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Política y Sociedad 2004, Vol. 41 Núm. 3: 85-97 ¿Imperio o Imperialismo en el nexo México-Estados Unidos? José Luis PIÑEYRO Dpto. de Sociología. Universidad Autónoma Metropolitana de México [email protected] RESUMEN El análisis se centra en dos conceptos básicos del libro «Imperio» de Hardt y Negri, estos son: el imperio y la multitud. El ensayo está dividido en dos partes. Una pretende mostrar la pertinencia teórica de hablar de imperialismo para el vínculo EU/México con base en las famosas cinco características señaladas por Lenin sobre el mismo a partir de una visión global. La otra pretende demostrar lo nebuloso e improcedente de utilizar la noción de multitud y en particular de los migrantes me- xicanos como punta de lanza para encabezar la futura revolución comunista pronosticada por H y N. Palabras clave: Imperio, Imperialismo, Multitud, Migrantes, Migración. Empire or Imperialism in the link Mexico-United States? ABSTRACT This essay focuses on two basic concepts from Hardt & Negri»s book «Empire»: empire and the multitude. The text is di- vided into two parts. First, it commits itself to show the theoretical relevance of the concept «Empire», understood as sum- marised by Lenin in five essential features as considered from a paramount global view. Second, it asserts that the concept of «multitude» is fuzzy and unsubstantial, specifically when used to describe migrant workers from Mexico in the USA as the spearhead of a future communist revolution prophetised by Hardt & Negri. Key words: Empire, Imperialism, Multitude, Migrants, Migration. SUMARIO: 1. Presentación y precisiones conceptuales; 2. El imperialismo en México: breves notas y confirmaciones empí- ricas; 3. La multitud migrante mexicana como alternativa al Imperio; 4. Conclusión. ISSN: 1130-8001 1 En el famoso diccionario de Norberto BOBBIO et al. (1991), e igualmente en Román REYES (1988), sí aparece el concep- to de imperialismo, pero desaparece, por ejemplo, en Laura BACA OLAMENDI et al. (2000). Sería muy interesante hacer un co- tejo mucho más amplio de diccionarios para ver hasta donde predomina esta tendencia terminológica de suprimir dicho concepto y otros más mencionados en el cuerpo del trabajo. 2 «La elección del nombre implica una selección y, por lo tanto, una discriminación de significados y asociaciones posibles en torno a un mismo aspecto de la realidad: un tipo particular de régimen de producción y apropiación del excedente, un tipo par- ticular de organización y ejercicio del poder político, una dada identificación sociolaboral. Algo similar ocurre con el que es posi- blemente uno de los temas más socorridos en los análisis de la realidad contemporánea: la globalización.» VILAS (2000:10). dominantes y dominados con todas las gradaciones y particularidades de cada caso específico, sea de carácter binacional o multinacional. Igualmente, otras categorías como clases sociales —y, por supuesto, lucha de clases—, ex- plotación económica, dominación política, des- igualdad social, racial y étnica son sustituidos por términos más aceptables como exclusión econó- mica, consenso político y gobernabilidad, deuda social, etc. Situaciones similares se repiten para el caso de los nexos entre dos Estados nación, donde la dependencia es suplida por la interde- 1. PRESENTACIÓN Y PRECISIONES CONCEPTUALES En la terminología actual de las ciencias socia- les, especialmente en la sociología y en la ciencia política, el concepto de imperialismo está casi eli- minado de los análisis de corte histórico y sobre todo coyuntural 1 . Es una etapa superada y para nada su- perior del sistema capitalista mundial. La globali- zación 2 , la integración regional, el libre comercio internacional son algunos conceptos o nociones que sustituyen las relaciones imperialistas entre países

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Política y Sociedad2004, Vol. 41 Núm. 3: 85-97

¿Imperio o Imperialismo en el nexoMéxico-Estados Unidos?

José Luis PIÑEYRO

Dpto. de Sociología.Universidad Autónoma Metropolitana de México

[email protected]

RESUMENEl análisis se centra en dos conceptos básicos del libro «Imperio» de Hardt y Negri, estos son: el imperio y la multitud. Elensayo está dividido en dos partes. Una pretende mostrar la pertinencia teórica de hablar de imperialismo para el vínculoEU/México con base en las famosas cinco características señaladas por Lenin sobre el mismo a partir de una visión global.La otra pretende demostrar lo nebuloso e improcedente de utilizar la noción de multitud y en particular de los migrantes me-xicanos como punta de lanza para encabezar la futura revolución comunista pronosticada por H y N.

Palabras clave: Imperio, Imperialismo, Multitud, Migrantes, Migración.

Empire or Imperialism in the link Mexico-United States?

ABSTRACTThis essay focuses on two basic concepts from Hardt & Negri»s book «Empire»: empire and the multitude. The text is di-vided into two parts. First, it commits itself to show the theoretical relevance of the concept «Empire», understood as sum-marised by Lenin in five essential features as considered from a paramount global view. Second, it asserts that the conceptof «multitude» is fuzzy and unsubstantial, specifically when used to describe migrant workers from Mexico in the USA asthe spearhead of a future communist revolution prophetised by Hardt & Negri.

Key words: Empire, Imperialism, Multitude, Migrants, Migration.

SUMARIO: 1. Presentación y precisiones conceptuales; 2. El imperialismo en México: breves notas y confirmaciones empí-ricas; 3. La multitud migrante mexicana como alternativa al Imperio; 4. Conclusión.

ISSN: 1130-8001

1 En el famoso diccionario de Norberto BOBBIO et al. (1991), e igualmente en Román REYES (1988), sí aparece el concep-to de imperialismo, pero desaparece, por ejemplo, en Laura BACA OLAMENDI et al. (2000). Sería muy interesante hacer un co-tejo mucho más amplio de diccionarios para ver hasta donde predomina esta tendencia terminológica de suprimir dicho conceptoy otros más mencionados en el cuerpo del trabajo.

2 «La elección del nombre implica una selección y, por lo tanto, una discriminación de significados y asociaciones posiblesen torno a un mismo aspecto de la realidad: un tipo particular de régimen de producción y apropiación del excedente, un tipo par-ticular de organización y ejercicio del poder político, una dada identificación sociolaboral. Algo similar ocurre con el que es posi-blemente uno de los temas más socorridos en los análisis de la realidad contemporánea: la globalización.» VILAS (2000:10).

dominantes y dominados con todas las gradacionesy particularidades de cada caso específico, sea decarácter binacional o multinacional.

Igualmente, otras categorías como clasessociales —y, por supuesto, lucha de clases—, ex-plotación económica, dominación política, des-igualdad social, racial y étnica son sustituidos portérminos más aceptables como exclusión econó-mica, consenso político y gobernabilidad, deudasocial, etc. Situaciones similares se repiten parael caso de los nexos entre dos Estados nación,donde la dependencia es suplida por la interde-

1. PRESENTACIÓN Y PRECISIONESCONCEPTUALES

En la terminología actual de las ciencias socia-les, especialmente en la sociología y en la cienciapolítica, el concepto de imperialismo está casi eli-minado de los análisis de corte histórico y sobre todocoyuntural1. Es una etapa superada y para nada su-perior del sistema capitalista mundial. La globali-zación2, la integración regional, el libre comerciointernacional son algunos conceptos o nociones quesustituyen las relaciones imperialistas entre países

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pendencia, las diferencias de poder nacional porla asimetría, el intercambio comercial desigual porel déficit comercial, etc. Los eufemismos están alorden del día, como el llamar comisión de abusos,y no aplicación de torturas, lo infligido a los pri-sioneros iraquíes por fuerzas de ocupación an-gloamericanas, o también catalogarlos como de-tenidos, y no como prisioneros de guerra, para queasí no sean sujetos jurídicos de acuerdo a laConvención de Viena. Obviedades y olvidos quees preciso mencionarlos ya que un rasgo delpensamiento único o neoliberal es el recurso a laamnesia histórica o a las sutilezas conceptuales.

Asimismo, el libro Imperio, de Antonio Ne-gri y Michael Hardt (2000) (en adelante, HN), con-tiene impresionantes omisiones de realidades so-bre el pasado remoto y reciente así comoambigüedades analíticas. Por ejemplo, para el casode México cuando mencionan al hombre de lafrontera de Estados Unidos (EE.UU.) no mencio-nan para nada que buena parte de la expansión dela frontera de EE.UU. se dio mediante una guerrade invasión y anexión territorial que significó paranuestro país la pérdida de más de dos millones dekilómetros cuadrados —equivalente a los terri-torios de España, Francia, Alemania, Italia y Po-lonia—, anexión que fue un elemento propulsordefinitivo de la fortaleza económica norteameri-cana de ayer como de hoy y del futuro3.

Centraremos nuestro análisis en dos con-ceptos básicos del texto de HN: el imperio y lamultitud. No es posible dadas las restriccionesde espacio hacer un abordaje más profundo y de-tallado; cabe señalar que el mismo ya ha sido re-alizado por otros autores de forma por demásdepurada en el plano teórico y empírico políti-co4. El ensayo está dividido en dos partes. Unapretende mostrar la pertinencia teórica de hablarde imperialismo para el vínculo EE.UU./Méxi-co, con base en las famosas cinco característi-cas señaladas por Lenin sobre el mismo a par-tir de una visión global. La otra pretendedemostrar lo nebuloso e improcedente de utili-zar la noción de multitud y en particular de losmigrantes mexicanos como punta de lanza paraencabezar la futura revolución comunista pro-nosticada por HN.

Antes de pasar a recrear los rasgos cardinalesdel imperialismo y su pertinencia analítica paraabordar el nexo México/EE.UU., resulta impres-cindible anotar que si bien estos son de caráctereconómico, como explícitamente lo reconoció Le-nin, de ninguna manera el fenómeno imperial seagota en los mismos sino que abarca dimensio-nes políticas, militares y culturales, entre otras. Noen balde, en el prólogo de Lenin al conocido tex-to de Bujarin sobre la temática, señala que su va-lor científico radica en vislumbrar al imperialismocomo «un todo integral e histórico» (1981:24). Esdecir, el imperialismo capitalista lo entendemoscomo: una estructura económica política interna-cional, articulada, contradictoria, desigual e histó-rica donde la potencia hegemónica en turno adop-ta diversas iniciativas que responden a suscambiantes intereses y necesidades así como delconjunto del sistema imperialista.

Es una estructura internacional conformadapor lo general por una potencia hegemónica y unconjunto de países capitalistas dominantes y do-minados con todas las gradaciones del caso entrelos mismos. Las acciones o invasiones del hege-món no pueden entenderse exclusivamente pormotivaciones materiales propias sino que entranen juego cuestiones de prestigio, morales y deejemplo para los Estados aliados, amigos, neu-trales y enemigos así como de responsabilidaddel líder estatal dominante e incluso de cohe-sión social o electoral frente a la nación del mis-mo. Ejemplos históricos, entre otros, son la gue-rra de agresión norteamericana en Viet nam enlos años sesenta y setenta del siglo pasado o la in-vasión militar a la minúscula isla de Granada en1983. Ambos muestran que en el primer país losEE.UU. no tenían grandes inversiones o relacio-nes comerciales con el mismo o en el sudeste asiá-tico y sí Japón; para el segundo caso no solo nohabía estas sino que tampoco poseía recursos ener-géticos o minerales estratégicos o significaba unaamenaza militar. Liderazgo mundial en una zonapara uno y prestigio para consumo político inter-no y mensaje claro para América Latina en el otro,son las claves para entender la conducta imperial.Sin embargo, todas y cada una de las iniciativasbuscan mantener, fortalecer y reproducir de ma-

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3 Una excelente reconstrucción histórica de las variadas doctrinas expansionistas y sus justificaciones las aporta José LuisOROZCO (2001).

4 Atilio BORON (2002, 2003, 2004) y Antonino GIANFRANCA (2003).

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nera ampliada la estructura imperialista mundialal margen de errores de cálculo, controversias in-terimperiales y eventuales derrotas. En el mismosentido, cuando Borón contraargumenta a HN res-pecto a la supuesta sustitución del imperialismopor un imperio desterritorializado y descentradoque actúa de acuerdo a una lógica global y res-tablece la paz en situaciones de conflicto para im-pulsar la justicia y el derecho internacional, en-tre otras críticas Borón señala: «Las intervencionesde los Estados Unidos en distintas regiones delglobo reconocen distintas motivaciones, pero nun-ca fueron hechas, como sostienen HN, para esta-blecer el derecho internacional» (2002: 84).

El sistema imperial es un todo integrado don-de los diversos fenómenos (financieros, comer-ciales, energéticos, militares) están cada vez masinterconectados dadas las distintas condiciones dedependencia y de poder internacional. Esto por másque la ideología neoliberal pretenda desestructurar,por ejemplo, el caso de la invasión a Irak presen-tándolo como un problema de contraterrorismocuando en realidad impacta a los países producto-res de petróleo (EE.UU., Inglaterra, Rusia, Méxi-co, etc.) e importadores (Alemania, Italia, China,etc) a los aliados de la potencia norteamericana, alos amigos y a los supuestos enemigos, a la esta-bilidad regional de Medio Oriente, etc. Es una es-tructura contradictoria, tanto entre los polos capi-talistas desarrollados como entre estos y laseconomías subdesarrolladas, así como con los mo-vimientos sociales de resistencia en ambos nivelesde desarrollo. Es un sistema desigual, tanto por ladesigualdad internacional e interestatal como por-que reproduce y amplía las asimetrías domésticasentre regiones, clases, etnias, razas y géneros al con-trario de la proclama de que el sistema planetariode libre comercio y la democracia de mercado (Clin-ton dixit) tienden a reducir los vacíos sociales. Esuna estructura histórica porque hace referencia alimperialismo capitalista y no al romano —comogustan HN de establecer parangones entre uno yotro para quedarse en los aspectos aparenciales yno sustanciales de diferenciación entre ambos—.Para no entrar a las diferencias económico-socia-les entre ambos imperialismos, cabe señalar queantes ninguna potencia imperialista, como hoy losEE.UU., tiene ese poder militar indisputado, unacobertura económica política mundial y la capaci-dad de destrucción planetaria; el imperio romanosí tenía rivales, cubría un área restringida y tenía li-mitaciones de arrasamiento.

Es necesario citar in extenso la caracteriza-ción que HN hacen de lo que conciben como Im-perio: «...ha emergido un nuevo orden, una nue-va lógica y estructura de mando... una nueva formade soberanía... El Imperio es el sujeto políticoque regula efectivamente estos cambios globales,el poder soberano que gobierna al mundo... Fren-te al proceso de globalización, la soberanía de losEstados nación, aunque aún es efectiva, ha de-clinado progresivamente. Los factores primariosde la producción y el intercambio —dinero, tec-nología, gente y bienes— se mueven con cre-ciente facilidad... El Estado nación posee cadavez menos poder para regular esos flujos e im-poner su autoridad sobre la economía. Incluso losEstado nación mas poderosos ya no pueden serconsiderados como autoridades supremas y so-beranas... La declinación de la soberanía de losestados naciones, sin embargo, no significa quela soberanía como tal haya declinado... ha toma-do una nueva forma, compuesta por una seriede organismos nacionales y supranacionales uni-dos bajo una única lógica de mando. Esta nue-va forma global de soberanía es lo que llamamosImperio... La soberanía declinante... uno de lossíntomas principales de la llegada del Imperio...Por Imperio sin embargo, entendemos algo dife-rente de imperialismo... El Imperio no establececentro territorial de poder y no se basa en fron-teras fijas... Es un aparato descentrado y dete-rritorializado que incorpora progresivamente atodo el reino global dentro de sus fronteras abier-tas y expansivas... El imperialismo ha concluido.Ninguna nación será líder mundial del modo quelo fueron las naciones modernas europeas. Sinembargo, los Estados Unidos ocupan un lugar pri-vilegiado en el Imperio... Este concepto incluyeun régimen que abarca la totalidad espacial... nose presenta a si mismo como un régimen históri-co originado en la conquista sino como un or-den... El mando del Imperio opera sobre todos losregistros del orden social... no solo maneja un te-rritorio y una población, sino también crea al mun-do que habita... ejerce enormes poderes de opre-sión y destrucción... pero... ofrece nuevasposibilidades a las fuerzas de liberación... Lasfuerzas creativas de la multitud que sostienen alImperio son también capaces de construir un con-tra Imperio, una organización política alternati-va... La multitud deberá inventar nuevas formasdemocráticas y un nuevo poder constituyen-te...» (2000: 4-5; cursivas nuestras).

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Esta larguísima cita muestra la oscilación deHN, que va de un Imperio descentrado y deste-rritorializado a uno bien centrado en Estados Uni-dos, de un ente omnipotente y omnipresente a unoque porta en sus entrañas la destrucción repre-sentada por la multitud en proceso de rebeldía;soberanías que desaparecen pero no tanto ni paratodos los Estados nación, etc. Estos vaivenes ycontradicciones combinados con un voluntaris-mo político como el decreto de la muerte delimperialismo sin respaldarlo con mayores datoshistóricos y empíricos, se repiten a lo largo de laextensísima obra de HN.

Después de los devastadores atentados terro-ristas del 11 de septiembre del 2001 contra lossímbolos del poder financiero, político y militarde los Estados Unidos, las afirmaciones y per-cepciones de HN cayeron en mayor desuso paraMéxico y el resto del mundo. Las fronteras de lapotencia se cerraron mucho más al flujo de per-sonas legales e ilegales, de ciertos bienes y tec-nología. La paranoia antiterrorista se significó nosolo por el mayor control fronterizo sino por elHome Land Departament, que implicó la cance-lación parcial de derechos civiles. Las NacionesUnidas (ONU), como organismo supranacional,perdieron más influencia y el Banco Mundial(BM) y el Fondo Monetario Internacional (FMI)prosiguieron con su tradicional labor económicapolítica de condicionalidad5.

Así, los EE.UU. fortalecieron más su super-sobernanía centrando y territorializando su man-do nacional (mediante el nuevo Home Land De-partament y otras agencias de inteligencia civil ymilitar) y mundial a través de guerras de conquis-ta (Afganistán e Irak), reestructurando alianzas conEstado limítrofes a ambos países y con otros de dis-tintas regiones (Australia, España, Filipinas, Po-lonia y Corea del Sur) para la batida antiterroristaplanetaria, aumentando su poder de opresión y des-trucción y disminuyendo de forma sustancial las

llamadas fuerzas de liberación nacional, reducién-dolas a una multitud más que a fuerzas de tal tipo.

Sin pestañear ni titubear y después de casi tresaños de los atentados terroristas del 11 S, Hardt(2004) considera que el gobierno del presidenteBush hijo dio un segundo golpe de Estado mun-dial (el primero lo dio Bush padre) fácil expe-diente para seguir con su esquema teórico de Im-perio y no analizar para nada, entre otras, lasdistintas implicaciones de dicho golpe para el Ter-cer Mundo (donde se concentra más de dos ter-cios de las naciones y pueblos, Estados y terri-torios del mundo) y terminar con una declaraciónde fe política: «las fuerzas de la revolución es-tán trabajando al máximo»6. De igual o mayor im-portancia es analizar el tendencial golpe de Esta-do interno en los EE.UU. pues múltiples autoreshan demostrado que un posible freno a las aven-turas imperialistas es la resistencia interna a lasmismas, y hoy mucho más de cara a la ausenciade un polo contrario como el soviético que ayu-dó a mantener cierto equilibrio internacional.

2. EL IMPERIALISMO EN MÉXICO:BREVES NOTAS YCONFIRMACIONES EMPÍRICAS

Ahora bien, para el caso de México resultaun enorme error teórico y analítico, y una bro-ma de mal gusto, sostener que el imperialismonorteamericano ha sido sustituido por algo asícomo un ente descentrado y desterritorializadobasado en principios de justicia y derecho inter-nacional y de la mano de la ONU, el BM y el FMI.Más de 3200 kilómetros de frontera con la po-tencia mundial nos territorializa y una vieja y ac-tual historia de unilateralismo y prepotencia desu parte nos centra y nos pone en la órbita impe-rial7. Aquella frase que sintetiza el fatalismo ge-ográfico «México, tan lejos de Dios y tan cerca

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5 Las últimas condicionalidades del BM para el futuro inmediato de México aparecen en SAXE-FERNÁNDEZ y DELGA-DO RAMOS (2004).

6 HARDT (2004) define el golpe de Estado como «la usurpación de poder dentro de orden existente por el elemento unilate-ral, monárquico (EE.UU.), y la correspondiente subordinación de las fuerzas multilaterales aristocráticas (Europa y demás blo-ques regionales y potencias).» (Los paréntesis son nuestros). Respecto al segundo tema ver FRANK (2004).

7 Hace más de tres décadas un libro de referencia sobre el tema fue de gran clarividencia. Después de un largo recorrido his-tórico económico el autor concluye «La dependencia de nuestro país ha sido lograda por las grandes potencias, particularmente porlos Estados Unidos, mediante la utilización de instrumentos diversos: desde la agresión militar o la amenaza de ella, hasta la«ocupación pacifica» mediante inversiones directas y créditos exteriores, y sujeción comercial, además de presiones diplomáti-cas, chantajes, intrigas, acciones de cámaras industriales y de comercio, acciones jurídicas, propaganda, publicidad, etc.» (CECE-ÑA 1970: 241).

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de los EE.UU.» ha servido para justificar múlti-ples actos de sumisión de los anteriores gobier-nos «revolucionarios», pero durante los últimoscuatro gobiernos neoliberales la vecindad conEE.UU. ha sido reinterpretada, ha pasado de seruna amenaza histórica a ser una oportunidad úni-ca a nivel mundial: ser vecinos del mayor mer-cado planetario para impulsar nuestro desarrolloeconómico-social a través del Tratado de LibreComercio de América del Norte (TLCAN).

Independientemente de la subordinación fa-talista de ayer y la mayor, programada, de hoy, siutilizamos las conocidas cinco particularidadesdel imperialismo para el caso mexicano, los re-sultados, mostraremos, son contundentes. «1) Laconcentración de la producción y del capital lle-gada hasta un grado tan elevado de desarrollo,que ha creado los monopolios, los cuales desem-peñan un papel decisivo en la vida económica;2)la fusión del capital bancario con el industrialy la creación, sobre la base de este «capital fi-nanciero», de la oligarquía financiera; 3) la ex-portación de capitales, a diferencia de la expor-tación de mercancías, adquiere una importanciaparticularmente grande; 4) la formación de aso-ciaciones internacionales monopolistas de capi-talistas, las cuales se reparten el mundo, y 5) laterminación del reparto territorial del mundoentre las potencias capitalistas más importantes.»(Lenin 1970: 250)8.

Pretender seguir a pie juntillas cada uno delos rasgos mencionados por Lenin como un fé-rreo paradigma que debe ser aplicado a la reali-dad social es negar aquello de que el materialis-mo histórico debe ser una guía para interpretarladesde una perspectiva dialéctica y no estática, di-ferenciando lo sustancial y desechando lo apa-rencial del imperialismo. Por ejemplo, Méxicoy América Latina se han convertido desde los añosochenta en exportadores netos de capital vía elpago de la gigantesca e impagable deuda públicaexterna, aparente paradoja para economías sub-desarrolladas donde la escasez de capital es evi-dente, pero que obedece al masivo endeudamientofomentado por Estados Unidos y aceptado por losgobiernos latinoamericanos durante los años se-senta y setenta, situación que es un obstáculo de-

finitivo para cualquier proyecto de desarrollo eco-nómico auto-sustentable con equidad social.

Igualmente, antes México era visto comolugar favorito para las inversiones directas e in-directas norteamericanas; hoy, además, se le con-cibe como mercado importante para inundarlocon mercancías de la vecina potencia, a diferen-cia de un punto que planteaba Lenin. Tambiénnuestra nación era, hasta los años sesenta, auto-suficiente en la producción de bienes agrícolas deconsumo básico como maíz, frijol, y arroz; ac-tualmente importamos de manera creciente gra-nos básicos de la potencia norteña generando unamayor dependencia alimentaria. Regresamos asía la vieja división internacional del trabajo dondelas economías desarrolladas exportan bienes decapital, manufacturas y tecnología y las subdesa-rrolladas materias primas agrícolas, minerales yenergéticas: el sueño industrializador que nos per-mitiría producir paulatinamente manufacturas, ma-quinarias y tecnología se abortó. Ahora se forta-lece tal división tradicional, pero con el agregadode que las potencias agroindustriales controlan losmercados de bienes de consumo básico.

De la misma manera, el flujo tradicional delas migraciones se ha invertido los últimos dece-nios, pues a finales del siglo antepasado y prin-cipios del pasado los migrantes a Estados Unidosy a ciertos países de Latinoamérica provenían deEuropa; hoy de nuestra región parten al primeroy al viejo continente. El reparto territorial del pla-neta ha terminado —entendido como no más te-rritorio que repartir— mas continúan los cambiosde la división geográfica, como lo afirmaba Le-nin a inicios del siglo XX. Muestra reciente deello son las guerras de ocupación territorial a Af-ganistán e Irak y su conformación como Esta-dos coloniales o semicoloniales.

Podríamos seguir la lista de cambios parcia-les o totales, los cuales no modificarían lo fun-damental: las tácticas realizadas por el líder delsistema imperialista satisfacen sus objetivos decorto plazo (parcial reactivación económica, eli-minación de cualquier país o grupo de Estadosque atenten contra su poderío militar9, nuevosmercados para sus compañías multinacionales enlas labores de reconstrucción y abastecimiento de

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8 Para una sugerente reflexión sobre aspectos no económicos del imperialismo, a partir de la polémica de Lenin con Kautskysobre el imperialismo «puro o integral», consultar RUDENKO (1979).

9 Desde 1992, el Departamento de Defensa norteamericano planteó tal prioridad militar. Ver SAXE-FERNÁNDEZ (2002: 250).

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las fuerzas armadas norteamericanas10, firmaracuerdos militares con varias repúblicas asiáticasex soviéticas cercanas o limítrofes con Rusia11,etc. ), de mediano plazo (intentar romper el blo-que regional geoeconómico de la Unión Europeavía Inglaterra y España12, manipular mejor el mer-cado petrolero mundial mediante la produccióny reservas propias y de Irak, fortalecer su pre-sencia geopolítica en Medio Oriente) y de largoplazo (como poder condicionar a la gran amena-za comercial de China el suministro de petróleo,del cual es deficitaria y sin el cual no pueden avan-zar sus planes de desarrollo, erosionar bloques re-gionales comerciales competidores, aumentar sucapacidad de subordinación política del TercerMundo a través del chantaje alimentario, ener-gético o militar, etc.)

La anterior actitud estratégica de EE.UU. noes para nada nueva, ni a nivel regional ni mun-dial; por ejemplo, después del fin de la guerra fríasus estrategas militares ya planteaban que EE.UU.no debía permitir que ninguna potencia o coali-ción de países desarrollados se constituyeran enun reto militar. Algunos analistas consideramosque la actitud unipolar y prepotente de los EE.UU.es la mayor amenaza al orden, la paz y la segu-ridad mundiales. Y para la misma estructura im-perialista pues, por un lado, resulta muy claro quela famosa guerra planetaria al terrorismo no hacemás segura, ordenada y pacífica la convivenciainternacional y, por otro, abre un abanico de alian-zas y contraalianzas antes impensables como Chi-na-Japón, China-Rusia, Rusia-India, etc. frenteal unipolarismo norteamericano13.

Una vez realizadas las anteriores precisionesgenerales, abordaremos algunos de los rasgos eco-nómicos mencionados por Lenin para concep-tualizar al imperialismo y ver si son aplicables alcaso de México. Veamos aquello de la concen-tración de la producción y del capital y de la in-

fluencia de los monopolios en la vida económi-ca. Hoy las compañías multinacionales, espe-cialmente las norteamericanas, tienen una pre-sencia e influencia en nuestro país inocultable.Estas compañías y las de otros Estados, si bienhan desconcentrado geográficamente la produc-ción por casi todo el planeta, la concentración dela misma y del capital como propiedad privadaresulta obvia, así como su impacto para el casomexicano, no solo en la vida económica, sino tam-bién política. Grandes porciones de la agricultu-ra moderna, el gran comercio, la industria, la ban-ca y servicios son propiedad de dichas compañías.

Al desglosar la inversión extranjera directa(IED) en México de acuerdo a su origen nacio-nal resulta evidente la preponderancia cuantitati-va y cualitativa de la norteamericana. De losflujos acumulados de IED de 1994 al 2003, el66% corresponde a Estados Unidos y ésta se lo-caliza en casi todos los sectores de la economíamexicana, con preferencia en el sector manu-facturero, las comunicaciones, los servicios fi-nancieros, el comercio y el transporte, represen-tando estas actividades el 90% de dichos flujos.La inversión norteamericana se ha expandido víala compra de empresas públicas y negocios pri-vados. Un reciente e inmejorable análisis sobrela temática concluye: «En ambos terrenos —elcomercio exterior y el abasto del mercado nacio-nal— las transnacionales norteamericanas vienenconstruyendo una densa red de interdependenciaentre ambas economías». (Ibarra y Moreno-Brid 2004: 54)14.

Respecto a la influencia en la vida económi-ca mexicana, el mismo ensayo muestra y con-cluye que, en general, la IED tiene impactos ne-gativos: no contribuye a la irradiación detecnología, genera desempleo, elimina producto-res nacionales y no produce valor agregado, o sea,no genera demanda de productos internos y sí

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10 Una nítida descripción de las concesiones a tales compañías para la alimentación y abastecimiento de las tropas norteame-ricanas en Irak la proporciona JOHNSON (2004). Sobre el despliegue actual de bases castrenses en nuestro continente, ver GAR-CÍA (2004).

11 Ver ROSAS (2002).12 Al igual que otros analistas, Hardt subraya un objetivo central del unilaterlismo norteamericano: «De hecho, la lucha entre

los EE.UU. y las Naciones Unidas, los esfuerzos de EE.UU. por dividir y debilitar Europa, y los conflictos dentro de la OTAN es-tán mucho más cerca del corazón de los actuales acontecimientos que, incluso, la guerra en Irak. Hacia aquí es donde la jerarquíadel segundo Imperio —el nuevo orden mundial— está encaminándose hoy». (HARDT 2004: 28).

13 Consultar el libro colectivo de Valdés UGALDE y VALADÉS (2002), donde presentamos una perspectiva de la guerra an-titerrorista y sus limitaciones espaciales, técnicas y morales (PIÑEYRO 2002).

14 De hecho, este estudio no parte en su análisis de la existencia de monopolios sino de oligopolios, los cuales son distintos delos primeros, pero, en términos de su influencia económica y política no son muy diferentes.

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consume considerables insumos importados, todola cual contribuye a la desarticulación de las ca-denas productivas, a mantener la obsolescenciatecnológica, una reducida capacitación laboral yel desequilibrio en la balanza de pagos. Dicho conotros términos, contradice un mito del modeloeconómico neoliberal sobre los efectos positivosde la IED. La contribución más importante de laIED es incrementar la capacidad exportadora ylas redes de valor agregado y tecnología vincu-ladas a la economía internacional. Todo lo ante-rior está referido únicamente al impacto imperialen la vida económica mexicana.

Sin ambages, se reconocen las múltiples re-percusiones negativas de las Compañías Multi-nacionales o IED en la vida política de México(si bien la conclusión es general para América La-tina) al plantear que los procesos electorales «es-tán influidos por la reacción de los mercados in-ternacionales, amplificada por la globalizaciónmediática e informativa puesta al servicio de lasideologías dominantes. Cuando las preferenciasciudadanas se inclinan por personas o partidos nogratos a los centros financieros mundiales, se co-rren riesgos de retracción de los flujos de inver-sión extranjera, fugas de capitales, alzas en las ta-sas de interés, encarecimiento del créditointernacional... La globalización económica pa-rece llevar a una globalización políticamente uni-formadora, no siempre del todo democrática...han debido admitirse cambios y acotamientos alas democracias internas y la presencia velada oabierta de electores foráneos, parcialmente au-sentes en el pasado no tan lejano. Todos esos fe-nómenos explican, pero no justifican, que mu-chos países hayan instaurado políticas pasivas defomento hacia adentro, pero activamente promo-toras de la inversión extrajera, como se observaen México.» (Ibarra y Moreno-Brid 2004: 46) Ob-viamente, el anterior pasaje complementa y ac-tualiza lo planteado por Lenin sobre la influenciaimperialista en la vida económica nacional. Eco-nomía y política, entendidas como producción,distribución y apropiación y, organización, vo-luntad y acción política son los movimientos delsístole y diástole del corazón social.

Otro aspecto destacado por Lenin está referi-do a la unión del capital bancario con el industrial

y su transformación en capital financiero lidere-ado por una oligarquía financiera. También aquí,para nuestra república, encontramos abundante yescandalosa evidencia empírica sobre el particu-lar. En 1983 arranca el paulatino y creciente pro-ceso de apertura comercial (al final, total) frentea Estados Unidos, de desregulación de la IED (par-cial, después completa para la adquisición de em-presas estatales y paraestateles: redes ferroviariay carretera, puertos aéreos y marítimos, comuni-caciones telefónicas y computacionales, recur-sos minerales), reprivatización y posterior ex-tranjerización de los servicios financieros (bancos,casas de bolsa y compañías aseguradoras) y va-riadas formas de atracción irrestricta de la IEDy de cartera (exenciones fiscales, concesiones deexplotación minera y forestal, control sindical ysalarial, no control de la repatriación de ganan-cias, etc.) Corolario de lo anterior es que para el2003 existe ya una presencia preponderante de laoligarquía financiera extranjera en México me-diante variados mecanismos de adquisicionesde activos públicos y privados, fusiones con ca-pital nacional, cobro de pagarés gubernamenta-les de deuda bancaria, de altas comisiones porservicios bancarios (uso de tarjetas de crédito yde débito, de pago de cuentas de luz, agua y gas,de impuestos personales, etc.) demostrando nosolo el carácter tributario del país15, sino tam-bién parasitario de los señores de las finanzasprivadas.

Por ejemplo, el citado análisis de la ComisiónEconómica para América Latina y el Caribe se-ñala que «La banca mexicana -mayoritariamen-te extranjerizada— en los primeros nueve me-ses de 2002 registró 48.6 % más utilidades conrespecto al 2001, a pesar del receso económico yde la contracción crónica de la cartera de crédi-to.» (Ibarra y Moreno-Brid 2004: 35) Informa-ción de estudios más recientes arrojan cifras deconjunto más impactantes. El duopolio bancarioextranjero conformado por el Banco BilbaoVizcaya Argentaria Bancomer y el Citigrup Ba-namex han duplicado sus ingresos por cobro decomisiones y servicios bancarios, pues tan solode 2000 a 2003 han crecido más del 289%, es de-cir, los ingresos en 2000 por este concepto as-cendieron a 17 mil millones de pesos y en el 2003

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15 Una apreciación de conjunto sobre tal carácter tributario puede consultarse en SAXE-FERNÁNDEZ (2002: 240-280).

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fueron de cerca de 40 mil millones de pesos.(Mendoza Flores 2004) A las cifras anteriores hayque agregar los cómodos y seguros ingresos queestos mega-bancos y el resto de los mismos per-ciben por los pagarés gubernamentales del res-cate bancario, representado por el Fondo deProtección al Ahorro Bancario/Instituto Banca-rio del Ahorro, instituidos después de la crisisfinanciera de 1995. Se calcula que el costo detal rescate de 1995 a 2003 ha significado una can-tidad de 110 mil millones de dólares o un billón200 mil millones de pesos. (Cabrera 2004) Conesta colosal deuda pública interna, que en reali-dad es externa, más el servicio de la deuda in-ternacional, resulta imposible elaborar cualquierprograma de desarrollo económico autosustenta-ble y con equidad social y para los propósitos denuestro ensayo resalta el carácter tributario delpaís frente al extranjero y en particular con Es-tados Unidos16.

Por último, otro aspecto mencionado por Le-nin referido a la mayor importancia de la expor-tación de capital respecto a la de mercancías porparte de las potencias imperialistas, de nueva cuen-ta sobran las estadísticas que confirman esta ten-dencia. De conjunto, la pasada década y media hahabido un aumento impresionante de la IED y, so-bre todo, de la de cartera. La primera ha dismi-nuido los últimos años debido a un dato obvio: yano hay más empresas y servicios estatales y pa-raestatales mexicanos que comprar, o bien em-presas privadas. Las más recientes adquisicioneshan sido las cadenas de tiendas de autoservicio osupermercados. El documento de la CEPAL esta-blece dos períodos básicos del accionar de la IED:de 1989 a 1994 estuvo dirigido a las privatiza-ciones de empresas públicas y de 1995 al 2001centrado en la compra de negocios privados. Úni-camente quedan para ser privatizadas y proba-blemente extranjerizadas, las joyas de la corona:las industrias eléctrica y petrolera.

Lo antes planteado no implica que la expor-tación de mercancías norteamericanas al merca-do mexicano no sea significativa y en aumento,especialmente en productos agropecuarios y ali-

menticios procesados. Todo ello genera una pre-ocupante dependencia alimentaria de cara aEE.UU. que puede desembocar, en momentos decontroversia con México, en situaciones de chan-taje alimentario como ha sucedido con ciertas na-ciones africanas. La dependencia mexicana se ex-presa en otros rubros: dependencia comercial con87% de las exportaciones a EE.UU. y 83% de lasimportaciones de este país; y dependencia finan-ciera y crediticia obvia. El acotamiento de la so-beranía nacional mexicana es mayúsculo y en con-secuencia los márgenes de maniobra de cara aEstados Unidos son mínimos.

Como puedo apreciarse de acuerdo al ante-rior apartado, el imperialismo norteamericano seencuentra en los sectores económicos mexicanosmás dinámicos, y por supuesto, en los más ren-tables respecto a ganancias e influencia política,real o potencial, para el rumbo de nuestro redu-cido Estado nación y de los diversos procesos po-lítico electorales, comerciales, alimentarios y engeneral socio económicos. Resulta imposterga-ble una amplia y profunda discusión académicay política de hasta donde en México ha habidouna regresión o quiebre histórico de tal magnitudque nos coloca en una condición semicolonial oneocolonial17.

3. LA MULTITUD MIGRANTEMEXICANA COMO ALTERNATIVAAL IMPERIO

La propuesta de HN referida a la multitudcomo fuerza social de recambio frente al Impe-rio parte de varias consideraciones. Primera, vi-vimos en una sociedad posmoderna donde el Es-tado nación, herencia de la modernidad, tiende adesparecer, lo cual «no podría revertirse medianteuna acto de voluntad política: es un proceso es-tructural e irreversible», situación que afectaigualmente a la soberanía nacional. Segunda, elEstado nación ha sido el «agente clave de la ex-plotación capitalista» y su desaparición contri-buye a la liberación de la multitud. Tercera, las

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16 Para una recorrido histórico y actual de los planes de dominación norteamericanos respecto a México consultar SAXE-FER-NÁNDEZ (2002).

17 Una caracterización sobre la situación semicolonial aparece en UNZUETA (1975). La relectura y regreso a ciertos textoscomo punto de partida del debate académico aparece ineludible. Ver, entre otros, PALLOIX y BETTELHEIM (1971) y MAGDOFF(1977).

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luchas sociales deben de ser globales y no na-cionales para que las mismas puedan ser efecti-vas en la lucha contra el Imperio, concebidoéste como un etéreo «régimen de relaciones glo-bales»; dichas luchas no distinguen entre luchaspolíticas y económicas, son globales de tipovertical, conformadas por la multitud o nuevo pro-letariado, y no horizontales o internacionales comoen los tiempos modernos. Cuarta, las organiza-ciones políticas tradicionales (partidos y sindica-tos) están en crisis y deben ser sustituidos porotras organizaciones alternativas —sobre las cua-les HN no ejemplifican ni asimismo sus formasde lucha, estrategia y tácticas, alianzas, etc. Quin-ta, el internacionalismo proletario es anacrónico,dado que tenía como referente el respectivo Es-tado nación, espacio restringido para la contien-da global. Sexta, el proletariado industrial ha dis-minuido cuantitativa y cualitativamente y existennuevos trabajadores de producción inmaterial ode servicios (labores de programación e infor-mación computarizada para la producción indus-trial, cultural, científica y de comunicación; ta-reas de análisis para la economía y demanipulación para la industria del entretenimiento;y acciones de manipulación de afectos a travésde programas de diversión masivos), esto es, ser-vicios relacionados con las finanzas, la comuni-cación, la salud, la publicidad y el entretenimiento.

El sujeto sustituto de lucha es la multitud, en-tendida como una enigmática «totalidad de lassubjetividades productivas y creativas», la cualdebe enarbolar cuatro demandas básicas. Prime-ra, el otorgamiento de la ciudadanía global. Se-gunda, el derecho a un salario universal para to-dos. Tercera, el derecho a la reapropiación vía ellibre acceso no solo a los medios de producciónsino también al conocimiento, a la información,a la comunicación y a los afectos y poder con-trolarlos. Cuarta, el derecho a la organizaciónde la multitud como sujeto político —cuya cons-titución como tal HN no especifican, ni respectoal tipo de organización ni de programa de cam-bio, el cual definirá «sólo la multitud mediante laexperimentación práctica, ofrecerá los modelosy determinará cuándo y cómo lo posible se vol-verá real», considerando además que el Imperioha «aumentado el potencial y deseos de resisten-cia de la multitud».

Predomina, un enorme voluntarismo políticoen los postulados en HN, combinado con eco-nomismo, dado que confunden el proceso cre-

ciente de globalización económica planetario consu correlato automático socio-político de supuestadesaparición del Estado nación o, dicho de otramanera, asumen uno de los mitos de la ideolo-gía neoliberal sobre la desaparición de las fron-teras nacionales: que el Estado y el ejercicio dela soberanía son un obstáculo para el libre co-mercio mundial, asignador por excelencia delos recursos productivos y tecnológicos escasos,bajo un criterio de estricta e impersonal raciona-lidad económica, basada en la mayor eficienciay productividad y en la instauración de la demo-cracia y el respeto a los derechos humanos a es-cala universal. Pero no existen evidencias de queel Estado nación vaya a desaparecer y sí de quealgunos pocos Estados de los países desarrolla-dos adquieren una supersoberanía y muchos masuna minisoberanía, lo cual no elimina a ambos ti-pos de Estado pero sí cambia sus funciones, comoseñalamos para el caso de México e igualmentepara el de Estados Unidos. Un clarísimo ejemploes el activismo estatal en ambos países para la fir-ma y posterior instrumentación del TLACAN.

Congruentes con los considerandos expues-tos, HN hacen diversas afirmaciones categóricas.Aquí solamente retomaremos dos que sirven depunto de partida para reflexionar sobre la mi-gración ilegal mexicana. Primera, nuestros au-tores afirman, repitiendo acríticamente a RobertRich, ex Secretario de Trabajo de Estados Uni-dos, que «puesto que casi todos los factores de laproducción —el dinero, la tecnología, las fábri-cas y los equipamientos— cruzan sin esfuerzo lasfronteras, la idea de una economía (nacional) vaperdiendo sentido... (A futuro) no habrá produc-tos o tecnologías nacionales, ni empresas nacio-nales, ni industrias nacionales. Ya no habrá eco-nomías nacionales al menos en el sentido en quecomprendemos hoy ese concepto». (Hardt yNegri 2000: 130) Segunda, «Hoy, los héroes re-ales de la liberación del Tercer Mundo puedenhaber sido los emigrantes y los flujos de pobla-ción que destruyeron viejas y nuevas fronteras.De hecho, el héroe poscolonial es aquel que con-tinuamente transgrede los límites territoriales yraciales, el que destruye los particularismos pun-tuales en pos de una civilización común.» (Hardty Negri 2000: 320).

La larga cita de Reich reproduce la visión ide-alizada del libre tránsito de los factores de la pro-ducción enarbolado por la ideología neoliberal.Sin embargo, el «casi» del funcionario nortea-

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mericano omite precisamente un factor produc-tivo que no circula libremente: la fuerza de tra-bajo migrante, nada menos que decenas de mi-llones de personas que deambulan por el mundosin ser bienvenidos en Estados Unidos o Europa.Asimismo, la multitud personificada en los mi-grantes como héroes actuales que violan fronte-ras y contribuyen a gestar una nueva civilización,de nueva cuenta responde a otra actitud románti-ca18, que no representa para nada la terrible y aveces trágica realidad cotidiana a la que se en-frentan el más de medio millón de mexicanos de-portados anualmente en la frontera imperial, nilos cinco millones y medio de nuestros trabaja-dores ilegales, para no hablar de los cientos quemueren ahogados, o deshidratados en el intentopor cruzar la frontera19.

Bastan algunos datos relevantes y recientespara contrastar las fantasías de HN con la crudarealidad migratoria. En primer lugar, cabe des-tacar el sistemático rechazo de los gobiernos nor-teamericanos de los pasados 30 años, hasta el ac-tual de George Bush, para firmar un acuerdomigratorio con México; un acuerdo que regule eltránsito de la fuerza de trabajo migrante con res-peto a sus derechos laborales y humanos e igual-mente, por ejemplo, conceda una amnistía paramillones de trabajadores ilegales residentes pormás de cuatro años. Antes, la negativa obedecióa impedir la «invasión silenciosa» mexicana y aejercer la soberanía territorial y política que iden-tificaba a migrantes con narcotraficantes y cri-minales, de acuerdo a la estrategia de sellamien-to de la frontera mediante la Patrulla Fronterizay la Guardia Nacional; hoy, después del 11/S, bajo

la paranoia antiterrorista y la estrategia de «fron-teras inteligentes» para la seguridad nacional, laprimera organización aglutina a más de 10 milpolicías y un número variable de la segunda.

Lo cierto es que la intransigencia norteame-ricana no sólo es la mejor negación de la de-manda de la ciudadanía «global», sino que los mi-grantes no destruyen fronteras sin que lasrefuerzan; las transgreden, pero como trabaja-dores ilegales, con altísimos costos humanos(de 1995 a 2003 fueron más de 2700 muertos ydesaparecidos, más 800 cadáveres repatriadosanualmente por diversas causas —accidentes la-borales y viales, cruce ilegal de frontera, etc.—,un promedio anual de diez mil niños repatriados,etc.) y, sobre todo, no contribuyen a gestar la «ci-vilización común» planteada por nuestros auto-res y sí representan un ingreso monetario anualestratégico en estos tiempos de estancamientoeconómico20.

Sobre este último aspecto, HN subestiman ladesarticulación sistemática de identidades colec-tivas realizada por el imperio norteamericano en-tre la población migrante mexicana y de otros pa-íses21, y a la vez la asimilación selectiva de ciertossectores de la misma; de igual manera, no con-sideran nuestros autores las diferencias de acti-tudes políticas entre migrantes mexicanos de pri-mera, segunda y tercera generación (frente a lospropios migrantes mexicanos, de otras naciona-lidades, de minorías raciales, etc.) y sus canalesde asimilación cultural, como son las fuerzas ar-madas, la patrulla fronteriza, las corporacionespolicíacas, los centros educativos, las iglesias,etc22. HN parecen olvidar aquella observación de

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18 Entre otros ejemplos de tal actitud: «El Imperio no fortifica sus fronteras para empujar a otros afuera, sino que los empujahacia adentro, a su pacífico orden como un poderoso vórtice Con las fronteras y las diferencias suprimidas o dejadas de lado, el Im-perio es una especie de espacio liso con subjetividades fluyendo sin conflictos o resistencias sustanciales» (HARDT y NEGRI 2000:165; énfasis nuestro).

19 Solamente de diciembre de 2000 a mayo de 2004 emigraron 2.3 millones. «Durante este gobierno ha emigrado a EE.UU. 2.3millones de mexicanos: Conapo. Representan 72% de la disminución de pobres que señala el Banco Mundial.» ZÚÑIGA (2004).

20 En 2003 las remesas enviadas por la migración legal e ilegal mexicana sumaron 13,4 miles de millones de dólares y se es-tima que para el 2004 superará a la IED y el turismo. En 2003 los ingresos por remesas solo fueron superados por la exportacio-nes petroleras y los servicios turísticos (RODRÍGUEZ 2004).

21 Ejemplo reciente es la denuncia del Director de la Comisión de Asuntos Fronterizos del Instituto de los Mexicanos en el Ex-terior, quien señaló que «Bush tiene una estrategia muy clara para limitar el crecimiento de los mexicanos en Estados Unidos, yésta es incomunicarlos, impedir que las señales de los medios electrónicos mexicanos que operan en la frontera lleguen más alláde lo que conviene a los interese de Washington.» (CORNEJO 2004).

22 La asimilación de los migrantes mexicanos, ya no a la cultura chicana sino a la hispana, es un dato novedoso que apunta enla dirección de diluir lo mexicano, apunta Sylvia Gorodezky, autora del libro El arte chicano como cultura de protesta, y agrega:«ahora los jóvenes prefieren considerarse hispanos o latinos, pues suena más «elegante, les da una movilidad más alta, mientrasque chicano está más asociado al bato o al cholo». (RICARDO 2004). HN (2000: 288-291) apuntan cuatro sugestivos mecanis-mos de control de la administración imperial, pero los olvidan en aras del vanguardismo imparable de la multitud.

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Marx de que el proletariado industrial de prime-ra generación es un obrero con mentalidad cam-pesina, y, el migrante ilegal mexicano de prime-ra generación (tres millones y medio) combinavalores del medio rural, de centros urbanos pe-queños y medianos y de la ciudad capital.

Asimismo, HN no consideran el impacto ide-ológico amnésico e hipnótico del american dre-am que, con todo lo cada vez más limitado parala población migrante en términos económicos(salariales y laborales), políticos (de discrimina-ción racial) y social (de exclusión educativa yde asistencia médica), es un paso del infierno alpurgatorio con restringida opción al cielo. Pién-sese, desde un extremo, un campesino mexica-no (desempleado y desnutrido, sujeto a la opre-sión caciquil y en condiciones de supervivienciaanimal) pasando por un técnico hasta un profe-sionista con desempleo o subempleo crónico ominisalario. Los tres al menos salarialmentemejoran y tienen expectativas de superar sus con-diciones de vida personal y familiar e ingresaral american way of life. La composición de la mi-gración mexicana ha cambiado durante la pasa-da década de forma significativa: antes era másde tipo temporal, hoy es permanente; antes eraindividual, ahora familiar; antes predominabansectores campesinos y técnicos con educaciónmedia superior, hoy han aumentado los técnicosy los profesionistas, así como las mujeres frentea los hombres. (Piñeyro 2000).

Otra circunstancia subvalorada por las refle-xiones de HN son las difíciles condiciones de ile-galidad y semiclandestinidad donde viven y la-boran millones de migrantes mexicanos, lo cualdificulta enormemente cualquier acción de pro-testa, organización y representación laboral, gre-mial o sindical. Lenin, al igual que Engels, seña-laba la importancia, como base de apoyo político,electoral o bélico, de la aristocracia obrera del pro-letariado industrial, tanto en situaciones normales(constitución de partidos y sindicatos y orienta-ción política) como de emergencia (manifesta-ciones, huelgas generales o guerras interimperia-listas). Hoy, el antiquísimo recurso de la claseeconómica dominante y de la clase política go-bernante para romper con la solidaridad real o po-tencial de clase, raza, etnia o género, y enfrentar-las, no deja exenta a la migración ilegal y legalmultinacional, donde la mexicana es predomi-nante. Todo lo expuesto no implica para nada, can-celar las posibilidades de organización y protesta

de los migrantes mexicanos con otros migrantes,clases y sectores sociales de la multirracial socie-dad norteamericana. No es una condena al inmo-vilismo o a la pasividad, es un llamado a la cau-tela de cara al desmesurado optimismo de HN.

Al margen de lo planteado, aun siguiendo elrazonamiento de nuestros autores, la migraciónilegal mexicana no se encuentra incorporada a loscircuitos económicos inmateriales mencionadospor ambos, es decir, los servicios de finanzas, co-municación, entretenimiento, salud y publicidad.Un profundo estudio del Consejo Nacional de Po-blación destaca que la ocupación laboral de la po-blación de 15 años o más nacida en México yresidente en EE.UU. se distribuye de la siguien-te manera: Profesionistas (administradores, pro-fesionistas y técnicos) pasaron del 6.8% en 1996al 7.2% en 2000; los ocupados en servicios (ven-tas, reparación y servicios) para los mismos añospasaron del 49.7% al 51.7%; y para el mismo lap-so los Operadores (operadores de maquinaria, fa-bricantes, obreros y jornaleros) cambiaron del43.5% al 41% (Márquez 2004) Entonces, deacuerdo a la distribución laboral anterior, al me-nos la multitud migrante mexicana difícilmenteserá la punta de lanza de la futura revolucióncomunista en EE.UU. y en el mundo proclama-da y vislumbrada por HN.

4. CONCLUSIÓN

Para finalizar, como han señalado distintoscríticos a la obra HN, ésta adolece de una obviacarencia empírica de carácter histórico y actual,así como conceptual, lo cual lleva a afirmacionesque van desde el voluntarismo político, pasandopor un halo poético y metafísico, hasta el eco-nomicismo. Respecto al plano conceptual, Boronapunta que la noción de multitud: «alude a unagrupamiento inestable, efímero, de intermiten-te presencia y constituido con prescindencia delas articulaciones estructurales de sus compo-nentes». Aquí, al contrario de la postura de NH,quienes subrayan la importancia de la localiza-ción de la multitud de migrantes en la llamadaeconomía inmaterial, Boron destaca la irrelevan-cia de la ubicación estructural de los elementosmultitudinarios. Esto quedó plasmado durantela magna manifestación contra la creciente cri-minalidad del pasado 25 de junio del año encurso, realizada en la ciudad capital de México y

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calculada en más de 300 mil manifestantes, la ma-yor en la historia de la ciudad y del país. Si bienpredominaron los sectores medios y represen-tantes de la alta burguesía en la organización ydifusión de la concentración, la misma no gene-ró bases organizativas iniciales y propuestas deacción sobre las causas y soluciones a la exten-dida criminalidad, más allá de las «»universales»:mano dura y aplicación del Estado derecho. Sinembargo, lo recién planteado no significa que estamarcha u otras expresiones multitudinarias no de-ban ser dignas de examen a partir de aquellos ele-mentos clásicos utilizados por lo que Gramsci lla-mó la «filosofía de la praxis», es decir, lacomposición social cuantitativamente predomi-nante y la ideológica y cualitativamente orienta-dora; los postulados programáticos y la con-gruencia con los mismos; el tipo y origen de ladirección política y de nexo con las clases y sec-tores sociales; las alianzas y contralianzas do-minantes y el grado variable de influencia del ele-mento internacional, hoy mucho más relevantepara naciones como México.

Para concluir, y desde otro ángulo comple-mentario, Boron subraya que la noción de multi-tud «es un fenómeno transitorio, intermitente, queirrumpe de pronto en el escenario público y de lamisma manera desparece, en muchos casos sin de-jar mayores rastros. Confundir esta categoríacon el proletariado del siglo XXI, que por ciertoimplica una ampliación de la categoría desarro-llada por el marxismo clásico, constituye un gra-vísimo error de interpretación.» (Boron 2004: 7-8) Por supuesto, agregamos nosotros, al momentoen que una multitud (migrante o cualquier otra)adquiere cierto grado de organicidad ideológico-política y organizativa, deja de serlo, y se trans-forma en un actor social de la trama gubernamentaly estatal establecida, el cual tendencialmente pudeconvertirse en autor principal que modifique latragedia, tragicomedia o comedia humana.

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