Situacion lingüística

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SITUACIÓN LINGÜÍSTICA DE ESPAÑA. LENGUAS Y DIALECTOS En la actualidad, España es un país plurilingüe donde se hablan cuatro lenguas: al castellano como lengua oficial, se unen el catalán, el gallego y el vasco, cooficiales en sus respectivas comunidades autónomas. Las tres primeras son románicas, procedentes del latín vulgar; la última es de origen prerromano. Todas cuentan con variedades dialectales y diferentes hablas locales. Perviven también en algunas zonas restos de los llamados dialectos históricos, el navarroaragonés y el asturiano-leonés, de origen latino. La situación lingüística actual de España es el resultado de la historia: en el año 218 a de C. comienza la romanización, un proceso lento y gradual que supuso la desaparición de las lenguas indígenas (excepto el vasco), desplazadas por el latín. En el s. V, las invasiones bárbaras ocasionaron la caída definitiva del Imperio Romano de Occidente y la fragmentación del territorio en nuevas nacionalidades aisladas entre sí, lo que ocasionó la disgregación lingüística y la evolución de las variantes dialectales del latín que gradualmente generarían las diversas lenguas romances. En la península, con la invasión árabe en el 711 y el proceso de la Reconquista, se constituyeron a lo largo de ocho siglos los diversos reinos peninsulares, donde el latín acabó de diversificarse, dando lugar a hablas románicas diferentes, que fueron de este a oeste: gallego, leonés, castellano, navarro-aragonés y catalán. El castellano, lengua románica procedente del latín vulgar, hablado originariamente en la antigua Cantabria y parte norte de la provincia de Burgos, se expande con el avance de la Reconquista, periodo durante el cual los reinos cristianos amplían sus fronteras e imponen su lengua a las regiones conquistadas, al tiempo que se enriquecen con la incorporación de elementos de las hablas sometidas: el castellano avanza hacia el sur, este y oeste y da lugar a la formación de una serie de variedades dialectales. El castellano fue una lengua fundamentalmente oral hasta el s. XIII, cuando pasó a convertirse en lengua oficial en sustitución del latín durante el reinado de Alfonso X. En 1492 se publica la primera Gramática Castellana (Nebrija). En el s. XVI es la lengua del vasto imperio español; durante esta época adquiere su actual estructura morfosintáctica y léxica. En el s. XVIII se crea la Real Academia Española para preservar la pureza del idioma y dotarlo de una norma fija. La norma culta del castellano se fundamenta en una rica tradición literaria e histórica, pero no es fija ni estable, sino que evoluciona con los cambios que el idioma va presentando. A pesar del vasto dominio geográfico en el que se habla, el castellano mantiene una fuerte unidad; sin embargo, presenta distintas variedades dialectales: los llamados dialectos históricos y los actuales. Los dialectos históricos son variedades derivadas directamente del latín y simultáneas al castellano primitivo que no se convirtieron en lenguas propiamente dichas, sino que fueron absorbidas por la influencia castellana. Son básicamente dos: El asturleonés: surgió en el antiguo reino de León; de él perviven algunos rasgos fónicos y morfológicos arcaizantes en Asturias, parte de Cantabria, Zamora y León. El uso del asturiano, denominado bable, es fomentado en la enseñanza y en ciertos ámbitos públicos. El aragonés o fabla aragonesa se conserva en algunos valles pirenaicos y sólo en algunos rasgos; como en el caso del bable, algunas entidades abogan por su protección y recuperación. Los dialectos castellanos actuales conviven en el ámbito familiar con la norma culta. Los más destacados son los meridionales: andaluz, canario, murciano y extremeño, que comparten una serie de caracteres comunes: - Yeísmo: pronunciación de ll como y: yave, yorar - Aspiración de la -s final de sílaba y palabra: dehde, ojoh. - Tendencia a la aspiración de la h-: jondo - Confusión entre -r y -l en posición final de sílaba o palabra: esparda. - Pérdida de la -d- intervocálica o ante -r: bailao, pare - Seseo y ceceo: sielo, ziete. El catalán procede de la evolución del latín en los territorios del antiguo Principado de Cataluña. Nace entre los siglos VI y XI y se expande hacia el norte (parte del Rosellón actual), hacia el sur (parte de la Comunidad Valenciana) y hacia el Mediterráneo ( Baleares y Alguer, en Cerdeña). Las primeras manifestaciones son del s. XII. Durante los s. XIII, XIV y XV la literatura catalana vivió una época de esplendor: Ausias March y Ramón Lluch son figuras destacadas. A partir del s. XV, la unión de Castilla y Aragón propició el auge del castellano y el declive del catalán en usos públicos; no obstante, hasta el s. XVIII fue lengua administrativa.

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SITUACIÓN LINGÜÍSTICA DE ESPAÑA. LENGUAS Y DIALECTOS

En la actualidad, España es un país plurilingüe donde se hablan cuatro lenguas: al castellano como lengua

oficial, se unen el catalán, el gallego y el vasco, cooficiales en sus respectivas comunidades autónomas. Las

tres primeras son románicas, procedentes del latín vulgar; la última es de origen prerromano. Todas cuentan

con variedades dialectales y diferentes hablas locales. Perviven también en algunas zonas restos de los

llamados dialectos históricos, el navarroaragonés y el asturiano-leonés, de origen latino.

La situación lingüística actual de España es el resultado de la historia: en el año 218 a de C. comienza la

romanización, un proceso lento y gradual que supuso la desaparición de las lenguas indígenas (excepto el

vasco), desplazadas por el latín. En el s. V, las invasiones bárbaras ocasionaron la caída definitiva del Imperio

Romano de Occidente y la fragmentación del territorio en nuevas nacionalidades aisladas entre sí, lo que

ocasionó la disgregación lingüística y la evolución de las variantes dialectales del latín que gradualmente

generarían las diversas lenguas romances. En la península, con la invasión árabe en el 711 y el proceso de la

Reconquista, se constituyeron a lo largo de ocho siglos los diversos reinos peninsulares, donde el latín acabó

de diversificarse, dando lugar a hablas románicas diferentes, que fueron de este a oeste: gallego, leonés,

castellano, navarro-aragonés y catalán.

El castellano, lengua románica procedente del latín vulgar, hablado originariamente en la antigua Cantabria y

parte norte de la provincia de Burgos, se expande con el avance de la Reconquista, periodo durante el cual los

reinos cristianos amplían sus fronteras e imponen su lengua a las regiones conquistadas, al tiempo que se

enriquecen con la incorporación de elementos de las hablas sometidas: el castellano avanza hacia el sur, este y

oeste y da lugar a la formación de una serie de variedades dialectales.

El castellano fue una lengua fundamentalmente oral hasta el s. XIII, cuando pasó a convertirse en lengua

oficial en sustitución del latín durante el reinado de Alfonso X. En 1492 se publica la primera Gramática

Castellana (Nebrija). En el s. XVI es la lengua del vasto imperio español; durante esta época adquiere su

actual estructura morfosintáctica y léxica. En el s. XVIII se crea la Real Academia Española para preservar la

pureza del idioma y dotarlo de una norma fija.

La norma culta del castellano se fundamenta en una rica tradición literaria e histórica, pero no es fija ni

estable, sino que evoluciona con los cambios que el idioma va presentando. A pesar del vasto dominio

geográfico en el que se habla, el castellano mantiene una fuerte unidad; sin embargo, presenta distintas

variedades dialectales: los llamados dialectos históricos y los actuales.

Los dialectos históricos son variedades derivadas directamente del latín y simultáneas al castellano primitivo

que no se convirtieron en lenguas propiamente dichas, sino que fueron absorbidas por la influencia castellana.

Son básicamente dos:

El asturleonés: surgió en el antiguo reino de León; de él perviven algunos rasgos fónicos y morfológicos

arcaizantes en Asturias, parte de Cantabria, Zamora y León. El uso del asturiano, denominado bable, es

fomentado en la enseñanza y en ciertos ámbitos públicos.

El aragonés o fabla aragonesa se conserva en algunos valles pirenaicos y sólo en algunos rasgos; como en el

caso del bable, algunas entidades abogan por su protección y recuperación.

Los dialectos castellanos actuales conviven en el ámbito familiar con la norma culta. Los más destacados

son los meridionales: andaluz, canario, murciano y extremeño, que comparten una serie de caracteres

comunes:

- Yeísmo: pronunciación de ll como y: yave, yorar

- Aspiración de la -s final de sílaba y palabra: dehde, ojoh.

- Tendencia a la aspiración de la h-: jondo

- Confusión entre -r y -l en posición final de sílaba o palabra: esparda.

- Pérdida de la -d- intervocálica o ante -r: bailao, pare

- Seseo y ceceo: sielo, ziete.

El catalán procede de la evolución del latín en los territorios del antiguo Principado de Cataluña. Nace entre

los siglos VI y XI y se expande hacia el norte (parte del Rosellón actual), hacia el sur (parte de la Comunidad

Valenciana) y hacia el Mediterráneo ( Baleares y Alguer, en Cerdeña). Las primeras manifestaciones son del

s. XII. Durante los s. XIII, XIV y XV la literatura catalana vivió una época de esplendor: Ausias March y

Ramón Lluch son figuras destacadas. A partir del s. XV, la unión de Castilla y Aragón propició el auge del

castellano y el declive del catalán en usos públicos; no obstante, hasta el s. XVIII fue lengua administrativa.

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El resurgimiento y reconstrucción del catalán tiene lugar en la segunda mitad del s. XIX con la Reinaxença,

movimiento literario y cultural y con la aparición de una burguesía ilustrada con gran conciencia nacionalista.

El uso del catalán se normaliza desde principios del siglo XX y se publican obras (Normas ortográficas,

Gramática normativa, Diccionari General de la Llengua Catalana.) destinadas a su estudio y actualización.

Con la aprobación del Estatuto de Autonomía en la II República se reconoce el carácter oficial de la lengua

catalana, junto con el castellano. Tras la Guerra Civil, se prohibirá su empleo en la enseñanza y en todos los

ámbitos públicos; a pesar de ello, siguió siendo cultivado por autores de reconocido prestigio como Josep Pla

y Salvador Espriu. Desde la Constitución de 1978 el catalán es de nuevo lengua cooficial en Cataluña.

En la actualidad es la lengua de la administración autónoma, hablada por diez millones de personas en

Cataluña, Baleares, Comunidad Valenciana, la franja de Aragón limítrofe con Cataluña, el principado de

Andorra, el Rosellón francés y la ciudad de Alguer, en Cerdeña. El apoyo de las instituciones autonómicas a la

normalización lingüística está favoreciendo su uso y áreas de influencias a través de los medios de

comunicación, la enseñanza, el cine... Su convivencia con el castellano da lugar en ocasiones a la diglosia y

los conflictos lingüísticos. Tampoco son siempre fáciles sus relaciones con el valenciano oficial, considerado

como lengua por el Estatuto de Autonomía Valenciano sin mencionar su parentesco filológico con el catalán.

Sin embargo, la Acadèmia Valenciana de la Llengua (2001) sí considera el valenciano como una variedad

geográfica del catalán, como siempre lo ha reconocido la Real Academia de la Lengua Española.

El gallego es hablado en la actualidad por unos tres millones de personas repartidas por las cuatro provincias

gallegas, y zonas limítrofes de Asturias, León y Zamora. El gallego medieval es llamado gallego-portugués; la

diferenciación entre ambas lenguas comienza a mostrarse a partir del s. XV. En la E. M. El gallego gozó,

como el catalán, de gran prestigio literario y fue la lengua de una importante corriente de poesía trovadoresca.

A partir del s. XV, se impone el castellano como lengua oficial y el gallego empieza un declive del que

resurgirá en el s. XIX con el Rexurdimiento y las figuras de Rosalía de Castro o Curros Enríquez, entre otros

destacados escritores. En el s. XX, su historia es paralela a la del catalán: lengua cooficial durante la

República, se inicia una nueva etapa de oscuridad cultural con el régimen de Franco. Con la Constitución de

1978, el gallego recupera su carácter de lengua cooficial. En 1982 se publican las Normas ortográficas e

morfolóxicas do idioma galego, que defienden su autonomía con respecto al castellano y al portugués.

En la actualidad, se imparten varias asignaturas en gallego en todos los niveles de la enseñanza; el apoyo

institucional a los medios de comunicación, publicaciones, cine... está favoreciendo el aumento de la

conciencia lingüística en todos los sectores de la sociedad.

El vasco es una lengua de origen incierto. No se ha podido probar su pertenencia a ninguna familia lingüística

conocida, aunque las hipótesis la relacionan con lenguas africanas o con las procedentes del Cáucaso. El vasco

lo hablan unas setecientas mil personas repartidas entre las tres provincias vascas, Navarra y el País Vasco

francés. Desde los siglos X y XI se tienen noticias de la existencia del vasco, fragmentado en dialectos.

Sobrevivió como lengua hablada, con una importante tradición cultural y literaria oral, de la que aún hoy

quedan huellas en los bertsolaris, poetas populares que improvisan sus composiciones. La primera obra

escrita en vasco data del s. XVI. En el s. XIX no renace como el catalán o el gallego. En 1918 se celebra el I

Congreso de Estudios Vascos, punto de partida para su recuperación.

Desde la República a nuestros días, su historia es similar a la de las otras lenguas cooficiales pero, debido a

sus peculiares características, el problema del vasco desde la Constitución no es su normalización en el uso

sino lograr una norma unitaria para su lengua escrita: para ello se ha creado el llamado euskara batúa,

impartido en las ikastolas. No obstante, a pesar del reconocimiento oficial del euskera y de la influencia de la

enseñanza y los medios de comunicación, las grandes diferencias dialectales del vasco hablado, dificultan su

aprendizaje y uso generalizado.

La convivencia de dos lenguas en un mismo territorio produce los fenómenos lingüísticos llamados

bilingüismo (las dos lenguas gozan del mismo prestigio social y cultural) y diglosia (una lengua goza de

mayor prestigios social y político). Durante siglos existió diglosia entre el castellano (lengua dominante) y las

demás lenguas españolas, situación que se superó con el reconocimiento en la Constitución Española de 1978

del bilingüismo en las comunidades autónomas con lengua propia. Pero el bilingüismo se ha desarrollado de

manera desigual en las distintas comunidades. Los procesos de normalización lingüística no siempre han

alcanzado los resultados apetecidos e, incluso, en algunos casos, han provocado conflictos lingüísticos de

difícil resolución.