Fascículo XX

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En este Fascículo se termina el punto 21 de las causas del conflicto armado -el mo- delo económico- y se tratan las dos últimas, es decir, la falta de política de Estado y la pasión, desmesura y ceguera humana, para continuar con el Capítulo IV, sobre la paz: un proceso. En cuanto a la finalización del primer as- pecto, entre los distintos modelos de orga- nización del mercado, la Constitución ha optado por uno que privilegia la libre compe- tencia, para lo cual se reserva a la ley, vale decir, al gobierno democrático, la función de velar porque se configuren las condiciones que lo hacen posible. El alcance de la deci- sión constituyente no se avizora sin antes repasar someramente los estadios que la precedieron, pues ella se coloca al final de un largo decurso histórico que muestra la re- lación cambiante que vincula el mercado a la 20 Fascículo www.hsbnoticias.com para Manual La Paz para Manual La Paz Por Ricaurte Losada Valderrama* *Ex Senador de la República, Analista, Investigador. A raíz de la internacionalización de la economía se promueven los tratados de libre comercio. Una de las desventajas del país en cuanto a competitividad se refiere radica en la insuficiente infraestructura. sociedad y al Estado. Es entonces un Estado liberal que esta- blece los principios de libre actividad econó- mica e iniciativa privada, libre competencia, propiedad privada, planeación indicativa, integración e internacionalización de la eco- nomía. La Constitución ordena que a través de la ley se impida que se obstruya o restrinja la libertad económica y recoge la fórmula del dios mercado, promulgada desde el libera- lismo clásico, consagrando de manera tibia que su ejercicio supone responsabilidades. En una de las muchas modificaciones que se le deben introducir a la Carta es necesario precisar en qué consiste la responsabilidad, cómo se determina, cuáles son sus deberes y cuáles los mecanismos de control. Con relación a la competencia, la Carta incluye el propósito de evitar y controlar la posición dominante de mercado, la que no define, como tampoco se refiere al concepto de abuso, por corresponderle a las leyes de intervención económica: artículo 150, nume- ral 21. Así mismo, consagra la limitante para que los monopolios no se puedan establecer sino como arbitrio rentístico, con fines de in- terés público o social. Los constituyentes incluyeron el control al abuso de la posición dominante, por varios motivos, principalmente para evitar que or- ganizaciones económicas, en razón de su poder, puedan sustraerse a la competencia efectiva en parte importante del mercado, afectando no solamente la libertad económi- ca sino los intereses de los consumidores. En medio de tantos postulados económi - cos incluidos en la Carta Política, no resulta contradictoria la concurrencia de la prioridad social con la protección y el estímulo de la li- bre empresa y de la libre competencia econó- mica, si dependiendo de los factores reales de poder, actúa eficazmente la intervención del Estado.

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Vigésimo Fascículo del Manual para la Paz. Un especial de quince temas que El PERIÓDICO DE BOGOTÁ entrega a sus lectores los días viernes, donde su autor, el analista político Ricaurte Losada Valderrama, ilustra los intentos realizados en búsqueda de la paz, hasta llegar al actual, promovido por el Presidente Juan Manuel Santos. "Para que una paz sea duradera y estable, debe ser una conquista de todos, o por lo menos de la gran mayoría. Por ende, debemos prepararnos para contribuir a hacerla posible"

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  • En este Fascculo se termina el punto 21 de las causas del conflicto armado -el mo-delo econmico- y se tratan las dos ltimas, es decir, la falta de poltica de Estado y la pasin, desmesura y ceguera humana, para continuar con el Captulo IV, sobre la paz: un proceso.

    En cuanto a la finalizacin del primer as-pecto, entre los distintos modelos de orga-nizacin del mercado, la Constitucin ha optado por uno que privilegia la libre compe-tencia, para lo cual se reserva a la ley, vale decir, al gobierno democrtico, la funcin de velar porque se configuren las condiciones que lo hacen posible. El alcance de la deci-sin constituyente no se avizora sin antes repasar someramente los estadios que la precedieron, pues ella se coloca al final de un largo decurso histrico que muestra la re-lacin cambiante que vincula el mercado a la

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    Por Ricaurte Losada Valderrama*

    *Ex Senador de la Repblica, Analista, Investigador.

    A raz de la internacionalizacin de la economa se promueven los tratados de libre comercio.

    Una de las desventajas del pas en cuanto a competitividad se refiere radica en la insuficiente infraestructura.

    sociedad y al Estado.

    Es entonces un Estado liberal que esta-blece los principios de libre actividad econ-mica e iniciativa privada, libre competencia, propiedad privada, planeacin indicativa, integracin e internacionalizacin de la eco-noma.

    La Constitucin ordena que a travs de la ley se impida que se obstruya o restrinja la libertad econmica y recoge la frmula del dios mercado, promulgada desde el libera-lismo clsico, consagrando de manera tibia que su ejercicio supone responsabilidades. En una de las muchas modificaciones que se le deben introducir a la Carta es necesario precisar en qu consiste la responsabilidad, cmo se determina, cules son sus deberes y cules los mecanismos de control.

    Con relacin a la competencia, la Carta incluye el propsito de evitar y controlar la posicin dominante de mercado, la que no define, como tampoco se refiere al concepto

    de abuso, por corresponderle a las leyes de intervencin econmica: artculo 150, nume-ral 21. As mismo, consagra la limitante para que los monopolios no se puedan establecer sino como arbitrio rentstico, con fines de in-ters pblico o social.

    Los constituyentes incluyeron el control al abuso de la posicin dominante, por varios motivos, principalmente para evitar que or-ganizaciones econmicas, en razn de su poder, puedan sustraerse a la competencia efectiva en parte importante del mercado, afectando no solamente la libertad econmi-ca sino los intereses de los consumidores.

    En medio de tantos postulados econmi-cos incluidos en la Carta Poltica, no resulta contradictoria la concurrencia de la prioridad social con la proteccin y el estmulo de la li-bre empresa y de la libre competencia econ-mica, si dependiendo de los factores reales de poder, acta eficazmente la intervencin del Estado.

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    El modelo neoliberal propugna por un Esta-do mnimo en el que la libertad y la iniciativa privada son los motores de la economa y don-de la intervencin es limitada e imperan las leyes del mercado y de la competencia. Por el contrario, el Estado Social, en su bsqueda de la igualdad, defiende la intervencin y limita el mercado y la competencia. Por ello, el Esta-do Social y el modelo neoliberal son incompa-tibles.

    Por lo expresado, es contradictorio que las tesis neolibera- les tengan respaldo constitucional en un Esta-do Social de

    Derecho, como el que se pregona en nuestra Carta Poltica, lo cual lleva a su ineficacia. La meta del Estado, y con mayor razn, la del Estado Social, debe ser el crecimiento de la

    economa con igualdad; y el objetivo central del desarrollo econmico tiene que ser la

    distribucin con equidad de los be-neficios del crecimiento, lo cual supo-

    ne la participacin e intervencin del Estado en la economa.

    Con relacin al modelo econmico, y a los planteamientos hechos en tal sentido en este Manual, el profesor Eduardo Sarmiento Pala-cio, al referirse a la actuacin del constituyen-te de 1991, considera que ella avanza signi-ficativamente al consagrar el Estado Social y propugnar por una sociedad incluyente y justa, que tambin establece que la estructura tributaria debe ser equitativa, justa y progre-siva.

    Sin embargo, agrega Sarmiento Palacio, que esas buenas intenciones, ese Estado garantista, qued menguado porque se le entregaron los recursos de salud, educacin y seguridad social, entre otros, al sector pri-vado, es decir, al lucro individual. Adems, porque frente a un Estado Social se mont un Banco Central autnomo que es el cora-zn del neoliberalismo .

    Como consecuencia de todo lo anterior, la aplicacin del neo-

    liberalismo ha limitado las posibilidades para encon-

    trar la paz, pues ha exa-cerbado la injusticia, la miseria y la exclusin.

    22. FALTA POLTICA DE ESTADO

    Los dilogos deben ser siempre un imperativo, por lo que la sociedad y el Estado

    deben adoptar una poltica de paz clara, con derrote-ros plenamente definidos

    que no dependan exclusiva-mente del gobierno de turno, lo

    que significa que otra de las tantas causas de la confrontacin radica en la

    falta de una poltica de Estado que le brinde estabilidad al tratamiento del problema.Eduardo Sarmiento ha sido uno de los crticos ms asiduos del modelo neoliberal que ha

    acentuado la pobreza y la miseria.

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    Los dilogos deben ser siempre un imperativo, por lo que la sociedad y el Estado deben adoptar una poltica de paz clara, con derroteros plenamente definidos que no dependan exclusivamente del gobierno de turno.

    SARMIENTO Palacio, Eduardo, Conferencia Op. Cit. Universidad La Gran Colombia, 11 de abril de 2008.2008. 1

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  • IV. LA PAZ: UN PROCESO

    Este Captulo del Manual comprende los si-guientes seis puntos:

    1. CONDICIONES DEL PROCESO Y DE LA PAZ

    2. PARTICIPACIN DE LA SOCIE DAD

    3. LA OPORTUNIDAD PARA LA PAZ 4. EL DEBILITAMIENTO DE LA GUE

    RRILLA, HACE POSIBLE LA PAZ5. CULTURA DE PAZ6. ESTRATEGIA PARA LA PAZ Lo primero que al respecto debe tenerse pre-

    sente, como es evidente, es que existe un con-flicto, y por lo tanto, la paz es indispensable, lo cual, indica, entre otras cosas, que la guerrilla no est derrotada. Justamente por esto se re-quiere la paz, y por ende, un proceso a travs del cual sta se consiga, pues si estuviera ven-cida, no habra proceso sino rendicin.

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    23. PASIN DESMESURA Y CEGUERA HUMANA

    Por ms que se intente no dar la razn al filsofo Thomas Hobbes, cuando habl del homo homini lupus -el hombre es un lobo para el hombre-, esta afirmacin es, por decir lo menos, parcialmente cierta. As lo muestra el diario vivir; la confronta-cin permanente en las relaciones huma-nas, internas e internacionales, y el hecho de que la historia de la humanidad es la historia de la guerra, situacin agravada en Colombia debido a las causas que ya han quedado registradas en este Manual.

    Pero, adems, en Colombia se acta generalmente con pasin, desmesura y ceguera, siendo stas, entre otras tantas causas, las que no han permitido durante ya ms de seis dcadas ponerle fin al tor-bellino de la guerra.

    En consecuencia, la participacin de la so-ciedad es definitiva para que el acuerdo sea legtimo.

    Entonces, lograr la paz supone un proceso, a corto, mediano y largo plazo, sobre el cual es necesario tener en cuenta bsicamente, sus condiciones, la participacin de la sociedad y la legitimacin del proceso. Tambin, si es la hora de la paz, as como la edificacin de una cultura de paz y la determinacin a cerca de cul debe ser la estrategia para conseguirla.

    En consecuencia, debe entenderse, ojal por todos, que un acuerdo de paz es un avance bien trascendente, pero que es nicamente la base o el requisito ms importante para conse-guir la solucin del conflicto.

    1. CONDICIONES DEL PROCESO Y DE LA PAZ

    Por mltiples problemas, la mayora de dif-cil superacin, el xito del proceso y llegar a la paz requiere muchas condiciones, entre ellas, voluntad, disposicin, perdn, tenacidad, de-cisin, tolerancia, imaginacin, sinceracin, y sincera voluntad, as como sentar bases sli-das para conseguirla, pues se repite, una cosa es firmar unos acuerdos, y otra bien distinta, llegar efectivamente a la paz, pero, por supues-to, la primera condicin es requisito de la se-gunda.

    Con la implantacin del neoliberalismo se privatizaron servicios vitales como la salud.

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    Llegar a la paz requiere muchas condiciones, entre ellas, voluntad, disposicin, perdn, tenacidad, decisin, tolerancia, imaginacin, sinceracin, y sincera voluntad, as como sentar bases slidas para conseguirla.

  • El apoyo de la sociedad, como el expresado en las marchas del nueve de abril de 2013, es definitivo para que el proceso actual de dilogo se mantenga y culmine de manera satisfactoria.

    En la Habana Lleg la Hora? El Tiempo, 19 de agosto de 2012, Pg. 7.

    2. PARTICIPACIN DE LA SOCIEDAD

    La participacin de la sociedad en el proce-so es indispensable, no slo para que ste se mantenga, sino para que el acuerdo se reali-ce y sea legitimado. As mismo, para que sus resultados perduren, se lleven a la prctica, y en consecuencia, produzcan los efectos de una paz duradera y estable, pues como el conflicto es un problema de todos, la solucin tiene que ser tambin de todos.

    En cuanto a la participacin, a finales de 2012 se llev a cabo un encuentro para el tratamiento y el anlisis del tema agrario, cuyas propuestas se enviaron a la Mesa de Negociacin en Cuba, pero como mnimo, ser necesario realizar encuentros sobre los cinco temas del Acuerdo General suscrito en-tre el Estado y las FARC.

    El nueve de abril, declarado por la Ley de Vctimas, Da Nacional de las Vctimas, se llev a cabo una marcha por la paz con participacin y apoyo de los ms varia-dos sectores de la vida del pas, como la Marcha Patritica, movimiento social con-formado por unas dos mil organizaciones agrarias, estudiantiles y populares, in-cludo el Gobierno, que convirti el evento en un hecho poltico para inclinar la ba-lanza de la sociedad a favor de la paz, y por ende, de reconciliacin. As mismo, el Congreso en pleno, sesion de manera so-lemne y aprob una declaracin de apoyo

    a las vctimas, con todo lo cual se ampli la legitimidad del proceso.

    Y en relacin con el mecanismo de legiti-

    macin, en este Manual, en el Captulo XVI, se propone la realizacin de una asamblea constituyente.

    2. LA OPORTUNIDAD PARA LA PAZ

    Todos los presidentes han intentado la paz, pero durante el Gobierno de Andrs

    Pastrana se fortalecieron las fuerzas mi-litares y en el de lvaro Uribe se empez a ganar la guerra, amn que el Presidente Juan Manuel Santos ha sentado bases de orden social que la hacen ms posible, por ejemplo, a travs de la restitucin de tierras, la reforma del Estado, la donacin de vivienda y la reforma constitucional so-bre marco jurdico para la paz, que haga factible su desmovilizacin y reinsercin, lo cual hace que se agregue a la seguridad, la poltica social. Por esto, parece que es la hora definitiva para a la paz.

    Como lo advirtiera la columnista Mara Isabel Rueda, el dilema del Presidente deba ser, si intentaba el proceso antes o despus de su reeleccin, pues si no lo haca en su primer perodo, podra perder una oportuni-dad, y si lo empezaba, podra correr el riesgo de no ser reelegido.

    El nueve de abril, declarado por la Ley de vctimas, da nacional de las vctimas, se llev a cabo una marcha por la paz con participacin y apoyo de los ms variados sectores de la vida del pas, como la Marcha Patritica, movimiento social conformado por unas dos mil organizaciones agrarias, estudiantiles y populares, includo el Gobierno, que convirti el evento en un hecho poltico para inclinar la balanza de la sociedad a favor de la paz, y por ende, de reconciliacin.

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