Trabajo Moderna Definitivo (1)

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1 EL BANDO BORBÓNICO EN LA GUERRA DE SUCESIÓN ESPAÑOLA. TRABAJO DE Hª MODERNA DE ESPAÑA. GRUPO: Lahille, Estelle Martínez Ortega, Ricardo Perdiguero Asensi, Pascual

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1

EL BANDO BORBÓNICO EN LA GUERRA DE SUCESIÓN

ESPAÑOLA.

TRABAJO DE Hª MODERNA DE ESPAÑA.

GRUPO:

Lahille, Estelle

Martínez Ortega, Ricardo

Perdiguero Asensi, Pascual

2

ÍNDICE

1. Introducción a la Guerra de Sucesión Española…………….……………...…....3

2. La figura de Felipe V……………………………………………..……………..4

- La herencia de Felipe V al trono .…………………………………..…..…...4

- Felipe V el hombre que emprendió el reformismo borbónico……………....5

- Felipe V dentro de la Guerra de Sucesión………………………………......6

3. La Guerra de Sucesión y la nueva geopolítica europea………………………....7

- Antecedentes………………………………………………………….…….7

- Los pactos de partición de la herencia de Carlos II………………………....8

- Los intereses de Francia……………………………………………..………9

- Inglaterra, Holanda y Austria, la Gran Alianza…………………..………...10

- Consecuencias internacionales del conflicto, la Paz de Utrecht y

Rasdtat…………………………………………...………………………...11

4. Reformas militares, la modernización del ejército…………………….…….....13

- Infantería en 1700…………………………………………………..……...13

- Las ordenanzas de Flandes………………………………………..…….....13

- La nueva organización: del tercio al regimiento…………………………...14

5. Conclusión, las principales consecuencias de la guerra…………………….. ...15

- Consecuencias internacionales……………………………………………..15

- Consecuencias internas………………………………………………….....17

BIBLIOGRAFÍA ………………………………………………………………………....19

3

RESUMEN/ABSTRACT

La Guerra de la Sucesión española tuvo un resultado diferente en el frente peninsular y

en el internacional pero en ambos casos, el resultado supuso un punto de inflexión en el

desarrollo político ya fuese por los Decretos de Nueva Planta y el reformismo borbónico

en el interior como por el nuevo sistema de equilibrio de poder entre potencias que

originó en el marco europeo. En este trabajo prestaremos especial atención a las

características del bando de los borbones por ser el que dio origen a la mayoría de estas

nuevas tendencias.

The War of Spanish Succession had a different outcome in the peninsular front and in

the international one but in both cases the result was a turning point in the political

development whether it was by the Nueva Planta decrees and Bourbon reformism or by

the new system of Balance of Power amongst the main nations that was created in the

European framework. In this paper we focus our attention in the characteristics of the

Bourbons party for being the one that gave rise to most of these new trends.

INTRODUCCIÓN

La Guerra de Sucesión Española (1702–1714) fue un conflicto de dimensiones

internacionales. Todo empezó cuando el 1 de febrero de 1701 Luis XIV declaró que el

nuevo rey de España, Felipe V, y sus descendientes conservarían sus derechos

sucesorios en Francia. A fines de ese mismo año Austria y las potencias marítimas,

Inglaterra y las Provincias Unidas crearon la Gran Alianza, a la que se uniría

posteriormente Portugal. En mayo de 1702 se declaraba oficialmente la guerra entre los

Borbones y los partidarios del archiduque Carlos de Austria.

La cuestión dinástica viene de largo atrás, la guerra entre Francia y España llevaba

activa intermitentemente desde 1635 lo que conllevó un profundo desgaste económico y

militar para ambos países pero, en 1640, el annus horribilis de la monarquía hispánica

con las rebeliones internas portuguesa y catalana y los problemas en Nápoles y

Andalucía entre 1647 y 1652, dieron a la Francia de Mazarino fuerzas suficientes como

para zanjar de una vez por todas el conflicto. En alianza con Cromwell dieron el golpe

de gracia a España y se puso final a la guerra con lo que España se vio obligada a firmar

la Paz de los Pirineos. Dentro de la problemática que ocupa a este trabajo, nos interesa

4

en especial el matrimonio que surgió de esta Paz entre Luis XIV y la infanta española

María Teresa de Austria, matrimonio con consecuencia internacionales incalculables1.

La guerra de la sucesión española se desarrolló, pues, entre 1702 y 1714 y fue un

conflicto que alcanzó cotas internacionales, algunos autores incluso lo califican como la

primera gran guerra europea. En 1710 fue cuando la guerra llegó a su máximo

desarrollo territorial, de dimensiones enormes y que afectó a numerosos territorios

como España, Portugal, Italia, los territorios del Imperio, Países Bajos Francia y

América del Norte y del Sur2. Pero esta guerra también es una guerra civil española,

Castilla y Aragón tomaron partido y se alinearon con el bando borbónico y austracista

respectivamente, viéndose enfrentados estos dos reinos entre ellos. Esta lucha entre dos

territorios peninsulares se puede definir como una pugna entre dos tendencias

sociopolíticas diferenciadas, Navarra y Castilla que recogían las ideas centralizadoras

del Conde-duque de Olivares y Aragón, que abogaba por el federalismo y el

mantenimiento de las diferencias forales3 las tendencias que la historiografía conoce

como neoforalismo.

LA FIGURA DE FELIPE V

LA HERENCIA DE FELIPE V AL TRONO

Felipe V de Borbón, “el Animoso”, nació en Versalles el 19 de diciembre de 1683, es

nieto de María Teresa de Austria, hermana del rey español Carlos II que murió sin

descendencia en 1700, nombrando a Felipe V como rey de España. Esto lo convierte en

el primer Borbón de la línea dinástica española con la condición de que la nueva

dinastía no podría jamás unirse con la monarquía francesa.

Esta herencia del trono para Felipe V, proclamado rey de Castilla y Aragón el 24 de

noviembre de 1700, generó el disgusto de los Habsburgo de Viena que veían con

derechos más legítimos para el trono al archiduque Carlos. Esto provocó un

1 Calvo Poyato, José. “Las relaciones internacionales” en De los Austrias a los Borbones. Madrid,

Biblioteca historia 16, 1990, vol. 29. P. 123. 2 Salvadó, Joaquim Albareda. La guerra de sucesión de España (1700-1714). Editorial Crítica, Barcelona.

2010. 3 Soldevila, Ferran. Historia de España vol. II. Barcelona, Crítica, 1995.

5

enfrentamiento entre el rey francés Luis XIV, el emperador de Austria, y los países

aliados a los dos bandos; la conocida Guerra de Sucesión.

El ascenso al trono de un Borbón no implicó solamente un cambio de la dinastía

gobernante sino que va a dar lugar a una significativa transformación de la estructura

administrativa gubernamental y de los órganos de gestión del país. Los cambios fueron

acelerados durante la Guerra de Sucesión. Las modificaciones administrativas afectaron

al régimen de gobierno de los municipios y especialmente a la Corona de Aragón.

FELIPE V, EL HOMBRE QUE EMPRENDIÓ EL REFORMISMO BORBÓNICO

Con Felipe V, llega la dinastía borbónica de origen francés al poder. Implantó entonces

el esquema de poder francés, tras la unificación y reorganización de los distintos reinos

de España según el modelo de Castilla; elementos que vamos a desarrollar con lo que

viene a continuación.

El gobierno de los primeros años de Felipe fue bastante influenciado por el modelo

francés. En efecto, Felipe sentía la necesidad de emprender nuevas reformas para

reestructurar el país desde el punto de vista administrativo basándose en el ejemplo de

Francia. Pero, en un primer momento, todo quedó tal y como era: no hubo una gran

reforma de los consejos y ministros. Eso fue porque el rey francés Luis XIV no quería

mostrar que tenía intereses en la corona de Castilla, unos intereses que en aquel

entonces aparecían de una manera bastante clara: “consideraba a los españoles y a su

rey como si fuesen prácticamente sus súbditos”4.

En el seno de las reformas que emprendió Felipe V habría que señalar las que afectaron

a las instituciones superiores de gobierno y los órganos de gestión intermedia del

territorio. Estas reformas sirvieron para acentuar la autoridad real e uniformizar la

legislación para las Coronas de Aragón y Castilla y los procesos de centralización

administrativa, reflejado en la instauración de las secretarias de estado y del despacho,

la implantación de los decretos de Nueva Planta y la introducción de los cargos de los

intendentes que vamos a estudiar ahora. Primero, fueron nombrados por el rey unos

corregidores en las principales ciudades siguiendo el modelo castellano. Luego, fueron

eliminados los virreinatos y España fue dividida en demarcaciones provinciales,

4 Jean Meuvret, “Francia desde 1688 a 1715”, Historia del mundo moderno, Barcelona, 1971, t. VI,

p:297

6

encabezadas por un capitán general con poderes militares y judiciales. Fueron creados

intendentes, funcionarios reales encargados de los impuestos y del control económico,

de la vigilancia de las autoridades, del levantamiento de mapas, y también fueron

responsables de impulsar el desarrollo. La intendencia tenía como meta racionalizar la

administración territorial del Estado mediante la centralización en un solo oficial. Con

esto, el objetivo era evitar la confusión de jurisdicciones y los litigios de competencia, y

se utiliza como un conducto de comunicación de órdenes. Por encima del Consejo de

Castilla y de las Cortes, el rey creó las secretarías, para las cuales el rey nombraba

secretarios que gobernaban y llevaban la administración del Estado. Según el decreto

del 11 de julio de 1705, se establecía que la secretaría se dividiera en dos: una primera

para los asuntos de Guerra y Hacienda, y la segunda para el resto de las materias. Esto

fue debido a tres causas, a saber, la centralización burocrática, la influencia francesa y la

exigencia de una mayor eficacia administrativa.

FELIPE V DENTRO DE LA GUERRA DE SUCESIÓN

La aceptación del testamento de Carlos II por parte de Luis XIV se dio a conocer el 16

de noviembre de 1700. La mayor parte de los Estados europeos reconocieron al nieto de

Luis XIV como Rey de Borbón. La proclamación de Felipe V de Borbón como rey de

España marcó el comienzo de la guerra en Europa.

Desde el principio de la guerra, se ve de una manera muy nítida la alianza europea que

nace contra España y Francia. Así, el 7 de septiembre de 1701, el Tratado de la Haya

declara que bajo el término de Gran Alianza se nombran los países siguientes: el

Imperio, Inglaterra, Países Bajos, Prusia, la mayoría de los estados alemanes (y más

tarde, en 1703, el reino de Portugal y el ducado de Saboya), quienes, juntos, declararon

la guerra a Luis XIV y Felipe V en 1702.

En el periodo de 1702 a 1704, tuvieron lugar las primeras intervenciones militares

dentro del territorio peninsular. Pero, en 1703, no hubo ninguna acción bélica en el

territorio peninsular: Felipe V dictó un decreto de movilización general ordenando el

reclutamiento de tropas en la península, pero contó con la fuerza militar de su abuelo, el

rey de Francia, Luis XIV. Además, Felipe V también se encontró con un nuevo

enemigo: Portugal. Esta alianza lusa con la Gran Alianza se debió sobre todo a la

accesibilidad de los puertos portugueses por parte de los ingleses y por la apertura del

comercio colonial español a los franceses, de lo que hablaremos más adelante. En 1704,

7

se emprendió la lucha a lo largo de la frontera hispano-portuguesa ya que Felipe tenía el

objetivo de conquistar Lisboa y controlar Portugal, un objetivo frustrado ya que se saldó

con un gran fracaso.

Ahora pasamos a otro periodo: los Austria habían ganado terreno en la península, pero a

partir de 1706 y hasta 1708, asistimos a la contraofensiva del lado borbónico. En 1706,

después de la reconquista de Cuenca, Orihuela y Elche, consiguió Felipe V tener de

nuevo el poder sobre toda Castilla, Murcia, y el sur del reino de Valencia. En diciembre

de 1706, las tropas borbónicas situadas en la frontera portuguesa consiguieron la

recuperación de la ciudad de Alcántara, mientras las tropas de Luis XIV quedaban en

los sitios ya conquistados para evitar que haya zonas alcanzables por las tropas

austriacas. El 25 de abril de 1707, la guerra de sucesión conoce un giro con la batalla de

Almansa. Esta batalla permitió que Valencia cayera definitivamente en manos de Felipe

V. A finales de mayo, también añadieron Zaragoza. El objetivo principal de Felipe III

era conquistar Cataluña. De hecho, en noviembre de 1708 capituló la ciudad de Lérida,

y en julio del mismo año capitularon las ciudades de Torosa, Alicante y Denia. Sin

embargo, la situación no tardó mucho en cambiar, a partir de 1709, Cataluña ya empieza

a recuperarse. Hasta que en 1711 Castilla caiga de nuevo en manos de Felipe V salvo un

triangulo de Cataluña que correspondería con las ciudades de Tortosa, Tarragona y

Barcelona. Los acuerdos de paz se firmaron el 8 de octubre de 1711 reconociendo

finalmente a Felipe V como rey de España.

LA GUERRA DE SUCESIÓN Y LA NUEVA GEOPOLÍTICA EUROPEA.

ANTECEDENTES

La España que dejaba sin heredero Carlos II de Austria era una potencia internacional

de primer orden pero, desde la Paz de Westfalia (1648), con un papel muy limitado

dentro de las relaciones internacionales europeas. La diplomacia europea del s. XVII

consideraba a España un país venido a menos pero que suponía un peligro potencial

para el equilibro de poder alcanzado en 1648 con la Paz de Westfalia ya que, pese a

estar venida a menos, sus enormes propiedades le permitirían, bajo la dirección correcta,

regresar al contexto internacional con mucho peso. Por ello la cuestión de la sucesión

española era, en las cortes europeas uno de los asuntos más importantes en la década

8

final del s. XVII cuando ya se intuía que Carlos II moriría sin dejar ninguna

descendencia.

Para Francia, el candidato óptimo era Felipe de Borbón, el futuro Felipe V, duque de

Anjou y nieto del matrimonio entre Luis XIV y María Teresa de Austria, infanta

española, matrimonio surgido de la Paz de los Pirineos. De haber logrado unir bajo una

misma monarquía los recursos franceses e hispanos, el equilibro de potencias habría

sido sustituido por el control hegemónico de Francia, al que ningún rival le podría haber

hecho frente.

Para el resto de potencias europeas, el candidato francés suponía un grave peligro para

el equilibrio de poder. La otra alternativa residía en el archiduque Carlos de Austria,

hijo del emperador Leopoldo I de Austria y que significaría el retorno de los días de

gloria de la dinastía de los Habsburgo. Ninguna de las dos opciones era bien vista por

las crecientes potencias comerciales que veían su independencia atacada por la

formación de grandes bloques hegemónicos europeos, entre ellas Holanda e Inglaterra

que no se decantaron por ninguno de ambos bandos hasta que Francia hizo evidente su

intención de unificar los territorios bajo una única monarquía lo que forzó la

intervención de estos estados a favor del candidato austracista.

LOS PACTOS DE PARTICIÓN DE LA HERENCIA DE CARLOS II

En las cancillerías europeas, ya con anterioridad a la muerte de Carlos II, se estaban

acordando una serie de tratados de partición de la herencia de Carlos II5. Entre estos

acuerdos tenemos el de 1698 entre Francia y Holanda que se truncó por la muerte de

José Fernando de Baviera, principal heredero de todas las posesiones hispánicas y el de

fecha de 25 de marzo de 1700 entre Guillermo de Orange y Luis XIV de acuerdo con el

cual, se repartiría parte de la herencia entre ambos candidatos ya mencionados. El

tratado se había cerrado sin el consentimiento del emperador y otorgaba los Países

Bajos españoles, las Indias y los territorios peninsulares al archiduque Carlos mientras

que Francia ganaría frontera contra España y los territorios italianos pasarían a estar

gobernados por el Delfín, este tratado no llegó a ninguna parte ya que Leopoldo I no

aceptó dicho reparto.

5 Calvo Poyato, José. “Las relaciones internacionales” en De los Austrias a los Borbones. Madrid,

Biblioteca historia 16, 1990, vol. 29. P. 123.

9

La división de los territorios evitaría que ninguna de las dos grandes potencias, Austria

y Francia se hicieses con un vasto imperio que les permitiría ejercer su hegemonía sin

que ningún país o potencia europea les pudiese hacer frente.

Cuando estos acuerdos se hicieron conocidos en la corte española, Carlos II, ya de débil

salud, pidió consejo al Consejo de Estado, donde buena parte de los nobles castellanos

se mostraron partidarios de la sucesión francesa ya que en España existía una clara

conciencia entre la nobleza, al menos en buena parte de la castellana, de la situación de

crisis y la falta de poder de la monarquía en el ámbito internacional. Por ello, buena

parte del Consejo de Castilla se mostró a favor del heredero francés y así se lo hizo

saber al monarca6. Este, ya débil también solicitó el consejo del papado que designó un

comité formado por tres cardenales que también le recomendaron al duque de Anjou

como el candidato óptimo. Bajo estas presiones, el 11 de octubre, Carlos II nombra su

sucesor al nieto de Luis XIV, el duque de Anjou pero en una de las cláusulas

especificará claramente que las coronas de Francia y España no podrán ser unidas.7

LOS INTERESES DE FRANCIA

Con el nombramiento de Felipe V como heredero de Carlos II, Francia era la gran

beneficiada y ganadora de todas las intrigas políticas previas a la muerte del último

monarca hispano de la casa de Austria, con el nombramiento de Felipe V, lograba

vencer a su enemigo tradicional y además se elevaba como la principal potencia europea

gracias a la ventajosa nueva situación. Amplios territorios y recursos naturales daban

ahora un enorme poder a Francia y se rompía así el equilibro precario que había

alcanzado Europa en la Paz de Westfalia8.

Por otro lado ahora Luis XIV se veía con poder suficiente para desoír los tratados de

división de herencia que había acordado con Holanda e Inglaterra y para violar la

máxima del testamento que prohibía la unión de ambas coronas9. En el mismo año de la

muerte de Carlos II, Luis XIV e ve con fuerzas suficientes como para declarar que los

derechos del duque de Anjou como heredero de Francia se mantendrían pese a lo

6 Arias, Luis María García-Badell. "Luis XIV ante la Sucesión de la Monarquía Española: los

Presupuestos de la Embajada de Amelot. 1705-1706." Cuadernos de historia del derecho 2, 2010, pp.

147-171. 7 Calvo Poyato, José. “Las relaciones internacionales”… p. 138.

8 Bennassar, Bartolomé, et al. “Fin de la Guerra de los treinta años y tratados de Westfalia” en Historia

moderna. Akal, 1998. Pp. 445-450.

9 Calvo Poyato, José. “Las relaciones internacionales”… p. 141.

10

explícito de la clausula de Carlos II. Además tropas francesas guarnecieron varios

fuertes de los Países Bajos españoles, en clara violación de los tratados de reparto de

herencia firmados con Holanda e Inglaterra.

INGLATERRA, HOLANDA Y AUSTRIA, LA GRAN ALIANZA

El emperador Leopoldo I, tras enterarse de la publicación del testamento, consideró el

testamento falso y arguyó que la voluntad de Carlos II había sido forzada por los

diplomáticos de Luis XIV y los nobles castellanos por ello convocó a la dieta imperial

en Ratisbona, con el objetivo de declarar la guerra a los borbones. También comenzó a

mover ficha para buscar apoyos militares en Inglaterra y Holanda, que podrían con el

poderío naval decantar la futura guerra a favor del bando austracista.

Inglaterra y Holanda eran potencias emergentes con una gran flota y unos enormes

intereses coloniales y comerciales. Si Francia se hacía con el control de las colonias

españolas, tendría la hegemonía continental y colonial lo que provocaría el aumento de

la presión francesa sobre Países Bajos y, además, la apropiación de los intereses

comerciales y coloniales españoles. Pese a la decisión de Carlos II y el peligro que

implicaba la hegemonía francesa para sus intereses, ninguna se mostró favorable al uso

de las armas siempre y cuando que fueran respetados los tratados de reparto de herencia

que Luis XIV había firmado con ellos, reconociendo oficialmente a Felipe V como

heredero a la corona española. Guillermo III se limitó a convocar al parlamento inglés

para que analizase la nueva situación política que surgía del testamento de Carlos II.

Cuando Luis XIV reivindica los derechos al trono de Francia de Felipe V y Felipe V

concede a los comerciantes franceses importantes beneficios en colonias y el monopolio

de algunos mercados como el de los esclavos negros, Inglaterra y Holanda se ven

directamente amenazados en sus intereses económicos y se adhieren a la idea de guerra

abierta defendida por Leopoldo I10

.

Así pues, como ya hemos visto, Inglaterra, Holanda, el Imperio Austriaco, Prusia y la

mayoría de los estados alemanes firman el 7 de septiembre de 1701el tratado de la Gran

Alianza en La Haya a los que poco después se les uniría Portugal y el ducado de

Saboya, configurándose así la dicotomía que marcará el desarrollo de la guerra: el

10

Bennassar, Bartolomé, et al. “Fin de la Guerra de los treinta años y tratados de Westfalia” en Historia

moderna. Akal, 1998. Pp. 445-450.

11

bando austracista, compuesto por la Gran Alianza y parte de los territorios peninsulares

encabezados por la rebelión austracista de la Corona de Aragón; y el bando Borbónico,

compuesto por Francia y buena parte de los territorios peninsulares encabezados por la

Corona de Castilla.

La Gran Alianza recogía la tradición europea de grandes coaliciones que se enfrentaban

a potencias hegemónicas, en un primer momento contra España y, tras su decadencia,

contra Francia. Los intereses de cada una de las partes estaban pues muy claros: los de

Francia mantener la recién estrenada hegemonía y mantener en el trono a Felipe V y los

de la Gran Alianza eran evitar la unión de las dos coronas, eliminar los privilegios

franceses en el comercio con las colonias españolas y obtener para el archiduque los

territorios que se habían acordado en los tratados de reparto de la herencia, basados en

los dominios italianos y los Países Bajos españoles, que actuaban de estado tapón entre

Francia y Holanda. La guerra estalló en 1702 y tuvo su punto álgido en 1710 cuando la

guerra su máximo desarrollo territorial, de dimensiones enormes y que afectó a

numerosos territorios como España, Portugal, Italia, los territorios del Imperio, Países

Bajos Francia y América del Norte y del Sur11

.

CONSECUENCIAS INTERNACIONALES DEL CONFLICTO. PAZ DE UTRECHT Y RADSTADT

Con independencia del desarrollo de las actividades bélicas y las consecuencias de la

victoria borbónica en el territorio peninsular, que ya se tratan en otros apartados de este

trabajo, la situación internacional que surge de la guerra de sucesión, altera

completamente el status quo de la geopolítica europea. Como ya hemos señalado, el

resultado de la guerra es diferente en el frente peninsular que en el frente europeo. En la

península, el bando borbónico logra imponerse sobre los aliados y establecer un

gobierno centralista como castigo a los reinos que se le habían opuesto, entre ellos la

Corona de Aragón, a través de los conocidos Decretos de Nueva Planta. Pero en el

frente europeo, la guerra acaba de forma diferente, La Gran Alianza logra a lo largo de

cerca de una década de conflictos imponerse al bando francés. No obstante, cuando

Francia parecía ya derrotada, la derrota aliada en la Batalla de Denain el 24 de julio de

1712 le permite a Francia optar por una capitulación honrosa que dará lugar a los

tratados de Utrecht y Radstat.

11

Salvadó, Joaquim Albareda. La guerra de sucesión de España (1700-1714). Editorial Crítica, 2010.

12

Los tratados de Utrecht y Radstat (1713-1714) consiguen el definitivo reconocimiento

internacional de Felipe V como rey de España pero, como consecuencia de la derrota

francesa, este se ve obligado a ceder los Países Bajos y los dominios Italianos a Austria

mientras que debe conceder a Inglaterra cierto número de ventajas comerciales en las

colonias españolas de América. Asimismo, Felipe V renuncia a todos sus derechos

sobre el trono francés, evitándose la creación del temido bloque hispanofrancés en

manos de un único monarca12

. Se establece así una nueva geopolítica, la del tripe

equilibro entre tres potencias en Europa: Inglaterra, Francia y Austria13

. La paz supone

el triunfo de la oposición a los Borbones en Europa y se crea un nuevo sistema basado

no en una potencia hegemónica sino en un equilibrio entre tres grandes poderes. En este

contexto aparecen en el teatro europeo nuevas potencias emergentes como son Prusia

que se había alineado contra los borbones y Rusia que tendrá cada vez más presencia en

la política europea gracias a sus victorias en el mar Báltico. Por otra parte España y

Holanda serán potencias claramente en declive y no lograrán recuperar su posición de

antes de la guerra.

Entre otras consecuencias de los tratados de paz, España pierde finalmente todos los

territorios no peninsulares, incluso pierde varias plazas internas a favor de Inglaterra

como son Gibraltar y Menorca, aunque sí conserva sus territorios coloniales. Por ello

España quita el foco de su actuación del espacio europeo y se centra más en su propio

interior y en los asuntos coloniales.

La guerra de la sucesión supone un punto de inflexión en la geopolítica europea, se pone

fin a las grandes alianzas religiosas que darán paso a nuevas alineaciones no basadas en

la religión de cada uno de los países sino en los intereses más prosaicos que puedan

tener. Se pone fin también a las solidaridades dinásticas y la dicotomía entre la dinastía

de Austria y la de Borbón como pone en evidencia la posterior guerra de los 7 años que

une a varias potencias contra la Prusia de Federico el Grande. A partir de ahora la

alianza entre potencias estará basada solo en los intereses geopolíticos coyunturales y no

en afinidades familiares o religiosas.

12

Calvo Poyato, José. “Las relaciones internacionales”… p. 145. 13

Bennassar, Bartolomé, et al. “La Paz de Utrecht y el nuevo equilibrio europeo” en Historia moderna.

Akal, 1998. Pp. 687-691.

13

REFORMAS MILITARES, LA MODERNIZACIÓN DEL EJÉRCITO

La Guerra de la Sucesión, aparte de suponer un cambio en lo político, también supone

un importante cambio en la poliorcética de la monarquía hispánica. Frente al modelo

anticuado y venido a menos de los Austrias menores, la llegada de un Borbón al trono

implica la modernización de la estructura militar y las tácticas de guerra, una de las

posibles causas por las que, en el territorio peninsular, las tropas borbónicas se alzan

con la victoria frente a los reinos partidarios del archiduque Carlos

LA INFANTERÍA EN 1700

Antes de la muerte de Carlos II, los ejércitos españoles encargados de mantener las

posesiones españolas en Europa son unidades extranjeras: alemanas, valonas e italianas.

Esto tenía como consecuencia una falta de organización, recayendo el peso de la Guerra

de Sucesión en las tropas francesas aliadas, especialmente en los territorios de Flandes.

El contingente de la Infantería española para defender el territorio peninsular recaía en

las tropas regulares y provinciales. La Real Cédula de 29 de febrero de 1696, reorganizó

lo que quedaba de aquellas Milicias ya que según la Cédula “…se hallan deshechas y en

un completo olvido…”, y se establece un voluntariado. Al proclamarse rey Felipe V

tenía a su servicio 64 Tercios repartidos geográficamente de la siguiente manera: 29

Tercios en España, 10 Tercios en Lombardía, 6 Tercios en Nápoles y 18 Tercios en

Flandes.

LAS ORDENANZAS DE FLANDES

Flandes será el principal escenario donde se Felipe V tomará medidas para restablecer el

orden en aquellos territorios. El 18 de diciembre de 1701, por orden de Felipe V, el

Capitán General de los Estados de Flandes, el Marqués de Bedmar, promulga “…que

llaman de Flandes, en la que se concede a los Regimientos los Consejos de Guerra y

trata de la Subordinación y Disciplina de las Tropas, su Fuero, Desertores, revistas,

castigo para las placas supuestas, Asientos, Duelos, Desafios, Casamiento de Oficiales

y Soldados”.14

14

Portugués, Joseph: Recopilación de Ordenanzas Militares, Tomo I, Imprenta de Antonio Marín,

Madrid. 1764.

14

Una vez puestas estas medidas en funcionamiento se procede a completar los efectivos

de un ejército hasta ahora sustentado por tropas auxiliares francesas, unos 50.000

hombres. Serán completadas por cinco nuevos Tercios flamencos, uno español, uno en

Lombardía y otro en Nápoles y en 1702, se complementarán con doce valones, y dos

napolitanos.

Hay que resaltar que el aumento de estos efectivos, ocasiona numerosos conflictos de

prelación y antigüedad en orden y marcha de combate, los cuales se solucionarían el 10

de abril de 1702 en la Ordenanza firmada en Bruselas “….llamada de Flandes, en que

se trata del mando y preferencia…..entre las tropas españolas y las auxiliares de

Francia”15

. En su artículo 1º se hace referencia a todos los Tercios, ordenando, en su

artículo 3º, que “Todos los cuerpos….marcharan entre ellos, siguiendo el orden que se

reglare y que está señalado aquí abajo…”16

. El orden en que aparecen es el siguiente:

primero los Tercios Antiguos de Infantería Española, seguidos de los Tercios Viejos de

Infantería Valona, los Tercios Antiguos Italianos, los Tercios Antiguos Alemanes

reducidos al pié de Valonesy, por último, los regimientos Nuevos de Infantería Valona.

LA NUEVA ORGANIZACIÓN: DEL TERCIO AL REGIMIENTO

Después de tres años de guerra, las directrices marcadas por Francia en cuestiones

tácticas, y el progreso de las nuevas armas, hacen necesaria una reorganización en la

infantería española. El fusil de chispa con bayoneta y el fusil rayado, harán desaparecer

poco a poco el tradicional armamento de los viejos tercios como las picas, arcabuz, y

mosquete.

A nivel táctico, siguiendo el modelo francés, se sustituirán las batallas de grandes masas

en campo abierto, por ataques sucesivos en el que se combina el movimiento y la

maniobra. Las grandes filas, y los antiguos cuadros de los Tercios, serán sustituidos por

la columna, el llamado “Orden profundo” francés. La composición de estas unidades

nuevas está señalada en el artículo 1º de la Real Ordenanza de 28 de septiembre de

1704:

15

Portugués: Joseph: Op.cit. 16

Colección General de Documentos, Armas y Cuerpos que componen el Ejército de España. Signatura

4-2-8-2. Citado también en Portugués, Op. Cit. Tomo II.

15

“Toda la infantería se forme en Regimientos, cada uno con doce Compañías. En cada

una, un Capitán, un Teniente, un Lugar-Teniente, dos Sargentos, Tres Cabos de

escuadra, Tres Cabos Segundos de escuadra, Dos Carabineros o fusileros que han de

traer fusil rayad, un Tambor y treinta y nueve Soldados”.

Según el artículo 16º, la Plana Mayor, estaría formado por “un Coronel, un Teniente

Coronel, Un Sargento Mayor, un Ayudante, un Capellán, un Cirujano y un Tambor

Mayor”.

Tras esta Real Orden, la principal de ellas será la Ordenanza para la Infantería de 30 de

diciembre de 1706, la cual dice que “…..Habiendo mandado vestir y armar

uniformemente mi infantería que quiero que esté vestida toda de blanco variando los

colores de las muestras…”17

.

El uniforme constará de:

- Sombrero acandilado (tricornio) de fieltro negro, con galón de oro o de plata

para Oficiales y de estambre blanco o amarillo para tropa.

- Casaca redingote de paño blanco, con vueltas en las mangas del color de la

divisa, chupa y calzón del mismo paño que la casaca, camisa de lienzo, medias

de estambre o de algodón para los fusileros y encarnadas para los granaderos,

corbata de lienzo blanco, zapatos de baqueta negra con hebilla de metal blanco,

botones de metal, dorados o blancos.

Los uniformes serán suministrados por la intendencia francesa hasta que en 1721 se

establecerán los primeros contratos con fábricas españolas. En esta Ordenanza también

figurará la desaparición definitiva de los antiguos Maestres de Campo, sustituidos por

los Coroneles, estableciéndose un nombre fijo para los 64 Regimientos. Además

contiene los nombres de los Coroneles, por los cuales eran conocidos los Regimientos, y

el nuevo nombre que debían tener, haciendo referencia a las unidades que se

encontraban en España, sin incluir a valones ni italianos.

CONCLUSIÓN, LAS CONSECUENCIAS DE LA GUERRA

CONSECUENCIAS INTERNACIONALES

Como ya hemos visto a lo largo del trabajo, la guerra tuvo un resultado distinto en cada

una de sus dos vertientes, la internacional fue ganada por los aliados, lo que implicó el

17

Del Pozo Palazón. P y Gregori San Ricardo. E: Uniformes del Ejército Español, edición de los autores,

Madrid 1998.

16

desmembramiento del imperio de la corona hispana, que perdió todos sus territorios

europeos alejados de la península ibérica en beneficio especialmente de Austria. La

España de los borbones se alejará del teatro europeo para volverse más endogámica y

más proyectada hacia sus colonias americanas. Esto supuso la creación de un nuevo

mapa político europeo basado en la idea de equilibrio entre tres potencias: Austria,

Francia e Inglaterra que, como ya hemos visto romperá con la diplomática tradicional y

le dará un enfoque mucho más pragmático. Las consecuencias de la paz de Utrecht

llevaron a la desintegración del Imperio español en Europa. Tras su reconocimiento

como rey de España, Felipe V perdió todas las posesiones europeas de la Corona: Países

Bajos, Milán, Nápoles y Cerdeña (que fueron para Austria) y Sicilia (para el duque de

Saboya). Inglaterra fue el país que más aprovechó del tratado de Utrecht porque se

quedó con Menorca y Gibraltar y, a costa de Francia, Terranova y la Acadia, la isla de

San Cristóbal, en las Antillas y los territorios de la bahía de Hudson. Además, se rompía

el monopolio comercial de la Corona española con las colonias americanas ya que

Inglaterra obtiene ventajas comerciales en las colonias españolas (como en el mercado

de esclavos negros, mediante el derecho de asiento; y con el navío de permiso de 500

toneladas para comerciar con las Indias españolas en tiempo de Feria durante 30 años).

Al fin y al cabo, Inglaterra se convertía en una de las principales potencias de la política

continental al lado de Francia y Austria. En cambio, Felipe V sólo conserva España y

sus colonias.

Si intentamos hacer un balance de los vencedores y de los vencidos al acabar

la guerra de sucesión tras la firma del tratado de Utrecht, resulta difícil hacer una

diferenciación muy clara. En efecto, Europa queda divida en potencias de

importancia bastante iguales. Destacaríamos más a Inglaterra que consiguió obtener

un gran número de privilegios, como ya lo vimos en lo que viene antes. Portugal

consigue unas restituciones territoriales en la península, la cesión de la colonia de

Sacramento en América y el pago de 600.000 Escudos como compensación en el

traspaso del asiento de negros. La República Holandesa consigue el trato comercial

de nación más favorecida en cuanto a lo que le cede España, y en cuanto a lo que le

cede Francia, consigue el cambio de algunas plazas perdidas por Luis XIV en Flandes

y Artois por otras como Tournai e Yprés; y para el Duque de Baviera Luxemburgo,

Namur y Charleroi, pero también el prometido reino de Cerdeña. Saboya consigue la

cesión del Reino de Sicilia y la promesa de la sucesión eventual al trono de España en

17

caso de extinción de la dinastía de los Borbón en España. Y en fin, el Imperio

Austriaco consigue (de lo que le cede Francia) la cesión de los Países Bajos

Españoles, la cesión del Milanesado, Nápoles, los Presidios de Toscana, la cesión de

Cerdeña (en un principio destinada al Duque de Baviera, pero después del tratado de

Rastadt, fue modificado. La victoria de la Gran Alianza no es total (Felipe V se

mantiene como monarca hispano), sí es sólida ya que logran la consecución de sus

objetivos más básicos: la separación de las coronas francesa y española, la

desmembración del imperio español en Europa y la pérdida de todas las ventajas

comerciales y territoriales que la Francia de Luis XIV podía haber ganado,

regresando sus fronteras a las de 169718

.

CONSECUENCIAS INTERNAS

Por otro lado, en la vertiente peninsular, la victoria es indudablemente para el

bando borbónico, Felipe V tomaría medidas represivas respecto a Aragón y a todos

aquellos que apoyaron al archiduque Carlos. Las medidas se basaron en la confiscación

de sus bienes y propiedades por el apoyo al bando austracista, bienes en Castilla,

Cataluña, Aragón y Valencia. Además de esta medida, provocaron el exilio de muchos

de ellos a Nápoles, Cerdeña, Milán, Paises Bajos, Viena, Hungría… quedando bajo el

amparo de Carlos IV con el pago de rentas y pensiones que procedían de los bienes

confiscados a Felipe V y a sus partidarios.

La promulgación de los decretos de Nueva Planta permitió acabar con los fueros

del Reino de Aragón, imponiendo un modelo centralista y obligando al uso oficial en la

zona de la lengua castellana. Al fin y al cabo, resulta que los decretos de Nueva Planta

correspondían a la política de centralización y de absolutismo que había emprendido

Felipe V. Pero, se seguía la legislación foral (sobre todo cuando se presentaba como

más favorable a los intereses de la Corona).

Además de las consecuencias debido a la guerra que hubo en España, también

cabría señalar las catástrofes naturales y nefastas que alcanzaron la población española.

En efecto, hubieron malas cosechas en 1708, en 1709 unas lluvias torrenciales causaron

otras malas cosechas. En 1709, la situación llegó a un punto tan extremo que el mismo

18

Bennassar, Bartolomé, et al. “La Paz de Utrecht y el nuevo equilibrio europeo” en Historia moderna.

Akal, 1998. P. 689.

18

Felipe V tuvo que introducir mercancías que no eran de su país en España. Esa difícil

situación económica puede explicar los fracasos militares del rey Borbón en estos años.

Pero, a pesar de todo, se consigue que un Borbón reine a la cabeza de la

corona española, acabando con la hegemonía francesa. También, habría que señalar

que después de la paz de Utrecht, España se preocupó mucho más del desarrollo de

las colonias que tenía en las Indias. Esta concentración en las Indias permitió que

España siguiera siendo una potencia.

19

BIBLIOGRAFÍA

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OTROS RECURSOS

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- http://www.ieslania.es/equipodocente/CCSS/T1_SigloXVIII.pdf