La tentación -...

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242 “Gozaos profundamente cuando os halléis en diversas pruebas” (Stg. 1:2). L L a palabra pruebas en este versículo 2, parece ser la misma que más adelante, en los versículos 12 al 14, se traduce como tentación. La idea es que la lucha y el conflicto nos hacen bien porque nos enseñan mucho acerca de nosotros mismos, nos fortalecen en el ser interior, nos establecen como cristianos maduros y nos preparan para servir al Señor con mayor empeño. Es necesario que seamos establecidos y fortalecidos para poder servir a Dios. Es uno de los beneficios que se obtienen de la tentación vencida. En primer lugar, la tentación nos muestra lo que está en nuestro corazón; no tiene sentido probar lo que no está ahí. Si nosotros supiéramos la condición del corazón, Dios no se vería en la necesidad de pasarnos por la prueba aunque no estemos haciendo nada para corregirla. Él usaría otros métodos para inducirnos a corregir lo que está mal. Métodos como levantar, quizás, la unción de su Espíritu o quitarnos la “paz que sobrepasa todo entendimiento”, etc. En segundo lugar, sabemos que Dios no usa plenamente a alguien con áreas débiles, propensas a ceder a la presión del enemigo, o de las circunstancias. En otras palabras, si continuamos cediendo a la tentación, limitamos nuestro servicio a Dios. Jeremías 17: 9-10 dice: “Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá? ¡Yo, Jehová, que escudriño la mente, que pruebo el corazón, para dar a cada uno según su camino, según el fruto de sus obras!” No es extraño sentirnos fuertes y seguros de nosotros mismos, aún teniendo un camino de perversidad oculto, hasta que viene la tentación y muestra lo que somos capaces de hacer. Tal vez hemos juzgado a otros como débiles por haber caído en la tentación y decimos como Pedro: “Aunque todos pierdan su fe, yo no” (Marcos 14:29). Pedro fue tentado a negar a su Señor, aprendió su lección, trató con más simpatía a otros y no confió en su propia suficiencia. No es necesario caer en la tentación para tener compasión por la debilidad de otros. Quizás para los que son demasiado preciados de sí mismos, sí, pero podemos aprender nuestra lección con el escarmiento en vida ajena. Dios quiere que enfrentemos la debilidad de otros con humildad, con un sentido de impotencia personal y de dependencia total en la fuerza de nuestro Señor, sabiendo que todo se lo debemos a él. Para algunos, también la derrota tiene su lado bueno. Es lo mejor que les puede ocurrir. La tentación ejercita nuestra fe y nos enseña a orar En mis años de juventud, tuve la necesidad de prestar servicio militar en el país donde vivía. La rigurosa preparación física y la disciplina militar hicieron maravillas en mí. No puedo decir lo mismo en el área moral, pero en los otros aspectos fue uno de las mejores experiencias de mi vida. Aprendí cosas que se han quedado conmigo a través de cincuenta años. Fui asignado a servir en una unidad de artillería pesada. El batallón formaba parte de una élite del ejército que debía mantenerse continuamente listo para desplazarse y entrar en combate en cualquier parte del mundo, con pocas horas de aviso. Eso significaba que el entrenamiento del personal era continuo y riguroso y que la misma rigurosidad se requería del mantenimiento del equipo militar, pues tenía que estar en condiciones óptimas para ponerse en marcha en pocas horas. Con frecuencia hacíamos simulacros de combate para descubrir si en realidad estábamos listos. La tentación en la vida cristiana no es ningún simulacro. El enemigo y la guerra son reales y las balas del diablo no son de salva, son de verdad; su intención no es hacernos daño y lastimarnos un poquito. Su intención es destruirnos e incapacitarnos para que no sirvamos al Señor. Por eso es importante que sepamos cómo responder al enemigo con las armas que Dios ha provisto, habiéndonos ejercitado con ellas y habiendo probado su potencia. Y como el ejército de una potencia militar, nosotros que estamos en el ejército del Señor, debemos estar listos para el combate. Una de las figuras de la iglesia que Pablo usa, es la de un ejército. Pablo dice en 2ª Corintios 10:3 que “las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios”. El buen soldado conoce los recursos que tiene en Cristo y la eficacia de las promesas de Dios. Es experto en la realidad del Espíritu Santo y ha sido entrenado para caminar con él y cubrirse continuamente de su fuerza y de su victoria en la cruz. Un buen soldado conoce muy bien su “cadena de mando”. Sabe a quién seguir y a quién acudir cuando las órdenes no le sean bien claras. Un soldado necesita tener confianza absoluta en su comandante en jefe. Por Hugo M. Zelaya La tentación La tentación como pr como pr ueba ueba

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“Gozaos profundamente cuando oshalléis en diversas pruebas” (Stg. 1:2).

LLa palabra pruebas en esteversículo 2, parece ser lamisma que más adelante, en

los versículos 12 al 14, se traducecomo tentación. La idea es que lalucha y el conflicto nos hacen bienporque nos enseñan mucho acerca denosotros mismos, nos fortalecen en elser interior, nos establecen comocristianos maduros y nos preparanpara servir al Señor con mayorempeño. Es necesario que seamos establecidosy fortalecidos para poder servir aDios. Es uno de los beneficios que seobtienen de la tentación vencida. Enprimer lugar, la tentación nosmuestra lo que está en nuestrocorazón; no tiene sentido probar loque no está ahí. Si nosotrossupiéramos la condición del corazón,Dios no se vería en la necesidad depasarnos por la prueba aunque noestemos haciendo nada paracorregirla. Él usaría otros métodospara inducirnos a corregir lo que estámal. Métodos como levantar, quizás,la unción de su Espíritu o quitarnosla “paz que sobrepasa todoentendimiento”, etc. En segundolugar, sabemos que Dios no usaplenamente a alguien con áreasdébiles, propensas a ceder a lapresión del enemigo, o de lascircunstancias. En otras palabras, sicontinuamos cediendo a la tentación,limitamos nuestro servicio a Dios.Jeremías 17: 9-10 dice: “Engañoso es elcorazón más que todas las cosas, yperverso; ¿quién lo conocerá? ¡Yo,Jehová, que escudriño la mente, quepruebo el corazón, para dar a cada unosegún su camino, según el fruto de sus

obras!” No es extraño sentirnosfuertes y seguros de nosotrosmismos, aún teniendo un camino deperversidad oculto, hasta que vienela tentación y muestra lo que somoscapaces de hacer. Tal vez hemosjuzgado a otros como débiles porhaber caído en la tentación y decimoscomo Pedro: “Aunque todos pierdan sufe, yo no” (Marcos 14:29). Pedro fuetentado a negar a su Señor, aprendiósu lección, trató con más simpatía aotros y no confió en su propiasuficiencia. No es necesario caer en latentación para tener compasión por ladebilidad de otros. Quizás para losque son demasiado preciados de símismos, sí, pero podemos aprendernuestra lección con el escarmiento envida ajena. Dios quiere queenfrentemos la debilidad de otros conhumildad, con un sentido deimpotencia personal y dedependencia total en la fuerza denuestro Señor, sabiendo que todo selo debemos a él. Para algunos,también la derrota tiene su ladobueno. Es lo mejor que les puedeocurrir. La tentación ejercita nuestra fe y nosenseña a orarEn mis años de juventud, tuve lanecesidad de prestar servicio militaren el país donde vivía. La rigurosapreparación física y la disciplinamilitar hicieron maravillas en mí. Nopuedo decir lo mismo en el áreamoral, pero en los otros aspectos fueuno de las mejores experiencias de mivida. Aprendí cosas que se hanquedado conmigo a través decincuenta años.Fui asignado a servir en una unidadde artillería pesada. El batallónformaba parte de una élite del ejércitoque debía mantenerse continuamentelisto para desplazarse y entrar en

combate en cualquier parte delmundo, con pocas horas de aviso.Eso significaba que el entrenamientodel personal era continuo y rigurosoy que la misma rigurosidad serequería del mantenimiento delequipo militar, pues tenía que estaren condiciones óptimas para ponerseen marcha en pocas horas. Confrecuencia hacíamos simulacros decombate para descubrir si en realidadestábamos listos.La tentación en la vida cristiana no esningún simulacro. El enemigo y laguerra son reales y las balas deldiablo no son de salva, son deverdad; su intención no es hacernosdaño y lastimarnos un poquito. Suintención es destruirnos eincapacitarnos para que no sirvamosal Señor. Por eso es importante quesepamos cómo responder al enemigocon las armas que Dios ha provisto,habiéndonos ejercitado con ellas yhabiendo probado su potencia. Ycomo el ejército de una potenciamilitar, nosotros que estamos en elejército del Señor, debemos estarlistos para el combate.Una de las figuras de la iglesia quePablo usa, es la de un ejército. Pablodice en 2ª Corintios 10:3 que “lasarmas de nuestra milicia no son carnales,sino poderosas en Dios”. El buensoldado conoce los recursos que tieneen Cristo y la eficacia de las promesasde Dios. Es experto en la realidad delEspíritu Santo y ha sido entrenadopara caminar con él y cubrirsecontinuamente de su fuerza y de suvictoria en la cruz. Un buen soldado conoce muy bien su“cadena de mando”. Sabe a quiénseguir y a quién acudir cuando lasórdenes no le sean bien claras. Unsoldado necesita tener confianzaabsoluta en su comandante en jefe.

Por Hugo M. Zelaya

L a t e n t a c i ó nL a t e n t a c i ó nc o m o p rc o m o p r u e b au e b a

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Nuestro Señor se ganó su rangomilitar. Era Hijo de Dios, pero sedespojó a sí mismo de sus privilegiosy ganó su victoria total sobre elenemigo. Es Pablo nuevamente quiennos dice, en 2ª Corintios 10:4, que“Dios nos lleva siempre en triunfo enCristo Jesús”. Cada victoria nos da nueva confianzaen nuestro General victorioso y nuevovalor para el siguiente enfrentamientocon el enemigo. Cada escaramuza conel enemigo nos fortalece y nos ayuda aser “más que vencedores por medio deaquel que nos amó” (Romanos 8:37).Veamos ahora la segunda parte delpasaje en Santiago 1:12-15:“Bienaventurado el hombre que soporta latentación, porque cuando haya resistido laprueba, recibirá la corona de vida que Diosha prometido a los que lo aman. Cuandoalguno es tentado no diga que es tentadode parte de Dios, porque Dios no puede sertentado por el mal ni él tienta a nadie; sino

que cada uno es tentado, cuando de supropia pasión es atraído y seducido.Entonces la pasión, después que haconcebido, da a luz el pecado; y el pecado,siendo consumado, da a luz la muerte”.La tentación es ineludibleNo digo esto para desanimarlo sinopara apuntar a una realidad que elcristiano debe enfrentar más tempranoque tarde. Es una realidad ineludibledurante todo el curso de nuestra vida.Los cristianos viejos somos tentados,pero especialmente los cristianosnuevos. Pareciera que hay un ciclo denuestras vidas al inicio de nuestrarelación con Dios cuando el enemigoredobla sus esfuerzos para volver arecuperar a quienes un día estuvieronbajo su dominio.Es un período donde el cristianonuevo debe rodearse de personasmaduras que le puedan ayudar a noceder ante las tentaciones, es muyimportante que sepa que dentro de la

iglesia hay quienes han pasado por lasmismas experiencias y han logradovencer al tentador y la cobertura de unmentor es necesaria en esta etapa desu vida cristiana.Isaías 32:1-2 dice: “He aquí que parajusticia reinará un rey y príncipespresidirán en juicio. Y será aquel varóncomo escondedero contra el viento y comorefugio contra la tormenta”.Jesús es el rey. Los príncipes sonaquellos que presiden en lacongregación. Dios, en sumisericordia, los puso en su vidacristiana para que fuesen refugio parausted en las tormentas.Si entendemos bien el pasaje deSantiago, la prueba (la tentación) esimportante en el desarrollo de la vidaespiritual de los hijos de Dios. Noobstante, es frustrante reconocer quedespués de que el Señor perdonainicialmente a un hombre de suspecados, la lucha con el enemigo noha terminado, más bien se hace cadavez más intensa. El diablo no suelta anadie fácilmente y hará todo lo queesté a su alcance para hacer que unapersona vuelva a caer en el pecado, yrecobrar así su dominio sobre ella.

El diablo conoce muy bien nuestrasdebilidades y está listo para lanzarsesobre su presa en la primeraoportunidad. Pero no estamos a sumerced. Santiago 1 nos ayuda conalgunos consejos. No le hacemosningún favor a la gente cuando seconvierte si no le advertimos de estarealidad. Parte de nuestroseguimiento, después de laconversión, debe ser alertar yaconsejar a los cristianos nuevos con laPalabra de Dios.

El origen de la tentación En primer lugar, Santiago (v. 13)advierte que “Dios no puede ser tentadopor el mal ni él tienta a nadie”. Nadiepuede culpar a Dios por sustentaciones. Si bien es cierto que en laoración que llamamos el PadreNuestro, Jesús dijo: “No nos metas ententación”; también dijo “líbranos delmal”.

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En un sentido, Dios nos lleva a unpunto para ser tentados, como enMateo 4:1, que relata la tentación deJesús; donde dice que “Jesús fue llevadopor el Espíritu al desierto para ser tentadopor el diablo”.Si Dios no puede ser tentado por elmal, ¿por qué el Espíritu lo llevó aldesierto para ser tentado? Bueno, enprimer lugar debemos hacer unadiferencia entre la humanidad y ladivinidad de Jesús. En su pasocorporal por la tierra, nuestro Señorno fue medio humano y medio divino.Eso se prestaría a especulaciones deherejía. Él fue totalmente Dios ytotalmente hombre, con las dosnaturalezas unidas perfectamente,pero sin cambiarlas, combinarlas niconfundirlas (ver la Declaración deWestminster). Entonces debemos entender que sutentación fue dirigida a su naturalezahumana. Pero esta tentación vino deafuera, como alguien ha dicho, porqueen él nunca hubo pecado. Existió laposibilidad, pero no la condición. ElSeñor siguió voluntariamente alEspíritu para enseñarnos que, comohombres, nosotros también podemosvencer la tentación. No podemosjustificarnos cuando caemos en latentación diciendo que porque somoshumanos no tenemos el poder deresistir. El Señor demostró quepodemos tener victoria contra elenemigo.Otro incidente donde vemos la“participación” de Dios en latentación de una persona, es el caso dePedro quien, aunque no fue llevado aningún espacio físico para a sertentado, la Escritura dice que latentación fue permitida por Dios. EnLucas 22:31-32, el Señor le dice aPedro: “Satanás os ha pedido parazarandearos como a trigo; pero yo herogado por ti, para que tu fe no falte; y tú,una vez vuelto, confirma a tus hermanos”.Había una condición en el corazón dePedro que necesitaba ser cambiada yla única manera de hacerlo erapermitiéndoselo al único “siervo” deDios con capacidad de tentar aalguien con el mal: Satanás.

Así que, no se deje engañar porfilosofías que dicen que Dios es,igualmente, la fuente del bien y delmal. El mal se originó y ha continuadoen el arcángel Luzbel. Sólo lo buenoviene del Padre de las luces (Santiago1:17).

Dos elementos en la tentaciónSabiendo que el tentador es el diablo,pasemos a ver qué estrategia usa parainducirnos a pecar. El diablo sabe queel pecado nos separa de Dios. Latentación es el mecanismo empleadopor el tentador para conseguir sucometido: hacernos caer en pecado ysepararnos de Dios.Santiago 1:14-15 dice:“Cada uno estentado, cuando de su propia pasión esatraído y seducido. Entonces la pasión,después que ha concebido, da a luz elpecado; y el pecado, siendo consumado, daa luz la muerte”.¿Cuáles son, entonces, los doselementos en la tentación? Semencionan muy claramente: pasión yseducción. Tiene que haber primeroun deseo por aquello con que el diablonos tienta. Por eso dijimos que latentación del Señor tenía que serexterna, porque en su corazón nohabía nada que el diablo pudiera usarpara seducirlo. Jesús dijo, en Juan14:30: “Viene el príncipe de este mundo yél nada tiene en mí”. Pero si en nosotroshay algún deseo fuerte por algo, eldiablo lo usará para tentarnos. Todolo que tiene que hacer es presentarnosuna oportunidad para satisfacer esedeseo ilegalmente. El pecado es particularmente odiosopara Dios, porque significa que lapersona está despreciando lacomunión con él por satisfacer undeseo carnal. Es poner nuestro deseoen primer lugar y a Dios en un lugarque no le corresponde y que noocupará. Dios es primero o esprimero, no hay alternativa. Si loponemos primero, no hay derrota. Siescogemos la oportunidad que eldiablo presenta, viene la muerteespiritual que es separación de Diosinmediatamente. “No comerás, porque eldía que de él comas, ciertamente morirás”

(Génesis 2:17). El diablo miente ycontradice la palabra de Dios: “Nomorirás”(Génesis 3:4). ¿A quién le va acreer?

La dinámica de la tentaciónLa dinámica de la tentación es lamisma. Tiene miles de años de estarvigente y sigue haciendo caer a losincautos. Primero hay una prohibiciónde una autoridad reconocida. Ypareciera que la naturaleza del serhumano no ha cambiado nada desdeel huerto: por lo tanto, es a estanaturaleza que el enemigo apela. Elser humano es tentado a hacer locontrario de lo que se le manda. Nome sorprendería que el relato deGénesis nos haya dado sólo el clímaxde la experiencia de Adán y Eva, en latentación del huerto y que notengamos todo el proceso que condujohasta ese momento. Pudo haber sidode la siguiente manera:-Eva, ¿te has fijado qué sabroso se veel fruto del árbol del conocimiento delbien y el mal? -diría la serpiente.Eva pudo haber contestado:-No, ni siquiera me atrevo aacercarme. Dios fue categórico cuandodijo que no debemos comer su fruto.No quiero desobedecer a nuestroCreador.-Ah… -diría la serpiente- ¿Qué hay demalo con venir a verlo? Eso no especado. Nada malo te va a pasar.-No, no debo -diría Eva.-No vas a morir -le mintió laserpiente-. Dios sabe que si comes deesta fruta vas a ser como él. Vas asaber lo que es bueno y lo que es maloy no vas a tener necesidad depreguntarle todo el tiempo si puedes ono hacer algo. Dios está demasiadoocupado para tomar decisiones tanpequeñas.Esta conversación pudo habercontinuado por días y hasta por añoscon la insistencia de la serpiente y laresistencia de Eva. Hasta que un díaEva siente curiosidad, se acerca alárbol y comienza a sentir el deseo deprobar la fruta. El diablo sabe que la

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tiene y el resto es historia. Recuerde que la tentación no es unpecado. No es recomendable entrar enconversaciones con el enemigo porquees muy astuto, pero Eva pudo haberseguido en este diálogo con laserpiente por mucho tiempo, sinperder la comunión con Dios. Noobstante, no es recomendablecoquetear con el que nos induce apecar. Si usted persiste en este cursode acción es casi seguro que caerá enla trampa. Un hombre o mujer es tentado cuandotiene un deseo grande de algo y se lepresenta una oportunidad deobtenerlo sin ser descubierto. El deseopuede venir de muchas maneras.Recordemos Santiago 1:14 que diceque “cada uno es tentado, cuando de supropia pasión es atraído y seducido”. 1ªJuan 2:16 dice de dónde vienen estosdeseos: “la carne, los ojos y la vanagloriade la vida”. El pecado tiene que ver con laviolación de la ley de Dios.Legalmente, no hay pecado hasta quehaya acción. Legalmente, la tentaciónproduce pecado sólo cuando lapersona cede y comete la acciónprohibida. Si una persona es tentada arobar, legalmente todavía no hacometido ese pecado hasta que se robael objeto de la tentación. No obstante,el Señor en el Sermón del Monte dijo,repetidamente: “Oísteis que fue dicho…Pero yo os digo…” Para Dios, ceder a latentación en el corazón, es pecado delcorazón.De manera que puede haber pecadointerno que sólo Dios y usted ven ypecado externo que otras personasven. Los dos tienen consecuenciasfunestas. La consecuencia del pecadodel que no se haya arrepentido, es lamuerte (Romanos 6:23). Esta muerte es separación inmediatade Dios. Adán y Eva no murieronfísicamente de inmediato. La realidades que les llevó más de novecientosaños para que sus cuerpos murieran.La muerte espiritual sucede en el actode ceder a la tentación. Si no hayarrepentimiento, esta muerte

espiritual implica el castigo eterno(Apocalipsis 21:8).¿Cómo vencer el pecado?En primer lugar, debemos tener bienclaro cómo funciona este proceso delpecado. Debemos conocer loselementos implícitos en el desarrollode la tentación que conduce a la caída,en la acción que completa ese ciclomortal. Para vencer el pecadodebemos atacar la tentación en susraíces. Cuanto antes, debemos tratarcon el pecado interno del que habla elSeñor en Mateo 5.En las palabras de Santiago “cada unoes tentado… de su propia pasión”: ahí esdonde debemos empezar. No esperehasta que se esté muriendo de deseo,para entonces comenzar a lucharcontra la tentación, o hasta que esté apunto de dar el mal paso. Paraentonces, será demasiado tarde.Identifique sus áreas de debilidad (dedeseos carnales) y ataque ahí.Fortalezca esas áreas de su vida. Cambie un hábito malo por unobueno. Cambie su manera de pensar;no deje correr su imaginación concosas que usted sabe que le van ahacer daño. Tenga cuidado,particularmente con su carne, sus ojosy su orgullo (1ª Juan 2:16). Noalimente los deseos de su carnedándole lo que quiere. Sus demandascrecerán hasta tenerlo atrapado. Hagaun pacto con sus ojos (lea Job 31:1).No les dé rienda suelta para que veanlo que no es conveniente. No deje quenada lo enaltezca por algo que hayalogrado aunque se lo “merezca”.Llénese de la palabra de Dios: el Señorvenció con la palabra.Ataque el pecado en su origen,cuando todavía es como un deseo.Atáquelo en su raíz antes de quellegue a la etapa de la tentación. Noalimente ese deseo ni le déoportunidad de crecer. No se pongaen situaciones que estimulen susmalos deseos. Es mortal que unalcohólico ande rondando unacantina, tenga tratos con alguien en unbar o concurra a fiestas donde sirvenalcohol.

Evite la compañía de personas quetienen el mismo problema que usted.1ª Corintios 15:33 dice: “Los maloscompañeros echan a perder las buenascostumbres” (Dios habla hoy).Pida perdón si cae en pecadoLa persona que vence la tentación,recibe la bendición de Dios. Santiago1:12 llama a esta bendición la corona devida: vida abundante, en esta tierra, yeterna, en la presencia de Dios. Esmejor soportar la tentación yfortalecerse con la victoria. Ustedpuede vencer el pecado deteniendo suprogreso en cualquiera de sus etapasde desarrollo. Dios está dispuesto aayudarlo a renovar su mente y acontrolar sus deseos. Pero no sedesanime ni se deje dominar por elenemigo cediéndole más territorio. Ciertamente, la Escritura dice que “Lapaga del pecado es muerte”; perotambién dice que “la dádiva de Dios esvida eterna en Cristo Jesús” (Romanos6:23). No deje que el pecado resulte enmuerte. Reciba el perdón por mediode la sangre de Cristo (1ª Juan 2:1-2).Repita nuevamente los pasos quetomó usted cuando vino por primeravez al Señor: reconozca su pecadoespecíficamente, arrepiéntaseconcretamente, confiéselopropiamente y pida perdón a Diosdecididamente.“Ustedes no han pasado por ningunaprueba que no sea humanamentesoportable. Y pueden ustedes confiar enDios, que no los dejará sufrir pruebas másduras de lo que pueden soportar. Por elcontrario, cuando llegue la prueba, Diosles dará también la manera de salir de ella,para que puedan soportarla”(1ªCorintios 10:13, Dios habla hoy).Amén. ∆

Hugo M. Zelaya es director de ConquistaCristiana. Es el fundador de laFraternidad de Iglesias y Ministerios delPacto que da cobertura a varias iglesias enCosta Rica. Actualmente reside con suesposa Alice, en Alajuela, Costa Rica.

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“Se le acercó el tentador y le dijo: Si eresHijo de Dios, di que estas piedras seconviertan en pan” (Mateo 4:3).

LLa tentación, en términosgenerales, es un tema muysolemne. No me refiero a las

tentaciones de la carne, aquellas quetocan la naturaleza más baja de loshombres y que los hace comportarsecomo animales. Me refiero a esastentaciones más profundas y sutilesen esa gran lucha contra la maldad;las que nuestro Señor conquistó en sutentación en el desierto: tentaciones deun espíritu maligno que seduce aalgunos hombres para que secomporten como diablos.

Estas tentaciones asedian,especialmente, a los hombresreligiosos; hombres que son, o seimaginan ser, superiores a su prójimo,hijos favorecidos de Dios, con poderesmás nobles y encargos más grandesque los demás. Pero asedian también atodo creyente que quiere hacer lavoluntad de Dios. Y, por consiguiente,humildemente propongo que nuestroSeñor tuvo que resistir y conquistarestas mismas tentaciones por ser él, nosólo un hijo de Dios, sino el Hijo deDios, el Hombre perfecto, hecho asemejanza de su Padre. Tuvo queresistir estas tentaciones yconquistarlas, para poder socorrernoscuando somos tentados, siendo que élfue tentado asimismo como nosotros,pero sin pecado.

Se ha dicho, pienso que muy bien, quelas tres tentaciones de nuestro Señorfueron tan sutiles, peligrosas yterribles porque, a primera vista, nologramos ver que fueran tentacionesdel todo. Las primeras dos parecieranno ser tan malas. Si nuestro Señortenía el poder de convertir las piedrasen pan para satisfacer su hambre, ¿porqué no hacerlo? Si él hubiera podido

probar a los judíos que era el Hijo deDios, su Rey divino y su Salvador,echándose abajo del pináculo deltemplo, y ser milagrosamentesostenido en el aire por los ángeles,¿por qué no hacerlo? Y, finalmente, latercera tentación se ve tan obviamenteabsurda que pareciera ridículo que elespíritu maligno la haya mencionado.Pedirle a cualquier hombre piadoso,ni se diga al mismo Hijo de Dios, quese postrara y adorara al diablo, pareceuna petición totalmente sin sentido,para no ser escuchada ni por unmomento, siquiera, sino desechadacon desprecio.Pues bien, ese mismo es el peligro deestas tentaciones espirituales: que noparecen tentaciones. No se ven tanfeas, absurdas o malas; parecieraninteresantes, razonables y hastacorrectas.El diablo, dice el apóstol, a veces setransforma en un ángel de luz. Si esasí, entonces es ciertamente muchomás peligroso que si viniese como unángel de tinieblas y horror. Si usted setropezara con una serpiente venenosa,de esas con manchas repulsivas, conojos centelleando de furia y astucia, sucabeza erguida en pose de ataque,siseando y mostrando sus colmillos,no habría tentación de dudar quéhacer con ella. Usted se daría cuenta,inmediatamente, de que está tratandocon un animal malo y sus opcionesson matarla o huir de ellarápidamente. Por otro lado, si seencuentra , como suele suceder en lostrópicos, un coralillo pequeño, conatractivos anillos rojos, amarillos ynegros, con una boca tan pequeña quepareciera imposible que pudieramorder, y tan mansa que hasta unniño pudiera levantarla para jugar,entonces usted estaría tentado atocarla y tratar con ella, como tantosinfortunados han hecho, paraadmirarla, acariciarla, ponérselaalrededor del cuello como collar, o

para rodearse con ella el brazo amanera de pulsera, hasta que el juegovaya demasiado lejos, la serpientepierda su tranquilidad y le haga unrasguño en el labio o en el cuello y esepequeño roce sea una muerte segura.Esa sería, ciertamente, una tentaciónaun más peligrosa porque hay, segúnme informan, otro tipo de coralilloperfectamente inofensiva, que es tanparecido al mortífero, que ningúnniño y pocas personas adultas, laspueden diferenciar.Así son nuestras peores tentaciones.Parecen, a veces, casi exactamentecomo lo que es bueno, noble, útil ypiadoso; y confundimos la maldadcon el bien, jugamos con ella hastaque nos muerde y descubrimos,demasiado tarde, que la paga delpecado es muerte. Las personasespirituales, sólo por ser espirituales,están muy propensas a serespecialmente tentadas a equivocar lamaldad, a hacer algo especialmentemalo, pensando que hacen algoespecialmente bueno; y así tambiéndan ocasión a los enemigos del Señorpara blasfemar. Como dijera una vezun endurecido y curtido hombre demundo: “Cada vez que oigo a unhombre hablando de su conciencia, séque va a hacer algo particularmenteinsensato; cada vez que escucho a unhombre hablando de su deber, sé queva a hacer algo particularmentecruel”.¿Digo esto para asustarlo a fin de queno sea espiritual? ¡Dios libre! Mejorser espiritual, temer y amar a Dios,aunque sea tentado por todos losdiablos salidos del infierno, que ser unimpío y un mero animal, y ser tentadosólo en su naturaleza carnal, como losanimales. Mejor ser tentado, como losermitaños de antaño; mejor es caer ylevantarse otra vez, cantando: “No teregocijes contra mí, enemigo mío,porque cuando caigo otra vez melevantaré”; que vivir en la carne,

J e s ú s y l a t e n t a c i ó nJ e s ú s y l a t e n t a c i ó nPor Charles Kingsley

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“como una bestia con placeres bajos,como una bestia con dolores bajos”.Es el precio que un hombre debepagar por tener hambre y sed dejusticia, por querer ser un hijo de Diosen espíritu y en verdad. “El diablo”,dice un hombre sabio de laantigüedad, “no tienta a los malos,porque ya los tiene; tienta a losbuenos, porque no los tiene y quieretenerlos”.

¿Cómo conoceremos estastentaciones? Dios lo sabe, mejor queusted y yo; y confío que él le enseñará,de acuerdo con lo que cada uno denosotros necesita saber. Pero, hastadonde llega mi poca experiencia, laraíz de todo este tipo de tentaciones esel orgullo y la auto-suficiencia. Todopensamiento y sentimiento que nostienta a caer en el orgullo y elengreimiento, es del diablo, no deDios. El diablo es, especialmente, elespíritu de orgullo; cualquier cosa quelo tiente a imaginarse que usted esdiferente de su prójimo, superior aellos, que está más seguro que ellos,más favorecido por Dios que ellos, esuna tentación del espíritu de orgullo.Cualquier cosa que lo tiente a pensarque usted puede prescindir de laayuda y la providencia de Dios,cualquier cosa que lo tiente a quererhacer algo extraordinario para lucirseen público, que lo haga descollar en elmundo y, sobre todo, que lo tiente asuponer que Dios pasará por alto lospecados de usted, como no los pasapor alto en otros hombres, todos estoes tentacion del espíritu de orgullo.Con esto es que fue tentado nuestroSeñor.

Esas son las tentaciones que vinieronsobre nuestro Señor de la manera másterrible que usted y yo lleguemos aexperimentar jamás, solamenteporque él era el Hijo del Hombre, elHombre perfecto y, por consiguiente,tenía más razón de sentirse orgulloso(si tal cosa hubiera sido posible en él)que cualquier hombre o que todos loshombres juntos. Pero el Señorconquistó las tentacionesprecisamente porque era el Hombreperfecto, guiado por el Espíritu de

Dios. El Señor sabía que la únicamanera de ser un hombre perfecto erano siendo orgulloso, no importa cuánpoderoso, sabio, y glorioso fuera, sinodoblegándose humilde ycompletamente, como todos loshombres debieran hacerlo, a lavoluntad de su Padre celestial, dequien venía su grandeza.El espíritu de orgullo no puedeentender la belleza de la humildad, yel espíritu de obstinación no puedecomprender la belleza de laobediencia. Por lo tanto, es razonablesuponer que el diablo no pudieraentender a nuestro Señor. Si él es,realmente, el Hijo de Dios(argumentaría Satanás) mayoresmotivos tendrá para estar orgulloso ymucho más fácil será tentarlo amostrar su orgullo; más fácil probarque es un engreído, un obstinado y unrebelde; en otras palabras, que no es elHijo de Dios, sino un espíritumaligno.Como usted verá, a simple vista, lasprimeras dos tentaciones estabanclaramente supuestas a tentar anuestro Señor a caer en el orgullo,como nos tentarían a usted y a mí. Sipudiésemos alimentarnosconvirtiendo las piedras en pan, ¿nonos haría eso sentirnos orgullosos? Metemo que nos sentiríamos tanorgullosos que, después de un tiempo,llegaríamos a suponer que podríamoshacerlo sin Dios y sin su providencia,y nos creeríamos amos de lanaturaleza y de sus secretos. Si ustedy yo pudiésemos hacer que toda unaciudad nos adorara y nos obedeciera,viendo cómo nos lanzamos al vacíodesde una catedral sin sufrir daño,¿no nos haría sentir esosuficientemente orgullosos? Tanorgullosos, me temo, que acabaríamoscometiendo alguna gran insensatez oalgún gran crimen.No nos distraigamos pensando sinuestro Señor tenía o no el poder dehacer estas maravillas, lo importantees que no las hizo. Por lo tanto,podemos deducir que no debíahacerlas. Pareciera que no quería serun hombre más maravilloso que

cualquier otro hombre: sólo quería serun hombre perfectamente bueno, y senegó a hacer nada para ayudarse a símismo excepto, lo que cualquier otrohombre podía hacer. Respondió alespíritu maligno con la SagradaEscritura, como cualquier otro hombrepiadoso pudo haber hecho. Cuando lepidieron que convirtiera las piedras enpan, no responde como el Hijo eternode Dios, sino simplemente como unhombre. “Escrito está: (es la creencia deMoisés y de los viejos profetas de mipueblo que) No solo de pan vivirá elhombre, sino de toda palabra que sale de laboca de Dios”.Equivale a decir: “Si he de ser libradode esta necesidad, Dios me librará deuna manera u otra, del mismo modoque él libra a otros hombres en susnecesidades”. Cuando fue tentado atirarse del pináculo del templo yescapar del sufrimiento, la pobreza, lapersecución y la muerte en la cruz,responde otra vez con la SagradaEscritura como cualquier otro judíohubiera hecho. “Escrito está también:No tentarás al Señor tu Dios”. Es muyimportante notar que él no dice nadade ser el eterno Hijo de Dios. Se loreserva. El hecho estaba allí, peropuso un velo sobre la gloria de sudivinidad, para afirmar sus derechosde hombre y mostrar que todohombre, con la ayuda del Espíritu deDios, podía obedecer a Dios y guardarsus mandamientos.Digo esto con toda modestia yhumildad, confiando en que el Señorperdone si cometo un error en lainterpretación de sus sagradaspalabras. Sólo las digo porquehombres más sabios que yo, amenudo han tomado el mismo puntovista. Por supuesto que hay muchomás en esta maravillosa expresión, delo que podemos entender. Pero creoque es claro que nuestro Señordeterminó comportarse comocualquier hombre que estuviera en sulugar, para mostrar a todos los hijosde Dios, el ejemplo de humildad yobediencia perfectas a Dios.Otra vez, el diablo le pide a nuestroSeñor que se postre ante él y le adore.

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¿Cómo podía ser esa una tentaciónpara hacerlo caer en orgullo? Era másbien equivalente a pedir a nuestroSeñor que hiciera la más humillante yla más baja de todas las acciones. Meparece que si nuestro Señor se hubiesepostrado y adorado al espíritumaligno, él habría abierto completa eilimitadamente la puerta al espíritu deorgullo y le diré por qué.

El diablo quería que nuestro Señorjustificara cualquier medio, aunquefuera malo, de donde algo buenopudiera venir. Habría sido unabendición, que todos los reinos delmundo y la gloria del hombre fuerande nuestro Señor: la misma bendiciónpara esta pobre tierra que él vino acomprar con su preciosa sangre. Yaquí el diablo le ofrece el mismopremio por el cual él bajó a la tierra,pero sin tener que luchar o pasar porla dificultad.

No me atrevo a decir de qué manerahabría sido eso una tentación paranuestro Señor como Dios. Pero paranuestro Señor como hombre, debióhaber sido la más terrible de todas lastentaciones. La historia nos muestra, ynuestra propia experiencia en tiemposmodernos también, a personasdejándose vencer continuamente poresa tentación; personas piadosas,personas benevolentes, personas quedesean dar a conocer la Biblia,convertir a los pecadores, fundarcentros de beneficiencia, enmendarleyes, enderezar el mundo de algúnmodo, que se imaginan por eso, quepara realizar sus buenos proyectos,tienen derecho a torcer elmandamiento de Dios y hacer algomalo para que algo bueno puedavenir.

Este es un tema muy doloroso, máshoy en día; porque a veces pienso quees el pecado particular de este país yde esta generación. Sé que Dios traerásobre nosotros un castigo tambiénparticular por ello. Todos los queconocen al mundo en sus diversasfacetas y, especialmente lo que esllamado el mundo religioso, el mundofilántropo, el mundo político, etc. ,

saben demasiado bien que hayhombres que no serían de otra maneramalos, pero que, para llevar a cabo yhacer avanzar algún movimiento oproyecto favorito o para apoyaralguna causa, religiosa o de otrabuena naturaleza, están dispuestos ahacer y decir cualquier cosa, que sí seavergonzarían de hacer, si fuera sólopara su beneficio personal (espero).¿Qué es esto, sino adorar al espíritumaligno para ganar poder sobre estemundo, para poder (como suponen)arreglarlo? ¿Y qué es eso sino orgullodestructor, casi blasfemo? Estaspersonas creen ciertamente, quetienen razón, y que sus planes sonabsolutamente necesarios para el biendel mundo, y que Dios les ha dadouna licencia especial para hacer lo quesea necesario para llevarlos a cabo;que él excusará, en ellos, engaños,ruindades, tiranía y violencia que noexcusa en nadie más.¿No es esto egolatría? Qué pensaríausted de un sirviente que ledesobedezca, lo defraude, y se diga así mismo: “No importa, mi amo no seatreve a detenerme; le soy tan útil queno puede prescindir de mí”. Parecementira, pero en todas las edades, yahora tanto o más que nunca, loshombres han creído ser tan necesariospara Dios y su causa, que él no puedeprescindir de ellos; y aunque élaborrezca el pecado en todos losdemás, disculpará el pecado en elloscon tal de que se ocupen de susasuntos.

Cada vez que seamos tentados a hacero decir cualquier cosa impulsiva, vanao mezquina, porque somos hijos deDios; cada vez que tengamos lainclinación a inflarnos de orgulloespiritual, suponiendo que podemostomarnos libertades que otroshombres no deben tomar, porquesomos hijos de Dios; recordemos laspalabras del texto y respondamos altentador, cuando diga “Si eres hijo deDios, haz esto y aquello”, comonuestro Señor: Si soy hijo de Dios,debo comportarme como que Dios esmi Padre. Debo confiar en mi Dioscompletamente, y le debo obedecer

completamente. No debo hacerninguna cosa impulsiva o vana paratentar a Dios, aunque parezca quetendrá un gran éxito, y que harámucho bien: no debo hacer ningunacosa mezquina o baja, ni debo ceder,por ningún momento, a las formastaimadas de este mundo malvado. En una palabra, debo adorar a mipadre celestial, a él sólo debo servir. Siél quiere, él me usará. Si él no quiere,él usará a otro. ¿Quién soy yo, paraque Dios no pueda gobernar el mundosin mi ayuda? Y, si Cristo lo quiere, élme puede poner algún día sobremuchas cosas, y entraré en el gozo demi Señor. Pero nunca me pondré antesque mi Cristo, con elaborados planes oproyectos apresurados, como situviese mejor criterio que él, de cómohacer que su reino venga. Si lo hago,en mi orgullo sufriré una caída.Porque si no soy fiel en lo poco, estarétentado a ser infiel sobre muchascosas; y en vez de entrar en el gozo demi Señor, estaré en peligro del juiciohorrible pronunciado sobre loshacedores de maldad. Los mismoshombres que dirán en ese día: “Señor,Señor, ¿no profetizamos en tu nombre,y en tu nombre echamos fuerademonios, y en tu nombre hicimosmuchos milagros?”. Entonces lesdeclararé: “Nunca os conocí.¡Apartaos de mí, hacedores demaldad!”En todo proyecto para hacer el bien,así como en todo lo que venga a suvida mortal, mantenga la inocencia ypreste atención a lo que es justo.Porque eso, y sólo eso, traerá pazfinalmente. ∆

Charles Kingsley 1819 - 1875. CharlesKingsley nació en Holne (Devon), GranBretaña en 1819. Fue educado enMagdalene College, Cambridge, antes deelegir un ministerio en la iglesia. En 1872aceptó la presidencia de Birmingham andMidland Institute. Murió en 1875.Tomado de Internet, SermonIndex.net

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HHay dos huertos famosos en laBiblia y ambos son escenariosde una experiencia espiritual

similar: la tentación.En el huerto de Edén el diablo logrópintar el cuadro más espantoso en lanaciente historia de la humanidad.Ahí Adán fue invitado a alejarse de lasencilla obediencia al Padre. Losedujeron los dichos de una mujerengañada por el diablo, Eva. Y éldescendió por ese túnel resbaladizohacia el territorio del “hacer lo que meagrada”.La misma tentación se dio, en otrohuerto, 2000 años atrás. El huerto deGetsemaní fue escenario de latentación más intensa y de unavictoria trascendental. Jesús no vencióel día de su resurrección: realmentevenció en Getsemaní y por esoresucitó. Fue en el huerto donde Jesúsdecidió hacer la voluntad del Padre apesar de su propia pérdida,sufrimiento y humillación. Fue en el

huerto donde Satanás hizo fuerzaviolenta para empujar a Jesús lejos dela voluntad del Padre y ubicarlo muycerca de su propia voluntad comohombre. La voluntad del Padre eraabrir el único camino posible para lasalvación de muchos. La voluntad deJesús era proteger su propia vidaterrenal, salvarla de la humillación yevitar el sufrimiento injusto.Los dos huertos representan la mismabifurcación espiritual de caminos: laoportunidad de elegir entre agradar alPadre, soportando cualquier costoterrenal o agradarse a sí mismopagando el costo en valores eternos.Jesús, durante su tentación, vio a susdiscípulos adormecidos. Era elmomento más peligroso para dormir.Por eso les indicó: “Velad y orad paraque no entréis en tentación” (Marcos14:38a). Ese “entrar” es una palabramuy esclarecedora. Puede traducirse“para que no se deslicen durante latentación”, lo cual quita la atención dela tentación en sí misma. Ella deja de

ser lo más importante, para enfocarseen lo que nos sucede a nosotroscuando somos tentados. Esedeslizamiento es lo peligroso. Esedeslizarnos por el tobogán resbaladizode los argumentos sutiles hacia elterreno de hacer lo que me parecemejor, lo que más me agrada, lo quecuesta menos, lo que se opone a lavoluntad de Dios.En el ambiente cristiano hemosreducido la idea de tentación a esaatracción que los impulsos más bajoso perversos del ser humano lo llevan apracticar inmoralidades sexuales,adicciones, falsas doctrinas, etc. Sinembargo, el diablo ha montado unsistema infernal presionando yempujando al pueblo de Dios, notanto hacia lo malo, sino alejándolodel propósito de Dios.El deseo ardiente y eterno de Dios essalvar hombres, transformarlos a laimagen de Jesús y con ellos formaruna familia o pueblo que, realizandobuenas obras, traiga honor y

Por Jorge GuerreroD o s h u e r t o s

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alabanzas a su Nombre en medio deuna generación perversa y mala. Lavoluntad del Padre es que susdiscípulos prediquemos,obedezcamos los mandamientos deJesús y los enseñemos a otros paraque ellos también los practiquen; quefortalezcamos relaciones de amor sanoentre los hermanos en la fe, nossirvamos mutuamente, y al mundo,con los dones del Espíritu y quevivamos para adorarle.El sistema del presente siglo maloaumenta las presiones económicas,laborales, familiares, profesionales,ideológicas y políticas, con el fin deentorpecer que los hijos de Dios sedediquen a su propósito. Esaspresiones han echado raíces entre elpueblo del Señor y hoy vemos a laiglesia enredada en ideas sutiles yengañosas. Son pensamientos quedistraen y distorsionan los sentidosinternos para hacernos deslizar lejosde la voluntad de Dios y que hagamosnuestros propios deseos lícitos:“Trabajaste mucho y merecesdescanso; más tarde habrá tiempopara ocuparse de predicar”; “En laiglesia siempre ocurre lo mismo; nocambia, ¿para qué seguir?”; “Si teocupas de servir en vez de trabajar,¿quién te pagará el sueldo paravivir?”; “Dios quiere que te ocupesbien del trabajo y de la familia;primero están ellos, luego lo demás(refiriéndose a los cultos, la comunión,el servicio, la evangelización y eldiscipulado), si queda tiempo”.Victoria en GetsemaníMantenerse firme en servir y agradara Dios y no servirse ni agradarse a símismo requiere oración. Jesús definióel camino que seguiría ante latentación: orar. Oró sincera eintensamente. Miremos su oración enel huerto: “Y saliendo, se fue, como solía,al monte de los Olivos; y sus discípulostambién le siguieron. Cuando llegó a aquellugar, les dijo: Orad que no entréis ententación. Y él se apartó de ellos adistancia como de un tiro de piedra; ypuesto de rodillas oró, diciendo: Padre, siquieres, pasa de mí esta copa; pero no sehaga mi voluntad, sino la tuya. Y se le

apareció un ángeldel cielo parafortalecerle. Yestando en agonía,oraba másintensamente; y erasu sudor comograndes gotas desangre que caíanhasta la tierra.Cuando se levantóde la oración, y vinoa sus discípulos, loshalló durmiendo acausa de la tristeza;y les dijo: ¿Por quédormís? Levantaos,y orad para que noentréis en tentación”(Lucas 22:39-46).

Primero: vemos aJesús orando asolas. No nosengañemos, latentación no sevence en conjunto. Otros hermanospueden contener, aconsejar, instruir,amar, corregir, interceder y hastacontrolar cuando atravesamos el túnelde la tentación. Pero Dios, en estaesfera de la relación con sus hijos,trata individual e íntimamente. Unapersona puede excusarse, y aúnalterar, los acontecimientos antepastores o consejeros, pero no podráengañar nunca al Padre celestial queprueba los corazones y conoce lasintenciones más escondidas (verDeuteronomio 8:2 y 16). Admitir anteotros las crisis y debilidades interioreses una etapa previa en la batallacontra la tentación. Si observamos elrelato, hasta el mismo Jesús compartiósu tristeza con sus amigos y les pidióayuda (ver Marcos 14:33-34). Sinembargo, él asumió suresponsabilidad personal ante latentación. Es el intenso clima de laoración del que debemos impregnar laetapa final del conflicto. En el extremode la tentación, todos los apoyosdesaparecen y quedamos solos antedos opciones: hacer lo que agrada aDios o hacer lo que le agrada a uno.Dios permite ese tipo de encrucijadassolitarias, tanto en asuntos morales

como en asuntos “lícitos” que, deelegir mal, se convertirán en “ilícitos”.No hay caminos alternativos, ni atajos,ni voces. Solos en oración, con lavoluntad de Dios y nuestra propiavoluntad. Pero es únicamente en eseclima donde encontraremos suficienteoxígeno y claridad espiritual para noquedar adormecidos, aletargados ydebilitados ante la tentación (verMateo 26:40-41 y 43).Segundo: encontramos a Jesúsarrodillado. Las rodillas dobladas anteel Padre Dios son clave para admitir lapropia vulnerabilidad y fragilidad.También para expresar que sereconoce toda la autoridad divina.Vence la tentación sólo aquel quereverencia al que gobiernamajestuosamente sobre ángeles,principados, potestades, presidentes,culturas y la historia. Hace lavoluntad de Dios sólo aquel quedesarrolla una fuerte sensibilidad alpoder soberano del Dios vivo y santo.Jesús fue muy claro sobre este asunto:“Mas os digo, amigos míos: No temáis alos que matan el cuerpo, y después nadamás pueden hacer. Pero os enseñaré aquién debéis temer: Temed a aquel quedespués de haber quitado la vida, tiene

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poder de echar en el infierno; sí, os digo, aéste temed” (Lucas 12:4-5). No tememosal infierno, sino al que tiene laautoridad final para determinar eldestino eterno de nuestras vidas. EsteDios santo es ante quienresponderemos el día final por cadauna de nuestras elecciones secretas,palabras y acciones. La tentación no sevence con fuertes determinaciones yplanes personales, sino arrodilladocon reverencia ante el Señor. CuandoPedro se creyó suficiente para ser fiel,negó a Cristo tres veces y luego lloróamargamente. Cuando Jesús searrodilló ante el Padre, bebió la copade la cruz con fortaleza y resucitótriunfante. Cuando José fue acosadosexualmente por la esposa de su jefe,su declaración central fue: “¡Cómopodría pecar contra Dios!”.Tercero, descubrimos a Jesúsvenciendo. Abrazó la voluntad delPadre. La cruz aún no se había hechorealidad, pero Cristo ya la estabaabrazando. Los latigazos aún nohabían marcado su piel, pero Jesús yahabía decidido soportarlos. Su almahumana eligió los clavos porque ellossignificaban cumplir con la misiónque el Padre le había asignado: ser elredentor de la raza humana. Su almay su cuerpo asumían la humillaciónporque era el camino para llegar acumplir con el plan redentor de Dios.Gloriosa oración de victoria: “No sehaga mi voluntad, sino la tuya”.Escucho el eco de victorias similares:De una señorita madura: “Padre, amoa este hombre que rechaza elevangelio; pero no haré mi voluntad.Me casaré solo si un hijo tuyo mepropone matrimonio”. De un esposo frustrado y mareadocon el perfume de una mujer ajena:“Padre, pienso que una salida fácil demi crisis matrimonial es el adulterio.Pero escojo el sendero de la fidelidade intentaré restaurar la relación con miesposa como tú quieres”.De un empresario en expansión:“Señor, el próximo negocio dejaríaenormes ganancias si evadoimpuestos. Sin embargo, renunciaré aese fraude porque tú mandas que tus

hijos paguemos los tributos a losgobernantes que tú estableces”.De una madre profesional: “Padre,pienso que es justo desarrollar unacarrera laboral. Pero la postergarépara formar a los hijos que nos distehasta que salgan a la vida comodiscípulos tuyos”.De un pastor presionado: “Dios mío,puedo adaptar los mensajes y loscultos a lo que la gente quiereescuchar y así aumentar la membresíade la iglesia. Pero prometo ser fiel alas promesas y a las demandas delevangelio para que las personasprocedan al arrepentimiento y seansalvas”. Son los ecos de quienes están orandocon Jesús: “... no se haga mi voluntad,sino la tuya”. Esa es una oración queatrae fortaleza celestial. Luego depronunciarla, a Jesús “...se le aparecióun ángel del cielo para fortalecerle. Yestando en agonía, oraba másintensamente...” (Lucas 22:43-44). Estoyseguro de que también desatará enusted vigor e intensidad espiritualpara llevar a cabo lo decidido “puesDios es quien produce en ustedes tanto elquerer como el hacer para que se cumplasu buena voluntad” (Filipenses 2:13 –NVI). Cuando hacemos esa oración“...fiel es Dios, que no permitirá que seantentados más allá de lo que puedensoportar, sino que con la tentaciónproveerá también la vía de escape, a fin deque puedan resistirla” (1ª Corintios10:13 – NVI), porque “El Señor sabelibrar de la prueba a los que vivenentregados a él...” (2ª Pedro 2:9a). Orelo correcto en su Getsemaní y no lefaltarán fuerzas sobrenaturales yasistencia divina para ejecutarlo. Talvez deba atravesar un vía crucis dedolor y pérdidas en lo natural, peroalcanzará victorias con beneficiosmayores y poder espiritual.Un ancla seguraPablo les dijo a los corintios: “Sientocelo por ustedes, celo que Dios ha puestoen mí; anhelo que amen solo a Cristo,como doncella pura que reserva su cariñopara el hombre que la tomará por esposa.Más temo que de alguna manera,

engañados, se aparten de la pura y simpledevoción a Dios como se apartó Evacuando Satanás la engañó en el Edén.No sé; me parecen tan fáciles de engañar.Me parece que si cualquiera va y lespredica un Cristo distinto del que les heenseñado, o un espíritu diferente delEspíritu Santo que recibieron, o lesmuestra una manera diferente de alcanzarla salvación, lo creerían”(2ª Corintios11:2-4 - BAD).Esa es la fuerza y la presión poderosacon la que el diablo está tentando enestos tiempos. Está seduciendo yalterando con cosas lícitas nuestrossentidos, pensamientos y percepciónde la realidad, para que nosdeslicemos de la sincera fidelidad aCristo hacia la fidelidad a nosotrosmismos.¡La sincera fidelidad a Cristo! Frasehermosa que la Nueva VersiónInternacional traduce así: “Uncompromiso puro y sincero con Cristo”(NVI). Un compromiso puro y sincerocon aquello por lo que Cristo padeció:involucrarnos en que se cumpla elpropósito eterno de Dios. Eche elancla del compromiso en la roca:Cristo. Enamórese otra vez delCrucificado y Resucitado. Admirenuevamente sus planes eternos. No sedeslice. Mantenga el paso firme yhacia delante. El propósito de Dios secumplirá y es probable que aquel día,en el lugar donde se celebrará la fiestade bodas, haya un escenarioambientado como un huerto: el deGetsemaní; desde allí podrá escucharal Padre llamándolo por su nombre ydiciéndole: “Bienaventurado el hombreque persevera bajo la prueba, porque unavez que ha sido aprobado, recibirá lacorona de la vida que el Señor haprometido a quienes lo aman” (Santiago1:12 Biblia de las Américas). ∆

Jorge A. Guerrero es pastor de unacongregación en la localidad de ElPalomar, en Buenos Aires, Argentina,donde vive con su esposa Iris y sus treshijos.

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NNo podemos enumerar elamplio arsenal que Satanástiene a su disposición en su

lucha contra Dios y la salvación de loshombres, pero vamos a referirnos aalgunas de sus armas más conocidas:El engañoLa palabra de Dios nos dice enApocalipsis 12:9 que “Satán... engañaal mundo entero”. ¿Podemosimaginarnos el alcance de estaexpresión? La primera víctima de esteastuto y malvado engañador fue Eva,madre de todos los seres humanos.El Maligno se le acercó y le dijo quelas cosas no eran como Dios les habíadicho, que la fruta del árbolprohibido, lejos de producir la muerte,tenía la virtud de convertir lascriaturas humanas en seres semejantesal Creador. La cándida Eva se dejóseducir por la fantástica promesa delMaligno. Pero muy pronto tuvo queconfesar que satanás la habíaengañado (Génesis 3:1-13). Desdeaquel día hasta hoy (con excepción deJesús de Nazaret) ningúndescendiente de Eva ha escapado de laacción engañadora de Satán.Jesús nos enseña que el Diablo es elpadre de todo engaño y mentira (Juan8:44). ¿Qué ser humano no ha sidovíctima de la mentira, el engaño y lasdudas en cuanto a la religión? En laesfera religiosa el evangelio deJesucristo es el único sistema religiosoverdadero. Los demás sistemas sonerróneos en su totalidad o en parte.Satán es el padre de las religionesfalsas, y las utiliza para engañarnos. Elque ignora el evangelio vive

equivocado y esvíctima del granengañador. Sinembargo, frente ala mentira deSatanás tenemosla verdad deDios. El evangeliode Jesucristo es laverdad y, comotal, es la únicapuerta abiertapara queescapemos del error y de la mentira(Juan 8:31-38).Satán suele presentarse ante loshombres como libertador y redentor.¿De qué nos quiere libertar? De laobediencia al Creador, de las normasque Dios nos señala en su Palabra, delo que Jesucristo llamó “mi yugo”. ElCreador había dicho a Adán y a Evaque no comiesen del fruto del árbol dela ciencia del bien y del mal (Génesis2:17). El Maligno se acercó a Eva y ledijo que aquel mandamiento tenía elpropósito de mantenerlos en un planode inferioridad, sujeción e ignorancia.Le sugirió que no se sometiera a talmandamiento sino que comiera delárbol prohibido para elevarse al niveldel Creador y libertarse de la tutela deDios. Desde aquel día hasta hoy, Satánsigue engañando a la humanidad,prometiéndole libertad yencadenándola al error, al pecado, alremordimiento y a la condenacióneterna.Cierto hombre comenzó a asistir a laiglesia donde predicábamos. Suencuentro con el evangelio fuesorprendente:—Después de tantosaños —decía él— he encontrado la luzque ilumina el alma, la verdad que

satisface la mente y el corazón.Comenzó a estudiar la Biblia, se bebíalos sermones y trataba de traer a otrosa participar de lo que habíaencontrado en Cristo. Un día seencontró en la calle a un viejo amigo,y entablaron el siguiente diálogo:—¿Qué pasa que te has alejado de latertulia?—le dijo el amigo.

—Pues lo que pasa es que ahora estoyasistiendo a la iglesia y estudiando laBiblia.—¡Nunca creí que fueras tan idiota!¿Con los años que tienes y lo que hasleído, te vas a dejar embaucar ahorapor los cuentos del evangelio?—Si vinieras conmigo a la iglesia a lomejor cambiarías de opinión.—Yo no voy a escuchar esas tonterías;no hay quien me haga cambiar deopinión. No me presto a ser carnerode nadie. Soy un hombre libre y jamásme someteré a las normas de unaiglesia, ni a los mandamientos yenseñanzas de una religion.—Pues yo he descubierto que laverdadera libertad está en obedecer aDios, y en aceptar a Jesucristo comoSalvador y Señor.

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Por Domingo Fernández

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Cuando Rodríguez me narró estediálogo, le dije:—Su viejo amigo secree libre, pero no lo es en realidad.No quiere someterse a Dios, pero leestá sirviendo de instrumento alDiablo. En este mundo ningún serhumano es libre en el sentidoabsoluto: el que no obedece a Dios,automáticamente es esclavo deSatanás, le sirve de instrumento yanda en sus caminos.El Maligno quiere libertarnos deltemor de Dios, de la ley de Dios, de laobediencia a Dios. Nos induce aromper toda ligadura con el Creador,y a dar rienda suelta a los deseos de lacarne, el corazón y la mente.¡Desdichados los que se dejen seducirpor el canto de libertad que entonaSatán! ¡Caerán bajo la más despiadadade las opresiones y tiranías! Adán yEva tuvieron que derramar lágrimasde arrepentimiento y todo el quepreste oídos a las pérfidasinsinuaciones de Satán, tarde otemprano tendrá que lloraramargamente.La calumniaLa calumnia es otra de las armas delmaligno. Satán calumnió a Dioscuando se acercó a Eva: le dijo que laprohibición que les había dictado elCreador entrañaba un propósitoinjusto y egoísta. Desde aquel día elDiablo dice a la humanidad que elDios de la Biblia es un ser despiadado,cruel, inmisericorde e indigno de seramado y obedecido.Quizás usted afirme que nunca se leha presentado el Diablo en persona, yestamos de acuerdo. Pero, ¿cuántoshombres y mujeres andan por ahítratando de apartar de las enseñanzasdel evangelio y de la fe a gentes deDios, a verdaderos cristianos?El que se atreve a levantar la vozcontra Dios y su Palabra es un impíoinspirado por Satanás, un hijo dedesobediencia que sirve deinstrumento al “príncipe de lastinieblas” (Efesios 2:2).Tengamos bien presente en nuestrasmentes que Satán suele imputar aDios sus propios sentimientos y

procedimientos. Los impíos suelenimputar a los piadosos sus propiasiniquidades y pecados. En su tarea decalumniar, Satán suele presentarseante el Altísimo calumniando a losque andamos en los caminos de Dios.El capítulo uno del libro de Job nosdice que un día se presentó Satán en elcielo. Y Dios le preguntó:—¿De dónde vienes?—De rodear la tierra y andar por ella—respondió Satán.—Entonces habrás considerado laconducta de mi siervo Job, que no hayotro como él en la tierra: varónperfecto y recto, temeroso de Dios yapartado del mal.—Sí —respondió el Maligno—, heconsiderado la conducta de Job. Pero,¿te teme de balde? ¿No lo has cercadode bendición y a todo lo que tiene?Extiende tu mano contra él, quítate loque le has dado, y verás si noblasfema contra ti en tu mismapresencia (Job 1:6-11).Entonces, con el propósito de enseñaruna lección a las generacionesvenideras, Dios permitió que elmismo Satán sometiera a prueba la fe,piedad y sinceridad de Job, y el pobreJob fue sometido a una tribulaciónespantosa. Pero al fin quedódemostrado que Job era sincero y queel Diablo es un calumniador, en cuyaentraña arde continuamente el fuegodel rencor contra Dios.

Actualmente la duda está causandoverdaderos estragos en la esfera del

cristianismo nominalEl acusador de Job no ha cesado en sumalvada tarea. En Apocalipsis 12:10,se nos dice que Satán acusa día ynoche, delante de Dios, a losconvertidos a Cristo. Es de granconsuelo saber que frente a tantaimado acusador, tenemos deabogado defensor al Hijo de Dios, elmismo que en el Calvario hirió a Satánen la cabeza (Génesis 3:15; 1 Juan 2:1, 2).Una de las acusaciones más comunesque “los hijos de desobediencia”lanzan contra la congregación de losredimidos es que “en la iglesia hay

hipócritas”. Y puede que los haya,pues no todos los que asisten a laiglesia son convertidos. Satán siempreintroduce en la iglesia a algunos de lossuyos, para que la congregación nosea como Dios quiere. Ahora bien, alos que dicen que no van a la iglesiaporque hay hipócritas en ella,queremos decirles lo siguiente:también hay hipócritas en los centrosde trabajo, en todas las organizacionese instituciones sociales, y porsupuesto, en el infierno. El único lugardonde no hay hipócritas es en el cielo.Los que se apartan de la iglesia con elpretexto de que hay hipócritas en ella,van por el camino que conduce alreino de los hipócritas ycalumniadores: el infierno.La dudaLa duda es el arma con que el Malignotrata de destruir los fundamentos dela fe. Y la falta de fe conduce a laincredulidad. Creo que los escritoresde la Biblia fueron hombres que Diosinspiró. Creo que Jesucristo es Diosmanifestado en carne. Creo que elEspíritu Santo lo engendró en el senovirginal de María. Creo en suresurrección literal de entre losmuertos y en su ascensión corporal alcielo. Creo que el evangelio es laverdad, que Dios justifica al queacepta a Jesucristo como Salvador.Creo en las promesas de Dios conrespecto a la vida futura.Pero actualmente la duda estácausando verdaderos estragos en laesfera del cristianismo nominal. Nosapena y entristece comprobar que haylíderes, guías, maestros, escritores ypredicadores que han caído en eloscuro e incierto mundo de la duda yla incredulidad. Creen de la Biblia loque su razón les dicta y rechazan loque lleva el sello de lo sobrenatural,de la intervención de Dios.Un joven estudiante universitario ymiembro de una iglesia evangélica seentregó a la lectura de libros escritospor modernistas y racionalistas. Alprincipio se sintió eufórico por elalarde de erudición que hacían talesautores; pero acabó confesando que sehundía en el mar de la duda y la

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incredulidad. Los estantes de libreríasy bibliotecas están bien provistos delibros que ostentan etiquetascristianas, pero que fueron inspiradospor el mismo Satanás y están llenos devenenos mortales para el alma.Tengamos cuidado con lo que leemos,oímos y aprobamos. El Diablo tienemaestros, escritores y predicadores entodas las esferas del cristianismo.Tengamos fe en Dios y en su Palabra.Dios no puede mentir. El Altísimocumple siempre sus promesas.

El miedoEl miedo es otra de las armas quesuele esgrimir el Maligno paramantener a los seres humanosalejados de Dios y de la verdad. Elapóstol Pablo nos dice que “Satanás—cuando le conviene— se disfrazacomo ángel de luz” (2ª Corintios11:14). Y el apóstol Pedro afirma quenuestro adversario el Diablo “andaalrededor como león rugientebuscando a quien devorar” (1ª Pedro5:8). Cuando quiere atraer y seducirpor medio del engaño, se presentacomo ángel de luz; cuando quieredominar por medio del temor, asumela actitud de león rugiente. La posedel león suele darle buen resultadocon los que empiezan a escuchar elevangelio. Jesús nos dice en laparábola del sembrador que algunosreciben el evangelio con gozo y pareceque se van a convertir, que van a darfruto, pero cuando ven que elobedecer a Dios y seguir a Jesucristoles va a ocasionar problemas, seapartan del camino de la verdad y lavida, y se vuelven a la senda del errory la muerte. Es imposible que “el leónrugiente” logre apartar del caminoque conduce al cielo a un cristianoconvertido que conoce la Biblia y tienefe en Dios; pero puede amedrentarcon relativa facilidad a uno que estádando los primeros pasos en elcamino de la verdad y la fe, de la luz yla vida.He aquí un ejemplo: cierto joven nosescribió: “Hace algún tiempo queestoy oyendo el evangelio. Me gusta,y he llegado a la conclusión de que esla verdad. Pero no me he decidido

porque temo que si me convierto voya tener que afrontar muchosproblemas con mi familia y misamigos”.¡Cuántas almas gimen hoy en elinfierno por haberse dejadoatemorizar por los problemas que lesacarrearía el convertirse a Cristo yseguir el camino que conduce al reinode los cielos! Queriendo librarse de losproblemas temporales, cayeron en elmás espantoso de todos losproblemas: la perdición eterna.Pero, ¿será verdad que tendremos queafrontar problemas si nos decidimos aobedecer a Dios y seguir a Cristo? Sí,es casi seguro que vendrán algunosproblemas, pero serán pasajeros.Cuando uno se convierte, pasa de laesfera del Maligno a la de Jesucristo.Como es de suponer, el Diablo seenfurece cada vez que pierde a uno desus súbditos y lanza en contra de él alos inconversos que tiene a sualrededor. Cuando me convertí, tuveque enfrentarme con estos problemas;pero cuando los que me queríanapartar del evangelio vieron que midecisión era firme, que no iban alograr su propósito, acabaron pordejarme en paz.En estos tiempos Satán está rugiendocontra los cristianos en varios países yregiones del mundo. Pero Jesús nosdice: “No temáis a los que matan elcuerpo, mas el alma no la puedenmatar; temed más bien a aquel quepuede enviar el alma y el cuerpo alinfierno” (Mateo 10:28). ¿Quéesperanza tiene el que, por temor alleón rugiente, le vuelve la espalda alcielo? El único temor que nos debeespantar de verdad es el de ir a parara las tinieblas del infierno, lo cualsería una tragedia infinita.Algunos parece que quieren agradar aSatanás para no buscarse problemascon él. ¿No sería mucho mejor tratarde agradar a Dios, aunque se disgusteSatanás? No podemos estar bien conDios y con el Diablo; tenemos queelegir a uno de los dos. El que quiereapartarse del camino que conduce alinfierno para emprender la senda dela gloria obtendrá de Dios la ayuda

necesaria para perseverar y vencer.No nos dejemos amedrentar por elleón rugiente. No nos dejemosengañar ni seducir por el que pareceser ángel de luz. Tenemos queconvertimos a Jesucristo, tenemos quetomar en serio las enseñanzas delevangelio, tenemos que obedecer aDios. Y tenemos que hacerlo aunquese opongan las huestes del infierno.

La carneLa “carne” constituye en estostiempos una de las armas que con máseficacia está usando el tentador. Satánemplea la “carne” como cebo, comoatractivo, como elemento que incita apecar. Cuando hablamos de la carnenos referimos a las pasiones carnales,a los instintos sexuales.Los muros del pudor, la honestidad,la decencia, la fidelidad conyugal y elrespeto a la ley de Dios se han venidoderrumbando en forma alarmante.Estamos como en aquellos tiempos enque el juicio de Dios pendía sobreSodoma y Gomorra. El cine y latelevisión han contribuidoenormemente a este libertinaje, a estabancarrota moral y espiritual en queha caído la sociedad. ¿Qué ven losniños y las niñas desde que abren losojos y se asoman a la pantalla del cineo del televisor? Pues ven mujeres casidesnudas, hombres y mujeres que seabrazan y se besan apasionadamente,esposas infieles a sus maridos yesposos infieles a sus esposas. Y comola costumbre hace ley, a fuerza de veresos cuadros o escenas todos los días,los espectadores llegan a pensar queeso es lo normal, que es la moda; yque, para no hacer el ridículo, hay queponerse de acuerdo con la moda, conel ambiente. Y esto ha dado porresultado que lo que antes se veía enlas pantallas del cine o el televisor, sevea ahora en plena calle y a la luz delsol y la luna. Se ha perdido el sentidodel pudor, el recato, la decencia y lahonestidad; se ha perdido el temor deDios.Claro, al decir estas cosas, sabemosque todavía hay mujeres y hombresque no se han dejado arrastrar a la

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senda del libertinaje; todavía haymujeres y hombres que estánluchando a brazo partido pormantenerse en la esfera de ladecencia, la honestidad y el temor deDios. Pero los que están luchandocontra el ambiente de corrupción,depravación, provocación einmoralidad estarán de acuerdo enque lo menos que puede hacer unpredicador de la Palabra de Dios esdenunciar el desenfreno de laspasiones, el libertinaje moral queavanza como una tromba por camposy ciudades, amenazando arrastrar a lajuventud y sepultar a nuestros hijos.Aunque nos es triste declararlo, haymuchas personas que se prestan a serinstrumentos del Maligno, la mayoríade las veces sin percatarse del malque realizan. Por ejemplo, Satanásestá desnudando a la mujer yusándola como el torero usa el traporojo para atraer al toro. Losproductores de películas procuranpresentar a una mujer desnuda comoatractivo. Los dueños de cabaretsanuncian que se exhiben mujeresdesnudas o semidesnudas, con lafinalidad de atraer a los hombres. Loseditores de ciertas revistas insertanfotos de mujeres desnudas comoincentivo para la venta. Y el hombrecorre a presenciar esas escenas queencienden las pasiones, como el torocuando le muestran el capote rojo. Eltorero suele salir de la plaza con losbolsillos llenos y la integridadpersonal indemne; pero la mujersuele abandonar el escenario dondese exhibe con el pudor y el honorhechos jirones. Cuanto contribuya aencender las pasiones sexuales en elhombre y en la mujer, fuera del lechoconyugal, obedece a los propósitossatánicos y suele conducir al pecado yal infierno.La “carne”, cual tumor maligno, estáminando, debilitando ycorrompiendo el cuerpo social. ∆

Tomado del libro Satanás, sutiltentador, Editorial Logoi 1971.Usado con permiso.

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