Suplemento Universitarios 24-03-2015

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Guatemala, 24 de marzo de 2015, Suplemento Especial de Diario La Hora ¿Confía la juventud en el plan tripartito “Alianza para la Prosperidad”?

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Guatemala, 24 de marzo de 2015, Suplemento Especial de Diario La Hora

¿Confía la juventud en el plan tripartito “Alianza para la Prosperidad”?

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ANGEL RUBÉN CIFUENTESUniversidad [email protected]

ASTRID IDALIA LIMA CASTILLOUniversidad Rafael Landí[email protected]

IGNACIO FERNANDO GRAZIOSOUniversidad Rafael Landí[email protected]

SERGIO ALFREDO MARTíNEZ Universidad Rafael Landí[email protected]

IváN ERNESTO Cú ESTRADAUniversidad de San Carlos de [email protected]

MARíA JOSÉ MEJíA HERNáNDEZUniversidad Rafael Landí[email protected]

ANA CRISTINA BARBIERUniversidad del [email protected]

OSCAR GIOvANNI GRACIAS R.Universidad Mariano Gálvez [email protected]

PATRICIA ELIZABETH FLORESUniversidad del [email protected]

Desde hace algunos días empezaron a surgir voces que cuestionaban la intención de Washington de implementar para la región centroamerica-na un proyecto similar al conocido como Plan Colombia que permitió en buena medida sacar a ese país sudamericano de la crisis profunda en que cayó por efecto de la corrupción y la cooptación de los poderes públicos por los grupos criminales del narcotráfico que se aprovecharon de la po-dredumbre existente en el servicio público.

En el fondo lo que hay es resistencia a que se puedan plantear modelos de transparencia que son requisito indispensable para que pueda ejecu-tarse cualquier programa de promoción del desarrollo.

El panorama se complicó aún más cuando el gobierno de Estados Uni-dos dijo que una condición era la continuidad de la Comisión contra la Impunidad en Guatemala (CICIG), a lo que Otto Pérez Molina respondió que no aceptaría imposiciones de nadie y que con o sin el apoyo de Esta-dos Unidos la alianza por la prosperidad se iba a concretar.

Dependiendo que haga el gobierno de Guatemala, ahora quedará ver si el plan contará con el aporte de Estados Unidos de mil millones de dólares al año durante cinco años, que no es moco de pava como algu-nos sugirieron para cuestionar el que, a cambio, se tuvieran que aceptar algunas condiciones.

Esa inversión de cinco mil millones de dólares es algo así como el capi-tal semilla que se tendría que complementar con aportes por lo menos iguales que deberían de hacer cada uno de los países de la región para promover mayor desarrollo en aquellos lugares donde las condiciones de miseria existentes son tan agudas que provocan la migración constante hacia Estados Unidos de personas que se resisten a ser pobres y quieren trabajar, pero que no encuentran las condiciones en sus propios países.

La verdad es que nuestra gente no es pobre por huevona o porque simplemente quieran vivir de la asistencia del Estado, como si ésta real-mente existiera. Nuestra gente ha demostrado con la migración que es esforzada y competente, que cuando encuentra la oportunidad puede generar condiciones de bienestar que eran insospechadas aquí.

Con o sin dinero de Washington, la condición especial e ineludible para aspirar a condiciones menos oprobiosas es el buen uso que se haga de los recursos del Estado para terminar con ese saqueo inmisericorde a que se somete el erario.

Y por supuesto que esa corrupción generalizada necesita de un amplio y casi absoluto régimen de impunidad para mantenerse y para continuar con el ritmo ascendente de crear más y más espacios para el latrocinio cada cuatro años, porque el nuevo gobierno que llega no sólo mantiene el ritmo de sus predecesores sino que implementa sus propias vías de corrupción para asegurar un enriquecimiento brutal, abrumador y que destruye por completo las posibilidades de servir a la población.

Entendamos claramente que aquí lo que no se quiere es transparen-cia para que siga reinando el trinquete. Ningunear la propuesta es una forma de taparle el ojo al macho para oponerse a todo lo que ponga en riesgo ese aire de impunidad que respiran tan profusamente.

Futuro incierto

Página 2/Diario La Hora/Guatemala, 24 de marzo de 2015

Editorial

PARTICIPANTES DEL 16º SUPLEMENTO UNIvERSITARIO DEL DIARIO LA HORA

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La Hora / Suplemento Universitario / Guatemala, 24 de marzo de 2015 Página 3

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Mi país no se parece en nada a esos países de las películas donde las personas caminan por las calles sin temor alguno o donde las personas cuentan con ingresos que les permiten mantener un nivel de vida adecuado, mi país en cambio, es un país de inseguridad, de temor y de poco acceso a la justicia. Mi país no es un país de sueños, más parece uno de pesadillas.

Imagino que esas son las palabras que rondan miles de veces las cabezas de las personas que consideran que su país no les da las oportunidades necesarias para tener una vida digna y que por ende deciden ir en busca de ese sueño que se observa tan prometedor en las películas, el llamado sueño americano.

Por lo anterior, y debido a la creciente inseguridad, el poco acceso a la justicia y las pocas oportunidades de trabajo, miles de habitantes de países centroameri-canos se han visto obligados a emigrar a Estados Unidos en busca de un mejor futuro, no solo para ellos, sino para la fa-milia que dejan atrás.

Ante dicha situación, se ha buscado la creación de un plan regional, que con-templa a los países del Triángulo Norte, conformado por Guatemala, El Salvador y Honduras juntamente con el apoyo de los Estados Unidos de Norteamérica y cuya secretaría técnica estará a cargo del Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Dichos países han acordado los

lineamientos del mencionado plan regio-nal denominado “Plan de la Alianza para la Prosperidad del Triángulo Norte”, el cual contempla una serie de acciones que tienen por objetivo el crear condiciones de desarrollo que permitan el arraigo de las personas en los países mencionados, contrarrestando así la migración cons-tante hacia el país vecino de Norteamé-rica.

Dicho plan cuenta con ciertas líneas estratégicas que tienen por objeto pro-curar una mejor calidad de vida ciudada-na para los habitantes de los países del Triángulo Norte. Entre dichas líneas se encuentran: dinamizar el sector produc-tivo en orden de crear más oportunidades económicas, desarrollar oportunidades para contar con un capital humano más capacitado, mejorar la seguridad ciuda-dana y el acceso a la justicia y fortalecer las instituciones para aumentar la con-fianza de la población en el Estado. Como puede observarse, son temas que aque-jan de sobremanera a la población de los países mencionados, son temas que han hecho que dichos países se mantengan en zozobra y con un nivel de vida no ade-cuado para sus habitantes.

Es importante indicar que para que dicho plan verdaderamente cumpla sus objetivos y no se quede plasmado en promesas y esperanzas de papel, es ne-cesaria la participación activa de todos

los sectores de la población, ya que es impo-sible pensar que este plan sea única-mente un plan de “gobiernos”, por el contrario, debe procurarse que sea un plan de naciones, involucrando así a toda la población. Por lo tanto debe instarse al sector empre-sarial, a la sociedad civil, líderes políti-cos entre otros, a que brinden su apoyo al proyecto, ya que como se mencionó, debe ser un proyecto de patrias, más no de dirigentes estatales.

Es fundamental comprender el abis-mo en el que se encuentran los países del Triángulo Norte. Como guatemalteca, tengo claro el ocaso en el que se encuen-tra mi país, por lo que el desarrollo de todo tipo de proyecto que busque salvar-le, merece la pena implementarse. Nues-tros habitantes merecen condiciones para prosperar en su país sin buscar emi-grar a otros con la esperanza de un futuro mejor, busquemos que la migración sea una opción más no una necesidad, bus-quemos como ciudadanos de una nación, que nuestros habitantes no emigren en búsqueda del sueño americano, sino más bien que vivan en su país un verdadero sueño centroamericano.

A inicios del mes de marzo del año corriente, con la finalidad de ofrecerle a las personas oportu-nidades de seguridad, justicia y desarrollo de mejores condiciones económicas, los Estados Unidos de Norteamérica y los países del Trián-gulo Norte Centroamericano integrados por Guatemala, El Salvador y Honduras han lanza-do el Programa de Alianza para la Prosperidad; y con él llevar a sus poblaciones alternativas que eviten el emigrar a los Estados Unidos; en apoyo una institución que ha estado dando acompañamiento con equi-pos técnicos es el Banco Interamericano de Desarrollo (BID). El gobierno de Estados Unidos está buscando la fórmula para que el proyecto tenga apoyo económico de $1 mil millones de dólares americanos, además dará seguimiento e impulsará que se adopten las mejores prácticas existentes en la región para la honestidad, efectividad y transparencia.

Este plan está dividido en cuatro ejes fundamentales, en el que cada uno de los países hará los esfuerzos para que se cumplan, Eje Uno: Di-namizar el sector productivo, Eje Dos: Desarrollar el capital humano, Eje Tres: Seguridad y Acceso a la justicia y Eje Cuatro: Fortalecer las institu-ciones.

Los Gobiernos de los cuatro países se comprometieron a agilizar y apoyar los proyectos de los ejes, entre ellos, Eje uno: Integración Adua-nera para mejorar el comercio entre los tres países, facilitar el estable-cimiento de una ventanilla única de registro de empresas, Integración del Mercado Energético y de gas; Desarrollo rural territorial, atracción de inversionistas potenciales con herramientas de financiamiento y mi-nimización de riesgos. Eje dos: Fortalecer y hacer eficiente la inversión en educación, acceso a programas de crédito para micro, pequeñas y medianas empresas, programas para mejorar los servicios de salud y nutrición, establecimiento de estrategias para la igualdad de oportu-nidades para todos, mujeres y jóvenes. Eje tres: Programas de seguri-dad especialmente orientadas a desarticulación de maras, pandillas, combate del delito común, trata de personas, narcotráfico, lavado de dinero, fortalecimiento de la carrera judicial, mejorar los sistemas peni-tenciarios, mejorar sistemas e infraestructura penitenciaria de acuerdo a la peligrosidad de los privados de libertad, reforma policial, reformas al Código Procesal Civil y Mercantil para hacer eficientes los procesos judiciales. Eje cuatro: mejoras en materia de transparencia, fortaleci-miento de la autoridad y recaudación tributaria, profesionalizar los re-cursos humanos de las instituciones fiscales y servicio civil, combate a la corrupción.

El Sector Privado, ente dinámico de la economía integrado por la Cámara de Industria y el Comité Coordinador de Asociaciones Agrícolas, Comerciales, Industriales y Financieras (CACIF) ven con buenos ojos es-tas iniciativas y por esa razón las apoyan, ya que ellos mismos han soli-citado en el pasado que se apliquen, porque esto dará mayor inversión nacional e internacional, con esto evidentemente las condiciones en el país serán mejores.

Todo el plan descrito se ve bien interesante, la eficiencia con la que se manejen los recursos, la transparencia, fuerza de voluntad por hacer un verdadero cambio y el compromiso que tenga cada una de las partes involucradas en los países y Gobiernos, como la participación activa de las instituciones públicas, sector privado organizado y sociedad civil, se podrá corregir todo ese mal que nos está atacando todos los días, hay que tomar en cuenta que todo cambio cuesta, que no se puede hacer de la noche a la mañana y mientras los tiempos del plan se cumplan, los Gobiernos deben prestar mucha atención a minimizar o erradicar realmente todo ese flagelo (Irrespeto de la Ley, sicariato, extorsiones a comercios y buses, asaltos por motoristas, robos de celulares que están a la orden del día) que está dañando a un país con necesidad de servi-cios, trabajo, educación, salud, seguridad, justicia y vivienda.

La potencia más grande entre los estados que habitan este mundo se ha dirigido a Guatemala, El Salvador y Honduras para proponer un plan que promueva el desarrollo en la región. Sólo esta frase suena como un cuento de hadas.

Sin embargo, entiendo que EUA cla-ramente tiene motivaciones políticas y sociales para proponer este plan. Es de-cir, que no lo hace por su puro amor al prójimo. Pretende, básicamente, dete-ner las migraciones en masa de nuestros paisanos y de nuestros vecinos. Creo que también está en su interés contar con un conjunto de socios comerciales cercanos que ofrezcan una economía bastante más atractiva que la que actualmente ofrecemos, pero la motivación principal sin duda es la primera.

Tampoco me cabe la duda que la alianza tiene sus propios términos y que ciertamente va a ser una herramienta de presión y control sobre la región, como ya empezó a notarse con la con-dición de la permanencia de CICIG y que el financiamiento de los estados bene-

ficiarios sea igual o mayor que el que proveerá Estados Unidos.

Además, se ha dicho mucho y se ha dicho poco de la Alianza. Se ha dicho que promoverá la justicia, transparen-cia, creación de empleos y economía de la región. Que esto creerá condiciones mejores de vida y que esto beneficiará la inversión y a los habitantes; y que en conclusión alcanzaremos un nivel ade-cuado de desarrollo. Pero esto al final del día no es decir nada. Es contar un cuento. No hay claridad en los medios exactos que se van utilizar para alcanzar estas maravillas. Un plan de esa mag-nitud requerirá reformas legales y la voluntad política de los tres organismos del Estado. En fin, no tenemos más que una promesa de los Estados Unidos y una serie de condiciones.

Sin embargo, creo que esa promesa nos debe bastar. Estados Unidos ha im-plementado planes similares después de la II Guerra Mundial para la recons-trucción de Europa y lo hizo hace pocos años en Colombia. Duela a quien le due-la, los planes fueron exitosos en ambos

casos. Creo que lo de Europa es evidente y es especialmente convincente si se pone de ejemplo a Alemania. Colombia duplicó su crecimiento económico y lo superó con el plan.

Reconozco que duele que un plan tenga que salir del Norte, pero estoy seguro que es mejor que cualquier cosa que provenga de nuestro propio gobier-no, porque de nuestro gobierno no hay una sola propuesta seria para el desa-rrollo de este país. El plan hambre cero y el pacto de seguridad, entre otros, nunca tuvieron efecto. Y a menos de un año de cambio de gobierno, nuestros dirigentes están más interesados en salir vivos que en hacer algo por el país.

Nunca le perdonaría al Presiden-te que por su inconveniente con la permanencia de CICIG, o algo similar, rechazara esta oportunidad. Creo que todos debemos tomar seriamente este ofrecimiento.

Universidad Rafael Landívar

ASTRID IDALIA LIMA CASTILLO

ÁnGeL RUbén CIfUenTeS M.

Universidad Galileo

Se abre una esperanza de mejora con el Plan de la

Alianza para la Prosperidad

En búsqueda del sueño (centro) americano

Una promesa

Página 4/Diario La Hora/Guatemala, 24 de marzo de 2015

IGnACIO GRAzIOSO

Universidad Rafael Landívar

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La Hora / Suplemento Universitario / Guatemala, 24 de marzo de 2015, Página 5

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El Plan de la Alianza para la Prosperidad del Trián-gulo Norte es la propuesta de desarrollo que Gua-temala, El Salvador y Honduras, con el respaldo de Estados Unidos, han decidido implementar ante el creciente flujo de personas que deciden emigrar de dichos países hacia el país del Nor-te. En este contexto, dicho plan vislumbra un horizonte de oportunidades de desarrollo para quienes habitamos en estos países. La exposición de sus directrices de acción tuvo lugar, recientemen-te, como parte de la agenda de Joseph Biden, Vicepresidente de Estados Unidos, en su visita a Guatemala. No obstante, después de la atención mediática sobre el asunto en cuestión, cabe cuestionar: ¿Qué diferencia tendrá este plan de desarrollo? ¿Cómo garantizar su realización?

Las causas detrás de la migración de los guatemaltecos, hondureños y salvadoreños a Estados Unidos se encuentran en la falta de oportunida-des. Nuestros compatriotas y vecinos deciden abandonar su país cuando sus aspiraciones de una mejor calidad de vida no son correspondidas frente a un entorno donde es difícil tener acceso a oportunidades como: educación, tanto académica como técnica de calidad; empleos remune-rados en coherencia al costo de vida; infraestructura, logística y redes institucionales para emprendimiento; presencia focalizada del Estado en seguridad y en la prestación de servicios básicos.

La falta de oportunidades que Guatemala, El Salvador y Honduras enfrentan para las personas que deciden emigrar a Estados Unidos, es re-flejo de la pobreza y la violencia, como problemas estructurales de estos países. De acuerdo con datos de organismos de las Naciones Unidas, cerca de la mitad de los habitantes de dichos países viven por debajo de la línea de pobreza. La situación de violencia es preocupante, teniendo presente que la cantidad de homicidios en los países en cuestión se encuentran entre las cinco tasas más altas del mundo.

Las personas que deciden emigrar han encontrado oportunidades de generar mayores niveles de ingreso en su país de destino. El flujo crecien-te de remesas es evidencia de ello. En este sentido, el envío de remesas familiares a Guatemala, El Salvador y Honduras ha mostrado un creci-miento exponencial del año 2000 al 2013. De esta manera, su impor-tancia, en conjunto para las economías de los países en cuestión, radica en que han representado cerca de la décima parte del Producto Interno Bruto. Además, han sido equivalentes a un poco más de dos terceras partes de las exportaciones y a casi seis veces el monto de dinero que ingresa por concepto de Inversión Extranjera Directa. Observar tal com-portamiento deja la siguiente interrogante: ¿Qué tanto podrían aportar estas personas en sus países natales si encuentran en estos mismos un horizonte amplio e indefinido de oportunidades? ¿Sería mejor el aporte económico?

El dinamismo observado en el envío de remesas familiares identifica el potencial de prosperidad en los tres países del Triángulo Norte, condu-cido por las personas vulnerables a emigrar de los mismos. De esa cuen-ta, adquiere sentido el Plan de la Alianza para la Prosperidad del Trián-gulo Norte. No obstante, más que un plan anunciado, puede convertirse en la oportunidad de reaccionar, estratégicamente con acciones efectivas y sostenibles, hacia la materialización de condiciones de desarrollo que estos países han estado esperando por años. Los países en cuestión tie-nen más que los recursos necesarios y suficientes para llevar a cabo esta tarea. Su coordinación es el gran reto con el que, como sociedad, nos de-bemos involucrar a fondo. Sólo así, las acciones tangibles derivadas de este plan conducirán a convencer a las personas que puedan migrar a que decidan aportar su potencial de prosperidad en sus países de origen.

Hans Morgenthau, teórico de las re-laciones internacionales, argumentaban que el realismo político afirma que la na-turaleza egocéntrica de los países provie-ne del deseo inseparable y ambicioso, que poseen las personas de poder. Al estudiar las relaciones entre los distintos Estados del mundo nos encontramos con el hecho que están formados por individuos, por lo tanto adoptan las características de las personas que los componen. Por consi-guiente, este deseo humano por el poder se ve reflejado en la política exterior de los Estados.

Bajo esta teoría realista podemos de-cir que ningún Estado interactúa con otro sin algún interés específico. El modus ope-randi de la política exterior de los Estados Unidos nos muestra ampliamente cómo funciona el realismo político, y en este sentido la Alianza para la Prosperidad es una muestra clara del funcionamiento de esta política. John Kerry, Secretario de Es-tado de Estados Unidos, expone el interés concreto de esta “ayuda” al manifestar: “Esto no es sólo una estrategia basada en ayudarles y hacer lo correcto. Esto está en nuestro interés de seguridad, en nuestro interés a largo plazo, y encaja con nues-tros valores”.

Esta cooperación se dará a través de asistencia financiera por aproxima-damente mil millones de dólares y los lineamientos de acción que se trazaron

fueron: dinamizar el sector productivo para crear oportunidades económicas, desarrollar oportunidades para el capital humano, mejorar la seguridad ciudadana y el acceso a la justicia y por último la sostenibilidad económica y transparencia para aumentar la confianza en el Estado. Este proyecto resalta la inversión privada para mejorar el acceso al trabajo y que se traduzca en desarrollo social y crecimien-to económico. Un aspecto importante que se debe resaltar es la anacrónica y senil idea de pensar que el crecimiento econó-mico es sinónimo de desarrollo humano, y erróneamente esta es la base de la Alianza para la Prosperidad. El crecimiento econó-mico en esta región ha sido segregado y está reducido en un grupo empresarial el cual ha gozado durante décadas este “de-sarrollo”. La continuidad de este modelo en la Alianza quedo evidenciado el pasa-do 26 de febrero, en la ciudad de Tela en Honduras. Aquí se llevó a cabo la primera reunión sobre el desarrollo del plan de ac-ción, en la que participaron únicamente el sector empresarial, los representantes de los gobiernos y organismos interna-cionales, excluyendo por completo a la sociedad civil organizada, universidades y asociaciones migrantes. Cabe resaltar la importancia de las asociaciones migran-tes ya que éste proyecto fue el resultado de la crisis de niños migrantes evidencia-da el año pasado. Uno de los principales

objetivos es entonces evitar las migra-ciones de los c e n t r o a m e -ricanos, pero parece que todo apunta que no será así. Al seguir apostándole a una economía del derrame incrementando la inversión extranjera e incluso reduciendo el sueldo mínimo para mantener dicha inversión. La con-flictividad social será una constante en los próximos años al incrementarse la actividad del sector privado e incluso no frenará las migraciones sino las podría incrementar.

Por otra parte, el Estado de Guatemala no ha logrado por varias décadas reducir las migraciones hacia Estados Unidos. La corrupción ha sido una constante en los gobiernos, la violencia no ha disminuido significativamente y la pobreza se incre-menta. No veo cómo podemos frenar las migraciones y desarrollar al país, con-fiando millones de dólares a nuestro go-bierno, en base a un plan excluyente que incremente aún más la riqueza de los más ricos, y que proviene de un país de cuya política exterior no se ha caracterizado por la ayuda humanitaria. Simplemente creo que la Alianza para la Prosperidad no prosperará pero, espero equivocarme.

Prosperidad. Paz. Seguridad. Espe-ranza. Estos son algunos de los aspectos que los guatemaltecos anhelamos para nuestro país. Los buscamos con el afán de mejorar como personas y aportar algo bueno a la tierra que nos vio nacer. Pero, ¿por qué no podemos? ¿Por qué debemos salir de nuestro país para “encontrar una vida mejor”?

La “Alianza para la Prosperidad” es un plan que se está gestionando actual-mente entre Estados Unidos y los países del Triángulo Norte de Centroamérica, es decir, Guatemala, El Salvador y Honduras. Estos países que se han caracterizado, en los últimos años, por presentar carencias en temas de salud, educación, seguridad y oportunidad de empleo para sus habi-tantes, están trabajando en conjunto con el país norteamericano para lograr un desarrollo sostenible, donde las personas permanezcan, trabajen y crezcan integral-mente en sus países de origen.

En estos países, siendo más específi-co el caso de Guatemala, la población se encuentra en la constante búsqueda de mejores condiciones de vida, superiores oportunidades de trabajo, desarrollo en el ámbito de salud y educación para to-dos y cada uno de los guatemaltecos que

desean crecer. Para esto, se ha contado con el apoyo de instituciones que han dado soporte, sin embargo es importan-te mencionar que, para que este tipo de proyectos se lleven a cabo, los guatemal-tecos también deben encontrarse com-pletamente comprometidos a luchar por un país diferente.

Al tener conocimiento acerca de las Ciencias Económicas y Empresariales, con-sidero que las empresas e instituciones privadas también juegan un papel deter-minante. La creación de empleos, dándole la oportunidad a quienes más lo necesitan, es un factor en el que se puede colaborar al desarrollo del país en general. En cuanto a esto, se le debe dar la importancia corres-pondiente a las personas como tales; como seres humanos que buscan crecer integral-mente, mejorando su situación económica y participando activamente en el desarro-llo del país.

Por consiguiente, la “Alianza para la Prosperidad” es un plan que tiene miras a poder lograr grandes objetivos, ayudando a las personas a desarrollarse en sus res-pectivos países de origen. Sin embargo, también tiene mucho qué ver con las per-sonas que se ven involucradas en el plan; desde aquellos quienes tendrán en sus

manos el poder de decisión acerca de la a s i g n a c i ó n de fondos a los diferentes rubros que se re-quiera, así como quie-nes designen el trabajo para las distintas actividades que se lleven a cabo. En otras palabras, depende mucho del compromiso de las personas involucradas, el éxito o fracaso del plan, es decir, se lo-grarán las metas trazadas en cuanto todos quieran y deseen cumplirlas.

De esta forma, si la alianza se lleva a cabo con el objetivo puesto en mejorar las condiciones de vida de los habitantes de los países involucrados, y la realización del proyecto se gestiona adecuadamen-te, dándole la importancia a los seres humanos como tales, concediéndoles la oportunidad de trabajar y desarrollarse en actividades que realmente puedan disfru-tar, éstos no tendrían razones para salir de su país a buscar mejores oportunidades; cumpliendo así el objetivo primordial del proyecto, que es principalmente buscar el desarrollo de toda la región, especialmen-te de Guatemala.

MARíA JOSé MeJíA HeRnÁnDez

Universidad Rafael Landívar

Una oportunidad de reaccionar estructuralmente

hacia el desarrollo

Espero equivocarme

“La Alianza, compromiso de todos”

IvÁn eRneSTO Cú eSTRADA

Universidad de San Carlos de Guatemala

SeRGIO ALfReDO MARTínez Universidad Rafael Landívar

Página 6/Diario La Hora/Guatemala, 24 de marzo de 2015

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AnA CRISTInA bARbIeR

Universidad del Istmo

OSCAR GIOvAnnI GRACIAS R.

Universidad Mariano Gálvez

Situémonos en el siguiente escenario: el tan famoso Bugs Bunny ve a Lola, la conejita, Bugs Bunny empieza a saltar de la alegría, sus ojos son como resortes por los cuales vemos salir dos corazones y al parecer su corazón sale de su pecho. Tal escenario es el que nos acompaña hoy, ya que el gobierno de los EE. UU. ofrece mil millones de dólares y tanto nuestro gobierno actual como los futuros ven destellos de los billetes verdes que nos ofrecen anualmente, por cinco años.

Personalmente, considero que los problemas actuales que sufre nuestra sociedad no se resuelven con dinero, bueno fue-ra que elimináramos cualquier clase de problema con dinero, ciertamente ninguno de nosotros ni nuestra sociedad tendría problemas.

El plan, lo podemos visualizar como Bugs Bunny ve a Lola, ya que se encuentra conformado por cuatro grandes y apetitosos ejes que se pueden resumir en: oportunidades de empleo, mejo-ramiento en los servicios públicos, prevención de violencia y cer-teza de justicia, y por último la transparencia en las instituciones públicas. El plan suena bien, pero en realidad no es nada nuevo lo que se propone, no se está inventando el agua azucarada, más bien por allí resuena el artículo 2 de nuestra Constitución Políti-ca que señala los deberes del Estado, no como una utopía, sino como verdaderas obligaciones, que los guatemaltecos tenemos que exigir que se cumplan.

Sin embargo, ¿será que es suficiente esa millonada de dó-lares, para atacar y erradicar los problemas que nuestro país atraviesa? Puedo sostener firmemente que ni con esa canti-dad de dinero pueden resolver nuestros problemas, porque los nuestros van más allá que una cifra de dinero; trascienden a principios y valores que cada día van desapareciendo en nues-tros gobernantes. Es importante recordar que quienes reciban tal dinero serán nuestros dirigentes y conforme el índice de percepción de corrupción del año 2014, el cual fue publicado por la ONG: Transparencia Internacional, Guatemala se encuen-tra con 32 puntos de 100 sobre la percepción de corrupción en el sector público.

Con lo anterior, comprobamos que nuestras instituciones pú-blicas se encuentran afectadas en un 70%, eso quiere decir que en dichas instituciones existe el abuso de poder, malversación de fondos, sobornos y prevalece el interés privado. Además, pode-mos agregar que dichas instituciones se han vuelto burocráticas y ni mencionemos la ineficiencia con la que se trabaja.

Lo anterior me lleva a suponer que aún contando con esa mis-ma cantidad de dinero anual, por el espacio de cinco años, que podría ayudar a la mejora en alguno de los aspectos contenidos en los cuatros ejes propuestos por el plan; al mismo tiempo me indica que es un plan que sin haber principiado tiene grandes probabilidades de fracasar, puesto que son nuestros gobernantes los que debemos cambiar. Nuestras instituciones y leyes están, lo que nos falta es tener a personas capaces al mando que sean ho-nestas, no que quieran robar “sólo un poquito” porque entonces no nos molestaremos tanto. Necesitamos a dirigentes que cum-plan con lo que ya es su deber y lo más importante que nosotros, como sociedad, funjamos como fiscalizadores de los cargos que nuestros gobernantes realizan.

Es una realidad hoy en día, que las medidas internacionales deben promo-verse en países tercermundistas como Guatemala, Honduras y El Salvador, con el fin de cooperar al mejoramiento de las necesidades de trabajo, educa-ción y seguridad. Esta participación dentro del plano internacional implica la construcción de soluciones eficientes y realistas para los problemas de dichos países. Es evidente que a simple vista el Plan de Alianza para la Prosperidad del Triángulo Norte es una gran oportuni-dad para Guatemala para mejorar las condiciones de vida de los habitantes guatemaltecos. Siendo las directrices de dicho plan las siguientes: 1) Dina-mizar el sector productivo para crear oportunidades económicas; 2) Desa-rrollar oportunidades para nuestro ca-pital humano; 3) Mejorar la seguridad ciudadana y el acceso a la justicia; 4) Fortalecer las instituciones para au-mentar la confianza de la población en el Estado.

Sin embargo, a pesar de los linea-mientos acordados por los países in-tegrantes del plan, se debe tomar en cuenta un punto crucial para su imple-mentación a nivel interno. Este punto es

la indiscutible corrupción y deficiencia de la administración pública tanto en el ámbito administrativo como en el jurisdiccional. Según informes de la Secretaría de Comunicación Social de la Presidencia de la República, indicaron que para la implementación del plan serán financiados alrededor de 15 mil millones de dólares durante cinco años a los tres países. Por lo anterior para que realmente se puedan cumplir los lineamientos mencionados, se debe dar estricta importancia a las personas que velarán por la fiscalización de los recur-sos para su implementación. En lo que respecta a Guatemala, la corrupción es un problema latente que afecta fuerte-mente la credibilidad en el éxito de la implementación de medidas interna-cionales como estas.

En diciembre de 2014, el Diario La Hora publicó, según el Índice de Percep-ción de la Corrupción, que Guatemala se encontraba en el puesto número 115 de 175 países. Dicho estudio fue realizado recientemente, por lo mismo; para que realmente el país pueda tener credi-bilidad y darle a la población certeza y seguridad jurídica debe de eliminar cualquier discrecionalidad en cuanto

a la asigna-ción de los recursos a utilizar para la implemen-tación de los li-neamientos del plan. Asimismo, debería de existir un órgano que vele exclusivamente por la fisca-lización y que se generen indicadores para evidenciar el cumplimiento de los objetivos.

Guatemala necesita planes como este, pero a su vez necesita que las per-sonas que se comprometen en nombre de nuestro país, cumplan también en la adecuada implementación de las medi-das internacionales. En virtud de lo an-terior se espera que los resultados del plan propuesto, no sean una artimaña más de los corruptos para malversar o desviar los fondos acordados. Final-mente en razón de lo expuesto, se con-sidera que debe dársele suma impor-tancia al tema de la fiscalización con el fin de que en efecto la prosperidad del plan sea para todos los guatemaltecos y centroamericanos, y no para los bol-sillos de los funcionarios corruptos que únicamente velan por sus intereses.

Es de admirar grandemente los es-fuerzos que Estados Unidos está hacien-do por ayudar a salir adelante a los paí-ses llamados del Triángulo Norte. Lo que si no es de admirar es la forma de cómo lo está haciendo, pues no es lo mismo pensar desde Estados Unidos detrás de un escritorio, que estar en la realidad de un país azotado por embates no na-turales si no casi mágicos y difíciles de comprender.

En primer lugar somos una región plagada de corrupción, en donde las denuncias a los altos funcionarios en materia de transparencia está a la orden del día. En segundo lugar la lucha de poderes ha infestado nuestras regiones que es imposible saber a qué se juega y qué reglas se tiene para ese juego. En tercer lugar y con esta me quedare para no enumerar más y no hacer al lector un tema aburrido, la famosa CICIG. En Gua-temala se replegó a los intereses no de la población si no de los poderes oscuros de este país, puesto que funciona con sus propias reglas, se convirtió en vio-ladora de derechos humanos y es más, promotora de impunidad en Guatema-la; bajo esa advertencia allá en El Sal-vador y Honduras si toman los mismos

modelos para combatir la impunidad.Bajo estas condiciones, es imposible

poder buscar la prosperidad, pues lo que se puede hacer es poco o casi nada. En Guatemala se debe luchar por fortale-cer el Estado de Derecho desde dentro y para ello, no se necesita de una comisión internacional que venga a entorpecer el camino de la prosperidad de un país, sino se necesita crear conciencia en el pueblo para atacar frontalmente los males que nos aquejan como ciudadanos.

Buscar la prosperidad es una idea perfecta pero tal vez en otro país, en donde los gobernantes sepan que lo más importante es el bienestar de la po-blación, no la búsqueda del poder para saquear al país. Un país donde los que nos gobiernan sepan apegar su vida a códigos ético morales fuertes; donde las conductas sean sancionadas con penas severas para aquellos que traicionen los ideales fundamentales del Estado de Derecho. Un país donde la misma gente sepa que derechos mínimos tiene y así poder reclamarlos.

Creo que en nuestro amado Triángulo Norte, esta famosa idea de prosperidad no funcionará bajo las condiciones que estamos, menos con ideas concebidas

desde un escri-torio o conce-bidas desde un país, donde si funciona la ley y si funciona la segu-ridad como elementos mínimos de un Estado de Dere-cho para generar confianza y estabili-dad emocional.

No es trayendo comisiones del ex-tranjero como se va a salir adelante, si no es saliendo de la ignorancia, puesto que ella y solo ella es la que nos ha su-mergido en el valle de lágrimas en las que vivimos sumergidos. La maldición de la ignorancia hace que un pueblo sufra más y más y más, soporte y nunca reclame nada.

Si Estados Unidos quiere ayudar ver-daderamente, que construya escuelas, a diestra y siniestra y las ponga bajo supervisión de funcionamiento a ver si no salimos de esta pobreza extrema y de estos males letales que nos hacen resignarnos que nada cambia por que el sistema así nos hizo. Hago el llamado a los Estados Unidos, SI QUIEREN AYUDAR CONSTRUYAN ESCUELAS Y HOSPITALES Y LISTO, LO DEMÁS AQUÍ LO ARREGLAMOS.

Plan de Alianza para la Prosperidad

El Plan de Alianza para la Prosperidad, ¿de quién?

¿Alianza para la Prosperidad?

Diario La Hora/Guatemala, 24 de marzo de 2015 /Página 7

PATRICIA eLIzAbeTH fLOReS

Universidad del Istmo

Page 8: Suplemento Universitarios 24-03-2015

Página 8 / La Hora / Suplemento Universitario / Guatemala, 24 de marzo de 2015