Lectio divina junio

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Page 1: Lectio divina junio

Ven Espíritu Santo,ven a nuestra vida e impulsa nuestros corazones, abre

nuestras consciencias y mueve nuestra inteligencia y voluntad para entender y comprender lo que el Padre quiere

decirnos a través de su Hijo Jesús. Que la Palabra revelada llegue a toda

nuestra vida y podamos dar testimonio de tu acción en nosotros. Amén

TEXTO BÍBLICO: Lucas 10, 25-3710,25: En esto un doctor de la ley se levantó y, para ponerlo a prueba, le preguntó: —Maestro, ¿qué debo hacer para heredar la vida eterna? 10,26: Jesús le contestó: —¿Qué está escrito en la ley? ¿Qué es lo que lees? 10,27: Respondió: —Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas, con toda tu mente, y al prójimo como a ti mismo. 10,28: Le respondió: —Has respondido correcta-mente: obra así y vivirás. 10,29: Él, queriendo justificarse, preguntó a Jesús: —¿Y quién es mi prójimo? 10,30: Jesús le contestó: —Un hombre bajaba de Jerusalén a Jericó. Tropezó con unos asaltantes que lo desnu-daron, lo hirieron y se fueron dejándolo medio muerto. 10,31: Coincidió que bajaba por aquel camino un sacerdote y, al verlo, pasó de largo. 10,32: Lo mismo un levita, llegó al lugar, lo vio y pasó de largo. 10,33: Un samaritano que iba de camino llegó a donde estaba, lo vio y se compadeció. 10,34: Le echó aceite y vino en las heridas y se las vendó. Después, montándolo en su cabalgadura, lo condujo a una posada y lo cuidó. 10,35: Al día siguiente sacó dos monedas, se las dio al dueño de la posada y le encargó: Cuida de él, y lo que gastes te lo pagaré a la vuelta. 10,36: ¿Quién de los tres te parece que se portó como prójimo del que cayó en manos de los asaltantes? 10,37: Contestó: —El que lo trató con misericordia. Y Jesús le dijo: —Ve y haz tú lo mismo.

En este conocido episodio del Evangelio, Jesús evoca dos grandes mandamientos del judaísmo, uno es del deuteronomio (escuela deuteronómica), donde se exhorta a amar a Dios con todo el corazón, y otro del Levítico (escuela sacerdotal), a amar al prójimo y al extranjero residente, Lv 19:18, 33-34. Jesús siempre imprime una novedad, una nota característica, y Jesús va en la línea del amor a los enemigos, y hemos escuchado muchas veces que, no hay mérito en amar a quienes nos aman. Con Jesús hay otra dinámica en el amor y, está en no contentarse con amar al “próximo,” al que está cerca de noso-tros, sino ir al otro, incluso al enemigo, y hacer de él un próximo a quien amar. Es interesante ver que Jesús responde a la pregunta con una parábola, que pone en escena a un sacerdote, a un levita y un samaritano. Los dos primeros son figuras relacionadas con el culto, la del sacerdote (en tiempos de Jesús, los Saduceos) y la levítica (los fariseos en tiempos de Je-sús). La tercera figura es un judío cismático, considerado como extranjero, pagano e impuro, es decir el samaritano. Ante el hombre moribundo, tanto el sacerdote como el levita, funcionarios del Templo de la religión oficial, en medio de sus prisas por sus ocupaciones no se involucran en la acción, ven pero ignoran, miran pero no proveen, ¿por qué no hicieron nada? Jesús no lo dice, deja que nosotros supongamos o nos identifiquemos. No existe un verdadero culto si ello no se traduce en el servicio al prójimo.

Oración inicial deinvocación al Espíritu Santo.

Se puede iniciar con un canto.

Escuchemos atenta-mente la Palabra que el Señor nos regala, abramos nuestros

sentidos y dejemos que cada verbo re-

suene con fuerza en nosotros.

¿Qué dice el texto bíblico?

La relación recta con Dios, es decir, la “justificación,” viene de amar como Dios Padre, incluso al injusto, al hereje perseguidor “samari-tano.” Por ello el centro de la parábola es el samaritano, es decir, aquel despreciado, aquel sobre quien nadie habría apostado nada y que seguramente él también tendría sus deberes y cosas por hacer, pero cuando ve el dolor del herido, no pasó de largo, se detuvo y actuó, algo de sus entrañas se movieron, “lo vio y se conmovió-compadeció” (v.33). Así dice el Evangelio: “Tuvo compasión”, es decir, ¡el corazón, las vísceras, se han conmovido! Aquí está la diferencia ante los corazones fríos, cerrados, indispuestos, incapacitados para amar. Un corazón conmovido es aquel que permanece en Dios, sintonizando con el corazón de Dios, la compasión es característica esencial de la misericordia de Dios. Dios tiene compasión de nosotros ¿qué quiere decir esto? que sufre con nosotros.Esta parábola, de la que alguien ha dicho que es la parábola de los verbos, porque en verdad es este samaritano, el que actúa a favor del pobre hombre tirado en el camino. Veamos todos los verbos que pone en acción este hombre Samaritano: llegó a donde estaba, lo vio y se compadeció. Le echó aceite y vino en las heridas y se las vendó. Después, montándolo en su cabalgadura, lo condujo a una posada y lo cuidó. Al día siguiente sacó dos monedas, se las dio al dueño de la posada y le encargó: Cuida de él, y lo que gastes te lo pagaré, porque volveré.

El texto en sí es una experiencia de Dios,

por ello nos acer-camos a buscar el

encuentro vivencial con el Señor, por me-dio del método de la

lectura divina que nos invita a interpretar,

encarnar y actuar mo-vidos por la Palabra

que da vida a nuestro ser y hacer.

Algunas claves de lectura. E s t u d i o B í b l i c o

--- Breve espacio de silencio ---

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Son quince las acciones que se cuentan en este corazón conmovido. Finalmente Jesús pregunta: ¿quién de estos tres te parece que fue prójimo?. Él le dijo: “El que practicó la misericordia con él”. Respondiendo Jesús: “Vete y haz tú lo mismo”. Jesús invierte todo y quita la seguridad que la observacia de la ley podría dar al doctor. Y es que Jesús nos dice claramente que para comportarse como cristiano, no basta el culto (representado en el sacerdote y el levita). El cristiano es el que actúa a favor de los más desposeídos. Para que sepas quién es tu prójimo hace falta que te acerques, llegues, veas, te muevas por compasión y te involucres. En verdad, quien cumple estos verbos es Jesús. Es Él mismo en persona quien viene a nuestro encuentro a rescatarnos, a curarnos, a redimirnos, a ponernos en un lugar seguro, a poner todo de sí y a prometernos que volverá. Recordemos que los samaritanos eran odiados en Israel. Sin embargo, es el único que actuó como prójimo.

Nos adentramos en el texto, profundizamos, vamos más allá, haciendo una relectura atenta, viendo el sentido del pasaje, buscando el mensaje que transmite, actualizando ese mensaje a nuestra realidad personal, familiar, comunitaria, social...

El corazón es el lugar donde se anidan los sentimientos, que luego se transforman en acciones concretas. El Samaritano de la parábola no pertenecía al pueblo judío, pero hacía lo que Jesús pedía. De ellos se decía que tenían una doctrina equivo-cada y que no formaban parte del pueblo de Dios. Muy probablemente la causa de este odio no era solo raza ni religión, sino también un problema político y económico, enlazado con posesión de tierras. Esta rivalidad perduró hasta en los tiempos de Jesús. Sin embargo, Jesús lo pone como modelo para nosotros. Hagámonos unas preguntas para profundizar más en esta Palabra de Salvación:1. ¿Le has puesto alguna vez una prueba a Jesús? (Muchas personas le insisten en que haga milagros para que crean en Él).2. Qué entiendo por: Amarás al Señor tu Dios. con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas, con toda tu mente, y al prójimo como a ti mismo? ¿Cómo practico estos mandamientos?3. Cuando Jesús me propone la parábola del Buen Samaritano, con cuál de todos los personajes me identifico: ¿Con el hombre asaltado en el camino, con el sacerdote, con el levita o con el samaritano?4. Lee nuevamente los quince verbos ¿Cuáles me identifican? ¿cuáles son los que me cuestan?5. ¿Qué significaría subir en tu propia cabalgadura al que está mal herido?

.Orar, es responderle al Señor que nos habla primero. Estamos queriendo escuchar su Palabra Salvadora. Esta Palabra es muy distinta a lo que el mundo nos ofrece y es el momento de decirle algo al Señor.Señor hoy tu Palabra toca muy seriamente en mi vida. Yo he reducido mi vida a acciones litúrgicas, a adorarte en el templo, a cumplir en mi grupo, comunidad... Sin embargo…me descubro plenamente lejos de ser un buen prójimo para los demás. Señor estoy mirándome internamente. Me siento más cerca del Levita que buscaba la Ley y del Sacerdote que buscaba cumplir….Que de estar cercano al prójimo como Tú me pides. Te pido que me ayudes a ver con claridad dónde estás Tú, identificado con el que sufre, con el pobre, con el abatido. Señor Jesús, no quiero ser indiferente a tu llamado. Quiero estar plenamente en tu vida y en tu Reino. Quiero ser ese samaritano, que aún rechazado, pueda cumplir y realizar los verbos que Tú me propones a favor de mis hermanos, especialmente en estos momentos de tantas necesidades. Gracias, Señor, por tu enseñanza. Gracias por tu amor. Señor, dame un corazón conmovido, un corazón capacitado para amar, un corazón misericordioso, semejante al tuyo, Amén.

Hacemos un momento de silencio y reflexión para responder al Señor. Él con su Palabra y esperanza nos llena de alegría, podemos expresar nuestra propia oración e intercalamos la participación con el estribillo de algún canto.

¿Qué nos dice dios en el texto?

¿Qué LE DECIMOS AL SEÑOR?

Para el momento de la contemplación podemos repetir varias veces este versículo del Evangelio para que vaya entrando a nuestra vida, a nuestro corazón. «¿Y QUIÉN ES MI PRÓJIMO?». Bastará contemplar nuestro entorno, nuestra realidad social, y dolernos con los rostros desconsolados, los dolores sufrientes de nuestros hermanos conocidos y desconocidos. Quédate fascinado por la Palabra que moviliza todos los sentimientos.

¿Cómo interiorizamos la palabra?

Si ha habido encuentro con el Señor, entonces hay cambio notable en nuestras vidas, su Palabra nos compromete a la acción, a estar en dinámica de salida, de encuentro con el otro. Si estoy solo o en grupo, para el momento de la acción, nos comprometemos a buscar a personas que realmente necesiten ayuda. Puede ser niños de la calle, personas en hospitales, o enfermos que podamos acompañar, ancianos, desplazados, personas sufridas por el hambre, la represión, privados de libertad, y todo cuanto viola los derechos humanos... En fin, hagamos real los verbos de acción concreta para personas concretas que conozcamos o no, y lo hacemos en nombre de nuestro Señor.Concluimos nuestra oración, escuchando la música sugerida TU REINO. Pedimos al Señor que con nuestra vida hagamos posible el Reino de Dios, invitación al compromiso y la solidaridad.

¿A QUÉ NOS COMPROMETEMOS CON DIOS?

--- Canto Intermedio --- Amarás al Señor tu Dios de Maite López (Sugerido)