Post on 30-Nov-2015
“PODER E IDEOLOGÍA EN LA FORMACION MILITAR”1
Joel E. Astohuaman MatosE.A.P. Antropología – UNMSM
TALLER DE METODOLOGIA I
Ideas preliminares
En este trabajo a modo ensayístico, intentare abordar el tema de la formación militar
discutiendo algunas categorías conceptuales que son parte de mi marco teórico, como son:
ideología y poder; el cual serán presentadas en dos partes. Para ello, en principio describiré
a la institución donde realizo mi trabajo de investigación, para luego poder relacionar el
aspecto empírico con las consideraciones teóricas de algunos autores que mediamente
ayuden y den consistencia a mi marco teórico tentativo de mi proyecto de investigación,
cuyo tema es: Ideología y poder en la formación del Sujeto militar: el caso del Comando de
Educación y Doctrina del Ejército – Chorrillos.
Palabras clave: formación militar, ideología, doctrina y relaciones de poder
El Ejército peruano como “institución total”: el caso del Comando de Educación y
Doctrina del Ejército – COEDE
El Comando de Educación y Doctrina del Ejercito (COEDE) es una institución del ejercito
peruano que es considerado como “Órgano de línea” , cuya finalidad principal es formar y
capacitar a los futuros oficiales, sub- oficiales y personal de tropa, tanto en los aspectos
físicos, de instrucción y doctrinales, es decir, ideológicos.
A su vez, en el COEDE se encuentra la Escuela militar de Chorrillos “Coronel Francisco
Bolognesi” (EMCH), la Escuela Técnica del Ejército (ETE) y una parte del Batallón de
Comando y Servicios.
En la EMCH, se forman a los futuros oficiales del ejército, para ello, deben cursar
aproximadamente cinco años de estudios. A los sujetos que recién ingresan a la Escuela
1 Este pequeño ensayo es la primera parte del ensayo final, el cual analizara el proceso de la formación militar, para luego discutir las dos categorías que intento trabajar en mi proyecto de investigación, como son: la ideología y el poder. Esto como parte del trabajo final del curso Taller de Metodología I, a cargo de la Mg. Mercedes Gissecke S., perteneciente al noveno ciclo de Antropología.
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Militar, no se les considera todavía cadetes, sino, aspirantes, ya que muchos de ellos están
como en una especie de prueba o de rito de pasaje, entre “dejar las costumbres y actitudes
civiles” y estabilizarse en el espacio militar. Esto se explica porque según algunos
instructores muchos no resisten las exigencias propias de la institución y optan por
abandonar la carrera, es por esto que los oficiales señalan que solo se estudia cuatro años,
ya que el primer año de aspirantes no son contabilizados. Seguidamente, luego de cursar
satisfactoriamente todos estos años, el cadete se graduará como sub –teniente y tendrá a su
cargo a un grupo del personal de tropa que deberá instruir y formar, esto como parte de su
preparación para saber comandar.
En el caso de la ETE es diferente, allí el nombre que se les asigna no es el de cadetes, sino,
el de alumnos. El tiempo de estudio en esta escuela es de tres años, teniendo como
prioridad los estudios de corte más tecnológico y administrativo, ya que los futuros sub-
oficiales serán los auxiliares de los oficiales al mando. Al cumplir sus años de estudio los
alumnos egresan con el grado de Sub- oficial de tercera y están listos para ejercer el cargo
de instructor, auxiliar logístico o administrativo.
Finalmente tenemos al Batallón del Comando y Servicios del Ejército, aquí se encuentra el
personal de tropa de la institución, tanto masculino como femenino. En el caso de este
ultimo, tenemos a la denominada compañía femenina SANAF (servicio no acuartelado
femenino) que realiza sus actividades desde las cinco y treinta de la mañana hasta las cinco
de la tarde, para luego retirarse a sus casas hasta el día siguiente. Ambos géneros deben
cumplir dos años de servicio militar para luego egresar como licenciado del ejército,
teniendo la posibilidad de “reengancharse” y seguir haciendo carrera en la institución.
Sin embargo, independientemente de los grados que diferencia al personal militar, todos
han pasado por un proceso de instrucción y adoctrinamiento que es el aspecto más
importante para el Ejército. Consecuentemente, El proceso que busca homogenizar las
diferencias étnicas ,de estrato social y económicas, Identidad sexual, de creencias religiosas
y concepciones sobre el mundo, están enmarcadas dentro de tres instituciones que
posibilitan este fin: como son la instrucción castrense, la educación “académica” , técnica y
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la doctrina, de donde este ultimo es la que predomina, ya que fortalece a los dos primeros
por intermedio de recursos discursivos, simbólicos y acciones que se inscriben y
materializan en un tipo de instrucción castrense (tipos de posturas, gestos, saludos,
canciones, himnos, imágenes, etc.) y educativas (cursos dentro de la malla curricular que
buscan consolidar la estructura y jerarquía militar) que son parte de la formación del sujeto
militar.
Dentro de la formación militar “formal” (instrucción, educación y doctrina), existen otros
factores de carácter “informal” que pertenecen a la cotidianidad en el ejército y que están
pautados e institucionalizados socialmente: el uso de las relaciones de parentesco y afinidad
(“vara”), relaciones de poder y relaciones de alteridad (étnicas y de clase social).
En las interacciones intersubjetivas durante la estancia en el ejercito, el uso de los
mecanismos formales e informales en la formación militar no se contraponen, por el
contrario, se retroalimentan para poder conseguir un cierto equilibrio y espacio ante las
constricciones y disciplinas que son sometidos los sujetos en su vida diaria. En otros
términos, el tipo de aprendizaje y acciones denominados informales, subyace en toda
institución que pretende ser totalizante. No porque lo informal sea negativo en si, sino más
bien, que el uso de las “relaciones informales” permite, como “válvula de escape”, liberar
ciertas cargas de ansiedades ante la no atención y e incorrecto funcionamiento de los
canales formales en el proceso de formación militar.
Por tal motivo, el personal del ejercito a pesar de saber donde se ubican los mayores niveles
de relaciones no formales (como es el caso de corrupción, discriminación, abusos de poder,
etc.), no intentan combatirlo debido a que perderían su único medio de saltar las barreras de
la burocracia. Solo así se puede explicar el porque de la naturalización de estas practicas,
“como algo difícil de eliminar”, apelando al discurso de la tradición y los males de todo el
aparato estatal, y que el ejercito, solo es reflejo del cuerpo social en general.
Una de las paradojas que existe en el ámbito castrense es que la reproducción de las
cuestiones informales, no necesariamente se concentra y se da en mayor medida en la
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cúpula de los altos mandos. Incluso me atrevería a decir que son en las capas medias y
bajas de la jerarquía militar donde se dan mayores juegos de intereses particulares. A menor
poder en una institución jerárquica, mayor es la posibilidad de tentar cualquier medio para
alcanzar un fin en particular, por más insignificante que sea sus objetivos.
Otro hecho importante ha analizar es la marcada diferencia étnica y socioeconómica en la
composición del personal del ejército. Aquí las variables etnicidad y clase social
interactúan no solo por la cuestión fenotípica o por el lugar de origen, sino también, por los
espacios donde se forman en personal militar de los tres niveles, así como también, los
símbolos que utilizan para distinguirse y saber su rol, esto como parte de su instrucción y
adoctrinamiento. En suma, a diferencia de otros grupos e instituciones sociales, aquí el
respeto sobre la base de la edad, tiene una relativa importancia. El símbolo del grado se
impone a los años de servicio.
Retomando la relación entre lo étnico y clase social se puede señalar que cada escuela de
formación del ejército, de alguna manera representa muy bien la composición del país. En
la escuela de oficiales el patrón étnico predominante es de aquel sujeto que tiene familiares
de origen costeño, que han nacido en la capital y que su color de piel tiene matices más o
menos entre blanco a trigueño. En cuanto a su estrato social y económico, representan al
nivel de clase media y por lo general tienen o han tenido algún familiar en la oficialidad,
aunque esto ha estado variando en los últimos años; una evidencia de este hecho es que
algunos apellidos que eran casi repetitivos en todos los anuarios y placas de las
promociones han ido desapareciendo.
Un caso curioso es saber que la mayoría de oficiales del ejército peruano, en caso que su
hijo quisiera entrar a una institución de las FF.AA, apueste como primera opción a la
escuela de oficiales de la Marina de Guerra. En última instancia la idea es postular a la
EMCH. Es casi imposible que un hijo de un oficial ingrese a la escuela de sub- oficiales.
En la ETE podemos observar que existe otro tipo de composición étnica en el conjunto de
su personal. Aquí podemos encontrar a sujetos tanto de origen andino, costeño y
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amazónico, de donde los primeros suman la mayoría. Por otro lado, muchos de los
familiares de los actuales suboficiales migraron en las últimas décadas, ya sea por busca de
un mejor puesto de trabajo o por de alguna manera escapar de los peligros de la guerra
interna que libro nuestro país en los años 80. Es por eso que muchos de los que deciden
ingresar a esta escuela lo hacen como una forma de asenso social y cierta estabilidad
económica, así mismo, es poco probable encontrar entre sus parientes a oficiales, al
menos que sea su hijo, ya que casi todo sub oficial lo mínimo que espera de este ultimo es
que lo supere en el grado y cargo a desempeñar en la institución, claro esta si el hijo desea
abrazar la profesión de las armas.
Por ultimo tenemos el caso del Comando de Batallón y Servicios (CBS), este nivel es
considerado el último de la jerarquía militar, pero no por ello el menos importante. Tanto
los sub oficiales como los oficiales al preguntarle cual es la importancia del batallón de
servicios – entre ellos el personal SANAF, policía militar, etc – responde casi unanimidad
que son “la parte mas valiosa y la razón de ser de la institución”. Esto sin desconocer que
existen reportes constantes de abuso de autoridad, aunque la cantidad de denuncias cada
vez valla disminuyendo.
El pertenecer a la base de la pirámide militar hace que las condiciones de vulnerabilidad
sean más riesgosas. El personal de tropa que decide enrolarse a esta institución, tiene como
primer objetivo conseguir un espacio en donde pueda cubrir sus necesidades básicas para su
subsistencia. No niego que también existen casos de soldados que no pasen están
condiciones, pero el grueso del contingente del servicio militar provine de familias en
condición de pobreza, de violencia domestica y con estudios de primaria o secundaria
incompleta. La relación entre pobreza, lugar de origen y edad es un común denominador. A
grandes rasgos se puede afirmar que el perfil de este personal tiene las siguientes
características: viene de una familia nuclear extensa, sus niveles de ingreso son muy bajos,
su procedencia es provinciana o de padres provincianos asentados en alguna parte de los
sectores populares de lima, no tienen grado de instrucción escolar completa y desde muy
temprana edad asumen grandes responsabilidades económicas con la familia. Todo esto
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sumado a que solo reciben, en términos económicos, ni la mitad del sueldo mínimo, sino,
las famosas “propinas” o incentivos.
Otras áreas importantes que pertenecen al COEDE son la División de Doctrina (donde se
encuentra el personal militar encargado de crear y diseñar los manuales de doctrina e
instrucción que deben ser cumplidos estrictamente por todo el personal del Ejército. La
mayoría de sus integrantes son oficiales en situación de retiro del grado de coronel, donde
muchos son de la promoción de los años 70 del siglo pasado); también esta la División de
Educación y la División de Escuelas (en esta ultima se encuentran las diferentes
especialidades o “armas” que el futuro oficial o sub oficial escoge según sus meritos
logrados en el trascurso de sus dos primeros años de estudio, como por ejemplo la escuela
de intendencia, caballería, ingeniería, artillería , infantería, etc.)
Toda la estructura organizacional hasta aquí descrito esta comandado por un General de
Brigada y a la vez Jefe del Estado Mayor, el cual tiene como asesores a otros generales y
coroneles que conforman el Estado Mayor del COEDE. Dentro de esta institución existe un
área cuya importancia radica en asesorar y mantener informado al Jefe del Estado Mayor en
cuanto a los aspectos psicosociales del personal del COEDE y las relaciones con la
sociedad civil, es el caso del Departamento de Informaciones (DI) y asuntos civiles (DAC),
que esta al mando de un oficial del grado de comandante o coronel.
Un dato que merece ser tomado en cuenta es las funciones especificas que cumple el (DI)
en el ejercito, como es el de mantener unas adecuadas relaciones publicas, imagen
institucional, el planeamiento de inteligencia y operaciones psicológicas. Según la doctrina
vigente en el Manual 40-1 de las operaciones psicológicas del ejercito, este debe contar
con la ayuda de profesionales en psicología, sociología, antropología y comunicadores
sociales que ayuden a cohesionar y uniformar tanto en los aspectos mentales, corporales y
espirituales a todo los sujetos militares.
En definitiva, el COEDE es un órgano importante dentro de la estructura general del
Ejercito Peruano, ya que no solo es un a institución mas dentro del aparato militar, sino que
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es la institución matriz en donde se forman a casi toda la plana militar que sostiene al
sistema del ejercito peruano.
El ejército no debe ser entendido con una institución aislada, ella pertenece a lo que se
denomina las Fuerzas Armadas (compuesto por la Fuerza Área y la Marina de guerra) con
la que comparten un tipo de doctrina e ideología entorno a la soberanía y defensa nacional y
del estado, que se han venido modificando a lo largo del siglo XX (desde la doctrina
francesa, norteamericana e inglesa). Este tipo de ideologías esta en relación directa a lo que
se denomina los Aparatos de Estado: aparatos represivos y aparatos ideológicos, que cada
país adopta según su interés geopolítico.
Los aparatos de estado muestran su poder o materializan su poder (específicamente en el
caso de las fuerzas armadas) en situaciones de posibles guerras externas, internas o el
control del orden interno: manifestaciones sociales, movimientos subversivos e insurgentes,
etc. Es por ello que en la construcción del sujeto militar se debe cumplir de manera estricta
la internalización de los valores ideológicos y doctrinales, para que estos puedan reproducir
no solo los intereses del ejército, sino también el del propio Estado.
¿Qué tipo de institución es el ejército? : Consideraciones teóricas de la ideología y
poder militar
Toda institución social implica dos cosas: que tiene un sistema organizado que ayudan a
mantener las pautas normativas impuestas por esta y la consolidación del grupo por medio
de estas pautas, que son reproducidas por las relaciones sociales establecidas y duraderas.
El problema radica no tanto en como funciona y cual es la lógica de una estructura social o
institucional, sino en comprender como una estructura intenta modificarse en el proceso
histórico sin perder por completo sus relaciones de jerarquía y formas de accionar, y cuales
serian las consecuencias entre los que intentan mantener el orden establecido y los que
buscan modificarlos. Es decir, de alguna manera, el viejo dilema entre estructura y
acontecimiento. En ese sentido ¿es posible todavía hoy en día analizar una institución o
estructura social a la luz de estos postulados? Como primera afirmación diré que las
condiciones de cambio estructural no obedecen necesariamente a factores endógenos, sino
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es entender el problema de manera relacional, por ejemplo entre la institución militar y las
otras instituciones que tienen implicancias directas sobre esta.
Pero hasta aquí, el problema se remite de manera clásica a la cuestión de los conflictos
entre instituciones que lucha por persistir, pero casi nada nos dice del rol de hechos y
fenómenos a nivel micro. Es decir, no se toma interés por aquellos “márgenes” que de
alguna manera tiene fuertes implicancias en los cambios de toda institución social. Es
justamente mediante el análisis de una especie de “micropolítica de las instituciones” que
se puede tener mayor elementos de juicio para explicar la ideología de Estado y a los que lo
llevan a la practica.
En otros palabras, Una forma clásica de abordar este tema ha sido reflexionar sobre que es
el estado y cuales son, parafraseando a Louis Althusser (1981), sus aparatos ideológicos
que lo conforman, para luego explicar el porque de las practicas de algunos grupos
humanos específicos. En este trabajo mi estrategia de investigación es de alguna manera a
la inversa, tiene como punto de partida al sujeto militar, no como referente último de
investigación, sino como un medio para explicar la ideología y el poder militar, por medio
de sus prácticas en el proceso de instrucción y adoctrinamiento. Esto se debe a que a
diferencia de la filosofía, la ciencia antropológica tiene como materia prima de
investigación al trabajo etnográfico. Cuando señalo que es la inversa, no solo intento
mostrar como se construye y organiza el aparato militar, partiendo desde la base para llegar
a la cúspide de la pirámide, sino también, como el sujeto militar y el estado se vinculan
ideológicamente por intermedio de la relación entre aparatos ideológicos y doctrina militar
cuyo resultado visible es por ejemplo la doctrina sobre la defensa nacional.
En resumen, ya no solo es entender de manera unidireccional el trinomio: estado, ejercito y
sujeto, sino también, al sujeto y al estado mediante una ideología y doctrina en el proceso
de formación militar.
Pero para llegar cumplir estos objetivos, tenemos que ocuparnos primero de la institución
del ejército. Según Goffman (1961) existe cinco tipos de instituciones totales, entre ellas el
ejército. Según el: “una institución total puede definirse como un lugar de residencia y
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trabajo, donde un gran numero de individuos en igual situación, aislados de la sociedad
por un periodo apreciable de tiempo, comparten en su encierro una rutina diaria,
administrada formalmente”2.
Debido ha que toda institución absorbe parte del tiempo y el interés de sus miembros,
deben crear las condiciones materiales e ideales para que pueda sostenerse en el tiempo.
Esto pueden ir – en el caso del ejercito - desde un entorno material que intente cubrir y a la
vez suprimir toda “contaminación” externa ( obstáculos perimétricos, torres de vigilancia,
espacios de ocio y esparcimiento ) y la elaboración de “herramientas” ideológicas que
uniformicen las diferentes subjetividades que entran en conflicto en el proceso de
conversión del sujeto civil a sujeto militar (estos pueden ser los discursos sobre el su rol en
la sociedad, himnos, arengas, imágenes, símbolos y narrativas de un pasado mítico
fundacional).
En el plano empírico, podemos observar que todo futuro sujeto militar pasa por un proceso
doloroso y algo traumático debido a las exigencias físicas, mentales y espirituales en su
proceso de formación. El solo hecho de que un sujeto durante todo el primer año en la
institución ni siquiera puede ser llamado alumno o cadete, sino aspirante, es una forma de
marca simbólica de lucha entre su yo -intimo y su yo –social (Godelier; 2010). Es el
periodo de lo que Victor Turner (1980) señala como liminal. Este estado de cosas es un
momento donde la estructura y las normas que su yo- íntimo más o menos logra imponer a
través de ciertas pautas, se ven suspendidas. En esta fase del proceso su ego sufre varios
desgarros, una por parte de las nuevas relaciones que entabla y otra por la subordinación del
yo a las normas y objetivos de la institución, que le exige pertenencia, fidelidad, sacrificio.
El ideal del futuro soldado implica rupturas en la subjetividad. El llamado a mantener la
integridad de la nación no solo se evidencia por el arrojo y el valor del sujeto militar para
con el estado – nación, ahora el mismo es se convierte en el sujeto tutelar, ya que según la
ideología militar, el ejercito es en ultima instancia la institución tutelar por excelencia3.
2 Goffman (1961) “Internados. Ensayos sobre la situación social de los enfermos mentales”. P. 133 La idea de institución tutelar es en si una interpretación que se legitimo en los primeros años de la República. Un hecho histórico como la batalla de Ayacucho, simboliza y refuerza esta idea. Ya que al mencionar que gracias a la victoria del ejercito peruano ante las tropas realistas se logro y sello la independencia, se construye la narrativa de que el ejercito no es después de la fundación de la república, sino que lo precede, tanto temporalmente como institucionalmente. Si gracias al ejercito se fundo la república, entonces es parte del sacrificio de este y dela gesta de su lucha, por tanto, es el encargado de
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Estas observaciones empalman de alguna manera con las características que Goffman
(1961) propone para identificar a las instituciones totales, sobre todo en el proceso de
internamiento de los futuros soldados, así como también su proceso de formación,
instrucción y adoctrinamiento:
“Primero, todos los aspectos de la vida se desarrollan en el mismo lugar y bajo la misma
autoridad única. Segundo, cada etapa de la actividad diaria del miembro se lleva a cabo
en la compañía inmediata de un gran número de otros, a quienes se da el mismo trato y de
quienes se requieren se hagan juntos las mismas cosas. Tercero, todas las etapas de las
actividades diarias están estrictamente programadas, de modo que una actividad conduce
en un momento prefijado a la siguiente, y toda la secuencia de actividades se impone desde
arriba, mediante un sistema de normas formales explícitos, y un cuerpos de funcionarios.
Finalmente, las diversas actividades obligatorias se integran en un solo plan racional,
deliberadamente concebido para el logro de los objetivos propios de la institución”4.
Dentro del proceso de la comunicación de las normas y pautas para la instrucción y
doctrina existe un vehículo que posibilita y se entrelaza con la ideología y las relaciones de
poder, ella es, el lenguaje. Este debe ser entendido aquí como el conjunto símbolos
intencionales que pretenden explicar o dar a conocer algo. Como señala Maurice Godelier
(1974: 111): “En el centro de ese uso del lenguaje, hay una representación, hay una teoría,
no solo una manera de hablar, sino una manera de pensar, una manera de plantear los
problemas, de interpretar el mundo”.
Este lenguaje cada vez se vuelve mas “esotérico” en el mundo militar, debido a las
diferencias en los grados y por lo tanto en su preparación académica. Un oficial se prepara
para comandar, para ostentar un tipo de poder en la jerarquía de mando, por lo tanto, su
instrucción y educación es mucho más integral que los grados subordinados. Un oficial mas
adelante puede cuestionar, replantear y discutir algunas normas en sus estudios avanzados
cuidarla, garantizarla, tutelarla, ante posibles intentos de su destrucción.
Esto es bien curioso si se revisa la historia oficial del ejército. Esta institución se arroga la idea de que sus raíces están en los guerreros incas y que tiene cierta continuidad hasta hoy, aunque no se dice mucho de su papel en el periodo del virreinato. Esto me hace acordar el trabajo de la historiadora Cecilia Méndez cuando señala “Indios no, Incas si”.4 Ibíd. P. 20
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(Escuela de Guerra, de Esta Mayor o en el Centro de Altos Estudios Nacionales, “CAEN”).
En tanto el personal subordinado – sub oficiales y el de tropa- no tiene acceso al porque de
las cosas. Existe una división técnica y cognoscitiva del trabajo muy marcado.
Un análisis comparativo de las reflexiones de Godelier sobre los ritos de iniciación a los
jóvenes Baruya para ostentar el poder de gobernar sobre las mujeres y los no iniciados,
tienen una semejanza sorprendente con la preparación de los futuros oficiales, a pesar que
se traten se sociedades totalmente diferente:
“El adquiere, así, un sentimiento profundo de superioridad durante los largos años de
aprendizaje. Sea a través de canciones, sea a través de discursos, el joven aprende el fondo
de las cosas al mismo tiempo que las reglas de conducta. Se le enseña una moral, una ética
que es una actitud política (...)” (Godelier 1974: 111).
En las relaciones de mando – subordinado no solo se deben tener en cuenta las relaciones
formales de educación, instrucción y doctrina, sino también, los aspectos “no formales” que
son parte de la cotidianidad de lo sujetos. Tanto las relaciones de parentesco y afinidad, los
de poder y de alteridad se entretejen debajo de la imagen de un soldado y doctrina ideal. La
ideología ideal plasmadas en los manuales de doctrina, consideran como prototipo del buen
elemento militar a aquel que cumpla casi a cabalidad “los códigos y valores de honor”
fundamentales de la institución: soy soldado del Perú, de la nación, soy hombre de fe, de
honor, de guerra, de principios, de acción, el ejercito soy yo y mi subordinados y la
defensa de la democracia.5
Para que exista un correcto uso de la subordinación en un campo específico se tiene que
unir otros tres elementos: el poder, la comunicación y la acción. Según Michel Foucault
(1988), estos tres componentes están interrelacionados y en constante dinámica. En el caso
militar, el poder esta en función no solo de las jerarquías y los grados, sino, de las redes y
nexos que todo sujeto ha ido construyendo durante su estancia. Al ser un espacio
relativamente pequeño, se tiene la posibilidad de relacionarse unos a otros, ya sea por el
lugar de origen, procedencia educacional, sector social o por los distintos cargos
desempeñados. Las redes se tejan mas de la base hacia arriba, que de la cima hacia la base.
5 Código de Honor (2012). DINFE - UAP
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Un soldado de tropa siempre busca relacionarse con su inmediato superior, más no el
general o comandante con el soldado. La busca de poder es cada vez en el ejército desde el
“piso” actual – donde se desenvuelve un sujeto - hacia arriba.
Como ya hice mención, en el COEDE se encuentra la EMCH, la ETE y una parte del
Batallón de Comando y servicios. Cada uno cumple su rol de formación de cada personal
en función a los cargos que mas adelante cada uno ellos van a desempeñar. Por ello se
puede argüir que cada escuela y compañía representa un “microcosmos” de relaciones
sociales más o menos duraderas entre sus integrantes que reproducen la doctrina de la
jerarquía, más allá de sus especificidades a cumplir en la formación militar. La atmosfera
de cada uno de estas instituciones formativas, fuerza a los sujetos a estar atentos por sus
pares. Los conflictos internos entran en una especie de tregua a la hora de auto
representarse hacia el exterior. El conjunto subordina los deseos personales: nace el espíritu
de cuerpo. Una palabra que evidencia y afirma este lazo es el de “promo”. La promo no
solo cobra sentido entre los coetáneos, sino también, entre los niveles de la jerarquía
militar, esto ultimo puede considerarse el inicio de las redes sociales y de poder que van a ir
construyendo durante su actividad e incluso cuando pasan al retiro.
El denominador común entre estas tres instituciones no lo hayamos tanto en las prácticas
cotidianas de los individuos, sino más bien, en el fin ultimo para lo cual fueron creados:
construir una nueva subjetividad por intermedio de sus aparatos tecnológicos de poder
disponibles. Tanto la organización del espacio, las practicas culturales con el que un
individuo se encuentra o el imperativo de nuevos lenguajes (ya sea en imágenes, las
ordenes, las arengas, los himnos, el uso y sentido de los colores, etc. ) se estructura bajo una
lógica de convertir a los nuevos individuos en sujetos. El poder yace su efectividad en
cuanto el individuo se vuelve sujeto.
La mejor forma de subliminar la subjetividad del individuo es haciendo uso del sistema
educativo. La educación militar no solo es un conjunto de procedimientos de enseñanza que
se concretizan en la instrucción, un plan de estudio o malla curricular (donde se debe
impartir las formas del “ser- militar”), por el contrario, es la forma como “lo – ideal “se
materializa en las acciones que el sujeto realiza sobre la realidad.
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Referencias bibliográficas:
ALTHUSSER, Louis.
2003 “Ideología y aparatos ideológicos del Estado”. Lima, UNMSM – Ediciones EDUCADIS.
FOUCAULT, Michel
2001 El sujeto y el poder. En: DREYFUS, Hubert L. y Paul, RABINOW. Michel Foucault: más allá del estructuralismo y la hermenéutica. Argentina, Bs. As – Ediciones Nueva Visión.
GODELIER, Maurice
2010 Comunidad, sociedad, cultura: tres claves para comprender las identidades en conflicto. En: Cuadernos de Antropología Social, núm. 32. Pp. 13 -29. Bs. As, Argentina
2000 Poder y lenguaje. Reflexiones sobre los paradigmas y las paradojas de la legitimidad de las relaciones de dominación y opresión. En: Boivin, Rosato y Arribas. Constructores de otredad. Bs. As, Argentina. Editorial UBA.
1989 Lo ideal y lo material. En: Lo ideal y lo material. Pensamiento, economías, sociedades. Madrid, editorial Tauros Humanidades.
GOFFMAN, Irving
1972 Internados. Ensayos sobre la situación social de los enfermos mentales (1961).
Buenos Aires, Amorrortu Editores.
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