Amores truncos · — Amores truncos — — 13 — la acompaña. Cuando no hay luz, ella ve. Con...

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  • Botana, JuanAmores truncos / Juan Botana. - 2a ed . - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Ediciones Z, 2019.180 p. ; 22 x 15 cm.

    ISBN 978-987-4494-29-0

    1. Poesía Argentina. I. Título.CDD A861

    ···© 2019, Juan Botana

    Diseño de interior y cubierta: Cooperativa de Trabajo El Zócalo Ltda.

    Hecho el depósito que marca la Ley 11.723Libro de edición argentina

    Amores truncos de Juan Botana tiene una licencia Creative Commons. Reconocimiento NoComercial –CompartirIgual 4.0 internacional

  • Juan Botana

    Amores truncos

  • Juan BotanaPerfil

    Juan Botana (Buenos Aires, 1969) se licenció en comunicación en la UBA, planteó una tesis sobre la crónica a partir del análisis de las cróni-cas de Pedro Lemebel. Se orientó en periodismo. Vivió donde estuvo. Publicó notas y columnas de opinión sobre ambiente y espacio público. Editó revistas de computación, videojuegos e internet. Dirigió otras sobre videojuegos y electrónica. Produjo programas de radio y televisión sobre economía y en homenaje a Jorge Luis Borges. Le gusta el fútbol. Tiene una hija y una mujer maravillosas. Trabaja para el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires en redes sociales, comunicación y capacitación. Ganó un concurso por su cuento “Loco corazón” y otros dos por sus poesías “Colonia de tarde” y “También”. Además, publicó los libros Recovecos (cuentos, 2014 y 2018, en Argentina y España), Toda la voz de América en mi piel (ensayo, 2015, en Argentina y España) y Amores truncos (poesía, 2016 y 2019, en Argentina). Actualmente está trabajando en un libro de cuentos y otro de crónicas. Escribe en Medium.

    Publica el blog: borradoresjuan.blogspot.comPágina: facebook.com/juanbotanaescritorTwitter: @botana_juanYoutube: https://bit.ly/1QfwY9eCorreo: [email protected]

  • No se debería amar todos los días.No hay amor (hasta el más perfecto)que no se vuelva trunco cada tanto

    aunque sea por un ratoAmores truncos

  • Ladrón de orquídeas

    Es que fueron tantas las veces que mostré las orquídeasque hasta se olvidaron de que las robé.

  • Morir queriendo

    “Que se me pare el pulso si te dejo de querer”

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    — 11 —

    También

    NO TENEMOS nada en común sino el caminoun tronco de árbolel suicidio de las flores en inviernoel mar azulverdelas nubes.Mirarnos a los ojostambién.

    No tenemos nada en común sino el caminopinoteael run run de los sueños por las nocheslas azaleas que entran por las ventanas con el soly un amor.Y un dolor cenizotambién.

    No tenemos nada en común sino el caminopapeles insumisosun beso guardado en las escaleras de madera de San Telmobajando al mismo tiempoy un farol abril que titila.Diciembre en los finalestambién.

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    — Juan Botana —

    Bolivia

    YO PONGO EL CORAZÓN donde me dueley donde me duele estás vos.¡Bolivia! Me pareció escuchar tu nombre¡Bolivia!, repitió.Hasta que te nombraran siete veces.Una tras otra después:AlinaCatalinaVictoriaMalenaSofíaLucila y Paula.Y otra vez Paula tal vez.

    Pero antes, sin saber, sin pensarfuiste Bolivia.Allí,donde hasta el miedo llega

    y te detiene –donde mataron al Ché–

    Mitad mujer, mitad linterna.Sueño que flota una luz tenue en la que ve.Que no entra en una panza,en la que sobra,en la que queda,en la que flota.En ninguna panza,una cavernay en mi sed.

    Se mueve.Una luz interior rodeada por un halo de sombra

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    la acompaña.Cuando no hay luz, ella ve.Con los ojos cubiertos de lágrimas,entre Góngora y Lezama lima,entre limón y mandarina.¡Ella ve!

    No es carnaval, no es feriado.No es comparsa, ni murga,ni polacos,ni mamparas que se rompen al caer.

    Ni máscaras.Ni ventanas que se abren con el sol.Ni cenizas.

    No es, pero ella ve.

    Por suerte nadie muere,ni se excita de más en el apuro.¿Por qué deberían hacerlo?Acaso no aprendieron.En el ayuno.Nadie ve, pero ella ve.

    No hay puna humahuaqueña,ni apuno ni mareo.No hay quebrada que la nuble con el sol.Ni canto boliviano, ni ch’alla.Ni estrellas en la noche de navidad.Ni navidad ni fin de año,ni cumpleaños.

    Hay espera.Es chicha.Es Checha.Es comarca. Es Ekeko que no fuma.

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    — Juan Botana —

    ¿Para qué?Si no es mentira.Es un baile que se baila con los tres.Donde ella ve.

    Con máscaras que aún están colgadasen la casaque se mueven en disfrazen diagonal.Hacia ambos lados.En la pared.donde ella mira.Como las muñequitas chinas que juntaba(o eran rusas)en lanas tejidas al crochet.Entre limón y mandarinalas separo,o los dibujos que calcaba de una nena

    que no es que no es.

    Lo que no es decir que ya no fuera,o que haya sido,por más que esté siendoen este instante,en que Bolivia se duerma

    en la que es.

    Sordoera el silencio cuando me lo contaste.Mudosu nombre cuando la nombraron por séptima vez.Que hasta creí no haber respirado esos segundos.Las últimas lucesque apagaron aquel capítulo triste de su corazón

    Butulcof.

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    Pero no te diste por vencido ni vencidani árabeni turcani judíay caminaste por sierras interminablessin aire ni esperanzadesde ese día,transpirando,mascando coca,ardiendo como arena en el desiertoseco de adjetivosque ni Perlongher pudo,que ni Perlongher pudo,que hasta Pedro murió.

    Ni Austria-Hungría con sus orientalesni el lugar aquel donde ella estuvo.Ni éste(ni esta copia)arrastrando un mal recuerdo pero vivoa la huída de un recuerdo malheridode una pérdidaque cada tanto te muerde en la gargantay te lastima.Te ahoga en el flujo del reflujo.

    Pero no hay piel naranjaque parecieracubrir su rostro todavía. Donde las mariposas revolotean

    su sonrisaen un paísdonde solo los que soportan el dolor

    pueden vivir o se vanquebrados como flores

    por el peso de sus hojaslas exhaustas madres

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    — Juan Botana —

    pasean a sus guaguas (a salvo ella)con el rencor que deja el abandono,“ese vil resplandor que esparcen las estrellascuando se caen del cielo y se deshacen”.La pared de los jardines salpicadapor las gotas de paraíso tras la lluvia,por los haces de una luz enceguecida a deshora.Porque ya estamos grandes

    pero vessu sombra entre los párpados de dicha.En esas noches cansadas de fiestas

    carnavalesdonde ya nadie pasa

    perfume de un amante sin soljadeosdrapeos aromatizantes

    kayakel desvío de una nube en primaveravista desde la ventana de una flor.

    Y ella escucha la llovizna entre las chapasy ya no confunde sueño con deseoy se hace traer su propia voz

    su cariciasu anhelosu carasu hija mi deseoy se acuestan suavemente en la cunalas lágrimas de virgenque dejará libres a la intemperiepor si acaso.

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    De vacaciones esperando.

    Diciendo que está ahí, que está al caer,que está por venir,que llegó tarde,que la perdonen,que repartan los regalos,(que esta vez hay para todos)que trajo un mar en un frasquito de vidrio

    que desborda mares

    Un marpara una niña boliviana.

    No para que sus ojos se conviertan en azules

    –que quizás los tenga–

    sino para que le devuelvansus ganas de mirar.

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    — Juan Botana —

    Parece

    Gaviota que andas y se queda la vida

    PARECE que nos saluda con la mano.Parece fuerte.Parece mujer.

    Cruza las piernas y después las estira.No tiene miedo.Parece mujer.

    Que el fémur.Que el ángulo agudo o el obtuso indican.

    Que abre un ojo.Que sonríe una sonrisa eterna.

    Parece mujer.

    Parece que su corazón late muy fuerte.Parece.Porque no tienen idea cómo está latiendo el mío.

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    Estaba

    ESTABApor eso mirabapero no la encontrabay entonces soñabasoñaba que estabaestaba y no estabapor eso dudabay entonces mirabasoñaba que estabaen un blanco profundode verde hoja secade naranja escarchade azul a tu ladode verde manzanade gris con escamasgolpeando a la puertajugando en la plazala plaza sin lenguasin lengua que me hablame dice al oídono fueron robadaslas muñecas rusasque entonces guardaba.

    Pero entonces estabapor eso mirabapero no la encontrabay entonces soñabasoñaba que estabaestaba y no estabapor eso dudabasi no fuera por la piezaapenas pintada

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    — Juan Botana —

    si no fuera por la ropatendida en la camasoñaba que estabacolgando en la sogasubiendo a la hamacala soga que ahogaque tensa que rotaque rota el silencioel silencio que llamael miedo que estabaque no terminabade soñar un sueñoque no despertabani con agua en la frenteni con bofetadaspedir que terminepor eso mirabalas muñecas rusasque entonces guardaba.

    Pero entonces estabapero no la encontrabay entonces soñabasoñaba que estabaestaba y no estabapor eso dudabay entonces soñaba:soñabasoñabasoñabasoñabasoñabasoñabasoñabasoñabasoñaba ... soñaba que estabasubiendo a la hamaca

  • — Amores truncos —

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    tendida en la camagolpeando a la puertaun verde manzanajugando en la plazasonriendo a mis ojosque entonces miraban:mirabanmirabanmirabanmirabanmirabanmirabanmiraban... la pared de la piezala ropa colgadalas muñecas rusasque entonces guardaba.

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    — Juan Botana —

    ¿Por qué escribo?

    CUANDO escribo poesíano me sale.Cuando quiero hacer ensayosale cuento.

    Mientras tanto...cronico los detallesy hablo soloencorvado en mis recuerdos.

    Sale un trena deshora y no me animo.Salen dospuntualmente y no me atrevo.

    Es ahí cuando me pregunto:¿Por qué escribo?Yo no escribome sale, sin quererlo.

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    Recuerdos

    QUIZÁS, en el amanecer tardío del imponente cielose esconda la felicidad que tanto ansío.En el monopolio de las aguas, en el brío.En los caminos de brisa que no veo.En la ilusión perdida, en el deseo.En los túneles de la imaginación, en el olvido.En la pasión de los sueños. Imposible.En la impenetrable selva que he perdido.En la ausencia fortuita. Irreversible.De un hermoso y lejano mes de agosto.Donde el lugar y el tiempo que aún ansíodibujan la imagen de aquel rostroque estuvo y que tal vez esté conmigo.

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    — Juan Botana —

    Cae la tarde

    La vi tan linda recostada sobre el pasto

    CAE LA TARDE otoñaen mi miradacon sus hojasde un amor dormido que se alejade glicinas moradas, casi rojasentre sábanas mojadas que la acuestan.

    Cae la tarde otoña en mi miradasobre mi almacon su sombra.

    La dejé ir...

    tras el brillo de sus pasosde luciérnaga.

    Me deja.

    Como hilo de nube en el crepúsculo,como vuelo de blancas mariposas,como pájaros detrás de los laurelesque se esconden y la hamacan con su canto.

    Como prosa,

    como rocío que roza las ramascon su brisay la acaricia.Despacio...

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    para no molestarla.

    La miré.

    Como si encontrara un pétalo de rosaentre las hojas de un libro:secas, mustias, ya borrosas.y las hojeara.

    Allí estaba

    más linda que nunca,

    sonriendo...

    con los ojos cerrados,húmedos de lágrimas,nublados.

    Y pensé:

    “A esa linda sonrisale falta una flor”.

    La tarde ya se había ido,por suerte sin ella.

    Suspiró.

    Cerró el libro, llorandoy el pétalo de rosa ya no estaba.

    Entre cortinados bordados en la tarde tristesobre Villa Elisa.La dejó como a mí.

    De a poco.

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    — Juan Botana —

    De a pocolas viejas heridas convirtió en diamantes.

    Me reflejé en ellos sobre el lago.Por eso la seguí...

    con el sol que quedabaposado sobre el agua todavía tibia de las termasen el ocaso.

    No sé por qué llorabay lloré por lo mismo.

    Por melancolía,por tristeza,porque sí.

    Un llanto sin voz.

    No le hice preguntasy me fui acercando.

    La tapé mirándolacon ojos de amor.

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    Hojas en otoño (o Parque)

    ¿QUÉ COSAS SON ESTAS?las de leer un poemauna tarde de sábadoa un chica en un parqueque nunca besé.

    La de hacerlo por mesesy seguir haciéndolo,incluso la tardeque mirando el lagome dejó de ver.

    ¿Qué cosas son estas?que hacen que un poema sea más que uno,y confunda con lágrimaslas letras azulesque tiene un papel.

    Como si la memoriaborrara el recuerdo,y se lleva los besosen las hojas que caende otoño otra vez.

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    — Juan Botana —

    Norita

    LE HUBIERA DADO mi vientreen esos días de haber podido.A las dos, a mí.Para que no lloraran por las noches.Para sentir lo que estaban sintiendo.Para sentir lo mismo,aunque distinto, pero así.

    Le hubiera dado mi vientreen esos días de haber podido.Para amortiguar el golpe en la caídade un barranco que no se dejay nos empuja.Me quedé con la mano extendidacuando sonó un disparo y corrimos.Sin dirección, desesperados, malheridos.Corrimos.

    Hacia Pereyra Lucena, al Hospital Italiano, al vacío.Al absurdo de una ilusión que se nubla y que se aleja.A la casa de amigos para no sentirnos solos.

    En el dolor del insomnio. Al lado mío.Palpita.Cierra los ojos, sufre.Y otra vez al Evita, sin consuelo.Al Británico. Sin remedio.Ya tarde.

    Sus labios cerrados no supieron de risas.Me enojé con el mundo, con los que no estuvieron.Conmigo.El disparo se escuchó en la calle Aráoz.

  • — Amores truncos —

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    Pero si estábamos ahí. ¿Por qué corrimos?En el cuarto que dejamos para ella.Un clavel, un racimo de violetas.Inicio, madrugada, siesta, fresia.Y una parte de mí se fue a buscarla.

    La soñé hija, mujer, serena, bella.Con la cara de Norita mirándome.Pidiéndome que no la abandonara.Pero no pude.

    La soñé hija, mujer, serena, bella.Con la cara de Norita mirándome.Pidiéndome que no la abandonara.Pero no pude.

    Hoja caída del árbol de araucariaque tenemos en casaque juntaría por el resto de mi vidasi fuera necesario, si eso la calmara.

    El canto suave de una gorriona apichonadadespertó mis ojos y mis ganas de lloraren esa noche.

    Me levanto.–No sé por qué me está pasando estojusto el día de mi cumpleaños–Entre camelias y jazminesla imagino jugando en el jardín.Creciendo.

    Como flor de pascua asoma entre las margaritas.

    Me atraganto.Y no puedo soñar más.

  • — 30 —

    — Juan Botana —

    Otro

    CUANDO el dolor se vuelve letra.Aunque sea por un rato.Por pequeño que éste sea, me alivia.Me serena. Al menos un poco.

    Tengo miedo...,incluso miedo de tener miedo,incluso miedo de tener miedo de tener miedo.

    Un miedo intestinal me persigue desde chico.Me condena.Y me delata.

    No estoy solo.Aunque ustedes no vean a nadie al lado mío.Hay alguien más.

    Me sostiene.Me habla.Me pregunta.

    Podría decir que no le contestoy me creerían.Podría decir que no le hago caso y también me creerían,que la mayoría de las vecesno escucho lo que él dicey por supuesto, me creerían.

    Pero sería mentirles.

  • — Amores truncos —

    — 31 —

    Carlos en la tumba

    En tu rincón semejasun niño que naciera

    sin pies para la tierra,sin ojos para el mar

    y como las bestiasentre la noche ciega

    sin día y sin crepúsculose cansan de esperar

    Pablo Neruda

    CARLOS EN LA TUMBA. Desespero.Lo busco. No lo miro ni lo veo.En los escombros del olvido.En el desangrar de un vahído.En el entierro.

    Lo quiero.Y no sé si se lo dije algún día.

    Carlos en la tumba. De qué sirve.Si no hablamos.

    Tanto le dolía la vida que el cáncer se la quitó.Anticipadamente.Cobardemente le sacó la sangre a puñaladasen un corralón con luz frente a mis ojos.

    Por las noches un león lo perseguíay de día lo mataba un tren sin frenos.

    Sucedió varias veces.

    Fue en sus sueños o en los míos.Da lo mismo.

  • — 32 —

    — Juan Botana —

    De chico se abrazaba a la pierna de su madremientras su padre lo negabaantes que el gallo cantara tres veces.

    Carlos en la tumba. Convulsiono.Ya no sufre, ni pelea,ni grita, ni golpea.Ya no puede lastimarse ni lastimar.

    Ni siquiera tiene que preocuparse por ser feliz, ni normal.Que no fue.

    Nunca nos conforman nuestros padresy mucho menos nuestros hijos.Pero podríamos haber sido más compañeros.Excepto el ajedrez en la mesa hasta mis diez.Que ya no está.

    Sin embargo...

    Alguna flor corrida por el viento queda.Algunas nubes sopladas por Graciela.Un perro ladra en una jaula,Atrapado, sin poder salir.Esperando...Solo.

    Sufre.

    Lloró por nosotros al igual que su esposa,a la que necesitó más de lo que quisoy fue mucho.

    Su sombra nos saluda por la callecon un clavel en la mano.

  • — Amores truncos —

    — 33 —

    Camina, se diluye y corre.Después se aleja y se pierde para siempre.

    Por desgracia...

    Un pájaro de canto clásico se muere.Un caballo de salto.

    Tierra y cenizas.Humo.Llanto.

    Y una sonrisa flota entre pétalos sin agua.Se queda sin aire.Se desangra conmigo.Y duerme una vez más.

    Si hicimos lo mejor que pudimos.¿Por qué nos sentimos culpables?

  • — 34 —

    — Juan Botana —

    Marcos

    AGARRATE FUERTE Marcos.Agarrate fuerte esta vez.

    No te sueltes (por favor).

    Escondetepara que no te descubran ni te maten.

    Resistecomo no resistió Víctor Jara.

    No te muestres.Que no vean tu rostro todavía.

    Contené la respiración.

    No te sientas soloni se lo cuentes a nadie.Confía en mí.

    Al subcomandante Marcos o a un hijo que está por nacer

  • — Amores truncos —

    — 35 —

    Le temps qui reste

    “CUÉN / TA / ME cómo te ha ido /si has conocido / la felicidad“,le preguntaron en La Habana.

    No contestó.

    La esperaban los Cayos:Guillermo, Coco, Santa María, Bayo;apurada por llegara su viaje interrumpido en los 60antes de casarse.

    La Habana quedó lejos, antigua, desolada,como plegaria sin fin, acobardada...Sin poder llorar.

    Cuando la sombra entorpece los pasosun bolero calipso la tropiezale pone el pie una baldosa tiesa,zaguán de noche, piedra, temporal.

    Y cae.

    Hasta un árbol caído caesobre la tierra mojada por el trajín y el cansancio que dan los años.

    Una paloma cae y se levantacon la cara sangrando, machucaday calla.

    No descargó su ira contra ninguno de nosotros.Sintió la soledad.

  • — 36 —

    — Juan Botana —

    Le faltó un hombro en que apoyarse.Pero no se quejó.

    Como no se quejó ante el cáncer de su esposo,los perros, la suerte, los peces,los pájaros, los gatos, los monos,hacerse cargo de todo y de todos,las internaciones, los hijos, los padres, los abuelos,los nietos, los gritos, los desaires, las deudas ajenas,las cucarachas, la falta de agua caliente, la locura,la casa de Caballito en la que llovía adentro,la de Palermo sin papeles ni ternuraque abrazara la muerte.

    Ya nadie la espera, ni la controla, ni la cela.Ni tiene que dar explicaciones pero las da.A mí, a Nené, a Graciela.Si se las pidiera quizás a alguien más.

    Le temps qui reste, suma.–¿Adónde vas?–, le preguntaron.–Quo vadis–, contestó.–¿Y qué es quo vadis?–Adónde vas.

    Le queda poco tiempo por eso el apuro.Por eso Cuba y esa caída níspera.Por eso las cataratas, las termas,el vino rosado casi puro o con hielo.

    Brasil, el Aconcagua, el glaucoma,la maculopatía, la rodilla,la pierna, la artrosis y una sillapara sentarse a no esperar.

    Cuando nos damos cuenta que soñamoslos sueños se terminan

  • — Amores truncos —

    — 37 —

    como puntada en el ojo a descansar.Son pocos los que sueñan viajes como ella.Su corazón anhela Centroamérica,sus playas paradisíacas, el calor del trópico,las palmeras y el mar.

    Un sol inalcanzable la tapa y la deja vercada vez menos. Pero no importa.Le temps qui reste, suma.Un naipe sin marcar en la baraja,de malecón cubano y a gozar.Amapola, flor rozada por el viento.Nos conocimos contra marea y voluntad.

    Y nos quisimos...hasta entonces y más.

    No se permitió llorar en las malas.Una lágrima, acaso, se dejó escapar.

    Una sola.A escondidas seguro que hubo más.

    Su cara a la mía se parecen.Herida que sangra sin querer sangrarSe hizo tiempo para vivir por nosotrosy por ella. Y por algunos más.

    Puso la otra mejilla sin dudary rezó.Se hizo camino al andar ...y rezó.

    Si no hizo lo correcto no lo dijo.

    “Cuén / ta / me / cómo te ha ido /si has conocido / la felicidad”,le preguntaron de nuevo.

  • — 38 —

    — Juan Botana —

    Su voz callada no contestabao acaso no quiso escuchar.Entre charangas y rumbas,tal vez ya no escuchaba más.

    Guarda uno o dos secretos,en silencioque no está dispuesta a revelar.

  • — Amores truncos —

    — 39 —

    La vida de un pueblo

    Si todos se ponen a pensar.La vida es más larga cada vez.

    Te apuesto mi vida una vez más.Aquí no hay durante ni después

    Fernando Cabrera

    LA VIDA DE UN PUEBLOse parece a la mía.Una vida tranquila,De mochila al hombro,de salir a la rutay escribir la vida.

    Un perro que ladra,la gente que pasa,la iglesia y su esquina.Un banco de plaza,El centro cerrado,se pasan los días.

    La vida de un pueblose parece a la mía.Una vida distinta.De mate en la mano,de salir a la puertay escuchar que silban.

    Un tren que no sale,la barrera baja,la siesta de tarde,un cine teatro,la murga que ensaya,¡Buen día vecina!

  • — 40 —

    — Juan Botana —

    La vida un pueblose parece a la mía.De calle empedraday sin autopista.De puertas abiertas,de vuelta al trabajoy otra vez sin prisa.

    Una comida rica,el amor para siempre,el sol que ilumina.De andar casi ciego,como el perro del Cholo,que ve si lo miran.

  • — Amores truncos —

    — 41 —

    Susana

    “ISTANBUL está en Constantinopla”.Cantaba. Una y otra vez.Repetía: “Andate, mamá, andate”,le decía a su madre muerta.Sentadas frente a frente en camas separadas conversaban.Le contaba sus miedos,cuando José la engañaba.“Andate, mamá, andate”,le decía cuando yo llegaba.Y otra vez cantaba: “Istambul está en Constantinopla”.“Istambul está en Constantinopla”.–¿Qué hacías? –Nada.Y otra vez lloraba.Y otra vez reía al verme.Atrás quedó Turquía, las alfombras de Anatolia,la Diosa Cali, Delia Tadei y su simpático José,el olor a huevo frito, el azúcar en las empanadas,el arroz con leche y canela, el mate y el pan,el piano de cola y cuanto turco iba a oírla tocar.Debió enamorarlos pero no lo hizo,o fue ella la que no se enamoró. Quién sabe.Lloraba cuando yo lloraba.Reía cuando yo reía.Estudiaba conmigo, dormíamos la siesta.Cuarenta estacadas sufrió una tarde.Respiraba mi aire en el mismo cuarto.Todavía la quiero, todavía la extraño.La invoco cada tanto:

  • — 42 —

    — Juan Botana —

    Cuando transpiro, cuando me enojo.Cuando siento temor. La invoco.Después de la diarrea,el problema desaparece.Y el dolor.Fue médium en la tierra y en mi vida.Fue canción de noche latina.Fue Poncio Pilato atado en pañuelo y desatado después.Fue pan francés que se volvió árabe por sus manos asesinas.Odalisca sensible tapada con velospara que no la tocasen manos sin deseo.Sus ojos celestes, transparentes, de Mar Negroiluminan mis noches.Fue sombra.Fue abuela de sus nietos. Mamá la celaba.Fue herida que de tanto cantarlase volvió canción.Cayó en la cocina con olla y vergüenzapor no haberme hecho la comida. Ya no caminaba.Y otra vez lloraba, temblaba.No me dejaba levantarla.No me dejó besarla.Le tuvo miedo a la vida, la asustaba.La operaron siete veces.La última de cáncer de mamas.Una mañana la encontré dormida para siempre.Quizás despierta no lo hubiera permitido.La tomé entre mis brazos para cobijarlapero ya no había pechoque abrazara su alma.

  • — Amores truncos —

    — 43 —

    Rosa china

    AMARGO ES EL SABOR que siento cada tanto.Cuando no te toco, cuando no te beso ni digo que te amo.Por las noches, entre sábanas,sin distancia, ni india, ni baño, en el que tardo tanto,ni tele, ni problemas, ni cansancio.Amargo es el sabor que siento cada tanto y sufro. Por callar.Por no proponer. Por no provocar ni sentirme provocado.Estando juntos te deseo como antes, como siempre.Te deseo envuelta entre tus piernas.Sola, conmigo.

    (Recordé que una rosa china tiene espinasy que no por eso es menos bella,que lastima su flor al arrancarla

    de un tirón, que el amor no se reclama,

    se conquista.)

    Y me dormí.

  • — 44 —

    — Juan Botana —

    Parteaguas

    Que yo sé que la sonrisaque se dibuja en mi cara

    tiene que ver con la brisaque abanica tu mirada

    Estopa

    DESDE SUS OJOS miré desde su ventana al Congreso.No caminó senderos verdes conmigo,caminó piedra, arena, sombra, ríos,playas, montañas y extravíos,cerros, valles y quebradas al sol,y el hastío del amor sin hastío,rutas, calles y añoranzas / lluviascon sentido y sin sentido.

    Desde sus ojos miré su cuerpo malherido.Lo curé y lo enfermé con el mío.Un aljibe sin agua nos esperaba.Un tren al sur envejecido.No había que apurarse ni ir despacio.Había que esperar cada momento,como si fuera el último,como si fuera obvio,como si ya lo hubiésemos vivido.

    Tuve que descubrir que le gustaban las manzanas y ser amiga de sus amigos,las papas, las artes, los oficios y los higos,la mermelada de sauco, de grosella, de zarzamora,de frambuesa, de rosa mosqueta con tostadas,los gatos y en especial una o dos gatas,los afectos incondicionales, las rabas,

  • — Amores truncos —

    — 45 —

    la pasión si hay condiciones y a su ritmo,donde están sus lealtades, sus alianzas.(Cuando elige no hay vuelta atrás.te da un tiro quizás dos y no falles)Algunos pocos gozamos de su perdón,las máscaras, los cuadros, la madera,el galponcito de su abuelo que va a ser nuevoy también de ella.El psicoanálisis, los libros inconscientes,Lacan, Freud, Cortázar, Clarice Lispector,Marguerite Duras, Pizarnik, Hrabal, Sabina,Charly, Fabi, Andrés y otra vez Sabina,el mate, las galletitas y la camita,el chocolate amargo y dormir:dormir hasta tarde en la mañana,algún licorcito para calentar el pechitoen invierno, la puna,el cigarrillo que dejó y que recuerda,los viajes, la cordillera casi suiza,las cositas que venden los artesanos,las fotos, guardar todo por si acaso,el jardín, las plantas y los árboles.

    Fue maestra mayor de obra de su casa,fue su obra y su dicha, también la mía.

    Preciosa, enfurecida, dormida, castaña, bella,morocha, mujer sin aros, ni pollera,valiente, sin estrella, ni alma.

    No hay oscuridad que la apague en la noche.

    Terrenal, suave, tensa, contenida, libertaria,inteligente muy inteligente, buena muy buena,de sonrisa eterna y ojos marrón pardos,de las estaciones eligió primaverao el otoño.

  • — 46 —

    — Juan Botana —

    No tiene mapa, ni brújula, ni trazo.Se golpea, por eso el llanto a veces.Si los tiene. Hay que seguir sus pasos,los indicios que deja caer como olvidadospara que vos se los recuerdes y la beses.

    Desde sus ojos miré el horizontey vi mis ojos derechos. Nací bizco.El reflejo en el agua y en espejo.

    Puedo seguir sumando cosasy el resultado va a ser el mismocon o sin elipsis de sujeto.

    Desde sus ojos miré y encontré:caricias, brisa, tempestad, metáfora.

    “Si ella no está no hay milagro”.

    Parteaguas de mi vida,su vida.

  • — Amores truncos —

    — 47 —

    Girasoles

    VOS que conocés mi casadeberías saber algunas cosas.

    Cuando volviste:¿viste florecer otra vez los girasolesdelante de mi ventana?

    Y si fue así.¿Por qué te fuiste?¿Por qué no me esperaste?

  • — 48 —

    — Juan Botana —

    Tengo miedo del final

    SOÑABA QUE VIAJABA en un camello y despierta dormida entre mis brazosEntonces la noche se hace larga... –Pero aún no había terminado–.

    Un hombro mío que no tenía qué (...) se mueve y la despierta.Cabizbajo.Un jaleo constante cada vez más intenso la vuelve a despertar y no tanto.Respira profundo un sueño arrebatado. Después del amor,suspira. Se acomoda.Abre los ojos y los cierra. El derecho se queda pestañando.

    Entonces la noche se hace larga... –Pero aún no había terminado–.Yo me agarro fuerte de su mano. Me sostengo. Como si eso me salvara.Entre sábanas cruzadas una ráfaga de aire fresco entra por la ventana,y enfría nuestros cuerpos destapados. Tibios todavía.Acurrucados.

    Nos acolchamos con un amor de paso que se queda, –hace poco más de nueve años–

    E insiste: Tímido, rebelde, inquieto, inseguro. Agazapado.

    De guitarra criolla, de mantas brasileras, de manteles con aguayos.De manos que se buscan por la noche,de charlas a la hora de la siesta,de máscaras, de paseos, de comidas, de arreglos en la casa,de cortinados blancos.

    De cuerpos desnudos traspirados.

    Es dueña de una belleza enfurecida.

  • — Amores truncos —

    — 49 —

    Sus ojos un enigma: bellos, misteriosos, penetrantes.Marrones casi pardos.Son mi penumbra, mi sur, mi guía, mi descanso.

    Nos acompañamos.

    Una tarde nos besamos en un beso prolongado.Cuando me dijo que con ella iba a conocer el mundo y en la estación José Hernández, de la línea “D” del subte,nos perdimos para encontrarnos.Sin destino ni salida ni fecha de vencimiento ni contrato.

    Lo acordamos.

    Una vez un amigo me preguntó: –¿La aventurera es ella? o ¿el aventurero sos vos?Al notar que yo tardaba en contestar... prefirió hacerlo por mí y se dijo:–¡Ella! ... ¿Y vos?(Sonrió como solo pueden sonreír aquellos que te conocen demasiado) –“Vos la seguí-ís”.

    Soñaba que viajaba y habíamos viajado.

    Por ladrillo y terracota al Talampaya estrellado,a la luna y su valle entre abril y marzo,por lagos que se cuentan de a siete y ese verde claro, del Huechulafquen que no pude olvidarlo.Las playas calientes de un Brasil extraño,lejanoy sus pies descalzos.

    De mochilas llenas. Del Uruguay a Buenos Aires y otra vez a las afueras, cruzando el Riachuelo.Regresando.Nuestro jardín se construye de plantas y de flores.Al entrar me detengo.

  • — 50 —

    — Juan Botana —

    Flores que crecen cuando quieren.Paredes recién pintadas de amarillo. Gotera.

    Gotas de lluvia que golpean en la chapa. Hojas de araucaria que caen.India que va y viene... Y se queda en su almohadón.Vos estás dormida. Yo me acuesto a tu lado y pienso

    que este lugar es más mío que cualquier otro en el que estuve.Mi amor me ancla a esta casa, a tú compañía.

    Ojalá siempre esté donde están mis afectos.El lugar puede cambiar. Lo que no puede cambiar es ese aroma a

    azucenasque creía no percibir y las flores de tilo que robamos en la calle San Martín

    doblando por Aráoz.

    Ya no llueve.Soñaba que viajaba en un camello y despierta dormida entre mis brazos.

    Sus labios balbucean un te-a-amo. Al oído.Da media vuelta y se acuesta de su lado.En la oscuridad la miro.En esas noches de insomnio. Custodiando.

    Un amor:Seguro, incansable, desconfiado;detenido en ese instante, apresurado.

    A fuego lento, entre brasas.De ojos abiertos y cerrados.Simple, complejo, complicado.

    De silencios, de dientes apretados,de palabras lindas, de gritos callados,de color azul, de celeste pálido.Ingobernable a veces, asustado.Malhumorado, molesto, fastidioso, irritado,de mal carácter.Desvelado.

  • — Amores truncos —

    — 51 —

    A la madrugada me levanto y una vez más fracaso.Siguiendo el camino de la babosa en el mosaico.De restos de chocolate suizo,de piezas robadas al ferrocarril y de juegos de la abuela.Heredados.

    Hacia el baño. Me tropiezo, conmigo.

    Dejé de dejarme querer para querer como nunca antes había querido.Dejé mis fantasmas de lado y los de ella.

    Dejé tantas cosas desde que la conozco, que me sentí dejado.

    Y así la vida, en un Tigre desolado, de pájaros cantando.Hacia el Paraná de las Palmas donde el río se hace llanto.Una mujer suspira, conmovida, deslumbrada ante tanto encanto

    Que el paisaje anula a su adversario.Y este abandonado, culpable por amarla tanto.

    –Uno puedo estar celoso de otra persona, ¿pero de un paisaje?–Uno puede estar celoso de un paisaje, ¿pero de un sueño que decidió

    soñar sola?O le tocó. En viaje y en camello. Despierta queriendo dormirse.

    Y yo que esta vez no pude seguirla.Ni con los celos a cuestas ni de a ratos.

    Todavía guardaba su olor en mi cuerpo, tan perfumado.Su piel, sus cabellos largos.Y esa humedad que deja la lluvia en las casas viejas.Su cansancio.Pero no me alcanzó.Todavía guardaba su olor en mi cuerpo y la huella de sus ojos en los míos. La misma cicatriz que sangra y el orgasmo.

  • — 52 —

    — Juan Botana —

    Pero no me alcanzó.

    Con la luz apagada ya no la veía como antes, como siempre.Tan cercana.Ya no atrapaba sus besos remolones con mis labios.

    Entonces un escalofrío corrió por mi espalda y me caí al piso.Desplomado.

    Me tropecé, conmigo,en el pasillo antes de entrar al cuarto.

    Su sueño era tan suyo, su viaje, su camello, su aire. Tan suyoque asfixiaba (...) el sentirla respirar profundamente. Llena de placer.

    Parecía colmada.Decirle que su amor silencioso, dormido, me estaba ahogando

    que condenaba mis deseos y mis ganas,y la vigilia de mi corazón en esa noche.

    Al abrir mis ojos, frente a ella. Seguí durmiendo.India abrazada a mis piernas ronroneaba.Ella estaba apenas un poco más a la derecha de la cama.Descansando.Y si no fuera por ese “apenas”.Todo me hacía pensar que el descalabro de imágenes previas: mi ida al baño, las babosas y su camino a ninguna parte,mi tropiezo, los celos. No pasaron, aunque dudé.

    Pero a la distancia:

    ¿Puede uno estar celoso de aquello que uno mismo ha generado?¿De un viaje al que no fue invitado? Y que la hacía tan feliz.

    Tal vez porque:

    El amor no pasa. Te atraviesa.Te desbasta. Te envuelve. Te ilusiona. Te confunde. Te atrapa.

  • — Amores truncos —

    — 53 —

    También en pesadillas.

    Tal vez porque:

    “Nos amamos hace una vida. Hace un momento.Nos amamos sin certeza del principio.

    Por eso no sabemos si este amor terminará alguna vez”.

    Dos cuerpos que se encuentran, pero uno de ellos se pierde, cada tanto. Y olvida y se siente desplazado.

    Nuestra casa se construye de ladrillos, de memoria en las manos y de granos de barro. Mojados.

    Un capricho, para que este amor y no otro, sea el primero. Un sueño que nos une y nos aleja estando. Que me traiciona imaginando.

    Tengo miedoque nuestras manos por las noches no se encuentren ni se busquen,ni se contengan, ni se extrañen,ni se rocen, ni se quieran.Tengo miedo que nuestro amor se quede sin aire.Asfixiando.Tengo miedo de un final,celoso de sus actos.

  • — 54 —

    — Juan Botana —

    Los tules

    TIENE...la mirada encendida,la belleza brillode mi canto alegre.Tiene...Tiene esa suerte, tiene...el viento en la cara,suelas de sueñoen el camino,la nostalgia cubanade un amor poema que recito.Tiene...Tiene esa suerte, tiene...la que yo no tenía,mi blasfema llorosaque no acaba ni rezaentre tules rosasde esos que corro al verla.Y las nubes tan altas.Y ese mar azul de mis ojos grises tan lejos.

  • — Amores truncos —

    — 55 —

    Malena

    EN DONDE YA NO ESPERÁS que sucedaEn el deseoEn los cuadernos que escriben la bellezaEn esaEn la impurezaMalena

    En el desvío que desperezaEn la malezaEn el respiro pulmón recién nacidoEn el suspiro–Esto no sale de acá–MalenaBajo los adoquinesEn el cordón que desata el desahogoEn el ahogoEn el aire viciado de la piezaRespiraMalena

    –Me exalto–En la bocanada más fuerte de su vidaEn la míaEn el disparo al pecho que la abraceEn el balazoEn el flechazoEl míoEl de su madreEn el abrazoMalena

    En el ambo

  • — 56 —

    — Juan Botana —

    La cofiaEn el barbijoEn el entrar arrebatado a conocerlaEn ese entreEntre–Lo dijo–MalenaEn el llanto que se deja amaneceracunando madrugadas sin dormirEn el bostezoEn el mirarEn el reírDe volver a viviruna tarde a la mañanaY asíEn él asíMalena

    En los ojos que se taparon de lágrimassecados con su bocaEn la mirada glaucade luces con más sombras–grises–En la derrota

    En el abrigo–Te digo–Fue el destinoEn el deberUn desatinoMalena

    En la victoria que narra el desconsueloEn el sueloEn el consueloEn el anzuelo

  • — Amores truncos —

    — 57 —

    En el pasto tirados, tanto amorEn el corazón no les entraba la succión de su regresoEn el olorEn esoEn el excesoMalena

    En la puerta esperándola a Lorenaboqueando en el brillar de los espejosEn el pasilloEn lo dichoEn lo no dichoEn lo ya hechoEn lo no hechooMalena

    En lo soñado peor de lo que fue–Mejor, mucho mejor–¡Inmejorable!En lo que fueNo ves. ¿Qué ves?En el jardín¡Maleena!

    Malena como MalenaMalena como Lorena¡Maleena!

    Encaje de sílabas, de letrasEnjambreDe metonimia, otra vez esa–¡Qué pesada!–Cuánta reiteraciónen el “En” en el “Cuándo”

  • — 58 —

    — Juan Botana —

    En el “Qué”Esperando a...¡Maleena!

    De susurros a mi oreja doblada en la de ella–Espero me perdone por quedarme dormido–En el parecerseEn el perfumeEn el quejarseMalena

    –“Te cambio la vida”–, dijeron, con zozobra–Y que pensaban que fue lo que quería–AllíEn esa heridaMalena

    Que algo de la vida cambiaraQue nos sumara otra vidaQue estaba grande la camaQue sobraba la comidaQue nos ampliara la casaLa vistaLa risaLa dicha

    En la desdichaMalena

    Las posibilidades posiblesDe no llorar a escondidasLas tizas abandonadasLas tizas que no escribíanLas acuarelas guardadaspara pintar alegrías

    Malena llegó tan claraTan dulce

  • — Amores truncos —

    — 59 —

    Tan niñaTan vivaTan mujerDesvergonzadaTan esperadaTan inesperadaQue me parece mentira

    En el elásticoEn la rayuelaEn los dadosEn los huevo fritos de mi abuelaEn la miradaEn las canciones cantadas con mi hermanaEn la guitarraEn refugiarnos en la cama marineraEn aquel patronatoEn la sonrisaEn la sonrisa de:¡Maleena!

    Malena como barricadaTan suspendidaPara iluminar el día con su relámpago azulTal si lloviera

    Era:–No me digas que te lo dijePara mí que se me escapóQue no quería–

    Bajo los adoquines no había nada si no insistíasAros de sal en la almohadaBabaLa ropa recién planchada

  • — 60 —

    — Juan Botana —

    Para salir a algún ladoPara salir de corridasCon el bolso en el ocasoPara dormir por si acasocomo todos nos decíanPara encontrar una excusa–Por verte tan Malena–Para salir a la vida

    En el ajedrez al que extrañoEn la bicicleta prestadaEn los patines robadosEn la pelota perdidaEn el skate de plásticoque lastimó mis rodillasEn las charlas con GracielaEn las cartas con SusanaEn las canciones recordabaque abracé con más ganasGanas de ser una niñaUna niña que jugaba en la vereda de casatocándole la guitarracantándole amaneceresA dúoCon la armónicaReía...Malena

    Decía:

    En el río En la delicadeza de sus dedos En la araña de tela que le cuelga En el viaje En el drenaje En la mochila con tul

  • — Amores truncos —

    — 61 —

    haciendo mañas En la maraña que la daña En las mañas Haciendo hipo Llorando Malena

    Ay, que no se enteren los curas que nacióa ver si me la bautizanni la derechaa ver si le hacen creer que el progreso individual nos salva de algo,en vez de la ayuda mutua, excepto la solidaridad que tienen cada tanto, rara vezEn esa vezNo está Malena

    (Ni en la canaque se le mete a los chicos en el cuartoy los asustaCon el ojo que todo lo controlaNi en las botas)

    Si no siempre (y hasta la victoria)En el poniente solDescendiente en tobogán con escalónEn el calorMalena

    Si no nos desvivimos por ganarSi no hay campeónSi nunca huboSi no importa si no nos dan, lo conseguimosY si no sale, seguiremos(hasta la victoria aunque no sea)

    A ver si le dicen que tener ojos claros o ser delgada es más impor-tante que la libertad, que la rareza A ver si le vienen con certezas

  • — 62 —

    — Juan Botana —

    En vez de una amalgama plural de formas En la norma No está Malena

    (Ni en los juegos de princesas Ni en la realeza Ni en el lujo)

    Ahora es cuando y no es ahoraAhora vino en tiempo justo y a deshoraAhora desde antesEn el antesA la vejezMalena

    Cuando un tren te lleva a todos ladosY su ruido se parece a los latidosY el viento sacude un canto suave–de pájaros–Las hojas de memoria que se caenEn el espejo amor de una miradaEn un ojo de sonrisa destapadaEn la bandadaMalena

    En las rodillasMalena

    En la hermosuraMalena

    SoñandoMalena

    Que te alcanzoMalena

  • — Amores truncos —

    — 63 —

    De sorpresa Malena

    En ese día:Malena

    En esas ansíasMalena

    En nadieEn el aire un barrileteMalena

    En talesEn cuanto talesEn el dolor de panzaEn el eructoEn el albaMalena

    ¿Qué te parece?Malena

    Con su voz de tango...Malena

    En el laurelMalena

    En la araucaria

    En el nombreEn el renombreEl sobrenombreMalena

  • — 64 —

    — Juan Botana —

    En uno En cada uno Malena En todos En la tinaA tu ladoA tu costadoMalena

    El veintiséis al final dijo he llegado–Era ella la que tenía que decirlo–De diciembreEn el finalMalena

    En el intento Malena

    En unoy en cada unoMalena

    En el disco que escuchaba de MercedesEn Malena a lo Malena

    –Muchas gracias–Malena

    AllíEn millones de susurros que salpicanEn el recuerdo que transitaMalena

    Era:Levantarnos a acunarla por las nochesMaquillar el insomnio y la pereza

  • — Amores truncos —

    — 65 —

    Prepararle la otra camaen la mañanaen la destreza de cambiarlaPonerle el huevito para el coche(o el nidito)Dormir, no dormir y el roce–Un sobresalto–de tanto hacer el mismo recorridoDe tanto ir y venirha sidodespeinarse por la brisa que adormeceComer, limpiarse y enloquecerSubir y bajar de mano en mano que embriaga su primer besoen la mejillaEn el cuello su succión avisaNo mucho más y tanto másA descansarMalena

    Era:El sueño más grande de mi vidade una vida gitana en la mochilaLa orilla de una noche con su luna

    El mar de arena blanca en la valijaEl Machu Pichu, Formosa y arrancar

    Bolivia

    El Chaltén, Torres del Paine en ChileEl Huechulafquen al que volveremos algún díaLos Alerces

    Era...Viñales, una playa de Cuba, VenezuelaMendoza, la muralla China de la China

  • — 66 —

    — Juan Botana —

    Praga, Puerto Madryn, RusiaUshuaia que nos quedó tan cercaChiapasEl norte de BrasilSan Marcos Sierra En el Quilposin vendaval que nos mueva de la carpay nos inundeA dónde iremos¿En carpa?, en aviones, en hostels, en trineoMalena

    Era:Reír y llorar al mismo tiempoEn un amor desconocido que apareceEn el saberEn el pensarEn educar¡Que crece!En el viajarHasta el infinito y más alláMalena

    En la caña de los pescadores que no pescanEn una tabla de esquí acuático que encallaEn un caballo que salta hacia el vacíoEn cocinarEn el hablarMalena

    En un libro que he leído y no recuerdoEn levantarla con los brazos apretadospara no terminar jamás con el poema–Ya está–En esta gestade pañales guardados desde agostoEn el rostro

  • — Amores truncos —

    — 67 —

    En el beso sonriendo en la mofletaSeis ojos unidos que se abrenEntre las tetasMalena

    En la doblez de un pelo en remolinosEn las manitos que saca de la cunaEn los piesEn las fotosEn las dunasEn los aritos que no sabemos si ponerle(y sin embargo le pusimos)En los paraguas de oro japonesesEn los pantalones tan largos que le quedanAhíEn lo que sobraEn lo que quedaMalena

    Es tanto lo que falta por hacerEs tanto lo que hay en esta casa que fue la de María en la vendimiaLos árboles en la vereda desde niña–¿En dónde empieza?–¿Qué?Lo de Vittoriolijando la madera de araucariaEn la tibiezaLo que terminaPara que entreEl repelenteDe un verde claroDe repenteMalena

    Cómo no decirle que la amoCómo no pensar que se lo dije

  • — 68 —

    — Juan Botana —

    Que la oculté siendo MarcosQue la lloré siendo NoritaQue la deseé en el PareceQue la temí en el EstabaQue la nombré siete veces en BoliviaY la seguiremos nombrandotantas veces:Vivi, Didi, Mimi, Tai, Pipi, Triti, BimbiGriselditaMaleMalenitaMumiTatula tatula¡Malena!

    Para resguardar su anonimato en el lenguajeA quien le cuajeEn el desangre de un parto con dolorEn la cesáreaAquí

    En el amorMalena

    (Desde los ojos incoloros que todavía no venEn el cloroEn el apodoEn el asomoQue miran al oído gritando: “Necesito”Una voz que ni se escucha en la penumbraPariendo colibríes en el silbido tenazde una noche silencia–¿Quién necesita?, preguntó¡Shhh!...., que se despierta la nena–¿El padre o la hija?

  • — Amores truncos —

    — 69 —

    –El padre.Eso está claro)

    Malena

    –No sabés cómo quería que nacieras–

  • — 70 —

    — Juan Botana —

    Te quiero

    TENGO UN SOLO ENEMIGO y soy yo mismo.Las circunstancias, los prejuicios:son solo excusas que interpongo entre vos y yo.El tiempo te aleja de mi ladoy no soy capaz de correr a buscarte.Al verte, permanezco calladoen lugar de decir a gritos lo que me pasa.Te quiero. Te quiero mucho másde lo que diga una vulgar palabra.

  • — Amores truncos —

    — 71 —

    El amor no es de nadie

    EL AMORno se haceen minutos.Lleva tiempo.El amoresun suspiro cada tanto,no siempre.El amorespaciencia,toleranciay escuchar.

    El amoresperder.

    El amora menudose queja,reclama,patalea,grita,calla,llora,cede.Al amorno se lo enamora.Es el amorel que te enamoraa vos.El amor

  • — 72 —

    — Juan Botana —

    no se busca,ni se encuentra,ni se merece.El amorse va.

    El amornos cree al principioo eso pareciera.Lo difícil esque te crea más tarde,el resto de los días,después...

    Cuidarlo.

    Como pastoque le cuesta crecercuando no llueve,como jazmín de cieloen noviembreal que no siemprelas floresle brotande una vez.

    El amores que te espereny esperar,sin flores en la mano,sin llanto que te ampare,sin sueños que se cumplan.

    Los plazos del otro,los momentos del otro.El deseo del otro.

  • — Amores truncos —

    — 73 —

    Aunque a vecesconcuerde con el tuyoy otras no.

    Hay personasque aman con locuray sin embargonadie las quiere.Y otras que hacemoslas cosas maly las repetimoshasta el cansancio.Y somos amadasy mucho.

    ¡Por suerte!

    El amorestener un proyectocomúnpor pequeño que sea.El amorno essaber lo que hace el otro,ni imaginarlo,ni siquiera intentarlo,ni suponerlo,ni saber.

    El amorno escontrol.

    Ni parecerse,ni coincidir,ni conocerse,ni ser el uno para el otro,

  • — 74 —

    — Juan Botana —

    ni tu media naranja,ni tu parte de qué.

    El amorno es tuyo,ni mío,ni de aquel,ni del anterior,ni de nadie.

    El amorno esde nadie.

    Si quisiéramos conocertodas las accionesde la persona amadatodo el tiempo,la vida seríaun suplicio.

    El amorno es posibley olvidé las comillasdeliberadamentesi no existeun secreto,decía Kundera.Y tantos otroslo repetimossin entender.

    El amorno es posiblesi no vislumbrauna hazaña,más no sea

  • — Amores truncos —

    — 75 —

    a lo lejos.

    El amoresuna mentira.

    A la que nos aferramos,le creemos.Simplementeporque queremoscreer.

    El amorte confunde.

    Te ciega.Te abraza.Te gusta.Te disfraza.Te ensordece.Te deja,con las ganasy te suelta.

    Como pájaro sin panen el deseo.

  • — 76 —

    — Juan Botana —

    Te extraño

    TE AMO y mis manos extrañan tu cuerpopor las noches.

    Te amoy mis labios extrañan tus besospor las noches, en la tarde,durante el día.

    Te amo,a veces tan cercay a veces tan lejos.

  • — Amores truncos —

    — 77 —

    Quería

    NO QUERÍA que me busquenni que me felicitenni ser abanderadoni dejar de jugar a los rastisni a los soldaditosni a la pelotani a las damasni al ludoni jugar bien al ajedrez.

    Ni que me reconozcanni correr rápidoni dibujar hasta el último detalley dejar de hacerloy hacerme el distraído cuando me preguntanni dejar de ser bizconi usar más el parcheni los aparatosni tener pie planoy usar plantillas en los pies.

    Ni que me pidan explicacionesni darlasni pedirlasni prestar atenciónni robarni tener que decir sin decirni poner la otra mejilla para que no me dieran un besoni limpiarme la carani que me perdonenni perdonarni pedir perdón

  • — 78 —

    — Juan Botana —

    ni creerme más vivo que los otrosni sentarme a la derecha de ningún padreni estudiar ni recibirmeni jugar al elásticoni a la rayuelani a la canastani al roba cajóny escuchar la radioy ser de Rivery colarme en cambio para ver a Ferro.

    No quería que me leyeranni estafar a nadieni tener tantos amigosy perderlos todosni mentirni llamarme Juan Carlosni que me digan Juancani Juanquini Juanquitoni Juan Carlitosni Juanchoni Juanchini Juanceteni Juancitoni llamarmeni que me llamen.Ni Juan Botana.Ni.

    Ni haberme enamoradoni pedir disculpas todo el tiemponi ayudar a nadiepara que me dejen tranquiloni ayudar a todospor la misma razón

  • — Amores truncos —

    — 79 —

    ni aguantar a la genteni sufrirni hacerme caca encimani tomar porqueríasni ser un roñosoni lavarme mal los dientesni tener cera en las orejasni costras en los brazosni hongos en los piesni bañarme con agua fríani sentir vergüenzay que nunca me echenni me rechacen por esoni mirar de costadoy bajar la cabezapara que no se den cuentay mirar quién sabe quéni ponerme la mano en la bocapara callar lo incontable¿quién sabe qué cosa?Siempre otra cosani dejar a nadie y dejar a todosni olvidarlos ni extrañarlosni estar soloni quererlos mucho siempre y cuandono me rompan mucho las pelotasni llorar porque no lo hiceni llamarlos ni hacer favoresni que me los pidanni necesitarlos porque no los necesitoni que me necesitenni que me entiendanni que me quieranni que me juzguen

  • — 80 —

    — Juan Botana —

    ni que me creanni que no me creanni que recen por mí.

    Ni que me deseen aunque a veces me confundani parecer buenoni ser buenoni usarlos a todos y dejarme usarni seguir encorvadoni jugar a las chapitas agachado en el pisoo en la mesa del comedorni a los daditos en la escuelani enrular el peloni estirarloni tener caspani atar nudos y pedir deseosni hacer arreglos en la casani oír cancionesni oírni pedirni hacer que escucho a todos y no escuchar a ningunoy pensar en otra cosacomo si me importara.Siempre en otra cosa: ¿Pero en qué?¿En qué?

    Ni tener miedoni lastimarmeni lastimar a nadieni abandonarmeni pelearmeni juzgarni criar pecesni perros

  • — Amores truncos —

    — 81 —

    ni pájarosEn un cuarto.Ni haberlos abandonadoni vender revistas ni cdsni publicidadni nada.Ni ir a La Saladani a la feria de Floresni a la de Pompeyay cruzarme a buscar agua benditaa ninguna iglesia.¿Para quién?¿Para qué?

    No tener un trenni una bicicletaesperar una hijaun dodge que vendíalgunos cuadernosuna lapiceradeudas pasadas que no me dejan dormirun par de autitosremeras que no usocantar más o menosalgo de pacienciaunas estampillashaber encontradoal amor de mi vidani escribir.Tener más librosde los que podría haber leídoy que a esta altura ya no voy a leercomo si me gustaracomo cuadros colgadosen una pared

  • — 82 —

    — Juan Botana —

    como bolsas de plásticoarrojadas al mar.

    Quería.

    Quería que no me abrazaran por las noches de chicotirarle a las ventanaspiedras de alquitrántemblarles al oídono dormir tranquilo–no me hicieron nada–y mirarlos mal.

  • — Amores truncos —

    — 83 —

    Te amo

    Tú solo, solo tú, sabes el modo.De reducir el Universo a un beso

    José Martí

    TE AMO perdidamentehasta que te encuentroen un beso,una caricia,un abrazo,una mirada.Un recuerdo.

    Te amo y por suerteeste amor vuelve“prolongado en mil ecos”.

  • — 84 —

    — Juan Botana —

    Formosa

    Más linda que la tierra, más linda que una flor.Más linda que algún cielo que hayan visto mis ojos

    LA QUE LLORA por las nochestibia entre mis brazosLa que florece en el jardínLa que no puede dormirLa que espera

    La que escucha cancionesen la siesta tarde compañeraLa que cuida mis deseosLa que canta y repite balbuceosLa que espera

    La que escala la montañatrepando soledadesLa que es rocaLa que es piedraLa que lleva mis manos a su bocaLa que espera

    La que grita La que agotaLa que irritaLa que es lluvia mojada por el vientoLa que es siendoLa verdadera nosotrosLa que espera

    La que imita

    La que es otrosatrapando cada beso que recibe

  • — Amores truncos —

    — 85 —

    en el excesoLa que viveLa que es esoLa que espera

    La que es hiedraLa que riega flores, los colores con su cantoLa que es arenaLa que es río La que es marLa que es rosaLa diferente, cualquier cosaLa que duerme, amorosa¡Hermosa!¡Muy hermosa!La que espera

    La que es mateLa que es cuevaLa que es solLa que es calor en el inviernoAl lado míoLa que espera

    que se cubra, que se pliegueque se pinten las montañas de amarilloLa que es brilloen sus ojos de Graciela

    La que está pintada de colorLa que es amorLa que es ganasLa que es claraLa que cesa

    La que reza sin saberLa que es hadaLa que es sed

  • — 86 —

    — Juan Botana —

    La que es redLa que es luciérnaga

    La que es guía

    La que tiene corazones en su camaLa que es hija y es mujerLa que es mañana

    La que hilvanaLa que es cuentoBarranca, laguna, riacho, bosqueRiachuelo

    La que es norte

    La que apaga las nubes con su llantoLa que es... cuantoLa que es ropaLa que es sopaLa que es copaLa que es provincia en el venirUn devenir

    ¿Quién soy yo para decirte todo esto?Para describirte lo que sos. Sí, soy tu padreSí, te soñé en cada lugar que te busquéEn que viajéEn los que estuve:en Congreso, en Palermo, en Banfield, en Natalesen Sierra de la Ventana, en Mar del Tuyú, en Florianópolisen Torres con más fuerza, en Los Cardalesen algunos lugares espiralesque son más, que no me acuerdoEn los rosales

    Pero no me hagas caso por favor en estoSí, yo no sé. Sí, en realidad sos vos la que hoy espera

  • — Amores truncos —

    — 87 —

    Sí, yo no fuiSí, es por amor lo que escribíTe comparé, te adelanté adonde no fui

    Sí, no conozco Formosa

    Se especula con que el nombre Formosa deriva de una locución latina que significa “hermosa” y que habría sido dado por los conquistadores espa-ñoles al navegar por el río Paraguay. También puede ser una variante de “fermosa” (la más hermosa).

  • — 88 —

    — Juan Botana —

    Lágrimas dulces

    LÁGRIMAS DULCES endulzan mi cara con gusto a algodón.

    Suaves: como caricias de amorque esperoaunque ya esté un poco grande.

    Tensas: como caricias de amora la distanciaque no van a venir.

    Temerosas: como caricias de amorentre frazadas que un día de prontonos dejaron de cubrir.

    Moribundas:como morir entre tus brazosuna noche cualquierayo quiero.

    Como quisiera irme contigosi apenas un minutode esta vida te vas.

  • — Amores truncos —

    — 89 —

    Los ReartesEntre Villa General Belgrano y La Cumbrecita

    HAY UN PERFUME A TABAQUILLO en el aire.Una sierra que engaña.Un río que crece con el agua de lluvia.Una nube que tapala imagen que tengo de una pulpería.

    Hay morteros (de algún aborigen).Un corral de piedray una iglesia vieja.

    Hay, lo que antes no había.Una concesión ingrata sobre el río y la piedra.Acá en Los Reartes.

    No sé cómo entienden lo público ahora,que niegan accesos.Donde no hay un camping, un hotel de lujo,o alguien que te cobra por mirar la sierra.

    Y no pasa solamente en Córdoba.Pasa en Mar del Plata, en las playas de Brasil,y también en Cuba.

    Por una playa tranquila, en Los Reartes pidenunos doscientos pesos.Y si no a mirar de nuevo la vieja pulpería.

    La sierra y el río parece que es de ellos.Los árboles, no. (O mejor dicho su olor).

    Eso sí, podés acostarte y mirar el cielo.

  • — 90 —

    — Juan Botana —

    Colonia de tarde

    EN LOS GRANOS DE ARENA de la playaatesoramos un instante de dichaen la puesta colonial de sol del sacramentoy sus ruinas.En el río...que miramos y reímos.Dos tardes, dos veces.En tus senos que buscarémientras me dejes,tensos, moradoshacia el horizontedurmiendo caricias e ilusiones.En la puesta colonial del sol del sacramentoy sus ruinas.Dos tardes, dos veces, dos noches,dos vidas en noviembreconteniendo la respiración,flotando...proponiendo no vivir más.En esa tarde,en ese instante...

  • — Amores truncos —

    — 91 —

    AmboyEs el pueblo donde nació Vélez Sarsfield

    EN AMBOY ESTÁ PROHIBIDO galopar en el pueblo.Está prohibido también traicionar el recuerdode un gaucho que corta un alambre en las afueras.De un señor que sale solo para vernos.De dos chicas que pasan.A las que la vida del pueblose la contó su abuela.Del departamento de policía.De una pulpería.De una capilla vieja.Del Bar Cultural Amboy.De los negocios cerradosa la hora de la siesta.De otro almacén abierto (de ramos generales).De los regionales.Del calor de octubre,cuando hay frío de campo.De un dispensario.

    Probablemente Amboy, supo ser cabecerade una zona más grande y pasaba la ruta.Y era el páramo obligado hacia Santa Rosa.Seguro, hubo rosas y un arroyo que corre.

    Lo demás:

    Dos manzanas nomás, dura el casco histórico.Un comité de la UCR.El puesto sanitario.El colegio Vélez Sarsfield.El correo.

  • — 92 —

    — Juan Botana —

    Y una plaza,con juegos petisos.

    En Amboy todo es petiso o a su altura.Un perro perezoso achica la calle, que de por sí es chica.Como achicaron los lotes cuando al fin los dieron.Los lotes de las casas son chicos,porque siempre hubo espacio para salir afuera.Acá, todo es afuera, porque cortan alambres.–Se acuerdan del gaucho–Nadie te saluda y te miran de lejos.Casi nadie te espera.El valle está lejos y está cerca.Es más fácil llegar desde que asfaltaron la ruta.Para visitar el museo llame al bar de Aurelia.

  • — Amores truncos —

    — 93 —

    Cerrar los ojos

    MIRABA PARA ARRIBAcomo buscando algo,queriendo seducir la vidacon ojos color cielo,atrapando momentosen fotos,en poemas,en un lienzo,prendiendo linternasen una noche desordenada.

    Una paleta de coloresno alcanzabacomo no alcanzarían tampocolas ganas de apurarsesin antes ir despacio.

    La sensibilidad se escucha,no se miray menos a la distancia.

    La sensibilidad se escucha:en un caracol de mar,en el eco de las grutas,en el roce de párpadosal cerrar los ojos.

  • — 94 —

    — Juan Botana —

    Catalina sur

    ¡ESPERO QUE DUERMAS BIEN esta noche!Y las próximas.Y las próximas.

    Acurrucada en mantas con aguayos,envuelta en mandalasde sedas brillantesde color azul.

    Una mariposa hoyme siguió todo el día,como si me quisiera decir algo.Revoloteando mis hombros.

    Suspiros de tardecon olor a eucaliptollegan por el aire,soplando ventanasdesde Catalina sur.

    Mientras tanto, sonrío.Abro la ventana.Respiro profundo.y hasta me parece sentir tu olor.

  • — Amores truncos —

    — 95 —

    Alguito

    A los pueblos originarios

    HAY ALGUITO de luna en sus miradas.Hay alguito de sol en sus arrugas.Hay alguito de llanto en sus quebradas.Hay olor a jazmines en sus cunas.

    Nacieron como nacen las estrellas.Todas juntas y se juntan en sus pechos.Nacieron como nace el firmamento.Donde hay uno, habrá más en el silencio.

    Hay alguito de río en sus montañas.Hay alguito de voz en sus recuerdos.Y si digo hay alguito es porque hay algo.Hay amor que pinta de marrón el mismo cielo.

  • — 96 —

    — Juan Botana —

    Momentos

    CUANDO LAS COSAS vienen mal barajadas:no te apures,correte a un costado y observá.Ni siquiera lo hagas atentamente,simplemente observá,y verás acaso con sorpresaque los vidrios que estaban en la playa,ya no están,una vez que haya pasado la ola.Y volverás a caminar descalzopor la arena con los pies al solsin quemarte.Como si nada hubiera pasado,como si hubieras aprendido en la vida:a esperar los momentos,a esperar los momentos.

  • — Amores truncos —

    — 97 —

    Poema de papel

    A José Martí

    QUIERO LEER un poemaque no se deja leer.Un poema que fue escrito,que no entra en ningún un papel.

    Ese que empieza diciendo:“Amar es humanidad”.¿Y si la humanidad no quiereser un poema, quizás?

    Lo pongo como pregunta.La respuesta está al llegar.Hagan lugar los de arriba.Abajo no entramos más.

    Quiero leer un poema,que no entra en ningún papel.Porque un papel no es poema.Poema es pertenecer.

    Quiero leer un poema,que sigo escribiendo, ayer.A ver si escribimos todos,así lo puedo leer.

  • — 98 —

    — Juan Botana —

    Punto en el mar

    VIENTO SONOROorillaescarchahule.Mar que trae másde lo que lleva.Muelleahogosal.Y punto.

  • — Amores truncos —

    — 99 —

    Lomada

    A la localidad de Lomas de Zamora

    LOMAS ES PARA MÍuna lomada.Una calle empedrada.El sol que se pone en la tardepor Azara.Las ganas de volvery un farol,que ilumina de azulla mañana.

    Lomas es para míuna explanada.Una estación de trenen la ochava.El amor que me sale a buscar,con ganas de hablar,y me llevasoñando bajitoa mi casa.

  • — 100 —

    — Juan Botana —

    El Nilo es el mar

    YO SIEMPRE VIVÍ AQUÍ, en el Nilo.Me crié aquí.Crecí aquí.No imagino un solo día de mi vidasin navegar sus aguas, sin mirarlo,ni olerlo.Me levanto y lo veo,me acuesto y lo veo,me duermo y lo veo.

    Si un día no pudiera tocarlo con mis manos,soñarlo por las noches, besarlo.Creo que me moriría.

    El Nilo es mi vida.¿Qué otra cosa va a ser?El Nilo es el mar para mí.

    Ustedes porque fueron a la escuelay saben que es un río.Porque conocen otros mares.

    Pero yo no conozco otro mar.El Nilo es el único mar que conozco.

  • — Amores truncos —

    — 101 —

    Poesía crucial

    A Osvaldo Baigorria

    ERIZOpaseo esquizoprimavera.

    Mariposaque vuela bajoen la trinchera.

    La eleganciadel hechizohizo que quiera.

    Nadie quisosin quererse hizo poema.

  • — 102 —

    — Juan Botana —

    Mochileros

    PORQUE HAY MOMENTOS de los que nadie vuelve,que lo dejan a uno detenido, atrapado, sin poder salir.Hasta que llegamos a la conclusión que lo mejor va a serarmarse de hombros y acomodar las penas y seguiry cargar con esa mochila durante toda la vida.

  • — Amores truncos —

    — 103 —

    Años

    “NO MORIRÁ la flor de la palabra”, aunque cambie el rostro que la nombra.Mientras me mire a los ojos.Porque los años nos ven.

  • — 104 —

    — Juan Botana —

    Río seco

    CON DESMESURADOS ademanesse perdió en medio de la nochecomo un loco.

    Parecía que se la pasaba coleccionando estrellas.

    Mis ojos no paran de llorar desde entonces,pero mis lágrimas no sé de dónde salen.

    Las detengo por un instante,las aparto,las confundo con la lluvia.Aparento limpiarlas con pañuelos viejosque guardo por si acasoen algún cajón.

    Pero jamás podré secar el río que me corre por dentro,su torrente infinitoal recordar.

  • — Amores truncos —

    — 105 —

    Mudanzas

    EN LAS MUDANZAS se quedan algunas cosas.Perdidas o pérdidasque no queremos llevar.

  • — 106 —

    — Juan Botana —

    A escondidas

    ACASO de haberlo dicho en lugar de escribirlo hubiera sido más honesto. Aunque lo haya sentido, aunque ese sentimiento fuera mío y haya llorado por lo mismo más de una vez. No me da derecho a hacerlo.Yo no escribo delante de ella, delante de un paisaje, delante de mis ojos, ni siquiera delante de los distintos verdes que acaricia un jardín mojado por la lluvia.Lo hago a sus espaldas, a escondidas, encorvado, solo, triste, abandonado.En un acto, por lo menos cobarde.

  • — Amores truncos —

    — 107 —

    Malabares

    ME VOY.Para que sientas mi ausencia.Me quedo.Para no insistir más.Me escondo.Para que al menos me veas.Me escapo.Para no volver más.Me mareo.Para que todo se mueva.Me refugio.Porque no me mirás.

  • — 108 —

    — Juan Botana —

    Los diferentes sonidos del agua

    ES DESOLADORA la lluvia que cae hace varios días por la canaleta y golpea el piso, y golpea el piso. Gota a gota, incesantemente, tristemente lo golpea.Dolido de pena, me retuerzo en la alfombra, me arrastro, me castigo, me culpo.Tirado en mi cuarto sin poder moverme, temo levantarme y volver a escucharla.

  • — Amores truncos —

    — 109 —

    Puente Alsina

    A la estatua de “El Malevo” de José Perera

    DICEN que se llevaron a El Malevolos amigos de lo ajenoo un intendente de la municipalidadque odia la vida.

    Dicenque lo llevaron por rateroque el tango no es estatua sino sueloy lo tiraron en el velódromosin reparar como desdicha.

    Dicen que no nació en un arrabaly cuantas cosas más diránpara justificar en su lugarla policía.

    Dicen que el tango no es farolni orillas ni esquina ni una minay que tampoco de acero eran sus ruinas.

    Dicen pero no quiero mirarsi ya no puedo pasarpor donde estaba El Malevoen Puente Alsina.

  • — 110 —

    — Juan Botana —

    Lo que falta es más tiempo

    TE AMOte amote amo.Hasta que me escucheshasta que me olvideshasta que lo entiendas (como si hubiera algo que entender).

    Te amote amote amo.Hasta que me recuerdeshasta que me vuelvas a desear (o habrá que encontrar otras formas de decir lo mismo).

  • — Amores truncos —

    — 111 —

    Tal vez otra vez

    SINTIÓ DE CERCAel aroma de tilosel viento en la carala desnudez en su cuerpodel mar la tibiezlos pañales limpiosel puerto en Natalesde Viñales CubaTal vez otra vez

    Sintió el latidode su corazón en mi pecho dormidoun olor conocidoel frío en la panzade las visitas quizás la kerméslas Torres de Brasilvolver a vivirBanfield ArgentinaTal vez otra vez

    Sintió el airede campo cruzando los dedosel grito a sirenael llanto de nochetocarse el oído mirarse los pies

  • — 112 —

    — Juan Botana —

    un paisaje que estuvolos años soleadosNo sé sentí esoTal vez otra vez

  • — Amores truncos —

    — 113 —

    Dulce flor de otoño

    Llora llora Malenita lloraNo se duerme Malenita llora

    ES UN repollitoranita de lagosaltimbanqui didimi estado a tu ladodulce flor de otoño llorando llorando

    Llamada en el hombropasillo apuradogaviota que pasade morado a blancodulce flor de otoño llorando llorando

    Es una hermosuracorazón gitanopiel trigeña clarate fui despertandodulce flor de otoño llorando llorando

  • — 114 —

    — Juan Botana —

    Una flor a escondidas

    Yo quiero rezar a fondo un hijo nuestroSilvio Rodríguez

    DESPERTAR de ojos grisessonriendo la vidael puño bien alto,las piernas arriba,Una risa y un pedo O dosUna flor a escondidas sobre mi sonrisa

    Como mariposa buscaba la sombra de la despedidadías tristes del almaun olor a alondrami mano lavanda enyoyada en su pechoUna risa y un pedo O dosUna flor a escondidassobre mi sonrisa

    Parecía que los brazos de la noche abanicaban su llantoNos reímos como locos–cuanto, cuando–soñando acunados mañanas de díaOjazos de cielo despegando,

  • — Amores truncos —

    — 115 —

    mirando–tanto, cuanto–Una risa y un pedo O dosUna flor a escondidassobre mi sonrisa

    Golpeó la puertaun perfume que queda,con fragancia a lilasSillón de mimbre que cruje,te hamaca dormidaDel sol cae de prontouna margarita en tu body de floresUna risa y un pedo O dosUna flor a escondidassobre mi sonrisa

    Hojas de viento quebrándosemarcan mi sendero de huellas visiblesy solté las riendas de mis ganas perdidasLa boca de viento arrancó el eructo–por fin, al fin–Una risa y un pedo O dosUna flor a escondidassobre mi sonrisa

    En una mañanarepleta de floresEn el corazón verano

  • — 116 —

    — Juan Botana —

    del otoño frescoEn el viento que sopla como mariposaAhora es cuandonecesito me escuches–ahora es cuando y es ahora cuando–lo que quiero decirtepara que no le hagas caso,en tal caso, a lo que quiero que oigasEscuchá otras voces,aunque suene más cálida mi voz conocidaMi voz dolorosa y una flor guardadacomo margaritasen un ojal que encandilaUna risa y un pedo O dosUna flor a escondidassobre mi sonrisa

    Sentí viajar sus ojos grisesen los míos marronesy es cercano el otoñoy te acarician mis besos como babas de fuegoHojas secas del vientoque se van chocandocontra las ventanasy las abrenInclinado a su cunalanzo mis únicas redespara pescar la ola de tus ojos de maresNo te pido que cierres

  • — Amores truncos —

    — 117 —

    mis ojos profundos todavíaSe parecen tus pies a los caracoles blancos,a los berberechos que juntaba en la playaHa venido a dormirte un volado de sombraverde agua bordadovolando despacio como mariposaMe guardé las ganas de abrazarte de nuevo–si igual habrá otras–y tembló en la noche su vestido de besosmientras te dormíasUna risa y un pedo O dosUna flor a escondidassobre mi sonrisa

    Nadie nos vio tan cercacon las manos unidasen que la noche de azulesse escondía del mundoA veces a suerte,como una moneda de su “patria o muerte”a lo cubanaque en la billetera guardabaUn pedazo de solen mi andar reteníaUna risa y un pedo O dosUna flor a escondidassobre mi sonrisa

  • — 118 —

    — Juan Botana —

    Yo te recordabacon mi alma apretadaantes que nacierasde esa tristeza amargaque escondo y conocesPorque me viene ahoratanto amor de golpecuando me acerco a mirarte,a buscarte, a levantarte,a dormirte,a acariciarte,–cuando, cuanto–cuando me lo pidasy te quedas dormidaen mis ojos mirándoteUna risa y un pedo O dosUna flor a escondidassobre mi sonrisa

    Como fuera del cielotu mar de ojos grises eclipsó mi lunaVendaval de nocheenterró las campanas de mi desconsueloPájaros que revolotean las amarillas florescomo mariposa–otra vez–tirando al olvido,la soledad envuelta de sueño y silencio se fueroncomo un racimo de uvasentre mis brazos llenoscada día se fueron

  • — Amores truncos —

    — 119 —

    Una risa y un pedo O dosUna flor a escondidassobre mi sonrisa

    Se fueron los pájarosy con ellos el vientoMe acompañarás hasta el último grito de amor que te llamey ya no respondasy ya no me busquesSin embargo correrá siempre mi amor clandestino por tus ojos hoy grisesPorque nos habremos visto tantas veces antes,tantas mañanas,tantas tardes y nochesmirando la suerte que nos toque viviry ya no dolerán tanto las cosas que mires–espero, deseo–ni las mías

    Mientras...

    Se desviste la lluvia de tu body de floresPorque te tengo guardadas:flores grises, alondras, lilas, caracoles, berberechos, puños, piernas,

  • — 120 —

    — Juan Botana —

    libros, monedas cubanas de su “patria o muerte”, palabras no dichas, miradas, mimbre,besos en los ojos, mariposas, viento, sombras,pájaros volados sobre mi cabeza, bordados, volados.... Verdes y fucsiasPoemas escritos con tu voz descalzamargaritas

    Despertar de ojos grisessonriendo la vidael puño bien alto,las piernas arriba,Una risa y un pedo O dosUna flor a escondidas O tres,O cuatro, o cinco... o seis–cuantas–siete, ocho, nueveTantas margaritas traía tu bodyque ya no me acuerdo,la flor que tenía, guardada para dártela,donde la escondía

  • — Amores truncos —

    — 121 —

    Mochila de pájaros

    AHORA EN ABRILse renuevan las floreslos flamencos vuelvendel mar... caracoleshojas secas caenescriben... amoresen tus ojos pardosvolando canciones

    Ahora en abriles mi cumpleañosde Malena la gestael sol... otoñadohojas secas vuelandibujan... doradosen mi calendariotachando rosarios

    Ahora en abrilla calle dormida mordiendo el asfaltomirar si veníasestar... a tu ladohojas secas vivenlo mismo... cada añollené de ilusionesmochila de pájaros

  • — 122 —

    — Juan Botana —

    Pedro es el poema

    La calle se termina,aquí paso mi vida,

    aquí me dejó el amorCanción anónima

    PEDRO ES EL POEMAde una calle en La Habana,en Buenos Airesen Guadalajara¡En Santiago no sé!

    Pedro es el poemade un Chile desoladosucioempantanado¡Que Santiago no ve!

    O no quiere mirarque no es lo mismosino cómo iba a hacer para dejarlo solo

    ¿Sabés qué dicen Santiago?que ya estáque ya no sufroque me mueroestrangulado en la gargantapor tus dichosSi fue más lindo lo que me dijistede lo que hiciste por míEn cambio vosnegás lo que te pasatapando el sol de un beso

  • — Amores truncos —

    — 123 —

    con las manos aún tibiascomo una pluma de nieveSi un amor carmínde tu boca aceitunauna tarde me ahogó.

  • — 124 —

    — Juan Botana —

    Mi voz está alterada

    Lemebel no necesita escribir poesíapara ser el mejor poeta de mi generación

    Roberto Bolaño

    LO QUE EL VIENTO SE LLEVÓ... Hola a todos. ¿Qué dicen? O lo que el sida me trajo, ¿no? O mejor dicho, lo que el cáncer me dejó, anunció Pedro mientras nos miraba fijamente a los ojos en el auditorio. ¿Pero? ¿Sidoso yo? ¡Qué ordinario! En cambio, ¡un cáncer de laringe me sienta regio!

    Si hace unos minutos nada más me gritaron “Reinaa”. Y yo me lo creí. Porque una quiere creer y nada más. Pero no fue a mí, sino a la foto de Liz Taylor que se presenta en la pantalla detrás mío cada vez que aparezco en escena. Con toda esa música y mi teatro ambulante a cuestas y mis ropas y mi colorido, entre el afecto y el espanto, de peregrino errante, de hiedra y camino y “musguito en la piedra y ay, sí, sí, sí”. Por entonces más Parra que Violeta y cada vez más lejos de mis diecisiete.

    ¿Qué suerte que se ríen? Porque yo ya no me puedo reír. Me quedó más la mueca que el gesto y unas ganas locas de seguir riendo con muchos más afanes que locura.

    ¿Saben? Por esto de la operación que me hicieron en Cuba me pasó. Pero era obvio que soportar tantos años esta lengua salada iba a tener sus represalias y de algún modo se la iban a cobrar; y a lo mejor, fue ésta la manera que encontraron.

    ¿Saben? Hoy es la primera vez que me leo en vivo desde el momento de la intervención quirúrgica. ¡Me hubiera puesto cuatro tetas de haber sabido! Me fugué de La Habana, porque imagínense, que “un colibrí no puede morir a la sombra del sidario”. No puede. Fue por eso. ¿Por qué otra cosa iba a ser?

    ¡Qué suerte que ustedes también hayan podido venir! Si hace minutos y hace tiempo mi boca buscona le robó un beso. Inocente, tierno, dulce; guardado por años, en terciopelo negro. Pálido, triste. Que envejeció arrugándose con su cara y la mía al sol del Mediterráneo de mi Joan Manuel.

  • — Amores truncos —

    — 125 —

    Y me arañaron por eso las mujeres presentes en la Universidad ARCIS ese día, en Santiago de Chile una tarde cualquiera. Y cada tarde de primavera que dura un segundo. Y cada primavera. Y cada vez que él cante la canción Lucía, mi beso cantará en su boca como una flor extraña que sentirá enredarse en sus palabras otra vez. “Mi beso será un recuerdo prohibido como una luna sodomita que arañó su mar”.

    Si hace minutos y hace tiempo la Leva dejó de taconear las calles y al mirar el recuerdo de “perros babosos encaramándose una y otra vez sobre la perra cansada”, como si tuviera la obligación de atenderlos cuando ellos quisieran por el solo hecho de su condición sexual, me descompuse y casi que no puedo venir.

    ¿Pero ustedes no tienen la culpa? Agarré mis cosas y me vine.Si al pobre de Gonzalo no le quedó otra, que travestir sus cica-

    trices para que la emergencia de los apagones no lo encandilaran esta vez y ocultaran su maquillaje por las noches y sobreviviera mientras pudo a la dictadura. Pero no al dolor y a mi amor colgado en sus manos ni a su rojo corazón.

    Si “la persona que amas puede desaparecer” y mi amor no está tranquilo.

    Si “donde pecas pagas al degollar un gorrión con la caricia de un filo” en una calle angosta.

    Si ayer nomás, estaba en el hotel donde me hospedo sobre la calle Bolívar: nostálgico, melancólico, aburrido, misterioso, melodramá-tico. Como el centro de Buenos Aires, ya casi sin casco histórico para admirar, como conservan todavía la mayoría de las ciudades antiguas de Latinoamérica, creyendo mirar en la televisión como pasa la vida cuando un baño de agua dulce salpicó mi cara por suerte una vez más. Y sus gotas acariciaron mi cuerpo dolido y salí como loca al encuentro de miles de estudiantes que habían tomado los colegios por quién sabe qué derecho. Primero justo y después vemos. Y bajé para acompañarlos y poner el cuerpo –como siempre– ya más cansado que entonces y un tanto torcido por el trajín de los viajes.

    Y mi voz alterada, esta vez más grave por la operación que por el cigarrillo, puso la mano aquí. Justo cuando la izquierda ahora nos incluye y dejó de reírse de nosotros y de nuestra voz amarico-nada y habla por la diferencia aunque le cueste. ¡Justo ahora a mí viene a tocarme este vozarrón!

  • — 126 —

    — Juan Botana —

    ¿Qué dicen? No es justo, no. ¡Pero si nunca hubo justicia en este mundo!

    Tal vez porque mi voz fugitiva decidió dejarme de un día para otro y no se animó a decírmelo y me dio vuelta la cara. Porque ya no la necesito tanto y empezábamos a llevarnos mal. Y prefirió despedirse así. Envuelta en dolores que enmielan el té.

    ¿Y quién soy yo para decir cómo debe despedirse un amor?Si acaso hubiera que elegir entre los estudiantes y los hijos

    de puta. Mi elección se inclinaría por los primeros. A mí siem-pre me gustaron los chicos y en una de esas. ¿Quién sabe? Entre tanto pintar consignas de Educación pública y gratuita –aunque en la Argentina por suerte, no es lo mismo que en Chile– entre besos y porros se nos escape un te quiero por quien merece amor. Si antes de irse, tragó saliva, dejó sus escritos, se paró de su asiento, se sacó los zapatos de taco aguja y los llevó despacio en su mano izquierda. Se movió desgarbado, hizo un esfuerzo por mostrarse lo más erguido posible y nos abrazó a todos. A los que estábamos presentes en su perfomance de Malba al estilo Lemebel.1 Apoyando sus manos aún tibias, por la escritura leída, en su pecho latiendo como si fuera el de tantos y aleteando palomas grises equivocadas, que en lugar de ir al norte se fueron para el sur, creyendo que el trigo era agua, para que se las llevara el viento con el sida y el cáncer del amanecer que dejaron sus huellas.

    Palomas que ya fueron soltadas en esquinas cortadas por su corazón, envuelto en aplausos, con canciones de fondo, con letras sucias que recitan poesía donde ya no la hay; donde falta, donde nunca la hubo; donde sobra. En un estilo barroco sin fronteras ni derechos y con ganas de más. Pero insiste otra vez. Aunque la belleza borronee el intento para los que lo leyeron y para los que no y para los que lo tomaron a risa.

    1 Perfomance de Pedro Lemebel en el Malba, Buenos Aires,26 de septiembre de 2013

  • — Amores truncos —

    — 127 —

    Tanto fuego

    “Las eses de las heces”A la memoria de Perlongher y Lemebel

    COMO UN FUEGOpeligrosoen el que el desamparose aprovecha de algunos,y a los demás los evitapor miedo al contagio.Como siel roce de cuerposprovocara una mancha que no sale con nada,indeleble,venenosa,congelada.Marchitaen el verano leopardode su calle calor.Cuando un beso profundomordiendo la lenguaencendió el asfaltoque quemó a los dos.

  • — 128 —

    — Juan Botana —

    Quémame

    Cambiar el sol de tu lugarLisandro Aristimuño

    QUÉMAME los ojossi miro a otro ladoy no veo el cansanciode tu amor en mí.

    Quémame los piessi camino despacioy no veo la sendade encontrarte allí.

    Si no te hago masajes,si olvido tus labios,si no busco en tus manosabrazarte así.

    Como extrañarétu retoño en mi pechoaunque me queme,tu boca cereza,tu verde jardín,tus ojos de cielo,mi amor en tus brazos,me fui por un ratoy ya quiero venir.

  • — Amores truncos —

    — 129 —

    Gritos como ecos

    ES UN contragolpe, una mancha en la pared borrosaque las máscaras colgadas sin ojos confundenEs una moneda que gira a la izquierda y que no cae.Es quedarme a un costado, como si no fuera míoel lugar que ocupoque todos me reconocen menos yo que dudo que niego que rechazoNi siquiera se darían cuenta que me pasa esto que sufro que esquivoque espero lo que nunca va a pasar, que no digo que me duele que no sé que no séque no me entenderían (si no pueden)los gritos con sus ecos, sus tonos, sus bemolesque nadie atiende, que no les importan, que no escuchan solo yo solo yoy mi oído temblando de aturdidoporque no hay tal golpe, ni tal miedo¿y si lo hubiera?, ¿si todavía estuviera?estaría vagando preso en el mar de mi memoria seco de adjetivosy de esto los demás se fueron enterando porque yo se los contéPor eso me molestan:uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete, ocho, nueve, diez, once, doce, treceTantostantos gritos,que ya no hay donde esconderse.

  • — 130 —

    — Juan Botana —

    Como un canto de gitanos

    DE VER colgadas las llavesen la casa,con las puertas abiertas.De mirar caerlas hojas de los árbolesresecas.No sé:

    de soñar viajes al besarnosy esperar.

    De contarnos.

    De llorar lo que ella ríe,que sonríe lo sufrido,como un canto de gitanos: aturdido herido yugoslavo, que intentaron llevarte cuando niña y te soltaron,

    y se quedaron con los aros que perdiste por error, que busqué desde aquel día como un loco: tus orejas tu cuello tu cabello todo

    tu meollo.No sé:

  • — Amores truncos —

    — 131 —

    de soñar viajes al besarnosy esperar.

    De juntar las hojas en la espera en la reja que espera tu regreso hacia mi boca, como esas chicas de Girondo rotas que se sueñan que se sienten, que se deshacen al tocarlas con la arena,como si quien mirara de pronto fuera visto,y te trajeran de vuelta los gitanos

    con su canto,con sus carpas y sus toldos,sus celestes y dorados,con su blanco,con sus pies descalzosentornados en la puerta,con su llanto.No sé:

    de soñar viajes al besarnosy esperar.

    Siempre hay alguien que escribe lo que digo.De no habérmelo co