VIDA DIOCESANA 120

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Marzo - Abril 2009 AÑO 35 NÚMERO 120 DIÓCESIS DE SONSÓN RIONEGRO MARZO - ABRIL DE 2009 VITRINA Ver pág. 12 Dentro de las actividades programa- das para este año del cincuentenario de la coronación canónica de la ima- gen de la Virgen del Rosario de Arma y su proclamación como patrona de la Diócesis, se dio inicio este 30 de abril a la peregrinación de dicha imagen por todas las parroquias. La primera en recibirla ha sido la pa- rroquia Nuestra Señora del Carmen, de Abejorral. En el año del cincuentenario Inicia peregrinación de la Imagen de Nuestra Señora del Rosario de Arma Con el Resucitado a la espera del Espíritu Santo Después de haber celebrado con toda la Iglesia los misterios de la pasión, muerte y gloriosa resurrección del Señor, estamos viviendo el gozo pascual que nos conduce al día santo de Pentecostés. Este tiempo nos permite recogernos espiritualmente con la Virgen María y los Apóstoles para recibir con fe una nueva efusión del Espíritu Santo sobre nuestra Iglesia. De Babel a Pentecostés. Pág. 2 Editorial: Ciencia debida. Pág. 3 Acontocer Pastoral. Pág. 4, 13 Interdisciplinariedad y pastoral. Pág. 5 Huellas en la roca: El testimonio Sacerdotal del P. Jesús María García G. Pág. 6 Escuela Diocesana de Pastoral Social Pág. 7 Proyecto del Templo de la Divina Misericordia Pág. 10 Peregrinando con la Patrona de la Diócesis. Pág. 12 Panorama Eclesial Pág. 15 San Pablo quiere hablar con nosotros hoy Pág. 16

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AÑO 35 NÚMERO 120 DIÓCESIS DE SONSÓN RIONEGRO MARZO - ABRIL DE 2009

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Marzo - Abril 2009

AÑO 35 NÚMERO 120 DIÓCESIS DE SONSÓN RIONEGRO MARZO - ABRIL DE 2009

VITRINA

Ver pág. 12

Dentro de las actividades programa-das para este año del cincuentenario de la coronación canónica de la ima-gen de la Virgen del Rosario de Arma y su proclamación como patrona de la Diócesis, se dio inicio este 30 de abril a la peregrinación de dicha imagen por todas las parroquias. La primera en recibirla ha sido la pa-rroquia Nuestra Señora del Carmen, de Abejorral.

En el año del cincuentenario

Inicia peregrinación de la Imagen de Nuestra Señora del Rosario de Arma

Con el Resucitado a la espera del Espíritu Santo

Después de haber celebrado con toda la Iglesia los misterios de la pasión, muerte y gloriosa resurrección del Señor, estamos viviendo el gozo pascual que nos conduce al día santo de Pentecostés. Este tiempo nos permite recogernos espiritualmente con la Virgen María y los Apóstoles para recibir con fe una nueva efusión del Espíritu Santo sobre nuestra Iglesia.

De Babel a Pentecostés. Pág. 2

Editorial: Ciencia debida. Pág. 3

Acontocer Pastoral. Pág. 4, 13

Interdisciplinariedad y pastoral. Pág. 5

Huellas en la roca: El testimonio Sacerdotal

del P. Jesús María García G. Pág. 6

Escuela Diocesana de Pastoral Social Pág. 7

Proyecto del Templo de la Divina

Misericordia Pág. 10

Peregrinando con la Patrona

de la Diócesis. Pág. 12

Panorama Eclesial Pág. 15

San Pablo quiere hablar

con nosotros hoy Pág. 16

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2Marzo - Abril 2009LA VOZ DEL PASTOR

Por: Monseñor Ricardo Tobón Restrepo

Obispo de Sonsón-Rionegro

La Pascua que estamos cele-brando culmina con el misterio de Pentecostés. Cuando vino el Espíritu Santo, la gente, al escu-char a los discípulos de Jesús, se preguntaba: “¿Cómo cada uno de nosotros les oímos en nues-tra propia lengua nativa?” (He 2,8). Pentecostés es la antítesis de Babel. Si Babel es el icono bíblico de la incomunicación, de la confusión y de la dispersión, Pentecostés es la imagen del

diálogo, del entendimiento y de la comunión. Desde entonces, llegar al encuentro y a la comprensión entre las personas y las culturas, no obstante la diversidad y las diferencias, es un signo claro de la presencia y actuación del Espíritu. Signo que hoy resulta indispen-sable porque, como decía san Pablo, “si al hablar no pronuncian palabras inteligibles, ¿cómo se entenderá lo que dicen? Es como si hablaran al viento” (1 Cor 14,9).

En el tiempo que vivimos, tenemos mucha difi-cultad para entendernos porque hay gran diversidad de lenguajes. La cultura actual, que enfatiza la subjetivi-dad, propicia que cada uno se sienta dueño de la razón y se cierre en su propia posición. Nuestra sociedad plu-ralista ofrece múltiples visiones y propuestas, pero sin los criterios de valor para juzgar su verdad y su bondad. No pocos de nuestros contemporáneos, conectados a las nuevas posibilidades de los medios de comunicación, entran en un aislamiento intelectual y social que hace problemática la relación y la comprensión mutua. Esto desafía seriamente a la Iglesia que debe tener un len-guaje que llegue a todos y que todos comprendan. De lo contrario, es sólo una voz más en la sociedad, que

DE BABEL A PENTECOSTESno logra interpelar proféticamente a to-dos para anunciar el Reino de Dios.

Cuando se le propuso a la Igle-sia la “nueva evan-gelización” como la gran tarea para el presente milenio, se dijo que ésta in-cluía “nuevas expre-siones”. Por tanto, no debemos tener miedo de revisar el lenguaje de la Igle-sia y su forma de comunicarse con el mundo, a fin de que, en verdad, se “encuentre en ella un motivo para seguir esperando”. Como señaló el Papa Paulo VI, “el hombre moderno ha rebasado la civilización de la palabra, ineficaz e inútil en estos tiempos, para vivir hoy en la civilización de la imagen” (EN 42). Con realismo y visión de futuro, debemos comprender que el anuncio del Evangelio y la comunicación de la fe en el mundo actual, como en los primeros días de la Iglesia, serán posibles sobre todo por las tres actuaciones fundamentales del testimonio (martyría), de la comunión (koinonía) y del servicio (diaconía).

Urge, en primer lugar, dar un claro testimonio de la fe que profesamos; éste es un lenguaje que todos entienden aun en un contexto cultural de “crisis de Dios” y de, según la expresión de Hervieu Léger, “exculturación del catolicismo”. Nadie puede quedar indiferente cuando

ve que otros saben quiénes son, ca-minan seguros por la vida, asumen su misión con entusiasmo, se enfrentan al futuro con esperanza, son verda-deramente felices. Dar un testimonio creíble implica empeñarnos hacia dentro en una simplificación religiosa de la vida de fe, vivir el Evangelio con sencillez y alegría, mostrar en todos nuestros actos que realmente creemos en la resurrección de Cristo; en una palabra, transformar el contenido de la fe en un contenido de vida. En este sentido, las parroquias y las institu-ciones eclesiales tienen que revisarse permanentemente para purificarse y llegar a centrarse en lo esencial.

Igualmente, es preciso hacer realidad la comunión. La Iglesia debe

verse en cada lugar como una parábola viviente de la Trinidad y de su dinámica de amor, produciendo el milagro de que “cuanto más se da, más se tiene”. Esta comunión se expresa en la amistad con todos, en la experiencia alegre de pequeñas comunidades y sobre todo en una liturgia viva y participativa que demuestre que las parroquias son una verdadera familia de Dios. Nuestras celebraciones deberían herir el corazón de los creyentes y aun de los indiferentes, llenándolo de deseo de Dios y de amor al prójimo. Finalmente, hay que vivir la diaconía. El servicio, especialmente a los más pobres, es la piedra de toque del coraje de la Iglesia para concebirse como una sociedad comunicativa que, en sus actos fundamentales, es capaz de prescindir de sí misma. El Papa Benedicto XVI ha escrito en su primera Encíclica que “para la Iglesia la caridad no es una especie de actividad de asistencia social que tam-bién se podría dejar a otros, sino que es manifestación irrenunciable de su propia esencia” (DCE 25).

También la comunión y el servicio son len-guajes que en todos los tiempos y en todos los lugares se entienden. Así hablaron los primeros cristianos y quienes los veían comprendieron inmediatamente y respondieron con la admiración y una decida apertura al Evangelio (cf He 2,47; 4,33). El que ama, con la fuerza del Espíritu Santo, realmente habla todas las lenguas y todos lo oirán en su “propia lengua nativa”. Celebrar Pentecostés en nuestra Iglesia diocesana no puede ser, entonces, una simple y rápida conmemo-ración de un acontecimiento del pasado. Debe ser la experiencia profunda de la actuación del Espíritu, que nos renueva y nos capacita para realizar nuestra misión en el mundo de hoy, por el testimonio, la comunión y el servicio. Debemos hacer todo para lograr el paso de Babel a Pentecostés, pues, como dice san Pablo, no nos podemos quedar hablando al viento.

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3Marzo - Abril 2009

Editorial

Un periódico para la Nueva Evangelización

Asesor General:Mons. Ricardo Tobón RestrepoObispo de Sonsón - Rionegro

Director:Pbro. Julio César Bedoya Quintero

Consejo Editorial:Mons. Iván Cadavid O. - Mons. Darío Gómez Z. - Pbro. Oscar Orlando Jimenez G.

Pbro. Avilio Del Río R., Sr. Juan Diego Agudelo G., Sr. Pedro Luis Jiménez M., Sra. Marilú Giraldo G., Sr. Diego Iván Aristizábal H.

Diagramación-Preprensa e ImpresiónCasa Editorial El Mundo

DIÓCESIS DE SONSÓN-RIONEGROCalle 51 # 47-31 Tel. 531 52 52 Fax: Ext. 117

e-mail: [email protected] Rionegro (Antioquia, Colombia) - Página web: www.diosonrio.org.co

Por: Pbro. Oscar Orlando Jiménez Gómez

Vicario Episcopal para la Pastoral

OPINIÓN

Las exigencias de competencia y calidad en las diversas profesiones se plantean como signos de autoridad científica para desempeñarse en el oficio y función que cada persona tiene en la sociedad. Así, cada rol social, cada profesión y cada oficio, contienen un núcleo básico necesario que es imprescindible conocer de manera competente. Es el conocimiento debido, ineludible y obligatorio que identifica, tanto el área de conocimiento de una profesión, como la capacidad de quien lo ejerce.

Aunque todo conocimiento de información son útiles en términos de am-plitud de la propia cultura general, no hay duda que hay unos conocimientos que no son optativos para las personas, en términos de las responsabilidades que cargan. En efecto, saber en extenso de actividades que no tienen que ver con la profesión u oficio, no tiene el mismo valor que el dominio profun-do y amplio de materia relacionada con el ejercicio de la misma profesión. Saber mucho de lo no necesario puede indicar síntomas de ineficiencia; por el contrario, cuidar la propia formación, relacionada con la misión que se tiene, es signo de eficiencia o al menos de preocupación por la calidad. ¿Qué pensar de un educador que ignora los fundamentos de la pedagogía? ¿O del comunicador que emite conceptos acerca de ciencias que desconoce? ¿O del sacerdote que ignora las ciencias teológicas o los métodos de evangelización? Por eso es conveniente preguntarnos: ¿Qué enseñamos, qué predicamos, qué opinamos? Educadores que enseñan cosas viejas e inútiles; comunicadores que opinan de lo que no saben; pastores que repiten ideas aprendidas de memoria.

Por no preocuparnos por la ciencia debida, por los conocimientos funda-mentales, corremos el peligro de dar el triste espectáculo de ser representan-tes de lo que ignoramos, no tanto por limitaciones intelectuales –que no es poco- sino por mediocridad e indolencia, apatía o indiferencia, calificativos que dicen mucho acerca de la idoneidad y de la ética profesional.

En el mes de mayo celebramos las fiestas del Buen Pastor y del Maestro; qué importante que educadores y pastores entremos en una sincera au-toevaluación acerca de la formación permanente que debemos emprender de continuo, para ratificar la gravedad de la misión que la sociedad y la Iglesia han puesto sobre nuestros hombros. Pero no se trata únicamente de responder a terceros sino de hacerlo también ante nosotros mismos como una exigencia de honradez y honestidad.

Por muy buenas intenciones que tengamos, si no nos colo-camos en las manos de Dios muy poco vamos a lograr en nuestro trabajo pastoral. Eso fue precisamente lo que expe-rimentó el apóstol San Pedro cuando el Señor lo invitó a lanzar nuevamente las redes al mar para pescar, y Simón le respondió: “Maestro, hemos estado bregando toda la noche y no hemos pescado nada; pero en tu palabra, echaré las redes. Y haciéndolo así, pescaron gran canti-dad de peces, de modo que las redes amenazaban romperse. Hicieron señas a los compañeros de la otra barca para que vinieran en su ayuda. Vinieron, pues, y llenaron tanto las barcas, que casi se hundían” (Lc. 5,5-7).

De esto podemos decir que si el “Señor no construye la casa, en vano se afanan los constructores, si el Señor no guarda la ciudad, en vano vigila la guardia” (Salmo 127); porque “aunque uno sea perfecto entre los hijos de los hombres, si le falta la sabiduría que de ti procede, en nada será tenido” (Sabiduría 9, 6); de ahí la necesidad de permanecer siempre unido al Señor porque: “El que permanece en mí como yo en él, ése da mucho fruto; porque separados de mí no podéis hacer nada” (Jn 15, 5).

El discípulo, instrumento en las ma-nos de Dios, debe comprender que el Espíritu Santo, es el agente principal de la evangelización y que no habrá nunca evangelización posible sin esta acción. De ahí que la principal actitud del evangelizador es caer interiormente de rodillas, profundizar en su sentido de humildad y, sabiéndose mero ins-trumento bajo la acción discreta del Espíritu, lo invoca constantemente, con fe y fervor, se deja guiar profundamente por Él, como inspirador decisivo de sus programas, de sus iniciativas, de su actividad evangelizadora.

El Papa Pablo VI, en la “Evangelii Nuntiandi” nos dice algo muy importante sobre la acción del Espíritu Santo: “Él es el alma de esta Iglesia. Él es quien:

a) Explica a los fieles el sentido profundo de las enseñanzas de Jesús y su misterio.

b) Actúa en cada evangelizador que se deja poseer y conducir por El.

SOMOS INSTRUMENTOS

EN LAS MANOS DE DIOSc) Pone en sus labios las

palabras que por si solo no podría hallar.

d) Predispone también el alma del que escucha para hacerla abierta y acogedora de la Buena Nueva y del rei-no anunciado.

Las técnicas de evange-lización son buenas, pero ni las más perfeccionadas podrían reemplazar la acción

discreta del Espíritu. La preparación más refinada del evangelizador no consigue absolutamente nada sin Él. Sin Él, la dialéctica más convincente es impo-tente sobre el Espíritu de los hombres. Sin Él, los esquemas más elaborados sobre bases sociológicas o sicológicas se revelan pronto desprovistas de todo valor” (E.N. # 75).

La acción del Espíritu Santo en nuestras vidas tiene que llevarnos a ser testigos con la palabra y con la vida; este es precisamente el sentir de la Evangelii Nuntiandi cuando nos dice: “para la Iglesia el primer medio de evangelización consiste en un testimo-nio de vida auténticamente cristiana, entregada a Dios en una comunión que nada debe interrumpir y a la vez consagrada igualmente al prójimo con un celo sin limites. “El hombre contem-poráneo escucha más a gusto a los que dan testimonio que a los que enseñan, o si escuchan a los que enseñan es porque dan testimonio. San Pedro lo expresaba bien cuando exhortaba a una vida pura y respetuosa, para que si alguno se muestra rebelde a la pala-bra, sea ganado por la conducta (Cfr. 1 Pedro 1,3). Será sobre todo mediante su conducta, mediante su vida, como la Iglesia evangelizará al mundo, es decir, mediante un testimonio vivido de fidelidad a Jesucristo, de pobreza y desapego de los bienes materiales, de libertad frente a los poderes del mundo, en una palabra de santidad (E.N. 41); y continúa el Papa diciendo: “El mundo exige y espera de nosotros sencillez de vida, Espíritu de oración, caridad para con todos, especialmente para los pequeños y los pobres, obediencia y humildad, desapego de sí mismo y renuncia. Sin esta marca de santidad, nuestra palabra difícilmente abrirá brecha en el corazón de los hombres de este tiempo. Corre el riesgo de hacerse vana e infecunda (EN 76).”.

CIENCIA DEBIDA

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4Marzo - Abril 2009ACONTECER PASTORAL

El pasado 28 de marzo en la Universidad Católica de Oriente se realizó el foro por la vida, con motivo de la jornada del niño por nacer, organizado por la Delegación de pas-toral familiar, el Departamento de familia de la UCO y la Facultad de Teología de la misma universidad. El lema que iluminó el encuen-tro fue: “seres humanos desde el inicio hasta el final de la vida”. Por tal razón, los temas que se abordaron fueron el de la eugenesia y el de la eutanasia. Con respecto al primero, el expositor fue el Padre Guillermo León Zuleta doctor en teología y magíster en bioética, quien durante su ponencia presentó algunas generalidades sobre el tema y algunos pun-tos para su reflexión ética. La reflexión sobre la eutanasia fue expuesta por el Md. Ramón Córdoba, quien de manera muy clara mostró las diferentes implicaciones éticas que tiene el tema, y las razones por las cuales no puede aceptarse. El evento contó con la presencia

Foro sobre la vida

de más de 100 personas de diferentes pa-rroquias e instituciones, resaltando la gran presencia de jóvenes; la reflexión inicial fue realizada por nuestro Obispo.

El miércoles santo, 8 de abril del presente, en la Casa de Encuentros La Salle del municipio de Rionegro Ant., se realizó la JORNADA CUARESMAL para PROFESIONALES Y EMPRESARIOS en un clima de oración y reflexión; dicho encuentro inicio a las 8:30 a.m. y finalizó 1:30 p.m., con la Orientación de Monseñor Ricardo Tobón Restrepo quien dirigió el retiro desde la teología Paulina que fue acogida con mucho agrado y atención por parte de los 190 par-ticipantes quienes se dispusieron a celebrar mejor el triduo Pascual.

Encuentro con profesionales

El Vicario de pastoral de la Diócesis Sonsón Rionegro Padre Oscar Orlando Jiménez, acompa-ñado por los delegados, viene rea-lizando encuentros con los párro-cos de las diferentes Vicarías que conforman nuestra diócesis; estos encuentros son una oportunidad para acercar a las parroquias la Curia diocesana, compartir expe-riencias que nos enriquecen como presbiterio comprometido en una misma causa y con unos mismos objetivos como son los de fijar nuestros ojos en él.

Encuentro de párrocos por Vicarías

Durante los días 20 a 22 y 27 a 29 de marzo las Comunidades Eclesiales por el Reino de Dios (CER) realizaron los ejercicios espirituales de cuaresma para prepararse mejor a la Pascua del Señor. Tras las huellas de San Pablo se meditó que “Todo fue creado por Cristo y para Cristo” (cf. Col. 1,16); que si es verdad que el pecado tiene una gran fuerza, siempre “sobreabunda la gracia” (Cf. Rm. 5,20); por eso, es Dios mismo quien “nos impulsa a la conversión” (Cf. Rm. 2,4); esto nos lleva a confesar que “Jesús es Señor para gloria de Dios Padre” (Flp. 1,11) y a vivir nuestra fe en la “Iglesia de Dios vivo, columna y fundamento de la verdad” (1Tm. 3,15).

Retiro de las CER

Con una buena asistencia y participación, se realizó el encuentro de asesores espirituales del Movimiento Cursillos de Cristiandad en la Casa de retiros el Rodeo de La Ceja, Antio-quia. Fue la oportunidad que se tuvo para compartir las inquietudes y las experiencias que se vienen realizando en nuestra diócesis sobre este importante movimiento que cumple 40 años de hacer presencia en la diócesis. Dios permita que los Cursillistas de Cristiandad sigan fermentando de Evangelio cada uno de los lugares y ambiente de nuestra Iglesia particular con su testimonio como buenos discípulos y misioneros.

Encuentro de Asesores MCC

El Encuentro diocesano de grupos apos-tólicos infantiles es una experiencia sig-nificativa en la vida de muchos niños y niñas de nuestra diócesis. Esta es una fiesta de fraternidad que ha congregado cerca 2000 participantes que se convierten en peregrinos que caminan con la intención de encontrarse con Jesús, el amigo, el maestro. Bajo el lema “Como San Pablo, amigos y tes-

Concentración diocesana de grupos apostólicos infantilestigos de Jesús” nos reunimos el 25 de abril desde las 9:00 a.m. hasta las 4:00 p.m. en el la base área del municipio de Rionegro. Para este evento se prepararon niños y niñas, coordinadores y asesores de los dis-tintos movimientos y grupos apostólicos de nuestras parroquias. (Sembradores de paz, Infancia Misionera, Acólitos, Primera Infancia, lobatos y otros grupos apostólicos)

El domingo 19 de abril en la parroquia del Perpetuo Socorro de Rionegro, Monseñor Ricardo Tobón Restrepo celebró la Santa Misa en la que se restauró la adoración continua del Santísimo Sacramento que se había establecido en la capilla de San Francisco pero que ahora por motivos de restauración se debió cambiar de sitio hasta que se ter-minen los trabajos.

“La Iglesia y el mundo tienen gran necesidad del culto eucarístico. Jesús nos espera en este sacramento del amor” […] “…Seamos generosos con nuestro tiem-po al ir a encontrarlo en la adoración y contemplación, llenos de fe y listos para hacer reparación por las grandes faltas y

Adoración continua al Santísimo Sacramento en la parroquia del Perpetuo Socorro en Rionegro

crímenes del mundo. Que nuestra adoración nunca cese”. Juan Pablo II

La diócesis de Sonsón-Rionegro, agradece y bendice a Jesucristo Buen Pastor por el diácono Martin Eduardo Delgado Ramírez, quien fue ordenado Presbítero y por los se-minaristas Edwar Edison Moreno T., Gilberto Antonio Gallo G., Germán Alonso Jiménez Alzate, Fabio Alonso Gómez P., Sergio Adrián Gómez D., José Aníbal Usme B. y Rodolfo Andrés Londoño , quienes fueron ordenados Diáconos por imposición de manos y oración consecratoria de Mons. Ricardo Tobón Res-trepo Obispo de la diócesis Sonsón Rionegro. Dios los bendiga con la fidelidad y les ayude cada día a perseverar en la respuesta que han dado a Dios y a la Iglesia.

Nuevos Presbítero y DiáconosMARTÍN EDUARDO DELGADO RODRIGUEZ.

Nació el 31 de diciembre de 1976 en Cali – Valle. Hijo de Samuel y Esmeralda, fue ordenado en la Catedral de San Ni-colás de Rionegro el 2 de mayo de 2009 por Monseñor Ricardo To-bón Restrepo. En la actualidad presta su servicio pastoral en la Diócesis de Sin-celejo.

“Sin mí no podéis hacer nada” (Jn. 15,5)

Con el fin de responder a la urgente necesidad de la formación de laicos, la Facultad de Teología de la UCO realizará el sábado 23 de mayo el Seminario “La experiencia del discipulado en la biblia, un reto para los laicos”. Será de de 9:00 a.m. a 1:00 p.m. Mayores informes: 531 66 66 Ext. 281.

Formación para laicos

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5Marzo - Abril 2009ACTUALIDAD

Vivimos en un mundo pluralista. Nos enfrentamos al imperio de las minorías y, por añadidura, al del relativismo so-bre el que tantas veces y de tantas for-mas ha reflexionado el Papa Benedicto XVI. Hoy todos nos creemos poseedores de la verdad; mejor aún, de una ver-dad, pues se considera que la verdad puede ser múltiple. El mundo se pobló de pequeños grupos que aspiran a ser reconocidos, respetados y valorados Hasta las Iglesias de la Reforma se han multiplicado de manera incontrolable porque cada una de ellas se asienta sobre alguna verdad fundamental. La misma Iglesia Católica, aunque ha lo-grado mantener una unidad de fondo en torno a un cuerpo doctrinal, a una práctica litúrgica y sacramental y a una autoridad común, se ha visto tentada de radicalizarse en grupos de distinta factura, que podríamos denominar progresistas (de izquierda) o conser-vadores (de ultraderecha), que le han ocasionado no pocos sufrimientos y que han llevado a que muchos se sientan desorientados frente a la fe y la moral.

Este fenómeno, que tiene nexos innegables con la globalización y con la interconexión del mundo, nos está exigiendo visiones más abiertas, más totalizantes, más interdisciplinares. Parece un contrasentido que en la época de la especialización estemos necesitando de conocimientos más universales; pero es así. Ninguna persona puede vivir, relacionarse, interactuar en nuestro mundo sin una radical apertura a las múltiples y diferentes áreas del conocimiento. Por decir lo menos, hay unos cono-cimientos básicos que deben ser del dominio general para poder entrar en diálogo constructivo con los demás, como presupuesto indispensable de la comunicación interpersonal.

También esto se aplica a la pastoral. La cultura emergente en la que esta-mos involucrados, nos está diciendo que para entrar en diálogo con todas las tendencias y, sobre todo, para lle-var el Evangelio a los diversos ámbitos humanos y sociales, requerimos de miradas, de actitudes y de conocimien-tos muy amplios. Ya pasó la época en

que nos bastaba el catecismo y con él realizábamos nuestra “enseñanza” de la fe. La formación de los laicos y de los ministros de la Iglesia requiere de una honda transformación, de un amplio conocimiento de lo que sucede a nuestro alrededor, de una informa-ción actualizada y crítica sobre los fenómenos que constituyen nuestra cotidianidad.

Las personas a quienes hoy preten-demos evangelizar son muy distintas: críticas, con manejo de muchos temas, se hacen preguntas impredecibles, desean razones bien fundamenta-das, esperan que nuestra propuesta religiosa satisfaga un gran número de nuevas inquietudes, desearían ver validada su propia forma de vida por las enseñanzas evangélicas. En la sociedad actual, en la nuestra, en la que vivimos inmersos todos los días, se ventilan muchos temas que tienen que ver con la persona, con la orga-nización social, con la ciencia, con la tecnología, con las competencias, con la sociedad del conocimiento, con el medio ambiente, con la telemática, con la interculturalidad, con la inclusión de las minorías etc., que ponen a prueba nuestra capacidad de diálogo, nuestra propuesta doctrinal, la forma como celebramos nuestra fe y el modelo de vida que presentamos sin renunciar a la fidelidad a nuestros principios, sin otra piedra angular que no sea Jesu-cristo y sin otro objetivo que no sea la promoción y la salvación del hombre integral.

Y esto no es fácil si no nos prepa-ramos para dialogar con ese mundo y para confrontar otras formas de pensar y de vivir. Esto nos está indicando que hay que revisar los contenidos, los modelos pedagógicos, la forma de presentar nuestro mensaje salvífico, los currículos académico-pastorales de los seminarios, de la formación permanente, de las escuelas de for-mación para laicos, si queremos ser interlocutores en el mundo de hoy y si nos decidimos en serio a evangelizar la nueva cultura. El reto es serio, urgente y, además, requiere del esfuerzo man-comunado de todos en la Iglesia.

Interdisciplinariedad y pastoral

“¿Cómo anda usted, buen hombre?” Pregunta el ciego al tullido. Y el tullido le responde al ciego: “Como usted lo puede ver, mi buen amigo”.

Caminar y ver, dos verbos implícitos en esta conversación sencilla, pero profunda. Caminar y ver son dos rea-lidades que no se pueden desligar en el quehacer pastoral.

La opinión de algunos medios de comunicación social y el resultado de diferentes investigaciones muestran que la Iglesia pierde cada día un nú-mero significativo de fieles por el poco conocimiento de la realidad. Este poco conocimiento de la situación hace que nos conformemos con lo que hacemos y tenemos, y ocasiona una miopía o parálisis pastoral.

Realidades como el crecimiento de la pobreza, la perspectiva de género, el gran número de embarazos en adolescentes no deseados, el aumento del consumo de la droga, la fragmen-tación de la familia, la cosificación de las relaciones personales, el sin-cretismo religioso, la indiferencia de las personas frente al Día del Señor, la dicotomía entre fe y vida pública, la injusticia e indiferencia de tantos patrones con sus empleados o la re-ligiosidad popular sin el compromiso del discipulado son problemas poco abordados en su profundidad en la planeación y acción pastoral. Aquí bien cabe afirmar con Ortega y Gasset: “no sabemos lo que nos pasa, y esto es precisamente lo que nos pasa, no saber lo que nos pasa.”

Cuando no sabemos lo que nos

pasa, ofrecemos supuestamente “res-puestas pastorales” a un ambiente que exige otro tipo de pastoral. En ocasiones, respondemos a problemas de alto calibre con recetas “pastora-listas”, que en muchas circunstancias adormecen, pero no despiertan la autenticidad de la fe en los fieles.

¿CIEGOS O TULLIDOS?

Este tipo de respuestas se da cuando no analizamos, ni pensamos, ni ora-mos, ni abordamos el contexto de la pastoral, o cuando simplemente la sentimos pero no la vemos, o la vemos pero no la sentimos. Ver y caminar, caminar y ver son dos verbos que no se excluyen.

Esta realidad nos desafía e implica que tenemos que salir de nuestra ceguera y ampliar el camino de la panorámica pastoral. Si queremos ver más allá, tenemos que estar actualizándonos constantemente, incluso hay que interactuar con las otras disciplinas como la psicología, sociología, la filosofía e inclusive con las ciencias positivas. Cuando no nos actualizamos y seguimos haciendo la misma pastoral de siempre, podemos caer en la tentación de “la dictadura del pastoralismo, o sea, hacer por hacer, con tal de hacer”, marginando y excluyendo la reflexión y la forma-ción en aras del hacer. Esto significa realizar una pastoral sin compren-sión ni análisis de lo que pasa. Es una simple realización de eventos sin procesos ni objetivos claros, un recetario pastoral que no conduce a una evangelización eficiente. Ya los pensadores en contra del empirismo lo decían enfáticamente: “la mejor práctica es una buena teoría”, la mejor acción pastoral es una buena formación.

Parodiando al padre de positivismo, Augusto Comte, se puede concluir que “quien conoce el pasado es dueño del futuro”. En otras palabras, quien conoce la realidad es dueño del futu-ro. Así pues, que si no conocemos a profundidad el contexto de la realidad pastoral en un mañana, el número de fieles y de personas comprometidas con la evangelización será oscuro y dramático.

“El momento es apremiante… Que-da como solución qué...”

POR: MOnS. IVán CadaVId OSPInaRECTOR UnIVERSIdad CaTólICa dE ORIEnTE

POR: PbRO. JOSé Raúl RaMíREz ValEnCIa dECanO FaCUlTad dE TEOlOGía UCO

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6Marzo - Abril 2009HUELLAS EN LA ROCA

Con sus recién 87 años cumplidos, el Padre Jesús María García ha confirmado en el ocaso de su vida que el sacerdote se debe a las personas y que los años avanzan más rápido de lo que cualquier persona cree.

Este sacerdote oriundo de Guatapé, de figura menuda, de palabras pausadas y sencillas cargadas de sabiduría y ternura, de pasos lentos y mirada reflexiva que seguro le ayud a a ubicar sus recuerdos, ha dedicado sus años al servicio de los demás, haciendo que su ministerio esté siempre lleno de felicidad y agradecimiento a Dios por el regalo de cada día.

Confiesa haber iniciado su ministerio un poco tarde, a los 34 años de edad, y re-cuerda con agrado las primeras parroquias del Oriente Antioqueño en las que inició su sacerdocio, San Rafael y San Carlos respectivamente, en las que trabajó como vicario cooperador y aprendió algunos secretos de la administración.

De San Carlos fue nombrado como párroco para la parroquia de San Luís, municipio donde por más tiempo ha permanecido, en una primera etapa por un lapso de dos años y luego de desem-peñarse como párroco de las parroquias de Cocorná por un par de años y de la de Nariño por seis, vuelve a San Luís donde estuvo 18 años más.

“En San Luís emprendí una obra muy importante, allí sólo había hasta quinto de primaria, yo llegué y estrujé las puertas de una vieja Casa Campesina que tenía y fundé mi colegio”, cuenta el padre García, recordando con orgullo el inicio del Colegio

LA OBRA DEBIDAPOR: JUan dIEGO aGUdElO GIRaldO

COMUnICadOR – dIóCESIS dE SOnSón RIOnEGRO

San Luís Gonzaga; del municipio en el que además del colegio que inició con unos 40 alumnos, se preocupó por embellecer el templo y el hogar campesino, así como de difundir la fe a través de la venta del periódico el Heraldo Católico.

En San Luís aún lo recuerdan como un sacerdote asequible y cercano a la gente, excelente trabajador, dedicado y líder de grandes obras y como el Padre que ha tenido con más resplandor el templo en los últimos 50 años; sencillo, amante de los pobres y de los campesinos, a quienes visitaba con frecuencia, pues recorría las 57 veredas de este municipio a caballo, en periplos que tardaban hasta 17 días, recorriendo de una en una las veredas por tandas de 18 o 19.

Impulsó las cooperativas, la remode-lación del templo, la construcción de la escuela nueva y sobre todo, por lo que más lo recuerdan los San luisanos es por poner en funcionamiento y construir el Colegio San Luís Gonzaga y motivar a los jóvenes de este municipio a prepararse constan-temente, por lo que inició dirigiendo esta importante obra.

“Siempre he estado del lado de la justicia y nunca he entendido porque los hombres se matan unos a los otros”, dice el padre Jesús María, mientras recuerda el dolor en una de sus piernas que de un tiempo para acá lo aqueja, según él, por un problema en el canal de un disco de la columna que no lo deja caminar o permanecer de pie por largos periodos de tiempo “yo no en-tiendo de canales, pero me tienen fregado” continua el padre García, mientras obser-

va a su alrededor y se acomoda en una de las silla de su despacho don-de seguramente atiende con un gran amor y con la paciencia que dan los años a los fieles de la Parro-quia El Calvario de Campo Valdés en Medellín, donde vive actualmente.

Aunque su ma-yor obra está en el municipio de San Luís por el largo periodo de tiempo que permaneció allí, en Cocorná y Nariño también está su huella, en estos dos munici-pios remodeló la

Casa Cural y le puso mano a la Iglesia, y especialmente en Nariño, se preocupó porque las columnas del templo fueran reforzadas por encontrarse esta construc-ción en un terreno escarpado.

Cuando el padre Jesús María salió de San Luís, estuvo durante seis meses en la Parroquia El Perpetuo Socorro de Rionegro, y aunque le habían ofrecido la parroquia de su tierra natal, Guatapé, desistió de esta idea, porque lo acobarda el frío.

Y como andaba buscando calor, decidió aceptar la invitación que Monseñor Jairo Jaramillo Monsalve, le hizo a varios sacer-dote de nuestra Diócesis de acompañarlo a la Guajira a trabajar en esta tierra donde el 45% de sus habitantes son indígenas; muchos, incluso sus compañeros sacer-dotes, no creían que el Padre Jesús María permaneciera mucho tiempo en esas tierras, pero para sorpresa de todos fue quien más duró allí, 14 años y dos meses en los que se desempeñó como vicario parroquial, como párroco y como Vicario General de esta Diócesis; de la Guajira destaca el trabajo realizado con los niños, apoyados en textos y catequesis escritas por Monseñor Alonso Llano, a quien con-sidera como un gran escritor.

El calor y la sequedad de la Guajira no fueron obstáculo para el Padre Jesús María, pero la forma de ser del costeño si le hicieron mella, “manejé muy bien el calor, la sequedad, el aire, el salobre, de todo; lo que no manejé fue las costumbres costeñas que me desquiciaron siempre mucho, muy abierto el costeño, muy sin-vergüenza y esas costumbres siempre son muy duras para uno después de criarse en el Oriente Antioqueño que es de gente muy sana y buena”.

Después de su travesía por la Guajira, trabajó en Bello por dos años con el Padre Carlos Mario Ochoa a quien aprecia con todo su corazón y de allí, empezó a vivir con su sobrino el Padre Leonardo (Párro-co), primero por dos años en la Parroquia

de San Judas en el Barrio Castilla en Me-dellín y desde hace menos de un año en la Parroquia El Calvario en Campo Valdés en la misma ciudad.

El padre Jesús María considera como su experiencia más valiosa de sacerdocio, el haber sido Párroco, pues esta labor lo hacía sentir como papá de toda una comunidad, de todo el mundo. Nunca le ha pesado un minuto de su vida ser sacerdote, agradece a los fieles de las diferentes parroquias donde ha trabajado teniéndolos siempre presentes en sus oraciones, y conside-ra que a estas alturas de su vida debe producir más espiritualmente, la gustaría volver a ser joven para empezar de nuevo y con más ganas, para aprender incluso a manejar un computador, para decirle a la gente al oído “hay un Dios que te ama, hay un Dios que te quiere, que tiene guardado para ti un puestecito en el cielo y tu estas algunas veces echándolo a perder”.

Recuerda mucho a sus sacerdotes ami-gos y compañeros con quienes trabajó y aunque la memoria le falla a la hora de dar nombres, no puede dejar de agradecer a todos los que le han brindado su aprecio, anota que cada año se encuentra con los sacerdotes compañeros de estudio y que celebran con una Eucaristía que preside “el que más fuercecitas tenga” un año más de vida y de ministerio

A los sacerdotes jóvenes les aconseja “empiecen bien, porque después los cogen los años y se dicen, porqué malbaraté mi tiempo. Empiecen con más amor a Dios, mucho más amor a Dios, mucho más buscarlo, mucho más entregarlo, querer mucho más a la gente y no ser bruscos con ellos, porque siempre se empieza con brusquedad, tratar bien a la gente y pa-recerse mucho a Jesús, para al final decir: Todo lo hizo bien”.

A las gentes del Oriente Antioqueño las invita a seguir siendo buenos y lindos, a que no pierdan la fe y el amor a Dios y a que recuerden que en el corazón de Dios cabemos todos.

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7Marzo - Abril 2009AREA PASTORAL SOCIAL

Son cada vez más necesarios los es-pacios de formación para toda clase de laicos, especialmente para quienes se empeñan en las tareas sociales en las cuales les corresponde dar una respuesta adecuada a los desafíos que presenta el mundo de hoy. Son muchos los que se sienten impotentes frente a crudos problemas que desafían al evangeliza-dor y pueden conducir a ansiedades y confusiones que desalientan y aun ha-cen claudicar de las más nobles tareas pastorales.

Cómo orientar y decir una palabra adecuada ante situaciones que nos in-terpelan como los grupos violentos, el hambre, la drogadicción, la enfermedad, la viudez, el desempleo, el desplaza-miento, la corrupción, la indigencia, la mendicidad, entre otros problemas que aquejan a nuestra sociedad. Estamos llamados a dar razón de nuestra es-peranza y a iluminar la realidad desde el Evangelio y la Doctrina Social de la Iglesia. No podemos quedarnos callados e inermes; “Al contrario, dad culto al Señor, Cristo, en vuestros corazones, siempre dispuestos a dar respuesta a todo el que os pida razón de vuestra esperanza” (1 Pedro 3, 15)

Solamente si nos empeñamos en una sólida formación podremos conocer lo que la Iglesia enseña en cada tiempo y para cada situación y estar capacitados para dar respuesta de lo que creemos y sobre cómo ayudar a muchos a que en-cuentren una luz, un camino de solución a sus problemas.

La Pastoral Social Diocesana le ha apostado desde hace varios años a un proceso de formación en la Doctrina So-cial de la Iglesia. Tal vez la experiencia más concreta y organizada fue la del diplomado en Doctrina Social de la Iglesia desarrollada en el 2004 con más de 100 participantes y que sembró el deseo de un proceso de formación continuo. Es así como la Pastoral Social atendiendo a la solicitud de varias personas, y teniendo como base la experiencia de la Escuela Diocesana de Discipulado, ha impulsado la Escuela Diocesana de Pastoral Social.

Nos empeñaremos en profundizar en los temas de la realidad social de la región iluminándolos desde el Evangelio y la Doctrina Social de la Iglesia, con la ayuda de expertos en la materia; es así como en el encuentro de febrero conta-mos con las orientaciones del Padre Oscar Chalarca Giraldo, Director de la Casa Pan

ESCUELA DIOCESANA DE PASTORAL SOCIAL

y Vida San José de Rionegro, quien nos expuso el mensaje del Papa Benedicto XVI para el 1 de enero de 2009 “Com-batir la pobreza, construir la paz”, (65 participantes); en marzo el Padre Emilio Betancur, Director de la Pastoral Social de la Arquidiócesis de Medellín con el tema “San Pablo, ejemplo de solidaridad”, (100 participantes); en abril el doctor Sergio Guzmán de la Defensoría del Pueblo para Antioquia en el tema “El desplazamiento forzado, una realidad creciente” , (64 participantes). Además, en las semanas siguientes a cada encuentro Diocesano se ha estado desarrollando el Compen-dio de la Doctrina Social de la Iglesia a través de sencillos talleres para trabajar por cada uno de los grupos a nivel pa-rroquial.

La metodología y la dinámica son similares a las de la Escuela de Disci-pulado.

- Encuentro Diocesano. Todos los se-gundos martes de mes en la Universidad Católica de Oriente de 9:00 a.m. a 12:00 m. con el siguiente esquema: Oración, repaso y seguimiento al trabajo desa-rrollado en el mes, tema central sobre la Doctrina Social de la Iglesia, y el cuarto momento taller grupal para fortalecer la organización y proyección de la Pastoral Social a nivel parroquial.

- Trabajo en las parroquias a nivel grupal: se pretende que con la cartilla y los materiales ofrecidos en el encuentro diocesano los participantes puedan desarrollar los otros tres encuentros semanales en su parroquia. Primer encuentro de profundización en el tema visto en el Encuentro Diocesano sobre el cual siempre se entregarán unas memorias o reflexiones afines, segun-do y tercer encuentro para desarrollar los dos temas sobre el Compendio de

la Doctrina Social de la Iglesia que se entregarán en cada Encuentro Dioce-sano.

Los participantes pueden ser: Agentes de Pastoral Social de las parroquias, los Ministros laicos de la Pastoral Social que aún existan, las personas que hicieron el diplomado de Pastoral Social en el 2004, líderes sociales y comunitarios que estén vinculados o quieran vincularse a la vida pastoral de la parroquia.

El deseo es que este proceso dinamice el trabajo con los programas de la Pasto-ral Social en cada una de las parroquias de la Diócesis.

En cada encuentro, tanto mensual como semanal, se pretende trabajar con los cinco pilares a través de los cuales la Pastoral Social fundamenta todo su trabajo pastoral:

1- Sensibilización: Es necesario trabajar en un proceso permanente de sensibilización sobre la realidad social y pastoral de la Diócesis y de cada una de las parroquias que la conforman. “Un día cuando Moisés ya era mayor, fue adonde estaban sus hermanos, y vio sus duros trabajos; vio también cómo un egipcio golpeaba a un hebreo, a uno de sus hermanos…” (Éxodo 2, 11-14) Se hace necesario que vayamos a nuestros hermanos y descubramos su dolor, su necesidad, su sufrimiento y sus an-gustias. No podemos ser insensibles ante lo que pasa a nuestro alrededor. Su suerte es mi suerte, su destino es mi destino, su dolor es mi dolor… y yo puedo ayudarlo.

2- Espiritualidad: En cada encuentro es fundamental tener un momento fuer-te de oración. Sin una experiencia de Dios no seremos capaces de hacer algo

que valga la pena a favor de nuestros hermanos. Cuando algunas personas acompañaron a la Madre Teresa de Cal-cuta a visitar a los enfermos, uno de los acompañantes le dijo: “Madre Teresa, yo no haría eso ni por millones de dólares. Contestó la Madre Teresa de Calcuta: ‘yo tampoco, lo hago por amor a Dios”. Lo mismo le había pasado a Moisés, sólo después de que tuvo la experiencia fuerte de Dios con lo de la zarza que ardía y no se consumía, (Éxodo 3, 1ss), fue posible que comprendiera que Dios le llamaba a liberar a su pueblo de la esclavitud de Egipto.

3- Formación: Urge a todo Agente de la Pastoral Social un estudio intensivo de la Doctrina Social de la Iglesia. “Parece que, actualmente, el verdadero proyecto a medio y largo plazo sea el invertir en la formación de las personas y en desa-rrollar de manera integrada una cultura de la iniciativa.” (Mensaje de Benedicto XVI Enero 1 de 2009 numeral 11). Faltos de contenido, agotados en el discurso, mensajes sin profundidad y apoyados sólo en nuestros pobres conocimientos, no tendremos la fuerza de transformar la sociedad con la fuerza del Evangelio y la Doctrina Social de la Iglesia. Es necesario formarnos y formar a nuestros Agentes de pastoral.

4- Organización: Sin estructurar y consolidar una verdadera Pastoral Social en cada parroquia, vinculando las personas y programas necesarios, es infructuoso el desarrollo de cualquier esfuerzo en bien de los más pobres y excluidos. “También la Iglesia en cuanto comunidad ha de poner en práctica el amor. En consecuencia, el amor necesita también una organización, como pre-supuesto para un servicio comunitario ordenado” (DCE 20).

5- Acción: Se requiere poner el mayor empeño en obras concretas que permitan visibilizar y hacer realidad la Promoción Humana, la Acción Caritativa y la Vida, la Justicia y la Paz. “Según el modelo expuesto en la parábola del buen Samaritano, la caridad cristiana es ante todo y simplemente la respues-ta a una necesidad inmediata en una determinada situación: los hambrientos han de ser saciados, los desnudos ves-tidos, los enfermos atendidos para que se recuperen, los prisioneros visitados, etc.” (DCE 31). Aunque esta fundamen-tación parece sólo asistencialista, nues-tro trabajo será siempre la promoción humana integral. Es la persona entera a quien hay que liberar, promover y salvar.

POR: PbRO. MIGUEl ánGEl SalazaR RInCónCOORdInadOR áREa dE PaSTORal SOCIal

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10Marzo - Abril 2009INFORME ESPECIAL

El pasado domingo 19 de abril, se celebró, por segunda vez, en la Capilla provisional de Barroblanco, la festividad del Señor de La Divina Misericordia; a pesar de las limi-taciones en las condiciones en la infraestructura del espacio en el cual se tiene propuesto construir un gran templo, la comunidad católica pere-grinó masivamente hasta la humilde capilla para glorificar al Señor con sus oraciones y su participación en la Solemne Eucaristía.

El desbordado entusiasmo por esta devoción en nuestra Iglesia, renuevan cada día la fuerza del proyecto con-solidando el trabajo que ha venido liderando el Presbítero Jaime Aven-daño Pérez con el acompañamiento institucional y el de un importante grupo de personas de la comunidad de la vereda Barroblanco y fieles devotos de la Divina Misericordia.

Quienes han estado cerca de esta iniciativa, reconocen con admiración los significativos avances en la misma y el incansable entusiasmo en sus gestores, pues apenas a dos años de haberse ini-ciado, sus logros son muy importantes y fundamentalmente el correspondiente con la identidad y reconocimiento de la oportunidad y conveniencia del nuevo templo y parroquia.

La iniciativa de la comunidad, aco-gida por la Diócesis Sonsón-Rionegro, por voluntad del señor Obispo, con motivo de los 50 años de la Dióce-sis, empezó a tomar forma el día 11 de marzo de 2007, fecha en la cual el Presbítero Jaime Avendaño Pérez celebró la primera eucaristía en una antigua casa, contigua a la Institución Educativa Barroblanco, en terrenos propiedad del Municipio. La Admi-nistración Municipal al autorizar la utilización de aquel espacio para una eucaristía semanal, daba respuesta al

PROYECTO DE TEMPLO LA DIVINA MISERICORDIA AVANZA SATISFACTORIAMENTE EN BARROBLANCO

interés permanente de la comunidad por un espacio de oración; en aquella fe-cha, a las 11 de la mañana, un reducido grupo de per-sonas se apostaron frente a una improvisada mesa, para participar de la euca-ristía con la cual se ponía en marcha el proyecto. El 29 del mes siguiente, los gestores de la iniciativa solicitaron al Alcalde de Rionegro, doctor Hernán de Jesús Ospina Sepúlveda, la cesión del terreno “para la construcción de un templo bajo la particular condición de Santuario”; el documento está respaldado por cientos de firmas que encabezan Monseñor Darío Gómez Zuluaga, Presbítero Jaime A. Avendaño Pérez, Luz Ana Vargas Echeverri y Je-sús Gonzalo Martínez Cardona. A este documento prosiguió la presentación de un proyecto para facilitar la nego-ciación entre la Diócesis y el Municipio. En las diferentes reuniones con el señor Alcalde y el Asesor Jurídico de la entidad municipal se había optado por la firma de un convenio entre las partes para darle viabilidad jurídica al proyecto.

La Administración Municipal con-siderando el proyecto presentado por la Diócesis y las mismas inquie-tudes de la comunidad, tramitó las herramientas legales para la firma del convenio, todo ello soportado en el estudio de oportunidad y conve-niencia, formulado por la Secretaría de Gestión Social y Desarrollo Eco-nómico y refrendado por el Alcalde el 10 de noviembre de 2007.

El 26 de diciembre el Honorable Concejo Municipal aprobó el proyecto de Acuerdo 115, convertido en Acuerdo Municipal 082 por el cual autorizó al señor Alcalde para firmar convenio con la Diócesis Sonsón-Rionegro; el mismo fue sancionado el 28 de diciembre en

POR: JESúS GOnzalO MaRTínEz CaRdOna

una pequeña ramada construida al frente de la casa en la cual se había celebrado la primera eucaristía. Ese acto fue presidido por el señor Obispo, el Alcalde de Rionegro y el Presidente del Concejo Municipal. Aquella fue la primera visita del pastor de la Diócesis al lugar del futuro templo.

El 31 de Diciembre de 2007, el señor Alcalde y el Excelentísimo Señor Obis-po, firmaron el convenio interinstitucio-nal No. 498, allanando el camino para avanzar en la gestión del proyecto. El 19 de diciembre de 2008 se firmó la escritura 2459 por la cual el Municipio transfirió a la Diócesis un lote de terreno con un área aproximada de 3.000 mts cuadrados, como obligación surgida del convenio interinstitucional firmado en-tre las partes. El 1º. De marzo de 2009, por segunda vez, el Excelentísimo Señor Obispo visitó el lugar del proyecto, pero en esta oportunidad para presidir la Sa-grada Eucaristía de las 3:00 de la tarde. Las condiciones físicas del lugar ya ha-bían cambiado, pues la ramada que se había iniciado en noviembre de 2007, se había ampliado considerablemente y contaba con tablas que servían como bancas y piso en cemento. Al final del oficio religioso, el Excelentísimo Obispo presidió una reunión para intercambiar algunos conceptos e ideas sobre lo que debería ser el futuro templo.

El 1º. de abril del año en curso, la humilde ca-pilla recibió la donación de un valioso crucifijo, las imágenes de San José y la Virgen María y la cantidad suficiente de bancas con espaldar para reempla-zar las tablas que durante un año habían servido de asiento. Esta donación de la comunidad religiosa del Sagrado Corazón de Jesús de la Ciudad de Bogotá, ha sido otra manifestación de la Misericordia del Señor y las bendiciones que ha de-rramado sobre aquel lugar.

En el año 2008, el Presbítero Jaime Avendaño había celebrado algunas acciones litúrgicas de la Semana Santa; el presente año se atrevió a la celebración completa de todos los actos litúrgicos relacionados con la pasión, muerte y resurrección del Se-ñor, algo que constituyó la expresión de recogimiento y una participación que desbordó las expectativas exis-tentes. Las solemnidades de Semana Santa y fiesta de la Divina Misericordia, fueron una importante prueba para el proyecto, pues allí quedó evidenciado que el templo que se proyecta construir deberá tener la capacidad suficiente para albergar a una comunidad de fe y profunda devoción al Señor de la Divina Misericordia, que día a día se multiplica y hace presencia en este lugar.

El día 20 de abril, se cerró el se-gundo capítulo para el proyecto; en la fecha la Diócesis recibió el total dominio sobre el lote de terreno adquirido por virtud del convenio y que le significó una inversión de $238’500.000, representados en 10 becas en la Universidad Católica para estudiantes de los estratos más pobres de la población rionegrera y la ejecución de un programa social co-munitario focalizado en la Institución Educativa Barroblanco.

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11Marzo - Abril 2009CRÓNICA

El seminario se ha vestido de fiesta en este año, pues la providencia divina le ha permitido llegar a sus cincuenta años de existencia. Su historia comenzó en aquel lejano ocho de febrero de 1959, día en que Monseñor Alberto Uribe Urdaneta firmó el decreto de erección canónica; inició su aventura como obra formativa ocho días después con los primeros seminaristas y ha continuado de manera ininterrumpida hasta el día de hoy. La celebración jubilar contó con una programación que involucró a todos aquellos que de una u otra manera están vinculados a esta casa de formación: alumnos y familia toda del Seminario, egresados, benefactores y amigos en ge-neral. Y se desarrolló en tres momentos especiales: el 15 de febrero, día en que se cumplían los cincuenta de su inauguración; en esta fecha se tuvo la celebración jubi-lar como familia del Seminario integrada por formadores, seminaristas, hermanas, profesores y trabajadores. Se realizaron distintas actividades litúrgicas, culturales y recreativas. Monseñor Ricardo Tobón Restrepo presidió la solemne celebración eucarística de acción de gracias.

El segundo momento de la celebración, el día del egresado, tuvo lugar el cinco de marzo: nos reunimos alrededor de doscien-tos sacerdotes que pasamos por esta casa y a la cual nos sentimos unidos de manera especial. En las horas de la tarde se hizo un panel que contó con cuatro ponencias acerca de la formación sacerdotal perma-nente desde la Sagrada Escritura, desde el Magisterio de la Iglesia, desde el ejercicio diario del Ministerio ordenado, y desde la visión del laico; fueron realizadas, respec-tivamente, por el P. Elkin Fernando Álvarez

SEMINARIO NACIONAL “CRISTO SACERDOTE”

CINCUENTA AÑOS GLORIFICIANDO EL SACERDOCIO DE CRISTOPOR: PbRO. JORGE aldEMaR

aRISTIzábal GóMEz

Botero, P. Bernardo Parra Afanador, Mons. Héctor Salah Zuleta y el profesor Julián Ál-varez. A las exposiciones siguió un conver-satorio acerca de la formación sacerdotal en el mundo de hoy. Todo ello resultó muy enriquecedor para los presentes. Al final se condecoró a las hermanas Siervas de Cristo Sacerdote con la Orden Pez Cristo Sacerdote en las religiosas Sor María San Alfonso y Sor Mariana Ramírez, quienes

han gastado muchos de sus años de vida al servicio de esta obra; también fue conde-corada la hermana Irene Valencia que desde junio de 1969 colabora de manera abnegada, ininte-rrumpida y generosa en esta casa. Por la noche contemplamos una estupenda velada cultural en la que se nos presentó la obra teatral “Tiempo de Espadas” de Jaime Salón y dirigida por el P. Iván Marín, y

unas canciones del coro polifónico del Seminario dirigido por el profesor Jhon Dayro López.

El viernes seis de marzo, tercer mo-mento y día central de la celebración, nos dimos cita todos –familia del Seminario, egresados e invitados en general- en el Teatro Aranzazu del municipio de La Ceja a las nueve y treinta de la mañana; allí se nos ofreció un bello y ameno concierto presentado por la Orquesta Sinfónica de la Red de Escuelas de Música de Medellín. Seguidamente nos trasladamos al tem-

plo parroquial, Basílica menor, “Nuestra Señora del Carmen”, donde tuvo lugar la gran concele-bración presidida por el señor Nuncio de su Santidad en Colombia, Mons. Aldo Cavalli, y que contó con la pre-sencia de 44 obispos, más de 500 sacerdotes, muchos religiosos, re-ligiosas, seminaristas y pueblo en general.

En la homilía, el se-ñor Nuncio afirmó: “El seminario tiene que ser el hogar de Jesucristo; el seminario es la casa de

Jesucristo y quienes van al seminario son los invitados por Jesu-cristo”; continuó acentuando que quienes ingresan al seminario deben responder con amor, inteligencia y voluntad; también subrayó que el seminario prepara al can-didato para recibir el don del sacramento del orden, para configurarse con Cristo, que conduce al servicio de la Palabra y de los sacramentos. Terminó afirmando: “¿Quién es el sacerdote? ¿Quiénes somos nosotros? El sacerdote –lo ha dicho cons-tantemente el Papa- como dijo San Pablo a Timoteo: es el hombre de Dios, no otra cosa…” Terminada la concelebración eu-carística nos dirigimos al Seminario donde compartimos el almuerzo, al final del cual se hizo el descubrimiento de una placa conmemorativa.

Durante sus cincuenta años, en este Seminario han terminado su proceso formativo y se han ordenado alrededor de 1078 sacerdotes, teniendo en cuenta que, además de estos, son muchos los que hicieron parte de su formación pero no la finalizaron y hoy son presbíteros. Muchos han hecho posible esta obra; resaltamos a su fundador, monseñor Alfonso Uribe Jara-millo; a todos los que han estado al frente de ella colaborando como formadores; y a los benefactores tanto espirituales como materiales. Para todos ellos un rendido homenaje de gratitud. El seminario está enclavado dentro de la diócesis de Sonsón-Rionegro y siempre ha estado ligado a ella; la cercanía y el apoyo que sus obispos le han ofrecido desde que Monseñor Alfonso Uribe le manifestó su proyecto al entonces primer obispo de la diócesis de Sonsón, Monseñor Alberto Uribe Urdaneta, han sido fundamentales para que esta casa pudiera comenzar y avanzar hasta llegar a la celebración de sus diez lustros de existencia.

También, el clero de esta querida Iglesia particular ha colaborado desde el inicio, sobre todo con el aporte de formadores ya desde su segundo año de fundación, y des-de la extinción de la Asociación Sacerdotal “Regina Apostolorum” en 1991, asumió por completo esta responsabilidad.

El Seminario sigue su camino empe-ñado en dar lo mejor con el fin de ofrecer buenos y santos sacerdotes para la Iglesia. Rogamos al Dueño de la Mies que lo siga bendiciendo, custodiando y protegiendo.

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12Marzo - Abril 2009AÑO DEL CINCUENTENARIO

Peregrinar significa “caminar en el mundo con el otro, con sus riquezas y sus miserias, con su gracia y su pecado, con sus luces y sus sombras.” Peregri-nar significa arrancar y desprenderse, salir y abandonar tierras y ganados, y junto con ellos estructuras y comporta-mientos, pensamientos y falsas ópticas (Lc 5, 27-28), para crecer en nuevos estilos de vida y relación.

Peregrinar significa acompañar al otro en el viaje, no como a quien está junto a mí, sino como a quien acepto y asumo, y con quien miro el mismo horizonte (2Re 2, 1-6; Rt 1, 15-17). En el peregrinar hay cansancios, pe-nas, fatigas, donde a veces la vida es amarga (Ex 14, 11-12; 17, 3-4), pero también con el otro rostro: Momentos en los cuales se experimenta la alegría, el placer de vivir, estimulándose la esperanza y moviéndonos a un vuelo libre y encumbrado (Ex 16, 10-15; Nm 20, 11; Dt 8, 7-16).

Cuando asistimos a romerías, a pro-cesiones o visitamos algún santuario estamos peregrinando, recordando que desde el bautismo somos peregrinos al cielo.

Estamos en un tiempo de peregri-nación; es un tiempo marcado por la provisionalidad, por el sentido heroico de la existencia, y en el que debemos tener puesta la mirada en el horizonte. Peregrinar es caminar con un rumbo fijo, es avanzar hacia una meta, a un lugar que representa un encuentro espiritual. En la vida de la Iglesia las peregrina-ciones han sido una práctica constante e inmensamente fructífera que la sim-boliza a Ella misma, pues es Pueblo peregrino que camina sostenido por la Eucaristía hacia la Patria celestial.

Y es en este año del cincuentenario en que debemos mirar de una manera

Peregrinando con Nuestra Señora del Rosario de Arma patrona de la Diócesis

especial a nuestra Madre: María es la Luna que refleja los rayos del Sol de Justicia y nos muestra el camino de nuestro peregrinar. El Papa Juan Pa-blo II enseñaba que María nos educa «consiguiéndonos abundantes dones del Espíritu Santo y proponiéndonos, al mismo tiempo, el ejemplo de aquella “peregrinación de la fe”, en la cual es maestra incomparable».

Su vida se consume en el segui-miento radical de ese Camino que es su propio Hijo, y recorriendo sus pasos vamos caminando hacia la santidad. Ella es la “Madre del peregrino”, que nos acompaña siempre, y especial-mente en los momentos de cansancio o de dificultad.

María es peregrina. Quizá incluso «podríamos hablar de la Peregrina por excelencia. Pues, además del Señor Je-sús, quién ha comprendido mejor que María que este mundo no es un lugar para instalarse, sino para usar de él en tanto cuanto sirva para mejor cumplir con el Plan de Dios. Quién mejor que María ha percibido el hondísimo im-pulso de su mismidad convocándola al encuentro con el Altísimo. Sin duda la experiencia cristológica que se nos manifiesta a través de la carta a los Hebreos, “nosotros no tenemos aquí una ciudad permanente, sino que buscamos la que está por llegar”(Heb 13,14), es también una experiencia mariana».

La vida de María está marcada por las peregrinaciones. La primera de que tenemos noticia es la que emprende para atender a su prima Isabel, quien, como Ella, está encinta. Luego que el ángel le anuncia que será Madre del Redentor, luego de su “Hágase” lleno de confianza y amor, María inicia una peregrinación para vivir el servicio humilde.

Poco tiempo después María, en es-tado de buena esperanza, acompañada por San José, peregrinan a Belén, la

ciudad de David. La Madre de Jesús ex-perimenta las dificultades del camino, además de la indiferencia de los po-saderos que cierran las puertas a una madre gestante, las incomodidades, la provisionalidad de un pesebre. A la vez experimenta la inmensa alegría del nacimiento del Señor, acompañada por la solidaridad de los pobres pastores, así como por el homenaje de los reyes del oriente que manifiesta la expecta-ción de todos los pueblos por el Mesías que reinará sobre los corazones.

El Evangelio según San Lucas con-signa con detalle que María y José cumplieron todas las prescripciones de la Ley de Moisés, con respecto a Jesús. Muestra cómo «llevaron a Jesús a Jerusalén para presentarle al Señor», donde María recibió la profecía del dolor y la contradicción por parte del anciano Simeón.

Nos dice más todavía San Lucas: «Sus padres iban todos los años a Jerusalén para la fiesta de la Pascua. Cuando tuvo doce años, subieron ellos como de costumbre a la fiesta» (Lc 2,41-42).

Todas estas peregrinaciones la preparan para la peregrinación hasta los pies de la Cruz de su Hijo, el Vía Crucis. María lo acompaña viviendo la “con-pasión”, sufriendo en el interior los dolores de su Hijo por la misterio-sa y profunda unión que vivían entre ambos. Ella participa activamente en el camino de la Cruz.

María es Madre del Pueblo de Dios y desde su Asunción a los cielos guía y acompaña su peregrinar hacia la Patria definitiva. La Madre de Jesús, de la misma manera que ya glorificada en los cielos en cuerpo y alma es la ima-gen y principio de la Iglesia que ha de ser consumada en el futuro siglo, así en esta tierra, hasta que llegue el día del Señor, antecede con su luz al Pueblo de Dios peregrinante como signo de esperanza y de consuelo.

Toda la vida del cristiano es pere-grinación. Sin embargo, en algunos momentos esta dimensión se vive de una manera especialmente intensa. En estos meses los miembros de la Familia diocesana nos estamos pre-parando para responder a la invitación de Mons. Ricardo a participar en las distintas peregrinaciones que en cada vicaría y en las distintas parroquias de estas se estarán llevando a cabo con Nuestra Señora del Rosario de Arma, para que sea conocida, venerada y honrada como patrona de la diócesis. Será una oportunidad para expresar nuestra adhesión y amor filial a Nues-tra Señora, así como para crecer en nuestro compromiso por configurarnos con el Señor Jesús y anunciarlo al mundo, para que: “Todos los ojos estén fijos en Él”(Lc. 4,20).

POR: PbRO. néSTOR Raúl RESTREPO P. VICaRIO FORánEO VICaRía nUESTRa SEñO-

Ra dE ChIqUInqUIRá

Desde el 1 de Mayo al 31 de Agosto nos disponemos a PEREGRINAR CON NUESTRA SEÑORA DEL ROSA-RIO DE ARMA, haciendo memoria del cincuentenario de la corona-ción canónica de la imagen y de su proclamación como patrona de la Diócesis: 1. Vicaría Ntra. Sra. De Chiquinqui-rá: Mayo 1 al 15. 2. Vicaría Ntra. Sra. Del Carmen: Mayo 16 al 30. 3. Vicaría San Simón y San Judas: Junio 1 al 15. 4. Vicaría la Inmaculada Concep-ción: Junio 15 al 30. 5. Vicaría el sagrado Corazón: Julio 1 al 21. 6. Vicaría Mons. Alfonso Uribe Ja-ramillo: Julio 23 al 30. Vicaría Ntra. Sra. de Arma: todo Agosto.Con una Solemne Eucaristía, presi-dida por el señor Obispo diocesano, el pasado 30 de abril fue entre-gada la imagen a los párrocos de la Vicaría de Nuestra Señora de Chiquinquirá, iniciando este homenaje en las parroquias de Cristo Rey y Ntra. Sra. del Carmen de Abejorral.

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13Marzo - Abril 2009ACONTECER PASTORAL

Fechas especiales en mayo“Los jóvenes seminaristas han nacido

ya en un clima donde la computación es un elemento esencial de su cultura, y un instrumento norma en el desarrollo de sus actividades”, dijo el Cardenal colombiano Darío Castrillón Hoyos en una reunión ple-naria del Pontificio Consejo para las Comu-nicaciones Sociales.

Es bien sabido por todos que el semina-

rio es el corazón de la diócesis y además, que en nuestro caso, está en construcción, no sólo de la planta física, sino también de personas íntegras capaces de responder a los desafíos que nos presenta la evangelización en el mundo actual y de la implementación

El Seminario diocesano estrena página Webde los instrumentos necesarios para impartir formación de calidad.

Esta formación no puede estar ajena a o al margen de los medios de comunicación modernos, como tampoco reducirse a los mismos. Nos tenemos que valer de ellos, para que la formación que se imparte esté anclada en la realidad.

Queremos invitarlos a que nos sigan visi-tando en nuestras instalaciones y de no ser así, en nuestro nuevo portal en internet: http://www.seminariodns.org Estamos atentos a las inquietudes y sugerencias, ya que esta es también su casa, el seminario diocesano.

Organismos legislativos, ejecutivos y de control, así como instituciones de educación superior y personalidades eclesiásticas ex-presaron su reconocimiento a la Facultad de Derecho de la UCO por sus 10 años de servi-cio educativo en la formación de abogados comprometidos con la región. La celebración se cumplió el 15 de abril.

Tras destacar que el programa de Dere-cho obedece a la intencionalidad formativa expresada hace diez años por el Comité Fundacional, el decano Juan Manuel Gon-

La Facultad de Derecho de la UCO recibió el reconocimiento por sus 10 años

zález Arbeláez afirma que desde su inicio el programa articula sus funciones sustantivas de docencia, investigación y extensión, y que se ha posicionado en el Oriente Antio-queño gracias a que docentes, estudiantes, egresados y directivos participan activa-mente en la búsqueda de soluciones a las problemáticas propias de la región. Anunció, además, que se preparan para iniciar el proceso de autoevaluación para determinar las posibilidades que posee el programa de Derecho de someterse a la acreditación de alta calidad.

Con un grupo de 15 sacerdotes se dio comienzo en la UCO al programa de profesionalización en Teología para sacerdotes. Hasta el momento se han cursado dos módulos: Psicología y Ca-tequesis, con el psicólogo y sacerdote Carlos Mario Posada; y Cuestiones actuales en Teología Moral, con el sacerdote carmelita y doctor en teología moral Hernando Alzate. El programa pretende en cada uno de los encuentros una actualización en temas teológicos.

Inició programa de profesionalización en Teología para sacerdotes

“Nuestro compromiso es con el desarrollo comunitario y regional” es el nombre del Primer Foro Educativo Universitario que organiza el Proyecto de Educación Superior Rural para el Emprendimiento de Antioquia PRESEA, que ejecuta la Facultad de Educación de la UCO. Se realizará el 23 de mayo en el Auditorio Monseñor Flavio Calle Zapata, de 8:00 a 10:30 a.m. En el evento se presentarán los trabajos de investigación de los estudiantes de Argelia, Co-corná, Granada, Nariño, San Francisco, San Luis y Sonsón que adelantan los programas de Tecnología en Comercio Exterior, Tecnología Agropecuaria y las Licenciaturas en Educación Física, Recreación y Deportes, Matemáticas y Ciencias Naturales.

Mayo 3, día del Buen Pastor: En cada comunidad parroquial, seminario o cualquier otra institución eclesial, normalmente encontramos al frente uno o varios sacerdotes. Son hombres “tomados de entre los hombres” (Hb. 5,1) y por lo mismo moldeados del mismo barro que todos, pero que un día escucharon el llamado del Señor para dejar casa, pueblo, familia e ir en pos de Él para, una vez formados, como lo hizo con los apóstoles, enviarlos a hacer presente Su acción salvadora en el seno de las comunidades de fe, esperanza y amor que son parte de Su Iglesia: “como el Padre me ha enviado, así también los envío Yo”(Jn. 20,21).

El cuarto domingo de pascua, cada año, la Iglesia celebra el día del Buen Pastor. Es un día especial para orar más intensamente por los sacerdotes a fin de que sean fieles al ministerio recibido y hacerles sentir que los valoramos como los enviados del Señor para prolongar el misterio de su amor anunciando su Palabra, entregando el Pan vivo bajado del cielo (la Eucaristía), impartiendo el perdón misericordioso de Dios y dando, día tras día, la vida por el rebaño que el Señor les ha confiado.

Ese día, tradicionalmente y por disposición del Señor Obispo de la Diócesis, se hace una colecta especial para ayudar a los sacerdotes enfermos y ancianos. No podemos abandonar a su suerte y olvidar a aquellos sacerdotes que han gastado su salud y su vida al servicio de las comunidades cristianas, cuando más necesitan de nuestro apoyo, afecto y oración.

Día del Educador: La Diócesis de Sonsón-Rionegro reconoce, valora y felicita a los educadores en su día por el invaluable servicio que prestan a la sociedad sabiendo que será “Bienaventurado el educador que modela con ilusión el barro humano no para conformarlo a su propia imagen y seme-janza, sino para posibilitar que él, en la libertad que nace del amor, se conforme a imagen y semejanza de Dios”; a su vez, los anima para que continúen siendo esos hombres y mujeres que con vocación, imiten al gran Maestro, Jesucristo el Señor.

Día de la Madre: Hay una mujer con corazón humano y sonrisa angelical.Una mujer con los pies bien puestos en la tierra y su mirada en el cielo. Una mujer capaz de transformar las penas en alegría, el llanto en consuelo y la amargura en esperanza.Una mujer que aunque anciana, tiene la mente y el corazón lúcidos para amar, entregar y servir a los suyos sin pedir nada a cambio más que la felicidad de sus hijos.Una mujer que aunque sin estudios, tiene la eru-dición de un sabio, la brillantez de un científico y la medida de un santo.Esa mujer es el ser más tierno que hay sobre la tierra y es tan grande y noble su misión, que hasta el mismo Dios tuvo una.Esa mujer es la madre.

Hacemos llegar nuestro saludo solidario de condolencias a los si-guientes hermanos del Presbiterio, que han sufrido la pérdida de seres queridos.

A Mons. Guillermo Orozco M., por la muerte de su mamá Ana Cecilia, ocu-rrida el 16 de febrero de 2009.

Al Padre Alfar Vélez, por la muerte de su mamá María Emilce, ocurrida el 22 de marzo de 2009.

Al Padre Francisco Javier Gómez A., por la muerte de su papá Francisco Javier, ocurrida el 14 de abril de 2009.

Al Padre Fabio Gómez D., por la muerte de su hermano Eusebio, Ocurrida el 30 de abril del 2009.

Condolencias Primer Foro Educativo Universitario

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14Marzo - Abril 2009ÁREA DE FAMILIA

“Junto a la cruz de Jesús es-taban su madre y la hermana de su madre, María, mujer de Cleofás, y María Magdalena. Jesús, viendo a su madre y junto a ella al discípulo a quien amaba, dice a su madre: «Mu-jer, ahí tienes a tu hijo». Luego dice al discípulo: «Ahí tienes a tu madre». Y desde aquella hora el discípulo la acogió en su casa.” (Jn. 19, 25-27).

Una de las fiestas sociales que más resonancia tienen a través de los medios de comu-nicación y del mercado es el día de la madre; no podemos desconocer la cantidad de reflexiones que en torno a la mujer – madre se han hecho a través de todos los tiempo, muchas de ellas llenas de gran inspiración poética, que inten-ta reflejar valorativamente un ser tan especial en la creación y con tan marcada y decisiva influencia en la persona y en la sociedad.

Deteniéndome un poco en estos versículos que nos trae el evangelista San Juan, ya ciertamente muchos lo han hecho y con erudición, quiero simplemente referirme a la maternidad de la Santísima Virgen María, a quien el mis-mo Jesús expirante entrega a su discípulo como madre

LA MATERNIDAD: SENTIDO PLENO DE VIDA

y en él, la entrega a todos los hombres y mujeres de la tierra. Ella es desde entonces la madre, del nuevo pueblo generado del costado abierto de su Hijo: la Iglesia.

Desconocer el afecto que sentimos por María y por su maternal cariño y cuidado, expresado por el pueblo cató-lico, sería pretender acallar el rumor de las aguas. De hecho los cantos, elogios, peregri-naciones, devociones y otras tantas, son una gran riqueza de nuestro pueblo, que de-muestran en ellos el amor por la madre celestial.

“Desde aquella hora el dis-cípulo la acogió en su casa”. Referida a María esta afirma-ción, se convierte en exhor-tación para todo creyente: recibir en casa a María, pero ciertamente más que un lugar físico, hablamos de la gran casa en la cual Dios ha queri-do hacer su morada, mi vida. Tal acogida, lejos de menguar las expresiones de nuestra devoción las intensifican, purificándolas de todo lo que pueda aparecer como despla-zamiento de nuestra respon-sabilidad personal. Recibir en nuestra casa a la Madre, es hacerlo todo, para que su Hijo, se forme en nosotros, y nuestra condición de discí-

pulos se autentique cada vez más. Recibirla en

nuestra casa, es estar dispuestos a seguir

el ejemplo y con-sejo de nuestra Madre celestial: “Haced lo que él os diga”, es de-cir, docilidad to-tal y permanente

a la voluntad de Dios, que sin es-

tarnos velada, se nos hace presente, pues en tu mente y en tu corazón está la palabra

–voluntad divina- cúmplela”.

Mirando a nuestras madres, bien estén ellas presentes con nosotros o hayan pasado a la eternidad plena, no podemos desconocer los rasgos que Je-sucristo, en su gran amor, dejó impresas en ellas. La ternura y los sentimientos que suscita en nosotros el pronunciar la palabra madre, hablan de su grandeza e importancia funda-mental en nuestra vida.

Hablar de la madre, es de-cir: vida, amor, generosidad, entrega, abnegación, lucha, sacrificio. En síntesis quiere decir: sentido pleno de vida.

No puedo menos que la-mentar, cómo corrientes ex-tremistas, en pro de la reivin-dicación de los derechos de la mujer, quieran anular su misma naturaleza, atacando el don de la maternidad, puesto que en lugar de demeritarla, la ennoblece sin medida.

¿Quién no siente ternura, y ve cómo la vida, en medio de las rapideces, de los ires y venires, de los problemas y angustias, tiene verdadero sentido, contemplando una madre que va por la calle, espera en un consultorio, o simplemente está en el tem-

plo con el fruto de su vientre entre sus manos y dormido serenamente en su regazo? No podemos dejarnos absorber por pensamientos que nos desenfocan: pensando que en lo complicado se haya el máxi-mo sentido, cuando la razón la encontramos en lo simple y cotidiano de la vida; perder la capacidad del asombro ante lo cotidiano, es alejarnos cada vez más de la contemplación que humaniza y conduce a la Verdad.

Resaltemos y reconozcamos

con espíritu agradecido a Dios y a nuestras madres. Admire-mos con actitudes permanen-tes de reconocimiento a todas las madres: madres campesi-nas, que día a día madrugan a sus quehaceres domésticos, muchas veces no en las me-jores condiciones; cuántas madres en nuestros pueblos deben soportar la fatiga de jornadas laborales que deben combinar indescartablemente con su condición de madre, es-posa y educadora; cuántas en fin, tienen que llevar el peso, de asumir un hogar solas, ya que su compañero se “fue”. Y cómo desconocer a tantas otras madres, que ante su en-trega, reciben desprecios; ante su donación, reciben rechazo y olvido; ante sus lágrimas, encuentran un silencio “como cómplice del mal y del daño”; y en fin, cuántas al llegar el día de la madre, se ven llenas de regalos y detalles materiales y los 364 días del año, son olvidadas, menospreciadas, maltratadas y víctimas silen-ciosas –en el amor de madre- de la ingratitud de sus hijos y a veces de la sociedad.

Pero, con razón, es grande el corazón de la madre, con gran sabiduría el Creador dotó el ser femenino con la capa-cidad de la maternidad; pues tan sublime misión, en la cual

está Dios comprometido, la dio al ser, que por Él mismo capa-citado le puede y de hecho le responde.

A todas las madres, un gran reconocimiento. Siempre es y será María modelo certísimo de feminidad, de maternidad y de entrega. Siempre es pronta a acoger a todos los que su Hijo le dio y está dispuesta a ser acogida “en la casa” de cada uno de sus hijos. Ella anima la esperanza de los discípulos y especialmente de las madres, consolando, alentando y ayu-dando a todas las madres. Por eso mi reconocimiento se hace súplica a la Buena Madre, por todas y cada una de usted es queridas madres.

Quiero aprovechar para hacer la invitación a mirar con ojos de misericordia y con cari-dad pastoral acoger a todas las madres, particularmente las solteras y cabeza de familia, y emprender un camino pastoral con ellas; las razones de sus situación nos impelen a este trabajo, más que a juicios crí-ticos, a propuestas formativas, que colaboren, sin dejarlas solas. Un itinerario que mire el acompañamiento y formación en el campo: familiar, perso-nal, social, religioso, educa-ción de los hijos y afectivo. Pueden contar con la ayuda de la delegación de pastoral familiar, quien ya ha iniciado este proceso, encontrando una respuesta satisfactoria, lo cual nos lleva a una conclusión inmediata: Es tarea necesaria y reclamada hoy a nosotros como pastores y agentes de pastoral, en la Iglesia.

Madre de Dios y madre nuestra ruega por nosotros, tus hijos, ahora y en las horas turbulentas de nuestra vida. Ahora y siempre por todas las madre, tu Madre del amor hermoso. Amén.

POR: PbRO. JhOn JaIRO lOndOñO V. COORdInadOR aREa dE PaSTORal FaMIlIaR

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15Marzo - Abril 2009PANORAMA ECLESIAL

En la Misa inaugural de la 87 Asamblea Plenaria de la Confe-rencia del Episcopado Mexicano (CEM), los prelados realizaron la consagración de México al Espíritu Santo e hicieron votos para que con su ayuda el país pueda “reconstruir y fortalecer el tejido social”.

Ante los 120 prelados reunidos para esta ocasión, el Presidente de la CEM, Mons. Carlos Aguiar Retes señaló al iniciar su homilía que “la presencia del mal en la historia de la humanidad ha sido siempre repetitiva

Episcopado consagra a México al Espíritu Santo

y cíclica, envuelta de tragedia y dra-ma, de lucha y ambición, una y otra vez se impone la ley del más fuerte y se pisotea con gran facilidad la dig-nidad de la persona humana”.

Según el Arzobispo, esta asam-blea de los obispos es “histórica” y comprende un “esfuerzo de sobre-vivencia” justificado por la agresión de las mafias delictivas a la socie-dad en su conjunto: “Los obispos estamos convencidos de que la Iglesia Católica en México debe intensificar su positiva presencia

en la sociedad para reconstruir y fortalecer el tejido social (…) somos conscientes de que dicha labor es solamente posible por el don del Espíritu Santo”.

Mons. Aguiar dijo también que el domingo 31 de mayo, So-lemnidad de Pentecostés, cada diócesis del país consagrará su Iglesia particular al Espíritu Santo tal como se hizo en 1925, ante las dificultades de la persecución religiosa y el advenimiento de la Guerra Cristera.

La Iglesia de Cristo es el lugar privilegiado para la recta compren-sión de la Sagrada Escritura, asegu-ró Benedicto XVI al recibir a los par-ticipantes en la asamblea plenaria de la Pontificia Comisión Bíblica que ha afrontado el tema “Inspiración y verdad de la Biblia”.

En su discurso, el Papa subra-yó que “sólo el contexto eclesial permite a la Sagrada Escritura ser entendida como auténtica Palabra

La Iglesia, lugar privilegiado para entender la Biblia, asegura el Papa

de Dios, que se convierte en guía, norma y regla para la vida de la Iglesia y en crecimiento espiritual de los creyentes”.

Esto, aclaró, “no impide de nin-guna manera una interpretación seria, científica, pero abre además el acceso a las dimensiones ul-teriores de Cristo, inaccesibles a un análisis sólo literario, que es incapaz de acoger en sí el sentido global que a través de los siglos

ha guiado a la tradición de todo el Pueblo de Dios”.

Confirmando que “Dios es el Autor de la Sagrada Escritura”, el pontífice ofreció un principio de recta interpretación “sin el cual los escritos sagrados quedarían como letra muerta, sólo del pasado: la Sagrada Escritura debe ser leída e interpretada con la ayuda del mismo Espíritu mediante el cual ha sido escrita”.

El Papa Benedicto XVI nombró al padre José Daniel Falla Ro-bles, hasta el momento Rector del Santuario de Monserrate, en Bogotá, como nuevo Obispo Auxiliar de Cali.

El Obispo Auxiliar electo nació en Bogotá el siete de octubre de 1956. Hizo sus estudios de primaria y secundaria en el Colegio Mayor Nuestra Señora del Rosario, de Bogotá. Después ingresó a la Universidad de los Andes, donde cursó la carrera de Ingeniería Indus-trial y además obtuvo un Magíster en Administración Empresarial.

Recibió su ordenación sacerdo-tal el 28 de noviembre de 1992, de manos del entonces Arzobispo de Bogotá, Cardenal Mario Revollo

Bravo. Se incardinó en la Arquidiócesis de Bogotá, Jurisdicción en la que, entre otros cargos, hizo parte del Equipo de For-madores del Seminario Menor (1993-1994).

En 1995 fue Rector del Seminario Menor de Bo-gotá. Posteriormente se desempeñó como párro-co de Nuestra Señora del

Campo (1996-2001). Fue miembro de la Comisión Arquidiocesana del Diezmo y también párroco de San Diego (2002-2004).

En la actualidad hace parte del Consejo Superior de la Fundación Mutuo Auxilio Sacerdotal Colombia-no (MASC). Desde 2004 era el Rec-tor del Santuario de Monserrate, uno de los sitios de mayor peregrinación y devoción católica en Bogotá.

Nombrado nuevo Obispo auxiliar de cali

El Departamento de Pastoral para los Ministerios Jerárquicos de la Conferencia Episcopal de Colombia (CEC) realizará del 4 al 8 de mayo de 2009 el Encuentro Nacional de Rec-tores de Seminarios Mayores, que se llevará a cabo en el Seminario Redemptoris Mater de Medellín.

El encuentro dirigido “a los Rec-tores de Seminarios Mayores tanto diocesanos como religiosos de Co-lombia”, lleva como lema “La forma-ción humano afectiva y comunitaria de los futuros presbíteros”.

Encuentro nacional de rectores de seminarios en Colombia

En ese marco, el evento busca que los rectores salgan capacita-dos para identificar “la importancia de la formación humano afectiva de los futuros presbíteros, las eta-pas del desarrollo psico-afectivo y su integración a la dimensión cris-tiana y vocacional; compartiendo experiencias diversas sobre su trabajo en este campo y llegando a conclusiones para revitalizar su trabajo en esta área de la forma-ción”.

El Papa Benedicto XVI explicó que ante el panorama actual se puede afirmar que “de la codicia”, ha nacido la crisis económica mundial. El Santo Padre habló sobre Ambrosio Autperto, un autor del siglo VIII hoy poco cono-cido, cuyas obras “han sido atribuidas en gran parte a otros personajes más conocidos, desde San Ambrosio de Milán a San Ildefonso”.

“Observando la ambición de poder de los ricos y de los pode-rosos en la sociedad de su tiem-po, siente el deber de componer precisamente para los monjes un tratado titulado ‘De cupiditate’, en el que con el Apóstol Pablo, denuncia desde el inicio la codicia como la raíz de todos los males”.

De la codicia ha nacido la crisis económica mundial, explica el Papa Benedicto XVI

En este contexto, el Santo Padre subrayó que “a la luz de la actual crisis econó-mica esto revela toda su actualidad; de esta raíz, de la codicia, ha nacido esta crisis”.

Según el Pontífice, esta enseñanza de Autperto tam-bién vale para “el hombre en este mundo, para el rico, que debe combatir la codicia, el deseo de ser, de aparentar, el concepto falso de libertad en-tendido como la posibilidad de disponer de todo según el pro-pio arbitrio, y encontrar esta verdadera vía de la verdad del amor y de la recta vida”.

El 24 de abril de 2005 el Papa Benedicto XVI celebraba su primera misa en la Plaza de San Pedro en el inicio de su pontificado. Vida Diocesana recuerda hoy el 4º ani-versario de este evento y recuerda que en esa Eucaristía se le impuso el “Palio y la entrega del anillo del

4º aniversario del inicio del pontificado del Papa Benedicto XVI

pescador, en el solemne inicio del ministerio petrino”.

El pasado domingo 19 de abril el Santo Padre agradecía “profun-damente las manifestaciones de cariño que le han llegado de todo el mundo en estas fechas en que

se celebran, en días tan cercanos entre sí, su cumpleaños (16 de abril), su elección pontificia (19 de abril) y el inicio de su pontificado (24 de abril)”.

Sacerdote sonsoneño distinguido con el título de Capellán de Su Santidad

El Papa Benedicto XVI ha nombra-do al Sacerdote Jorge Hincapié Henao Capellán de Su Santidad, como un re-conocimiento a su trayectoria sacer-dotal y al invaluable servicio que ha prestado a la Iglesia, especialmente en la pastoral castrense.

Monseñor Jorge es oriundo de Sonsón Antioquia, es egresado del Seminario Nacional Cristo Sacerdote de La Ceja, y desde hace varios meses se desempeña como Vicario General del Obispado Castrense de Colombia, siendo también el Rector de la Cate-dral Castrense en Bogotá.

La imposición de las insignias prelaticias tuvo lugar en la Santa Misa Crismal que presidió el Exce-lentísimo Monseñor Fabio Suescún Mutis, Obispo Castrense, el pasado 26 de marzo.

VIDA DIOCESANA felicita a Monse-ñor Jorge por esta merecida distinción que le ha hecho el Santo Padre.

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16Marzo - Abril 2009AÑO PAULINO

SAN PABLO QUIERE HABLAR CON NOSOTROS HOY

las mismas menoscaban nuestras propias creencias; los fracasos apostólicos nos roban las energías y, como si fuera poco, experimentamos el peso de nuestras propias limitaciones.

Una mirada más amplia nos permite constatar las graves problemáticas que sumergen al mundo en una aguda crisis, la cual no es sólo económica sino que toca las raíces más hondas de la exis-tencia humana. Las guerras, la pobreza, la muerte, la desintegración familiar, en una palabra, todo aquello que conlleva la falta o el olvido de Dios, nos ofrecen diariamente un panorama que parece no dar cabida para el mensaje de Jesús o, simplemente, un mundo en el que consideramos que ya no vale la pena o es inútil esforzarse por hacer germinar la semilla del Reino de Dios.

2. Como lo fue San Pablo

Sin embargo, es en este mundo y en este tiempo, en este hoy, en el que San Pablo quiere hablar con nosotros para invitarnos a hacer la experiencia de “anunciar la inescrutable riqueza de Cris-to” (Ef 3,8). Si nos trasladamos a su época y sondeamos los signos de su tiempo, nos daremos cuenta de que la vivencia y la predicación del Evangelio, ni para el Apóstol ni para las primeras comunidades, tampoco resultaba una empresa fácil. El escenario paulino también planteaba re-tos y problemáticas no menos intrincadas y complejas que las actuales.

En efecto, se trataba de llevar el Evan-gelio a ambientes y personas que nun-

ca habían oído de Cristo, para quienes resul-taba extraña la idea de una muerte reden-tora y todavía más la de una resurrección de entre los muertos (cfr. Hch 17, 16-34).

Te n e m o s

que imaginar las dificulta-des, por así

decirlo, logís-ticas de la misión: los largos recorridos, el transporte, el hospedaje, la alimenta-ción, los lugares donde se reunían. Por método, San Pablo dejaba establecida una comunidad cristiana en las dife-rentes ciudades a las que llegaba, pero requería del compromiso de alguna persona que estuviera al frente de la misma; no siempre era fácil encontrar quien lo hiciera.

De otro lado, no faltaban los des-órdenes morales, que afloraban ante todo en las grandes ciudades portua-rias como Corinto, ante los cuales el Apóstol propone un ideal de vida, el del Evangelio, totalmente en contra-corriente.

En las comunidades fundadas también surgían situaciones que requirieron la intervención directa y oportuna del Apóstol, previo el discernimiento de las exigencias del ser cristiano. A las Igle-sias de Colosas y Éfeso, citando un ejem-plo, Pablo advierte sobre los peligros del sincretismo religioso y la falsedad de una fe en Cristo mezclada con la confianza en otras divinidades o potestades (Cfr. Col 2,6-15). La exhortación para los Gálatas es para que no se dejen seducir por “otro evangelio” (Gal 1,7).

Escribiendo a los Corintios, y hacien-do un acopio de cuanto ha vivido en su ministerio, el mismo San Pablo recuerda que tuvo que soportar “trabajos…, cár-celes…, azotes; muchas veces peligros de muerte. Tres veces fui azotado con varas; una vez lapidado; tres veces naufragué. Viajes frecuentes, peligros de ríos; peligros de salteadores; peli-gros de los de mi raza; peligros de los gentiles, peligros en ciudad; peligros en

POR: PbRO. ElkIn FERnandO alVaREz bOTERO

SECRETaRIO lOCal dE la nUnCIa-TURa aPOSTólICa

despoblado… trabajo y fatiga; noches sin dormir…; hambre y sed; muchos días sin comer; frío y desnudez. Y aparte de otras cosas, mi responsabilidad diaria: la preocupación por todas las Iglesias” (2Cor 11, 23-28)2 . Sin embargo, frente a todo esto exclama: “¿Quién nos separará del amor de Cristo?... En todo esto sali-mos vencedores gracias a aquel que nos amó” (Rm 8,35-39). Ésta es la certeza, la alegría profunda que guía al Apóstol San Pablo en todas las vicisitudes: nada puede separarnos del amor de Dios.3 Ésta es también la certeza que ha de orientar el sendero pastoral de la Iglesia y el testimonio de todos los discípulos de Jesús.

3. Todo lo hago por el Evangelio para ser partícipe del mismo (1Co 9,22)

Así nos habla San Pablo hoy y, si lo escuchamos y nos dejamos instruir por él, sin duda, entre otros, serán frutos de la celebración del Año Paulino:

· El discernimiento comunitario de cami-nos o estrategias pastorales para hacer que el mensaje de Jesús llegue a todos los ambientes y situaciones.· La audacia, la valentía y la sabiduría para enfrentar evangélicamente las problemáticas y retos que se plantean al ser y al actuar de los bautizados en el mundo actual. · El redescubrimiento de la tarea de cada uno en la vida de la Iglesia.· Un entusiasmo más vivo por la obra de la Evangelización.· Un empeño más vigoroso en la con-formación de verdaderas comunidades de discípulos y misioneros· El fortalecimiento de nuestra fe y la proclamación más convencida de la misma.

El Santo Padre Benedicto XVI, el 28 de junio de 2008 en la inauguración del Año Pauli-no, señalaba a la Iglesia que

la celebración jubilar que iniciaba no habría de limitarse sólo al recuerdo de un personaje destacado e importante del primer siglo del cristianismo. Insistía en que no se trata sólo de “reflexionar sobre una historia pasada, irrevocablemente superada. San Pablo quiere hablar con nosotros hoy”. El año Paulino tiene, entonces, un propósito profundo: “es-cucharlo y aprender ahora de él, como nuestro maestro, la fe y la verdad en las que se arraigan las razones de la unidad entre los discípulos de Cristo”1 .

Este objetivo de la celebración jubilar nos pide, entonces, descubrir en los hechos, en los escritos, en la evocación y en el conocimiento del Apóstol de las gentes un modelo de discipulado y de Evangelización, con sus implicaciones concretas y líneas de acción específicas para hoy, que se convierta en guía y derrotero para cada cristiano, para cada comunidad y para la Iglesia entera.

Particularmente –lo reitera una y otra vez el Santo Padre– los discípulos de Jesús podemos aprender de San Pablo cómo anunciar a Cristo resucitado con decisión y valentía en medio de circunstancias que aparecen ciertamente adversas al men-saje del Evangelio. En efecto, la vida y la misión paulinas son un ejemplo elocuente de arrojo, perseverancia y autenticidad en el apostolado aunque aparezcan en el horizonte dificultades y pruebas.

1. Ser discípulos y misioneros hoy…

No es difícil percibir cuánto necesita-mos hoy el dinamismo y la convicción del Apóstol Pablo, pues nos asaltan muchas veces la desesperanza y el desánimo; otras nos dejamos avasallar por los obstá-culos, pequeños o grandes, que se inter-ponen en la tarea de la Evangelización; disminuye nuestro entusiasmo cuando constatamos que corrientes adversas son más atrayentes para las personas o que

1 Homilía en la celebración de las primeras Vísperas de la Solemnidad de San Pedro y San Pablo, con oca-sión de la inauguración del Año Paulino.2 Cfr. Benedicto XVI. Pablo de Tarso: Perfil del hombre y del Apóstol. Catequesis en la Audiencia General del 25 de octubre de 2006.3 Cfr. Benedicto XVI. La concepción Paulina del Apos-tolado. Catequesis en la Audiencia General del 10 de septiembre de 2008.