Ágora Política 5

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Izquierda y derecha: significado y praxis en el Ecuador 5 septiembre 2011

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como hacer politica inclusiva

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Izquierda y derecha:significado y praxis en el Ecuador5

septiembre 2011

Pablo Lucio Paredes • Henry Llanes • Pablo Cevallos • Cecilia Jaramillo

Gustavo Larrea • Virgilio Hernández • Jorge López • Hernán Rivadeneira

Fernando Aguirre • María Paula Romo • Rafael Antuni

Entrevista con Luis Verdesoto

[email protected]

Av. 12 de Octubre 24-562 y Cordero, edificio World Trade Center, torre A, oficina 603

Teléfono: (593 2) 222 8990 Quito, Ecuador

ISSN 1390-5325

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ÁGORA POLÍTICA es una publicación de circulación cuatrimestral, que aspira contribuir a los procesos de análisis al interior de las organizaciones políticas y busca fomentar y fortalecer el debate multipartidario en el Ecuador. Pretende, a través de su difusión, que dicho debate sea cada vez más plural, multisectorial y se extienda a toda la ciudadanía.

Esta es una revista sobre política que es posible gracias a la fundamental colaboración de los representantes de las organizaciones políticas que conforman su Consejo Editorial; gracias a los actores políticos invitados a aportar con artículos y valiosas reflexiones sobre el ejercicio de la política en nuestra nación; y gracias al apoyo de IDEA Internacional y del Instituto Holandés para la Democracia Multipartidaria (NIMD), a través de Ágora Democrática.

ÁGORA DEMOCRÁTICA(IDEA Internacional-NIMD)

Ágora Democrática (IDEA Internacional-NIMD) es un programa conjunto de IDEA Interna-cional y del Instituto Holandés para la Democracia Multipartidaria (NIMD) en el Ecuador. Su principal objetivo es contribuir al fortalecimiento de la democracia, promoviendo la existencia de un sistema de partidos democráticos renovados y fortalecidos, que propicien la más amplia inclusión política y resulten conducentes para la gobernabilidad democrática y el desarrollo del país.

IDEA INTERNACIONAL

El Instituto Internacional para la Democracia y la Asistencia Electoral (IDEA Internacional) es una organización intergubernamental que impulsa la democracia sustentable en el mundo. Opera como vínculo entre aquellos que analizan y monitorean las tendencias democráticas, y aquellos involucrados directamente en las reformas políticas o que actúan a favor de la demo-cracia de manera local o internacional. Trabaja con las democracias recién instauradas así como con las que ya están consolidadas, ayudando a fortalecer las instituciones y la cultura democrá-ticas.

NIMD

El Instituto Holandés para la Democracia Multipartidaria (NIMD) fue creado por los partidos políticos holandeses, en concordancia con la política de cooperación para el desarrollo del Go-bierno holandés. Es un instituto de partidos políticos para partidos políticos, cuyo objetivo es apoyar los procesos de democratización en democracias jóvenes a través de los partidos políti-cos, pilares fundamentales de la democracia. El NIMD trabaja de una forma inclusiva y no toma partido por tendencia alguna.

n.° 05 septiembre/2011Consejo EditorialFernando Aguirre

Diana Atamaint

Dalton Bacigalupo

Gina Godoy

Virgilio Hernández

Lenin Hurtado

Pablo Lucio-Paredes

Irene Pesántez

Andrés Roche

Germán Rodas

Martha Roldós

Vicente Taiano

Cynthia Viteri

Grupo consultivoPepijn Gerrits

Kristen Sample

Ernesto Araníbar

EditoresGabriela Chauvin

Cristhian Parreño

DiseñoOxigenio

FotografíaSantiago Ayala

Artista invitadoAndrea Estrella

ImpresiónOxigenio

ISSN 1390-5325

3.000 ejemplares

Ágora Política es un producto de

Ágora Democrática (IDEA

Internacional-NIMD)

Año 02. n.° 5, septiembre 2011

Quito, Ecuador

Suscripciones:[email protected]

Las opiniones vertidas son responsabilidad exclusiva de sus autores y nocomprometen a Ágora Política.Se permite la utilización de los textos previa indetificación de la revista Ágora Política.Se prohíbe la reproducción de fotos e ilustraciones.

9 ¿El triunfo del pragmatismo? Pablo Lucio / Futuro Ya

14 ¿Derecha, izquierda o democracia? Henry Llanes / Izquierda Democrática

19 La izquierda y la derecha frente a los servicios públicos Pablo Cevallos / Madera de Guerrero

25 Izquierda y derecha: significado y praxis en el Ecuador Cecilia Jaramillo / Movimiento Popular Democrático

32 Izquierda y derecha: significado y praxis en el Ecuador Gustavo Larrea / Participación

37 Por los caminos del Buen Vivir (Rencuentro con la modernidad crítica)

Virgilio Hernández / Patria Altiva i Soberana

42 Izquierda y derecha: significado y praxis en el Ecuador desde el retorno a la democracia

Jorge López / Partido Renovador Institucional Acción Nacional

49 Izquierda y derecha: significado y praxis en el Ecuador Hernán Rivadeneira / Partido Socialista Frente Amplio

55 Izquierda y derecha: significado y praxis en el Ecuador Fernando Aguirre /Partido Sociedad Patriótica

62 La izquierda y la derecha en el Ecuador de hoy María Paula Romo / Ruptura

67 Unir lo diverso para construir un Ecuador intercultural y equitativo

Rafael Antuni/ Unión Plurinacional Pachakutik Nuevo País

73 “Debemos tener un universo conceptual compartido entre la izquierda y la derecha”

Entrevista con Luis Verdesoto, representante de la sociedad civil.

índice

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una dirección nacional y democrática de izquierda, que se inserta en el tiempo histórico de la crisis del neoliberalismo y el Estado oligárquico, provocados por la resistencia social y por los antagonismos inter-oligárquicos, en el marco de la transición post-neoliberal. Las coordenadas de su impronta en el poder –que apenas lleva cinco años de duración– se inscriben en un escenario caracterizado por estructurales atrasos y desigualdades heredadas del modelo neoliberal y oligárquico. Los ejes programáticos de Alianza PAIS están orientados a cambiar esta realidad.Palabras clave: ejes programáticos, buen vivir, izquierda, socialismo del siglo XXI, revolución ciudadana.

Izquierda y derecha: significado y praxis en el Ecuador desde el retorno a la democraciaJorge López / Partido Renovador Institucional Acción NacionalLa política ecuatoriana es analizada desde una perspectiva histórica, con el afán de exponer el papel de las ideologías en las decisiones ejecutadas por los distintos gobiernos durante la vida democrática del país. Las nociones de izquierda, derecha y centro son relativas, pues sólo se las puede ubicar en una coyuntura política determinada; en la praxis se evidencia que muchos gobernantes se han alejado de su ideología por intereses personales o de otra índole. La historia de la derecha política, el liberalismo, el conservadurismo, la izquierda política, la socialdemocracia, el co-munismo y el anarquismo demuestra que todo extremo es perjudicial para una sociedad. El Partido Revolucionario Institucional Acción Nacional (PRIAN), que no ha tenido aún la posibilidad de gobernar, busca un equilibrio entre políticas liberales y socialistas. Palabras clave: derecha, historia política, liberalismo, movimientos, ideologías.

Izquierda y derecha: significado y praxis en el EcuadorHernán Rivadeneira / Partido Socialista Frente AmplioEste artículo trata sobre las denominaciones de izquierda y derecha en el transcurso de la historia, con referencia a varias definiciones expli-cativas de la diversidad de puntos de vista en cuanto a la política, la economía, la filosofía, la ética, la ideología y la religión. También se estudia la posibilidad de configuración de expresiones orgánico-políticas de una nueva izquierda y nueva derecha, especialmente en el Ecuador, con énfasis en los casos de Pachakutik y de Alianza PAIS, para concluir con planteamientos acerca de cómo deberíamos entender la necesidad de un proceso de transformación política, económica y social en las actuales condiciones del Ecuador. Palabras clave: expresiones orgánico-políticas, socialismo, diversidad conceptual, nueva izquierda, nueva derecha.

Izquierda y derecha: significado y praxis en el EcuadorFernando Aguirre / Partido Sociedad PatrióticaEn la política ecuatoriana del siglo XX, por lo menos dos líneas de fuerza han marcado el significado y la praxis de la izquierda y la derecha: el uso del problema social y la producción simbólica de la ley. El problema social fue posiblemente más desestabilizador que la crisis económica. Y el campo simbólico de la ley sirvió para realizar cosas diferentes de lo que supuestamente se debía hacer. En este clima socio-jurídico no sub-sistieron instituciones políticas estables, con fundamentos teóricos y prácticas coherentes. Y su control ideológico se deterioró junto con el débil poder de la izquierda doctrinaria y de la derecha ortodoxa.Palabras clave: poder, estabilidad, control, símbolo, mito.

La izquierda y la derecha en el Ecuador de hoyMaría Paula Romo / RupturaLa idea de izquierda y derecha mantiene validez y sentido, aunque los límites entre una y otra se desdibujan en muchas ocasiones. En el Ecuador, la tarea de trasladar esta discusión conceptual al ejercicio político cotidiano es compleja. Pese a ello, queda mucho por decir e inventar sobre las ideologías y los sistemas de valores que se traducen en las opciones personales y colectivas. En la actual “reinauguración” del sistema elec-toral y la reinscripción de partidos y movimientos políticos en el Ecuador, Ruptura se define como un movimiento político de nueva izquierda o izquierda contemporánea. Se reconoce y abraza las luchas tradicionales de la izquierda por la igualdad y la justicia, con una firme convicción democrática y de la lucha contra todas las formas de exclusión.Palabras clave: izquierda contemporánea, democracia, poder de las mayorías, poder del capital, defensa de derechos y libertades.

Unir lo diverso para construir un Ecuador intercultural y equitativo Rafael Antuni / Unión Plurinacional Pachakutik Nuevo PaísEste trabajo presenta algunos elementos que podrían considerarse para el debate en torno a la acción política que debería desarrollarse en el Ecuador, en la perspectiva de construir la unidad de las izquierdas y el pueblo. En esa dirección, muestra de inicio un conjunto de reflexiones sobre la unidad en la diversidad, para lo que se vale de ejemplos tomados de la naturaleza para que sean emulados. Posteriormente toma la figura de los afluentes de agua que tributan a otros para tornarse impetuosos e incontenibles, lo que se asimila a la tradición de organización y lucha populares. En la parte final, se anotan componentes de la coyuntura política ecuatoriana, para relievar la importancia de la unidad.Palabras clave: unidad, diversidad, interculturalidad, izquierdas, movimientos sociales.

¿El triunfo del pragmatismo?Pablo Lucio Paredes / Movimiento Futuro YaEl liberalismo, como sistema ideológico abierto, se sustenta en lo que van creando los individuos reales y sus organizaciones (en particular las más cercanas). Es económicamente eficiente a través del mercado, pero integra sin problema mecanismos de solidaridad real, mientras éstos obedezcan a la esencia solidaria y cooperativa del ser humano y no a la imposición de algunos. No genera una sociedad perfecta (tiene todas las fallas de las acciones y organizaciones humanas) ni una sociedad óptima (porque el concepto de un norte preestablecido le es extraño), pero sí una potencialidad de crecimiento y de aprovechamiento de las capacidades humanas. Y académicamente el liberalismo es muy cercano a visiones como los sistemas de redes, el orden emergente, la complejidad o la evolución creadora de nuevas formas de organización que ayudan a resolver problemas. Se equivocan los que creen que el liberalismo yace en el pasado, todo lo contrario: se planta en el futuro.Palabras clave: liberalismo, jerarquías, ideologías, mercado, solidaridad.

¿Derecha, izquierda o democracia?Henry Llanes / Izquierda DemocráticaLas ideologías políticas, sean de derecha o izquierda, deberían construir un proyecto político democrático y de consensos. Las preguntas clave que deberían tratar de resolverse en este proyecto político de corto, mediano y largo plazo serían, por ejemplo: ¿cómo generar empleo sobre la base del desarrollo productivo? ¿Cómo mejorar la infraestructura y el equipamiento del país? ¿Cómo desarrollar ciencia y tecnología? ¿Cómo construir la paz y la seguridad ciudadana? ¿Cómo manejar una ética pública en el manejo de las finanzas públicas? ¿Cómo mejorar la educación del país bajo principios éticos, de eficiencia y eficacia?, entre otras. Hay que seguir insistiendo en la democracia, entendida como una cultura cuyos contenidos deben ser proporcionados por una nueva teoría democrática, que trate de resolver las incógnitas mencionadas.Palabras clave: democracia, ideologías, conservadurismo, liberalismo, izquierda.

La izquierda y la derecha frente a los servicios públicosPablo Cevallos / Movimiento Madera de GuerreroEl concepto de servicio público responde a realidades históricas y políticas. La derecha y la izquierda han tenido posiciones claramente iden-tificadas sobre la administración de los servicios públicos. La derecha propone la prestación de servicios en libre competencia por parte de operadores privados sujetos a regulaciones. La izquierda propone la prestación estatal de los servicios públicos. En el Ecuador no ha existido realmente un modelo de derecha para la prestación de servicios públicos, pues los procesos iniciados nunca se concluyeron, menos ahora, cuan-do la actual Constitución tiene sesgos ideológicos de izquierda. El autor propone un modelo liberal de prestación de servicios públicos basado en la distinción entre actividades competitivas y no competitivas. Palabras clave: servicio público, libre competencia, intervención estatal, regulación.

Izquierda y derecha: significado y praxis en el EcuadorCecilia Jaramillo / Movimiento Popular DemocráticoLa praxis contiene una filosofía y, por lo tanto, la visión del rol de los humanos como seres sociales en un determinado momento del proceso de desarrollo histórico social. A partir de esta puntualización, se esbozan algunas ideas sobre la praxis de las fuerzas políticas de derecha e izquierda del Ecuador en los últimos años, especialmente, en la coyuntura actual. Si bien se generan algunas opiniones personales o de partido al respecto, se establecen también los retos para las izquierdas: trabajar por la recuperación y fortalecimiento del movimiento social y popular organizado, afirmar la Unidad Plurinacional y de Izquierda en la perspectiva estratégica de constituir un gobierno patriótico y popular, y la construcción del socialismo. La unidad de las izquierdas no es un tema fácil ni sencillo; se requiere trabajar de manera persistente en una propuesta programática que proyecte a nuevos niveles el anhelo de cambio. Palabras clave: izquierda, praxis, coyuntura, plurinacionalidad, socialismo.

Izquierdas y derechas: significado y praxis en el EcuadorGustavo Larrea / ParticipaciónLa praxis de las izquierdas están vinculadas a impulsar cambios en la estructura económica, social, política, cultural; su razón de existir es impul-sar las transformaciones contra toda forma de opresión, multiplicar derechos y libertades, y ése es su arte a diferencia de la derecha que su razón de existir es mantener el orden establecido. Las izquierdas están vinculadas con la lucha por los derechos de los trabajadores; la lucha contra la opresión racial y cultural; la lucha por los derechos de género y de los grupos vulnerables, así como la lucha por los derechos de la naturaleza. Las izquierdas en el Ecuador han dado un gran paso al unirse en la “Coordinadora Plurinacional. Por la Unidad de las Izquierdas”, donde, entre otros aspectos, se propone la defensa a las libertades fundamentales y construir una alternativa de poder, democrática y revolucionaria.Palabras clave: izquierda, luchas sociales, derechos humanos, democracia, Coordinadora Plurinacional.

Por los caminos del Buen Vivir (Rencuentro con la modernidad crítica)Virgilio Hernández / Patria Altiva i SoberanaEs necesario ubicarse en los desafíos de cada tiempo histórico para juzgar, con objetividad, las transformaciones producidas por la acción de una fuerza política en las estructuras de la economía, la sociedad y el poder político de un país. El caso de Alianza PAIS constituye una respuesta en

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Izquierda y derecha, ideologías y praxis en el Ecuador

Kristen Sample

Las categorías de izquierda y derecha que se han utilizado desde la Revolución Francesa para definir los posicionamientos ideológicos dentro del espectro político siguen teniendo vigencia y validez en la discusión de alternativas dentro de la democracia. Frente al supuesto agotamiento de la discusión ideológica y el predominio del liberalismo inaugurado, para algunos, con caída

del Muro de Berlín, el giro a la izquierda en América Latina puso nuevamente el debate ideológico en primer plano, como una herramienta constitutiva del juego democrático.

Esta publicación de Ágora Democrática para analizar y debatir las diferencias entre la izquierda y derecha en el Ecuador representa una contribución a esa necesidad permanente de reforzamiento y renovación del marco conceptual ideológico para su democracia y las de América Latina.

El Ecuador ha logrado reconstruir la estabilidad política luego de un largo período de inestabilidad institucional. Dentro de ese contexto, resulta un hecho muy auspicioso y enriquecedor contar con diversas voces de la vida política ecuatoriana para posibilitar, desde la pluralidad de planteamientos y matices, la expresión de distintas miradas provenientes de la izquierda y la derecha.

Entre los diversos aportes de este número, se analiza la necesidad de una unión de la izquierda para el Ecuador y la posibilidad de nuevas expresiones partidarias de izquierda. Gustavo Larrea, del Partido Participación, identifica la posibilidad de una alternativa de izquierda con el esfuerzo de la Coordinadora Plurinacional; María Paula Romo la ubica en el movimiento Ruptura y Virgilio Hernández sostiene que el Movimiento Alianza PAIS es la posibilidad del cambio desde la izquierda. Rafael Antuni, de Pachakutik, aborda las posibilidades de esa unidad en la izquierda y Cecilia Jaramillo, del Movimiento Popular Demo-crático, introduce la generación de una propuesta programática como camino para la reconstrucción del sector popular.

En el espectro más amplio de la relación entre la izquierda y la derecha se podría ubicar a Henry Llanes, del Partido Izquierda Democrática, con su contextualización del rol de las ideologías en la creación de un proyecto político democrático; a Jorge López, del Partido Renovador Institucional Acción Nacio-nal (PRIAN), con la búsqueda del equilibrio entre políticas liberales y socialistas; el análisis de Hernán Rivadaneira, del Partido Socialista Frente Amplio, de los casos de Pachacutik y de Alianza PAIS como la posibilidad de una reconfiguración de expresiones de izquierda y derecha. Fernando Aguirre, del Partido Sociedad Patriótica, completa el panorama con la evolución histórica de la praxis política de la derecha e izquierda y su relación con la inestabilidad política.

En el campo del liberalismo, Pablo Lucio Paredes, del Movimiento Futuro Ya, rescata la vigencia del liberalismo y su rol en la generación de una economía eficiente en contra de quienes lo dan por fenecido como opción política; y Pablo Cevallos, del Movimiento Madera de Guerrero, aborda la diferencia con-ceptual entre derecha e izquierda en relación al concepto de servicios públicos, para argumentar sobre la necesidad de una concepción de derecha en su prestación.

La generación de una profunda reflexión ideológica por parte de personalidades provenientes del amplio y diverso espectro político que ofrece Ágora Democrática a sus lectores, junto con la visión sobre el tema desde la sociedad civil, recogida en la entrevista al académico Luis Verdesoto, representa otro invalorable aporte para fortalecer el diálogo político y la convivencia democrática en el Ecuador, el cual esperamos continúe desarrollándose en los próximos números.

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Mural del artista

Andrea Estrella

Suscripciones: [email protected]

Ágora Política agradece la valiosa participación de Rafael Roncagliolo como miembro del Grupo Consultivo de esta revista; a la vez que saluda su designación como Ministro de Relaciones Exteriores del Perú, responsabilidad de Estado en la que se le desea los mayores éxitos.

Ágora Política brinda asimismo una especial bienvenida a Kristen Sample, Jefa de Misión de IDEA Internacional para la Región Andina, quien de ahora en adelante forma parte de esta publicación como destacada miembro del Grupo Consultivo.

El equipo de Ágora Política

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¿El triunfo del pragmatismo?

Pablo Lucio Paredes

Doctor en Economía Aplicada. Asambleísta Constituyente por la provincia de Pichincha durante el período 2007-2008. Promotor del Contrato Social por la Educación. Profesor universitario y Director del Instituto de Economía de la Universidad San Francisco de Quito, y coordinador, en este Instituto, del Boletín Koyuntura. Representante del Movimiento Futuro Ya. Escritor y empresario.

-¿Es igual ser de aquí o de allá, o el liberalismo tiene algo más?

Supuestamente estamos inmersos en el mundo del pragmatis-mo. Las políticas que se adoptan deben ser sólo eficientes y eficaces, no tener ningún color ni sabor, siguiendo una de las mil interpretaciones a la famosa frase del líder chino “no im-

porta si el gato es blanco o negro, sino que cace ratones”. Murió Dios según Nietzsche, y ahora deben morir las ideologías. El postmodernis-mo en su esplendor.

Grave error. Las ideologías son el sustento del pensamiento y la acción, porque sin una estructura adecuada no es posible construir el edificio conceptual que nos permite actuar. Obviamente, no por eso las ideologías deben ser estáticas: cada día aprendemos de las deficiencias de nuestro andamiaje, de su alejamiento de la realidad. El mayor es-fuerzo no consiste en tratar de preservar una ideología intacta, sino en tener la flexibilidad para profundizar sus cimientos. Una cosa es la ideo-logía, otra el dogmatismo inmóvil. El mayor esfuerzo no se encuentra en que la ideología debe calzar de manera milimétrica con cada acción que uno emprende (la acción casi por esencia requiere la capacidad de adaptar el pensamiento), sino de tener como norte los principios fundamentales que sustentan las ideologías. Y entonces la ideología no ha muerto. Hay unas y otras. Hay ideologías en las que uno cree, y las que navegan por otras órbitas.

Yo me inscribo en la órbita liberal (del liberalismo europeo porque el llamado liberalismo americano es de otra naturaleza), que muchos creen (y creemos) entender, pero que no siempre es lo que creemos.

La base conceptual del liberalismo, lo que genera su estructura y sustenta su ideología, es el respeto al individuo y su primacía como el actor básico de la sociedad. No el individuo abstracto que alguien se puede imaginar como el perfecto ejemplar y sobre la base del cual se pueden construir muchas fantasías, sino el individuo real que actúa en la vida diaria. Y esta distinción es muy importante porque sobre

Futuro Ya

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el imaginario del primero se pueden construir modelos errados (el modelo no es una estructu-ra ni una visión que sustenta una ideología sino una aplicación o una construcción mental de lo que queremos sea el mundo ideal) y esto puede generar peligros sociales enormes (como todo dogmatismo alejado de la realidad), mientras que el liberalismo no intenta ser soporte de un modelo específico sino impulsar que cualquier modelo se base en lo esencial: el respeto al individuo real.

Evidentemente la gran dificultad del libera-lismo (si fuera fácil sería una ideología sin mucho mérito para servir de base a los modelos sociales) es definir en qué consiste ese individuo real. Pero hay algunas pistas que nos pueden guiar en la reflexión:

1. Es alguien que quiere que se respete su esfera, y por ende respetar la esfera del otro. Y de ahí ya se definen dos elementos importantes. Uno, la definición de individuo sólo tiene sentido dentro de una sociedad, por lo cual el libera-lismo no es una visión de individuos aislados (Robinson Crusoe como espejo de sí mismo no es un caso interesante), sino como constitu-yentes de grupos. Dos, el respeto de las esferas

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de unos y otros implica necesariamente reglas que determinen esos límites y las interacciones aceptables o no entre individuos. Es decir que el liberalismo de entrada no es individualista (cree en el individuo como eje de la sociedad, lo que es otra cosa) y requiere de reglas que los individuos establecen entre sí, se compro-meten a respetar y de cierta manera las sitúan por encima de ellos desde el momento en que han sido acordadas, es decir que tampoco es el mundo donde cada uno hace lo que se le ocurre, la libertad de uno tiene como fundamento el respeto a la libertad del otro. El liberalismo es en esencia un sistema que se basa en el “estado de reglas” o el “imperio de las reglas” que más tarde se convierte en el “estado de derecho” o en el “imperio de la ley”.

2. La acción colectiva se organiza a través de diversas formas jerárquicas que en realidad están interrelacionadas unas con otras (a la vez encajan una dentro de otra como las muñecas rusas, pero también están más complejamente relacionadas sin fronteras claras): la familia, el barrio, la empresa, el gremio, los municipios, los gobiernos, entre otros. Y obviamente en cada una de estas organizaciones el indivi-duo cede parte de sus derechos y potestades (en cierta manera, una parte de sus libertades para actuar), y las jerarquías se constituyen en formas colectivas que se sitúan por encima del individuo a través de los mecanismos y reglas bajo las cuales éste lo ha aceptado. Pero, y eso es esencial en el liberalismo, el individuo sigue siendo el mandante en estas organizaciones y guarda las llaves que le permiten defenderse si es que las jerarquías (como es muy frecuente) intentan ir más allá de las reglas que modulan su accionar: la libertad de abandonar los grupos o la posibilidad de cambiar a los mandatarios (sean estos los del barrio o del Gobierno). En ese sentido es que el liberalismo comulga (y da nacimiento) a la democracia liberal. Y además comulga con los conceptos analíticos que miran a la sociedad como un conjunto de redes.

No hay duda que los mayores desafíos para cualquier organización o pensamiento social

“Las ideologías son el sustento del pensamiento y la

acción, porque sin una estructura adecuada

no es posible construir el edificio conceptual

que nos permite actuar”

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son enfrentar los dilemas y problemas de orden colectivo. ¿Cómo caminar en una colectividad que debe resolver problemas colectivos respe-tando la individualidad como núcleo central?

3. Pero cuanto más crecen los grupos, más leja-nas se tornan las jerarquías del individuo que las establece, y más suceden tres fenómenos negativos. Uno, el mandante ya no tiene la po-sibilidad de influir sobre sus delegados. Dos, los que ocupan el poder establecen las reglas de funcionamiento de la sociedad, en lugar de ser un proceso evolucionario y consensua-do por los individuos que la componen. Tres, la libertad de cambiar y/o de salir del grupo se va mermando. Por eso el liberalismo man-tiene principios básicos de la acción colectiva: descentralización, iniciativa de los grupos, sub-sidiariedad en el sentido que las soluciones se deben dar lo más cerca de las jerarquías más pequeñas y de la gente, y sólo trasladar los pro-blemas a una jerarquía superior cuando esto sea absolutamente necesario. En ese sentido, el liberalismo se acerca mucho a los estudios más recientes sobre complejidad de las organiza-ciones en que aparece muy claramente que los organismos más avanzados se crean a partir de las individualidades o unidades más pequeñas, pero van adquiriendo vida propia. El todo es más que la suma de las partes. La complejidad a la vez comulga pero plantea un desafío im-portante al pensamiento liberal.

Por eso surge la gran dicotomía entre el li-beralismo y la organización gubernamental. No porque no se crea que el Estado es una de esas jerarquías que van construyendo la vida colec-tiva y tiene sus funciones que cumplir… Más aún, ahí hay un dilema inevitable: ¿si las per-sonas trasladan unánimemente más poderes a ese Gobierno, dejan de actuar como liberales? Dilema complejo porque lo observamos cons-tantemente en las sociedades modernas: ¿los gobiernos crecen porque la gente ha aceptado trasladarles esas facultades, o porque eso se ha dado a través de imposiciones y manipulacio-nes? Ojo, esto requiere de unanimidad, lo cual no sucede en la vida real, donde los que están

en el poder lo acaparan para ampliar sus pode-res y funciones, y actúan “como si” hubieran recibido ese mandato. Y sobre esa base se cons-truye una sociedad armada desde arriba donde los derechos, libertades y capacidades de los individuos y sus organizaciones se merman y limitan. Incluso en el caso en que esa sociedad armada desde la cima fuera mejor que la otra (lo cual no es cierto pero ni siquiera se puede medir porque por esencia no existe ese mejor con el cual compararse), eso sería inaceptable porque se ha logrado en contra del respeto básico al individuo. El liberalismo no preten-de construir un óptimo que está diseñado en alguna parte, sino que la gente pueda cons-truir lo que “decidan” sus deseos, necesidades, potencialidades. Es un dilema esencialmente complejo que ha sido muy analizado en toda la historia del pensamiento, pero no por eso deja de ser actual, y muy actual.

La izquierda quiere más Estado pre-tendiendo que puede controlar sus abusos, creyendo que son circunstanciales cuando en realidad son la esencia misma de la forma de

“No hay duda que los mayores desafíos para cualquier organización o pensamiento

social son enfrentar los dilemas y problemas

de orden colectivo”

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poder estatal. Y cree que al domarlo se logra potenciar lo positivo del Estado que es su acción colectiva, y así se potencia la democra-cia también. No concuerdo: la mejor acción colectiva es la que coloca las soluciones y las acciones en el lugar donde deben estar partien-do de la base donde están los individuos y sus organizaciones más cercanas y llegando tam-bién hasta el Gobierno en los casos necesarios. Esto realmente genera el sentido profundo de democracia.

4) Las personas nos relacionamos e intercambia-mos en campos que son muy variados: desde lo netamente material (intercambio valorados de bienes y servicios que de alguna manera delimi-tan el campo de la economía) hasta intercambios voluntarios, sin valoración, sentimentales, de un único sentido, recíprocos etc. Es un error creer que el liberalismo sólo cree en los intercambios económicos como sostén de la sociedad, reco-noce todos los otros y les da importancia dentro de la estructura social por una razón muy sen-cilla: “son formas que los individuos adoptan”, aplicándose siempre el mismo principio: que los individuos o las jerarquías a las que han cedido una parte de sus libertades, los escojan libremente. Lo que sí acepta como un hecho pragmático (pero de ninguna manera concep-tualmente esencial) es que los seres humanos

tendemos a dedicar una parte de nuestras vidas a mejorar nuestra calidad de vida material (más y mejores bienes y servicios, incluyendo los de naturaleza cultural y otros). Una sociedad que ha decidido libremente desdeñar los intercambios económicos valorados en favor de otro tipo de intercambios, sería igualmente liberal (aunque materialmente pobre).

¿Es por ende el liberalismo amoral y no entiende la dignidad humana? como señala Boaventura de Souza en una carta reciente (él habla del capitalismo pero quizás algunos en-tienden liberalismo). Nada más alejado de la realidad. Parte y se construye sobre la dignidad humana. ¿Es amoral porque se lo considera egoísta y otros adjetivos similares? También errado. Al partir de las diversas formas de in-tercambio entre las personas, el liberalismo se sustenta no en el egoísmo sino en la acción conjunta que potencia a todos. Un sistema que potencia el progreso es un sistema que ayuda a todos, aunque algunos terminen mejor que otros sin duda, porque los seres huma-nos somos diversos, pero en el que se pueden introducir por decisión de la sociedad mecanis-mos que permitan corregir esas diferencias. Es errado lo que dice De Souza: “el capitalismo es amoral y no entiende el concepto de dignidad humana; defender esta dignidad es una lucha contra el capitalismo y nunca con el capitalis-mo (en el capitalismo, incluso las limosnas sólo existen como relaciones públicas)”. El libera-lismo puede corregir desigualdades al interior del sistema y con dignidad, por una razón muy sencilla: los seres humanos reales que defiende el liberalismo somos a la vez egoístas, solida-rios, recíprocos, etc. La propia evolución ha ido moldeando nuestras preferencias y acciones: somos los seres humanos reales los que nos hemos tornado solidarios, altruistas, coopera-dores (la teoría de juegos evolucionista es un instrumento muy cercano al liberalismo). Pre-tender lo contrario es desconocer la naturaleza del ser humano, minimizarla y quitarle por ende dignidad. Más bien la izquierda tiene un serio problema: no tiene en su esencia la capacidad de generar riqueza, progreso y, en consecuen-

“Al partir de las diversas formas de

intercambio entre las personas, el

liberalismo se sustenta no en el egoísmo

sino en la acción conjunta que

potencia a todos”

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cia, sólo puede ser igualitaria pero no solidaria porque tiene poco sobre qué asentarla. La iz-quierda olvida que es solidaria repartiendo la riqueza que sólo el sistema liberal crea. Pa-rafraseando a De Souza podríamos decir: “el concepto de progreso y de solidaridad es una lucha contra la izquierda y nunca dentro de la izquierda”.

5) Dentro de esos intercambios, el liberalismo reconoce el uso del mercado como un medio importante de los intercambios económicos. No porque el mercado sea una entelequia en sí mismo poderosa, sino porque representa el espacio en que de manera libre los individuos intercambian sobre la base de su diversidad de aptitudes, preferencias, entre otras. La es-pecialización y el intercambio son dos campos esenciales del liberalismo porque permiten la aplicación concreta de lo que son los indivi-duos: deseosos de mejorar su calidad de vida, creativos, etc. El mercado es un mecanismo importante únicamente por su característica de permitir potenciar libremente parte de las ca-pacidades de los individuos.

6) El liberalismo cree en un presente cambiante y en futuro que no existe sino se construye. Por eso, ciertas visiones económicas que se asocian con el liberalismo son menos bienvenidas de lo que se cree. La visión neoclásica del equilibrio y de la competencia perfecta entra en esta ca-tegoría. Lo real es un mundo de desequilibrio, creatividad, un futuro que se va construyendo sobre la marcha. De la misma manera un pre-tendido mundo sin fallas, sin errores, en donde supuestamente el mercado ordena y resuelve todos los problemas tampoco es el camino. Todos cometemos errores todo el tiempo y eso es lo que va construyendo la sociedad. Los empresarios en el campo económico son justa-mente los actores que se aprovechan de esos errores, de oportunidades no identificadas, de nuevas construcciones antes inexistentes. Y mucha otra gente de manera solidaria actúa sobre esas fallas. Más bien el liberalismo plan-tea dos dudas importantes:

Primera. Dado que los errores y fallas son parte intrínseca del sistema, ¿puede alguien, general-mente el Gobierno como regulador, corregir esas fallas desde afuera partiendo del supuesto que son sistemáticas y generalizables porque, de no ser el caso, no se les podría aplicar una regulación ge-neral? Y la respuesta tiende a ser no, en casi todos los casos, porque se cae en la trampa de creer que existe un óptimo contra el cual comparar y que en la vida real observamos fallas frente a ese óptimo que pueden ser corregidas, cuando en realidad la vida real son esas fallas y no existe ningún óptimo contra el cual comparar. Con eso no se preten-de que no se puedan tomar decisiones colectivas para alcanzar algo mejor que el mundo observado: por ejemplo, apoyar a la gente de menos recur-sos a que sus oportunidades y capacidades se incrementen lo que, entre otras cosas, les permite potenciar su accionar y vivencia como individuos libres constructores de la sociedad.

Segunda. Dado que la incertidumbre es parte esencial de los sistemas (la incertidumbre no me-dible porque el futuro se va construyendo), la planificación en la sociedad debe tener dos ca-racterísticas. Por un lado, ser lo más cercana a los individuos y sus organizaciones que evidentemen-te hacen planes constantemente aunque luego los adapten o cambien completamente. Por otro lado, la llamada planificación de conjunto, la que hacen los gobiernos, sólo puede ser para la acción específica de sus propias acciones (qué carreteras construye o apoya) o como una discusión estra-tégica de los elementos que van constituyendo el entono de la sociedad y cuáles son los ejes por los cuales la sociedad podría transitar (dejando a la gente y sus organizaciones la libertad de caminar).

El liberalismo es un sistema que genera enorme cantidad de fallas, pero mucho menos que otros sistemas, porque se adecúa y puede adaptarse y corregirse. Porque su esencia no es ser un sistema cerrado de normas y dictámenes sino estar abier-to a la construcción de los individuos reales y sus organizaciones. Desconocerlo es aceptable. Des-conocerlo completamente requiere emprender un esfuerzo para comprender mejor sus bases. Y muchos lo desconocen.

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¿Derecha, izquierda o democracia?

Izquierda Democrática

Henry Llanes

Licenciado en Sociología y Ciencias Políticas por la Pontificia Universidad Católica del Ecuador. Diputado de la República por Izquierda Democrática (ID), 1998-2002. Dirigente petrolero, 1993-1998. Autor de las publicaciones Estado y política petrolera en el Ecuador, 2004, y Contratos petroleros, inequidad en el reparto de la producción, 2006 y 2008. Compilador y articulista de la revista Petróleo y Sociedad, 1993-1998. Actualmente es docente de Ciencia Política y Partidos Políticos en la Universidad Cristiana Latinoamericana.

Las ideologías políticas son la guía de las acciones políticas; son

la visión de lo que quiere la política. En el mundo de las ideas

políticas, no existe una teoría política que dé cuenta si la dere-

cha o la izquierda son ideologías políticas, lo que sí da cuenta

la teoría política es de las ideologías políticas que han tenido vigencia en

el mundo: conservadurismo, liberalismo, socialismo utópico, marxismo,

socialismo democrático, anarquismo y democracia cristiana.

Socialismo, marxismo y comunismo no son sinónimos. Tratarlos como

tales equivale a ignorar sus diferencias teóricas y las disputas que se dan

en el marco de la izquierda. El socialismo es en realidad el género teóri-

co a partir del cual surgen como especies el marxismo por una parte y el

anarquismo por otra; el comunismo es una práctica política antes que una

ideología política.1

Pero en un sentido amplio, el socialismo tiene sus raíces en el socia-

lismo utópico, que surgió con Robert Owen en la década de los años

treinta del siglo XIX, y tampoco se puede ignorar al socialismo demo-

crático que emergió a la faz pública en Europa en la segunda mitad del

siglo XIX, al igual que lo hicieron el marxismo y el anarquismo.

Partiendo de esta diferenciación de las ideologías políticas, la

mayoría de ellas –con excepción de las prácticas violentas (terrorismo,

guerrilla)– han llegado a manejar el poder político del Estado por la vía

democrática, que se caracteriza fundamentalmente por el sufragio,2 la

representación política y la división de poderes, así como también por

el pluralismo ideológico y la alternabilidad de gobierno; pero, a pesar

de que la mayoría de estas ideologías políticas han llegado a gobernar,

no han logrado desarrollar una calidad de vida integral para todo el

tejido social. ¿Por qué será? ¿Qué es lo que ha hecho falta?

1 Bárbara Goodwin, El uso de las ideas políticas, Barcelona: Península, 1993, p. 120. 2 El sufragio es la mejor expresión de la democracia directa o de la participación ciudadana por medio del cual se elige a las autoridades de elección popular, se impulsa la revocatoria del mandato, la consulta popular o el referendo, entre otros.

Henry Llanes 15

¿Por qué seguir insistiendo en lademocracia?

Frente a un régimen totalitario, ya sea de derecha o de izquierda, la democracia es la alternativa, pero no una democracia de motín y de vendetta como resurgió con la Revolución francesa,3 tam-poco de impunidad y de encubrimiento de los actos de corrupción. La democracia es una cultura cuyos contenidos deben ser proporcionados por una nueva teoría democrática. Desde una visión clásica, esos contenidos han sido los siguientes:

1. Supremacía del pueblo.2. El consentimiento de los gobernados

como base de la legitimidad.3. El imperio de la ley: métodos pacíficos

para resolver los conflictos.4. La existencia de un bien común o un in-

terés público.5. El valor del individuo como ciudadano

racional y moralmente activo.6. Iguales derechos civiles para todos los

ciudadanos.4

La democracia liberal se ha desarrollado desde el siglo XIX –en dos etapas muy importantes– sobre el manejo del poder político de los pueblos: la pri-mera tiene sus raíces en dicho siglo,5 cuyo poder se constituyó sobre la base del sufragio restrin-gido, motivo por el cual se la definió como una democracia representativa, clásica, formal y de élite; y la segunda legitimó su poder en el sufragio universal, a partir del cual se la define como una de-mocracia de mayorías, que en las últimas décadas del siglo XX asumió una conducta de imposición y de intransigencia, una especie de dictadura del voto, contraria a los principios democráticos de igualdad y libertad. Como contrapartida a esta visión de democracia, ha surgido en el camino un nuevo concepto de democracia que se basa en una democracia de consenso, “la misma que tiene como sustento el pluralismo ideológico, para

3 Bárbara Goodwin, ob. cit., p. 235.4 Ibídem, p. 234.5 Miguel González Tornés, “Partidos políticos y sistemas de partidos”, Temas clave de ciencia política, Barcelona: Gestión 2000, 1995.

lo cual parte del reconocimiento de que existen sociedades con fuertes diferenciaciones sociales, lingüísticas, religiosas o culturales”,6 pero también económicas y políticas. Para impulsar una “demo-cracia de consenso” se requiere de una cultura democrática formada en el diálogo y en los acuer-dos, alejada de los sectarismos y dogmas políticos, de las exclusiones y marginaciones. Su agenda de contenidos tiene base en el bien común, la integra-ción y la solidaridad.

El reto de una nueva cultura democrática es ¿cómo garantizar, de manera integral a la pobla-ción, una mejor calidad de vida? ¿Qué hacer para que los sectores sociales que viven en la pobre-za accedan a una mejor calidad de vida? ¿Cómo evitar que en el futuro las personas no vivan en condiciones de pobreza? En este contexto, exis-ten personas que luchan por los derechos de todos, por el respeto a la vida; luchan porque no se destruya la naturaleza y el medio ambiente, se oponen a las economías extractivistas, a la tala de los bosques; luchan por una economía sustentable y sostenible, por una ética pública en el manejo de los recursos públicos, por la eficiencia y eficacia en el manejo de las políticas públicas, por la des-

6 Josep Sort Jané, “Sistemas políticos”, Temas clave de ciencia política, Barcelona: Gestión 2000, 1995, p. 31.

“El reto de una nueva cultura democrática es¿cómo garantizar, de manera integral a la

población, una mejor calidad de vida? ¿Qué

hacer para que los sectores sociales que

viven en la pobreza accedan a una mejor

calidad de vida?”

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ÁGORA POLíTICA • septiembre/201116

contaminación ambiental del agua, aire y suelo, por el uso de tecnologías limpias, etc. Estos son los contenidos de una nueva democracia basada en el bien común.

En la última década del siglo XX y de lo que transcurre el presente, se puso énfasis en criterios políticos que no eran nuevos para la teoría política, como por ejemplo la participación ciudadana, de-mocracia participativa, democracia directa, entre otros, algunos de los cuales ya fueron expuestos por Aristóteles en la Edad Antigua, tales como la democracia de mayorías, participación ciudadana, rendición de cuentas, etc. Del pensamiento de Rousseau, filósofo francés de pensamiento libe-ral (1712-1778) han surgido los criterios políticos de la voluntad general, democracia popular, de-mocracia directa, entre varios, cuyos criterios se

remiten al sufragio, plebiscito, referendo, consulta popular o revocatoria del mandato, los cuales han sido aplicados indistintamente por los diferentes sistemas políticos del planeta.

En los siglos XVII y XVIII, Hobbes, Locke y Rousseau plantearon el “contrato social” como la mejor fórmula de gobierno, una especie de polí-tica de consensos de carácter pluralista, pero que no ha sido suficiente para consolidar una cultura democrática, por lo tanto el problema es más de fondo: ¿qué tipo de ciudadanía han creado los sistemas socioeconómicos y políticos del planeta? ¿Una ciudadanía individualista?, ¿egoísta?, ¿inhu-mana?, ¿utilitarista? ¿Cuál de estos criterios calza mejor en nuestra sociedad ecuatoriana?

Algunos sectores políticos preocupados por la gobernabilidad creen que la mejor fórmula de gobierno está en los principios y en los valores: “Si las personas pueden ser inducidas a adoptar e internalizar los principios morales, ello es pre-ferible para la vigencia del orden social, que tener que coercionarlas y obligarlas a obedecer a la autoridad”.7 Con esta afirmación, ¿qué se quiere decir? Que la clave está en una educación integral, que permita al individuo tener una comprensión holística del mundo en que vive, de su relación con la naturaleza y el medio ambiente, y del rol que debe cumplir en esta relación hombre naturaleza. La moral en la política no debe ser entendida sobre la base de prejuicios, dogmas o estereotipos, sino sobre la base del respeto a nuestros semejantes, de la honestidad, de la responsabilidad y del bien común.

En 180 años de vida republicana del Ecuador (1830-2010) hemos tenido 112 gobiernos,8 aproxi-madamente de un año y medio de duración cada uno, entre presidentes constitucionales, interinos, jefes supremos, gobiernos provisionales, jefes de gobierno, encargados del poder, entre otros. Estos hechos demuestran una profunda inestabilidad política, que en lo fundamental responden a una deficiente cultura democrática de la formación social del Ecuador, en la que se ha impuesto el

7 Bárbara Goodwin, ob. cit., p. 233.8 Enrique Ayala Mora, Resumen de Historia del Ecuador, Quito: Corporación Editora Nacional, 1994.

“La moral en la política no debe ser entendida sobre la base de prejuicios, dogmas o estereotipos,

sino sobre la base del respeto a nuestros

semejantes, de la honestidad, de la responsa-

bilidad y del bien común”

Henry Llanes 17

poder del más fuerte, dejando a un lado el diálogo y la concertación democrática.

En el caso del Ecuador, a partir de su inicio como república, las ideologías políticas del con-servadurismo y liberalismo han tenido mucha influencia. Un poco antes de que concluyera la primera mitad del siglo XX surgió el socialismo de inspiración marxista, que optó por la vía de-mocrática a pesar de que su matriz ideológica se oponía a este tipo de régimen, al que lo definía como un instrumento de manipulación política de la burguesía o de la clase dominante.9 A partir de la segunda mitad del siglo XX surgieron las ideo-logías políticas del socialismo democrático y de la democracia cristiana. Y en las últimas décadas del siglo en referencia, aparecieron como cliché en el argot político del Ecuador los términos de derecha y de izquierda, relacionados el primero con las fuerzas políticas conservadoras y el segundo con las fuerzas políticas del socialismo.

Pero haciendo una síntesis de lo que ha sido la política ecuatoriana en estas tres últimas décadas, paradójicamente, se ha dado un mayor proceso de descomposición social y de violencia, cuyos resultados se expresan en un mayor estrés colectivo, tanto público como privado; las institu-ciones judiciales y carcelarias están abarrotadas, a punto de estallar, es una especie de anomia co-lectiva (desorganización del sistema de normas y de control social).10 En este último período de vida democrática, el Ecuador perdió su sistema mone-tario, razón por la cual su dependencia es mayor del capital internacional en términos económicos.

Con estos resultados, el problema mayor parece estar en la falta de comprensión de la democracia, la cual no solamente es sufragio, re-presentación política y división de poderes, sino formación democrática, cuya cultura debe nacer desde la base misma de la sociedad civil, es decir, desde la familia, centros de estudio y lugares de trabajo. En estos escenarios es donde se debe cultivar una buena cultura democrática, en donde las personas deben aprender a dialogar y llegar a

9 El marxismo no creía en la vía democrática para conseguir los cambios sociales y políticos, sino en la lucha de clases, que en el caso de los obreros debía ser liderada por el ejército del proletariado.10 Alain Touraine, ¿Qué es la democracia?, Madrid: Temas de Hoy, 1994, p. 186.

acuerdos. Este tipo de aprendizaje facilitará enor-memente el manejo de la política.

Seguir hablando de esta bipolaridad de izquierda y derecha no le hace bien al Ecuador, el problema es más de fondo, radica en la cultu-ra democrática, por lo tanto la salida es por este sendero, más aún si la izquierda ha perdido sus re-ferentes teóricos; tal es así que actualmente se está hablando de una nueva izquierda y del socialismo del siglo XXI, sin precisar sus contenidos ni en qué se parece o se diferencia del socialismo utópico, marxismo, socialismo democrático o del anar-quismo. Pero algo más, para que las ideologías tengan éxito, éstas deben nacer del conocimiento y de la convicción de los pueblos; no es suficiente que sean parafraseadas únicamente por ciertas entelequias, menos aún, si ellas mismas no están

“Seguir hablando de esta bipolaridad de izquierda y derecha

no le hace bien al Ecuador, el problema es

más de fondo, radica en la cultura

democrática, por lo tanto la salida

es por este sendero”

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ÁGORA POLíTICA • septiembre/201118

muy convencidas y no tienen claros sus objetivos. Algunas personas creen que los cambios socioeco-nómicos y políticos dependen de la voluntad de una o de un grupo de personas iluminadas y no de los consensos sociales y políticos.

Seguir manteniendo la contradicción políti-ca entre derecha e izquierda no es la solución para el Ecuador; cualquiera que llegue al poder velará por sus propios intereses y no por los intereses de los otros. Los sectores sociales pauperizados seguirán debatiéndose en la pobreza, la descom-posición social y la violencia social continuarán multiplicándose año tras año: terrorismo, narco-tráfico, sicariato, secuestro, violación, robo, entre otros.

Más allá de los clichés de izquierda y de-recha, lo que deberían hacer estas posiciones políticas es construir un proyecto político demo-crático y de consensos, de corto, mediano y largo plazo, por ejemplo, ¿cómo generar empleo sobre la base del desarrollo productivo? ¿Cómo mejorar la infraestructura y el equipamiento del país? ¿Cómo desarrollar ciencia y tecnología? ¿Cómo construir la paz y la seguridad ciudadana? ¿Cómo manejar una ética pública en el manejo de las finanzas pú-blicas? ¿Cómo mejorar la educación del país bajo principios éticos, de eficiencia y eficacia? etc.:

En América Latina, más del 70% de los electores

no les interesa si un gobierno es de derecha o de

izquierda (…) La discusión acerca de la izquierda y

la derecha no tiene importancia para ocho de cada

diez ciudadanos (…) Los conceptos han caído en

una enorme licuadora y se han mezclado sin nin-

guna lógica.11

¿Qué significan dichos datos? Que existe una mayoría de electores –casi las tres cuartas partes del total– que tiene otro tipo de expectativas, más allá de querer identificarse con la izquierda o con la derecha ¿Cuáles son esas expectativas, necesi-dades o intereses? Es una respuesta que queda pendiente.

Con el triunfo del mercado de consumo y del marketing, lo que le interesa a la gente política

11 Jaime Durán Barba y Santiago Nieto, El arte de ganar, Buenos Aires: Debate, 2010, pp. 59-61.

(clase política)12 es ganar las elecciones inventando cualquier eslogan o consigna política.

Bibliografía

• AyalaMora,Enrique,Resumen de Historia del Ecuador, Quito: Corporación Editora Nacional, 1994.

• Durán Barba, Jaime y Santiago Nieto, El arte de ganar, Buenos Aires: Debate, 2010.

• GonzálezTornés,Miguel,“Partidospolíticosy sistemas de partidos”, Temas clave de cien-cia política, Barcelona: Gestión 2000, 1995.

• Goodwin,Bárbara,El uso de las ideas políti-cas, Barcelona: Península, 1993.

• Jané, Josep Sort, “Sistemas políticos”, Te-mas clave de ciencia política, Barcelona: Gestión 2000, 1995,

• Touraine, Alain, ¿Qué es la democracia?, Madrid: Temas de Hoy, 1994.

12 Clase política es aquella sociedad que está relacionada con el manejo del poder político de una nación, con el Estado y con las organizaciones políticas.

La izquierda y la derecha frente a los serviciospúblicos

Madera de Guerrero

Pablo Cevallos

Abogado en libre ejercicio desde 2005. Egresado de la Maestría en Derecho Administrativo por la Universidad Católica de Santiago de Guayaquil. Asesor del Secretario General de la Administración Pública en 2006. Asesor y capacitador en diversas materias relacionadas con derecho administrativo y sector público. Es abogado asociado del Estudio Jurídico Apolo & Asociados. Como miembro de este Estudio, asesoró a la Autoridad Portuaria de Manta en el proceso de terminación del Contrato de Concesión de Uso del Puerto de Manta. Ha litigado ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos por violaciones del derecho a la libertad personal, debido proceso y propiedad.

Con el presente artículo pretendemos, desde la óptica del de-recho administrativo, dar una mirada a las distintas posturas que los sectores políticos proponen respecto a una de las mi-siones fundamentales del Estado, la prestación de servicios

públicos. Nuestro propósito es identificar las propuestas desde la de-recha y la izquierda en esta materia, y analizar su aplicación en nuestra realidad.

Partimos de una dificultad metodológica: la definición previa de derecha e izquierda. En este punto, desde ya anticipamos, vamos a sim-plificar –quizá de manera antitécnica– las diferentes posturas en esta materia, pues en sentido estricto deberíamos hablar de las “derechas” y las “izquierdas”. Conocemos y entendemos que las definiciones ideo-lógicas son complejas y que el mapa político tiene más de dos colores, pero en materia de servicios públicos sí pueden identificarse rasgos propios de una y otra tendencia.

Vamos a aproximarnos a una definición de servicios públicos y a determinar cuáles son esos servicios públicos. Definiremos los cri-terios para diferenciar las posturas de derecha y de izquierda para, a continuación, identificar en nuestra realidad la aplicación de dichas propuestas.

Una vez identificadas las posiciones ideológicas, analizaremos nuestro marco constitucional para comprobar que la Constitución de Montecristi tiene ideología y plantea un modelo de izquierda sobre la administración de servicios públicos. Finalmente, plantearemos de manera breve nuestra propuesta de modelo de administración de ser-vicios públicos.

¿Qué entendemos por servicios públicos y cuáles son?

Los estudiosos del Derecho Administrativo y de la Teoría del Estado hablan del tránsito del Estado monárquico, donde los ciudadanos eran considerados súbditos, al Estado liberal, donde el Estado se limitaba a determinadas actividades, especialmente de seguridad, para arribar en la época moderna al Estado social, donde al Estado se le imponen

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ÁGORA POLíTICA • septiembre/201120

numerosas obligaciones y a la ciudadanía se le re-conoce un amplio abanico de derechos.

En este Estado social, el Estado se hace cargo de un conjunto de prestaciones y servicios que se consideran indispensables o básicos para el desarrollo de la sociedad. En el denominado Estado social, “la administración deja de con-templar a la Sociedad desde afuera, y en lugar de limitarse a ejercer una actividad policial de man-tenimiento del orden público empieza a satisfacer otras muchas demandas de esa sociedad”.1

En vista de esta evolución, el concepto de servicio público ha sufrido variaciones que lo han llenado de contenido y de un alcance distinto, en función del contexto histórico. Es así que el Tribu-nal Constitucional Español llegó a afirmar que “la idea de servicio público no constituye una noción unívoca y sí un concepto muy debatido por la doctrina científica –con detractores y valedores– sujeto a las distintas elaboraciones y utilizado en diversos momentos históricos con finalidades también distintas”.2

1 David Blanquer, Curso de Derecho Administrativo I. Los sujetos y la actividad, Valencia: Tirant lo Blanch, 2006, p. 438.2 Tribunal Constitucional de España, Sentencia 127/1994 del 5 de mayo.

En todo caso, existe un consenso entre los espe-cialistas en que el concepto tradicional de servicio público es el de:

Aquella actividad propia del Estado o de otra ad-

ministración pública, de prestación positiva, con la

cual, mediante un procedimiento de derecho pú-

blico, se asegura la prestación regular y continua,

por organización pública o por delegación, de un

servicio técnico indispensable para la vida social.3

Y así mismo existe coincidencia en por lo menos tres principios que los rigen: la obligación de prestar el servicio continuamente, la igualdad de los usuarios y la necesidad de adaptar el servicio a las necesidades del público. Las distintas legis-laciones –incluyendo la ecuatoriana– desarrollan estos principios y los amplían, como veremos más adelante.

Bajo el concepto planteado, la determi-nación de cuáles son los servicios públicos ha dado lugar a categorizaciones complejas, pues se habla de servicios públicos propiamente dichos, servicios públicos impropios, servicios públicos domiciliarios, entre otras clasificaciones. Si bien el concepto es maleable y utilitario, es una idea común entre los autores que los servicios pú-blicos requieren que la Constitución o la ley les reconozca ese carácter (publicatio), por lo que el listado de los servicios públicos se vuelve taxativo y la metodología para ubicarlos se limita a revisar el sistema legal.

Los siguientes servicios públicos han sido reconocidos por nuestro ordenamiento jurídi-co como servicios públicos: energía eléctrica, agua potable y saneamiento, riego, salud, educa-ción, puertos, aeropuertos, transporte terrestre de pasajeros, transporte de hidrocarburos por oleoducto, aduanas, telefonía fija, vialidad, entre muchos otros. En otra oportunidad elaboraremos una lista taxativa, que sin duda será de utilidad en otras investigaciones.

3 Efraín Pérez, Manual de Derecho Administrativo, Quito: Corporación de Estudios y Publicaciones, 2008, p. 146.

“Respecto de la regulación, la derecha propone que ésta se

limite a fomentar la competencia entre las

empresas a cargo de los servicios, a regular

las actividades monopólicas y a regular la

calidad del servicio ”

Pablo Cevallos 21

Criterios para la distinción: intervención estatal y regulación

Considerando lo expuesto al inicio de este artículo, podemos resumir las posiciones de la de-recha y la izquierda desde los siguientes criterios diferenciadores:

1. La mayor o menor intervención del Estado en la prestación de los servicios públicos.

2. La naturaleza de la regulación impuesta al servicio público.

La derecha, en términos generales, se caracteri-za por proponer la liberalización de los servicios públicos, sometiéndolos a un régimen de libre competencia, fomentando la prestación de estos servicios por parte de las empresas privadas, las mismas que, sometidas a leyes de mercado, po-drían prestar de manera más eficiente los servicios. Por su carácter empresarial, podrían atender de mejor manera al usuario, reducir costos, y emplear mejores tecnologías, acabando de esa manera con las burocracias estatales que han controlado los servicios públicos y su historia de ineficiencias y corrupción. El Estado prestará el servicio o lo delegará bajo el régimen de exclusividad regu-lada cuando no sea posible un régimen de libre competencia. En cuanto a la regulación que pro-pone la derecha, ésta se enfoca principalmente en un marco legal que garantice la prestación com-petitiva de los servicios públicos y los controles indispensables.

Respecto de la regulación, la derecha pro-pone que ésta se limite a fomentar la competencia entre las empresas a cargo de los servicios, a re-gular las actividades monopólicas y a regular la calidad del servicio. De esta forma, encontramos que las empresas que prestan servicios públicos estarían sometidas al régimen común (laboral, tributario, consumidores), y las únicas normas especiales serían aquellas relacionadas con la libre competencia en la prestación de los servicios públicos, el control sobre las actividades monopó-licas y las regulaciones técnicas propias del sector.

La izquierda, por su parte, propone que los servicios públicos son esenciales y estratégicos para el Estado, y por tanto deben ser controlados y prestados por instituciones del Estado, someti-dos a la planificación estatal. Se pretende evitar el manejo de los servicios públicos como negocios particulares con ánimo de lucro, y privilegiar la prestación del servicio frente a su rentabilidad. La izquierda asegura que de esta manera se garantiza la prestación del servicio con una visión social que responde a los intereses de las grandes mayorías y no a los intereses de unos cuantos empresarios.

Este sector propone una regulación compre-hensiva de todos los aspectos del servicio, desde aspectos contractuales, la garantía de exclusividad para el prestador estatal, regulación de precios, cumplimiento de metas estatales, entre muchos otros aspectos. Esto es consecuencia natural de la prestación estatal del servicio, pues evidentemen-te las actividades estatales responden a una lógica de derecho público, donde todas las actividades estén ampliamente reguladas a efectos de cumplir con el principio de legalidad.

Es necesario tener presentes ciertos ele-mentos comunes en ambas propuestas. Desde una perspectiva práctica –aún cuando a nivel teórico siempre subsistirán estas discusiones– ninguna de las dos tendencias desconoce la necesidad de la intervención del Estado en la prestación de ciertas

“La verdad es que desde la época de las dictaduras previas al actual período democrático, el modelo que

hemos aplicado en materia de servicios

públicos ha respondido a los postulados de

la izquierda, siendo el Estado el controlador

y prestador de los servicios públicos ”

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ÁGORA POLíTICA • septiembre/201122

actividades de servicio público. Por otro lado, nin-guna de las tendencias discute la necesidad de que exista una regulación del servicio público, sino la naturaleza de esta regulación.

Desde el Gobierno se ha tratado de vender la idea de que a partir de la década de los años noventa se implantó un modelo neoliberal en ma-teria de prestación de servicios públicos, que las privatizaciones fueron la regla en esta materia, y que el actual Gobierno acabó con este modelo y lo reemplazó por uno donde se ha recuperado el papel del Estado.

La verdad es que desde la época de las dictaduras previas al actual período democráti-co, el modelo que hemos aplicado en materia de servicios públicos ha respondido a los postulados de la izquierda, siendo el Estado el controlador y prestador de los servicios públicos. Los servicios públicos han respondido a la planificación estatal, se ha impedido la entrada de competidores para las empresas estatales en condiciones de igualdad, se han protegido los monopolios estatales y se ha impedido y satanizado la intervención de la inicia-tiva privada en estas materias.

Aun en los gobiernos que se consideraron de derecha –y de manera especial el gobierno de Sixto Durán Ballén que propuso un modelo moder-nizador para la prestación de servicios públicos–, en la práctica nunca llegaron a consolidarlo. La aplicación de las reformas neoliberales de Durán Ballén se quedaron a medio camino. Ejemplos de ello fueron los servicios públicos domiciliarios como el agua potable, la distribución de energía eléctrica y telefonía fija.

En los tres servicios se dieron intentos de privatización, pero la realidad es que los burócra-tas siguieron encargados de prestarnos dichos servicios. En el caso del agua potable, fueron es-casos los intentos privatizadores, siendo el más importante el de la ciudad de Guayaquil, con una concesión que, en el balance, ha sido altamente positiva, pues se ha alcanzado en corto tiempo ni-veles amplísimos de cobertura y de formalización del servicio, pese a que subsisten quejas respecto de la calidad del mismo. En el resto del país las responsables del agua potable siguieron siendo las empresas estatales. En la distribución de ener-

gía eléctrica y telefonía fija, las empresas públicas se transformaron en sociedades anónimas, pero el Estado siguió siendo el accionista y verdadero dueño, por intermedio del Fondo de Solidaridad.

La derecha tiene una deuda histórica con el país, pues la sociedad ecuatoriana no ha conocido todavía lo que significa recibir servicios públicos por parte de empresas privadas, en régimen de libre competencia, con eficiencia, con inversiones privadas y mejoras tecnológicas. La derecha que estuvo en el poder no estuvo dispuesta a ceder el poder político y económico que significa la presta-ción de un servicio público.

Estoy seguro que una vez que la sociedad ecuatoriana reciba los beneficios de servicios pú-blicos prestados por empresas privadas eficientes, a costos competitivos, y con tecnología y mejoras constantes, van a ser pocos los que quieran regre-sar al esquema actual, donde una empresa-Estado nos presta un servicio-poder. Donde no es claro si el Estado nos presta un servicio o si nos está some-tiendo mediante el ejercicio de la autoridad.

Estas son, en resumen y en la práctica, las posiciones de nuestras derechas e izquierdas frente a los servicios públicos.

Normativa constitucional sobre servicios públicos: una Constitución con ideología

La Constitución de Montecristi, aprobada por una mayoría autodenominada de izquierda, no ha dejado de lado la regulación de los servicios públicos. En lo que se refiere al objeto de nues-tro análisis, los artículos que nos dan luces sobre el modelo de servicios públicos propuesto por la Constitución, son los artículos 313, 314, 315 y 316, que nos permitimos citar:

Art. 313 (Constitución).  El Estado se reserva

el derecho de administrar, regular, controlar y gestionar los sectores estratégicos, de con-formidad con los principios de sostenibilidad ambiental, precaución, prevención y eficiencia.

Los sectores estratégicos, de decisión y control exclusivo del Estado, son aquellos que por su trascendencia y magnitud tienen de-

Pablo Cevallos 23

cisiva influencia económica, social, política o ambiental, y deberán orientarse al pleno desa-rrollo de los derechos y al interés social.

Se consideran sectores estratégicos la energía en todas sus formas, las telecomunicaciones, los recursos naturales no renovables, el trans-porte y la refinación de hidrocarburos, la biodiversidad y el patrimonio genético, el es-pectro radioeléctrico, el agua, y los demás que determine la ley.

Art. 314 (Constitución). El Estado será respon-sable de la provisión de los servicios públicos de agua potable y de riego, saneamiento, ener-gía eléctrica, telecomunicaciones, vialidad, infraestructuras portuarias y aeroportuarias, y los demás que determine la ley.

El Estado garantizará que los servicios pú-blicos y su provisión respondan a los principios de obligatoriedad, generalidad, uniformidad, eficiencia, responsabilidad, universalidad, ac-cesibilidad, regularidad, continuidad y calidad. El Estado dispondrá que los precios y tarifas de los servicios públicos sean equitativos, y esta-blecerá su control y regulación.

Art. 315 (Constitución).  El Estado constituirá empresas públicas para la gestión de secto-res estratégicos, la prestación de servicios públicos, el aprovechamiento sustentable de recursos naturales o de bienes públicos y el de-sarrollo de otras actividades económicas. (…)

Art. 316 (Constitución).  El Estado podrá dele-gar la participación en los sectores estratégicos y servicios públicos a empresas mixtas en las cuales tenga mayoría accionaria. La delega-ción se sujetará al interés nacional y respetará los plazos y límites fijados en la ley para cada sector estratégico.

El Estado podrá, de forma excepcional, delegar a la iniciativa privada y a la economía popular y solidaria, el ejercicio de estas activi-dades, en los casos que establezca la ley.

Luego de plantear lo que nosotros consideramos son los modelos de administración de los servicios

públicos desde la derecha y la izquierda, podemos apreciar que nuestra Constitución plantea con cla-ridad una visión de los servicios públicos desde la izquierda, es decir, bajo control y gestionado por el Estado, y sólo de forma excepcional, delegable a la iniciativa privada.

Vemos que el modelo que plantea la Consti-tución privilegia la gestión estatal de los servicios públicos, tornando la participación de empresas privadas en excepcional. De esta forma, el Estado se asegura el control sobre estos servicios, que en su mayoría, son calificados también como sectores estratégicos.

El sesgo ideológico de la Constitución, cuando la coyuntura política cambie y las fuerzas electorales se inclinen hacia un liderazgo de de-recha, el país nuevamente se verá enfrentado a discutir y aprobar reformas constitucionales, pues bajo este esquema se vuelve complejo implemen-tar un plan de gobierno con una ideología distinta. La carga ideológica de la Constitución pesará en su permanencia y en estabilidad como instrumen-to jurídico.

El esquema propuesto por la Constitución, además, no representa un cambio profundo en nuestra realidad, pues como lo expusimos, en la historia reciente de los servicios públicos ecuato-rianos el Estado ha mantenido su administración,

“Una vez que la sociedad ecuatoriana reciba los beneficios de servicios públicos

prestados por empresas privadas eficientes,

a costos competitivos, y con tecnología y

mejoras constantes, van a ser pocos los

que quieran regresar al esquema actual,

donde una empresa-Estado nos presta un

servicio-poder”

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ÁGORA POLíTICA • septiembre/201124

y en contadísimas ocasiones ha permitido a la ini-ciativa privada hacerse cargo de dichos servicios públicos.

La propuesta: un esquema de servicios públicos competitivos

Nosotros suscribimos un modelo de servicios pú-blicos competitivos, liberal, racionalizado y sujeto a controles, con las características que sintetiza de forma acertada Gaspar Ariño Ortiz,4 según el cual se parte de la desintegración vertical del sector y separación de actividades. Como condición para un régimen de servicios públicos competitivos, es necesario distinguir en cada sector las actividades competitivas y no competitivas, separando las actividades que pueden prestarse en libre compe-tencia, de aquellas que no pueden prestarse bajo esas condiciones.

Las actividades bajo libre competencia se rigen por los principios de libertad de entrada al sector que se trate, libre acceso a las redes (doctri-na de essential facilities), libertad de contratación y formación competitiva de los precios, y la libertad de inversión. Estas libertades se ejercen siempre bajo el entendido de que se trata de actividades reguladas, con requisitos de operación y con res-tricciones y cargas propias del servicio público.

De esta forma, encontramos, como cita el autor mencionado, los servicios de transporte y almacenamiento de petróleo y sus derivados,

4 Gaspar Ariño Ortiz, “La liberalización de los servicios públicos en Europa. Hacia un nuevo modelo de regulación de la competencia, Servicios públicos, regulación y renegociación, Buenos Aires: Abeledo Perrot, 2005.

donde bien se pueden tener diversos prestadores del servicio que compitan por ofrecer mejores ser-vicios, mientras que los servicios de refinación o extracción de petróleo se mantengan bajo un régi-men regulado; otro ejemplo es el transporte aéreo, donde claramente se puede distinguir entre los servicios de transporte como tales, que se prestan en libre competencia, de los servicios aeroportua-rios propiamente dichos.

Por otro lado, encontramos las actividades no competitivas, donde no se puede ofrecer solu-ciones de mercado, sea porque se trata de la gestión de la infraestructura, que necesariamente deben ser administradas por un sólo actor, o porque la actividad específica no es rentable. En estos casos, la regulación debe proponer soluciones concretas, que permitan satisfacer la necesidad del servicio por parte de la ciudadanía.

A manera de reflexión

La verdad sea dicha, al ciudadano no le interesa quién preste el servicio, sino que se lo presten con calidad y eficiencia. La discusión ideológica, y de manera especial la postura de la izquierda en esta materia, se enfrenta a una realidad que exige re-sultados de manera urgente y la participación de todos los sectores de la ciudadanía.

Bibliografía

• AriñoOrtiz,Gaspar,“Laliberalizacióndelosservicios públicos en Europa. Hacia un nue-vo modelo de regulación de la competencia”, Servicios públicos, regulación y renegocia-ción, Buenos Aires: Abeledo Perrot, 2005.

• Blanquer, David,Curso de Derecho Admi-

nistrativo I. Los sujetos y la actividad, Valen-cia: Tirant lo Blanch, 2006.

• Pérez,Efraín.Manual de Derecho Adminis-trativo, Quito: Corporación de Estudios y Publicaciones, 2008.

• TribunalConstitucionaldeEspaña,Senten-cia 127/1994 del 5 de mayo.

“Al ciudadano no le interesa quién preste el servicio, sino que se lo presten con

calidad y eficiencia ”

Izquierda y derecha: significado y praxis en el Ecuador

Movimiento Popular Democrático

Cecilia Jaramillo

Licenciada en Filosofía, Ciencias Sociales y Económicas. Ha realizado estudios de cuarto nivel en Educación Superior, Género, Desarrollo y Derechos Humanos. Presidenta de la Confedera-ción Nacional de Mujeres Ecuatorianas por el Cambio (CONFEMEC) por dos períodos, 2002 y 2008. Vocera Nacional del Movimiento de Mujeres del Ecuador para la Asamblea Nacional Constituyen-te. Integrante del Directorio del Consejo Nacional de las Mujeres (CONAMU) y de la Comisión de Transición al Con-sejo de Igualdad de las Mujeres y de Género. Actualmente es Asambleísta Nacional Alterna por el Movimiento Popular Democrático (MPD) y ejerce la docencia en la Facultad de Filosofía, Letras y Ciencias de la Educación en la Universidad Central del Ecuador.

La pretensión de ser queridos por el pueblo con la seducción de las mentiras

El tema del “significado de la praxis” en el escenario político del Ecuador tiene la particularidad de estar vigente no sólo en este momento, por la particular circunstancia que nos plantea es-cuchar al Presidente Correa que se “está cambiando de época”

y que la “revolución ciudadana avanza” cumpliendo con los retos de una oportunidad histórica que le dieron los miles de hombres y mujeres que confiaron en la propuesta de PAIS y de Rafael Correa al elegirlo con una alta votación como Presidente de la República, sino porque es necesario interpretar el comportamiento de las distintas fuerzas sociales y políti-cas, de dirigentes y sujetos políticos que actúan en la palestra pública de acuerdo con determinados objetivos y principios, diversos de acuerdo a las concepciones ideológicas, pero que desde esta diversidad de intereses pugnan por el control del poder del Estado.

Para algunas personas, la praxis tiene un significado esencialmente moral en el sentido de una coherencia entre lo “que decimos y lo que hacemos”, lo cual haría alusión principalmente a la conducta de los indivi-duos o a cómo actúan los grupos sociales o políticos. Tampoco podemos ubicar la praxis como una mera puesta en práctica de determinados prin-cipios, o de manera superficial, la congruencia entre la teoría y la práctica.

Desde nuestra perspectiva, la praxis contiene una filosofía y, por lo tanto, la visión del rol que jugamos los humanos como seres sociales en un determinado momento del proceso de desarrollo histórico social. Como lo señala Sánchez Vásquez en su Filosofía de la praxis, la praxis es “una actividad material, práctica, específica y exclusiva del ser social”, y amplía su conceptualización señalando que

la praxis tiene como fin la transformación real, objetiva de la naturaleza, la

sociedad y del hombre mismo, transformación que responde a una deter-

minada necesidad humana. La praxis como actividad productiva, objetiva y

subjetiva al transformar la naturaleza crea un mundo de objetos humanos o

humanizados, es decir humaniza la naturaleza a la vez que crea un mundo

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ÁGORA POLíTICA • septiembre/201126

que ya no es el mundo de la naturaleza si no es el

mundo del hombre. Se objetiva el hombre por

medio de la praxis.1

Creo necesaria esta puntualización para establecer algunas opiniones sobre la “praxis” de las fuerzas políticas de derecha y de izquierda del Ecuador en la actualidad.

Es frecuente escuchar que la derecha tradi-cional, que estuvo de manera directa dirigiendo la vida del país a partir de la restitución de la llama-da democracia representativa, en la actualidad no logra consolidar una oposición unificada y tampoco se evidencian liderazgos desde esta tendencia en capacidad de capitalizar el descontento que crece respecto del Gobierno de Correa, principalmente en los sectores medios de la población. Esta es una realidad, tomando en consideración que el triun-fo de Correa como Presidente de la República es consecuencia de un largo proceso de inestabilidad política que duró varios años y que alcanzó su más alta expresión en el derrocamiento de los gobiernos de Bucaram, Mahuad y Gutiérrez, representantes de los intereses de los grupos oligárquicos y de la banca internacional.

Vale la pena recordar que la crisis política y los constantes escándalos de corrupción que vivió el país en el pasado inmediato condujeron a un desgaste acelerado del régimen de la democracia representativa, de los poderes del Estado y de los partidos políticos de derecha a los que se calificó de “partidocracia”. La política entreguista de los go-biernos de turno, el aumento de la deuda externa,

1 Adolfo Sánchez Vázquez, Filosofía de la praxis, Fondo de Cultura Económica, 1983, p. 11.

el asalto a los recursos naturales y el empobreci-miento cada vez mayor de los sectores populares, constituyeron los motivos de un incesante accionar de las organizaciones de trabajadores, campesinos, indígenas, maestros, estudiantes, y de los pueblos indígenas y negro por hacer respetar sus derechos. En tanto la crisis política se agudizaba, el movi-miento popular comprendía que no era suficiente el cambio de presidentes y que era indispensable la búsqueda de alternativas a un sistema económico, social y político en decadencia.

A la par del desarrollo de la tendencia de cambio en el país, se produjo una debacle en los partidos tradicionales de derecha y de los sectores llamados de centro político. Hasta el momento, ninguno de esos partidos que emergieron con gran fuerza hace unas décadas –PSC, PRE, PRIAN, DP, ID– y otros han podido recuperar el rol protagónico que tuvieron a su turno antes del triunfo de Correa. Tampoco sus líderes más connotados han logrado trascender en el imaginario de la mayoría de ecua-torianas y ecuatorianos.

Es también cierto que en distintos momentos del actual régimen, como en el proceso de elabora-ción de la nueva Constitución, la derecha desarrolló una intensa actividad para impedir que las propues-tas progresistas se afirmaran en los contenidos de la Carta Magna y se valieron de muchas estrategias para descalificarla. Recordamos las movilizaciones de los voceros de la oligarquía y la derecha eco-nómica calificando a la nueva Constitución como un mamotreto que ponía en riesgo la esencia del convivir nacional, o la oposición a la eliminación de la tercerización laboral y a la consagración de la educación, la seguridad social y la salud como derechos fundamentales de todas las ecuatorianas y ecuatorianos. Pero estos intentos de revertir el proceso de cambio fueron enfrentados y sufrieron derrotas contundentes.

El desgaste de la derecha persiste a tal punto que los voceros y voceras de esa tendencia aparecen en la palestra política con “nuevas denominaciones” y con un discurso que no logra aceptación popu-lar. Sin embargo, es necesario precisar que esta situación en la que se desenvuelve la derecha tra-dicional no significa de ninguna manera que haya sido derrotada definitivamente y que ahora se esté

“Algunas fuerzas sociales y políticas de la tendencia, entre ellas

el Movimiento Popular Democrático (MPD), se

comprometieron activamente en el impulso de las

reformas necesarias para el cambio social ”

Cecilia Jaramillo 27

afirmando una tendencia contraria a los intereses de la oligarquía y del imperialismo. En los hechos, la base estructural que sustenta el poder económico, social, político e ideológico de la gran burguesía ecuatoriana está intocada y, por tanto, lo que ha cambiado son sus representantes y las formas con las cuales estas fuerzas ejercen el poder político en el Ecuador. Desde esta perspectiva, la derecha ecuatoriana trabaja persistentemente por mantener el régimen capitalista y, con ello, el poder económi-co, social y político de los grandes grupos que en el presente momento político no han disminuido sus ganancias y, por el contrario, concentran en sus manos la riqueza del país.

Con el Gobierno establecen acuerdos y alianzas que se evidencian principalmente en la aprobación de leyes en la Asamblea Nacional, leyes y reformas que son inconstitucionales y de las cuales los principales beneficiarios son justamente los grupos económicos poderosos nacionales y las transnacionales.

El Gobierno de Correa y la traición al proyecto político de cambio social

El triunfo de Rafael Correa como Presidente del Ecuador es consecuencia de la afirmación de una corriente mayoritaria en los trabajadores y los pue-blos, de las ideas y aspiraciones de cambio en todos los órdenes de la sociedad, de búsqueda de nuevas formas de convivir democrático, de la necesidad de cambiar una vida de privaciones y explotación por una vida de dignidad. Es también consecuencia de un proceso de acción política del movimiento social organizado, de las fuerzas de izquierda, democrá-ticas, que enfrentaron con decisión a las políticas neoliberales que fueron impuestas por los gobier-nos de turno y que condujeron a la eliminación de la soberanía e independencia nacional y, por tanto, mayor dependencia del imperialismo y la banca internacional.

La oposición al neoliberalismo se expresó en el rechazo al agresivo endeudamiento externo, a la instalación de tropas militares norteamericanas en la Base de Manta, al involucramiento en el Plan Colombia, al Tratado de Libre Comercio (TLC) y al

enriquecimiento de los grupos oligárquicos que incrementaban sus ganancias en la medida en que la mayoría de ecuatorianas y ecuatorianos estaban impedidos de satisfacer sus necesidades básicas. No olvidemos que el Ecuador de fines del siglo XX y en los primeros años del siglo XXI estaba ubicado como uno de los más pobres y más corruptos de América Latina. Para reiterar, el 2% más rico de la población ganaba 1.270 veces más que el 2% más pobre, y cerca del 80% de ecuatorianos se encontra-ba bajo el nivel de la pobreza. En el campo laboral prácticamente fueron eliminados los derechos sin-dicales, se intensificó la represión y la persecución a los sindicalistas, se institucionalizó la tercerización laboral y las formas más precarias de trabajo.

La derecha oligárquica hizo gala de prepoten-cia y su horizonte estuvo delineado en la perspectiva de afirmar su poder, ampliar su dominio económico y articularse en las mejores condiciones a la globali-zación capitalista.

El Ecuador fue escenario de grandes movi-lizaciones sociales, huelgas, paros provinciales, de levantamientos de los pueblos indígenas, deman-das de la juventud, las mujeres, los jubilados, con los cuales se afirmó una corriente antioligárquica, patriótica y antiimperialista.

Al recordar este escenario, ubicamos un as-pecto fundamental: el cambio de “época” a la que se refieren ahora los impulsores de la revolución ciudadana no es el resultado de las ideas y acciones de Correa y de los tecnócratas que forman parte de su Gobierno. Tampoco se debe a un gran conoci-miento o formación académica de los que hace gala el Presidente en sus discursos y pronunciamientos. Reiteramos, es el resultado de la incesante lucha social y política de los postergados, de los de abajo, de los insubordinados que a lo largo de la historia nacional fueron los artífices de una propuesta pro-gramática para constituir un gobierno del pueblo, que trabaje por transformar la realidad de oprobio y atraso. También el liderazgo de Correa surge y se desarrolla con el apoyo popular, pues desde nues-tra concepción, los líderes “no nacen”, se forman y desarrollan en un contexto histórico concreto y, por tanto, el liderazgo de Correa también es el resultado de un proceso y condiciones concretas del escenario político, puesto que para la mayoría de ecuatorianos

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ÁGORA POLíTICA • septiembre/201128

y ecuatorianas era importante, en esa coyuntura, la presencia de una personalidad política diferente, que no hubiera sido parte de la partidocracia y con formación incluso académica para que dirija los des-tinos del país. En definitiva, Correa representaba lo nuevo, lo apolítico y además con sensibilidad social.

Con el triunfo de Correa y la aprobación de la nueva Constitución se planteó como reto avanzar en el proyecto político de cambio. Sin embargo, las posibilidades de que se concretara el mismo tenían que ver, por un lado, con la respuesta de Correa y PAIS, como fuerza mayoritaria de la tendencia, a las presiones ejercidas por la derecha, los banqueros y grandes grupos económicos, el imperialismo, y por otro lado, con la relación de Correa con las fuerzas sociales y políticas de izquierda, que a fin de cuentas fueron las gestoras principales del proceso político en el que vivimos.

Algunas fuerzas sociales y políticas de la tendencia, entre ellas el Movimiento Popular Demo-crático (MPD), se comprometieron activamente en el impulso de las reformas necesarias para el cambio social. En la Asamblea Constituyente, junto con Pa-chakutik, Socialistas, Alianza PAIS y otras fuerzas de izquierda; con las organizaciones sindicales de trabajadores, maestros; estudiantes universitarios y secundarios, mujeres y campesinos trabajaron arduamente para que la nueva Constitución fuera la expresión genuina de esas aspiraciones. Fueron determinantes las acciones de estas fuerzas en la campaña por el Sí en el referéndum que aprobó la Constitución y también para el triunfo electoral de Correa y la izquierda en las elecciones generales.

Señalamos antes que, respecto del comporta-miento político del Gobierno de Correa, un aspecto a enfrentar –con el objetivo de que se concretara el proyecto de cambio y la profundización de esas transformaciones para sentar las bases para la su-peración del régimen capitalista y el avance hacia el socialismo– era resistir y combatir las presiones de las fuerzas interesadas en mantener los privile-gios de las clases dominantes tradicionales y, por tanto, en que permanezcan intactas las estructuras del Estado y del imperialismo a nivel mundial, en un escenario de globalización del capitalismo y de implementación de estrategias que incluyen la intervención armada, con las cuales las grandes

potencias procuran descargar los efectos de las crisis recurrentes en los países dependientes y en las clases trabajadoras.

Hoy podemos señalar, sin temor a equivo-carnos, que el Gobierno de Correa se identifica plenamente con la derecha del país, no representa a la tendencia de cambio social y político, menos aún la posibilidad de transformar las caducas re-laciones capitalistas por un nuevo orden social. En los hechos, se puede constatar que “la revolución ciudadana” sólo es una frase y el sustento de una agresiva campaña mediática con la cual se oculta su verdadera naturaleza.

La política implementada por Correa y el movimiento PAIS ha contribuido a afirmar la su-premacía de los grupos económicos dominantes y a afirmar los lazos de dependencia y pérdida de sobe-ranía nacional. Podemos afirmar que estos grupos dominantes tienen en Correa a su representante más calificado, puesto que ha logrado mantener un importante apoyo de los sectores más empobreci-dos con la aplicación de una política asistencialista, de dádivas y engaños respaldados por un poderoso aparato comunicacional.

Creo que es importante reconocer la capa-cidad del Presidente para generar acciones con las cuales aún se mantiene en un nivel alto de popula-ridad y en momentos de crisis, la capacidad para recuperar la credibilidad entre los sectores más empobrecidos del país con medidas que son im-pulsadas con el apoyo de los sectores y grupos de derecha.

La traición de Correa a las aspiraciones popu-lares de una transformación profunda, se evidencia con mayor intensidad inmediatamente luego de su reelección. Sin embargo, desde el Congresillo, era evidente que las fuerzas opuestas al proyecto po-pular y de izquierda que están presentes en PAIS, fueron ganando espacio y la confianza de Correa. Para el análisis de la acción política de Correa es ne-cesario tomar en cuenta que PAIS está constituido por diversas corrientes, por ende, coexisten varias concepciones y propuestas ideológico-políticas, se evidencian distintos intereses de grupo o persona-les, unificados en torno a su líder supremo.

El viraje de Correa a las posiciones de derecha tiene expresiones en todos los ámbitos de su gestión

Cecilia Jaramillo 29

de Gobierno. Destaco uno de los aspectos que genera rechazo en importantes sectores de la población: el autoritarismo y la prepotencia con la cual se rela-ciona con los sectores políticos, dirigentes sociales que cuestionan su gestión. La persecución y encar-celamiento a luchadores y luchadoras populares ha tenido una connotación comparable solamente con regímenes de ultraderecha. Al momento son más de trescientos dirigentes hombres y mujeres que están acusados de sabotaje y terrorismo, argumentos con los cuales se encarceló a Marcelo Rivera, ex presi-dente de la FEUE y Pepe Acacho, dirigente Shuar.

La violencia y la prepotencia son las caracte-rísticas del comportamiento de Correa; son muchos los ejemplos de intolerancia y agresividad frente a las personas. Solamente sus criterios son válidos; quienes se atreven a cuestionar su política son ta-chados de ignorantes, incapaces o con cualquier otro adjetivo con los cuales pretende descalificar la voz crítica de dirigentes sociales y políticos. Esta visión es contraria a la concepción y práctica de un liderazgo democrático, respetuoso de las opiniones divergentes.

Este comportamiento se evidenció casi en los primeros meses de su gestión, en los aconteci-mientos surgidos a partir de la aprobación de la Ley de Minería, con la cual se violaron las normas constitucionales que de manera clara impiden la in-tervención de las transnacionales en la explotación de los recursos estratégicos del Estado; la respuesta del régimen a la justa protesta popular fue la repre-sión que cobró la vida del maestro indígena Bosco Wisuma.

En la Asamblea Nacional, la mayoría legislati-va continúa aprobando leyes antidemocráticas: Ley de la Función Legislativa, Código de la Democracia, Ley de Servicio Público, Ley Orgánica de Educa-ción Superior, Ley de Límites, Código Orgánico de Ordenamiento Territorial, Autornomía y Descentra-lización (COOTAD), Ley Regulatoria y de Control del Poder del Mercado o Antimonopolio.

En esta función, PAIS ha impedido la tarea de fiscalización. Hasta el momento todos los intentos de llevar a juicio político a funcionarios del régimen involucrados en actos de corrupción o de incum-plimiento de la Constitución han sido frenados deliberadamente.

Para cualquier ciudadano o ciudadana que analice con objetividad la política del país, asistimos hoy a una involución en la estructura del Estado desde la óptica del papel que cumplen las cinco funciones determinadas por la Constitución vigente. Las leyes que regulan éstas funcionan, y los reglamentos para su aplicación han sido elaborados para el control di-recto del Ejecutivo. Este es un problema muy grave porque contradice la independencia de cada una de estas funciones y, por tanto, la esencia de la demo-cracia. En este contexto, los procesos irregulares en la elección del Fiscal, la declaratoria anticonsti-tucional del Estado de excepción para intervenir en la Administración de Justicia muestra de cuerpo entero el carácter autoritario del régimen.

Una de las banderas de la revolución ciu-dadana fue la renegociación soberana de la deuda externa. Luego de la auditoría no encontramos a ninguna persona que haya sido juzgada por el asalto a los recursos del Estado; lo que es peor, la deuda externa se ha incrementado y la negociación de los créditos se ha dado en condiciones lesivas para la soberanía nacional. Con China, hay un endeuda-miento en 7.200 millones de dólares desde julio de 2009, que equivale al 10% del PIB. Los intereses que cobra esta gran potencia son superiores a los esta-blecidos por el Banco Mundial y el FMI: 6% y 7%; se suma a esta negociación la entrega del 50,48% de la producción petrolera de 2011.2 El Gobierno de Correa se ha mostrado como un cumplido pagador de la deuda y destina anualmente cerca de mil millo-nes de dólares para este propósito.

2 María de la Paz Vela, “La subordinación financiera a China”, Revista Gestión, Economía y Sociedad, agosto de 2011.

“La unidad de las

izquierdas no es un tema fácil ni sencillo; se

requiere trabajar de manera persistente en

una propuesta programática que proyecte

a nuevos niveles el anhelo de cambio que

sigue vigente ”

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ÁGORA POLíTICA • septiembre/201130

Frente a los Estados Unidos, Correa mantiene un doble discurso: en algunas oportunidades se mues-tra confrontándolo de manera radical, mientras que en realidad la relación con esta potencia se ha estrechado. Todos los convenios militares con el Pentágono se han ratificado, se continúa participan-do en el Plan Colombia con un gasto de más de 100 millones de dólares y la movilización de un número considerable de tropas con las cuales hace frente común con el imperialismo norteamericano y el Go-bierno colombiano.

Hace pocas semanas, el Gobierno publicó un folleto llamado 100 logros de la revolución ciudadana con el propósito de demostrar el cumplimiento del mandato popular. Creo que cada uno de los logros merece ser analizado a profundidad para evidenciar que no es verdad que en el Ecuador esté en marcha una revolución, cambios estructurales profundos o que se estén sembrando las semillas para la socie-dad de justicia e igualdad. Lo que se evidencia es la afirmación de una política de engaño al pueblo que se propone el fortalecimiento y modernización del capitalismo.

El Presidente habla de que se ha disminuido la brecha entre pobres y ricos; que “se ha salido de la pobreza con nuestras propias manos”; que tam-bién ha disminuido el desempleo y subempleo; que hay un mayor número de emprendedores y em-prendedoras, etc. Este informe pone en evidencia otra realidad: lo que se ha impulsado con mucho éxito es la política asistencialista dirigida a la pobla-ción más pobre del país que, desde el punto de vista electoral, constituye la base social con la cual cuenta Correa para cumplir con su propósito de mantener-se en el poder por un buen período. Esta política contradice los anhelos de transformar la estructura económica capitalista dependiente, promover cam-bios en las relaciones económicas de producción y, con ello, avanzar en serio en la revolución social. El asistencialismo no es la respuesta a las causas de la pobreza y atraso del país, es una política de engaño y sojuzgamiento.

Los datos oficiales sobre algunos aspectos económicos sirven para demostrar que la situación de pobreza y atraso del país no se ha superado en lo más mínimo: la canasta familiar básica se ubica en 559,41 dólares, mientras que el Salario Básico Unifi-

cado (SBU) es de 264 dólares, lo cual implica un saldo negativo de casi 300 dólares. Más de 2’300.000 ecua-torianos y ecuatorianas no tienen trabajo estable y más de 300 mil están en el desempleo. En el campo educativo y en la salud, la política de Correa no es la creación de partidas para integrar a profesionales de estas áreas de manera estable y definitiva sino la contratación temporal, por lo que existe un déficit de docentes y servidores de la salud.

La inversión en educación es insuficiente para garantizar este derecho a todos los niños, niñas y jóvenes del país. El 75% de la infraestructura esco-lar está deteriorada y en las universidades públicas se burla la gratuidad con la creación de aranceles.

En oposición a esta realidad, los diez grupos económicos más fuertes del país reportaron en 2009 ingresos que sobrepasan los 9 mil millones de dó-lares y la banca privada obtuvo una ganancia que supera en un 70% a lo que obtuvieron en los perío-dos anteriores al Gobierno de Correa.

Un tema de debate es la participación ciuda-dana. Las aspiraciones a una efectiva participación democrática constituyeron uno de los aspectos para la aprobación de la Constitución vigente. El reconocimiento del derecho de ecuatorianos y ecua-torianas a la participación, sustentada en principios de acción protagónica, sin restricciones, con respe-to pleno a las distintas expresiones de organización y acción social generó grandes expectativas para la acción social y política de los sectores populares en los espacios nacionales y locales, pues en la Consti-tución se reconoce todas las formas de organización social “como expresión de la soberanía popular para desarrollar procesos de autodeterminación e incidir en las decisiones y políticas públicas y el control social de todos los niveles de gobierno, así como de las entidades públicas y privadas que pres-ten servicios públicos”;31 sin embargo, la constante de las actuaciones de Correa es la persecución a dirigentes populares; su proyecto no admite sino la subordinación. Con sus intereses no es compatible la participación soberana y autónoma del movi-miento social organizado y de las fuerzas políticas del Ecuador. Con este propósito, desarrolla una

3 Constitución de la República del Ecuador, Título IV, Participación y Organización del Poder, Capítulo Primero, Participación en democracia, segunda sección, Art. 96, primer inciso.

Cecilia Jaramillo 31

ofensiva para romper o eliminar la organización de los distintos sectores populares del país.

Desde la perspectiva filosófica de la praxis, podemos afirmar que, en el ejercicio del poder, Correa y PAIS no constituyen la alternativa de cambio para el Ecuador, menos aún son los que conducirán a los trabajadores y los pueblos hacia la construcción de una sociedad de justicia, libertad y bienestar para todos y todas.

Las izquierdas y los retos actuales

Para las distintas fuerzas sociales y políticas que se identifican con los principios de la izquierda, ha sido difícil sintonizarse con el nuevo escenario político en el que se desenvuelven. La izquierda trabajó por posicionar a Correa como el representante de las ideas transformadoras y hoy debe desenmascarar sus reales propósitos.

En la actualidad, los movimientos y partidos políticos de izquierda, conjuntamente con las or-ganizaciones sociales, sindicales y del movimiento indígena se proponen levantar la oposición popular contra el Gobierno de Correa; trabajar por la recu-peración y fortalecimiento del movimiento social y popular organizado, y afirmar la Unidad Plurina-cional y de Izquierda, en la perspectiva estratégica de constituir un gobierno patriótico y popular y la construcción del socialismo.

El rompimiento de las principales fuerzas de izquierda con el Gobierno de Correa es una demostración de que la tendencia de cambio tiene posibilidades de retomar el camino de la transfor-mación profunda de las estructuras del Estado. Para ello, como factores favorables se ubica el gran acu-mulado histórico de lucha y confrontación contra los regímenes oligárquicos. Son fuerzas que sustentan su praxis con principios ideológicos claros y con la capacidad de presentar alternativas para los proble-mas más urgentes del país.

Como factores negativos se cuenta con el hecho de que en importantes sectores populares se mantiene la esperanza en lo que pueda hacer el Pre-sidente y PAIS, puesto que una de las estrategias a la que recurre el mandatario es el uso de un lenguaje progresista y de izquierda, la apropiación de elemen-

tos simbólicos que se identifican con la historia de lucha y resistencia popular e incluso con elementos que inciden en la sensibilidad social de ecuatorianos y ecuatorianas. Se suma a estos aspectos el discurso de confrontación y de descalificación de sus opo-nentes. Vale la pena reiterar que otro factor adverso deviene del asistencialismo.

En la consulta popular se pudo visualizar la perspectiva de la izquierda unida que trabajó por el No y alcanzó una importante votación. Por supuesto, no pretendemos decir que toda la votación por el No fue resultado de la campaña desarrollada por la izquierda, pero es importante señalar que el papel jugado por estas fuerzas fue determinante para los resultados obtenidos. Correa ganó con un escaso margen y con cuestionamientos a la falta de transpa-rencia de este proceso.

Desde esta perspectiva, la unidad de las iz-quierdas no es un tema fácil ni sencillo; se requiere trabajar de manera persistente en una propuesta pro-gramática que proyecte a nuevos niveles el anhelo de cambio que sigue vigente en la mayoría de ecua-torianos. La Unidad debe proyectarse más allá del proceso electoral que está cercano en la tarea impos-tergable de construir la patria nueva y el socialismo.

Sin embargo, un paso en firme será derrotar al correismo y disputar, en el terreno ideológico y político, a los sectores sociales que permanecen en-gañados con la política clientelar del actual régimen. Esta disputa, que de seguro se dará en condicio-nes adversas por la manera en que actualmente se está constituyendo el nuevo Consejo Electoral, debe marcar diferencias conceptuales y prácticas con la revolución ciudadana, y amerita superar los prejuicios y sectarismos para concretar una unidad programática e ideológica, sustentada en principios democráticos que garanticen la efectiva participa-ción popular.

Bibliografía

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nanciera a China”, Revista Gestión, Economía y Sociedad , agosto de 2011.

• SánchezVázquez,Adolfo,Filosofía de la pra-xis, Fondo de Cultura Económica, 1983.

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Izquierdas y derechas: significado y praxis en el Ecuador

Participación

Gustavo Larrea

Realizó sus estudios en la Universi-dad Católica Andrés Bello, en Cara-cas, Venezuela, y en la Escuela de Sociología de la Universidad Central del Ecuador. Diputado del Congre-so Nacional del Ecuador durante el período 1994-1996. En 2006 se unió al Movimiento Patria Altiva i Soberana (PAIS), en 2007 fue nombrado Minis-tro de Gobierno, y en 2008 se des-empeñó como Ministro Coordinador de Seguridad Interna y Externa. Ese mismo año se separó del Gobierno y del Movimiento. Actualmente forma parte de la Coordinadora Plurinacio-nal por la unión de las izquierdas.

Las izquierdas en el Ecuador están vinculadas desde su naci-

miento a la lucha por la democracia, el Estado de derecho

y los derechos humanos; fueron las abanderadas a lo largo

del siglo XX de las luchas contra los gobiernos de facto y el

Estado de hecho impuestos por dictaduras militares y civiles.

La democracia y los derechos consagrados en la Constitución

de la República son conquistas históricas de nuestros pueblos. El dere-

cho progresivo a la educación y salud pública; los derechos laborales

a la organización sindical, horas de trabajo, salario; los derechos al

acceso al agua, la tierra; los derechos de la naturaleza; los derechos

culturales, entre otros, son conquistas históricas, impulsadas por las

fuerzas de las izquierdas, los movimientos sociales y el pueblo.

Las derechas históricamente han estado vinculadas a la defen-

sa de lo establecido, reacias a cambios sociales, económicos, culturales,

políticos, expresados en lo jurídico. Incluso llegaron a sostener en su

concepción contemporánea, “neoliberal”, que la educación, la salud,

etc., no eran derechos sino mercancías que se debían comprar y vender,

y que el Estado no tiene por qué garantizarlos.

La praxis de las izquierdas históricamente están vinculadas a

impulsar cambios en la estructura económica, social, política, cultu-

ral; su razón de existir es precisamente impulsar las transformaciones

contra toda forma de opresión, multiplicar derechos y libertades, y ése

es su arte a diferencia de la derecha que su razón de existir es mantener

el orden establecido. Veamos algunos ejemplos:

Las izquierdas están vinculadas con la lucha por los derechos de

los trabajadores: derecho a la organización de sindicatos, asociaciones,

federaciones y confederaciones sindicales, horas de trabajo, vacacio-

nes, salarios, derecho a la estabilidad laboral, derecho a la contratación

colectiva, protección industrial, derechos laborales considerados en el

derecho internacional y en las constituciones del mundo, ahora, como

derechos irrenunciables. Las derechas, por el contrario, se han opuesto

sistemáticamente a estos avances en materia del derecho laboral.

Gustavo Larrea 33

La lucha contra la opresión racial y cultural por los derechos de los pueblos y nacionalidades “in-dígenas”, entendiendo el carácter plurinacional de nuestro país, el derecho a la educación en su propia lengua, bilingüe intercultural, el derecho a rescatar sus sistemas de salud tradicionales, el de-recho a la consulta previa cuando estén afectados los territorios donde ellos habitan, entre otros.

La lucha por los derechos de las mujeres contra la opresión patriarcal (igualdad ante la ley, no discriminación, la no violencia) de los niños, niñas y adolecentes, de los campesinos, de los po-bladores, de la tercera edad, de los discapacitados, los derechos de la naturaleza, han sido banderas de lucha y protagonistas de algunas conquistas históricas importantes, no de las derechas ni del populismo, sino de las organizaciones sociales y políticas de las izquierdas.

Las izquierdas luchan contra toda forma de explotación y opresión económica, política, social y cultural; de clase, de género, colonial y neocolonial, y hemos tenido avances significativos expresados en los últimos años en la Constitución de Montecristi vigente.

Esta lucha democrática por un Estado de derechos, justicia y garantías por los derechos hu-manos no es sólo de las últimas generaciones, es una lucha histórica de liberación de la humanidad entera, de la que somos parte. Ésas son las raíces ideológicas y políticas de la que deben nutrirse las izquierdas. Es la lucha contra el esclavismo, con Espartaco, con Jesucristo. Es la lucha por la república y la democracia, por la independencia, contra el colonialismo y el neocolonialismo. Con Bolívar, Sucre y Manuela. Con Alfaro, Sandino y Martí. Son las luchas por la tierra, el trabajo, la salud, la educación, la dignidad, la libertad, la in-clusión, la igualdad, la justicia, la paz, con Martin Luther King y Gandhi. Son las luchas por la libera-ción nacional y el socialismo, con el Che Guevara y Salvador Allende. Luchas por construir socieda-des en armonía entre los seres humanos y de éstos con la naturaleza. Esa es la historia de liberación de la humanidad entera. Esa es la fuerza moral y espiritual de las izquierdas.

“Las izquierdas están vinculadas con la lucha por los derechos delos trabajadores: derecho a la organización

de sindicatos, asociaciones,

federaciones y confederaciones sindicales,

horas de trabajo, vacaciones,

salarios, derecho a la estabilidad laboral,

derecho a la contratación

colectiva, protección industrial, derechos

laborales considerados en el

derecho internacional y en las

constituciones del mundo, ahora, como

derechos irrenunciables ”

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ÁGORA POLíTICA • septiembre/201134

Las izquierdas y el poder

Las izquierdas han tenido, desde la década de los años treinta en períodos democráticos, importan-te representación parlamentaria, en la que han expresado sus propuestas de cambio social, lo-grando importantes avances jurídico-políticos. Su gestión de gobierno se reduce a breves episodios en los que fuerzas de izquierda han influido en gobiernos del país. Su acción política se ha carac-terizado por fortalecer el Estado de derecho y por multiplicar derechos y libertades.

Las izquierdas y Rafael Correa

Un hecho significativo constituyó el triunfo de Rafael Correa y Alianza PAIS el año 2006, la pro-puesta de revolución ciudadana representó la posibilidad de un cambio social en democracia, y con ello se inauguró un gobierno de las izquierdas.

Se impulsó entonces una consulta popular para que se aprobara la convocatoria a la Asam-blea Constituyente, la misma que unió a las fuerzas políticas y sociales de las izquierdas, obteniendo el 82% de los votos; luego se aprobó la nueva Consti-tución de la República del Ecuador, con el 65% de la votación, importantes victorias electorales que afianzaron el proyecto.

A partir de 2007, el Gobierno nacional incrementó la inversión pública en vialidad, en educación, salud, vivienda, y aumentó el bono de desarrollo humano de $ 15 a $ 30. Inversión que se sustentó en un importante incremento del precio del petróleo y en el aumento de la recaudación tri-butaria.

Sin embargo, la política económica no apunta a multiplicar la producción desde los sec-tores populares; la economía popular y solidaria no tiene un impulso significativo.

Correa y el proceso de ruptura con las izquierdas

De manera poco comprensible, un Gobierno que se reclama de izquierda, que usa su fraseología, sus símbolos e incluso su música, contra esa tradi-

ción de lucha democrática de multiplicar derechos y libertades, ahora pretende conculcarlos: liberta-des y derechos fundamentales como conciencia, pensamiento, opinión, expresión y movilización, a través de enjuiciar a dirigentes sociales acu-sándolos de terrorismo y sabotaje, enjuiciando a periodistas; impulsando reformas jurídicas que conculcan o limitan derechos y libertades, en una contrarrevolución jurídica y política, en un proce-so de involución del país.

El Presidente Rafael Correa en 2009 impulsó claramente un viraje político de su Gobierno: rompió las alianzas con las fuerzas po-líticas y sociales de las izquierdas, se confrontó con las organizaciones sociales y políticas, atacó, desacreditó, estigmatizó, entre otros, a la Confede-ración de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (CONAIE), a las organizaciones de trabajadores, maestros, estudiantes, campesinos, ecologistas, defensores de derechos humanos, entre otros.

En los años 2009 y 2010 impulsó, como iniciativa del Ejecutivo, proyectos de ley como los de aguas, comunicación, educación superior, educación media, cultura, minas, servicio públi-co, que generaron protestas desde los sectores sociales, huelgas, levantamientos, que fueron re-primidos. Estas protestas y desacuerdos fueron respondidas desde el Gobierno, no con el diálogo, sino criminalizando la protesta social, enjuiciando penalmente a dirigentes indígenas, laborales, es-tudiantiles, ambientalistas, acusando a algunos de ellos de terrorismo y sabotaje, en un país donde evidentemente no existe terrorismo.

El 30 de Septiembre

El 30 de septiembre de 2010 se produjo un amoti-namiento en la mayoría de cuarteles policiales y en algunos militares, quema de llantas, paralización de los principales aeropuertos del país, las fuerzas del orden estuvieron en el desorden. Esta protes-ta expresó el descontento, que tuvo su motivación mayor en la aprobación de la Ley de Servicio Pú-blico, que derogaba los bonos por años de servicio y asensos que recibían, como ahorro acumulado,

Gustavo Larrea 35

provocando un enorme descontento entre los ciu-dadanos policías y soldados.

Dichos hechos pusieron en riesgo la de-mocracia, incluso la vida del Presidente Correa. En el transcurso del día 30 y la noche del rescate, se produjo la muerte de ocho personas y cientos de heridos. El Gobierno tuvo la oportunidad de con-vocar a todos los sectores y cerrar filas en defensa de la democracia; no lo hizo, su respuesta política fue la convocatoria a la consulta popular y conti-nuó con la confrontación.

Por otro lado, las críticas a la acción del Gobierno, por parte de periodistas y medios de comunicación, se presentaron desde que asumió el poder (algunas críticas pueden ser consideradas exageradas, otras mal intencionadas). El Presiden-te Correa respondió a la prensa desde que asumió el Gobierno en la cadena de los sábados, a veces exagerada y vehementemente.

Pero en 2010 comenzó juicios contra los periodistas Juan Carlos Calderón y Cristian Zurita, por haber escrito el libro El Gran Hermano; contra Emilio Palacio y el diario El Universo, por un artí-culo de opinión suscrito por Palacio.

Ahora el Presidente responde a las opinio-nes o aseveraciones que él considera injuriosas, enjuiciando penalmente, criminalizando la libertad de opinión y expresión. Con ello, limita la libertad de pensamiento y expresión, violando la Constitu-ción y los derechos humanos, porque el delito de injurio está despenalizado tanto en nuestra Cons-titución como en materia de derechos humanos.

En ese contexto, en el año 2011 el Presi-dente Rafael Correa convocó a la consulta popular para aprobar reformas constitucionales, expre-sando un claro y ya nítido viraje a la derecha; golpeando derechos y libertades fundamentales, rompió con la República y la división de las fun-ciones del Estado, atacó vehemente a la libertad de pensamiento, conciencia, expresión y opinión.

En defensa de la República, la Democracia y los Derechos Humanos

Para ser frente al Gobierno de Rafael Correa y a los contenidos antidemocráticos de la consulta

“Las izquierdas luchan contra toda forma de explotacióny opresión económica, política, social y

cultural; de clase, de género, colonial y

neocolonial, y hemos tenido avances

significativos expresados en los

últimos años en la Constitución

de Montecristi vigente ”

Page 20: Ágora Política 5

ÁGORA POLíTICA • septiembre/201136

popular, las izquierdas dieron un paso importante: el Movimiento Pachakutic, Participación, Movi-miento Popular Democrático, Corriente Socialista Revolucionaria y Montecristi Vive se unificaron en la Coordinadora Plurinacional Esta Vez No.

Denunciaron el contenido de las preguntas de la consulta y empezaron un proceso de unidad y recomposición de sus fuerzas, las mismas que, a inicios de 2011, se encontraban dispersas, debili-tadas. Recorrieron el país provincia por provincia, denunciaron que el Gobierno nacional, utilizando símbolos y discursos de la izquierda, gobierna con la derecha en un proceso de involución y no de revolución; en un proyecto político caudillista, po-pulista y autoritario.

Las fuerzas que apoyaron la Asamblea Constituyente y la nueva Constitución, esta vez se expresaban contra el régimen, y esta posición se mostró claramente en los resultados electorales: el Gobierno obtuvo el 47% de los votos por el Sí, frente al 53% de los votos por el No, más nulos y blancos.

Las izquierdas dieron un paso adicional reafirmando su unión, al constituir la Coordi-nadora Plurinacional. Por la unidad de las izquierdas. Avanzaron además en constituir varios espacios de unidad: 1) la Coordinadora de gobiernos autónomos descentralizados alternati-vos; 2) la construcción de un bloque parlamentario conjunto, en la línea de rescatar la capacidad de debatir, elaborar leyes y fiscalizar de la Asamblea Nacional; y 3) la conformación de la Coordinadora de unidad de las organizaciones sociales CONAIE, Frente Unitario de Trabajadores (FUT), Frente Popular y cientos de organizaciones sociales de diverso signo, campesinas, artesanales, comer-ciantes, poblacionales, de mujeres, juveniles, derechos humanos, ambientalistas, etc.

Las izquierdas se proponen en lo inme-diato defender la República, la Democracia y los Derechos Humanos, frente a lo que consideran un asalto a la función judicial, un ataque a derechos y libertades fundamentales como la opinión, expre-sión, organización y simultáneamente construir una alternativa de poder, democrática y revolucio-naria.

“Las izquierdas han tenido, desde la década de los años

treinta en períodos democráticos,

importante representación parlamentaria,

en la que han expresado sus propuestas de

cambio social, logrando importantes avances

jurídico-políticos. Su gestión de gobierno

se reduce a breves episodios en los que

fuerzas de izquierda han influido en

gobiernos del país ”

Por los caminos del Buen Vivir (Reencuentro con la modernidad crítica)

Patria Altiva i Soberana

Virgilio Hernández

Licenciado en Ciencias Públicas y Sociales por la Universidad Central del Ecuador. Máster en Administra-ción Pública y Ciencias Políticas por la Pontificia Universidad Católica del Ecuador y Máster en Ciencias Políticas por las Universidad Internacional de Andalucía. Asambleísta Constituyente 2007-2008. Actualmente es Asam-bleísta por la provincia de Pichincha por el Movimiento Patria Altiva i Soberana (PAIS), y es miembro de la Comisión de Gobiernos Autónomos, Descentralización, Competencias y Organización del Territorio, de la Asamblea Nacional.

Hace ya más de 50 años, cuando nuestro país estaba devastado por la guerra y el caos, el gran Benjamín Carrión expresaba la necesidad de volver a tener patria… (por ello) empezamos esta cruzada llamada Alianza PAIS … con una esperanza: “la patria vuelve”, y, con ella, vuelve el trabajo, vuelve la justicia, vuelven los millones de hermanos y herma-nas expulsados de su propia tierra…1

Para juzgar, con objetividad, las transformaciones producidas por la acción de una fuerza política en las estructuras de la economía, la sociedad y el poder político de un país, es nece-sario ubicarse en los desafíos del tiempo histórico que le ha

correspondido vivir.En el caso de Alianza PAIS, las coordenadas de su impronta en

el poder –que apenas lleva cinco años de duración–, se inscriben en un escenario caracterizado por estructurales atrasos y desigualdades: con un sistema económico capitalista atrofiado, es decir, atrasado, débil y dependiente, (además de fuertemente concentrado y heterogéneo); con una estructura jurídico-política atrapada en manos de fuerzas de corte patrimonialista, patriarcal, cacical y clientelista; con una sociedad fuertemente atomizada en gremialismos, regionalismos y sectarismos; con una sociedad gravemente erosionada y debilitada por la pobreza y desigualdad territorial, la emigración, el desempleo y subempleo, así como también por la fuerte desestructuración del tejido social; con un talento humano débil; y con la institucionalidad pública y privada, des-truidas y atrapadas por la corrupción y la indolencia. En fin, con esta pesada herencia del modelo de dominación neoliberal y oligárquico, experimentado por el país a lo largo de los años, no se podrían arreglar y conseguir en un corto plazo las condiciones que hagan vigente el Buen Vivir. Como han señalado de manera reiterativa varios líderes del Movimiento: “No se puede resolver en cuatro años lo que ha resultado como consecuencia de siglos de explotación y opresión”.

1 Discurso de posesión del Presidente Rafael Correa Delgado.

Page 21: Ágora Política 5

ÁGORA POLíTICA • septiembre/201138

En correspondencia con estas deficitarias condi-ciones estructurales de partida, el camino viable y democrático para transitar desde el Estado oligárquico hacia el Buen Vivir que propugna la re-volución ciudadana, sólo puede efectuarse a través de una aplicación continua y progresiva de políticas públicas transformadoras, pero en función de la co-rrelación política y de fuerzas, frente a las fuerzas opositoras, sus aliados e incluso de sectores pro-gresistas que funden sus consignas maximalistas con las de oposición. Pero también, al interno del Movimiento gobernante, en la cambiante correla-ción entre las fuerzas que lo integran.

Luego de ocho procesos electorales triun-fantes, el escenario construido ha sustentado la realización de cambios determinantes en el pro-ceso político nacional, siendo el mayor de ellos la realización de la Asamblea Constituyente y la consiguiente aprobación de la nueva Constitu-ción, mediante consulta popular, con el respaldo de casi las dos terceras partes de los votantes. Sin embargo, las victorias logradas son apenas los pri-meros pasos de un largo proceso transformador no exento de errores, traspiés y retrocesos, cuyo objetivo es la construcción de una sociedad inclu-yente, solidaria, equitativa, de libertades basadas en la justicia, la paz y el respeto a la naturaleza.

Los ejes programáticos de la propuesta de Alianza PAIS, que fueron divulgados durante la campaña electoral de las elecciones presidencia-les de 2007 y que luego se convirtieron en la base del programa de gobierno del electo presidente Rafael Correa fueron: a) la revolución económica que restablece el rol distributivo de la economía y redistributivo del Estado; b) la revolución social, que radica en la conquista de la igualdad y la equidad entre los diversos sectores sociales, las entidades étnico-nacionales y los territorios; c) la revolución política que propugna la transforma-ción y recuperación de la privatizada estructura estatal y el fortalecimiento de la democracia par-ticipativa, junto con el mejoramiento del sistema de representación política; d) la revolución de la integración latinoamericana mediante la creación de nuevos organismos integracionistas que supe-ren los enfoques mercantilistas; y, e) la revolución ética, combate a la corrupción mediante el control

“Las victorias logradas son apenas los primeros pasos

de un largo proceso transformador

no exento de errores, traspiés y

retrocesos, cuyo objetivo es la

construcción de una sociedad

incluyente, solidaria, equitativa,

de libertades basadas en la justicia,

la paz y el respeto a la naturaleza ”

Virgilio Hernández 39

social, la radical transformación de la contratación pública y la renovación de las autoridades judicia-les y de control.

Estos ejes que en la Primera Convención Nacional de noviembre de 2010 incorporaron dos adicionales, el de la revolución ambiental y el de la revolución de la justicia, dieron forma al pro-grama de gobierno y a los Planes Nacionales de Desarrollo 2007-2010, 2009-2013, para el programa estratégico que supone el cambio de la matriz productiva, y sirvieron de sustento para la formu-lación de las propuestas impulsadas a través de la Asamblea Nacional Constituyente.

La Constitución de Montecristi constituye, sin duda, la mayor expresión lograda en la historia nacional de una propuesta de pacto de convi-vencia social, sustentado en el acuerdo unitario de las fuerzas sociales populares y de la izquierda ecuatoriana, no sólo por el contenido de la misma sino por el enorme nivel de participación de los actores sociales y territoriales que, con sus pro-puestas y presencia, intervinieron activamente en su redacción.

Sin embargo, la corta temporalidad del proceso constituyente (ocho meses por mandato de la consulta popular) impidió la maduración del debate político e ideológico y generó desacuerdos que afectaron la continuidad futura de la unidad alcanzada entre las tendencias plurales de la izquierda y de los movimientos sociales que res-paldaron el proceso constituyente.

Pese a esta corta luna de miel de la unidad de la izquierda, la Constitución engendrada consti-tuye para Alianza PAIS y aún para muchos grupos de la izquierda plural, el referente ideológico y programático fundamental del cual devendrán sus tesis orgánicas y doctrinarias de mediano alcance, que fueron aprobadas dos años más tarde en la primera Convención Nacional.

La vigente Constitución de Montecristi, que tiene por finalidad el Buen Vivir o Sumak Kawsay, propone una utopía jurídica “post-capitalista”, inspirada en la cosmovisión campesino-indígena que establece la primacía del enfoque de justicia y armonía en todos los aspectos de la conviven-cia humana, social y con la naturaleza. El Buen Vivir rompe radicalmente con el enfoque jurídico-

“Con esta pesada herencia del modelo de dominación

neoliberal y oligárquico,

experimentado por el país a lo largo de los

años, no se podrían arreglar

y conseguir en un corto plazo las

condiciones que hagan vigente el

Buen Vivir. Como han señalado de manera

reiterativa varios líderes del Movimiento:

“No se puede resolver en cuatro años

lo que ha resultado como

consecuencia de siglos

de explotación y opresión ”

Page 22: Ágora Política 5

ÁGORA POLíTICA • septiembre/201140

institucional anterior,2 trastoca el denominado pacto social constitucional de 1998, el mismo que favoreció a los grupos económicamente más fuer-tes, manteniendo su predominio de los mercados (laborales, financieros, comerciales, entre otros), y su desenfrenada apropiación de los recursos natu-rales del país;3 y que favoreció también a las élites políticas oligárquicas4 que impulsaron el modelo de desestatización, desregulación y privatización de las relaciones económicas y sociales, implementan-do políticas como las del salvataje bancario en 1998.

Partiendo de su enfoque programático y estratégico, durante los años de su gestión, Alian-za PAIS ha desarrollado su ideario dentro de un cuerpo político y doctrinario acotado a las condi-ciones de la realidad, que pueda ser eficiente para responder a las demandas gubernamentales del presente momento de la transición, y a la corre-

2 Marco que debe ser reemplazado con una nueva normativa de acuerdo con la nueva Constitución.3 Se refiere a los mercados financieros, comerciales, laborales, y a los recursos como el petróleo, turísticos, mineros, entre otros.4 De base regional y que tradicionalmente dominan y gestionan el poder desde una lógica patrimonial.

lación política y de fuerzas existente frente a la oposición y también al interno.

Estos argumentos, con los cuales se ha orientado, en cierta medida, la gestión de gobierno, fueron discutidos y aprobados formal-mente durante la Primera Convención Nacional, en noviembre de 2010, cuatro años más tarde del ascenso al poder del Presidente Rafael Correa.

En el documento aprobado de Principios y programa se asume al Socialismo del Siglo XXI como eje ideológico que propugna Alianza PAIS, el mismo que se alimenta de vertientes provenien-tes del humanismo, del pensamiento crítico y de las corrientes democráticas, pero, principalmente, del pensamiento latinoamericano y nacional, y establece que la Constitución de Montecristi cons-tituye el marco referencial fundamental de Alianza PAIS para la construcción de una nueva sociedad.5

Cabe resaltar que, como reflejo de la he-terogeneidad que existe dentro del Movimiento, en el juego interno de fuerzas está instalado un sostenido debate respecto a la contradicción que puede existir entre el Buen Vivir y el desarrollis-mo, reflejado en asuntos como la necesidad de crecimiento que tiene la economía ecuatoriana para garantizar los derechos constitucionales, que pone en cuestión y debate temas como sustenta-bilidad ambiental y derechos de la naturaleza; la democratización de los medios productivos como la tierra versus la supuesta productividad agrícola; el modelo endógeno de desarrollo frente a la pro-moción de inversiones y exportaciones; el sistema económico solidario ante los derechos de la em-presa y vigencia del mercado, etc.

Igualmente se mantiene un debate relativo al proceso político que integra o coloca en el debate algunos temas paradójicos que tienen necesaria-mente que encontrar una síntesis para resolver los principales problemas del país, entre otros, los siguientes: recuperación de los roles del Estado, en particular en sus funciones de regulación, pla-nificación y redistribución conjuntamente con la participación ciudadana; la planificación y reins-

5 “Desde esta perspectiva, y luego de cuatro años de recorrido el proceso de cambio, sostenemos que la Constitución, aprobada por el pueblo ecuatoriano en 2008, contiene las líneas maestras del proyecto colectivo con que la sociedad quiere conducirse a sí misma hacia un nuevo momento histórico” (Documento de Principios y programa).

“La Constitución de Montecristi constituye,sin duda, la mayor expresión lograda en la

historia nacional de una propuesta de

pacto de convivencia social,

sustentado en el acuerdo unitario

de las fuerzas sociales populares y

de la izquierda ecuatoriana ”

Virgilio Hernández 41

titucionalización nacional con la descentralización y autonomía de los gobiernos descentralizados; la centralidad de la dirección del proceso político de forma simultánea con la construcción y democra-tización del partido; la urgente desprivatización y descorporativización de la justicia sin contradecir la independencia de las funciones del Estado.

En el ámbito económico está pendiente aún la modificación de las relaciones de propiedad que democraticen el acceso de los sectores de la economía popular y solidaria a los medios pro-ductivos y eliminen los mecanismos monopólicos mediante la aplicación de la ley aprobada por la Asamblea. Se torna necesaria una “revolución agraria” que democratice la tierra, el agua y los mercados, y una “revolución urbana” que impul-se la artesanía, la pequeña y mediana empresa, el trabajo por cuenta propia y la retribución al sector de la economía del cuidado como condi-ciones necesarias y obligatorias para sustentar el despegue económico nacional. De igual forma es necesaria la reforma laboral que desincentive a las empresas a sustentar su acumulación en la dis-minución de los derechos laborales y que, por el contrario, sustenten su crecimiento con base en el incremento de productividad. Se debe continuar la recuperación estatal de una mayor porción de la renta generada a través de la explotación de los recursos naturales renovables y no renovables; de la renta generada mediante el régimen impositivo y el desarrollo de las empresas públicas. Se debe impulsar el cambio de la matriz primaria extractiva y dependiente hacia una economía sustentada en el conocimiento y los servicios, aplicando una po-lítica económica soberana que evite la trampa de los tratados bilaterales de libre comercio y genere un sustancial crecimiento de los destinos y merca-dos para las exportaciones nacionales.

En el ámbito social, se debe sostener el incremento de la inversión pero principalmente se debe impulsar la reforma de los servicios para garantizar su universalidad, mejorar su calidad y eficiencia, especialmente de salud y educación. A nivel institucional, es imperativo avanzar en la despatrimonialización y descorporativización del Estado mediante la reforma del sistema de servicio público en todos los ámbitos y niveles, y particu-

larmente debe impulsarse la reforma integral del sistema de justicia así como se debe profundizar en la transparencia y lucha contra la corrupción, donde incluso se han presentado algunos episo-dios en el presente período.6

A pesar de todos los límites que existen en el proceso, resulta evidente que, a través de la actuación gubernamental de los funcionarios y dirigentes del Movimiento, así como también de las políticas públicas impulsadas en todos los sectores y niveles gubernamentales, Alianza PAIS constituye una respuesta en una dirección nacio-nal y democrática de izquierda, que se inserta en el tiempo histórico de la crisis del neoliberalismo y el Estado oligárquico, provocados por la resistencia social y por los antagonismos inter-oligárquicos, en el marco de la transición post-neoliberal.

6 Nos referimos a denuncias realizadas por la Secretaría de la Presidencia Contra la Corrupción en el Ministerio de la Vivienda, en el Ministerio de Agricultura, entre otras.

“En el ámbito social, se debe sostener elincremento de la inversión pero

principalmente se debe impulsar la

reforma de los servicios para garantizar

su universalidad, mejorar su calidad y

eficiencia, especialmente de salud y

educación ”

Page 23: Ágora Política 5

Izquierda y derecha: significado y praxis en el Ecuador desde el retorno a la democracia

Partido Renovador Institucional Acción Nacional

Jorge López

Formación en Derecho Electoral, Comunicación Política y Derecho Público. Miembro de la Organiza-ción Iberoamericana de Juventudes, Iberoamerican Youth Organization. Coordinador Nacional de Juventudes del Partido Renovador Institucional Acción Nacional (PRIAN). Delegado del PRIAN ante el Consejo Nacional Electoral para los procesos elec-torales de 2009. Funcionario de la Asamblea Nacional en el Bloque del PRIAN, Asistente de la Comisión Legislativa y de Fiscalización.

Los conceptos de izquierda y derecha –que provienen de la re-

volución francesa, de acuerdo con de la posición política que

tuvieron los diputados franceses en la convención a finales

del siglo XVIII– siguen teniendo muchas confusiones en sus

ideologías, liderazgos y doctrinas, que se manifiestan una vez que orga-

nizaciones políticas de una u otra tendencia están ejerciendo el poder.

A lo largo del tiempo, sucesivos y diversos temas que constitu-

yeron una suerte de divortium acquarum ideológico, dividieron a los

hombres y a las instituciones en dos grandes campos contrapuestos en

función de sus ideas: la izquierda y la derecha. Fueron dos posiciones

fundamentales ante la vida: la de favorecer el cambio, la innovación

y el progreso colectivos o la de oponerse a ellos. Los motivos de la

discrepancia variaron con el tiempo. Incluso se complicaron al ritmo

de sociedades que se volvían mucho más complejas y en las que se

cruzaron y entrecruzaron.

Los orígenes de estas nomenclaturas se remontan a los tiempos

de la revolución francesa, en cuya convención de 1792 tomaron asiento,

a la derecha de la sala, los girondinos, que eran los diputados modera-

dos de la convención que aspiraban a una fórmula transaccional entre

la monarquía y los planteamientos de la revolución; y hacia la izquierda

se sentaron los jacobinos, que pugnaban por conducir la transforma-

ción hacia sus últimas y más radicales consecuencias, decapitando al

mismo tiempo testas coronadas y sistemas políticos envejecidos.

Los jacobinos eran hombres radicales, agresivos, a veces impul-

sivos en demasía. Los girondinos, en cambio, más reposados, sostenían

la posibilidad de una transigencia entre los postulados de la revolución

y algunas de las instituciones del viejo régimen, incluida la monarquía,

aunque no en su forma absoluta sino constitucional, para reencauzar la

vida de Francia por la senda de la paz.1

1 Rodrigo Borja Cevallos, Enciclopedia de la política, México: Fondo de Cultura Económica, 1997, pp. 218-219.

Jorge López 43

Así nacieron estas terminologías y se produjo

una identificación de la izquierda y la derecha; así

varias personas, instituciones y organizaciones

políticas lo adoptaron.

En la actualidad se hace muy difícil dis-

cernir quién está a la izquierda o quién está a la

derecha política ya que no han logrado dotarse

de contenidos pragmáticos continuos y relativa-

mente estables; la historia política muestra que los

programas de la derecha y de la izquierda evolu-

cionan de manera categórica, sin embargo, tanto

periodistas como politólogos siguen utilizando la

vieja distinción de izquierdas y derechas, realidad

que no es ajena al caso ecuatoriano.

La derecha política

En la historia más reciente de Europa, se podría

afirmar que existen dos movimientos que se iden-

tifican con la derecha, estos son el liberalismo y el

conservadurismo. Tal vez no sea una aproximación

exacta, ya que en las organizaciones de izquierda

la igualdad social es uno de los objetivos priorita-

rios del programa político y en las organizaciones

de derecha, la igualdad social sigue siendo parte

de su proyecto político, aunque sin la centralidad

que tiene este objetivo para la izquierda; a veces la

derecha propugna el elitismo o el mantenimiento

de ciertas diferencias entre los miembros de la so-

ciedad (sobre todo diferencias económicas).

El liberalismo

Este movimiento defiende el libre mercado e inten-

ta evitar la intervención del Estado en la economía;

considera que la libre iniciativa y la competencia

son los motores que crean la riqueza social, los de-

rechos individuales son fundamentales, el derecho

a la propiedad de los individuos y colectivos debe

ser respetado por el Estado y toda autoridad.

El conservadurismo

Este movimiento defiende valores religiosos y fa-

miliares, y se muestra cauto ante las innovaciones

sociales; el conservadurismo no es contrario a la

innovación científica y tecnológica, considera al

Estado como un garante de la familia, el orden

social naturalmente establecido, por ello, defiende

la identidad nacional del grupo social y es más o

menos combativo con las innovaciones culturales

foráneas.

La familia tradicional es otro valor impor-

tante para el conservadurismo. La defensa de esta

institución es una pieza clave en el discurso políti-

co conservador.

Muchos autores consideran que se podría

ubicar al fascismo dentro de la derecha, posición

con la que no estoy de acuerdo ya que el autorita-

rismo es el rasgo sobresaliente del fascismo.

La izquierda política

Habíamos dicho que la izquierda, a diferencia de

la derecha, plantea la igualdad social como meta

prioritaria de su programa político, aunque en

muchas ocasiones esa igualdad se consigna a

costa de derechos individuales como el de propie-

dad o el de libertad de empresa, que desembocan

en el autoritarismo. En la actualidad es evidente,

en muchos gobiernos que dicen ser izquierda,

creer que al ser legitimados con el apoyo popular

pueden hacer todo por encima de la ley sin tener

en cuenta que la legitimización democrática del

poder público no se manifiesta únicamente en las

circunstancias de los procesos electorales o en la

“libertad de elegir y ser elegidos”, sino que invo-

lucra que el poder en relación con los hombres se

ejerce respetando la dignidad, la libertad y dere-

chos de las personas humanas.

En la izquierda existen posiciones muy di-

versas como la socialdemocracia, el comunismo y

el anarquismo.

Page 24: Ágora Política 5

ÁGORA POLíTICA • septiembre/201144

La socialdemocracia

En el siglo XIX surgieron en Europa movimien-tos obreros que proponían la redistribución de la riqueza entre la población; el método para lograr esta distribución era la revolución social que se debía manifestar a través de elecciones democráticas.

En la socialdemocracia se defiende la de-mocracia como sistema político, por ello, los socialdemócratas se han mantenido alejados de concepciones revolucionarias de otras organiza-ciones de izquierda.

La socialdemocracia defiende en lo social la igualdad de oportunidades para todos los ciuda-danos independientemente de sexo, raza, religión u orientación sexual.

El comunismo

Se entiende al comunismo como la ideología polí-tica inspirada en Karl Marx, con la gran diferencia que Marx sostenía que los bienes y servicios son del Estado, y en el comunismo los bienes y servicios son del Gobierno, produciendo una de-generación del llamado socialismo.

En los regímenes comunistas existe un sólo partido que es el que toma todas las decisiones, posee los medios de producción de la riqueza como las fábricas y los medios de transporte pú-blico son gratuitos.

Como el Estado provee todo a la ciudada-nía, éste ejerce o puede ejercer un fuerte poder sobre ellos, por lo que son regímenes políticos autoritarios y que vulneran los derechos de los ciudadanos, ya que no se determina la división de funciones y los mecanismos para garantizar los derechos.

El anarquismo

El anarquismo es un movimiento de izquierda que pretende llegar a la igualdad social mediante la revolución; de igual manera, critica al capitalis-mo considerando que promueve la desigualdad social y la depredación de los más poderosos sobre los más débiles. El anarquismo propone la destrucción del Estado y su sustitución por comu-nas independientes en las que la democracia sea directa y no representativa. Los medios de pro-ducción pertenecerían al colectivo de la comuna. El anarquismo es respetuoso con los derechos y la igualdad social.

Consignadas estas breves generalidades sobre “izquierda y derecha”, y para tratar de analizar cómo las dos ideologías se traducen en la administración pública ecuatoriana, será opor-tuno primero definir en qué forma se manifiestan estas ideologías y luego hacer una síntesis de los gobiernos que han ejercido el poder en el Ecuador desde 1979.

Para expresar estas ideologías, se hizo ne-cesario su organización y de esta organización

“Las nociones de izquierda, derecha y centro son relativas,sólo se las puede ubicar en una coyuntura

política determinada, y creo que en todas

ellas existen aciertos y desaciertos,

responsabilidad, discreción, cordura,

prudencia, madurez, sabiduría,

discernimiento, respeto a los

derechos y a las libertades ”

Jorge López 45

devinieron los partidos políticos, que representan los distintos intereses, ideologías y posiciones, en los cuales su objeto principal es captar el poder y muchas veces perpetuarse en él, y de esta manera ejecutar su plan de gobierno, en el cual como prin-cipios se encuentran los afines a su ideología.

Por ello encontramos grupos parlamenta-rios fragmentados y antagónicos, como en Francia (girondinos, jacobinos); en los Estados Unidos (fe-deralistas y republicanos).

Análisis de la realidad ecuatoriana en perspectiva2

Con el retorno a la democracia, en la Constitución aprobada en referéndum en 1979 se introdujo el régimen de partidos en la política nacional y luego se expidió la Ley de Partidos Políticos, así se inició el período presidencial de Jaime Roldós Aguilera (10 de agosto de 1979), el cual redujo a 40 horas semanales el trabajo y duplicó el salario mínimo; su desempeño fue declarado de izquierda y murió trágicamente el 24 de mayo de 1981.

El 24 de mayo de 1981 asumió el poder Oswaldo Hurtado Larrea, quien continuó con el plan nacional de desarrollo encargándose del Consejo Nacional de Desarrollo (CONADE); tuvo una difícil situación fiscal al extremo de obtener préstamos a pesar de haber tenido petróleo a un precio de 40 dólares el barril. Se ha empeñado en considerarlo en la izquierda.

El 10 de agosto de 1984 asumió el manda-to León Febres Cordero Rivadeneira, quien se declaró de derecha. En esa línea liquidó al grupo armado Alfaro Vive. Este Gobierno fue acusado constantemente de violaciones a los derechos humanos, en el cual el caso más sonado fue el de los hermanos Restrepo; se realizó todo lo que estuvo al alcance para descubrir la verdad, pero pocos días antes de terminar su mandato él dijo a sus cercanos colaboradores en expresión de contrariedad “nos vamos sin saber quiénes son los responsables”. Recibió por lo menos una carta del

2 José Gabriel Terán Varea, Análisis de la realidad política ecuatoriana, Quito, 11 de septiembre de 2011.

padre de los Restrepo, agradeciéndole por todo el empeño puesto para descubrir los autores. Su lema “pan, techo y empleo” fue demasiado amplio para la realidad del país.

Un terremoto de febrero de 1986 destruyó gran parte del oleoducto, suspendiéndose por ocho meses la exportación del crudo; el barril de petróleo bajó hasta 4 dólares. Este desastre elimi-nó el éxito fiscal y económico de los dos primeros años, cuando se había llegado a tener un superávit fiscal por primera vez. Se determinó una situación económica y fiscal muy grave, sin embargo dejó una importante obra pública.

Rodrigo Borja Cevallos (10 de agosto de 1988 - 10 de agosto de 1992) llegó a la Presidencia en la tercera tentativa; en su segunda candidatura de 1984 había ganado la primera vuelta. Durante su período, encontró una situación económica y social muy difícil, y transó con Alfaro Vive, quienes dijeron incorporarse a la vida política legal.

En su Gobierno se pusieron en marcha programas de desarrollo agropecuario como el Programa de Desarrollo Tecnológico Agro-pecuario (PROTECA); amplió el crédito de la Corporación Financiera Nacional (CFN) para em-presas de mediana y grande industria, existió un plan de desarrollo rural integral, introdujo refor-mas en la aduana y existió inversión en vivienda. Permanentemente se ha confesado de izquierda.

Sixto Durán Ballén comenzó su período presidencial el 10 de agosto de 1992 y lo culminó el 10 de agosto de 1996. Históricamente la expre-sión “ni un paso atrás” quedó en la mente de los ecuatorianos, producto del conflicto bélico con el Perú; planteó la privatización de telecomunicacio-nes e hidrocarburos y sector eléctrico. Se vendió cemento Selva Alegre a una firma española.

El Consejo Nacional de Modernización (CONAM) sería el brazo ejecutor de las privatiza-ciones y se le atribuye la casi insolvencia del país con una deuda, para 1998, de 16.400.000 dólares. El movimiento político que promovió su triunfo fue de derecha.

El 10 de agosto de 1996 asumió el poder Abdalá Bucaram Ortiz, quien fundó el Partido Roldosista Ecuatoriano. Su plan de ajustes eco-nómicos iba de izquierda a derecha, pero pocos

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ÁGORA POLíTICA • septiembre/201146

pudieron ejecutarse- Bucaram asumió la Presiden-cia ofreciendo diálogo y madurez; la realidad fue contraria. En lo económico existió la grabación del gas y lo acusaron también de nepotismo. Su her-mano Adolfo Bucaram fue ministro de Bienestar Social; su hermana Elsa, colaboradora personal; su cuñado Pablo Concha, Ministro de Economía; sus primos José Salem Bucaram, Gerente Gene-ral del Banco del Estado; Jorge Bucaram Zaccida, Subsecretario de Gobierno. Un movimiento ciu-dadano generalizado lo depuso del poder el 7 de febrero de 1997. Se lo considera un populista.

El 11 de febrero de 1997, el Congreso Na-cional designó como Presidente de la República a Fabián Alarcón Rivera, quien creó la Comisión Anticorrupción como tendencia de saneamiento del sector público; en esa misma línea, se supri-mieron los gastos reservados del Ejecutivo. En lo económico no tomó resoluciones trascendentales por la transitoriedad de su desempeño; en lo po-

lítico convocó a la Asamblea Constituyente que redactó la codificación de la Constitución de 1998. Terminó su cargo el 10 de agosto de 1998.

El 10 de agosto de 1998 fue electo por la el partido Democracia Popular Jamil Mahuad Witt, quien firmó la paz con el Perú y por ende el térmi-no del Diferendo Limítrofe. Adoptó la medida de la dolarización a 25 mil sucres por dólar.

El 21 de enero de 2000 fue destituido por los indígenas que se tomaron la ciudad en entendi-miento con militares y políticos, como lo comprobó el triunvirato designado: Antonio Vargas, Lucio Gutiérrez, Carlos Solórzano Constantine. Al avan-zar la noche, el Cnel. Gutiérrez fue reemplazado por el Gral. Carlos Mendoza, considerado mucho más centrista. En la madrugada, altos mandos del Ejército posesionaron Presidente al Vicepresiden-te Gustavo Noboa Bejarano (21 de enero de 2000 al 13 de enero de 2003), lo más destacado de su gestión fue que reafirmó la dolarización y acentuó políticas de derecha propuestas por Mahuad.

El 15 de enero de 2003 fue electo por alianza de su partido Sociedad Patriótica con los indígenas unificados en Pachacutik, Lucio Gutiérrez Borbúa. Se propuso poner al país por encima de las ideo-logías políticas, alcanzando la mayor cantidad de relaciones internacionales. La administración eco-nómica le tocó en un país deprimido.

Con amenaza del Congreso Nacional de un juicio político, hizo alianza con el ex Presidente Bucaram y en Panamá convinieron que la nueva mayoría legislativa cambiara a la Corte Suprema, presidiendo Guillermo Castro Dager y esta Corte anule los juicios en marcha contra Bucaram y éste pueda volver al país como sucedió. La Presidencia de Bucaram y sus primeros pronunciamientos ori-ginaron que el 20 de abril de 2005 surgiera en Quito un movimiento llamado Rebelión los Forajidos, que fue creciendo en número y en agresividad, y que propiciaron el abandono de la Presidencia de Gutiérrez y su salida al Brasil.

Asumió entonces la Presidencia Alfredo Palacio González (20 de abril de 2005 al 15 de enero de 2007). Después de un discutido acceso a la Presidencia pues los Forajidos querían que el desplazamiento comprenda también al Congreso

“Más allá de latendencia que profesen movimientos u organizaciones políticas, una vez que el pueblo

confíe en sus postulados de campaña y lleguen a

gobernar, no deben soslayar que la subordinación

al derecho es para gobernantes y gobernados,

que en la actualidad existen mecanismos para

garantizar cada uno de los derechos

establecidos en la Constitución, que se debe

respetar la división de funciones, que la

democracia no se manifiesta únicamente

en ganar elecciones sino que el poder se

lo ejerce respetando los derechos

de las personas ”

Jorge López 47

Nacional, se organizó un gabinete de personas no comprometidas políticamente.

Intentó llevar adelante una reforma polí-tica a cuyo fin dio algunos pasos en falso, como mandar al Congreso una reforma constitucional para convocar directamente a consulta popular. Pidió al Tribunal Supremo Electoral convocar a una consulta popular para la instalación de una Asamblea Constituyente, entre otras actividades dirigidas a ese fin.

Llevó adelante negociaciones con los Estado Unidos para la firma del Tratado de Libre Comer-cio (TLC), y expulsó a la Oxy, petrolera de gran éxito. Propició en el Congreso una ley que eliminó el fondo petrolero FEIREP y pasó los fondos al presupuesto. Envió al Congreso una ley para re-formar contratos petroleros, bajando las utilidades a las compañías. Impulsó las relaciones Sur/Sur con viajes a Nigeria y el de su canciller a la India.

Luego asumió la Presidencia Rafael Correa Delgado (15 de enero de 2007 al 24 de mayo de 2013). Comenzó su campaña electoral en 2006. La primera vuelta en la que perdió se dio en octubre de 2006, y la segunda en la que derrotó a su con-trincante Álvaro Noboa, en noviembre de 2006. No presentó un verdadero plan de gobierno; más bien, ha ido procesando temas y mucho más, claro está, por los elaborados por los organismos y de-partamentos que ha creado dentro del Gobierno para la planificación.

Con amplias mayorías en elecciones, con-sultas populares y en otras expresiones del poder público, y respaldado en la Constitución del 20 de octubre de 2008, ha tenido una normativa amplia para su proceder. Nunca hubo en el país desde 1830 un Presidente que tenga tanto poder, autoridad y capacidad de acción. Los puntos fun-damentales de su Gobierno son:

- Robustecer al Gobierno central lo más que ha podido.

- Multiplicar los ministros y secretarías.- Contactar con la ciudadanía que favorece a su

Gobierno.- Proyectos hidroeléctricos y vivienda.- Con el petróleo casi estabilizado a 100 dólares,

con gran impulso a la obtención de créditos(sin

mirar el tipo de interés a pagarse) y con nuevos impuestos, es decir con un ingente ingreso, no comparable con lo anterior, es difícil pronun-ciarse ya sobre el Gobierno que tiene plazo hasta el 24 de mayo de 2013.

Una vez que se ha realizado un breve análisis sobre los períodos presidenciales, es oportuno recalcar que hasta hoy se vive una crisis de gober-nabilidad democrática que se ha traducido en las decisiones de la administración pública y que se da por varios factores: mala aplicación de medidas económicas; desconfianza en las instituciones del Estado; constante fragmentación política que pro-duce inestabilidad; política de Estado por encima de la Constitución y las leyes, entre otros.

Si bien es cierto que en los cuatro años de gobierno del Presidente Correa se han logrado cristalizar algunas obras viales en el país y se han aumentado considerablemente los presupuestos

“Cuando lleguemos al Gobierno aplicaremos lo que hemos aprendidode la vida y del conocimiento del país, esto es

que en los aspectos económicos para generar

empleo, riqueza y trabajo a los ecuatorianos,

aplicaremos políticas liberales, y para atender

las grandes necesidades del pueblo, como

salud, educación, educación, vivienda,

bienestar social, atención privilegiada a

niños y ancianos, aplicaremos el

sistema socialista ”

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ÁGORA POLíTICA • septiembre/201148

en educación y salud, la situación real del Ecuador de hoy es que siguen existiendo en el país miles de escuelas unidocentes y que hemos sido testigos de cómo niños recién nacidos se mueren en los hospi-tales, a pesar de haber tenido los índices del precio de petróleo más altos de la historia ecuatoriana y haber manejado en las arcas fiscales presupuestos del Estado que en cuatro años superaron los últi-mos diez años en el Ecuador.

Como resultado de la Asamblea Consti-tuyente de Montecristi, tanto en la Comisión de Legislación y Fiscalización transitoria cuanto en la actual Asamblea Nacional Legislativa han ido co-laborando para que el poder político y económico se concentre únicamente en la Función Ejecutiva, habiendo prácticamente soslayado la división de los Poderes del Estado, lo que ha hecho que un Gobierno que nació supuestamente como de iz-quierda haya dado un giro hacia el totalitarismo en el que vivimos hoy los ecuatorianos.

Conclusión

Las nociones de izquierda, derecha y centro son relativas, sólo se las puede ubicar en una coyuntu-ra política determinada, y creo que en todas ellas existen aciertos y desaciertos, responsabilidad, discreción, cordura, prudencia, madurez, sabidu-ría, discernimiento, respeto a los derechos y a las libertades. En la praxis se evidencia que muchos gobernantes se han alejado de su ideología por intereses personales o de otra índole.

Lo que sí está claro es que, más allá de la tendencia que profesen movimientos u organiza-ciones políticas, una vez que el pueblo confíe en sus postulados de campaña y lleguen a gobernar es que no deben soslayar que la subordinación al derecho es para gobernantes y gobernados, que en la actualidad existen mecanismos para garan-tizar cada uno de los derechos establecidos en la Constitución, que se debe respetar la división de funciones, que la democracia no se manifiesta úni-camente en ganar elecciones sino que el poder se lo ejerce respetando los derechos de las personas, que debe existir una justicia imparcial e indepen-diente, que debe existir alternancia en el poder y cada una de las elecciones deben ser libres, com-

petitivas y transparentes, el interés general de los gobernantes debe ser el bien común, que se lo debe expresar a través de la colaboración, coor-dinación y control de las instituciones del Estado.

Nuestro partido político el Partido Revolu-cionario Institucional Acción Nacional (PRIAN), que nace como producto de buscar los ideales de libertad, seguridad y bienestar para el pueblo del Ecuador desde el año 2002. No ha tenido aún la posibilidad de gobernar el país nuestro líder máximo Álvaro Noboa Pontón, ha sido finalista al haber pasado a la segunda vuelta electoral por tres oportunidades y ha manifestado en forma clara dos cosas que pueden ser muy sencillas pero que serán de gran beneficio para el Ecuador: la primera, que el PRIAN seguirá vigente mientras no se derrote a la pobreza en el Ecuador, y que los ecuatorianos podamos vivir como personas de clase media; y la segunda, que cuando lleguemos al Gobierno aplicaremos lo que hemos aprendido de la vida y del conocimiento del país, esto es que en los aspectos económicos para generar empleo, riqueza y trabajo a los ecuatorianos, aplicaremos políticas liberales, y para atender las grandes necesidades del pueblo, como salud, educación, educación, vivienda, bienestar social, atención privilegiada a niños y ancianos, aplicaremos el sistema socialista, es decir que tendremos meca-nismos para generar los suficientes ingresos para el Estado siendo liberales, para luego redistribuir-los en forma equitativa en la población siendo socialistas.

De ahí mi análisis de que para ser un buen gobernante hay que tomar las partes buenas de la izquierda y de la derecha, ya que el mundo ha demostrado que ambos extremos son negativos.

Bibliografía

• BorjaCevallos,Rodrigo,Enciclopedia de la política, México: Fondo de Cultura Econó-mica, 1997.

• TeránVarea,JoséGabriel,Análisis de la rea-lidad política ecuatoriana, Quito, 11 de sep-tiembre de 2011.

Izquierda y derecha: significado y praxis en el Ecuador

Partido Socialista Frente Amplio

Hernán Rivadeneira

Licenciado en Ciencias Políticas y Sociales, Abogado y Doctor en Jurisprudencia. Especialista Superior en Economía Política y en Gestión de Procesos Educativos. Magíster en Educación Superior, con mención en Ciencias Jurídicas. Magistrado de los Tribunales Constitucional y Supremo Electoral del Ecuador. Diputado de la República. Secretario General y Secretario Internacional del Partido Socialista Ecuatoriano. Secretario General de la Coordinación Socialista Latinoamericana.

Coincido con quienes afirman que estos dos conceptos fueron originalmente arbitrarios y que surgieron en 1792, en el desa-rrollo de la asamblea constituyente durante la fase histórica de la Francia revolucionaria, donde los diferentes grupos se

colocaron alrededor del Presidente, de la siguiente forma: los diputa-dos “la Gironda” a la derecha, los de “la Montaña” a la izquierda, y quienes se ubicaron en el centro se denominaron con el nombre del “Llano o la Marisma”. De esta circunstancia, aparecieron los sectores de “los Girondinos” (quienes planteaban restaurar la legalidad y el orden monárquico) y “los Montañeses” (que proclamaban el estado revolu-cionario), los cuales tuvieron posiciones encontradas en la asamblea.

Desde entonces, el espectro político en el mundo se ha dividido en corrientes de izquierda o de derecha; y dado que no son únicas o singulares, mejor se las ubica como “las izquierdas” o “las derechas”. (En el Ecuador han existido grupos autodenominados como de izquier-da cristiana, democrática, humanista, revolucionaria; y, por el otro lado, como conservadores, social cristianos, “patrióticos”, entre otros).

Como editorializa Jorge León Trujillo:

Las izquierdas por ciclos se unen, luego se enfrentan; lo mismo hacen

las derechas, más propensas a la disputa por un líder… Urgen partidos

reales, una derecha e izquierda definidas que sean referentes para las

otras definiciones, rebasar el discurso antipartido que devalúa la vida

política y valoriza a los redentores.1

¿Qué se entiende por izquierda y derecha?

Boaventura de Sousa Santos considera que “la izquierda es un con-junto de posiciones políticas que comparten el ideal de que todos los seres humanos tienen el mismo valor y constituyen el valor supremo”;

1 Jorge León Trujillo, “Izquierdas unidas”, El Comercio, Quito: sábado 3 de septiembre de 2011, p. 10.

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ÁGORA POLíTICA • septiembre/201150

sin embargo, dice, en nombre de la izquierda se cometieron también atrocidades incluso contra la misma izquierda;

pero, en su conjunto, las izquierdas dominaron el

siglo XX (a pesar del nazismo, el fascismo y el co-

lonialismo) y el mundo se volvió más libre e igual

gracias a ellas. Este corto siglo de todas las izquier-

das terminó con la caída del Muro de Berlín. Los

últimos treinta años se han caracterizado, por un

lado, por una gestión de ruinas e inercias y, por el

otro, por la emergencia de nuevas luchas contra la

dominación, con otros actores y lenguajes que las

izquierdas no pudieron entender.

Por su parte, Norberto Bobbio, con base en un análisis del pensamiento de Dino Cofrancesco, según el cual,

si con la desacralización del marxismo-leninismo

se acabó para siempre la lectura maniquea de la

oposición derecha izquierda”, ésta, señala, no

resulta del todo carente de sentido: la liberación

del hombre del poder injusto y opresivo [...] sigue

siendo, pensándolo bien, el quid de la cuestión de

la izquierda como “categoría de lo político” capaz

de resistir a cualquier proceso de desmitificación.

Además, también la derecha representa una

modalidad de lo humano puesto que expresa el

“arraigo en la base de la naturaleza y de la histo-

ria”, la “defensa del pasado, de la tradición, de la

herencia”. No es lo sagrado, según Laponce, sino

la tradición lo que asume una función preeminente

en la definición de la derecha propuesta en esta

nueva interpretación, mientras que el rasgo ca-

racterístico de la izquierda sería el concepto, que

es a la vez un valor (y, como “tradición”, un valor

positivo) de emancipación.

Entonces, siguiendo el razonamiento del autor citado:

El hombre de derecha es el que se preocupa, ante

todo, de salvaguardar la tradición; el hombre de iz-

quierda, en cambio, es el que entiende, por encima

de cualquier cosa, liberar a sus semejantes de las

cadenas que les han sido impuestas por los privile-

gios de raza, de casta, de clase, etcétera. “Tradición”

y “emancipación” pueden ser interpretadas tam-

bién como metas últimas o fundamentales, y como

tales irrenunciables, tanto por una parte como por

la otra: se pueden alcanzar con distintos medios

según los tiempos y las situaciones. Ya que los

mismos medios pueden ser adoptados unas veces

por la izquierda y otras por la derecha.2

La diversidad conceptual

Estas dos concepciones históricas –que en esencia no han logrado dotarse de contenidos pragmá-ticos, continuos y relativamente estables– han contado con referencias o puntos de vista diver-sos y hasta coincidentes, como los siguientes:

Políticos

“Las nociones de izquierda y derecha son muy re-lativas, pues sus contenidos han cambiado, incluso polarmente. Los “centros” son aún más inciertos y

2 Norberto Bobbio, Derecha e izquierda. Razones y significados de una distinción política, Buenos Aires: junio de 1995.

“Lo importante es plantear un vuelco de los modelos fracasados a un nuevo

proyecto alternativo popular, democrático,

liberador, humanista, solidario… ”

Hernán Rivadeneira 51

movedizos. Los tres sólo pueden ser caracteriza-dos en un tiempo y un espacio.

A las actuales corrientes políticas, no im-portan sus nombres oficiales, seudónimos o denominaciones subliminales, se las sitúa en la línea sustantiva averiguando si propugnan más o menos Estado que sus rivales en lucha por orien-tar o conquistar el poder. La que aspire a “menos” (privatizaciones y desregulaciones) se localiza a la derecha de las otras. Esa es la clave del acertijo que hoy se enmascara bajo las retóricas publicitarias”.3

En Europa, por ejemplo, las derechas tradi-cionalmente han sido “nacionalistas” (el nacional socialismo, la Falange Española, el Frente Na-cional en Francia), pero también las izquierdas, como ocurrió con la II Internacional Socialista, a principios del siglo XX, que se disolvió ante las proclamas nacionalistas de varios de sus partidos; y, ambas expresiones, al crear la Unión Europea, “máxima exponente contemporánea de la supera-ción del Estado nacional”.4

Ideológicos

Los postulados de los gobiernos y partidos políti-cos mayoritarios de varios países, como la antigua Unión Soviética, la actual Rusia, China, Vietnam, Inglaterra, España, Grecia, Argentina, entre otros, son cambiantes, erráticos, inestables, relativistas; y, por tanto, de difícil apreciación sobre su real orientación ideológica. Así, por ejemplo, qué podemos decir del Laborismo inglés, con un go-bernante como Tony Blair, el de la “tercera vía”, con prácticas privatizadoras y aliado a los afanes guerreristas del imperialismo norteamericano; o de los gobiernos del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) en España, de orientaciones neo-liberales; o con los gobiernos argentinos de Juan Domingo Perón, estatista, y de Carlos Menem, privatizador.

Enrique Ayala Mora, en un artículo titula-do “El estalinismo y la castración de la izquierda ecuatoriana”, señala lo siguiente:

3 Ángel Rodríguez Kauth, “Izquierda y derecha en la política”, Universidad Centroamericana José Simeón Cañas. Documento electrónico disponible en:http://www.uca.edu.sv/publica/realidad/r82izqui.htm4 Ob. cit.

El apego a posiciones estalinistas llevó a muchos

militantes comunistas del Ecuador y del continente,

por otro lado sumamente valiosos y comprometi-

dos, a hipotecar su lucha en aras de lo que creían

era el internacionalismo proletario, representados

por los intereses de la URSS. Por ello “saludaron”

el Pacto Stalin-Hitler antes de la Segunda Guerra.

Durante el conflicto “saludaron’” la cooperación

con los países capitalistas y divulgaron, entusias-

tamente, las tesis browderianas que proclamaban

la suspensión de la lucha de clases y las bondades

de la democracia norteamericana en nombre del

“antifascismo”. En los cincuenta, “saludaron” la

represión en Hungría, e hicieron lo propio el 78

en la intervención de Checoslovaquia… (luego)

volvieron a “saludar” la presencia soviética en

Afganistán, cuando a casi todo el mundo le parecía

eso más que un error (no olvidemos la intervención

posterior norteamericana en ese país y el bochor-

noso retiro de sus tropas)… (Ya) en los años 20 y 30,

ecuatorianos como Enrique Terán y Manuel Agus-

tín Aguirre, o latinoamericanos como José Carlos

Mariátegui y Aníbal Ponce, frente al reduccionismo

y el intento burdo de imitación de la experiencia de

la URSS, encontraron imaginativamente el camino

de construcción de un socialismo profundamente

latinoamericano.5

Religiosos

Las posiciones de los confesionales, seculares y laicos, ¿son de derecha unos y de izquierda otros? En realidad, las cuestiones religiosas se enmarcan en concepciones retrógradas, es decir, de derecha.

El caso de Aristóteles, que no creía en la re-ligión, ¿se lo podría calificar como un doctrinario de izquierda?

En Francia, los agnósticos en su mayoría se calificaban como de derecha. Aunque es también indudable que existen allí y en muchos países ag-nósticos autodenominados de izquierda.

Los jacobinos, en la Francia revolucionaria, eran “racionalistas” pero a su vez rendían culto a la “diosa razón”. ¿Cómo calificarlos? ¿Quizá que poseían cierto espíritu religioso no obstante su

5 Enrique Ayala Mora, La crisis del socialismo. Desafíos y perspectivas en el Ecuador y América Latina, Quito: Ediciones La Tierra, 1990.

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ÁGORA POLíTICA • septiembre/201152

radicalismo durante aquel proceso histórico ver-daderamente transformador?

Dentro de la Iglesia Católica Romana, si la secta del Opus Dei es considerada de derecha, ¿será que los defensores de la Teología de la Libe-ración son en efecto de izquierda?

Filosóficos

La gran discusión entre materialismo e idealismo permite acercarnos a una caracterización sobre el tema que se analiza. Si el materialismo explica al mundo, al universo, de manera científica, con fun-damento en hechos y experiencias, en el sentido de la primacía de la materia y el ser, y que el mundo se transforma y evoluciona por su movimiento, y que el ser humano, como sujeto histórico, forja su destino, tomando en cuenta al método dialéctico; por su parte, el idealismo plantea una concepción no científica sobre el mundo al referirse a que el espíritu (llámense ideas o fuerzas sobrenaturales) crea la materia, o que el mundo no existe fuera de nuestro pensamiento, y que son nuestras ideas las que crean las cosas, con lo que así también rescata al método metafísico. En este sentido, se puede catalogar a la primera concepción como de izquierda y a la segunda como de derecha.

En otro análisis, el principio de la identidad, que se traduce también como igualdad, es metafísico, contrario a la ciencia, es decir, un principio reacciona-rio o de derecha; mientras, por otro lado, el principio de contradicción, que es dialéctico, se fundamenta en la realidad, y, en consecuencia, se puede colegir que se trata de un principio de izquierda.

Económicos

Para ilustrar mejor las concepciones de izquier-da y derecha en el plano económico, expongo a continuación las expresiones de un ecuatoriano doctrinariamente de derecha, Alberto Dahik Gar-zozi, ex Vicepresidente de la República del Ecuador y actualmente exiliado en Costa Rica. En una entre-vista en el diario El Comercio de Quito expresa:

(…) creo en las economías abiertas y en la inversión

extranjera… (en la) libertad económica, (en la) libre

empresa privada y de comercio como motores de

desarrollo… porque sabemos que el socialismo

como sistema duró poco tiempo en el mundo por

su ineficacia… (el) “modelo de intervencionismo

estatal no se sustenta en el largo plazo”, (debe

propiciarse la) “(…) economía de mercado con un

profundo tinte social”.6

Aunque esto último, me parece, es pura demago-gia, pues, son conocidas sus prácticas entreguistas y extremistas.

Por el contrario, maestros de la izquierda socialista, de otra contextura moral y profesio-nal, como José Moncada Sánchez, ex rector de la Universidad Central del Ecuador, que cuestiona los efectos depredadores provocados por el ca-pitalismo y, particularmente, por la aplicación del modelo neoliberal, cuyas consecuencias económi-cas y sociales son la concentración de la propiedad y la riqueza, “la deformación de la estructura eco-nómica nacional, el aumento de la desocupación y subocupación, la pobreza, el deterioro de la salud y la educación”; en tanto, para remediar tales males propone que deben establecerse las bases “de una nueva democracia, la modificación de los patrones de consumo”, entre otros puntos.7

Éticos

Valores como la igualdad, que es considerada de izquierda, frente a la jerarquía, que en cambio se considera de derecha; si la libertad es de izquier-da, el orden sería de derecha.

Parangonando el plano ético con el his-tórico, se ha dicho que la derecha y la izquierda representarían dos actitudes ante la justicia. Aqué-lla pretendería conservar lo justo ya obtenido, mientras que la izquierda trataría de avanzar hacia formas más altas de justicia. Esta interpretación no está respaldada por la experiencia. La izquierda de la revolución francesa empezó aniquilando el orden establecido, lo que desembocó no solamen-te en anarquía sino –lo que es peor– en injusticias.

6 Alberto Dahik Garzozi, “Es preocupante que no se hable de la libertad económica” (entrevista), El Comercio, Quito, domingo 4 de septiembre de 2011.7 José Moncada Sánchez, “Introducción” al texto de Manuel Salgado T., ¿Globalización neoliberal o desarrollo sustentable?, Quito, Ediciones La Tierra, p. 13.

Hernán Rivadeneira 53

No fue diferente la revolución soviética. Posible-mente la meta era más justicia; pero la realidad fue lo contrario.

¿Existe la posibilidad de una nueva iz-quierda y una nueva derecha?

¿Puede hablarse en los actuales momentos de la con-formación de una nueva izquierda? ¿Cuáles serían las orientaciones de ella al menos en el Ecuador?

Sin desconocer que existen naturalmente varias concepciones sobre una nueva izquierda, como se verá en seguida, lo interesante es demos-trar que la denominada “vieja izquierda”, entonces, por obsoleta y fuera de contexto, estaría derrotada y sin vigencia pese a los afanes de ciertos grupos que aparecen de vez en cuando y proclaman sus antiguas consignas y propuestas.

Me parece que lo importante es plantear un vuelco de los modelos fracasados a un nuevo proyecto alternativo popular, democrático, libe-rador, humanista, solidario, pluralista, respetuoso del disenso, en búsqueda de la unidad, con re-conocimiento de la diversidad, autogestionario, ambientalista e internacionalista. Una política de izquierda de nuevo tipo.

Como señala el Partido de los Trabajadores (PT) (Brasil), no se puede reivindicar más tesis como las del socialismo en un sólo país, la estati-zación de los medios de producción bajo control burocrático, un Estado centralista radicalmente separado de la sociedad civil… un partido único impuesto por la ley…

La práctica política y social debe ser trans-formadora, es decir, revolucionaria, para construir una sociedad democrática, con una concepción integral del humanismo, en donde se apoye la realización de los atributos del ser humano, de su capacidad creadora y de respeto a la naturaleza, que promueva el desarrollo basado en la redistri-bución de la riqueza. Debe mantenerse el papel regulador del Estado sobre la economía, con un plan de desarrollo sustentable, en apoyo a los tra-bajadores y a los pequeños propietarios agrícolas y distribuidores. Como indica el político italiano Massimo D’Alema:

Una izquierda moderna, crítica, plenamente inser-

tada en el mundo que se transforma… una fuerza

joven, orgullosa y renovada… que busque nuevas

formas de organización, basadas en el respeto a la

diversidad, de manera que se remita que todos se

sientan parte constitutiva de un edificio común y

no huéspedes de casa ajena… una fuerza plural…

una fuerza moral, para renovar los valores de liber-

tad, de democracia, de igualdad y de justicia.8

En el lanzamiento del libro de Marta Harnec-ker, en el Instituto de Altos Estudios Nacionales (IAEN), en Quito, hace pocos días, cuyo título es sugerente: Ecuador. Una nueva izquierda en busca de la vida en plenitud, tanto la autora como los comentaristas, se refirieron a que en el Ecuador han aparecido y se desarrollan dos corrientes po-líticas bautizadas como de “nueva izquierda”, los movimientos Pachakutik y Alianza PAIS, quizá con desconocimiento de otras fuerzas de la tendencia que en realidad han renovado sus concepciones y estructuras, aunque todavía con dificultades, como es el caso, por ejemplo, del Partido Socialista Frente Amplio.

8 Massimo D’Alema, A esquerda e uma nova formaçao política, Brasilia: Instituto Astrojildo Pereira, 1998, pp. 41-42.

“La práctica política y social debe ser transformadora,es decir, revolucionaria, para construir

una sociedad democrática, con una

concepción integral del humanismo ”

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En realidad, el proyecto político de Alianza PAIS tiene características de izquierda, si se quiere, de una nueva izquierda, alejada del dogmatismo, con ingredientes propositivos frescos e influyen-tes, como la participación ciudadana, el “buen vivir”, los derechos de la naturaleza, la economía solidaria, etc.; sin embargo, a lo largo de estos cinco años de gobierno de la autodenominada “revolución ciudadana”, se han producido accio-nes contradictorias como el enfrentamiento a la organización social, tradicional o no, así tenemos los casos de la política antiobrera con los “manda-tos constituyentes” números 2, 4 y 8, los decretos ejecutivos 1701 y 225, que permitieron las actua-ciones en contra de las organizaciones sindicales y la contratación colectiva desde las instancias del poder público, en especial desde el Ministerio de Relaciones Laborales; las diferencias de opinión sobre las leyes minera y del agua con las orga-nizaciones indígenas como la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (CONAIE), con la acusación de terroristas para algunos de sus dirigentes; las medidas contra los jubilados, los gremios profesionales, entre otros.

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Izquierda y derecha: significado y praxis en el Ecuador

Partido Sociedad Patriótica

Fernando Aguirre

Realizó sus estudios superiores en la Universidad Espíritu Santo, en la Escuela Politécnica del Ejército y en la Escuela Superior Militar Eloy Alfaro. Máster en Alta Gerencia y en Recursos Humanos. Ingeniero en Ciencias Empresariales. Capitán de Inteligencia Militar. Diplo-mado en Liderazgo, Manejo de Crisis y en Seguridad Nacional. Fue Presidente Ejecutivo del Pro Copoe, Gobernador de la Provincia del Azuay, Diputado, y actual-mente se desempeña como Asambleísta por la provincia del Azuay, por el Partido Sociedad Patriótica (PSP).

En este momento, al inicio de nuestra búsqueda compartida –entre usted y yo– de la clave de bóveda del significado y praxis de la izquierda y derecha en el Ecuador, hic et nunc: aquí y ahora, se nos advierte que “desprendida de una

verdadera investigación histórica, la sociología ecuatoriana ha sido responsable de la creación de muchos mitos sobre nuestra realidad contemporánea”.1 Vamos, pues, a ingresar en una lectura crítica del presente como historia.2

La paradoja de Sísifo neurótico

Sísifo regresando a su roca, es ese instante de conciencia política del ecuatoriano que vuelve sobre su vida social y contempla los actos in-conexos de izquierda y de derecha, que posiblemente han tenido un limitado papel político vanguardista e integrador. Ellos son, ante todo, un reflejo de nuestras fuerzas sociales y políticas existentes.

Es la paradoja de Sísifo neurótico, es la vida del elector ecuatoriano que tiende a repetir la acción política que siempre tiene consecuencias desagradables, es el sistema ecuatoriano de partidos que refleja el legado de una compleja y pesada historia de las fracturas por los constantes traumas de un complicado estilo político caudillista, producidos en una cultura política que oscila entre la tradición y lo con-temporáneo, entre las coacciones de la modernización y el desarrollo.

Así como Sísifo siempre retorna a encontrar su carga, el ecua-toriano siempre retorna a su decisión política y lucha por alcanzar la cima de sus anhelos aunque, por fuerza de las circunstancias, vuelva a rodar a la sima de las decisiones de quienes tienen el poder, de quienes administran el poder, de quienes usan y abusan del poder, en fin, de otros, es decir, de quienes se benefician del poder. El pueblo ecuatoria-no retorna al Sísifo neurótico, pues se inclina a predecir un resultado

1 Rafael Quintero López, El mito del populismo en el Ecuador (análisis de los fundamentos del Estado ecuatoriano moderno, 1895-1934), Quito: Abya-Yala / Universidad Andina Simón Bolívar, tercera edición aumentada y corregida, 1997, p. 25.2 Paul M. Sweezy, El presente como historia. (Ensayos sobre capitalismo y socialismo), Madrid: Tecnos, 1974.

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político distinto del que con más frecuencia se ha producido en su pasado inmediato.

El poder de la pregunta de Pilato

“¿Qué es la verdad?” (Jn. 18: 38) es la pregunta del gobernador del imperio romano, Poncio Pilato, que está destinada a ser entendida a partir de la si-tuación histórica política de un pueblo sojuzgado, y que también está destinada a resumir el problema de la neutralidad; per modum analogiae attributio-nis: por modo de atribución analógica, tomamos prestada aquella pregunta de “¿qué es la verdad?” y la proponemos como la actual cuestión política ecuatoriana respecto a la esencia y existencia del significado y praxis de la “izquierda y derecha”; a la par, esta pregunta plantea el problema funda-mental de la neutralidad en su tratamiento.

El poderoso gobernador de hace un poco más de dos mil años –representante imperial en la dominada Palestina, saturada de intrigas y perse-cuciones políticas– sugirió con su pregunta que lo afirmado como verdad por un hombre como Jesús no afectaba al Estado para nada; per modum incli-nationis: por modo de derivación en el Ecuador, no podemos negar que la cuestión en el sentido que la formuló Pilato sigue presidiendo hoy nuestra vida: queda, pues, la duda razonable si es un desa-fío escéptico respecto al “fanático” y si es, a la par, un intento cínico de respuesta “neutral” acerca de la izquierda y derecha en el Ecuador de las prime-ras dos décadas del siglo XXI.

Desde este punto de mira, que va más allá del horizonte jurídico-político del poder estatal, se inscribe la lectura crítica de la reciente afirmación de Arturo Valenzuela, ex Subsecretario de Estado para las Américas del Gobierno norteamericano, quien ha dicho: “Los gobiernos pueden ser de de-recha, centro o izquierda, pero en todos los casos deben respetar la democracia en su más amplio sentido y en beneficio de todos sus ciudadanos”.3

3 Arturo Valenzuela, “Las relaciones entre Ecuador y EE.UU. van más allá de la ideología”, Diario El Comercio, cuaderno 1, Quito, domingo 11 de septiembre de 2011, p. 4.

Bajo la duda razonable de lospresocráticos

Al rechazar la lectura lineal de la declaración de Arturo Valenzuela, podemos acudir a la refres-cante luz de la aurora del pensamiento griego, que se ha convertido para nosotros en maestra de la duda, pues cuestionó las ilusiones de la transparencia y del saber inmediato. Nuestra búsqueda del significado y praxis de la izquierda y derecha en el Ecuador se ilumina con la duda de Heráclito quien criticó que “se dejan engañar los hombres en relación con el conocimiento de las cosas manifiestas”,4 porque “la auténtica natu-raleza de las cosas suele estar oculta”,5 y, desde el pensamiento contemporáneo, Gadamer –en bien de nuestra crítica– interpreta al filósofo de Éfeso y advierte con los maestros de la sospecha (Marx, Freud y Nietzsche, según Ricoeur) que “ocultación y encubrimiento son correlativos (...) porque el lenguaje humano no expresa sólo la verdad, sino la ficción, la mentira y el engaño”.6

Las afirmaciones sobre la izquierda y derecha en el Ecuador, como la citada de Arturo Valenzuela, no sólo pueden ser puestas en duda por el pensamiento presocrático de Heráclito, por los maestros modernos de la sospecha y por la hermenéutica contemporánea de Gadamer, sino también por los ecuatorianos como el actualísimo jurista Ramiro Borja y Borja –pensador filosófico del derecho y político de derecha–, para quien “nada les importó a los Estados Unidos destruir una sólida democracia y causar su reemplazo por la dictadura mezclada con la anarquía, con tal de obstar el progreso económico de Sudamérica”. Y, más adelante, continúa Ramiro Borja y Borja en su análisis de la izquierda y derecha y de su neutrali-zación relativa en la praxis ecuatoriana:

4 Rodolfo Mondolfo, Heráclito. Textos y problemas de su interpretación, México: Siglo XXI, 1976, p. 37.5 G.S. Kirk y J. E. Raven, Los filósofos presocráticos, Madrid: Gredos, 1979, p. 273.6 Hans-Georg Gadamer, Verdad y método, Salamanca: Sígueme, 1992, II, p. 53. Cfr. Paul Ricoeur, El conflicto de las interpretaciones I. Hermenéutica y psicoanálisis, Buenos Aires: La Aurora, 1975, p. 61: “Lo esencial es que los tres crean, con los medios a su disposición, es decir, con y contra los prejuicios de la época, una ciencia mediata del sentido, irreductible a la conciencia inmediata del sentido”.

Fernando Aguirre 57

Sirvan de muestra algunos casos, como el ocurrido

en el Ecuador, donde por habilidosos ajetreos de

ciudadanos suyos que obran por la CIA es electo

en impuro sufragio “popular” un prestante hombre

de negocios que mantiene como secreto el descu-

brimiento de yacimientos petrolíferos que data de

1920..., sirviendo al propósito de mantenerla (a la

patria) en la órbita de la influencia que correspon-

de a la United Fruit, como una de las “repúblicas

bananeras” en cuya marcha, designaciones y cam-

bios de régimen incluso, influye decisivamente la

nombrada empresa productora y comercializadora

de plátano, a la cual sirve aquel hombre de nego-

cios aun a trueque de perjudicar a su patria (Stacey

May y Galo Plaza, “La United Fruit Company en

América Latina”); y el ocurrido en México, donde

un Jefe de Estado y un Ministro suyo, agentes de

la CIA, anteponen las pecuniariamente lucrativas

instrucciones de la CIA, en servicio de los Estados

Unidos, al aparentar aproximarse más y más a la

Cuba de Castro.7

El continuo despertar del dios Wotan

La última frase citada de Ramiro Borja y Borja nos da la oportunidad de reflexionar sobre la izquierda y derecha en el Ecuador dentro de su significado y praxis regional. Aquel “aparentar aproximarse más y más a la Cuba de Castro” también produjo una cadena de gobiernos dictatoriales, favorecidos por el poder norteamericano, a lo largo de Latino-américa desde la segunda mitad del siglo XX.

Wotan, el dios engendrador de tempes-tades, señor de los muertos y de los guerreros, despertó en el Ecuador desde el 11 de julio de 1963 con una junta militar de gobierno que por decreto puso al comunismo fuera de ley; y volvió a des-pertar este dios tempestuoso el 15 de febrero de 1972, con otra dictadura militar autoproclamada nacionalista y revolucionaria, que confundió aún más el ambiguo significado de izquierda y derecha en el Ecuador.

Y el Consejo Supremo de Gobierno de las Fuerzas Armadas, desde el lunes 12 de enero de 1976, pareció estar a la sombra del dios de los

7 Ramiro Borja y Borja, La política exterior norteamericana, Quito: Quipu, 2000, p. 175.

muertos, pues dos años más tarde se produjo en aquel gobierno el asesinato político del opositor Abdón Calderón Muñoz (al que inicialmente se trató de presentarlo como un caso común de cró-nica roja y en el que, finalmente, apareció entre los culpables el Gral. Jarrín Cahueñas, miembro del gobierno de ese entonces). Calderón Muñoz no fue en sentido estricto ni de izquierda ni de de-recha claramente definida. Simplemente se volvió peligroso por su crítica al régimen.

Y en menos de medio siglo, cuando ahora el poder financiero-político norteamericano ha entrado en grave crisis, ha surgido en estos úl-timos años una forma menos costosa de lograr adhesiones y de forzosas alianzas más seguras y mejor encubiertas en la región latinoamericana: se ha hecho efectivo el principio político de que el falso enemigo es un verdadero amigo, y se le ha dado un nuevo significado y praxis a la pseudo izquierda en el actual “aparentar aproximarse más y más a la Cuba de Castro”.

La política de Judit y Salomé

Al recordar el asesinato de Abdón Calderón Muñoz y al releer a Camus, ahora tomo prestado de este último una idea para ofrecerla a la memoria del primero y de las posibles víctimas, actuales o por venir –sean de izquierda o de derecha–, acerca de la rebelión histórica y del terrorismo de Estado:

Saint-Just proclama entonces el gran principio de

las tiranías del siglo XX (podríamos, en una re-

lectura, aplicar esta idea a las del siglo XXI). “Un

“El uso y el manejo del problema socialen el Ecuador del siglo XX pudo llegar a ser

más desestabilizador que la propia crisis

económica ”

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patriota es quien sostiene a la república en con-

junto; quien la combate en detalle es un traidor”.

Quien critica es sospechoso. Cuando ni la razón

ni la libre expresión de los individuos consiguen

fundar sistemáticamente la unidad hay que deci-

dirse a eliminar los cuerpos extraños. El cuchillo

de la guillotina se hace así razonador; su función

consiste en refutar... Pero dentro de este delirio

lógico, en el extremo de esta moral de virtud, el

patíbulo es libertad... “Me discuten el título de

filántropo –exclama Marat, en un estilo muy dis-

tinto–. ¡Oh, qué injusticia! ¿Quién no ve que quiero

cortar un pequeño número de cabezas para salvar

a muchas más?”8

En algunos momentos de nuestra historia política, la izquierda así como la derecha en el Ecuador se asemejan a Judit y Salomé. En la praxis, signifi-can el ir y venir con dos cabezas cada una: la suya y la cortada. Por esta política de seres de presa, con sus dos naturalezas a cuestas, la izquierda y la derecha en el Ecuador han sufrido el equívoco propio de lo que es término y extremo: como en Judit y Salomé, no se sabe a ciencia cierta si la línea en que parecen terminar sus cuerpos es el perfil que les pertenece –ya sea a la izquierda o a la derecha– o es el espacio invadido del “otro”, es decir, de la víctima que las limita.

El control de la política ecuatoriana en el siglo XX se escapó fácilmente de unas manos a

8 Albert Camus, El hombre rebelde, Buenos Aires: Losada, 1975, pp. 118-119.

otras. La izquierda y derecha ecuatoriana recorrió la doble vía de un mismo principio: el que corona a un rey que se cuide de él, y que se cuide el rey de quien le corona. Este comportamiento político de “descabezar” al opositor se produjo como reacción a múltiples estímulos: al principio, frustración ge-nerada por el ascenso social de pequeños grupos dentro de un estancamiento generalizado; más adelante, fricción producida por éxitos unilatera-les en miembros de la comunidad, resultantes de un rápido y errático cambio social.

Así, el uso y el manejo del problema social en el Ecuador del siglo XX pudo llegar a ser más desestabilizador que la propia crisis económica, y desajustó, por partida doble, a la izquierda y derecha, tanto por la aparición de nuevos grupos sociales como por el incremento de miembros ex-traños a las élites. Se mostró, entonces, el desorden social de fondo y la descomposición de valores en los dirigentes –unos de izquierda y otros de dere-cha–, expresados por la débil actuación popular junto a las élites antagónicas cercanas al poder, las que mantenían la tendencia a no formar institucio-nes políticas estables.

Cronos, el cruel dios engañado

Ramiro Borja y Borja ha observado que en la po-lítica ecuatoriana la mejor venganza del engañado es hacerle creer al engañador que ha sido efectiva-mente engañado.

Cronos, el engañador cruel y sanguinario devoró a sus hijos sin piedad según nacían: temía que uno de ellos lo destronara, tal como él lo había hecho con su padre. Y así ha sucedido también con la temible e inestable política ecuatoriana: la izquierda y la derecha han padecido ese destino, por ejemplo, en la dictadura de Enríquez Gallo. El 25 de abril de 1938 se expidió el decreto de convoca-toria a elecciones para representantes a la Asamblea Constituyente; por medio de su Art. 23, el dictador se introdujo en el seno de los partidos políticos para enemistarlos entre ellos y creó el sistema tripartidis-ta, bastante raro de por sí en aquella época.

En los tiempos modernos, sólo han existi-do unos cuantos ejemplos similares; entre ellos, en

“Por los equívocos términos políticos de izquierda y derecha en el Ecuador, por su

abundancia de significados, éstas son

comparables a dos vasos llenos ”

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Australia, cuando al dualismo laboristas-conser-vadores se añadió el partido agrario. Es decir, este fenómeno político se inició hacia 1900, durante el surgimiento de los partidos socialistas en Suecia, Inglaterra y otros países.

Dentro de este contexto, el 12 de junio de 1938, desde Santiago de Chile, José María Velasco Ibarra dirigió una carta abierta al dictador ecua-toriano, le decía: “Ud. quiere formar una mayoría artificiosa, mecánica, divorciada de la mayoría na-cional... Tan tirano es quien ordena que no haya sino un sólo partido como quien reconoce dere-chos tan sólo a tres partidos”.

En la conducta de Enríquez Gallo latía el corazón de Cronos: quería devorar a los partidos políticos por temor a ser destronado por ellos; con la intención de anularlos o eliminarlos, dividió –por medio de una ley– el número de diputados por igual entre aquellas tres tendencias políticas. Logró, en la práctica parlamentaria, que entre los conservadores y los liberales, los socialistas ejer-cieran el papel de grupo centrista y se adhirieran al orden establecido, es decir, a la continuidad de la tendencia liberal vigente.

La mirada del doble rostro de Jano

Tanto la izquierda como la derecha, en la política ecuatoriana no son contrarias –pues se supone que a los lados se sitúan los “oídos” de la política (es decir, los electores)–; más bien se las ha relaciona-do con la mirada al futuro, atribuida a la primera; y con la mirada al pasado, atribuida a la segunda.

Desde esta doble perspectiva del Jano Bi-fronte, en el proceso de legitimación política de la izquierda y derecha se las ha situado in thesi: en teoría como contradictorias (que se repelen entre sí), pero in praxi: en la práctica estos dos polos de la política ecuatoriana se han visto acercados, equívocamente a veces, en torno a decisiones im-portantes para el país.

Jano, el dios del equívoco, estuvo presente por ejemplo en las cuatro constituciones ecuato-rianas que rigieron en la primera mitad del siglo XX (pues, una quinta no llegó a regir). Éstas fueron construidas con endeble “ingeniería” guberna-

mental sobre la crisis de los valores políticos de la izquierda y derecha en el Ecuador. Se diseñaron en constituyentes destinadas a legitimar el ejerci-cio del poder dictatorial, sin mirar a una ideología en particular: Alfaro, Ayora y Velasco Ibarra pasa-ron –por expresa disposición de ellas– de jefes de Estado a presidentes de la República.

Es probable que los autores de estas cuatro cartas fundamentales quisieran un gobierno firme para mantener la estabilidad política, pero con-cibieron un Congreso tan enérgico que terminó amenazándola. Entorpecieron su manejo especial-mente las diversas izquierdas en 1945 porque, a la Función Legislativa, le añadieron atribuciones que competían a órganos distintos de ella, mien-tras que al Presidente de la República le asignaron facultades propias de la Función Legislativa y de la Judicial. Quedó así, pues, como trágica herencia, la amenaza de la equívoca mirada del doble rostro de Jano hacia el presente, y que es víctima de la falsa mirada al futuro y de la verdadera mirada al pasado, sin tener que regresar a ver.

En búsqueda del hilo de Ariadna

Por los equívocos términos políticos de izquierda y derecha en el Ecuador, por su abundancia de significados, éstas son comparables a dos vasos llenos, de bordes embotados, que han perdido su utilidad para recibir más contenidos. Entonces, corren el peligro polisémico de no significar nada más. (Dentro de este marco de referencia –así, con la duda razonable entre paréntesis–, ¿puede exis-tir la posibilidad que se añada al vaso lleno una cuestionablemente nueva y falsamente verdadera “izquierda” en el Ecuador que, para este tiempo, se autodenomina “socialismo del siglo XXI”?).

Tanto la izquierda como la derecha ecuato-rianas parecen estar en el laberinto del Minotauro, aquel monstruo devorador de los hombres perdi-dos en los complicados corredores de múltiples cruces. No siempre nuestra política ecuatoriana ha seguido las huellas de Teseo, el escrutador de caminos, para guiarse con el hilo de su amante Ariadna y salir del laberinto luego de vencer al devastador Minotauro.

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Desde este punto de mira, somos herederos del la-beríntico origen del Ecuador que fundó la política del “pactismo” entre sus habitantes, aún no acos-tumbrados a situarse políticamente en la izquierda o en la derecha. En medio de aquella ceguera ideológica, era fácil la pérdida selectiva del hilo conductor de Ariadna que, hasta ahora, no puede ser alcanzado plenamente:

Entre 1830 y 1861, se designaba bajo el nombre de

Estado a una asociación con representación igual

en tres departamentos que correspondía a las re-

giones controladas por Quito, Guayaquil y Cuenca.

Quito y Guayaquil se disputaban por la primacía.

Cuenca arbitraba...

El funcionamiento del Estado ecuatoriano

dependía entonces de negociaciones entre regio-

nes para llegar a la definición, no tanto del espacio

nacional como del “pueblo” y de la “nación” for-

mados por un pacto entre ciudades. La sutileza

del juego entre Quito y Guayaquil llegaba a crear

un Estado bicéfalo, y la sucesión de los dirigentes

dependía de la posibilidad de un acuerdo entre un

“presidenciable” de Guayaquil y un “presidencia-

ble” de Quito... La guerra civil estallaba cuando las

élites dirigentes encargadas de la negociación no

lograban llegar a un acuerdo.9

Y, más cerca de nuestra vida contemporánea, aparecen los momentos políticos peligrosos que amenazan cortar el hilo conductor de Ariadna con las tijeras de la reconciliación cínica con la realidad10 a través de la propaganda política y de la historia oficial presentada como verdad indubitable:

Incómodos por haber sabido conciliar, sin gran

perjuicio, fundamentos anticuados con apariencias

modernas, las élites ecuatorianas se han dedicado

a fabricar una mitología más de moda: los in-

surgentes de 1800, se parecían a los jacobinos, y

García Moreno a un teócrata totalitario que quería

obligar a sus sociedades a retroceder. En cuanto a

Espejo, con la ayuda del integrismo particularista

9 Marie-Danielle Demélas e Yves Saint-Geours, Jerusalén y Babilonia: religión y política en el Ecuador. 1780-1880, Quito: Corporación Editora Nacional / Instituto Francés de Estudios Andinos, 1988, pp. 40-42.10 Cfr. Azorín, El político, Madrid: Espasa Calpe, 1957, pp. 23-24 (el “enderézate” dicho por Hernando del Pulgar al higo asaz verde).

de los años ochenta (del siglo XX), se ha hecho de

él un Indio haciéndose por la (buena) causa étnica.

Quizás estos disparates son el precio que hay que

pagar por haber logrado construir un Estado, par-

tiendo de materiales desprestigiados hoy en día.11

El tamaño del portamonedas

Actualmente y con preocupante frecuencia las mi-tologías del poder en el Ecuador, en plena moda –expresadas en las tensiones de “clase” y en las tensiones entre las diversas izquierdas y dere-chas–, se reflejan en los debates y las acciones de fijar impuestos, o sobre el significado y praxis del bienestar sustituido por el “buen vivir”.

Se propone, entonces, el camino harto se-guido para explicar las diferencias y oposiciones entre las clases sociales supuestamente reflejadas en la política: la izquierda de los proletarios; la de-recha de la burguesía. Pero, in thesi et in praxi: en la teoría y en la práctica, la diferencia del tamaño del portamonedas no indica diferencia de “clase”.

A pesar de esta realidad y de la sensatez de los izquierdistas doctrinarios y de los derechistas ortodoxos, desde la posición emotivamente radical del nuevo converso se está atacando al “exceso” del portamonedas, y se proponen nuevas formas de restricciones y contribuciones, severas imposi-ciones tributarias, nuevos impuestos al consumo y cargas significativas sobre los ingresos de las personas con el estereotipo de “acomodadas”.

Pero esta política que pretende castigar el tamaño del portamonedas no es ni novedosa ni “izquierdista”. Es, simplemente, una versión ecua-toriana de procedencia capitalista foránea que se remonta a los años treinta del siglo XX: viene importada de los Estados Unidos de América. Más aún: se identifica con el aristócrata del valle Hudson, Franklin D. Roosevelt, quien fue criticado

11 Marie-Danielle Demélas e Yves Saint-Geours, ob. cit., p. 206. Cfr. la obra de desmitologización que hace José Eduardo Vergara de la Torre respecto al tema Iglesia-Estado en el Syllabus del Papa Pío IX, que señala los errores políticos modernos y que fue distribuido en el Ecuador, en su calidad de instrumento para la lucha ideológica del último cuarto del siglo XIX. Ver la referencia que hace sobre la teoría interpretativa de este autor: María Cristina Cárdenas Reyes, “José Peralta y la desacralización del poder”, Visión actual de José Peralta, Karl Clement (coordinador), Quito: Fundación Friedrich Naumann, 1989, pp. 215-220 y 241.

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en su propio país por acumular demasiado poder para sus agencias gubernamentales del Nuevo Trato en Washington y creó, en junio de 1935, nada menos que un programa de impuestos propio, es decir, el Segundo Nuevo Trato que acudió a una mezcla de resentimiento de clase y de temores al “exceso” de riqueza.

En fin, a modo de corolario, la vieja Norte-américa de Roosevelt y el nuevo Ecuador de estos días coinciden en que el trasfondo del esquema de “hacer pagar al rico” es, sobre todo, un gesto simbólico que no es patrimonio de la izquierda en el Ecuador, sino que expresa la función simbólica del derecho en la búsqueda de estabilidad fun-cional: “El derecho, como todo discurso, actúa en un campo de producción simbólica... El derecho, como todo lenguaje, sirve para hacer cosas dife-rentes de las que él mismo dice querer hacer”.12

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12 Mauricio García Villegas, “Función simbólica del derecho y estabilidad institucional”, Ética y conflicto. Lecturas para una transición democrática, Cristina Motta (compiladora), Bogotá: Tercer Mundo, 1995, p. 297. Cfr. también en José Eduardo Vergara de la Torre, Ecuador: medio siglo de inestabilidad política (análisis politológico desde la sociología jurídica y la hermenéutica histórica del poder), San José: Trejos / Universidad Autónoma de Centro América, 1982 (existe una publicación parcial y resumida en Quito, 1988); con el permiso de ese autor, para el presente artículo, incluido este subtema, me he basado en algunas de sus categorías, con sus estructuras y funciones.

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La izquierda y la derecha en el Ecuador de hoy

Ruptura

María Paula Romo

Abogada y Máster en Gobierno y Administración Pública, con subes-pecialidades en Filosofía y Estudios Latinoamericanos. Especialista en Es-tudios de Género. Ha trabajado como Consultora, Abogada en libre ejercicio y como Profesora universitaria de pregrado y posgrado en la Universidad San Francisco de Quito, en la Universi-dad Central del Ecuador y en el Instituto de Altos Estudios Nacionales (IAEN). Actualmente es Asambleísta por la provincia de Pichincha y Presidenta de la Comisión Especializada de Justicia y Estructura del Estado de la Asamblea Nacional. Es Dirigente del movimiento político Ruptura.

¿Qué decir de la izquierda y derecha en un momento en que el descrédito y la desconfianza en la política hacen que muchos duden de la diferencia entre una y otra? ¿Cabe aún el debate, cuando la fuerza de la realidad,

las economías globalizadas y los poderes fácticos parecen dejar –cada vez– menor margen de decisión a la política y a los políticos?

Pues, a pesar de todo eso, soy una convencida de que todavía queda mucho por decir –y más por inventar– sobre la izquierda y la derecha, las ideologías y los sistemas de valores que se traducen en nuestras opciones personales y colectivas.

Si bien no se acabó la historia, luego de la caída del Muro se terminó el metarrelato comunista. Hoy asistimos a la más importan-te crisis del capitalismo (Marx se refirió a ella cuando escribió que el capitalismo era un sistema destinado a autodestruirse). ¿Qué queda entonces? ¿El pragmatismo y el “todo vale”? ¡Ojalá que no! Porque las ideologías nos permiten construirnos como individuos y como seres sociales. Es lo único que nos permite convivir de forma pacífica en un mundo en donde no hay sistema de control que se de abasto. Y cuando la valoración y el respeto por el otro, por todos los otros, es casi nula.

En el caso de la política, ese sistema de valores es el que guía nuestras decisiones. Desde las más pequeñas, cuando debemos optar entre una medida que beneficie a unos pocos, o a la mayoría. Cuando debemos enfrentarnos al statu quo para luchar contra la discriminación, el sexismo, la homofobia; cuando está en juego una decisión económica y deben fijarse prioridades de inversión. Es ahí donde nuestras creen-cias juegan un papel vital. Pues, no es igual creer “en el hombre y en la comunidad” como nos enseñó Monseñor Proaño, que creer en la mano invisible del mercado.

No funcionan ya las recetas del siglo pasado (ni la comunista, ni la del Consenso de Washington); pero la tensión entre el poder de las mayorías y el poder del capital es más actual que nunca. ¿Qué hace la sociedad norteamericana manifestándose en Wall Street en lugar de la Casablanca? Hoy las sociedades que habían resuelto –en gran parte– su modelo, se ven enfrentadas a decidir prioridades de gasto

María Paula Romo 63

e inversión cuando los estados de bienestar eu-ropeos proponen recortes en educación y salud, mientras “salvan” al sistema financiero.

Propongo que la idea de izquierda y dere-cha mantiene validez y sentido, acepto que los límites entre una y otra se desdibujan en muchas ocasiones. En el Ecuador también sucede, por eso es tan compleja la tarea de trasladar esta discusión conceptual al ejercicio político cotidiano.

No pretendo realizar ninguna clasificación o llegar a conclusiones respecto a las organizacio-nes políticas ecuatorianas, sino más bien ensayar una mirada sobre cómo empieza a configurarse el nuevo sistema de partidos, cuando a octubre de 2011 se encuentran reconocidas sólo cuatro or-ganizaciones políticas nacionales: el Movimiento Popular Democrático (MPD), el Movimiento Patria Altiva i Soberana (PAIS), el Partido Roldosista Ecuatoriano (PRE) y el Partido Sociedad Patriótica (PSP). (Ruptura se encuentra en el proceso de ve-rificación del número de adherentes que requiere para entrar en este registro).

El antecedente formal de esta especie de “reinauguración” del sistema electoral es la Consti-tución de 2008, en cuyas disposiciones transitorias se encuentra la eliminación de todo el registro de partidos y movimientos; y la obligación de recons-tituir y registrar bajo las nuevas normas a aquellas organizaciones políticas (nuevas o no) que deci-dan constituirse como opciones electorales en el sistema.1 Por supuesto, la propia disposición constitucional tiene su antecedente en la crisis de representación y el descrédito de los partidos políticos que se había profundizado en la última década y no exclusivamente en el Ecuador.

¿Cómo se posicionan las organizaciones que hoy tienen existencia formal frente al clivaje izquierda-derecha?: permítanme algunos comen-tarios sobre el tema:

El MPD –claramente identificado con orga-nizaciones de trabajadores, la defensa gremial de los maestros ecuatorianos y últimamente con los

1 Disposición Transitoria Duodécima: en el plazo de cuarenta y cinco días desde la entrada en vigencia de esta Constitución, los partidos y movimientos políticos deberán reinscribirse en el Consejo Nacional Electoral y podrán conservar sus nombres, símbolos y números.

“Las ideologías nos permiten construirnos

como individuos y como seres sociales. Es

lo único que nos permite convivir de forma

pacífica en un mundo en donde no hay

sistema de control que se de abasto ”

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ÁGORA POLíTICA • septiembre/201164

sectores de la economía popular informal– se define como un partido de izquierda revolucionaria.

Por otro lado, el PSP es lo que Freidenberg2 denomina “un taxi electoral”. La suma de figuras o intereses particulares que participa en la con-tienda electoral sin encontrar la necesidad de una definición ideológica. En palabras de Lucio Gutiérrez (para diario El Universo en el año 2002): “No nos queremos encasillar en ideologías del siglo pasado. Lo que el país necesita hoy es gente que se ubique en el centro del país, pero no en el centro ideológico, sino en el geográfico para mirar el Ecuador como un todo”.3

Por su parte, el PRE en 2002 se definía como de “centro-izquierda y populistas”.4 En la actual etapa, en la que este partido es liderado por el hijo de su fundador Abdalá Bucaram (lo que se parece más a una lógica dinástica que republicana), se define como el PRE de la nueva era con la siguiente reseña: “Este es un proyecto cuya base central es el hacer politica basados en Cristo y en el amor que el nos dejo, en una nueva era de politicos jovenes que desean dejar de ser criticos inconsecuentes con el dolor de su pueblo para pasar a aportar con ideas para buscar la solución.”5 (Tildes omitidas en el texto original).

El Movimiento PAIS, en sus documentos fundacionales, se reconoce como una organización política de izquierda, de la línea del socialismo del siglo XXI. Luego de un importante debate interno, se resolvió no incluir a la doctrina social de la Iglesia como una de las características para su definición política. Añade, además, en su caracterización: “revolucionarios, socialistas, internacionalistas”.

Ruptura se define como un movimiento político de nueva izquierda o izquierda con-temporánea. Se reconoce y abraza las luchas tradicionales de la izquierda por la igualdad y la justicia. Lo hace con una firme convicción en la de-mocracia, sus reglas y límites, en la defensa de los

2 Flavia Freidenberg, “Izquierda vs. Derecha. Polarización ideológica y competencia en el sistema de partidos ecuatorianos”, CIDE. Política y Gobierno, XIII, 2, II semestre, 2006. 3 Gisella Ronquillo, “¿Dónde se ubican los partidos políticos en el Ecuador?”, El Universo, 26 de mayo de 2002. Disponible en:http://www.eluniverso.com/2002/05/26/0001/8/918D6BA862B749579A8D101BDBC0F38A.html4 Ibídem.5 Disponible en:http://www.facebook.com/group.php?gid=29269945639

“La tensión entre el poder de las mayorías y el poder del capital es más actual que

nunca. ¿Qué hace la sociedad

norteamericana manifestándose

en Wall Street en lugar de la

Casa Blanca? ”

María Paula Romo 65

derechos y libertades individuales, sin justificar su postergación en ningún caso.

Nosotros, como Ruptura, creemos que el deber de la izquierda es la lucha contra todas las formas de exclusión (no sólo la económica). Por eso, nuestra identificación con las reivindicaciones de los pueblos originarios indígenas y afrodescen-dientes, con las mujeres y el feminismo, con las culturas urbanas y quienes defienden su derecho a la libertad y diversidad cultural, con la comunidad LGBTI (Lesbianas, Gays, Bisexuales, Transexua-les e Intersex) –uno de los sectores que vive bajo mayor discriminación en el mundo contempo-ráneo– y con todos quienes sufren afectaciones a su dignidad humana. Esta lucha contra todas las formas de exclusión y discriminación ha sido lamentablemente utilizada como insulto y desca-lificación política por el Presidente Correa. Esto demuestra que hay sectores de la izquierda que no han logrado superar el conservadurismo y los pre-juicios que la caracterizaron en el siglo pasado.6

Pero, para la izquierda y la derecha, se aplica que la evaluación sobre las posturas ideológicas debe ir más allá de la autodefinición o el discurso, y debe probarse en la coherencia de los actos, que es siempre el mayor desafío. Tampoco resulta sen-cillo encontrar grandes cercanías entre izquierdas y derechas en el continente, como lo afirma Jorge Volpi en su ensayo merecedor del Premio Casa de América: para comprender lo que está sucediendo políticamente en el continente, hay que estudiar cada experiencia local.7

En la coherencia entre pensar y actuar, las organizaciones políticas podrán construir su identidad y recuperar la confianza de ciudadanos y ciudadanas. No es posible plantear, al Partido Social Cristiano (PSC), como el sujeto ideológico

6 Es sabida la posición que sobre las personas homosexuales tuvo en su primer momento la Revolución Cubana o el gran debate dentro del Partido Comunista que se negaba a acoger las demandas de la agenda feminista. Eso, por referirnos al debate ideológico y no a los patrones de comportamiento y discurso de algunos de sus dirigentes.7 Jorge Volpi, El insomnio de Bolívar. Cuatro consideraciones intempestivas sobre América Latina en el Siglo XXI: “Para entender a la izquierda latinoamericana hay que estudiar cada experiencia local y sus enfrentamientos con una derecha que tampoco posee demasiados rasgos comunes salvo, quizá, su cercanía con la Iglesia” (….)“Salvo contadas excepciones, la derecha latinoamericana mantiene vínculos de sangre con la Iglesia católica y sirve como portavoz de su agenda en temas morales y sexuales; pero incluso la izquierda no ha dudado en aliarse con ella cuando le ha parecido necesario, como el reciente –y patético– caso de Daniel Ortega y Nicaragua”.

“Ruptura se define como un movimientopolítico de nueva izquierda o izquierda

contemporánea. Se reconoce y abraza las

luchas tradicionales de la izquierda

por la igualdad y la justicia ”

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ÁGORA POLíTICA • septiembre/201166

contrario, y al mismo tiempo, asumir gran parte de su agenda política en el recién presentado proyecto de Código Penal Integral, por poner un ejemplo.

Este breve análisis no agota el debate sobre izquierda y derecha en el Ecuador, pues ambas se encuentran representadas más allá del espacio po-lítico electoral. Por un lado, los poderes fácticos en el país existen y siguen siendo muy poderosos; por otro, debemos poner la mirada en la construcción progresista (mucho más dinámica que la de los partidos políticos), que se da en los movimientos y organizaciones sociales, en ciudadanos y ciudada-

nas con una conciencia cada vez más clara de sus derechos y libertades.

Finalmente, en el caso de la izquierda, que es el que me interesa, no sólo enfrentamos el desafío de la coherencia, sino también el de una articula-ción generosa y crítica, y un importante esfuerzo por plantear alternativas al modelo económico, productivo y energético imperante. Políticas que permitan gobernar al mercado y sus intereses, pero también generar empleo y bienestar para nuestra ciudadanía. Además, luego de haber lu-chado tantos años por la expansión de derechos de todo tipo, nos corresponde probarnos en el ejercicio del poder y la autoridad. Las transfor-maciones deben realizarse con las mayorías que pretendemos representar, sin descuidar la cons-trucción de seres humanos libres, autónomos, capaces de escoger y diseñar proyectos de vida y de realización personal.

Bibliografía

• Freindenberg, Flavia, “Izquierda vs. Dere-cha. Polarización ideológica y competencia en el sistema de partidos ecuatorianos”, CIDE. Política y Gobierno, XIII, 2, II semes-tre, 2006.

• Monedero, JuanCarlos, “La democracia ysus falsos amigos: nuevas perspectivas para nuevos avances”, Discurso en la Organiza-ción de Naciones Unidas, 15 de septiembre de 2010.

• Ronquillo, Gisella, “¿Dónde se ubican lospartidos políticos en el Ecuador?”, El Uni-verso, 26 de mayo de 2002. Disponible en:

http://www.eluniverso.com/2002/05/26/0001/8/918D6BA862B749579A8D101BDBC0F38A.html

• Volpi,Jorge, El insomnio de Bolívar. Cuatro consideraciones intempestivas sobre Améri-ca Latina en el Siglo XXI.

“Pero, para la izquierda y la derecha, se aplicaque la evaluación sobre las posturas

ideológicas debe ir más allá de la

autodefinición o el discurso,

y debe probarse en la coherencia

de los actos, que es siempre el

mayor desafío ”

Unir lo diverso para construir un Ecuador intercultural y equitativo

Unión Plurinacional Pachakutik Nuevo País

Rafael Domingo Antuni

Desde muy joven se incorporó a la Federación Interprovincial de Centros Shuar (FICSH). Dirigente de la Orga-nización de la Nacionalidad Shuar. Promotor y supervisor del Sistema de Educación Radiofónico Bicultural Shuar (SERVISH). Ha laborado como Consejero y Viceprefecto del H. Con-sejo Provincial de Morona Santiago y Alcalde del Gobierno Municipal del cantón Pablo Sexto de la misma pro-vincia, así como Vicepresidente del Consorcio de Municipios Amazónicos y Galápagos (COMAGA). Actual-mente es Coordinador Nacional del Movimiento de Unidad Plurinacional Pachakutik.

Este trabajo presenta algunos elementos que podrían consi-derarse para orientar la acción política en la perspectiva de construir la unidad de las izquierdas y el pueblo. En ese sen-tido, muestra un conjunto de reflexiones sobre la unidad en

la diversidad y toma ejemplos de la naturaleza para que sean emulados. Luego toma la figura de los afluentes de agua que tributan a otros para tornarse impetuosos e incontenibles tal como la organización y lucha populares. Finalmente, anota aspectos de la coyuntura para relievar la importancia de la unidad.

Unidad en la diversidad

Para los indígenas, sobre todo para los amazónicos, la naturaleza es la fuente de todas las enseñanzas y conocimientos. Equivale a un labo-ratorio viviente que nos entrega todo tipo de lecciones, de forma tan sencilla, que son fáciles de aplicar en la vida cotidiana, en la organiza-ción y en la acción política. De la naturaleza aprendemos a convivir y a combatir; ella nos proporciona los alimentos y la salud; es generosa brindándonos oxígeno, agua, en definitiva la vida. Aún más, condensa la armonía, la belleza y la riqueza. La selva nos muestra la vida en equi-librio y la diversidad en su mayor expresión.

Una de las lecciones que nos proporciona la selva tiene que ver con que en espacios reducidos, en un árbol pequeño, incluso en la hoja de una planta, se alberga a cientos, incluso miles de seres vivos que comparten armoniosamente el espacio y los recursos que les permiten crecer y vivir. Se trata de una combinación en la que necesariamente se lucha por la supervivencia y el espacio para vida. La enseñanza su-perior es que la diversidad no deja de mirar al conjunto y que la lucha cotidiana por la supervivencia no afecta el equilibrio.

Es casi imposible hacer analogías entre los fenómenos de la na-turaleza y los de las sociedades que se han organizado en el mundo contemporáneo, más cuando estas últimas se encuentran saturadas de irracionalidad, impregnadas de intereses mezquinos y marcadas por

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ÁGORA POLíTICA • septiembre/201168

la búsqueda del bienestar individual y la acumu-lación de la riqueza en pocas manos. Es claro: las formas como se organizan las sociedades están muy lejos de parecerse a las que, de manera creativa, nos regala la naturaleza. Peor todavía, la evidencia reciente nos dice que las sociedades se organizan para consumir todos los recursos y destruir el hábitat.

Los sistemas económicos y políticos de las sociedades modernas ambicionan dar lecciones de eficiencia y, sobre la base del crecimiento econó-mico que puedan mostrar, quieren convencernos de que la organización que reproducen es la ade-cuada y que las relaciones que se establecen entre las personas en los procesos sociales y productivos son las mejores. Se olvidan que tal organización se asienta en la explotación y la marginación de grandes conglomerados humanos. En el caso del Ecuador, el sistema capitalista imperante ha exclui-do a enormes segmentos de la población por siglos. Los indígenas y los pueblos afrodescendientes, los más pobres de los pobres, han sufrido y sufren la marginación y la pobreza. Todos en conjunto sufri-mos la afectación que se hace día a día a la Madre Naturaleza para extraer la riqueza de sus entrañas con el fin de satisfacer las urgencias de este sistema que bien se lo puede comparar con la muerte. Estas son las señales claras de que la organización capita-lista se ha alimentado de la sobreexplotación de los recursos naturales, manteniendo en la miseria a la mayoría de la población.

En un entorno caracterizado por los elemen-tos que se han anotado, se torna previsible que las organizaciones políticas representen a grupos so-ciales y económicos determinados y velen por esos intereses. En nuestro país, al igual que en los demás de América Latina, los movimientos y partidos polí-ticos se han constituido, en la mayoría de los casos, para mantener el estado de las cosas; otros para realizar reformas y también con el propósito de cambiar radicalmente la situación imperante.

El Movimiento de Unidad Plurinacional Pachakutik se inscribe entre las organizaciones po-líticas de la izquierda nacional que busca, sobre la base de la lucha popular y de la unidad del pueblo, cambiar radicalmente las estructuras económicas, políticas y sociales que por siglos han manteni-

“Para los indígenas, sobre todo para los amazónicos, la

naturaleza es lafuente de todas las enseñanzas y

conocimientos. Equivale a un laboratorio

viviente que nos entrega todo tipo de

lecciones, de forma tan sencilla, que son

fáciles de aplicar en la vida cotidiana,

en la organización y en la

acción política ”

Rafael Domingo Antuni 69

do en la pobreza y marginación a la mayoría de ecuatorianos.

En la perspectiva anotada, el aparato estatal es apetecido por las organizaciones y movimientos políticos, pues desde éste se ejecutan las políticas económicas y sociales, y sobre todo, se asignan los recursos financieros a través del presupuesto público. Los intereses de los sectores a los que los gobernantes representan son los que determinan tal asignación de recursos presupuestarios.

La historia ecuatoriana está saturada de evi-dencias que nos indican que en cada gobierno se favorece a estos grupos de poder, así como que al amparo del presupuesto público y de los negocios con el Estado asoman nuevos ricos.

Se trata de arrebatar el poder político a los grupos dominantes para reencausar la política y mantener vivo al Ecuador. Para ello será necesa-rio contar con partidos y movimientos políticos maduros al calor de principios de cambio radical de las estructuras económicas, de redistribución de la riqueza nacional y de construcción de un sistema político democrático e incluyente. Es im-postergable construir la unidad de las fuerzas que persiguen un cambio radical y que ven en la diver-sidad las mayores potencialidades.

Tal unidad debe sustentarse en una base social amplia y en un programa de gobierno que in-corpore las aspiraciones de indígenas, campesinos, trabajadores, pequeños y medianos productores, y emprendedores del campo y la ciudad, artesanos, inte-lectuales comprometidos, migrantes, desempleados, subocupados, pequeños y medianos comerciantes, amas de casa, jóvenes estudiantes, maestros y em-pleados públicos y privados.

Para nosotros, hombres y mujeres de Pa-chakutik, la unidad de las izquierdas y del pueblo es urgente. Los pueblos y las nacionalidades del Ecuador queremos junto a otros representar los intereses de la mayoría de ecuatorianos pobres que como nosotros han sufrido exclusión y son víctimas de un sistema social, económico y políti-co organizado para mantener los privilegios que, de forma fraudulenta, mantienen las clases domi-nantes. Somos testarudos y queremos seguir los ejemplos de la naturaleza que potencia lo diverso y dar continuidad a la lucha de Daquilema, Tránsito

“En el caso delEcuador, el sistema capitalista imperante ha excluido a enormes segmentos de la población por siglos.

Los indígenas y los pueblos

afrodescendientes, los

más pobres de los pobres,

han sufrido y sufren la

marginación y la pobreza ”

Page 37: Ágora Política 5

ÁGORA POLíTICA • septiembre/201170

Amaguaña y Dolores Cacuango, entre otros refe-rentes populares.

Para detener la irracionalidad capitalista y combatir exitosamente a las organizaciones políticas y a los gobiernos que buscan mantener los privilegios de los poderosos, hay que emular a la naturaleza, pues ésta nos muestra en todos sus espacios a seres vivos que, siendo diferentes, comparten estrategias de supervivencia y trabajan unidos para recrear la vida.

El movimiento indígena, afluente deltorrente popular

Otra de las figuras fuertes que nos regala la Pacha-mama está dada por las vertientes de agua pequeñas que al juntarse con otras se configuran en torrentes cada vez más impetuosos. Es decir, ninguna se queda sin tributar a un cauce mayor como muestra de generosidad y de comprensión plena de que la contribución de todos es indispensable para origi-nar ese torrente imposible de detener.

Una evidencia reciente la encontramos en el proceso que desembocó en Montecristi para la construcción de la Constitución de 2008. En la acción política emulamos a los arroyos y ríos, y este ejemplo debe orientar el proceso de unidad de las izquierdas y el pueblo, con el que nos senti-mos comprometidos.

Llegamos juntos a la tierra que vio nacer a Eloy Alfaro, el líder de una revolución que cambió al Ecuador y que nos entregó las libertades que hoy se sienten amenazadas. Ahí, en Montecristi, confluyeron la lucha de amplios sectores popu-lares y movimientos sociales, de los indígenas y campesinos, de las organizaciones y los partidos de la izquierda y progresistas, de las organizacio-nes de pequeños productores y comerciantes, de organizaciones de trabajadores, empleados públi-cos, entre otros.

Hemos tributado con generosidad y alegría a ese cauce que arribó a Montecristi. En conjunto somos los propietarios de las ideas de equidad, plurinacionalidad e interculturalidad. Reproduz-camos estos procesos y maduremos la experiencia de caminar de la mano de hombres y mujeres de

“Para detener la irracionalidad capitalista y combatir

exitosamente a las organizaciones políticas

y a los gobiernos que buscan mantener los

privilegios de los poderosos, hay que emular

a la naturaleza ”

Rafael Domingo Antuni 71

diversos colores, para construir una nueva socie-dad. Seamos parte de ese torrente de la unidad de las izquierdas y del pueblo que irrumpirá en el escenario político nacional para materializar las declaraciones constitucionales y hacer los cambios, que han ofrecido los gobiernos de turno incluido el actual, que todavía siguen pendientes. Generemos las condiciones para pedir a otros sec-tores democráticos y progresistas que se integren a este torrente transformador y democrático.

Construir un país intercultural y equitativo sobre la base de la unidad1

La coyuntura política actual hace ver que el cambio radical que exigimos ha tomado un rumbo irrever-sible y se dirige a ser el mayor fraude que registre la historia nacional en nombre de los pobres. Lejos nos encontramos del cambio profundo ofrecido y mucho más lejos de que se concreten los enuncia-dos hermosos de la Constitución.

Es claro que el Presidente Correa ha acumu-lado muchas deudas políticas con los sectores que participamos decididamente en la elaboración de la Constitución. Las leyes secundarias, que deben “terrenalizar” la Constitución, no han sido apro-badas. Lamentablemente la Asamblea Nacional ha tramitado leyes que no se corresponden con lo que la mayoría de ecuatorianos esperan, sino que privilegian los intereses de los grupos económicos tradicionales.

Lo que se conoce como el proyecto político que abrazó el Presidente no está siendo desarro-llado. Las políticas y acciones gubernamentales implementadas no han afectado las estructuras injustas y caducas que imperan en el Ecuador; la esperanza del cambio radical en beneficio de los pobres se ha desvanecido, y las acciones del go-bernante se han tornado antidemocráticas y han devenido en persecución política a sus opositores y en el encarcelamiento de los luchadores popula-res, sobre todo de los indígenas.

1 Las ideas que constan en este apartado han sido tomadas del Informe de rendición de cuentas de la Asambleísta Diana Atamaint, quien es Jefa del Bloque Parlamentario de Pachakutik.

La polarización de la sociedad no se ha dado por que se hayan introducido reformas serias en el aparato productivo, la economía, la propiedad de la tierra y el agua, y sobre todo, en la distribución de la riqueza. Tal polarización es la consecuencia de la intolerancia y la concentración de poder.

El proyecto de cambio radical que permita construir un país incluyente y equitativo está más vigente que nunca. Este Gobierno ha perdido la oportunidad histórica de concretar el sueño de la mayoría de ecuatorianos de construir un país con menores índices de desempleo e inseguridad, en el cual los niños y jóvenes puedan acceder a la educación y salud de calidad, y los ancianos vivir con dignidad y jubilación justa.

De ahí que se requiere avanzar en la cons-trucción de la unidad de las izquierdas y de los sectores progresistas y democráticos con las orga-nizaciones sociales, para impulsar con decisión un proyecto popular y cortar de un sólo tajo la crimi-nalización de la lucha social y develar el discurso violento del Presidente y su propaganda costosa, que esconde la ineficiencia de sus políticas y los logros mediocres de su Gobierno.

Estamos convencidos que la unidad por la que trabajamos madurará aceleradamente, pues los resultados obtenidos en la última consulta popular, sobre todo en las provincias de mayor presencia indígena, demuestran la voluntad de impedir más atropellos a la libertad, a los derechos humanos fundamentales y a la Madre Naturaleza.

Bibliografía

• Atamaint, Diana, Informe de rendición de cuentas, 2011.

• Constitución de la República del Ecuador,Registro Oficial del 20 de octubre de 2008.

• Resoluciones del Consejo Ampliado de laConfederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (CONAIE), septiembre de 2011.

• Sen,AmartyayBernardoKliksberg,Primero la gente, Barcelona: Ediciones Deusto, 2007.

Page 38: Ágora Política 5

Título del artículo o tema 73

¿Cómo ha evolucionado la ideolo-gía de izquierda y de derecha en el Ecuador?

En la evolución general del pensa-miento de la humanidad, evidentemente la construcción de la democracia y la cons-trucción del Estado provocaron cambios entre las formas socialistas-socialdemó-cratas clásicas y las formas conservadoras clásicas, y en la relación entre ellas. En el caso específico del Ecuador también ha habido modificaciones. En ambas situa-ciones hay ambigüedades y franjas grises en la construcción de las ideologías. Em-pezando por el lado más universal –las modalidades clásicas de división izquier-da derecha–, la izquierda estuvo siempre ligada a la regulación estatal y la derecha a

Entre • Vistas

“Debemos tener un universo conceptual compartido entre la izquierda y la derecha”

El entrevistado

Sociólogo con estudios de Licenciatura en Filosofía

en la Universidad Católica de Ecuador, Maestría en

Sociología por la Universidad Católica del Perú y

Doctorado en Ciencias Sociales por la L’Ecole de

Hautes Etudes en Sciences Sociales de Francia. Actual

Profesor de la Facultad Latinoamericana de Ciencias

Sociales (FLACSO) y de la Universidad Complutense

de Madrid. Investigador visitante de York University.

Trabajó como Asesor del Presidente Jaime Roldós;

Embajador del Ecuador en Suiza; Miembro de la

Comisión de Reestructuración del Estado del Ecuador;

Coordinador del Programa de Apoyo al Sistema de

Gobernabilidad Democrática; Secretario Ejecutivo de la

Red Interamericana para la Democracia; y Coordinador

del Proyecto Regional Seguridad y Democracia en el

Área Andina, NNUU-SSRC-UASB. Ha sido Director

de equipos de investigación sobre Régimen Político y

Régimen Territorial en el Ecuador, Bolivia y República

Dominicana, Asesor de prospectiva estratégica de la

Alcaldía del Distrito Metropolitano de Quito y Director

Ejecutivo de la Corporación Instituto de la Ciudad.

Ha publicado varios libros sobre la vida política

ecuatoriana, participación, descentralización, procesos

constituyentes y reforma institucional.

Entrevista con Luis Verdesoto, representante de la sociedad civil

Entre•Vistas 73

Page 39: Ágora Política 5

ÁGORA POLíTICA • septiembre/2011 Título del artículo o tema74 75

la ausencia de regulación o al funcionamiento del mer-cado sin parámetros. La crisis más fuerte se produjo, por un lado, entre las derechas más típicamente libera-les, por la exacerbación en la prescindencia de Estado para la construcción de lo público y la reducción al mero individualismo; y, por otro lado, la crisis de las izquierdas, por el sobre-intervencionismo de Estados de carácter sobre-regulador, que llevaron a formas de aplastamiento e inmovilización de la sociedad.

Históricamente la división clásica entre conser-vadores y liberales parametró la posición de izquierda y de derecha durante los primeros cien años de nuestra República. En la segunda mitad de la República –cuyos doscientos años acabamos de celebrar tímidamente– empezó a perderse esta capacidad clasificadora de conservadores y liberales. El momento más importan-te de esta “pérdida” ocurrió durante la década que dio inicio a la exportación de petróleo, cuando se operó un gran cambio de la clase política en la sociedad ecua-toriana y en la forma de funcionamiento del sistema económico. Estas transformaciones fueron de tal nivel

y magnitud que llevaron a que todo el sistema político mutara por la creación de un nuevo “centro político” y en la creación de una “caja única” estatal asociada con la exportación petrolera. A partir del partido liberal surgió la socialdemocracia y desde los conservadores emergió el partido social cristiano. Esto implicó un primer gran paso de construcción de la forma contem-poránea de la representación. Pero también existieron modificaciones enormes en el populismo, en un inicio con el “velasquismo” y posteriormente en el “bucara-mismo” y el “roldosismo”. Cabe destacar, sin embargo,

la frustración de un proyecto de transición moderna del populismo clásico hacia la socialdemocracia liderado por Jaime Roldós, truncado y revertido con su muerte. Actualmente asistimos a otro momento, de diversa orientación, que intenta una fusión entre el populismo y las bases sociales de todo el espectro político, que ha descolocado –al menos por ahora– a los referentes socialdemócratas y conservadores tradicionales.

Cambios de la izquierda

En la década de los años setenta se produjo una vigorosa transformación de actores y procesos, por el petróleo. Por un lado, de actores, porque la sociedad se vio sometida al más acelerado desarrollo capitalista: la industria creció al 25% por año, un segmento de la clase media se volvió empresarial y apareció un bloque propiamente obrero urbano-industrial ausente antes en el espectro social. Hubo un crecimiento sostenido en la economía y un grado de redistribución, pero que no necesariamente alcanzó a generar el estado de bien-

estar con el que se suele identificar la izquierda. Por otro lado, de procesos, ya que el Estado adquirió un carácter general “rentista”, que luego, en coyunturas precisas –1983 y 1999–, se redujo a la forma específica de Estado “rescatista” frente a las crisis de la deuda externa y de la bancaria. La forma rescatista del Estado rentista pudo incluso ser una forma necesaria, pero los actores políticos no abordaron el sentido que debía ad-quirir la agenda posterior, esto es, la administración de los procesos de rescate. El rentismo estatal no ha sido una forma de escisión marcada entre izquierda y dere-

ÁGORA POLíTICA • septiembre/201174

“El mismo Marx no pudo llegar a

concretar la idea de socialismo sin

mercado. El mercado es el principal

lugar donde las confianzas entre sujetos

pueden surgir. Si un Estado no logra

construir capacidades de estímulo de

flujos libres, no logrará cumplir

proyectos nacionales”

cha, pero sí la crítica a los efectos del rescate estatal, la que introdujo complejas diferencias entre la izquierda y la derecha.

También hubo importantes procesos de cambio de sujetos sociales. En la década de los años sesenta, la izquierda se basó en el movimiento campesino en

lucha por la transformación de la parte más “retar-dataria” del Estado oligárquico y sus expresiones en el control de la hacienda tradicional serrana y de las grandes extensiones agrícolas en la costa. Los suje-tos de cambio invocados por la izquierda cambiaron progresivamente hacia los sindicatos –obreros, maes-tros– en la década de los años setenta; y, luego, con la crisis de los movimientos sociales tradicionales –de la que no estuvo ausente su incomprensión de los nuevos significados de la democracia durante los años ochenta y noventa–, la izquierda buscó nuevos sujetos sociales en los estudiantes, las mujeres, y finalmente, ahora en el siglo XXI, la izquierda ha anclado en el movimiento indígena. La búsqueda de un sujeto con el cual –desde el cual– actuar en medio de las transformaciones esta-tales y productivas es compleja, tanto como las formas ideológicas tradicionales acerca de cómo enfrentar la transformación del capitalismo han influido en muchí-simos cambios y, entre esos, en la idea del socialismo.

Cambios de la derecha

La derecha también sufrió cambios impor-tantes. Mas allá de la influencia que pudo buscar la derecha en el interregno militar en los sesenta, ésta

fue impactada por el aislamiento de los terratenien-tes durante la decaída del Estado oligárquico y buscó cierta renovación en el tránsito hacia otras formas de inserción en la modernización, como la búsqueda de representación de nuevas áreas de la economía, y también en la misma transformación y emergencia de nuevos propietarios de tierras. Ya en la democracia, la derecha se atrincheró en los gremios empresariales y formó coberturas políticas en torno a las élites empre-sariales. Desde allí, ha venido manejando una relación entre gremios empresariales y control territorial, local y regional, que ha girado en torno a la tímida búsqueda de un Estado prescindente, pero de corte “ligero”. El fraccionamiento interno y la disputa regional de la de-recha han estado más bien estructurados por el acceso de grupos al aparato público, que por una diferencia ideológica frente al Estado, el desarrollo o la inser-ción externa del país. La idea del Estado radicalmente prescindente ha sido más bien limitada en el país, lo que ha permitido a la izquierda forzar por un grado

“Se logra mayor inserción internacional

mientras más capacidad tiene un proyecto

nacional de definir ¿cuál es la comunidad

de sentidos que hace lo nacional? Lo

nacional es la comunidad –elementos

comunes, compartidos, relacionados en

una plataforma en que interactúan– de

izquierda y de derecha, en la cual las

dos partes, sin perder identidad, logran

un acuerdo estratégico de hacia dónde

vamos como comunidad”

Entre•Vistas 75

Page 40: Ágora Política 5

ÁGORA POLíTICA • septiembre/2011 Título del artículo o tema76 77

de diferenciación. Salvo en un período determinado, la derecha en ejercicio del poder más bien no ha tendido a provocar privatizaciones extremas ni un tratamiento liberal ortodoxo.

Centro-izquierda y populismo

También está el centro y la centro-izquierda que emergió después de la década petrolera buscando que la clase media adquiriera un espacio social y una expresión política. El centro y la centro-izquierda se de-finieron en torno a la necesidad de intervención pública y de participación del Estado para la satisfacción de ne-cesidades básicas. Conforme avanzó la modernidad y la inserción global, comenzaron a perder referentes, en términos de que el actor o los actores se volvieron muy difusos. La modernización política que se expresaba

en una política crecientemente “mediática” los obligó a trabajar alrededor de los medios de comunicación y de las estructuras urbanas de ciudades intermedias y grandes, que presentaban una multiplicidad, difícil-mente asible, de actores y procesos. En consecuencia, al tiempo que los actores se tornaban difusos –se habían transformado en redes– la representación se complejizaba, pues eran los procesos antes que los actores los que invitaban a la representación. La mo-dernidad hizo que en la centro-izquierda cupiera todo y, a la vez, que perdiera la propuesta de una amalgama precisa de actores. La apariencia de que todos podían caber en el espacio de la representación desvirtuó la búsqueda de la especificidad.

Al final, el mayor beneficiario de las tendencias reseña-das fue el populismo que, en el escenario ecuatoriano, ha sido el (des)balanceador de la escena política; ha marcado el desempate parlamentario o el desempate social. El populismo ecuatoriano curiosamente ha en-contrado más fácil representación en los escenarios mediáticos.

¿Qué sucede en la actualidad?

En este momento, el problema real y profundo consiste en que la tensión entre Estado prescindente y Estado regulador se asienta en una “sociedad débil” con una “democracia deficitaria”. Sobre estos déficits ha recaído la recuperación del Estado, con una marca-da característica sobre-reguladora que, legitimándose en los déficits de democracia, oprime a la sociedad,

restándole toda posibilidad de autogobierno y sosteni-miento, como práctica y como aprendizaje. El tema no es la ausencia de regulación o la sobre-regulación esta-tal. El tema es la incapacidad de gobierno de la sociedad de estos mecanismos de control. Dicho rápidamente, la sobre-regulación estatal a los servicios públicos o la prescindencia estatal en los servicios públicos no son el problema estratégico, sino la capacidad de la socie-dad para gobernar esas formas públicas y la prestación de los servicios públicos. El Ecuador sigue el camino plagado de las mismas piedras en las que se ha tro-pezado una parte significativa del cambio social en el mundo, cuando se ha enfrentado a la debilidad social y

:Hay que fortalecer la relación sistémica de

izquierda y derecha. La izquierda no puede

prescindir de la derecha ni la derecha de

la izquierda. No se puede hacer política sin

acuerdos. Se necesita una contraparte. No se

puede construir la política con la

exclusión total del otro ni tampoco se lo

puede hacer por la vía de pensamiento único

(“el que no piensa como yo, no existe”)”

ÁGORA POLíTICA • septiembre/201176

al déficit democrático desde la sobre-regulación esta-tal, el hiperpresidencialismo y la centralidad territorial.

¿Cómo se ha evidenciado la ideología en las de-cisiones gubernamentales del país?

Este nuevo ciclo de redemocratización en el Ecuador ha durado más de treinta años, desde 1979. La dictadura militar de los años setenta no logró deses-tructurar a la sociedad ni desarmar al sistema político. Pero sí puso en hibernación al sistema político. La democracia cristiana, la socialdemocracia, los conser-vadores y los liberales, todos entraron en un período de hibernación política mientras la economía empezó un gran período de crecimiento y cambio. Después, la sociedad política fue convocada a una redemocra-tización con un “pacto cívico-militar” cristalizado en la elaboración de dos constituciones que fueron puestas a decisión electoral.

En ese período se produjo un pacto por la re-democratización asentada en un tipo de Estado. Los militares plantearon un tipo de Estado que tenía más dosis de intervención que de prescindencia. En la disyuntiva entre las dos constituciones no estuvo en juego el tipo de Estado. Este acuerdo para llegar a la democracia fue un pacto que además contemplaba un “tutelaje” sobre ese tipo de Estado. La agenda de-mocrática con la que empezó Roldós fue compleja, pues había quedado represada una década de reivin-dicaciones sociales, de necesidad de escenario para nuevos actores y de disponibilidad general para la participación general. También las Fuerzas Armadas no asumían los ajustes institucionales que implicaba el tutelaje que habían impuesto. Fue una agenda que se ha vuelto permanente en este ciclo de la vida polí-tica del país: cambio en democracia, esto es, asumir la necesidad del cambio estructural y una profundización / estabilización de la institucionalidad democrática, amplio abanico que ha permitido la ubicación relativa de la izquierda y la derecha, tanto como el cambio de posición de ellas.

La agenda de la redemocratización era comple-ja y el personal político totalmente joven. Junto con un Presidente de 39 años de edad, la sociedad empezaba el “aprendizaje democrático”, experiencia más audaz y riesgosa entonces, que el actual recambio de clase política, caracterizado muchas veces por la falta de profesionalidad política pero fundamentalmente por la ausencia de memoria democrática. De la falta de profesionalidad política todos somos responsables; de la ausencia de memoria democrática, los responsables

son quienes la explotan, quienes se reproducen con base en esa carencia. He conservado con angustia la pregunta que no tendrá respuesta, si la propuesta, liderada por Roldós, de “tracción” del populismo clá-sico –o más exactamente de las bases sociales de esa forma política– hacia la centro-izquierda era viable y en qué grado. La “realidad real”, la amplia disponibi-lidad actual de las masas para el neopopulismo, me llenan de escepticismo, pero a la vez de convicción de que la propuesta no se estanca en el nacionalismo elemental. La soberanía popular que se ha creado, la ciudadanización que emerge, camina también hacia la conformación de una personalidad social democrática.

En la transición a la democracia, el “rentismo” estatal y social –que es una lógica y una forma de hacer política y convivencia social y económica– instaló a la vagancia intelectual en el debate político y en la polí-tica pública. Desde entonces, es un “puente fácil”, de dos vías, por el que transita la izquierda y la derecha. El “puente difícil”, el de los objetivos nacionales y de las nociones compartidas que nos caracterizan como comunidad, aun hoy, o mejor, más aun hoy, es una asignatura pendiente. La democracia opera en un Estado rentista cuya “ventaja” es la disponibilidad de recursos –ventaja que no lo inmuniza de la “enferme-dad holandesa”– y cuya desventaja consiste en que, cuando los recursos disminuyen, la disputa social

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ÁGORA POLíTICA • septiembre/201178

en torno al Estado –como excedente y como poder– se profundiza en torno al Estado. Es fácil distribuir recur-sos –disfrazarse de “Robin Hood criollo” no requiere de mayor inteligencia– cuando hay muchos recursos, pero cuando dejas de tenerlos –y más aún en una situa-ción de polarización social y política–, no habrá reserva política que permita sostener el equilibrio democrático y la estabilidad institucional. Y una democracia con pies institucionales de barro no podrá resistir la arremetida de la falta de una reserva económica, que actuará de “gran elector”, seguramente prescindirá de gobiernos, pero no podrá solventar la necesidad de cimientos de calidad democrática para un sistema necesariamente imperfecto, pero imprescindible para la convivencia pacífica y el progreso estratégico. Esto puede estar sucediendo en la actualidad, en la que no estamos ni queremos estar, al finalizar un ciclo democrático.

Posteriormente vinieron otros hitos de la con-formación del país, los conflictos bélicos que vivió la democracia: la guerra del Cóndor y el conflicto de Twintza. Estos enfrentamientos armados –que habían retrotraído y estancado la idea de nación– retardaron la construcción de un proyecto nacional; una es la concreción de un proyecto nacional en una situación bélica y otra es la construcción de un proyecto nacio-nal en torno al desarrollo. Como he sostenido antes, el inicio de la democracia se vio asediado por la puesta en escena del Estado democrático y rentista, la pre-sencia de un conflicto bélico –y sus consecuencias en la caja fiscal y en el imaginario social–, la muerte del Presidente Roldós que descalabró al diseño inicial de la transición y, poco tiempo después, haber entrado en el “ducto” que nos condujo hacia la necesidad del primer gran rescate

económico de la democracia durante la Presidencia de Oswaldo Hurtado. Abordado frontalmente –y de una sola vez– el tema de los rescates no consiste en el hecho en sí mismo. Una vez producida la necesidad del rescate “o rescatas o rescatas”. Es una necesidad del proceso económico y de la continuidad del desa-rrollo. ¿O es que acaso se puede pensar el desarrollo sin que se cumplan las funciones de la banca o sin una sana relación con el financiamiento internacional? Los temas son ¿cómo evitar –por la sanidad del proceso económico– llegar a una situación de rescate? y ¿cómo administrar el rescate con transparencia en las respon-sabilidades y evitando las ilegítimas transferencias de sus costos? Por ejemplo, el rescate de la deuda de 1984 no pudo ser administrado por los sectores progresistas y no se pudo sostener pilares mínimos de bienestar. Estas situaciones produjeron diferencias complejas en términos de la división izquierda derecha porque opa-caron la posibilidad de ubicar los puntos de equilibrio en la responsabilidad en la producción y administra-ción del rescate.

El segundo momento de la redemocratización de la década de los años ochenta estuvo en la adminis-tración de Febres Cordero, en la que se desplazó la idea básica de cambio y democracia, y se impusieron las ideas de conservación y producción. Febres Cordero, que ya se había configurado como el líder conserva-dor más importante de la República luego de García Moreno, realizó un gobierno sin ideas verdaderamen-te liberales en sentido económico o de prescindencia de Estado; aunque, cabe aclararlo, sí fue un Estado intolerante antes que un Estado liberal también en lo político.

Luego vino la reentrada de la cen-tro-izquierda en la que hubo dos factores importantes: el enorme cuidado que la socialdemocracia puso para no afectar el proceso de crecimiento económico, lo que dio como consecuencia que los re-sultados redistributivos fueran bajos. En este período hubo un especial cuidado del manejo de las finanzas públicas y al tiempo se constituyó una gran fortaleza estatal. Diría que éste fue el momento de más alta concreción en la conformación de la administración público-estatal sólida, de conformación estatal más estructurada durante la democracia en la búsqueda de eficiencia y de transpa-rencia, asediada por los fantasmas de

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la derecha que, como todo fantasma, son de una irrea-lidad tremendamente eficaz.

A este proceso de conformación estatal le sucedió un régimen que desestructuró el cauce de conformación estatal y abrió el momento de mayor prescindencia estatal durante la democracia, des-echando los instrumentos de intervención económica, aunque acompañados de paquetes regulatorios que ampararon un intento privatizador más o menos radi-cal. Esta propuesta ejecutada sobre una sociedad y en una economía profundamente dependientes del Estado produjo una hecatombe que desató la crisis más grande del país en su historia republicana, de cuyas manifes-taciones económicas recién hemos podido salir, luego de la más grande inyección de excedente externo (otra vez renta). De hecho, creo que aún seguimos en crisis política, pero ya no en crisis económica. Cuando la crisis dejó de ser integral con el cambio del precio del petróleo y se asoció con el derrumbamiento del sistema político, pudo entrar en escena el neopopu-lismo que reubica las orientaciones estratégicas de la democracia.

Hay muchos elementos que tor-naron difícil la definición de izquierda y derecha en el Ecuador. Durante la democracia, el Estado rentista ha sobrepasado dos grandes crisis inter-nacionales, con bajas en el crecimiento, pero sin grandes sobresaltos negativos. Ahora nos aproximamos a una situación similar en la que seguramente soslaya-remos la crisis internacional asentados en el petróleo. El tema es hasta dónde este “blindaje petrolero” deja al merca-do y a los actores de la sociedad en una situación de “pubertad permanente”, expuestos a la sobreprotección pública constante. El mercado provo-ca actos civilizatorios importantes; no sólo consiste en compra y venta sino que permite flujos de factores y no únicamente es una forma de asignación de recursos. Y el mercado económico se relaciona con el merca-do político en que existe la concurrencia de oferta y demanda de recursos políticos, especialmente para la conformación de su principal institución, los partidos políticos. El mismo Marx no pudo llegar a concretar la idea de socialismo sin mercado. El mercado es el prin-cipal lugar donde las confianzas entre sujetos pueden surgir. Si un Estado no logra construir capacidades de

estímulo de flujos libres, no logrará cumplir proyectos nacionales. El proyecto nacional es el ejercicio de una comunidad asentada sobre los flujos de personas e ideas.

¿Cómo interactúan las ideologías y la globalización?

La izquierda y la derecha deben volver a verse mutuamente como necesidades del sistema. Una parte requiere de la otra parte para poder definirse de mejor modo, para aportar a la construcción sistémica de la

comunidad y de la política. La izquierda no requiere excluir a la derecha ni viceversa. Ninguna de los dos tiene que pretender constituirse en “pensamiento único” para poder existir. Izquierda y derecha son una necesidad sistémica, ambas requieren una de otra, como forma sistémica de encontrar su definición identitaria y su función. Hay una dinámica de cons-trucción con el otro. A estas alturas del desarrollo y de la configuración nacional, en el Ecuador “nadie” puede plantearse que el Estado deba ser prescindente. Lo que sí debemos plantearnos es ¿cómo construir el grado justo de regulación estatal que permita fertilizar a la sociedad dentro de un mercado regulado? Nuestro problema actual es que se está forzando tanto la regu-

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lación pública que se ha logrado asfixiar a la sociedad. Habría que aflojar lo suficiente la “cuerda mercantil” para crear las condiciones en que la sociedad viva, donde se pueda construir no solamente el bienestar sino las capacidades de libertad de una sociedad para su autogobierno.

La cuestión más importante para afrontar a la globalización es que un país logra ser más eficiente en su relación internacional mientras más sólido es su pro-yecto nacional. Se logra mayor inserción internacional mientras más capacidad tiene un proyecto nacional de definir ¿cuál es la comunidad de sentidos que hace lo nacional? Lo nacional es la comunidad –elementos comunes, compartidos, relacionados en una platafor-ma en que interactúan– de izquierda y de derecha, en

la cual las dos partes, sin perder identidad, logran un acuerdo estratégico de hacia dónde vamos como comunidad. Esta no sólo es una posibilidad sino una obligación de la vida civilizada. Ese es el sistema parti-dario en el que se involucran las decisiones de las dos partes.

Izquierda y derecha requieren una de la otra para funcionar en una dinámica en la que el gobierno como la oposición se ponen, uno y otro, límites y re-glamentan su funcionamiento relacional. Los límites al funcionamiento del sistema partidario son correlativos a la capacidad de logro de acuerdos. De eso se trata un sistema de partidos. En caso contrario, no se requeriría de un sistema de partidos. Y la sociedad debería buscar la vigencia de un solo partido. Cuando esta idea se legi-

tima y se elimina la necesidad del sistema de partidos surge el totalitarismo.

En la globalización, los sistemas políticos nacio-nales se mantienen porque son ecuaciones particulares que adecuan sociedad, mercado y Estado. Desde esta particular ecuación –bajo la forma de proyecto nacio-nal– se debería lograr la inserción internacional. Esta inserción no pasa, entonces, por la pérdida de referen-tes nacionales, y sí pasa por la pérdida de referentes locales y aldeanos. Por ejemplo, Quito y Guayaquil –la opinión pública residente en esas metrópolis– piensan cada vez más cercanamente en torno a las relaciones internacionales y los vínculos con el exterior y, pueden, simultáneamente diferir en su relación con el gobier-no. No se trata de unanimidad ni de mayoría, sino de deliberación. Entonces, en el caso del Ecuador, pese

a elementos de artificial polarización, el proyec-to nacional es una construcción cotidiana con enormes dificultades –y algunos avances con-cretos– porque no hemos logrado esta relación sistémica de las partes. Pero más allá de las per-versidades de corto plazo, el proyecto nacional está en camino.

La globalización también proporciona referentes para la inserción en nuevas comuni-

dades: los ecuatorianos somos parte de comunidades virtuales. Pero también dentro de las fronteras esta-tales –espacios físicos de ejercicio del poder real– es donde se generan cambios políticos. ¿Qué sucedió en la política ecuatoriana en los últimos veinte años? La “política mediática” y la “comunicación mediática” limitaron a la fertilidad que proporciona la mirada del otro y eliminaron la horizontalidad en la relación entre la persona-líder y las masas, y la sustituyeron por un espejismo. Conforme se introdujo la política mediáti-ca en el Ecuador vino la necesidad de suplir el déficit del testimonio personal. Los grandes actores de la política mediática construyen la realidad mediante la propaganda de emisión pública. Ahora está en curso

“Es un momento de invocar a la sensatez y

reconocer las distancias reales entre la

izquierda y la derecha. Reconocer lo que

significa ser socialista hoy y lo que significa

ser empresa con responsabilidad social hoy”

Entre•Vistas 81

la más grande operación mediática de nuestra historia republicana. Y ésta es la sustancia del conflicto agudo entre medios y gobierno: el escenario de construcción de la política y la disputa por la construcción de los actores de la legitimidad en la sociedad moderna. La opinión pública camina entre la voluntad expresada en el escenario y la realidad construida para ella por los actores públicos. Es la disputa por los medios para entrar al corazón de la producción política.

¿Deben las constituciones responder a las ideo-logías de los gobiernos de turno?

Hemos tenido tres constituciones en la de-mocracia. En las tres se tomaron en cuenta diversos elementos de cultura institucional, cultura política, ne-cesidad coyuntural y reformulación de los patrones de la política / gobernabilidad.

La Constitución de 1978-1979 básicamente cris-talizó el Estado rentista ligado a lo que había pasado con la producción petrolera, y se logró el primer acuer-do de construcción de lo público y del manejo público privado / comunitario en los sectores de la economía.

La Constitución de 1998 creó mayores con-diciones de desarrollo mercantil y se forjó el mito de que, con ella, Ecuador logrará superar la crisis. Sin embargo, tuvo un efecto notable postcrisis: la capaci-dad de recuperación del Ecuador entre 2000 y 2006 fue extraordinaria, la que estuvo, de algún modo, basada en los estímulos de la Constitución de 1998.

La Constitución de 2008, de la que se esperaba la devolución a la sociedad de la capacidad de gestión de sus derechos –muchos de ellos con-templados en las anteriores constituciones y tratados internacionales– finalmente redujo sus capacidades de garantía (y la misma dimensión de los derechos, por con-siguiente) a la disponibilidad de excedente público. Es decir que “expandió” derechos y puso la garantía de esos derechos en la cantidad de excedente de Estado antes que en la capacidad que la sociedad para el ejercicio de estos derechos. En lugar de orientarse hacia la sociedad, volvió otra vez hacia el Estado, a la redistribución elemental y a la sobre-regulación, disputa reiterada. La Constitución de 2008 es la más larga y la más reglamentaria de América Latina y, en lugar de crear los elementos de confianza entre los actores, promueve la desconfianza. Mientras más confianza existe entre los actores y mayor

es el acuerdo nacional, menor es la regulación. La sobre-regulación expresa, entre otras cosas, la descon-fianza en las capacidades de decisión de la sociedad. Se regula todo y se reduce el capital social a la inocuidad, deshaciendo los vínculos de confianza entre las partes sociales y territoriales. Obviamente de esta sobre-re-gulación difícilmente saldrá un sistema partidario, que requiere, sobre todo, de confianza.

La actual Constitución también se volvió co-yuntural, pues no tocó los puntos neurálgicos de la estructuración partidaria, que es la falta de un sistema electoral claro, coherente y transparente. El principio básico del sistema electoral es que cada persona es un voto y que el sistema de asignación de puestos refleje lo más posible la agregación de las circunscripciones en las que tiene origen la voluntad. Nunca hemos tenido la misma forma de conteo electoral en toda la vida democrática del país. Al tener el país un sistema electoral tan abigarradamente caótico, no se refleja la construcción de mayorías. Y se permiten arbitrios irresponsables en la construcción de mayorías, como se observó en la última consulta popular. Hasta ahora no logramos entender cómo crear un sensato sistema proporcional o un sistema mayoritario que permita mantener la pluralidad adecuada en el Ecuador.

Esto tiene mucho que ver con la definición de izquierda y derecha, es decir que si no tenemos un sistema de procesamiento de la construcción de las mayorías y de construcción de las minorías, la expresión política en la diversidad de la sociedad se vuelve caótica o simplemente se anula. Si no hay la

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construcción de mayorías y minorías sistémicas en la interacción de las partes no será posible que se exprese y se refleje un proyecto nacional. El proyecto nacional no es la pérdida de la identidad de las partes. La elec-ción no es solamente un enlatado decisional.

Pero también existen otras formas de manipula-ción de los mercados políticos, como puede ser haber retirado al Parlamento la capacidad nominadora y crear la ilusión de haberla transferido a un segmento auto-referido de la sociedad, que procesa una oferta de mercado político. Por ejemplo, si para una institución como una Corte Electoral se solicitan nombres para un concurso y solamente se logra una oferta compuesta por funcionarios gubernamentales de un sólo partido con absoluto desconocimiento del tema electoral, eso quiere decir que no ha funcionado el mercado que, como sabemos, es el cúmulo de imperfección. La ses-gada oferta y el mecanismo no funcionaron… Por eso en la historia de la democracia se actúa bajo delegación en un centro residente de la soberanía popular que es el Parlamento.

¿Aún es válido hablar sobre izquierdas y dere-chas en el Ecuador?

En primer lugar, hay que acortar la distancia ficticia entre izquierda y derecha; acortar la dramatiza-ción de esta relación y reubicarla respecto del pasado. Creer que en este momento estamos frente a la agenda de la revolución alfarista no es acertado. Creer que en treinta años de democracia no ha pasado nada en la agenda de desarrollo y en la agenda política ecuato-riana es un error. La creación de una política ficcional / irreal no permitirá a los ecuatorianos que volvamos a hacer política. En este rato la política –en el exacto sentido de la categoría– está muerta. Hace rato que los ecuatorianos no estamos haciendo política porque se derrumbó el sistema político… Lo que hacemos es resistir a un sector público adicto al gasto y ahogados en la incapacidad de organización de la sociedad. La esfera pública no se construye como una iniciativa de la sociedad. Para reconstruir la posibilidad de hacer política hay que desdramatizar la distancia entre las tendencias de izquierda y derecha.

En segundo lugar, la globalización ha modifica-do los alcances del cambio y ha creado parámetros más rígidos y complejos. La salida no es ni el endogenismo silencioso ni allanarse totalmente a lo extranjero. La globalización cambió los términos del cambio y los límites del cambio.

En tercer lugar, hay que fortalecer la relación sistémica de izquierda y derecha. La izquierda no puede prescindir de la derecha ni la derecha de la izquierda. No se puede hacer política sin acuerdos. Se necesita una contraparte. No se puede construir la política con la exclusión total del otro ni tampoco se lo puede hacer por la vía de pensamiento único (“el que no piensa como yo, no existe”). La sociabilidad sistémica es que, en la medida en que pensamos diferente, podamos construir juntos el proyecto nacional. Mientras esta comunidad no tenga una idea de proyecto nacional en juego (lo que no es nacionalismo básico ni antiimperialismo prosai-co), no tendremos una comunidad de sentido que nos permita avanzar e interactuar siendo diferentes.

La idea de cambio no puede dirigirse hacia el entorpecimiento de la democracia ni la idea de regu-lación pública puede hacerse como absolutización de los controles de mercado ni exclusión de actores sino potenciando la capacidad de la sociedad para tornarla cada vez más fuerte. Es un momento de invocar a la sensatez y reconocer las distancias reales entre la iz-quierda y la derecha. Reconocer lo que significa ser socialista hoy y lo que significa ser empresa con res-ponsabilidad social hoy. Significa poder reencausar las diferencias entre los agentes de cambio en esta nueva circunstancia de la regulación pública.

¿Qué hacer entonces?

Si no estructuramos la competencia inter-partidaria y la competencia ideológica, claramente, no tenemos hacia dónde ir. Hay que reestructurar los términos y las formas de esta competencia. Tenemos que tener un universo conceptual compartido entre izquierda y derecha, que son categorías de funcio-namiento de la liberalidad, de funcionamiento de la regulación pública, de funcionamiento del Estado, de funcionamiento de la sociedad. Debemos compartir las decisiones en nuestra sociedad. Debemos llegar a acuerdos gubernamentales. Y, finalmente, deberemos tener un sistema político que funcione.

El sistema político no funciona porque no está procesando diferencias ni recogiendo demandas socia-les. La forma política dominante simplemente aplana a la sociedad a partir de lo que supuestamente fue el acuerdo constitucional. La institucionalidad funciona porque todavía tenemos recursos, pero, al final de esta circunstancia, pese a la economía externa, la sociedad morirá de sequedad. Y en una sociedad muerta o de vitalidad asfixiada, la izquierda y la derecha serán re-ducidas a una totalidad plana, despolitizada, inerte.

The Triumph of Pragmatism?, 9-13Pablo Lucio ParedesLiberalism, as an open ideological system, is based on what individuals and their organizations (specially the closest ones) create. It is econo-

mically efficient through the market, but it effortlessly integrates mechanisms of real solidarity, if these respond to the supportive and coope-

rative nature of human beings and not to the impositions of some. It does not generate a perfect society (it has all the faults of human actions

and organizations) or an ideal society (because the concept of a pre-established direction is foreign to it), but it does generate a potentiality for

growth and the use of the human abilities. And academically, liberalism is close to visions such as network systems, emerging order, complexity,

or evolution that creates new forms of organization that help solve problems. Those who believe liberalism is a thing of the past are mistaken,

on the contrary: it is firmly set for the future.

Keywords: liberalism, hierarchies, faults, market, solidarity.

Right, Left or Democracy?, 14-18Henry LlanesPolitical ideologies, whether right or left, should build a democratic and consensus-based political project. The key issues that we should try

to solve in this short-term, mid-term and long-term political project would be, for example: how to generate employment based on productive

development, how to improve infrastructure in the country, how to develop science and technology, how to build up peace and citizen security,

how to have ethical management of public finances, how to improve the education in our country under principles of ethics, efficiency and

effectiveness, among others. We must continue to insist upon democracy, understood as a culture whose contents must be provided by a new

democratic theory that tries to solve the aforementioned issues.

Keywords: democracy, ideologies, conservatism, liberalism, left.

Left and Right in Public Services, 19-24Pablo CevallosThe concept of public service responds to political and historical realities. Right and Left have both had clearly defined positions regarding the

administration of public services. The Right promotes the provision of services in free competition by private operators subject to regulations.

The Left proposes the provision of public services by the State. In Ecuador there has not really been a right wing model for the provision of

public services because the processes that were begun were never brought to conclusion. The current Constitution has ideological leanings

towards the left. The author proposes a liberal model of public services provision based on the distinction between competitive and non-

competitive activities.

Keywords: public service, free competition, state intervention, regulation.

Left and Right: Meaning and Practice in Ecuador, 25-31Cecilia JaramilloPractice contains a philosophy and therefore a view of the role of people as social beings in a certain moment within the process of social his-

torical development. Based on this premise, this article sketches some ideas about the actions of the political forces of left and right in Ecuador

in recent years, especially in the present circumstances. Even though the article includes some personal or party opinions on this regard, it also

sets challenges for the leftist movements: to work towards the recovery and strengthening of the organized social and popular movement, to

affirm the Multicultural and Leftist Union with the strategic perspective of forming a patriotic and popular government and the construction of

socialism. The union of the movements of the political left is not a simple or easy issue, we need to work in a persistent manner in a programmatic

proposal that projects the longing for change to new levels.

Keywords: left, praxis, juncture, multiculturality, socialism.

Lefts and Rights: Meaning and Practice in Ecuador, 32-36Gustavo Larrea Actions of the left are related to promoting changes in the economic, social, political and cultural structure; its raison d’etre is to promote

transformations against all forms of oppression, to multiply rights and freedoms, and this is its art, contrary to the right, whose raison d’etre is

to maintain the established order. The various movements of the left are related to the struggle for worker’s rights, the fight against racial and

cultural oppression, the struggle for gender rights and the rights of vulnerable groups, as well as to the struggle for the rights of nature. The

movements of the left in Ecuador have taken a great step by joining together in the “Multicultural Coordinator. For the Union of Lefts”, where,

among other aspects, they aim to defend fundamental liberties and to build a power alternative that is democratic and revolutionary.

Keywords: left, social struggles, human rights, democracy, Multicultural Coordinator.

AbstractsAbstracts 83

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Through the Paths of Good Living, 37-41(A Reencounter with Critical Modernity)Virgilio HernándezIt is necessary to place oneself in the challenges of each historic time to judge objectively the transformations produced by the actions of a

political force in the structures of the economy, the society and the political power of a country. The case of Alianza PAIS constitutes a response

in a national and democratic leftist direction that is immersed in the historic time of the crisis of neoliberalism and the oligarch state, caused by

social resistance and the inter-oligarchy antagonisms, within the post-neoliberal transition. The coordinates of its imprint on power –which is

only five years old- are inscribed within a scenario characterized by structural delays and inherited inequalities of the neoliberal and oligarchic

domination model. The programmatic themes of Alianza PAIS are geared towards changing this reality.

Keywords: programmatic themes, good living, left, 21st Century Socialism, citizen’s revolution.

Left and Right: Meaning and Practice in Ecuador Since the Return to Democracy, 42-48Jorge LópezEcuadorian politics are analyzed from a historical perspective, with the intent to present the role of ideologies in the decisions carried out by

the different governments during the democratic life of the country. The notions of left, right and center are relative, for they can only be placed

within a set political juncture; in practice, it is evident that many presidents have deviated from their ideology because of personal or other in-

terests. The history of political right, liberalism, conservatism, political left, social democracy, communism, and anarchism, demonstrates that all

extremes are detrimental to a society. The party Partido Revolucionario Institucional Acción Nacional (PRIAN), which has not had the chance to

govern, seeks a balance between liberal and socialist policies.

Keywords: right, political history, liberalism, movements, ideologies.

Left and Right: Meaning and Practice in Ecuador, 49-54Hernán RivadeneiraThis article deals with the denominations of the left and the right in the course of history, with reference to various explanatory definitions of

the diversity of viewpoints regarding politics, economy, philosophy, ethics, ideology and religion. It also studies the possibility of configuring

organic-political expressions of a new left and a new right, especially in Ecuador, with emphasis on the cases of Pachakutik and Alianza PAIS,

closing with proposals about how we should understand the need for a process of political, economic and social transformation in Ecuador’s

present conditions.

Keywords: organic-political expressions, socialism, conceptual diversity, new left, new right.

Left and Right: Meaning and Practice in Ecuador, 55-61Fernando AguirreIn Ecuadorian 20th Century politics, at least two forces have marked the meaning and practice of left and right: the use of social problems and

the symbolic production of the law. The social issue was possibly more destabilizing than the economic crisis. And the symbolic aspect of the

law served to carry out different things from what should have been done. Within this social-juridical climate no stable political institutions with

theoretical foundations and coherent practices subsisted. And their ideological control deteriorated along with the weak power of the doctrinal

left and the orthodox right.

Keywords: power, stability, control, symbol, myth.

Left and Right in Ecuador Today, 62-66María Paula RomoThe idea of left and right maintains validity and sense, though the limits between one and the other are blurred in many occasions. In Ecuador,

the task of moving this conceptual discussion to the daily political exercise is complex. Despite this, there is a lot that remains to be said and

invented regarding ideologies and the value systems that are translated into personal and collective options. In the present “re-inauguration” of

the electoral system and the re-inscription of political parties and movements in Ecuador, Ruptura defines itself as a political movement of the

new left or contemporary left. It recognizes and embraces the traditional struggles of the left towards equality and justice, with a firm democratic

conviction and a conviction in the struggle against all forms of exclusion.

Keywords: contemporary left, democracy, power of the majorities, power of capital, defense of rights and liberties.

Unifying Diversity to Build a Intercultural and Fair Ecuador, 67-71Rafael AntuniThis work presents some elements that could be considered for the debate around the political action that should take place in Ecuador within

the view of building a union of the movements of the left and the people. In this direction, it takes as a starting point a group of reflections about

unity in diversity, for which it uses examples taken from nature. Afterwards it takes the image of the water tributaries that join others to become

impetuous and uncontainable, which is compared to the tradition of popular organization and struggle. In the closing section it mentions com-

ponents of the Ecuadorian political circumstances to highlight the importance of unity.

Keywords: unity, diversity, inter cultural, left, social movements.

ÁGORA POLíTICA • septiembre/201184 Yuyachikuna 85

Yuyachikuna

Pragmatismo nishkaka misharinchu, 9-13Pablo Lucio Paredes

Liberalismo, kishpilla yuyay shina, tantanakuykuna shinallatak pipapash ruraykunapimi warkurin (ashtawankarin kimiriyallakunapi). Kullki hawaka

hatuy shinallata ranti hawapimi alli kan, shinapash ranti ranti yuyaykunataka paktachinllami, kay ruraykunaka tukuylla paktakakpillami alli kan,

mana shukllapa munayta rurakpi. Alli kawsaytapachaka mana paktachinllu (imapash pantarikunata charinllami) shinapash runakunapa yuyayta

ushaytapash ashtawan alliyachinmi. Yachakuy hawa rikushpaka liberalismo nishkaka wankurishpa llankanakunawanmi chimpapurarin, shinallpa

imapash llakikunata misharin. Liberalismo nishka yuyayka shamuk pachakunapi rurarinkapami kan, mana yalishka pachakunapika.

Yuyarinkapak: Liberalismo nishka yuyay, misharikuna, pantarikuna, hatuna shinallatak rantinamanta, yanaparishpa kawsanamanta.

Derecha nishka yuyaychu, izquierda nishka yuyaychu manakashpaka democracia yuyaychu, 14-18 Henry Llanes

Política nishkamanta yuyaykunaka, kaykunaka shukmanta chayshumanata kashpapash, shuk shina yuyaytalla wiñaychishpami alli kanka. Política

hawamanta llankanakunapika kay tapuykunami tiyana kanka: ima shina llankaykunata mirachinamanata, ima shinalla llankana ukukunata

mushuyachinamanta, ima shina mushuk yuyaykunata wiñachinamanta, ama manllaywan kawsanata charinamanta, ima shina kullki hawamanta

alli llankanata, yachaykunamanta alli llankanata. Democracia nishka hawamanta ashtawan llankana kanka, kay llankaypika tukuy tapuykunatami

paktachina kanka.

Yuyarinkapak: democracia nishkamanta, shikan shikan yuyaykuna, conservadurismo nishkamanata, liberalismo nishkamanta, izquierda yuyay

nishkamantapash.

Izquierda nishka yuyay shinallatak derecha nishka yuyay tukuykunamanta llankanakunapi chimpapurarishkamanta, 19-24Pablo Cevallos

Tukuykunamanta llankana yuyayka imashina kawsaykunapi kashkatami kutichin. Derecha shinallatak izquierda nishka yuyayka kay tukuykunamanta

llankana yuyaykunapi llankaypipash achiklla yuyaykunatami charishkakuna. Derecha nishkamanatakunaka ima llankaykunapash pankalla

shinallatak shuklla ukukunamanta rurarinatami maskankuna. Izquierda nishkakunamantakunaka ima llankaykunapash tukuylla llaktamantami

shamuna ninkunami. Ecuador suyupika mana derecha nishka shinallatak munashka llankaykunaka tiyashkakunachu. Kunanpi mama kamachikpika

izquierda nishkapa yuyaka mana achikllachu kan. Kayta killkakka shuk yuyaywan tukuykunamanta llankanatami willan.

Yuyarinkapak: tukuykunamanta llankay, pankalla llankay, tukuylla llakta llankay, alli yachina.

Izquierda nishka yuyay derecha nishka yuyay: Ecuador suyupi ima kashkamanta, 25-31Cecilia Jaramillo

Ruraykunaka ashtaka yuyaykunata charin, shinallatak imashina runakuna kay kawsaypi kashkamantatapashmi charin. Kaymanata rikushpaka

izquierda shinallatak derecha nishka yuyaykuna ima shina Ecuador suyupi kashkamantataka rikunallami kan. Shikan shikan yuyaykuna tiyakpipash

shuklla shina yuyaywan llankana munaypash tiyakmi, tukuykunamanta llankankapayari. Shinapash kashna wankurinakuna mana pankallachu kan

ashtaka llankanatami mutsun.

Yuyarinkapak: izquierda nishka yuyaymanta, ruraymanta, kunan kawsaykunamanta, tukuykuna wankurinamanta, tukuypa llankaymanta.

Izquierda nishka yuyay derecha nishka yuyay: Ecuador suyupi ima kashkamanta, 32-36Gustavo Larrea

Izquierda nishka yuyaypak munay shinallatak llankaypash kullkikunamanta, kawsaykunamanta ima ruraykunamantapash mushuyachishpa

kanatami munankuna; kaykunapa shunkuka mushuk kawsaykunata, pachakunata, ruraykunata maskaymi kan. Izquierda nishka yuyaypa

llankaykunaka wakchakunamanta, kamachikunamanta, runakunamanta, allpa mamamanta llankaykunami kan. Ecuador suyupi izquierda nishka

yuyaywan llankayka kay “Coordinadora Plurinacional. Por la Unidad de las Izquierdas” nishkawan tantanakushka ashtawan alliyarka, paykunaka

mushuk yuyaykunawan llankanata maskanakun.

Yuyarinkapak: izquierda nishka yuyay, tukuykunapa makanakuykuna, tukuykunapak kamachikkuna, democracia nishka yuyay, Tukuykunamanta

llankankapak wankurishka.

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Título del artículo o tema 87ÁGORA POLíTICA • septiembre/201186

Alli kawsaypak ñankunamanta (Modernidad critica nishka yuyaywan tantari), 37-41Virgilio Hernández

Shikan shikan pachakunapi kawsaykunata rikushpallami kunan pachakunapi imakunatalla munaykunapash pankalla rikuytaka usharinka.

Kay Alianza PAIS tantanakuyka kunan pachakunapi shikan shikan munarikunata kutichinkapa wiñarishkami kan, kay kawsaykunata

mushuyachinkapashmi. Kay tantarika picha watatallami kawsamun, shinapash tukuylla llakikunatami chaskishka kan. Shinapash kay ñawpa

kawsaykunataka mushuyachinamanatami llankanakun.

Yuyarinkapak: ruranakuna, alli kawsay, tukuymanta llankanakuna, mushuk kawsaymanta llankaykuna.

Izquierda nishka yuyay derecha nishka yuyay: Ecuador suyupi democracia nishka yuyay tikramushkamanta, 42-48Jorge López

Ecuador suyupika politikapi ruraykunataka shikan shikan kawsaykunapi rurarishkatami rikunkuna, chayllami ima shina pushakkuna rurashkata

ima yuyaywan llankashkataka rikunkuna. Izquierda centro derecha nishka yuyaykunaka mana maypipash kanchu, chaymantami ima shina

llankashkata rikushpalla ima shina kashkataka yacharin. Shinapash Ecuador suyupika shuklla yuyaywan llankayka llaki shinami rikurishka kan.

Kay Partido Revolucionario Institucional Acción Nacional (PRIAN), manara llankanchu shinapash llankanatami maskanakun.

Yuyarinkapak: derecha yuyaymanta, política kawsaymanta, liberalismo nishka yuyaymanta, shuk shuk tantarikunamanta, yuyaykuna.

Izquierda nishka yuyay derecha nishka yuyay: Ecuador suyupi ima kashkamanta, 49-54Hernán Rivadeneira

Kay kishkaypika imashina izquierda shinallatak derecha nishka yuyaykuna kay pachakunakama shamushkatami riman, shinallatak

imashina yuyaykunata charishkamantapashmi willan. Shinapash imashina kay izquierda shinallatak derecha nishkapak yuyaykunata

mushuyachinamantapashmi riman, ashtawankari kay Pachakutimanta shinallatak Alianza PAIS nishka tanatanakuykunamanta rimashpa,

kaykunataka kunan punllakunapi ima yuyaykunawan llankanatami riman.

Yuyarinkapak: política nishkakuna imashina tantanakushkamanta, Socialismo nishka yuyaymanta, shikan shikan yuyaykuna, izquierda nishka

yuyata mushuyachishkamanta, derecha nishka yuyayta mushuyachishkamanta.

Izquierda nishka yuyay derecha nishka yuyay: Ecuador suyupi ima kashkamanta, 55-61Fernando Aguirre

Ecuador suyupi yalishka watakunapika izquierda shinallatak derecha yuyaymantaka shuk shuk yuyaykunami tiyashkakuna, shina: kawsakkunapa

llakikunamanta, kamachikkunata ruraykunapash. Tukuykunapa llakikunami ashtawan yuyaypi karka. Shinallatak kamachik ruraymantaka shuk

shuk ruraykunata charinkapakmi karka. Kashna kawsaykunapika mana shikan shikan wasikunaka imatapash rurankapaka sinchikuna karkachu.

Paykunapak yuyayashkakunaka ñapashmi pishiyashpa karka.

Yuyarinkapak: ushay, alli kay, chari, unancha, willaykuna.

Izquierda yuyay shinallatak derecha yuyay nishka Ecuador suyupi, 62-66María Paula Romo

Kay izquierda shinallatak derecha nishka yuyaykunaka kunan punllakunakama tiyakrami shinapash kay yuyaykunaka shikanyarishkakunapachami

kan. Ecuador suyupika kashna kay yuyaykunata llankayman churanaka ashtaka sinchimi rikurin. Chaymanta kashna yuyaykuna hawaka ashtakata

ruranakunami tiyankuna, tukuykuna pakta kankapayari. Kunan pachakunapika Ruptura nishka tantanakuyka mushuk yachishka izquierda

nishkami kanchik. Shinapash, izquierda nishka yuyaywan mananakushkakunataka mana shikanman sakinchichu ashtawankarin chaykunatapash

sinchiyachishpami katinakunchik.

Yuyarikapak: kunanpachakunapi izquierdamanta yuyaykuna, democracia nishka, tukuykunapak ushaykuna, kullkipa ushay, kamachikkunamanta

mitsarikuna.

Tawka sami kawsaykunata wiñachinkapak shikan shikan kawsaykunata wankuchina, 67-71Rafael Antuni

Kay rimaripika wakin yuyaykunata pakta katishpa shuk yuyaykunata charinallami kan, ashtawankarin tukuykuna tantanakushpa kankapa. Shina,

kallaripika imashina tukuykuna tantanakunamantami willachin, Kayta hamuktankapaka sara muru imashina wankurishtaka rikushpa katinallami

kan. Shinallata yaku mamapash ima shina kawsanata tantanakunanatapash yachachinmi. Tukuchinkapaka kunanpi kawsaykunamanta willachin

chaykuna hawa yuyayshpa tantanakunkapakyari.

Yuyarinkapak: tantanakuy, shikan shikan kawsay, tukuy sami kawsay, izquierda nishka yuyaymanta, shuk shuk tantanakuykuna.

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Izquierda y derecha:significado y praxis en el Ecuador5

septiembre 2011

Pablo Lucio Paredes • Henry Llanes • Pablo Cevallos • Cecilia Jaramillo

Gustavo Larrea • Virgilio Hernández • Jorge López • Hernán Rivadeneira

Fernando Aguirre • María Paula Romo • Rafael Antuni

Entrevista con Luis Verdesoto

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Teléfono: (593 2) 222 8990 Quito, Ecuador

ISSN 1390-5325