Etnografía Lingüística e Historia Antigua

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ETNOGRAFÍA, LINGÜÍSTICA E HISTORIA ANTIGUA DE LOS CARAS O YUMBOS COLORADOS (1534-1978)

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    Alfredo Costales SamaniegoDolores Costales Peaherrera

    ETNOGRAFA, LINGSTICA E HISTORIA ANTIGUADE LOS CARAS O YUMBOS COLORADOS

    (1534-1978)

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    ETNOGRAFA, LINGSTICA E HISTORIA ANTIGUA DE LOS CARASO YUMBOS COLORADOS (1534-1978)Alfredo Costales Samaniego

    Dolores Costales Penaherrera

    1ra Edicin: Eiciones Abya-YalaAv. 12 de octubre 14-30 y WilsonTelf.: 562-633 / 506-267Fax: 506-255 / 506-267Casilla: 17-12-719E-mail: [email protected]

    IEAGInstituto de Antropologa y Geografa del Ecuador

    Autoedicin: Ediciones Abya-YalaQuito-Ecuador

    Foto portada: Fotografa cortesa de Alexander Hirtz

    ISBN: 9978-22-2042-1

    Impresin: Producciones digitales Abya-YalaQuito-Ecuador

    Impreso en Quito-Ecuador, mayo del 2002

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    Presentacin ......................................................................................................................... 7

    I. Geografa Arqueolgica y Etnografa de los Yumbos Colorados ......................... 11

    II. Las Misiones entre los Yumbos Colorados ............................................................ 39

    III. Las Encomiendas entre los Yumbos Colorados de Occidente ............................. 59

    IV. Caractersticas Histricas y Demogrficas de la Nacin Cara ............................. 71

    V. Lengua y Lingstica .............................................................................................. 93

    VI. Aspectos de la Cultura Material y Espiritual ........................................................ 103

    VII. Caractersticas demogrficas de la Poblacin Cara, Yumbo o Colorada ............. 131

    VIII. El Gobierno de Atacames y Esmeraldas ................................................................ 157

    Notas Bibliogrficas ............................................................................................................ 187

    Bibliografa ........................................................................................................................... 189

    Documentacin anexa ........................................................................................................ 193

    Lista de Antropnimos y Topnimos ................................................................................ 225

    INDICE

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    Si es que a travs de la historia se re-configura hacia el pasado los elementosque conforman la identidad mltiple deuna nacin, en las investigaciones acercade los Tsachila (conocidos como Colora-dos) se juega mucho de la posibilidad dereconstruir adecuadamente la interpreta-

    cin de los rasgos especficos del pasadoecuatoriano. En efecto, la difusin del qui-chua a lo largo de la Sierra Ecuatoriana yla Amazona, desde la Colonia, no debellevarnos a sobredimensionar el pasadoinca como un referente exclusivo y exclu-

    yente para comprender la historia y la di-versidad de los pueblos que originaron suactual panorama tnico y lingstico. Msbien, desde que el cronista Cieza de Lense percat genialmente de que estos Andesno son iguales a los Andes del sur, gana te-rreno y cada vez mayor aceptacin la tesisde la peculiaridad histrica, ecolgica ycultural del espacio andino del Ecuadorpresente reafirmada por mltiples voces(ver Galo Ramn, Chantal Caillavet 2000:entre otros).

    Todo apunta a sealar que la matriz

    lingstica y cultural de entonces se rela-cionaba con pueblos hablantes de lenguaspertenecientes al tronco macro-chibcha yque habitaron por igual casi toda la costa

    y, al menos, la sierra norte del Ecuador. Sihoy debiramos identificar un pueblo cu-

    yos rasgos lingsticos y culturales seantestimonio de aquella especificidad que lahistoria se encarg de velar, ese pueblo se-

    ra el Tsachila (que conocemos como Co-lorados). Ellos constituyen an hoy, aligual que sus primos hermanos, los Cha-chi, el restoviviente (en el sentido bblicode minora cargada de enormes prome-sas) de aquel espacio de seoros tnicossin vocacin imperial pero abisagrados

    entre s por las redes de intercambio co-mercial y simblico, y con una capacidadenorme de articular a travs de una bastared de relaciones sociales y polticas, laenorme diversidad de regiones y pisosecolgicos.

    Hoy, sin embargo, los Tsachila noconstituyen un mero objeto de intersacadmico por las luces que su culturaarroja hacia el pasado. La tarea de investi-gacin histrica, lingstica y antropolgi-ca que los esposos Costales proponen enesta obra, contribuye a dar visibilidad desu situacin en el contexto de la sociedadnacional y a sustentar el derecho a la dife-rencia de este pueblo que como sujeto dederechos colectivos asume los retos de laidentidad tnica como una garanta departicipacin y ciudadana.

    Con respecto al sitio que esta investi-gacin ocupa en el contexto de las obrassobre los Tsachila cabe destacar lo siguien-te: Un primer grupo de investigacionesantropolgicas se produjo entre 1905 y1951. No obstante aportar datos muy inte-resantes, han sido ocasionales, muy breves

    y concisas. A juzgar por su extensin yprofundidad, los Tschila no lograron

    PRESENTACIN

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    constituirse, a pesar de su cercana con

    respecto a un centro acadmico comoQuito, en el foco de las predilecciones te-mticas de sus respectivos autores comopara motivar estudios ms amplios y pro-longados en el tiempo. Nos referimos a losartculos de Rivet (1905), Karsten (1924),Von Hagen (1939), Murra (1948) y San-tiana (1951). Esta informacin, a pesar desu reciente divulgacin en espaol1 se haconvertido, hasta no hace mucho, en la

    fuente ms importante de acceso y com-prensin de esta cultura. En el extremo delos estudios recientes, y marginando de laresea una cantidad considerable de obrassobre mitos y tradicin oral publicada porel Banco Central del Ecuador, debemos re-lievar estudios contemporneos2 con unalcance acadmico mucho ms profundo,como los de Robalino (1989) y, sobre to-

    do, los muy recientes de Ventura y Olier(1995, 1997) y Salomon (1997).En medio de estas dos vertientes, el

    trabajo de los esposos Costales sobre estepueblo arranca en 1956 con la publicacinIndio Colorado, en el primer nmero de larevista Llacta(p. 7-112) rgano oficial delInstituto Ecuatoriano de Antropologa yGeografa, creado por los autores que, to-

    dava hoy y luego de 46 aos, co-auspicia

    esta publicacin. En aquella ocasin, losautores ponan a consideracin del pbli-co una etnografa bsica y detallada de losColorado, con descripciones sobre la cul-tura material y la cultura espiritual. La ri-queza y novedad de los datos de campo laconvirtieron muy pronto en una obra re-ferencial. La presente obra, en cambio, de-sarrolla y sistematiza otros hallazgos de losautores sobre aspectos como la etnohisto-

    ria, la lingstica y la demografa ademsde retomar los temas considerados en suprimera contribucin sobre los Tsachila.Por lo tanto, el lector tiene entre sus ma-nos el destilado ms fino de las investiga-ciones antropolgicas e histricas de Al-fredo Costales Samaniego y Dolores Cos-tales Peaherrera sobre los Tsachila.

    Por ello, Ediciones Abya Yala se honraen difundir Etnografa, lingstica e histo-ria antigua de los Caras o Yumbos como unaporte a la pluriculturalidad del Ecuador ya la memoria de sus pueblos.

    Jos E. JuncosaAntroplogo

    Gerente de Abya YalaQuito, 3 de mayo del 2002

    8/ Alfredo Costales/Dolores Costales

    1 La primera edicin en espaol de todos estosartculos, con excepcin del de Murra, hastahoy indito en espaol (publicado ingls por elHandboock of South American Indians, 4-143,Smithsonian I., Wahington, 1948) se realiz ennuestra compilacin Tsachila: los clsicos de laetnografa sobre los Colorado, 1950-1951, AbyaYala, Quito, 1988.

    2 Ver Ventura y Olier, Montserrat 1995: En elcamino. Los Tsachila en el complejo tnico dela selva occidental del Ecuador. En Marcos,Jorge (Comp..). Primer encuentro de investiga-dores de la Costa ecuatoriana. Abya Yala, Quito;

    y 1997: Visin de la cultura tschila en la ac-tualidad. En Juncosa, J. (comp..): Etnografasmnimas del Ecuador. Quito, Abya Yala.

    Notas

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    Salomn, F.: Yumbos, Niguas y Tsachila o Co-

    lorados durante la Colonia espaola. Etnohisto-ria del noroccidente de Pichincha, Ecuador. Ab-ya Yala, Quito, 1997.

    Robalino L., Guillermo, 1989:Verdadera Gente.

    Una aproximacin antropolgica al grupo tsa-chila. Quito, Consejo Provincial de Pichincha.

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    Caractersticas histricas y tnicas de lapalabra Yumbo

    El trmino yumbo hace referencia,

    tanto al grupo tnico de los cara, como asu territorio.

    La palabra yumbo fue conocida porlos conquistadores desde su arribo a lascostas del Pacfico. En el siglo XVI, Cabe-llo y Balboa y otros cronistas annimosconocieron la geografa y la etnia de aque-lla denominacin; luego, todos los cronis-tas se refieren a ellos en los siglos siguien-tes. Los jesuitas, desde mediados y hasta

    finales del siglo XVII, tenan establecidasdoctrinas y, sobre todo, la parroquia deSan Lorenzo de Malqui y los Colorados enlas montaas bajas de Angamarca. Paraentonces, hacia 1706, se trat de devolver-les el curato de Archidona para facilitar eltrnsito de sus misioneros a Maynas. Poreste motivo tuvieron que renunciar al cu-rato de los Colorados, haciendo de su pa-

    trimonio la de Archidona. Slo hacia 1708se logr realizar la permuta, declarndosepor misin viva, en tanto se entregaba lade Malqui y otros pueblos colorados a lospadres dominicanos, dejando fallido elintento de los franciscanos, que tenanigual aspiracin, porque les conduca a lamisin de Sucumbos establecida porellos. De este hecho nace la comparacin

    entre los unos y los otros, llamndolesyumbos a los quijos -posiblemente porsus pinturas- sin razn vlida alguna.1

    Oberem confirma que a los quijos

    suelen llamarse Yumbos2, denominacinque se generaliz a principios del sigloXVIII, justamente cuando los jesuitas per-mutaban el curato de los Colorados con elcurato de Archidona.

    Los quijos que hablaban quichua fue-ron denominados yumbos sin que nadatuvieran que ver con los yumbos de la sel-va occidental, es decir, los Colorados. Pen-samos,no sin razn, que los jesuitas, quie-nes haban conocido personalmente ensus misiones a los indios colorados, cuan-do arribaron a Archidona y su jurisdic-cin y vieron cmo pintaban con huito yachiote sus rostros y cuerpos comenzarona llamarles yumbos, apelativo tnico queluego les qued igual a los quijos y a loscolorados.

    Algunos autores han tomado al antro-

    pnimo como procedente del quichua,con la acepcin de brujo. No es as. Elyumbo tiene una remota antigedad quepoda venir de la lengua klesgua del Perpre-quichua; yunga, con significado demontaa clida. Luego, por corrupcin,quedo en yumbo o habitante de las selvasen general. Ms concretamente, en cara(Colorado) es el superlativo de vertedor

    IGEOGRAFA ARQUEOLGICA Y ETNOGRFICA

    DE LOS YUMBOS O COLORADOS

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    Vistaparcialdelcom

    plejoarqueolgicodeTulipe

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    de la vida (lluvia); igual significara para

    el sol de vida o vida solar. Se refera a suhbitat, a decir de los cronistas, a las tie-rras speras, hmedas y, por lo mismo,montuosas, segn sugiere Cabello y Bal-boa.

    Geografa arqueolgica

    Desde la ms remota antigedad, laGeografa Arqueolgica de los yumbos

    colorados de las yungas bajas de la costa,tuvo para s una intrincada selva tropicalque descenda desde el Mira, al Norte, yllegaba hasta el ro Chanchan, al Sur. Sudelimitacin estaba dada por el pie demontaa, al Oriente; y por la sabana deinconmesurables pajales, al Occidente, ca-si hasta las orillas mismas del mar.

    Este grupo humano haba plantado suhbitat en ese espacio geogrfico lleno de

    sierras y lomeros sucesivos de baja altitudempotradas unas de Norte a Sur y otrasde Oriente a Occidente, dejando las hue-llas de su presencia en las tolas, piyashas,tasquis o piscinas para abluciones purifi-catorias; y, lo que es ms, las evidenciasarqueolgicas de sus habilidades en cer-mica y piedra, as como las yatas y buhas.

    Cuando las tierras entraron al uso

    agrcola, tales evidencias afloraron abun-dantes y dejaron a la vista las ruinas deTulipe, que parecen ser manifestacionesde la paleociencia y, especialmente de lapaleohidrologa. Estas evidencias se en-cuentran dispersas en la selva y permitenque la cultura de milenios -ms all deseis mil aos antes de Cristo- se manifies-te en sitios como Chorrera, Baha, Mila-

    gro y otros puntos de esa vasta geografa,

    a travs de pictografa, como las de piedradel ro Mulaute, y otros vestigios queconstan a flor de tierra, como en Tulipe.

    Como poca o ninguna prospeccinarqueolgica se ha realizado en aquella re-gin montuosa, tanto la Geografa comola Arqueologa han dejado escasas infor-maciones, a pesar de los reiterados inten-tos de exploracin. A esto habra queagregar que la lujuria permanente de la

    montaa ha cubierto las evidencias cultu-rales que slo con el tiempo se las podrnir conociendo. El primero en descubrirparte de la Geografa Arqueolgica de laregin fue el gegrafo Pedro Vicente Mal-donado, con el mapa y algunos croquisque aparecieron, en diferentes aos, apropsito de la larga construccin del ca-mino de Malbucho hacia la mar de Bal-

    boa. La Arqueologa y la Geografa, encuanto asiento del hombre, van devol-viendo, poco a poco a lo largo del tiempo,todo gnerode evidencias del pasado, co-mo esperamos lograrlo, aunque con difi-cultades, a medida que avancemos en elestudio de esta prodigiosa Geografa Ar-queolgica devorada por el tiempo.

    Los vestigios de la arqueologa ptrea

    El propio Padre Velasco, con aquellaintuicin total y totalizadora de la Histo-ria, se refiere as a los cara establecidos enla Costa: estos fabricaron sobre Baha,que por eso se dice de Carquez, la ciudadtambin llamada Cara como quieren losmas, o Cora, como quisieron algunos. So-bre los antiguos vestigios de ella, de piedra

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    toda regularmente labrada, fundaron los

    espaoles una pequea ciudad con el mis-mo nombre, la cual subsisti poco tiem-po, a causa del sitio mal sano.3 Posterior-mente, en su xodo adentro debido a loshundimientos seculares de la costa y a losterremotos y maremotos, fueron estable-ciendo sus poblados: primero en PuertoQuito, en la confluencia de dos ros; luegoavanzaron hasta el pie de montaa y lo-graron plantar esa especie de unidades ur-

    banas mnimas cuyas evidencias tangiblespoco a poco la Arqueologa moderna haido desenterrando. Es de suponer quequienes emplearon con destreza y sin mu-cho esfuerzo la piedra regularmente labra-da eran gente de avanzada cultura ltica.

    Aquellas evidencias, a las que primeroel vulgo y despus la arqueologa llama-ron piscinas de Tulipe, no pueden ser si-

    no los vestigios dejados por los cara oyumbos colorados en ese proceso de si-glos que les llev a conquistar los vallesinteriores de la Sierra, trasmontando lascordilleras. Establecidos en firme, fueronlevantando regulares complejos arquitec-tnicos de piedra que la selva logr devo-rar cuando se produjo el despoblamientode aquellas regiones.

    Holger Jara, arquelogo del Banco

    Central, en Las Excavaciones Arqueol-gicas y Restauracin de las Piscinas de Tu-lipe (no hay fecha de referencia) da a co-nocer que el complejo ocupa un peque-o sector de la cuenca del ro Tulipe que,en forma de valle, se extiende de Suroesteen una extensin de cinco hectreas. Estaplanicie tiene apenas ochocientos metrosde largo por doscientos de ancho y est

    rodeado por pequeas colinas que se ele-

    van en todas direcciones, salvo en la partenororiental que se interrumpe por el cur-so del mismo ro.4

    Este reducido espacio contiene monu-mentos piramidales y tolas. El propio au-tor, al tratar de discernir sobre el origen ysignificado del vocablo Tulipe, lo conside-ra desconocido. Si los cara o yumbos co-lorados fueron los constructores del com-plejo formado por tolas, piyashas, pima-

    nes, pimacules, es de suponer que el signi-ficado de Tulipe proviene de su propialengua, as:

    Tu = tierra; li (apcope de luli) = flor,y pi o bi = agua o ro. O sea que Tulipe sig-nificara, mas o menos, tierra florida delagua.

    Bien se sabe que el culto al agua de losquitu y los cara era anterior a la conquis-

    ta e influencia de los cuzqueos y basefundamental de su religiosidad; y, por loque dice su significado lingstico, estabamuy acentuado en Tulipe.

    El propio autor describe este singularpunto de agua formado por piscinas hun-didas -vaciadas, segn nosotros- forradasde piedra, tolas dispersas, piyashas o pir-mides truncadas, pimanes, acueductos,rampas y graderos, todo lo cual deja en-

    trever que se trataba de un lugar sagradopara las abluciones purificatorias. Tam-bin pudieron ser pozas de Catequil, tas-qui e, inclusive, baos -llamados cerritospor los Chachi- en los que por medio depiedras caldeadas se produca vapor paralas curaciones. Lugar sagrado donde elagua era el elemento preponderante paralos ritos de purificacin.

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    Igualmente, en algo que podra consi-

    derarse conclusiones, el autor deja plan-teados su particulares puntos de vista:

    1. En la parte baja de la cuenca del ro

    Tulipe se encuentra un grupo de canchas

    (mejor habra dicho pampa y no el termi-

    no cancha de los cuzqueos) o patios sub-

    terrneos en forma de piscina de diverso

    tamao y diseo y forradas de piedra de

    mampostera. De stas, ocho estn en

    buen estado de conservacin, gracias a las

    condiciones ecolgicas del sitio y a las tc-

    nicas peculiares con las que fueron cons-

    truidas... Las formas de estas estructuras

    incluyen crculos, semicrculos, rectngu-

    los y polgonos complejos dentro de un

    contexto arquitectnico organizado y ro-

    deado de un marco de colinas naturales

    con graderos a modo de tribunas de un

    gran anfiteatro abierto. Adems, toda una

    red de canales de acometida y de suminis-tro se teje en la planicie ocupada por di-

    chas canchas subterrneas denotando cla-

    ramente la funcionalidad hidrulica del

    sitio.

    2. En las alturas circundantes, hay un

    elevado numero de pirmides o tolas, la

    mayora con rampas de acceso. Son de ar-

    quitectura menos uniforme, pero ms

    compleja que la de las tolas serranas (Co-chasqui, por ejemplo). Su tamao vara de

    acuerdo a algn criterio original, proba-

    blemente jerrquico, hasta hoy desconoci-

    do.5

    Esta minuciosa descripcin da la ra-zn al P. Velasco que hacia unos dos siglosdej dicho, refirindose a las construccio-nes quitu cara: Las ruinas de sus fortale-

    zas, que an subsisten, se distinguen a pri-

    mera vista de las peruanas que hay en elmismo Reino. Eran solamente unos terra-plenes cuadrados, con uno, o dos planosmenores al centro, y en el medio una grancasa donde se conservan las escaleras leva-dizas, los grandes tambores, y ademsprovidencias de guerra.6 Qu diferenciahay entre lo dicho por Velasco, hace msde doscientos aos, y lo dicho por Jara enel siglo XX?; Indudablemente no hay peor

    ciego que el que no quiere ver!. Respecto ala presencia de tolas en la costa, EstradaIcaza, al tratar de los Huancavilcas hacia1979, va todava ms lejos: La cultura delas tolas, denominada Milagro Quevedo,cubri suficiente territorio y fue lo bas-tante intenso para determinar que lacuenca del Guayas, hasta El Oro, estuvohabitada por una raza cayapa colorada,una de cuyas subdivisiones principales eraposiblemente los Chonos. La cultura delas tolas ofrecida por Velasco, gracias a laarqueologa, triunfaba ampliamente otravez. Bien dice Donald Coller, respecto a laantigedad de estos pueblos, que:La Eta-pa Formativa se desarroll varios siglosantes de 3.000 A.C. en el Ecuador, pero no2.000 A.C. en Mesoamrica y los AndesCentrales, as es que en el Ecuador y las

    tierras bajas tropicales de sus alrededoresdebemos buscar los orgenes de la Cultu-ra Formativa.

    Los cara yumbo colorados, construc-tores de Tulipe, tuvieron dominio absolu-to de la Paleociencia y, como en este casoparticular, de la Paleohidrologa. Se sabeque en algunas temporadas del ao la re-gin padeca de sequa y, por lo mismo,

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    utilizaban el complejo de pimanes (ace-

    quias) para la irrigacin.Tulipe, como todos los complejos ar-

    queolgicos de la yunga baja y serrana,era multifuncional, es decir que tena va-riado uso; y, en este caso, no cabe duda al-guna que fueron construidas por los cara,

    yumbos o colorados.Tanto las tolas como las piyashas ser-

    van para controlar las inundaciones in-vernales; por eso, sobre ellas construan

    las buhas de planta circular, adecuadaspara resistir ventiscas y huracanes.

    Los pimanes, muchos de ellos todavaen uso en la sierra, eran acueductos,puentes o bocacaz que servan para el rie-go y para conducir las aguas a las piscinasque haban sido previamente vaciadas yforradas de piedra.

    Cuando se construan las piscinas pa-ra ritos ceremoniales, eran convertidas entasquis (pozas de Catequil o mumunos)para los ritos iniciticos preblicos de losguerreros. Los brujos o curanderos lasempleaban para la hidroterapia usandolos cerritos (piedras precalentadas alfuego).

    Por esta multifuncionalidad, Tulipedebi ser el centro ceremonial ms im-portante de la regin.

    Bajando de Norte a Sur, gran parte delas unidades poblacionales debieron tenerestos complejos ceremoniales; y, siendoas, estuvieron regados por toda la yungabaja desde el ro Mira, al Norte, hasta elChanchan, al Sur. Casi siempre estos luga-res estaban identificados con nombresque llevan en su composicin la partculaPi o Bi (ro, agua), como prefijo o como

    sufijo. Basta citar Pi-lancn, en Angamar-

    ca, y Pi-lahal, en la misma provincia deCotopaxi, donde, igual que en Tulipe,existen puntos acuticos para las ceremo-nias religiosas purificatorias o las de cura-cin a cargo de shamanes y brujos.

    Esta gran cultura -primero llamadacara, luego yumba y, posteriormente, amedida que transcurra la poca colonial,colorada- fue desapareciendo paulatina-mente, al punto que ahora quedan de ella

    apenas unos pocos rasgos maltratados.Solomon, en anlisis documentado, ob-serva con suspicacia cmo estos seres hu-manos iban extinguindose en la selvamalsana, y cita algunos motivos:el xodode los aborgenes (se refiere a los Yumbos)puede explicarse en parte por el temorque sentan frente a una posible invasinde sus terrenos por mineros de oro.7

    A este temor justificado, agrega los fe-nmenos naturales; en 1660 esta pobla-cin fue gravemente afectada por la masi-va erupcin del volcn Pichincha, y el ca-cique Calazacn pidi ser excusado delpago de tributos por ese ao debido a ladestruccin de comidas y frutas inunda-das por cenizas.8

    Tanto la naturaleza como el hombreconspiraron en contra de la supervivencia

    de esta gran cultura. Le sobrevinieron to-das las calamidades y, antes de que con-cluyera el siglo XVIII, toda la regin habadejado slo restos para la arqueologa.

    El cronista ms antiguo e indagadorpor observacin directa, clrigo Miguel deCabello y Balboa, pese a no ser su especia-lizacin, apunta algunos datos que danrazn del uso del agua entre las culturas

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    de la selva occidental. Del rito o ablucin

    purificatoria dice en su parte fundamen-tal: ...cuando una criatura varn nace, lollevan al ro una maana antes de queamanezca, y lo meten en el agua hasta queapunta el sol, y dicen ellos que es para ha-cerlos recios; cuando mueren los sacan enbarbacoas con fuego, y as secos y enjutosles revuelven en mantas y los cuelgan enlos altos de las casas, y estas ceremoniasguardan casi todos los de aquellas cos-

    tas.9

    De la transcripcin se desprende cla-

    ramente dos conjeturas. La primera, el

    culto al agua, sobre todo para ritos purifi-

    catorios (que sera el caso de Tulipe). Te-

    nan pozas para sumergir a los varones re-

    cin nacidos a fin de que se volvieran re-

    cios. Este culto lo transportaron a la alta

    sierra, donde aun supervive entre los llac-

    taios de diferentes provincias, como la ce-remonia de la poza de Catequil, que con-

    siste en sumergir al varn en las aguas he-

    ladas del pramo, teniendo como testigo a

    la luna, para que crezca fuerte, lleno de

    virtudes guerreras y sabidura suprema, a

    fin de orientar y dirigir al pueblo y a la co-

    munidad ancestral. En Manab aun han

    quedado ocho pozas en Chocondra, una

    en Gandil, el de Pechiche en Montecristi,el de Chade entre Jipijapa y Santa Ana y

    uno en Manta.

    No hay duda de que !as mal llamadas

    piscinas de Tulipe eran tasquis, para cere-

    monias acuticas, especialmente de varo-

    nes, que fueron abandonados cuando la

    poblacin yumba del sector se extingui.La segunda conjetura se refiere a la

    conservacin de los muertos que eran

    preservados en achiote o mu (bixa orella-na) para secarlos en barbacoas a fuegolentsimo. Hay que anotar que el procesode momificacin fue uno de los conoci-mientos ms altos de las culturas de laCosta y tambin de las de montaa aden-tro.

    Desde la antigedad, las evidencias ar-queolgicas fueron permanentes en la zo-na de la actual provincia de Manab. As,

    por ejemplo, el gobernador Francisco Xa-vier Salazar comunicaba en una nota alMinistro del Interior que enviaba dosobjetos pertenecientes a los incas (?), elprimero es un molde del cual sacan concera u otro cuerpo blando una cara per-fecta encontrada en el fondo de un pozo amuchas varas de profundidad, y el segun-do, un busto de piedra conservado por

    mucho tiempo en poder del finado seorPedro de Alcntara Vera; ambos tienen eltipo de raza indgena perteneciente a estascomarcas, como se nota por la semejanzade los que aun existen. Queda ademsotro busto, a mi parecer, de mas mrito ylabrado en piedra ms fina, que el que seremite, el cual ir oportunamente con lasconchas y caracoles que se me tienen pe-didos.10

    Miguel de Cabello y Balboa

    Miguel de Cabello y Balboa, en la Re-lacin de la provincia de Esmeralda, es-crita hacia 1569, cronolgicamente msvieja que la del annimo (1582) quetranscribiremos ms adelante, describeno solamente el territorio de Sigchos y

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    Ubicacin Geodemogrfica de la Nacin Cara o Yumbo en la antigedad

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    Angamarca, sino que anota algunos as-

    pectos de la historia antigua: Despus dejuntos todos, tom el dicho capitn Con-tero razn del mejor sitio y mas cmodopara poblar: entendindose era un buensitio y cmodo para poblar; para efecto elvalle de Vili (Huilli?) y llegando all, alzrollo y fund la ciudad de Castro, a orillasde un ro que baja de los Sigchos y entra elro Grande de Guayaquil, siete leguas arri-ba de la ciudad, donde pocos das se en-

    tendi Sigchos, Angamarcas mercaderes,que estabamos en el paraje de Sigchos,Angamarcas, Tomavelas, Cansacotos yotros muchos pagaban a poco mas de li-bra y media y que adems del oro con queesta sal compraban, algodn y aj y pesca-do seco y otras cosas salieron luego de pazlas provincias de Bonegado, y Maynono, yCilagua y Guapala y Combi y Mollo y

    Longaza, y Ambayo; las provincias deHondama y Pucama y Ohongo y otrasque no quisieron dar la obediencia.11

    El autor abarca un mayor panoramageogrfico, comenzando en el Sur conSigchos, Angamarca y otras provincias deindios que despus del siglo XVI se extin-guieron. Como eran jurisdicciones deotros corregimientos -dgase Tacunga,con Sigchos y Angamarca; Sicoto, Palla-

    tanga, Guanujo, Echanda, etc., de la ac-tual provincia de Bolvar, y otras ms aloccidente del corregimiento de Guaya-quil- los topnimos no se encuentran enla geografa actual, menos aun en la resti-tucin de la Geografa Arqueolgica. Porlo dicho se comprende que el espacio queocupaba la provincia de los cara yumbo

    colorados era mucho mayor que la que

    describe Rodrguez Docampo en 1650.Los cara yumbo colorados ocupaban

    un enorme rectngulo que, partiendo de

    la ribera izquierda del ro Mira, avanzaba

    en lnea recta hacia el Guayllabamba (me-

    jor conocido antiguamente como Shay-

    gua, antes de su quichuizacin) y el Blan-

    co, para unirse al Quinind y bajar hasta

    las cabeceras del Daule. Desde el sitio la

    Palestina, la lnea torca ligeramente haciael Cristal y cruzaba el Zapotal hasta topar

    con la cordillera Real de los Andes, por el

    lado occidental.

    El 16 de febrero de 1578, Cabello y

    Balboa entr a territorio de los yumbos,

    llevando como dicono a Juan de Cceres

    y como gua para la montaa a Pedro Ar-

    valo. Con el ttulo de Vicario de aquellas

    provincias oblig a los mercedarios a quese retiraran. De Gualea, uno de los n-

    cleos ms antiguos, no se sabe si de Yum-

    bos o Niguas, tom cien indgenas y a sus

    seores naturales, para una expedicin de

    la que tambin formaban parte Francisco

    Calanche y Bartolome Marn.

    Como haba surgido disputa por la ju-

    risdiccin de la provincia de Yumbo, fue-

    ron llamados a Quito, Andrs Contero yBartolom Marn. Aunque interfiri, de

    alguna manera, el alzamiento de los Qui-

    jos del Oriente, Miguel de Cabello y Bal-

    boa dej referencias muy concretas sobre

    el territorio de los yumbos; tan es as que

    para informaciones puntuales no se pue-

    de prescindir de su texto.

    Etnografa, lingstica e historia antigua de los Caras o Yumbos Colorados / 19

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    Ubicacin geogrfica de la provincia de

    los cara yumbo colorados

    Esta provincia de Yumbos, -dice Ca-bello y Balboa- como se podr colegir delo que queda escrito, est puesta y situadaentre la Gran Cordillera y Sierra del Per

    y la Mar del Sur, de tal manera que pode-mos llamarle navas o faldas de la sierra;toma de largo mas de veinte leguas, tieneal levante la ciudad de Quito, al medio da

    la provincia de Sigchos y la de poniente laBaha de Tacames y al norte la sierra deLita. Es tierra spera, hmeda y por esomontuosa, y por la misma razn lluviosa,

    y en la distancia dicha, debajo de estenombre de Yumbos hay muchos pueblos

    y los mas principales son Gualea, Cachi-llacta, Nanical, Alambi, Mindo, Fitan, En-bituse, Alosqu, Napa, Cosacoto y Bilan.Zarapullo; ste es el ltimo pueblo a laparte de Sigchos. Mas abajo, cerca del lla-no, hay otras provincias, que aunque esverdad, que tambin son llamados yum-bos, no lo son en efecto, porque su lengua

    y costumbres y su traje son diferentes, ll-manse estos Niguas, de quien otras vecesse ha hecho mencin, estn alguna partede estos Niguas en libertad, que no sirvenni dan tributo a nadie y otros los dan y

    pagan muy bien, y andan a servir a sus en-comenderos cuando se los manda.12

    La diferencia que encuentra Cabello yBalboa entre los Yumbos y los Niguas pa-rece sutil; mas es cierto que pertenecen auna misma familia etnolingstica: la Shi-llipanu, que bien podra llamrsela cara

    yumba colorada.Cabello y Balboa nombra en la juris-

    diccin de la provincia de los yumbos do-

    ce pueblos sujetos a encomienda y tribu-to. Dicha provincia dejaba al margen par-te de los corregimientos de Guayaquil yPortoviejo. Aunque en la referencia geo-grfica habla del pueblo de los Sigchos,prescinde, seguramente porque no estuvoall, de los de Guanujo, Pallatanga, Sicoto

    y Tomavela, que eran parte importantedel territorio de los Yumbos, como vere-mos en el momento oportuno. Este sector

    del rea colorada fue conquistado porAlonso de Hernndez, que entr por Ca-lacal y Nono.

    Las informaciones que logramos en-contrar de este cronista y viajero, aclaranun tanto el panorama de la etnografa re-gional porque distingue, con mucha pre-cisin, otra provincia que no era la de losYumbos. Era la de los Niguas que tenanotra lengua, costumbres y vestimenta. Sunombre querra decir: NI= fuego, y HUA-=grande. A nuestro entender se tratara delos Chachis, histricamente llamados Ca-

    yapas, en memoria de su seor natural Fe-lipe Cayapa, que hizo por primera vezcontacto con los blancos.

    Despus de Cabello y Balboa, la aten-cin evanglica y el provecho econmicode aquella riqusima regin del trpico,

    volvi a manos de dominicanos y merce-darios, auxiliados por uno que otro pres-btero secular, como Cristbal de Aldz.

    Lo curioso es que en las antiguas enu-meraciones de los pueblos indios, la pri-mera hecha por Cabello y Balboa en 1569,

    y luego otra, escrita trece aos despuspor autor annimo, ninguna menciona elnombre de Santo Domingo de los Colora-

    20/ Alfredo Costales/Dolores Costales

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    dos que debi haber sido creado en la

    poca republicana. Hemos encontradomas bien que San Miguel, muy cerca al roChihuipe, fue asiento de doctrina de lospadres dominicanos y por ello su topni-mo s aparece en los documentos.

    Una relacin escrita a mediados del si-glo XVII advierte que las encomiendas delos religiosos que hemos mencionado hanido menguando, mientras el encomende-ro de apellido Carrera haba fomentado el

    comercio entre los Yumbos y los Panza-leos, ubicados al Sur de Quito.

    Pedro de Alvarado y sus hombres de-bieron haber escuchado el trmino; Ilam-bo o Yumbo, mientras atravezaban la in-trincada selva de Occidente. En algunasinformaciones de aquella poca se men-ciona a los indios Caribes, llamados aspor su feroz resistencia armada; estos pu-

    dieron haber sido los Yumbos. La expedi-cin de Alvarado tuvo grandes dificulta-des; mucha de su gente muri antes de lle-gar al paso del Casguala y el Carihuayra-zo. Pero gracias a esta aventura qued re-gistrado el nombre de los Caribes que, in-cluso en el Libro Verde del Cabildo deQuito, son mencionados como referenciaal territorio de los Yumbos. Tambin losespaoles que rescataron al hijo de Ataba-

    lipa hablan en trminos muy vagos acercade la provincia de los Yumbos.

    Salazar de Villasante, gobernador deQuito de 1570 a 1571, habla en una rela-cin de los indios yumbos de guerraquehabitaban a las espaldas de Quito y se re-lacionaban con otros grupos ubicados enla costa. Respecto de los costeos, deca-

    mos en nuestra obra EI Reino de Quito,

    y repitiendo informaciones de Cieza deLen: (estos indgenas) son de medianocuerpo, todos caracterizados por sus la-brados tatuajes, desde Pasao y Salango.Forman pueblos de alta diversidad, prin-cipalmente en: Pasao, Pimpaguase y el va-lle de Xugua, Pachase, y los de Montecris-ti, Apechigue y Silos y Camilloha, y Man-ta y Zapil, Mansor, Xaraguaza. Todos ellosde las riberas del mar y tierra adentro hay

    mas numero de gente y mayores pueblos,y difieren en lengua a los de la costa, de-nominndoles serranos. Refirindose alos Carquez y otros comarcanos, insisteen que eran de otro linaje y no son labra-dos y eran de menor saber porque eranbehetnas. Cada sitio especfico donde es-tos grupos humanos se asentaron, ya fue-se la costa, la montaa o el valle, les dio

    caractersticas definitorias, tal como lo hasealado el padre Juan de Velasco.13

    Cuando Cieza de Len habla de lasgentes de tierra adentro, que vivan enpueblos mayores, se refiere a los Yumbos,aunque grandemente distanciados en eltiempo de sus progenitores ancestrales.

    Los pueblos Yumbos de la sierra de-pendan de la autoridad tnica establecidaen el pueblo de la Asuncin de Alag, ubi-

    cado a la salida de Quito. Jijn y Caama-o los llama Panzaleos.

    Un autor annimo escribi en 1532 laRelacin de los indios que hay en la pro-vincia de los Yumbos y pueblos que hayen ella, en la que deca:

    Nuestra seora de Gualla. Hay en es-

    ta encomienda de Carlos Salazar, indios

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    de todas edades, sexos, estados y condicio-

    nes..................................................... 1240.San Juan de Niguas. Hay en este pue-

    blo, de la encomienda de dicho Carlos Sa-

    lazar, por todos ................................ 369.

    Llulluntos. Tiene este pueblo de la en-

    comienda San Juan de Ruiz, en total 262.

    Todos estos tres pueblos e indios doc-

    trina el P. Fray Andre Almo, frayle de la

    orden de Nuestra Seora de las Mercedes.

    Pgasele de su estipendio 300 ps. de plata

    marcada, los cuales pagan los encomen-

    deros juntamente con el camarico y comi-

    da. Pagan de tributo los indios de Gualla y

    Niguas, cada uno en cada ao, un peso y

    medio de oro de diez y nueve kilates a tres

    gramos y una manta de algodn blanca,

    delgada, de un hilo, de doce varas e cuar-

    ta de larga y dos varas de ancha, y media

    fanega de maz y dos aves. Y los de Lulu-

    llunto, un peso y medio de oro de la mis-ma ley, una manta de la manera dicha,

    una arroba de algodn y dos aves.

    Nanical: Hay en este pueblo, de la en-

    comienda de Carlos Salazar, indios e in-

    dias de todas las clases ..................... 348.

    Alambi. Hay en este pueblo, de la en-

    comienda de Carlos Salazar, indios e in-

    dias de todas clases .......................... 337.

    Camoqui. Tiene este pueblo, de la en-comienda de don Francisco Carrera, toda

    clase y sexo de indios....................... 347.

    Cachillacta. Hay en este pueblo, de ha

    encomienda de don Francisco de la Ca-

    rrera, un total de indios e indias..... 378.

    A todos estos cuatro pueblos doctri-nan y les administran los sacramentos el

    P. Fray Bartolom Martnez, de la Orden

    de Nuestra Seora de las Mercedes. P-ganle de estipendio trescientas ps. de pla-ta marcada, los cuales pagan dichos enco-menderos, juntamente con la comida y elcamarico que se da al dicho sacerdote.

    Pagan el tributo cada indio a su enco-

    mendero de los pueblos de Nanical y

    Alamb en cada ao, peso y medio de oro

    de diez y nueve quilates y tres granos, e

    una manta de algodn delgada de un hilo,

    de dos varas e cuarta de largo y dos varas

    de ancha, y media fanega de maz y dos

    aves, cada ao. Y los pueblos de Camoqui

    y Cachillacta, los Camoquies, dos arrobas

    de algodn y una manta de la marca ordi-

    naria, y a los de Cachillacta cada uno dos

    pesos de plata, una manta de la marca or-

    dinaria y una arroba de algodn.

    Zarabullo. Este pueblo, de la enco-

    mienda de Francisco Ruiz, hay de todosindios................................................ 411.

    Napa. Tiene este pueblo, de la enco-

    mienda del mismo, indios e indias de to-

    da clase ............................................. 165.

    Alaqui. Hay en este pueblo, de la enco-

    mienda del mismo, indios e indias de to-

    das clases .......................................... 163.

    Cansacoto. En este pueblo de la enco-

    mienda del mismo hay.................... 156.A estos cuatro pueblos administran

    los sacerdotes y las doctrinas fray Rafaelde Zuiga de la Orden de los Predicado-res; pganle de estipendio trescientas ps.de plata marcada, menos lo que le cabe alpueblo de Alag de la encomienda deFrancisco de la Carrera, los cuales paganal encomendero juntamente con camari-

    22/ Alfredo Costales/Dolores Costales

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    co y comida. Estos indios no estn tasa-

    dos, por razn que ha poco que se visita-ron.

    Topo, Mindo y Tuza. Estos tres pue-blos de indios encomendados en Francis-co Dolmos, cuentan entre casados, solte-ros y viudos tributarios ................... 470.

    Doctrnalos el padre Cristbal de Or-tegn, clrigo; pganle 350 pesos de plata,los cuales pagan al encomendero junta-mente con el camarico.

    Pagan de tributo cada indio, en cadaun ao al encomendero un peso de oro dediez y nueve quilates y tres granos, unamanta de la marca e tamao ordinario,una arroba de algodn y dos aves.

    El Ambo. Este pueblo, de la encomien-da de Bonifaz Herrera, hay indios casados

    y solteros tributarios........................ 55.Doctrnalos el padre Fray Bartolom

    Martnez, pganle trescientos pesos de es-tipendio. Estn estos indios por tasar; ypor la tasa vieja pagan cada indio dos pe-sos de plata marcada y una manta de lamanera e marca dicha.

    Desde esta ciudad de Quito al pueblode San Miguel de Niguas, de la encomien-da de Carlos Salazar, que es el postrerpueblo del corregimiento de los Yumbos,hay diez y ocho leguas; es camino para la

    Baha de San Matheo, donde estn al pre-sente los negros, hay treinta y cinco le-guas, que desde esta ciudad a la dicha Ba-ha hay cincuenta leguas, dos mas o me-nos.14

    Todos los asentamientos menciona-dos en este documento dan un total dequince pueblos de indios y correspondanal Corregimiento de Quito y en parte al de

    Imbabura; pero hay que excluir a los

    Yumbos Colorados que habitaban al piede montaa en el Cotopaxi, Chimborazo

    y Bolvar. El sector del que habla el docu-mento tena una poblacin aproximadade cuatro mil setecientos un indios tribu-tarios, reducidos en pueblos que estaban acargo de dominicos, mercedarios y pres-bteros seculares. Carlos Salazar, Francis-co de la Carrera, Francisco Ruiz, Francis-co Dolmos y Bonifaz Herrera, eran enco-

    menderos de segunda vida.Segn la nomenclatura administrativa

    de finales del siglo XVI, los pueblos de in-

    dios de esa zona, que ocupaban el vasto

    territorio conocido como Yumbos, con-

    formaban una Tenencia de Corregimien-

    to; sus habitantes estuvieron sujetos a di-

    ferentes tcnicas de adoctrinamiento y re-

    duccin.

    Los documentos que detallan la pre-sencia indgena son las visitas y enumera-

    ciones; pero aun estos testimonios son

    muy escasos. Cuando tratamos de buscar-

    los en la Escribana Mayor de visitas que

    manejaba Juan Munoa y Ronquillo, slo

    encontramos el inventario y no propia-

    mente las visitas. Pero, por lo menos, po-

    demos dejar apuntada la siguiente impor-

    tante bibliografa de los siglos XVI y XVII:

    - General don Francisco de Figueroa,

    Corregidor de Quito, apunt y nume-

    r a los habitantes de la zona, en un

    total de cinco leguas, y entre ellos

    constaban los Cara o Yumbos.- Licenciado Manuel Thello de Velasco

    hizo la visita, cuenta y numeracin de

    Etnografa, lingstica e historia antigua de los Caras o Yumbos Colorados / 23

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    los indios Angamarcas de la ciudad de

    Quito de la Corona Real, por muertede Diego Prcel.

    - Garca Ponce Cobarrubias realiz lavisita y numeracin de los indios Si-chos de su propia encomienda.

    - Visita y numeracin de los indios Si-chos de la encomienda de Juan dePuente.

    - Visita y numeracin de los indios To-mavelas de la encomienda de Pedro

    Gonzlez de Mendoza.- Numeracin del pueblo de Panzaleo,

    por Diego Sancho de la Carrera.- Numeracin de los indios de Canza-

    coto de la encomienda de Juan de Ve-ga, luego propiedad del duque deUzeda.

    El anlisis socio histrico y etnogrfi-co de la regin de los Yumbo o Coloradospodra haberse ampliado grandemente sihubiramos encontrado las visitas y nu-meraciones que hemos citado; pero nin-guna de ellas existe en el Archivo Nacionalde Historia por haber sido destruidascuando se consideraba que no tenan va-lor alguno.

    Los indgenas de la zona de los Yum-bos eran importantes en tanto tributarios

    de bienes, servicios y oro. Los documen-tos mencionan que entregaban pesos deoro de 19 quilates, lo que hace suponerque se lavaba oro en los esteros o en losros que bajaban de la montaa, y que esalabor la realizaban los curicamas, indge-nas que lavaban el oro de arrastre en ba-teas.

    Igual que suceda en las doctrinas de

    la Sierra, se practicaba el camarico uofrenda que los indgenas entregaban ca-da semana, en la puerta de la iglesia, losdoctrineros. Los camaricos consistan enfrutos de la tierra.

    El Corregimiento de Quito estabaconformado por los pueblos menciona-dos, relacionados administrativamentecon otros como San Antonio, Perucho,Pullaro y Pomasqui, al Norte, y Alag,

    Aloas y Machachi, al Sur.En la Relacin de Diego Rodrguez

    Docampo, que ya transcribimos, se ve asla regin de los Yumbos: Tiene doce pue-blos, es tierra clida, montuoso y doblada;sus pueblos son: Alambe, Nanical, Lambo(Tambo de la Virgen) Gualea, Tambillo,Niguas, Llullunto, Casillacta, Mindo, Tus-ca, Topo, Nambe, Oyambe. Son novecien-tos indios tributarios y con los reservados

    y muchachos, mujeres y sus familias, has-ta tres mil nimas mas o menos doctrinanlos dos frayles mercedarios y un clri-go.15

    En 1650 eran encomenderos de la re-gin la Corona Real, Diego Sancho de laCarrera, Francisco Enrquez, Alonso Tro-

    ya y Pedro de Arvalo. La descripcin deRodrguez Docampo especifica con ms

    detalle la que denomina provincia deCansacoto y seala que es tierra calientey montuosa. Tiene cinco pueblos llama-dos Cansacoto, Zarapullo, Alloriqum, Na-pa y Niguas con trescientos tributarios.16

    Su doctrinero era un dominico y pertene-can a la encomienda del duque de Larma;adems pagaban tributo en reales, algo-

    24/ Alfredo Costales/Dolores Costales

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    dn, aj y pescado que es en todo lo mis-

    mo el tributo en la provincia de Yum-bos.17

    Como se puede ver, durante el primersiglo de dependencia de los indgenasfrente a los espaoles, el tributo va cam-biando; en la relacin a la que estamos ha-ciendo referencia ya no figura el oro. Lazona de los Yumbos ha pasado de Tenen-cia de Corregimiento a la categora deprovincia, llamada de Cansacoto.

    Los Yumbos de todas las regiones fue-ron hbiles mindalas o catug, es decir,mercaderes; establecieron un comerciointerregional y abrieron caminos por lasentradas naturales de Tandapi, Calacal,Sigchos, Angamarca, Pallatanga, Guanujo

    y Sicoto, a lo largo del pie de montaa dela cordillera occidental. Gracias a algunasinformaciones provenientes del seoro

    de los Zumba, Culln y Tituasan, del vallede Machachi, se conoce que los Yumbosno solamente empleaban el trueque sinotambin las monedas de concha.

    Los Yumbos ocupaban las cordilleraslaterales de Chilluri, Lachas, Cayapas, Toi-san, Intag, Lita y Nanegal, al centro Norte;Chugchiln,Alus e Ila, al centro Sur y, ha-cia el Occidente, antes de llegar al mar, loscerros de Balza, Convento, Jama, Cuaque

    y Mache. Cabello y Balboa calculaba entreinta mil el numero de Yumbos de estazona, pero no inclua muchos enc1avesque no pertenecan a ninguna encomien-da o doctrina.

    Refirindonos ms concretamente alrea que ocupaban hacia el Norte, losYumbos -entre los ros Mira y Guaylla-

    bamba y las cordilleras de Chilluri, La-

    chas, Cayapas, Toisan e Intg diremos queexisten Relaciones de 1582 escritas por losfrailes mercedarios Rodrguez de Aguayo

    y Gernimo de Aguilar, que mencionan alos pueblos de Lita y Lachas. A pesar deque ambos sacerdotes se encontraban ensitios muy alejados entre s, coinciden alsealar las guerras que haban existido en-tre los habitantes de Lita y Lachas. Estosasentamientos, ubicados a la entrada del

    valle de Imbabura, contenan los pueblosde Cahuasqu, Intag y Quilca, que tenanpor seores naturales a los Pinzango,Gualopiango y Yanguanango. Todos estosantropnimos los citamos por ser de au-tentico origen cara.

    Dicen los sacerdotes cronistas que es-tos pueblos tenan su lengua particularque no era el runa shimi de los cuzque-

    os. Adems, conocan el uso de la coca, elalgodn y lavaban el oro de los aluvionesen los ros del sector. Aunque de modomuy ligero, fray Gernimo Aguilar hablade las creencias religiosas de esta gente yrefiere: adoraban al cielo y a los cerrosmas altos y nevados; hacan sacrificios demaz blanco y de chicha y de coca.18

    Todas estas tierras y poblados fueronvisitados por Diego Bassan, que entr por

    Cahuasqu, Lita y Quilca.Reuniendo todos estos datos disper-

    sos, se determina que los Yumbos fueronnexo de unin entre los pobladores de laorilla del mar y de los valles interandinos.Litas, tullas, cahuasques, lachas y quilcasmantuvieron sangrientas guerras conotros grupos como los Utubes, los indios

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    Bravos de Chiltazn y los Caras estableci-

    dos en Gualea y Mindo. En los inicios dela Colonia, Sancho Otavalo, unido con unindgena de apellido Gualopiango, se le-vant contra los blancos, pero fueron re-primidos.

    El padre Onofre Esteban y la misin delos colorados en Angamarca

    El padre Onofre Esteban fue un mi-

    sionero jesuita que trabaj a favor de losindgenas gracias a que dominaba el qui-chua. Cuando en 1584 se desat la pestede la viruela en la Real Audiencia (en laque murieron ms de cuarenta mil perso-nas) fueron l y sus cohermanos quienesauxiliaron a los miserables indios. El pa-dre Jouanen menciona que a causa de lapeste el gobierno de Cara qued casi de-sierto. Aade, con la mentalidad propia

    de los misioneros de la poca, que consi-gui destruir varios de los adoratorios alos alrededores de Quito.

    Pese a sus limitaciones, los jesuitasrealizaron una memorable tarea histricaentre 1590 y 1597 cuando se lanzaron aevangelizar a los Angamarca, situados enlas cabeceras del ro Daule. La misin delos jesuitas, que entraron por Sigchos, se

    afianz en la tierra de los Colorados. Elmismo padre Jouanen dice de aquellosaborgenes: vivan, pues, en completa in-dependencia, y solo salan de vez en cuan-do a comerciar con los indios de los pue-blos cristianos. Por la costumbre que te-nan de pintarse con achiote, se los cono-ca con el nombre genrico de Colorados.La misin de los jesuitas se estableci en

    San Lorenzo de Malqui y Colorados aun-

    que, a principios del siglo XVIII, la per-mutaron por el curato de Archidona entrelos Quijos del Oriente.A principios del si-glo XVII el afn misionero haba llevado alos jesutas a las tierras de Esmeraldas, endonde establecieron pueblos y reduccio-nes.19

    Con seguridad debe existir documen-tacin de aquella poca en los archivos delos jesutas, pero no se la ha entregado a la

    luz pblica.

    Los yumbos colorados de Sigchos, Anga-marca, Guanujo, Pallatanga y Sicoto

    Sigchos y Angamarca son dos puntosde convergencia de estos grupos indge-nas; y, sin embargo, antes de ahora, nadiese haba preocupado por investigarlos yconocerlos.

    HATUN SIGCHOS: era un inmensoterritorio ubicado en la yunga en donde,en 1542, tena su seoro Catalina CaxanaUnaysa, hija del gentil Tusasanm, (la raztusa existe hasta hoy como topnimo deorigen colorado). Catalina era goberna-dora y seora de Sigchos, Niguas y Colo-rados, y su territorio comprenda, segnAquiles R. Prez, desde el ro Grande

    (Toachi) para arriba de Guantoal y deall a Cansacoto y de all loma abajo con elque se pasa para Sigchos y all cierra el cr-culo. Los Cando o Canto de la poca co-lonial, son descendientes de esta impor-tante seora.

    Aquiles R. Prez agrega: lo indiscuti-ble es que toda la extensin de Sigchos fuede propiedad de los Colorados o Caras, en

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    la sustentacin de doce parcialidades su-

    yas que hicieron de ella una gran comuni-dad en el sitio clave de comunicacin en-tre la Sierra y la Costa.20 Las doce comu-nidades eran: Alacusid, Antimpe, Colora-dos o Yumbos, Collanas Chunga, Cubicu-sid, Hatun Sigchos, Isiquilan, Niguas, Pi-sahal, Sigchos, Sigchos Collanas, Tani-quilag, Unachi y Agilla.

    Prez consigna otros datos importan-tes para la etnografa: Los Caras o Colo-

    rados rendan culto al fuego y aplicaronsu uso en la guerra para tomar los pueblosmediante incendios. Los Niguas (fuegogrande) constituyeron una parcialidadque saba utilizar las grandes fogatas. Ensus fiestas religiosas bailaban y cantaban yha quedado entre nuestros indianos el co-nocido mashalla que ellos llaman masaya,en el cual fueron diestros los indios Maza-

    quiza (hacemos baile cantando), que en elsiglo XVII llegaron a poblar la llanura deSalasaca para integrar una comunidad.

    Mediante el comercio, as lo testificanlos cronistas, dispusieron de la chonta(agilla), conocieron el uso del carbn(caningal). En sus andanzas para la cos-ta, sealaron el sitio del descanso durantela noche en Cuchacaso (dormir, dar).Descubrieron la importancia del cutul

    (encender, dar) para captar el fuego obte-nido con la frotacin de sus hojas.21

    Todos los grupos Yumbos o Coloradostenan como animal ttem al tigre, al queconsideraban como el gua que los habaconducido en diferentes etapas histricas-desde la costa hacia la sierra, y luego ensentido inverso. Como conocedores de loscaminos de comunicacin entre las dos

    regiones geogrficas, los Yumbos se dis-

    tinguieron como comerciantes, navegan-tes fluviales y amos de la selva.

    La parte del Reino Cara que habitabanlos Yumbos, tuvo como seores naturales

    en su remota antigedad a los Tusasann,

    Caxana Unaysa, Unaysa, Zumba Canto y

    Titusumcanto. Este vasto seoro tenaautoridad sobre los grupos de Alag y

    Aloas, prximos a Quito, as como sobre

    los de Calacali (los plateros),Angamarca y

    Guanujo, todos los cuales estudiaremos a

    su debido tiempo.

    Catigosin o Angamarca

    Por suerte, el nombre antiguo de An-

    gamarca ha pervivido. Catigosn fue una

    antiqusima fundacin de origen Cara.Gracias a la Relacin de Contero, se cono-

    ce que los habitantes de ese lugar eran

    mercaderes de quienes dependa el usode la sal, el aj, el pescado para los de la

    Sierra. El territorio de Catigosn estaba

    integrado por algunos pueblos o parciali-

    dades: Alope, Chillagua, Pilahal, Sicoto,Guallasil y Llallachanchig, gobernados

    por los Conllocando y los Conse Lluidu-

    ma, que conformaban lo que la historiaantigua denominaba Real Casa de los

    Chicaiza, que competa en poder con lasde los Duchicelas, los Tusasamn y otras

    del Norte Andino.El antiguo asentamiento de Angamar-

    ca (en idioma quichua significa provinciade los Gavilanes) era conocido como Ca-tigosm o Pilancn. Gregorio Loza Balsarealiz investigaciones en 1975 en ese te-rritorio y mencion la existencia de una

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    civilizacin que haba dejado all sus ves-

    tigios; entre otras cosas, el antroplogoLoza describe con detalle una fortaleza detipo Cara: alrededor existen todava pla-nos y muros que habran servido de hbi-tat para los pobladores del ncleo. Se ob-servaron adems, fortalezas con caracte-rsticas incas pilales e ingapircas, cadauno de los cuales tiene reas distintas yhabitaciones y oratorios, estos ltimosubicados en elevaciones artificiales a cuya

    parte superior se llega por caminos enforma de espiral, que en la lengua popularson denominados churos o Churo Puca-ra, los cuales se encuentran, inclusive, enpoblaciones actuales como Pinllopata ySicoto.22

    Debido al difcil acceso a estas ruinashan logrado permanecer desconocidas,

    aunque mucha gente saba que por ellas

    pasaba el camino hacia la yunga baja queutilizaban los antiguos indgenas para el

    comercio entre la costa y la sierra. Guanu-

    jo y Pallatanga formaban parte de la pro-

    vincia de los Yumbos; prueba de ello esque en una coleccin arqueolgica priva-

    da de Guaranda encontramos estatuillas

    con pinturas faciales y corporales de losYumbos.

    La jurisdiccin de Guanujo, Sicoto,Echandia y Pallatanga

    En nuestra obra Yunga Nan, escritaen 1958, describimos asi la hidrografa dela regin tropical de la provincia de Bol-var, que en otros tiempos fuera ocupadapor los Yumbos Colorados: ...las cordille-ras y ramales de occidente, las fuentes ma-

    dres de las que nacen los ros del sistema

    hidrogrfico de la provincia, en esta parte,son innumerables: la hoya de Chimbo,con el ro del mismo nombre, formadopor el Guaranda o Illagama y el Salinas,entre otros afluentes; la hoya del Simiatuc,con el ro del mismo nombre que en laCosta se llama Sindi y Balsera, y que tie-ne por afluentes principales al Montanue-la y Chiriyacu; la cuenca de la Delicia for-mada por el Suquib y sus afluentes Or-

    queta, Tabanal y Matiabi; el can deEchanda formado por el Saloma que re-coge las aguas del Chasojuan y el Limn;la zona de Caluma con el ro San Antoniode Tariragua y sus afluentes Tablas y Cam-billi; el can de Telimbela, con el ro delmismo nombre y sus afluentes Copalillo yChiriyacu; la zona de Balsapamba, endonde el ro Cristal se forma con las aguas

    del Jorge y el Munoyacu. La hoya de laChima, al igual que la hoya grande, tieneun eje hidrogrfico que se adecua a los pi-sos geolgicos que lo conforman; el ro Si-coto que se forma con el Pullasarny, elGuapo, el Sandolan y el Indushi. Todos es-tos ros son de caudal abundante. En in-vierno crecen con exageracin y en vera-no reciben el influjo hmedo de la costabaja.23

    La provincia de Angamarca era ampliay tena numerosos habitantes. Sus seo-ros estaban regentados por los Concho-cando y los Conchitocando, pero msadelante fueron dirigidos por los Conse,Paybata Cando, Chicaiza, etc., hasta quese extinguieron.

    Angamarca tena pobladores de la altasierra que se asentaban en numerosas par-

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    cialidades; pero haba dejado al margen a

    los llamados indios yungas de Sillagua,Huapara, Alligua, Calope, Antasilli y Gua-chapo, todos ellos desprendidos de las co-munidades de Angamarca, Sicoto y Pila-hal, que en un tiempo fueron encomien-da de Diego Prcel. Pero sin duda, todasestas comunidades pertenecan a los Carao Colorados que, en tiempos anteriores ala Conquista, tuvieron su jurisdiccin ca-si hasta el golfo de Guayaquil.

    Angamarca, Sicoto y Pilahal, para1676, tena 438 indios tributarios que pa-

    gaban tres pesos, una manta y dos aves al

    ao; a ello se agregaba el pago del camari-

    co anual al doctrinero, que estaba confor-

    mado por lo siguiente: 50 fanegas de

    maz, 50 de papas, 50 carneros, 12 puer-

    cos, 12 cajas de sal y 250 aves de Castilla,

    carga realmente onerosa para los indge-

    nas.Segn consta en la visita hecha por

    don Juan de Vera y Mendoza, los indios

    yungas, o sea, los Colorados, a ms del

    tributo general deban pagar una arroba

    de algodn, una de zarzaparrilla, un ton-

    go de aj seco y 50 pescados grandes seca-

    dos en barbacoa.

    La geografa de Sigchos y Angamarca

    est llena de evidencias de presencia hu-mana, como las tolas,piyashas y yatas pre-

    histricas, en donde vivieron comunita-

    riamente los Cara, Yumbos o Colorados.

    Pueblos como Palenque, Baba, Guare,

    Juana de Oro, Zaspotal, La Isla, Pimocha,

    Caracol, Ventanas, Aguacatal y Gualay, de

    origen colorado, conformaron luego la

    provincia de Los Ros.

    Cansacoto

    Durante la colonia fue la capital de laprovincia que organizaron las misiones,

    en la que sobresalan los pueblos de Sara-

    pullo, Alloriqun, Napa, Niguas, Carabely Nanical. Todos estos poblados, ubicadosal centro de la provincia de los Yumbos,

    estuvieron gobernados por los seoros

    Nachillon, Tata y Tatayo.Los pueblos de Nigua y Guacpi, cerca-

    nos a Gualea, desaparecieron por la pestede 1583. Por todo lo que hemos dicho

    acerca de la provincia de los Yumbos, seconcluye que sta era en verdad un exten-

    so reino autnomo, confederado con el de

    Quito, pero esos lazos se rompieron con laconquista cuzquea. Durante la Colonia

    todos los pueblos quiteos fueron aisla-

    dos y obligados a la dependencia econ-

    mica e ideolgica de las encomiendas y lasdoctrinas espaolas.

    En muchos documentos a los indge-

    nas yumbos se los denomina tambin J-

    varos por la ferocidad con que disputa-ron su libertad y sus territorios a los blan-

    cos. Esto ha dado lugar a que se los con-

    funda con los shuar, tambin mal llama-dos jvaros de la Amazona.

    Caractersticas de los patrones de pobla-miento de los cara o yumbos

    En la poca colonial, los trminos pa-trones de poblamiento, hacan referenciaa la sustitucin de la organizacin tribalindgena por la Reduccin y las Doctri-nas. A estas nuevas instituciones se las lla-m tambin pueblos que se dividan, a su

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    vez, en anejos y en recintos. La evangeliza-

    cin estaba dirigida hacia la desestructu-racin de la sociedad indgena; la tribu, yasea en la sierra o en la costa, permita lacohesin social por el sistema de paren-tesco.

    Por derecho natural los Cara o Yum-bos disponan de una vasta extensin deselva limitada por las montaas y el mar;pero luego los misioneros fueron inten-tando establecer pueblos a la usanza espa-

    ola, aun cuando se tratara solamente derancheros dispersos con una iglesia parala doctrina.

    Para estudiar mejor a los pueblosYumbos luego de la conquista, los dividi-remos en tres sectores: el del Norte, queperteneca a los corregimientos de Otava-lo y Quito; los del Centro, a Tacunga; y eldel Sur, a los de Riobamba y Chimbo.

    Mindo

    El trmino, en idioma Cara o Yumboviene de la raz Mi=sabidura; la raz doproviene del idioma ember y significaro. Por tanto, es un topnimo de origenmixto, influenciado por la lengua emberade los Catos y los Noanamas de la regindel gran Choc.

    Gualea

    En idioma Cara o Yumbo proviene dela raz gua= grande y de lea o len = camo-te. Seguramente era el sector que produ-ca el camote en abundancia.

    Nanical

    Tambin proviene del Cara o Yumbo.Se compone de na = nio; ni = fuego y cal(de cala) = plata. Nio del fuego y de laplata. Se sabe que en la regin de losYumbos los ros de montaa arrastrabanarenas aurferas y por ello los tributos sepagaban en oro. Se sabe tambin que en1755 Antonio Ormaza descubri una mi-na de plata en el cerro Cundurguachana.

    Mindo, Gualea y Nanical correspon-den al sector norte y fueron los pueblos endonde mejor se afianzaron las doctrinas ylas encomiendas. Como sus habitanteseran buenos tejedores de algodn y pita,sus tributos se pagaban en esos materia-les. Tambin haba comerciantes de ma-deras finas y cera de laurel.

    Gualla

    Del Cara o Yumbo gua = grande; yo =varn. Varn grande o Yo, el varn.

    Nigua

    Del Cara o Yumbo ni = fuego, y gua =grande. Fuego grande que hace referenciatambin a la semilla humana en sentidofilosfico. Este sentido resulta evidente ensus mitos de origen.

    Alambi

    Del Cara o Yumbo alan = aguacate, ybi = agua. Aguacate del ro o del agua.

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    Camoqui

    Del Cara o Yumbo cama = pjaro chi-gui, y qui = cuerda o soga. Pjaro de lacuerda.

    Cachillacta

    Tiene origen Cara o Yumbo, pero esuna voz quichuizada que podra traducir-se como la patria o la tierra de la sal. Pe-

    ro sus races son Ca y chi, es decir, terri-torio del cuerno. Esta significacin secomprende si se recuerda que todo el te-rritorio yumbo usaba las trompetas delguarumo como sistema de comunicacin.

    Napa

    Del Cara o Yumbo na = nio, y pa =enojo. Nio enojado.

    Sarapullo

    Tambin es una voz quichuizada y pa-recera que su origen es cuzqueo por es-tar presente el vocablo saraque significamaz. Pero en realidad proviene del Cara oYumbo san = planta de pita, y bulu o pu-lu = semilla, pueblo o comunidad. Comu-nidad de la pita. Con seguridad sus pobla-

    dores eran hbiles en la extraccin y el te-jido de aquella fibra.

    Parece que a comienzos del sigloXVIII, Sarapullo cobr cierta importanciaporque Vicente de Rosas aparece como elprimer descubridor del cerro de esenombre. Rosas haba establecido molino,tina, buitrn, carcabo, piedras de moler ytodos los dems implementos necesarios

    para explotar una mina de plata. Haba

    abierto camino hacia el cerro y el ro deSarapullo, desde Machachi y Aloas. Lohaba hecho durante ms de quince le-guas de espessima montaa, derribandomontes, troncos y peascos24. En el ao1759, Pedro de Tapia y los hermanos Fer-nando, Ignacio y Joaqun Merizalde, sepresentaron como descubridores de lamina y se valieron de la experiencia delminero Lorenzo Zequeiros, natural y veci-

    no de Galicia y dueo de minas en NuevoPotos. El reclamo de Tapia y los Merizal-de consta en documentos que reposan enAlag y Machachi, pues en aquel tiempola mina se hallaba en su jurisdiccin. Ellosreclamaban la propiedad de la mina quedecan estaba abandonada en un lugartan yermo y desierto, que no hay un solorancho que pueda servirle a un indio, nicasas.25 Los reclamantes haban gastado

    25 mil pesos en la explotacin, pero no sesabe en que par su reclamo ni su aventu-ra porque los autos no concluyen.

    El primer descubridor y explotador dela mina, Vicente de Rosas, utiliz indiosde quinto de Machachi y Alag, mas buennmero de esclavos negros y 30 indiosadvenedizos. Nunca una regin minerafue apetecida por los indgenas. Los quellegaban a trabajar en esa actividad eranmestizos afuereos, como aquellos quetrabajaron el camino del que habla la do-cumentacin histrica mencionada.

    Sicoto

    Del Cara o Yumbo si (de sili) = beju-co, y coto (de cototo) = sapo. Bejuco delos sapos.

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    Gualasilli

    Del Cara o Yumbo hua = grande, y si-lli (de silli) = cuerda, mitad, soga, bejuco.Bejuco o cuerda grande.

    Napa

    Del Cara o Yumbo na = muchacho,nio, y pa, apcope de a apa, abuelo. Jo-ven abuelo.

    Llallachic

    Del Cara o Yumbo la = yo; cha = sabi-dura, y chi = rbol. Yo, sabidura del r-bol ancestral.

    Pilancon

    Del Cara o Yumbo pila = escritura, co= ruido que se produce al quebrarse unrbol. Escritura del rbol que cae.

    Alacusid

    Del Cara o Yumbo cusid (de cuo) =aflojar.

    Collanas Chunga

    Voz quichua aymara. Significa: los

    diez del pueblo de Collanas; seguramentese trata del consejo de la tribu mitma quese estableci en territorio yumbo.

    Cubicusid

    Del Cara o Yumbo cufi = lactar, y cu-sid = aflojar. Lactar con flojera, sin gana.

    Hatun Sigchos

    Voz mestiza que significa El Gran Sig-

    chos.

    Isiquilan

    Del Cara o Yumbo isichi = tanto, por-

    cin, y qui = mitad. Porcin de la mitad.

    Niguas

    El mismo significado que ya mencio-

    namos.

    Pisabalo

    Del Cara o Yumbo pi = ro, agua, sa

    (de asan) = sangre. Ro de sangre, segura-

    mente algn sitio que recordaba las gran-

    des luchas intertribales de la antigedad.

    Sigchos Colla

    Nombre de origen quichua aymara.

    Era un asentamiento mitma.

    Taniquilac

    Del Cara o Yumbo tano = tener, y qui= mitad. Tener la mitad.

    Unachi

    Del Cara o Yumbo u = zapallo, na =

    nio, y chi = rbol. Nio del rbol ances-

    tral.

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    Croquis sobre el que ejercan de prrocos misioneros de Sigchos, Isinlibi, Chucchiln,

    Guangaje y Pilahal. 1815-1918

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    Ahuilla

    Del Cara o Yumbo aguilla = chonta,palmera de cuyo fruto se alimentaban, fa-bricaban chicha para beber y trabajabanlanzas de guerra.

    Hay que advertir, en este punto, que lamayora de los topnimos que estamosanalizando provienen del idioma Cara oYumbo (tambin Colorado o Chafiqu).No obstante esto, especialmente en Sig-

    chos y Angamarca, hay evidente quichui-zacin de los trminos, debido a que allse regaron los mitmas o forasteros qui-chuas o aymaras, trados por los cuzque-os.

    De los treinta y cinco topnimos quemencionan informes, crnicas y docu-mentos de tributos de los siglos XVI, XVII

    y XVIII, hemos podido recopilar en anti-guas fuentes, solamente treinta y tres. En

    la actualidad solamente estn pobladoslos asentamientos yumbos del extremoNorte: Nanegal, Gualea, Mindo y otros demenor importancia. Para esta fecha, lostopnimos que hemos recogido, pertene-cieron a asentamientos ya extinguidos.

    Los maltratados rezagos de los pue-blos Cara o Yumbos, se han convertidohoy en pequeas poblaciones con escasaesperanza de vida y crecimiento. Los que

    fueran una nacin poderosa, han queda-do arrinconados en un pequeo refugio ysu cultura va desapareciendo paulatina-mente.

    Pilahalo

    Del Cara o Yumbo pila = escritura fi-gurativa, y alo (de ali) = palma de ramos.

    En este sector se extraan los ramos para

    la Semana Santa. El pueblo se hizo cono-cido por las minas de Macuchi descubier-tas en 1777 por Antonio Borrero, naturalde Espaa y vecino de Riobamba, y porManuel Antonio Echeverra, natural deGuipuzcoa. Al pueblo de Pilahal lo de-nominaron de las Animas26.

    Se dieron ms de cuarenta concesio-nes, cada una de sesenta varas de largo.Entre los concesionarios figuraban Nico-

    ls de Avila Ortega, Esteban Romero, Pe-dro Gortaire, Manuel Matheu, el Condede Selva Alegre, Manuel Guerrero Poncede Len y la seora viuda de Solanda; esdecir, la flor y nata de la nobleza de Lata-cunga y Quito. Histricamente se conocea las de Macuchi como las minas de losmarqueses y se las explot intensamentedesde fines del siglo XVIII hasta las pri-meras dcadas del siglo XIX (27).

    Topo

    Del Cara o Yumbo to, tu = tierra, y po(de poca) = caa guada. Tierra de la ca-a guada.

    Cocaniguas

    Tanto Cocaniguas como Bolaniguas

    figuran como lugares especiales por susentido religioso. Los Caras o Yumbosconsideraban a Bolo como la luz creadoraque lo iluminaba todo. Cabello y Balboa,en la descripcin de Esmeraldas, aclara elhecho: estos indios adoraban al quemueve al cielo, a quien ellos llaman bola yeste nombre dan a toda cosa grande yusan de este trmino para interjeccin ad-

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    mirativa, de tal manera, que toda cosa que

    ven digna de admiracin la significan conesta palabra.27 En el caso de Cocaniguas

    y Bolaniguas, se ha agregado a la palabrabola, los trminos ni = fuego, y hua =grande, lo que vendra a significar: cosagrande de fuego. Acaso se refiere al sol?

    Aqu una interesante relacin entre elpasado y el presente. En 1861, cuando secrea la parroquia de Santo Domingo delos Colorados - cuyo nombre antiguo fue

    Cali, con significado de plata-, se escogela explanada de Pobe que tena algunospobladores de las familias Calasacn, Sa-racay, Aguavil, Saju, Loche y Oronzana,cuyos descendientes viven todava en lazona. Los fundadores no olvidaron la pre-sencia del ro Toachi, palabra que signifi-ca tierra de rboles. El antiguo SantoDomingo, o Cali, tena al costado Oriental

    una gran tola artificial conocida con elnombre de Bombol, supervivencia deBolaniguas o Cocaniguas que, para en-tonces, ya habran desaparecido.

    El trmino Bombol, tiene un intere-sante significado.Viene del Cara o Yumbobom = ombligo, y boli = bototo o calaba-za redonda. Esto es ombligo de la calaba-za redonda.

    Hay que recordar que la vocal U tena

    para los Yumbos el significado de zapa-llo, que era considerado el ms antiguofruto dado por la tierra. El Bombol tieneforma redondeada y podra ser represen-tacin del zapallo o de la tinaja mtica queconserva en su interior la semilla del fue-go gensico. Los mitos de los Cara o Yum-bos hablan de que el hombre primero ha-ba salido de una tinaja en donde la luna

    (pe) haba puesto dos huevos que haban

    originado a la primera pareja humana.Bombol poda ser representacin de esatinaja que conserva en su interior la luzeterna de la que depende la vida de los po-bladores de la selva. Precisamente, el tr-mino bolo indica luz eterna, y bom (deholo), habla de la luz superior.

    Tusa

    Del Cara o Yumbo to (tu) = tierra, y sa(de asan) = sangre. Tierra de sangre

    Alope

    Del Cara o Yumbo a (de alo) = cabe-llo; lo (de lono) = subir, salir; pe = luna.Cabello que sale de la luna.

    Chillahua

    Del Cara o Yumbo chi (de chide) = r-bol, y hua = gande. Arbol grande.

    Para terminar este captulo vamos avolver sobre el tema de la existencia de la-vaderos de oro en tierras de los Yumbos.

    Tenemos evidencias histricas de queen Playa de Oro, Guemb y otros puntos,se lav oro durante mucho tiempo. Paraesta tarea se haban llevado esclavos ne-

    gros pero, por razones desconocidas,aquellos lavaderos dejaron de funcionaren la tercera dcada del siglo XIX.

    Consta en documentos que en 1791,Carlos Araujo, vecino del pueblo de Caya-pas, haba denunciado para su explota-cin las tierras ricas en minerales del RoBogot, llamadas de Nuestra Seora dePalma Real y Malbucho. Algunos sitios en

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    donde haba oro de arrastre haban sido

    de propiedad de la Seora Narcisa Aguilary Velzquez, en particular las de alto Tam-bo, Ro Bogot, Cachav, Tululvi. Se plei-te por muchos aos a causa de esas tie-rras. El pie de montaa, los cerros meno-res de la yunga baja, como Sarapullo yMacuchi, fueron totalmente explotados28.

    Lo que dice Maldonado sobre los Yum-bos o Colorados.

    Los espaoles tuvieron noticia de los

    Yumbos desde cuando arribaron a nues-tras costas. Eran conocidos por sus pintu-

    ras faciales y por sus tatuajes en base al

    achiote y el huito. Como ya lo dijimos, el

    nombre de Yumbos lo aplicaron los con-quistadores tambin a los indios Quijos

    del Oriente, y ellos lo conservan hasta el

    presente.

    Pedro Vicente Maldonado da el nom-bre de Colorados a los Yumbos, aquellos

    de los que Juan de Velasco deca que: vi-

    van independientes y libres, divididos envarias parcialidades por las riberas de los

    caudalosos ros, con su principal rgulo o

    curaca que mantena su tal o cual gobier-no. Solan a veces comerciar con los pue-

    blos ya cristianos buscando herramientas

    y pagndoles a gran precio; y como todos,chicos y grandes tenan la costumbre depintarse con un fruto llamado achiote, se

    conocan bajo el nombre de Colorados,

    vindose sus cuerpos casi del todo desnu-dos, encarnados como la grana.29

    Pedro Vicente Maldonado, coterrneode Velasco, en sus Noticias Puntualesenumera los ros y caminos que le lleva-

    ron a la provincia de Esmeraldas: Tuma-

    co, la Tola, San Matheo de Esmeraldas,Atacames, Cabo Pasado, Baha de Car-quez, Lachas, Cayapas, Juntas, Gualea yNanegal, doctrina de la misma religin deLa Merced, situadas en las montaas deYumbos que son los que intermedian en-tre la cordillera de Pichincha y los ros Es-meraldas y los que entran a l por dondecorre el nuevo camino. Maldonado hablatambin de algunos asentamientos: Tam-

    billo y Niguas, anejo de Gualea; Cachillac-ta, anejo de Nanegal; Mindo, curato declrigos; y Yambe y Cocaniguas, anejos deMindo. Finalmente, las Noticias se refie-ren al doceavo pueblo de Cansacoto,doctrina de la religin de Santo Domingo,situado en las faldas occidentales de lamisma cordillera, del cual solo han que-dado los vestigios de cuatro o cinco habi-tantes, por haberse consumado los que lo

    componan.En esta enumeracin aparecen por

    primera vez Santo Domingo y San Mi-guel, anejos del referido Cansacoto, situa-dos en el ro Toachi y Quinind que com-ponen el Esmeraldas en la llanura, a loscuales llaman Colorados porque los in-dios se tien las caras de este color comotambin los Yumbos con el sumo delachiote.30

    Hay algo que debe aclararse en esta ci-ta de Maldonado. Parecera que Colorados

    y Yumbos son dos grupos diferentes; perose trata en realidad de una sola etnia condenominaciones diferentes. Igual podacreerse que este pueblo habitaba solo en elreducido sector de Santo Domingo y SanMiguel, cuando sabemos que los Yumbosocupaban una gran extensin geogrfica

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    que llegaba, por el Norte, hasta el ro Mi-

    ra, y por el Sur, hasta el Chanchn. Por esonosotros insistimos en referirnos a losYumbos o Colorados como una sola etniaque habit esa amplsima zona.

    Maldonado, encargado de la construc-cin de un camino hacia la Mar del Sur,

    tena muchos conocimientos de geogra-

    fa, pero no conoca de antropologa ni et-nografa y por eso sus Noticias Puntua-les pueden llevar a equvocos en relacincon la Nacin Cara, Yumba o Colorada,que habitaba la llamada Provincia de losYumbos31

    Etnografa, lingstica e historia antigua de los Caras o Yumbos Colorados / 37

    Notas

    1 Jouanen, S. J.,Jos: Historia de la Compaa deJess de la Antigua Provincia de Quito (1570

    1573). Quito. Ao 1943; Pgs. 443-444.

    2 Oberem. Udo. Los Quijos. Universidad de Ma-

    drid. Ao 1971; pgs. 26, 27 y 28.

    3 Velasco, Juan de. Historia Natural. Tomo 1.

    Ao 1977; pg. 286.

    4 Jara, Holger. Excavaciones Arqueolgicas y

    Restauracin de las Piscinas de Tulipe. Infor-

    me al Banco Central, sin fecha, mecanografia-

    do; pg. 10.

    5 Ibdem, s.p.

    6 Velasco Juan de. Ibdem; pg. 363.

    7 Salomon, Frank. Yumbos, Niguas y Colorados

    Durante la Colonia Espaola. Etnohistoria del

    Occidente del Pichincha. S.p. S.a.

    8 Salomon, Frank. Ibdem.

    9 Cabello y Balboa, Miguel. Obras.Vol. 1. Quito

    -Ecuador- Editorial Ecuatoriana Ao 1945,

    pg. 15.

    10 El Nacional Nmero 182 del 2 de febrero de

    1865.

    11 Cabello y Balboa, Miguel. Verdadera Descrip-

    cin y relacin de la Provincia de Esmeraldas

    contenida desde el Cabo Pasao hasta Baha de

    Buena Ventura; pg. 62 y 63.

    12 Ibdem.

    13 Costales, Piedad y Alfredo. El Reino de Quito.

    Ao 1992: pg. 85.

    14 Annimo. Relaciones Geogrficas de Indias.

    Ao 1582: Relacin de los indios que hay en la

    Provincia de Yumbos y los pueblos que en ella

    hay; s p

    15 Rodrguez Docampo, Diego. Descripcin y Re-lacin del Estado Eclesistico de San Francisco

    de Quito. Ao 1650. Relaciones Geogrficas de

    Indias: pg. 27.

    16 Ibdem; pg. 61.

    17 Ibdem; pg. 63.

    18 Relaciones Geogrficas de Indias. Relacin he-

    cha por el muy reverendo padre Fray Andrs

    Rodrguez, de lo que en este pueblo de Lita

    hay. Ao 1582; pg. 214.

    Aguilar. Gernimo. Relacin hecha por mi fray

    Gernimo de Aguilar de la Orden de Nuestra

    Seora de la Merced de la doctrina del pueblo

    de Cahuasqui y Quilca. Ao 1582; pgs. 246 y

    247. Relaciones Geogrficas de Indias, recopi-

    ladas por Marcos Jimnez de la Espada. Tomo

    II. Publicada en el ao 1965. Madrid -Espaa.

    19 Johuanen, Jos. S P J. Op. Sit. Tomo 1. Quito,

    1941; pgs. 51-111

    20 Prez. Aquiles. Los Seudo pantzaleos Revista

    Llacta numero 14. Ao 1962; pg 33.

    21 Ibdem.

    22 Costales. Piedad y Alfredo. Yunga Nan. Ao

    1958; pgs. 16 y l7. ANH/PQ. Don Alonso

    Cunsi sobre el cacicazgo de Angamarca. Ao

    1656.

    Don Antonio Paybata Cando con Manuel Chi-

    caiza sobre el cacicazgo de varias parcialidades

    de Angamarca. Ao 1765.

    El gobernador y cacique de Angamarca, sobre

    cobro de tributos. Ao 1765.

    23 Diario El Comercio de Quito del 1 de enero de

    1975 Ruinas de Cotopaxi a descubierto: Nue-

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    va civilizacin. Detalles del reino Indepen-

    diente de Angamarca.24 AMH/PQ. Sec Minas. Caja nmero 2. Aos

    1724 a 1769. Autos de don Pedro Tapia contra

    F. Merizalde sobre las minas de Sarapullo Fol.

    14.

    25 AMH/PQ. Ibdem: Fol 32.

    26 ANH/PQ. Sec Minas. Caja numero 3. Ao

    1777. Expediente obrado en gobierno por el

    descubridor de las minas de Macuche, Tigual

    y dems incidentes a pedido de Francisco

    Echeverra; Fol. 19.

    27 Cabello y Balboa, Miguel. Obras Vol 1. Ao1945; pg 16.

    28 ANH/PQ. Sec. Minas Caja nmero 4. Expe-diente de las tierras minerales de oro del roBogot. Ao 1791-1807: s.f.

    29 Velasco, Juan de. Historia del Reino de Quito.Vol 3 Madrid. IX97: pgs. CXXXIV CXX XIX.

    30 Costales, Piedad y Alfredo. Los Maldonado enla Real Audiencia de Quito. Quito. 1987: pg40.

    31 ANH/PQ. Sec. Protocolos. Notaria Vl. Poderde los caciques yumbos de Sigchos Ao 1598:tol. 825.

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    Presencia de los jesuitas

    Los conquistadores espaoles se vie-ron imposibilitados de reducir a los Yum-

    bos o Colorados debido a lo fragoso delterritorio en que habitaban; sin embargo,el jesuita Onofre Esteban realiz incursio-nes entre 1580 y 1597 a la zona de los Co-lorados de Angamarca, Patasaje y Palen-que. Este misionero, nativo de Chachapo-

    yas (1556 - 1638), haba llegado a Quitocon los primeros jesuitas y comenz sustareas apostlicas con los indgenas serra-nos, por lo que lleg a dominar el qui-

    chua. En su incursin a tierra de los Yum-bos, en 1597, viaj por Manab hasta lamar del Sur y pas por tierra yumba a es-paldas del Pichincha.

    Su propsito era conseguir indgenasintrpretes o lenguas para poder co-menzar la evangelizacin. En su primerallegada a territorio Angamarca adquirimucha experiencia y, en compaa de dos

    intrpretes, hacia 1600, entr a los bos-ques del ro Esmeraldas donde form,bastante abajo, un pueblo que llamNuestra Seora de Loreto. Este pueblo tu-vo muchas vicisitudes y se traslad variasveces, lo mismo otro que fund el mismoP. Onofre a orillas del Esmeraldas y a masde doce leguas de su desembocadura.1

    Los padres de la Compaa de Jess

    estuvieron en aquellas regiones casi hasta

    finales del siglo XVII. Durante ese tiempo

    haban recorrido las cabeceras del Daule y

    prcticamente todo el hbitat de los Yum-bos o Colorados.

    Segn las crnicas, para 1696 el padre

    Juan Izquierdo, superior de las misiones

    de la provincia de los Colorados era tam-

    bin cura de los pueblos de Tonlo y Na-

    ranjal, mientras que el padre Bartolom

    Aruz era su doctrinero2. En mayo de

    1693 el gobierno encomend a los doctri-

    neros del Naranjal, Guali y Esmeraldasque mejoraran el camino, apremiando

    para ello a los indios niguas y nonos. En la

    documentacin se observa varios apelli-

    dos indgenas del rea: Siricay, Liri, Agui-

    li, Ayambilli, Mamallacta, Sinaylin y Cala-

    zacn, todos de origen colorado.

    La descripcin de Rodrguez de Agua-

    yo, anterior a la de Docampo, trae nuevos

    datos sobre los Yumbos: tienen a las es-

    paldas detrs de la sierra y cordillera la

    Mar del Sur y la tierra que dicen Yumbos,

    tierra caliente y templada, donde cran

    muchas vboras y culebras ponzoosas. A

    las vertientes de la mar y en lo alto de di-

    cha cordillera y valle de ella es tierra po-

    blada de indios bien dispuestos y blancos.

    IILAS MISIONES ENTRE LOS YUMBOS

    O COLORADOS

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    Pichincha occidental

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    Area de ocupacin geogrfica

    Ya hemos advertido que no es fcilubicar con precisin el rea de asenta-miento del grupo indgena objeto de esteestudio. Las diferentes Relaciones Geogr-ficas son imprecisas y muy poco ayudan areconstruir los lmites, junto con la geo-grafa arqueolgica. Se sabe que a losYumbos se los denomin a inicios de laconquista indios serranos, para diferen-

    ciarlos de los que habitaban en las riberasdel mar, la sabana y la costa interior ane-gadiza.

    Otto von Buchwald, en sus Notas Et-nogrficas identifica a los Colorados conlos Cara y seala su rea de expansin:desde la boca del Guayas hasta ms allde Quito; sobre el Sur de Colombia y to-dava se encuentra en Cali que es el mis-mo nombre con que los Colorados dabanal pueblo de Santo Domingo.3 El autoradvierte con sobra de argumentos que lafamilia etnolingstica Cara llen la ma-

    yor parte de la Repblica, con excepcinde una parte de Esmeraldas,Azuay, Loja y,tal vez, Chimborazo.4 Esto quiere decirque los Cara, pueblo conquistador y ex-pansionista guerre constantemente y fueocupando casi todas las selvas occidenta-

    les de nuestra costa; inclusive lleg hastala alta sierra. Otto Von Buchwald no seequivoc en sus apreciaciones que puedenser comprobadas siguiendo las huellasque el yumbo o colorado ha dejado en lalingstica, a lo largo del Ecuador actual.

    Refirindose al rea de ocupacin mo-derna de este grupo (1905), Paul Rivet de-ca: moran a la presente, en los territorios

    de las parroquias de Santo Domingo y

    San Miguel de los Colorados; a la primerapertenecen los territorios situados en lahoya de Esmeraldas a lo largo del ro Chi-la y de los ros vecinos: Bua, Canodulce,Manipile, Casamula, Agua Sucia, Cajones,

    y los situados a la orilla izquierda de losros: Pobe, Chihipe, Baba, Mapal, Malicia

    y Verde. De la segunda dependen las casasque se hallan a lo largo de los afluentes su-periores del Daule y son: Abuchn, Santi-

    ma, Palipillo, Tuaguaza, Congama, Na-ranjo, Ila y Pitele..5

    Segn las informaciones citadas, aprincipios del siglo XX el tschila o colo-rado haba ya perdido el territorio queocupara la confederacin Cara y se habareducido a las cabeceras de los ros Daule

    y Babahoyo. Sus contactos con la sierrafueron constantes y es visible el mestizaje

    biolgico que se produjo con indgenas deotra zona.

    Vicariato de Anillo de las misiones y doc-trinas de los agustinos entre los yumbosde Angamarca, Sigchos y tierra adentro

    Los agustinos estuvieron a cargo de ladoctrina de San Juan de Malqui y Yungasde Angamarca y por mandato de una c-

    dula real deban reducir a aquellos indios;sin embargo, debido a la falta de sacerdo-tes para aquellas tareas hasta ahora(1597) los dichos indios no estn reduci-dos ni acuden a la doctrina por culpa desus encomenderos.

    Luis Surez Ponce, quien casi nada hi-zo para evangelizar a esa gente, era presb-tero beneficiado de Angamarca para fines

    Etnografa, lingstica e historia antigua de los Caras o Yumbos Colorados / 41

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    del siglo XVII. En 1604 la Real Audiencia

    d