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Maracay, Sábado 17de septiembre de 2011

Crónicas del Olvido

Aquel “día de la flojera”

ALBERTO HERNÁNDEZ

1.-

Hubo un tiempo en quese celebraba el "Día In- ternacional de la Floje-

ra" y, por supuesto, el criollísi-mo día de los echados, de losbellos y feos durmientes queaún sueñan y se desperezan enla República Bolivariana deVenezuela, alias, en otros tiem-pos, República de Venezuela.

Nada es ajeno a ese día tancelebrado otrora años, cuan-do el Movement For Lazynesso "Movimiento para la Floje-ra" destacaba por su clasistaidea, por la ávida forma de fes-tejar tan respetable condi-ción. Fue en Londres dondenació la propuesta en 1989, eldía 29 de octubre. Tal fechacelebra la vigencia de los sie-te pecados capitales y hastaprovinciales.

Pero, más allá del bostezo,que también tiene su día esemismo día, es bueno hacer re-ferencia a algunos hechos quedesnudan nuestra realidad,nuestra precisa realidad pere-zosa. ¿Somos flojos los vene-zolanos? Yo diría que no, perosomos terriblemente cómo-dos, lo que inclina hacia la pe-reza, hacia el dictamen dequien ordena que todo se lotraigan sin decir "por favor" ycon el dedo meñique casi le-vantado en ostentosa flojera.Pero bueno, dejemos el temaa un lado y enfrentemos suesencia. Ser flojo es una con-dición que materializa la exac-ta presencia del venezolanoen la tierra. Repito: el venezo-lano no es flojo, pero se lasecha. Se cree dueño de la vo-

luntad de algunos y es incapazde traerse, a veces, un vaso deagua o de jugo a la cama. Será lapobre mujer quien corra -"sí, miamor"- a buscar el susodichoobjeto pleno de líquido. Por ahícomienza la cosa, aunque hayalgunas mujeres que no loaceptan y han borrado del ca-lendario el tan odioso perosabroso día de los flojos de unsopetón.

Dicen por allí que todo co-menzó con los aborígenes. Nose levantaba de un chichorro,el hombre, porque la mujer erala que trabajaba, la que traíalos alimentos y arreaba conlos muchachos, los zancudos,los piojos y las niguas. Y ha-

blamos de los de aquí, porquelos aztecas, los toltecas, losmayas, los incas, los náhualsdejaron grandes obras. Noobstante, es bueno citar unpoemita para darnos cuentade que por aquellos lares tam-bién había algunos flojos y có-modos a la orden del día. So-bre todo si eran poetas. Lea-mos: "Así lo dejó dicho Tochi-huitzin, / Así lo dejó dichoCoyolchiuhqui: / De prontosalimos del sueño, / sólo vini-mos a soñar…", bueno, mejorlo dejo hasta allí para noecharle más leña al fuego de laflojera, pero eran, soñadores,laboriosamente soñadores. Sialgunos de ese allá construc-

tor de edificios soñaban tan-to, qué no dejarían de soñarlos de aquí. Vaya usted a sa-ber. Pero volvamos al menta-do día.

2.-

En efecto, un señor llama-do Brad Stanford, quien senombró presidente del M.F.L.(en sus siglas en español) oM.F.L. (las respectivas en in-glés), quien para la época con-taba con 49 años, fue quien ledio vida a "un día mundial paralos flojos". Claro, se trataba deuna broma, pero muchos lotomaron en serio y en Euro-pa, Estados Unidos y Méxicotomó vuelo y hasta propusie-ron que se ampliara a una se-mana. En Japón también locelebran, cansados de traba-jar, hastiados del horario. Lacosa llegó a tales extremos quelos jóvenes proponentes de laidea en el país asiático se ca-yeron a golpes con miembrosde la Cámara Japonesa para laEfectividad Gerencial, que in-tentó infructuosamente deparar el asunto.

La historia de Bradford diceque el tipo tuvo la idea luegode tratar de justificar la exis-tencia del tal día ante uno desus jefes, quien lo quería des-pedir del trabajo. Entoncesdijo que no iría a trabajar el29 de octubre por ser el "DíaInternacional de la Flojera". Eljefe, a quien nombraban MikeWallace, le dijo que le trajeralas pruebas de la tal fecha ydía. Así, el vivazo de Brad sedirigió a una notaría y regis-tró el mencionado movimien-to. Con las pruebas impresasen la mano se presentó anteWallace y éste, por supuesto,quedó en babero. De modoque tuvo que aceptar la "lega-lidad" del documento y por

ende la del Día de la Flojera.En España lo celebran al pie

de la estatua de Cervantes.Pero no será por el antiguoescritor, menos por el Quijo-te. ¿No será por Sancho? Ah,claro, porque andaba en unburro. No sabemos.

3.-

Parece tema viejo, pero noes así. Como ya no se celebra,a menos que se haga clandes-tinamente, relatamos estecuento casi chino para que lasnuevas generaciones tratende darle otro perfil, otro viso,de legalidad o no, pero queexista. Es bueno saber que enVenezuela, en nota de "El Dia-rio de Caracas" del 29 de octu-bre de 1991, se anunciaba lacelebración del celebérrimodía. Se comentaba que uno delos auspiciantes era Olga He-redia de Villasmil. Sin embar-go, no sabemos nada más so-bre el asunto.

Volvemos a Stanford,quien precisaba que ese díahabría "carencia de activida-des y una actitud de dejar queel día se acabe sin realizargrandes esfuerzos". Cuestiónno tan difícil en este país. Perobueno, vale el sacrificio. Elamigo Brad Stanford añadeque sentir flojera es "una con-dición humana básica", casivenerable. Por lo que es jus-to que exista un día para ir altrabajo y no trabajar, y queel ejecutante de la pereza nose sienta culpable. Y quienintente obligarlo será sancio-nado por un montón de uni-dades tributarias, como gus-ta hacer ahora.

En todo caso, como la notasalió en la sección de humordel fenecido diario capitali-no, es necesario tomarla muyen serio.

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Poéticadel desatino

MAIKEL RAMÍREZ

Así como el novelista Ga-briel García Márquez descubrió en el arte ci-

nematográfico otra forma decontar historias, el poeta Al-berto Hernández se consagraa la elaboración de un conjun-to de aforismos como otramanera de poetizar; aunque,debo confesar, en Poética deldesatino (aforismos) parecie-ra cifrarse un proyecto aúnmás vasto.

En su obra referencial Bre-ve manual para reconocerminicuentos, Violeta Rojo,estudiosa de este subgénero,intenta una definición sucintade aforismo: "la sentencia bre-ve y doctrinal que se proponecomo regla de alguna cienciao arte". Con todo, juzgo con-veniente hablar aquí de 'sabi-duría' en lugar de 'doctrina', yaque es un término más flexi-ble, que no porta la carga se-mántica negativa del segun-do. Cabe recordar, que quizáha sido el crítico literario Ha-rold Bloom quien más elo-cuentemente ha explicado elpapel sapiencial de la literatu-ra. Las páginas de Poética deldesatino (aforismos), por suparte, acumulan la sabiduríade quien se desprende de cual-quier pretensión impositiva.Propongo el siguiente par deaforismos para ilustrar estaidea: "una herejía, creer que elsilencio no está hecho de pa-labras" y "preparar una ven-ganza es tan inútil como acu-chillarse frente al espejo".

Por lo que respecta a la com-posición de estos aforismos,subrayo aquellos derivados dela parodia, de los juegos entremorfemas de palabras y cual-quier otra alteración del len-guaje de la tribu. Es sabido queuna de las expresiones cotidia-nas que el venezolano empleapara mitigar el efecto de un in-

sulto es "no me insulta quienquiere, sino quien puede", puesbien, ésta es parodiada aquícomo "Estúpido es quien quie-re, no quien puede". Otra eje-cución de parodia se efectúasobre el cuento de hadas LaCaperucita roja: "Engullidapor el lobo, Caperucita cono-ció al fin el placer". En cuantoa un juego de lenguaje, carga-do de humor, se propone losiguiente: "minimalismo: unanimal encogido"

Trataré ahora de sustentarla tesis de que Poética del des-atino (aforismos) esconde unapropuesta mucho mayor. Ensu ensayo Del cuento breve ysus alrededores, Julio Cortá-

zar hace la siguiente reflexión:"el génesis del cuento y delpoema es sin embargo el mis-mo, nace de un repentino ex-trañamiento, de un desplazar-se que altera el régimen "nor-mal" de la conciencia; en untiempo en que las etiquetas ylos géneros ceden a una estre-pitosa bancarrota, no es inútilinsistir en esta afinidad quemuchos encontraran fantasio-sa". Similarmente, VioletaRojo escribe acerca del micro-cuento: "el minicuento tam-bién parodia géneros". Si-guiendo estas ideas, podría-mos considerar que varios delos aforismos presentados porHernández traspasan las fron-

teras del microcuento, debi-do a que en ellos prevalece lanarración de acciones. Note-mos algunas de estas posibili-dades: "Al quitárselo, todos losconejos invadieron el mundo"(El sombrerero); "El que soñóque se había convertido enescarabajo atinó a escribir uncuento, pero al terminarlo leestorbaban las patas" (Sue-ños); "mientras orina consta-ta que lo que tiene en la manosuele ser más ecuánime que sucerebro. Por eso no tiene hi-jos" (Vértigos).

Poética del desatino (afo-rismos), además, contieneapartados que, alejados de labrevedad formal del aforismo

apuntada al inicio, incursio-nan en los predios del ensayo,como la disertación sobre eluso de adjetivos, que lleva portítulo Sin adjetivos: "un adje-tivo puede ser peligroso, comouna etiqueta. Un adjetivo pro-viene de quien quiere descri-bir, calificar o vaciar el uni-verso. Nada de adjetivos. Le-jos de ellos". La hibridez gené-rica es palpable en Tres bofe-tadas en un acto, apartado quese encuentra dividido en cin-co actos con pasajes tanto na-rrativos como poéticos: "unabofetada entra y anilla bajo laluz la mirada perversa de Lopede Vega, mientras La damaboba enrolla las cortinas y seoculta" y "una bofetada seagradece, cuando no lleva lacarga de la mala índole".

Todo texto literario es lacreación de un espacio íntimoo, mejor aún, es la invenciónde una geografía, de un cos-mos. Afortunadamente, nohay obra literaria que escapede esta dicha. Claro que hayautores que crean toda unapoética de los universos queurden. Así, Gabriel GarcíaMárquez pensó en una sole-dad casi infinita que tomabalugar en Macondo; WilliamFaulkner imaginó el mal ace-chando un condado llamadoYoknapatawa; J. R.R.Tolkiencontó la historia de varias ra-zas de seres que poblaban laTierra media; Alberto Her-nández, en cambio, regresa eneste libro a su Galina soñada:"Galina creció y la gente cam-bió de rostro, de color de pelo,de peso y de vida"

José M. González García co-menta que los hombres y mu-jeres del renacimiento con-ceptualizaban la vida a travésde la metáfora del teatro, de lamáscara. Si menciono este he-cho es porque concluyo que elvasto proyecto de Poética deldesatino (aforismos) es reque-rir un lector que entrevea sa-biduría imbuida de diferentesformas genéricas, que, al fin yal cabo, son también metáfo-ras de la máscara.

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Antonio Arráizla rebeldía y el talento

EDUARDO CASANOVA

En 1938 el poeta AntonioArráiz, barquisimetano nacido en 1903, generó

un pequeño escándalo en lapacata sociedad de Caracas alpublicar, en 1938, Puros hom-bres, una estupenda novelatestimonial, construida a par-tir de la realidad de las cárce-les gomecistas, en la que noescatimó expresiones malso-nantes y todo tipo de crude-zas. Fue un escándalo pareci-do al que causó en EstadosUnidos (y Francia) Henry Mi-ller (1991-1980) al editarseTrópico de Cáncer en 1934,aunque el norteamericano notocaba para nada la política yel venezolano sí. En menorgrado, comparable con el al-boroto que se armó en Paríscuando Céline (Louis Ferdi-nand Destouches) dio a cono-cer su Viaje al fin de la noche(Voyage au bout de la nuit),en 1932, novela que sí tocabael elemento político, pero enforma muy distinta a la de Pu-ros hombres. Un par de añosantes se había editado en Ve-nezuela Memorias de un vene-zolano de la decadencia, deJosé Rafael Pocaterra, demodo que el tema ya era co-nocido, pero la forma en la quelo trató Arráiz resultó dema-siado para la Caracas provin-ciana de entonces, que a losumo podría tolerar una queotra "grosería" que con ciertorubor intercalaban los nove-listas del realismo (los de Fan-toches, Válvula o El Ingenio-so Hidalgo), que preferían seralgo audaces en las situacio-nes a serlo en el lenguaje. De1931 en adelante más de unamatrona había fruncido la na-riz porque Arturo Uslar Pietrihabló de nalgas en Las lanzascoloradas. En su mundo depoeta, Arráiz ya había que-brantado las reglas de la pe-queña ciudad que siempre

libro Tío Tigre y Tío Conejo,son únicos en nuestra litera-tura. En ellos Arráiz se apoyaen la chismografía rural vene-zolana, tal como Uslar Pietri(que los elogió mucho) en Red,en 30 hombres y sus sombrasy en las obras teatrales El díade Antero Albán y Chúo Gil olas tejedoras. Se trata de unmuestrario del mundo pica-resco que rodaba a Juan Vi-cente Gómez e integraba lanueva plutocracia petroleracaraqueña, con una notablecarga de humor bien entendi-do. Antonio Arráiz nació enBarquisimeto el 27 de marzode 1903. Luego de estudiarprimearia en su ciudad natal,a los 13 años entró en Caracasal Colegio Católico Alemán,luego pasó por el Liceo Cara-cas, en donde conoció a mu-chos de los que integrarían conél la Generación del 28, y a losdieciséis años (1919) se fue alos Estados Unidos, aparente-mente con la idea de hacerseaviador o actor de cine. Llegó apasar hambre, luego de desem-peñar varios trabajos de pocamonta, y hasta tuvo que pasarnoches, como un vagabundo,en las grandes tuberías delSubway que aún esperabanpara ser colocadas y estabanen el Central Park, porque notenía ni dinero ni dónde dor-mir. Se enroló en la Marina,pero fue declarado no aptopara el servicio militar y en1922, a los 19 años, volvió aCaracas. No siguió estudiosformales, pero fue un gran lec-tor y tenía una gran facilidadpara absorber conocimientos.Trabajó como jefe de propa-ganda de los cines Rialto, Rí-voli y Ayacucho y se dedicó alos deportes y a la lectura, y en1924 se dio a conocer comopoeta, influenciado tardía-mente por Walt Whitman(1819-1892) y otros poetas delNorte. En su poesía defendía loindígena y repudiaba la heren-cia española, en lo que incluíael catolicismo. En el carnavaldel 28 se incorporó con granentusiasmo a la protesta estu-diantil, y en abril estuvo entre

los que promovieron un gol-pe militar para deponer al ge-neral Gómez. Preso en La Ro-tunda inicialmente, despuésconoció el Castillo de las TresTorres en su ciudad natal. Trassiete años de castigo, parte deencierro y parte de confina-miento en Barquisimeto, des-de donde publicó algunos tra-bajos con seudónimo, espe-cialmente en La Gaceta deAmérica, que dirigía Inocen-te Palacios. En ese tiempo es-cribió también su primera no-vela: Los lunares de la Virrei-na, que ganó un Premio pro-movido por el Diario La Pren-sa, de Buenos Aires. Final-mente salió hacia Ecuador yColombia. En abril de 1936, yamuerto el general Gómez, re-gresó al país y fue de los quepudo aprovechas la nueva si-tuación de Venezuela, queconducida por Eleazar LópezContreras se adentraba porlos caminos de la democracia.Fue redactor del diario Ahoray colaborador de otras publi-caciones. Fue Secretario de laGobernación del estado Cara-bobo y ocupó brevemente uncargo en el servicio exterior. En1943 fue llamado por otro delos miembros importantes de laGeneración del 28, Miguel Ote-ro Silva, para que trabajaracomo Director del diario que losOtero crearon: El Nacional. Fueel primer director, por demásexitoso, de ese diario que cam-biaría radicalmente el periodis-mo en Venezuela. No aprobó elderrocamiento de Medina An-garita, pero repudió con másfuerza el derrocamiento de Ró-mulo Gallegos en noviembre de1948. Y el 6 de enero de 1949se fue definitivamente de Vene-zuela, a ocupar un cargo mo-desto en la ONU, un cargo en elDepartamento de Publicacio-nes que, por lo menos, le per-mitía sobrevivir con su familia.Murió en Westport, NY, el 6 deseptiembre de 1962. Un ataquecardíaco fulminante se lo llevócuando apenas despuntaba elsol, sin enterarse de que élmismo era un sol en las letrasvenezolanas.

dormitaba "a los pies del Sul-tán enamorado", cuando en1924 dio a conocer su primerpoemario, Áspero, en versoslibres y en el que trataba te-mas un tanto audaces para sumomento, con un lenguaje queparecía demasiado adelanta-do y que debe haber descon-certado a los poetas ilustresde aquel tiempo. Y como no-velista sus únicos anteceden-tes serían Blanco Fombona yPocaterra, pero ninguno de losdos llegó a los niveles de au-dacia y fuerza expresiva deArráiz, ni tuvieron la calidad

de la prosa de Arráiz. No erasu primera incursión en elcampo de la novela: en 1931había ganado un premio enBuenos Aires con Los lunaresde la virreina. Sus otras nove-las (Dámaso Velásquez, edita-da en 1943 y reeditada en1950 con el título El mar escomo un potro, y Todos ibandesorientados, 1951, no al-canzan la misma dimensión dePuros hombres, aunque sonnovelas excelentes). Sus cuen-tos publicados inicialmenteen la Revista Nacional de Cul-tura y recogidos en 1945 en el

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Haiku:Poesía del Japón

CHUME

El haiku no deja de ser misterioso y poco accesible

El haiku es una forma tra-dicional de la poesía japonesa, que se ha hecho

famosa en el mundo entero.Para los lectores occidenta-les, el haiku no deja de seralgo misterioso y para mu-chos quizas poco accesible.

Un verano de 1686 en Edo,la actual Tokio, capital del Ja-pón. Un hombre de unos 40años, con vestiduras de mon-je budista, recibe en su peque-ña vivienda a dos visitantes.La brisa levanta murmullos enlas hojas del plátano que dasombra junto a un estanque."¿Qué habla, antes de que lahierba verdease?", preguntó elmás viejo de los visitantes, unmaestro de Zen.

En ese momento, una ranasaltaba al agua. El hombrevestido de monje no vaciló uninstante: "Una rana salta des-de el borde; ruido de agua".Los visitantes supieron inme-diatamente que se trataba deuna brillante improvisaciónque, según las reglas al uso,necesitaba un primer versopara ser un haiku. Siguiendola costumbre de la época, cadauno de los presentes propusoun primer verso: "Crepúscu-lo", dijo uno. "En la soledad",dijo otro. Pero el hombre ves-tido de monje protestó: "Tra-táis el tema muy parcialmen-te. Como excepción, voy aproponer yo mismo el primerverso: ¡Oh, viejo estanque! .Los otros asintieron admira-dos. Así surgió uno de loshaikus más famosos de la his-toria literaria de Japón. Quienlos improvisó en ese momen-to no era otro que Matsuo Bas-hou, tal vez el poeta japonésmás celebrado. Así quedó elpoema, traducido libremente:

"¡Oh, viejo estanque!Una rana salta desde el borde;ruido de agua"

Se ha escrito mucho sobreesta breve composición, famo-sa en la literatura japonesa. Elagua se comenta, representa-da aquí por el viejo estanque,despierta un sentimiento deprofundidad, eternidad, mis-terio del origen inefable de lascosas. En esa continuidad im-perturbable que representa elagua, sólo la acción viva delmomento, del ahora: el saltorepentino de la rana, puedehacernos oír, percibir por uninstante toda esa silenciosa,ingente eternidad. Lo sor-prendente es que algo tan sen-cillo y directo pueda ser al

mismo tiempo tan profundo.La poesía tiene en Japón un

sentido y una función muy di-ferentes de las que suele tenerentre nosotros. En primer lu-gar, trata de un arte tremen-damente popular. Raro es eljaponés que no haya escrito unverso en su vida. Se leen y co-nocen las obras de los gran-des poetas, que son compren-didos y apreciados en todoslos medios sociales. Tal vezporque la poesía japonesanunca se propuso la expre-sión exclusiva de la persona-lidad del autor, sino más bienla comunicación de una expe-

riencia concreta. Además, y enesto también se diferencia dela tradición occidental, se ca-racteriza por la total ausenciade retórica y brillo, por su ex-tremada sencillez.

Sin embargo, la sencillezdel haiku no significa des-preocupación por la forma,sino todo lo contrarío. La for-ma del poema está sujeta a re-glas estrictas. Por ejemplo, elnúmero de sílabas de los tresversos que forman el poema:575. La intención de esos ver-sos está igualmente determi-nada: si el primero indica unasituación, el segundo es fre-cuentemente una acción ocambio, y el tercero suponeuna sorpresa, que da un valornuevo al poema.

Estas normas, que no hancambiado mucho en el trans-curso de siglos, pueden llegara convertirse en una rutinaconvencional. De ahí que lahistoria del haiku sea una con-tinua lucha por la autentici-dad, por el sentimiento, a pe-sar de las determinaciones dela forma. De tiempo en tiemposurgen poetas geniales, quedan al haiku nueva vida cuan-do estaba amenazando con-vertirse en algo rutinario ymuerto. Figuras de ese calibreson Bashou, en el siglo XVII,

Yosa Buson y Kobayashi Issa.En la centuria siguiente, o

Shiki, en el siglo XIX. Bashoufue determinante para la his-toria del haiku, tal vez porqueconcibió sus poemas desdeestados de ánimo que teníanque ver con la práctica delbudismo zen, una religión yuna manera de entender lavida que han influído enor-memente en la forma de serde los japoneses. La exigen-te práctica del zen tienecomo objeto llegar a la ilu-minación del espíritu, a larepentina toma de concien-cia de la unidad con el todo.En esa situación anímica, lascosas adquieren una vidanueva, en medio de una granpaz y alegría. Como en estepoema de Basho:

"Un rayo de eternidad descubroen las hojas caídas de mi jardín"

El haiku es una forma demirar. Una manera de vivir. Laflor del haiku es la frescura.Frescura, espontaneidad, ex-presión directa de la vivenciadel instante. Es lo que requie-re esta forma peculiar de lapoesía japonesa. Es más queuna técnica. Es la transparen-cia de una emoción profundaante las cosas más sencillas.

El haiku es una forma de mirar. Una manera de vivir