RECONFIGURACIÓN DE LOS ESPACIOS LABORALES Y...

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1 RECONFIGURACIÓN DE LOS ESPACIOS LABORALES Y PÉRDIDA DE SEGURIDAD ONTOLÓGICA EN TIEMPOS DE GLOBALIZACIÓN: (LA CONFISCACIÓN DE LA RESISTENCIA LABORAL) Maribel Barboza Pérez Universidad del Zulia Facultad de Ciencias Económicas y Sociales Escuela de Economía e-mail: [email protected] Ponencia a presentarse en el Encuentro 2001 de la Asociación de Estudios Latinoamericanos (LASA2001) Washington, D.C., (EUA) Septiembre 6-8, 2001 Introducción Este trabajo forma parte de anteproyecto de investigación que da cuerpo a la tesis doctoral a presentar en Diciembre del 2002. Esta tiene como propósito elaborar una explicación de la construcción transnacional de regímenes de representaciones laborales en tiempos de globalización; en esta investigación se abordan las puestas en prácticas y en discursos, por parte de ciertos actores globales, de modelos de reorganización laboral estandarizantes. En esta ponencia, intentamos realizar una lectura, desde una topología local, de los algunos resultados transaccionales registrados en ciertos espacios laborales; en otras palabras, recogemos y analizamos ciertas experiencias laborales derivadas de la intención performativa de actores financieros globales que, a partir de las fusiones y adquisiciones (fas) dentros del sistema bancario y ante la debilidad inmunológica local en el mundo laboral , logran réplicas reconfigurativas con efectos sobre la conciencia práctica y el sentido de futuro de los actores laborales involucrados. A.-Estrategias Metodológicas En términos de lo anterior, hemos entrevistado, en profundidad, a veinte (20) empleados y ex –empleados bancarios, así como a seis (6) gerentes y directores activos de tres entidades financieras sujetas a fas por parte de bancos de matriz española. La aproximación cualitativa a estos actores estuvo precedida por una reflexión teórica inicial a partir de la cual se organizaron los ejes temáticos centrales de las narrativas. Creo necesario, recordar que es ésta una primera lectura, sobre un espacio laboral restringido, elegido por su condición de receptor de primer orden de la intencionalidad performativa global. Los actores, en términos metodológicos, han sido considerados las unidades inmediatas o próximas generadoras de referentes sobre la elaboración de sus propios mundos ideacionales; en otras palabras, de sus propios sistemas de significados o representaciones sociales. La “aproximación” a éstos será posible a través de sus actos comunicativos, de sus discursos orales o escritos, producidos en particulares contextos, con ciertas estructuras, tesituras y campos lexicales expresivos de determinadas intenciones performativas. El encomillado con el que re- significo “aproximación” responde a la necesidad de clarificar que dicha “aproximación” no expresa un acercamiento a un algo que está afuera, a la espera de ser aprehendido, sino a una tarea

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RECONFIGURACIÓN DE LOS ESPACIOS LABORALES Y PÉRDIDA DE SEGURIDAD ONTOLÓGICA EN

TIEMPOS DE GLOBALIZACIÓN: (LA CONFISCACIÓN DE LA RESISTENCIA LABORAL)

Maribel Barboza Pérez Universidad del Zulia

Facultad de Ciencias Económicas y Sociales Escuela de Economía

e-mail: [email protected]

Ponencia a presentarse en el Encuentro 2001 de la Asociación de Estudios Latinoamericanos (LASA2001)

Washington, D.C., (EUA) Septiembre 6-8, 2001 Introducción Este trabajo forma parte de anteproyecto de investigación que da cuerpo a la tesis doctoral

a presentar en Diciembre del 2002. Esta tiene como propósito elaborar una explicación de la construcción transnacional de regímenes de representaciones laborales en tiempos de globalización; en esta investigación se abordan las puestas en prácticas y en discursos, por parte de ciertos actores globales, de modelos de reorganización laboral estandarizantes. En esta ponencia, intentamos realizar una lectura, desde una topología local, de los algunos resultados transaccionales registrados en ciertos espacios laborales; en otras palabras, recogemos y analizamos ciertas experiencias laborales derivadas de la intención performativa de actores financieros globales que, a partir de las fusiones y adquisiciones (fas) dentros del sistema bancario y ante la debilidad inmunológica local en el mundo laboral , logran réplicas reconfigurativas con efectos sobre la conciencia práctica y el sentido de futuro de los actores laborales involucrados.

A.-Estrategias Metodológicas En términos de lo anterior, hemos entrevistado, en profundidad, a veinte (20) empleados y

ex –empleados bancarios, así como a seis (6) gerentes y directores activos de tres entidades financieras sujetas a fas por parte de bancos de matriz española. La aproximación cualitativa a estos actores estuvo precedida por una reflexión teórica inicial a partir de la cual se organizaron los ejes temáticos centrales de las narrativas. Creo necesario, recordar que es ésta una primera lectura, sobre un espacio laboral restringido, elegido por su condición de receptor de primer orden de la intencionalidad performativa global.

Los actores, en términos metodológicos, han sido considerados las unidades inmediatas o próximas generadoras de referentes sobre la elaboración de sus propios mundos ideacionales; en otras palabras, de sus propios sistemas de significados o representaciones sociales. La “aproximación” a éstos será posible a través de sus actos comunicativos, de sus discursos orales o escritos, producidos en particulares contextos, con ciertas estructuras, tesituras y campos lexicales expresivos de determinadas intenciones performativas. El encomillado con el que re-significo “aproximación” responde a la necesidad de clarificar que dicha “aproximación” no expresa un acercamiento a un algo que está afuera, a la espera de ser aprehendido, sino a una tarea

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reconstructiva sobre la cual actúan internos, pero aún sociales, dispositivos de selección y de organización dispuestos como operadores de interpretación (doble hermenéutica). Antes de representar ante los demás las representaciones que he de interpretar y explicar, he de representarlas a mi misma. De allí que, una vez más, declare los riesgos de una hermenéutica espúrea que puede dar lugar a la confiscación de los sentidos ajenos para ser sustituidos por los propios. Esta es una actividad, de prestar significados y representar-se la cultura de otros. (Sánchiz y Cantón, 1995:133).

La elección de los discursos como campos demarcados de investigación resulta consistente con la adscripción teórica y metodológica a la teoría de las representaciones sociales. A mi juicio, se produce una “separación” de utilidad heurística cuando en lugar de estudiar los procesos estructuralmente y proceder a las descripciones factuales de los mismos a partir de discursos empiristas (Potter,1998:195), interpongo las miradas y las prácticas con las que los actores sociales implicados producen tales procesos; de forma tal que, ineludiblemente, mi propia lectura tendrá que replegarse o, por lo menos, negociar ante las formas de percepción del mundo de tales actores. He encontrado en Mato (2000:74a, 2000b) y en Escobar (1996:23) ciertas reflexiones que guiaron la elección de este dispositivo de conocimiento. El primero, en su insistencia por el retorno de los actores, cuyas prácticas, representaciones y discursos dan cuenta de las transformaciones sociales. Esta manera de conocer reduce los riesgos de lecturas naturalizadas, del anclaje en perspectivas del “algo dado”que clausuran las posibilidades de otras miradas y las alternativas de cambio. Por su parte Escobar, tal como el mismo lo afirma(1997:23) , reinvindica el análisis del discurso al hacer posible el “.... ´mantenerse´ desligado (.....) suspendiendo su cercanía, para analizar el contexto teórico y práctico con que ha estado asociado (...) abre la posibilidad de separarnos de él, para percibirlo de otro modo...”.

Si el propósito de la investigación se orienta a la interpretación de las representaciones sociales que determinados actores sociales elaboran sobre los reordenamientos en los espacios laborales en tiempos de globalización, entonces dónde se ubican estos actores? Siguiendo su huella a través de sus marcadores discursivos, los encuentro distribuidos en ciertas posiciones en el espacio social, en arreglo a cierta arquitectura de poder. Es por ello que, en este primer borrador, fueron hallados en grupos “científicos”, meta-organizaciones y organizaciones implicadas. Son los actores constitutivos de estas últimas, que identifico como empresas (bancos fusionados), los que serán interpelados en la investigación. Sus discursos, constitutivos de descripciones densas, hablarán acerca de cómo los regímenes de representaciones de los actores restantes, en torno a los procesos de globalización, bajo la forma de teorías “científicas”, de conocimiento divulgativo y espontáneo, de legislaciones y normativas, de ponencias, admoniciones, advertencias, órdenes y peticiones, activan fuerzas de modificación de determinados órdenes disciplinarios y, por tanto, de las percepciones, condiciones y realizaciones de sus prácticas en los espacios de labor.

El procedimiento de “aproximación” a los actores se realizará a partir de los corpus discursivos obtenidos a través de tecnologías etnográficas:

1.- Entrevistas (entendidas como narración conversacional) grabadas o escritas (notas de campo abiertas o subrepticias) y observación de comportamientos no verbales.

2.-Textos disciplinares, documentos institucionales y archivos periodísticos impresos o electrónicos.

Sin embargo, la elección de una estrategia etnográfica no provocará reticencias en el uso referencial de datos estructurados; estableciendo de antemano, si, que éstos no guardan valor intrínseco; su utilidad heurística se centra en su condición semiótica analizable a partir de las experiencias sociales que encubre y de aquellas elaboradas ante su “acontecimiento”.

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El carácter preliminar de este trabajo le confiere, finalmente, una condición favorable para la recepción de críticas, sugerencias y aportes que, en general, servirán para futuras y útiles reconducciones de la investigación propuesta..

B.- Reflexión Teórica Inicial B.1.- Reconfiguración de los Espacios Laborales. En este trabajo construyo la categoría espacios laborales partiendo del concepto espacio

social de Bourdieu, “...espacio de las posiciones sociales (que) se retraduce en un espacio de tomas de

posición a través del espacio de las disposiciones o habitus...”; (1999:19) Tomo esta categoría como suerte de palabra clave, pues ésta refiere a un espacio en el

cual actores emplazados en una topología asimétrica, en arreglo a ciertas ordenamientos simbólicos, generan prácticas, representaciones y discursos. Los espacios laborales o espacios de labor constituyen espacios sociales en los que, además de realizarse actividades de (re)producción-consumo se (re)producen, en arreglo aequitecturas históricas de poder, ciertos órdenes simbólicos. En otras palabras, se da lugar a una (re)producción de ciertas disposiciones históricas de poder que promueven o retrasan los modos como se (re)distribuyen los actores sociales. Foucault (1997:145) reconoce en estos órdenes relacionales modalidades disciplinarias, un “procedimiento, pues, para conocer, para dominar y para utilizar...”(1997:147); logrando operaciones de asociación/disociación expresadas en la relación docilidad/utilidad del trabajo. Gaudemar (1991:44), identifica en estos espacios de ordenamiento para la (re)producción, espacios fabriles, “regentados por la disciplina y la temporalidad interiores de la producción”; disciplinas históricamente forjadas que asumen formas lábiles de coerción en la disposición de la docilidad/utilidad.

Creo necesario indicar, además, que el concepto de espacios fabriles no se encuentra cerrado o circunscrito al ámbito de las condiciones de producción que suelen reconocerse y denominarse en la literatura económica como “industrial”, en la que se torna central la imagen de la fábrica o empresa “moderna”. Las multiplicidad de formas del faber en nuestras sociedades, caracterizadas precisamente por la heterogeneidad productiva que irrumpe contra la imagen del coto laboral organizado maquínica y productivamente, induce a la expansión conceptual (Castillo,f.e.1).

Me propongo, entonces, reflexionar sobre cómo en los espacios laborales, sedes de ciertos acuerdos/desacuerdos disciplinarios , producidos socialmente, y productores, a su vez, de sus propias y plurales representaciones sociales, se dan lugar reconfiguraciones o transformaciones en las que resultan alteradas las arquitecturas de poder mencionadas; tales reconfiguraciones son expresivas de la tensión que sobre los repertorios locales de relacionamiento del trabajo y del capital, ejercen las prácticas globales de organización de los mismos; en otras palabras, ciertos órdenes disciplinarios globales.

El análisis, por tanto, me conduce a la construcción de un espacio reflexivo demarcado por las siguientes categorías: espacios laborales, tensión local-global, prácticas de ordenamiento laboral, representaciones sociales y discursos. Estas categorías, así como su formas de entrecruzamiento presentan resignificaciones atribuibles a la propia complejidad de los tiempos de su ocurrencia, los “tiempos de globalización” (Mato,1998:7); tal resignificación implica establecer sentidos diferenciales frente a aquellos relativos a otros entrecruzamientos de las mismas fuerzas pero con intensidades y extensiones restringidas.

He elegido, por otra parte, utilizar la categoría régimen de representaciones (Escobar, 1996:31), (Hall,1998:20), puesto que anticipa el carácter plural y conflictivo del proceso de

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construcción de representaciones sociales (Lossada,199 :104). En tal sentido, Escobar, enuncia la categoría regímenes de representación, asignando el significado que revela su constitución conflictiva:

“Los “regímenes de representación” pueden analizarse como lugares de encuentro en los cuales las identidades se construyen pero también se origina, simboliza y maneja la violencia”. (Escobar,1998:32)

Hall (1998,21) utiliza esta misma denominación, regimes of representation, con un propósito metodológico similar, dar cuenta de la elaboración de una representación estructurada, “strongly centered”, fuertemente centrada; con ello se alude, tal como en el caso de Escobar, a un momentum de “violencia”, de establecimiento de un orden de significados en el cual un componente simbólico dentro de la pugna representaiva se adjudica una pretensión universal y omnicomprensiva. Hall utiliza esta categoría, teórica y metodológica, para descifrar cierta etnografía del desarrollo en el período posterior a la segunda guerra mundial; disponiendo de tal categoría para cifrar la reconstitución teórica de “nuevas formas de globalización” (Hall,1998:26), ubicadas en un largo, pero diferenciado, proceso histórico.

La utilidad, pues, de esta categoría teórica-metódica reside en su potencial para reproducir la violencia constitutiva, congénita a las formas de construcción social a partir de experiencias secularmente conflictivas.

B.2.-Tensión Local-Global. Algunas experiencias reconfigurativas recientes de los espacios laborales en Venezuela, a

partir de las cuales se tornan visibles las complejidades de los encuentros y tensiones representativas entre lo local y lo global, exigen una manera de ser pensadas que suprima la trampa focal de la globalización económica como manera unívoca para dar cuenta de cómo resultan alterados dichos espacios de labor; así como también se ha de reprimir las tendencias fetichizantes (1) que simplifican tendenciosamente la comprensión de procesos complejos de cambio . De allí que intente reconstruir, con una hermenéutica, si, de segundo o tercer orden, las transformaciones que pudieran estar produciéndose en los imaginarios y accionarios de los actores estudiados.

B.2.1. Algunas propuestas teóricas en torno a la tensión local-global. Al interior-exterior de los espacios referidos, percibo, como los dispositivos de poder

son movilizados por agentes de performatividad transnacional y global intensificando una metabolización de representaciones, prácticas y discursos. Digo, deliberadamente, intensifican, pues no creo que exista pureza instrumental o simbólica en actores ya vinculados a esferas de circulación articuladas, en grado diverso, a escenarios de interacción mundial, llámese sociedad global , sistema mundo (Tortosa,1999:15) o comunicación-mundo (Mattelart,1998:83). El análisis de los procesos de intensificación interaccional que encuentran, entre sus sedes, a los espacios laborales me conduce a la consideración de ciertos marcos explicativos o puertas epistémicas. Pensar la relación local-global induce, entonces, en primer lugar, a discutir en torno a la confrontación de alteridades; lo cual implica tensiones (2) de grados y modalidades resolutorias diferentes. En la literatura sobre el proceso de globalización, encontramos por ejemplo, propuestas antinómicas, de irreconcialiación en la que se anteponen resultados no negociables: homogeneización vs. diferenciación o, expresado de otras formas, convergencia vs divergencia o estandarización vs. segmentación (Levitt, 1992:193); en éstas, la sustanciación del fenómeno se expresa en una suerte de metáforas simplificadoras, por ejemplo la macdonalización (Ritzer,1996,94), americanización ( en Appadurai,1998,29), sistema único.

Appudarai (1998:11), toma distancia de estas posiciones maniqueas (3), afirmando que “la idea de la globalización no es la narración de la homogeneización cultural” (4); por el contrario, el desplazamiento de textos móviles y de audiencias migrantes a través de espacios de

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diferenciación difusa es generador de “eventos implosivos” que constituyen la presión global; ésta no actúa, por lo general, como una fuerza de estilización unifor-madora ni reductora de pluralidades, a la inversa, activa reacciones que modifican cotidianidades locales, dando lugar, precisamente, o “produciendo localidades” en “nuevas formas globalizadas” (Appadurai,1998:9). Resulta apropiada, en tal caso, la nominación que hace el autor de estos procesos de conversión de lo local: globalizacíón vernácula (Appadurai, 1998:10), aludiendo a la dinámica de indigenización (Appadurai, 1998:32) que caracteriza el saldo de la tensión estudiada. Podría decir, de otro modo, que su tesis de la indigenización revela lo propuesto por su teoría del cambio: el impacto del encuentro de lo local con lo global no necesariamente conduce a una absorción cultural.

En García Canclini, encontramos también la procupación por resolver la tensión global-local (5) y lo que el resultado de sus fuerzas acarrearía en términos de la disipación de las diferencias o de la exacerbación de las mismas. Su concepto hibridación, definitorio de operaciones culturales de combinación que dan lugar a “nuevas estructuras, objetos y prácticas” (García Canclini, 2000:2a) resulta, semiológicamente, análogo a indigenización; éste conceptualiza a los resultados de las operaciones de conversión (García Canclini (2000: 4b) que los actores ejecutan al confrontarse con otros imaginarios foráneos y que, en sus palabras, no “son reducibles a una identidad homogénea” (García Canclini,2000,26). García Canclini identifica en estas operaciones de conversión complejas acciones transactivas, para las cuales encuentra en una categoría aportada por George Yúdice, la negociación de la diversidad, (García Canclini,2000:31) un enunciado con el que considera puede reducirse el peligro de la polarización infecunda.

Esta previsión teórica, abre campos para visibilizar la actuación de actores de intermediación a los que atribuye una capacidad dialógica para contraponerse a la inmovilización originada por “atrofia de la acción conflictiva y de la deliberación democrática” (García Canclini,2000:28). Encuentro en esta idea una irrupción valorativa a través de la cual el autor reconoce el que ciertas etnografías muestren un resultado transactivo en el cual la “normalización” de cierta conciencia de globalización, como estrategia de poder, haya desvanecido diferencias y campos de dominio de los actores locales; a tal desenlace lo reconoce como un achicamiento del horizonte social (García Canclini,2000:29). La detección de esta singularidad, entre la vasta combinatoria de articulaciones, no constituye, a mi juicio, una concesión al riesgo de una lectura satanizada de la globalización, ni tampoco el haber incurrido en el juego de la falsificación denunciado por Appadurai; sino más bien el enunciado de un imaginario constituido por ciertas experiencias que contradicen narrativas globalizadoras épicas (García Canclini,2000:34).

La tensión entre lo local y lo global, construcción temida por el autor dados los riesgos metodológicos que podría acarrear es, a pesar de ello, elaborada por García Canclini como una suerte de cartografía del poder en la que actores, visibles o no, ponen en juego una (re) producción de representaciones y discursos que, pueden sorprender por las resignificaciones y puesta en escena de prácticas que eluden la simplicación global vs.local u homogeneización vs. diferenciación. Por ejemplo, refiere el autor (García Canclini,2000:31) la observación de Mato en cuanto a las reconstrucción de significados en realización concerniente a representaciones de etnicidad de pueblos indígenas de América Latina (“grupos periféricos”) (6) elaboradas y proyectadas por actores transnacionales (“países centro”) a nivel planetario.

Mato, en su arquelogía de los procesos históricos de globalización, hace visible la condición tensional genética de los mismos incorporando una fecunda categoría analítica: microfísica de los procesos de globalización (Mato, en Agudo y Mato,2000:27) dada la la topología desde la cual ésta se elabora. En su particular caso,las dinámicas sociales implícitas en los procesos mencionados, son explícitamente devueltas a los actores; esta forma heurística de desconfiscación del actor del escenario de los procesos, les presenta como actantes, como gestor

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de los mismos. Son éstos quienes elaboran, intersubjetivamente, las diversas conciencias de globalización o formas en las que es representado este proceso; de allí que, siguiendo esta metodología, se torne imposible pensar los procesos de globalización en términos reducibles a polaridades inmóviles o a lecturas naturalizadas y fetichizadas. El espacio visual de quien investiga re-construye las dinámicas generadas por las prácticas sociales de los actores, orientadas por las representaciones que elaboran en torno a sus experiencias, traducibles en acciones de conflicto o colaboración activadoras del cambio social:

“Hacer una microfísica de los procesos de globalización implica entre otras cosas, analizar cómo estos procesos resultan de las interrelaciones entre actores sociales específicos provenientes de o asentados en diversos espacios: transnacionales, nacionales o locales y sus respectivos sistemas de representaciones y las prácticas asociadas a ellos” (Agudo y Mato, 2000:28)

Encontrar en actores sociales heterogéneos los artífices de una diversidad de prácticas de globalización, no puede entonces sino conducir a la comprensión de estos procesos como situaciones complejas, tensionales pero transactivas (en los diversos espacios), entre lo local y lo global, análogas a los propias prácticas sociales y, éstas, a las representaciones (inestables) que les conducen.

Por otra parte, he encontrado en Trías (2000:117), una similaridad explicativa con el argumento de negociación e imbricación genéticas, a partir de la categoría ciudadano del límite, enunciado figurativo del desairrago de la matriz o patria monista, alusiva a identidades uniformes; el ciudadano del límite habita una franja fronteriza caracterizada por el hybris, “el carácter siempre mestizo e impuro de toda existencia fronteriza, expresada por el “ni de aquí ni de allá, participando jánicamente de ambas condiciones...”(Trías,2000:116). En este mismo orden, Sloterdijk (1999,f.e), se adscribe a la tesis de la metabolización e hibridación al criticar la adhesión a la patria territorial, o en sus términos territorial fallacy; promueve, por el contrario, la constitución de nuevas asociaciones entre el espacio y el sí-mismo, adversas a “todo tipo de etnocentrismo, racismo y racinismo (del francés racine:raíz)” (Sloterdijk,1999,f.e). La admisión de la interculturalidad como saldo de la tensión local-global, extingue las posibilidades monologistas que se adhieren a la tesis de la extinción o de supresión del argumento débil; tesis que, consistentemente, sostiene la denominada ética del contenedor. Esta es entendida como la racionalidad adscrita al pueblo o a la sociedad o, en otras palabras, a un locus o recipiente de paredes gruesas sostenido por símbolos y linguísticas únicas, que fortalecen la diferencia impermeable entre lo propio y lo ajeno, interno-externo, local-global. La relación conflictiva entre estos espacios, ahora en construcción, activan de acuerdo a Sloterdijk el sentido inmunológico; lo cual no expresa una acción aniquiladora del alieno en un dispositivo para la unicidad, sino la construcción de espacios de paredes delgadas, suertes de “macromundos llenos de movimiento y riesgos”. La percepción de Sloterdijk concerniente a tales espacios tensionales es transcrita en el párrafo siguiente:

“En un mundo así, la antigua sabiduria delemirante:ubi bene ibi patria, será obligatoria para todos. Y es que la patria como espacio de la vida buena es cada vez menos fácil de encontrara ahí donde ,por un accidente de nacuimeinto, cada quien está. Sin importar donde se esté, la patria debe ser reinventada permanentemente mediante el arte de saber vivir y las alianzas inteligentes” (Sloterdijk,f.e.5)

A mi modo de ver, Dussel (1999:19), a diferencia de los autores anteriores, explicita un caso extremo en el cual, el principio exclusionis, fundamenta su propia representación (“construida desde la periferia”) de una representación hegémonica, distanciada de aquella entendida como espacio de construcción simbólica a partir de imágenes en conflicto pero negociables. La administración planetaria, representada en la razón gerencial cínica (cynical managerial reason), conjuntamente con el resto de las claves propias de la transmodernidad,

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articulada a la globalización, supone el fin del sistema civilizatorio. Es, precisamente un signo del fin, la irrupción de la humanidad superflua, correspondiente a espacios laborales de exclusión.

La revisión y confrontación de las anteriores propuestas explicativas relativas a la tensión local-global conduce al hallazgo de dos evidentes posiciones enfrentadas; aquella que remite a espacios de posibilidades de negociación de la diversidad y aquella en la cual se plantea la constitución de un cánon hegémonico global que inhabilita la posibilidad del hybris. Esta última, aún comprensible desde una lectura regional que parece eternizarse, cierra la mirada ante episodios, localmente exiguos sí, de conflictos y negociación, pero de presencia extensa en otros espacios de análisis. De allí que prefiera adherirme a aquella representación que aperture las opciones de resolución de la tensión global-local, suponiendo que los saldos resolutorios están sujetos a las inmunologías particulares, a las formas de “producir localidades”, en palabras de Appadurai. En el caso que hoy me ocupa, la reconfiguración de los espacios laborales en Venezuela, encontramos un hybris o localidades producidas en las cuales el repertorio de saldos se encuentra desplazado, en un vector imaginario docilidad-resistencia, hacia el margen extremo de la docilidad.

B.3 Pérdida de Seguridad Ontológica. A pesar de los resguardos epistemológicoslos frente al peligro de fetichización y

naturalización en la percepción de los efectos de los procesos de globalización sobre los espacios laborales locales, la dimensión o mesura de las experiencias de encuentro ante un otro global con pretensiones y poder desmesurado, las lecturas de los procesos conducen, en primera instancia, a la aceptación de la asimetrías. Los saldos favorables acumulados, por ese otro global, en nuestras sociedades a lo largo de históricas pero permanentes formas globalizadas, no debe certificar un sesgo “naturalizador”, la eternizacion de este saldo transaccional.

En el ámbito de los espacios laborales, encontramos una negociación de identidades y, por tanto, de prácticas. Este proceso no resulta, repetimos, inédito: la globalización no ha inaugurado un nuevo juego de conflictos entre los actores laborales implicados, sólo le ha exacerbado hasta dar lugar a una intensificación de acontecimientos de emergencia reciente que, por su nuevo entramado, resultarían aún más disonantes con el imaginario laboral “moderno”. Beck (1998:276), reconoce este fenómeno como la pluralización del mundo laboral y de las formas de trabajo.

El juego de conflictos entre los actores en confrontación directa, trabajadores y empresarios, ha producido a lo largo de la historia del capitalismo desenlaces diversos que, en todo caso, internalizan un componente de riesgo a distribuir. El riesgo, aquí será entendido como la probabilidad de pérdida de la “conciencia práctica” (Giddens,1995,52); en otras palabras, la pérdida de certeza en cuanto a la continuidad de la vida cotidiana, tanto representativa, discursiva como en términos de prácticas sociales. Las primeras atienden a la organización social del sentido de la “realidad misma de las cosas y de las demás personas” (Giddens,1997:52) lo último a las prácticas sociales expresadas en rutinas cotidianas (Giddens,1997:53), consistentes con el sentido construido. La “organización interpersonal del tiempo y del espacio” (Giddens,1997:55) responde, entonces, a la necesidad de un mínimo de certeza: con ésta se ordena el mundo de vida y se distancia el “caos” o el peligro (Beck,1998:32) en el cual resulta improbable constituir la continuidad vital:

“Después de quince años trabajando corrido...ahora estoy como paralizado...sin saber qué hacer o cómo enfrentar los compromisos, las obligaciones de siempre que ahora me parece... que me ahogan..”. (ex –empleado bancario).

“Antes, todos los días los llenaba con el ir y venir al banco...ahora al levantarme me parece que ya nada tiene orden...”(ex –empleado bancario)

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“Fue un golpe...yo ya había oído comentarios...habían <runrunes>...pero me confiaba en mi rendimiento, en tantos años cumpliendo, siendo honesto y responsable...cuando me llamó la de recursos humanos y me dijo yo sólo preguntaba por qué...por qué...en qué había fallado...cómo podía remediar la falta...cómo podía prepararme para serle útil al banco...ahora no sé que hacer...” (ex –empleado bancario)

“Nunca creí que iba a tener que volver a empezar a esta edad (40 años)...confié en el banco...en lo que yo hacía...después de aguantar aquellos problemas...aquellas quiebras (crisis financiera del 94) yo creía que estaba casado con el banco...de repente es como si fuera otro que no encuentra lugar en ninguna parte...que lo único que sabe hacer ya no le interesa nadie...ya no tiene valor...” (ex –empleado bancario)

B.4 Distribución Asimétrica de Riesgos. La distribución de los riesgos entre los actores mencionados,, asociados a la

“factorización” (Bourdieu,2000:250) capitalista ha sido señalada por la asimetría afiliada a las condiciones mismas de producción y circulación. Beck (1998:32) ,introduce una diferenciación útil analíticamente en cuanto a los objetos de esta distribución asimétrica: “tanto los riesgos como las riquezas son objeto de reparto”. Nos interesa, reflexionar, específicamente, en torno a otras asimetrías, aquellas atribuibles a las propiedades de las sociedades implicadas en los procesos de globalización; específicamente, nos interesa conocer cómo tales procesos adquieren, a pesar de ciertas pretensiones homogeneizadoras, rasgos de distinción (Bourdieu,2000:199) generativos de una dsitribución también irregular de los riesgos sociales.

Asi pues, las prácticas de reconfiguración de los espacios laborales, en tiempos de globalización, parecen alterar las disposiciones (Bourdieu,2000:30) de los actores, movilizando la distribución de riesgos en rangos de asimetrías correspondientes a las propiedades de las colectivos implicadas:

“Yo sé que en cualquier momento estoy afuera...te ponen unas metas que por más que te empeñes no puedes cubrir...yo le digo (al director de zona) que no pueden cumplirse que recuerde la crisis que es más fuerte aquí (en la región zuliana) pero él responde que no es su problema...su problema son los numeritos...y que para eso nos < fajemos> o si no que qué hacemos como gerentes...que le exijamos más a los empleados...que hace falta más presión...que los españoles sólo entienden de numeritos...que él les responde a ellos... que por eso tiene que hacer presión porque si no aflojamos” (gerente bancario)

“Cuando se trabaja en un banco se sabe que puede ser movilizado en cualquier momento... pero en estos momentos el miedo es que a uno lo saquen...sobretodo a nosotros los que somos todavía de la nómina contractual... me han dicho que salimos más costosos y que se busca salir de nosotros para enganchar gente con contratos individuales...” (empleado bancario)

Beck identifica situaciones de peligro diversas (1998:26), situación de clase y situación de riesgo, articuladas a cronologías diversas, “se refieren sistemáticamente a épocas determinadas en el proceso de modernización”. Las primeras son atribuidas a “sociedades del tercer mundo”, en las cuales “la dictadura de la escasez ejerce el dominio de la atención social”; las segundas son ubicadas en la modernidad avanzada, situación en la cual, reducida la urgencia de las primeras, reclama para sí la centralidad del interés. El riesgo, es aquí activado por la naturaleza de una industrialización liberadora de “fuerzas destructivas”(Beck,1998:27). Ambas situaciones de peligros cohabitan, localmente, produciendo una exacerbación de los peligros civilizatorios.

B.5. Desde la Negociación a la Resignación. La “modernización” de los espacios laborales, ha conducido a reordeamientos que

hiciesen posible “la organización del consentimiento”; en otras palabras, la negociación en arreglo a ciertas lógicas productivas. Tal como ya lo hemos planteado, tal negociación ha tomado formas que se han desplazado desde la oposición-resistencia hasta la cooperación-resignación.

“Bueno... qué le digo...con los españoles el negocio es el mismo...aumentar los beneficios y reducir costos ...que como siempre los reducen a costa de nosotros...la diferencia con ellos es la presión...desde que el banco es de ellos uno siente más peligro...siempre en tensión...y no es que ellos

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vengan aquí sino que los jefes criollos dan más duro con el látigo cuando le dan cuentas a un extranjero...están todo el tiempo fiscalizándote....te revisan los objetivos a diario...hasta te cambian el hablar...pero qué hace uno con tanta sobreoferta de trabajo allá fuera...” (empleado y jefe seccional del sindicato del banco)

“Antes a uno lo regañaban sin razón o no le reconocían el sobretienpo y uno se iba al sindicato...uno no se callaba reclamos porque sabía que uno estaba apoyado...que tenía leyes que protegían...ahora aguantamos más...la misma gente del sindicato nos dice que hay que pensarlo más de dos veces...que recordemos que hay cincuenta afuera esperando el puesto por menos sueldo...” (empleado bancario)

“Yo logré cumplir el plan de gestión este semestre contra viento y marea...ése es el resultado de un trabajo coordinado...supervisado...fíjese que nuevamente mi territorio gana el premio a pesar de las dificultades que conocemos...yo creo que la eficacia del equipo es resposabilidad mia...ellos tienen un plan muy bien diseñado en el que se determinan hasta los objetivos diarios... si uno cuida que los más desagregados se cumplan asegura el plan...uno está claro con los españoles...si uno cumple asegura el mejor paquete salarial del mercado....yo se los repito a los gerentes....aquí cada quien asegura su puesto con sus propias uñas.. con puro trabajo...no hay <amiguismo> ni palancas que cuenten....por eso la confianza de la directiva en mi gestión...” (director territorial)

Las primeras, oposición-negociación, implican una autorrepresentación laboral expresiva de un sentido de alto poder transactivo y, por tanto, de control de la situación de peligro. Pudiera identificarse tal situación con aquella correspondiente a momentos de fortaleza de los colectivos laborales, consistentes con las formas estatales welfaristas. La organización laboral correspondiente determina un proceso de factorización que pudiera metaforizarse con las denominadas por Beck catedrales de producción, caracterizadas por la densidad laboral, la negociación corporativizada y la inmovilidad espacial de la actividad. Los espacios laborales se constituyen, en tales circunstancias, en espacios de afiliación (Castell,1995:189), en productores de identidades estables. De allí, que la mayoría incluida preserve la conciencia práctica y por tanto, reduzca los riesgos y peligros asociables a u ambiente de discontinuidad ocupacional. La fragmentación o descentramiento utilitario de los espacios laborales, representada en las múltiples formas de flexibilización, erosiona ciertas claves de las formas “modernas” de organización laboral conduciendo a una relacionalidad marcada por la docilidad o ausencia de resistencia.

En los últimos años se ha producido en Venezuela el más intenso proceso de desplazamiento ocupacional descendente; éste se inicia con la expulsión de trabajadores desde el core del segmento formal (20%) impulsado por las reestructuraciones de las empresas “modernas”, siguiendo por la ocupación informal (58%), el desempleo abierto (16%), hasta llegar a los “parking lots” o colectivos de “activos” inútiles con probabilidades en reducción, más bien improbabilidades, de reinserción laboral. Este escenario de crisis laboral se acompaña con el desmantelamiento de los programas sociales y de una vacatio legis o receso legal, precisamente en materia de seguridad social, que ha sido nuevamente extendida este año. A ello se suma la crisis sindical y de sindicalización, la primera exacerbada por la intención gubernamental de “relegitimar” a las representaciones laborales a través de elecciones convocadas y pospuestas, recientemente (Agosto,2.001), a instancias de la misma coriente oficialista. La segunda, por la migración de trabajadores hacia la informalidad y el desempleo; de hecho, el propio Instituto Venezolano de Seguros Sociales ha informado sobre la reducción en contribuciones, en el 2000, que alcanza el 0.8% del PIB en razón de la desafiliación registrada. Así mismo, se encuentra explicación en la estrategia empresarial de individualizar y cooptar la fuerza laboral a través de sindicatos “empresariales”, contratos personales y de procedimientos de subcontratación ante la laxitud con la que rige la ley Orgánica del Trabajo y su Reglamento.

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B.6 Experiencias y Referencias Reconfigurativas Las fusiones y adquisiciones (fas) (7) por parte de bancos españoles a bancos venezolanos,

así como de otros actores transnacionales a empresas de operatividad local (Electricidad de Caracas, Zonas de Telecomunicaciones), en sectores medulares o dinámicos (financiero y comunicaciones), conforman referentes de algunas experiencias en las que es posible percibir las complejidades de los encuentros y tensiones entre lo local y lo global que dan lugar a reordenaciones en los espacios laborales . Los saldos de estas tensiones representativas (8), supeditan su fuerza a las inmunologías locales, a los micro-relatos que hacen contrapeso a la megaretórica propia de los procesos de globalización; en este caso a la representación de un locus laboral de eficiencia. Esta representación consistente con una racionalidad hiper-instrumental que tendería a vaciar a los espacios laborales, da lugar, sin embargo a prácticas locales disímiles. Por ejemplo, encontramos que en la Unión Europea (Eurostat, f.e.), los procesos de concentración bancaria (tendencia transnacional), no han afectado significativamente la ocupación, manteniéndose, en promedio, relativamente estable el empleo. Tras el valor de este estadígrafo, se encuentran prácticas contextualizadas de desocupación diferentes entre sí; sin embargo, de diferenciación incomparable con la experiencia laboral derivada de la concentración bancaria en Venezuela, cuyos resultados en términos de desafiliación laboral han sido estratégicamente disfrazados (9).

Los empresarios bancarios en la Unión Europea encuentran dispositivos legales y

sociales que restringen el ámbito de sus estrategias de reducción de los espacios laborales (por ejemplo, en Francia la ley de Responsabilidad Social (10)); revelando la permanencia, aún, de un régimen de represen-taciones de los espacios laborales, en el que la seguridad del trabajo se preserva dentro del núcleo figurativo (Ibáñez,1988:47) de dicha representación social.

En Venezuela, la misma práctica encuentra frente a sí una arquitectura de poder diversa; el imaginario social hoy caracterizado por una intensa inestabilidad representativa, muestra una debilidad inmunológica que parece estar dando lugar a lo que García Canclini define como una inmovilización originada por atrofia de la acción conflictiva (García Canclini,2000:28b). Un referente expresivo de esta atrofia lo encontramos, por ejemplo, en la debilidad negociadora de los trabajadores bancarios despedidos (11) por efecto de las fas durante el año 2000, quienes elaboran una conducta de colaboración ante la estrategia empresarial de encubrimiento del despido bajo la forma de renuncia, a cambio de pagos de prestaciones extrordinarios. Este

De las seis leyes aprobadas en el período 2000-2001 de sesiones de la Asamblea Nacional en Venezuela, dos conciernen al proceso de (des?)regulación de la inversión; en palabras de un congresante, del “estímulo a la inversión extranjera y del retorno de los capitales nacionales”. El marco jurídico favorable se asienta entoces, en la Ley de Estímulo a la Competitividad, el Fortalecimiento Patrimonial y la Racionalización de los Gastos de Transformación en el Sector Bancario (Ley de Fusiones) y la Ley de Licitaciones. Nos interesa, específicamente la primera, dados los impulsos de desafiliación laboral que está produciendo al perseguir, de acuerdo al Ministro de Finanzas (hasta Julio de este año), José Rojas, “que el sistema financiero se esté adaptando al verdadero tamaño de la economía” (El Nacional 12.2.01, f.e.). .Este proceso de redimensionamiento, cuyo objetivo es reducir los costos de transformación bancarios, ha dado lugar, de acuerdo al sindicato bancario Asitrabanca (El Nacional,23.2.01), al desempleo de un 25% de la nómina laboral del sistema financiero local. Se estima que 30.000 profesionales han quedado sin empleo en los dos últimos años (1999-2001) a raíz del boom de las fusionesbancarias.

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acontecimiento referencial se constituye en un relato incorporable a las narrativas personales, que parecen desvanecerse tras los datos estructurados de las estadísticas.

“Se ha maltratado a los trabajadores, porque se les ha mantenido en el limbo durante meses y luego se les ha obligado a renunciar...(aún cuando) a la hora de pagar las liquidaciones de los trabajadores resultan más costosas que lo previsto en la Ley del Trabajo...” (Presidente del sindicato bancario Asitrabanca) (El Nacional,23.2.01)

“A mi me llamaron y me explicaron que así salíamos ganando los dos... el banco y yo ya que de todas maneras iba a ser despedido...por lo menos me compensaban económicamente si decía que yo era el que renunciaba...qué podía hacer si el del sindicato...amigo mio...me dijo que aceptara...” (Ex –empleado bancario)

“En los primeros momentos creí que había hecho un <negoción>...si siempre me iban a despedir entonces esto era como un premio de consolación....hasta di las gracias...al mes me enfrenté con la realidad de que eso no me resolvía nada....de que no sabía hasta cuando iba a hacer llamadas...colas...recibir negativas...han pasado tres meses y nada...ahora lo que siento es rabia ... desesperación...me siento sin protección...esperando el pago del seguro de pago forzoso que nunca llega...” (Ex -empleado bancario)

“Se les ofrece una alternativa lucrativa que le da salida a un problema en el que no hay culpables...el banco está adoptando un nuevo sistema operativo de mayor automatización...hay que funcionar con una nuevo concepto de banca con economías de recursos....mira esto es un negocio que tiene que sobrevivir en condiciones de crisis, de un ambiente competitivo...no nos queda más remedio que reducir oficinas... concentrar funciones y eso lleva... dolorosamente...a despedir gente... si se procede como despido legalmente aparecen las complicaciones legales que en estos momentos ninguna de las partes quiere...así que se negocia...y se les compensa con creces...” (Gerente de RRHH bancario)

En el inventario conceptual de la Economía, he encontrado en la categoría histéresis laboral (12) una representación teórica de la desintegración de los espacios laborales; la utilidad heurística de la misma radica en su riqueza semántica, puesto que esta categoría pone en signos un proceso de autógenesis de desafiliados laborales o desocupados. En otras palabras, el sentido contenido en esta categoría alude a la desafiliación (o desocupación de larga data) que restringe la posterior inserción, al intermediar una temporalidad destructiva de habilidades. Extendiendo la significación de este proceso destructivo a otros ámbitos de la vida, encontramos que al destruirse, no sólo los dispositivos de valor mercantil, sino también de integración social que permitirían la posible rearticulación del trabajador a su espacio generador de ingreso, se podrían producir erosiones en los componentes identitarios modernos (Beck, 1998:96) y, obviamente, en el sentido de confianza básica, soporte de la seguridad ontológica (Giddens,1997:53).

Para Venezuela se estimó, en 1999, en un 38% (0ITandina,1999) los trabajadores desocupados que transgreden el lapso de la valorización laboral (12 meses), habiéndose además alcanzado, en los dos últimos años, las cifras de desocupación abierta más altas históricamente (16%) conjuntamente con una informalidad “tradicional”(13) que signa los modos ocupacionales del 58% de los trabajadores. Las experiencias laborales particulares, bajo estos modos ocupacionales o de desocupación, podrían estar induciendo a una nuevas asignaciones de significados, ya sea a nuevas islas de sentido (Berger y Luckmann, 1997:67) o a una pérdida de sentido. No podría anticipar una respuesta; sin embargo, si es posible intuir la inestabilidad de lo “que se da por supuesto” (Berger y Luckman,1997:89), sentido que dirige las prácticas sociales extensibles a la vida cotidiana. Los reordenamientos que ciertos actores con conciencia global conducen en determinados espacios laborales locales pudieran estar dando lugar, entonces, a un cambio sustantivo en la sistemas de interpretación de las experiencias sociales.

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C.- La Elaboración Discursiva: La Producción Social de Imágenes La construcción y emisión de discursos por parte de ciertos actores sociales

implicados en la re-organización de los espacios laborales en tiempos de globalización, tiene una intención performativa . Transponer los límites locales y nacionales para constituir una comunidad simbólica cuyas reglas de afiliación se sustenten en la construcción compartida de sentido, en torno a ciertas entidades claves; en el estudio que nos ocupa: trabajo y orden laboral. Precisamente, encontramos, en estos tiempos, una pluralidad de sentidos o de sistemas de representación en torno al estatus laboral y a las prácticas laborales en un esquema relacional complejo. Las posiciones extremas expresables en espacios laborales de exclusión y espacios laborales de implicación, simbolizan los hitos entre los que oscilan grados de tensión variable producida por prácticas que promueven un ordenamiento laboral “normalizado” y las réplicas o acomodos con los que ciertos locales responden a las mismas. Este juego de fuerzas encuentra su expresión simbólica en el espacio conflictivo de construcción del régimen de representaciones (Escobar,1996,31) o de conflictos entre sistemas de significados (Lossada,199 ,94). Este juego de fuerzas, desplegado en un espacio de interacción social, da cuenta de la los esfuerzos de los actores por legitimar sus propios y diversos sistema de significado, movilizándoles a través de actos comunicativos constituidos discursivamente. Para lograrlo requieren la ampliación del mundo de lo “propio” y ello demanda una zona de comunidad, ideológica y lingüística. Al respecto, M. Billig (S.Condor y C.Antaki,2000: 468) explica esta comunidad como un asunto de “ideologia compartida”, construible, no sin violencia, discursivamente. De acuerdo con el concepto de representaciones sociales de Moscovici (f.e.4), el discurso consiste en la construcción social de una realidad a partir de la tríada, el Yo, el Alter y el Objeto o referente. La interacción o “concurrencia” entre los actores aludidos, es siempre divergente y conflictiva y, por ello es, inevitablemente, comunicativa (14).

Aquí encontramos, junto a la idea del discurso entendida como la enunciación de una representación social que pretende constiturse en sistema de significado dominante, la percepción de éste como estrategia (retórica estratégica) que, parece responder a dos propósitos imbricados: construir descripciones positivas de la “comunidades” de afiliación y, a su vez, legitimar el habitus de las mismas.

En palabras de S.Condor y C. Antaki (2000:470), el discurso constituiría una “producción social de imágenes estratégicas”, axiológicamente positivas, a partir de las cuales se lograrían juicios externos e internos que legalizarían y legitimarían las prácticas de los diversos actores sociales. Es, además, importante recalcar que tales estrategias de legitimación y legalización, implican un juego o dinámica de negociación de imágenes identitarias, en un proceso de interacción social, que en el plano discursivo cobran la forma de juegos de lenguaje (15) .

C.1 Repertorios Lingüísticos La estructura lingüística del corpus, en resguardo del propósito discursivo, se organiza, a

partir de opciones enunciativas que giran alrededor de ciertos núcleos sémicos. De allí el peso que revisten ciertas temas o tópicos y, a un nivel más desagregado, determinadas lexías. Estos atractores lexicales o “repertorios lingüísticos” (Condor y Antaki,2000: 473), tal como ya se ha afirmado, no resultan de un azar electivo, sino que muestran la estructura lógico-conceptual y, por tanto, delatan los propósitos transaccionales de los locutores o hablantes: “...identifican temas en el habla (“repertorios lingüísticos”) que se entrelazan para promover o mantener ciertas visiones de la realidad” ) (Condor y Antaki,2000:473); Teun van Dijk (1999:182) lo define como estrategias para la reproducción ideológica.

Tal relación entre lo que Bourdieu (1985:12) denomina “las disposiciones, socialmente modeladas del habitus lingüístico” y el uso “adecuado” de las competencias lingüísticas propias de

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tal habitus, evidencia la intencionalidad de la elección de una alternativa de enunciación entre “la infinita creación de discursos gramaticalmente semejantes” (Bourdieu,1985:14) Tal como lo afirma este autor, “se realizan distinciones entre formas de decir diferentes, entre artes de hablar distintivos” (Bourdieu,1985:13). Esta pluralidad enunciativa atiende a las demandas de un “mercado lingüístico” cuya satisfacción exige unas acciones comunicativas construidas con palabras que, definitivamente, carecen de “inocencia” (P.Bourdieu,1985:15)

C.2. Tensiones Discursivas La producción discursiva propia de la tensión local-global, en la cual se producen

conflictos en la objetivación de diversos sistemas de significados, implica la movilización ininterrumpida de estrategias con las que se intercambian fuerzas de preservación/alteración del habitus; de allí que podrían encontrarse en los corpus a interpretar signos reveladores de tal confrontación. Sin embargo, no siempre éstos se revelan; pueden ocultarse tras puestas en signos que marcan un desvío de su intencionalidad real; Bourdieu les denomina estrategias de doble juego (Bourdieu,1996:70).

Por qué se recurre a esta dualidad estratégica ? Las tensiones que pueden registrarse ante imperativos discordantes entre el interior-exterior del habitus, que alteran sus regularidades y exponen, peligrosamente, la continuidad del “sentido común” instituido, generan una situación de violencia que los actores-locutores pudieran solapar tras una doble faz. Tal lógica encuentra su réplica en el orden lingüístico-semántico, en el doble discurso, en los accidentes discursivos, en las teratologías semánticas, en los lapsus o silencios; manifestaciones éstas reveladoras de las contradicciones que, en el plano conceptual, padecen los enunciadores. En el ámbito cognitivo, específicamente, dentro del modelo de representaciones sociales de Moscovici (Moscovici y Mugnez,1991:45), encontramos fundamentación a esta tesis “tensional”: el registro de discursos paralelos de acuerdo con esta perspectiva, revela “un conflicto interno” que aparece al manifestarse juicios que divergen de los percibidos (latencia) y mantenidos, con respecto a un mismo objeto. Esta desaveniencia entre el pensar y el decir es adosada a “un estado de crisis” característico de escenarios sociales en los que se están produciendo crisis en el orden normativo y representativo (Moscovici y Mugnez,1991:45). Esta oposición entre los contenidos manifiesto y latente conduce, entonces, al empleo de referentes clandestinos durante los procesos de interacción social (Moscovici y Mugnez, 1991:45). Constituyendo el discurso un medio dialógico en el que se producen y reproducen representaciones ya instituidas o emergentes, puede en su registro irrumpir la fuerza de tal tensión a través de irregularidades y fracturas semánticas.

J.Cabeza (1998:41) refiere, también, esta particularidad discursiva a la presencia de tensiones, no sólo de aquellas atribuibles al “sistema estructurado de cada lengua y/o sistema de comunicación e información, que darían lugar a un alto grado de variabilidad o, en palabras de J.Cabeza, de virtualidades semánticas, sino también a las tensiones de la enunciación manifestadas, de esta manera, en la locutio (Cabeza,J.1998:41).

Ante la labilidad de significados, se hace necesario recurrir a los componentes pragmáticos; éstos se tornan útiles a fin de dilucidar formas de entendimiento que nos permitan la aproximación interpretativa a alguno de los posibles sentidos amparados tras la ambigüedad textual.

D. La Construcción de Representaciones de los Espacios Laborales La búsqueda de la producción social de imágenes laborales en tiempos de globalización

nos conduce a las unidades generadoras de discursos; aquí nos encontramos con dos, artificiosamente diferenciadas, fuentes emisoras: disciplinar y organizacional; artificiosamente, pues podrían imbricarse más de una de estas fuentes. Podríamos decir que es posible diferenciar entre estos discursos, si permitimos que la evidencia de la posición social del ejecutor, el

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reconocimiento social de los interlocutores y la puesta en signos constituyan los dispositivos de organización de las tipologías.

D.1. Discursos Disciplinares Los discursos disciplinares son aquí entendidos como la relación texto/co-texto con la que

las “disciplinas científicas” se proponen hacer circular y legitimar su orden de representaciones sobre ciertas prácticas de conocimiento. En común con éste, los otros discursos diferenciados (artificiosamente), guardan la misma intención esencial, la intención de reproducción, circulación y legitimación de determinados órdenes de representaciones. De acuerdo a Bourdieu (1985:46), los discursos “científicos constituyen enunciados performativos cuya eficacia se soporta no sólo en la competencia linguística y en la propia lógica argumental sino también en la imposición simbólica “consignada por el reconocimiento social de los hablantes”, en este caso reconocidos como “científicos”o autorizados.

Una primera revisión en búsqueda de elaboraciones de significados concernientes a espacios laborales, me ha permitido encontrar ciertos signos constructivos; he de declarar que más que disciplinaria, el campo de búsqueda se ha tornado transdisciplinaria, dada la evanescencia de las autonomías epistemológicas que parecen presentar algunos de los textos analizados.

En la literatura económica encontramos diversas teorías de mercados laborales que contienen lecturas de los modos como son representadas las relaciones laborales en los procesos de “factorización” (Bourdieu,2000:250). Estas representaciones son (y han sido) promovidas atendiendo a la construcción de órdenes compatibles con la racionalidad instrumental de los procesos económicos, históricamente determinados; en este caso de los procesos de globalización; estos órdenes parecen imponer, a su vez, particulares legalidades en los espacios en los que se organiza la relación trabajo-capital. He creído encontrar en los textos consultados, hasta ahora, particulares esquemas de ordenación conceptual de la categoría espacio laboral: posicional, dimensional y figurativo; a tal respecto, me refiero a imágenes de segregación o diferenciación en estos tres órdenes que parecieran organizar la construcción de ciertas representaciones laborales, así como de sus espacios de valoración y apropiación; imponiéndose sobre otras imágenes, las concernientes a condiciones de heterogeneidad y flexibilidad.

Los mercados laborales y su commodities aparecen así, teóricamente, compartimentalizados atendiendo a diferentes criterios de segregación o segmentación; como resultado de ello son propuestos segmentos laborales out-in, primarios-secundarios (Piore,1983:194), core (núcleo)-periferia , formal-informal (Castells y Portes,1989:35), moderno y tradicional, ütiles y supernumerarios (Castel,1997:417), sector dinámico y parking lots, típicos-atípicos, tiempo completo-temps, flexibles-inflexibles, habilitados-deshabilitados. La cronología de estas tipologías, (o)posicionales no corresponde en su totalidad, sin embargo, a los “tiempos de globalización” reciente. Los constructos de heterogeneidad y dualidad laboral ya los encontrábamos en la literatura cepalina o lewisiana de los sesenta, no obstante, ahora se han tornado constituyentes en ciertos discursos, monopolizando los dispositivos de interpretación de las prácticas de organización y regulación de los espacios laborales en este contexto histórico.

Lipietz (1997:79), desde el regulacionismo, se centra en la categoría crisis de la implicación paradójica del trabajador inserta en su modelo del liberalproductivismo: en éste se encuentra también una representación fragmentada de los mercados laborales que atiende al modelo de acumulación post-fordista. Repítense aquí los órdenes posicionales: una sociedad de reloj de arena, los de arriba y los de abajo , una sociedad de dos velocidades (Lipietz,1997:53), anunciatorios de una imagen de ordenamiento diferenciador:

“ En la cúspide, los vencedores de la competición (los ricos, los competentes, los que deciden, los peleadores) sacarán provecho de las ventajas de la revolución tecnológica....En el medio, un grupo cada

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vez más reducido ny progresivamente desestabilizado de trabajadores semicualificados (...) abajo (...) una muchedumbre de <solicitantes de empleo> entre los puestos de trabajo y los precarios” (Lipietz,1997:53)

Podemos encontrar en Lipietz un modelo de espacio laboral que contiene dos representaciones laborales diferenciadas; en sus palabras, “dos segmentos diferentes del conjunto de los asalariados” (Lipietz,1997:79): los modelos neotaylorista y californiano. La diferenciación está sustentada en el grado de implicación del trabajador con la empresa (Lipietz,1998:80), lo que remite, a mi juicio, a una doble condición relacional (inversa) en términos de flexibilización: máxima flexibilización-mínima implicación laboral y mínima flexibilización-máxima implicación (16), repectivamente. Es de destacar que tales representaciones laborales parecen constituir límites conceptuales extremos que acotan los espacios de posibilidades intermedias de implicación, en los que la distribución de los actores en el “hábitus” y sus disposiciones y prácticas puede alcanzar grados de flexibilización intermedios.

La categoría grado de implicación de Lipietz guarda correspondencia con la organización del consentimiento aportada por Comas d´Argemir (1995:55), centrado en las formas cómo se logra “el control del proceso de trabajo en contextos fuertemente jerarquizados y, por tanto organizados en base a la desigualdad...” (1995:55). En ambas representaciones, se propone la implicación o la organización del consentimiento como un derivado de una relación asimétrica de fuerzas, en la cual la negociación, sin embargo, constituye un orden probable (resistencia, conflicto, cooperación). De menor probabilidad en el modelo neo-taylorista, de mayor en el modelo californiano; sin embargo, en el primero el poder se oculta tras procesos de descentralización y “democratización” de los lugares de trabajo, manifestados en el desplazamiento de formas coercitivas abiertas por reglas de juego que transfieren, selectivamente, poder (decisional) a los trabajadores (eufemísticamente, empowerment). Tal “reasignación” de poder congenia con la deslocalización laboral implícita en las unidades productivas migrantes. En el segundo segmento, las rutinas de segregación y exclusión reflejan un espacio crecientemente restrictivo de negociación en la medida que progresa la desindicalización post-welfarista.

Estos modelos de organización laboral producen un imaginario laboral edificado a partir de diferenciaciones y exclusiones que, de acuerdo a estas representaciones, se exarceban en un contexto de prácticas globalizantes. Coriat produce una visión análoga encontrando como efecto de la crisis del fordismo, sincrónica a un nuevo paradigma tecnológico (electrónico): una metamorfosis de la división social del trabajo (Coriat,1992:178). Las organizaciones de los espacios laborales, aún cuando alcanzan todo el “orden industrial”, tienen, a su juicio, variantes correspondientes a modelos nacionales (Coriat,1992:179). Sin embargo, les atribuye un signo global: una redistribución y rediferenciación de las posiciones laborales que tienden a la exclusión. Identifica, al respecto, movimientos posicionales (Coriat,1992,188): exclusión radical, acceso restringido y exclusión selectiva; movimientos de rediferenciación (Coriat,1992:188) y movimientos figurativos: inestabilizados y valorizados, calificados y descalificados (Coriat,1992:192).

Al examinar la tematización y el repertorio lexical movilizados en algunos textos económicos y gerenciales de consumo global en las escuelas de “management”, editados por industrias editoriales transnacionales, McGraw-Hill, Prentice-Hall, Granica, Addison-Wesley, Alfaomega, Maachi, entre otros, encontramos, por ejemplo, una explícita convergencia en cuanto a sobre-lexicalidad correspondiente a lexías que remiten a global, flexibilidad, competencia, productividad, habilidades, eficiencia, reestructuración y racionalidad entre otros; puede notarse, además, la construcción de sub-campos semánticos, alusivos a prácticas de organización de los espacios laborales compatibles con una particular razón modernizadora-racionalizadora coherente con ciertas conciencias de globalización (Mato,1996;47) construidos mediante tecnolectias

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anglosajonas (17), por ejemplo: outsourcing, downsizing, resizing, rightsizing, outplacement, benchmarking, total quality management (TQM), (Biasca,1997,39), (Dorre,1995:69), (Johanson, McHugh y otros,1995:37) (18)

No pudiera argumentarse que éste sea un “pensamiento único” (Ramonet, 1996), por el contrario permanece en estado de tensión frente a representaciones contenidas en modelos alternativos. Harvey (1998:64), argumenta en torno a esta fragmentación discursiva señalando que existe la utilización diferenciada de juegos de lenguaje, “que crea lenguajes y poder heterogéneo”. Sin embargo, no es posible desconocer que el poder y la efectividad difusiva de los actores que hacen circular los discursos que promueven una particular conciencia de globalización parece ser mayor. Armand Mattelart alude a esta asimetría representativa y difusiva de representaciones disciplinares a través de los discursos de peritación (1998:87); asumiendo que la centralidad de la empresa y de su lógica eficientista subordina determinados centros de producción científica:

“La movilización de las energías en torno a la competitividad empuja a los lugares tradicionales de producción y de difusión del saber, como la universidad, al encuentro de las necesidades de los actores económicos. Se producen sinergias que hasta hace poco parecían impensables, tratando de poner la geografía, la historia,la etnología, el psicoanálisis, la sociología y la lingüística al servicio de una mejora de los logros de las empresas.(. ..). Mientras que las clases de los que tienen poder de decisión , la World Business Class, piensa en términos de totalidad, los <intelectuales integrados> -en expresión que puso de moda Umberto Eco en los años setenta, oponiéndolos a los intelectuales <apocalípticos> o críticos- se ven limitados a observaciones funcionales, hechas a petición de quienes les encargan los trabajos, pero atomizadas y fuera de contexto con respecto a la mutación del modelo económico y social”. (Mattelart,1998:87).

La asimetría en los mecanismos y alcances circulatorios de los discursos efi-cientistas del management hablan en torno al poder de los actores sociales para promover una particular representación globalista de la organización laboral; tal como afirma Bourdieu:

“....el valor del discurso depende de la relación de fuerzas que se establece concretamente entre las competencias lingüísticas de los locutores entendidas a la vez como capacidad de producción y capacidad de apropiación y apreciación o, en otras palabras, como la capacidad que tienen los agentes que actúan en el intercambio para imponer sus criterios de apreciación más favorables a sus productos.” (Bourdieu,1985:41)

De esta forma, los despliegues discursivos constituyen acciones comunicativas en las que se presiente un “poder simbólico donde se actualizan las relaciones de fuerza entre los locutores y sus respectivos grupos” (Bourdieu,1985: 41). La intensidad y la extensión con la cual se hace circular tal representación a través de centros de producción de conocimientos, publicaciones especializadas y divulgativas, así como también mediante eventos convocatorios (congresos, jornadas, talleres) de grupos diversos (académicos, empresariales, sindicales, generales), induce a la idea de una aparente disolución de una “sociedad de discurso” (Foucault, 1980:32); la distensión de los límites y el relajamiento de las reglas, externaliza las formas de habla y los códigos de entendimiento a fin de convertir una sociedad de discurso en una suerte de doctrina a fin de hacer extenso un orden discursivo y un orden práctico; el adoctrinamiento, permite que el saber se convierta en un acontecimiento “natural” , en un sentido socialmente compartido y aceptado, que no requiere, por tanto, ser nuevamente explicado . La(s) explicación(es) sin embargo, siguiendo a Foucault, no son liberadas o dispuestas para el entendimiento:

“Pero que nadie se engañe; incluso en el orden del discurso público y libre de todo ritual, todavía se ejerce, formas de apropiación del secreto y de la no intercambiabilidad” (Foucault,1980:35)

Pudiera encontrarse, tal vez, una íntima relación entre un discurso, que pretende ser “popularizado” y que exhibe en forma “naturalizada” un orden laboral acudiendo a una estrategia

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retórica que simula “cientificidad”, con la dimensión social de los efectos de las prácticas promovidas por las representaciones de racionalización y flexibilización de los espacios laborales.

D.2. Discursos Organizacionales: Las organizaciones en tanto cuerpos disciplinarios, utilizan estrategias discursivas con

ciertos propósitos, la constitución y reproducción de ciertas representaciones que constituyan auto-presentaciones positivas de sí y de las prácticas que sus miembros ejecutan.

En este anteproyecto he identificado ciertas organizaciones que ejercen control sobre los procesos de negociación de las identidades, representaciones y prácticas en el espacio laboral. Pudiera anticipar una taxonomía inicial:

1) Supra o meta-organizaciones: a) de alcance global: Organización Internacional del Trabajo: sedes locales y central (Oficina Internacional del Trabajo en Ginebra), Programa Regional de Empleo de América Latina y del Caribe (PREALC), Organización de la Naciones Unidas (World Population Prospects de PNUD), Banco Mundial, Fondo Monetario Internacional, Asociación Mundial de Recursos Humanos, entre otras. b) de alcance nacional: ministerios del trabajo, organizaciones sindicales nacionales, organizaciones empresariales nacionales, federaciones profesionales, asociaciones de gerencia de recursos humanos y de relaciones industriales; c) de alcance local: oficinas locales de ministerios de trabajo, asociaciones sindicales locales, cámaras de comercio, asociaciones gremiales, capítulos locales de organizaciones de gerencia de recursos humanos y de relaciones industriales.

2) Organizaciones Implicantes (empresas): espacios laborales en los cuales se registran las prácticas de organización laboral en cualquier ámbito espacial. En éstas, los actores, trabajadores y empresarios, se relacionan a través de acciones de negociación, conflicto o cooperación, en las cuales se revelan determinadas microfísicas del poder. Estas experiencias, acciones o prácticas, tal como ya lo hemos afirmado, responden a ciertas representaciones ya constituidas, a través del proceso de “anclaje” (Jodelet, 1989:486); éste hace posible que los sistemas de interpretación ya “objetivados”(Jodelet,1989:481), se incorporen y modifiquen, en este caso, las prácticas de organización laboral.

Precisamente, tanto las estrategias discursivas disciplinares como las generadas por ciertas entidades aquí denominadas supra-organizaciones, intentan la transferencia simbólica de determinados órdenes sociales a fin de imponer los sistemas de interpretación señalados. Resulta pertinente señalar una experiencia que pudiera estar mostrando cómo opera este proceso: la fusión bancaria que ha permitido el control de ciertos banco español sobre un grupo financiero venezolano , ha supuesto la intención de “armonizar” la organización laboral en cada una de las “oficinas” en Venezuela con las reglas de ordenamiento global del holding, correspondiente con las de Europa y Argentina. Esta “armonización” que expresa una intención estandarizante a fin de mejorar la competitividad con automatización de procesos, ha supuesto la imposición de una cultura organizacional (19); en otras palabras de un sistema de representaciones (Jodelet,1989:472). Estamos, en este caso, ante un proceso de anclaje: lograr la conversión de prácticas y experiencias a través de representaciones ya constituidas. El personal ya seleccionado (luego de un proceso de reducción de la nóminas contractual y mayor), fue sometido a un entrenamiento en el cual fueron establecidos nuevos valores, conductas y reglas, incluyendo un código lingüístico que sustituía los nombres personales por un nomenklator e imponía la sustitución de palabras del habla local por sinónimos de uso infrecuente o desconocidos (20). Los “talleres de inducción” incluían manuales de operaciones y de empleados que revelaban , incluso, una“economía de signos” en el modelo comunicativo corporativo. Estos talleres o trainings constituían tecnologías de objetivación, puesto que, partiendo de un modelo, corporativamente compartido, se intentaba incorporar a las experiencias individuales nuevas imágenes, conocimientos e informaciones a fin

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de constituir, socialmente, nuevas representaciones. Los procedimientos de objetivación y de desanclaje aquí reportados fueron constituidos a través de experiencias comunicativas estructuradas a partir de estrategias discursivas.

En el contexto de las “organizaciones implicantes”, el discurso de los empresarios-empleadores-gestores, parece contener representaciones con mayor potencial de circulación; ya hemos realizado alguna reflexión inicial en torno a la capacidad generativa y difusiva atribuida a ciertos discursos “gerenciales”, de “peritaje” o “científicos”, así como a su adhesión colectiva. Sin embargo, logran establecerse como sistemas dominantes de significados? Cómo es el proceso de negociación de representaciones a que se da lugar?¿cuáles han sido los cambios representacionales que los actores de las organizaciones implicantes han promovido a partir de las conciencias de globalización? Cómo estas conciencias de globalización han derivado en variaciones de las prácticas en el ordenamiento laboral de los actores implicados?

Con respecto a los actores laborales, he creído útil diferenciar entre la discursividad asociativa, gremial y los enunciados de actores singulares, puesto que considero que éstos revelan, sin mediaciones estructuradas, los sistemas de significados construidos que podrían afecta a sus vidas cotidianas. Esta perspectiva, de acuerdo a la cual los trabajadores son considerados como actores discursivos, en otras palabras, donde se le asigna autoridad como hablante, rompe con el tratamiento de no persona habitual en los textos “tecnocráticos” del management. La nueva sociología del trabajo que están construyendo CLACSO, la Red Latinoamericana de Educación y Trabajo, Asociación Latinoamericana de Sociología del Trabajo Internacional entre otras organizaciones académicas, explicita su intención de búsqueda de tales actores (de la Garza Toledo, 2000:32). Petras y Vieux (1997:80), buscan, también a partir del análisis microsociológico de reacciones pre-políticas, más que en discursos “nacionales y políticos” y , las regímenes de representación elaborados por los trabajadores como construcciones reactivas ante los procesos de reestructuración laboral asociados a la globalización.

Observaciones Finales Este trabajo, por su condición de investigación en marcha, no provee más que ciertas

ideas seminales, teóricas y metodológicas, para la aproximación a experiencias de reconfiguración de los espacios laborales en tiempos de globalización; en este caso, el ejercicio de conocimiento tomó como campo prácticas reestructurativas en el sistema financiero venezolano, desplegadas a partir de lo que se conoce como el boom de fusiones o megafusiones iniciado a finales de 1999. Este despliegue estratégico, de arquitectura global, da lugar a un proceso de elaboración de representaciones laborales dominantes, por parte de actores transnacionales y locales significativos, a partir de las cuales se producen y circulan imágenes en las que se “naturaliza” y “objetiva” el desplazamiento ocupacional descendente y la extenuación de la resistencia laboral en las empresas. Haciendo uso de recursos discursivos, específicamente, de discursos de expertos (tecnologías de saberes legales, económicas, financieras, sociales) se revela la intención de legitimar los efectos de exclusión y debilitamiento, asignándole la condición de “necesaria” e “inevitable”. La performatividad de esta montaje simbólico no encuentra contrapeso en un escenario signado por la histéresis laboral, en cuya topología local se elaboran narrativas laborales de docilidad, incertidumbre y de pérdida de seguridad ontológica.

El ejercicio analítico, acotado aquí en espacios laborales financieros, se estructura, tal como puede verse, sobre los cuatro núcleos teóricos que constituyen la armadura conceptual de la investigación en curso: espacios laborales, régimen de representaciones, tensión local-global y discursos.

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Notas y Referencias (1) El concepto expandido de espacio laboral que trasciende el entramado relacional dentro de los

l’imites de la empresa taylorista-fordista, usualmente designada como empresa o industria, lo encontramos en J.J Castillo quien, suscribiéndose al planteamiento de Everett Hughes, refiere que industria o empresa da cuenta “de cualquier actividad industriosa en la que se aplica el ingenio y la capacidad de las personas que transforman la naturaleza y las cosas”. Puede leerse en J.J. Castillo ( f.e.)

(2) El artículo 8 del Anteproyecto Ley Orgánica de la Cultura (proposición de la Subcomisión de

la Asamblea Nacional, constituye un ejemplo de cómo actores locales (diputados a la Asamblea Nacional) producen, legitiman y circulan un corpus discursivo fetichizante en el cual la relación global-local deviene en una narrativa satanizada: “Toda cultura globalizadora,impuesta, de masas y hegemónica, originada a partir de la degradación y desnaturalización de componentes tradicionales propios de la cultura venezolana y de la degeneración de la cultura occidental, elaborada en los centros transnacionales de poder, pervierte las conductas, modos de vida y valores específicos de los venezolanos” (Tal Cual, 13.2.01)

(3) En filosofía, la tensión está asociada a la escuela estoica (Heráclito); de acuerdo a ésta, es

entendida como un principio de unificación· de lo disperso (Ferrater Mora, 1994:3468); sin embargo, es también semantizada como un estado que “no deja prever la conciliación” (Abbagnano,1995:1123). Frederic Jameson propone una distinción de utilidad epistemológica entre antinomia y contradicción; la primera deviene en el enfrentamiento radical entre dos proposiciones incompatible que no deja lugar a la negociación. “lo tomas o lo dejas”;la segunda es, en cambio, “una cuestión de preferencias”. Puede leerse en Jameson (2000,17).

(4) Appadurai encuentra una posible instrumentalización política en cierta lecturas satanizadas de

los procesos de globalización. Este juego de falsificación simplificadora, deliberada, de las experiencias de globalización responden, a su parecer, a “estrategias hegemónicas” de estados-naciones para “explotar a sus minorías”, convocando a nacionalismos patológicos. (1998:65)

(5) Appadurai parece establecer una suerte de analogía cronológica entre modernidad y sociedad

postelectrónica asida a la globalización, que amerita una reflexión que, en este momento, se encuentra fuera de los límites de este anteproyecto (1998:38)

(6) García Canclini desconfía de las “narrativas fáciles de la homogeneización absoluta y la

resistencia de lo local” (2000:123), que se derivan de constituir como “objeto de representación” a la tensión global-local (en su sentido de oposición irreductible).

(7) El encomillado de “gupos periféricos” y “países centro” indica que los términos corresponden

a la autoría de García Canclini y no al autor en referencia (Daniel Mato),en cuya narrativa no he encontrado aún esta “distinción”.

(8) La Organización Internacional del Trabajo, realizó en Febrero del 2001 en Ginebra, la Reunión

Tripartita sobre la “Incidencia en el Empleo de las Fusiones y Adquisiciones en el Sector de los Servicios Financieros y de la Banca”; el objetivo de esta reunión es la discusión de un

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documento en el que se recopilan algunos resultados de estas estrategias globalizantes sobre el empleo a nivel dmundial. Puedo encontrar en esta elección temática un indicio de la nueva visibilidad que ha adqurido este fenómeno para ciertos actores globales o, en otras palabras, de cómo la incorporación de estas experiencias dentro de la representación construida por las instituciones globales, indica un reajuste en los espacios de poder que demandan una estregia de legitimación. El documento discutido se puede encontrar en la página web de la ILO (International Labour Organization). Esta nueva visibilidad, es expuesta en la densidad de publicaciones centradas en el “problema laboral”. Por ejemplo, la Comisión Económica para AméricaLatina y el Caribe (CEPAL), en el informe “Panorama Social de América Latina 2000”, tiene como uno de sus tres centros topicales los “cambios en el patrón de estratificación ocupacional”, en el cual focaliza la inseguridad del empleo y de los ingresos laborales.

(9) García Canclini desconfía de las “narrativas fáciles de la homogeneización absoluta y la

resistencia de lo local” (2000:123a), que se derivan de constituir como “objeto de representación” a la tensión global-local (en su sentido de oposición irreductible).

(10) En entrevista realizada (11-2000) a ex -empleados bancarios de una entidad financiera en

proceso de fusión durante el año 2000, revelaron que, a cambio de sustituir la condición de despido por renuncia, triplicaron sus ingresos de cesión laboral.

(11) Arizkuren (1997:4) señala al respecto, la inclusión, dentro de los resultados de gestión

empresarial, del denominado “Balance Social”. Este es entendido como un instrumento de gestión que incorpora y evalúa actividades y responsabilidades que comprometen a la empresa con determinados agentes sociales, que podrían ser extensibles hasta la sociedad civil en su conjunto. Aún cuando en su inicio (legalmente en Francia en 7/1977), se limitaba a una estrategia de legitimación publicitaria de la empresa, hoy los riesgos sistémicos han ampliado el Balance Social hasta una implicación profunda con la sociedad en la mayoría de las empresas de la Unión Europea, ya sea por convicción (adherencia ética por principios) o por responsabilidad monitoreada (amenaza de grupos de presión organizados).

(12) La gerente de recursos humanos de la sede regional (Maracaibo, Estado Zulia) de un banco

fusionado que, por razones evidentes, pidió no ser identificada, sugirió que el “recorte en el empleo” podría estimarse si se considera la desocupación bancaria generada a partir de la crisis financiera de 1994.

(13) El término histéresis laboral es introducido por Olivier Blanchard (1997:156) para designar a

la situación de destrucción de capital humano asociado al desempleo de larga data.. Esta construcción metafórica transfiere el significado de hysterikos, matriz o lugar de origen, para dar cuenta de un proceso autogenerativo.

(14) La adjetivación tradicional responde a la necesidad de distinguir la experiencia laboral

informal precaria, ajustada a la definición inicial de Hart en los setenta,en alusión al “trabajo de pobres” en Kenya, a aquella que responde a experiencias emergentes; éstas aún no logran ser categorizadas dentro del sistema referencial laboral propio de las sociedades industriales fordistas. Constituyen formas de ocupación, más que de empleo, de alta productividad, que

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muestran un desanclaje con respecto a los espacios y tiempos de la factorización fordista (Barboza,2001,45).

(15) Serge Moscovici establece la condición comunicativa de las representaciones sociales

estableciendo:”The formula is short: no representation without communication and no communication without divergence, concurrent representations, that is, without social stake”. Puede leerse en Social Representations Theory and Social Constructionism, Fe2.

(16) Granés, Caicedo et al. consideran las representaciones como juegos de lenguaje, suerte de

campo de dominio de interacciones “que implican a su vez modalidades específicas de acción...” (1999:23).

(17) El modelo “californiano”, de máxima implicación trabajo-empresa, de acuerdo a Lipietz

conduce al forjamiento una nueva ciudadanía fundada en la identidades adscritas al espacio laboral o al mercado. Esta idea del espacio laboral reducido, como una suerte de “isla étnica” fundada en “lealtades” productivas, me ha llevado a recordar la tesis sobre los “olympic teams” (Siegel, 1996, 116) grupos laborales sobre-cualificados que, más que ser empleados, son habitantes de espacios de producción cerrados a “otros” (una imagen correspondiente, a mi parecer, es la tecnópolis de Microsoft de Bill Gates). Para Siegel es éste el ícono de las “racionalizaciones olímpicas” , especies de “razzias” laborales que Dorre (1995:69) identifica como “reorganizaciones de las jerarquías”.

(18) Giorgio Cardona define una tecnolectia como “un subcódigo de una lengua de uso

especializado en un dominio particular y orientado hacia una función de referencia” (1998;272); adicionamos el prefijo <neo> para significar su condición de “nuevo”. En los textos de “management”, en ediciones en español, existe un uso “normalizado” de estos nuevos anglicismos; pasando a formar parte de la “jerga” gerencial. Esta referencia pareciera revelar una práctica globalizadora existosa de difusión cultural.

(19) Una intento de traducción de las tecnolectias mencionadas podrían ser: outsourcing:

contratación externa; downsizing: proceso de racionalización (reductor) del espacio laboral; resizing: redimensionamiento del tamaño operativo que afecta al empleo; rightsizing: selección del tamaño operativo (y de empleo) adecuado; outplacement: colocación en otras empresas de trabajadores despedidos, por parte de la empresa desempleadora; benchmarking: comparación sistemática con competidores líderes.

(20) En un seminario a nivel de maestría en el División de Postgrado de la Escuela de Economía

en 1996 en la Universidad del Zulia, el profesor conductor del mismo ocupaba, al mismo tiempo, el cargo de Gerente de Recursos Humanos en una empresa “moderna” prestadora de servicios eléctricos; el núcleo temático del programa lo constituía la necesidad de cambios en la gerencia de RRHH “por la competencia determinada por la globalización”. El centro de la topicalización residía en el “outsourcing”, tópico que había constituído, según su apreciación, el eje del Congreso Mundial de RRHH realizado en ese año. Ante las frecuentes intervenciones de los participantes que le pedíamos examinase la relación entre tal estrategia de contratación externa y la posibilidad de alterar la situación ocupacional en Venezuela, solía responder: “eso es lo que viene, ninguna empresa moderna que quiera sobrevivir puede evitarlo”. Este juego de negación expresaba “las reglas de una policía discursiva”

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(Foucault,1980:31); en este caso operaban dos estrategias: la elisión temática y la “naturalización”: se establecía como un evento inevitable al que se debía reponder con una actitud de resignación. Aquí, el revestimiento “científico” del discurso, acudiendo a proposiciones formalmente “verdaderas”, producían el efecto de legitimación requerido para reducir los actos de rechazo.

(21) Funcionarios del banco, antes referido, han incorporado en su “jerga” laboral lexías, hasta

ahora, en desuso en Venezuela, como “pedreas” en sustitución de “premios”. Otra experiencia de estilización conductual es un modo único de “cortesia” organizacional; se cita, por ejemplo, la obligación de dar respuesta a las llamadas telefónicas con un saludo estándar, el cual, además es monitoreado permanentemente.

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