Guber_La Etnografía Intro

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Guber etnografía

Transcript of Guber_La Etnografía Intro

  • XD MNIMA

    r-^ NO&tlfBfTODO.

    ROSRNfl tUBER i

    vvvi siglo veintiunoX5v\l editores

  • Introduccin

    Acaso vale la pena escribir un volumen sobre eltrabajo de campo etnogrfico en los albores del siglo XXI?Por qu alentar una metodologa artesanal en la era dela informtica, las encuestas de opinin e Internet, slopara conocer de primera mano cmo viven y piensan losdistintos pueblos de la Tierra?

    Las vueltas de la historia relativizan las perplejidades deeste mundo globalizado, pues el contexto de surgimien-to de la etnografa se asemeja mucho al actual. Si bieneste enfoque fue tomando distintas acepciones segn lastradiciones acadmicas, su sistematizacin fue parte delproceso de compresin tmporo-espacial del perodo1880-1910 (Harvey, 1989; Kern, 1983). La aparicin delbarco a vapor, el telfono, las primeras mquinas volado-ras y el telgrafo fue el escenario de la profesionalizacindel trabajo de campo etnogrfico y la observacin parti-cipante.1 Acadmicos de Europa, los Estados Unidos deNorteamrica (en adelante, Estados Unidos) y AmricaLatina retomaron algunas lneas metodolgicas dispersasen las humanidades y las ciencias naturales, y se abocarona re-descubrir, reportar y comprender mundos descriptoshasta entonces desde los hbitos del pensamiento euro-peo. Pero esta bsqueda implicaba serias incomodidades;gente proveniente, en general, de las clases medias-altas,lites profesionales y cientficas, se lanzaban a lugares dedifcil acceso o a vecindarios pobres, sorteando barreraslingsticas, alimentarias y morales, en parte por el afn de

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  • aventura, en parte para "rescatar" modos de vida en vasde extincin ante el avance modernizador.2

    Hoy, la perplejidad que suscita la extrema diversidaddel gnero humano es la que mueve cada vez ms a profe-sionales de las ciencias sociales hacia el trabajo de campo,no slo para explicar el resurgimiento de los etnonacio-nalismos y los movimientos sociales, sino tambin paradescribir y explicar la globalizacin misma, y restituirles alos conjuntos humanos la agencia social que hoy pareceraprescindible desde perspectivas macroestructurales.

    En este volumen quisiramos mostrar que la etnogra-fa -en su triple acepcin de enfoque, mtodo y texto-es un medio para lograrlo. En tanto enfoque, constituyeuna concepcin y prctica de conocimiento que buscacomprender los fenmenos sociales desde la perspectivade sus miembros (entendidos como "actores", "agentes"o "sujetos sociales"). La especificidad de este enfoque co-rresponde, segn Walter Runciman (1983), al elementodistintivo de las ciencias sociales: la descripcin. Estasciencias observan tres niveles de comprensin: el nivelprimario o "reporte" es lo que se informa que ha ocurri-do (el "qu"); la "explicacin" o comprensin secunda-ria alude a sus causas (el "porqu"); y la "descripcin" ocomprensin terciaria se ocupa de lo que ocurri desdela perspectiva de sus agentes (el "cmo es" para ellos). Uninvestigador social difcilmente pueda comprender unaaccin si no entiende los trminos en que la caracterizansus protagonistas. En este sentido, los agentes son infor-mantes privilegiados pues slo ellos pueden dar cuentade lo que piensan, sienten, dicen y hacen con respecto alos eventos que los involucran. Mientras que la explica-cin y el reporte dependen de su ajuste a los hechos, ladescripcin depende de su ajuste a la perspectiva nativade los miembros de un grupo social. Una buena descrip-cin es aquella que no los malinterpreta, es decir, que noincurre en interpretaciones etnocntricas, sustituyendo

    su punto de vista, valores y razones, por el punto de vista,valores y razones del investigador. Veamos un ejemplo.

    La ocupacin de tierras es un fenmeno extendido enAmrica Latina. Por lo general se trata de reas del mediourbano caracterizadas por su hacinamiento, falta de servi-cios pblicos, inundabilidad y exposicin a derrumbes. En1985, una psima combinacin de viento y lluvia aneg ex-tensas zonas de la ciudad de Buenos Aires y su entorno, elGran Buenos Aires, sede de nutridas "villas miseria" (tam-bin llamadas favelas, poblaciones, hamos o callampas}. Losnoticieros de televisin iniciaron una encendida prdicacontra el inexplicable empecinamiento de los 'Villeros"por permanecer en sus precarias viviendas, apostndose.sobre los techos con tocio cuanto hubieran podido salvarde las aguas. Pese a la intervencin de los poderes pbli-cos, ellos seguan ah, exponindose a morir ahogados oelectrocutados. Escrib entonces un artculo para un dia-rio, en el que explicaba que esa actitud poda deberse aque los "tercos villeros" estaban defendiendo su derechoa un predio que slo les perteneca de hecho, por ocu-pacin. Por el carcter ilegal de las villas, sus residentesno cuentan con escrituras que acrediten su propiedad delterreno. Irse, aun a causa de una catstrofe natural, podasignificar la prdida de la posesin ante la llegada de otroocupante (Guber, 1985). Que la nota periodstica fuerapremiada por la Confederacin de Villas de Emergenciade Buenos Aires pareca indicar que yo haba entendidoo, mejor dicho, descripto adecuadamente (en sus propiostrminos), la reaccin de estos pobladores.

    Este sentido de "descripcin" corresponde a lo quesuele llamarse "interpretacin". Para Clifford Geertz, porejemplo, la "descripcin" (equivalente al "reporte" deRunciman) presenta los comportamientos como accionesfsicas sin otorgarles un sentido, como cuando se consignael gesto de "cerrar un ojo manteniendo el otro abierto".La "interpretacin" o "descripcin densa" reconoce los

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  • "marcos de interpretacin" dentro de los cuales los actoresclasifican el comportamiento y le atribuyen sentido, comocuando a aquel movimiento ocular se lo llama "guio" yse lo interpreta como gesto de complicidad, aproximacinsexual, sea en un juego de naipes, etc. (Geertz, 1973). Elinvestigador debe, pues, aprehender las estructuras con-ceptuales con que la gente acta y hace inteligible su con-ducta y la de los dems.

    En este tipo de descripcin-interpretacin, adoptar unenfoque etnogrfico consiste en elaborar una representa-cin coherente de lo que piensan y dicen los nativos, demodo que esa "descripcin" no es ni el mundo de los na-tivos, ni el modo en que ellos lo ven, sino una conclusininterpretativa que elabora el investigador (Jacobson, 1991:4-7). Pero, a diferencia de otros informes, esa conclusinproviene de la articulacin entre la elaboracin tericadel investigador y su contacto prolongado con los nativos.

    En suma, las etnografas no slo reportan el objeto em-prico de investigacin -un pueblo, una cultura, una socie-dad-, sino que constituyen la interpretacin-descripcinsobre lo que el investigador vio y escuch. Una etnografapresenta la interpretacin problematizada del autor acer-ca de algn aspecto de la "realidad de la accin humana"(Jacobson, 1991: 3; la traduccin es nuestra [t. n.]).

    Describir de este modo somete los conceptos que ela-boran otras disciplinas sociales a la diversidad de la expe-riencia humana, y desafa la pretendida universalidad delos grandes paradigmas sociolgicos. Por eso los antrop-logos suelen ser tildados de "parsitos" de las dems dis-ciplinas: siempre consignan que hay algn pueblo dondeel complejo de Edipo no se cumple tal como dijo Freud,o donde la maximizacin de ganancias no explica la con-ducta de la gente, segn lo estableca la teora clsica. Estapredileccin por la particularidad responde a lo que enrealidad es una puesta a prueba de las generalizacionesetnocntricas de otras disciplinas, a la luz de casos inves-

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    ligados mediante el mtodo etnogrfico, y cuyo fin es ga-rantizar una universalidad ms genuina de los conceptossociolgicos. El etngrafo supone, pues, que a partir delcontraste de nuestros conceptos con los de los nativos esposible formular una idea de humanidad construida sobrela base de las diferencias (Peirano, 1995: 15).

    Como un mtodo abierto de investigacin en un terre-no donde caben las encuestas, las tcnicas no directivas-fundamentalmente, la observacin participante y las en-trevistas no dirigidas- y la residencia prolongada con lossujetos de estudio, la etnografa es el conjunto de activida-des que suele designarse como "trabajo de campo", y cuyoresultado se emplea como evidencia para la descripcin.Los fundamentos y caractersticas de esta flexibilidad o"apertura" radican, precisamente, en que son los actoresy no el investigador los privilegiados a la hora de expresaren palabras y en prcticas el sentido de su vida, su cotidia-nidad, sus hechos extraordinarios y su devenir. Este esta-tus de privilegio replantea la centralidad del investigadorcomo sujeto asertivo de un conocimiento preexistente ylo convierte, ms bien, en un sujeto cognoscente que de-ber recorrer el arduo camino del des-conocimiento al re-conocimiento.

    Este proceso comprende dos aspectos. En primer lugar,el investigador parte de una ignorancia metodolgica y seaproxima a la realidad que estudia para conocerla. Esto es:el investigador construye su conocimiento a partir de unasupuesta y premeditada ignorancia. Cuanto ms conscien-te sea de que no sabe (o cuanto ms ponga en cuestin suscertezas), ms dispuesto estar a aprehender la realidaden trminos que no sean los propios. En segundo lugar, elinvestigador se propone interpretar-describir una culturapara hacerla inteligible ante quienes no pertenecen a ella.Este propsito suele equipararse al de la "traduccin",pero, como saben los traductores, los trminos de una len-gua no siempre corresponden a los de otra. Hay prcticas

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  • y nociones que no tienen correlato en el sistema culturalal que pertenece el investigador. Entonces, no slo se tratade encontrar un vehculo no etnocntrico de traduccinque sirva para dar cuenta lo ms genuinamente posiblede una prctica o nocin, sino adems de ser capaz de de-tectar y reconocer esa prctica o nocin inesperada parael sistema de clasificacin del investigador. La flexibilidaddel trabajo de campo etnogrfico sirve, precisamente, paraadvertir lo imprevisible, aquello que, en principio, parece"no tener sentido". La ambigedad ce sus propuestas me-todolgicas sirve para dar lugar al des-conocimiento preli-minar del investigador acerca de cmo conocer a quienes,por principio (metodolgico), no conoce. La historia decmo lleg a plantearse esta "sabia ignorancia" ser el ob-jeto clel primer captulo.

    Dado que no existen instrumentos prefigurados para laextraordinaria variabilidad de los sistemas socioculturales,ni siquiera bajo la aparente uniformidad de la globaliza-cin, el investigador social slo puede conocer otros mun-dos a travs ce su propia exposicin a ellos. Esta exposi-cin tiene dos caras: los mecanismos o instrumentos queimagina, ensaya, crea y recrea para entrar en contacto conla poblacin en cuestin y trabajar con ella, y los distintossentidos socioculturales que exhibe en su persona. Tal esla distincin, ms analtica que real, entre las "tcnicas"(captulos 3, 4 y 6) y el "instrumento" (captulos 5 y 7).Las tcnicas ms distintivas son la entrevista no dirigida,la observacin participante y los mtodos de registro yalmacenamiento de la informacin; el instrumento es elmismo investigador con sus atributos socioculturalmemeconsiderados -gnero, nacionalidad, raza, etc.-, en unainteraccin social de campo, y posteriormente su relacincon quienes devienen sus lectores.

    Esta doble cara del trabajo de campo etnogrfico nos ad-vierte que las impresiones del campo no slo son recibidaspor el intelecto sino que impactan tambin en la persona

    i Id antroplogo. Esto explica, por un lado, la necesidad delos etngrafos de basar su discurso -oral, escrito, terico yemprico en una instancia emprica especfica repleta dei upturas y tropiezos, gaffesy contratiempos, lo que los an-iroplogos han bautizado como "incidentes reveladores",l 'or otro lado, explica tambin que "en la investigacin decampo se constate que la vida imita a la teora, porque elinvestigador entrenado en los aspectos ms extraos y losms corrientes de la conducta humana encuentra en suexperiencia un ejemplo vivo de la literatura terica a par-l i r de la cual se form" (Peirano, 1995: 22-3, t. n.).

    Esta articulacin vivencial entre teora y referente em-prico puede interpretarse como un obstculo subjetivo alconocimiento o como su eminente facilitador. En las cien-cias sociales, y con mayor fuerza en la antropologa, noexiste conocimiento que no est mediado por la presen-cia del investigador. Pero que esta mediacin sea efectiva,consciente y sistemticamente recuperada en el proceso

  • tencial y psquico de la investigacin de campo,parece que el material etnogrfico, aunque estpresente, se hubiera vuelto fro, distante y mudo.Los datos se transformaron, con el paso del tiem-po, en meras ilustraciones, en algo muy alejadode la experiencia totalizadora que, aunque puedaocurrir en otras circunstancias, simboliza la inves-tigacin de campo. En suma, los datos perdieronpresencia terica, y el dilogo entre la teora delantroplogo y las teoras nativas, dilogo que seda en el antroplogo, desapareci. El investigadorsolo, sin interlocutores interiorizados, volvi a seroccidental (Peirano, 1995: 51-2, t. n.).

    Qu buscamos entonces en la etnografa? Una dimensinparticular del recorrido disciplinario, donde sea posiblesustituir progresivamente determinados conceptos porotros ms adecuados, abarcativos y universales (Peirano,1995: 18). La etnografa como enfoque no pretende re-producirse segn paradigmas establecidos, sino vincularteora e investigacin y favorecer as nuevos descubrimien-tos. Este libro muestra que esos descubrimientos se pro-ducen de manera novedosa y fundacional en el trabajo decampo y en el investigador.

    Si acaso por un tiempo vale la pena meter los pies enel barro y dejar la comodidad de la oficina y las elucubra-ciones del ensayo, es porque tanto los pueblos sometidosa la globalizacin como sus apstoles operan en marcosde significacin etnocntricos (Briones et al, 1996). Es-tos marcos no deben ser ignorados, aunque su omnipre-sencia, al menos en los campos acadmicos, suela invisi-bilizarlos. Para des-cubrirlos, la etnografa ofrece mediosinmejorables, porque desde su estatura humana nos per-mite conocernos, aun bajo la prevaleciente pero engaosaimagen de que todos pertenecemos al mismo mundo deuna misma manera.

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    1. Una breve historia del trabajode campo etnogrfico

    La historia del trabajo de campo etnogrfico seasocia, en antropologa, al estudio de culturas exticas, yen sociologa, a segmentos marginales de la propia socie-dad. Aqu nos ocuparemos de la tradicin antropolgicabritnica y norteamericana que, por su posicin acadmi-(a dominante, model la prctica etnogrfica en las de-ms ciencias sociales durante el siglo XX.

    Los prolegmenos

    Desde el siglo XV, con la expansin imperial europea yla invencin de la imprenta, la noticia de la existencia dedistintas formas de vida humana circulaba en libros que< onsuman las sociedades de sabios de las metrpolis eu-ropeas y los ncleos de gente "culta" de las colonias y nue-vas naciones. El proceso era paralelo al de la botnica yla zoologa que, desde el siglo XVIII, se convirtieron enmodelos para la ciencia social. Sin embargo, la reflexinsobre la diversidad humana no abandonara los sillones dela especulacin filosfica sino hasta finales del siglo XIX.Inglaterra, a la vez primer Estado nacional, cuna de la re-volucin industrial y metrpoli del mayor imperio capita-lista, fue tambin el hogar de los "padres de la antropolo-ga". Oriundos del campo de las leyes y las humanidades,estos etnlogos buscaban inscribir la informacin dispersa(|iic exista sobre las culturas lejanas y salvajes en el hilo

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