t6 Art Rhjg2
-
Upload
ingenieriahidraulicafni -
Category
Documents
-
view
2 -
download
0
description
Transcript of t6 Art Rhjg2
AMH XXIII CONGRESO NACIONAL DE H IDRÁULICA
PUERTO VALLARTA, JALISCO, MÉXICO, OCTUBRE 2014 AMH
PREDICCIÓN DE INUNDACIONES EN LA CUENCA DEL RÍO MÁTAPE ANTE
DIFERENTES PERIODOS DE RETORNO ENTENDIENDO SUS PROCESOS NATURALES
Ramos-Hernández Judith Guadalupe, Cruz-Gerón Juan Ansberto, Fuentes-Mariles Óscar Arturo
y De Luna Cruz Faustino
Instituto de Ingeniería, Universidad Nacional Autónoma de México. Circuito Escolar S/N, Edificio 5,
Ciudad Universitaria, Del. Coyoacán, México D.F., México. C.P. 04510
[email protected], [email protected], [email protected], [email protected]
Introducción
Las inundaciones son altamente variables en espacio y tiempo,
esto es, no siempre impactan en la misma región de manera
consecutiva y con la misma intensidad. Stephens et al. (2011)
señalan que esa variabilidad espacial se asocia a la interacción
entre los flujos en el canal y su planicie, y la topografía de la
planicie de inundación misma, y Hirpa et al. (2010)
consideran que las fluctuaciones temporales se pueden
explicar con una caracterización completa del flujo del río en
series de tiempo. Sin embargo, el flujo de un río es el
resultado de múltiples factores naturales como precipitación,
pérdidas por infiltración y evaporación, así como de prácticas
en el manejo de cuencas hidrológicas e ingeniería de ríos que
alteran el sistema de transporte. Por ello, se debe considerar
que la cuenca de un río es un sistema físicamente
desestabilizado, debido a que está sujeta a perturbaciones
naturales y antropogénicas que modifican su morfología y los
elementos de transporte de sedimentos. Así, su estabilización
implica entender y evaluar las funciones naturales del sistema
para proponer las medidas de planificación considerando los
procesos que se llevan a cabo en la cuenca alta (fuente), media
(transferencia) y baja (deposición). Asimismo, se deben
abarcar los periodos: antes, durante, y después de un evento
(ej. huracán o depresión tropical), para entender, prevenir y
mitigar sus riesgos y sus posibles efectos ambientales, sociales
y económicos.
La mayoría de las inundaciones en un río son eventos
naturales vitales para el desarrollo del cauce y la
geomorfología de la planicie de inundación. Sin embargo, la
cuenca de un río es un sistema complejo donde con base en la
competencia, otros usos y usuarios, definen y delimitan el
potencial de amenaza de inundación. Esto es, cuando las
inundaciones y los asentamientos humanos compiten por el
mismo lugar se presenta un riesgo alto; por ejemplo, en
abanicos aluviales, valles de montaña o de baja altitud y
llanuras aluviales (Benito y Houdson, 2010). Aunado a esto, el
amortiguamiento de las señales de inundación por el efecto de
los cambios antropogénicos y la modificación estructural de la
mayoría de los ríos principales, hace difícil modelar el sistema
(Blum, 2007). Más aún, el uso de enfoques tradicionales de
ingeniería ha incrementado el problema al buscar minimizar la
disipación de energía y aumentar el transporte de canales, sin
considerar el funcionamiento geomorfológico "natural" de los
cauces de los ríos y sus planicies de inundación, que establece
la conectividad lateral y longitudinal de agua, sedimentos y
nutrientes. Estos modelos hidráulicos e hidrológicos al estar
definidos por procedimientos probabilísticos rigurosos
requieren de bases de datos que no siempre están disponibles y
no incluyen enfoques sedimentarios y geomorfológicos, por lo
que no pueden en realidad ser validados (Baker et al., 2002;
Lastra et al., 2008). Dado que el análisis de estos cambios
geomorfológicos, en conjunto con estudios históricos y de
escalas extensas, de manera realística y sustentable es todavía
difícil de modelar, hoy día se cuenta con prácticas para definir
y estimar inundaciones con base en modelos numéricos
hidrológicos para la zona de captación. Estos modelos usan
variables meteorológicas (precipitación y, en algunos casos,
temperatura) como condición de frontera inicial para conocer
el comportamiento del flujo, el cual es asimismo una
condición de frontera para un modelo numérico hidráulico, a
escala de cuenca o local, orientado para conocer el estado de
la inundación y su desbordamiento en sitios específicos, e
inferir la altura y la velocidad de inundación empleando un
modelo digital de elevación (MDE) (DeRoo et al., 2003). El
grado de complejidad del modelo a ser empleado puede ser
simple, dividiendo la sección transversal con secciones
verticales en la interface del canal principal y la planicie de
inundación, o bien incluir aspectos tridimensionales, por
ejemplo, en canales compuestos por meandros se considera el
flujo a lo largo de los bancos laterales y el desarrollo de una
capa límite entre el canal principal y la planicie de inundación.
Esta capa limite es la interacción del flujo rápido del canal y el
flujo lento de la planicie, la cual genera una región de mezcla
cerca de la interface donde se reduce la capacidad de descarga
al compararse con secciones transversales independientes (van
Prooijen et al., 2005). Los modelos 2D y 3D incluyen algunas
de las características de los componentes del canal y, más
frecuentemente, de la planicie. Bates y De Roo (2000) señalan
que la extensión de una inundación es altamente dependiente
de la topografía, por lo que se requiere considerar sus
gradientes en la modelación de niveles de agua alcanzados
para evitar errores significativos en la estimación de una
inundación empleando los modelos 2D y 3D. Una forma de
calibrar y validar los modelos 2D es mediante el uso conjunto
de información obtenida mediante técnicas de percepción
remota (ej. imágenes de satélite) y aproximaciones de
elementos finitos mediante el uso de Modelos Digitales de
Elevación (MDE). Los datos satelitales emplean sensores
ópticos (visible e infrarrojo) y de microondas (radar). Estos
últimos tienen la ventaja de que adquieren registros aún con
nubosidad (Schultz. y Engman, 2000; Smith, 1997). Este
trabajo se realiza un análisis comparativo entre los resultados
de un modelo 2D (altura y velocidades de la inundación) y las
observaciones espaciales para validar la extensión de la
inundación obtenida mediante simulaciones cuyo fin es
identificar las zonas de mayor riesgo de inundación y con ello
disminuir pérdidas socioeconomicas.
AMH XXIII CONGRESO NACIONAL DE H IDRÁULICA
PUERTO VALLARTA, JALISCO, MÉXICO, OCTUBRE 2014 AMH
Modelo Iber
Iber es un modelo numérico bidimensional para simular una
superficie de flujo turbulento e inestable y los procesos
ambientales a lo largo del río. Los análisis que proporciona
son hidrodinámica del río, modelación de inundaciones,
cálculo del transporte de sedimentos, corrientes marinas en
estuarios y rompimiento de presas. Consiste en tres módulos:
hidrodinámica, turbulencia y transporte de sedimentos. El
módulo hidrodinámico calcula el flujo en lámina libre
resolviendo las ecuaciones de Saint Venant bidimensionales
(2D) e incorporando efectos por turbulencia y rozamiento
superficial por viento (ec. de Van Dorn). Matemáticamente
estos efectos se expresan como:
(1)
(2)
(3)
donde h es el perfil del río, Ux, Uy son las velocidades
horizontales promediadas en profundidad, g es la aceleración
de la gravedad, es la densidad del agua, Zb es la cota del
fondo, s es la fricción en la superficie libre debida al
rozamiento producido por el viento, b es la fricción debida al
rozamiento del fondo y t es la viscosidad turbulenta. La
fricción de fondo se evalúa mediante la fórmula de Manning
como:
(4)
La viscosidad turbulenta se calcula mediante los modelos de
turbulencia para aguas someras promediadas en profundidad.
Las ecuaciones se resuelven aplicando el método de
volúmenes finitos, así como el modelo descentrado tipo Roe
con resolución de primer orden y alta resolución sobre mallas
no estructuradas formadas por tres y cuatro lados, con
tratamiento de frentes de seco-mojado sin pérdidas de masa
(estables y conservativos). Los procesos y parámetros se
pueden considerar con base en su variación espacial y
temporal. Iber distingue entre contornos cerrados y abiertos
(entra y sale agua del dominio del cálculo) y se pueden diseñar
estructuras hidráulicas dando mayor o menor energía al flujo
(Bladé et al., 2014).
Zona de estudio
La zona de estudio es la cuenca del río Mátape-Empalme en el
estado de Sonora perteneciente a la vertiente del golfo de
California y a la cuenca hidrológica Sonora Sur 9C
(ilustración 1). El río Mátape nace en la sierra de Mazatlán a
una altitud de 1,500 metros sobre el nivel medio del mar
(msnm), drena una superficie de 7,295 km2, siendo su curso
norte-suroeste. El clima predominante es seco (B) del tipo
muy seco (BW), subtipo muy seco y muy cálido (INEGI,
2005). La temperatura media anual es de 22 a 24°C, con una
oscilación isotermal muy extremosa, mayor a 14°C. La
precipitación media anual es de 424.4 mm. El periodo de
estiaje es de abril a junio y el periodo de lluvias de verano es
de julio a septiembre con un aporte total del 82 % al volumen
escurrido anualmente. También se presentan precipitaciones
invernales. De acuerdo con Flores (2008), la época de lluvia
en verano coincide con las mayores temperaturas, por lo cual
la evaporación del agua es alta. El escurrimiento medio anual
es estimado en 78.29 hm3 hasta desembocar al mar, al sureste
del puerto de Guaymas. Sin embargo, al ser un río intermitente
existen fuertes diferencias en los volúmenes escurridos: el
valor promedio del periodo 1974-2004 fue de 89.8 hm3año-1,
con un valor máximo en 1990 de 554.5 hm3año-1 y un mínimo
en 1987 de 14.9 hm3año-1 (Flores, 2008). El río Mátape-
Empalme descarga en el vaso de la presa Ignacio L. Alatorre,
donde su cauce es aprovechado en la zona agrícola del valle de
Guaymas. El cambio de uso de suelo ha sido evidente debido a
los trabajos de desmonte para facilitar la creación de zonas
agrícolas, por lo que la planicie a lo largo del río es
básicamente rural, con un uso dominante de la tierra agrícola
pero con algunas construcciones, siendo la más importante la
ciudad de Empalme al sur de la cuenca. Lo anterior ha dejado
suelos descubiertos altamente susceptibles a la erosión (Flores,
2008).
Ilustración 1.Cuenca del río Mátape-Empalme, Sonora.
Desde 1958 se tienen registrados huracanes, tormentas
tropicales y depresiones tropicales, las cuales han generado
severos daños en la cuenca. En 2008, se presentaron dos
eventos extraordinarios: tormenta tropical Julio (23-26 de
agosto) y el huracán Norberto (3 de octubre). Julio tocó tierra
en la península de Baja California Sur y se desplazó hacia
Sonora con vientos de 85 km/h generando pérdidas humanas,
diversos poblados inundados y deslaves en caminos y
carreteras. Entre los municipios más afectados en Sonora, se
encontraron Guaymas y Empalme. Norberto de categoría 3
con vientos de 100 km/h, se formó el 28 de septiembre y
afectó los estados de Baja California, Sonora y Sinaloa.
Metodología
Se consideró aplicar el modelo Iber para un periodo de retorno
o frecuencia de recurrencia de una inundación, Tr, de 2, 5, 10,
50 y 100 años, por lo cual se realizó también un estudio
histórico temporal con imágenes satelitales a fin de abarcar
diversos eventos de diferente magnitud como huracanes,
depresiones tropicales y tormentas tropicales. Las imágenes se
adquirieron a partir del año 1977 al año 2011. Adicionalmente
se analiza el cambio de uso de suelo para entender mejor las
condiciones actuales de la zona de estudio. Las imágenes
corresponden a la plataforma Landsat, de resolución mediana,
AMH XXIII CONGRESO NACIONAL DE H IDRÁULICA
PUERTO VALLARTA, JALISCO, MÉXICO, OCTUBRE 2014 AMH
con los sensores MSS, TM y +ETM. También se contó con un
modelo digital del terreno (MDE) con resolución de 15 m
(INEGI, 2013) con el cual se desarrolló una malla de celdas de
con elementos de forma triangular con tamaño de 250m. Esto
con la finalidad de representar de mejor manera los flujos de
agua sobre la cuenca provenientes de la transformación lluvia-
escurrimiento y para tener un modelo numérico más eficiente
desde el punto de tiempo de cálculo.
Los datos meteorológicos se obtuvieron de estaciones
climatológicas (CLICOM) dentro de la cuenca o cercanas a
ella y de la Estación Meteorológica Automática (EMA) de
Hermosillo, ambas del Servicio Meteorológico Nacional
(CONAGUA). Asimismo, se tuvieron datos de escurrimientos
medios diarios de 2 estaciones hidrométricas (9063-Punta de
Agua y 9065-Los Dátiles, BANDAS, IMTA) ubicadas en la
cuenca. Por las características de la cuenca misma, la
precipitación se consideró en intervalos de 1 hora y se
realizaron hietogramas para cada estación. El volumen de
escurrimiento superficial que entra a la cuenca, se calculó
mediante el coeficiente de escurrimiento, K, que considera la
permeabilidad de rocas y suelos, la densidad de la cubierta
vegetal, los datos de las estaciones hidrométricas y la
variación espacial de la lluvia INEGI (2010). Con los datos de
precipitación y escurrimiento se realizó un análisis de
simultaneidad cuyos factores se utilizan para obtener la
precipitación espacial asociada a determinados Tr para
cuencas de drenaje mayores a 1,000 km2. La ilustración 2
muestra el hietograma utilizado para la modelación
matemática, condensado y afectado por los coeficientes de
escurrimiento de la cuenca y simultaneidad con una duración
de 8 horas para cada estación climatológica.
Ilustración 2. Hietograma final utilizado en la modelación
matemática para distintos periodos de retorno.
La condición inicial para el modelo Iber fue, tanto en la fase
de calibración como en la fase de aplicación, que la superficie
de la cuenca se encontraba totalmente seca, es decir, sin
profundidad ni velocidad de agua. Dado que se trata de una
modelación a partir de lluvia (transformación lluvia-
escurrimiento) no se definieron condiciones de contorno de
entrada, pero si condición de contorno de salida utilizando una
estructura tipo vertedor ( , con ) con
flujo a la salida subcrítico. Para representar la resistencia al
flujo, en la cuenca se asignó un coeficiente de fricción de
Manning de 0.04 s/m1/3. Debido a que dentro de la cuenca
existen cuatro estaciones con registros de lluvia, estos se
distribuyeron: temporalmente de forma horaria y
espacialmente de tipo homogénea, asignando a cada estación
el mismo peso por tratarse de una aportación significativa
dentro de la cuenca. La simulación se inicia desde cero y se
hacen un total del 28,800 s, es decir, 8 horas y se graban
resultados cada 3,600s (1 hora), con un aumento máximo de
1s. Los resultados que se registran son perfil de la corriente,
velocidad y altura del agua, y riesgo o severidad de la
inundación.
Resultados
Las imágenes donde se observó la presencia de eventos
significativos en la cuenca en el periodo de casi 40 años se
presentan en la tabla 1.
En ellas se observan importantes escurrimientos, los cuales
afectan principalmente las zonas agrícolas. En particular, el
evento de 2008 (ilustración 3) muestra el impacto de la
tormenta tropical Julio (23-26 agosto); este impacto dada la
aridez de la zona, dejó marcas de agua y crecimiento de
vegetación nativa, elementos con los que se pueden analizar
los efectos provocados por la lluvia y el escurrimiento. Más
aún si se considera que se mantuvo una condición húmeda
estando a una semana de presentarse el huracán Norberto.
Tabla 1. Imágenes Landsat mostrando eventos extremos.
DOY Fecha Columna/Fila Plataforma Sensor
15492 03/jun/92 35/40,35/41 4 TM
27693 03/oct/93 35/40,35/41 5 TM
20295 21/jul/95 35/40,35/41 5 TM
23495 22/ago/95 35/40,35/41 5 TM
27702 04/oct/02 35/40,35/41 7 +ETM
27008 26/sep/08 35/40,35/41 5 TM
26211 19/sep/11 35/40,35/41 5 TM
Tras el paso de la TT Julio se observa que las ciudades de
Ortiz y Empalme, al centro y sur de la cuenca,
respectivamente, fueron las más afectadas. En Empalme, una
de la principales ciudades de Sonora, la zona más impactada
corresponde a la zona Oeste, mientras que en la zona Este se
cuenta con un bordo, el cual sirve de retención natural de los
escurrimientos evitando que el este ingrese a la ciudad. Sin
embargo, dentro de dicho bordo se presentan escurrimientos
locales que afectan esta zona en función de las precipitaciones
presentes.
Ilustración 3. Imagen Landsat correspondiente al 26/09/2008.
AMH XXIII CONGRESO NACIONAL DE H IDRÁULICA
PUERTO VALLARTA, JALISCO, MÉXICO, OCTUBRE 2014 AMH
Al norte de la ciudad, donde termina el bordo natural, se
tiene un cruce carretero, el cual facilita el ingreso de los
escurrimientos que vienen de la parte norte de la cuenca y
se juntan con los aportes de los tributarios que vienen de
las montañas aledañas a la margen derecha del río
Empalme. Al sur, en las líneas del ferrocarril y la carretera,
existen alcantarillas que sacan los escurrimientos
generados en la propia ciudad de Empalme hacia el mar.
En la zona Este, el uso de suelo es agrícola, incrementando
a partir de los años 80’s, e instalándose a lo largo de los
arroyos presentes, con lo cual se aprovechan sus flujos de
agua durante la época de lluvias. La distribución parcelaria
generó un cambio en el patrón de escurrimiento por lo que
es la zona con mayores afectaciones.
Los resultados de la simulación permiten identificar, en
primer lugar, la dinámica del río estableciendo un patrón
de flujo y, por tanto, definiendo aquellas zonas que
contribuyen a la inundación. Estas zonas se asocian a una
profundidad y velocidad de agua, de manera que al final se
presenta el área afectada por la inundación. La ilustración
4, muestra la profundidad de la inundación para los Tr de 2
y 100 años (se usan los extremos para hacer más fácil la
comparación), donde los principales aportes provienen de
los tributarios ubicados en la zona montañosa presente
sobre la margen derecha del río a la mitad de la cuenca y
terminando casi en la salida al mar. Además, se debe
considerar el aporte del tributario El Represita por la
margen derecha del río, a la altura de la población Ortiz.
Las profundidades en Tr2 son del orden de 0.0-0.5 m,
mientras que para el Tr100 son de 1.0 m a más de 2.2 m.
Ilustración 4. Mapa de profundidades máximas para los periodos
de retorno, Tr, a) 2 años y b) 100 años.
Es importante observar los numerosos escurrimientos en
toda la zona Este, en particular, en la zona agrícola a
medida que se incrementa el Tr. De acuerdo con las
imágenes, la distribución parcelaria genera cortes y
desviaciones aumentando y disminuyendo en toda el área
el tamaño del escurrimiento (ilustración 5).
Ilustración 5. Vista de la zona agrícola en la Cuenca del río
Mátape-Empalme: imagen Landsat DOY 19687.
Si bien la permanencia del agua no es prolongada, debido a
suelos secos, si favorece el crecimiento y salud de la
vegetación nativa, dejando una huella que es fácilmente
observada por la imagen al mantener condiciones de humedad.
En el caso de la velocidad del flujo de agua (ilustración 6),
los resultados muestran claramente la delineación del río, sus
tributarios y los aportes por escurrimiento.
Ilustración 6. Mapa de velocidades de agua para los periodos de
retorno, Tr, a) 2 años y b) 100 años.
Las velocidades máximas se observaron en el cauce del río
siendo para un Tr de 2 años del orden de 0 a 0.26 ms-1 (flujo
uniforme), mientras que para un Tr de 100 años llegan a
alcanzar velocidades de 1.6 a mayores a 2.1 ms-1.
Comparación con los datos satelitales
Una vez que la modelación con el sistema Iber fue calibrada,
se validaron los resultados con las imágenes donde se
identificaron eventos extraordinarios (ver Tabla 1). En
particular para el Tr2 se observó un mejor ajuste con la
imagen DOY27702, mientras que el Tr100 puede ser
explicado con la imagen DOY27008. A estas imágenes se les
asociaron los resultados obtenidos de los mapas profundidad
de agua que entrega el modelo Iber. Los valores de
profundidad se convirtieron en puntos donde las zonas con
mayor profundidad de agua están en color rojo.
El riesgo para el Tr2 (ilustración 7) es medio con
profundidades menores de 1m. La comparación con la huella
AMH XXIII CONGRESO NACIONAL DE H IDRÁULICA
PUERTO VALLARTA, JALISCO, MÉXICO, OCTUBRE 2014 AMH
del agua es muy buena, con un error menor del 5%. Sin
embargo. Los puntos señalados como de mayor riesgo con
profundidades mayores de 2 m se ubican en las zonas altas de
las montañas, lo cual es un error sistemático del modelo, ya
que se generan presas “virtuales” en la zona de topografía
abrupta debido a que no hay salida franca de agua en cañadas
ocasionado por el cierre de pixeles por ser malla de celdas
relativamente grandes, de 250 m.
Ilustración 7. Puntos de profundidad de agua (m) para un Tr de
2años comparados con la imagen DOY27702.
En el caso del Tr para 100 años, la simulación no cubre la
extensión total de la huella del agua en la imagen DOY27008,
en específico, en la cuenca baja cerca de la ciudad de
Empalme donde se tiene el bordo natural (ilustración 8). Es
posible que al estar aproximadamente en la misma altitud, la
malla de elementos finitos no haya sido lo suficientemente
fina para detectarlo como una barrera. En este caso, los puntos
naranjas con elevaciones del orden de 1 a 2m representan
zonas de mayor acumulación como es el caso del aporte de los
tributarios. Sin embargo, al igual que para el Tr2 se observan
las zonas de mayor acumulación en las montañas. El
porcentaje de error es del 45%.
Ilustración 8. Puntos de profundidad de agua (m) para un Tr de
100años comparados con la imagen DOY27008.
Es importante mencionar que en ambos casos la ciudad de
Empalme no tiene un riesgo alto de inundación debida al
desbordamiento del río o a los escurrimientos agrícolas,
debido al bordo natural con el que cuenta (ilustraciones 9 y
10). En general, una posible inundación en la ciudad se asocia
más con escurrimientos locales. Situación que se observa con
la simulación obtenida, ya que el grado de acumulación es
menor a 1.5m.
Ilustración 9. Puntos de profundidad de agua (m) para Empalme
ante un Tr de 2 años comparados con la imagen DOY27702.
Ilustración 10. Puntos de profundidad de agua (m) para Empalme
ante un Tr de 100 años comparados con la imagen DOY27008.
Conclusiones
El empleo de imágenes de satélite, es una alternativa de
validación con grandes ventajas, ya que permite una
comparación directa de la simulación con un fenómeno real.
La cuenca del río Mátape-Empalme, presenta una gran ventaja
para el uso de imágenes, que es la aridez, ya que al tratarse de
suelos secos, la huella del agua puede observarse con
imágenes ópticas de mediana resolución empleando el
espectro infrarrojo cercano y medio. Esta huella facilita la
comparación y, por tanto, la validación de los resultados
AMH XXIII CONGRESO NACIONAL DE H IDRÁULICA
PUERTO VALLARTA, JALISCO, MÉXICO, OCTUBRE 2014 AMH
obtenidos con la simulación hidráulica realizada con el
modelo 2D Iber, el cual proporciona una interpretación más
cercana a la realidad de la dinámica del río durante eventos
extraordinarios.
Los resultados mostraron que el modelo Iber para cuencas
mayores a 1,000 km2, es capaz de identificar el flujo de agua
medido en días con gran precisión para un Tr de 2 años. Sin
embargo, en el caso de la cuenca del río Mátape-Empalme, a
medida que se incrementa el Tr, su precisión disminuye no
abarcando la extensión total en la parte baja de la cuenca.
Asimismo, los resultados mostraron una mayor profundidad
de agua en la zona de montañas debido al tamaño de malla
utilizada. Por ello, se recomienda utilizar un MDE de menor
tamaño para crear el modelo de volúmenes finitos y la malla
para alimentar al modelo hidráulico.
Referencias
Baker V.R., Pickup, G. and Polanch H.A. Radiocarbon dating
of flood events, Katherine Gorge, Torhern Territory,
Australia. Geology, Vol. 12, 1995, pp.344-347.
Bates P.D. y De Roo A.P.J. A simple raster-based model for
flood inundation simulation, Journal of Hydrology, Vol. 236,
2000, pp.54-77.
Benito G., Houdson P., Flood hazadrs: the context of fluvial
geomorphology. In I. Alcantara-Ayala, A. Goudie (eds.),
Geomorphological hazards and disaster prevention,
Cambridge University Press, 2010, pp.111-128.
Bladé, E., Cea, L., Corestein, G., Escolano E., Puertas, J.,
Vázquez-Cendón, E, Dolz, J., y Coll. A. Iber: herramienta de
simulación numérica del flujo en ríos. Revista Internacional
de Métodos Numéricos para el Cálculo y Diseño en
Ingeniería, Vol. 30, núm. 1, 2014, pp.1-10.
Blum M.D. Large river systems and climate change. In A.
Gupta (ed.), Large Rivers: Geomorphology and Management,
Chinchester, Wiley, 2007, pp.627-659.
INEGI. Cuaderno Estadístico Municipal de Hermosillo,
Sonora. Edición 2005.
De Roo P.J., Gouweleeuw B., Thielen J., Bartholmes J.,
Bongioannini-Cerlini P., Todini E., Bates P. D., Horritt M.,
Hunter N., Beven K., Pappenberger F., Heise Er., Rivin G.,
Hils M., Hollingsworth A., Holst B., Kwadijk J., Reggiani P.,
Van Dijk M., Sattler K. Y Sprokkereef E. Development of a
European flood forecasting system. Intl. J. River Basin
Management, Vol. 1, No. 1, 2003, pp. 49–59.
Stephens E.M., P.D. Bates, J.E. Freer, D.C. Mason. The
impact of uncertainty in satellite data on the assessment of
flood inundation models. Journal of Hydrology, 414-415,
2012, pp.162-173.
Flores O. Programa de Gestión del Agua para la cuenca del
río Mátape. Tesina: El Colegio de Sonora, Hermosillo,
Sonora, 2008.
Hirpa, F. A., M. Gebremichael, and T. M. Over (2010), River
flow fluctuation analysis: Effect of watershed area, Water
Resour. Res., Vol. 46, W12529.
INEGI.. Documento Técnico Descriptivo de la Red
hidrográfica. Escala 1:50 000, Edición 2.0, 2010, México
INEGI. Modelos Digitales de Elevación (MDE), [Citado en
2013]. Disponible para World Wide
Web:http://www.inegi.org.mx/geo/contenidos/datosrelieve/co
ntinental/queesmde.aspx
Lastra, J., Fernández, E., Díez-Herrero, A. y Marquínez, J.
Flood hazard delineation combining geomorphological and
hydrological methods: an example in the Northem Iberian
Peninsula. Natural Hazards, Vol. 45, núm. 2, 2008, pp. 277-
293.
Smith, L.C. Satellite remote sensing of river inundation area,
stage, and discharge: a review. Hydrol. Process. Vol. 11, núm.
10, 1997, pp.1427–1439.
van Prooijen, B. C., Battjes, J. A., Uijttewaal, W. S. J.
Momentum exchange in straight uniform compound channel
flow. J. Hydraul. Eng, ASCE, Vol.131, núm. 3, 2005, pp.175–
183.
Schultz, G. A. y Engman E. T. Remote Sensig in Hidrology
and Water Management in Schultz, G. A., E. T. Engman
(eds), Springer, 2000, pp. 483.