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ÁGORA-ESCORIAL ÁGORA-ESCORIAL Revista Cultural Trimestral Gratuita Nº 8 Septiembre 2012 Relatos y Crónicas Dibujos con Historia En femenino, Salud... Efemérides, Flora,

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Revista trimestral cultural gratuita

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ÁGORA-ESCORIAL

ÁGORA-ESCORIAL Revista Cultural Trimestral Gratuita Nº 8 Septiembre 2012

Relatos y Crónicas

Dibujos con Historia

En femenino, Salud...

Efemérides, Flora,

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. Consejo Redacción Lourdes Pérez Bes, Milagros Hernán y Araceli Segovia. Coordinadora Rosa Cermeño Colaborador@s Rosa Cermeño, Lourdes Pérez Bes, Mª Isabel Gª Núñez, Milagros Hernán, Araceli Segovia, Trinidad Benito, Rosa Millán García, Mariano Segovia, Javier Donate de la Cues-ta, Luz Fernández, Águeda. Correctora Lourdes Pérez Bes Maquetación Araceli Segovia Fotografía portada Carlos Arribas Fotografías: Google Images Domicilio social Plaza Ayuntamiento Biblioteca Municipal 28280 EL ESCORIAL E-mail: [email protected] Números publicados: http://issuu.com/agoraescorial Imprime Copymay Collado Villalba

ÁGORA ÁGORA ÁGORA---ESCORIALESCORIALESCORIAL Revista Cultural Trimestral Gratuita

Número 8 Septiembre 2012

SUMARIO

4 OBJETOS DE ARTE Un bello objeto: el abanico 9 IMAGE* DE PORTADA Los líquenes 10 RELATO Vuelta a casa 12 LITERATURA POPULAR Romances de ciego y pliegos de cordel 15 PASATIEMPOS 16 DIBUJOS CO* HISTORIA Romería de la Virgen de la Herrería 18 E* FEME*I*O La historia de las Mujeres es la Historia (II) 22 VIAJES Somiedo Parque *atural 26 CRÓ*ICA Últimos días de verano 27 HISTORIA Y ARTE Monasterio de San Juan de la Peña 30 PÁGI*AS POÉTICAS Siesta de Verano Otoño 32 LAS ESPECIAS (3) 34 *UESTRA SALUD ¿Cómo sanar nuestras cervicales?

Las colaboraciones firmadas expresan exclusivamente la opinión de sus autores, sin identificarse en todos los casos con la línea editorial de la revista.

El viaje, ventana abierta al mundoa

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EDITORIAL Lectores amigos/as: Después del caluroso verano que hemos tenido, afrontamos el otoño con afán, dando la bienvenida a los días tan maravillosos que se nos presentan de temperatura fresca y con el variado colorido de las hojas de los árboles que nos rodean en nuestro Escorial. Todos vosotros/as gozaréis de este cambio de estación, con la esperanza de que nuestros deseos se cumplan. Así lo deseamos.

El grupo de colaboradores ha elaborado sus artículos con mucho cariño para conseguir que nuestra revista siga gustando y la disfrutéis todos. Si es así estaremos muy satisfe-chos/as. Gracias.

El equipo de redacción de Ágora-Escorial

EN ESTE NÚMERO..

4 El Abanico 12 Romances de Ciego 26 Últimos días

de Verano 32 Las Especias

FE DE ERRATAS

En el número anterior se produjo un error que queremos subsanar. En la

pág. 32, el primer párrafo del ángulo superior derecho debe quedar como sigue: “Veinte años después, Friedrich W. Murnau (1888-1931), perteneciente al expresionismo alemán, y con una amplia formación teatral, pictórica, lingüística y musical, utiliza la fantas-ía del relato de Bram Stoker, para presentarnos a Nosferatu, el vampiro. Considerada un clásico en su género, el cine de terror, y en cierto modo, responsable de haber iniciado la moda de los vampiros en el cine”.

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U� BELLO COMPLEME�TO:

EL ABA�ICO Lourdes Pérez Bes

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OBJETOS DE ARTE OBJETOS DE ARTE OBJETOS DE ARTE OBJETOS DE ARTE

A parte de haber sido utilizado, desde tiem-pos inmemoriales, por

la humanidad y que el hombre primitivo lo empleara echando mano de lo que la naturaleza le ofrecía, tanto para avivar el fuego que acababa de descu-brir, como para darse aire en tierras cálidas, este artilugio se ha venido convirtiendo en una verdadera obra de arte, no sólo por los ricos materiales empleados, sino por la confec-ción llevada a cabo por los artesanos, orfebres y pintores que lo han decorado. Es difícil saber con exactitud su origen, pero gracias a las representaciones artísti-cas que han aparecido de los egipcios, ba-bilónicos, persas, griegos y romanos, se sabe que aliviaban su calor por medio de los grandes abanicos hechos con plumas de avestruz y pavo real. Dispuestas como la cola de éste y sujetas a un largo mango de

madera o metal, las esclavas o esclavos los agitaban para abanicarlos. Hay quien re-monta su aparición en China, durante la época del emperador Hsien Yuan, año 2697 a. C. aprox. Entre varias leyendas, se cuenta una acerca de una joven china, Kau - si, hija de un rico mandarín. Acudió a una fiesta en la que obligaban a las mujeres a ocultar su rostro

de la mirada de los hombres tras un antifaz. La joven sintió tanto calor que se lo quitó y empezó a agitarlo enérgicamente ante su ca-ra. Todas las demás siguieron su ejemplo. Los romanos inventaron el Flabe-llum (flabelo o bandera). Al lateral de un mango de madera, marfil etc., se aplicaban plumas de aves exóticas o trozos de piel, pergami-no y tela cortados en forma rectan-gular, unida al asidero por el lado más largo. Estos flabelos se utiliza-ban en termas, teatros y en cere-monias religiosas para avivar el

Abanico de finales del s. XIX. Pintado sobre país y varillaje de hueso.

Abanico de finales del s. XIX. País de raso con litografía. Varillaje calado de marfil

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fuego de los sacrificios y apartar a los insectos de los objetos sagrados. También lo adoptaron para el culto otras reli-giones, incluida la cris-tiana. No sólo era un símbolo de culto sino de poder Su empleo para refres-carse, se extendió mu-cho durante la Edad Media. En los siglos XIII y XIV eran usados por las damas de la corte francesa al mismo tiem-po que el de tipo fijo que empezaba a ser conocido. En el Museo del Prado hay un cuadro de El Veronés, en el que se ve a la diosa Venus abanicando a Adonis con un flabelo. El de tipo fijo, también está compuesto por un mango de madera o marfil, bellamente tallados, de oro o de plata y a veces adorna-do con incrustaciones de piedras preciosas. La parte en forma ovalada o circular, hecha con plumas de aves exóticas o con delica-dos tejidos pintados o bordados, queda su-jeta, por su base, a ese mango. Así se puede apreciar gracias a los cuadros de las cortes europeas realizadas en su época. El plegable es el que perdura hasta nuestros días y ha sido el más aceptado por su co-modidad y fácil manejo. Su invento se atri-buye a un obrero japonés (año 670). Ob-

servó como desplegaba las alas un murcié-lago durante su vuelo. Imitó este movi-miento para aplicarlo a un artilugio que se pudiera abrir y cerrar para dar aire. En Corea (siglo XIX) fue donde se empezó a confeccionar este nuevo tipo de abanico. Embajadores coreanos lo llevaron a China en el siglo XV. Allí se produjo en grandes cantidades para la corte del emperador Ch' eng Tsu (1403 - 1412) Su entrada en Europa se debe a los portu-gueses, por sus tratos comerciales con los países de Oriente. De Portugal llegaron a España e Italia y después a Francia y Ale-mania. Aunque el primer informe sobre este tipo de abanico aparece alrededor de 1578 en Europa, Catalina de Médici lo llevó en su vestuario desde Italia a Francia en 1533 al casarse con Enrique II de Fran-cia, y lo lucía en las grandes recepciones

poniéndole así de moda. Ésta se implantaba por la influencia de los personajes reinantes y, en este caso por la que llegó a ser la ma-dre de dos reyes de Francia. Claro está que la moda también la dicta-ban las amantes de los reyes. Hay un retrato de Isabel I de In-glaterra, fechado en 1592, en el que tiene un abanico plegable en su mano. En un hermoso volumen editado por la revista italiana de arte "F.M.R.", -dirigida por F. M. Ricci- dedicado al pintor William Larkin que pintó a esta soberana

Abanico chino del s. XVIII. Dinastía Ch’ing. Varillaje esqueleto.

Detalle del varillaje de marfil.

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y a la nobleza de su tiempo, se aprecian los retratos, reali-zados con mi-nuciosos deta-lles, de damas con abanicos rígidos y otros con pequeños

a b a n i c o s p l eg ab les . Ellas los su-jetan con i n d o l e n t e

elegancia, hacia abajo, unas veces cerrados y otras a medio abrir. La estructura de este abanico no ha cam-biado a través de los siglos, pero sí su de-coración, según los dictados de la moda. Consta de dos partes: país y varillaje, que puede ser de baraja o esqueleto. El país es la parte superior y está formado por un tro-zo de tela o papel, de forma semicircular que se acopla a las varillas, casi siempre en números pares. Las dos de los extremos: guardas o padrones, son de mayor grosor y sirven para protegerlo cuando está cerra-do. Las varillas pueden ser de hueso, made-ra, a veces de sándalo, que despide un deli-cioso aroma al abrir y cerrarlo, marfil, ca-rey, etc. Todas ellas quedan ensartadas a través de los agujeros perforados en su ba-se por un pequeño alambre llamado clavi-llo.

La montura del varillaje esqueleto es la que sus varillas van muy separadas entre sí. Es-te modelo apareció en Francia en tiempos de Luis XVI. Hay abanicos que solo son de baraja porque no tienen país y sus varillas se unen por medio de una cinta. Italia empezó la fabricación del abanico plegable en Europa. El país, de raso, gasa o seda, era decorado por los mejores pintores del siglo XVI. Los motivos elegidos eran tomados de la mitología e historia de la an-tigua Roma. Fueron cambiando por escenas galantes y pastoriles según se iban produ-ciendo. Los elaborados en Francia eran los más apreciados a partir del reinado de Luis XV. En su momento llegaron a ser decora-dos por los pintores Watteau, Fragonard, Boucher, etc. En los siglos XVIII y XIX se convirtió en un objeto indispensable en el vestuario fe-menino. De menor tamaño, alcanzó una gran creatividad e inventiva. Los temas eran muy variados: escenas campestres, costumbristas e históricas con trajes de los siglos XVI y XVII. En el siglo XIX se fa-bricó toda clase de abanicos, pequeños y de gran tamaño como los pericones. Entre los distintos materiales, se puso de moda, el encaje, las varillas de carey, nácar, madera, con calados y filigranas, a veces adornados con diminutas lentejuelas y guardas de bronce. En el papel o seda etc. del país, los motivos se seguían pintando, pero también se decoraba con litografías, lo

Finales del s. XVI. Detalle retrato por William Larkin.

DETALLE DE VARILLAJEDETALLE DE VARILLAJEDETALLE DE VARILLAJEDETALLE DE VARILLAJE

Madera policromada y filigrana Carey. Época modernista.

OBJETOS DE ARTE OBJETOS DE ARTE OBJETOS DE ARTE OBJETOS DE ARTE

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que abarataba los costes y su adquisición se extendía a muchas capas sociales. Las jóvenes de buena familia recibían cla-ses sobre su manejo del abanico. Era signo de distinción el saber hacerlo adecuada-mente y con gracia. Hace algún tiempo, se la decía a quien se le había caído algo por descuido: "Tienes las manos como el aba-nico de una tonta" Era a su vez un objeto de coquetería y pu-dor con el que las damas ocultaban su ros-tro, a medias, ante las miradas masculinas. En el siglo XIX y principios del XX, las jóvenes solteras iban acompañadas a los bailes por sus madres, o señoritas de com-pañía, y las casadas por sus esposos. Siem-pre vigiladas, no era fácil comunicarse con sus pretendientes y lo mismo les ocurría con sus suspicaces maridos. Esto dio lugar a la invención del lenguaje del abanico que consiste en la posición y formas de mane-jarlo, las siguientes son algunas de ellas:

* Abanicarse rápidamente: Te amo con intensidad. * Cubrirse los ojos con el abanico abierto: Te quiero. (De una forma menos fogosa) * Abanicarse lentamente: Soy casa-da. * Cubrirse la cara con el abanico abierto: Sígueme cuando me vaya. * Apoyarlo cerrado sobre la mejilla derecha: Sí. * Sobre la izquierda: No. * Abanicarse con la mano izquierda: Nos observan. * Cerrar el abanico tocándose los ojos: ¿Cuándo te puedo ver? * Contar o abrir cierto número de varillas: Dar la hora para una cita. * Arrojar el abanico: Se acabó, te odio. * Bajarlo a la altura del pecho: pode-mos ser amigos.

Es muy remota la aparición del abanico en España. Existen varias versiones. Entre otras, en el texto del arzobispo de Córdoba, Cipriano, fechado a finales del siglo XIX,

dice que las primeras referencias del abani-co aparecen en la Crónica de Pedro IV de Aragón (siglo XIV) Los conquistadores de América traían aba-nicos entre sus trofeos. Cristóbal Colón obsequió s Isabel la Católica con uno de plumas y Hernán Cortés ofreció a Carlos V el que le había regalado Moctezuma. Con la llegada de Felipe V al trono de Es-paña se incrementó el boato y la prolifera-ción del abanico. En Madrid y en Sevilla ya había artesanos abaniqueros que podían rivalizar con los europeos. No obstante, se seguían importando de Francia, Italia, In-glaterra y Holanda. En 1802, en Valencia ya existe una Real Fábrica de abanicos convirtiéndose en uno de los centros de mayor producción en Eu-ropa. A finales del siglo XIX y comienzos del XX, lo puede adquirir tanto la mujer bur-guesa como la trabajadora, debido a su gran producción y variedad de precios. Se incorporaron nuevos diseños florales, etc. Entrado el siglo XX comienza a ser más sencillo en cuanto a su ornamentación. En

Dos detalles del abanico de varillaje de hueso.

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“LA DAMA CON ABANICO” VELÁZQUEZ. Colección Wallace.

Londres.

el nuevo modelo, el país es más estrecho, por lo tanto las varillas son más largas. Pueden ser de hueso, carey y madera, la más adecuada de peral, por su consistencia y flexibilidad. La decoración abarca parte del varillaje, ya sea pintada o litografiada. A veces la parte del país es de este tipo y el varillaje pintado o calado. Si desde siglos atrás se pintaban mujeres con abanicos (la mayoría sin abrir) también lo han hecho los mejores impresionistas: Manet, Monet, Renoir, etc. En España lo hicieron Velázquez, (En Londres, tiene un cuadro titulado: La dama con abanico) Go-ya, y algunos más. Este maravilloso objeto ha sufrido muchos vaivenes a través de la historia y ha tenido momentos de gran esplendor. NOTA: Yo he tenido siempre una gran pre-dilección por él. Creo que es un misterio ver lo que nos ofrece un abanico al abrirlo y siento una gran tentación de hacerlo cuando los veo en cualquier comercio. ¡Quién pudiera abrir los que tienen cerra-dos o a medio abrir los retratados por tan grandes pintores!

Fotos: Los abanicos de las fotografías son propiedad de Lourdes Pérez Bes y las fotos han sido realizadas por Maribel García -úñez.*

COLLAGE DE ABANICOSCOLLAGE DE ABANICOSCOLLAGE DE ABANICOSCOLLAGE DE ABANICOS

OBJETOS DE ARTE Imagen de portada OBJETOS DE ARTE Imagen de portada OBJETOS DE ARTE Imagen de portada OBJETOS DE ARTE Imagen de portada

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LOS LÍQUE�ES

L os líquenes son combinación de hongos y de algas, que son mor-fológica y fisiológicamente dis-

tintos de ambos organismos cuando vi-ven por separado. El liquen representa una relación simbió-tica en la cual el hongo, el componente dominante, mantiene al alga cautiva y depende las células algales para obtener su alimento. Los líquenes sobreviven en condiciones ambientales adversas; pueden resistir fortísimas iluminaciones solares o gran-des extremos de calor o frío. Cuando el liquen es humedecido por la lluvia, ab-sorbe de 3 a 35 veces su propio peso. Tienen una intensidad de crecimiento extremadamente baja, y algunos líquenes

maduros pueden tener una edad de 100 ó 200 años. Alcanzan su grado de crecimiento más exuberante en las montañas y costas en donde abunda la niebla o el rocío. Algunas especies se encuentran sobre determinados tipo de rocas o suelos o troncos de árbo-les. Hay 17.000 especies descritas. NOTA.– Se usa para elaborar tintes vegetales y contra las afecciones bronquiales.

Esta información está sacada del libro “Biología Vegetal”. Autores: Peter H. Raven y Helena Curtis. Ediciones Omega, S.A.

Si deseáis consultar los números atrasados de ÁGORA-ESCORIAL podéis hacerlo en la si-guiente dirección: http://issuu.com/agoraescorial

OBJETOS DE ARTE Imagen de portada OBJETOS DE ARTE Imagen de portada OBJETOS DE ARTE Imagen de portada OBJETOS DE ARTE Imagen de portada

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E l autobús dejó atrás la ciudad. Ro-daba despacio hacia la zona rural, de pequeños pueblos con casas de

madera y piedra. Grandes campos de culti-vo y sobre todo extensiones enormes de ganadería, es lo que podía ver el viajero con monótona continuidad. Daniel, con su uniforme de soldado de in-fantería, ocupaba el último asiento. Volvió la cabeza. A través de la ventana trasera se podía ver la difusa silueta de Sidney que se alejaba lentamente, desaparecía como la espuma. Ahora sus ojos estaban fijos mi-rando con ansiedad hacia delante. “Por fin vuelvo a casa” –pensó. Tardaría más de una hora en llegar. Aun-que no notó grandes cambios, se fijó en las carreteras ampliadas y un tráfico más abundante. Entornó los párpados. Dejó que sus pensa-mientos vagaran por su mente. Estaba se-guro de que su perro le esperaría en la pa-rada. Su viejo Bronco. Cuántas veces su recuerdo había aliviado momentos de dolor y amargura durante la guerra, a la que se había incorporado hacía más de tres años. Allá, en las trincheras de Europa, empapa-do de barro hasta las rodillas, con los casi ocho kilos de fusil y resto del equipo sobre el hombro, permanecía quieto, escudriñan-do el gris pizarra de la lejanía y siempre atento a la inesperada silueta del enemigo.

Horas de f a t i g o s a e s p e r a , mientras su im a g in a -ción vola-ba, se eva-día cons-tantemente para sopor-tar el frío y el miedo. De pronto, el milagro ocurría. Aquel horizonte se convertía en una línea diáfana y luminosa, sorprendente mutación del gris al verde. Los árboles y praderas de su tierra natal emergían con lentitud. ¡Estaban allí, tan cerca! Su perro corriendo en busca del palo que en los jue-gos le lanzaba. En esos momentos aparecía con frecuencia el recuerdo de aquel día señalado en que su fiel amigo le salvó la vida. Fue una tragedia. Un semental traído del interior, tras embestir a su padre, matándole, trató de arremeter con sombr-ía y bestial tozudez al joven Danny. ¡Con qué magnífica bravura se enfrentó Bronco al animal! Ferozmente se creció en una lucha atroz hasta que el toro se rindió. La realidad, como siempre, le sacudía sin piedad, con el ruido de los cañones y la muerte rondando alrededor. Compañeros anónimos caídos por el barro de las trin-cheras y el lamento de los heridos pidiendo ayuda. La experiencia terrible de una guerra que en el fondo no comprendía, le hizo añorar más su hogar, su madre, su gente, la her-mosa tierra. Era ya inminente la parada de Greenfield, su pueblo. Se desperezó estirando las pier-nas. Luces declinantes aparecieron a través de las ventanillas. Cuando el autobús frenó, cogió su macuto y saltó al pavimen-to. Allí estaba Bronco. Saltos, abrazos,

VUELTA A CASA

Rosa Cermeño Álvarez

RELATORELATORELATORELATO

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lametones, el rabo del animal oscilaba sin parar. El alegre juego de los amigos era recíproco y Daniel se transformó en aquel niño de antaño. -Sabía que estarías aquí. No has cambiado nada en absoluto. Eres el mismo de siem-pre. -Vamos, ya está oscureciendo, llegaremos antes a casa por el atajo. El animal se quedó clavado en el sitio. -Vamos, sígueme, -ordenó Daniel, -¿es que se te ha olvidado la voz de tu amo? Avanzó por el sendero tan conocido. El que siempre tomaba cuando quería llegar pronto. Oyó a su espalda los ladridos de su perro, insistentes y alarmantes.

-¿Qué pasa viejo chucho? Te has v u e l t o m u y gruñón. La oscuridad cayó densa. “Hoy no hay luna llena.” –pensó. De repente, se sintió frenado por un fuerte tirón. Bronco, con sus dientes y con una fuerza increíble, le tenía agarrado por

el pantalón. Se alarmó. No veía absolutamente nada. La llama del mechero que encendió, le descubrió algo escalofriante. A pocos pa-sos se abría un abismo y al fondo ruido de agua. Por fin, el proyecto de la presa tanto tiem-po esperado por los campesinos, se había hecho realidad. Uno pasos más y su cuerpo hubiera caído, como la piedra que arrojó para comprobar la profundidad de la sima. Después de haber sobrevivido a una guerra, sería una paradoja tener un accidente y morir aquí cerca de su casa. Temblando y emocionado se volvió hacia el perro para mostrarle su agradecimiento, pero allí no estaba, había desaparecido. Le llamó inútilmente. No

quedaba rastro de él. "El miedo le ha hecho huir, cosa que no comprendo, Bron-co no es un cobarde" –se dijo casi en un susurro. Desanduvo el sendero, y se dirigió por el camino principal. Faltaba poco para la medianoche cuando Daniel cruzaba el umbral de su hogar. -Madre, Ya estoy aquí. He vuelto a casa. Hubo lágrimas, abrazos y muchas, mu-chas preguntas. -¿Estás bien de verdad, hijo? ¡Qué largo se me ha hecho! Te he echado tanto de me-nos. Deja que te mire, has crecido estoy segura. Ven, te he preparado un postre que te va a gustar. -Déjame adivinar mamá: Tarta de manzana -¿Cómo lo has adivinado? -Es que es mi favorita. -Venga, aséate y a la mesa. Transcurrido un rato, después de cenar, Daniel dijo: -Madre, ha ocurrido algo insólito. Bronco me ha salvado la vida por segunda vez. Y después ha desaparecido. ¿No estará por aquí escondido? Mientras le contaba con detalle todo lo su-cedido, ella iba palideciendo y con los ojos muy abiertos. Al final con voz entre-cortada susurró: -Hijo, estás delirando. Tú no has podido ver a Bronco ¿No recibiste aquella carta, en la que te contaba todo? ¿Todo? No. No entiendo. ¿A qué carta te refieres? -Lo siento hijo. Bronco no superó tu mar-cha. Desde el mismo día de tu partida dejó de comer... deambulaba por la casa muy triste y el pobre murió. Murió hace tres años.

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LITERATURA POPULAR LITERATURA POPULAR LITERATURA POPULAR LITERATURA POPULAR

A hí va el Ciego de los Romances con su lazarillo, con su amplia capa raída y su sombrero de ala ancha

que a veces cubre las cuencas vacías de sus ojos... El lazarillo le ha dejado sentado en una pie-dra a la sombra, mientras él recorre el pue-blo en busca de un lugar apropiado para que, al caer la tarde, el Ciego desgrane su retahíla de coplas. En la posada del pueblo han dejado un violín que, con su sonido renqueante, acompañará las palabras del Ciego. Junto al violín, impresas en papel de mala cali-dad, las hojas que ofrecerán al público a cambio de unas pocas monedas. Atarán un cordel entre dos árboles y las colgarán, do-bladas varias veces, para que los asistentes las vayan comprando. El lazarillo ha ido anunciado a las gentes que encuentra a su paso la actuación del Ciego, anticipando el contenido del Ro-mance que escucharán. No escatima el mu-chacho todo tipo de términos truculentos, macabros, trágicos y terribles, de engaños y desengaños, que encenderán la curiosidad de los vecinos y prenderán la llama del es-panto o la misericordia más atroces.

A la hora señalada, el público se arremolinará en torno al Ciego, que irá desple-gando un cartelón con viñetas y versos bre-ves sobre los que pasará

un puntero a medida que la narración avan-ce. Como es costumbre, comenzará con una invocación a toda la corte celestial, para que le ayuden a hacer bien la narración: “Sagrada Virgen del Carmen/Madre de Dios Soberana/ayúdame a relatar/el crimen que en Cantarrana/hicieron cuatro ladrones/con el cura y con su ama.” A continuación, enumerará las característi-cas del público al que se dirige: “Hombres, mujeres y niños/mendigos y caballeros/paisanos y militares/carcamales y mancebos./El que ya no peina canas/porque se quedó sin pelo/y el que el tupé se compone/con bandolina y ungüento.”

¡¡¡SILENCIO, LA NARRACIÓN VA A DAR COMIENZO!!!

ROMA�CES DE CIEGO Y

PLIEGOS DE CORDEL Araceli Segovia Dilla

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La estampa que hemos presentado fue muy frecuente en España en la década de los años 40 y parte de los 50 del siglo XX. Los pliegos de cordel, junto con los romances literarios y los de tradición oral, constitu-yen el Romancero Castellano. Los Romances de Ciego tienen su origen desde el siglo XVII a finales del XIX, y se conservan gracias a los pliegos que han llegado hasta la actualidad. LOS ROMA�CES DE CIEGO, cantados por ciegos y, a veces, por tullidos, transmi-ten un modelo de sociedad basado en los valores de la religión católica y, a pesar de la violencia, el odio y afán de venganza que plantea, muchos de ellos procuran ser escuela de buenas costumbres para el lector y el oyente. Los temas que tocan son muy variados:

◊ Asuntos históricos y religiosos ◊ Historias de cautivos y bandoleros ◊ Narraciones domésticas, amorosas

y satíricas ◊ Acontecimientos reales de actuali-

dad: crímenes, incidencias políti-cas, etc.

◊ En los temas hay presencia de acti-tudes antifeministas, heredadas de la literatura anterior.

La estructura contiene tres partes bien diferenciadas:

∗ Introducción, que consta de una invocación al público para que preste atención, y a la Virgen o los Santos para que ayuden al recitador a hacerlo bien. Éste anticipa el can-tor que se trata de una historia rara, admirable, que no dejará impasible al espectador.

∗ Historia propiamente dicha, que desarrolla el drama principal, gene-ralmente en forma de romancero. El cantor se acompaña de instrumen-tos que fueron muy diversos: guita-rra, violín, organillo, tambor, dul-zaina, e incluso castañuelas. El tono

es adaptado al tema, generalmente monocorde.

∗ Final, generalmente breve. El autor pide perdón por las faltas cometidas y solicita que, si la representación ha sido del agrado del auditorio, colaboren con monedas o compran-do los pliegos que el lazarillo mues-tra colgados de un cordel.

El ciego era compositor, autor y vende-dor de su obra. Los juzgados les facilita-ban información sobre casos reales aconte-cidos en su demarcación. Esto no fue razón suficiente para que la censura no atacara los contenidos de los romances, que en ocasiones se excedían en su modo san-griento, macabro, escatológico o inmoral de expresarse. LOS PLIEGOS DE CORDEL tienen un origen casi tan antiguo como la imprenta, y aparecen con el uso de hojas volanderas o sueltas para difundir sucesos, narraciones fantásticas, y un sinfín de temas que podían interesar el público, ávido de noticias. Los copleros, generalmente ciegos, comenzaron imprimiendo y vendiendo estampas de san-tos, con la autorización de los reyes, pero poco a poco fueron introduciendo nuevos géneros y materiales. El material de soporte es perecedero debido

a su baja calidad pero, tiene a su favor el

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bajo coste y la facilidad de distribución. Llegó a competir ventajosamente con los primeros diarios del siglo XIX. Loa Pliegos fueron también un tipo de lite-ratura “indirecta”, ya que llegaban al públi-co a través de los oídos. Los elementos del Pliego de cordel son varios:

• El encabezado lleva un grabado in-mediatamente superior al título o enunciado. Se ha podido constatar que un mismo grabado se utilizaba para diferentes Pliegos.

• A continuación del grabado, un enunciado sirve como resumen del argumento y también como valora-ción del autor, quien encuadra la narración en un determinado género (“nuevo romance”, “dulce tratado”, “canción nueva”, “sátira”, etc.)

• Completan el enunciado el nombre de los protagonistas, el lugar donde se desarrollan los hechos, califica-ción del final, así como determina-ción del público a quien se dirige: “curioso lector”, “mozas casade-ras”, etc.

En la literatura de cordel es importante re-cordar el valor de los pliegos como ele-mentos transmisores de la poesía, así como su conexión con el teatro, la historia y la novela. Por último, una anotación acerca de las re-laciones entre la imagen grabada o pintada y la palabra, que hacían más comprensibles los hechos narrados. Con los pliegos de cordel convivieron las aucas y aleluyas, e incluso los sobrevivie-ron. La aleluya no toca temas trágicos o terri-bles como el pliego o el cartelón, sino que nos facilita la visión de una vida simple y convencional, muy próxima al costumbris-mo. Se difundieron mucho por Valencia, alcanzando gran fama las referidas a “Artes y Oficios” y “Juegos Infantiles” que, más tarde, se reimprimieron en las revistas y periódicos de mayor tirada. Se trata de un

género infantil, con una intención pedagó-gica. Una visión crítica de los Pliegos de Cor-del. En los manuales al uso sobre la Historia de la Literatura, se presta escasa atención al género literario conocido como “Literatura de Cordel”. Las mentes más clasistas con-sideran este género como prototipo de “mal gusto”; sólo admiten una literatura dirigida a un lector preparado y culto. Frente a esta visión, la literatura de cordel nos presenta una visión vitalista de la reali-dad: venganzas horribles, crímenes pasio-nales, secretos familiares, desfilan ante nuestros ojos, dejando traslucir un conoci-miento profundo del gusto popular, alejado del concepto de lo vulgar. Para terminar, uno de los cierres clásicos de estos romances:

...y aquí se acaba el romance que en el pliego escrito está.

sólo dos céntimos cuesta a quien lo quiera llevar.

---------------------------------------------------- Bibliografía: “Coplas de ciegos” Antología. Joaquín Díaz. Ed. Ámbito, 1992. “El ciego y sus coplas”. Selección de plie-gos en el siglo XIX. Joaquín Díaz. Escuela Libre Editorial.

LITERATURA POPULAR Pasatiempos LITERATURA POPULAR Pasatiempos LITERATURA POPULAR Pasatiempos LITERATURA POPULAR Pasatiempos

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LITERATURA POPULAR Pasatiempos LITERATURA POPULAR Pasatiempos LITERATURA POPULAR Pasatiempos LITERATURA POPULAR Pasatiempos

I�ESTABLE = Mesa inglesa de Inés.

O�DEA�DO = ¿ Ónde estoy?

DECIMAL = Pronunciar equivocada-mente.

BERMUDA = Observar a las que no hablan

TELEPATÍA = Aparato de TV para la hermana de mi mamá.

A�ÓMALO = Hemorroides.

BARBARISMO = Colección exage-rada de muñecas Barbie.

DIADEMAS = Veintinueve de febre-ro.

DILEMAS = Háblale más.

MEOLLO = Me escucho.

�ITRATO = Ni lo intento.

�UEVAME�TE = Cerebro sin usar.

ESGUI�CE = Uno más gatorce.

SORPRE�DIDA = Monja en llamas.

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ROMERÍA DE LA VIRGE� DE LA

HERRERÍA Texto: Fco. Javier Donate de la Cuesta

Dibujo: Mariano Segovia Dilla

DIBUJOS CON HISTORIA DIBUJOS CON HISTORIA DIBUJOS CON HISTORIA DIBUJOS CON HISTORIA

E l primer domingo de septiembre tiene lugar la Romería de la Virgen de la Herrería, Patrona y Alcalde

Mayor perpetuo de El Escorial. Repasemos un poco la historia de esta Ro-mería. La venerada imagen de la Virgen de la Herrería a través de los tiempos ha sido llevada en Romería a tres lugares distintos del entorno de El Escorial. Es decir, que en la antiquísima tradición de procesionar a Ntra. Sra. de la Herrería se pueden apreciar tres épocas muy diferenciadas.

La primera época fue en la que la imagen de la Virgen por voto de villa era llevada el día 1 de mayo hasta la antigua ermita que existía en San Juan de Malagón. Este pe-riodo es el que transcurre desde los tiempos inmemoriales (siglo XIII o XIV), hasta el año 1625 (ó 1627 según otros) en el que las autoridades civiles y eclesiásticas acuer-dan suprimir la romería a la ermita de San Juan de Malagón. Dentro de esta primera época podemos distinguir dos periodos bien diferenciados, un primero en el que la imagen de la Virgen estaba depositada en la ermita (inicialmente iglesia) del poblado de la Ferrería de Fuente Lámparas situa-

Ermita de la Virgen de la Herrería en los Prados del Rodeo

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do en el exuberante valle ocupado hoy en día por la finca del Castañar dentro del es-pacio de la Herrería. En este periodo la procesión-romería se realizaba desde esta ermita hasta la ya citada de San Juan de Malagón que estaba a una distancia de una legua. La ermita, se encontraba en la parte alta de la finca de El Castañar. En sus orí-genes parece ser que fue una pequeña iglesia en la que había hasta pila de bautismo. Después quedaría como ermita al despoblarse Fuente Lámpa-ras debido a la peste que asoló Casti-lla en el siglo XIV (1340) y que se conoció como la Claustra. El segundo periodo dentro de esta primera época comienza en 1595 cuando Nuestra Señora de la Herrería fue situada en una capilla especialmente dedicada dentro de la nueva iglesia del se-ñor San Bernabé. Esto se hizo por orden de Felipe II que manda que desaparezca la antiquísima ermita que la Virgen tenía en la Herrería y que la imagen sea trasladada a la citada parroquia. En este periodo que termina como hemos visto hacia 1625 o 1627, los vecinos de El Escorial seguían realizando, el día uno de mayo, la proce-sión-romería a lo más alto del puerto de Malagón, acompañando a la imagen de María. Según cita Don Lorenzo Niño en su libro “Felipe II y la Villa de El Escorial” la imagen de la Virgen permanecía en novena bastantes días en la ermita de San Juan de Malagón, en lo alto de la sierra, donde se le hacía una función solemne, costeada por el pueblo. La segunda época se inicia al suprimir por motivos de jurisdicción con la ciudad de Segovia, la romería que por voto de villa se hacía a la ermita de San Juan de Malagón y cambiarla por una procesión a la cercana ermita de San Sebastián, situada en las eras del mismo nombre, cosa que duró hasta finales del siglo XIX. El muy antiguo voto de villa de ir a San Juan de Malagón fue conmutado por Fr. Mateo de Nieva, vicario de El Escorial y su

territorio, el cual mandó se hiciese la fiesta y novena en la ermita de San Sebastián. Hay que reseñar que en aquellos pasados tiempos la romería era más un acto de culto que una fiesta campestre. Los romeros asistían para pedir alguna determinada gra-cia, cumplir algún voto o rogar para una buena cosecha.

La tercera época la iniciamos en 1968 (este año cumplimos 44) en la que por de-cisión de la Hermandad de la Virgen se re-cupera la antigua tradición romera llevando la venerada imagen de Nuestra Señora de la Herrería a los Prados del Rodeo. En los inicios de esta tercera época no se disponía de ermita en donde situar la imagen, pero con el esfuerzo de muchos miembros de la Hermandad y la desinteresada colaboración de otros muchos escurialenses se consiguió construir una bella ermita que fue bendeci-da el 2 de Septiembre de 1979. Es pues que este año conmemoraremos los cuarenta y cuatro años celebrando, ininte-rrumpidamente, la tercera época de la ya muy importante Romería. Es verdad que hubo un largo periodo, que va desde finales del siglo XIX hasta el año 1968, en el que no se celebró propiamente una romería, pero sí se honraba y se sacaba la imagen de Ntra. Sra. de la Herrería en una solemne procesión por las calles de El Escorial el día de su fiesta. A mí me produce intensa emoción ver que otra vez la Virgen de la Herrería que duran-te tantos siglos fue llevada en romería-procesión a San Juan de Malagón, a los Ermitaños o a las eras de San Sebastián, vuelve a ser transportada en romería por los vecinos de su querida Villa, pero ahora a los Prados del Rodeo.

“La venerada imagen de la Virgen de la Herrería a través de los tiempos ha sido llevada en Romería a tres lugares distintos del entorno de El Escorial”

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C ontinuamos nuestro paseo (virtual) por un “Ferrol en Feme-nino” iniciado en el número ante-

rior, recordando que fue de esta manera como la Revista Agora quiso hacer un homenaje reconociendo el trabajo y el buen hacer de las mujeres con motivo del 8 de marzo. Esta forma de “hacer historia” aco-giendo la diferencia de ser mujer, hace po-sible este “turismo entrañable” al mostrar esas prácticas de relación en su crear y re-crear la vida que las mujeres sostenemos, es esta nuestra forma de hacer ciudad y mundo.

Estamos en la parte baja de los Jardines de Capitanía, en la cuesta

de Mella, aquí recordamos a Las Lavanderas

El trabajo de lavar la ropa re-quería también desplazamien-tos, por lo tanto muchas horas de trabajo. Los lavaderos eran utilizados por las mujeres parti-culares y las profesionales. Existen documentos que mues-tran que se aceptaba que una mujer pudiese recoger una cria-tura del Hospicio si demostraba su oficio de lavandera, porque era considerado salario suficien-te para mantenerla. Sin embar-go, se le negaba a un ama de cría, ¿tal vez por el carácter temporal de su trabajo?

Había lavanderas que cada semana pasaban por las casas para llevar la ropa y juntándo-la en fardos grandes la cargaban sobre su cabeza (en estas tareas colaboraban las hijas pequeñas). A las casas que tenían sus propios lavaderos había que llevar el agua necesaria. En Ferrol había una gran deman-da de lavanderas por haber mucha tropa y marinería, En los cuarteles y los barcos se las necesitaba para la limpieza de la ropa de cama, de comedor, etc. Muchas venían de los alrededores en lancha. Eran muy apreciadas por su limpieza y el buen olor que traía la ropa secada sobre la hierba. El trabajo de las lavanderas2 consistía: pri-mero en blanquear, se ponía la ropa en el lavadero lleno de agua, se la enjabonaba

1Mª Milagros Rivera Garreta: catedrática de Hª Medieval de la Universidad de Barcelona y profesora del Mas-ter de Estudis de les Dones del Centro de investigación Duoda.: “La historia de las mujeres no oculta la sexua-ción de su interpretación… (dice que es de las mujeres) si bien pretende, no obstante, ser la HISTORIA, y no una historia secundaria”. Artículo: “El signo de la libertad femenina hace historia de las mujeres” (2011) 2En el trabajo de investigación “Ferrol en Femenino” al que pertenece este texto quisimos explicar con todo detalle en qué consistía ir a lavar al río, porque actualmente se desconoce, como pude comprobar a lo largo de 2010 en los colegios e insti-tutos de Ferrol con la Exposición itinerante de estas Rutas turísticas.

EN FEMENINOEN FEMENINOEN FEMENINOEN FEMENINO

La historia de las mujeres es la Historia (II) 1

Rosa Millán García ——————————

Las Lavanderas

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con el taco de jabón, restregándola contra las piedras, para lo que se ayudaban con todo el cuerpo. Una vez bien enjabonada, se dejaba al aire y comenzaba el trabajo con una nueva pieza. Al finalizar el enjabo-nado venía el aclarado, para el que se va-ciaba el agua del lavadero, se llenaba de nuevo con agua limpia, se aclaraba y se extendía a clarear al sol. A lo largo de la mañana había que ir a regarla, a remojarla y antes o después de comer, se lavaba, se aclaraba y se tendía para volver a recogerla antes del anochecer. Ya en casa, la ropa que no estaba seca se colocaba estirada en las cuerdas. Había un orden para lavar: pri-mero se lavaba la ropa más limpia, dejan-do para el final la más sucia. Cada mujer tenía su sitio en el lavadero público. Dependiendo de la suciedad se ponían en unas piedras o en otras. Las que lavaban la ropa de los marineros o los tra-bajadores (que estaba muy sucia y con gra-sa) tenían unas piedras que no se utilizaban para otra cosa. El lavado de esa ropa de trabajo era muy duro: había que traer de casa un balde con agua hirviendo; se mezclaba jabón casero con sosa cáustica, (que llevaban en un bote aparte), la metían en el agua removiéndola con un palo para que ablandara. A muchas la-vanderas les sangraban las manos. Las sábanas y las mantas se mojaban una y otra vez, y se ayudaban entre sí para poder exten-derlas, mojarlas de nuevo y restregarlas varias veces. Después, se golpeaban con fuerza contra el suelo para ablandar los tejidos, y se acaba-ba con el aclarado, luego se extendían so-bre la hierba. Si era posible encima de los tojos o retama para que facilitara la ventila-ción.

Con el buen tiempo, se iba con las criatu-ras, se les quitaba la ropa para lavarla y cuando se secaba, se la volvían a poner. Estaban allí todo el día. Llevaban la comi-da, lavaban, hablaban entre juegos y can-ciones. En el río, como en los lavaderos, se hacía vida social, se comentaban las noti-cias, se contaban sus problemas y se hacían buenas tertulias. Las Lavanderas forman parte de la historia de todas, no hay familia en la que no haya habido “lavanderas” siendo al mismo tiem-po historia entrañable de todas las ciudades y pueblos. En El Escorial se las recuerda en el número 3 en el precioso artículo “-uestro río Aulencia” de Milagros Hernán Segovia3. Continuamos, ahora en la Calle Con-cepción Arenal, estamos ante el ac-tual Centro “Torrente Ballester”

LAS AMAS de CRÍA

En este edificio estuvo el Hospital de Cari-dad y en 1786 se colocó un torno en la en-trada para que se depositaran las niñas y

3 http://issuu.com/agoraescorial/docs/agora_3

El Hospital de Caridad

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EN FEMENINOEN FEMENINOEN FEMENINOEN FEMENINO niños abandonados, y evitar que se dejasen en los portales, tiendas o que aparecieran en el foso del Arsenal. Al principio los que llegaban se les daban a criar a las mujeres de Ferrol o de los alrededores que tenían que criar a los suyos. Más adelante se buscaban a mujeres para que llevaran a las criaturas recién nacidas al Hospicio de Santiago de Compostela. Hacían el camino a pie de Ferrol a Santia-go, iban con un cesto en la cabeza en el que llevaban al bebe y todo lo necesario para el viaje. Primero se contrataron a mujeres que no eran amas de cría y que los alimentaban durante el viaje con leche de vaca y sopas pero, dada la gran mortalidad de éstos, en 1820 se contratan a tres amas de cría que se alternan en el Hospital de Caridad para hacer el transporte hasta Santiago. El viaje duraba entre dos y tres días a través de ca-minos y campos. Hay documentos que hacen referencia de ataques de lobos. En ocasiones la criatura moría durante el tra-yecto, entonces entraban en el pueblo más próximo para que el párroco certificase la defunción y la enterrase. Era un viaje duro y peligroso que requería una gran fortaleza, conocimiento del terreno, valor y profesio-nalidad. Cuando en 1851 el Hospicio de Santiago decide no ad-mitir más expósitos, la Junta Municipal de Be-neficencia de Ferrol ins-tala una Casa cuna en el Barrio de Canido. La lactancia de los niños y niñas estaba en manos de amas de cría que los ven-ían a recoger y los lleva-ban a sus casas, donde se ocupaban de su alimen-tación y mantenimiento hasta el final del período de lactancia. Para buscar amas de cría se ponían anuncios en los periódi-cos en los que se especi-ficaban las condiciones requeridas.

Como ejemplo de la abundancia de aban-donos, en 1900 aparecen censadas 102 criaturas nacidas en Ferrol, con edades que oscilan entre los cuatro días y los seis años.

Había también otras amas de cría, éstas perfectamente uniformadas. Cuanto mejor iban vestidas, mayor era el prestigio de la casa para la que trabajaban. Generalmente vivían internas, algunas compartían las habitaciones de los niños y niñas a quien cuidaban. Estaban muy bien consideradas y poseían un status superior al de los otros miembros del servicio. Los jardines de Herrera, diseñados después de la visita de la reina Isabel II, se convirtieron en un lu-gar de encuentro diario, al igual que la pla-za de Amboage o los jardines del Cantón. A estos lugares iban de paseo con los niños y niñas.

En esta misma calle recordamos a Las Plañideras Esta calle se llamó la “Calle de los muer-tos”, porque por aquí subía el cortejo fúne-bre al cementerio de Canido. Las mujeres no acostumbraban a acudir a los entierros,

Amas de Cría

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4 “Ferrol en Femenino I: Mulleres na historia de cidade. Rutas turística”.(2009) Equipo: Carmen Pérez Gonzá-lez, historiadora. Noemí Rodríguez Hernández, técnica superior de turismo. Maribel Pérez Ardao, educadora social. Carmen González Pita, administrativa. Coordinación: Rosa Millán García.

ISBN: 978-84-9812-099-8. Editado por la Concellería da Muller do Concello de Ferrol. Si os interesa puedo enviaros la publicación en PDF: [email protected]

en su lugar iban las plañideras, se les paga-ba para acompañar en el duelo, demostran-do el pesar con sus lágrimas y sus lamen-tos. Se trataba de una costumbre que esce-nificaba el dolor por la persona enterrada.

***** Aquí terminamos este pequeño paseo-homenaje a todos los colectivos de muje-res que aportaron ese “más femenino” en su cuidar y sostener la vida. Este relato forma parte de las historias de muchos otros pue-blos y ciudades, os animo a sacar a la luz esta “historia en femenino” y compartirla porque esto también forma parte de nuestro presente.

Este paseo (virtual) por Ferrol, iniciado en el número anterior es una pequeña muestra, de las dos rutas turísticas del trabajo de investigación “Ferrol en Femenino”4 en él aparecen 384 mujeres, algunas muy cono-cidas otras menos, son quince paradas vinculadas a sus vidas. Abrir la Historia, la Filosofía, la Cultura, la Ciencia, la ciu-dad y el mundo, a la “diferencia”: ser hom-bre o mujer como riqueza, al amor por la vida y al cuidado de la relaciones, me pare-ce es una importante apuesta en nuestro presente para hacer real: "un mundo en el que sea impensable la violencia, como hoy es impensable el canibalismo” como dice Mª Milagros Rivera Garretas. Rosa Millán García

SUSCRIPCIONES

Aquellos lectores que lo deseen pueden so-

licitar que les reservemos los ejemplares

correspondientes a un año (4 números).

Contactar con los teléfonos 918901191 y

918909451

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Para Encarnita, mi amiga asturiana.

E l Puerto de Somiedo divide las comarcas de Babia (León) y

Somiedo (Asturias). Desde sus 1.587m de altitud, se ofrece una vasta extensión abarcable con la vista, don-de las altas montañas quie-ren disimular su importancia y majestuosidad poniendo un velo de niebla en las cumbres, que deja ver las laderas con el tapiz deslum-brante de la genista y el brezo multicolor. La única carretera que nos adentra en el valle del parque, zigzaguea amenazadora y nos reta a poner los ojos en cada curva. Nos obliga a parar, cuando encontramos un pequeño entrante, para disfrutar de tanta hermosura. Bajamos, acompañados del rumor del río Somiedo que, como los muchos ríos y arro-yos que fluyen por el Parque, fertilizan las vegas y matizan sus orillas con los verdes de los sauces, avellanos, hayas y robles sin olvidar los fresnos, ávidos de humedad. Es una escala cromática de todos los verdes posibles. A menudo la carretera, serpenteante, pene-tra por un desfiladero donde la montaña ha permitido al río horadar sus entrañas pode-rosas, para dar paso a valles encantados, el silencio sobrecoge y el rumor del río nos acompaña y alegra la marcha. Infinitos caminos existen en este lugar úni-co que, desde tiempos remotos, ha comu-nicado a los pueblos, a sus seres, animales y mercancías en una trashumancia que, entre otras muchas cosas, ha propiciado la

conservación de estos espacios pues, por su orografía difícil, los somedanos se han vis-to obligados a subsistir de la ganadería trashumante, a veces castigados por la in-comprensión, el abandono y el desprecio. El primer pueblo que vemos en lo alto del monte, nada más bajar el Puerto, se llama “La Peral” y es un pueblo vaqueiro precio-so. En él existen brañas y un mirador desde donde se ve Peña Ubiña y otros picos cer-canos. -Creo que es uno de los pueblos de Somiedo más fotografiados-. El siguiente es Caunedo, en él hay un estupendo museo etnográfico y una iglesia románica del S.XII. Allí tenemos el alojamiento, en una bonita casa de piedra y madera con un her-moso jardín lleno de plantas y flores. Una de las muchas cosas que se pueden ver en Somiedo son las Brañas, ya que es el concejo donde más abundan. Algunas están muy bien conservadas y, aunque la mayor-ía no se utilizan, es interesante conocer cómo eran el hábitat y las costumbres de estas personas durante las largas estancias estivales en los años donde subir a la braña representaba el acontecimiento que cam-

SOMIEDO (PARQUE �ATURAL)

BRAÑAS Y VAQUEIROS Texto y fotografías: María Isabel García �úñez

VIAJES VIAJES VIAJES VIAJES

Ventana. Casa en Caunedo. P.-. Somiedo

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biaba la vida de toda la familia. La braña era la aldea que, situada en las zonas altas de la montaña, daba cobijo a las familias vaqueiras que hacían la tras-humancia en el interior y exterior de Astu-rias desde tiempo inmemorial. Sus cabañas, hechas de piedra con el tejado de escobones (genista), casi siempre en for-ma de cono invertido, se llaman “teitos”. El nombre de “braña” viene de la palabra asturiana “brano”-verano-, y en realidad es, en esa estación, donde los ganaderos tras-humantes hacían el desplazamiento a la braña aprovechando los recursos de pasto-reo y huerta para el gasto de la familia. En las “olleras” (fresqueras) o pilones que hay en los teitos, se ponía la leche a refrescar (ahora, hemos visto algunos con cajas de sidra). El agua pura, de la montaña y casi helada, refresca y conserva aunque a veces esté demasiado fría para beber. Durante nueve meses, “de marzo a no-viembre”, en la braña se ordeña, se hacen el queso y las labores de recogida y segado de hierba “Del valle a la braña y de la braña al va-lle”; de abajo arriba y de arriba abajo, En Somiedo dicen que sólo hay dos esta-

ciones, que los antiguos celtas llamaban “estación cálida y estación fría”– invierno y verano- Los Vaqueiros subían a los montes en ve-rano con familia, animales y enseres y ba-jaban en invierno. Se les llamaba “xaldos” a los que permanecían en el valle y dada la diferencia de costumbres y vida entre unos y otros, había una cierta pugna o diferen-cia, que ya va quedando para la gente ma-yor. Los “de arriba” eran personas con costum-bres sociales muy diferentes a las de la época; por ello eran mal aceptadas por al-gunas instituciones, incluso por la Iglesia. Sin embargo, eran muy codiciados por los gobernantes a la hora de votar porque, al estar empadronados en varias localidades, votaban dos veces. “Los niños no iban a la escuela. Las muje-res parían a sus hijos en el monte y había una cierta endogamia entre ellos, ya que los jóvenes vivían allí sus aventuras amoro-sas.” Hacían fiestas, cantaban y bailaban con canciones, “vaqueiradas” y ahora están deseando que no pasen al olvido. Son gen-tes fuertes, sencillas, amables y a la vez orgullosas de su cultura y de sus tradicio-

Teito de la braña “La Peral” P.-. Somiedo

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nes. La fiesta de “La Va-queirada” es una de las más populares de Asturias: baila-dores y cantores intentan recuperar la música y las canciones vaqueiras: Los vaqueiros de la braña la gente los mira mal si ellos sólo cuidan vacas yo no se por qué será. Las ovejas son blancas y el prado verde el galán que les cuida muere de febre. Rogelia Gayo, una vaqueira nacida en el pueblo vaqueiro de Aristébano, en 1865, fue la que, desde muy joven, luchó por conservar, fomentar y dar a conocer el fol-klore de los vaqueiros. Creó, en el año 1925, un grupo de coros y danzas que can-taban no sólo en Asturias sino en toda Es-paña e incluso en el extranjero. Un americano de Texas, Alan Lomax ena-

morado del folk, la conoció en 1952. Apreció sus canciones y grabaron, los dos, una cinta con diecinueve de ellas. El año pasado, el músico asturiano Rafael Loren-zo grabó un disco a dúo con la voz de Ro-gelia Gayo como homenaje a esta mujer extraordinaria que luchó porque no se per-

diera la cultura de su pueblo. Murió en una residencia de Luarca en 1956, a la edad de 96 años El mismo día que salimos de Somiedo (14 de julio), muere su nieto Ramón Berdasco, gran impulsor de la labor de su abuela. Quedan pocos vaqueiros; los que quedan lo hacen por vocación y la mayoría no hace la trashumancia. Las brañas son lugares de visita para caminantes y turistas.

Terminamos nuestro corto viaje, del que he querido mostraros sólo unas pincela-das de este lugar del corazón de Asturias, donde he podido ver, a través del velo de nie-bla que casi todos los días tapaba la cima de la montaña, el sol de la amabilidad de la gente y el gozo de conocer un lugar de otro tiempo, donde todo permanece y donde los aromas y los colores de la naturaleza, siempre me evo-can placeres vividos y por vivir.

Las canciones de Rogelia Gayo, pue-den verse y oírse en: www.yootube.com

Bruma en la montaña.. P.-. Somiedo

Pueblo vaqueiro “La Peral. P.-. Somiedo

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L a expansión territorial del Imperio Romano en Britania se produjo en el año 43 por el emperador Claudio,

quien ocupó la isla, con cuatro legiones que avanzaron hacia el interior ante grandes muestras de resistencia local, uno de los obstá-culos fue la indómita guerrera Boudica que puso en jaque a las tro-pas imperiales La gran heroína de los británicos vino al mundo en torno al año 30, en algún lugar de la tierra habitada por los icenos, una tribu de origen celta que moraba por la anti-gua región de Anglia del Este (actuales Norfolk y Suffolk). Su familia for-maba parte de la predo-minante élite aristocráti-ca que gobernaba su pueblo, por lo que re-cibió una educación acorde a dicha posi-ción social. En el 48 la hermosa joven de cabellos rojizos se casó con Prasutagus, rey de los icenos, con quien tuvo sus dos úni-cas hijas. En el año 60 falleció el rey Prasutagus. Su esposa quedó como regente, dispuesta a proteger la herencia de sus hijas ante las insistentes peticiones de los romanos, los cuales reclamaron para sí la anexión del territorio iceno y una abundante fortuna, que incluía la dote gestionada por la reina Boudica. Su negativa ante el abuso extranjero pro-vocó que unidades legionarias arrasasen la

región de los icenos. Boudica fue desnuda-da y azotada en público, mientras veía con horror como violaban a sus hijas. Esta afrenta desató su furia y fue capaz de con-vocar a las tribus autóctonas hasta entonces

desunidas para combatir sin tregua a la maquina-ria bélica más demole-dora del mundo antiguo. Más de 230.000 guerre-ros siguieron a su jefa militar, quien antes de iniciar los combates in-vocó la ayuda de An-draste, la diosa celta del triunfo. Conquistaron varias ciu-dades importantes aca-bando con la guarnición romana, hasta llegar a Londinium (actual Lon-dres), que fue tomada casi sin oposición.

Roma, entonces bajo el emperador Nerón tuvo suficientes recursos y generales para sofocar cualquier levantamiento. Asestó un golpe definitivo a los mal entrenados gue-rreros que siguieron a Boudica. La derrota fue total, y su reina antes de verse presa del enemigo se quitó la vida junto con sus hijas ingiriendo veneno. Durante el medievo se borró su memoria para ser recuperada en el siglo XIX. En 1905, una estatua de la reina guerrera subi-da en un carro de guerra, fue instalada fren-te al Parlamento británico, en Londres, co-mo símbolo de libertad. *******

Boudica, la reina guerreraBoudica, la reina guerreraBoudica, la reina guerreraBoudica, la reina guerrera

que luchó contra la invasión que luchó contra la invasión que luchó contra la invasión que luchó contra la invasión romanaromanaromanaromana

Rosa cermeño álvarezRosa cermeño álvarezRosa cermeño álvarezRosa cermeño álvarez

VIAJES BIOGRAFÍA VIAJES BIOGRAFÍA VIAJES BIOGRAFÍA VIAJES BIOGRAFÍA

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S entada en uno de los bancos que hay en el lugar donde

paseo, cae la tarde y sien-to un aire fresco que es-tremece mi cuerpo. Son los últimos días de vera-no, la temperatura ha ba-jado. Un grupo de personas se acerca, es una familia: la componen chiquillos acompañados de adultos. Los chavales hablan todos a la vez. Según se acercan sé de dónde vienen, por lo que dicen. En ese instante mi mente retrocede y me veo como ellos, acompa-ñada por mis padres, cuando veníamos de recoger zarzamoras. Cuando tuve algunos años más, solía ir con las amigas y después de un tiempo fui con mis hijos. Salíamos a las callejas de las afueras del pueblo. En sus bordes es donde se criaban o bien en las laderas de los ríos. De niña, para reco-gerlas, llevaba una lechera de aluminio; era el recipiente que había en las casas para transportar la leche comprada en alguna de las lecherías que por entonces había en el municipio. Eran tardes llenas de alegría. Entre voces y risas, comíamos allí mismo las primeras moras cogidas del zarzal. Cuando nos cansábamos, regresábamos a casa y una vez lavadas las seguíamos disfrutando, bien directamente o haciendo una exquisita mer-melada. Abstraída, regreso a casa. Por el camino reflexiono: “Hoy, todavía tenemos algunos sitios donde ir a buscar este fruto, me temo que si no protegemos nuestro entorno, esto

sólo será un bonito recuerdo”. En el trayecto, me sacan de mis pensamien-tos niños y jóvenes que juegan en la plaza principal, frente al Ayuntamiento; quieren aprovechar al máximo las últimas horas del día. Ahora, las tardes son cortas, la vuelta a casa es más temprano, lo que nos lleva a la rutina diaria. Suena el teléfono móvil; son unos amigos. Dicen que, en un par de días, vendrán a visitarnos. Mañana tendré que darme un paseo para recoger algunas endrinas y pre-pararles el licor de pacharán que yo misma elaboro con ese fruto. No tendré que ir muy lejos, en el parque de la Manguilla tene-mos algunos arbustos. Llego a casa, conecto el televisor, las mis-mas noticias de los últimos meses: “la pri-ma de riesgo, los rescates…” En fin, ¡vuelta a empezar! Por suerte, siempre me quedará mi pueblo.

CRÓNICA CRÓNICA CRÓNICA CRÓNICA

ÚLTIMOS DÍAS DE VERA�O

Milagros Hernán Segovia

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HISTORIA Y ARTEHISTORIA Y ARTEHISTORIA Y ARTEHISTORIA Y ARTE

MO�ASTERIO DE SA� JUA� DE LA PEÑA

Trinidad Benito Botello

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L a leyenda dice que el monasterio de San Juan Bautista, en sus orígenes, fue un refugio de ermitaños. Fueron

los hermanos Félix y Voto, hijos de una noble familia de Zaragoza, de los primeros en habitar este refugio. Voto fue al monte Pano a cazar, perseguía un ciervo cuando estuvo a punto de caer por un precipicio, pero a gracias a que se encomendó a San Juan Bautista logró salvarse. Quiso com-probar el peligro que había corrido: retro-cediendo y apeándose del caballo encontró el cadáver de un ermitaño que, según una inscripción, que había al lado del cuerpo, correspondía a Juan Atares, muerto hacia el 714. Regresó a Zaragoza y se lo contó a su hermano Félix; ambos acudieron al lugar donde decidieron llevar una vida eremita. Estos hechos fueron el germen del monas-terio de San Juan de la Peña. Existe otra versión: se cree que allí se refu-giaron unos cristianos fugitivos de los ára-bes. El emir de Córdoba los persiguió, los mató y destruyó el lugar. En el siglo X se comprobó que, efecti-vamente, allí existió una congregación religiosa. En el año 920, el conde Galin-do Aznárez II fundó un monasterio dedicado a San Julián y

Santa Basilisa y más tarde en 1025, el rey Sancho “el mayor” de Navarra fundó el monasterio de San Juan de la Peña. El abad de esta orden, que procedía de la abadía de Cluny, impuso nuevamente el estado de humildad, pobreza, castidad y oración que se estaba olvidado en casi to-dos los conventos. Esto dio lugar a que los cluniacenses disfrutaran de exenciones. Después de varios pleitos, rompieron con el obispado porque ellos únicamente obe-decían al Papa. Pero no pudieron sustraerse a las donaciones y privilegios que les otor-gaban los reyes y la nobleza, consiguiendo así nombrar y destituir a los abades según intereses hasta hacerse dueños del monas-terio, que fue palacio real y panteones re-gios. En la Edad Media fue el monasterio más esplendoroso, dotado de cuadros, tapi-ces y otros ornamentos, incluso allí estuvo el Santo Grial (según viejos testimonios en este monasterio se guardó el Santo Grial

Vista del Monasterio de San Juan de la Peña (Huesca)

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que en el siglo XI partió, por orden del Papa Luna, para ser entregado a Martín “el Humano” en el castillo de la Aljafería de Zaragoza, en 1399. En la actualidad se en-cuentra en Valencia). Como consecuencia de todos estos acontecimientos la orden perdió sus ideales. El monasterio sufrió dos grandes incen-dios: en el de 1494 el monasterio quedó prácticamente destruido, pero fue el de 1675 el que acabó por destruir lo que que-daba, incluidos los fondos del importante archivo. Posteriormente se hizo una costosa restauración. En ese mismo año y autorizado por Carlos II, se construyó otro monasterio conocido

como Monasterio Nuevo. A principios del siglo XIX, cuando España sufrió el asedio de las tropas francesas, el 25 de agosto de 1809, fue saqueado e incendiado. Cuando las tropas se retiraron los frailes volvieron a ocuparlo, aunque por poco tiempo, pues las leyes de desamortización acabaron con muchas cosas y entre ellas con la vida monástica de San Juan de la Peña. El conjunto monástico de San Juan com-prende los dos monasterios: el primero y más antiguo fue llamado “el Monasterio Bajo”, el segundo, “El Alto”; dos monaste-rios entre los siglos X y XVII.

Vista del Claustro Románico

Grabado con el Monasterio Antiguo y -uevo

HISTORIA Y ARTE NOTA HISTORIA Y ARTE NOTA HISTORIA Y ARTE NOTA HISTORIA Y ARTE NOTA

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�OTA DE AGRADECIMIE�TO

A lo largo del pasado curso, algunas de las componentes del Grupo Ágora tuvimos ocasión de participar en el Club de Lectura, actividad que tuvo lugar en la Biblioteca de El Escorial.

Todos los asistentes hemos quedado muy satisfechos, tanto por la ocasión que se nos ofrece de aprender a leer de forma crítica, como por la oportunidad de compartir experiencias con otros lectores.

Todo ello ha sido posible en gran medida gracias a la labor de coor-dinación llevada a cabo por la bibliotecaria, Mª Jesús Ortiz, quien ha des-arrollado su tarea de forma positiva e impecable. Nuestro agradecimiento por ello.

Desde aquí queremos trasladar nuestra impresión a la Concejalía de Cultura del Ayuntamiento de El Escorial, con nuestra valoración positiva y el deseo de que se continúen ofreciendo y fomentando actividades como ésta, que seguro van a redundar en la mejora de la cultura en nuestro mu-nicipio.

Esperamos con ilusión el comienzo del nuevo curso.

EL GRUPO ÁGORA-ESCORIAL

HISTORIA Y ARTE NOTA HISTORIA Y ARTE NOTA HISTORIA Y ARTE NOTA HISTORIA Y ARTE NOTA

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PÁGINAS POÉTICAS PÁGINAS POÉTICAS PÁGINAS POÉTICAS PÁGINAS POÉTICAS

SIESTA DE VERA*O

Mi frágil corazón anhela suaves nieblas de otoño, su lluvia bienhechora, refrescantes brisas. Siento la tierra cansada del verano desnuda de vida, reseca, agrietada, lamida de implacable sol. Las tardes se deslizan lentas, tardes perezosas, intemporales, tardes sin reloj, de sueño y ensueños, salas en penumbra, charlas antiguas, rish, rash de abanicos, aroma de café, humo de tabaco sube en espiral, y se disipa en las flores del papel. En medio del calor palpable, reposa el pueblo, calcinado, mudo, se aleja solitario el sendero, y trae rumor de frondas el zumbido intruso de una abeja extraviada, dentro de la sombra protectora del hogar. Águeda

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OTOÑO

Trajiste a mi vida la vida,

cuando apenas quedaban unos días

para que cambiaras de nombre.

Pusiste en mis manos la luz,

y yo, la mecía despacio para no romperla

en el hechizo de la noche. Cegaste mis ojos

con el color del misterio para que no viera

nada más que esa estrella, y en mi mente, orientaste

un ciclón de locura, cuando al cambiar de nombre

apagaste su luz. Ahora,

te has instalado en mí, y sólo espero que me empujes

mansamente, hacia el mar del invierno.

Mª Isabel García �úñez

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LAS ESPECIAS LAS ESPECIAS LAS ESPECIAS LAS ESPECIAS

HI*OJO Pese a existir diferentes variedades de hinojo, las par-ticularidades y el sabor de todas ellas son muy pareci-dos. Las semillas de hinojo tienen un sabor anisado y son muy populares por sus propiedades estimulantes y digestivas. Del hinojo se aprovechan casi todas sus partes: el ta-llo, las semillas y las hojas. Las semillas sirven para condimentar todo tipo de platos, las hojas se pueden consumir frescas en ensaladas o secas en infusión, y los tallos se pueden cocinar como verdura. Las semi-llas de hinojo son deliciosas en panes y pasteles. Tam-bién resultan muy apetitosas acompañando verduras frescas, garbanzos y yogur. CÚRCUMA La cúrcuma, de un color naranja intenso, es la raíz de una planta, la curcuma longa. La cúrcuma es conocida bajo distintos nombres; aquí la conocemos como azafrán de las Indias o sal de Oriente. La utilidad de la cúrcuma es, entre otras muchas, la de dar color a los platos, por ese motivo se utiliza como sustituto del azafrán, sin que tenga nunca el mismo sabor. JE*GIBRE Encontrar jengibre en el mercado es muy sencillo y se puede adquirir de diferentes formas: fresco, seco, ra-llado, en conserva, almibarado o en vinagre. El jengibre en vinagre enriquece cualquier clase de ensalada preparada con vegetales frescos. Molido, es un ingrediente del curry, y un condimento muy sabro-so para las conservas. Si compramos jengibre fresco, hay que pelarlo y cor-tarlo en tiras antes de añadirlo a los platos. El jengibre seco también hay que pelarlo antes de rallarlo. Estas dos formas de jengibre son las más recomendables, ya que molido pierde su sabor con mucha rapidez.

LAS ESPECIAS (3)

Esta información está sacada de: “El libro de las Especias” Editorial Integral.

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E l dolor cervical es uno de los más comunes y molestos de nuestro cuerpo. Por el cue-llo pasan nervios, sangre, energía (meridianos) y emociones, hacia la cabeza. De su equilibrio depende la salud del cerebro, ojos, oídos, boca... De aquí la importancia de

tener un cuello flexible y ágil. En la técnica metamórfica se sitúa en esta zona el llamado “esquema paterno”, que se co-rresponde con los tres primeros meses de nuestro embarazo. Cuando en este periodo de nues-tra gestación la energía se estanca, aparecerán en nuestra infancia y vida adulta problemas de timidez, anginas, problemas de tiroides y paratiroides, timo y tendencia al dolor cervical.

Mis consejos: Como profesora de Chikung:

Automasaje de cuello y garganta Movimientos: cabeza de tortuga, grulla y pato Acupresión de los puntos de la nuca sobre los meridianos de vejiga y vesícula biliar.

Como Reflexóloga:

Trabajar la zona refleja de pies, manos y cara Masaje metamórfico

Además:

En las farmacias encontraremos medicinas homeopáticas a base de árnica y otras plantas. En casa podemos elaborar aceite de romero, o alcohol de romero. Por último, mejorar la relación paterna, ya que esta energía, cuando es negativa, queda fijada en la zona cervical y sus reflejos.

¿CÓMO SA�AR �UESTRAS CERVICALES?

Luz Fernández Sánchez

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SALUD SALUD SALUD SALUD

REFLEXOTERAPIA

Masajear los puntos señalados en cara, manos y pies.

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EL LUGAR EL LUGAR EL LUGAR

IDEAL IDEAL IDEAL

PARA SUS PARA SUS PARA SUS

CELEBRACIONESCELEBRACIONESCELEBRACIONES

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