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    CORREPI - Coordinadora contra la Represin Policial e Institucional

    Esto no es un trabajador

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    CORREPI - Coordinadora contra la Represin Policial e Institucional

    Dossier :Sindicalizacin

    Policial

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    Sumario:

    4.Planteo del problema.

    7.Algunos antecedentes delpanorama internacional y nacional.

    22. Nuestras conclusiones.

    13.Sobre las posiciones de algunasorganizaciones del campo popular.a)Los policas son trabajadores, tienen derecho a sindicalizarse.

    b)El polica, como trabajador estatal, no es distinto de undocente o un judicial.

    c)Si el polica de bajo rango enfrenta a sus superiores y se rompela cadena de mando se pasar del lado del pueblo..

    e)La sindicalizacin policial es rechazada por el estado burgusy sus gobiernos. En consecuencia, hay que apoyarla.

    f)Los jefes policiales deben ser electos por voto popular para quela polica sea una fuerza popular.

    g)La consigna de la sindicalizacin en conexin con la del con-trol del aparato represivo.

    d)Consideracin de los miembros de los aparatos represivos per-manentes desde una perspectiva individual.

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    Planteo del problema

    Hoy se discute con frecuencia, en elmbito de la militancia popular, so-

    bre los reiterados motines policiales yde gendarmes habidos en los ltimosaos. El ncleo del debate aparecevinculado al sostenido reclamo debuena parte de las fuerzas de seguri-dad por obtener el reconocimiento desus agrupaciones como sindicatos,lo que trae aparejada la discusin res-pecto de si se trata de verdugos conlos que no hay conciliacin posible, otrabajadores cuya conciencia hay queganar, con infinidad de posiciones yopiniones intermedias.

    A pesar de que en muchos pases, ytambin en Argentina (aunque aqu sinreconocimiento oficial de su personeragremial), los llamados sindicatos depolicas, penitenciarios y otras fuerzas deseguridad existen hace dcadas, y tienenuna incidencia concreta en la poltica, eldebate se plantea entre nosotros como sifuese una cuestin abstracta y a futuro.

    Por el contrario, nosotros entendemos quepara hacer un anlisis completo del temaes imprescindible revisar la real interven-cin de esas agrupaciones, al margen dela ausencia de reconocimiento legal, en

    1. Planteo del problema

    las diferentes instancias que muestran,ms all de su discurso pblico, sus reales

    objetivos y funcionamiento. En Argentina hace mucho ms de unadcada que existen estas organizacionesde funcionarios del aparato represivo quese autodefinen como sindicatos. Desdelos pioneros rosarinos que constituyeronAPROPOL en junio de 2001, o los queconfluyeron en la cmara de diputadosbonaerenses en diciembre de 2001 paraconformar FASIPP (Federacin Argentinade Sindicatos Policiales y Penitenciarios),hasta los ms recientes ncleos que seforman a diario a lo largo y ancho delpas, son varias decenas los agrupamien-tos semejantes. Y como lo demuestra suintervencin electoral en Rosario1, y lo ra-tifican las acciones en Olavarra a raz delcaso Ortega2, estos sindicatos tienenuna agenda que excede, y en mucho, lasmeras reivindicaciones laborales. Bastarecorrer sus declaraciones de principios,sus petitorios o simplemente los posteos

    en sus pginas web para advertir que loque presentan como asuntos gremialesincluyen, en primera lnea, la lisa y llanadefensa de la funcin represiva que le esencomendada por el estado3.

    Por otra parte, son varios ya los sindi-catos de policas y penitenciarios que

    se han incorporado, tras acuerdos decpula y sin que se discutiera debida-mente el tema en las bases, a distintascentrales de trabajadores. El primerantecedente fue la incorporacin deAPROPOL al Movimiento IntersindicalClasista (MIC) de Rosario en el primerlustro del siglo XXI. Hoy, el Sin.Po.Pe.integra la CGT Moyano, y el SIPOBA laCTA Micheli, lo que indudablementecoloca este debate en lo bien concre-to y actual, ya que, como sucedi, porejemplo, en varias movilizaciones dela CTA de 2012 y 2013, junto a las co-lumnas de trabajadores marchan lospolicas organizados.

    Entonces, el problema de la sindicaliza-cin policial no importa una discusindespegada de la realidad y la praxis mili-tante, respecto de si los gobiernos debenreconocer a su aparato represivo el dere-cho de agremiarse, o qu forma deben asu-

    mir esas agrupaciones (con o sin derechode huelga; convocando a toda la fuerzao slo los subalternos o tropa, etc.).En las actuales condiciones, el eje de estedebate es si la clase trabajadora debe

    1Alberto Rubn Martnez, ex oficial auxiliar (20 aos de servicio, exonerado de la santafesina en 2005 por un acuartelamiento)., afiliado al PartidoJusticialista desde 1983 donde fue Delegado Departamental en 1984 y Congresal Nacional de la Juventud Peronista en 1985; fundador de APROPOL yde FASIPP, y su principal dirigente, apoy explcitamente la candidatura a gobernador de Santa Fe de Hermes Binner en 2007, llamando a la familiapolicial a votarlo en masa. En 2009, desencantado del gobierno del partido so cialista, fue candidato a senador nacional y obtuvo ms de 36.000 votosen una alianza de su partido, Campo Popular, con el Partido Nacionalista Constitucional y MODIN. Durante la campaa se acerc al candidato del FPV,Agustn Rossi. En 2011, el Partido Campo Popular intervino como parte del Frente Santa Para Todos (Partido Justicialista), con Martnez como candidatoa diputado y Rossi a gobernador. Su lema de campaa es el mismo de APROPOL: La inseguridad tiene solucin.2A fines de noviembre de 2013, en Olavarra, el sargento Juan Coria fusil al trabajador de 33 aos Jorge Tito Ortega, que amenazaba con suicidarse.Cuando, tras una fuerte movilizacin popular y la fuerte repercusin meditica local de la presencia de Yesica Medina, su compaera, en el acto de COR-REPI en Plaza de Mayo, el fiscal imput al polica por homicidio calificado y lo mand detener, el Sindicato de Policas y Penitenciarios (Sin.Po.Pe.), afiliadoa la CGT lnea Moyano, suscribi un acta acuerdo con los jefes de la polica de Olavarra, que, como medida de fuerza, se negaron a cumplir serviciosadicionales en la ciudad mientras el sargento Coria s iguiera detenido. En poco ms de 72 horas, el homicida fue liberado. Adems del Sin.Po.Pe, manifestpblicamente su satisfaccin por el triunfo APROPOBA (Asociacin Profesional de Policas de Buenos Aires).

    reconocer a sus verdugos como traba-jadores, como compaeros de lucha, y

    a esas organizaciones como sindicatos.Para quienes den una respuesta afirmati-va, ello implicara, necesariamente, darsela tarea de ingresar en las fuerzas, promo-ver la agremiacin, luchar por recuperarlos sindicatos existentes que se carac-tericen como burocrticos y/o generarnuevos con los mtodos de la clase obre-ra, y pelear por la obtencin de la perso-nera gremial.

    Sin embargo, no es sa la poltica quese dan quienes apoyan los sindicatospoliciales. Salvo el caso del MST, que tuvofuerte influencia en los inicios de APRO-POL en la provincia de Santa Fe, e impulsen 2005, a travs de Eber Palermo y suhermano Roque, la fractura por izquier-da que origin ADEPOL (Asociacin De-mocrtica de Policas y Penitenciarios),hoy casi inexistente, no conocemos otroscasos en los que los militantes populareshayan ingresado a militar en esas agru-

    paciones, como s lo hacen en sindicatos-reconocidos por el estado, o no- paraganar sus direcciones. Esto indica que, enlos hechos, la militancia popular no los vecomo trabajadores, ni a esas organizacio-

    nes como organismos de masas en loscuales intervenir, ni sienten la necesidad

    de ganar sus direcciones. Por ello, la propaganda de muchas or-ganizaciones populares que sostienen lanecesidad de sindicalizar a los represo-res no tiene como correlato una prcticaconsecuente con su discurso. Ello quedaen evidencia en los artculos y opiniones,francamente contradictorios y hasta anta-gnicos, que muchas veces vemos sucesi-va y hasta simultneamente- publicadosen sus respectivas prensas. As, puedenpasar de levantar la consigna de la sindi-calizacin policial, con derecho de huelga,hasta decir que hablar de un sindicato po-licial es una idea reaccionaria4.Finalmente, entendemos necesario insis-tir en que, para poder fundar adecuada-mente una posicin respecto de los sin-dicatos de policas, gendarmes, prefectoso penitenciarios, la cuestin primaria ycentral es la de caracterizar claramente aesas fuerzas represivas. Sin ese paso pre-

    vio no es posible, a nuestro criterio, soste-ner seriamente una posicin.Una correcta caracterizacin previa de laspolicas y dems fuerzas de seguridad per-mite, de manera coherente, arribar a una

    igualmente correcta caracterizacin de losagrupamientos que ellos llaman sindica-

    tos, sin quedar enredados en la aparienciadel discurso y en invocaciones ms o menosexplcitas del lenguaje de los trabajadoresy hasta de los revolucionarios5.

    Nos parece tambin central, para no per-der el rumbo en las discusiones, sealarla diferencia entre estos pretensos sindi-catos y aquellos que dirige la burocraciasindical, alineada junto a los empresariosy los gobiernos en lo que denominamosla triple alianza antiobrera. Muchasveces, cuando mostramos ejemplos delas conductas y posiciones reacciona-rias de los sindicatos policiales, se nosresponde con ejemplos semejantes de laburocracia sindical, como el asesinato deMariano Ferreyra y otras represiones alos trabajadores protagonizadas por laspatotas dirigidas por la burocracia. Cree-mos que hay una diferencia esencial. Enlos sindicatos burocratizados, por casola UOCRA de Gerardo Martnez o la UF

    de Pedraza -empresarios ellos mismos- elcampo popular intenta desbancarlos, bus-cando dar a esos sindicatos con una direc-cin clasista que defienda los intereses delos trabajadores, en vez de traicionarlos.

    3En el Sin.Po.Pe., por ejemplo, el secretario de Accidentes de Trabajo, Dr. Rubn Fernndez, tiene entre sus tareas gremiales la de defender gratuitamentea policas imputados judicialmente. Entre otros casos, represent a los policas que torturaron y mataron a Gastn Duffau en 2008 y a Fabin Gorosito en2010, y es actualmente el defensor del comisario Alberto Veysandaz, preso por el doble fusilamiento de Javier Alarcn y Marcelo David Vivas, y la tentativade homicidio de Marcelo Lquez.4El Partido Obrero es cabal muestra de lo que sealamos. Mientras hay un video del ciclo Altamira responde en el que el dirigente afirma que hablar desindicalizacin policial es una idea reaccionaria, Prensa Obrera publica notas con posiciones diferentes y hasta opuestas por el vrtice. Por ejemplo: PO01/03/2012, Huelga policial en Misiones; PO 19/07/2012, Los K apoyan sindicalizacin sui generis de la polica; PO 11/10/2012: Una crisis de Estado ylos socialistas; PO 11/10/2012, La crisis de prefectos y gendarmes; PO 19/12/2013: Acerca de los sindicatos policiales; PO 02/01/2014.5ADEPOL sola marchar en Rosario con una bandera en la que, junto a su denominacin, se lea No a la corrupcin No a la represin. Pueden verse fotosen su web y su Facebook. No tenemos conocimiento de que policas santafesinos enrolados en ADEPOL alguna vez desobedecieran una orden de reprimir,o se abstuvieran de hacerlo sin orden expresa. Por el contrario, hace casi una dcada que la polica santafesina encabeza el ranking de mayor ndice demuertes por gatillo fcil y torturas en relacin a la poblacin de la provincia en nuestro Archivo de Casos.

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    No se busca ganar a los propios bu-rcratas, sino recuperar cuerpos de dele-gados, comisiones internas, seccionalesy sindicatos. Es que todos tenemos claroque no es lo mismo un burcrata sindicalque un trabajador de su gremio, ni es lomismo la estructura de la burocracia queuna autntica organizacin de los traba-jadores de la construccin o ferroviarios.Nuestro enemigo es el burcrata, no eltrabajador de base que no ha logrado to-dava adquirir conciencia de s y para spara enfrentarlo. La tarea de las organiza-ciones frente a esas situaciones es ganara ese obrero, orientndolo para que dis-

    Planteo del problema

    2. Algunos antecedentesdel panoramainternacional y nacional:

    Antecedentes

    A fines del siglo XIX y principios del XX ya habasindicatos policiales en formacin. El primero queobtuvo reconocimiento oficial en 1912 es la actual Uninde Trabajadores Policiales de Australia Occidental.

    tinga su hermano de clase de su enemigoirreconciliable.

    No es se el escenario frente a los repre-sores organizados. El anlisis de los sin-dicatos existentes muestra que algunosson dirigidos por oficiales jerrquicos,otros por suboficiales, otros por ambos.Algunos estn en actividad, otros (losms) son retirados. Pero en ningn casose distingue una burocracia que sojuz-gue a la base inadvertida. Desde el agen-te al comisario general, todos compartenla defensa de la fuerza, se consideranparte de la familia policial, reclamanjerarquizar su elevada misin y, funda-

    mentalmente, consideran que su tarea escentral para garantizar el orden social.Orden social, de ms est decir, que es el delos explotadores, a costa de los explotados.

    Por ello, la necesidad de realizar una ca-racterizacin, desde el punto de vista declase, es para nosotros fundamental. Noes posible admitir que sea irrelevante talcaracterizacin a la hora de determinarcules deben ser las tareas que debendesempear los luchadores con respectoa los policas

    7Represin contra trabjadores y pacientes, hospital Borda, Abril d el 2013.

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    Hoy existen centenares de sindica-tos policiales en el mundo, y sonmuchos los estados en los que se losreconoce formalmente, con variantes,en algunos casos, en relacin altipo de medidas de fuerza que le-galmente pueden emplear. Pero noson pocos los pases en los que seles reconoce ampliamente el de-recho de huelga, sin que ello hayaredundado en que dejen de ser poli-cas orgullosos de su funcin.

    Los hay por fuerza, regiones oprovincias; hay federaciones na-cionales, y hasta supranaciona-les, como en la Unin Europea. EnAmrica Latina, estn autorizadoslegalmente a funcionar en Uruguay,Venezuela, Honduras, Mxico, Nica-ragua, Panam, El Salvador, CostaRica, Bolivia, Brasil, Chile, Ecuador(lo restringe con sujecin a las regu-laciones del Derecho Administrativo),Guatemala (restringe su participa-cin en actividades polticas parti-distas), Repblica Dominicana (lorestringe con respecto a la huelga),mientras que estn prohibidos enColombia, Panam y Per, ademsde Argentina. Lo curioso es que laspolicas que cobran salarios ms al-tos en toda America Latina (inclusoantes de los fabulosos aumentos dediciembre pasado) son justamentela argentina y la colombiana.

    La Confederacin Europea de laPolica (EuroCOP) nuclea 35 sindi-

    catos de 27 pases del continen-te, que en conjunto representan ams de medio milln de funciona-rios, desde policas de calle a gen-darmes de frontera. Con semejante peso, hay muchosejemplos de cmo estas agrupacio-nes intervienen en cuestiones po-lticas y ejercen presin sobre losgobiernos que dependen de ellos

    para imponer el control y discipli-namiento social, y hasta marcar elrumbo en polticas de estado.

    Los sindicatos espaoles, en par-ticular el Sindicato Unificado dePolica (SUP), tienen una largahistoria en ese sentido. Perma-nentemente exigen censura a losmedios, cuestionando las noticiassobre hechos represivos (torturasen comisaras, fusilamientos, apa-leamientos, etc.) que agravian ala fuerza y reclaman ms herra-mientas para lidiar con los inmi-grantes ilegales; pide ms presu-puesto, coordinacin interfuerzasy cooperacin internacional.

    En 2003, por caso, el SUP y la UninFederal de Polica de Espaa lograr onuna reforma legislativa que rebajlas penas para policas y elimin va-rias figuras del rgimen disciplina-rio. Sus estatutos prevn un seguroque abona el salario cado del policasuspendido por delitos cometidosen funciones, y un seguro de defensapenal, que supere las deficien-cias existentes en la defensa

    jur dica que se pres ta desde laAdmin istra cin , cuan do deba ncomparecer ante un tribunal encalidad de denunciados comoconsecuencia de su actividad.Reclaman legislacin que permi-ta acceder a datos de inters po-licial (bases de datos oficiales yprivadas, empresas telefnicas,

    intervencin de correspondencia,etc.), y cotidianamente coincidencon la Asociacin de Vctimas delTerrorismo en cuanto a la formaen que debe reprimirse al movi-miento independentista vasco. Losdistintos sindicatos espaolesse han pronunciado hasta sobrepoltica internacional, como en lapolmica sobre la intervencin en

    territorio francs de la polica au-tonmica vasca6.

    El 16 de agosto de 2010, la Confe-deracin Espaola de Polica (CEP)inst al gobierno autonmico deCatalua a que prohibiera un acto dehomenaje en el barrio barcelons deGrcia a la colaboradora de ETA y pre-sa poltica Laura Riera con motivo desu libertad tras 9 aos de crcel.

    Recientemente, un fallo del Tri-bunal Europeo de DDHH ordena Espaa dejar de utilizar la lla-mada Doctrina Parot, que permi-

    ta aplicar retroactivamente lasleyes antiterroristas a los pre-sos polticos, impeda la garantade la doble instancia y bloqueabala posibilidad de excarcelaciones.Cuando a raz de esa condena in-ternacional, un tribunal espaoldebi excarc elar a la etarra Ins delRo, que ya haba cumplido 12 aosde prisin, el Sindicato Unificado dePolica emiti un comunicado en elque exigieron al PP y PSOE que sequiten la careta y expliquen a lasociedad espaola en general yal conjunto de vctimas en par-ticular los detalles de su pactocon los terroristas y hasta dn-de estn dispuestos a llegar.Convocaron a una movilizacinde repudio a la soltura de la presapoltica y el secretario general dela CEP (Confederacin Espaolade Polica), Ignacio Lpez, asegu-

    r en declaraciones pblicas queaunque la sentencia del TEDHdeja poco margen, el Ejecutivo

    pued e util izar inge nie ra ju-rdica para alargar el procesode excarcelacin. La UFP (UninFederal de Policas) seal que lasexcarcelaciones son actos de apo-loga del terrorismo, y reclam algobierno que apure la sancin de la

    6 El 16/09/2009, el Sindicato Independiente de la Polica Vasca, Er.N.E., emiti un comunicado polemizando con el resto de los sindicatos policiales espa-oles, en el que reclama la incorporacin de la Ertzaintza polica autonmica- a la lucha contra ETA en suelo francs. Se quejan de que la polica francesano pone pegas, sino todo lo contrario mientras el sindicato de la Polica Nacional espaola rechaza la presencia de la Ertzaintza [en Francia] donde esimprescindible para la mejora en la lucha contra el terrorismo. Basta ya de escudarse en supuestos protocolos que lo nico que realmente encubren es laobtencin de informacin privilegiada para colgarse medallas.

    AntecedentesCORREPI - Coordinadora contra la Represin Policial e Institucional

    reforma del cdigo penal que creala prisin permanente revisable,que permite mantener sin plazos laprisin preventiva, para evitar queetarras sanguinarios no arrepen-tidos puedan salir a la calle que-brando gravemente la conviven-cia y la seguridad de todos.

    Pero los policas espaoles organi-

    zados no slo marcan el rumbo algobierno en materia de lucha anti-terrorista. La posesin de ampliasfacultades para la represin alconflicto social y la represinpreventiva tambin los preocupa.

    En septiembre de 2012, el tit ulardel Sindicato Unificado de la Po-lica (SUP), justif ic la represinal movimiento de los indignados,

    la infiltracin y el uso de policasencapuchados.

    A fines de 2013 y principios de2014, a partir de graves casos delesiones y muertes, se discuti enCatalua una propuesta para pro-hibir que los Mossos dEsquadra(polica autonmica) utilice unasescopetas que disparan pelotas

    de goma sobre los manifestantes.El SUP y la CEP han iniciado unacampaa de defensa de estas ar-mas, argumentando que sin laspelotas de goma se dejar msindefenso a los mossos. Respectode la represin preventiva, en variosmunicipios la polica ha logrado quese modifique la ley antibotelln(botelln es la denominacin ge-

    nrica para las reuniones de jvenesen la va pblica que consumen be-bidas alcohlicas antes o en lugarde concurrir a lugares de baile ydiversin), de manera que puedanaplicar multas y realizar arrestos sinnecesidad de verificar previamentela presencia de alcohol en lo que loschicos estn tomando.

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    Represin de la polica espaola en movilizacion contra el gobierno de Rajoy, Madrid, Septiembre 2012.

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    La injerencia poltica de los sindica-tos espaoles llega al punto de que,en 2013, el Sindicato Unificado de Po-lica (SUP), la Confederacin Espaolade Polica (CEP) y la Unin Federal dePolica (UFP) hicieron una rueda deprensa conjunta para recriminar queel gobierno concediera una conde-coracin (la Cruz al Mrito Policial) aquienes auxiliaron a los heridos en ungran accidente ferroviario, porque nose otorg el mismo reconocimiento alpersonal policial que intervino.

    En Alemania, el Sindicato de la Poli-ca impuso al ministerio de Interior laforma en que deba manejarse la se-guridad durante el Mundial de Ftbol2006, asegurndose el cobro de horasextraordinarias de trabajo. En 2010,exigieron pblicamente al gobierno lacreacin de cuerpos especiales de com-bate para enfrentar a los inmigranteslibaneses ilegales en sus barrios.

    En Holanda, la Nederlandse Politie-bond (sindicato de la polica) exigique se incrementara la presencia po-licial en la calle para combatir elincremento de la violencia, elcrimen organizado y las tensio-nes sociales. En Francia, durante larebelin juvenil en los barrios pobresdesatada por el fusilamiento de dosjvenes de origen inm igrante, el s indi-cato policial reclam al ministro del In-terior que impusiera el toque de queday ordenara la intervencin del ejrcito.

    En Portugal, el 20 de marzo de 2005hubo una movilizacin policial re-clamando que se permita a la policaotro tipo de actuacin cuando se tra-ta de barrios problemticos, o sea,barrios pobres.

    Los sindicatos policiales italianos(SAP, SIAP, SILP-CGIL, RinnovamentoSindicale y SIULP) unnimemente re-pudiaron la investigacin judicial porla represin policial durante el Foro So-cial de Gnova, cuando fue asesinadoel joven Carlo Giulianni, y reclamaronque las autoridades polticas se hicie-ran cargo de las rdenes que daban, enlugar de mandarlos al frente.

    En octubre de 2012, cuando la crisiseuropea se expresaba con mayor cru-deza en Grecia, la Federacin de Sindi-catos de Policas de ese pas amenazal gobierno con negarse a reprimir lasfrecuentes protestas de trabajadoressi no se le garantizaban mejoras ensu remuneracin. Sin mayor discusin,y mientras se recortaban los salariosde los trabajadores y las prestacionessociales, el gobierno griego cedi a lapresin de quienes tienen un rol pri-mordial para sostener el sistema deexplotacin, y lo hacen valer.

    En EEUU, el sindicato de oficiales depolica de Filadelfia hizo una campaacontra la Junta Consultiva de la Poli-ca, organismo de control interno dela fuerza, y logr que fuera desman-telada. La Orden Fraternal de Polica(OFP) fue definida por Human RightsWatch (que definitivamente no es unaorganizacin marxista, ni siquiera le-vemente de izquierda) como con msinfluencia que el propio comisionadode polica, al punto que ste necesi-ta su cooperacin para poder des-pedir un funcionario. Rodney Hunt,responsable de dos gatillos fcilesen 1990 y 1991, fue reincorporado aldepartamento con restitucin de lossalarios cados, a pesar de que mata dos hombres (uno con nueve tirosen la espalda) e hiri a una mujer porpresin de su police union. La OFPhace campaa a favor de la ejecu-cin de Mumia Abu-Jamal, periodista

    y activista poltico afroamericano es-tadounidense, acusado del asesinatode un polica y sentenciado a muer-te en 1982, adems de ser el ncleodel complot para su injusta condena.Cuando se iba a realizar un concier-to de rock para recaudar fondos paraMumia, el presidente de la OFP ame-naz Cualquiera que vaya al con-cierto o que le de publicidad estabogando por el asesinato de po-licas y as lo vamos a tratar.El 12 de diciembre de 2013, mientrasArgentina se sacuda con las asona-das de las policas provinciales, JohnRivera, presidente del sindicato de la

    polica de Miami-Dade, defendi p-blicamente a los policas acusados dehaber fusilado a dos hombres conantecedentes penales que huan enun auto, a los que dispararon des-pus que bajaron del vehculo trasun choque.

    En el Reino Unido de Gran Breta-a, la poderosa Metropolitan PoliceFederation hizo una activa defensade los policas que fusilaron al traba-jador brasil eo Jea n-Cha rles de Me-nezes en el subte en 2005 y al ven-dedor de peridicos Ian Tomlinsonen 2009 durante una manifestacincontra una reunin del G-20, igualque lo haban hecho en 1993 a favorde los asesinos del joven negro Ste-phen Lawrence. En todos los casoslograron garantizar la impunidad desus afiliados.

    Volviendo a Amrica, en la Rep-blica del Uruguay son varios lossindicatos policiales que, adems,son impulsados por el gobierno fren-teamplista, y con mucho nfasis porel presidente Pepe Mujica, quientambin plantea la sindicalizacinde las FFAA. Un dirigente del gre-mio oriental particip el 10 de no-viembre de 2005 de una conferenciajunto al m inistr o del Interi or J os E .Daz. El sindicalista de uniformecomenz su discurso diciendo quequera felicitar al Seor Minis-tro del Interior en este suceso dela Ciudad Vieja de Montevideo,

    que fue en marco de la Ley y dela Constitucin, en referencia a larepresin ejercida contra la manifes-tacin en repudio de la presencia delpresidente yanqui Bush en la regin,y en rechazo del ALCA, en la que huboheridos y centenares de detenidos. Elministro Daz devolvi la gentilezaanunciando que en el presupuesto deese ao se prevea un plan gradualde alguna manera privilegiadopara las remuneraciones policiales.

    En el vecino pas hay, en total, unos33.000 efectivos policiales. Se calculaque cerca del 30% de los efectivos

    Antecedentes

    estn organizados en 12 sindicatosdiferentes, varios de los cuales, a s u vez,se agrupan en la CONASIP (Coordina-dora de Sindicatos Policiales). A su vez,muchos estn integrados a la centralnica de trabajadores uruguaya, PIT-CNT.

    Los principales sindicatos policialesson el SIN.POL.UR.; el SUPU (Sindica-to nico de policas del Uruguay); laUSIP (Unin de Sindicatos Policiales);el SIPOM (Sindicato policial de Monte-video); la CUP (Coordinadora uruguayade policas); la ASPOCA (Asociacinsindical de policas de Canelones); elCrculo policial del Uruguay, y hay otrosgremios locales en Maldonado, Colonia,Paysand y Lavalleja.

    El caso uruguayo merece ser anali-zado, no slo porque se trata de unejemplo cercano a nuestro pas, quese da en el marco del reconocimientooficial de la personera gremial de es-tas agrupaciones, sino por el alto gra-do de naturalizacin de la mayora delactivismo gremial y de izquierda, consolitarias excepciones como la posi-cin que nos remitiera ante nuestraconsulta el Tambero Zabalza (verrecuadro).

    Los sindicatos policiales argenti-nos funcionan en la misma lnea quesus pares del resto del mundo. Enmuchos casos, sus objetivos quedanclaros con solo leer sus propias Decla-raciones de Principios o Estatutos.Lafinalidad y propsito de APROPOBA

    es desarrollar una accin reivindi-catoria y beneficiosa para los tra-bajadores policiales, sus familias, la

    Polica de la Provincia de Buenos Ai-res y para toda la sociedad, dice unade las agrupaciones de la bonaerense,declarando sin disimulo que se nucleanen defensa y reivindicacin de la fuerzapolicial. Luego agregan, quejosos: Na-die nos defiende de los injustos ata-ques, nadie se ocupa de brindar una

    buena defensa en juicio de nuestroscompaeros que en cumplimien-

    to del deber se ven atrapados enlos laberintos del derecho.

    Los sindicatos policialesjuegan un papel en eseplan represivo Jorge Zabalza.

    Jorge El Tambero Zabalza, uno de los lderes histricosdel MLN Tupamaros, escribi este texto para responder la

    pregunta que le h icimos, desde CORREP I, sobre su opin inrespecto de los sindicatos policiales en Uruguay.

    Le agradecemos que nos permitiera pub licarlo:

    La polica ha sido militarizada y ha crecido en salarios, en materiales:

    patrulleros, carros de combate, chalecos, entrenamiento, armas Usan

    balas de goma, que dicen que no son letales pero matan. Hay otra in-

    versin que pasa desapercibida porque no es tan evidente, que es la

    del material y entrenamiento de las fuerzas armadas, y el monstruoso

    crecimiento de los salarios de los altos oficiales. Hay un pacto entre el

    gobierno de Mujica y las fuerzas armadas para el silencio y la impunidad,

    todos los das se denuncian casos de brutalidad policial en los barrios

    carenciados, tropas uruguayas en Hait defendiendo un gobierno du-

    valierista y en la Repblica Democrtica del Congo (RDC) al servicio

    de las corporaciones transnacionales. La poltica del equipo represivo

    del gabinete de Mujica (integrando por ex-guerrilleros) est orientada a

    preparar y aceitar el aparato policaco militar hacia la vigilancia, control

    y represin del movimiento popular, previendo que en algn momento

    sobrevengan protestas sociales de carcter masivo.

    Los sindicatos policiales juegan un papel en ese plan represivo. No

    denuncian las graves violaciones a los derechos humanos en las co-

    misaras y crceles, donde se tortura y asesina bajo gobierno progresis-

    ta; no denuncian los abusos policiales ni el gatillo fcil ni las leyes que

    lo promueven y amparan; mantiene silencio frente a la impunidad de los

    criminales de lesa humanidad y no ha movido un dedo para investigar

    los crmenes. No acompaan las luchas reivindicativas del resto de los

    trabajadores estatales, sino que colocan las vallas para proteger los edi-

    ficios pblicos y los defienden con gases y balas de goma.

    Por qu el sindicato policial no toma una posicin de clase? Por qu

    no hacen paros solidarios con otros trabajadores en lucha y se niegan,

    por ejemplo, a desalojar una fbrica ocupada o a reprimir un piquete sin-

    dical? Por qu no se oponen a quienes abusan y maltratan a los pibes

    en las esquinas y plazas? Contribuyen a la confusin general, a que pase

    desapercibido el papel real de la polica en la sociedad de clases. Con-

    tribuyen a ocultar de la vista del pueblo el plan represivo del gobierno.

    La sindicalizacin de policas y soldados en una sociedad de

    clases es parte de la alienacin y manipulacin de la subjetivi-

    dad. No integran la clase oprimida, integran el aparato que vig-

    ila, controla y reprime la lucha por la emancipacin social de

    los asalariados. Entre la obediencia a las rdenes superiores y

    la solidaridad de clase, el sindicato de polica siempre se disci-

    plina a la lnea de mando policial.

    0 11

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    CORREPI - Coordinadora contra la Represin Policial e Institucional

    Con la misma lgica de defensa de losintereses de la burguesa, el Sindicatodel Personal Superior de la Polica Fe-deral Argentina emiti un comunicadoen diciembre de 2001 defendiendo loactuado por sus hombres en Plaza deMayo el 19 y 20 de diciembre, y APRO-POL exige la participacin de lostrabajadores policiales en el di-seo de polticas, planes y demsinstrumentos que tengan relacincon la seguridad pblica. No lesalcanza con reprimir, tambin quierenque sus jefes los escuchen sobre cmohacerlo mejor.

    El oficial ayudante Alberto Rubn Mar-tnez, secretario general de APROPOL,declar hace unos aos a los mediossantafesinos: Mientras los ladro-nes entran por una puerta y salen

    por la otra se nos somete a sancio-nes administrativas con privacinde la libertad. El comisario Jos

    Daniel Aste escribi en la web deAPROPOBA: esta necesidad deagremiarnos y defendernos, sedebe a que nosotros () somos losque con las manos atadas, vemoscomo los delincuentes ganaron lacalle, que ante cualquier procedi-miento, primero las autoridades ju-diciales atienden los derechos deldelincuente y observan el accionar

    policial, para establecer si come-tieron un error, y as crucificarlo

    para siempre, sin derecho a defen-sa porque ya son juzgados desde el

    principio, con la gran presin queejercen aquellos que parecieranenemigos de la Institucin Poli-cial. Cualquier grupo de inadap-tados sociales cortan rutas, paranmedios de transportes, toman edi-ficios de empresas privadas, edifi-cios pblicos etc., nos insultan, gol-

    pean, escupitan en nuestro rostro,logrando con esas medidas de fuer-

    zas ilegales y violentas, mltiplesbeneficios. () No podemos sopor-tar ms tantas humillaciones.El secretario de organizacin de APRO-POBA, Miguel Angel Reynoso, opina:Dnde estn las pomposamentedenominadas entidades de dere-chos humanos, que nicamentevemos actuar cuando se trata deenlodar las instituciones, cometerdelitos o percibir subvenciones, ocuando consideran que a sus igua-les ideolgicos pueden habrselesviolado tales garantas, pero disi-mulan mirando hacia otro costado

    cuando los afectados no les intere-san? Hipcritas, mil veces hipcri-tas, no existe otra definicin.El 20 de agosto de 2006, el diario LaCapital de Mar del Plata public queIntegrantes de entidades que nu-clean a policas y ex integrantesdel cuerpo realizaron una concen-tracin frente al edificio de Tribu-nales, para solicitar la puesta enlibertad y el desprocesamiento delteniente primero de la Polica Bo-naerense Csar Gimnez, que per-manece detenido imputado de darmuerte a un menor de edad.En mayo de 2012, en el sitio web de laFASIPP se lea la siguiente convocatoria:Despus de conocerse el fallo con-denatorio a los policas que pres-taban servicio en la Patrulla Ruralde Rauch, por Privacin ilegtimade la libertad, apremios ilegales y

    omisin de denuncias, el lunes serealizar una concentracin en elveredn Municipal, con moviliza-cin al Palacio de Tribunales, para

    pedir que se revea la condena dis-puesta por el Juez Hctor Torrens.El hecho que motiv leves condenas de3 a 5 aos de prisin ocurri el 25 demayo de 2010, cuando dos pobladoresde Rauch sin empleo estable salieron a

    cazar mulitas, portando una mochila yuna pala chica. Fueron interceptados lle-vados a la sede de la Patrulla Rural, don-de, esposados, los sometieron a golpescon guantes de boxeo y submarino seco,los rociaron con gas pimienta y amena-zaron a uno con cortarle el dedo con unatenaza si no confesaban el robo de seisruedas de camin.En ocasin del V Congreso Nacional dela FASIPP y el IV Congreso Latinoameri-cano de Federaciones de Sindicatos Po-liciales, el 10 de junio de 2011, en SanJusto, el secretario general de APROPOL,Martnez, declar a la agencia de noti-

    cias (y servicios) SEPRIN, a contrapelode la comprobada facilidad con que seexcarcelan uniformados en los procesospor homicidios y torturas: Hoy los de-lincuentes entran por una puerta ysalen por la otra. En cambio, cuan-do se trata de un polica, ante laduda, queda preso.Estos pocos y desordenados ejemplos dela forma de intervencin y de los recla-mos de los llamados sindicatos poli-ciales, a los que sera fatigoso sumar lasmltiples oportunidades en que hemosconfrontado con ellos en casos represi-vos concretos7, alcanzan para poner encontexto el debate

    Antecedentes

    7 Durante los juicios a los asesinos de Damin Salcedo (Morn), Gustavo Mareco (San Martn) y David Vera Pinto (San Isidro), hubo nutrida presencia enlos tribunales (dentro y fuera de las salas de audiencia) de U.PO.FI. (Unin de Policas Falsamente Incriminados), una asociacin civil cuyo nacimiento,en 2009, fue reseado as en la pgina de APROPOL: Es una Asociacin Civil sin fines de lucro, cuya misin es prestar asistencia jurdica gratuita, comoas apoyo y contencin a los camaradas, que a raz de un hecho cometido dentro del marco de sus funciones, se encuentran falsamente incriminados de lacomisin de un delito por o rganizaciones como CORREPI.

    Posiciones

    3. Sobre las posiciones dealgunas organizaciones del

    campo popular.Son numerosos y variados los argumentos que se utilizan parasostener que hay que apoyar la sindicalizacin policial y quehay que intervenir polticamente, desde el campo popular, enlos aparatos represivos permanentes del estado.En muchos casos se han invocado nombres de revolucionariosdel pasado, como Marx, Engels, Lenin y Trotsky, o resolucionesde la Internacional Comunista anteriores a fines de 1923, parareforzar posiciones que, a nuestro criterio, constituyen unatergiversacin de su pensamiento y posiciones.As, para decir que los policas son trabajadores y tropa, seha tenido que simplificar el contenido de lo que son las clasessociales, se ha tenido que confundir a los aparatos represivos

    permanentes con las tropas de los ejrcitos conformados por

    obreros y campesinos y, adems, se han tenido que generalizary simplificar las condiciones en que estos ltimos pueden que-brarse y pasarse del lado del pueblo, entre muchas otros plan-teos reduccionistas. A continuacin reseamos los principales argumentos es-grimidos, agrupados por su contenido, independientementede qu sector los plantee.

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    Posiciones

    a) Los policas son trabajadores, tienen derecho a sindicalizarse. b) El polica, como trabajador estatal, no es distinto de un docente o un judicial.

    Posiciones

    Sobre la base de la simplificacin delo que es una clase social, y su compo-sicin, hay muchos que sostienen quelos policas son trabajadores porqueprovienen, en su mayora, de dicha cla-se y porque, al carecer de medios deproduccin, deben vender su fuerza detrabajo. Algunos sostienen que es pre-cientfico, idealista, o premarxista, de-terminar la pertenencia a una clase so-cial por la funcin que se cumple o porla direccin que la clase dominante leimprime a la actividad que desarrollan.

    Por ejemplo, la organizacin cultural Ra-zn y Revolucin, en un comunicado queemiti en octubre de 2012, con motivode la asonada de gendarmes y prefectos,sostuvo que CORREPI atrasa en el an-lisis social por sostener que la funcintiene relacin con la naturaleza de clasede los represores8.Ahora bien, es correcto el argumento deRyR? Es cierto que revolucionarios comoMarx, Engels, Lenin o Trotsky tenan eseconcepto de lo que es una clase social?

    Nosotros entendemos que se trata deuna desnaturalizacin de un pensamien-to mucho ms complejo y que la nocinde clase social tiene ms determinacio-nes que la sealada, que llega al extre-mo de hablar de policas obreros.

    Cuando Lenin, por ejemplo, explicabaqu era una clase social, no se limitaba ala relacin con los medios de produccinsino que, tambin, tena en cuenta otroscriterios. Deca que las clases sociales son grandes grupos de personasque se diferencian unas de otras

    por el lugar que ocupan en un siste-ma de produccin social histrica-mente determinado, por su relacin(en la mayora de los casos fijada yformulada en la ley) con los medios

    de produccin, por su papel en laorganizacin social del trabajo y,en consecuencia, por la magnitudde la parte de riqueza social deque disponen y el modo en que laobtienen. Las clases son grupos de

    personas, uno de los cuales puedeapropiarse el trabajo de otro envirtud de los diferentes lugares queocupan en un sistema de economasocial determinado9.

    En nada se diferencia esa posicin dela que sostena Marx en El Capital, paraquien las tareas de supervisin y direc-cin del trabajo, en tanto se originaranen el carcter antagnico de la relacincapital-trabajo, correspondan al capi-talista. Incluso se refera al capitalistaoperante, no propietario del capi-tal con que opera10. Esto es, capita-lista por su funcin.

    Es que no es lo mismo explotar que serexplotado. Aqu la funcin, para Marx,ocupa un lugar central para determinarla pertenencia a una clase. Lo mismoque sostiene Marx respecto de las ta-reas de supervisin y direccin, en tantoson consecuencia de los antagonismosde clase, puede decirse de la actividadrepresiva estatal.

    Por otra parte, la burguesa no imprimeuna direccin represora a la actividadde la polica, como podra imprimirle una

    direccin de otro tipo, porque para ellodebera prescindir de la represin. Sim-plemente no puede hacerlo, porque la re-presin es inherente al sistema capitalista,que de otro modo no se sostiene.

    La represin del estado burgus tienesu fundamento en el antagonismo queexiste entre la relacin capital y trabajo.Es producto y evidencia de ese anta-

    gonismo. Los aparatos permanentes dela represin son uno de sus rasgos mscaractersticos.

    El concepto de clase social no tiene porbase exclusiva los criterios laborales (si sepercibe un salario o se tiene un patrn),sino que incluye aspectos sociales ypolticos, entre los que destaca el papelque se desempea en la organizacinsocial del trabajo y los intereses que sedefienden. As, miembros de los aparatos

    represivos permanentes del estado bur-gus se oponen a la clase obrera porquesu oficio o funcin consiste en someterlay dominarla. El capitalista los elige, losforma y utiliza para defender sus intere-ses y garantizar la opresin.

    En su novela, Levantado del Suelo,Saramago dice que el polica Es un

    perro elegido entre los perros paramorder a los perros. Conviene quesea perro para conocer las maas y

    defensas de los perros.

    Como tan claramente lo explicabaTrotsky, el obrero, convertido en

    polica al servicio del estado ca-pitalista, es un polica burgus y

    no un obrero11. Es en esa lnea queCORREPI sostiene que, independien-temente de su origen o de las moti-vaciones individuales para sumarse ala fuerza, el polica, el gendarme, el

    prefecto o el penitenciario son des-clasados, nunca trabajadores

    8Decir, como la Correpi, Rolando Astarita, el PTS o el MAS, que la funcin hace a la naturaleza de clase es hacer retroceder el anlisis social a una etapapre-marxista.. El Aromo, RyR, octubre de 2012.9 Lenin, Una gran iniciativa, en Obras Escogidas, T.V., Buenos Aires, Cartago, 1974, p. 479. 10 Ver en particular, Marx, Karl, El Capital : El proceso global dela produccin capitalista, T.III, v. 7, Siglo XXI, 1977, pp. 486, 493-94 y 497.10 Ver en particular, Marx, Karl, El Capital : El proceso global de la produccin capitalista, T.III, v. 7, Siglo XXI, 1977, pp. 486, 493-94 y 497.11Trotsky, Escritos sobre Alemania, enero de 1932.

    13El poder del estado como capacidad o energa para cumplir su fin es uno solo, con pluralidad de funciones y actividades. Lo que se divide no es el poder, sinolas funciones y los rganos que las cumplen. Cuando el derecho constitucional habla de poderes en plural- quiere mentar los rganos institucin con sus respec-tivas competencias. (Bidart Campos, Germn, Tratado elemental de derecho constitucional argentino, T II, Buenos Aires, Ediar, 1993, p. 17).

    En una variante de la anterior tesis, sesuele igualar a los policas con otrostrabajadores estatales, como los do-centes y los empleados judiciales 12.As, se dice que un docente reprime alos alumnos desde un punto de vistaideolgico, ignorando, en ese planteo,que la educacin es parte de las con-diciones de vida de la clase trabajado-ra, adems de obedecer a una necesi-dad de valorizacin del capital.

    Por otra parte, se confunde el consen-so con la coercin, igualndolas y noestableciendo jerarquizaciones. Untrabajador puede emanciparse de unaeducacin burguesa y puede adoptarideas revolucionarias. De un hechorepresivo (un disparo en la cabeza),un trabajador no se puede emancipar.Por otra parte, el efecto de terrorque produce en la subjetividad larepresin es muy distinto al de laenseanza escolar.

    Algo parecido se sostiene con respec-

    to a los empleados judiciales. Sin em-bargo, un empleado judicial no hacelo mismo que un juez, mientras queel polica de ms bajo rango tiene lamisma tarea que el comisario, y laejerce a diario: reprimir medianteel armamento que le brinda el es-tado capitalista.

    Un empleado judicial, apenas entra a

    trabajar, empieza llevando expedien-tes y atendiendo la mesa de entradas.Si tiene algo de suerte, y contactos,podr ascender en la carrera judicialy tener mayores responsabilidades.Sin embargo, para acceder a los car-gos de los funcionarios judiciales, nole bastar con su capacidad y conoci-mientos, sino que tendr que obtener

    y acceder a determinados acuerdospolticos. Al polica se le entrega elarma reglamentaria apenas sale dela academia.

    Tambin se ignora, con estas simpli-ficaciones, que el nico poder que esinherente al estado capitalista, quees esencial, es el poder ejecutivo, dequien dependen las fuerzas represivasen todo el mundo.

    La forma en la que se dictan las le-

    yes, y se las aplica, vara, en cambio,en todos los pases y, en cada pas,dependiendo del rgimen polticoimperante en determinado momento,as como de sus eventuales gobiernos.Mientras que la funcin represiva esesencial para el estado capitalista, noes posible decir lo mismo de la fun-cin judicial o legislativa, que danrevestimiento formal y legitimidada esas funciones. Llegado el caso, laclase capitalista puede prescindir detodo elemento encubridor y legiti-mante, puede prescindir de los juecesy los legisladores, y aplicar la violen-cia desnuda, o crear otras instanciasde legitimacin diferentes.

    Sin embargo, jams podr prescindirde esa violencia organizada comopolica, gendarmera, prefectura oejrcito regular.Es decir, la divisin de poderes nada

    tiene de consustancial con el estadoburgus. De hecho, hasta los dogm-ticos del derecho, idelogos de la bur-guesa por excelencia, reconocen quela divisin de poderes es en realidaduna divisin de funciones del poderestatal, que es nico13.

    Finalmente, no es menor en estepunto recordar que los pliegos de

    reivindicaciones que presentan lasfuerzas de seguridad en sus asona-das incluyen reclamos de ms pre-supuesto y recursos para reprimir yexigen cobertura legal cuando sonjuzgad os por hechos del servici o,y los principios declarados de susorganizaciones pretendidamente gre-miales, contienen sistemticamentela defensa de la institucin a la quepertenecen y de la funcin que tienenasignada sin beneficio de inventario.

    Ninguna unin de trabajadores en-cabeza su declaracin de principiosenunciando la defensa irrestricta asu empleadora y sealando que es suobjetivo es ...desarrollar una accinreivindicatoria y beneficiosa paraella, como s lo hace, por caso, APRO-POBA en referencia a la polica de laprovincia de Buenos Aires, as comoninguna huelga obrera tendra comoreclamo que la patronal invierta enms maquinarias para optimizar sutasa de ganancias.

    En los agitados das de diciembrede 2013, la nota ya citada de RyR seafirma: No es cierto, como dice el

    PTS o CORREPI, que se reclameimpunidad para el gatillo f-cil. En ningn petitorio aparecenada que remita a ese reclamo.Slo encontramos un solo pun-to en uno de los petitorios de la

    polica de Misiones , que solicitamayor poder para la polica enlos procedimientos que llevan acabo. En todo caso, se debatirel apoyo al reclamo en esa pro-vincia. Pero estamos hablando deun levantamiento nacional. Hayotros 22 pliegos. Es verdad queel pliego misionero lo dice con todas

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    Trotsky directamente sostena que lospolicas no podan ser ganados para lacausa revolucionaria, sino que no que-daba otra posibilidad que azotarlos omatarlos17. Esta posicin la sostuvo poraos. En otro texto, mientras planteabala necesidad de otorgar derechos polti-cos a los soldados obreros y campesinos,planteaba la disolucin de las policas18.Tan impopulares eran los policas y gen-

    darmes rusos que, luego del triunfo dela revolucin de Octubre, cuando ya ha-ban pasado a ser ex-miembros de unafuerza disuelta, se les segua impidien-do votar en los soviets, igualndolos, eneste punto, con los burgueses19.Hoy, algunos pretenden que estos repre-sores participen dentro de las organiza-ciones obreras. Pensarn tambin quedeben participar en asambleas de traba-jadores donde se van a votar planes delucha o se va a organizar la autodefensaobrera contra la represin estatal?En lo que respecta a la utilizacin de ci-tas de la Internacional Comunista, tam-bin se ha tergiversado el significado desus resoluciones20. Es evidente que no esposible confundir un ejrcito de masas,compuesto por cientos de miles de obre-ros y campesinos obligados a enlistarse(la tropa, en sentido estricto, a la quehay que ganar), con los miembros que se

    14 http://www.apropol.org.ar/index.php?option=com_content&task=view&id=8182&Itemid=174

    las letras, lo que lo hace indiscutiblehasta para RyR que apoya las aso-

    nadas policiales en todo el pas perodiscutir si lo extiende a Misiones.Naturalmente las agrupaciones conms experiencia, como las santafe-sinas o bonaerenses y las federales,han aprendido a expresarse con unlenguaje que resulte menos chocante.Ya no dicen, como lo consignaba lapolica mendocina en el punto 5 de sumotn de febrero de 2009, 5. Que elgobierno no hable mal de la poli-ca en forma genrica, ni escribenQue nos dejen fusilar y torturarimpunemente. Esos otros 22 plie-gos contienen reclamos de asistenciapsicolgica y tcnica frente a acci-dentes de trabajo. En palabras de los14 puntos cordobeses, Tratamientopost-estrs por accidentes labora les.Si los compaeros recorrieran las p-ginas web de APROPOBA, APROPOL,SIN.PO.PE., SIPOBA o cualquiera del

    medio centenar de sindicatos po-liciales, descubriran que, para la po-lica, ac y en el mundo, un muertopor el gatillo fcil o la tortura es unaccidente laboral, y la asistenciatcnica o legal que se reclama noes otra cosa que la defensa institu-cionalmente garantizada frente a unaeventual imputacin penal. El ejemploya mencionado del SIN.PO.PE., cuyosecretario de Accidentes de Trabajoes el abogado encargado de defenderpolicas asesinos y torturadores exime

    de ms argumentacin.

    El Secretario General de APROPOL,despus de sealar que el pliego dereclamos es extenso y excede la cues-tin sindical, lo sintetiz as: esca-so nmero y calidad de material

    y provisione s, escasa capaci-tacin, falta de garantas paradesempear la difcil misin y dereconocimiento en trminos ge-nerales terminan por ahuyentarcada vez mas rpido esa msti-ca de servidores pblicos quedebemos mantener para la altamisin que asumimos14. No hacefalta explicar qu significa lo de fal-ta de garantas y falta de recono-cimiento para desempear la altay difcil misin asumida. Tampocoes necesario un curso especializadopara detectar que escaso nmero dematerial y provisiones no refiere a lapapelera y la pizza, sino a las armas,las municiones y dems pertrechos

    para reprimir.En la misma lnea, durante el VII CongresoNacional de la Federacin Argentinade Sindicatos Policiales y Penitencia-rios, celebrado en Formosa el 5 y 6de septiembre de 2012, el secretariogeneral de APROPOBA, Miguel ngelReynoso, enumer en su discurso los8 puntos que calific de centrales ycomunes para todos los policas y pe-nitenciarios del pas. El punto 4, tex-tualmente dice: 4) Insistir en la ne-

    cesidad de un marco legal acordea los riesgos del tipo de trabajo que

    nos ocupa, el cual contenga el res-paldo necesario para el cabal cum-plimiento de la funcin. Marco legalacorde con la impunidad y respaldo queno es otra cosa que defensa cerrada encaso de ser injustamente incriminadospor actos de servicio, como dice UPOFI.

    El quinto punto es igual de claro, almenos para quienes lidiamos a dia-rio con las estrategias de defensapolicial: 5) Insistir para que losgobiernos distritales se avengana protocolarizar la actuacin po-licial mediante manuales de uti-lizacin obligatoria, protegiendoa los compaeros de los resulta-dos adversos de una actuacindonde solamente debi utilizarsu propia inventiva. Se refiere ala habitual conducta de los jueces,que, cuando se ven obligados porlas circunstancias a condenar, se

    esfuerzan por deslindar la responsa-bilidad institucional, imputando loshechos como actos individuales deese polica en particular. El reclamoes que lo que constituye conductageneral de la fuerza sea explcita-mente reconocido as en las normas,que, por el contrario, dicen cosascomo que el uso del arma de fuegoes la ultima ratio

    c) Si el polica de bajo rango enfrenta a sus superiores y se rompe lacadena de mando se pasar del lado del pueblo.

    PosicionesPosiciones

    15 Lenin, Las fuerzas armadas y la revolucin, en Obras Completas, Tomo X, Cartago, Buenos Aires, 1960, p. 49.; Ejrcito y pueblo, en Obras Completas, T.XI, 2 ed. corr. y aum., Buenos Aires, Cartago, 1969, p. 87. En su texto clsico, El Estado y la Revolucin, Lenin hace mencin a los cuerpos armados especiales.16Lenin, Las enseanzas de la insurreccin de Mosc, en Obras Completas, 2 ed. corr. y aum., T. XI, Cartago, Buenos Aires, 1969, pp. 179-181.17Entretanto, el desarme de los faraones se convierte en la divisa general. Los gendarmes son el enemigo cruel, irreconciliable, odiado. No hay ni que pensaren ganarlos para la causa. No hay ms remedio que azotarlos o matarlos. El ejrcito ya es otra cosa. Historia de la revolucin rusa, captulo VII, Cinco das,en www.marxists.org/espanol/trotsky/1932/histrev/tomo1/cap_07.htm.1810. Disolucin de la polica, derechos polticos para los soldados. El gobierno arrebata centenares de millones de francos a los pobres, a los explotados, agente de todas las condiciones para desarrollar y armar a su polica, sus gardes mobiles y su ejrcito; en otras palabras, no slo para desarrollar la guerracivil, sino tambin para preparar la guerra imperialista. Los jvenes obreros movilizados por centenares de miles en las fuerzas armadas de tierra y mar estndesprovistos de todos sus derechos. Exigimos la destitucin de los oficiales y suboficiales reaccionarios y fascistas, instrumentos del golpe de estado. Por otraparte, los obreros bajo las armas debern conservar todos sus derechos polticos y estarn representados por comits de soldados, elegidos en asambleas espe-ciales. De esta manera se conservarn en contacto con la gran masa de los trabajadores, y unirn sus fuerzas con las del pueblo, organizado y armado contrala reaccin y el fascismo. Todas las policas, ejecutoras de la voluntad del capitalismo, del estado burgus y de sus pandillas de polticos corruptos deben serdisueltas. Ejecucin de las tareas policiales por las milicias obreras. Abolicin de los tribunales de clase, eleccin de todos los jueces, extensin del juicio porjurado a todos los crmenes y delitos menores: el pueblo se har justicia a s mismo. Len Trotsky, Un programa de accin para Francia, La Verit, junio de 1934.19Quedaban excluidos del derecho a voto: los que emplean fuerza de trabajo para obtener beneficio; las personas que viven de plusvalas; comerciantes yagentes privados de negocios; empresarios de comunidades religiosas; ex-miembros de la polica y de la gendarmera; la antigua dinasta reinante; los defi-cientes mentales; los sordomudos; y todos los condenados por delitos menores mezquinos e indignos., John Reed, Los soviets en accin.

    Es muy frecuente el argumento de que lasindicalizacin operara como motorde la conciencia de los policas de baja je-rarqua, que aprenderan a defender susderechos enfrentando a sus superioresjerrquicos, y de ese modo se volveranms proclives a respetar los derechosde los dems trabajadores, a los quehabitualmente reprimen. Con variantes,segn este argumento sea desarrollado

    desde la izquierda o el progresismo, engeneral lo que se plantea es que la pro-fundizacin de la lucha de clases al inte-rior de la fuerza (o la conciencia de susderechos, segn la versin), quebrara lacadena de mandos y generara un masi-vo vuelco de la tropa hacia la defensa delos trabajadores y el pueblo.

    En muchos casos, el argumento surge apartir de igualar las caractersticas de losejrcitos de leva forzosa, con tropa com-puesta por obreros y campesinos, con elaparato represivo estatal permanente. Alos policas de bajo rango los equiparancon la tropa de aquellos ejrcitos, y sos-tienen que un reclamo salarial puede ha-cer que se rompan el espritu de cuerpo yel respeto por la jerarqua.Aqu tambin se suele invocar a revo-lucionarios como Lenin, o citar algunode los primeros cuatro congresos de laInternacional Comunista para reforzar la

    posicin. Sin embargo, tambin termi-nan cayendo en la tergiversacin.

    En revolucionarios como Lenin, la di-ferencia entre el aparato represivo per-manente del estado y la tropa obrera ycampesina que es obligada a enlistarse,es clarsima, y no es posible ignorarla.

    Puede ser fatigoso recurrir a las citaspero, cuando se las utiliza como argu-

    mento de autoridad, para luego tergi-versarlas, es importante rastrear su ver-dadero significado, ponindolas en sucontexto histrico.

    La posicin de Lenin, y de la Internacio-nal Comunista en vida de ste, siemprefue la de efectuar esa clara diferencia-cin. Lenin planteaba la disolucin delejrcito regular o permanente15y la ne-cesidad de una tarea de propaganda yagitacin entre los obreros y campesinosobligados a enlistarse. Incluso sostenaque no era posible descansar en la pro-paganda y en la agitacin para ganarsea las tropas, sino que adems deberadarse, llegado el momento, una lucha f-sica por hacerlas vacilar para que pasendel lado del pueblo, llegando al punto,de ser necesario, de exterminar a quie-nes estuvieren al mando de aqullas16.Es decir, planteaba una poltica de con-frontacin contra los miembros del apa-rato represivo permanente del estado.

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    Represin a docentes de Santa Cruz, Buenos Aires, Junio del 2011.

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    CORREPI - Coordinadora contra la Represin Policial e Institucional

    20Izquierda Socialista y la Tendencia Piquetera Revolucionaria invocan el punto 4 de las condiciones para la admisin de los partidos comunistas en la IC, que exigael trabajo de los comunistas entre las tropas, para justificar el trabajo en la polica y en la gendarmera, desvirtuando el significado que tena la palabra tropa en eseentonces, utilizada para referirse en concreto al soldado-obrero o campesino obligado a prestar servicios militares. Tambin la TPR ha invocado las tesis de la resolucinsobre estructura de los partidos, cayendo en la misma confusin. La IC siempre se refera a la tropa obrera y campesina cuando hablaba de hacer propaganda y agitacin,mientras que cuando se refera a hacer un trabajo en la polica, lo haca con fines muy distintos, de infiltracin e inteligencia, para conocer, entre otras cosas, los planes delenemigo y la ubicacin de los arsenales con los cuales la polica armaba a las bandas fascistas. Asimismo, las tesis sobre estructura de los partidos fueron impugnadaspor Lenin, un ao despus de aprobadas, por considerar que eran buenas para Rusia pero que esas tesis en particular no saban traducir la experiencia rusa a los demspases. Las consider letra muerta. Lenin, Cinco aos de la revolucin rusa y perspectivas de la revolucin mundial: Informe pronunciado ante el IV Congreso de la Inter-nacional Comunista el 13 de noviembre de 1922, en Obras Completas, tomo 45, Editorial Progreso, Mosc, 1981, pp. 278-294.

    21 Len Trotsky, Y ahora? : Problemas vitales del proletariado alemn.22 Marx, Karl, Crtica de la filosofa del Estado de Hegel, Introduccin, bibliografa y cronologa de ngel Prior Olmos; traduccin y notas de Jos Mara Ripalda,Biblioteca Nueva, Madrid, 2002, p. 89.23Ciclo de videos Altamira responde, Qu opina de la sindicalizacin o no de la polica? en: http://www.youtube.com/watch?v=vLdcCCV7_pE.

    Posiciones

    dedican a hacer de la represin su formade vida y que integran el aparato perma-nente de represin. Como deca Trotsky,no es posible ganarlos para la causa dela emancipacin social. Slo ante la vio-lencia organizada del pueblo se puedenquebrar o disgregar. No cabe abrigarfalsas expectativas con que un sector depolicas buenos va a ser ganado parala causa y se va a pasar de bando.

    En nuestra experiencia militante hemospodido comprobar cmo funciona el es-pritu de cuerpo en los casos de juzga-miento de policas causantes de muertespor tortura o por gatillo fcil. Ni ante laexpectativa de penas de prisin perpe-tua, como en el asesinato de Sergio Du-rn durante una sesin de tormentos, sequebr el espritu de cuerpo de los asesi-nos, que eran oficiales de alto rango (in-cluso un subcomisario) y suboficiales sinesperanza de ascender en el escalafn.Otras veces hemos visto encubrimientoms burdo, con tal de mantener la cohe-sin, aun a riesgo de la propia libertad.Fue el caso del sargento Nez, que min-ti descaradamente para proteger a susuperior, el oficial Solana, asesino de Ro-

    drigo Corzo. Nez prefiri ir preso porencubrimiento y falso testimonio, antesque decir la verdad, cuando su superiorhaca mucho que haba sido condenadoy hasta haba purgado la leve pena quele impusieron por el fusilamiento. Es queno se trata de lealtades personales, poramistad u otros valores individuales, sinode la defensa de la funcin represiva.

    Pensar que se puede romper la cadena demandos por un reclamo salarial es al me-nos ingenuo. Por lo dems, siempre es po-sible hacer rodar algunas cabezas de arribapara contentar a los que estn un poco

    ms abajo. Siempre es posible matar aldictador, para salvar a la dictadura.

    Es bien significativo lo sucedido en laprovincia de Tucumn durante las aso-nadas de diciembre de 2013. Mientraslos policas discutan su pliego de con-diciones con el gobernador, vecinos ycomerciantes de sectores medios semanifestaban en la plaza, el gobiernoprovincial accediera a los reclamos enaras de la seguridad. Apenas llega-ron a un acuerdo, el gobierno ordena la polica reprimir esa manifestacin

    d) Consideracin de los miembros de los aparatos represivospermanentes desde una perspectiva individual.

    Tambin se suele juzgar a los policas porsu carcter individual y no por su ser social.Esto evidencia una adscripcin acrtica almtodo que utiliza la ideologa dominantepara analizar los problemas sociales.

    Hablan de policas de bajo rango, de aque-llos que estn en las esquinas, para referirsea miembros de la polica que no seran tanantiobreros como los policas de alto rango

    o los de los cuerpos especiales o de elite.Como, en general, quienes sostienen esta po-sicin no tienen mucha experiencia en la mili-tancia antirrepresiva, no suelen tener presenteslos innumerables casos en que los fusilamien-tos de gatillo fcil, las torturas o la represina las movilizaciones son protagonizados porpolicas de bajo rango y de calle (la mayora,como lo prueba nuestro Archivo de Casos), niadvierten cmo, en la prctica, se cierra el puopolicial para defender a sus injustamente in-criminados, al decir de U.PO.F.I., sin importar siel procesado es un agente, un suboficial o uncomisario. Es ms. Aun cuando, en ocasionesbien puntuales, la superioridad formalmentesuelta la mano al acusado para preservar lainstitucin, y el poder poltico los exonera du-rante el proceso, por debajo subsiste el apoyoorgnico, con colectas en la fuerza para pagarabogados particulares inaccesibles con el suel-do de un polica de bajo rango, para sostener ala familia y para garantizar, en los pocos casos

    de prisin efectiva, un mejor pasar en la crcel.Hay infinidad de ejemplos concretos, como laclebre vaquita organizada a principios delos 90 por el comisario Ribelli para pagar ladefensa de los policas de calle autores de laMasacre de Wilde. No es de otra manera querecurrentemente agentes y suboficiales son de-fendidos por abogados carsimos como Stinfale,Babington, Cneo Libarona, Branca, Schlagel o

    Corbacho (casos Bogado, Corzo, brigada dela comisara 30, Mariano Ferreyra, etc.).

    Desde lo terico, quienes realizan esta distin-cin se apartan del mtodo que dicen repre-sentar y que utilizaron sus principales referen-tes histricos. Len Trotsky parta de la nocinde ser social, utilizada por Marx y Engels enel primer captulo de La ideologa alemana,para dar la discusin a los obreros alemanes

    contra los dirigentes socialistas que confiabanen la polica alemana para combatir a las for-maciones de combate del nacionalsocialismo(camisas pardas). En este sentido, les advertaque no se poda confiar en la polica, por msque estuviera compuesta por represores queanteriormente haban sido obreros socialde-mcratas: El hecho de que los policashayan sido elegidos en una parte impor-tante entre los obreros socialdemcra-tas no quiere decirlo todo. Aqu, una vezms, es la existencia la que determina laconciencia. El obrero, convertido en poli-ca al servicio del Estado capitalista, esun polica burgus y no un obrero. En elcurso de los ltimos aos, estos policashan debido enfrentarse mucho ms amenudo a los obreros revolucionariosque a los estudiantes nacionalsocialis-tas. Por semejante escuela no se pasasin quedar marcado. Y lo esencial es quetodo polica sabe que los gobiernos pa-

    san, pero la polica contina.21.Esta necesidad de considerar a quienes cum-plen funciones de estado, por su ser social,ya estaba presente en la primera crtica queMarx le hizo a Hegel: Las actividades einstancias del Estado dependen de susindividuos (slo a travs de ellos obrael Estado); pero no del individuo comorealidad fsica sino estatal, en su condi-

    cin poltica. Por eso es ridculo que He-gel las presente en una vinculacin ex-trnseca y accidental a la personalidad

    particular como tal. Esa vinculacin espor el contrario sustancial, se basa enuna cualidad esencial del individuo, lasinstancias y asuntos del Estado son suresultado natural. El absurdo provieneaqu de que Hegel los entiende como

    algo abstractamente independiente ycontrapuesto a la individualidad parti-cular, olvidando que sta es humana ylos asuntos e instancias del Estado sonfunciones humanas. Hegel olvida que laesencia de la personalidad particularno consiste en su barba, su sangre o suabstracta natura, sino en su ser social,

    y que los asuntos del Estado, etc. no sonsino formas en que existen y actan lascualidades sociales del hombre. Portanto, es evidente que los individuos, encuanto representan los asuntos y pode-res del Estado, son considerados desde el

    punto de vista social y no privado22.

    Este error tambin se puede ver cuando al-gunos dirigentes sostienen que se puedenganar a los buenos elementos haciendo untrabajo militante en la polica23. Pero qurepresor puede ser un buen elemento?Acaso uno que no sea corrupto, que des-empee en forma convencida y honesta

    su funcin de reprimir? Puede ser ste unbuen elemento que deba ser ganado para elcampo popular? O se estar pensando enalgn polica que en su fuero internosufre su tarea, que no le gusta ni repri-mir ni administrar el delito, pero que semantiene en la fuerza por el sueldo?Olvidemos, por un momento, el hecho deque el fuero interno de las personas es

    que los estaba apoyando, y lo hicieron deinmediato, sin discusin ni quiebre alguno.

    Un poco ms atrs en la historia, du-rante el acampe de los autoconvocadoscorrentinos, en 1999, en la plaza sietemeses de salarios cados, la polica pro-vincial y el servicio penitenciario pro-vincial instalaron sus carpas junto a lasde los trabajadores, porque tampocohaban cobrado. Pero cuando el gobier-no nacional asumido el 10 de diciembrede 1999 intervino la provincia y envi ala gendarmera y la prefectura a des-alojar el Puente Gral. Belgrano, tomadopor los autoconvocados, los policasy penitenciarios, lejos de ponerse dellado del pueblo reprimido, se queda-ron en sus unidades. Tres das despusde la masacre del Puente, los policasacataron sin fisuras la orden de montarel operativo que rode la movilizacinque recorri la ciudad hasta la avenida3 de Abril, donde haban sido fusila-dos por la gendarmera Mauro Ojeda yFrancisco Escobar el 17 de diciembre

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    Represin a estudiantes, Crdoba, Diciembre del 2010

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    inescrutable y que, adems, suele expre-sarse en sus acciones, por lo que la indi-cacin de mtodo, de no prestar atencina lo que las personas dicen, creen o pien-san que son, sino a lo que efectivamentehacen, es absolutamente correcta. Comodeca Marx en el prlogo a la primera edi-cin de El Capital, No es el individuoel responsable de la existencia de re-laciones de las que l es socialmentecriatura () Slo nos referimos a las

    personas en cuanto personificacinde categoras econmicas, como re-

    presentantes de determinados inte-reses y relaciones de clase.

    Olvidando por un momento esa indica-cin de mtodo y suponiendo que exis-tan tales elementos en la polica, hayque preguntarse:

    Puede ser un buen elemento quien, pordinero, se niega a abandonar una actividadque desprecia y que se descarga siempre so-bre los trabajadores y nunca sobre los ricos?

    Es un buen elemento quin, por dine-ro, comparte funciones con torturadores,asesinos, administradores del delito delnarcotrfico, la trata, etc.?

    Consideraramos como un buen ele-mento a un trabajador que, en un sindi-cato, oficia como fuerza de choque de laburocracia, a cambio de un ingreso extra,porque su sueldo no le alcanza?

    De cualquier manera, hasta el presente,

    no hemos sabido de ningn caso enque la esforzada intervencin de algunaorganizacin al interior de la polica uotras fuerzas de seguridad haya aportado

    Posiciones

    24Ver Boletn Informativo n 257 de CORREPI.25Por ejemplo, El Socialista n 231 http://www.izquierdasocialista.org.ar/cgi-bin/elsocialista.cgi?es=231&nota=4.26La Organizacin Internacional del Trabajo es tan antigua como la Sociedad de las Naciones, una suerte de primer ensayo de la Organizacin de las NacionesUnidas. Dirigentes obreros reformistas como Jouhaux, Legien o Gompers, participaron de su creacin. Se trataba lderes obreros oportunistas al servicio del capitalimperialista. Carl Legien era un dirigente socialdemcrata alemn, presidente de la Federacin Internacional Sindical entre 1913 y 1919. Len Jouhaux fue un sindi-calista francs, jefe de la CGT francesa, conciliador, uno de los fundadores de la OIT. Samuel Gompers fue el principal dirigente de la American Federation of Labor(AFL) estadounidense, al que ya en la dcada del 20, la Internacional Comunista llamaba a destruir, caracterizndola de esta manera: Los lderes oportunistasde los sindicatos que durante la guerra fueron los fieles servidores de la burguesa en sus respectivos pases, tratan ahora de restaurar la internacional sindicalhaciendo de ella un arma del capitalismo internacional, dirigida contra el proletariado. Crean con Jouhaux, Gompers, Legien, etc., una secretara de trabajojunto a la Liga de las Naciones, que no es sino una organizacin de bandolerismo capitalista internacional. Tratan de aplastar, en todos los pases, el movimientohuelgustico haciendo decretar el arbitraje obligatorio de los representantes del estado capitalista. Tratan de obtener, a fuerza de compromisos con los capitalistas,toda clase de favores para los obreros, a fin de romper de este modo la unin cada da ms estrecha de la clase obrera. Ver Amrica del Sur, base colonial delimperialismo norteamericano y El movimiento sindical, los Comits de Fbrica y de empresas.

    militantes para la causa popular, exceptoel ya mencionado vnculo del MST con loshermanos Palermo en Santa Fe, y algnepisodio ciertamente pattico como eldel polipiquetero Ricardo Santilln, unbonaerense que all por febrero de 2004fue presentado por Luis DEla como unpolica diferente, que entenda las

    privaciones del pueblo, que nuncasaldra a reprimir, que condenaba latortura y el gatillo fcil24. Luciendosu uniforme policial, Santilln encabezms de una marcha de la FTV, hasta queel romance termin con una denuncia delpropio DEla ante la Fiscala Correccional

    de La Matanza porque el polica estaf afamilias pobres, cobrndoles $500 paraadjudicarles viviendas construidas poralguna cooperativa

    e) La sindicalizacin policial es rechazada por el estado burgus ysus gobiernos. En consecuencia, hay que apoyarla.

    g) La consigna de la sindicalizacin en conexin con la del controldel aparato represivo.

    f) Los jefes policiales deben ser electos por voto popular para que lapolica sea una fuerza popular.

    No es poco frecuente el planteo de que, silas leyes prohben la sindicalizacin de lospolicas, porque resultara peligroso para elmantenimiento del orden interno dela fuerza y la operatividad en el cum-

    plimiento de sus objetivos a su cargo(...) est claro por qu entonces hayque estar a favor de sindicalizar asuboficiales, cabos y al personal sub-alterno de estas fuerzas25.

    Ms all de la liviandad del argumento,

    que lleva a un sinnmero de conclusionesabsurdas, lo cierto es que, sin perjuicio deque hay numerosos sectores oficialistasque reivindican la sindicalizacin policial,

    en nada cambiara la naturaleza del deba-te si las agrupaciones policiales y de otrasfuerzas hoy existentes accedieran al reco-nocimiento oficial, como lo tienen en buenaparte del mundo.

    De hecho, como ya se ha sealado, enEEUU, Europa, Oceana y buena parte delresto del mundo, incluida Amrica, los es-tados (todos burgueses) reconocen la exis-tencia de los sindicatos policiales, quetienen personera gremial y son habituales

    interlocutores de los gobiernos. Tambin laOIT, un organismo reformista creado por elimperialismo26, apoya y estimula la creacinde estos sindicatos de las fuerzas de se-

    guridad. Y como tambin dijimos ms arri-ba, con o sin reconocimiento del estado, lossindicatos policiales existen por decenasen nuestro pas, y tienen una activa inter-vencin pblica.

    Nuestra posicin frente al peligro queentraa la organizacin de los represo-res para la clase trabajadora no depen-de de que formalmente tengan recono-cimiento oficial, circunstancia que, entodo caso, agravara la situacin, pues

    los colocara en mejor situacin paraobtener sus reivindicaciones frente alestado y para insertarse en las centra-les de trabajadores

    27Izquierda Socialista en El Socialista n 240, Pueblada en Junn; El Socialista n 254, La narcopolica cordobesa; El Socialista n 255, El modelo de Cristinano va ms, vot propuestas. Tambin MST en Frente al conflicto policial, los saqueos y la crisis social, 10/12/2013 y Ripoll lanza su campaa en La Matanza yhabla de inseguridad, 22/09/2013, ambos en www.mst.org.ar.28Millerand fue un socialista francs que, a principios del siglo XX, ingres a un ministerio de un gobierno burgus, con la excusa de frenar un supuesto avance dela derecha. Esta actitud fue condenada abiertamente por revolucionarios como Rosa Luxemburgo (Con la entrada de un socialista en el gobierno, la dominacinde clase sigue existiendo: el gobierno burgus no se transforma en un gobierno socialista, pero en cambio un socialista se transforma en un ministro burgus) yLenin. A esta poltica de colaboracin de los socialistas con la burguesa se la pas a denominar millerandismo o ministerialismo.29 Ver comunicados en www.ppn.gov.ar.

    Varias organizaciones proponen la elec-cin popular de los comisarios comopaso previo a la sindicalizacin de lasfuerzas27. En primer trmino, cabe decirque las elecciones democrticas sirvenpara legitimar a la democracia burgue-sa y a la dominacin capitalista, lo queimplicara legitimar, desde el punto devista ideolgico, al aparato represivo porla existencia de elecciones del comisario.No es casual que ante rebeliones popu-lares, los gobiernos burgueses adelantenelecciones como una forma de descom-primir el descontento social.

    La participacin de los revolucionariosen las elecciones histricamente tuvo porfinalidad utilizar la tribuna parlamentariapara deslegitimar a la democracia bur-guesa y a las elecciones, no para generarilusiones de que por la va parlamentariase podran obtener victorias duraderas.

    La actividad del comisario es una actividadejecutiva, represora, no parlamen-

    taria, por lo que no hay una tribunaque aprovechar para difundir ideasrevolucionarias. Por el contrario, dala falsa idea de que se puede lograralgo votando comisarios.

    La izquierda que propone esta polticade eleccin de policas tambin va a pos-tular candidatos a comisarios? Esto ven-dra a ser una especie de millerandismo28,o ministerialismo. Ya no se trata, como enese caso, de ingresar a un gobierno bur-gus de un estado capitalista, para admi-nistrar el capitalismo, sino de presentarsea elecciones para obtener votos a fin de

    administrar una comisara

    Suele plantearse la consigna de la sin-dicalizacin en conjunto con el reclamode control popular de las comisaras,apertura de los libros y participacin delos organismos de derechos humanosen su direccin.

    Un control de este tipo, en realidad, esinverosmil en una situacin como laactual, ya que supone, al menos, unasituacin de doble poder que, como lodemuestra la historia, siempre es ines-

    table y transitoria.Si el campo popular estuviera en c ondi-ciones de imponer el control real y efec-tivo, y no meramente formal, sobre lascomisaras, es porque habra adquiridoun nivel organizativo tan alto que esta-ra en condiciones de confrontar con el

    aparato represivo permanente del esta-do capitalista, por lo que pasara a estarplanteada la destruccin del estado yno su control.

    En la prctica, sabemos para qu sir-ve que los gobiernos hagan acuerdoscon organismos u organizaciones a losque autoriza a inspeccionar crcelesy comisaras. El gobierno que lo habi-lita adquiere el halo de garantista,transparente, progresista y de-

    mocrtico, y se regocija de promoverla porosidad carcelaria o el controlciudadano de la polica, al tiempo queesos organismos se convierten en suapndice, y llegan, dentro de la crcelo la comisara, cundo y hasta dndelos dejan, sin acceder a modificar nada

    sustancial. Podrn lograr que se compreuna estufa o se reponga un vidrio roto,pero, como lo demuestran las sistem-ticas quejas de la Procuracin Peniten-ciaria, organismo oficial que permanen-temente denuncia que se veda a susfuncionarios entrevistar presos o sacarfotografas en los lugares de detencin,no podrn modificar lo que forma partede la naturaleza del sistema29

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    4. Nuestrasconclusiones.

    Desde nuestro punto de vista, los miembros de las fuerzasrepresivas estatales, permanentes y profesionales, no sontrabajadores. No pueden ser ganados para la causa de laemancipacin social y, por eso, la principal tarea que debendarse los luchadores es la de organizarse para enfrentarlos

    y destruirlos. Son nuestros enemigos.

    Es claro que, en el marco de esa poltica, es posible desar-rollar una prctica de enfrentamiento y deslegitimacin delaparato represivo, utilizando todos los medios a nuestro al-cance y, teniendo en cuenta la relacin de fuerzas. Se losenfrenta, tanto organizando en los barrios contra el gatillofcil y las detenciones arbitrarias, como denunciando la

    poltica represiva del estado en los tribunales, cuando va-mos a pedir que se los condene por algn hecho represivo,hasta el enfrentamiento en la accin directa.

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    Contra la represin:

    Organizaciny Lucha

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