la adolescencia, recibió el lla-mado de su amigo John Fredy, Ahora sacristán de la Parroquia “El Señor de las Misericordias” de El San-tuario, para participar del grupo juvenil parroquial, a lo cual Lucas respondió diciendo que no tenía nada que hacer allá; su amigo agregó que no perdía nada con asistir; al fin, y sin protestar más, Lucas empezó a

participar del grupo, motivándose de tal manera que fue miembro activo del mismo y, entre otros trabajos, apoyó los trabajos del banqueo para la construcción del Templo dedicado al Señor de las Misericordias.

En el grupo juvenil empezó a tener una experiencia más profunda de Dios, se interesó por el sacerdo-cio y a los diez y siete años ingresó al Seminario “Nuestra Señora” de Marinilla, el primero de febrero de 2002, con 28 compañeros más, entre los que se cuenta el Padre Martín Emilio Marín Yepes, su amigo irremplazable.

Cuando llegó al Seminario parecía tímido y reser-vado, pero a medida que fueron pasando los días se empezó a mostrar como un muchacho extrovertido y jocoso, que hacía chanzas a sus compañeros y que no perdía oportunidad para contar un cuento o un chiste para hacer reír a sus amigos; en síntesis, era un joven alegre y lleno de Dios.

Su alegría se matizaba con una gran tristeza, el abandono de su padre, lo cual le causó un gran dolor y lo tuvo a punto de retirarse del Seminario, pues al ser el hijo mayor y ante la precariedad económica de su hogar, no veía otra salida que responsabilizarse de lleno de su casa. Pero las obras del Señor son maravillosas y con los consejos de sus amigos y la ayuda de sus benefactores, pudo conseguir el dinero para continuar con su formación y apoyar a su hogar, y cuando no le era suficiente el dinero para pagar

su formación, trabajaba con su compañero Martín como jardinero y celador del Seminario durante el periodo vacacional, para ayudarse en sus estudios.

El gran amor de Luis Carlos fue su madre; profesaba por ella todo el cariño y la admi-ración de hijo, siempre se preocupaba por su bienestar y el de sus hermanos y, cuando podía, compartía con ellos su tiempo como un hijo ejemplar.

Muchos pensaron que Lucas no terminaría su formación, y tal vez ni él lo creía, por sus múltiples dificultades, pero Dios, en su in-mensa sabiduría, le regaló el ministerio del sacerdocio, al cual llegó con una inmensa

alegría, con la felicidad de un niño, como lo relata su amigo, - “Él no lo podía creer, cuando Monseñor Ricardo nos llamó y nos dio la noticia, Lucas no sabía que hacer de la felicidad, parecía un niño. Tres meses atrás habíamos recibido el diaconado y ahora íbamos a ser ordenados en nuestros propios municipios” - cuenta el Padre Martín.

El 21 de noviembre de 2009 el Padre Luis Carlos recibió el diaconado y el 26 de febrero de 2010, tam-bién de manos de Monseñor Ricardo Tobón, recibió el sacramento del presbiterado en la Parroquia “El Señor de las Misericordias” de El Santuario.

Su ministerio lo desarrolló en la Parroquia de la Ca-tedral de San Nicolás de Rionegro, donde se encargó de la coordinación de la Capilla del Sagrado Corazón de Jesús en El Alto del Medio, de la pastoral juvenil, del acompañamiento a un colegio, de la catequesis, y de la pastoral de conjunto, entre otras actividades.

Era estricto y exigente con sus grupos, nunca le tuvo miedo a la muerte y, según cuenta el Padre Mar-tín, una vez en el Seminario, luego de observar las noticias de la televisión, el padre Luis Carlos afirmó que este mundo estaba al revés, que no sería raro si algún día tuvieran que dar la vida por ser sacerdotes. Y así fue; el pasado 12 de febrero en las horas de la noche, tras haber recibido una llamada para admi-nistrar el sacramento de la unción de los enfermos, y mientras esperaba el vehículo que lo recogería para llevarlo a casa del enfermo, al parecer un joven menor de edad, segó la vida de este sacerdote de 26 años, que vivió y murió siendo lo que quería ser, feliz de profesar su fe y radiante de alegría por compartir y ayudar a los más necesitados.

Como afirma el Padre Martín, refiriéndose a la muerte del Padre Lucas: “Su sangre derramada es para la santificación de este pueblo y para las nue-vas semillas cristianas”. Y estamos seguros, pues del Padre Luis Carlos podremos decir que le llegaba fácil a las personas, que era alegre y jocoso, que vivió a plenitud su ministerio y que compartió con su fami-lia y amigos los mejores momentos, que cumplió su misión a cabalidad y que en once meses y medio de ministerio transformó su vida en servicio y su apos-tolado en el amor a Cristo.

Un Ministerio a PlenitudEL Padre Lucas,

POr: JUan dIEGO aGUdElO GIraldO, COmUnICadOr dIóCEsIs dE sOnsón rIOnEGrO

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11Enero - Febrero de 2011

Marzo 17 5:00 p.m. Acogida del nuevo Obispo en la Catedral de San Nicolás de Rionegro: Rezo de las Vísperas, con exposición y bendición con el Santísimo Sacra-mento. Bienvenida a cargo del Cura Párroco de la Catedral y del Señor Alcalde de Rionegro.

Marzo 1810:00 a.m. Solemne toma de posesión en la Ca-tedral de San Nicolás de Rionegro, presidida por nuestro Nuncio Apostólico, Excmo. Mons. Aldo Cavalli.

Marzo 1910:00 a.m. Acogida al nuevo Obispo, en Sonsón, en la Parroquia de San José. Desfile hacia el par-que principal y acto de bienvenida ofrecido por las autoridades municipales. 12:00 m. Santa Misa en la Catedral Nuestra Señora de Chiquinquirá.

Marzo 2012:00 m. Santa Misa en la Catedral de San Nicolás de Rionegro.

Programación para la acogida, toma de posesión y primeras actividades de nuestro nuevo Obispo

ÁREA DE vOCACIONES Y MINISTERIOS ORDENADOS

POr: PbrO. Omar dE JEsús mEJía G., rECtOr sEmInarIO CrIstO saCErdOtE – la CEJa.

Durante aproximadamente 10 meses se escuchaba con frecuencia esta pregunta: Padre ¿y, quién va a ser el Obispo?; este interrogante, no era extraño que se escuchara en las oficinas, los bancos, en los colectivos de servicio público, en los autobuses y en las calles de los municipios del Oriente de Antioquia. ¡Qué bueno saber que la comunidad se preocupa por conocer quién va a ser su pastor diocesano! Con seguridad que esto es un signo de identidad cristiano – católica. Pues bien, esta pregunta circulaba también al interior del clero, quizás aún con más insistencia; se espera eso sí que en medio de los sacerdotes el interés de saber ¿quién va a ser el Obispo?, haya sido con el afán de intensificar la oración y pedirle a Dios un Pastor según su corazón.

Pues bien, ahora que en toda la diócesis se sabe quién ha sido nombrado como Padre y Pastor de la iglesia diocesana, queda, no andar muy preocupados pensando si el “Hombre de Dios” que viene es formalito o no, es gordo o flaco, es de tal o cual manera, su temperamento es este o aquel, todo esto será importante quizás, pero no tiene la envergadura y la grandeza de la “fe” y el sentido profundo de la “esperanza” y el sentido de “amor fraterno” con el cual un pastor diocesano debe ser recibido en una iglesia particular. Por eso, lo que a continuación se ofrece para la reflexión, la meditación y la oración en estos días previos a la llegada del Señor Obispo diocesano son unos elementos retomados del magisterio eclesial y de la teología con el fin de que suscite en los fieles y en el clero una ferviente espera gozosa porque va a llegar un hombre que con seguridad viene a caminar en esta porción de iglesia con sentido de fe y buscando descubrir siempre el plan de Dios en su vida, en la vida de los presbíteros y en la vida de los fieles.

Así pues, a modo de provocación, es decir, con el afán que tanto laicos como clero se vayan entusiasmando por conocer quién es el obispo en la iglesia y de una manera particular en una diócesis, se ofrecen, algunos principios básicos entre-sacados de la teología positiva (Magisterio) y de la teología especulativa (reflexión teológica):

1 Concilio Vaticano II• El Obispo es sucesor de los apóstoles y ha recibido del

Señor la misión de enseñar a todas las gentes y de predicar el Evangelio a toda creatura a fin de que todos los hombres consigan la Salvación por medio de la fe, del bautismo y del cumplimiento de los mandamientos (Cfr LG 24).

Monseñor Fidel León Cadavid Marín Nació en Bello (Antioquia), el 3 de julio de 1951.Realizó sus estudios de primaria en el Colegio de la Pontificia

Universidad Bolivariana y los de secundaria en el Seminario Menor de la Arquidiócesis de Medellín. Obtuvo la licenciatura en Filosofía y Teología en la Pontificia Universidad Bolivariana de Medellín y la Licenciatura en Teología Dogmática en la Pontificia Universidad Gregoriana, en Roma.

Recibió la Ordenación sacerdotal el 5 de diciembre de 1976.En el ejercicio del ministerio como presbítero desempeñó

sucesivamente los siguientes cargos: Vicario Coadjutor en la parroquia de Santa Bárbara (entonces Arquidiócesis de Medellín, profesor en el Seminario Mayor de Medellín, pá-rroco de Sierra (Popayán), profesor del Seminario Mayor de

Cali, párroco de Santa Bárbara, Rector del Seminario Mayor “Santa Cruz” de Caldas, ecónomo diocesano y párroco de la Catedral de Caldas.

Estuvo incardinado en la Arquidiócesis de Medellín, pero cuando en 1988 se creó la diócesis de Caldas vino a formar parte del clero de esta última.

El 25 de julio de 2001, Su Santidad Juan Pablo II lo nombró Obispo de Quibdó. Fue ordenado Obispo el 22 de septiembre de 2001.

El pasado 2 de febrero fue nombrado Obispo de Sonsón – Rionegro. Su toma de posesión canónica será el próximo 18 de marzo en la Catedral de Rionegro y al día siguiente en la Catedral de Sonsón.

¿Y, QUIÉN ES EL OBISPO?• El Obispo es el pregonero de la fe que gana nuevos

discípulos para Cristo y es el maestro auténtico, o sea el que está dotado de la autoridad de Cristo, que predica al pueblo que le ha sido encomendado la fe que ha de ser creída y ha de ser aplicada a la vida, y la ilustra bajo la luz del Espíritu Santo, extrayendo del tesoro de la Revelación cosas nuevas y viejas, la hace fructificar y con vigilancia aparta de su grey los errores que la amenazan (Cfr LG 25).

• El Obispo orando y trabajando por su pueblo, difunde de muchas maneras y con abundancia la plenitud de la santidad de Cristo. Cumple así el oficio de santificar (Cfr LG 26).

• El Obispo rige, como vicario y legado de Cristo la iglesia particular que le ha sido encomendada, con sus consejos, son su exhortaciones, con sus ejemplos, pero también con su autoridad y sacra potestad, de la que usa únicamente para edificar su grey en la verdad y en la santidad, teniendo en cuenta que el que es mayor ha de hacerse como el menor y el que ocupa el primer puesto como el servidor (Cfr LG 27).

2 Benedicto XVI • La misión del Obispo, sacerdote de Jesucristo es: ser obre-

ro en la mies de la historia del mundo con la tarea de curar abriendo las puertas del mundo al señorío de Dios, para que se haga la voluntad de Dios así en la tierra como en el cielo.

• Además, el ministerio del Obispo es cooperación a la mi-sión de Jesucristo, como participación en el don del Espíritu Santo, dado a Él en cuanto Mesías, el Hijo ungido por Dios.

3 Gisbert Greshake • El Obispo es el principio

de unidad de la Iglesia local, es el signo de articulación entre la

Iglesia local y la Iglesia universal; y sólo podrá realizar su servicio de la unidad por medio de los sacerdotes que le corresponden y que le “representan” en las comunidades y congregaciones mediante el servicio que ellos efectúan de instauración de la unidad. De ahí se sigue ineludiblemente que, sin sus sacerdotes, el obispo es literalmente, “impotente”; su ministerio se queda “vacío”; él es en cierto modo, una “nada” (así como a la inversa, los sacerdotes sin su coordinación con el obispo son una “nada”).

• Por eso, no puede haber para el Obispo una tarea más importante (una tarea que no pueda ser sobrepujada por ninguna otra, absolutamente por ninguna otra) que esta tarea de mantenerse en estrecha comunión con sus sacerdotes, de existir para ellos, consolándolos, alentándolos, ayudándoles. Y esto no sólo con buenas intenciones espirituales, pero sin consecuencias prácticas, sino en una praxis realizada de manera concreta y experimentable.

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12Enero - Febrero de 2011PÁgINA 12: ÁREA DE FAMILIA

POr: EstEban CadaVId GómEz, PastOral JUVEnIl dIOCEsana

¡Qué razón tenía la Gaudium et Spes! Sus palabras son ahora algo obvio. Más aún: constatamos con claridad que no se trata tanto de una “época de cambios”, por nume-rosos y profundos que fueren, cuanto de un verdadero “cambio de época”.

El momento histórico que estamos vivien-do es un momento de “cambio”. Cambio que se dirigirá a la construcción de un nuevo pro-yecto histórico social y eclesial. Es, por tanto, un momento de desafíos y oportunidades; las nuevas generaciones son una ocasión inme-jorable para repensar la experiencia cristiana original, para correlacionarla creativamente con la existencia humana; sin embargo, es necesario tener los ojos bien abiertos y el corazón bien despierto. Se nos hace urgente asumir una posición de Iglesia decidida, au-daz y visionaria frente a estos cambios, que desde la vivencia del Evangelio nos acerque a un nuevo paradigma pastoral. La evangeli-zación de hoy exige acciones que permeen no solamente la dimensión Religiosa, sino, que de manera profunda llegue otros espa-cios que generalmente son poco atendidos, con lo cual afirmamos que la evangelización se da como un acto en un “lugar” especifico, un aquí y ahora concretos, donde la persona se desenvuelve. La evangelización se desa-rrolla en un lugar o en lugares de testimonio.

Dimensiones como la social y la política deben ser preocupación de la acción pasto-ral, especialmente en el trabajo que atiende a los niños, adolescentes, jóvenes y padres de familia. En la delegación de Infancia y Juventud surge el interés y la preocupación por ir más allá de las fronteras, situación que nos lleva a proponer acciones en sentido de proceso; por tal razón y desde nuestro nuevo plan de pastoral, hemos asumido 7 retos desde los cuales creemos que podemos

CAMBIO DE ÉPOCA, ÉPOCA DE CAMBIOS: NUEVOS RETOS Y NUEVOS PARADIGMAS PASTORALES.

“las circunstancias de la vida del hombre

moderno en el aspecto social y

cultural han cambiado profundamente, tanto

que se puede hablar con razón de una nueva

época de la historia de la humanidad” (GS 54).

aportar a la trasformación de nuestra región, incidiendo de manera positiva en el cambio eclesial, social, político y cultural.

w El primero de estos retos es la formación de seminaristas y sacerdotes para el trabajo pastoral con niños, adolescentes y jóvenes; dicha formación debe ser permanente, ac-tualizada y con enfoque de procesos; estamos convencidos de que nuestros agentes espe-cialmente sacerdotes, seminaristas y religio-sos son claves en el trabajo con la niñez, la adolescencia y la juventud; por eso necesitan espacios de capacitación que le den nuevos elementos para el desarrollo de propuestas pastorales innovadoras que respondan a las necesidades de estas poblaciones.

w Un segundo reto es la formación de asesores de Pastoral Juvenil e infantil y ani-madores de grupos juveniles; la delegación sigue apostando a estos procesos, que pro-mueven a los laicos, especialmente aquellos que dedican su tiempo a el acompañamiento de nuestras comunidades.

w Un tercer reto tiene que ver con que la formación que se imparte; esta tiene como fin fortalecer el liderazgo de los católicos en los distintos espacios que frecuentamos, especialmente el liderazgo de nuestros sacerdotes, para que así, puedan incidir de manera efectiva en la vida comunitaria de su municipio y su parroquia.

w Un cuarto reto nos propone la renova-ción y revitalización de los grupos juveniles; creemos que nuestra pastoral no puede ser una experiencia de “salón parroquial”; te-nemos que diseñar nuevas propuestas que revitalicen los grupos juveniles, que le den a este espacio de participación juvenil otra connotación, otra visión, que acompañada de los procesos de educación en la fe, se dirija con especial atención a las “otras” necesidades que los jóvenes tienen; el acompañamiento personalizado, la orga-nización y planeación , la gestión de recursos, la construcción de espacios de articulación, la participación en políticas públicas de juventud, la incidencia en espacios sociales, el deporte, la cultura son algu-nos de los criterios que creemos que se deben tener en cuenta para ser insertos dentro de las dinámicas grupales.

w Un quinto reto es el que asumimos desde la Pastoral que realizamos con los jóvenes campe-sinos, pastoral un poco abandonada es sus criterios técnicos, pedagógicos y metodológicos; por eso desde estas necesidades nos realizamos las siguientes preguntas: ¿Entendemos esta pastoral desde la realidad y la especificidad del medio ru-ral? ¿Nuestras acciones están encaminadas

a potenciar, valorar y promover a los jóvenes campesinos desde sus alcances, dificultades y experiencias? Este reto nos lleva a reflexionar sobre la pastoral juvenil rural, su inmenso po-tencial y toda la esperanza que ellos tienen.

w El sexto reto pretenden que nuestras acciones tengan una lectura constante de la realidad de los niños, jóvenes y adolescen-tes; como lo reflexionamos anteriormente estamos en una época de grandes cambios; las coyunturas sociales, políticas, culturales influyen de manera profunda en la dinámica de nuestras comunidades y de hecho influye en nuestra manera de hacer pastoral; por tal motivo debemos estar atentos a lo que sucede, para que las prácticas pastorales que realizamos sean contextualizadas, enfocadas a contribuir en la soluciones de las necesi-dades de estas poblaciones.

w Y el último reto, tiene que ver con la proyección de los jóvenes para el trabajo pastoral con los niños en las parroquias; esta dinámica implica una mirada en sentido de proceso; aquí viene otra pregunta: ¿Cómo articular las pastorales de Infancia, Juventud y Familia, de modo que podamos determinar la ruta, en la cual se encause todo un pro-ceso con estas poblaciones? Sentimos que la parroquia debe convertirse más en un ambiente para encontrarse con los demás, con uno mismo y con Dios, que en un mero sitio para lo cultual, que sea un ambiente que

ayude a comprender las cuestiones vitales que afectan a todos, para lanzarlas más allá de las pequeñas y cómodas respuestas de un “Evangelio simplificado”, rebajado o de corte ritualista. Debemos proponer en nuestro modelo pastoral la parroquia como un espacio donde niños, jóvenes y adultos se sientan parte de una familia, la familia cristiana.

Para la Delegación de la Infancia y la juventud diocesana, se convierten estos retos en parte de la gran coyuntura que nos pre-senta esta “época de cambios”; por tal razón y ante estas necesidades, ha buscado gestionar recursos y articularse con organizaciones como la Unión Europea, la Gobernación de Antioquia, La asesoría departamental para la juventud, el ICBF, CORNARE, entre otras. Fru-to de estas gestiones se consolida el Proceso Estratégico Territorial que vincula en una sola dirección todos esfuerzos económicos e institucionales en torno al trabajo con niños, jóvenes y familias.

Esperamos que estos procesos que im-pulsamos desde la delegación se conviertan en un laboratorio de vida, de lenguajes y celebraciones, de radicalidad profética y formación de discípulos misioneros, que in-fluyan en la vida social y política de nuestras parroquias; que dentro de cada comunidad parroquial, los niños, adolescentes, jóve-nes y parejas, adquieran una importancia estratégica que nos permitan desarrollar cambios profundos al interior y exterior de

nuestra Iglesia.

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13Enero - Febrero de 2011ACONTECER PASTORAL

SEMINARIO TOTAL FIL. TEOL. A.F.P. PROP. I.F II.F III.F I.T II.T III.T IV.T

Cristo Sacer. 36 36 7 12 6 11

MIES 1 1

Ntra Sra 104 57 47 24 22 11

Siervos 34 21 13 12 6 3 2 4 6 1

San Pablo 16 10 6 4 3 3 4 1 1

Yarumal 2 2 2

Diác. Roma 5

Teól. Roma 2

Teól. Exper. 4

Diác. Exper. 1

Total 205 90 55 1 47 40 31 19 13 17 13 12

SEMINARISTAS DIOCESANOS 2011

Los siguientes son los nombramientos más recientes decretados por monseñor Darío Gómez Zuluaga, Administrador Diocesano de Sonsón Rionegro:

Administradores Parroquiales: Pbro. Luis Guillermo Durán Tabares, O.C.D., Administrador Parroquial

de la “Parroquia Nuestra Señora del Carmen”, en Sonsón; Pbro. Gil-berto Muñoz Villegas, Administrador Parroquial de la Parroquia “San Julián”, Argelia.

Vicarios Parroquiales: Pbro. Álvaro de Jesús Ríos Rincón: Parroquia “Nuestra Señora del

Carmen”, Guatapé; Pbro. Carlos Emilio Álvarez Isaza: Parroquia “Nuestra Señora del Carmen”, Abejorral; Pbro. Roberto Acevedo Galeano: Parroquia “San Antonio”, Rionegro; Pbro. Luis Alberto Quintero Martínez: Parroquia “San Antonio”, Rionegro; Pbro. Gilberto Valencia Vásquez: Parroquia “La Santa Cruz”, La Ceja; Pbro. Francisco Emilio Serna Serna: Parroquia Nuestra Señora de la Candelaria”, Guarne; Pbro. Jesús María López Arias: Parroquia “San Rafael Arcángel”, San Rafael; Pbro. Ovidio de Jesús Rendón Castrillón, O.C.D., Parroquia “Nuestra Señora del Carmen”, Sonsón.

Encuentro de seminaristas diocesanos

El jueves 17 de febrero, en las instalaciones de la Universidad Católica de Oriente, se llevó a cabo el primer encuentro general de seminaristas diocesanos de este año. Una oportunidad para la integración y para el compartir fraterno. Damos gracias a Dios por la abundante cosecha vocacional con que Dios ha bendecido a nuestra diócesis este año.

POr: PbrO. JOrGE HErnán zUlUaGa z., CanCIllEr

Nació en Bello (Antioquia), el 22 de abril de 1924; hijo de Ramón Antonio Luna y María Osorio, ambos fallecidos. Realizó su primaria en la Escuela Rural “El Rayo” de Santo Domingo (Antioquia), estudió parte de su bachillerato en Santo Domingo y realizó su Prefilosofía en el Seminario “Misionero del Espíritu Santo” de La Ceja, donde también cursó sus estudios filosóficos y teológicos.

Fue ordenado diácono por monseñor Alfonso Uribe Jaramillo el 18 noviembre de 1988, en la “Ciudadela de Jesús” de La Ceja (Antioquia) y su ordenación sacerdotal se realizó en el Seminario

“Misionero del Espíritu” de La Ceja, el 22 de octubre de 1989 por imposición de manos de monseñor Alfonso Uribe Jaramillo.

Prestó un servicio misionero en la Diócesis de Montelíbano (Córdoba), se desempeñó como Vicario parroquial de las parroquias de “Nuestra Señora del Carmen” de Guatapé, “La Inmaculada Concepción” de Mesopotamia, “San Vicente Ferrer” de San Vicente, “Santa Ana” de Granada y de “El Señor de las Misericordias” en El Santuario. Desde el año 2000 fue autorizado por monseñor Flavio Calle Zapata para colaborar en la Arquidiócesis de Medellín. Se encontraba ejerciendo su ministerio sacerdotal en la

Parroquia de “Cristo Rey” de Medellín, donde falleció el 19 de febrero de 2011.

Fue un sacerdote que ejerció con bondad su ministerio, se destacó por su sencillez y humildad, por su testimonio de oración personal frente al Santísimo, que visitaba con suma frecuencia. Su enfermedad no fue un obstáculo para predicar la Palabra de Dios y celebrar los sacramentos hasta los últimos días de su vida.

Monseñor Darío Gómez Zuluaga, Administrador diocesano y todo el pres-biterio de Sonsón-Rionegro expresamos a sus hermanas Teresa y Rosa María nuestra sincera condolencia y nuestras cercanía espiritual.

Condolencias:

Obituario

Pbro. Pablo Emilio luna Osorio

Acompañamos a nuestros hermanos sacerdotes que han perdido seres queridos en estos últimos días. Oramos para que el Señor dé fortaleza a sus familias y conceda el descanso eterno a los fallecidos.

l A Mons. Javier Muñoz Mora, por el fallecimiento de su hermano Rogelio, ocurrida en enero del presente año.

l Al padre Gustavo Alonso Carvajal, por la muerte de su señora madre Blasmina, ocurrida el 24 de febrero.

l Al padre Gilberto Osorio Hoyos, por la pérdida de su hermano Ernesto de Jesús, fallecido el 27 de febrero.

Últimos decretos:

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14Enero - Febrero de 2011ÁREA DE FORMACION Y CELEBRACIÓN DE LA FE

La Iglesia, consciente de la importancia de los laicos, ha promovido desde Puebla, en

1979, algunos ministerios laicales para que los laicos idóneos y aptos para ello, los ejerzan en el anuncio de la Palabra, la promoción de la liturgia, la conduc-ción de la comunidad (804-805). Estos ministerios surgen como consecuencia de nuestra condición bautismal y de nuestra vocación específica que nos hace partícipes del oficio sacerdotal, profético y real de Jesucristo y deben ser ejercidos, en conformidad con nuestra específica vocación laical. Los ministerios laicales o servicios tienen su fundamento sacramental en el bautismo y la confirmación y se constituyen en “nuevas expresiones y nuevos métodos” para que nuestra misión evangelizadora la realicemos mediante diversos oficios y funciones desempeñados por laicos cuidadosa-mente escogidos y preparados, a fin de que esa evangelización sea más fructífera y eficaz. Se nos convoca así a ser protagonistas de la Nueva Evangelización, la promoción humana y la cultura cristiana (Sto. Domingo, 101,97).

La Exhortación Apostólica la Iglesia en América precisa los ámbitos donde deben desempeñarse los seglares

Ministerios laicales y su desempeño en la iglesia (III) “Constatamos

el escaso acompañamiento

dado a los fieles laicos en sus tareas de

servicio a la sociedad, particularmente cuando asumen

responsabilidades en las diversas

estructuras del orden temporal”

(Aparecida, 100c).

cuando dice que “la vocación de los laicos se realiza en dos campos especí-ficos: a. En el ámbito de las realidades temporales de la vida familiar, social, laboral, cultural y política y b. En el campo intraeclesial como servidores del altar, lectores, catequistas, visi-tadores de enfermos o encarcelados, asistentes de los necesitados, etc., por lo cual en la Iglesia tienen razón de ser los ministerios laicales, pero sin confundirlos con los ministerios ordenados que tienen funciones bien concretas; por eso, tales ministerios deben conferirse a personas, hombres o mujeres, con gran disponibilidad de servicio, estabilidad y constancia en sus compromisos, apertura y acepta-ción grupal, con adecuada formación y dispuestos a estar coordinados con sus pastores (44).

Puebla fija unas características y unos peligros de los ministerios laica-les. Al referirse a las primeras dice: a. no clericalizan, pues, quienes los reci-ben siguen siendo laicos con su misión fundamental de presencia en el mundo; b. se requieren una vocación y apti-tud ratificadas por los pastores; c. se orientan a la vida y al crecimiento de la

comunidad eclesial y d. Son variados y diversos de acuerdo con los carismas de quienes son llamados y las necesidades de la comunidad, pero esta diversidad debe coordinarse por su relación al ministerio jerárquico. En cuanto a los peligros que deben evitarse señala: a. clericalización de los laicos o sea que ellos se sientan sacerdotes o traten de suplantarlos; b. reducción de la misión fundamental del laico que es su inserción en las realidades temporales y en sus responsabilidades familiares, para dejarla solamente en manos de quienes reciben los ministerios como si se tratara de una casta o elite; c. promover los ministerios para esti-mular individualmente a personas sin idoneidad para ellos y por fuera de un contexto comunitario y d. que el ejercicio ministerial de quienes han sido instituidos, termine por eclipsar y disminuir la participación activa de los demás laicos (811-817).

Aparecida, Brasil, (2007) no sólo refrenda contundentemente esta doctrina eclesial (209-215), sino que insiste con pertinencia en numero-sos apartados que los laicos sean formados con responsabilidad para

su eficaz desempeño como discípulos de Jesús y como sus misioneros en los diversos campos específicos de evangelización donde les correspon-da actuar. Es necesario que todos los laicos se sientan corresponsables en la formación de los discípulos y en la misión porque son los laicos los llamados a fermentar la masa para construir una ciudad temporal que esté de acuerdo con el proyecto de Dios; esto no es posible si no hay una esmerada formación de verdaderos agentes de pastoral dejando de lado el temor clerical para asumirla. Esta tarea implica un acompañamiento a los fieles laicos en sus tareas de servi-cio a la comunidad, acompañamiento que percibe Aparecida como escaso, lo cual hace aparecer una evangeli-zación con poco ardor y sin nuevos métodos y expresiones; fruto de esto sobresale un ritualismo con poco sentido de la verdadera formación para vivir la auténtica vida cristiana, orientada por una espiritualidad real que cambie la mentalidad relativista de lo ético y religioso (Continuará).

(Compilación de notas por Pedro Luis Jiménez Montoya)

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15Enero - Febrero de 2011

El Papa Benedicto XVI nombró recientemente obispos para la Diócesis de San José del Guaviare y la Diócesis de Málaga-Soatá.

Para San José del Guaviare fue nombrado Mons. Francisco Antonio Nieto Súa, quien hasta la fecha era el Obispo Auxiliar de Bogotá.

Fue ordenado sacerdote el 30 de noviembre de 1973. Obtuvo la licencia en Historia de la Iglesia en la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma (1980-1983). Es miembro de las Academias de Historia Eclesiástica Nacional y de Bogotá.

El 22 de octubre de 2008, el Papa Benedicto XVI lo nombró Obispo titular de Te-glata de Numidia y Auxiliar de la Arquidiócesis de Bogotá. Fue consagrado el 17 de noviembre del mismo año. Actualmente se desempeña como Presidente de la Comisión Episcopal de Pastoral Social y Caritativa.

Para la Diócesis de Málaga-Soatá el Papa Benedicto XVI nombró a Monseñor Víctor Manuel Ochoa Cadavid, quien hasta el momento se desempeñaba como Obispo Auxiliar de Medellín.

Mons. Ochoa Cadavid nació el 18 de octubre de 1962 en la población de Bello, perteneciente a la Arquidiócesis de Medellín.

Fue ordenado sacerdote el cinco de julio de 1986. Ya ordenado, adelantó en la Pontificia Universidad de Santo

Tomás de Aquino “Angelicum”, en Roma, la Licenciatura en Filosofía y, más tarde, obtuvo el doctorado en el mismo centro académico.

Recibió la ordenación presbiteral de manos de Su Santidad Juan Pablo II el 5 de julio de 1986, durante el viaje apostólico del Pontífice a Colombia.

Su Santidad Benedicto XVI lo nombró Obispo Auxiliar de Medellín, titular de San León, el 24 de enero de 2006. El 1º de abril del mismo año, recibió la ordenación episcopal.

PANORAMA ECLESIAL

(ACI) En su mensaje para la 45° Jornada Mundial para las Comunicaciones Sociales que se celebrará el próximo 5 de junio, el Papa Benedicto XVI alentó a ser testigos del Evangelio en la era digital, dirigiendo este pedido especialmente a los jóvenes que suelen estar más presentes en las redes sociales.

En su mensaje titulado “Verdad, anuncio y autenticidad de vida en la era digital”, dado a conocer este 24 de enero, fiesta de San Francisco de Sales, el Santo Padre ex-plica que Internet ha generado nuevas formas de comunicación y las posibilidades que brinda deben ponerse al “servicio del bien integral de la persona y de la humanidad entera. Si se usan con sabiduría, pueden contribuir a satisfacer el deseo de sentido, de verdad y de unidad que sigue siendo la aspiración más profunda del ser humano”.

El Papa nombra obispos para San José del Guaviare y Málaga-Soatá

El Papa Benedicto XVI afirma que este tiempo de purificación y conversión a través del ayuno, la limosna y la oración, debe renovar en todos los fieles la gracia recibida en el Bautismo.

En el mensaje titulado “Con Cristo sois sepultados en el Bautismo, con él también habéis resucitado”, el Papa se refiere a la íntima relación entre este sacramento que borra el pecado original y abre las puertas a la vida eterna, y la Cuaresma.

“Este don gratuito debe ser reavivado en cada uno de nosotros y la Cuaresma nos ofrece un recorrido análogo al catecumenado, que para los cristianos de la Iglesia antigua, así como para los catecúmenos de hoy, es una escuela insustituible de fe y de vida cristiana: viven realmente el Bautismo como un acto decisivo para toda su existencia”.

En síntesis, dice Benedicto XVI, “el período cuaresmal es el momento favorable para reconocer nuestra debilidad, acoger, con una sincera revisión de vida, la gracia renovadora del sacramento de la penitencia y caminar con decisión hacia Cristo”.

Mensaje del Santo Padre para la Cuaresma

Fallece Mons. Hernán Alvarado, Obispo de Guapi (ACI) El Obispo del Vicariato Apostólico de Guapi, ubicado al

suroeste de Bogotá, Mons. Hernán Alvarado Solano, falleció el 31 de enero a la edad de 65 años.

Mons. Alvarado nació el 26 de enero de 1946 en Santa Fe de Bogotá. Cursó sus estudios de secundaria en el Seminario Menor de Zipaquirá y dos años de Filosofía en el Seminario Mayor de Ibagué. Siguió los estudios teológicos en el Seminario Mayor de Bogotá. Obtuvo la Licenciatura en Comunicaciones Sociales en la Universidad Católica de Santiago de Chile.

Fue ordenado sacerdote a los 25 años de edad el 4 de diciem-bre de 1971, incardinándose en la diócesis de Zipáquirá. Fue designado Vicario Apostólico de Guapi el 13 de febrero de 2001 por el Papa Juan Pablo II. El 24 de marzo de ese mismo año recibió la ordenación episcopal.

La Iglesia analiza diversos aspectos del conflicto en Colombia

(CEC) En el marco de su Nonagésima Asamblea Plenaria, los integrantes de la Confe-rencia Episcopal de Colombia participaron de varios paneles y conferencias con el fin de analizar diversos aspectos del conflicto en este país, como las causas históricas, la carac-terización y los costos humanos, éticos, psicológicos y económicos del mismo.

Los panelistas hicieron un llamado a tener en cuenta que Colombia enfrenta simultá-neamente varios conflictos, uno de los cuales es el conflicto armado. Según los cálculos oficiales, este tiene relación con el diez por ciento del total de muertes violentas anuales.

También se recordó el papel que juega el narcotráfico, cuyos ingresos financian los grupos ilegales e inciden en la violencia que se vive tanto en las zonas urbanas como en las rurales.

De igual manera, se enfatizó en la necesidad de brindar alternativas laborales a los jóvenes, para reducir la posibilidad de que sean reclutados por los grupos armados ilegales.

También se hizo alusión a lo que representa la vinculación de menores de edad a los grupos armados ilegales. Se calcula que entre el 20 y 30% de los integrantes de esas or-ganizaciones son niños y niñas, que fueron reclutados en promedio a los 13 años de edad.

En cuanto al aporte de la Iglesia a la solución del conflicto, se recordaron iniciativas como los diálogos pastorales con grupos armados ilegales, el trabajo de la Comisión de Conciliación Nacional; las gestiones humanitarias en diversas situaciones, así como los encuentros para sacerdotes, religiosos y religiosas que trabajan en zonas de conflicto.

Ser testigos del Evangelio en era digital, pide Benedicto XVI especialmente a jóvenes

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16Enero - Febrero de 2011DIMENSIÓN BIBLICA

PALABRA DEL SEÑORUna Palabra que permanece para siempre

PbrO. bErnardO arlEy arIstIzábal G., FOrmadOr dEl sEmInarIO mIsIOnErO

dEl EsPírItU santO – la CEJaEl papa Benedicto XVI presentó a toda

la Iglesia, el pasado mes de noviembre de 2010, la Exhortación Apostólica “Verbum Domini” (La Palabra del Señor), que trata sobre la Palabra de Dios en la vida y en la misión de la Iglesia. Esta exhortación es el resultado del arduo trabajo del colegio de los obispos en unión con el Papa, quienes con la asistencia del Espíritu Santo, ejercen como Magisterio de la Iglesia el oficio de ser res-ponsables directos de la interpretación au-téntica de la Palabra de Dios, escuchándola piadosamente, custodiándola celosamente y transmitiéndola fielmente (cf. Dei Verbum 10). La exhortación, más que ofrecer nove-dades, recuerda y reafirma las enseñanzas consignadas en la Constitución dogmática del Concilio Vaticano II: “Dei Verbum” (Pala-bra de Dios) y el Documento de la Pontifica Comisión Bíblica: La interpretación de la Biblia en la Iglesia. Estas tres intervenciones del Magisterio son una valiosa herramienta para comprender adecuadamente la Palabra de Dios dirigida a los hombres.

Hacer una síntesis del documento ponti-ficio es difícil en pocas líneas, pues son va-riados los temas que allí se tratan; por ello, aquí se pretende hacer una presentación de las tres grandes partes de la exhortación comentando algunos de sus aspectos funda-mentales e invitando a toda la comunidad diocesana a leer y compartir en los espacios de formación que ofrecen las parroquias, la enseñanza doctrinal y pastoral que la exhortación trae como conclusiones del trabajo realizado por los obispos durante cerca de un mes en el año 2008.

Desde el principio, el Papa señala el objetivo que pretende con este documento: indicar algunas líneas fundamentales para revalorizar la Palabra divina en la vida de la Iglesia, fuente de constante renovación, deseando al mismo tiempo que ella sea cada vez más el corazón de toda actividad eclesial (Verbum Domini 1). Como se ob-serva, el interés del Papa es devolver a la Palabra de Dios el valor que posee y que parece, ha perdido entre los cristianos en algunos espacios eclesiales; este interés pretende que la Palabra de Dios sea el corazón de todo lo que en la Iglesia se realiza. En sintonía con esta finalidad, el Plan Pastoral Diocesano señala que la diócesis de Sonsón Rionegro “tiene como tarea prioritaria alimentarse cada vez más de la Palabra de Dios para hacer eficaz el compromiso de la nueva evangelización”; en efecto, “sin la Palabra de Dios toda acti-vidad pastoral termina siendo un esfuerzo inúltil”. (cf. Plan de Pastoral 2010-2015, pg. 66).

Por lo que se refiere a la estructura, la exhortación tiene tres partes bien definidas que se inspiran en el relato del prólogo del evangelio de Juan (Jn 1,1-18), en el que como dice el Papa, se nos anuncia el fundamento de nuestra vida: el Verbo, que desde el principio está junto a Dios, se hizo carne y habitó entre nosotros (Verbum Domini 5).

La primera parte se titula “Verbum Dei” (La Palabra de Dios) y está divida en tres capítulos en los que el Papa muestra primero que Dios habla al hombre y por tanto, que quiere entablar un diálogo amoroso con él a través de su Hijo Jesu-cristo que es la Palabra de Dios, no una palabra escrita y muda, sino una persona

viva cuya historia única y singular habla al hombre de siempre. San Juan de la cruz sintetiza muy bien esta realidad cuando afirma: Porque al darnos, como nos dio a su Hijo, que es una Palabra suya, que no tiene otra, todo nos lo habló junto y de una vez en esta sola Palabra (Verbum Domini 14). En un segundo capítulo, se señala la respuesta del hombre al Dios que habla; en efecto, todo ser humano posee la capacidad de escuchar y responder a la Palabra de Dios, esta respuesta del hombre es la fe; en este sentido el Papa insiste en que la Palabra divina no se contrapone al hombre, ni acalla sus deseos auténticos, sino que más bien los ilumina purificán-dolos y perfeccionándolos; por ello, afirma que es decisivo desde el punto de vista pastoral mostrar la capacidad que tiene la Palabra de Dios para dialogar con los problemas que el hombre ha de afrontar en la vida cotidiana (Verbum Domini 23). Finalmente, el tercer capítulo habla sobre la interpretación de la Sagrada Escritura; allí el Papa recuerda la afirmación bíblica de que “ninguna predicción de la Escritura está a merced de interpretaciones perso-nales” (2P 1,20), por lo que es necesario la fe comunitaria que se realiza en la iglesia, en cuanto que ésta es lugar originario y auténtico de la interpretación de la Sagra-da Escritura; se recuerdan entonces los tres criterios siempre vigentes del Concilio Vaticano II para una adecuada interpreta-ción: 1) Interpretar el texto considerando la unidad de toda la Escritura; 2) tener presente la Tradición viva de toda la Igle-sia; y, finalmente, 3) observar la analogía de la fe. (Verbum Domini 34). Lo que el Papa busca es que siempre haya unidad entre fe y razón, de modo que la primera no degenere en fideísmo y la segunda permanezca abierta al don de Dios.

La segunda parte titula “Verbum in Eclessia” (La Palabra en la Iglesia) y consta de tres capítulos. En el primero, se reflexiona sobre la Palabra de Dios y la Iglesia, señalando que ésta última es “casa de la Palabra” y que no vive de sí misma, sino del Evangelio, y en el Evangelio encuentra siempre de nuevo orientación para su camino (Verbum Domini 51). En el segundo capítulo, habla de la liturgia, lugar privilegiado de la Palabra de Dios, subrayando que toda celebración litúrgica está empapada por la Sagrada Escritura y de manera especial la celebración de los

sacramentos en general y de la Eucaristía en particular; en efecto, Palabra y Euca-ristía se pertenecen tan íntimamente que no se puede comprender la una sin la otra (Verbum Domini 55). Por otra parte, este capítulo ofrece algunos consejos prácticos para los lectores y su oficio de proclamar la Palabra, para los que tienen el ministerio específico de la homilía que siempre debe mostrar a Cristo y otras propuestas para la animación litúrgica donde la Palabra de Dios siempre debe estar presente. El capítulo tres se refiere a la Palabra de Dios en la vida eclesial y es netamente pasto-ral; recuerda que el cristiano en cualquier estado de vida necesita alimentarse de la Palabra de Dios que está en la base de toda espiritualidad, pues, allí donde no se forma a los fieles en un conocimiento de la Biblia según la fe de la Iglesia, se deja de hecho un vacío pastoral, en el que realidades como las sectas pueden encontrar terreno donde echar raíces (Verbum Domini 73).

“Verbum mundo” (La Palabra al mundo) es el título de la tercera parte de la exhorta-ción con cuatro capítulos. En el primero, la misión de la Iglesia: anunciar la Palabra de Dios, se recuerda que ante la verdad salva-dora que todo hombre necesita en cualquier época, los cristianos no sólo son destinata-rios de la revelación divina, sino también anunciadores con su palabra y testimonio (cf. Verbum Domini 95). El segundo capítulo, Palabra de Dios y compromiso en el mundo, subraya la responsabilidad ante Cristo de los creyentes, de anunciar y testimoniar desde la Palabra divina, la reconciliación y la paz, la caridad efectiva con los más necesitados y la salvaguardia del mundo creado (cf. Verbum Domini 99-108). En el tercer capítulo, Palabra de Dios y culturas, reconociendo los valores antropológicos y filosóficos que contiene la Sagrada Escritu-ra, se invita a los exponentes de la cultura a no temer abrirse a la Palabra de Dios; pues, esta nunca destruye la verdadera cultura, sino que representa un estímulo constante en la búsqueda de expresiones humanas cada vez más apropiadas y significativas (Verbum Domini 109). Finalmente, en el cuarto capítulo, Palabra de Dios y diálogo interreligioso, se aboga por el respeto au-téntico a cada persona para que profesando con libertad su religión, pueda favorecerse el diálogo entre todos los hombres, espe-cialmente de los cristianos con los judíos y musulmanes (cf. Verbum Domini 117-120).