La protección de Dios -...

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66 G G osén, en Egipto, es la tierra que José escogió y que el faraón, amigo de José, le concedió para que su padre y sus hermanos vivieran cuando emigraron de Canaán debido al hambre que azotaba al mundo en esos días (Génesis 47:1-11). Las mismas preferencias de los egipcios no permitieron que los dos pueblos vivieran juntos. Pero esto era de Dios también, pues Dios establecería la diferencia entre su pueblo y los egipcios, y la protección que necesitaría Israel cuando cayera en la esclavitud después que José muriera. La distinción entre Gosén y el resto de Egipto no comienza hasta que Dios envía las plagas como juicio sobre esa nación, pero estas no tocarían a Israel. Dios no castigaba a Egipto sólo porque hubieran maltratado a su pueblo. En nuestra opinión quizás esta hubiera sido suficiente razón. Pero Dios cala más profundo y ejecuta sus juicios en todos los dioses de Egipto (Éxodo 12:12). Dios prometió su protección de esta manera: “Y habrá gran clamor por toda la tierra de Egipto, cual nunca hubo ni jamás habrá. Pero contra todos los hijos de Israel, desde el hombre hasta la bestia, ni un perro moverá su lengua, para que sepáis que Jehová hace diferencia entre los egipcios y los israelitas” (Éxodo 11:6 y 7). La distinción no era realmente entre Gosén y el resto de Egipto, entre un territorio y otro, sino entre gente; entre israelitas y egipcios, entre Dios y el faraón; entre sus hijos y los hijos del diablo. Dios no protege territorios, programas, proyectos o instituciones. Él protege a su pueblo. Veamos algunos pensamientos sobre la protección de Dios: La protección de Dios es sobrenatural La protección de Dios para su pueblo no es una ocurrencia de último momento que viene con cada situación de peligro. Viene con la particularidad de ser hijos suyos. Cuando se llegó la ocasión de salir, Dios dio instrucciones de matar un becerro por familia y untar la sangre sobre los postes y el dintel de las puertas como señal para que el ángel de la muerte no tocara esa casa. Todos sabemos que la muerte del cordero tipifica el sacrificio de Cristo en la cruz. Además de todas las provisiones de salvación incluidas, está la protección de Dios. Pero si se fija usted, esta tiene una condición. Para los israelitas era permanecer dentro de su casa con la sangre untada en los postes y dinteles. Para los cristianos es aceptar el sacrificio de Cristo y permanecer en él. La protección de Dios es condicional Como usted, yo me he preguntado muchas veces qué le hubiera pasado a un israelita incrédulo que hubiera estado fuera de la protección de la sangre. Estoy seguro de que el ángel de la muerte no hubiera distinguido la diferencia entre este y un egipcio, e igualmente hubiera perecido. La protección de Dios no es automática. Sólo ser hijos de Dios no nos exime de la obediencia a sus mandamientos. No podemos hacer lo que nos dé la gana andando en lugares desprotegidos y creer que el Señor está obligado a salvarnos de las consecuencias. Muchos cristianos lo han creído así, y han sufrido los resultados de sus imprudencias y desatinos. La protección de Dios no obedece a hechos aislados Es parte de un proceso sobrenatural que permite que se cumpla el propósito eterno de Dios. Todos los acontecimientos que tuvieron que ver con la vida de José habían sido usados por Dios para salvar a su padre y sus hermanos de morir de hambre. Dios tenía un propósito para la vida de José. Y para la suya y la mía también. Dios protegió a José de ser asesinado por sus hermanos. Todos los malos sentimientos y acontecimientos obedecían al plan de Dios, quien usaría hasta los celos de sus hermanos y sus intenciones malignas para salvarlos a ellos mismos. José lo entendió así y lo comunicó a sus hermanos: “Vosotros pensasteis hacerme mal, pero Dios lo encaminó a bien, para hacer lo que vemos hoy, para mantener con vida a mucha gente (Génesis 45:5). Pero vayamos un poco más allá. Dios no sólo estaba pensando en José, La protección La protección de Dios de Dios Por Hugo M. Zelaya

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GGosén, en Egipto, es la tierraque José escogió y que elfaraón, amigo de José, le

concedió para que su padre y sushermanos vivieran cuando emigraronde Canaán debido al hambre queazotaba al mundo en esos días(Génesis 47:1-11). Las mismaspreferencias de los egipcios nopermitieron que los dos pueblosvivieran juntos. Pero esto era de Diostambién, pues Dios establecería ladiferencia entre su pueblo y losegipcios, y la protección quenecesitaría Israel cuando cayera en laesclavitud después que José muriera.

La distinción entre Gosén y el restode Egipto no comienza hasta queDios envía las plagas como juiciosobre esa nación, pero estas notocarían a Israel. Dios no castigaba aEgipto sólo porque hubieranmaltratado a su pueblo. En nuestraopinión quizás esta hubiera sidosuficiente razón. Pero Dios cala másprofundo y ejecuta sus juicios entodos los dioses de Egipto (Éxodo12:12).Dios prometió su protección de estamanera: “Y habrá gran clamor por todala tierra de Egipto, cual nunca hubo nijamás habrá. Pero contra todos los hijosde Israel, desde el hombre hasta la bestia,ni un perro moverá su lengua, para quesepáis que Jehová hace diferencia entre losegipcios y los israelitas” (Éxodo 11:6 y7). La distinción no era realmente entreGosén y el resto de Egipto, entre un

territorio y otro, sino entre gente;entre israelitas y egipcios, entre Diosy el faraón; entre sus hijos y los hijosdel diablo. Dios no protegeterritorios, programas, proyectos oinstituciones. Él protege a su pueblo.Veamos algunos pensamientos sobrela protección de Dios:

La protección de Dios essobrenaturalLa protección de Dios para su pueblono es una ocurrencia de últimomomento que viene con cadasituación de peligro. Viene con laparticularidad de ser hijos suyos. Cuando se llegó la ocasión de salir,Dios dio instrucciones de matar unbecerro por familia y untar la sangresobre los postes y el dintel de laspuertas como señal para que el ángelde la muerte no tocara esa casa.Todos sabemos que la muerte delcordero tipifica el sacrificio de Cristoen la cruz. Además de todas lasprovisiones de salvación incluidas,está la protección de Dios. Pero si sefija usted, esta tiene una condición.Para los israelitas era permanecerdentro de su casa con la sangreuntada en los postes y dinteles. Paralos cristianos es aceptar el sacrificiode Cristo y permanecer en él.

La protección de Dios es condicionalComo usted, yo me he preguntadomuchas veces qué le hubiera pasadoa un israelita incrédulo que hubieraestado fuera de la protección de lasangre. Estoy seguro de que el ángelde la muerte no hubiera distinguido

la diferencia entre este y un egipcio, eigualmente hubiera perecido. Laprotección de Dios no es automática.Sólo ser hijos de Dios no nos eximede la obediencia a sus mandamientos.No podemos hacer lo que nos dé lagana andando en lugaresdesprotegidos y creer que el Señorestá obligado a salvarnos de lasconsecuencias. Muchos cristianos lohan creído así, y han sufrido losresultados de sus imprudencias ydesatinos.

La protección de Dios no obedece ahechos aislados Es parte de un proceso sobrenaturalque permite que se cumpla elpropósito eterno de Dios. Todos losacontecimientos que tuvieron que vercon la vida de José habían sidousados por Dios para salvar a supadre y sus hermanos de morir dehambre. Dios tenía un propósitopara la vida de José. Y para la suya yla mía también.

Dios protegió a José de ser asesinadopor sus hermanos. Todos los malossentimientos y acontecimientosobedecían al plan de Dios, quienusaría hasta los celos de sushermanos y sus intenciones malignaspara salvarlos a ellos mismos. José loentendió así y lo comunicó a sushermanos: “Vosotros pensasteishacerme mal, pero Dios lo encaminó abien, para hacer lo que vemos hoy, paramantener con vida a mucha gente”(Génesis 45:5).Pero vayamos un poco más allá.Dios no sólo estaba pensando en José,

L a p r o t e c c i ó n L a p r o t e c c i ó n d e D i o sd e D i o s

Por Hugo M. Zelaya

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una persona, no sólo en Jacob y sushijos, una familia; Dios tenía en mentea toda una nación y su gran liberaciónen el futuro por medio de la sangredel cordero. Dios tenía planes para elpueblo de Israel y lo protegería decualquier peligro incluyendo elexterminio, peligro en el que se viomuchas veces. Todo el drama de José y susconsecuencias en la historia de Israelson una alegoría de la gran redenciónde nuestro Señor Jesucristo, “elCordero de Dios que quita el pecadodel mundo.” La protección de Israelpor parte de Dios contemplaba lavenida de su Hijo al mundo. Diosprotegió a un individuo, a una familiay a una nación para que su Hijo eternonaciera en este mundo. En nuestroegocentrismo, nosotros sólo pensamosen la protección de nuestra persona yde nuestros intereses. Dios tiene enmente todo lo que está por delante enel futuro que no se lograría sin suprotección.Por lo tanto, la protección de Diossobre cada uno de nosotros, va másallá de las circunstancias naturales yentra en la dimensión sobrenatural.No pertenece sólo a nuestra habitaciónfísica, nuestros trabajos o nuestrasposesiones. Incluye nuestrocrecimiento espiritual, nuestro aporteen la extensión de su reino y nuestrotrabajo en su iglesia. Como Israel enEgipto, estamos en un mundo hostil,pero no somos de este mundo. Suprotección es para que podamosdiscipular a las naciones ofreciéndolesla salvación del Señor.Dios protege el cumpliendo de supropósito:“Nadie podrá hacerte frente en todoslos días de tu vida... no te dejaré ni tedesampararé” (Josué 1:5). Note enprimer lugar que la protección de Diosaquí nos coloca en una situación deacción de lucha contra un enemigo. Elcontexto es la conquista de la tierraprometida. Josué estaba por iniciar lacampaña militar para tomar posesiónde las promesas de Dios. No veníahuyendo acobardado (aunque debióhaber tenido algo de temor, pues Dios

lo exhorta varias veces a esforzarse y aser valiente). Tampoco estabaesperando pasivamente que Dioscumpliera con sus promesas por otrosmedios.Como a Josué, Dios promete estar connosotros en nuestra lucha contra losenemigos de su pueblo. Su presencianos hace invencibles y desmoraliza elcorazón del enemigo. Sólo el pecadode la desobediencia puede hacer queperdamos la batalla (Lea Josué 7).

La protección y nuestra relacióncorrecta con DiosJosué descubrió que había pecado enIsrael y que Dios había levantado suprotección. El pueblo sufrió unaderrota. La narración revela que loscapitanes del ejército de Israel estabanmuy confiados en sí mismos. Habíanprobado el sabor de la victoria contrauna ciudad más grande y mejorfortificada y consideraron que nonecesitaban muchas tropas para tomarla siguiente ciudad. No tomaron encuenta a Dios y presumieron de sucondición. Hoy sabemos que unsoldado había desacatado la orden deno tomar nada del botín y dejó a todoel pueblo sin protección. Una vez queeste fue enfrentado y resuelto, Diosvolvió a proteger a Israel de susenemigos y a ayudarlo en la conquistade las otras ciudades. Dentro de este contexto, el pecado deuna persona tuvo un efecto desastrosopara el resto de las tropas. Quizásalgunos cristianos no se percaten deque su relación personal con Diosafecta al resto del pueblo de Dios. Enuna situación de guerra como esta, esmuy obvio que la conducta de un solosoldado afectó al resto de suscompañeros. Si somos soldados deJesucristo, como dice la Escritura (2ªTimoteo 2:3), entonces debemos estarconscientes de lo que se requiere denosotros individualmente, para que elejército del Señor no quededesprotegido cuando está en batalla.En los países donde hay ejército, lastropas tienen que pasar por unentrenamiento militar muy riguroso.Además del manejo de armas y

tácticas ofensivas y defensivas, hay unproceso deliberado para cambiar lamanera de pensar de los reclutas.Toda la disciplina a la que sonexpuestos tiene como meta enseñarlosa funcionar como un cuerpo en lajerarquía militar. La tarea de lossargentos durante el entrenamiento esque el recluta deje de pensar por ypara sí mismo; que reconozca lanecesidad de obedecer las órdenes desus superiores y tomar en cuenta alresto de la tropa. Hay protección enun “cuerpo bien concertado y unido entresí por todas las coyunturas que se ayudanmutuamente, según la actividad propia decada miembro” (Efesios 3:16).

El Salmo 18 es una expresión deagradecimiento por la intervención deDios para proteger a David de susenemigos. Jehová, fortaleza mía. Elversículo 20 dice: “Jehová me hapremiado conforme a mi justicia; conformea la limpieza de mis manos me harecompensado.”

Otra vez vemos que su protección noviene mecánicamente. El hecho depertenecer a su pueblo no garantiza laparticipación de Dios en nuestrasvidas si no vivimos ordenadamenteconforme a sus mandamientos.Muchos cristianos se resienten con elSeñor porque no acude cuandoclaman a él en medio de lasdificultades que ellos mismos hancreado. No se les ocurre hacerprimero lo que es necesario: restaurarsus relaciones mediante elreconocimiento de la ofensa y lapetición de arrepentimiento y perdón.

La protección de Dios no nos impidesufrir No sé cuándo vamos a aprender quela protección de Dios va más allá denuestra conveniencia. El apóstolPablo así lo entendió cuando dijo aTimoteo: “Sufre penalidades como buensoldado de Jesucristo... Acuérdate deJesucristo, descendiente de David,resucitado de los muertos conforme a mievangelio, en el cual sufro penalidades,hasta prisiones a modo de malhechor; perola palabra de Dios no está presa” (2ªTimoteo 2:3, 8-9).

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Pablo dice: “Yo estoy preso, pero lapalabra de Dios no. Yo sufro penalidades,pero el evangelio es predicado”. Enningún momento se detuvo apreguntar dónde estaría la protecciónde Dios para su persona. Entiendebien que su comodidad es poca cosapara sacrificar, con tal de cumplir sumisión de llevar el conocimiento delHijo de Dios a toda su esfera deacción.Cuando Pablo escribió su segundacarta a Timoteo, había sido llevadopreso por segunda vez y exigido a darcuentas de su conducta. Tanaborrecido se había vuelto elcristianismo para los romanos, quenadie vino a su defensa. Nerón habíaincendiado Roma y había echado laculpa a los cristianos. Esto desató unapersecución feroz contra los cristianosque sufrieron la crueldad del dementeemperador, quien los empapaba debrea, los encadenaba a postes y lesprendía fuego como teas parailuminar las calles de Roma de noche.¿Dónde estaba la protección de Dios?¿Por qué no vino el Señor en ayuda delos cristianos? Yo no sé todas lasrespuestas a estas preguntas. Alguienha dicho que “¡La sangre de losmártires es semilla de nuevoscristianos!” (Tertuliano, Apol., 50,13:CCL 1,171). Y ¿por qué no debería serasí? El Señor Jesucristo padeció ymurió para que pudiésemos sersalvos. Si el sufrimiento y aún elmartirio vienen para regar la semillade la palabra de Dios para la salvaciónde muchos, entonces amén. Hay unamejor recompensa para ellos (LeaHebreos 11:32-40).

Dios nos protege en la tentación (Mateo 4:1-11). La victoria de Cristoen el desierto es un buen ejemplo decómo resistir la prueba y la tentaciónen la vida cristiana y cómo nosprotege Dios en esta lucha. La historia es un contraste entre elprimer Adán y el último Adán(nuestro Señor Jesucristo). Al primerAdán le fue dado dominio sobre lacreación, pero creyó las mentiras deldiablo, no confió en la palabra de Dios

y entregó su dominio a Satanás apesar de haber sido puesto en unparaíso perfecto.El segundo Adán, Cristo, permanecefirme en su confianza en Dios y supalabra. Su entorno es diferente: estáen un desierto, en un mundodominado por Satanás. Su tarea esrestaurar el reino de Dios en la vidade los hombres para que ya nodomine en sus vidas. Jesús no estárecobrando su propia soberanía: esoera lo que el diablo intentaba hacerlecreer. Dios fue, es y seguirá siendoRey sobre su creación.

Lo que Jesús hace aquí es obtenernuestra protección en la tentación.Está en condiciones de igualdad con elprimer Adán. Debe derrotar a suenemigo como hombre y no comoDios. Lucifer no es un enemigo dignode Dios. Quiso estar en igualdad conDios, pero nunca lo logró. Los ángelesbuenos lo echaron del cielo. Todavíaahí, Dios puso el conflicto en pie deigualdad. Ángeles contra ángeles. Aquí en el desierto, el Hijo de Dios loenfrenta y lo derrota como hombre.Por eso, usted y yo podemosderrotarlo como hombres. Si lo

hubiera derrotado como Dios, usted yyo no tendríamos la más remotaposibilidad de hacerlo nosotros. Peroél demostró que podemos ganar en latentación.Jesús derrotó al “hombre fuerte”(Mateo 12) para destruir el dominio deSatanás sobre el hombre. Estaprotección es suya y mía si aceptamosla victoria de Cristo en el desierto. La tentación de JesúsLas tres tentaciones tienen que ver conlas tres provisiones esenciales queperdió el primer Adán: alimento,protección y dominio. Por causa delpecado Dios había maldecido la tierra,quitado su protección y guardado sudominio. Sabemos con certeza que elHijo de Dios nunca las perdió. ElEspíritu Santo escogió el campo debatalla a fin de que el Señor lasrecobrara para nosotros. Mateo 4:1dice: “Entonces Jesús fue llevado por elEspíritu al desierto para ser tentado por eldiablo”. Jesús recuperó estas tres provisionesde Dios para nosotros con suobediencia perfecta al Padre. Eltentador quiso desviarlo del caminoque su Padre le había trazado: queconvirtiera las piedras en pan parasatisfacer su propia hambre; que selanzara de la torre del templo paraque Dios lo protegiera; que lo adorarapara que obtuviera los reinos de latierra sin ir a la cruz como era lavoluntad del Padre. Jesús se plantófirme en su obediencia y rechazótodas las tentaciones con la palabraque había recibido del Padre.Satanás no es un innovador. Sustentaciones son las mismas hoy. Sudeseo es que le creamos a él y no aDios. Su engaño lleva a los hombres ala destrucción. Debido a la victoria deJesús en el desierto, nosotros podemosreclamar su protección cuando somostentados.¿En qué consiste esta protección? Enque Jesús le quitó el poder parahacernos pecar. El hombre natural hasido engañado para seguir susmentiras. “Cada uno es tentado, cuandode su propia concupiscencia es atraído y

seducido” (Santiago 1:14). “Sabe elSeñor librar de tentación a los piadosos, yreservar a los injustos para ser castigadosen el día del juicio; y mayormente aaquellos que, siguiendo la carne, andan enconcupiscencia e inmundicia, y desprecianel señorío” (2ª Pedro 2: 9-10).Como nuestro Señor, debemos ponernuestra confianza en Dios y supalabra sin importar lascircunstancias. Somos hijos de Diosporque por fe hemos confiado en laobra perfecta de su Hijo y a él hemosentregado nuestras vidas. Ya novivimos para nosotros mismos ni paraSatanás. Vivimos para Cristo y suprotección nos da el poder pararesistir al diablo, al mundo y a lacarne.Y aún si caemos en alguna tentación,no quedaremos allí. La protección deDios nos levantará. Como Pedrocuando se hundía después de caminarsobre el mar. Jesús extendió su manoy lo mantuvo hasta que regresó a labarca (Mateo 14: 28-31). Bien dice elSalmo 37: 24: “Cuando el hombre caiga,no quedará postrado, porque Jehovásostiene su mano”.Sométase en todas las cosas a Dios y éllo protegerá de las tormentas de lavida, de la tentación del maligno y detodas las cosas que buscan sudestrucción. La palabra de Dios diceque él lo protegerá en todas lascircunstancias. Dios nos protege porgracia. Muchas veces aún cuando nomerezcamos su protección. Y ¿qué de las ocasiones cuando pareceque no nos protegió? Entonces crea loque dice Romanos 8:28: “Sabemos,además, que a los que aman a Dios,todas las cosas los ayudan a bien, estoes, a los que conforme a su propósitoson llamados.” ∆

Hugo Zelaya es director de ConquistaCristiana. Es el fundador de laFraternidad de Iglesias y Ministerios delPacto que da cobertura a varias iglesias enCosta Rica. Actualmente reside con suesposa Alice, en Alajuela, Costa Rica.

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Próximos temas:La verdadera prosperidad (1-5-06)*

La gratitud (1-7-06)*Lucha contra el desánimo (1-9-06)*

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EEn los años antes del nacimientode Cristo, Israel conoció a Dioscomo el eterno, el poderoso, el

proveedor, el sanador, el pastor y elEspíritu Santo, pero no como padre.Jesús vino a revelar a Dios como elpadre eterno; el padre de los quereciben al hijo de Dios. Es de vitalimportancia que el género humanoconozca a Dios como padre personal,el que es bueno y compasivo.Muchas personas no conocen del todoa Dios. Otros creen que existe, perono tienen relación personal con él.Muchos cristianos reciben a Jesús,pero no se dan cuenta de que Dios essu padre. El efecto es que nos despojade la tremenda gracia y protecciónque son nuestras a través de supaternidad. Dios nunca se convirtió en “el padre”.Él siempre fue, es, y será el padre, por

su misma naturaleza. Porque Jesús esel Hijo Eterno, Dios es el padre eterno.Jesús vino porque el padre nos ama yenvió a Jesús para salvarnos denuestra condición.Jesús es presentado en el evangelio deJuan como complaciendo siempre alpadre, haciendo la voluntad delpadre, y diciéndole a los discípulosque si conocieran el hijo de Dios,conocerían al padre. No hay nadaacerca de Jesús que sea diferente alpadre (vea Juan 14:1-11).Muchas personas, aún cristianas,piensan en Jesús como diferente, encarácter, a su padre. Le oran a Jesús,pero no al padre. Quizás vean a Jesúscomo más compasivo que el padre.Sin embargo, Jesús vino a mostrarnosel amor del padre y su cuidado. Él nosenseño a orar al padre.Jesús oró: “Abba padre” — untérmino personal de afecto (veaMarcos 14:36). Pablo dice que el

Espíritu Santo ora a través de nosotrosdiciendo “Abba padre” (vea Romanos8:11,15). Si consideramos quién esDios, es abrumador que podamosconocer a Dios de este modo. Muchaspersonas se relacionan con la ley o conla tradición, pero Jesús nos anima arelacionarnos con Dios mismo comonuestro padre.¿Por qué es vital?El acto de relacionarnos con Dioscomo nuestro padre, cambia lanaturaleza de nuestra relación con él,de lo impersonal a lo personal. Nosayuda a vernos, no sólo comocreyentes, sino como hijos. Nosintroduce en la seguridad y laprotección de su bondad ymisericordia. Nos libera pararepresentar su amor y su gracia, nosólo sus leyes y sus doctrinas. Lapaternidad de Dios nos da untestimonio más maduro delEvangelio.

PPPP rrrr oooo tttt eeee cccc cccc iiii óóóó nnnn eeeennnn llllaaaa ppppaaaatttteeeerrrrnnnniiiiddddaaaadddd ddddeeee DDDDiiiioooossss

Por Chgarles V. Simpson

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Otro beneficio vital es cómo supaternidad afecta la unidad. Nosatrae a todos sus hijos e hijas, y nosdeja compartir una mayor comunióncon él y uno con el otro (vea 1ª Juan1:1-4). La comunión con el padre nosayuda a comprender la difícilcondición de los que están alejados deél. Al igual que los apóstoles, losllamamos para que se reconcilien conDios por medio de Jesucristo.Dios es el creador, pero antes de crear,él era el padre. Dios es el juez, peroantes de juzgar, aún a los ángeles, élera el padre. Dios es el consejero,pero el suyo es el consejo del padre.Dios es el rey, pero el rey es nuestropadre. Jesús vino para que al final,todo dominio regresara al padre (vea1ª Corintios 15:24).Recuerdo que poco después de haberaceptado a Jesús como mi Señor ySalvador, mi padre y yo estábamosorando. Yo había empezado mioración con “Querido Dios.” Despuésde que terminamos de orar, mi padreme dijo: “Hijo, no tienes que decirle“Querido Dios.” Le puedes decir“Querido Padre.” Nunca olvidaré eldía en que me di cuenta de que eltodopoderoso Dios es mi Padre.

Paternidad naturalLa paternidad natural nos es dadacomo una revelación de la paternidaddivina. El nombre Abraham, el padrede Israel, significa “padre de unamultitud.” Israel era una familiamucho tiempo antes de llegar a seruna nación. La familia es unaextensión de la paternidad y cobra sunombre del padre eterno. Efesios3:14-15 dice que todas las familias(patria) de la tierra derivan su nombredel padre. La familia es unapaternidad y lleva el nombre delpadre. Es la extensión de laprocreación, provisión y protección deun padre. Qué triste es que tantos hayanperdido ese entendimiento, porquemuchos padres no conocen a Dioscomo Padre. Han fracasado comopadres naturales, y el nombre padreha caído en irrespeto. Para muchos

hijos, “padre” es una palabra que serecuerda con dolor.La familia natural debería nacer delamor de pacto de un padre. Los lazoscon su esposa deberían proveer laseguridad y protección para laprocreación y el nacimiento de loshijos. Pero los millones de familias sinpadres reflejan un enorme vacío ydolor. Aunque muchas mujereshagan un gran esfuerzo como madres,ellas no pueden ser padres. Por eso,muchos hijos crecen sin ningunacomprensión real de la paternidad. Malaquías 4:5-6 dice que Dios enviaráa Elías a volver los corazones de lospadres hacia los hijos, y de los hijoshacia los padres, no sea que castiguela tierra con una maldición. Si nofuera por el Nuevo Testamento, laúltima palabra de la Biblia sería“maldición”.

El lugar para detener

los males que nos plagan

está en el corazóndel Padre.

Gracias a Dios que la maldición hasido quitada por medio de Cristo. Sinembargo, la separación de padres ehijos trae una maldición. La pobreza,el crimen y la enfermedad dantestimonio de la maldición de lapaternidad descarriada. El lugar paradetener los males que nos plagan estáen el corazón del Padre.Cómo enlazar generacionesEl evangelio restaura nuestra relacióncon nuestro padre divino y con lapaternidad natural. En el Salmo 78, elsalmista dice a los padres que pasen asus hijos la sabiduría y la verdad delas generaciones anteriores. Elenemigo sabe que puede derrotar a lasgeneraciones si las puede separar de

su patrimonio. El enemigo trabajaarduamente en nuestros días parahacer una brecha entre los padres ylos hijos. La familia, a menudo, se haconvertido en individuos dispersosque han perdido la habilidad deadherirse uno al otro. Y están soloscuando caen.Esta incapacidad de adhesión o defidelidad a los pactos es transmitidadespués a la sociedad. La sociedad seconvierte en individuos sueltos,empujados por el interés propio y nopor una comunidad. Los hijos necesitan ver que sus padreshonren a sus abuelos, para quecomprendan cómo honrar a suspadres. Recuerdo una tarde, alrededor delaño1977, cuando nuestra familiaestaba sentada a la mesa para la cena.Mi papá y mi mamá se habíanpensionado con un pequeño ingresode pastor y nosotros les habíamosdado un coche, les habíamos ayudadoa comprar una casa nueva y habíamoscompartido otras bendiciones conellos.Nuestro hijo mayor, Stephen, dijo:—Papá ,usted y mamá han sido muybuenos con los abuelos.Me alegré de que él hubieracomprendido eso.—Sí, hijo, los hemos bendicido. Mealegro que lo hayas notado —dijehaciendo una pausa y mirándolo.—Yo entiendo— dijo él.Él cayó en cuenta y cada uno denuestros tres hijos recibió el mensaje.Yo no tuve que decirles: “Espero queustedes nos honren y nos bendiganalgún día”. Ellos lo habían visto.Años después, nuestra hija decorabasu habitación con algunos de nuestroslibros viejos. Su madre y yoestábamos en la habitación con ella.— ¿De qué trata este libro, cariño? —Pregunté yo.—No lo sé— dijo ella.Lo abrí. Era el libro de Owen sobre elperdón, un clásico puritano muy raro.

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John Owen fue el capellán de OliverCromwell en 1651, un líder cristianomuy poderoso. Años después rechazóla invitación de mudarse a los EstadosUnidos y convertirse en presidente dela Universidad de Harvard.Cuando abrí el libro, cayó una cartaque había sido escrita para labisabuela de mi hija por latatarabuela. La carta estaba fechada 4de agosto de 1899. La bisabuela de mihija tenía 23 años de edad cuandorecibió esta carta. Así decía:

Mi amada hija,Creo que si tu santaabuela, que llevaba tumismo nombre, mepudiera decir esta mañanacuál de sus librosatesorados darte comoregalo para tucumpleaños, hubiera dicho“Owen sobre el perdón”.Verás, fue un regalo paraella de quién ella amabatanto en la tierra; por esolo apreciaba tanto ytambién por su gran valordoctrinal. Yo me hegozado y beneficiadoleyéndolo y espero que túencuentres el mismo y aúnmayor beneficio en él.Que las oraciones denuestra querida y viejaabuela para ti, la últimaque lleva su nombre,continúen trayendobendiciones a tu vida através del tiempo y laeternidad.Dios te bendiga en este díay para siempre, mipreciosa niña.

Tu amante madre

4 de agosto de 1899P.D. Busca en la

página 31, el testimonio dela abuelita de la bondad denuestro Dios.

Después de leer la carta, buscamos lapágina 31 en el libro donde habíapalabras subrayadas sobre elarrepentimiento y el perdón y notasmarginales escritas de su puño y letra,expresando su fe en Jesús.Ahora, seis generaciones más tarde,nuestra hija había sido tocada tambiény años después se convirtió en unamisionera de niños en Centroamérica.La manera de enlazar una generacióncon otra en seguridad, protección ycontinuidad es relacionarlas con unPadre celestial amoroso y bondadoso.Él también nos enlaza con sus otroshijos de maneras que traen unidad.En unidad unos con otros y a lo largode las generaciones, él ordena unabendición sobre nosotros: vida parasiempre.La paternidad espiritualDios es el padre eterno. Los padresnaturales son dados para reflejar suamor y su cuidado. Los padresespirituales son aquellos queintroducen las mismaspreocupaciones de la paternidadnatural en el área espiritual.Producen hijos espirituales y proveenprotección y alimento espiritual.Llevan a sus hijos a la madurez.El apóstol Pablo fue un padre paramuchos creyentes e iglesias. Los otrosapóstoles lo fueron también. No sóloprodujeron fruto espiritual, sino quedieron instrucción, identidad,protección y dirección. La paternidadespiritual es para los cristianos, lo quela paternidad natural es para los hijos. Por causa de una perspectivainstitucional del cristianismo, lasfamilias espirituales han sidofracturadas. Muchos cristianos nuncahan sabido de un padre espiritual o sehan separado de él. Otros, todavíaestán enojados con sus padresespirituales.

A menudo las iglesias locales estánmás confundidas que un “matrimoniohecho en Hollywood”, en términos dela paternidad espiritual. El fracaso decomprender a la familia ha afectadograndemente a la iglesia. La maneracomo nos tratamos unos a otros amenudo ha sido afectada por laausencia de la paternidad.Contratamos y despedimos a lospastores igual que las organizacionesseculares contratan y despiden a susejecutivos.Frecuentemente los pastores amenudo se vuelven precavidos ycínicos en su relación con loscristianos. Hay tanta fragmentaciónque las relaciones se vuelventenporales, superficiales yprofesionales. Entretanto, hay muchodolor en los hijos y en los padresespirituales.¿Cuál es nuestra esperanza? Creoque necesitamos acercarnos a nuestropadre que está en los cielos y orarpara que venga su reino en nuestrasvidas. Necesitamos honrar a lospadres naturales y orar para que suscorazones se vuelvan a Dios y a sushijos. Necesitamos orar por lapaternidad espiritual quesinceramente cuida del pueblo deDios: padres que no puedan sercontratados y despedidos.Si la familia es la extensión de lapaternidad, ¿dónde estamos sin lospadres? Algunos dirán que“completamente mejores”. Yo digoque “en problemas”. Sin duda haymuchos que están sin padres, peroDios es un padre para los huérfanos.No obstante, algunas maldiciones nose irán y algunas bendiciones novendrán hasta que descubramos denuevo que Dios es nuestro padre, nosólo nuestro Dios.Padre, hágase tu voluntad en latierra. ∆

Charles Simpson es maestro con unministerio internacional y director de larevista One-to-One.

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UUna de las enseñanzas máshermosas que encontramos enla Biblia es esta: El Señor nos

libra en medio de toda lucha, sipermanecemos bajo sus alas.Meditemos un poco en el contenidodel Salmo 91. De este podemosaprender, al menos cinco verdadessobre la protección de Dios.1. Todo aquel que se mantiene bajolas alas del Señor, es librado por élde enemigos ocultos. “Él te librará del lazo del cazador, de lapeste destructora” (Salmo 91:3).¿Sabe usted cuál es la característicaprincipal del lazo de un cazador? Quese oculta lo más posible de la vista delanimal que pretende atrapar. Loslazos del cazador son casiimperceptibles a la vista y soncolocados precisamente en el caminomás transitado por sus presas. Elsaber dónde hay un peligro paranuestras vidas nos ayuda mucho aconservarla. Saber dónde se escondeun peligro nos ayuda a evadirlo.Pero, lamentablemente, muchas vecesese conocimiento escapa de nuestroalcance; y no precisamente debido a

nuestro escaso discernimientoespiritual sino, entre otras cosas, a laingente cantidad de enemigos quepueblan nuestro entorno espiritual.Permítame relatarle la siguientehistoria. Durante mi niñez nuestrohogar estaba asentado en una zonarural. Espesos matorrales favorecíanla cacería de hermosos conejos queenriquecían las mesas de muchos desus habitantes. Un amigo tenía porcostumbre atrapar a estos graciososroedores utilizando lazos de alambresumamente finos, pero resistentes; loscolocaba justamente en el centro deesos angostos caminos transitados.Los colocaba a cierta hora del día y ala mañana siguiente iba a revisar quéhabía quedado atrapado en esos lazos.En cierta ocasión me invitó a hacerjuntos esta inspección y acudí lleno deemoción sin imaginarme que, debidoa lo imperceptible de estas cruelestrampas, yo mismo quedaría atrapadoen varias oportunidades. Esto aúncuando había sido advertido acerca deesa posibilidad.

Muchos creyentes piensan que lacondición para no caer en los lazos deldiablo es poseer un conocimientoexhaustivo de cada trampa deSatanás, otro tanto de información

sobre taxonomías de espíritusmalignos, algunos datos que permitanelaborar un “plano” o “geografíaespiritual”, con la debidaconfiguración del dominio de ciertos“espíritus territoriales”. No dudo delhecho de que algunas de estas cosaspuedan ser interesantes, pero ¿seimagina usted el grado de paranoiaque puede resultar de todo esto? ¿Seimagina cuántos espíritus, cuántoslazos, cuántas trampas, cuántassituaciones o eventos potencialmentepeligrosos tendría que determinarusted para poder ser libre de todosellos? Pasaría toda su vida tratandode obtener esa información y pormucho quedaría aún rezagado. Y esque constantemente enfrentamospeligros de muerte, peligrospersonales y familiares. Sin embargo,gracias a Dios, en la Biblia se nosrevela una gran verdad: “Él te librarádel lazo del cazador, de la pestedestructora.”2. En medio de nuestras luchasespirituales, Dios nos librapersonalmente. “Con sus plumas te cubrirá, y debajo desus alas estarás seguro” (Salmo 91:4).Trayendo a la memoria nuevamentealgunos recuerdos de mi infancia en

Por José Ramón Frontado

B a j o s u s a l a s

aquella zona rural, evoco el patio demi casa con sus vistosas, ruidosas ycoloridas gallinas criando a suspolluelos. Permítame describirle algoacerca de ellas. Al culminar la puestade sus huevos, estas abnegadasmadres se echaban sobre sus nidosdurante veintiún largos días. Duranteese tiempo, las futuras madres apenasse levantaban de sus lugares paracomer una que otra vez. Elcumplimiento de ese estricto ayunohacía que perdieran mucho peso y,pasadas las tres semanas deincubación, quedaban reducidas a,prácticamente, un poco de piel,huesos y plumas. Poco tiempodespués de haber roto el cascarón, lospequeñitos junto a sus ufanas madres,salían a dar su primer paseo ante lavista maravillada de los miembros denuestra familia.Las engreídas pero enclenquesmadres, percibiendo algún posiblepeligro para sus hijitos, levantabantodas sus plumas mostrando,falsamente, una apariencia y pesomayor del que realmente poseían yeran capaces de pelear con animalessuperiores en tamaño y fuerza, y aúncon aquellos seres humanos queintentaran tocar a uno de suspolluelos. Yo fui testigo de varias deestas valientes acciones y noté cómo,los débiles animales, no buscabanayuda en otra parte sino que sebastaban a sí mismas para la defensa yprotección de sus hijos. ¡Y cómo!Hoy en día reflexiono y me pregunto:si un animal tan simple, tan escaso deinteligencia y tan débil como unagallina es capaz de defender a sudescendencia a fuerza de plumas ypicotazos… ¿Cuánto más no puedehacer Dios por nosotros actuando contodo su poder?Es por eso que quiero animarlo apensar en esta realidad: en medio delos peligros y dificultades, Dios noslibra personalmente.Puede ser que él use otros medios,puede valerse de otros recursos paraacudir en nuestro auxilio, pero nuncadejará de estar con nosotros.

3. Dios nos protege entodo tiempo. “No temerás el terrornocturno, ni saeta quevuele de día” (Salmo91:5).Cuando en la Biblia sehace mención al terrornocturno y a la saetaque es disparada enmedio del día, lo quequiere enseñarnos elSeñor es que encualquier momento, encualquier fecha, encualquier oportunidad,en cualquiercircunstancia, acualquier hora decualquier día, mes oaño, en invierno o enverano, en otoño oprimavera, él nos cuida.

Todos sabemos algo acerca del intensoodio que forma parte de la naturalezade Satanás; y todos, de igual manera,sabemos que ese odio está dirigidofundamentalmente contra Dios ycontra toda su creación. Pero laIglesia de Cristo es el supremopropósito de Dios y contra ellaarremete el enemigo con toda su furiay violencia. No obstante, no olvide:Dios nos protege en todo tiempo.

Imagínese usted lo terrible que sería sia una hora determinada de cada díaquedáramos desprotegidos del amor ydel poder de Dios; si a una horaespecífica de cada día quedáramosfuera de su sombra, de sus alas, de suabrigo, expuestos a la perversavoluntad de las fuerzas malignas quebatallan contra nosotros sin que Diosintervenga para ayudarnos.

Usted sabe que por ser un hijo deDios, vive rodeado de numerososenemigos espirituales los cualesbuscan ávidamente su vida paradestruirla.Ahora, imagínese que de pronto, acierta hora de cada día, sólo por unospocos pero cruciales segundos, elescudo que lo mantiene protegido de

todos y cada uno de ellos le esquitado, aunque al cabo de ciertotiempo vuelva a ser puesto sobreusted.Imagínese que sus enemigos, y nosolamente usted, sepan cuál es la horaexacta cuando usted quedadesprotegido cada día. ¿Lograimaginarse lo que sucedería?¿Alcanza a visualizar lasconsecuencias de tan trágicacircunstancia?Pero el que habita bajo su abrigonunca queda desprotegido la másmínima fracción de tiempo. Dios nosprotege en todo tiempo.Recuerdo haber leído en algunaocasión una historia cargada demucha sensibilidad que me hizoreflexionar sobre este asunto. Secontaba en ella el caso de un jovenque fue a la guerra. Un día, debiendocumplir una misión cargada depeligro, esperó hasta cierta horadeterminada para realizarla.Habiendo regresado con vida porcumplirla exitosamente, alguien lepreguntó por qué había esperadohasta ese momento para llevar a cabosu misión, a lo cual el joven contestó:“Antes de venir a la guerra mi madreme prometió que a esa hora, todos los

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días, oraría por mí y encomendaría mivida a Dios”.Es una historia bastante emotiva pero,a decir verdad, no es precisamente loque enseña la Biblia en cuanto a laprotección del Señor sobre nosotros.Frecuentemente compruebo que másque del interés, acciones opreocupación de los creyentes poralcanzar la protección de Dios, estadepende más del puro afecto de sugracia, de su misericordia y de suspromesas. Con esto no quiero dar aentender que la oración y lapreocupación personal no seanelementos valiosos ante los ojos deDios al momento de ser protegidospor él; lo que quiero dejar claro escómo la protección de Dios sobrenosotros es tan grande eincomprensible que abarca muchomás de lo que nuestros esfuerzospuedan lograr.4. El Señor nos libra de toda clase demales. “Ni pestilencia que ande en oscuridad, nimortandad que en medio del día destruya.Caerán a tu lado mil, y diez mil a tudiestra; mas a ti no llegará” (Salmo 91: 6y 7a).Quienes usamos computadorasconocemos los graves daños queocasionan los virus informáticos.Estos elementos indeseables puedenentrar en nuestros ordenadores ycausar verdaderos estragos. Algunosde ellos pueden alterar o borrararchivos, otros pueden afectar el buenfuncionamiento de ciertos programasmientras que otros son capaces dedañar severamente el mismo discoduro. Documentos y registros de vitalimportancia para nosotros quedanexpuestos ante ellos, y archivospersonales significativos tales comocartas o fotografías guardadas duranteaños pueden ser eliminados en sólounos pocos segundos. Existen, paranuestro bien, empresas dedicadasexclusivamente a la creación deprogramas para defendernos de esosvirus. Ahora bien, si nuestroprograma contra los virus no estáactualizado y usamosinadecuadamente nuestra

computadora, corremos el riesgo desufrir graves pérdidas pues podemosdetectar el ataque de los virus para loscuales tenemos la debida protección,pero no el ataque de los virus dereciente aparición.Pero, en cuanto a los ataquesvirulentos del mundo espiritual, debeusted descansar en el hecho de quesiempre, a toda hora, estamosprotegidos contra toda clase de mal.No existe un solo tipo de demonio oespíritu maligno que pueda vulnerarnuestro “sistema inmunológicoespiritual” si permanecemos bajo lasalas del Altísimo. Él nos libra de todaclase de males.5. Él cuida a las personas queamamos.“No te sobrevendrá mal, ni plaga tocarátu morada.” (Salmo 91:10).Muchas veces se presentan situacionesen las cuales no nos es posibleproteger o ayudar a un familiar enapuros.En diciembre de 1999 una grantragedia enlutó mi país. Ungigantesco desclave, mezcla de agua,barro, piedras, rocas y gigantescosárboles arrastrados furiosamente porlas corrientes de las aguas que bajabanprecipitadamente desde altasmontañas, destruyeron, casi en sutotalidad un Estado, otroraparadisíaco, alegre y densamentepoblado. Casas, automóviles,personas y pueblos desaparecieronpor completo durante una noche queaún recordamos con lágrimas dedolor. Una escena de esa tragedia aúnse mantiene muy viva en nuestrosrecuerdos: atrapada entre escombros,piedras, árboles caídos, y en medio deuna estrepitosa corriente de lodo ymuerte, se encontraba una niña deunos diez años de edad. Algunosperiodistas de los medios televisivoslograron captar las imágenes querecorrieron todos nuestros hogareshaciéndonos sentir una sola familia demás de veinte millones de miembros.Y entonces todos vimos cómo unhombre, arriesgando su propia vida,decidió descender hasta donde estaba

la niña atrapada y a punto de morir.Ella se aferraba firmemente a la vidamientras su cuerpo debilitado eragolpeado contra los escombros. Elfrágil cuerpecito de aquella niña,semidesnudo y maltratado, parecíaser, en lo más profundo de mi alma, elcuerpo de alguna de mis dos hijas. Yrecordamos los versos de Andrés EloyBlanco, el gran poeta de nuestra tierra:“Cuando se tiene un hijo, se tiene alhijo de la casa y al de la calleentera…”A medida que aquel hombre seacercaba lentamente para tratar desujetarla, éramos millones de personasquienes, fundidas en un solo corazón,estirábamos inconsciente einútilmente nuestras manos hacia laspantallas de los televisores tratandode sujetar aquel herido cuerpecitopara aferrarnos a el en un abrazo deamor y salvación.Todo mi país lloraba mirando aquellaescena. Pero nadie podía hacer nada.Desde el punto de vista humano,hasta donde alcanzan las fuerzas deun hombre, hubiésemos hechocualquier cosa; pero en ese precisomomento, no podíamos hacer nada.Sólo llorar, orar y esperar que lasmanos de aquel hombre, que eran lasmanos de todo un país, salvaran lavida de aquella niña. ¡Cómoqueríamos haber estado allí! Gracias aDios, aquellas solitarias manosbastaron para cumplir nuestro deseo.Hoy, varios años después, al leer laspalabras “No te sobrevendrá mal, niplaga tocará tu morada”, mis ojos sellenan de lágrimas mientras agradezcoa Dios por su promesa tan alentadoraacerca de que él cuidará a las personasque amo, a quienes están bajo miresponsabilidad y cuidado cuandomuchas veces yo mismo no puedahacerlo. ∆

José Ramón Frontado es licenciado enEducación. Se retiró de la universidaddonde daba clases para asumir el pastoradode la iglesia cristiana "Luz del Salvador",en Cabimas, Venezuela, donde reside con suesposa y dos hijas. E-Mail:[email protected]

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Durante el siglo XX y principiosdel siglo XXI la humanidad hasido testigo de un avance

científico y tecnológico que no puedecompararse con ningún otroregistrado en cualquier período de lahistoria humana.

La revolución de la informática, de lascomunicaciones y la aparición dediversas tecnologías, han cambiado ycontinúan cambiando radicalmente laforma de trabajar y de entretenerse delhombre y la mujer contemporáneos.

Sin embargo, tal como señala PaulJohnson, “a principios de los añosnoventa moría de hambre tanta gentecomo en cualquier período anterior dela historia. Más aún, muchasinnovaciones destinadas a acrecentarla felicidad humana concluíandisminuyéndola”.1 Este desarrollo científico y tecnológico

se produce en el contexto de unasociedad donde crece el relativismomoral y declina la responsabilidadpersonal, a la vez que se repudian losvalores del cristianismo y va enaumento la arrogante creencia de quelos hombres y las mujeres puedenresolver los misterios del universomediante su propio intelecto aislado. 2En este marco, tal como ya hemosseñalado, el ser humanocontemporáneo no es más feliz y unade las principales fuentes de estrés yde angustia es la creciente sensaciónde inseguridad. Cada vez más las personas tienden aaislarse y a buscar seguridad en unmodo de vida individualista queconduce a la alienación. Los estudiosos del “marketing”(comercialización) destacan estacreciente tendencia. Dicen, por ejemplo, que “cada vezmás nos protegemos en la privacidad

de nuestra fortaleza, la intimidad decada hogar. ¿Cuál es el propósito deeste retraimiento? Hacernos sentirmás seguros”. 3

Inseguridad y aislamientoLa sensación de inseguridad haconducido a un creciente aislamiento. Por ejemplo, en relación a lo quesucede en la sociedad de los EstadosUnidos de Norteamérica, el autor queacabamos de citar señala que, en lasúltimas dos décadas, “losnorteamericanos comenzaron a viviragazapados en refugios altamentetecnificados. El retraimiento… estabaen pleno auge”. Hemos experimentado unaislamiento, tanto físico comoemocional… el encapsulamiento ya noestá referido a un lugar –el hogar- sinoa un estado de ánimo deautoprotección”. 4Podría argumentarse que la creciente

P r o t e c c i ó nP r o t e c c i ó ne t e r n ae t e r n a

Por Daniel Zuccherino

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sensación de inseguridad se relacionacon factores como: el peligro latentede una guerra nuclear que resulte enla destrucción total del planeta, loscrecientes índices delictivos que seregistran en prácticamente todos lospaíses, el accionar de gruposterroristas cada vez másespectaculares y letales o la crecienteinestabilidad laboral. Y, sin duda,esos y otros factores son generadoresde inseguridad. Pero como cristianos podemosadvertir la existencia de causas másprofundas para el crecientesentimiento de inseguridad y esascausas se relacionan, por ejemplo, conla falta de fe trascendente y laausencia de valores absolutos en lavida del hombre y la mujer modernos. Por el contrario, el cristiano fiel viveuna realidad totalmente distinta yexperimenta la protección del Diostodopoderoso. La Palabra de Dios enseña claramenteque el Señor ofrece y brindaprotección eterna a su pueblo. La epístola de Judas comienza (v.1) yfinaliza (v. 24 y 25) enfatizando elcuidado divino a favor de loscreyentes fieles. Leemos en los mencionadosversículos lo siguiente: “ Judas, siervo de Jesucristo yhermano de Jacobo, a los llamados,amados en Dios Padre y guardadospara Jesucristo: Y a aquel que espoderoso para guardaros sin caída ypara presentaros sin mancha enpresencia de su gloria con granalegría, al único Dios nuestroSalvador, por medio de Jesucristonuestro Señor, sea gloria, majestad,dominio y autoridad, antes de todotiempo, y ahora y por todos los siglos.Amén”. Biblia de las Américas.Los versículos son claros al respecto:Dios ofrece protección a sus hijosquienes, en consecuencia, no tienenmotivos para sentirse inseguros otemer. Cuando habla de que el Señor espoderoso para guardar sin caída, la

Biblia usa el término griego“ÁPTAISTOS” que significaliteralmente: “sin tropezar”. Estevocablo se usaba, por ejemplo, enrelación a un caballo que con pie firmeavanza aún en medio de las rocas. La imagen y la enseñanza no dejandudas: en el terreno más difícil, enmedio de las mayores dificultades,Dios es poderoso para guardar sincaída. Dice el Salmo 121:3 “No permitirá quetu pie resbale; no se adormecerá el quete guarda”. Biblia de las Américas.

Libres de temorEl cristiano fiel no tiene motivos paratemer ni a su carne, ni al mundo ni aSatanás.Por supuesto que no en base a laconfianza propia sino porque Dios estodopoderoso. Cristo ha vencido al mundo (Juan16:33) y a Satanás (Colosenses 2:15);de tal modo que todo lo podemos enCristo quien nos fortalece (Filipenses4:13). Conozco a muchos cristianos queviven demasiado preocupados por elaccionar del diablo y hasta parecenexperimentar cierto grado de temor alrespecto. Si bien el cristiano no debe ignorar lasmaquinaciones de Satanás, resultafundamental el comprenderespiritualmente que sólo nuestro Dioses digno de ser temido y que Satanáses un enemigo vencido que aguarda elmomento de la ejecución final. Dice la Biblia que “el Dios de pazaplastará pronto a Satanás” bajo lospies de los cristianos (Romanos 16:20). Debemos tener también muy encuenta que la protección de la quehablamos no significa una proteccióntemporal sino que se trata de unaprotección de carácter eterno. En consecuencia y en virtud de lo queel Señor Jesucristo ha hecho en la cruz,él es poderoso para presentarnos sinmancha en presencia de su gloria,para estar con él eternamente.

La expresión que se usa para sin“mancha” es la palabra griega“ÁMOMOS”, un término conconnotaciones sacrificiales y que serelaciona con expresiones de Levítico.Tiene que ver en este caso con elsacrificio del Cordero de Dios:Jesucristo. Jesucristo mismo es “la propiciaciónpor nuestros pecados y no sólo por losnuestros, sino también por los delmundo entero” (1ª Juan 2:2), y es susangre la que nos limpia de todopecado. El cristiano fiel es guardado de caerpor Dios mismo y por medio delSeñor Jesús presentado sin mancha enpresencia de su gloria. El cristiano fiel disfruta de seguridady protección eterna aún en los tiemposmás turbulentos. El Señor Jesús oró pidiendo al Padreque nos guardase (Juan 17:11 y 15) y elEspíritu Santo da testimonio ennuestro interior de la realidad de esaprotección. ¡Alabemos y adoremos al Padre porsu eterna protección, empecemos aexperimentar hoy el gozo que nosllenará cuando estemos en lapresencia de su gloria! ∆1 Johnson, Paul “Tiemposmodernos” (“A history of the modernworld”). Página 783. Javier VergaraEditor. Bs. As. 19932 Conforme Johnson, Paul. Obracitada. Página 785.3 “Management y Contexto” Popcorn“Lo que vendrá”. Granica. Barcelona1993. Página 24.3 “Management y Contexto” Popcorn.Obra citada. Páginas 54 y 47. Daniel Zuccherino, abogado, profesoruniversitario y pastor ordenado de laIglesia Menonita Argentina (1978),actualmente es pastor en la ComunidadCristiana en Buenos Aires. Director delEquipo Evangelístico "Vida Nueva". Exevangelista asociado del Dr. Luis [email protected]

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EEs importante destacar que laprotección de Dios sobre lahumanidad está

intrínsecamente manifiesta y no sepuede escapar de la realidad de Jesús,el Hijo de Dios, cuya trascendencia vamás allá de ser el salvador del mundo.Esta realidad no coloca a las personasdebajo de un paraguas para hacer quese protejan de los terribles males de lahumanidad o para no enfrentarlos alos engaños de Satanás, con susdecepciones y maldiciones, o paraque, bajo su sombra, pasen una vidade calma, en su propio deleite. Porque en medio de las dificultadesde la vida, lo fundamental es que cadaser humano se encuentre con Dios,para desarrollar su propio estilo devida (Efesios 1 : 3–14), algo que estámás allá de la comprensión misma. Lo necesario es simple: cada uno debebajar de la nube de sueños e ilusiones,con el fin de que se encuentre con surealidad, entendiendo que la relacióncon Dios es ser con él. En estarelación, la fe es relevante no importacuáles sean las condiciones de crisisdel individuo, sus conflictos, deseos einiciativas.El propósito de acercarse a Dios, no esque cada quien llegue a demostrar laexistencia de su creador, discusiónque ya es muy vieja: se dio en tiemposde Pablo, con los griegos y continuóhasta alcanzar la revolución culturaldel humanismo materialista delRenacimiento (1462 – 1618). Elpropósito es conocer a Dios a travésde Jesucristo en su expresión humana(Juan 1: 1 – 8; 1ª Juan 1: 1 – 3). Su

encarnacióntrasciende lahistoria, llega hastaal presente siglo yes el fundamentode la fe, que saltade las páginas de laBiblia, para quecada quien viva conesa realidad, por fe,con esperanza y conamor, como loexpresan los salmos8 y 19 al declarar laexistencia de Dios ysu arte en lanaturaleza.Dios no desea que los que le creen seescondan, ni que persistan en suscrisis y conflictos, porque cada quienexperimentará sus consecuencias.Nadie puede escapar, ni ocultar lo quees o sus más íntimas intenciones,porque todo ha de salir a la luz. Sercon Dios se manifiesta en lasrealidades humanas, en sus efectosfísicos y naturales, y más allá. Todo ser humano tiene la oportunidadde enfrentarse con su realidad, a lavez que entiende que Jesús es laexpresión de Dios. En él se encuentrael propósito, la alternativa de tratarcon Dios y de cambiar su naturalmanera de percepción (1ª Ti. 2: 4, 5).Todo es un pasar de la ignorancia a laluz (Ef. 2: 1 – 6), de cambiar lascostumbres para llegar a constituirseen una cultura, que se vadesarrollando en la medida en quevaya enfrentando las necesidadeshumanas bajo la protección de Dios.A través del Espíritu Santo, Jesús le dasu unción a todo el que cree en la

medida de fe que cada quien tiene(Ro: 12. 3). Esta unción confiere laseguridad por la que Jesús murió yresucitó. Es un encuentro importanteque se realiza individualmente,cuando la persona acepta el efecto dela redención que Pablo describe enRomanos 8: 14. Entonces cada unorecibe su sentido de vida en familia,en el contexto de su sociedad. Ahí elser humano empieza a experimentarla protección de Dios. Cuando buscacomprender a su Creador y secompromete con el acto de Jesús, sufreinexorablemente la transformaciónque llega a su mismo entorno, con lafinalidad de servir: todo el que cree seconstituye en sacerdote del Diosaltísimo (1ª P. 2: 9), bajo la regiadirección del Espíritu Santo, todo parael servicio a su sociedad.La sombra del altísimo (Sal. 91: 1, 2),es la seguridad. Es un lugar deresponsabilidad y compromiso conaquellos a quienes sirve, donde Diosda la guía de la unción paramanifestar sus obras. La protección seentiende como las consecuencias de larelación con Dios, edificadas a través

U n a p e r s p e c t i v aU n a p e r s p e c t i v ad e l a p rd e l a p r o t e c c i ó no t e c c i ó nd e D i o sd e D i o sPor Edwin J. Cano

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del Espíritu Santo.La unción es la acción de Dios: es laque confiere el poder de armonía. Lafinalidad es la labor de Jesús. Larelación con Dios se inicia con lasbuenas nuevas del reino de Dios,buenas nuevas de sanidad yrestauración. Lo que trae laprotección de Dios es la relación, quele permite, a cada individuo, vivir lasconsecuencias de ella misma.En todo esto lo relevante es elconcepto de protección y seguridaddentro de la familia de Dios, a fin dedesarrollarse y crecer en todainiciativa divina, cada quiencumpliendo con lo suyo, con lo mejorque se recibe de Dios. La sabiduríaque se adquiere en el ejercicio de estarbajo la protección de Dios, está en lamisma unción que generó el universo.La protección de Dios, se muestra enel poder que se da en todo lo creado,en la misma manifestación de loshechos desde el inicio, “creó los cielos yla tierra” (Génesis. 1: 1). Esta uncióntambién se expresa en Jesús (Juan 1:1– 8), y llega a las presentesgeneraciones para toda buena obra(Efesios 2: 10), en medio de tantadificultad y conflictos. Lo trascendente es el predominio deJesús en la humanidad sellado desdela Creación por la protección divina.Los que son llamados herederos deDios son mayordomosincondicionales, consecuentes con laprotección de Dios. El Espíritu Santoes quien dirige la operación deprotección del hombre y de lacreación. Como Dios protege a lahumanidad, así también lahumanidad debe proteger elambiente. Esta responsabilidad le fue dada aAdán, pero él renunció a ella con sudesobediencia, inducida por suegoísmo e influida por el engaño dequien está abiertamente en contra detodo lo creado. ∆

Edwin J. Cano C. está relacionado con laFraternidad de Iglesias y Ministeriros delPacto en San José, y reside, con su esposa,en San Isidro de Pérez Zeledón.

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