Balada mortal I

La oscuridad ha llenado tus ojos benditos en un instante que quizá sea eterno. Han llorado tus noches por un eterno momento espantoso para que no te sientas sola y lejana.

He buscado algún remedio en los libros que aprisionan mis horaspara no recordar a cada instante que ya no estás más en estás mundo que es la inmaculada concepción de la muerte.

Navegar como un velero a los confines de la eterna muerte.

Morir y continuar muerto a pesar de las lágrimas sangrantes de alguien que no quiere que nos alejemos.

Tejer con nuestras propias manos grises un destino oscuro tan extraño.

Ahora te vas y he pensado, aunque sea tarde, después de leer de sobre el eterno retorno, que algún día nos volveremos a dejar y volveremos a sufrir.

No hay cosa más terrible que saber que en el fututo, en ese extraño momento que llamamos futuro, nada podremos cambiar. Volverás a herirme y yo volveré a matarte con mis manos.

Balada mortal II

In memoriam

Te has quedado esperando en el aire de alguna palabra olvidada que nos debimos haber dichoantes de ser eternamente infelices.

Quiero, y es difícil ser sincero cuando sólo quedan lágrimas que recordar, elevar las alas del olvido y anidar lejos de algún recuerdo tuyo.

Ha llovido tanto en esta noche tan oscura en que te recuerdo tan claramente caminando entre los verdes campos por los cuales nunca caminamos.Has estado ahí tan callada y agarrada de algún recuerdo del cual no tenemos memoria, mirando el triste cielo azul de algún pueblo andino que sólo existe porque tú existes y que guarda tus tiernos ojos azules en algún viejo cementerio lejano que ha llorado tanta muertes en tan pocas vidas.

¡Ay! si supieras que la noches infinitas corren detrás de las sombra de tus palabras que se han quedado atormentando los libros que no puedo leer…

Poema de alguien que va morir

El Pastor Evangélico José Luis Hurtado Vásquez

antes de su muerte…

Veo por última vez el cielo nocturno que mi padre celestial ha construido con fuertes manos blancas para poder ver la belleza de las estrellas que viven un poco más que lo hombre mortales.

Hay una sensación dentro de mi sangrante corazón, quizá aquella extraña sensación que debieron sentir mis mayores lejanos al terminar su peregrinaje terrestre.

He luchado hasta el final, como diría aquel que conoció el poder celestial en el camino a damasco, y sé que mi recompensa

será grande en los palacios celestiales.

Hoy miro al cielo por última vez y siento ya la dicha llenado mi corazón. Mírame, padre amado, que vengo ya a reunirme contigo.

Puedo ver que la puertas del cielo que se abren ante mí, aunque todavía no dejo de ver tus bellas creaciones terrestres.