La condicion horizonte presentacion premio vilamajo

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LA CONDICIÓN HORIZONTE FERNANDO MARTINEZ AGUSTONI

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LA CONDICIÓN HORIZONTE

FERNANDO MARTINEZ AGUSTONI

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LA CONDICIÓN HORIZONTE

FERNANDO MARTINEZ AGUSTONI

PARTE DE LA PRESENTACIÓN AL

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La noción de habitar es específicamente inherente al hábitat. El paisaje constituye la dimensión cultu-ral en la que se construye, preserva y hereda la noción de habitar. El paisaje es así, el sentido huma-no del hábitat. Este habitar está singularizado por las características y elementos naturales del hábi-tat. Entre estas características, entre estos elementos, el horizonte es, en nuestra concepción, el de mayor relevancia en la configuración de la condición humana.

Es en su condición de productor de subjetividad, que radica el poder del paisaje. El poder funda-mental de paisaje, tiene su raíz en la función de la determinación de la identidad humana.

Este es el poder específico del paisaje, por el hecho de que en él la dimensión subjetiva está incor-porada. De este modo la categoría paisaje adquiere una connotación específica que la distingue de otras categorías conceptuales inherentes al hábitat, tales como medio ambiente, ecosistema, terri-torio. Entonces, su poder específico está relacionado con esta condición de incluir al sujeto.

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Este sujeto del paisaje, es de gran importancia porque constituye una interfase mediante la cual el ser humano se vincula e interactúa con el terri-torio.

Conservación, intervención, diseño del paisaje, implican entonces, siempre, un impacto en la di-mensión humana, en el orden de la subjetividad, de la identidad.El poder del paisaje, subyace en el hecho de que el paisaje constituye la dimen-sión subjetiva del territorio, y esto cobra mayor relevancia en un mundo globalizado, en el cual el territorio se transforma en la última línea de re-sistencia de la identidad cultural. Esto significa que, el territorio,o bien su dimensión subjetiva, el paisaje, tiene un papel fundamental en el ser en el mundo de cada individuo, lo que en palabras de Martin Heidegger sería el dasein(1). El paisa-je es la última piel perceptible del ser humano, siguiendo al idea de las distintas pieles del ser humano, en la concepción del artista Hundert-wasser que describe Pierre Restany.(2)

Los seres humanos, incorporamos el mundo; lo hacemos parte de nuestro. Incorporar el mundo, es hacer el mundo parte de nuestro cuerpo. Pe-ro no solo en lo que se refiere a los elementos que materialmente constituyen nuestra corporei-dad. Siguiendo a Felix Guatari(3), podríamos considerar el paisaje como un medio productor de subjetividad, así como en la concepción de Edgar Morin(4), un elemento clave, relacionado a la concepción de este autor de lo que el deno-mina auto-eco-construcción del sujeto. Nos referi-mos a ese otro corpus, que a partir del paisaje se construye, que forma parte nuestra, y que si es entonces afectado, nos afecta.

La topología y la dinámica del pensamiento del ser humano; de su mundo interior, de este micro-

cosmos, está signado por el paisaje, en tanto productor de subjetividad.

El paisaje constituye una extensión del cuerpo y en este concepto, fundamentalmente en que de-bería basarse la exploración del derecho huma-no inherente al paisaje.

La definición de la condición humana, es el pro-pósito más ambicioso que puede proponerse el ser humano. El ser en el mundo es determinado a través de la configuración de esta condición.

Este es el lei motiv del ser humano, y es en el mundo físico dado a la vida, a la vida humana, que está expresado en el paisaje planetario, cu-yo sentido que es parte manifiesta de un sentido absoluto.

De este modo, las claves de esta condición hu-mana, surgen de una hermenéutica del paisaje planetario. Es razonable suponer que la posibili-dad del sentido, se funda en la existencia de un sentido absoluto, concepto que tomamos de Jean Baudrillard(5), que comprende, entonces a aquello que la consciencia entiende, los senti-dos fragmentales.

El alcance del significado del paisaje en la orde-nación del mundo que habitamos, está implícito en las raíces de nuestra cultura judeo-cristiana, a un cuanto no sea directamente mencionado. En el pasaje de la Biblia (Genesis 1:7) dice “..God made the expanse, and separated the wa-ters which were below the expanse from the wa-ters which were above the expanse”, concepto de horizonte, como elemento ordenador, está ya implícito.

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En este gesto creador, el horizonte queda de manifiesto indirectamente, como el elemento qué ordena la realidad que el ser humano habitará a lo largo de la historia. Nuestro ensayo, procu-ra una aproximación a la consideración del hori-zonte, como una de las claves dadas a la inteli-gencia para el entendimiento de la condición hu-mana. El horizonte es quién marca la finitud de nuestra existencia y percepción inmediata, al mismo tiempo que nos anuncia la posibilidad del infinito y nos asoma a la intuición de lo tras-cendente, de lo que está más allá.

El horizonte define el límite y la forma en que al ser humano le es posible la cognición de la reali-dad. Si bien intuye o racionaliza el todo, percibe fragmentalmente la parte delimitada.

El paisaje es la porción del todo dada al habitar. El horizonte es su límite, su soporte , su elemen-to ordenador. A la hora de definir las finalidades, las condiciones o criterios de intervención en el paisaje, esta condición debería tener un lugar de privilegio en las jerarquías que establecemos al respecto. Este aspecto que constituye el po-der del paisaje, y lo relevante del alcance de las intervenciones en el mismo, es al mismo tiempo, el aspecto que conforma la especificidad del pai-sajismo o del diseño de paisaje como disciplina.

El paisaje es el lugar donde se proyecta, donde se materializa nuestra condición de finitud en lo inherente a nuestra percepción y a nuestra vida en este mundo, tanto como nuestra intuición y consciencia del infinito. Es el asiento de nues-tras metáforas. El sutil y velado anhelo de alcan-zar verdades o certezas en una existencia signa-da por el misterio, tiene en el concurso de la ex-presión de la naturaleza más la expresión del ser humano, como parte de ella, un significado

aprensible, que define la condición humana en su paisaje y qué hemos dado en llamar : la con-dición horizonte.

(1). Heidegger, Martin; Conferencias y artíulos. Del Serbal, Spain 2001.

(2).Restany, Pierre; The Power of Art. Hundert-wasser – The Painter-King with the five Skins. Tas-chen: Cologne, 1998.

(3). Guatari, Felix; Caosmosis, Manantial, Argenti-na, 1997.

(4).Morin, Edgar; Introducción el pensamiento complejo, Gedisa, Spain,1995.

(5).Baudrillard, Jean. El crimen Perfecto, Anagra-ma, Barcelona,1996.

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