Textos Místicos Islam

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7/23/2019 Textos Místicos Islam http://slidepdf.com/reader/full/textos-misticos-islam 1/10 MARIBEL FIERR O 12 ¿Cuál puede ser vuestra opinión?, oh musulmanes, cuando vei s que las mezquit as y o ratorios, que habían presenciado la recitaci ón de Corán y la dulzura de la llamada a la oración, están ahora cubiertas por el po liteí smo y l a blasfemia, cargadas con campanas y cruces en vez de con los seguido re s del Misericordioso, con los ¡mames, los hombres piadosos y los almuédanos. Éstos son arrastrados po r los in fieles como los animales destinados al sacrificio son llevados al car nicero. Ellos se postra n humildemente en las mezquitas que son que madas y reducid as a cenizas mientras los infieles ríen y nos insultan y nuestra religi ón llora y se lamenta  l Entre la s calamidades que contempla el que visita e país de los cristianos, están l os cautivos musulmanes que andan con l os pie s tra bados en los gr ill os, que son empleados en trabajos penosos y trata dos como esclavos; asimismo, la s cautivas musulmanas ti enen en sus piernas como ajorcas de hierro. Los corazones se parten por su cau sa, pero la compasión no les sirve para nada 42• 41. Traducción en M. Marín, Crusaders in the MusLim West: th e v iew of rhe Arab wri te rs»: The Maghreb RelJiew 17 I992) , p. 96. 42. lbn ubay r, RiMa, trad . de F Maíllo, A tralJés del Orient e. El si glo XII (II11t los ; 5 . Rila, Barcelona, 1988, p. 358. 1 7 0 MÍSTICA Un modo específico de desarrollo espiritual impulsa al isl am a ejer citar la vía mística 1. Sea, tal vez, por una cierta exigencia de austeri dad, vieja virtud de los hombres del desierto, sea, quizá, por un se n- timiento creciente de la lejanía de Dios que, desde la perspectiva musulmana, viene definido como un « Todo Otro», desde los tiem pos fund ac ionales aparece esa necesidad de desprendimiento de lo material y terrestre (zuhd) y de acercamiento hasta la fu sión en Dios ([ana ). No import a demas iado , en este punto , conocer la s causas u orí genes de la mística en el islam o si tiene más o menos conexiones con los desarrollos aparentemente semejantes que se dan en otros ámbitos religios os, tanto dentro del monoteísmo como fuera de él, pero no está de más señalar que la mística musulmana posee una personalidad pr opia bien definida y que se compadece con sus prin cipios. Más bien se trata de dejar constancia de una realid ad de lar go aliento en el mundo musulmán y muy rica en la diversidad de sus manifestaciones, aun cuando de ma nera general coincida con la su- peración de t odas las barreras usuales entre el individuo y el Absolu- to, pues como ya decía William James: En l os estados místicos nos ha cemos uno con el Abso lut o y nos da mos cuenta d e nuestra unidad; y ésta es la tradici ó n mística triun fante y ete rna , que apena s se al tera por la s diferencia s de clima y de credo. En el hindui smo, en el neo platonismo, en el sufi smo, en el mi stici smo c ri sti ano encontramos l a mi s ma nota rec urr en t e, de ma- G. C. Anawati y L Gardet, Mystique musulmane. Asp ec ts et tendences, ex - I Jériel Ces l t eclJlliqucs Paris, 1961. 17 1

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MARIBEL

FIERR O

12

¿Cuál puede ser vuestra opinión?, oh musulmanes, cuando

vei

s que

las mezquitas y o ratorios, que habían presenciado la recitación de

Corán y

la

dulzura de

la

llamada a

la

oración, están ahora cubiertas

por

el

politeísmo

y

la blasfemia, cargadas con campanas

y

cruces en

vez de con los seguido res del Misericordioso, con los ¡mames, los

hombres piadosos y los almuédanos. Éstos son arrastrados por los in

fieles como los animales destinados

al

sacrificio son llevados

al

car

nicero. Ellos

se

postran humildemente en las mezquitas que son que

madas y reducid

as

a cenizas mientr

as

los infieles ríen y nos insultan

y nuestra religión llora y

se

lamenta

  l

Entre las calamidades que contempla

el

que visita e país de los

cristianos, están los cautivos musulmanes que andan con los pies tra

bados en los gr

illos,

que son empleados en trabajos penosos y trata

dos como esclavos; asimismo, las cautivas musulmanas

ti

enen en sus

piernas como ajorcas de hierro.

Los

corazones

se

parten por su cau

sa,

pero

la

compasión no

les

sirve para nada

42

41. Traducción en M. Marín, Crusaders in the MusLim West: th e view of rhe

Arab wri ter

s»: The Magh

reb

Re

lJiew 17 I992) ,

p.

96.

42. lbn ubay r,

RiMa,

trad . de F Maíllo,

A

tralJés

del Orie

nt

e.

El siglo

XII

(II11t

los

; 5

. Rila, Barcelona, 1988, p. 358.

170

MÍSTICA

Un

modo específico de desarrollo espiritual impulsa

al isl

am a ejer

citar la

vía mística1. Sea, tal vez, por una cierta exigencia de austeri

dad, vieja virtud de los hombres del desierto, sea, quizá, por un

se

n-

timiento creciente de

la

lejanía de Dios que, desde

la

perspectiva

musulmana, viene definido como un «Todo Otro», desde los tiem

pos fund

ac

ionales aparece esa necesidad de desprendimiento de

lo

material y terrestre

(zuhd)

y de acercamiento hasta

la

fu sión en Dios

([ana ).

No importa demas iado, en este punto, conocer

la

s causas u orí

genes de

la

mística en

el

islam o si tiene más o menos conexiones

con los desarrollos aparentemente semejantes que se dan en otros

ámbitos religiosos, tanto dentro del monoteísmo como fuera de él,

pero no está de más señalar que

la

mística musulmana posee una

personalidad propia bien definida y que se compadece con sus prin

cipios. Más bien

se

trata de dejar constancia de una realidad de lar

go aliento en

el

mundo musulmán y muy rica en

la

diversidad de sus

manifestaciones, aun cuando de manera general coincida con

la su-

peración de todas las barreras usuales entre el individuo

y

el Absolu-

to,

pues como

ya

decía William James:

En los estados místicos nos hacemos uno con el Absoluto y nos da

mos cuenta de nuestra unidad; y ésta es la tradición mística triun

fante

y

eterna, que apenas se al tera

por la

s diferencias de clima

y

de

credo. En el hinduismo, en

el

neoplatonismo, en

el

sufi smo, en

el

mi sticismo c

ri

stiano encontramos la misma nota rec

urr

ente,

de

ma-

l   G. C. Anawati y L Gardet,

Mystique musulmane. Asp

ec

ts

et

tendences,

ex

-

I

Jériel Ces l

teclJlliqucs

Paris, 1961.

17 1

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MONTSERR T BUM LH M

nera que sobre las manifestaciones místicas existe una unanimidad

eterna que debería hacer pensar y reflexionar, y que ocasiona que los

místicos clásicos no tengan, tal como

se

ha dicho, una fecha de na

cimiento

ni

una tierra natal. Hablando perpetuamente de la unidad

del hombre con Dios, su discurso antecede a cualquier lenguaje y no

envejece

2

Desde los primeros tiempos del islam, nos encontramos con fi-

guras místicas; personajes cuya vida ascética, cuyas m n i f ~ s t c i o n e s

espirituales y cuya vivencia de

la fe es

fácilmente

reconOCIble

como

marcada por una fuerte tendencia mística. Sin embargo,

cu

ando

el

islam ya posee una tradición y un cierto desarrollo, tenemos una de

nominación especial que ha pervivido hasta

hoy sufismo 

para de

signar una forma concreta, que se manifiesta en una abigarrada va

riedad, de vivir

la fe

musulmana' . El nombre describe

la

apariencia

externa;

el

vestido de lana austero con que

se

cubrían determinadas

personas para mostrar su adhesión a una vida de desprendimiento

de los bienes materiales para así lograr más fácilmente una comuni

cación privilegiada con

la

divinidad.

El término, poco a poco,

se

volverá genérico

y

permitirá desig

nar a un abanico sumamente amplio de manifestaciones espirituales

que no son en muchos casos

ni

siquiera semejantes, pero que con

servan un fondo común, en donde

las

principales señas de identidad

serán

la

necesidad del creyente de lograr, de manera

e s c ~ l o n d

e

¡niciática,

el

acercamiento a Dios, hasta

la

total fusión en El. En ge-

neral, esta vía iniciática

se

hará de manera individual, pero con

el

apoyo de un grupo

y

en especial, bajo

la

guía de un maestro'.

La experiencia individual tendrá su expresión en manifestaciones

literarias que van d

es

de

la

poesía a los tratados filosóficos, pasando

por otros géneros que podr

ía

mos designar como hagiográfico

 s

Ode

memorias, y

la

experiencia colectiva

se

concretará en

la

creación de

«cofradías» que desarrollarán sus propios rituales

y

modos de expre

sión y dotarán a much

as

sociedades musulmanas de un entramado

tan sólido como cualquier

otro

sistema de organización social, pues

uno de los rasgos m

ás

sobresalientes de

la

mística musulmana

es

precisamente,

su

carácter «socializador» y casi «masificador».

2. Las variedades de la experiencia religiosa Ba

rcelona

3

19

99, p. 3

14

.

3.

A.

J. Arberry

An Introduction to the History

of

Sufism

London 1942;

Le

Soufisme Paris

19

88.

4. A.

Popovic y

G.

Veinstein, Las sendas de Alldh. Las ofradías musu lmanas

d

es

de sus orígenes hasta

la

actualidad

Barcelona

1997.

172

MlsTIC

Las

«cofradías

»

en muchos lugares y épocas, han sustituido

al

poder del Estado, a

la

organización política, al código de las relacio

nes gremiales o profesionales e incluso a los lazos de consangu.lfll

dad, proponiendo otro modo de interrelación y de

r e d ~ s

de solIda

ridad tan cohesionantes y firmes como cualqUIer otro sistema.

En

el

momento presente, en

l

que no existen figuras verdade

ramente señeras cuya personalidad sea significativa en

el

ámbito de

la

mística y en el que

la

mayoría de

las

cofradías tiene ya una presen

cia menor en

las

sociedades musulmanas,

si

nO

es ya

una presencia

testimonial o simplemente folclórica, aún

la

mística y los místicos

poseen un valor simbólico y representativo que goza de gran vitali

dad en muchas otras manifestaciones que no entran a formar parte

de

la

expresión religiosa propiamente, pero sí llenan un espacio .im

portante en

la

construcción de

la

identidad de los árabes en particu-

lar y de los musulmanes en general.

.

pues como fenómeno religioso, podríamos decl que

la mls-

tica

es

d.anifestación de

la

tradición musulmana cuya realidad

presente no

es

demasiado creativa y pujante, aunque conserve su po

der de atracción y

su

capacidad de representación simbólica.

Es

cu

rioso también señalar que, mientras su existencia en

el

mundo mu

sulmán

se

ha ido volviendo letárgica, en

el

mundo occidental

es

uno

de los aspectos del islam que m

ás

atrae.

Al-Ándalus como n tantas otras cuestiones, fue

la

cuna de nu-

 

.

merosos movimientos espirituales y de hombres y mujeres Impor

tantes que marcaron

la

historia de la vida mística en el i s l ~ m 5

Desarrollaron el pensamiento religioso hasta niveles de complejIdad

notable, como el caso del murciano

Ibn

'Arabi, o

se

atrevieron a uti

lizar la lengua vulgar para ensa lzar a Dios en sus poemas como el

granadino al-Sustar .

En

la

breve presentación de textos que aquí vamos a ofrecer, he

mos seleccionado algunos en prosa y poéticos de lbn 'Arabi, poemas

de Sustari, del poeta almeriense Abo-l-'Abbás al-Sanha9i,

y

por últi

mo, para mostrar un ejemplo de

la

mística más oriental, un poema

del egipcio lbn al-Farid y un fragmento de

la

prosa de Abo-I-l:Iasan

al-NOri de Bagdad. ,

La poesía mística, en sus aspectos formales, no representa un ge

nero literario definido y separado, sino que se nutre de

las

fórmulas

empleadas por géneros literarios de aliento prolongado en

la

Iitera-

5. M. Asín Palacios , idas

de santones andaluces

Madrid, 1981.

173

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MONTSERRAT

A8UMALHAM

rura árabe. De manera preferente, toma como modelos la líric.a

amorosa o

al

género báquico. Es decir, aquellos géneros que permI

ten expresar un amor desbordante o

la

embriaguez y el acceso a una

realidad diferente y semejante a la producida por el vmo. DIcho de

otra manera, la pasión amorosa y la embriaguez, temas de

f u e r t ~

re

lación interna en muchas literaturas, son los que nutren de motIvos

e imágenes la literatura poética mística.

o obstante, se trata de un movimiento de ida y vuelta, pues en

muchos casos las imágenes que ofrece la literatura mística, aunque

se carguen de nuevos significados, favorecen la expresión de la pa

sión amorosa en

la lírica profana. Asimismo y al tiempo, la mística

posee

su

propio lenguaje y sus propias claves de interpretación, en

muchas ocasiones sumamente complejas e inseparables de la expe

riencia espiritual del autor. Son frecuentes, pues, en lite.ratura. á.rabe

los estudios comparativos entre la lírica profana y la Iír ca religIOsa

aunque

si

en el primer caso es conveniente c.on.ocer las c l r c u n s t a . n c I a ~

de la composición de un poema, este conocimiento no es esencial, SI

es imprescindible en el caso de la lírica

m ~ s t i c a .

Así se argumenta,

p ~ r

ejemplo, en el estudio de Vicente

eantarmo

en el

q u ~ c o m p ~ r a

la 11

rica de Ibn Zaydün, poeta profano cordobés, con la Imca mlstlca de

Ibn 'Arabi:

Si [ ..]

la

teología del ser divino

es

tal que nos impide acepta,r diver

sos tipos de realidad, si la teología del amor tampoco admite o tro

amor que el divino, si toda belleza no

es

otra

~ o s a

~ u e una re flexlón

de la belleza divina, y si, sobre todo,

la

esencia mlstlca radica en la

percepción experimental de esta realidad, la aceptación de estos

~ r e -

supuestos como primeros principios operativos su s í a sera la

única actitud que nos podrá comunicar el mensaje poétiCO de Ibn

Arabi.

Desde este punto de vista, el amor de Ibn Arabi abraza así

~ o ? ~ s

las cosas por estar dirigido hacia

la

única belleza real de

la

diVini-

dad [

.

. . 1

El

lirismo de Ibn Arabi, como su amor, trasciende así todo mve

metafórico y alegórico puesto que es uno, directa, profunda,

y

po

dríamos añadir, sinceramente sentido por las imágenes que

e x p r e ~

Su

poesía no es un contra factum, poesía sensual forzada un

do divino y espiritual, porque

en

definitiva la belleza de Nlzam es di

vina. Ella

es

el objeto del amor de Ibn Arabi, y a ella ama con todo

el poder de su alma mística. En

e ste s e n t i ~ o

s.u poesía

es

mística ~ o r

estar dirigida en última instanCia a la dlvlmdad; pero

es

~ a m b l

poesía profana, porque mantiene siempre

la

bell

eza

de la Vlfgen de

la

Meca y el amor por ella sentido como objeto real de sus

174

MISTle ,

siciones aunque tenga en sí

la

significación superior de

la

divinidad.

Ambos niveles no son incompatibles, como, por ejemplo, en

la

mís

tica cristiana onodoxa, sino que que, como

ya

hemos visto, se com

pletan mutuamente

6

Las quejas y protestas de amor de los

po

etas místicos pueden a

veces parecer exageradas, irreverentes y escandalizadoras, tanto cuan

do tornan a la expresión

de

la lírica amorosa corno modelo, como

cuando escogen el género báquico. En una sociedad islámica, en don

de

el

vino está estrictamente prohibido, así como la embriaguez, y

ambos son considerados pecado, de igual modo que la fornicación

o las simples relaciones libres con las mujeres, pues funciona una ri

gurosa separación de los sexos, estos dos géneros

ya

en

la

literatura

profana son suficientemente provocadores como para que se los use

como marco para cantar, precisamente, el amor a Dios y las delicias

de la unión o

la

fusión con

él. Sin

embargo, también hay que consi

derar que, así como la mística tiene ese carácter «social y masifica

do » dentro del islam, no obstante, no

dej

de ser una experiencia

min

or

itaria

y

en sí misma provocadora y marginal , admirada, segui

da y respetada por la religiosidad de la gente, pero mal vista e inclu

so perseguida con saña en ocasiones

por

los hombres de religión y

las

autoridades. De manera que, en casi todos los aspectos que pu

dieramos señalar, no deja de ser una cuestión cargada de ambigüe

dades y paradojas.

Por otra parte,

las

biografías de los grandes místicos musulma

nes poseen una serie de coincidencias que, en sí mi smas, nos podrían

hacer sospechar que más que ante un testimonio histórico, estamos

frente a un género literario, como así

es

en buena medida. Estos

hombres, Ibn 'Arabi A1-Sustari,

A I - S a n h á ~ i

Ibn aJ-Fárid o al-Nüri, a

pesar de haber nacido y vivido en lugares y épocas diferentes, de

proceder de diversos estratos sociales, parecen estar unidos por un

único afán y movidos por un mismo motor: conocer a Dios apar

tarse del mundo, en el que sin embargo ven la gran manifestación

del Poder divino y un reflejo de su infinita Belleza,

y por

fin , lograr

la unión perfecta. Todos ellos consiguen arrastrar tras de sí a un

buen número de discípulos, poseen carismas especiales, legan una

obra importante con

la

que pretenden transmitir

su

experiencia

y

lo

gran que su memoria esté viva aún hoy.

6,

V.

Cantarino,

Cosidas de amor prof no y mlstieo . lb ZaydulI. lb Arabi,

México, 19XX p. 107.

7

 

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MONTSERRAT ABUMAlHAM

El texto de lbn al-Farid (siglo XII)7, que hemos seleccionado, nos

sirve como representación del género de la

jamriyya

(poema báquico)

en su aplicación mística y porque, en este caso, es una de las compo

siciones más famosas de este autor. Consta de cuarenta y un versos en

metro tawtl, que representa uno de los modos clásicos de composi

ción poética monorrima.

En

este extenso poema,

el

vino aparece

como la metáfora del amor y la embriaguez divina.

El

tema se desa

rrolla siguiendo otro de los tópicos frecuentes en

la

poesía árabe clá

sica; una reunión en una taberna, generalmente negocio de cristianos

o refectorio de un convento o monasterio, lo que permite descripcio

nes del vino, de cómo pasan las rondas del licor o introducir diálogos

entre los compañeros de bebida. Sin embargo, todos estos tópicos re

miten, en este caso, a una realidad diferente en la que el vino fermen

rada es símbolo celestial y

la

viña y la tierra son representación del

mundo material. La vieja costumbre de tomar el vino mezclado con

agua o la de comparar

su

brillo con astros

y

planetas permiten, asimis

mo, hablar de una pureza espiritual o referirse de manera alegórica al

profeta Mul¡ammad y a

su

yerno 'Alí, este último modelo desde muy

antiguo de vida espiritual intensa. Todas estas referencias metafóricas

se suman a expresiones, a veces de una cierra oscuridad, que tienen

relación con los complejos planteamientos de la teología mística.

El caso de al-Sustari (siglo

XIII) ' es

en cierta medida peculiar pu

es

emplea para sus composiciones poét

icas

modos estróficos que se

apartan de las formas poéticas clásicas representadas por la qa$ida

monorrima, y lengua dialectal andalusí, mientras que las composi

ciones literarias en árabe procuran siempre el empleo de la lengua

árabe clásica. No obstante, conviene recordar que en las cofradías se

desarrollan actividades de canto, audición musical o de los misterios

y recitación salmodiada que reciben el nombre de

4ikr

o de sa

mii'.

En estas actividades está presente

la

poesía estrófica con frecuencia

en lengua vulgar adaptada a los diferent

es

ritmos de canto

'.

A1-Sanh ayi (siglo XII) O, cuyo nombre completo es Abü-l-'Abbas

Al¡mad ibn Mul¡ammad ibn al-'Arif al-Sanha»i, aprendió el oficio de

7. Véase la Introducción de C.

Var

ona Narvión a la traducción del

Poema del

camino espiritual,

Madrid, 1989 .

8. Véase

F.

Cor riente, Poesía estrófica (cé

¡e

les ylo muwassahol) o

/ri/J//

id  ,,/

m ís tico granadino as-Sustorl

sig

lo

Xl

d.C.) ,

Madrid, 1988.

9. Como curiosidad se pueden escuchar precisamente composiciones dc Susla

ri en un disco grabado por Ornar Metioui, de la Co fradía

aJ-Su

shtari ,

MI/ sictl SI/fí A/I

dalusí. Dhikr

y

Samá', pr

oducción de Eduard o Paniagua, 1999, I'nCllnla, Esp'lIb .

10. S. Giben, Po

etas árabes de lmer

fa

(siglos

X-XIV , Almcría, 19H7, pp. 12 1

17 ,

MISTICA

tejedor que abandonó luego para estudiar, llegando a se r un notable

jurisconsulto, tradicionista, poeta místico y santo con virtudes y caris

mas extraordinarios y fue el creador de un método de vida espiritual

que contó con numerosísimos adeptos, en especial en al-Ándalus.

No obstante, el autor cuya vida y obra ha ejercido una mayor in

fluencia en el desarrollo de la vida espiritual del mundo musulmán

es

sin duda lbn 'Arabi (siglos

XII-XIII) .

Considerado maestro de maes

tros, su figura y

la

impronta de su pensamiento siguen vivas hoy,

permaneciendo como referencia de numerosos movimientos espiri

tuales musulmanes e incluso como símbolo de otras búsquedas de

carácter identitario, nacionalista o político, lo que sin duda consti

tuye un desplazamiento interesante de su aportación real al desarro

llo del pen samiento árabo-islámico. La obra extensa de este autor es

de una alta complejidad teológica y sólo accesible a aquellos que es

tán familiarizados con la hondura de su pensamiento y con sus cla

ves conceptuales. Sin embargo, más asequible es aquella parte de su

producción en

la

que narra sus encuentros con maestro s de mística

o con mujeres y hombres santos o

su

poesía lírica que

es

en muy bue

na medida, como ya se ha dicho, mu y se mejante a la lírica profana

más extendida en

la

literatura árabe.

Por último, Abü-l-l:Iasan al-Nüri (siglo

IX

d.C.) represe nta en esta

antología si no los albores de

la

mística, sí el precedente de muchas

de las grandes figuras místicas musu lmanas de los siglos clásicos. Su

vida y su obra están marcadas por el rasgo que da lugar a su apodo,

al-Nürí,

el

«luminoso» o

«el

hombre de luz». Nacido en 8agdad en

uno de los siglos de máximo esplendor de la capital del Imperio mu

sulmán, tuvo oportunidad de formarse con magníficos maestros y de

respirar una atmósfera cultural rica, creativa y pujante. Su biografía

nos revela, una vez más, las características casi tópicas del místico

musulmán; su iniciación con diversos maestros, su conversión en

maestro seguido

por

numerosos discípulos, su vida ascética, su ex

tremada osadía, sus milagros y carismas particulares. En él, además,

algunos estudiosos han querido ver el origen de algunas de las me

táforas más significativas de la mística cristiana española

 

MONTSERRAT ABUMALHAM

11. Véase, ent re una mu y amplia bibliog rafía, el resumen de

su

biografía y pen

samiento e n V  Cantarino,

op.

cit.

12. Véa sc

la

Introducción de Luce López BaraJt a su edición de

Las moradas de

l

os o

/ra

zones

de Ab fl-l-

l:Ia

sa n al-Nfl ri , Tr otta, Madrid, 1999. Lo s textos que seleccio-

110

es ;

ín

Tomados d e

eSTa ohra, pp. 84-85 Y96-97.

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MONTSERR T BUM LH M

TEXTOS

IBN AL FARID

amriyya

Evocando con vino al Amado, bebimos hasta embriagarnos

cuando aún

la

viña estaba por crear.

La

copa es como un sol, al que la luna llena circunda como si fuera

[creciente,

y ¡cuán copiosas surgen en su compañía las estrellas

Mas,

si

no fuese por lo intenso de su perfume,

a

su

taberna no me hubiera encaminado y si no fuese por

su

resplandor,

mi imaginación no lo hubiera concebido.

De él sólo conservo una última bocanada,

omo

si al evaporarse se hubiera escondido en

el

seno de la mente.

Con sólo mencionarlo en

la

tribu, las gentes se embriagan,

sin por ello cargar con vergüenza o pecado.

Ascendió desde las entrañas de las jarras y en verdad, sólo quedó

su

[nombre.

Si

vibra en el ánimo de alguien, la alegría lo posee

y le abandona el pesar.

Para que los comensales se embriagaran,

les bastaría con contemplar el sello de

su

vasija.

Si asperjaran

su

contenido hasta empapar la tumba de un muerto,

éste recobraría

el

espíritu

y

su cuerpo resucitaría.

Si

al

moribudo dejaran a la sombra de sus viñedos,

sanaría sin duda y la enfermedad lo abandonaría.

Si

al inválido trajesen a sus bodegas, andaría;

igual que al solo recuerdo de su sabor,

el

mudo hablaría.

Si se extendiera su aroma por

el

Oriente,

quien perdió su olfato lo recobraría desde Occidente.

Si al tocar la copa, se tiñera alguien las manos,

hallaría al anochecer las estrellas en

sus

palmas.

Si en secreto se manifestara al ciego, al día siguiente vería,

y en escuchando su rumor, el sordo llegaría a oír.

Si un grupo de jinetes cruza la tierra de sus viñedos,

y alguien sufre una picadura mortal, nada le ocurrirá.

Si en la frente de un doliente escribe un sanador las letras de su

rnomhn

:

por

el

simple trazo sanará.

17X

MISTIC

Si se borda su nombre en el estandarte de un ejército,

embriaga a todos quienes bajo él marchan.

Forja

los caracteres de los compañeros,

y en el abúlico infunde resolución.

Vuelve generoso a aquel cuya mano ignora la largueza

e indulgente a quien ignora

el

perdón.

Si el necio besa su tapadera,

tal beso le otorga la más preciadas virtudes.

Dicen: «Descríbelo

que eres maestro en hablar de él»,

pues bien, eso hice, por estar en ello versado:

Puro, sin ser agua; suave, sin ser aire;

luz, mas no fuego; espíritu y no cuerpo.

Eterno, a todo lo creado precede su discurso;

allí donde ni forma ni traza había.

Por su gracia, y sin que lo impidiera el descuido,

surgió todo cuanto existe.

Mi espíritu fue por el vino cautivado

y

fuimos uno sólo,

pero ninguno por

el

otro poseído.

Así

omo

no hay vino sin viña, Adán es mi padre,

mas, omo aún sin vino viña puede haber, tal es mi madre.

En verdad, la finura de las jarras depende de las virtudes que

[contienen,

pues éstas a aquéllas enaltecen.

Una vez ocurrida la « s e p a r a c i ó n ~ , luego de ser ambos uno,

nuestros espíritus se truecan en vino

y

en viñas nuestras figuras.

No hubo un antes que les precediera, ni tras ellos hubo un después,

siendo ellos mismos,

omo

es la Ley los antes de cada después.

Antes de surgir el Destino,

ya su

propio Destino existía

y la época de nuestros padres vino tras él.

Tales son sus bellezas, que a los fieles arrastran a celebrar,

y

¡qué bien lo hacen tanto en prosa como en verso

Quien aún no

las

conoce se alegra al serle mencionadas,

tal como el amante de Nu m hizo cuando evocaba tal nombre.

Dijeron: «bebiste el pecado», a lo que respondí: ino

ibebí sólo lo que hubiera sido pecado evitar

Saludos cordiales dimos a las gentes del monasterio.

¿Cuántos y cuánto bebisteis?

les

preguntamos-o

Mas ellos callaron.

Ya

antes de la infancia, habitaba en mí esa embriagadora emoción,

que me acompañará por siempre, aún cuando roídos estén mis

[huesos.

179

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7/23/2019 Textos Místicos Islam

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MONTSERR T BUH L H M

iTómal0 puro, pues yerras

si

deseas su mezcla

iLo supremo sólo

se

encuentra en

la

blancura de los dientes del

[Amado

iTómalo en la taberna donde en su libación melodiosas tonadas

[acompañan,

de esas que obtienen galardón.

Así como jamás mora el vino con el pesar,

tampoco lo hace con

la

aflicción

el

canto.

Si

estando ebrio de él, la vida fuese un instante,

mirarías al tiempo como a un siervo fiel, pues tú tendrías el Poder.

o

hay lugar digno en

el

mundo para quien

vive

sobrio,

pues el saber se le escapa a quien ebrio no muere.

iQue llore, pues, quien desperdició su vida sin gozarlo,

pues de

él

nada obtuvo

JI'.

AL SUSTARI

Dulces son mis momentos y mi vida

desde que me

uní

a

mi

esencia.

Yo soy

mi

propia persona que me desea

y no ceja en velar por mí,

lo perecedero me ahorra

y al consumir mi tiempo,

dulces son mis momentos

y mi

vida

desde que me uní a mi esencia.

Copero , escánciame

el

vino espiritual que me da vida,

con él me llega la alegría

y se apartan de mí las penas;

dulces son mis momentos

y

mi vida

desde que

me uní

a mi esencia.

Sabio alfaquí, escucha y compréndeme:

Todo

el que es comedido, se abstiene;

13.

La

versión

es

mía sobre

la

traducción de

C.

Varona Narvi6n. en

11m al·E

rid,

Poema del cam j o espintllal Madrid, -1989, pp.

1.11

· Ulí.

IHO

MlsTIC

no te empeñes en acompañarme,

cuando tú estás en un mar de descuido;

dulces son mis momentos y mi vida

desde que me

uní

a

mi

esencia.

Tú que me censuras, ¡vete, engañador

el corazón herido no escucha.

En ti no hay espíritu, te engañas

y atizas

el fuego de

mi

pasión;

dulces son mis momentos

y mi

vida

desde que me uní a mi esencia

 

Por Dios por Dios los hombres enloquecen de amor al Amado.

Dios Dios en mí está presente cercano a mi corazón.

Corazón mío, presume y goza; tu Amado está aquí,

disfruta nombrando a tu Señor, sigue

la

huella,

alégrate y vive gozoso entre los hombres.

Dejadme, dejadme que recuerde al Amado, nombrándole disfruto.

Dios Dios en mí está presente cercano a mi corazón.

¿Qué vaya hacer, si soy tu esclavo?

Me veo perdiendo

el

decoro

por tu

amor,

mi espíritu y todo lo que tengo por ti doy.

Escuchad, escuchad, enamorados, mi Amado asiente;

Dios ios en mí está presente cercano a mi corazón.

Quien entrega su ánima al Amado, gana y se beneficia,

quien trepa por la alta escala, se eleva;

se suma a los místicos, se deleita y aprende,

contempla y contempla el sentido de la hermosura y la rara belleza:

Dios Dios, en mí está presente cercano a mi corazón.

Yo soy el sentido de los sentidos y el secreto 'de la existencia

paséate por la hermosura de mi obra, pero guarda los límites,

sa l de quien no sea yo y te gozarás con la contemplación,

14 .

L1

versión es mía sobre

la

edición y traducción de F. Corrieme,

op.

cit. pp.

4l) ·50 y 22 1 (11. 14 .

181

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MONTSERR T BUM LH M

entrarás, entrarás a la presencia de mi puro yo junto al Amado;

Dios Dios en

está presente cercano a mi corazón

lS

AL-SANHAI I

mor divino

No

si

la noche es larga o no

¿Cómo puede saberlo el que arde de amor?

Si

cuando, de noche, miro las estrellas

me preocupase de eso, sería un desgraciado.

Los que aman de verdad y sufren

por

la ausencia

no se preocupan porque

la

noche sea breve o larga

l6

Buscar

l s

cosas del mundo en

l

vejez

Yo veo al que busca las cosas de este mundo en la vejez,

después de haber disfrutado de la vida,

como un albañil que construye un edificio

cuando parece que está terminado, se derrumba1

7.

Placer del dolor

Te amo, pero no te amo por la recompensa,

te amo por el castigo.

15. Este poema responde claramente en su inicio a los tópicos amorosos, eorre

los cuales quizá el más significativo sea el de la pérdida del recaco por amor; el

am

an

te es capaz de cualquier acción, incluso la más vergonzosa, por

el

amor de aquel a

quien ama, pronto sufre un desplazamiento hacia una expresión más filosófica teu

lógica, propia de la mística, por la que el místico

se

une

al

Amado, sin que

se

dé 1:.

confusión entre ambos, ni la total anulación; por ello

se

permite invitar a otros a jUl

'

contemplen su espíritu, su corazón, allí donde se puede tener la visión del Ser supre

mo. Este planteamiento de identidad entre el amante

y

l Amado, que no de confu

sión, ha sido considerado por muchos tradicionistas y hombres de religión musulma

nes como herético y a más de un místico le COStó persecución y muerte. La tradLl có{1I1

es

mía, sobre l texto árabe

y

la versión de F Corriente,op. cit. pp. 3H 39 Y212-2 1 \

(n.o 3).

16. Traducción de S. Giben,

op.

cit.

17. ¡bid.

p. 13\.

IX 2

MISTlC

Todo lo que quise lo logré

excepto la delicia de sufrir tu castigo '.

Mi enfermedad por amor, es mi salud

y mi vida, por la pasión es no vivir.

El

tormento

que

es

para vosotros la muerte

es más dulce a mi boca que la felicidad.

Sufrir

por

vuestro amor,

no me causa, ¡por Dios , dolor

l 9

Amados de

mi

corazón

iPreguntad por el amor

al

que ama Ellos

están más cerca de

mi

alma que l pensamiento l aliento.

Desde que habitan en mi corazón, no he cesado de guardar para ellos

mis ojos, mis oídos y mis palabras, pues ellos son mi único bien.

¿Quién será

el

mensajero que venga a

mi

corazón a preguntarles

por la difícil cuestión de este amor ardiente?

Habitan en un corazón que no se ablanda

y ellos, en cambio, si pisan una piedra brota de ella

un

manantial.

En mis entrañas viven la oscuridad les dalia.

¿Cómo pueden estar sobre

las

brasas ardientes?

Yo proclamo en el mundo su amor.

iNo bendiga Dios a quien les traiciona y les olvida

IBN ARABI

Estaba yo una noche realizando el periplo ritual al santuario de

la

Kaaba, cuando de repente sentí un deleite causado por aquella situa

ción un estado que

ya

me era conocido

me

hizo estremecer.

Yo

salí

entonces del patio pavimentado para evitar al gentío me puse a rea

lizarlo fuera caminando sobre

la

arena.

Así se

me ocurrieron unos

versos que me puse a recitar en voz alta de manera que

yo

mismo

los podía oír y también los hubiera escuchado quien conmigo estu

viera de haber habido alguno. Eran los que siguen:

I

X. I/úd •

p. 13 3.

19

. fhid .

IX  >

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MONTSERR T BUM lH M

Yo quisiera saber

si

comprenden

qué corazón han poseído.

y que mi corazón supiera

las sendas de montaña que han pasado.

¿Crees que están a sa lvo?

¿Crees que han perecido?

Los príncipes del amor se confunden

en

el amor y se extravían.

De repente en

mi

hombro sentí un golpe dado por una mano

más suave que

la

seda, yo me volví y me encontré ante una donce

ll

a griega con el rostro más bello, el hablar más dulce y cortés, de

sentido más delicado, de alu siones más finas, de conversación más

elegante que yo jamás hubiera visto. Sin duda alguna sobrepasaba a

todas l

as

gentes de

su

tiempo en elegancia, belleza y conocimientos.

Ella me preguntó:

-Señor ¿cómo era lo que dijiste?

A lo que yo contesté:

Yo

quisiera saber

si

comprenden

qué corazón han poseído.

A lo que replicó:

-iCuán extraño en ti que, poseyendo conocimientos como nin

gún otro

en tu

generación, digas cosa semejante ¿Acaso no

se

cono

ce todo lo que se posee? ¿y acaso se puede justificar la posesión sino

tras el conocim iento, cuando el deseo de

la

inteligencia nos

ha

in

formado de

su

carencia? El camino

es

la lengua de la verdad, ¿cómo

se puede entonces permitir a uno como

qu

diga cosa semejante?

Di, mi señor, ¿qué dijiste después de eso?

Yo respondí:

y que mi corazón supiera

l

as

sendas de montaña que han pasado.

A lo que replicó:

-Señor

mío, el sendero montañoso que hay ent

re

10 más pro

fundo del corazón y

la

mente

es

precisamente lo que impide llegar

a ese conocimiento. Así, ¿cómo va a desear uno en tu situación lo

que sólo se puede obtener tras el conocimiento? El camino es la len

gua de la verdad, así, pues, ¿cómo se puede permitir a uno como tú

que diga cosa semejante? Y ¿qué dijiste,

mi

señor, después de esto?

Yo contesté:

¿Crees que están a salvo?

¿Crees que han perecido?

84

MrSTIC

A lo que ella replicó:

-Ellos

ciertamente están a salvo. Pregunta, más bien, sobre

ti

mismo, pues es necesario que te preguntes

si tú

estás a salvo o has

perecido,

mi

señor. ¿y qué dijiste después?

Yo contesté:

Los príncipes del amor

se

confunden

en el amor y se extravían.

Entonces ella exclamó:

iOh maravilla ¿Cómo le va a quedar al enajenado de amores

algo con que sentirse confundido, si

la

razón del amor es precisa

mente

la

universalización que

atu rd

e los

se

ntidos, roba

las

inteligen

cias, confunde los pensamientos y arrebata

al

que los siente, junro

con todas las demás cosas que se escapan? Así, pues, ¿dónde está la

confusión y qué le queda con que pueda sentirse confuso?

l

cami-

no es la lengua de la verdad y la expresión ligera e inexacta es im-

pertinencia en uno como tú.

Yo entonces le pregunté:

-Tú

muchacha, ¿cómo te llamas?

A lo que contestó:

Consuelo.

y yo dije:

-Esto eres para mí.

n aquel instante saludó y se marchó. Más tarde yo llegué a co-

nocerla y entablamos unas relaciones amistosas y llegué apercibir

que ella poseía los cuatro niveles del conocimiento místico en un

grado que nadie es capaz de describir'o.

Hablo a las palomas que arrullan en el boscaje

entre l

as

ramas, con variados tonos de dolor,

y sin lágrimas

ll

oran por su amante,

mientras lágrim

as

de tristeza manan de mis ojos.

y pregunto con mis ojos abundantes

de llanto que delata mi sentir:

¿Sabes algo de la que amo?

¿Ha reposado al mediodía a la sombra de tus ramas?' .

Cuando nos encontramos para decir adiós, nos ves

en

el

apretado abrazo como una letra doble.

20. Véase V Canrarino, op

cit . 

pp. 124-126.

21

I

hid p

166

85

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7/23/2019 Textos Místicos Islam

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MONTSERR T BUM LH M

Aunque nuestros cuerpos son dos,

la mirada sólo distingue uno.

Es a causa de

mi

delgadez y su luz,

y si

yo no gimiera, no

se

advertiría

mi

presencia

 

En la

ausencia nostalgia me consume,

hallarte no me sacia.

Nostalgia son presencia y lejanía .

Su

encuentro

es

un dolor inesperado,

es pasión el remedio todavía.

Porque contemplo una visión que aumenta

la

mayor unión, fulgor y majestad en su belleza.

o hay quien escape a una pasión que crece

vecina a la hermosura en mística armonía

23

Miró al rayo oriental y amó el oriente,

de fulgurar en occidente,

el

occidente hubiera amado,

pues

mis

ansias

de

amor son por

l

rayo y sus fulgores;

no deciden

mi

amor ni los lugares ni la tierra.

La brisa me ha narrado de ella un decir aprendido

del dolor y de

mi

pasió

n

de

la

tristeza y de

mi

sufrimiento,

del éxtasis y de

mi

razón, de la nostalgia y del amor,

de

las

lágrimas y de

mis

ojos, del fuego y de

mi

corazón.

Aquella a quien amas sólo está en tu pecho

y la brizan tus suspiros.

Yo le

dije: «Hazle saber que ella

es

quien causa l fuego en

mi

corazón.

Sólo puede apagarlo la unión eterna,

y si arde más no

es

culpa del amante»24.

Mi dolencia la causa quien tiene sus ojos enfermos de amor.

iConsoladme con su recuerdo , iconsoladme

Revolotean tórtolas por entre los arriates y tristemente arrullan.

El dolor de aquella paloma es la causa de mi dolor.

iCuánto amo a

la

muchacha chispeante que avanza graciosa,

virgen guardada, entre

las

bellas

Surge a la mirada como un astro, y cuando

22. ¡bid., p.

180.

23. ¡bid., p. 181.

24.

¡bid

, p.

145.

186

MISTlC

se oculta, amanece en el horizonte de mi corazón.

¡Ruinas de Rama,

ya

perdidas

¡Cuántas bellas de pechos altivos han contemplado

¡Cuánto amo Amo más que a mi vida a una gacela real,

que con toda mansedumbre pace en

mi

interior.

Su

fuego

es

luz

en

y luz es lo que apaga mis incendios.

¡Compañeros , tomad las riendas

para que mis ojos contemplen las huellas de su tienda,

y cuando lleguéis a ella, desmontad,

y allí, icompañeros , ¡llorad conmigo

Deteneos conmigo un momento junto a esas ruinas

y lloremos juntos. Yo lloraré por lo pasado.

Esta pasión me ha herido sin saetas.

Esta pasión

me

mata sin espada

25

Considera toda la creación y sobre todo, a la humanidad con buena

voluntad; aceptando, aprobando, perdonando, sirviendo, amando.

Que ello sea lo que te caracterice en tus relaciones con

el

mundo ..

Ayuda y sirve, en todo cuanto puedas, a

la

s personas que esconden

su

miseria, que están contentas con

su

pobreza, los viajeros que ca-

minan hacia la verdad.

o

te atribuyas virtud, bondad o gracia por

tu actitud de servicio a

la

Creación. Piensa que debes dar

las

gracias

a

las

demás personas por haber aceptado humildemente tu ayuda.

Te

incumbe a ti aligerar la carga de quienes están abrumados por su

peso. Si las personas a quienes has ayudado te causan dolor a cam-

bio,

si

sus respuestas, sus maneras, sus costumbres son oscuras

y

te

cubren con sus sombras, da muestras de paciencia e indulgencia ..

o

malgastes

tu

vida en empeños hueros

ni tu

tiempo en conversa-

ciones vacías... Debes encontrar

el

amigo adecuado, que te servirá

de apoyo y será un buen compañero de viaje en el camino a la ver-

dad.

La

fe

es

una semilla que crece y

se

hace árbol con

el

riego y

el

sol benéficos de los amigos fieles.

25. En este poema, Ibn 'Arab¡ hace uso de los tópicos más clásicos de la poesía

preislámica. como son el llanto sobre los restos del campamento abandonado por

la

amada ibid •

p.

151).

'187

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7/23/2019 Textos Místicos Islam

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MONTSERR T

BUM lH M

AL-NORI

[ escripción de la casa del corazón del creyente]

Debes saber que Dios ---enaltecido sea- creó una casa en el interior

del creyente que

se

llama corazón. E hizo soplar en esa casa

un

vien

to que procede de su generosidad y con él la purifica de la asocia

ción, de la duda, de la hipocresía y de la discordia. Luego envió Dios

una nube procedente de su gracia. Y al hacer que lloviera sobre la

casa, hizo que distintas clases de plantas germinaran: las plantas de

la certeza, las plantas de la confianza, las plantas de la pureza de in-

tención, las plantas del temor a Dios, las plantas de la esperanza y

las plantas del amor. Entonces Dios colocó en

el

fondo de la casa

el

diván de la Unidad, y extendió sobre el diván el tapiz de la sa tisfac-

ción. Luego plantó frente a la casa el árbol de la gnosis, cuyas raíces

penetran el corazón del creyente mientras que sus ramas se extien

den al cielo, llegando justamente debajo del Trono de Dios (Corán

14,24 .

Y Dios puso a la parte derecha el diván

y

a su parte izquier-

da, un tálamo formado de sus leyes.

Entonces abrió Dios una puerta que conduce al jardín de su mi-

sericordia, donde ha plantado distintas especies de plantas aromáti-

cas: plantas de alabanza, y plantas de exaltación, y plantas de glori-

ficación y plantas de la rememoración de Dios. Entonces cerró esta

puerta para evitar que le ocurriera daño alguno

al

corazón del cre

yente y guardó la llave y no la confía a ninguna de sus criaturas: ni

siquiera a los ángeles Gabriel, Miguel, ¡srafil, o a ningún otro. En-

tonces dijo el Señor grande es su Majestad : «Éste es mi tesoro

sobre sobre mi tierra el lugar de mi mirada

y la

mansión de mi uni

cidad. Yo soy

el

que habita en esta Morada de refugio. iQué bendi-

to Morador y qué bendita Morada ".

[ l corazón del creyente está hecho a imagen de una casa]

l

corazón del creyente es a imagen de una casa con dos puertas:

una abre a este mundo y la otra al más allá. La que abre a este mun-

do

es

la admonición, mientras

la

que abre

al

más allá

es la

medita-

ción. n esta casa hay un diván con cuatro soportes hechos del res

peto a la majestad de Dios, de la humildad en la obediencia, del

rechazo de

la

desobediencia y del temor

al fin

último.

Sobre el diván se sienta un rey que tiene dos visires: el reyes l

certeza mientras que el visir a su derecha es el temor y el visir a su

lRH

MISTIC

izquierda es la esperanza. Frente al diván se extiende

un

patio abier

to y en

su

esquina derecha hay doce mayordomos reales.

El

primer

mayordomo real es la profesión de la

fe

que es el ornamento del

is

lam; y el segundo es la oración, que es el pilar del islam; y el terce-

ro es la limosna que es la pureza del islam; y el cuarto es el ayuno

que es el logro del islam; y

el

quinto

es

la peregrinación que es

el

sostén del

isl

am; y el sexto es la benevolencia que es la fuerza del

islam; y el séptimo es el mandamiento de lo prescrito que es la pro

tección del islam; yel octavo es el rechazo de lo prohibido, que es

l

prueba del islam; y el noveno, es la comunidad del islam, que es su

adorno; y el décimo es la limosna voluntaria que es la esencia del

islam; y el undécimo es el respeto por los parentescos de sangre que

es la compasión del islam; y finalmente, el duodécimo es una bue-

na muerte que es la preservación del islam.

89