PERIÓDICO ARTÍSTICO Y ZiITERARIO, - ddd.uab.cat · asistencia de un génio protector. En ellas es...

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EPOCA VII. HABANA 30 DE ENERO DE 1870. NUMERO. 18 > -^- pERlp L, o .e I,ul,Iteu LOS DOMINGOSi. PRECIOS SUSCRICION: UN PESO AL MES EN LA HABANA y 30 rs. itos. POR TRIMESTRES ADELANTADOS I ILL IN'1'};ItIOI ÏRANCO DEPOItTL. SDACC/O V p ^ y AdmIst.lr .eloa RICLA , 1^QYJM• 88 A DONDE DIRIGIRAN TODAS ¿LAS COMUNICACIONES y roclaacoo. EL N0 &E80 SUELTO SE VENDE EN LA ADMINISTIL*005 00 RIÀ1IS ETU. PERIÓDICO ARTÍSTICO Y ZiITERARIO, CARICATURISTA: BAYACETO. DIIFEGTOI^ : J. M. VILLEBGAS. CARICATURISTA: LANDALUZE. EL PERFECTO NOVELISTA, PUlt VELISLA. CONTINUA EL CAPITULO III. Sigue por órden de antigüedad la novela oriental. En esta hay serrallos, mudos, oda- liscas, bajás de tres colas, y hacen grIn pa- pel las huríes y las hadas, hasta el punto de que el héroe no puede pasar bocado sin la asistencia de un génio protector. En ellas es preciso pisar con extraordinaria precaucion, á riesgo de aplastar una hormiga, que luego resulta ser la encantada princesa de la Co- chinchina. Lo mas admirable que se advier- te en' ese género, es la hilacion de historias que en él se observa, verbi gracia: Abub- ben -bridia vá por un camino, lle- vando, por supuesto á la grupa, á guisa de maleta, su génio protector; encuentra á un tuerto, y parando el caballo, le dice: =Buen hombre, cuénteme V. su historia. —Allá vá, le dice el otro: yo me llamo Balan-Bulim, é iba por un camino, cuando me encontré á un cojo y le dije: Cuénteme V. su vida. Oiga V., dice el cojo, yo me lla -Ino Ben-Calim-Calum, é iba por un sendero y encontré un paralítico y le dije: Cuénteme V. su historia. así prosigue la novela, que suele titu- larse Historia maravillosa de una yegua, un cangrejo y un águila, que resultan despues ser la reina Bilaba-drabah, su visir Yousouf- Yousaf; y el príncipe de Persia. Este género debe estudiarse en las Mil y una noches, los Mil y xn dias, los Mil .y un cuartos de hora y tutti quanti. La novela por cartas, invencion de Ri- charson, es de lo mas verosímil que puede desearse. Hállanse en ella epístolas que abul- tan medio tomo, que necesitan tres meses cumplidos para escribirse, que no pueden entrar por ningun buzon de correos, y que, de escribirse con una sola pluma, exigen que esta tenga puntas de diamante. Pueden estudiarse como modelos el gran- de y el pequeño Grandisson, y la Clarisa Harlowe. Sigue ahora la novela subterránea, nacida tambien entre las nieblas de Albion, en la cual los héroes andan á oscuras las tres cuar- tas partes del tiempo, y cuando ven algun rayo de luz, es porque brota del farolillo de una terrible fantasma, tan terrible, que toda la novela anda escapando de un héroe, queá su vez la persigue con mas miedo que vergüenza. En estas novelas, la cama acostumbrada es una sepultura y el traje habitual un sudario; el argumento se reduce á que un feroz ma- rido tiene la crueldad inaudita de incomo- darse, porque su mujer ha tenido siete hijos en los siete años que él estuvo batallando con los turcos en Palestina, y excusado es decir que en el capítulo final se pone en cla- ro que esta santa mujer es mas pura que una azucena y mas inocente que Santa Genove- va de Bravante. Por último, esas novelas exhalan un olor á moho irresistible, y en la obra solo se percibe una armonía de cadenas que arrastran, puertas que rechinan, pisos que se hunden, montes que se desploman, rayos que se desgajan, huracanes que zum- ban y lamentos y alaridos de muertos y mo- ribundos. Este género capaz de erizar el cabello á un calvo, es propiedad exclusiva, con privi -legio de invencion, de Ana Radcliffe. Las variedades hasta ahora expuestas se hallan ya algo anticuadas; mas las . que res- tan que exponer están todas ellas mas 6 m.é- nos en boga, y aun algunas hacen furor sin enfurecer á nadie. Empecemos por la novela social. En este género hay casi siempre un niño de 16 años y una niña de 15, que, cuando se hallan solos, en vez de requebrarse, se ocu- pan en disertar sobre el comunismo. Hay tambien artículos admirables sobre la clase pobre que no tiene pan que llevar á la boca, y que se escriben en un ma g nífico palacio propio del autor, y despues de un copioso banquete, en el cual se ha prodigado el Champagne. Sostiene en ellas el autor, que la propiedad es un robo, lo cual no le impi- de amenazar con todo el rigor de la ley al que atente á su propiedad literaria; encomia eliprincipio de que nadie tiene derecho á lo supérfluo, mientras cada uno uo tenga lo necesario; evangélica máxima que el autor pone en planta manteniendo una jauría de perros de caza, y haciéndose demandar ante los tribunales por un maestro de coches que presenta una cuenta de recomposiciou de sus carruajes. En estas novelas se construyen espaciosos falansterios, que no son ni mas ni menos que los antiguos conventos revocados á la moder- na, y en los que se agita una turba de gen- tes, verdaderos santos que han depuesto á la entrada:—los hombres, el orgullo; las muje- res, la vanidad; los viejos, su génio duro; los jóvenes, su vivacidad.—¡Admi r able institu- cion que marcha con la regularidad de unn cronómetro inglés, y por la cual se trabaja á las seis, se come á las doce y se ama por la tarde! Síguese la novela marítima, en la cual no se habla mas que de escotillas, trinquetes, bauprés, cangreja, foques, babor y estribor, y en que se vira, se fondea, se amarra, se camina viento en popa, á palo seco, etc. Si bien Marryat y Eugenio Süe ofrecen modelos que estudiar en este género, para cultivarle con éxito es preciso servir de gru- mete un año en la marina real, y para sobre- salir es requisito prévio el haberse ahogado un par de veces. Sigue á esta la dialógica, á la que tan afec- to es Dumas, y que se distingue d las otras en emplear en todos casos el dialogo; por ejemplo: El señor tal se sentó á la mesa. —Juan. —Señor? —Sirve. —Voy: —Juan. —¿Señor?

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EPOCA VII. HABANA 30 DE ENERO DE 1870. NUMERO. 18

o> -^- pERlpL, o

.e I,ul,Iteu

LOS DOMINGOSi.

PRECIOS

SUSCRICION:

UN PESO AL MES EN LA HABANA

y 30 rs. itos.

POR TRIMESTRES ADELANTADOS

I ILL IN'1'};ItIOI

ÏRANCO DEPOItTL.

SDACC/O

Vp^y AdmIst.lr .eloa

RICLA , 1^QYJM• 88

A DONDE

DIRIGIRAN

TODAS ¿LAS COMUNICACIONES

y roclaacoo.

EL N0 &E80 SUELTO SE VENDE

EN LA ADMINISTIL*005

► 00 RIÀ1IS ETU.

PERIÓDICO ARTÍSTICO Y ZiITERARIO,

CARICATURISTA: BAYACETO. DIIFEGTOI^ : J. M. VILLEBGAS. CARICATURISTA: LANDALUZE.

EL PERFECTO NOVELISTA,

PUlt VELISLA.

CONTINUA EL CAPITULO III.

Sigue por órden de antigüedad la novelaoriental. En esta hay serrallos, mudos, oda-liscas, bajás de tres colas, y hacen grIn pa-pel las huríes y las hadas, hasta el punto deque el héroe no puede pasar bocado sin laasistencia de un génio protector. En ellas espreciso pisar con extraordinaria precaucion,á riesgo de aplastar una hormiga, que luegoresulta ser la encantada princesa de la Co-chinchina. Lo mas admirable que se advier-te en' ese género, es la hilacion de historiasque en él se observa, verbi gracia:

Abub-ben-bridia vá por un camino, lle-vando, por supuesto á la grupa, á guisa demaleta, su génio protector; encuentra á untuerto, y parando el caballo, le dice:

=Buen hombre, cuénteme V. su historia.—Allá vá, le dice el otro: yo me llamo

Balan-Bulim, é iba por un camino, cuandome encontré á un cojo y le dije: CuéntemeV. su vida. Oiga V., dice el cojo, yo me lla

-Ino Ben-Calim-Calum, é iba por un senderoy encontré un paralítico y le dije: CuéntemeV. su historia.

así prosigue la novela, que suele titu-larse Historia maravillosa de una yegua, uncangrejo y un águila, que resultan despuesser la reina Bilaba-drabah, su visir Yousouf-Yousaf; y el príncipe de Persia.

Este género debe estudiarse en las Mil yuna noches, los Mil y xn dias, los Mil .y uncuartos de hora y tutti quanti.

La novela por cartas, invencion de Ri-charson, es de lo mas verosímil que puededesearse. Hállanse en ella epístolas que abul-tan medio tomo, que necesitan tres mesescumplidos para escribirse, que no puedenentrar por ningun buzon de correos, y que,de escribirse con una sola pluma, exigen queesta tenga puntas de diamante.

Pueden estudiarse como modelos el gran-

de y el pequeño Grandisson, y la ClarisaHarlowe.

Sigue ahora la novela subterránea, nacidatambien entre las nieblas de Albion, en lacual los héroes andan á oscuras las tres cuar-tas partes del tiempo, y cuando ven algunrayo de luz, es porque brota del farolillo deuna terrible fantasma, tan terrible, que todala novela anda escapando de un héroe, queá suvez la persigue con mas miedo que vergüenza.En estas novelas, la cama acostumbrada esuna sepultura y el traje habitual un sudario;el argumento se reduce á que un feroz ma-rido tiene la crueldad inaudita de incomo-darse, porque su mujer ha tenido siete hijosen los siete años que él estuvo batallandocon los turcos en Palestina, y excusado esdecir que en el capítulo final se pone en cla-ro que esta santa mujer es mas pura que unaazucena y mas inocente que Santa Genove-va de Bravante. Por último, esas novelasexhalan un olor á moho irresistible, y en laobra solo se percibe una armonía de cadenasque arrastran, puertas que rechinan, pisosque se hunden, montes que se desploman,rayos que se desgajan, huracanes que zum-ban y lamentos y alaridos de muertos y mo-ribundos.

Este género capaz de erizar el cabello áun calvo, es propiedad exclusiva, con privi

-legio de invencion, de Ana Radcliffe.Las variedades hasta ahora expuestas se

hallan ya algo anticuadas; mas las . que res-tan que exponer están todas ellas mas 6 m.é-nos en boga, y aun algunas hacen furor sinenfurecer á nadie.

Empecemos por la novela social.En este género hay casi siempre un niño

de 16 años y una niña de 15, que, cuando sehallan solos, en vez de requebrarse, se ocu-pan en disertar sobre el comunismo. Haytambien artículos admirables sobre la clasepobre que no tiene pan que llevar á la boca,y que se escriben en un magnífico palaciopropio del autor, y despues de un copiosobanquete, en el cual se ha prodigado el

Champagne. Sostiene en ellas el autor, quela propiedad es un robo, lo cual no le impi-de amenazar con todo el rigor de la ley alque atente á su propiedad literaria; encomiaeliprincipio de que nadie tiene derecho á losupérfluo, mientras cada uno uo tenga lonecesario; evangélica máxima que el autorpone en planta manteniendo una jauría deperros de caza, y haciéndose demandar antelos tribunales por un maestro de coches quepresenta una cuenta de recomposiciou de suscarruajes.

En estas novelas se construyen espaciososfalansterios, que no son ni mas ni menos quelos antiguos conventos revocados á la moder-na, y en los que se agita una turba de gen-tes, verdaderos santos que han depuesto á laentrada:—los hombres, el orgullo; las muje-res, la vanidad; los viejos, su génio duro; losjóvenes, su vivacidad.—¡Admirable institu-cion que marcha con la regularidad de unncronómetro inglés, y por la cual se trabaja álas seis, se come á las doce y se ama por latarde!

Síguese la novela marítima, en la cual nose habla mas que de escotillas, trinquetes,bauprés, cangreja, foques, babor y estribor,y en que se vira, se fondea, se amarra, secamina viento en popa, á palo seco, etc.

Si bien Marryat y Eugenio Süe ofrecenmodelos que estudiar en este género, paracultivarle con éxito es preciso servir de gru-mete un año en la marina real, y para sobre-salir es requisito prévio el haberse ahogadoun par de veces.

Sigue á esta la dialógica, á la que tan afec-to es Dumas, y que se distingue d las otrasen emplear en todos casos el dialogo; porejemplo:

El señor tal se sentó á la mesa.—Juan.—Señor?—Sirve.—Voy:—Juan.—¿Señor?

138 EL MORRO MUZA

--Vino.—Aquí está.—Qué es aquello?—Perdiz.—¿Y esto?—Chocha.—Qué vinos hay?—Borgoña.

-JQué mas?erez.

Y así se prosigue un par de páginas laeonversacion descriptiva.

En esta escuela los personajes parecen as-máticos, y un diálogo de tres hojas en que seempleáran monosílabos, sería una cosa nota-ble.

Llega por su turno la novela económico-política, invencion que nadie creería ser deuna mujer, si esa mujer no fuese inglesa yno se apellidase miss Harriet Martineau.Este género merece la calificacion de emi-nentemente poético: suele su interesante ar-gumento basarse sobre la balanza de comer-.cio y el libre-cambio, y en sus episodios no-velescos se debate la cuestion de si las má-quinas son útiles ó perjudiciales á la indus-tria. Nada tampoco mas alevoso y traidorque esta clase de obras, pues apenas el sen-sible lector empieza á compadecerse de lastribulaciones de una Susana, de las afliccio-nes de Ella de Garvelich, cuando se descu-bre que Ella es el capital, y que su novioPatrick, con quien está platicando, no es talnovio, sino la renta de la tierra, ó si á manoviene, el 3 por 100.

Habiendo visto tal esfuerzo del ingeniohumano, abrigamos la dulce esperanza dever anunciada por las esquinas un dia ú otrouna novela caballeresca que gire sobre el bi-nomio de Newton y otra que se titule:

a+b—c2=x

Novela algebrdica, por D. Ruperto CuadradoRedondo de Mollera.

Ja novela gimnástica, que pasamos á ex-plicar., se reduce á pintar un personaje queesté durante dos ó tres volúmenes brincandodesde un piso tercero, atravesando á nado elcanal de la Mancha y retorciendo la fitrolade la Puerta del Sol, á guisa de sacatrapos.Para que este género entusiasme, es precisoque al final el héroe se meta en el bolsillodel gaban el caballo de bronce de la plaza deOrièàte.

Véanse el Ascanio, Monte-Cristo y losMosqueteros de Dumas. Generalmente lalectura de estas novelas hace derramar unsudor copioso.

La novela expresiva del tiempo del roman-ticismo, y prohijada alguna vez por Soulié,merece un ejemplo.

.r^¡Frl caballo relinchó: brrrrrrrrrrrr!!!«Eduardo le dió un latigazo ¡zás! y el ca-

ballo salió á galope ¡tácata! ¡tácata! itácata!El ruido de las ruedas del bombé sonandosobre el empedrado, hacian: ¡rururururtu•uru!y las salvas que se pian por ser los días delRey, confundían su ¡boum! ¡boum! con el¡tic tac! ¡tic tac! del teló de Eduardo.»

En este género, el que llegue á imitar conlas veinticuatro letras del alfabeto el vuelode una esca, podrá asegurar que se llallaen el pinaculo de la gloria.

Sigue la novela suspensiva, que mas biense comprende que se define, y de la cual pue-de servir de muestra el trozo siguiente:

«Edelmira...... ¿Me amas?.....¡Etelredo!.....¡ángel mio!...... ¡Oh!...... ¡Ah!...... ¡Ih!......

Este género cultivado con especialidad por

d'Alincourt, es sumamente cómodo para eleditor, que fabrica á poca costa un par devolúmenes; pero peligroso, muy peligrosopara las imaginaciones acaloradas.

Otro género especial es el de las.novelasque se escriben eliminando cuidadosamentede todas ellas una ó dos vocales determina-das, y que pueden compararse con lo que enpoesía se llama acrósticos, composicion cul

-tivada en particular por los ilustres vatesque proveen diariamente de elevados cantosá los modernos Homeros que en cada esqui-na elevan su voz armoniosa al compas de unviolin, la guitarra ó la pandereta.

Por mi parte, estoy trabaj anclo una nove-la en cuatro tomos, en-la cual no doy hospi-talidad mí mas vocales que la a. Se titula Cla-ra, y empieza: Habana.—Carta á Claxa.-Amada Clara, la plata agrada á las avarasalmas, mí las aladas hadas las ramas altas, álas rapazas las blancas faldas, a las cabraspardas la paja blanda, &c.

Este género, ademas de ser un tanto caco-fónico, es, sobre todo, susceptible de perfeee-cion. Segun tengo entendido, hay en Madridun joven literato que se propone escribir lasiguiente novela:

R mn Lvr.

N td m cg rstvb, ¿Ym npz?

Este sistema tendrá un éxito prodigioso,porque es indudablemente, de todos, el quemas ancho campo abre á la fantasía del lector.

La novela histórica consiste en agarrar tMariana, Masdeu, Zurita y el monje tal ocual; de todos esos autores se arrancan unashojas, se revuelven bien en la copa de unsombrero,- se sacan, se cosen y se las hacepreceder de un título que interese, tal comoEl grillo del Rey D. Sancho, novela histórica.Hay, sobre todo, que esmerarse en que loscapítulos sean interesantes, y que tengancierto sabor antiguo. Sirvan de muestra pa-ra Jos principiantes los.-siguientes capítulosde El grillo del Rey, D. Sancho, que piensopublicar muy en breve:

Capítulo I.—Donde se trata de lo que an-tecede.

Capítulo II.—De una urraca que tenia al-teza.

Capítulo HI.—De como el grillo del Reyno hizo ¡crí, crí! sino ¡crá, crií!

Quédanos, por fin, la novela típica, queconsiste en hacer del héroe un tipo.—¡Un ti-po! Se dirá tal vez ¿eso es muy difícil?—No .Ital: un tipo es cualquier cosa, verbigracia,un hombre que habitualmente se rasca lapantorrilla izquierda. En este caso el talentodel novelista debe emplearse en buscar si-tuaciones para que el tipo se rasque la pan-torrilla durante toda la obra, como por ejem-plo:

D. Simeon sale á paseo. Un amigo le pre-gunta:

—¿Cómo está V?—Bien, dice D. Simeon, rascándose la

pantorrilla.—Su mujer le dice:—¿Quieres que casemos á nuestra hija con

Fulanito?—¡Por qué nó! .contesta D. Simeon, apli-.,

cándose la mano mí la pantorrilla.El dia que se casa su hija, D. Simeon se

rasca como un desesperado. El dia que se lemuere la mujer, es tal su afliccion, que uifuerzas le quedan para rascarse.

Debe tener presente el que se ocupe de es--te género, que es regla general que los carac-téres se mantengan hasta el fin. Si en el ca-so presente, por ejemplo, D. Simeon' equivo-

cara la pierna y se rascara la derecha, la no-vela tendría un éxito fatal.

En fin, el principal inconveniente de estasnovelas es la inverosimilitud: en el ejemplopropuesto, si la novela excede de un tomo,es imposible que al fin la pantorrilla de donSimeon no sea una pura llaga.

TRIBUTOS.

Esto es constante: cuando las autoridadessuprimen un tributo pesado para el pueblo,ese pueblo, sabiendo agradecer el bien quese le hace, paga un tributo tan importantecomo el que se declaró suprimido, 'el tributode la justicia al mérito y del reconocimientoá, la bondad de sus gobernantes.

Así lo hemos visto en estos últimos dias.El Excmo. Sr. Gobernador Superior Político,á propuesta del Excmo. Sr. Intendente, su-primió con fecha 22 del corriente el tributopecuniario que pesaba sobre el Comercio, laIndustria y las profesiones, y en seguida losrepresentantes mas caracterizados de las cla-ses indicadas combatieron la idea muy pues-ta en razon de presentarse mt SS. EE. rin-diéndoles el tributo del respeto y de la ad-hesion que el noble sentimiento de la grati

-tudaconseja en casos semejantes. De suerte,lectores, que tributo suprimido, tributo paga-do, y tanto debemos felicitar á los que su-primieron el uno, como á los que pagaronel otro.

Este paso, dado por muchas personas na-cionales y extranjeras, en representacion detodos los gremios favorecidos con . la medi-da , económica mencionad,., prueba., cuán.acordes se hallan en Cuba la voz de la Au-toridad y la voz del Pueblo, hecho de in-mensa importancia social, que debe abrirlos ojos i muchos ciegos, porque, como hadicho con razon el gran Schiller, nada pue-de destruir la armonía de dos acordes.

El Sr. Colomé, nuestro amigo el Sr. Co-lomé, tuvo la honra de hablar las dos vecesen nombre de las citadas personas y lo hizocon su felicidad (le costumbre, interpretan-do fielmente lbs sentimiento, del pais, refle-jados en los de todos los individuos que allíle acompañaban. He aquí el discurso que elSr. Colomé pronunció ante el Excmo. Sr.Gobernador Superior Político de esta pro-vincja:

«Excmo. Sr.:—Me cabe la alta honra decumplimentar á V. E. en nombre de la pro-piedad rústica y urbana, del comercio, de laindustria y de las profesiones, representadaspor esta nurríerosa agrupacion de nacionalesy ettraaijeroá, que respetan profundamente-el piln'ipl de autoridad,y estánpers,iadidosde que està provincia, en donde han nacidoó habitan, solo puede ser próspera y feliz ála sombra de la gloriosa bandera de Castilla,que la ha protejido y 'hecho respetar duran-te cuatro siglos.

«V. E. como' digtíísiino representante denuestra nacion, ha trabajado con tanto celo

EL MORO MUZA

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como acierto para devolver á esta preciosaisla su tranquilidad, que es la primera nece-sidad de todo pueblo. Con la política y laespada, en el corto período de su marido, haalcanzado V. E. el respeto y la mas altaconsideracion de propios y extraños; el apre-cio general de sus gobernados leales, querepresentan la gran mayoría de este venturosopaís; amparado la propiedad, que estaba sé-riamente amenazada; reanimado las fuentesde riqueza, que casi yacían inertes,- y levan-tado de talmodo el espíritu público, que hoynuestro símbolo es la unidad.—De estaema-nacion divina V. E. puede disponer con-fiadamente: ella y la proteccion decidida queel Dios de los Ejércitos dispensa . á los guer-reros de principios tan inquebrantables comolos de V. E., nos garantizan que el dia de pazmaterial y moral, tan ansiado por esta pro-vincia, está muy próximo, y que con él em

-pezará un período de felicidad consolidadapara este privilegiado suelo.

«V. E., fija su mirada en la guerra, no hadescuidado ninguno de los ramos de la admi-nistracion, consultando siempre la convenien

-cia y tomando en cuenta las aspiraciones ydeseos de los habitantes de esta provincia.El 22 del que cursa ha firmado V. E. un de-creto que responde á aquellas aspiraciones ysatisface esos deseos, y todos venimos á darlelas mas sinceras gracias porque ha quitadoal pais una carga que llevaba con repugnan-cia, pues gravaba con desigualdad al contri-buyente y. daba lugar á vejaciones.—Todaslas provincias saben, Excelentísimo Sr., queestán obligadas á proporcionar al tesoro pú-blico cuantos recursos sean menester parallenar las necesidades de una buena admiuis-tracion; pero los habitantes de esta sientenmas que eso, aspiran á mas que eso, y lomanifiestan hoy á V. E.—Quieren respondercomo buenos hijos, ofreciéndolo todo á lamejor dejas madres, que en circunstancias lasmas críticas, cuando necesitaba todas susfuerzas y elementos, no vaciló entre su peligroy el nuestro; 9e desprendió de ejército ymarina y estimuló de todos modos el alista-miento de nuestros hermanos los voluntariosprovinciales. Dígnese V. E. aceptar esta sen-cilla manifestacion ele los sentimientos queabrigan las clases aquí representadas, quetanto agradecen a V. E. su ilustrado celo ysu constante acierto para llenar las sabiasmiras del Gobierno de la nacion.»

S. E. visiblemente conmovido, porque loshombres de su temple son, como se comprendebien, mas impresionables á la accion de lasmanifestaciones afectuosas que á la de lasbalas, "contestó, con la naturalidad que uun-ca le abandona, que en la felicitacion quese le dirigia en aquel instante, veia una re-compensa superior á los que modestamentecalificy de escasos merecimientos, añadiendo,en muestra de la estimacion que la daba,que la gloria de la demostracion del apreciopopular que se le estaba haciendo, sería unode los mas honrosos recuerdos que podia le-gar á sus hijos.

Hizo S. E. justicia al patriotismo de todas

las clases, con cuya cooperacion elijo que ha-bia podido vencer las dificultades porque hatenido que atravesar en el período de sumando, y manifestó fundadamente la espe-ranza de que esa cooperacion eficaz del buenpueblo cubano, no le faltará, para comple-tar la obra de la pacificacion y regeneracionde esta provincia española. Dec'aró que, ha-biendo sabido que el pais soportaba con dis-gusto las contribuciones directas, quiso apro-vechar la primera oportunidad para suprinlir-las, teniendo la satisfaccion de ver que habiainterpretado bien las aspiraciones de los con-tribuyentes, y esa oportunidad se la daba elprodijioso aumento que ha tenido la rentade Aduanas desde que se varió el sistemadel despacho, gracias al celo de las comisio-nes de vigilancia, que tan eficazmente hansecundado su pensamiento administrativo.Finalmente, despues de dar las gracias porla inanifestacion que se le hacia, fué saludan-do á todos los individuos de la Comision,que se retiraron complacidísimos de la ma-nera con que su felicitacion había sido reci-bida.

Desde Palacio dirigiese la Comision á ca-sa del Excmo. Sr. Intendente, ante quien elSr. Colomé improvisó un nuevo y no ménosbello discurso, que fué el siguiente:

«Excmo. Sr.:—Alta es la honra, incompa-rable la satisfaccion que experimenta un pue-blo cuando, para tributar justicia al mérito,se agrupan todas las manifestaciones de sumaterial y moral riqueza.. La; de esta provin

-cia está toda aquí representada por la pro-piedad rústica y urbana, el comercio nacio-nal y extranjero, las industrias y las profe-siones.

' «Ea el hombre-públicos la oportunidad enla aplicacion de los principios constituye unade las mejores dotes que reclama la esfera degobierno y administracion; la prudencia enno lanzarse á destruir, sin haber antes edifi-cado, es la primera de las garantías; la virtudmas levantada es el sacrificio de las propiasdoctrinas, á lo que exije la conveniencia ybienestar de los pueblos.

«V. E., con el claro talento, maduro juicio,recta conciencia y laboriosidad que le clistin-guen, ha ejercitado esas grandes condicionesal frente de la Hacienda pública de esta pro-vincia. V. E. ha manifestado varias vecesque profesa los principios del libre cambio, ysin embargo, desde el momento en que se en-cargó de la gestion de la Hacienda, ha tenidola abnegacion de prescindir de esos princi-pios y de consagrarse decididamente al estu-dio de las necesidades y de los recursos deesta provincia.

«Comprendió con sano criterio que la prin-cipal fuente de los mencionados recursos es-taba en la renta de Aduanas, y se dedicódesde luego á mejorar su administracion: ob-teniendo inmediatamente los mas favorablesresultados. Contando con tan poderosos ele-mentos, y despues de haber reconstruido,pensó en demoler y echó abajo el ruinosoedificio levantado por. el Real Decreto de 12

de Febrero de 1867, que, como cimentado eiiun terreno deleznable, perdió su aplomo enpoco tiempo. V. E. ha preparado y someti-do á la aprobacion del Excmo. Sr. Goberna-dor Superior Político el decreto del 22 delcorriente, y venirnos á darle las gracias porla gran parte que lla tomado en una reformaque ]la recibido con júbilo todo el país. Díg-nese V. E. aceptar la expresion de los senti

-mientos que animan á las clases que repre-senta esta comision, porque todas se apresu-ran Ii reconocer el acierto con que ha proce-dido en la gestion del importante ramo queha puesto el Gobierno Supremo á su cargo.»

El Excmo. Sr. Intendente es hombre depasion, y estaba, no solo conmovido, sino pro-fundamente alterado. Tal era la emocioncausada por la gratitud que le embargaba,que parecía experimentar alguna dificultadpara empezar su discurso de contestacion,é1 que tiene una imaginacion fecunda y unaasombrosa facilidad de elocucion, facilidadexcesiva tal vez, permítame que se lo diga,pues quizá le convendría disminuirla untanto para mejor rivalizar con los mas dis-tinguidos oradores de la época presente.Pero empezó á expresar lo que sentía, y ácomunicarlo tambien á sus oyentes, que conmuestras de evidente complacencia le inter-rumpieron varias veces. Dijo que no le sor-prendia aquel acto, que le parecia de pura be-nevolencia, porque acostumbrado está á ver-la en la isla de Cuba, tan calumniada pornuestros comunes enemigos, como él mismose vé calumniado, cuando consagra su tra-bajo, su salud y su vida al bien de este país,lo que no le duele, porque obligado se juzgaá sacrificarlo todo en obsequio de los quetan generosamente pagan sus servicios. Reco-noció que habia sido uno de los engañadosen Europa, con respecto á esta tierra sobrela cual se difunden por allá tantos errores,segun nosotros lo hemos manifestado mas deuna vez; pero dijo que él estaba dispuesto, nosolo á servir á esta tierra, sino á vindicarla.Mostró, en fin, su profundo reconocimientoá la nobleza con que el pueblo cubano pre-miaba sus desvelos, y aseguró que el recuer-do de la felicitacion que se le dirigia por losrepresentantes de los gremios, le haría per-severar en su intencion de defender en to

-das partes á esta noble provincia de España,siempre grande y generosa.

Ved, lectores, congo á la supresion de un• penoso tributo se ha contestado con el ren

-dimiento de otro. Todos han estado en supuesto: las autoridades, legislando como pue-de desearse, y devolviendo con creces los ho

-menajes que reciben del pueblo. Este á suvez, acudiendo á las casas de los salvadoresdel pais para felicitarlos, como se té veríaen cualquier parte dar la vida por la patriaimpavidum ferient retinte; segun la feli z expre-sion de Horacio. Al ver esto digo yo, y to-dos serán de mi parecer: ¡caigan rayos ycentellas! con tal que esos meteoros vayaná la manigua, mientras esta no se vea limpiade nmambises.

EL MORO MUZA.

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142 Er, MORO MUZA

EL DIA 22 DE ENERO

IIW' aquí un dia llamado á figarar grande-mente en las efemérides de la isla de Cuba.Diríase que para los unos, tanto como paralos otros, el destino le ha hecho cija diado.

En ese dia del año de 1869, los reformis-tas cubanos dieron un maleficio, anunciado

como beneficio en el teatro que fue de Villa-nueva, y que pasó á serlo de Villavieja desde en-tónces. A ese beneficio, que por la genteque lo daba y por el fin que tenia, no podiamenos de salir maleficio, asistieron los liberta-dores y libertadoras, poseídos de una horroro-sa embriaguez política, que parecia embria-guez de otra naturaleza: Ellos, los muy bi-gardos, iban armados de revólvers, conto sihubiese entrado la moda de sustituir talesinstrumentos, que no son de los mas ópticos,á los gemelos que, para alargar la vista, seemplean en los espectáculos, y ellas las muy...atrevidas, se presentaron desgreñadas, cual sien vez de asistir como simples espectadoras áuna funcion cualquiera, fuesen á servir (lecomparsas ridículas en alguna parodia de lasBacantes.

Ellos y ellas podrian no haber bebido; pe-ro, aun sin esperar los subsiguientes efectosde su citada embriaguez, bastaba verlos yverlas para tener derecho á decir: «esta gen-te ha empinado el codo.» Despues, comoellas empezaron á dar voces sediciosas, tre-molando banderas abigarradas desde lospalcos, extravío a que ninguna señora puedeentregarse mientras conserva el juicio,y elloscreyeron conveniente hacer uso de sus re-vólvers, para que la música vocal de la insur-reccion femenil no quedase sin ruidoso acom-pañamiento, probando de este modo queellos estaban tan fuera de sí como ellas, ycomo era evidente que los disparates que ellosy ellas haciau solo podian redundar en dañode ellas y de ellos, está para mí fuera de du-da que la embriaguez de los espectadores delmaleficio, anunciado como beneficio, provo=nía de haber metido entre pecho y espalda,tanto ellos como ellas, una de esas cosas quese suben á la cabeza. Tal fijé la mamarra-chada con que libertadores y libertadoras die-ron celebridad al 22 de Enero de- 1869.

¡Qué contraste! Llega el 22 de Enero de1870, y el Excmo. Sr. Gobernador SuperiorPolítico de Cuba, en virtud de una bien ra-zonada Exposicion del Excmo. Sr. Intenden-te, publica, por medio de una Gaceta Extraor-dinaria, el decreto expedido por el Excmo.Sr. Ministro de Ultramar con fecha 30 deSetiembre último, disponiendo que desde 19de] próximo Abril queden «suprimidas lascontribuciones directas sobre el producto lí-quido de la riqueza rústica, pecuaria y urba-na, y sobre las utilidades de la industria, delas artes, las profesiones y el comercio, es-tablecidas por Real Decreto de 12 de Febre

-ro de 1867.» Véase pues cómo contesta el22 de Enero español, al 22 de Enero labo-rante.

Esta visto: el dia 22 de Enero será de lhoymas, por razon duplicada, un precioso datopara la mnemotecnia, entre los que conoz-can la historia de Cuba. En ese dia del añode 1869 hicieron los enemigos de España labarbaridad die Villanueva, dirán los hombressensatos, añadiendo, y en igual dia de 1870dieron las autoridades gspañolas la gratiprueba desi, amor al pais, aboliendo unostributos ql e; por no haberse planteado conla necesaria preparacion, llegaron á sergrandemente injustos ó impopulares.

De injustos los califica el Sr. Intendente,aun mostrándose partidario como manifies-ta el Sr. Ministro de Ultramar serlo tambiende la ciencia económica, y está en su lugar

la calificacion indicada, porque, gracias á laprecipitacion con que los tales tributos seestablecieron, faltó el requisito de la propor-cionalidad en su distribucion, resultandoque los que debian pagar mucho, pagaronloco, si ès que llegaron á pagar algo, y vice-versa. Así -nos lo dice con su proverbial luci-clez el Excmo. Sr. Intendente en el siguientepárrafo de su brillante Exposicion.

«V. E. I. tuvo á bien conferirme la Vice-presidencia de] Consejo de bienes enlbarga-dos, cuya historia y fisonomía actual publi-cará y reflejará la Gaceta de la Habana den-tro de pocos dias, para conocimiento del pú-blico; y entre los datos oficiales irrecusables,sacados (le los mismos libros, de los mismosdocumentos que los mismos dueños de bie-nes embargados llevaban para su contabili-dad, veníos que la estadística empírica quesirvió de base al decreto de 12. de Febrerode 1867, distaba tantó de la verdad, cuantoque se figuraba á ciertas y determinadas pro-piedades una produccion tan distinta de lareal, que hay casos en que la verdad se haocultado de tal manera, por esos mismosque se han levantado despues en armas con-tra el glorioso estandarte bajo el cual se co-bijaron sus mayores, que tal vez me verémuy pronto en la precision de publicarlo, pa-ra asombro de propios y edificacion de ex-traños.)>

¡Hola! ¿Conque mentian esos bigardos quese han rebelado contra la Madre Patria?Sí, lo creo, que siempre los bigardos fueronembusteros y lo serán hasta exhalar el últi-mo suspiro.

Pero de las mentiras que echaban, á pro-pósito de la propiedad para el catastro, sededuce que estaban robando á la Haciendalos muy bigardos, y ¿quién habia de esperartan fea conducta de algunos de esos hom

-bres que, prescindiendo de sus malas ideaspolíticas, parcelan personas decentes?

¡Ah! Vengan cuanto antes los datos queel digno Vice-presidente del Consejo de bie-nes embargados nos ofrece, para que sepa-mos - quienes fueron los defraudadores,y encuánto defrau daroii á'la üaèíóri espàiiolà" dela cual dicen tantas -p'icardias. - Vengan, sí,esos datos, y nos explicaremos tambien consu auxilio la buena fé con que los reformis

-tas pediaii las reformas.En efecto. Años y mas años estuvieron

los sus odichos bigardos pidiendo la supre-sion de las contribuciones indirectas, y tan-to lo pidieron, que hubo que darles gusto.Pero ¿por qué lo pedían con tanta prisa?¿Era porque la cieucia ha demostrado queel impuesto directo es el mas equitativo?Al contrario; era porque, ocultando ellos laverdad, se propouian, los muy bigardos, ar-rojar sobre el vecino la parte de carga queá ellos les correspondia. Sépanlo así los ciu-dadanos de los Estados-Unidos, para que co-nozcan la índole de sus huéspedes laboran-tes, y lió- se fien de lo que estos digan, no so-lo porque los tales huéspedes mienten 'siem-pre con el mayor descaro, sino porque losmuy bigardos han hecho del embuste ]]naindustria que les permite tomar "lo ajenocontra la voluntad de su dueño.

Ahora se va viendo claro el ojo del be-sugo.

Los fogosos libertadores, álias bigardos, dije-ion para sus adentros: «Con la contribucionindirecta, ó no hemos de vender nuestrosfrutos, ó liemos de abonar á la Hacienda losderechos de exportacion establecidos. No hayfraude posible para los bigardos, ó cuando me-nos, es dificil ese fraude con el actual sistema.Pidamos el tributo directo sobre los prediosque nadie conoce á fondo, puesto que falta laestadística, y si tenemos tanto, diremos que

cuanto, con lo que pagaremos la mitad, lacuarta ó la décima parte de lo que liemos pa-gado hasta el dia.»

Esto es lo que se desprende de las indi-cacioneshechas porel Excmo. Sr. Intendente

en su magnífica exposicion, y ahora, lo repi-to, podemos apreciar mejor que antes, con quéfiu pidieron las reformas económicas los bi-garclos, pudiendo tambien comprender llastadonde llega la moralidad de una cofradía quesiempre tuvo esa misma palabra moralidaden la boca.

El caso es que la vanidad y el egoismoaconsejaban muy opuestas mentiras á los quepor éducaeion llegaron á ser grandísimostrapalones. Como ellos son tau vanos, cuandohablaban de sus capitales con cualquiera queno fuese funcion ario del fisco, la echaban todosde Cresos, multiplicando por tales factores suverdadera fortuna, que el que tenia doscien-tos mil pesos blasonaba de millonario, y elque tenia cincuenta mil pesos... de deudas,sin sombra de activo, ya que no se ostentasetan potente como los antiguos reyes de Espa-ña, Alfonso el Católico, Alfonso el Magno, Al-fonso el Bravo y Alfonso el Batallador, su-ponian rivalizar en fortuna con ciertos Al-fonsos modernos, que estaban ]lechos unospríncipes, sin serlo, y tales liunios se daban,que casi lo parecian. Tal fue el prurito de laexageracion nacida de la vanidad en ellos,que hubo bigardos á quienes yo llegué ájuz-gar casi tan ricos.., como lo habrian sido real-mente, si hubieran tenido todo lo que de-bian. Pero un momento despues de vender-se por capitalistas, con razon ó sin ella, lle-gaba un agente del fisco, y •tan pequeñitosse hacian con este, los muy bigardos, comograndes se habian finjido con otras personas.Entónces declarabán ser punto menos queunos pobrecitos de solemnidad, sin mas rai

-ces que las de las muelas, ni mas renta quela del escusado, en que solian meterse á me-nudo. ¡Ah ! ¡Parecia que acababa de morír-seles su madre, segun lloraban, los muy bi-gardos! Digo esto, en el supuesto lde que lamadre no fuese peninsular, ó cuando pensa

-ban heredarla; pues en cualquiera de estoscasos, lo que querian los muy bigardos eraque su madre se muriese cuanto antes.

Total: mentir por carta de mas, cuando lavanidad podia ostentarse sin peligro de tenerque aflojar la mosca, y mentir por carta demenos, aunque el amor propio sufriese unamortificacion espantosa, cuando se tratabade defraudar al Tesoro Público. Mentirasde opulencia ú mentiras de ganzúa. ¡Siemprementiras! Tal fue la conducta de los bigardosantes de irse *los unos á Nueva-York y losotros á la manigua.

Pero, en fin, si ellos tuvieron su 22 de Ene-ro de 1869, dia de embriaguez que no se lesolvidará en mucho tiempo, la parte noble ysana del pais ha tenido el glorioso 22 de Ene-ro de 1870, de que todos los que nos interesa-unos en la prosperidad de Cuba conservare-]nos grata memoria. Dejemos á los bigardosla gloria de haber dado tristísima celebridadal 22 de Enero de 18.69 con el conflictoque tramaron y que no debió dejarles muysatisfechos, mientras nosotros conmemoramosnuestro 22 ole Enero de 1870, felicitando al.insigne General Caballero de Rodas y al.ilustre rentista D. José Emilio Santos que,reformando la Administràcion bajo 'el granlema de las tresfatriosas palabras del`primero,y atendiendo en el fondo y forma de los tri-butos á los clamores de la opinion, se hanhecho acreedores á la gratitud -de la Patria yal aplauso de la història.

ÉL MORO MUZA.

EL MORO MR7:*, 143

RAFAEL.

¡Qué cuadros de Rafael estoy viendo! Men-tira parece que uni hombre haga obras tandetestables. Hay en ellas una lastimosa con-fusion de figuras, donde se empequeñecenlas que deben aparecer grandes y se eleva latalla de las que la naturaleza hizo raquíticas:se vé la carencia absoluta de verdad en todo;imperfecto dibujo, pésimo colorido, mala luz,en fiu, no creo que haya jamás existido obraalguna, inclusas las que hizo el tristementefamoso pintor de Ubeda, tan fatal como loscuadros de Rafael que tengo á la vista; dedonde se deduce que Rafael es un pintor debrocha gorda.

Apuesto á que al llegar aquí, son muchoslos que experimentan tal iudignacion contrami persona, por la dureza con qué trato áRafael, que no sé lo que harian conmigo sien su presencia me tuviesen, y ¿de dónde na-ce esa injustificable ira? De haber yo imita-do en el comienzo del presente artículo alpredicador aquel que dió principio á un ser-mon diciendo: ((No hay Dios. (¡Qué dispara-te! murmuraron todos los oyentes.) No escierta la resurreccion de Jesucrito (¡Ave-Ma-ría Purísima! exclamaron los feligreses san-tiguándose.) Es falsa la existencia de la San-tísima Trinidad.» (¡Pero este hombre se havuelto loco! empezaron á decir los buenoscreyentes.) El orador sagrado, á todo esto,sin desconcertarse por los murmullos y mues-tras de impaciencia de su rebaño, añadió conmucha calma: «He aquí como se expresan losateos, cuyos punibles errores voy á poner enevidencia, demostrando las consoladoras ver-dades de la santa religion que profesamos.»

¡«Gracias á Dios! dijeron los oyentes, muycontentos ya del exordio cuya conclusion, nohabían adivinado.»

Y yo tambien, lectores, puedo aplacar vues-tra cólera con pocas palabras, como estoyseguro de conseguirlo diciendo, que los cua-dros que me han parecido tan infernales, noson'dél divino Rafitel, sili' (le un Rafael mé-nos que humano; es decir, que no se tratadel Rafael de Urbino, sino del Rafael deCuba; no de Rafael Sanzio, que nunca hizocosa mala, sino de Rafael Lanza, el quejamás ha hecho ni podrá hacer cosa buena;no del Rafael que figura entre las primerasglorias de las artes, sino del Rafael que solopuede pasar por genio (le las arterías ó de lasartilrtañas; no, en fin, del autor -de la Perla;nombre con que es universalmente conocidouno de sus inmortales cuadros, sino del Ra-fael que pretende aniquilar otra Perla precio-sa, la Perla de las Antillas, cuya coiiservacionimporta mucho al lulu,do civilizado.

¿Comprendeis ya, lectores, la razon conque yo hablaba tan mal de cierto Rafael yde sus abominables obras? Pues bien: ahoradiré porqué ,juzgo como pintor mí ese RafaelLanza, que jamás ha manejado los pincelesni la paleta. Lo hago, porque, aun prescin-diendo del nombre de Rafael con que por uninexplicable capricho le bautizaron, algo tie-ne de pintor, 6 de pintador, ú de pintureroquien es tan amigo de pintarla, como se sueledecir de los que la echan de matones, y quiense pinta solo, aunque solo sea para hacer co-sas indignas., como por ejemplo. el vomitarinjurias contra los que le han perc1onado,

Esto supuesto, pasemos al exámen de loscuadros.

La galería que á la vista temo, es el núm.69 de un periódico fundado enÍ'aris por Ra-fael Lanza,-y escrito en pésimo francés poralgunos sinsontes, que sin duda se han pro-puesto dar á la lengua de Fenelon los tajos yreveses que antes dieron á la de Cervantes.La tal galería, ó galera, que en consideracion

á loa que la han formado y mí su objeto, mastiene de galera que de galería, ofrece una sé-rie de cuadros, en los cuales alternan losasuntos sérios con los jocosos, originalidadque es preciso reconocer en ese Rafael cuba-no que debía responder al nombre de Bertol-do. Llámase dicha galería: Luz Conven.tionAmnaricaine, y esto dice mucllo. Por ello sabe-mos que América tiene ya una Convencion,qué miedo! Pero como esa Convencion del

Nuevo Mundo, está en el Mundo Viejo, elamericano mas asustadizo se tranquilizará,seguramente, diciendo: por allá me las dcr ►todas.

La Convenciou tiene su cabecera, y en esacabecera figura el siguiente cuadro, que dítuna idea del tacto político y de los conoci-mientos históricos de sus autores:130S: Proclamacion de la Rep. helvética. Guillermo Tell.177k! ........................ Estados Unidos.. Washington.1792 ........................ Francesa........... Voltaire-Diderot.1S1I ........................ Colombiana....... Bolívar.1sfs ........................ Cubalna............. céspedes.

Conque ya ven ustedes cómo alterna enese cuadro la.carica.tura con las figuras sérias,cosa que solo se les podia ocurrir al Rafaelcubano y á sus compinches. Entre paréntesis:¿por qué esos condenados...... mí presidio, yaque se pusieron á explicar el año de la fun-dacion de varias repúblicas, se dejarian en eltintero á Méjico, todo el Centro América, elUruguay, Buenos Aires, Chile, Bolivia yotras, entre las cuales se cuenta nada menosque el Perú, de cuyo guano tanto esperabanellos?

Nada; la naturaleza les hizo embusteros, ypor no dejar de mentir, de cinco repúblicasque nombran, hay tres que se fueron con lamúsica á otra parte, á saber: la de Franciade 1792, que murió en 1804, la de Colombia,que solo duró desde 1819 hasta 1831, y lade Cuba, que solo ha existido y existe en laimaginacion de algunos insensatos, mientrasdejan de nombrar catorce 6 quince . repúbli-cas . que, .aunque malas, no por eso dejan deser mas repúblicas que las que ya fallecieron,ó que las que todavía no han nacido.

Conste, pues, que para Rafel Lanza y co-frades de galera, no merecen nombrarse lasactuales repúblicas hispano-americanas, por-qne no son repúblicas; pero sí, es convenien-te hablar ele la república francesa, que pasó•i ser imperio, de la república de Colom-bia, que se hizo pedazos entre las manos deuno.§ (Malitos anarquistas ambiciosos, y de la.república cubana, que es una ridícula ilusionde asesinos é incendiarios. Esto hace la pin-tu a de Lanza y consortes: basta oir 6 leertires lialabras de las que'ellos sueltan 6 escri-ben, para descubrir otras tantas gordas men-tiras ,y para poder exclamar: ¡cosas de labo-rantes!

Hombre, tambien es mentira que Bolívarèstableciesela república de Colombia en 1811.Lo que llizó Bolívar en ese año fué ponerseá las órdenes del tristemente célebre Miran-da, que murió en 1816, sin que todavía enaquel tiempo se conociese la república deColombia, que no llabia de ser un tipo delongevidad republicana. ¿Por qué, pues, seatribuye á Bolívar el hecho de establecer larepública colombiana en 1811, siendo menti-ra? Porque son laborantes los que lo dicen,y faltará la luz gil sòl; pero no fïtltará la men-tira en la boca de los laborantes.

Supongo que òs habrá chocado, lectoresmios, el ver- los nombres de Voltaire y (leDidérot despees del de Washington, por-que tambien me ha chocado á mí, lo cualera de ene, ignorando, tanto vosotros comoyo, que Diderot y Voltaire, aquellos que no-sotros habianlos tomado por filósofos, cre-yendo ademas que el primero habi.I. muerto

en 1784 y 'el segundo en 1778, fueron dos fu-ribinldos revolucionarios que decretaron en1792 la abolicion de la monarquía. Pero ¡ca-llad!! ¿No fueron Vermuiaud, Robespierre,Danton, Marat y otros, Tos que hicieron esoque se atribuye á Voltaire y á Diderot? Va-ya, cada vez veo mas claro que la mentiraes mas que un vicio, es una necesidad, unacondicion sine qua non de la vida de los la-borantes.

Puede ser que ellos, no atreviéndose á ci-tar nombres terroríficos, .por no asustar á lagente, y en eso hacen muy mal, porque losque se llorrorizarian de , sí mismos serianMarat, Danton, Robespierre, Saint-Just y elmismo Carrier, si levantasen la cabeza y seviesen confundidos con esos miserables ase-sinos é incendiarios que se llaman Céspedes,Quesada, Aguilera, Cavada, Figueredo yotros modernos republicanos; puede ser, di-go, que, no atreviéndose á citar nombresterroríficos, hayan puesto á Voltaire . y Dide-rot, hombres de teoría, en lugar de Robes-pierre, Danton y Marat, hombres de accion;pero hasta en eso se vé el afan de mentir delos laborantes, los cuales cuelgan á Dideroty á Voltaire lo que pertenece á Rousseau.En efécto, tanto aquellos como este trabaja-ron en la obra de demolicion de la sociedadvieja; pero Voltaire y Diderot no se mezcla-ron en la política. Fue Rousseau quienprincipalmente minó el edificio político ypreparó el terrible movimiento cuyos efectosduran todavía. Es gana, por lo tanto, dementir el dar á Voltaire y Diderot lo quepertenece al autor del Contrato Social, y co-mo ya sabemos que los laborantes no pue-den decir una. verdad sin peligro de enfer-mar gravemente, allí teneis, lectores nlios, ex-plicado el misterio de los nombres de Vol-taire y Diderot, figurando ,junto á los deWashington y Guillermo Tell.

Queda demostrado que los redactores deLa Convencion Americana barajan los nom-bres- y las fechas que es un gusto, lo que noshace ver sus conocimientos históricos, yobservamos, ademas, quede cuatro repúblicasque citan como modelos para la cubana, queaun no lleva trazas de nacer, hay dos que mu-rieron en la flor de sus años, lo que nos dála medida de su tacto político. Pero, si porignorancia ó por el afan de mentir cuentaucomo existentes cinco repúblicas, de las cua-les no viven mas que dos, y si por las mis-mas razones atribuyen á unos lo que otroshicieron, alterando al mismo tiempo las fe-chas de los sucesos, no es posible negar queposeen la audacia tan recomendada por elmaestro Danton á los revolucionarios, yen efecto, se necesita toda la audacia queellos tienen para poner el nombre de eseruin, y por mil conceptos despreciableindivi-duo, que se llama Céspedes, al nivel de los deGuillermoTell, Washington, Voltairey Di-derot, que rnerecian mi poco mas de respeto.

Bien que, ¿no he -citado yo á Rafael deUrbino á propósito del Rafael Lanza? Puesbien: tanta blasfemia hay en esto como enponer al perdido y vulgar Céspedes entrehombres que han alcanzado justa celebridadpor su bravura ú por su talento; pero, aunhabiéndolo hecho yo por vía de contraste,me remuerde 1a "concí tieiá, y ato . -voivère niá pensar en el Rafael que hizo cuadros in-mortales, cuando hable del Rafael que estáhaciendo grandes mamarrachadas; porquesé que hay nombres que braman de versej untos, y lo sé porque estoy oyendo los fu-riosos bramidos que dan Guillermo Tell,Washington, Voltaire y Diderot, al encon-trarse cerca de Céspedes. He dicho.

EI. MORO MUZA.

ti

144 EL MORO MUZA

ALMANAQUE MORUNO.

JUICIO DEL A .O.

En extracto voy, señores.A dar el juicio del año,Pues, presidiendo Saturno,Viene de molde el extracto.

El caso es que los 7zzanzbisesPensaran verse apoyadosPor ese dios que la mañaTomb de engullir muchachos.

Pero errados van, por cierto,Sin hache, los mentecatos,Conto es verdad que con hacheMerecen-andar herrados.

Porque ei Saturno un tiempoFué Dios con puntas de diablo,Tal que el Olimpo en Muizi//uzaTornar quiso sanguinario;

Arrepentido mas tarde,Perdió aquel gusto estragado,Pérdida que el inundo enteroTuvo por feliz hallazgo.

Entonces subió á la tierra,Es decir, subió bajando;Pues al bajar, por sus hechosLlegó á ponerse tan alto,

11,ue los dioses de allá arriba,Es ya un hecho averiguado,Que tuvieron que empinarsePara mirar al de abajo.

Y es claro, mientras los otros,Andaban á picos pardos,Con Juno, Minerva y Vénus,lIechos unos guachinangos;

El se entregó á la labranza,Siendo inventor del arado,Que mas tarde honrar debianSan Isidro y Cárlos Cuarto.

Y bien, amados lectores,Un dios tan bueno, tan sabio,Tan dado á la agricultura,Tan protector del trabajo;

¿Mirará con buenos ojos.1 Cavada y otros varios,Que con la tea incendiariaQuieren devastar los campos?

¿Púede agradar un sistemaTau cutusimbo, tan malo,Al que es de los cosecherosComo quien dice, el decano?

Antes, pienso que SaturnoEstar debe contemplandoLa feraz tierra de CubaCon agrícola entusiasmo;

Pues tengo, además, por fijoQue á un dios tan civilizado,lla de petarle el azúcarY ha de gustarle el tabaco.

Precisamente por eso,Por haber querido el hadoQue en este año nos presidaUn labrador veterano,

Pronto nos veremos libresDe libertadores záfios,Que con puñal y con teaQuieren libera{izarnos.

Entonces seremos libres,Libres de veras, y tanto,Que aquellos que dieren pruebasDe ser buenos ciudadanos,

Cuando sin sayo se encuentren,- Y esten de capa dobrados,Y quieran sayo, y no capa,llarán de su capa un sayo.

Mas los que escúpir pretendenAl pabellon castellano,En vez de echar para afueraSu abundante espumarajo,

Escupirán hácia adentro,Pues al ver su desengaño,

. Tendrán que tragar saliva,Furiosos ú resignados,a Como, en paz, dará la tierra

las de lo que es necesario,Se iniciará un movimientoMercantil acelerado;

Esto es, si los disidentesSacudir quieren un tajoA esa tara, 6 tararira,Que paraliza el mercado.

Habrá, en fin, grandes productosLíquidos, y no es extraño,Pues si bala el de la sangre,Aumentará el del guarapo.

¡Y dino si estarán luegoBoyantes los hacendados!No seré yo quien les tosa,Aunque me halle constipado.

liará la industria progresos,Por lo mismo que está faltoDe caballeros de industriaEste suelo hospitalario.

Comerciarán solamente`Los comerciantes, que antañò;Hay quien dice que hubo muchos:Que, sin serlo, traficaron.

Y comerciantes, artistasE industriales, que abrazaronA la fuerza el paganismo,Serán muy buenos cristianos,. Gracias á nuestro Intendente.

Que á todos les ha quitado,Al suprimir los tributos,La condicion de paganos.

Yo solo quedo excluidoDe las ventajas que ensalzo,Sin duda porque soy Mono,Pues como estais observando,...

Dos grandes contribucionesEn cada semana pago:Es una la de hacer versosY otra la de recitarlos. (1)

¡Yo, que hago un gran sacrificioEn ser Mono, pues al cabo,Como la grasa y el mostoMe tiene el Koran vedados,

No puedo comer tocino,Y por eso estoy tan flaco,Ni decir, como Aguilera,Que paso la vida.á tragos!

Pero, en fin, del mal el ménos,Pues sé que el año .n que estamosPromete ser solamenteFatal para los bellacos.

Y he dicho, y Dios sobre todo,Que es estribillo obligadoEn todos los que enjaretanRomances de calendario.

EL Mono MUZA.

SOBREMESA.

EL Mono MuzA.—Brindo, cal:varadas, porlos batallones 19 y 39 de la Habana, de loscuales aquel acaba de prestar á satisfaccionde todos su patriótico servicio, y el otro haido á relevarle. habiendo llegado felizmenteá su destino. Bien, compañeros, veo que to-dos estais acordes en contestar con ardor albrindis propuesto, y ahora os diré, porqueno tuve tiempo para ello la semana pasada,que la alocuci on del Sr. D. Miguel A. Herrerame pareció por todos conceptos recomenda-ble. Píntase en ella el noble patriotismo deque siempre ha sabido dar pruebas el dignocoronel del tercer batallon de Voluntarios yestá muy bien escrita, por cuya razon os re-comendé su lectura, yo que siempre he sidoparco en los elogios.

AMURATES.—date V. bien, Sr. Mono, por-que así, cuando usted dice que una produc-cion literaria es buenà, todo el mundo creeen la sinceridad con que usted lo dice, y nosucede lo mismo con todos los órganos de laopinion, para los cuales, generalmente, nohay distincion entre lo bueno, lo mediano ylo malo.

El Mono MUZA. —Eso proviene, camarada,de lo viciada que está la crítica en el mundoentero. Antes hablaba el espíritu de la im-parcialidad, y hoy casi siempre habla el delas afecciones. Por eso se prodigan tantoselogios á lo mediano como á lo bueno, y has-ta se suele recomendar lo malo como si fue-se muy bueno. Hay mas; suele acontecer quealgunos individuos trabajan en dos ó tresperiódicos á un tiempo, y en los unos ensal-zan la bondad de los otros. El público, queignora este juego inmoral, toma por voz detoda una redaccion tan imparcial como ilus-trada, lo que es simplemente la voz de un

(1) Aludo á la participacion que suelo tener en las reu-niones semanales del Excmo. Sr. Intendente. Ya se com

-prenderá la satisfaccion con que pago esos tributos litera-rios que redundan en honra mia. Nota del Mono Muze.

pobre diablo, que se despacha á su gustoimitando al héroe de la seguidilla:

Estamos en un tiempoTan miserable,

Que si uno no se alabaNo hay quien le alabe.

SELIM-BAJÁ.— Pero hombre, ¿llasta eseextremo puede llegar la broma, que con razoncalifica V. de inmoral? -. EL MORO MuzA.—Toma, y hay en algu-nos puntos del globo lo que podria llamarsesociedades de elogios mútuos, compuestasde pretenciosos, que se echan todo el in-cienso que pueden los unos á los otros. Asies que en todo el mundo se vá desautori-zando la prensa periódica con respecto á lacrítica, y es natural, porque, cuando se véque un periódico parece reducir su misioná la tarea de encarecer el mérito de otro,por malo que este sea, ó no hace distincionentre las obras malas y las buenas, mostrán-dose siempre dispuestoá decir que todas sonmejores ¿qué recurso tiene el pu-eblo paraconocer el mérito de esas obras antes de leerlas,viéndose engañadomuchas veces, porque .sele hace comprar lo que de balde saldria muycaro? Así acaba el pueblo por no hacer ca-so de nada de lo que sele dice, y tiene sobra-da razon para ello. He aquí porqué yo in-sisto en no prodigar mis plácemes, y porquélos que leen mis críticas, podrán poner enduda mi capacidad con fundamento; pero ánadie se le ocurre négar la imparcialidad demis juicios.

MULEY-HASSAN.— Aunque todo . no es uno,¿saben ustedes que algunos laborantes de losque andan por extrañas tierras, sacan parti-do de todo? Digo esto porque, entre aquelloscuyos bienes han sido embargados, y masparticularmente los que menos bienes po-seian, parece que hay algunos que estáncontrayendo grandes deudas y lo hacen dela manera siguiente: Van á casa del sastrey le dicen; «mire V., acaban de embargar-me los bienes, y por consiguiente, no puedopagar ahora el trage que necesito. HágameloV., que algun dia podré pagarle.» Lo mismoque le dicen al sastre le dicen al usurero, áquien piden para pagar al dueño del Hotel,y tampoco á este le pagan, engañándole conla misma treta que tan buen efecto ha sur-'.tido en las casas del usurero v • del sastre; átodo lo cual, Doña Emília Ó de Villaverde,aquella célebre republicana que tanto mal-trató á sus esclavos, parece que suele decir:«Qué listos y qué traviesos son mis amigos!»

EL Mono MOZA. —Sí, lo Breo, sí, porqueen todas partes hay bobalicones que se dejanengañar fácilmente por los petardistas; perobueno será ir publicando esas proezas delos laborantes, para que ni en los EstadosUnidos, iii en Francia, ni en ningun pais adonde la fatalidad los encamine, puedan lucir.esas primadas que tanta gracia le hacen áDoña Emilia C. de Villaverde.

ABD-EL-RAMAN.—Sí, conviene hacer ver átodo el mundo lo embusteros que son loslaborantes, para que nadie se fie de ellos, ysi no vea V. las cosas que dicen los redacto-res de La Revolucion, de El Republicano y deLa Convention Americaine.

EL ' Mono MuzA.—Calla, hombre, que eseúltimo periódico, fundado por Lanza, tienecosas admirables, entre las cuales hay algu-nas tan contra-producentes, que parece quehemos pagado nosotros para que las di-gan, lo que no haremos nunca, porque no te-nemos en tan poco nuestro dinero. Yo oshablaré de algunas de esas cosas; pero seráotro dia, porque ahora tengo que levantarla sesion, como lo hago en este momento.

IMPRENTA EL mis, OBIBPO 20.