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www.facmed.unam.mx Número especial 3 6 8 10 11 13 16 Epidemia de influenza: ¿Qué es y qué hacer? El brote de influenza A (H1N1) del 2009 Vacuna de la influenza Comisión de Bioseguridad Acerca de la epidemia de influenza A H1N1 en México La participación de la sociedad fue fundamental para el control de la epidemia: doctor Pablo Kuri ¿Usar o no usar cubrebocas? ¡He ahí el dilema! Acciones de la Dirección General de Servicios Médicos para el regreso a las actividades La epidemia de influenza porcina en México: aproximaciones a una historia que no concluye 18 20 Mayo, 2009 Influenza tipo A (H1N1) trol de la epidemia P bl C o n t e n i d o 13 6 La participación de la soc ¿Usar o no usar cubre mia de influenza: ¿Q dad la influenza ? n t e n i 1) del 2009 A H1N1 en México damental para el Comisión de Biosegurida Acerca de la epidemia de in dad é es y qué h cciones de la Dirección General de Se La epidemia de influenza porcina en México: a 20 dad fue fundamental para el ocas? ¡He ahí el dilema! 1N1 Mé i 1 en México GACETA INFLUENZA.indd 1 GACETA INFLUENZA.indd 1 5/21/09 4:43:49 PM 5/21/09 4:43:49 PM

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Epidemia de infl uenza: ¿Qué es y qué hacer?

El brote de infl uenza A (H1N1) del 2009

Vacuna de la infl uenza

Comisión de Bioseguridad

Acerca de la epidemia de infl uenza A H1N1 en México

La participación de la sociedad fue fundamental para el control de la epidemia: doctor Pablo Kuri

¿Usar o no usar cubrebocas? ¡He ahí el dilema!

Acciones de la Dirección General de Servicios Médicos para el regreso a las actividades

La epidemia de infl uenza porcina en México: aproximaciones a una historia que no concluye

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Mayo, 2009

Influenza tipo A (H1N1)

trol de la epidemia P bl

C o n t e n i d o

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La participación de la soc

¿Usar o no usar cubre

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Doctor Enrique Luis Graue WiechersDirector

Doctora Rosalinda Guevara GuzmánSecretaria General

Doctor Pelayo Vilar PuigJefe de la División de Estudios de Posgrado

Doctor Juan José Mazón RamírezSecretario de Enseñanza Clínica,

Internado y Servicio Social

Doctor Melchor Sánchez MendiolaSecretario de Educación Médica

Doctor Ricardo Valdivieso CalderónSecretario de Servicios Escolares

Contador Público Francisco Cruz Ugarte Secretario Administrativo

Doctora Ma. B. Irene Durante MontielSecretaria del H. Consejo Técnico

Señora Martha Marín ZapataJefa del Departamento

de Información y Prensa

Reporteros y ediciónLicenciada B. Rocío Muciño Ramírez

Licenciada Lili Wences SolórzanoMa. Elena González Robles

Servicio socialJessica Guzmán Hernández

Jorge Mexía Rivera

Corrección: Dinorah Chaires Ibáñez

Fotos: Carlos Díaz Gutiérrez

Teléfono y Fax: 5623-2432

E-mail: [email protected]

Órgano informativo de la Facultad de Medicina de la UNAM

Año X X X I I. Número especial ISSN 0186-2987

Este tiraje consta de seis mil ejemplares

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Continúa...

Epidemia de influenza: ¿Qué es y qué hacer? 1

Carlos F. Arias y Susana López *

Colaboración

¿Qué es un virus?

En el mundo de los microorganismos dentro del cual esta-mos muy familiarizados con las bacterias o con los hongos,

existe también otro grupo constituido por los virus. A dife-rencia de los otros microorganismos, los virus no pueden vivir de manera independiente y requieren de las células (huma-nas o animales por ejemplo) para subsistir. Disponen de toda una maquinaria biológica que les permite tomar el control de las células que infectan para poder reproducirse, aumentar en número, y así infectar a otras células. Por esta razón, la manera más efi caz de luchar contra ellos es evitar la transmi-sión, aislando y apartándonos de los individuos que han sido contagiados. Es importante recordar que los antibióticos que se utilizan para controlar infecciones de bacterias no sirven para controlar las que son por virus.

Con frecuencia los virus son responsables de epidemias, es decir, enfermedades que afectan a un gran número de perso-nas en un lugar y momento determinado: cuando las epide-mias suceden al mismo tiempo en más de un continente del mundo, se denominan pandemias.

¿Qué es la infl uenza?

La infl uenza es una enfermedad aguda de las vías respiratorias causada por cierto tipo de virus, a los que nos referiremos como “virus de infl uenza” y que se clasifi can en tres grandes categorías: A, B y C. Los virus de infl uenza tipo A infectan una amplia variedad de aves y mamíferos y han sido responsa-bles de tres pandemias ocurridas el siglo pasado. Un problema complejo es el hecho de que dentro de los virus tipo A existen muchas variantes que obligan a clasifi carlos en “subtipos” a los que nos referiremos más adelante. Los virus de infl uenza tipo B sólo infectan humanos, pero como sólo existe un subtipo de ellos, tienen un bajo potencial de causar pandemias, y de he-cho hasta ahora no han causado ninguna, aunque sí provocan enfermedades respiratorias serias. Los virus de infl uenza tipo C, al igual que el tipo B, sólo infectan humanos, pero causan enfermedades respiratorias leves y han sido poco estudiados.

Debido a su potencial epidémico y pandémico, la aten-ción de las organizaciones internacionales y nacionales para protección de la salud está puesta en los virus de infl uenza tipo A. Cada año el virus de este tipo es responsable de hasta medio millón de muertes en el mundo, después de enfermar a cerca de 500 millones de seres humanos. Dado que este tipo de infl uenza ocurre regularmente durante los meses fríos de cada año se conoce como infl uenza estacional.

Como puede observarse en la fi gura 1, cuando analizamos a los virus de la infl uenza en el microscopio parecen esferas con una cobertura en su superfi cie. Los virólogos han podido determinar que la cubierta está constituida por dos proteínas diferentes: la Hemaglutinina y la Neuraminidasa, a las que para mayor facilidad se describen simplemente como H y N, respectivamente. Es gracias a estas dos proteínas que el virus de la infl uenza es altamente infeccioso. Hasta ahora se han encontrado en la naturaleza 16 subtipos diferentes de H que se denominan simplemente como H1 a H16 y nueve variantes de N (de N1 a N9). Así, cuando se habla de un virus de infl uen-za tipo A, es importante defi nir el subtipo al que pertenece, que podría ser por ejemplo H1N1, H3N2, H15N9, etcétera. La mayor parte de los virus de infl uenza tipo A tienen su hábitat natural en las células de aves silvestres acuáticas, como los patos y las gaviotas, entre otras, aunque algunos subtipos se encuentran también en los cerdos. De ahí que se hable de virus de infl uenza aviar o virus de infl uenza porcina.

La causa por la cual el virus de la infl uenza es tan peli-groso para los seres humanos deriva de la forma en que está estructurado el genoma. Recordemos aquí que los genes de-fi nen a todas las especies vivas, y que al conjunto de genes se le denomina genoma. Pues bien, en el caso del virus de la infl uenza, el genoma está estructurado de forma tal, que cuando dos virus diferentes (es decir dos subtipos) infectan a un mismo animal, es muy fácil que intercambien sus genes, dando lugar a nuevos subtipos de virus, resultado de nuevas combinaciones de H y N, diferentes a las de los virus origina-les, como se muestra en la fi gura 2. De estas combinaciones de las proteínas H y N pueden surgir virus de infl uenza mucho más peligrosos que los originales. A esto se agrega un segun-do riesgo: por lo general, los virus que infectan a las aves no se transmiten a los humanos y viceversa, pero los cerdos que se infectan desde luego con los virus porcinos, también

Figura 1

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son susceptibles de contagiarse con los virus que infectan a las aves (aviar) y con los virus que infectan a los humanos. Así, por ejemplo, si un cerdo se infecta al mismo tiempo con un virus de infl uenza aviar proveniente de un pato y con un virus porcino, se convierte en un recipiente en el que se mez-clan los genes y del cual podrán surgir nuevos virus con un subtipo diferente (ver fi gura 3). Si los nuevos virus fueran capaces de transmitirse efi cientemente de persona a per-sona, tendrían un alto potencial de causar una epidemia, y potencialmente una pandemia, ya que la población mundial no tendría inmunidad contra estos subtipos de virus.

¿Qué virus está causando la epidemia de infl uenza actual?

Como es ya del conocimiento de la mayor parte de la po-blación, por la difusión que se le ha dado en los medios, y las medidas de control que han tomado el gobierno federal y algunos gobiernos estatales, en las últimas semanas ha habido un número de casos de enfermedades respiratorias severas (ERS) superior a lo esperado para esta época del año, tanto en la ciudad de México, como en al menos otras 14 entidades federativas (hasta este momento), lo cual in-dica que en varias regiones del país están ocurriendo brotes epidémicos de ERS. La gran mayoría de los casos de ERS, así como de las defunciones ocurridas, se han concentrado en el Distrito Federal.

De los resultados que se han generado en el Centro para Control de Enfermedades de Atlanta, Estados Unidos de Amé-rica, y en el Laboratorio Nacional de Microbiología de Canadá, hasta ahora se sabe que hay cuatro tipos del virus de infl uenza circulando en este momento en nuestro país: las cepas tradi-cionales que infectan cada año a la población mundial, que ya defi nimos como infl uenza estacional, y que corresponde a virus de infl uenza A subtipos H1N1 y H3N2, y a virus de infl uenza B. Además de estos tres tipos comunes de virus, está circulando una cepa H1N1 que es de origen porcino, pero que también tie-ne algunos genes de origen aviar (ver fi gura 3). La mayoría de los casos de ERS caracterizados hasta ahora se han encontrado asociados a la cepa de origen porcino, aunque también a cepas de infl uenza estacional. El virus de infl uenza porcina está cir-culando en los Estados Unidos de América y hay reportes de su presencia en países de Europa. La información disponible hasta el momento sugiere que se trata del mismo virus.

Una de las incógnitas importantes de la pandemia actual es que se desconoce en qué momento del brote epidémico nos encontramos, esto es, en el principio, a la mitad, o en la fase fi nal, ya que mucha gente podría estar infectada sin saberlo.

¿Cómo es la infección con el virus de infl uenza?

La gripe o catarro común puede ser causado por diferentes vi-rus (rinovirus, adenovirus, coronavirus, etcétera), los cuales en general infectan las vías respiratorias superiores sin afec-tar los pulmones. Los síntomas más comunes son congestión nasal, dolor de garganta, a veces dolor de cabeza y, aunque no muy frecuentemente, puede haber un poco de fi ebre. Las complicaciones más frecuentes son sinusitis y dolor de oído. En cambio, la infección causada por el virus de infl uenza pue-de además llegar hasta los pulmones, causando una enfer-medad respiratoria severa. La complicación más seria es la neumonía. A diferencia del catarro común, en la infección causada por el virus de infl uenza A H1N1 se presenta fi ebre alta (de más de 39°C) que dura de tres a cuatro días, fuerte dolor de cabeza y dolores musculares intensos; no hay mucha congestión nasal, ni dolor de garganta, pero sí se acompaña de fatiga y tos que puede ser bastante severa. Si se presentan tres o más de estos síntomas es recomendable acudir con su médico o al centro de salud más cercano. Si no es el caso, es mejor no saturar los servicios médicos; pensemos que alguien más puede necesitarlos.

¿Qué hacer?

1. La vacunación en este momento no parece ser una me-dida efectiva, por dos razones. La primera es que la cepa de infl uenza porcina H1N1 que está causando el problema es diferente a la cepa H1N1 estacional para la cual fue creada la vacuna que existe actualmente, por lo que ésta no indu-cirá una protección adecuada, o sería moderada. En segundo lugar, la protección que confi ere la vacuna toma un par de semanas para ser efectiva, momento en el cual es probable que el brote ya haya cedido.

2. El virus de infl uenza A H1N1 porcino que está ocasionan-do el brote es sensible al medicamento antiviral oseltamivir (Tamifl u), por lo que el tratamiento con este fármaco es efec-tivo en su control. La actividad del medicamento consiste en interferir con la multiplicación viral y de esa manera evitar la enfermedad. Se recomienda administrar este antiviral sólo en aquellos pacientes en los que se haya comprobado que la ERS se debe a una infección por el virus de infl uenza. No es recomendable automedicarse con este fármaco, ni con ningún otro. Como ya se mencionó, los antibióticos no se deben uti-lizar en este caso.

Figura 2

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Figura 4

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* Instituto de Biotecnología, UNAM, y miembros de la Academia de Ciencias de Morelos

¡Estamos de regreso en la Facultad de Medicina!

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3. La infl uenza se contagia cuando una persona enferma tose o estornuda cerca de otras personas, pues se forman aerosoles de la saliva (pequeñas gotitas) que contienen vi-rus que pueden ser aspirados por personas sanas. También se contagia al tocar con las manos superfi cies o artículos contaminados que posteriormente se llevan a ojos, nariz y boca. Por estas razones es importante seguir las indicacio-nes generales que la Secretaría de Salud está dando a cono-cer ampliamente en Internet y a través de diferentes medios

de comunicación, que funda-mentalmente consisten en evitar cambios bruscos de tem-peratura, no saludar de mano ni de beso, lavarse las manos frecuentemente, evitar tocarse ojos, nariz y boca, estornudar correctamente (cubriéndose con un pañuelo y posteriormen-te desecharlo, ver fi gura 4), no asistir a sitios donde se reúnan muchas personas, como cines, teatros, antros, eventos masi-vos, etcétera. Recordemos que estas medidas son sólo tempo-

rales y que serán de gran ayuda para evitar el contagio y la propagación de la epidemia.

4. Aunque la cepa H1N1 que está circulando es de origen porcino, no hay ningún problema con el consumo de carne de cerdo, y como siempre ésta debe de ser bien cocida. También es recomendable consumir frutas y verduras ricas en vitami-nas A y C.

5. No compartir objetos personales como plumas, lápices, memorias usb, etcétera.

6. Es importante que tomemos conciencia de que la situa-ción por la que estamos pasando es seria y debe de ser vigila-

da muy de cerca. Finalmente el virus responsable de la mayor parte de los casos es nuevo, de origen animal, que se ha transmitido al hombre y que podría, potencialmente, causar una pandemia, por lo que debe de ser vigilado estrechamente, como lo están haciendo las autoridades de salud de nuestro país en conjunto con instituciones internacionales como la Organización Mundial de la Salud.

7. Todos nosotros podemos colaborar en este momento siendo voceros de las medidas de protección mencionadas y reforzar las que tome la Secretaría de Salud, previniendo fal-sas alarmas y desactivando comentarios no informados que pueden preocupar innecesariamente a la comunidad. En este sentido es importante mencionar que hasta ahora la infor-mación difundida indica que de cada 100 personas que se in-fectan sólo mueren dos o tres (y el porcentaje de mortalidad —cuántos se mueren por cada 100 que se infectan— podría ser todavía bastante menor si consideramos que pueden ha-ber muchas más personas infectadas con el virus de las cuáles no se enteran las autoridades de salud), por lo que la gran mayoría de los infectados con esta nueva cepa de infl uenza recuperarán la salud en algunos días.

Para mayor información sobre medidas de protección pue-den consultar: http://132.248.32.1/~ATTACH/20884Preg_In-fl uenza_poblacion

1. Texto tomado del artículo publicado el día 27 de abril en el periódico “La Unión de Morelos”. Los autores agradecen el apoyo del doctor Agustín López-Munguía. Además está disponible en la página electrónica de la Academia de Ciencias de Morelos, A.C.: www.acmor.org.mx

Para su modifi cación colaboró la doctora Beatriz Gómez García, Laboratorio de Virología, Departamento de Microbiología y Parasi-tología, FM, UNAM.

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Colaboración

El brote de influenza A (H1N1) del 2009

Rosa María Wong Chew y José Ignacio Santos Preciado *

La infl uenza es una infección viral considerada como una de las causas más importantes de infecciones agudas de las vías respiratorias. La transmisión de

infl uenza entre especies está bien documentada y su relevancia estriba en que puede ocurrir en forma epidémica, estacional o interpandémica durante la tempo-rada invernal en el hemisferio norte, o que se presente en forma pandémica tras la aparición de un nuevo virus A, afectando a todos los continentes con elevada morbimortalidad. También puede ocasionar cuadros graves como la reportada en 1997 con la transmisión de infl uenza A H5N1 en Hong Kong y más recientemente por otra cepa con modifi caciones genómicas de infl uenza A H5N1 que hasta el 6 de mayo de 2007 ocasionó 423 casos y 258 muertos (una letalidad de 60.9 por cien-

to) en 15 países del sureste asiático y en Europa Oriental. Sin embargo, la seriedad de este tipo de brotes radica en su potencial de causar una pandemia.

La primera pandemia que coin-cide con las características de la infl uenza se registró en 1580. Pos-teriormente, por lo menos cuatro pandemias han afectado a la hu-manidad en el siglo XIX y tres en el siglo XX. La pandemia de infl uenza española ocurrida entre los años 1918-1919 causó entre 20 y 50 mi-llones de muertes mundialmente.

El 23 de abril de 2009, se reportó en México la aparición de una nueva cepa de infl uenza A H1N1, resultado de una recombinación de origen por-cino, aviar y humano, que ha causado hasta el 15 de mayo 2 mil 895 casos confi rmados y 66 defunciones en nuestro país. En Estados Unidos de

América se han confi rmado hasta esta misma fecha 4 mil 298 casos y cinco muertes en 46 estados. En el mundo, los casos ascienden a 7 mil 892 en 33 países. Afortu-nadamente los casos son leves y autolimitados en la mayoría de los pacientes.

Por causas desconocidas la mortalidad en México ha sido más elevada com-parada con los casos que se han presentado en el resto del mundo. Además, la mayoría de hospitalizaciones y muertes se han presentado en el grupo de adultos de 20 a 50 años, contrario a lo observado normalmente con la infl uenza estacional que afecta principalmente a niños y adultos mayores de 60 años. Existen varias teorías al respecto, una es que la inmunidad en niños y personas mayores de 60 años es menor, lo que disminuye a su vez la respuesta inmune en contra del virus. La mortalidad en los adultos de 20 a 50 años se asocia a una respuesta infl amatoria aumentada que causa un daño pulmonar importante y muy frecuentemente sobreinfección bacteriana, sepsis y muerte. Sin embargo,

se están realizando estudios para con-fi rmar las hipótesis.

Según un análisis reciente de la epi-demia en México, se ha estimado que el RO (que es el número de reproducción básica de la epidemia, el cual es estima-do con base en el crecimiento exponen-cial) varía entre 1.4 y 1.6, éste rango es consistente con la transmisión de 14 a 73 generaciones de humano a huma-no en México durante el mes de abril. Lo que sugiere que la transmisibilidad es mucho mayor que la infl uenza esta-cional, pero menor que la RO estimada para pandemias de infl uenza que se han presentado anteriormente.

La diseminación constante en tres países en una misma región de la Or-ganización Mundial de la Salud (OMS) (México, Estados Unidos de América y Canadá) ha dado lugar a que se decla-re la fase 5 de alerta pandémica. Esta fase consiste en la transmisión soste-nida de humano a humano de un virus de infl uenza de origen animal en por lo menos dos países de una misma región de la OMS, y es el anuncio de una pande-mia inminente. La fase 6 de alerta pan-démica es la máxima fase y consiste en una transmisión sostenida de persona a persona entre dos generaciones fuera de norteamérica.

Los planes de respuesta para conte-ner una pandemia de infl uenza abarca cinco áreas prioritarias: vigilancia epi-demiológica, capacidad diagnóstica de laboratorio, manejo médico de los ca-sos, reserva y distribución de vacuna, y comunicación social.

En México las estrategias de salud para contener la epidemia y disminuir la velocidad de transmisión del virus consistieron en distanciamiento social, declarando una alerta epidemiológica y suspendiendo las clases desde prees-colar hasta universidades; además del

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Fotografías: El Universal y www.examiner.com

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* Departamento de Medicina Experimental, Facultad de Medicina,

UNAM

cierre de restaurantes, cancelación de eventos culturales y sociales, y las recomendaciones a través de los medios de comunicación de evitar los eventos multitudinarios, lavado de manos frecuente, evitar el beso y saludo de mano, entre otras. Estas medidas han permitido la disminución de la rápida diseminación que se observó durante el mes de abril cuando se dio la alerta sanitaria.

Sin embargo, se siguen presentando casos de infl uenza en algunos estados de la Repúbli-ca Mexicana como Durango, Hidalgo, Jalisco y San Luis Potosí; no está claro que esto se deba a los virus A H1N1 estacional o el A H1N1 del nuevo brote, lo que sugiere que México segui-rá siendo susceptible. Los expertos prevén la circulación del virus durante todo el año con aparición de picos en todo el mundo.

Existe la amenaza latente, de un posible re-arreglo del virus actual, que puede ser más virulento y causar además de una circulación mundial una mayor morbimortalidad. También existe la posibilidad de una recombinación entre este virus nuevo y los virus de infl uenza estacionales cir-culantes. Esta recombinación puede volver resistente al virus nuevo, debido a que en el caso de Estados Unidos la mayoría de los virus estacionales (>90 por ciento) fueron resistentes a oseltamivir, antiviral que actúa inhibiendo la neuraminidasa y sensibles a zanamivir que también es un inhibidor de neuraminidasa y adamantanos (amantadina y rimantadina), antivirales que bloquean los canales M2 del virus de infl uenza.

La pandemia de 1918 inició con un brote tardío, en primavera, seguido por una pandemia en el otoño de ese año. De tal manera, que necesitamos considerar antecedentes de otras pandemias y continuar la vigilancia de este nuevo virus de infl uenza A H1N1 y de los otros virus estacionales en los siguientes meses, así como continuar la preparación en forma proactiva y seguir con la vigilancia ante la posible emergencia de nuevos virus con potencial pandémico.

El desarrollo de vacunas contra este nuevo virus ya está en proceso por dife-rentes fabricantes, tanto grandes como pequeñas empresas farmacéuticas y todo parece indicar que el mundo contará con una vacuna antes de la próxima temporada invernal. Este escenario presenta varios dilemas, ya que por ser un virus nuevo se requerirán dos dosis con un intervalo corto de aplicación, además de la recomen-dación de vacunación contra infl uenza estacional. Si de la vacuna tradicional, cultivada en embriones de pollo, no sabemos cuál es la capacidad de producción,

tampoco está claro cuántas dosis será posible fabricar antes de la próxima temporada invernal. Además, se requie-ren estudios de fase II acelerada en un tiempo perentorio y existen preguntas como: ¿qué países podrán adquirirla?, ¿quién decide a quién aplicarla?, ¿cuál será la estrategia para su distribución y las campañas para su aplicación?

La respuesta poblacional a la con-tingencia en México ha sido ejemplar e indudablemente nos coloca mejor como país para futuros eventos de esta na-turaleza. Los servicios de prevención y protección de la salud también lograron posicionarse ante una situación adversa dándo buenos resultados.

Finalmente, entre las lecciones aprendidas hasta esta fecha se pone de manifi esto que necesitamos mayor y me-jor infraestuctura regional de diagnósti-co, vigilancia epidemiológica, triage de pacientes enfermos y atención especia-lizada en unidades de cuidados intensi-vos para pacientes que lo requieran. Es imprescindible fomentar la inversión en ciencia y tecnología para mejorar nues-tra capacidad diagnóstica y participar en el desarrollo de vacunas y medica-mentos.

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Colaboración

Vacuna de la influenza

Yolanda López Vidal *

Las tendencias tecnológicas de la va-cuna de la infl uenza, como la fabri-

cación de las virales, quedan ilustradas con la evolución de vacunas contra el virus de la infl uenza (de la gripe). La Or-ganización Mundial de la Salud estima, a partir de 2007, mil millones de casos de la gripe anualmente, incluidos 3 a 5 millones de enfermedad grave que pro-ducen entre 300 mil y 500 mil muertes al año. El virus de gripe se clasifi ca en tres subtipos: A, B y C, clasifi cación que se basa en las diferencias antigénicas de dos de sus proteínas estructurales, la de la matriz (M1) y la nucleoproteína (NP). El genoma del virus de la infl uen-za es de ácido ribonucleico de cadena sencilla de sentido negativo dispuesto en ocho segmentos. Es importante ob-servar que el de la infl uenza A tiene índice alto de mutación natural, que re-sulta en una deriva antigénica frecuente (gripe estacional) o cambio antigénico potencial (gripe pandémica).

La primera vacuna de la gripe fue desarrollada en 1937 en huevos embrio-narios. Los virus cultivados de esta ma-nera fueron utilizados más adelante, en 1945, como sustrato de la vacuna mono-valente (A/H1N1). En los años sesentas se dispuso de una vacuna bivalente de la infl uenza (A/H2N2 y B), y en 1970 se desarrolló la vacuna actual que es tri-valente: contiene A/H1N1, A/H3N2 y se introdujo el virus de la infl uenza B.

La vacuna de la infl uenza ha progre-sado desde la inactiva del virus entero a vacuna purifi cada, de ahí a una de antí-geno purifi cada, y fi nalmente a una va-cuna atenuada viva del virus. Cada una de estas vacunas se ha cultivado ori-ginalmente en embriones de pollo, por ser relativamente simple y rentable. No obstante, tales vacunas se utilizan rara vez debido a que causan reacción por los lípidos virales. Las vacunas partidas purifi cadas basadas en embriones repre-

sentan una alternativa común; estos embriones se producen con virus purifi cados con éter, y las proteínas virales se recuperan por ultracentrifugación, después de inactivarlo con formaldehído. Los antígenos protectores purifi cados más impor-tantes incluyen dos componentes: la hemaglutinina y la neuraminidasa, así como otras proteínas virales, incluido el complejo de la transcriptasa (PB1, PB2, y PA), la NP y la M1, por lo que el desarrollo de las vacunas purifi cadas de hemaglutinina y neuraminidasa demuestra menor reactogenicidad cuando se compara con las vivas inactivadas, y son, por lo tanto, ampliamente utilizadas para la vacunación contra el virus de la infl uenza.

Otro avance signifi cativo en la producción de vacunas de la infl uenza fue la in-troducción de una vacuna viva del virus atenuada trivalente (FluMist®, Medimmune EUA) en 2003. Esta vacuna puede administrarse intranasalmente para inducir una inmunorrespuesta de la mucosa (IgA infl uenza-específi ca) y de CTL. La FluMist con-tiene las cepas virales atenuadas y por ende requiere de cadena fría, ya que éstas son termosensibles. De manera interesante, pueden crecer en 25°C pero no a 37°C (Maassab y Bryant, 1999; Roberto y otros, 2000).

Se han utilizado plataformas innovadoras de la producción para las vacunas en embriones de pollo durante mucho tiempo, por su seguridad, aunque tienen varias desventajas. Primero por el número limitado de embriones de pollo, el proceso de producción relativamente largo y la presencia de antibióticos residuales, así como de las proteínas residuales del huevo en tales vacunas.

Para superar estas desventajas, varias compañías tienen vacunas de la gripe desarrolladas recientemente en diversas líneas celulares de mamíferos, como MDCK, Vero o PER C6®. La producción de vacunas en cultivo celular implica infección viral; una combinación de centrifugación, cromatografía y concentración; interrupción con el detergente, y fi nalmente inactivación por el formaldehído. Este acercamien-to no es dependiente de la disponibilidad de los embriones de pollo, es más rápido y más productivo. El hecho de que los métodos de producción basada en células de mamíferos permitan su producción en grandes cantidades de vacuna para ser fabricados rápidamente estaría obviamente en ventaja crucial en caso de pandemia de la infl uenza.

Estado de preparación pandémico

Algunas compañías productoras de vacunas en todo el mundo han estado dirigien-do sus esfuerzos hacia el desarrollo de vacunas prepandémicas contra variedades potencialmente pandémicas del virus de la infl uenza, incluidas H5N1, H9N2 y H7N1. Estos programas implican diversidad en la producción de plataformas — incluidos los embriones de pollo y las líneas celulares de MDCK, Vero y PER C6® —, así como los virus enteros y las vacunas de subunidades proteicas purifi cadas. Varias vacunas prepandémicas están actualmente en ensayos clínicos y uno está comercialmente disponible; se trata de una vacuna H5N1 de embrión de pollo por Sanofi -Pasteur, que fue aprobado en la Unión Americana en 2007.

Una limitación de este tipo de vacuna es la variabilidad de subtipos H5N1 (cla-dos, subclados) que se ha encontrado en Asia, debido al alto índice de la mutación del genoma del virus de gripe H5N1; sin clados con homologías a H5N1 no exis-te reactividad cruzada en respuesta a la vacunación. Además, una vacuna H5N1

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Campaña de vacunación

(proteína de la HA) es altamente conservado comparado con el dominio variable en extremo del HA1 (región obligatoria al ácido siálico). Es importante notar que los nuevos anticuerpos monoclonales que neutralizan in vitro una gama amplia de virus de gripe, incluidos ésos con el potencial pandémico, se estaban identifi can-do recientemente. Estos anticuerpos han demostrado ante una región conservada evolutiva en el dominio HA2 proteger ratones contra un desafío mortal con la gripe H5N1 y con perspectivas hacia lo profi láctico y terapéutico.

El Departamento de Salud y Servicios Humanos en los Estados Unidos de Amé-rica concedió los contratos que suman más de mil millones para desarrollar la vacuna basada en líneas celulares de la infl uenza a fi n de prepararse para un bro-te pandémico, para acelerar el desarrollo y la producción de nuevas tecnologías para las vacunas de la gripe en ese país. Estos cinco contratos apoyan el desa-rrollo avanzado de las tecnologías de producción basada en líneas celulares para las vacunas de la gripe y ayudarán a modernizar y a consolidar la de la infl uenza de las naciones al crear una alternativa diferente a los embriones de pollo. Esta última es una técnica que ha cambiado poco en los últimos 50 años. Con el au-mento de la demanda para la vacuna estacional de la gripe y con la amenaza de una pandemia, se necesita un sistema que permita capacidad de su producción en una emergencia.

Las concesiones siguientes fueron para Sanofi-Pasteur, GlaxoSmithKline, Medimmune, Novartis, Dynport y Solvay. En México, para Laboratorios y Reac-tivos de México para 2010.

* Profesor titular C T. C, Departamento de Microbiología y Parasitología , FM, UNAM

no ofrecería ninguna protección contra otros subtipos virales de las pandémicas posibles de la gripe, tales como H9N2, H7N1, y así sucesivamente. Se están explorando varios acercamientos para superar la limitación de vacunas basada en subtipos virales. Uno es desarrollar una vacuna universal con M2 de pro-teína de la membrana altamente con-servada, y que se encuentra solamente en la gripe A. Se espera que tal vacuna confi era inmunidad permanente contra todas las formas de gripe A, incluidos subtipos virales pandémicos potenciales en seres humanos. Sin embargo, no pue-de ser utilizada para tratar a la gente previamente expuesta, ya que el virus de la infl uenza suele ser potencialmente mortal. Una estrategia alternativa im-plica el tratamiento de pacientes con el anticuerpo monoclonal anti-HA2, pues el dominio HA2 de la hemaglutinina

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FM

Comisión de Bioseguridad

Coordinación de Investigación

Compañero académico:

En este regreso a las actividades en nuestra Facultad, se inicia la etapa 2 para la implementación, gestión, segui-

miento y evaluación de las medidas y acciones preventivas de control de la epidemia de infl uenza humana A (H1N1), por lo anterior consideramos importante que conozcas y te asegures que se cumplan las recomendaciones señaladas en el Manual para la Reanudación de Actividades Suspendidas por la Emer-gencia Sanitaria. Universidad Nacional Autónoma de México. Comité Universitario para la Atención de la Emergencia Sani-taria (mayo 2009 ver. 1). En particular queremos hacer notar las siguientes recomendaciones:

1.- Comparte esta información, participa y propicia que tus compañeros de trabajo (académicos, trabajadores administra-tivos y estudiantes) se involucren en las actividades reco-mendadas.

2.- LIMPIA TU ÁREA DE TRABAJO (Laboratorio, cubículo, ofi cina, etcétera) de acuerdo con el punto 6.3 del Manual referido.

• Limpieza y desinfección de instalaciones• Se recomienda limpiar y desinfectar las siguientes insta-

laciones y equipo (lista enunciativa, no limitativa):• Laboratorios.- Se recomienda la participación de los res-

ponsables de los laboratorios en las labores de limpieza y desinfección.

• Limpieza y desinfección de mesas de trabajo, bancos y equipos.

• Limpieza y desinfección de apagadores, manijas de llaves de gas, agua y aire.

• Limpieza y desinfección de puertas y chapas de cubículos.• Desinfección de jaladoras de ventanas.• Limpieza y desinfección de monitores, CPU y teclados de

computadoras.

Para la desinfección, se recomienda:• Usar cloro doméstico diluido (una parte de cloro por 99

de agua), o• Alcohol industrial no bebible al 70 por ciento, o• Etanol al 70 por ciento (alcohol doméstico).• Utilizar guantes de hule y lavarlos frecuentemente con

agua y jabón o cloro diluido (una parte de cloro y 99 partes de agua).

• En caso necesario, usar botas de hule y lavarlas de la misma manera que los guantes.

• Usar tapabocas en lugares sin ventilación.

Para la limpieza de superfi cies (pizarrones, picaportes, pupitres, teléfonos, elevadores, mesas, escritorios, sillas y

otros), emplear un trapo humedecido en: solución de jabón limpio y otro humedecido en cloro con agua (misma concen-tración que para limpieza de guantes).

Si se usa Lysol, diluir con 20 partes de agua.

Para el equipo de cómputo:• Realizar la limpieza con guantes.• Al inicio de las labores diarias, limpiar con etanol al 70

por ciento a través de algún paño.• Para mantener limpio el equipo de cómputo se recomien-

da que los alumnos se laven las manos antes de usar el equipo (agua y jabón, preferentemente, o con gel de alcohol).

• Se puede considerar el uso de guantes de plástico para los usuarios y/o envolver el teclado y el ratón con película plástica (tipo Egapack o Kleenpack)

• Colocar pedazos de película plástica, con cinta adhesiva en los extremos, sobre los botones de encendido de monitor y CPU, reinicio de CPU, expulsión de unidad de disco compacto/DVD, botones de impresoras y otros equipos.

• No se recomienda usar aire comprimido para limpiar los equipos; son preferibles las aspiradoras.

• Anotar en la bitácora la fecha y hora en que se realizó cada labor de limpieza.

3. Mantén ventilada tu área de trabajo.

4. Lava tus manos frecuentemente con agua y jabón o con gel de alcohol, no uses detergente.

El atender estas recomendaciones permitirá alcanzar la etapa 3 “Declaración de normalidad”.

“Las experiencias vividas durante la contingencia deben ser valoradas como una oportunidad de aprendizaje indivi-dual y social que nos permita avanzar en la construcción de una cultura de la salud, en la que resulta fundamental la capacidad de trabajo colaborativo para enfrentar las situa-ciones de emergencia.

Mediante la realización de las acciones propuestas, las es-cuelas ratifi can su tarea de formar a las futuras generaciones y prepararlas para un mundo que requiere acciones para el cuidado de la salud y del medio ambiente” (SEP Manual para directivos escolares con orientaciones sanitarias para supe-rar la contingencia por infl uenza).

“POR MI RAZA HABLARÁ EL ESPÍRITU”

EL SECRETARIO TÉCNICO

DOCTOR GUILLERMO ROBLES DÍAZ

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El 21 de abril de 2009 el Morbidity and Mortality Weekly Report publicó que

los días 15 y 17 de abril, los centros para el control y prevención de enfer-medades de Estados Unidos de América (CDC, por sus siglas en inglés) identifi -caron, en California, dos casos de infec-ción por virus de infl uenza A (H1N1) de origen porcino, caracterizado por una nueva combinación de segmentos de genes virales de infl uenza A humana y porcina. Ninguno de los casos reporta-ron contacto directo con cerdos.

Dos días después, el 23 de abril la Se-cretaría de Salud confi rmó la presencia en México de una epidemia de infl uen-za, con la consiguiente toma de medidas de distanciamiento social (suspensión de clases en todos los niveles, no asisten-cia a restaurantes, bares, cines ni otros lugares concurridos). Esta respuesta se dio al conocer los resultados de mues-tras enviadas a Canadá para su análisis. Donde se informó la presencia del nuevo virus de infl uenza que reportó Estados Unidos de América en días previos.

De los virus de infl uenza porcinos el subtipo más común es el H1N1, pero hay otros subtipos que circulan entre los cer-dos como el H1N2, H3N1, H3N2. Algunos cerdos se pueden infectar con más de un subtipo de virus lo que permite que se mezclen los genes. Aunque los virus de la infl uenza de origen porcino nor-malmente infectan a los cerdos, algunas veces cruzan la barrera de especie para causar enfermedad en humanos.

Del 11 de marzo al 2 de abril se repor-tó un brote en la población de la Gloria en Perote, Veracruz. En esta comunidad de 2 mil 243 habitantes se reportaron 591 casos con diagnóstico de infección de vías respiratorias aguda sin reportar-se hospitalizaciones ni defunciones. El análisis de las muestras de los pacien-tes mostraron positividad para infl uen-za H3N2, B, D y parainfl uenza, pero en

Acerca de la epidemia de influenza A H1N1 en México

Reyna Lizette Pacheco-Domínguez * y Malaquías López Cervantes **

Colaboración

un caso, correspondiente a un niño de cuatro años, se encontró una muestra positiva para el nuevo virus H1N1.

El 9 de abril se reportó que una mujer de Oaxaca, de 39 años, fue hospitalizada por complicaciones de infección respirato-ria aguda y resultó también corresponder al nuevo virus de infl uenza tipo A.

El 12 abril, México notifi có a la Orga-nización Panamericana de la Salud/Or-ganización Mundial de la Salud el brote ocurrido en la Gloria, el 16 de abril se confi rmó la existencia de casos atípicos en varios lugares y se inició la alerta epidemiológica en México, para infl uen-za estacional y neumonía atípica grave. En el Instituto Nacional de Enfermeda-des Respiratorias (INER) y en San Luis Potosí se reportaron también concen-traciones altas de casos.

Hasta el 13 de mayo el virus se ha-bía diseminado por todo el territorio nacional, Estados Unidos de América, Canadá y 33 países más. En México se habían confi rmado 2 mil 656 casos y 64 muertes debidos a infl uenza A H1N1. Los síntomas repor-tados en orden de frecuencia son: fi e-bre (91.7 por cien-to), tos (86.7 por ciento), disnea (76.7 por ciento), expectoración (58.3 por ciento), ataque al estado general (56.7 por ciento), mialgias (33.3 por cien-to), cianosis (31.7 por ciento), rinorrea (28.3 por ciento), hemoptisis (26.7 por ciento), cefalea (23.3 por ciento), dolor torácico (16.7 por ciento), odinofagia (15.0 por ciento), vómito (10.0 por cien-to), obstrucción nasal (5.0 por ciento),

Continúa...

hiperemia conjuntival (3.3 por ciento) y diarrea (1.7 por ciento).

Entre el 13 de marzo y el 13 de mayo se han confi rmado 2 mil 656 casos de infl uenza A H1N1. Del total de casos, 2 mil 194 (82.6 por ciento) se presenta-ron entre el 13 de abril y el 7 de mayo (25 días), observándose que mil 466 casos se concentraron entre el 23 y 29 de abril (siete días). El 49.7 por ciento de los casos confi rmados a la fecha son mujeres, el grupo de edad con mayor casos reportados es de 0 a 19 años (mil 211) siguiéndole el grupo de 20 a 29 (439) y en cuanto a escolaridad, 43.9 por ciento tenía primaria, 19.3 por cien-to secundaria, 19.3 por ciento bachille-rato, 10.5 por ciento profesional y 7 por ciento ninguna. Los estados de la Repú-blica que más casos han registrado son:

Distrito Federal (52 por ciento), Estado de México (7 por ciento), Hidalgo (6 por ciento) y San Luis Potosí (6 por ciento) (ver fi gura 1).

De los 2 mil 656 casos, 2.4 por ciento han fallecido (64) y se registraron en-tre el 10 de abril y el 7 de mayo. El 50 por ciento se presentaron entre el 23 de abril y el 29 de mayo. El 54.7 por ciento

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fueron mujeres, y el 79.3 por ciento de los pacientes fallecidos se encontraba entre 20 y 54 años. Asimismo, los esta-dos que han reportado muertes son el Distrito Federal, Hidalgo, San Luis Po-tosí, Tabasco, Veracruz y Zacatecas (ver fi gura 2).

La OMS, al 14 de mayo, ha reportado 6 mil 497 casos de infl uenza A H1N1 en 33 países. En Estados Unidos de Améri-ca se han confi rmado 4 mil 298 casos y tres muertes a lo largo de 47 estados. Canadá ha confi rmado 389 casos y una muerte. Costa Rica ha reportado ocho casos confi rmados y una muerte. Los siguientes países han reportado ca-sos confi rmados sin muertes: Alemania (12), Argentina (1), Australia (1), Aus-tria (1), Brasil (8), China (4), Colombia (7), Cuba (1), Dinamarca (1), El Salva-

dor (4), España (100), Finlan-dia (2), Francia (14), Guatemala (3), Irlanda (1), Israel (7), Italia (9), Japón (4), Holanda (3), Noruega (2), Nueva Zelan-da (7), Panamá (29), Polonia (1), Portugal (1), Reino Unido (71), República

de Corea (3), Suecia (2), Suiza (1), y Tailandia (2).

En México, aparentemente la epide-mia ha cedido. En el resto del mundo la situación es distinta. Estados Unidos de América ya tiene más casos que nosotros y en países como España y el Reino Unido parece haberse ya establecido en forma consistente la transmisión de la enfer-medad. Por esto último, es decir, por existir transmisión sostenida en más de dos países y en más de un continente, la OMS decretó el día 29 de abril pasado la fase 5 de los niveles de pandemia. Esta condición y el paso eventual a fase 6, de alerta máxima, no afectan a México por el momento.

Es importante refl exionar acerca de lo ocurrido con esta epidemia. Aunque se ha logrado contener hasta el momento, nuestro sistema de salud mostró defi -

ciencias en las cuales deja al descubier-to la fragmentación de éste, la falta de sufi ciencia en cuanto recursos humanos y materiales, la desigualdad en el acce-so a los servicios de salud, y sobre todo, la falta de respuesta oportuna ante un escenario que nos tomó desprevenidos.

Lo más importante, ahora, es prepa-rarnos para el posible regreso del virus A H1N1, lo que podría suceder a más tar-dar cuando inicie la nueva época de frío a fi nales de este mismo año.

Referencias:Centros para el control y prevención

de enfermedades de Estados Unidos de América (CDC). H1N1 Flu (Swine Flu). 14 de Mayo de 2009.

Novel Swine-Origin Infl uenza A (H1N1) Vi-rus Investigation Team. Emergence of a No-vel Swine-Origin Infl uenza A (H1N1) Virus in Humans. N Engl J Med. 2009; 361: 1–10.

Organización Mundial de la Salud. Infl uenza A (H1N1) – update 28. 14 de Mayo de 2009.

Secretaría de Salud de México. Situa-ción actual de la Epidemia de Infl uenza A (H1N1). 14 de Mayo de 2009.

Secretaría de Salud de México. Brote de Infección respiratoria aguda en la lo-calidad La Gloria, municipio de Perote, Veracruz. Mayo de 2009.

World Health Organization. Outbreak news: Swine infl uenza. Weekly Epidemio-logical Record. 2009; 84(18): 149-160.

* Académica ** Jefe, Unidad de Proyectos Especiales de Investigación, FM, UNAM

Alumnos, académicos y

administrativos cuidamos

nuestra salud

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Continúa...

La participación de la sociedad fue fundamental para el control de la epidemia: doctor Pablo Kuri

Jessica Guzmán y Lili Wences

Entrevista

“Hay que aplaudir la respuesta de los mexicanos y, en par-ticular, de la comunidad universitaria, ante las medidas

adoptadas por la emergencia sanitaria debido al brote de infl uenza A (H1N1), eso demuestra nuevamente que en sa-lud, sin la participación social, no se pueden tener resulta-dos efectivos”, afi rmó el doctor Pablo Kuri Morales, profesor de pregrado y posgrado de la Facultad de Medicina (FM) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

En entrevista para la Gaceta, aseguró que las disposicio-nes emitidas por la Secretaría de Salud (Ssa) contribuyeron a evitar una situación similar al modelo presentado por la Organización Panamericana de la Salud, la cual previó en un escenario moderado el deceso de 8 mil personas en las primeras ocho semanas.

Pese a que un porcentaje de la población consideró que “se sobre reaccionó”, consideró que la mayor parte (80 por ciento según encuestas publicadas en diarios) estuvo de acuerdo con las decisiones tomadas por las autoridades sanitarias, pues al ser un virus desconocido no se podía prever lo que iba a pasar.

Por eso, una vez que se detectaron brotes de infl uenza fuera del tiempo en que se presenta la de tipo estacional, se realizó un cerco epidemiológico en el cual se buscó “a todos los que estaban alrededor de un caso ya confi rmado, con el fi n de ver si desarrollaban la enfermedad”, y tratarlos para evitar la propagación del virus.

El doctor Kuri —quien ha asesorado a la Ssa desde el inicio de la emergencia sanitaria, luego de que esa institución solicitara a la UNAM el apoyo de nuestro experto— recordó que una vez que se confi rmó la presencia inhabitual de casos, se concluyó que era una epidemia y se emitieron las recomendaciones: distanciamien-to social, lavado frecuente de manos, estornudo adecuado, evitar saludar de beso y de mano, no asistir a lugares concurridos, no automedicarse y, en caso de que se presentaran síntomas relacionados con la infl uenza, se ausentaran de sus lugares de trabajo y acudieran al médico.

Asimismo, el uso de cubrebocas es una medida que en combinación con otras ayuda en la prevención de la diseminación de los gérmenes, por lo que su utili-zación es conveniente en lugares no controlados, como el transporte público, los centros de entretenimiento y los mercados.

Ante la interrogante de si habrá un repunte más adelante de la enfermedad, explicó que, en el caso de la infl uenza estacional, su presencia se registra todo el año y con mayor intensidad en invierno, por lo que es normal el aumento de casos de diciembre a marzo. Por ello, dijo, es necesario mantener la vigilancia epidemio-lógica para observar que su comportamiento no esté fuera de lo previsto.

– ¿Qué peligro hay de que se presenten al mismo tiempo la infl uenza estacional y la de tipo A (H1N1)?

“Esta última es una infl uenza humana, y nadie puede decirlo, pero lo más proba-ble es que se convierta en una infl uenza estacional normal, aunque puede haber algún cambio genético que la haga más agresiva, para eso habrá que esperar, to-davía no se puede determinar.

“Sabemos que es un virus, que su ori-gen pudo ser en California (Estados Uni-dos de América); conocemos las cadenas y que hay dos variedades de la misma cepa. Pero el virus de la infl uenza muta todo el tiempo, por eso hay que vacunarse to-dos los años, principalmente los grupos de riesgo establecidos (niños menores de tres años y adultos mayores de 60).

“De acuerdo con las recomendaciones y el análisis que realice la Organización Mundial de la Salud (OMS), seguramente habrá una nueva recomendación especí-

• Los académicos y los futuros médicos deben promover las medidas de higiene como hábitos• La UNAM debe ser líder en las investigaciones sobre el virus

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fi ca para esta cepa en particular, pero para eso falta algún tiempo porque hay que ver cómo termina el comportamiento de la misma.”

Las medidas no sólo previenen la infl uenza

El también presidente de la Sociedad Mexicana de Salud Pública sugirió a la comu-nidad de la FM recordar que las medidas preventivas, principalmente el lavado de manos, no sólo evitan la infl uenza, sino también enfermedades gastrointestinales y otras respiratorias.

“Son medidas que nadie puede hacer por nosotros; entonces, es importante re-cordar a los estudiantes, y al personal académico y administrativo de la Facultad y de la Universidad estas recomendaciones que son realmente sencillas, para que las sigan realizando más allá de que se acabe la fase aguda de este brote”, indicó.

Son acciones, añadió, que deben ser promovidas a partir del quehacer médico en la sociedad, principalmente en los niños y jóvenes, para que las incorporen a su estilo de vida y formen parte del autocuidado de la salud.

Destacó que ante la presencia de nuevos virus, los estudiantes, como futuros responsables de la salud, tienen que estar preparados porque en medicina el cono-cimiento cambia cada día, por lo que deben “leer, leer y seguir leyendo; actualizarse constantemente; aprender a tomar decisiones clínicas, de salud pública o del área en que se desenvuelvan dentro de la profesión médica, con base en la evidencia cientí-fi ca, y cuando se desconoce algo decir ‘no sé’ y ponerse a estudiar para saber”.

La infl uenza A (H1N1) con tendencia a la baja

En 2005, la Ssa publicó el Plan Nacional para la Preparación y Respuesta ante una Pandemia de infl uenza, en su primera versión, y posteriormente lo actualizó, con lo que cumplió con las recomendaciones de la OMS.

El doctor Kuri fue el coordinador del grupo de trabajo que elaboró dicho documento, cuyas acciones fueron instrumentadas desde el inicio de la emergencia sanitaria.

Sin embargo, al ser un virus nuevo, los estudios que se realizan apenas están brindando información sobre qué tan letal es; por lo pronto, ya se sabe que su índice de transmisibilidad es de 1.4 (el de la estacional es de 1.3) y que muta prác-ticamente de generación en generación.

Consideró que la UNAM, que ya participa en un comité científi co de investiga-ción, debe tener liderazgo en los estudios que darán a conocer datos que por el mo-mento no se saben del virus, como: por qué se han registrado más casos en adultos jóvenes, por qué se reportaron más personas enfermas del virus en la ciudad de México, y si se puede crear una vacuna, entre otros.

En tanto, dijo, los reportes de las autoridades sanitarias indican que la epide-mia por infl uenza A (H1N1) va en “franco descenso”, pero la población debe estar atenta a las recomendaciones que se den. “Mientras no veamos un repunte en las próximas semanas, que es lo esperado, llegará un momento en que ya será parte de la sociedad, pero ya no por picos o brotes, sino estará ahí circulando, porque ya es una infl uenza humana”, fi nalizó.

Síntesis curricular

Pablo Kuri es médico cirujano y maestro en Ciencias Sociomédicas con Énfasis en Epidemiología por la Facultad de Medicina de la UNAM. Cuenta con un diplomado en Gerencia en Salud Pública por The Rollins School of Public Health of Emory Uni-versity, Centers for Disease Control and Prevention, Atlanta, Georgia.

Es especialista en Salud Pública, con certifi cación y recertifi cación por el Conse-jo Nacional de Salud Pública, A.C. Cursó el Programa Especial de Alta Dirección para Mandos Superiores Estatales y Federales de la Ssa, en el Instituto Panamericano de Alta Dirección de Empresa de la Universidad Panamericana.

Fue jefe de la Unidad Nacional de Investigación de la Gerencia de Servicios Médicos en Petróleos Mexicanos (1991-1994); director general de Epidemiología de la Subsecre-

taría de Prevención y Control de Enferme-dades, Ssa (1997-2006), y director general del Centro Nacional de Vigilancia Epide-miológica y Control de Enfermedades de la Ssa (2007-enero 2009).

Actualmente es presidente de la Socie-dad Mexicana de Salud Pública y asesor del secretario de Salud para enfrentar la emergencia sanitaria. Es profesor de pregrado y posgrado de la FM, UNAM; académico numerario de las academias Mexicana de Cirugía y Nacional de Me-dicina.

Ha sido asesor, tutor y cotutor de te-sis de maestría y doctorado. Es miembro de 56 sociedades médicas y académicas, y entre sus cargos destacan: su colabo-ración en el Consejo Técnico del Examen General de Calidad Profesional para Mé-dicos Generales del Centro Nacional de Evaluación para la Educación Superior, A.C. (octubre 1996); representante de México dentro del G7 en el Global Health Security Action Group), y responsable de la respuesta ante el bioterrorismo den-tro del Comité Nacional para la Seguri-dad en Salud.

Cuenta con 39 participaciones como sinodal en diversos jurados a nivel es-pecialidad, maestría y doctorado. Fue distinguido por su participación en la elaboración del Plan de Estudios de 1985 de la carrera de Médico Cirujano en la UNAM.

Ha participado en 20 publicaciones como primer autor de artículos publica-dos en revistas de circulación nacional e internacional. Además, tiene 158 par-ticipaciones como ponente en eventos tanto a nivel nacional como en el ex-tranjero. Ha impartido 111 cursos como profesor titular, adjunto y asociado.

Dentro de las actividades de consul-toría, dictamen y revisión colaboró en 16 arbitrajes, entre ellos consultor para las Naciones Unidas en la elaboración del Plan Nacional para la Reducción del Consumo Ilícito de Drogas de Bolivia (mayo-junio 1992).

Entre los reconocimientos a su traba-jo destacan: 20 años de servicios aca-démicos en la UNAM (enero 2006), y el agradecimiento del Ministerio de Salud de Canadá y de Secretariat for the Global Health Security Initiative, por la organi-zación de la Tercera Reunión Ministerial de Salud, Seguridad y Bioterrorismo (di-ciembre 2002).

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Colaboración

¿Usar o no usar cubrebocas? ¡He ahí el dilema!

Doctor Melchor Sánchez Mendiola *

“¿Quiénes somos? Los del cubrebocas. Una prenda nos unifi ca y revela novedades:

los ojos de Lorena son más hermosos. Y cuando el cubrebocas reposa en su cuello,

recuperamos el milagro de ver un rostro. ¿Qué lección dejará la enfermedad? Entre

otras, el renovado asombro de vernos cara a cara”. Juan Villoro

¿Qué opina Usted, debemos usar cu-brebocas en estos días de azarosa

incertidumbre?, y más allá de su opi-nión, ¿lo usa?, ¿cuándo y cómo?, ¿re-cibió entrenamiento técnico para su uso correcto? Las respuestas a estas preguntas comprenden un abanico am-plio de posibilidades, y lo más proba-ble es que una porción substancial de la población mexicana lo use porque los demás lo hacen, porque parece lógico si tenemos miedo de contagiarnos de una enfermedad que puede invadirnos por las mucosas de boca y nariz, porque parece lo políticamente correcto, o por-que lo hemos escuchado de labios de un “experto” (quien probablemente lo dijo ¡sin usar cubrebocas!)

¿Qué hacer ante esta inevitable de-cisión que debemos tomar todos los días ante la epidemia?, ¿después de vestirme y no ponerme la corbata me coloco el cubrebocas?, ¿debemos hacer algo sólo porque los demás lo hacen o porque algún experto nos lo dice? Tra-dicionalmente los profesionales de la medicina tomamos nuestras decisio-nes basándonos en nuestra experien-cia personal, la lógica fi siopatológica y/o la evidencia científi ca publicada relevante al tema. En estas líneas haré unas breves consideraciones relativas a las publicaciones sobre el tema, con la salvedad de que decisiones de este tipo tienen un fuerte componente psicoló-gico, antropológico, simbólico y social, después de todo el usar cubrebocas es

algo muy visible, a diferencia de otras acciones como el lavarnos bien las ma-nos cuando nadie nos ve.

Sin pretender hacer una revisión sis-temática sobre el tema, les recomien-do primero revisar las guías del Centro de Control de Enfermedades de Estados Unidos (CDC) disponibles en http://www.cdc.gov/h1n1fl u/espanol/mascarillas.htm y las del sitio http://www.pandemicfl u.gov/plan/community/maskguidancecom-munity.html, que son probablemente las de mejor ca-lidad sobre el tema, y en las que es-tán basadas muchas de las recomen-daciones pu-blicadas en la literatura internacional y nacional. Aunque como profesionales de la salud, creo que es nuestro im-perativo éti-co hacer el esfuerzo de ir un poco más allá y buscar la literatura original que arroje algo de luz sobre el problema.

Si consideramos el uso de cubrebocas como una intervención terapéutica o pre-ventiva, una de las primeras fuentes de información a consultar debe ser la Biblio-

teca Cochrane, disponible en la Facultad de Medicina en el portal de la Biblioteca Médica Digital. Es importante hacer no-tar que la Colaboración Cochrane a nivel mundial ha puesto a disposición de la comunidad internacional todo el material relacionado con la infl uenza (revisiones sistemáticas, podcasts, presentaciones) de manera gratuita en su portal http://co-chrane.org/news/articles/infl uenza_2009.html, por lo que es importante darse una vuelta en su sitio web.

En cuanto a los cubrebocas, hay una revisión sistemática de Jefferson y cola-boradores titulada “Intervenciones para frenar o reducir la propagación de virus respiratorios”, en la que se recuperaron los artículos completos de 138 ensayos, incluidos 49 artículos de 51 estudios.

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La calidad de los ensayos controlados aleatorios (ECA) era defi ciente; los es-tudios observacionales eran de calidad mixta. Sólo se pudo realizar el metanáli-sis de los datos de casos y controles. Se buscaron todas las intervenciones para prevenir la transmisión de virus respi-ratorios (aislamiento, cuarentena, dis-tanciamiento social, barreras, higiene y protección personal).

El diseño de estudio incluía ECA, es-tudios de cohorte, de casos y controles, cruzados, así como de series de tiempo y de tipo antes y después. Los seis estu-dios de casos y controles indicaron que el empleo de barreras contra la trans-misión, el aislamiento y las medidas higiénicas fueron efi caces para conte-ner las epidemias de virus respiratorios. Las pruebas sobre la superioridad de las máscaras N95 (que son más incómodas y caras) sobre las máscaras quirúrgicas simples fueron limitadas. En resumen no encontraron evidencia con-tundente de que las máscaras simples por sí solas, sin otras intervenciones higiénicas preventivas, tuvieran efecto clínicamente importante.

No podemos dejar de hacer una bús-queda en la base de datos más impor-tante de ciencias de la salud, Medline, en www.pubmed.gov. Ellos han coloca-do en su página un apartado especial en donde agrupan recursos sobre la in-fl uenza A H1N1, también es recomenda-ble explorar estos recursos. Utilizando la siguiente estrategia de búsqueda: (“Masks”[Mesh] OR “Respiratory Pro-tective Devices”[Mesh]) AND “Infl uen-za, Human”[Mesh] se identifi caron 37 referencias, al revisarlas hay tres que llaman la atención: • Van der Sande M, Teunis P, Sabel R. Pro-

fessional and home-made face masks reduce exposure to respiratory infec-tions among the general population. PLoS ONE. 2008 Jul 9;3(7):e2618. Esta publicación está disponible de texto completo en Public Library of Science (www.plosone.org ), bajo el esquema de “acceso abierto”.

• Cowling BJ, Fung RO, Cheng CK, et al. Preliminary fi ndings of a randomized trial of non-pharmaceutical interven-tions to prevent infl uenza transmission in households. PLoS ONE. 2008 May

7;3(5):e2101. Disponible también en PLoS.

• Aledort JE, Lurie N, Wasserman J, Bozzette SA. Non-pharmaceutical public health interventions for pan-demic infl uenza: an evaluation of the evidence base. BMC Public Health. 2007 Aug 15;7:208. Se trata de una revisión sistemática de la literatu-ra y consenso de expertos sobre el tema, disponible de texto completo en BioMedCentral (www.biomedcentral.com/1471-2458/7/208) bajo el esque-ma de “acceso abierto”. Por motivos de espacio me limitaré

a invitarlos a explorar estos documen-tos, la revisión sistemática de Aledort y colaboradores concluye que el uso de cubrebocas por la comunidad en general cae en el apartado de “intervenciones no recomendadas”, y el único ensayo controlado con asignación al azar re-ciente que encontré del tema (el ar-tículo de Cowling y colaboradores) no encontró diferencia signifi cativa entre cubrebocas, higiene de manos y grupo control, aunque reconocen que se trata de un estudio piloto con modesto tama-ño de la muestra.

Al leer el artículo de Cowling en donde afi rma que su estudio piloto iba a servir de base para el estudio princi-pal en 2008, decidí enviarle un correo electrónico (él trabaja en la Universi-dad de Hong Kong en China) para pre-guntarle si ya tenía datos de su nuevo estudio. ¡En menos de media hora tenía la respuesta en mi buzón! (gracias, In-ternet). En sus datos preliminares ha encontrado que lo más efectivo son las intervenciones c o m b i n a d a s , seguido por el lavado de ma-nos. En cuanto al cubrebocas parece ser que son útiles para el “caso índice” (para reducir la transmisión a otros) pero no lo es para los contactos (para prevenir su in-fección). En fi n,

*Secretaría de Educación Médica, Facultad de Medicina, UNAM

esperaremos la publicación de sus da-tos defi nitivos.

Como ocurre con frecuencia, el revi-sar la literatura científi ca original nos deja una sensación de incertidumbre, la difi cultad conceptual de generalizar re-sultados de trabajos publicados en otras latitudes a nuestra realidad nacional y la frustración de no encontrar una respues-ta contundente que convenza a todos (los expertos, las autoridades, la socie-dad). Por otra parte, es aparente que no existe evidencia clara de la utilidad del uso de cubrebocas por la población gene-ral para sus actividades cotidianas (si a esto añadimos que las recomendaciones del CDC aplican sólo para los cubrebocas aprobados por la Food and Drug Admi-nistration (FDA), es difícil argumentar que todos usemos cubrebocas caseros o de dudosa procedencia y calidad, aun-que sean obras de arte).

En resumen, no es necesario que todo mundo use cubrebocas para la convivencia social y laboral habitual (la situación cambia en los hospitales o con pacientes realmente enfermos), son mucho más importantes la combina-ción de medidas preventivas higiénicas (a las que el cubrebocas por sí solo no parece añadir gran ventaja). Recupere-mos la sonrisa visible, no ocultemos esa parte tan importante de la comunica-ción entre seres humanos que es la no verbal. No vale la pena ocultar nuestras expresiones para usar un aditamen-to sólo porque está de moda, es mejor transmitir optimismo (que se refl eja en el rostro) que miedo (que se refl eja en la conducta).

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El director general de Servicios Médicos

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“Nos hemos estado preparando para este regreso a clases”, enfatizó el doctor Héctor Fernández Varela, director gene-

ral de Servicios Médicos de la Universidad Nacional Autónoma de México.

En entrevista para la Gaceta, habló de los posibles escena-rios, situaciones, circunstancias y acciones que seguirá dicha Dirección para atender la emergencia sanitaria.

Consideró que durante el regreso a las actividades segui-rán atendiendo alrededor de 300 a 350 consultas diarias en el Centro Médico y otras tantas en los servicios de las unidades externas o los planteles metropolitanos, que son 23.

“Otro escenario es que a pesar de la emergencia sanitaria, contemplamos que haya menos alumnos y menos consultas, porque muchos ya están en exámenes.

“Un tercer escenario —que esperamos no se dé— es que, de repente, llegue una abrumadora cantidad de consulta deri-vada de jóvenes que tienen problemas. No lo creemos porque el periodo de suspensión de clases también cortó el de trans-misión de la epidemia. A los jóvenes sintomáticos se les ha pedido, a través de sus correos electrónicos, que no acudan a la Universidad hasta que estén dados de alta por su médico tratante.”

Comentó que antes del regreso reunió a todos los galenos de los planteles para darles indicaciones de su trabajo, cómo deben hacerlo y cómo han de protegerse con los cubrebocas.

“Hemos comprado caretas de tipo odontológico para que se protejan con ellas en la exploración de los pacientes con cuadros respiratorios, y todo nuestro personal está adiestra-do para manejar los casos sospechosos que se presenten.”

Dando por entendido que todos los estudiantes universita-rios tienen derecho a los servicios del Seguro Social, y cada uno de ellos tiene su número de adscripción y clínica corres-pondiente, en un caso dado se remitirá a su unidad. Si se trata de un trabajador o académico se enviará a su unidad del Ins-tituto de Seguridad y Servicios Sociales para los Trabajadores del Estado, y en caso de no ser derechohabientes de alguna de estas instituciones, se remitirán a las unidades de la Secre-taría de Salud que están atendiendo, como son el Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias, el Hospital General “Manuel Gea González”, el Hospital General de México, y, en la zona norte de la ciudad, el Hospital Juárez.

Al preguntarle sobre la enfermedad, explicó que hay una gran serie de infecciones respiratorias agudas, casi siempre de la parte superior de las vías respiratorias, que están pro-ducidas por una gran gama de diversos virus.

Entrevista

Acciones de la Dirección General de Servicios Médicos para el regreso a las actividades

María Elena González

“Los virus son organis-mos sumamen-te pequeños, pero cada uno de ellos tiene características distintas, so-bre todo en su compos ic ión genética y en su capacidad para infectar. A veces pue-den afectar al-gunas especies animales y otros infectan a personas.”

Los de la infl uenza son de tres tipos, descifrados en A, B y C, y hay otros que producen una gran cantidad de in-fecciones respiratorias menos graves, como son las gripas. En cambio existen algunos específi cos de infl uenza que se presentan en la estación fría del año, por lo que la afección se llama “infl uenza estacional”, provocada por los tres virus mencionados.

“El más frecuente es el virus A y de éste también hay muchas variedades. La infl uenza estacional es normalmente H1N1, de acuerdo con las proteínas que contiene, pero ahora, de repente, hubo un cambio que no sabemos si es una mu-tación o recomposición de esas proteínas del virus que, de repente, se salió de los patrones normales de la infl uenza es-tacional porque ya no fue en invierno, sino en época caliente, y se vio que era diferente al virus estacional.”

— ¿Cuál es la razón de la causa de muerte?“Los pacientes que se han muerto es porque han tenido un

grave ataque al estado general, pero casi siempre va acom-pañado de otra cosa y muy probablemente la infección viral inicial se complica con una bacteriana que agrava la situación a una neumonía, y esto es lo que produce la muerte. Hay ca-sos en que se sabe que el único responsable fue el virus, que fue sufi cientemente agresivo como para destruir el pulmón e impedir que la persona pudiera tener el aporte de oxígeno necesario para vivir.”

— En el caso de la comunidad, ¿se ha tenido noticia de algún miembro infectado?

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“Aquí no, pero sí sé que en la página universitaria se han reportado varios casos que han dicho estar enfermos y que les comprobaron la enfermedad.”

Sobre las medidas que se han de tomar, dijo que son las dadas por la Secretaría de Salud, que es la autoridad sani-taria y la encargada de decir cómo debemos comportarnos. Fundamentalmente recomendó a la comunidad que los que estén enfermos se abstengan de asistir al trabajo o a cla-ses, aumenten el cuidado higiénico, y usen cubrebocas para evitar que el virus que viaja en la saliva contagie a otra persona.

En lo que se refiere a la asistencia a clases, lo más importante es que se acuda a ellas, no socializar mucho y abandonar el salón para que pueda ser ventilado y limpia-do en cada cambio de alumnos. Una vez que terminen sus labores estudiantiles se retiren a sus casas, al igual que los académicos. No permanecer en un lugar más que lo necesario. Entre los muchachos, que no se intercambien celulares. Cualquier teléfono también hay que desinfec-

tarlo antes y después de utilizarlo, principalmente los públicos.

Enfatizó que cada uno de estos elementos es un factor peque-ño pero importante para contener la transmisión de la epidemia.

La Universidad ha preparado la página electrónica http://infl uenza.unam.mx en donde hay un apartado en el que la comunidad puede comunicarse con el fi n de que informen si están enfermos y dar seguimiento a su caso para evitar nuevos contagios. Comentó que no hay vacuna para esta nueva cepa de virus, pero sí un tratamiento que es bastante efectivo en los primeros días de la infección.

Recomendó no automedicarse, ya que el virus aprende a defenderse de los medicamentos útiles si se usan indiscrimi-nadamente, y después ya no sirven, de ahí que la prescripción debe ser precisa.

Cabe mencionar que la Dirección General de Servicios Mé-dicos participa en el Subcomité Científi co-Técnico del Comité Universitario de Atención a la Emergencia Sanitaria, instala-do por el rector para atender la infl uenza.

Todas las áreas han sido desinfectadas

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Hoy, como hace 91 años, México se enfrenta a la infl uenza. Y hoy como en aque-llos tiempos sufre las consecuencias de sus estrechas relaciones con su vecino

del norte, los Estados Unidos de América, origen y causa de sus emergencias sa-nitarias, que actualmente lo exhiben ante todos como el epifoco de una epidemia, cuyo elemento más perturbador para el mundo globalizado es la aparición de una nueva cepa, hasta hoy desconocida, del virus que provoca la infl uenza, en el marco de una nación cuya capital y zona conurbada cuenta con una población de 17 mi-llones de habitantes, y que hoy vive un estado de cuasi excepción ante el temor de una enfermedad muy contagiosa, que hace inútil la utilización de las vacunas exis-tentes contra un mal que, con diferentes facetas, viene atacando con virulencia a la población del mundo.

Recordemos que, en 1918, Es-tados Unidos de América fue el sitio de donde se expandió una epidemia de infl uenza vulgar-mente conocida como “españo-la” y que diezmó a la población del planeta en el orden de 2 a 10 por ciento. En aquella época el origen fue un brote que comenzó en los campos de reclutamiento de soldados que estaban siendo adiestrados para asistir al tea-tro europeo de la Primera Guerra Mundial, y que se encontraban estacionados en Kansas y Texas, este último estado con frontera con México. La infl uenza se propagó de la población de El Paso, Texas, a los es-tados fronterizos de Nuevo León, Tamaulipas y Coahuila, a partir del 6 de octubre de 1918; bajó rápidamente por las rutas comerciales del norte hacia el sur del país y atacó masivamente a la población mexicana. En 1918 los médicos desconocían el origen de la enfermedad, pues solamente años más tarde, entre 1933 y 1954, se logró descubrir los tres grupos de virus A, B y C causantes de la infl uenza que, en México, al inicio del siglo XX produjo la muerte de aproximadamente 400 mil personas, en una época en la que en el país había una población total aproximada de 15 millones 120 mil habitantes. La cifra de muertos fue elevada, y representaba entre 2.5 y 3 por ciento de la población total.

El nuevo virus de la infl uenza porcina: su origen y cura

Hoy, como ayer, México vive un estado de emergencia, resultado de la aparición de una enfermedad que, aunque conocida, es nueva, pues el virus causante, a diferencia de los conocidos por nuestros abuelos, es una cepa desconocida que, ge-néticamente, es el resultado de una mutación que, en forma simbólica, representa nuestros más horribles temores respecto a la manipulación de los genes por parte

La epidemia de influenza porcina en México: aproximaciones a una historia que no concluye

Maestro Gabino Sánchez Rosales *

Colaboración

de la ingeniería biotecnológica del si-glo XXI. Precisemos, el virus causante de la infl uenza porcina que ataca en la actualidad a la población mexicana es conocido en los laboratorios de investi-gación y control de enfermedades como A H1N1, y posee una estructura genó-mica compuesta por genes del virus de la gripa de los cerdos, de origen euroa-siático, y por genes del de la gripa que

afecta a los seres humanos. En pocas palabras, está compuesto de gripa de cerdo y de humano que se transmite de persona a persona. ¿Cómo mutó o se re-combinó este virus?, a ciencia cierta nadie sabe.

En este sentido, la epidemia que sufre México es un campo de pruebas biológico, donde existen todas las condiciones para la investigación y experi-mentación de nuevos agentes causales de enfermedades muy contagiosas. En México hoy existen enfermos y cadáveres que permiten a los investiga-

dores de los laboratorios más avanzados de los Estados Unidos de América, Cana-dá y Europa, llevar a efecto pruebas de detección e identifi cación del virus res-ponsable de la actual epidemia que, por otra parte, representa un peligro real para las economías del mundo globali-zado, incluso en un nivel de desastre superior a la reciente crisis fi nanciera de los mercados de la Tierra.

Ése es el verdadero sentido de la preocupación de la Organización Mun-dial de la Salud (OMS) respecto a lo que acontece en México, un país de eco-nomía emergente donde existe un mal “extremadamente contagioso” que pue-de ser mortal y originar una pandemia que puede afectar a numerosos países,

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razón por la cual esa institución ha ofrecido su apoyo “por conducto de un comité de emergencia, con el fi n de enviar medicamentos y expertos” (La Jornada: abril 25, p. 3). La situación es tan grave hoy, que la OMS ha declarado una alerta epide-miológica en fase 5 sobre un máximo de 6, lo que signifi ca “que se trata de un virus potencialmente pandémico” (El Financiero: abril 28, p. 37).

Hoy, como en 1918, la población mexicana se enfrenta a un mal para el cual no existe un fármaco específi co. De ahí la convocatoria del gobierno del Distri-to Federal, por medio del Instituto de Tecnología, de ofrecer un premio de un millón de pesos “a la institución o el investigador que… desarrolle la vacuna correspondiente” (El Universal: abril 26, p. 10). A pesar de lo anunciado, se olvi-da, según especialistas, que “la produc-ción de un biológico efectivo contra esta variante viral tardará entre seis y doce meses” (La Jornada; abril 25, p. 3a). El motivo: “… como el virus es nuevo, producto de una mutación, la OMS deter-minó que la vacuna no es útil, pero los antivirales tienen efectividad completa; esto porque el virus tiene dos componentes: brisbae y euroasiático, y la vacuna sólo actúa contra el primero…” (La Jornada: abril 25, p. 3). Ésa es una de las claves que explican el ejercicio de una economía de la salud que descansa en la inequidad de las medidas terapéuticas que las autoridades federales ofrecen a la población, a la cual, sólo en caso de diagnóstico médico positivo comprobado por estudios de laboratorio, se le ofrece un tratamiento antiviral.

Nuevas epidemias: viejas medidas en el mundo capitalista

En el estudio histórico de las epidemias siempre existen similitudes entre el pasado y el presente. Durante la peste de 1348, que terminó con la vida de un tercio de la población europea, se utilizaron cercos sanitarios y cuarentenas entre la población de las ciudades infectadas. En el siglo XVI, Europa, y en par-ticular América, sufrieron hecatombes producto de nuevas enfermedades que, como la sífi lis, la viruela y el sarampión, diezmaron a los habitantes de ambos continentes. En realidad, la unifi cación microbiana del mundo puso en contacto a grandes poblaciones de gérmenes que ya circulaban desde tiempos muy antiguos entre Asia y Europa, y que con el descubrimiento del Nuevo Mundo encontraron en América un nicho ecológico excepcional. Más tarde, en el siglo XIX, el cólera fue la pandemia que se propagó por todas partes siguiendo las rutas comerciales del fl oreciente mercado mundial.

Hoy en un mundo globalizado, el temor a una pandemia por infl uenza es real, y por ello la OMS ha declarado que la situación “es muy grave y tiene un gran potencial pandémico” (El País: abril 26, p. 1). Por su lado, el Centro de Control y Prevención de Enfermedades de los EUA, situado en Atlanta, ha indicado que: “hay que estar preparados para lo peor”. La percepción sobre lo que ocurre en México para los dueños del dinero es alarmante. Por ello, el Banco Mundial ha resuelto apoyar al país con 205 millones de dólares “para combatir la expansión del virus de la infl uenza porcina” (El Financiero: abril 27, p. 1), que servirán para la adquisición de equipo epidemiológico y compra de medicamentos. Esto es parte del esfuerzo colectivo que intenta frenar los efectos de una epidemia que desafortunadamente es una pandemia. Así lo atestiguan los casos detectados en Estados Unidos, donde en Kansas, Nueva York, California y Ohio han aparecido muchos casos de infl uenza, que han obligado al gobierno de Barack Obama a decretar una “emergencia de salud pública” (La Jornada: abril 27, p. 359).

En España, el gobierno ha confi rma-do que “al menos ocho personas, que recientemente estuvieron en México, se infectaron con el virus de la porcina”. (La Jornada: abril 27, p. 37). Por su parte, Canadá anunció seis casos confi rmados

de contagio. Israel, Nueva Zelanda, Es-cocia y Australia mantienen estrecha vigilancia en un inde-terminado número de personas que presen-taban síntomas del mal. En Inglaterra un auxiliar de vuelo de la compañía British Airways procedente de México fue hospi-talizado con síntomas de la enfermedad (El Universal: abril 26, p.

4). Las líneas aéreas que van a Europa y Asia han dado instrucciones de impedir que “pasajeros que presenten síntomas de infl uenza puedan realizar su viaje” (La Jornada: abril 27, p. 14). Por ello, el Departamento de Estado de la Unión Americana “ha pedido a sus ciudadanos abstenerse de realizar viajes a México en los próximos 3 meses”. La medida parece acertada si imaginamos el potencial de contagio al recordar que del Aeropuerto Internacional “Benito Juárez” de la ciu-dad de México salen diariamente 70 mil pasajeros, que en decenas de horas pue-den llegar a las capitales de Europa, Asia, Latinoamérica e incluso África. Sobre los casos confi rmados de contagio a nivel internacional, todas las personas habían viajado al epifoco de la epidemia: Méxi-co, una nación de economía emergente que, ¡oh paradoja! a la recesión econó-mica que sufre —y que tendrá un impor-tante impacto en su economía, provo-cando presiones en el gasto corriente y mayor caída del producto interno bruto, que actualmente ya afecta su comercio y turismo— hoy debe sumar el dudoso pri-vilegio de exportar un virus nunca antes conocido por el hombre. De ahí el peso de las palabras del director gerente del Fon-do Monetario Internacional, Dominique Strauss-Kahn, quien desde Washington envió “su compasión al pueblo mexica-no, por lo que califi có como un terrible desastre” (El Financiero: abril 27, p. 5).

Continúa...

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El impacto de la epidemia en México: medidas preventivas

El jueves 23 de abril de 2009, el secretario de Salud de México anunció una emer-gencia sanitaria en el Distrito Federal y el Estado de México, en razón de existir casos comprobados de muertes causadas por el virus de la infl uenza porcina. Al día siguiente la prensa, con información de las autoridades, indicaba que “en 20 de los casos de 68 muertos estaba confi rmada la presencia de la cepa recién descubierta”. (La Jornada: abril 23, p. 3). La situación era de alarma, pues los casos detectados “en el Distrito Federal y la zona conurbada son mil cuatro, incluyendo a los pacien-tes del IMSS”. Hoy esas cifras se han modifi cado al aumentar sustancialmente, pues hasta el 28 de abril había 152 decesos de mil 995 infectados” (El Financiero: abril 28, p. 1). Frente a esa situación las autoridades ordenaron una serie de medidas que incluyen la suspensión temporal de clases en los niveles de primaria y secundaria. A esa iniciativa se sumó la Universidad Nacional Autónoma de México, al suspender sus actividades. Hoy esta medida se ha ampliado a todo el país. Por su parte, el gobierno del Distrito Federal recomendó a las personas evitar asistir a cualquier evento público. La medida se amplió por conducto de la Secretaría de Gobierno, al ordenar la “suspensión temporal de actividades durante el tiempo de la contingen-cia… en los establecimientos mercantiles ubicados en las delegaciones del Distri-to Federal que operan como restaurantes–bares, bares, lounges, cabarets, centros

nocturnos, discotecas y salones de baile… que constituyen un riesgo para la segu-ridad y salud de los concurrentes”. (El Universal: abril 23, p. 5). A partir de esto se han cancelado otras actividades en los días siguientes, como son la realización de conciertos de música, funciones de cine y teatro, y todo even-to público donde se concentren cientos de

personas: partidos de futbol que fueron jugados en estadios sin público y a puer-ta cerrada. Asimismo, las bibliotecas públicas también fueron cerradas y algunas ofi cinas gubernamentales dedicadas a la impartición de justicia, como la Junta Local de Conciliación y Arbitraje, el Tribunal Superior de Justicia y el Consejo de la Judicatura Federal. La referencia es obvia; ¡Ya se sabe, en México la justicia puede esperar! Incluso las medidas por la epidemia se extendieron a la suspensión de los actos religiosos, pues la Arquidiócesis Primada de México canceló la misa en la Catedral Metropolitana, la Basílica y en todas las iglesias del Distrito Federal. Agréguese a lo anterior que el presbítero de la Catedral, como en los tiempos de la Colonia, realizó una “procesión que con la imagen del Cristo de la Salud —la cual tiene 300 años — que se realizó alrededor de la Catedral Metropolitana” (La Jornada: abril 27, p. 13). La última vez que la imagen salió del templo fue en 1850, cuando el cólera azotaba la República. Hoy, la epidemia no cede y en términos de número, los casos aumentan, pues hasta el 27 de abril se han detectado mil 384 personas atacadas por la infl uenza. (La Jornada: abril 27, p. 3).

Viejas medidas, viejos problemas: la efi cacia de las medidas preventivas

La adopción de medidas contra las epidemias incluye siempre las de excepción. Tal es el caso del reciente decreto ofi cial que faculta a la Secretaría de Salud de México

a establecer “el aislamiento de personas que puedan padecer la enfermedad y de los portadores del germen de la misma por el tiempo que resulte estrictamente necesario…” También se faculta a las autoridades a ingresar “a todo tipo de local o casa habitación para el cumpli-miento de actividades dirigidas al con-trol y combate de la epidemia”. Debemos recordar que la coerción ofi cial es un in-grediente permanente de las recetas pre-ventivas en la historia de las epidemias. Así lo corroboran los hechos ordenados por el Consejo Superior de Salubridad de quemar la ropa y las chozas, y el tras-lado forzoso de población en Mazatlán durante la epidemia de peste bubónica de fi nales de 1902 y principios de 1903. En 1918, durante la epidemia de in-fl uenza española, el Departamento de Salubridad ordenó estricta cuarentena a buques y pasajeros que llegaran a los puertos del país. En 1850, durante el cólera, las autoridades prohibieron las reuniones públicas y todo consumo de frutas y carne de cerdo. En su conjunto, esas medidas nos recuerdan la actitud de los fl orentinos y venecianos que ante la peste pusieron en marcha po-líticas de sanidad que se sintetizaron en el famoso lema: “Oro, fuego y hor-ca”: oro para los costes, fuego para las casas y horca para los peligrosos, me-didas extremas para intentar contener enfermedades que, como la peste, el cólera o la infl uenza no respetan edad, condición, ni sexo. De ahí que desde tiempos atrás se recurra a la ideología del “control y orden” para enfrentar las contingencias. Esto sucedió en Milán en 1374, cuando se impuso una cuarentena a la población. Florencia, en 1400, im-puso el “pasaporte sanitario” para con-trolar el movimiento de población entre regiones limpias e infectadas.

Todo esto, aunque relativamente efi -caz, oculta la situación de fondo. Ninguna autoridad o nación tiene un sistema pre-ventivo efi ciente para enfrentar a las en-fermedades epidémicas, que como emer-gencias de salud pública revelan las fallas y tensiones de las sociedades que cruzan.

El miedo: el escenario que viene

Las epidemias alteran la vida cotidiana de los seres humanos y producen mie-

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do, temor y enojo, pues nadie está a salvo de ellas. Son como agentes invi-sibles que tocan con sus efectos a las personas que por azar se cruzan en su camino. Esto es evidente en la ciudad de México, donde la gente tiene miedo, y lo manifi esta de modo extraordinario. Me explico, en una población que regu-larmente está acostumbrada al relajo y a la fi losofía de lo lúdico, hoy entre las personas priva el silencio y nadie festeja. Los jóvenes no ríen. Las calles lucen desiertas, los cines y las popu-lares cervecerías están cerrados, los individuos se miran unos a otros con recelo. Toser y escupir en una ciudad que tiene amplios márgenes de conta-minación ambiental y grandes cantida-des de basura es un signo de cercanía con la infl uenza. La epidemia asusta a la población que no sale de sus casas si no es por necesidad. Las farmacias son los únicos comercios llenos de gente que hace compras de pánico de comple-jos vitamínicos. Los populares limones y guayabas, frutos ricos en vitamina C, son artículos que se utilizan como exorcismos frente a la enfermedad que no se ve pero se siente.

La vida de la gran capital, macrourbe asentada en el lecho de un antiguo lago, hoy inexistente y que alberga a la ciudad más grande del planeta, se ha trasforma-do. Los temores se incrementan confor-me pasan los días y a ello contribuyen los temblores, como el que sucedió el lunes 27 de abril a mediodía, que impri-men un mayor miedo a la gente que ha dejado de hablar y que ahora se cubre la boca. Es difícil creer que en los días si-guientes, concretamente, como dicen las autoridades, a partir del 6 de mayo, la emergencia terminará. Es más probable que la situación continúe por más días e incluso semanas, ya que las epidemias, cualquiera que sea el lugar donde se pre-senten, muestran un patrón regular de comportamiento que inicia con su apa-rición, detección, control y erradicación, fases todas ellas que tiene su propia ló-gica y temporalidad, y que son parte de la impronta que deja la epidemia en la sociedad que atraviesa. Confi emos en que no se cebe sobre los más pobres; sin embargo, esto sólo es una esperanza, pues está demostrado históricamente que los grupos más vulnerables son

* Profesor del Departamento de Historia y Filosofía de la Medicina, Facultad de Medicina, UNAM

los que padecen más las calamidades de estas emergencias sanitarias.

No obstante aún faltan dos ingredien-tes en este escenario que nos remite a lo peor de la historia de las epidemias. Primero, ¿quién gana? Sobre este punto han aparecido dos compañías farmacéu-ticas: Roche y Glaxo Smith Kline —sólo falta Sanofi Aventis— que anuncian que tienen reservas de antivirales y que ya están en contacto con las autoridades mexicanas. Pero en lo político, ¿quién gana? Esto es más difícil de respon-der. Finalmente, la última cuestión, en esta ocasión, ¿a quién se le echa-rá la culpa del origen del mal? ¿quién será responsable de lo que sucede? Los chinos fueron culpados en la epidemia de peste bubónica de 1902, los judíos fueron señalados como el origen de la peste en la Edad Media, un negro tra-jo la viruela a América en el siglo XVI, y los indígenas americanos fueron los responsables de la aparición de sífi lis en Europa; más recientemente, se creía que los homosexuales eran los respon-sables de la aparición del síndrome de inmunodefi ciencia humana. Actualmen-te los favoritos como chivos expiatorios

son los inmigrantes mexicanos que se encuentran en Estados Unidos y varias partes del mundo. Sin embargo. Hoy nada sabemos.

El maestro Sánchez es responsable de los siguientes trabajos de investigación históri-ca y epidémica:

“La epidemia de infl uenza española de 1918: aproximación a una historia compar-tida México-EUA.” En Boletín de la Socie-dad Mexicana de Historia y Filosofía de la Medicina. 2ª época. Vol 3, núm 2, 2000, pp 17-25.

“El modelo histórico epidémico: el caso de la peste bubónica en Mazatlán, 1902-1903.” En Laura Cházaro. Medicina, ciencia y sociedad en México, siglo XIX. El Colegio de Michoacán, Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo. 2002, pp 137-158.

“La epidemia de cólera en 1850 en la ciu-dad de México.” Tesis de licenciatura en his-toria, 1997. Facultad de Filosofía y Letras. UNAM. 1997, 193 pp.

Fuentes: El Universal, La Jornada, La Crónica, El Financiero, El País y Diario Ofi cial de la Federación.

Imágenes: www.oddee.com

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