Benítez Rubio, Fco. Javier - Platón en Siracusa. Carta VII

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  • 8/3/2019 Bentez Rubio, Fco. Javier - Platn en Siracusa. Carta VII

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    Misin: Siracusa. De los jardines de la Academia a las trincheras del frenteFco. Javier Bentez Rubio 1

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    MISIN: SIRACUSA. DE LOS JARDINES DE

    LA ACADEMIA A LAS TRINCHERAS DEL

    FRENTE.

    CMO PASAR DE LA TEORA A LA PRCTICA O

    CMO INTENTAR CAMBIAR LA REALIDAD CON UN

    PUADO DE IDEAS

    Fco. Javier Bentez Rubio

    I.

    Corre el ao 390 cuando Platn, que contaba con casi 40 aos,

    abandona Atenas, parece que rumbo a Egipto. Luego pasa a Cirene, dondeentra en contactos con matemticos y gemetras (Teodoro); y de all al sur de

    Italia, seguramente a Tarento, donde qued impresionado por el gobierno de

    la aristocracia pitagrica, quedando refrendadas las buenas noticias que ya

    en Atenas tena de esta secta. Luego cruz lo que hoy conocemos como

    estrecho de Mesina, hogar de Escila y Caribdis hasta llegar a Siracusa,

    estamos ya en el 388.

    Qu empuja a un desahogado aristcrata ateniense a hacer el petatey dedicarse a recorrer mundo? Parece claro que no fue una sino varias las

    razones por las que nuestro filsofo emprendi sus viajes. Un gran desnimo

    por el descrdito de la poltica en la polis, primero porque su familia ms

    cercana estuvo directamente involucrada en el mal gobierno de Atenas; y

    luego, y sobre todo, tras el injusto incidente que acab con el suicidio de su

    viejo maestro Scrates. Podramos aadir, adems, algo tan obvio como es la

    curiosidad innata de todo hombre por saber y conocer otras formas de vivir,otras culturas distintas a la propia. Y finalmente, debi de tener fuertes

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    razones intelectuales de querer conocer de primera mano otras escuelas de

    pensamiento y otras formas de gobierno poltico. Seguramente lo que vio en

    Egipto le impresion mucho, pero no desde el punto de vista filosfico. Pero

    s que cal hondo en su vida lo que vivi en la Magna Grecia: primero el

    contacto con los pitagricos que tanto aportaran a su pensamiento; y

    segundo, el trato con un tirano como Dionisio I (llamado tambin el Viejo).

    Platn tambin quedo impactado, aunque negativamente, con lo que

    vio en la corte del tirano. Y desde entonces, como un vendaval que recorrer

    toda su obra, no se separar de una profunda animadversin personal y

    filosfica contra la tirana. Sobre esto profundizaremos ms tarde. En la

    misma corte del tirano conoce a un joven llamado Din, pariente de una delas esposas de Dionisio, del que queda gratamente impresionado, y al que

    tendr en la ms alta estima durante toda su vida. Este joven se muestra

    muy receptivo a toda la sabidura que el ateniense atesora, muy al contrario

    que el tirano. Acostumbrado a la adulacin, nuestro filsofo se muestra claro

    y sin tapujos a la hora de opinar sobre el gobierno del tirano, reprobndolo

    pblicamente; con lo que se granjea la enemistad. Tras este episodio Platn

    sale de Siracusa rumbo a su patria natal, a la que llegara no sin gravesvicisitudes, y donde al poco funda la Academia.

    Corre el ao 367 y Platn es, desde hace tiempo, un prestigioso

    filsofo. La Academia es un centro de estudios de primer orden, se imparte

    filosofa, matemticas y astronoma. El ateniense ha ido desgranado a lo

    largo de esos aos toda su doctrina en bellos e intensos dilogos: el Mundo

    de las Ideas, el Bien y la Virtud, la inmortalidad del alma, el gobierno justo

    del Filsofo-Rey. Pero recibe la noticia de la muerte del tirano siracusano, yla buena nueva de que el nuevo y joven monarca, afn al estimado Din,

    podra estar receptivo, como l mismo lo estuvo en sus das de juventud, a

    los planteamientos platnicos. As que a los setenta aos, nuestro filsofo

    coge de nuevo el petate y se marcha al otro extremo del Mediterrneo.

    Podemos pensar sin equivocarnos que Platn vio en ese viaje una

    oportunidad inigualable de llevar a la realidad de una polis todas sus

    teoras, y esa seguramente sera la razn, una poderossima razn parahacer el largo viaje. Platn que crea en lo que filosofaba pens que sera

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    como volver a entrar en la caverna y explicar a los hombres maniatados la

    realidad del mundo. Platn fue acogido calurosamente en la corte de

    Dionisio II (tambin llamado el Joven) en la que Din era su principal

    consejero. Pero al poco tiempo de estancia, las luchas intestinas en la corte

    hicieron que Din cayera en desgracia y fuera desterrado, exilindose en

    Atenas; adems el joven gobernante era poco receptivo a las ideas que el

    anciano ateniense le propona como justas y correctas. Platn termin

    convirtindose en un invitado-rehn; una vez ms lo peor de la tirana

    golpeaba las anchas espaldas del maestro. En el 365 logra volver a Atenas, a

    su Academia, al menos, intentando sacar algo positivo, ha enriquecido sus

    conocimientos sobre el pitagorismo y las matemticas.

    Pero esto no acaba aqu ni mucho menos. En el 361, a los 66 aos,

    vuelve a embarcarse nuestro filsofo rumbo a Siracusa llamado, esta vez,

    por el propio Dionisio. Esta vez Platn exige al gobernante una sumisin

    total a la ley, en el plano poltico y a la moral, en el plano personal. Ante esta

    estricta peticin, responde Din con hostilidad confiscando los bienes de

    Din (adems de arrebatarle la esposa al entregrsela a otro noble). Platn

    rompe definitivamente con Dionisio, tambin con Siracusa, y vuelve aAtenas. Din al enterarse de lo ocurrido se conjura para remediar la

    situacin, aunque tarda un tiempo, rene tropas mercenarias y se encamina

    a Siracusa donde pudo por fin derrocar al tirano; es el ao 357. Pero poco

    tiempo despus Din es traicionado y asesinado por un ateniense, por un

    acadmico que fuera alumno de Platn: Calipo. El nimo de nuestro filsofo,

    ya con 74 aos, debi de oscurecerse. Sus obras finales estn lejos de los

    dilogos; y la dialctica, sumamente rida en ocasiones, va pegandomachetazos a sus doctrinas de la madurez. Una de las obras de esa poca

    (este hecho es puesto en duda por algunos expertos), la Carta VII, narra

    estos acontecimientos. Todo termina en el ao 347 cuando fallece Platn a

    los 80 aos de edad.

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    II.

    Con el desengao en su juventud respecto a la poltica real en su

    Atenas natal, llega pronto a la conclusin de que ningn gobierno es

    correcto. La cosa es tan grave que no slo seran necesarios arreglosexcepcionales, sino que tambin habra que apelar a la suerte. El triple

    episodio de Siracusa fue paulatinamente corroborando y afianzando esa idea

    (324,325).

    El Platn de los dilogos de madurez, el de la Repblica, sita la idea

    central de su teora poltica en un punto diametralmente opuesto al de la

    tirana. El Platn de la Carta VII, con la muerte de Din reciente en su

    recuerdo, sigue pensando lo mismo. La dureza de las Leyes todava no haaparecido. Al poco de comenzar la epstola nos deja bien claro cul era su

    pensamiento: no se acabarn los males del gnero humano hasta que la

    clase de los filsofos rectos de verdad no llegue al poder poltico o hasta que,

    por alguna ventura divina, la clase de los que gobiernan en las ciudades se

    ponga a filosofar (326b).

    Es difcil hacer una buena costura cuando el pao es tan malo, debi

    de pensar el bueno de Platn cuando lleg a Sicilia. Si el hombre individualno es virtuoso la ciudad tampoco podr serlo. Y esto vale tambin, y de

    sobremanera, para el lder. Si la ciudadana, en este caso la siracusana, se

    dedica al ocio y la molicie, ni tiene un carcter templado ni prudente,

    difcilmente la ciudad podr ser gobernada razonablemente por las leyes (326

    c,d). Y si el gobernante es el peor de ellos, el ms degenerado y licencioso, no

    es posible un gobierno justo. Las sociedades tienen los polticos que se

    merecen. Es muy difcil que de una mala sociedad salgan polticos buenos,porque los polticos salen de ella, no llegan a la polis desde el cielo

    estrellado.

    Pero de entre toda esta gente, Platn no pierde toda esperanza,

    siempre puede haber algunos que estn predispuestos a conocer, a saber de

    la verdad y que tengan afinidad con la ley y la justicia. Din es uno de ellos

    (327 b). Y si se lograse encontrar slo 50 justos ms sera casi suficiente para

    echar a andar un buen gobierno (337b). Es necesario por tanto tener

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    colaboradores dignos y justos, que sean de confianza; y para eso nada mejor

    que ser uno mismo de confianza, digno y justo. Din lo era, a ojos de Platn.

    Cuando Platn habla tan duramente de la tirana lo hace por

    poderosas razones. La tirana mat a su maestro Scrates, mat a Din, lagran esperanza de hacer realidad su sueo; y adems puso su vida en serios

    aprietos. Pero es que adems representaba todo lo execrable del ser humano

    a nivel fisiolgico, tico y social. La tirana es algo terrible que Platn vivi en

    sus carnes y que trat por todos los medios a su alcance de denunciar.

    Es un sujeto, el tirano, que lleva una vida disoluta y viciosa, que es un

    cobarde, que adems carece de un criterio racional constante que lo gue en

    su empeo, que acta mediante coacciones; y vive rodeado de una corte deaduladores. Esto se convierte en un genuino ambiente de clientelismo donde

    otros sujetos igualmente viles, se reparten las migajas que caen del escaln

    superior. Se establece una red peligrosa de rumores y calumniadores cuyo

    nico objetivo en la vida es mantener este status quo perverso, pero

    tambin de rditos. El tirano no confa en ellos. El tirano tiene aduladores no

    amigos, por eso le cuesta trabajo delegar partes de su empeo. Platn hace

    referencia, como ejemplo de malsima gestin poltica, la incapacidad deDionisio II de mantener las conquista de su padre a los cartaginenses. Al no

    tener gente preparada, pero tampoco digna y de confianza, que velara por

    sus intereses. Platn ve su vida en peligro por no formar parte de esta panda

    de pendencieros y tratar de seguir siendo recto y coherente en su

    pensamiento, y sincero con el tirano.

    Esto le hace replantearse su funcin de consejero (330d): de qu sirve

    aconsejar si no van a escucha tu sabidura? El tirano es el peor ser humanode todos, por ser el ms ignorante de todos: ni sabe ni quiere saber. Y es de

    la ignorancia de donde salen todos los males (336b). Cmo aconsejar a un

    ignorante? No se puede decir que Platn no tuviera paciencia, y no lo

    intentara con los siracusanos [Vaya!, tres viajes de una punta a la otra del

    Mediterrneo] Pero creo que finalmente vio que no poda ni educarlo, ni

    aconsejarlo. Fue esta derrota de sus planteamientos, de su filosofa

    luminosa del Bien, capaz de romper cualquier atadura, cualquier oscuridad,la que arroj a Platn a la amargura, tambin tirnica de las Leyes? La

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    inquebrantable tirana de Dionisio rompi en mil pedazos la cpula del

    Mundo de las Ideas. No fue un contraargumento abstracto lo que tir a

    Platn de su burro, fue una realidad brutal que vivi en primera persona. La

    realpolitik de su tiempo fue lo que hizo a Platn desmontar su idealismo. Y

    esto se convirti en algo irreversible y funesto con la muerte de Din (a

    manos de un antiguo discpulo acadmico, qu decepcin debi ser aquello!)

    un hombre cabal y virtuoso fiel a s mismo y a las enseanzas que

    profesaba, como aquello de que es preferible sufrir las injusticias que

    cometerlas (335 a). La posibilidad de que hubiera por primera vez en la

    realidad un gobierno justo dirigido por un filsofo-rey se desvaneci.

    Bibliografa:

    CARTA SEPTIMA. Platn [Aparece en Protgoras Gorgias Carta

    Sptima de los Clsicos de Grecia y Romade Alianza EditorialTraduccin de

    Javier Martnez Garca]

    UN LIBRO SOBRE PLATN. Antonio Tovar Crculo de Lectores

    (Originalmente por Espasa Calpe)