Ensayo Bayer. Gunter Anders

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La nica salida es la violencia x Osvaldo Bayer Gnther Anders, "el filsofo de la barbarie" El fin del pacifismo Violencia, s o no? (Una discusin necesaria) se titula un pequeo compendio del filosofo alemn Gnther Anders que ha convocado a una polmica filosofico-cultural inesperada en una intelectualidad centro-europea resignada que recuerda el 68 como algo que no podr volver, que no quiere mirar hacia atrs a la violencia desesperada de los aos 70 de la Baader-Meinhof, que se ha cansado de hacer toda clase de acciones pacifistas contra el Estado Atmico y contra la sociedad antiecolgica del consumo y el despilfarro. Y por qu esa polmica ahora? Porque Gnther Anders, el pensador pacifista por excelencia, el moralista, ha escrito a los 85 aos, con sus dedos que apenas puede mover por la artritis: "La nica salida es la violencia". Nacido en 1902, fue soldado en la Primera Guerra Mundial a los 16 aos; alumno de Husserl y Heidegger, ya en 1928 es uno de los ms audaces denunciadores del hitlerismo como producto del capitalismo alemn, y en 1933 debe marchar al exilio con su mujer, la filsofa Hannah Arendt (la autora de La banalidad del mal, Poder y violencia, Eichman en Jerusaln). En Estados Unidos trabajar como obrero en fbricas y all experimentar el significado de la dependencia del hombre a la tcnica. En 1950 regresa a Alemania donde seis aos despus publicar su obra fundamental: Lo anticuado del ser humano. Visita Auschwitz y dir: "Si se me pregunta en qu da me avergonc absolutamente, responder: en esta tarde de verano cuando en Auschwitz estuve ante los montones de anteojos, de zapatos, de dentaduras postizas, de manojos de cabellos humanos, de maletas sin dueo. Porque all tendran que haber estado tambin mis anteojos, mis dientes, mis zapatos, mi maleta. Y me sent -ya que no haba sido un preso en Auschwitz porque me haba salvado por casualidad- s, me sent un desertor". En el idioma alemn hay una palabra comn para poder y violencia: Gewalt. Y Gnther Anders estudia sin pausa cmo la tcnica va ganando cada vez ms poder (violencia) sobre el ser humano. Despus de Auschwitz, Anders visitar Hiroshima. Para l, despus de Auschwitz, el paso esperado de la ecuacin poder-violencia. Escribe al piloto del avin que arroj la bomba atmica, Claude Eatherly, internado en un hospital de veteranos, un paria pero tambin una vctima. La correspondencia entre el filsofo alemn, el pacifista, y el aviador norteamericano fue publicada. Un documento del miedo, de la irracionalidad, de la desesperacin. A raz de ese breve tomo, Gnther Anders es calificado de "persona no grata" en los Estados Unidos. Se lo califica de "comunista". El poder-violencia de Auschwitz y Hiroshima no se detendr all para el filsofo Anders. La tercera etapa estar dada por el sistema de la sociedad de consumo que no slo envenena el medio ambiente, los ros, el mar, los bosques sino que divide al mundo en pases en la opulencia y pases en la miseria. Una sociedad de consumo que aplica la energa atmica para ms autos, ms armas, ms cemento, ms turismo, ms idiotizacin con productos superfluos, pero al mismo tiempo ms poder, mientras ms violencia, ms

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hambre, ms subdesarrollo, ms dependencia en los pases no industriales. Y el mundo del "socialismo real" ante el temor de quedarse en definitivo atraso tecnolgico - y adems por su idolatra por la tcnica- entreg tambin su alma al diablo del Estado atmico. Para Anders, las estaciones hacia el fin de la humanidad comenzadas con Auschwitz (la destruccin sistemtica y annima del ser humano), con Hiroshima (cuando el ser humano se apercibi de que slo bastaba apretar un botn) se completa con Chernobyl (nombre representativo para Harrisburg, y todas las dems catstrofes ecolgicas habidas en la ltima dcada) donde el hombre pierde el dominio sobre el poder-violencia y se auto-mata en un holocausto de irracionalidad, obstinada estupidez y avaricia. Manfred Bissinger, bigrafo e interprete de Gnther Anders seala: "Los temas de Anders giran constantemente en torno al problema de cmo la tcnica gana cada vez ms poder-violencia sobre el ser humano. Nos lo explica en sus tres tesis fundamentales, que son: que el hombre no est a la altura de la perfeccin de sus productos; que produce ms de lo que puede imaginarse y responsabilizarse, y que cree que todo lo que es capaz de producir puede hacerlo y no slo eso, debe hacerlo". En los aos sesenta y setenta Gnther Anders junto con Heinrich Bll, el obispo Scharf, el telogo Gollwitzer, el filsofo Ernst Bloch y otros encabezaron el gran movimiento pacifista alemn contra el estacionamiento de los cohetes atmicos norteamericanos en territorio germano. Ellos estuvieron tambin en las grandes acciones pacficas contra las centrales atmicas. Veinte aos de labor no slo terica sino acompaando esa teora con la accin pacfica. En 1983 Gnther Anders recibi el premio Theodor Adorno, el ms alto galardn de la filosofa alemana. Fue en Francfort, en la iglesia de San Pablo, smbolo de la Revolucin de 1848. Le toc en suerte al burgomaestre de esa ciudad, un demcrata cristiano, Walter Wallmann, precisamente enemigo a muerte de las ideas del filsofo, entregarle ese premio. El poltico dijo: "Honramos aqu al filosofo Gnther Anders porque l nos contradice, nos advierte constantemente, nos sacude". Anders le respondi: "Soy slo un conservador ontolgico, en principio, que trata de que el mundo se conserve para poder modificarlo". Hoy, a los 85 aos escribe un nuevo libro, sobre el tema de siempre: el monopolio del poder (violencia), la no-violencia (no-poder) y las formas de combatir la violencia (poder).Su libro lleva el ttulo exacto, igual que su estilo despojado de todo ritual o adorno: Estado de sitio o legtima defensa. En ese ttulo est todo el gran debate: poder del Estado contra el derecho natural del individuo a defenderse. Violencia del Estado contra violencia individual. "Estado de emergencia en defensa de las instituciones" y frente a eso: "derecho del individuo a revelarse". Democracia de mayoras y democracia de base. Ante una pregunta, Anders solicita ser slo "un filsofo de la barbarie". La barbarie del mundo actual: Auschwitz, Hiroshima, Chernobyl. Su frase: Hiroshima est en todos lados", de los aos cincuenta se ha convertido en "Chernobyl est en todos lados". Cmo impedir la muerte del planeta? Para l -que ensay todas las armas de la resistencia no violenta- queda una sola

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arma: la violencia. Anders reniega de su maestro Ernst Bloch y de su Principito Esperanza. No queda tiempo para la esperanza. Esperanza es un pretexto para la no accin, es una forma de cobarda. Es incomprensible -para l- la incomprensin de los polticos. "La incomprensin misma de los hombres inteligentes y esclarecidos. El mundo no est amenazado por seres que quieren matar sino por aquellos que a pesar de conocer los riesgos slo piensan tcnica, econmica y comercialmente. Ante eso, todas las legislaciones del mundo -hasta el derecho cannico- no slo permiten el empleo de la violencia en defensa propia sino que hasta lo recomiendan. Hemos visto que con entregar rosas y nomeolvides a las policas -que no podan recibirlas porque tenan el garrote en la mano- ni con listas de firmas ni solicitadas, ni con interminables marchas, ni con canciones, ni con teatros, no alcanzamos nada. No slo es anodino sino hasta estpido, por ejemplo, hacer huelgas de hambre para lograr la paz atmica. Con las huelgas de hambre se logra precisamente slo eso: tener hambre. A Reagan y a su "lobby" atmico no le interesa si nosotros comemos un sndwich de jamn ms o menos. No son acciones serias, slo son "happenings". No son acciones, son apariencias. Una cosa es aparentar y otra es ser. Los que hicimos esas acciones cremos haber traspasado la frontera de la mera teora, pero ramos slo actores, en el sentido teatral. Hacamos teatro por miedo a actuar verdaderamente. Teatro y no-violencia son parientes muy cercanos". Palabras muy duras. Desesperacin u honestidad consigo mismo? Al hacer esas declaraciones el filsofo alemn saba el riesgo. No slo legal -por incitacin a la violencia- sino social e intelectual, por las autodefensas del orden constituido. Pero Anders profundiza el tema en su estilo directo, de dilogo socrtico: "La violencia no slo est permitida sino tambin legitimada moralmente en tanto es usada por el poder reconocido. El poder se basa permanentemente en la posibilidad del ejercicio de la violencia. Para cada alemn fue sobreentendido marchar a la guerra para coparticipar de la violencia, para ser co-violento. Quien particip de esa violencia no hizo otra cosa que "cumplir con su deber'. Con la orden del poder no slo est permitido ser violento sino mucho ms: hay que ser violento. A nosotros los que actualmente slo nos proponemos como meta impedir toda violencia se nos reprocha que perseguimos el caos con nuestra desobediencia civil, s, a nosotros que queremos llegar al estado ideales de la no-violencia, a lo que Kant llamaba 'la paz eterna'. Una cosa debemos tener en claro: nuestra meta jams tiene que ser la violencia. Pero que la violencia -cuando slo con su ayuda se puede imponer la no-violencia- llegue a ser nuestro mtodo, eso nadie nos lo puede negar". Y despus agregar las palabras inesperadas, que tanta discusin han originado. Anders dijo: "De todas maneras considero ineludible que nosotros a todos aquellos que tienen el poder y nos (un nos millones de veces) amenazan, los asustemos. No nos queda otro camino que contestar a sus amenazas con amenazas y hacer inefectivos a todos aquellos polticos que con toda irresponsabilidad y por intereses egostas llevan al mundo a la muerte. Ojal que la amenaza en s pueda ya de por s asustarlos".

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Gnther Anders no confa ms en los medios pacficos, no cree ms en la democracia de partidos: "Despus de la gran victoria de los medios masivos de comunicacin no existe ms la democracia. Lo sustancial de la democracia es poder tener una opinin propia y al mismo tiempo poder expresarla. Por ejemplo yo viv catorce aos en Estados Unidos y nunca pude expresar mi opinin. Desde que existen los medios masivos y desde que la poblacin del mundo se halla como exorcizada frente al televisor, se la alimenta, a cucharadas, con opinin. La expresin "tener opinin propia" ya no tiene sentido de realidad. Los alimentados forzosamente no poseen ya ninguna chance de opinin propia. No, ya ni siquiera consumen opiniones ajenas. Se los engorda con sistema. Y los gansos engordados a sistema no 'consumen'. La televisin es un engorde con sistema. Si democracia es aquello en lo cual se puede expresar la propia opinin, entonces la democracia se ha convertido en imposible a travs de los medios masivos de comunicacin, porque cuando no se tiene algo propio tampoco se lo puede expresar". "El ser humano -contina Anders- ya no puede llegar a la mayora de edad. Ms bien es un ser-siervo porque slo oye y oye lo que le llega por radio y televisin y aqu la relacin permanece unilateral porque no puede responder. Esa servidumbre es caracterstica para la falta de libertad que se ha construido a travs de su propia tcnica y que se revierte sobre l. Con los medios masivos se ha creado la figura del 'eremita masivo'. Porque si bien se halla solo frente a su radio o televisor, recibe el mismo 'pienso' (en doble sentido) que los dems. No percibe que lo que l consume en la soledad es el alimento de millones." Por ltimo, renegando de su admirado maestro Ernst Bloch, dice Anders: "Esperanza es un sinnimo de cobarda. Qu es en s esperanza? Es la fe en que todo puede mejorar?O es la voluntad de llegar a algo mejor? An nadie ha realizado un anlisis de la esperanza. Ni Bloch, siquiera. No, a la esperanza hay que impedirla. Todo aquel que espera, deja la obligacin en otra instancia. Esperanza es nada ms que la renuncia a la propia accin". En un reportaje posterior, publicado en el diario de los alternativos y verdes antiautoritarios alemanes, Gnther Anders responder an con ms claridad a la pregunta: "Es suficiente la protesta no violenta?" Dir: "No hay un mtodo alternativo, no hay otro que la amenaza -si queremos la sobrevivencia de nuestra generacin y queremos asegurar la existencia de las generaciones posteriores- contra todos aquellos que insisten en continuar con hacer peligrar la vida humana con la produccin atmica (es lo mismo si con la guerra o con el denominado 'uso pacfico') y siguen rechazando todas las ofertas de detenerla; no hay otra alternativa, deca, que comunicarles a esos hombres con toda claridad que tanto uno como el otro deben considerarse piezas de caza. No hay que vacilar en eliminar a aquellos eres que por escasa fantasa o por estupidez emocional no se detienen ante la mutilacin de la vida y la muerte de la humanidad". Saba el despierto filsofo que con ello, con ese extremo, se poda iniciar una revisin de mtodos? Qu el movimiento antiatmico, antiarmamentista,

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anticonsumista y ecologista comenzara a buscar otros medios, que deba dejar de tocar la guitarra, de repartir flores y de firmar petitorios? Y no se equivocaba: empez la polmica. Empezaron las respuestas. Algunas indignadas, otras comprensivas. Marcadas por la rabia de la impotencia, sorprendidas por el desafo del viejo sabio, o indignadas por su provocacin. Pero incapaces de mostrar alternativas que no se hayan probado ya. (La socialdemocracia alemana haba terminado drsticamente con los sueos de los aos sesenta: cuando fue gobierno se fabricaron ms armas que nunca, se llev a la perfeccin su integracin al industrialismo consumista. De Brandt a Schmidt, y ste con sus disyuntivas de hierro: energa atmica para quedar en carrera de competencia, o desastre econmico por prdida de mercados; venta de armas o desocupacin (venta de submarinos a la dictadura de los generales argentinos o desocupacin en los astilleros de Emden). Por supuesto siempre el "mal menor" (en paso irreversible hacia el mal mayor). La eleccin: energa atmica y venta de armas. Qu haba hecho el socialismo francs cuando gobierno?: tanto o ms explosiones atmicas en el atoln de Mururoa (eso s, lejos de Pars) y ms produccin de armas que nunca. El socialismo espaol de Felipe Gonzlez y su modernidad: prepara todo para lograr la conexin definitiva al mercado comn europeo, a la sociedad de consumo; las leyes sociales no deben impedir la capacidad de competencia: Espaa ya disputa mercados de armas. En la oposicin fueron la esperanza, las grandes palabras. En el gobierno, los mejores alumnos de conservadores y liberales.) La reaccin del telogo y socialdemcrata Heinrich Albertz (ex burgomaestre de Berln que renunci a su cargo cuando su polica mat al estudiante Benno Ohnesorge) contra Gnther Anders fue de una ira incontenible: "Quien pblicamente incita a la violencia, debe estar preparado para marchar l mismo hacia el fuego. Eso Gnther Anders -a quien tomo muy en serio- no lo va a poder hacer. Pero cargar con la responsabilidad de que cada terrorista en el futuro va a justificar su accin en su filosofa". El escritor Hark Bohnm escribi as a Anders: "El xito de su llamado a la violencia podra reducirse a esta ecuacin: despus de Kennedy vino Johnson, despus de Johnson vino Nixon". El politlogo Jrgen Dahl comparte el pesimismo de Anders pero no su desesperado llamado a la violencia. Podemos -se pregunta- esperar algo en un sentido terrenal y sensato? Qu podemos esperar frente a una amenaza atmica producida por reactores y cohetes, una ineludible catstrofe climtica, una muerte de las especies de todo el planeta, una onda global de envenenamiento que cada vez sigue proclamando que todo ser cada vez mejor si se le permite ser cada vez ms omnipotente? La sagrada ira nos acomete cuando vemos qu poco podemos esperar porque la industria y la poltica y el comercio y el egosmo se intrincan cada vez ms profundamente en dependencias y en la presin de las circunstancias que a su vez van produciendo cada vez ms estragos. La gran empresa Mundo, tal cual est organizada actualmente, aguanta y tolera pequeos cambios en los miembros pero ninguna gran modificacin en la cabeza. S, es cierto, que los equipos de

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reparacin trabajan constantemente, pero refuerzan slo los mecanismos de proteccin y no dicen que cada mecanismo de proteccin slo anuncia lo que despus ocurre. Qu es lo vlido entonces: diagramar una nueva forma de organizacin para la gran empresa Mundo y llevarla a cabo? Pero todo lo que puede obrar en esa direccin nuestra actividad -medido en el todo- tiene apenas un efecto ridculo, tan espectacular como le pueda aparecer a los participantes directos. Tener confianza en la actual adicin de pequeas mejoras es mentirse a s mismo en tanto prosigue la diaria destruccin". (Los demcratas cristianos y liberales siguen marchando optimistas con sus Mercedes o sus BMW por entre bosques secos y montaas de basura siempre creyendo que el remedio de todos los males es la economa de libre mercado; los socialdemcratas creen que la gran solucin est en el reciclaje de los residuos; la prdica de los verdes tiene lugar en el desierto si se tiene en cuenta que la jungla de los medios de comunicacin los hace aparecer como miembros de una secta fuera de toda realidad.) "El intento de salvar al mundo por medio del reciclaje de residuos -contina Dahl- tiene en el mejor de los casos un valor didctico pero es justo la coartada que necesitan los que producen basura, para seguir producindola. Los argumentos ms racionales no son escuchados; las proposiciones ms convincentes son archivadas, los pedidos ms vehementes son rechazados y entonces, cuando por fin se desborda la rabia de la desesperacin aparece la polica y ya slo con su presencia da a conocer que las formas de vida que el 'poder elegido por el pueblo' ha ordenado como correctas al parecer slo pueden ser defendidas e impuestas no con argumentos sino con ayuda de palos, camiones hidrantes y pistolas lanzagases". (Es el mismo Poder que condena a dos meses de prisin a un joven que tir una piedra en una manifestacin contra Reagan, pero deja libre de toda condena a los ejecutivos de una empresa qumica que con sus cidos residuales lanzados al Rhin ocasion un desastre ecolgico con millones de peces muertos y otros daos incalculables para la naturaleza y la poblacin). Confiesa, por ltimo, Jrgen Dahl que l no puede dar recetas, pero que la violencia que aconseja Anders slo traera el fortalecimiento de la violencia del Estado. La nica resistencia del individuo es seguir denunciando este estado de cosas y tratar de esclarecer y formar una opinin pblica; es lo que l llama "su pequea esperanza". "Pero -finaliza- debo reconocer que hasta yo he perdido ya esa pequea esperanza. Tal vez alguien la haya encontrado; que la conserve y la comparta con nuevos que lleguen. Y como no sabemos a ciencia cierta lo que va a suceder, a pesar de que ya no tenemos ninguna esperanza, debemos seguir haciendo algo. Por respeto a nosotros mismos". El fsico atmico profesor Robert Jung -uno de los ms decididos combatientes contra el "Estado atmico"- da la razn a Anders e interpreta su paso a la violencia como la necesidad de una creciente energa en el movimiento pacifista y antiatmico. Propone como primer paso la exigencia de un "desarme interno" de la Alemania Federal. Es decir, que las fuerzas de represin y del "orden" vayan desarmndose poco a poco, al mismo tiempo que se eliminan paso a paso todas aquellas tcnicas industriales que amenazan la vida y la libertad. "El movimiento ecologista y de la paz -escribe- no tiene armas

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actualmente. Pero si la 'otra parte' no atiende sus reclamos sino que al contrario, como al parecer proyecta en el futuro va a actuar con ms fuerza represiva, ser ella la culpable de un aumento de la violencia que puede llegar hasta la guerra civil." Contra la "pequea esperanza" de Jrgen Dahl, los argumentos de Gnther Anders son esta irona histrica: "En 1986, 'Ao de la Paz' de las Naciones Unidas, fueron gastados en armamentismo 900 mil millones de dlares. Eso significa que por minuto se gastan 1,7 millones para armas y equipos militares y represivos. En las fbricas de armas trabajan en todo el mundo 100 millones de personas". La diputada del Partido Verde, Petra Kelly -una de sus cabezas pensantesacept todos los conceptos del filsofo Anders pero no estuvo de acuerdo con su llamado a las acciones violentas. Ella defendi la no violencia y la desobediencia civil como nicos mtodos reales y posibles. "No violencia no es cobarda -sostuvo- y repito las palabras de Mahatma Ghandi: 'No-violencia es todo lo contrario de cobarda. Puedo imaginarme un hombre armado hasta los dientes que en el corazn es un cobarde. En la posesin de armas est escondiendo el elemento del miedo, hasta el de cobarda. En cambio la noviolencia es imposible cuando no es intrpida'. Nos hace falta mucha fantasa social -agreg Petra Kelly- nos hacen falta mtodos de accin no violentos que an no hemos probado y nos faltan todava una serie de seres humanos a los cuales tenemos que convencer." En El fin del pacifismo, Gnther Anders responde al argumento de Petra Kelly sobre la no violencia de Ghandi. "Fue la no-violencia de Ghandi slo un 'happening'? Mucho me temo que s -se responde- desde el punto de vista de la historia del mundo. O acaso podemos considerar de otra manera la fotografa del desnudo Ghandi tejiendo a mano, difundida millones de veces, sino como un 'happening' comparable al de los pobres tejedores de Silesia que destruyeron los telares? Ghandi no pudo detener la industrializacin ni siquiera tocar la miseria de castas de la India. No, lo que l sostena era 'tal vez podemos de alguna manera ejercer resistencia a pesar de que no obtendremos el poder y con l el podero necesario para 'obrar'. Es decir que lo importante no era para l la no-violencia como tal (como nico principio permitido, o como nico mtodo moral, o meta moral) sino la eventualidad muy dbil de a pesar de no tener armas poder igual ejercer resistencia. Lo fundamental, pues, en l no es la aceptacin del 'sin' (sin armas) sino del 'a pesar' (a pesar de no tener armas)". El historiador y ensayista Erich Kuby es uno de los pocos que apoy a Gnther Anders y hasta va ms all que l: "Cuando era nio, la guerra era vista an como la nica accin de asesinato en masa legtima y aprobada por la ley. Hoy no es necesaria una guerra para lograr una accin de asesinato en masa en una escala mucho mayor. Pero los dueos del poder no hacen nada contra el peligro total; al contrario, hacen todo lo posible para agrandarlo cada vez ms. Siguen construyendo nuevas plantas atmicas y no desvan los miles de millones de dlares, que se gastan para subvencionar la industria atmica, en el desarrollo de soluciones alternativas. Adems, continan siendo solidarios

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con una potencia mundial incontrolable que se sigue preparando para la guerra atmica. Los asesinos potenciales no estn entre nosotros sino sobre nosotros y slo por la razn de que millones de corderos los votan, divididos en socialcristianos, liberales y socialdemcratas. Como emplean principios democrticos como material propagandstico de juego, no tienen nada en contra de que de vez en cuando algunos griten: 'esto no nos gusta nada!". Al contrario, eso es bueno y adems no molesta para nada a los de arriba. Pero el primer embozado que arroje una piedra, es calificado de criminal y va al calabozo. Cuando ocurra en Alemania el primer Chernobyl -y slo Chernobyl- sern algunos cientos de miles de estos llamados 'criminales' que se lanzarn a la calle. El ejrcito comenzara a actuar. Pero por lo menos esta discusin se actualizara, saldra del medio intelectual, y se hara ms popular. Claro, de cualquier manera, de acuerdo a las circunstancias actuales, todo aquel que guiado por su conciencia realice actos de violencia individuales, no podr cambiar nada. Pero que en el futuro no se ponga su nombre a calles, como ejemplo, de eso no estoy tan seguro. Desgraciadamente estoy muy viejo para hacer apuestas, pero lo hara y por la cantidad ms alta, que en el ao 2050 habr un lugar dedicado a Ulrike Meinhof para recordarnos sus propuestas". (Ulrike Meinhof fue la guerrillera del grupo Baader Meinhof que particip de actos terroristas contra la ayuda de Alemania Federal a los Estados Unidos en la guerra de Vietnam y contra el capitalismo en general). El fsico Klaus Vack rechaza "el mtodo de Anders de la violencia para llegar a la meta de la no violencia" y seala que el nico mtodo que puede llevar a ese fin es la "escalacin no-violenta de la desobediencia civil", pero no dice cmo difundir esa desobediencia civil ante los pueblos sin contar con los medios de comunicacin. Para llegar a la desobediencia civil en una sociedad acostumbrada a no renunciar a nada se necesita partir de una gran catstrofe, como una guerra perdida o un peligro de vida o muerte. Discpulos de Anders basaron su respuesta al maestro en el lema: "Tanto la violencia de abajo como la no-violencia como meta necesitan de la racionalidad". Karl Jaspers haba dicho ya en la dcada de los cincuenta, todava con la experiencia del nazismo en sus espaldas: "Qu fatalidad cuando el ser humano de buena fe renuncia a la violencia porque cree en la noviolencia! Lo nico que logra es ser superado en forma ms radical por la violencia!" En un largo anlisis titulado La verdad en el error de Gnther Anders, el profesor Klaus Meyer-Abich seala que "si bien la advertencia desesperada del filsofo, su llamado a la violencia, no es ninguna salida para la humanidad, s agudiza nuestra conciencia. Su error contiene la verdad como la piedra la escultura que el escultor va a hacer de ella". "Acaso Anders ha magnificado el peligro?" se pregunta. "Nada de eso. Nadie puede estar seguro en un mundo donde la vida est diariamente amenazada por las armas atmicas, las catstrofes de los reactores, los accidentes qumicos y ms que todo por el 'funcionamiento normal' de la economa permitida por el Estado. (Mientras en Alemania Federal se secan los bosques por los gases de los vehculos, este ao se han batido todos los rcords de produccin de automviles). La democracia parlamentaria se ha mostrado ineficaz en resolver el problema. La

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mitad ms uno de sus representantes siempre tienen detrs de s un poderoso lobby. Con ella no es posible lograr un 'derecho al pas, al terruo' que vaya por encima del derecho a la propiedad privada". (En el pasado ao murieron en el ro Elba inferior doscientas toneladas de peces -es decir varios cientos de miles de peces- por accin de la central atmica de ese lugar que produce energa para la produccin de artculos de consumo en su mayora superfluos. La ley defiende la propiedad de mi auto por no al pez de todos. En las democracias industriales el voto popular elige al auto. Los parlamentos eligen al auto, al egosmo.) Debemos resignarnos a la impotencia? Klaus Meyer-Abich ve el nico camino en "desendurecer al sistema", "desendurecer a la sociedad industria". Con violencia slo se logra ms endurecimiento del sistema. Slo queda -para l- el camino de la "accin extrapartidaria", la accin "extraparlamentaria". No dejar todo el mando en los "representantes" sino intentar ms democracia. Creer ms en la voz del vecino que en la de los "notables". El cambio tiene que iniciarse en los barrios y no en los parlamentos. Es decir, Meyer-Abich vuelve al Anders de los aos sesenta. La discusin termina all, donde haba comenzado. En el mismo lugar donde la haban interrumpido el siglo pasado positivistas, liberales, conservadores, anarquistas y marxistas. Claro, esta vez con menos lugar, mucho ms cerca del precipicio, con un mundo infinitamente ms chico. El viejo filsofo no quiere volver a ensayar lo que ha fracasado. Sabe que no va a lograr tomar ni la Bastilla ni el Palacio de Invierno. Pero ha logrado revivir en toda su dignidad el derecho a la rebelin, a la sagrada violencia de los oprimidos. Tan denigrada en los ltimos aos, vctima de una aplastante propaganda del establishment. Ha llegado el momento de desertar del rebao sonriente y plantear a los lobos un dilogo diferente. Y qu papel juega en todo esto el Tercer Mundo? Es un rebao flaco y afligido que corre para poder comer las sobras que le deja el rebao gordo al cual nunca alcanzar. Pese a los espejismos que pintan a veces sanguinarios lobos uniformados y otras veces amables perros de librea. Hasta ahora comen las sobras los que llegan primero; los retrasados -y son cada vez ms- comen cada vez menos. Hasta que estos ltimos se den vuelta y comiencen a recorrer su propio camino. El viejo filsofo Gnther Anders se ha despedido del sueo de llegar al socialismo antiautoritario y ecolgico a travs del camino de la razn. A los 85 aos ya no saldr a poner bombas. Pero por lo menos le ha dado un puntapi al conformismo.Osvaldo Bayer Berln, agosto 1987 (Transcrito por Tota para La Haine del libro "Rebelda y Esperanza".)

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Gnther Anders. Gnther Anders (1902) se doctor con Edmund Husserl en 1923. Diez aos ms tarde emigr a Pars y en 1936 se traslad a Amrica. Vive en Viena desde 1950. Es probablemente el ms agudo y lcido de los crticos del mundo tecnificado, en palabras de Jean Amry. Su obra maestra es Die Antiquiertheit des Menschen.Gnther Anders (1902-1992) PERFIL BIOGRFICO Naci en Breslau, Alemania, en 1902, en el seno de una familia juda, bajo el nombre de Gnter Stern. Con slo diecisis aos fue enviado al frente durante la Primera Guerra Mundial. Como estudiante de filosofa fue alumno de Heidegger, Cassirer y Husserl en Friburgo y, ms tarde, durante el doctorado en Francfort, de Adorno. En 1933 se cas con la filsofa Hannah Arendt, de la que se divorci pocos aos despus. Desde la Universidad y a travs de diversos artculos denunci pblicamente el ascenso del nazismo. El triunfo de Hitler en Alemania le llev a emigrar a Pars y, posteriormente, a los Estados Unidos, donde vivi primero con Hebert Marcuse y trabaj, entre otras cosas, como secretario particular de Bertolt Brecht, con quien ya haba colaborado en Alemania. La Segunda Guerra Mundial marcar el devenir de sus argumentos filosficos. Los campos de concentracin en Alemania visita Auschwitz y no ve entre los despojos la huella posible de su muerte y se siente un desertor- y las bombas atmicas norteamericanas sobre Japn publicar un libro de conversaciones con el piloto de Hiroshima, Claude Eatherly- activan su pensamiento pacifista, el descubrimiento de la divergencia entre los sentimiento del ser humano y la realidad de la destruccin, la ceguera ante el apocalipsis. Estados Unidos lo declara persona non grata por lo que califica de pensamiento comunista (Con ocasin de la entrega del premio Theodor Adorno, en 1983, Anders dijo: "Soy slo un conservador ontolgico, en principio, que trata de que el mundo se conserve para poder modificarlo"). Desde su regres a Europa, en 1950, encabezando un movimiento frente al peligro atmico y el holocausto y a favor de la paz mundial. Durante los ltimos aos de vida, su crtica hacia el determinismo tecnolgico, el armamentismo, la destruccin del medio ambiente y la anulacin meditica de la democracia le llevaron a proclamar que el uso de la violencia ciudadana era el nico arma posible frente a la violencia de Estado, planteamiento que fue objeto de severas crticas. Su obra ms importante, Die Antiquierheit des Menschen [Lo anticuado del ser humano] (vol. I, 1956; vol. II, 1980) que no ha sido traducida ni al espaol ni al portugus, en una especie de dilogo con el pensamiento de Heidegger hace un recorrido detallado por el mundo de los medios y de la vida cotidiana, destacando las disonancias entre la velocidad y la direccin tecnolgica y el pensamiento individual y social. De inters, el captulo del primer volumen 'Die Welt als Phantom und Matrize. Betrachtungen ber Rundfunk und Fernsehen' ['El mundo como fantasma y matriz. Reflexiones filosficas acerca de la radio y la televisin] (pgs. 97 a 212). Falleci en Viena en 1992.

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Han sido traducidas a las lenguas espaola y portuguesa: Kafka pr e contra, Perspectiva, So Paulo, 1993; Nosotros, los hijos de Eichmann, Paids, Barcelona, 2001; Ms all de los lmites de la conciencia. Correspondencia entre el piloto de Hiroshima Claude Eathrly y Gnther Anders, Paids, Barcelona, 2003. EL PENSAMIENTO Pensamiento controvertido por su cida crtica a la sociedad tecnolgicomercantil y al papel balsmico que a su juicio juegan los medios en la construccin de un consenso que burla los valores de la democracia. Su pensamiento tiene ciertos entronques con la Escuela de Francfort, pero cobra autonoma en la direccin de la denuncia del armamentismo y la carrera nuclear, como consecuencia de un desarrollo tecnolgico ajeno al desarrollo natural y al sentido antropolgico de la vida sobre la tierra. La tecnologa alcanza una velocidad de cambios dirigidos que deja atrs a la sociedad civil, que deja anticuado u obsoleto al ser humano, que se ve obligado a correr tras los destellos seductores del seuelo tecnolgico, idealizado por los medios de comunicacin. Anders viene a advertir sobre el efecto narcotizante del espectculo de la guerra, que permite ver y saber de la destruccin y de la muerte de miles de personas coetneas por las que no somos capaces de derramar una lgrima. Una accin que analiza tambin con ejemplos histricos en los que la propaganda civilizada tranquiliza anticipadamente los brotes de mala conciencia que deberan provocar en el individuo la disonancia entre el concepto de civilizacin y la destruccin de la guerra. Muchas de las crticas de Anders hacia los medios se sustentan en su accin degradante sobre la cultura cvica y democrtica. La esencia de la democracia, seala, radica en poder tener una opinin propia y, a la vez, poder expresarla pero hoy el mundo se encuentra narcotizado frente al televisor y se le alimenta con opinin a cucharadas. Por ello, la idea de tener opinin propia carece de sentido, ya que es la propia alimentacin ideolgica de la televisin la que define y engorda el sistema. Sin opinin propia, se pregunta Anders, es posible la democracia?. Adems, los medios, que suministran el mismo pienso a audiencias masivas, tampoco permiten la respuesta individual, por lo que convierten a la audiencia en siervo meditico del sistema. Cuando la panacea del progreso se convierte en un desarrollo econmico sin lmite, la satisfaccin de las necesidades humanas que describen su felicidad natural es modificada por unas construccin cclica de necesidades falsas que actan como estmulo y control, como colonizacin tecnolgica y meditica de las mentes. En su ensayo El Mundo Fantasmal de la TV (The Phantom World of TV en B. Rosenberg y D. M. White (eds.), Mass Culture: The Popular arts in America, 1957) hace una advertencia sobre los peligros de una sociedad que reduce su capacidad de interlocucin, su respuesta crtica y reduce los nutrientes de opinin al man audiovisual: "Como el televisor es el que habla, nos priva gradualmente del poder del habla, convirtindonos en dependientes pasivos". Acerca de la televisin

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(Reproducido de Thierry Simonelli 'Technique et normalisation selon Gnther Anders'). La machine images Les rflexions de Anders sur la tlvision peuvent tre rsumes par les 8 thses suivantes (AM 2, pp. 252-256) : 1. La tlvision nous drobe la possibilit mme de lexprience. En ingurgitant des expriences toutes faites, notre facult de perception, notre facult de jugement se mettent au diapason des images dverses. La seule exprience sensible qui reste est celle du mur dimages, livr domicile ltat liquide, imperceptible comme jugement et inaccessible la critique. 2. De ce fait, il nous devient impossible de distinguer ralit et reprsentation. En devenant ralit, la reprsentation nusurpe pas la place de la ralit, elle absorbe la ralit dans la reprsentation. La seule ralit est celle qui, susceptible de se mettre en scne, apparat comme image. 3. Ds lors que le fantme du monde devient matrice du monde, il conditionne une imitation inverse . Chaque image (Bild) tend prendre la forme dun idal (Vorbild). Le monde avant ou aprs limage na plus le droit dexister qu titre de dcalque du dcalque. 4. La livraison liqufie et liqufiante nous transforme en consommateurs permanents et nous fige dans la position de la passivit du nourrisson. De mme que nous voyons des images dun monde auquel nous ne participons pas, nous entendons des discours auxquels nous ne pouvons rpondre. Voir devient ainsi du voyeurisme, couter (hren) une variante de lobissance (Hrigkeit). Comme les images qui prsentifient un monde absent, nous sommes, en tant que spectateurs, prsents et absents tout la fois. 5. La passivation quivaut une perte de libert. Mais une perte de libert qui ne se manifeste pas comme telle. Devant la tlvision, nous ne faisons pas lexprience de la passivit. Au contraire, nous nous retrouvons dans la position dune toute-puissance et dune omniscience virtuelles, vcues comme jouissives. Le monde est la porte de la main qui tient la tlcommande. 6. Du fait dtre gav dimages, nous sommes gorgs didologie. Les images isoles, spares, dcontextualises interdisent toute reprsentation cohrente dun ensemble, dune situation, dun fait, concrets. Cette parcellisation de limage conditionne une sorte de ccit causale face lici et au ceci. 7. Linfantilisation machinale nous fige dans la phase orale industrielle . Lassimilation de nourriture en vient constituer le seul modle de lexprience. 8. Afin dtre le plus largement comestible, limage doit tre dsamorce. Dans le flot sursaturant des images, les diffrences sestompent pour laisser place au nivellement harmonieux. De mme quun grand nombre denseignes lumineuses se neutralisent et donnent lieu une lueur uniforme (AM 2, p. 336), de mme les images tlvises nous prcipitent dans une indiffrence gnrale o rien ne compte plus parce que tout y est unique et extraordinaire. Louverture intgrale au monde est la contrepartie de la ccit complte du spectateur. Il sensuit 5 consquences: 1. Le monde est la taille (pat) de lhomme

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Comme tout produit, le monde des images est dembl adapt la consommation. Cest un monde prt--porter, ou plutt un monde prt la consommation. Il nest plus ob-jet (Gegenstand) comme il noppose plus de rsistance ; grce la tlvision, la rsistance du monde est devenue imperceptible. 2. Le monde, en tant que monde disparat Le monde de la tlvision fait partie de ce type dobjet qui disparaissent lusage : les bines de consommation. Sa seule raison dtre, est dtre consomm, absorb, cest--dire supprim en tant quobjet. 3. Le monde daujourdhui est post-idologique La tlvision ralise lutopie post-idologique marxienne sous forme inverse. Marx pensait que la ralit ralise (11 thse sur Feuerbach) pouvait prendre le relais de la philosophie. Avec la tlvision, cest la non-vrit qui se ralise de faon triomphante. Lidologie est rendue superflue par le fait que les nonvrits sont rendues relles: unwahre Aussagen ber die Welt [sind] Welt geworden (AM 1). Les noncs faux portant sur le monde sont devenues monde. De mme que nous sommes incapables de dpartager des petits pains dj cuits en leurs matires premires pour les cuire nouveau, nous sommes incapables de rarticuler le monde idologiquement arrang, dcoup et interprt de limage tlvise. 4. Il ny que des estampills qui sont estampills Si limage convient si bien au consommateur, cest que le consommateur luimme a, de son ct, t adapt limage. Lhomme est la taille de ce monde de mme que le monde est sa taille. Il existe une convergence parfaite entre les deux qui fait que, lestampillage passe sans laisser de traces. 5. Ltre-l au pays de cocagne est radicalement non-libre Notre choix se limite la slection des fantmes livrs par la tlvision ou la radio. Nous sommes livrs (remis aux mains de) nos livraisons. Car, il ne nous est plus possible de juger par nous mme, de faire des expriences, de prendre position. Lalination est double. Marx avait mis jour la rupture du rapport entre le travailleur et son produit. Le travail na plus de sens pour lui comme son objet lui est drob. Or, selon Anders, il en est exactement de mme de la consommation, ou de la jouissance. La vie aline ne consiste pas seulement dans un travail sans fruit du travail, mais aussi en fruits sans travail. Dans ce sens, la jouissance est tout aussi alinante que le travail dsappropri. Il sensuit que la rsitance elle-mme devient produit pour satisfaire la faim de leffort. En guise de repos de la livraison permanente de marchandises, lindustrie fournit une marchandise supplmentaire : leffort. Parmi ces marchandises, Anders range : le sport, le hobby, le do it yourself , les cours et formations de crativit : expression de soi crative, criture crative, etc. Comunicacin, Sociedad y Cultura, Perfil biogrfico y pensamiento BDN/Infoamrica.

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