RODRÍGUEZ GIMÉNEZ, R. Por una lectura política de la relación cuerpo-educación-enseñanza

22

description

RODRÍGUEZ GIMÉNEZ, R. Por una lectura política de la relación cuerpo-educación-enseñanza.

Transcript of RODRÍGUEZ GIMÉNEZ, R. Por una lectura política de la relación cuerpo-educación-enseñanza

  • PolifonasRevista de Educacin

    Ao III - N 5 // Septiembre Octubre 2014

    ISSN: 2314-0488

    Departamento de EducacinUniversidad Nacional de Lujn

    Ruta 5 y Avenida Constitucin - (6700)Lujn, Buenos Aires, Argentina

    www.dptoeducacin.unlu.edu.arEmail: [email protected]

  • POLIFONAS, REVISTA DE EDUCACIN

    COPYRIGHT: DEPARTAMENTO DE EDUCACIN - UNIVERSIDAD NACIONAL DE LUJN - ISSN: 2314-0488

    AUTORIDADES DEL DEPARTAMENTO DE EDUCACIN UNIVERSIDAD NACIONAL DE LUJN

    DIRECTORA DECANA: MARA EUGENIA CABRERA

    VICE DIRECTORA DECANA: ROSANA PASQUALE

    SECRETARIA ACADMICA: JUANA ERRAMUSPE

    SUbSECRETARIA: MNICA CASTRO

    SECRETARIA DE INVESTIGACIN Y POST-GRADO: ALICIA ITAT PALERMO

    SUbSECRETARIA: LUCIANA MANNI

    SECRETARIA ADMINISTRATIVA: MNICA RODRGUEZ

    EDITORA Y CO-EDITORA: SILVIA BRUSILOVSKY Y ROSANA PASQUALE

    CONSEJO EDITORIAL: RICARDO BUR MARA EUGENIA CABRERA PATRICIA DIGILIO OSCAR GRAIZER MNICA INSAURRALDE MARA DEL CARMEN MAIMONE STELLA MS ROCHA NORMA MICHI ADRIANA MIGLIAVACCA MARA ROSA MISURACA LILIANA TRIGO BRISA VARELA

    SECRETARIA DE REDACCIN: GABRIELA VILARIO

    CORRECCIN DE ESTILO: RICARDO SCHMIDT

    DISEO DE TAPA: MARIANO RICARDES Y PABLO LULIC

    DIAGRAMACIN: PABLO LULIC Y LEANDRO BARRIOS PINTOS

    FOTOS: ARCHIVO DE IMGENES DEL MUSEO DE LAS ESCUELAS, UNLU - SECRETARA DE EDUCACIN DE LA CIUDAD DE BS. AS.; GRUPO MEMORIA HISTRICA DEL MOCASE - VC

  • Consejo Acadmico

    JUAN AZCOAGA GAUDENCIO FRIGOTTORICARDO BAQUERO BEGOA GROS SALVATDORA BARRANCOS ESTELA KLETTFRANCISCO BELTRN LLAVADOR GUILLERMO OROZCO GMEZPILAR BENEJAM ARGUIMBAU MARCELA PRONKOJEAN PAUL BRONKART JORGE RODRGUEZ GUERRAALICIA CAMILLONI MARA TERESA SIRVENTJOS ANTONIO CASTORINA MIGUEL SOMOZASUSANA CELMAN NORA ELICHIRY

    Evaluadores de este nmero:

    ANGELA AISENSTEIN, SILVIA BARCO, GRACIELA CARBONE, GONZALO DE AMZOLA, ROBERTO ELISALDE, EDUARDO GLAVICH, ANDREA GRAZIANO, SANDRA LLOSA, RAL MENGHINI, PATRICIA NUEZ, LUIS RIGAL, CAMILO RIOS ROZO, JORGE SAAB, JOS TAMARIT

    Los artculos expresan exclusivamente la opinin de los autores. Se autoriza su reproduccin parcial a condicin de mencionar el autor y la fuente. Prohibida la reproduccin total de los artculos sin autorizacin expresa del editor.

  • Editorial

    DOSSIER EDUCACIN DE ADULTOS

    El nivel medio de jvenes y adultos en la provincia de Neuqun. Diagnstico y polticas estatales Gustavo Abel Junge

    Bachilleratos populares. Los objetivos y el colectivo docente de una propuesta de educacin popular escolar Mara Eugenia Cabrera y Silvia Brusilovsky

    Educacin de adultos. Algunas perspectivas y concepciones en disputa Jessica Anah Visotsky

    ARTCULOS

    Las prcticas de la enseanza recreadas en los escenarios de alta disposicin tecnolgica Mariana Maggio, Carina Lion y Mara Vernica Perosi

    Por una lectura poltica de la relacin cuerpo-educacin-enseanza Raumar Rodrguez Gimnez

    El pensamiento de la sospecha como perspectiva epistmica. Aportes de las perspectivas poscoloniales y decoloniales a los estudios sociales de la ciencia y la tecnologa Martn Chadad

    Multiculturalismo y enseanza de la historia en la argentina contempornea: una relacin en ciernes? Patricio Grande

    POLIFONAS, REVISTA DE EDUCACINISSN: 2314-0488AO III / N 5 (2014)

    INDICE

    9

    15

    42

    74

    101

    128

    144

    171

  • COMENTARIOS DE LIBROS

    Anbal Ponce (2014) Educacin y lucha de clasesNuria Giniger

    Monica Pini, Stella Maris Ms Rocha, Jorge Gorostiaga, Csar Tello, Gabriel Asprella (coordinadores) (2013) La educacin secundaria Modelo en (re)construccin?Sonia Marcela Szilak

    INFORMACIN INSTITUCIONAL

    Normas para la recepcin y seleccin de artculos

    Investigacin y Extensin en el Departamento de Educacin

    Posgrados de la UNLu de inters para educadores

    199

    203

    209

    212

    213

  • Polifonas Revista de Educacin - Ao III - N 5 -2014 - pp 128-143127

    Por una lectura poltica de la relacin cuerpo-educacin-enseanza

    Por una lectura poltica de la relacin cuerpo-educacin-enseanza1

    Raumar Rodrguez GimnezAceptado Agosto 2014

    Resumen

    El estudio crtico de las relaciones entre educacin, cuerpo y poltica es relativamente reciente en el campo de las ciencias humanas y sociales. El modo corriente en el TXHVHSLHQVDODHGXFDFLyQGHOFXHUSRLGHQWLFDDHVWH~OWLPRFRQHORUJDQLVPRse trata de una operacin que encierra una paradoja: poltica de destitucin de la poltica. Tras la idea de recuperacin del cuerpo se han producido efectos extremadamente ambiguos, donde la biologizacin de lo poltico y la politizacin de lo biolgico parece ser el riesgo extremo a la vez que el menos visible. Cuando se trata de educacin fsica este aspecto se agudiza, tanto por el lugar exiguo e incmodo que se le atribuye a lo terico en la formacin de personal especializado, como por la dbil presencia del trmino poltica en dicha formacin, ms all de la referencia o incluso adherencia a partidos polticos.

    Palabras clave: poltica cuerpo educacin enseanza crtica

    For a political reading of the relation between body-education-teaching

    Abstract

    The critical study of the relation between education, body and politics is relatively

    1 Una versin anterior de este trabajo fue presentado en las VIII Jornadas Acadmicas Nacionales De Educacin Fsica y Sociedad, organizadas por la Universidad Nacional de Lujn (San Fernando, Buenos Aires), en octubre de 2013.

  • Polifonas Revista de Educacin - Ao III - N 5 -2014 - pp 128-143

    Raumar Rodrguez Gimnez

    128

    UHFHQW LQ WKHHOGRI WKHKXPDQDQG VRFLDO VFLHQFHV7KHFXUUHQWZD\ LQZKLFKWKHHGXFDWLRQRIWKHERG\LVWKRXJKWLGHQWLHVWKLVRQHZLWKWKHRUJDQLVPLWLVDQoperation that encloses a paradox: policy of dismissal of politics. Behind the idea of recuperation of the body extremely ambiguous effects have been produced, where the biologitazion of the political and the politicization of the biological seems to be the extremely risky while the less visible.

    When related to physical education this aspect is heightened, not only because the meager and uncomfortable place that is attributed to theory in the formation of specialized personal but also because of the weak presence of the politic term used in such formation, beyond the reference or even the adherence to political parties.

    Keywords: politic body education teaching critical

    Educacin fsica, cuerpo y poltica

    /DVUHH[LRQHVTXHVHSUHVHQWDQDFRQWLQXDFLyQQRLQWURGXFHQHQVHQWLGRHVWULFWRninguna novedad.2 Lo que se plantear en este texto viene siendo dicho hace dcadas, aunque hoy se cuenta con una ventaja objetiva: por un lado, la educacin fsica est ms receptiva a la crtica que hace treinta o cuarenta aos; por otro, pasada la euforia crtico-constructivista de la ltima dcada del siglo pasado, que supona una ruptura con las formas tradicionales y conservadoras de la educacin del cuerpo, se est en condiciones de trabajar en una lectura ms ponderada, ms aquilatada, de la historia del campo de la educacin fsica, de su presente y de sus alternativas.3

    2 Agradezco a mis compaeros de la Lnea de Investigacin Cuerpo, educacin y enseanza, perteneciente al Grupo Polticas Educativas y Polticas de Investigacin en Educacin Fsica (GPEPI) del Instituto Superior de Educacin Fsica (Universidad de la Repblica), por la lectura crtica de este texto en su versin preliminar. 3 Lo que se divulg como crtico-constructivismo fue recibido en el campo de la educacin en general y de la educacin fsica en particular como una renovacin paradigmtica. A partir de dicha novedad, seguramente hubo experiencias verdaderamente renovadoras; sin embargo, la divulgacin del nuevo paradigma constituy apenas renovacin de contenidos o metodolgica, donde las formas permanecieron intactas. Al respecto, una hiptesis es de fcil enunciacin: las novedades tericas se disuelven en la inercia de las prcticas, que a su vez se inscriben en arraigadas tradiciones de difcil modificacin.

  • Polifonas Revista de Educacin - Ao III - N 5 -2014 - pp 128-143129

    Por una lectura poltica de la relacin cuerpo-educacin-enseanza

    Muchas veces los profesores de educacin fsica actan como si no existiera la historia, incluso como si no existiera la cultura, en una especie de eterna e ingenua minora de edad, parafraseando a Kant. La falacia naturalista afect a tal punto el discurso de las prcticas corporales que parece que se puede deducir un SULQFLSLRSROtWLFRGHRWURVLROyJLFRYLVWRGHVGHRWUR iQJXORQR VRQSRFDV ODVocasiones en las que se supone que porque algo se puede hacer, debe hacerse. Esto es especialmente visible en lo que habitualmente se denomina deporte de alto UHQGLPLHQWRGRQGHHOOtPLWHSDUHFHHVWDUHQODSURSLDVLRORJtD\QRHQODGHFLVLyQtica. Todo un conjunto de prcticas destinadas a mejorar el rendimiento, muchas veces, a cualquier precio (literalmente). Este tipo de tratamiento del cuerpo deja ver claramente la disolucin de lo poltico en lo biolgico. Retomar el tema ms adelante.

    La educacin fsica construye una especie de solipsismo discursivo cuando se MXVWLFDDVtPLVPDVLQGLDORJDUFRQRWURVFDPSRVGHVDEHU(QHOPHMRUGH ORVcasos, dialogar con las ciencias biomdicas. Sin embargo, cuanto ms tecnicista se vuelve, ms se aleja del dilogo con aquellas disciplinas cuyo ncleo irreductible se encuentra en el lenguaje. Si se insiste con nombrar algo como tecnicismo, es para preservar la tcnica, de la cual no podemos prescindir en tanto humanos; es tambin para nombrar un tipo de prcticas en las que la tcnica, quirase o no, se KDWUDQVIRUPDGRREMHWLYDPHQWHHQXQQ

    Como contrapartida al optimismo respecto de la apertura a la crtica a la que refer antes, tambin se puede decir que contamos con una desventaja objetiva: vivimos en un momento de pereza intelectual, tal vez porque el paradigma de lo utilitario, que es lo mismo que la generalizacin del economicismo, hegemoniza la vida social y cultural, tanto la pblica como la privada. El pensamiento, por tratarse de una cosa intil, est devaluado. Las profesiones se rigen de modo general por el sentido del lucro y la educacin fsica, en tanto profesin, ha desarrollado escaso o ningn apego al trabajo intelectual; incluso no falta quien lo ridiculiza. Como muchas otras profesiones, la educacin fsica se encuentra interpelada, hoy, por la ubicuidad lucrativa.

    Esta perspectiva merece arriesgar una hiptesis: la educacin fsica, en su forma disciplinar, nace del ocaso de la poltica. En trminos de campo de saberes ms o menos delimitado, aunque todava no estructurada como disciplina, se formul en

  • Polifonas Revista de Educacin - Ao III - N 5 -2014 - pp 128-143

    Raumar Rodrguez Gimnez

    130

    el siglo XIX, justo cuando la sociedad se organiza de manera mercantil, cuando condensa la idea de la economa poltica, cuando se establece el eclipse del pensamiento poltico (Polanyi, 2012: 58) en el seno de la emergente sociedad de masas. Para nuestra regin, sabemos que se trat de un impulso civilizatorio YDULRV HVWXGLRV KLVWRULRJUiFRV DUTXHROyJLFRV JHQHDOyJLFR \ ORVyFRV DVtlo muestran)4. En ese impulso civilizatorio tal vez hay un rasgo que todava no KD\D VLGR VXFLHQWHPHQWH H[SORUDGR DQDOL]DGR OD DUWLFXODFLyQGH OD HGXFDFLyQfsica en el paradigma de la biopoltica y, con ello, su lugar en una civilizacin de la tcnica, una suerte de civilizacin sin cultura, de acuerdo con la expresin de Milner (1997), es decir, una forma de organizacin de la vida colectiva que privilegia sus objetos materiales y se olvida, poco a poco, de la poltica.

    No se trata de una crtica pseudo-romntica o new age al materialismo contemporneo (no puede haber tal crtica, entre otras cosas porque lo new age HVODFRQUPDFLyQGHOSDUDGLJPDGHODELRSROtWLFDHQODPHGLGDHQTXHDUPDHOYDORUGHORUJDQLVPRHVGHFLUHQODPHGLGDHQTXHFRQWULEX\HGHPDQHUDHVSHFtFDcon la primaca generalizada del cuerpo, sea por la va biologicista, sea por la va espiritualista, o incluso por la potente combinacin de ambas); se trata, sobre todo, de intentar poner en evidencia dnde, de qu manera, por cules procesos, en qu decisiones, valoraciones, ponderaciones y acciones, somos tomados completamente, subjetivamente hablando, primero por el trabajo, luego por el consumo. Dicho de otra manera, se trata de observar cmo lentamente fuimos dejando de ser trabajadores para ser consumidores, cmo se ha ido disolviendo esa posicin subjetiva que nos coloca en la dimensin de la poltica (trabajador asalariado, burgus rentista, burgus asalariado) para instalarnos cmodamente en el universo de las cosas, es decir, en el universo mensurable pero oscuro de las cosas, del vasto almacn de mercancas (Milner, 1997: 48), fuera del mundo, donde incluso el lenguaje es un mero instrumento de comunicacin. No se trata simplemente de la oposicin a las cosas, sino de la objetivacin de un fetiche, de la crtica a la higienizacin cultural de las cosas, donde los objetos remiten a s mismos, a un uso fetichizado, y no a una tradicin cultural en la que se inscriben sus posibles sentidos. Las cosas, desprovistas de inscripcin en la tradicin, parecen tornarse ahistricas. Adorno (2004) fue radical en este punto: no se puede juzgar imparcialmente al nuevo tipo humano sin la conciencia del efecto

    4 Cf, por ejemplo, los trabajos de Aisenstein, Crisorio, Rozengardt, Soares, Scharagrodsky, Taborda, Vaz, entre los ms destacados de la regin.

  • Polifonas Revista de Educacin - Ao III - N 5 -2014 - pp 128-143131

    Por una lectura poltica de la relacin cuerpo-educacin-enseanza

    que incesantemente producen en l, hasta en sus ms ocultas inervaciones, las cosas de su entorno (p. 45).

    Este proceso se inici muy tempranamente: el nazismo no es ms que el epgono de la civilizacin material, de la cual no slo no nos hemos desprendido, sino que estructura toda nuestra vida social y cultural, es decir, se mantiene como amenaza constante.5 Aqu no hay lugar para el cuerpo, apenas para el organismo o para la naturaleza. Por eso, si alguien se atreve a usar la palabra poltica, no puede ser ms que para nombrar una poltica de la vida, para nombrar en forma de contradiccin la biologizacin de la economa, la sociedad y la cultura. Pero bien podramos prescindir de ella, bien podramos hacer resonar con silencio su pattico declive, bien podramos decir que all donde privilegiamos el organismo, abandonamos la poltica.6 Una sociedad que le rinde culto al organismo pone un pie en el terreno resbaladizo del mito de la sangre, y en ese terreno, lo sabemos bien por lo menos desde la primera mitad del siglo XX, slo podemos encontrarnos con la violencia del ejercicio de la fuerza. De alguna manera, Leni Riefhenstal registraba el xtasis de lo sin poltica: una esttica que supone el reencuentro con una esencia de la sangre.7 Abandonamos la poltica cuando privilegiamos el organismo, la raza, la sangre o cualquier otro aspecto de lo vivo humano separado de la lengua. Con Milner (2013), podemos decir que hay poltica porque hay seres hablantes. En el paradigma de la biopoltica, si se trata de la maximizacin de la vida, la poltica se subsume en el silencio profundo y oscuro del organismo.8

    5 Son varios los pensadores que se podran citar sobre este asunto, por ejemplo: Adorno, Agamben, Espsito. Cf. la potente reflexin que realizaba Levinas (2006) en 1934.6 La posicin que supone este ejercicio en parte deriva del pensamiento poltico de Hannah Arendt (especialmente en La condicin humana), pero fundamentalmente me valgo de las ideas que pone en juego Jean-Claude Milner. Cf. tambin Esposito (2009).7 Me refiero a dos filmes de Leni Riefenstahl, conocida como la documentalista de Hitler: Olympia y El triunfo de la voluntad. 8 El anlisis de la relacin entre poltica y vida puede hacerse por varias vas (Marx, Arendt, Foucault, Agamben); prefer dejar en suspenso la opcin por una de esas vas o cualquier otra. En este caso uso el trmino biopoltica apenas para indicar que cierto desarrollo de la educacin del cuerpo, dentro de la cual se puede ubicar a la educacin fsica, es una de las formas en las que se expresa la politizacin de la vida. Dicho de otra manera: biopoltica es una forma de nombrar la imbricacin entre dos conceptos fundamentales de la civilizacin occidental, al menos desde la Grecia clsica, entre poltica y vida, imbricacin que adquiere matices especficos en la modernidad. La investigacin actual sobre el tema biopoltica proporciona una abundantsima produccin. Al respecto, Edgardo Castro (2012) ofrece una excelente delimitacin del problema.

  • Polifonas Revista de Educacin - Ao III - N 5 -2014 - pp 128-143

    Raumar Rodrguez Gimnez

    132

    Cuerpo y organismo

    Cuando la cuestin del cuerpo empieza a representar un problema para el Estado (el surgimiento de la educacin fsica como disciplina es una de sus consecuencias)9KDFtDEDVWDQWHTXHORVVLyFUDWDVKDEtDQLQYHQWDGRODHFRQRPtDde mercado; cuando surgi aquella cuestin el valor de cambio ya afectaba de manera generalizada e insoslayable la vida pblica, la privada, y sobre todo, la articulacin entre ambas. De este modo, la educacin fsica se comprende en la discursividad de una racionalidad estatal cuya preocupacin radica en lo social como problema econmico. El socialismo real no fue su contrapartida, sino la otra cara de la misma moneda, porque habiendo suspendido el mercado, no pudo escindirse de la biopoltica. Incluso porque la fascinacin darwiniana atraves como un rayo todo el espectro poltico del siglo XIX. No por nada en el siglo XX el deporte logr, con la llave de la competencia, colonizar lentamente el campo de las prcticas corporales (Aisenstein y Scharagrodsky, 2006).

    La educacin fsica engarz en la economa en su doble acepcin, formal y substantiva.10 En el nivel del cuerpo individual, maximizar las fuerzas, en el nivel de la poblacin, convertir la fuerza de trabajo en mercanca; en la articulacin de ambos niveles, aumentando la fuerza en trminos econmicos de productividad y disminuyendo la fuerza en trminos polticos de obediencia, conforme planteara Foucault (1975).

    (QVXPDODSULQFLSDOVRVSHFKDFRQWUDODHGXFDFLyQItVLFDODGHVFRQDQ]DFRQODTXH VH ODPLUD HQ WpUPLQRVGHFDPSRGH VDEHUHVXQDGHVFRQDQ]DTXH LQFOXVRllega al desprecio, no procede tanto de la divisin escolar entre cuerpo y mente (que no necesariamente es el correlato directo, sino a travs de una serie de mediaciones, del dualismo cartesiano) sino de lo que esta representa en trminos GHXQDELRSROtWLFD'LFKRGHRWUDPDQHUDODGHVFRQDQ]D\QRHVFDVXDOTXHORVOyVRIRVIUDQNIXUWLDQRVIXHUDQWDQH[WUDRUGLQDULDPHQWHVXWLOHVDOUHVSHFWRSURFHGHde la educacin fsica como una administracin del organismo, correlato, ahora VtGHXQDSROtWLFDGHODVFRVDVGRQGHODSDODEUDHVVXVWLWXLGDSRUODVLRORJtDHO

    9 Cf. Aisenstein (2006) y Rodrguez Gimnez (2006), entre otros.10 La acepcin formal de la economa remite a la relacin medio-fines, de all la nocin de economa vinculada a la escasez, donde se encuadra la expresin economizar. La acepcin sustantiva refiere a la relacin que todo ser vivo mantiene con el medio fsico del que toma su sustento (Polanyi, 2012).

  • Polifonas Revista de Educacin - Ao III - N 5 -2014 - pp 128-143133

    Por una lectura poltica de la relacin cuerpo-educacin-enseanza

    gobierno por la gestin, la economa por el mercado, la accin por la prctica, HQQHOFXHUSRSRUHORUJDQLVPR%DVDGDHQHVHSDUDGLJPDODHGXFDFLyQItVLFDdeportivizada es una mixtin entre tcnica y administracin de la fuerza. El deporte de alto rendimiento es tal vez la forma contempornea ms acabada de la anti-poltica: se trata de la legitimacin de la competencia para establecer la jerarqua que distingue al ms hbil (que en nuestros das, no puede no ser el ms fuerte). Los ms avezados, claro, descubrieron que sin la psicologa no se va muy lejos, porque se trata de cuerpo y mente. Al control del organismo se le acopl entonces el de la mente, de las emociones, de las motivaciones, etc. La fascinacin FRQODWHFQLFDFLyQLUUHVWULFWDGHOFXHUSRMXHJDHQWRQFHVXQSDSHOIXQGDPHQWDO\esto parece apenas un ingrediente ms del deporte como elemento de la industria cultural contempornea.

    Con todo, tal vez es importante sostener un interrogante: el problema fundamental est en el deporte o en la autonomizacin tcnica de las prcticas deportivas? Es decir, se trata de un problema de toda y cualquier forma de deporte o de aquellas IRUPDV TXH HQ XQD FXOWXUD DOWDPHQWH IUDJPHQWDGD QR HQFXHQWUDQ MXVWLFDFLyQSDUDVXVQHVVLQRDSHQDVHQVtPLVPDV"

    La educacin del cuerpo

    La domesticacin generalizada, dentro de lo cual se encuentra la domesticacin del cuerpo, o del sujeto, segn dnde se decida poner el acento, no es un problema de voluntades, o, por lo menos, no es slo esto. Es curioso que sigamos insistiendo en la educacin, es decir, es curioso que a pesar de las lecturas ideolgicamente apocalpticas de lo contemporneo, sigamos insistiendo en que exista algo que se llama educacin y que sigamos apostando a ella. Posmodernidad, lectura QHROLEHUDO GHO Q GH OD KLVWRULDPXOWLFXOWXUDOLVPR UHQXQFLD \ QHJDFLyQ GH ORVuniversales, proliferacin de minoras, conforman el universo cotidiano de todo HGXFDGRU(QHVWHHVFHQDULRELHQSRGUtDPRVKDEODUGHOQGHODHGXFDFLyQGHVXRFDVRGHQLWLYRRSRUORPHQRVGHOQGHVXPDWUL]PRGHUQD(OSUREOHPDVHWRUQDms apremiante cuando se trata de la relacin cuerpo-educacin. Que la educacin del cuerpo se convirti en el caballo de Troya de la economa poltica se puede deducir de lo que muestran las investigaciones de ngela Aisenstein, Ricardo Crisorio, Pablo Scharagrodsky, Carmen Soares o Alexandre Vaz. Nacida en el seno

  • Polifonas Revista de Educacin - Ao III - N 5 -2014 - pp 128-143

    Raumar Rodrguez Gimnez

    134

    de los ideales de la Ilustracin, desde hace bastante que no contribuye sino a la domesticacin generalizada. Efecto napolenico tardo? Tal vez. El higienismo del siglo XIX, al que habra que volver la mirada con mucho respeto, fue una cruzada por la vida. El entusiasmo progresista decimonnico no dejaba ver que en la incipiente biologizacin de la cultura y la sociedad, se le estaba escamoteando la SROtWLFDDOFXHUSR/DRSHUDFLyQOHQWDSHURHFD]YLHQHDFRPSOHWDUVXGHVSOLHJXHen nuestros das: desde el discurso new age al de la calidad de vida, desde la pseudo-orientalizacin de occidente al estilo de vida activo, el culto al organismo se impone por doquier. El campo de la educacin no qued fuera de la demanda de recuperacin del cuerpo. El cuerpo, segn esta demanda, ha sido histricamente relegado por la educacin intelectualista. En este movimiento se nos presentan varios problemas que mereceran un profundo anlisis, imposible de realizar en estas pginas. De cualquier forma, quedarn enunciados en su forma general: la recuperacin pblica del cuerpo por la va del organismo supone el declive de la poltica, toda vez que la biologa se coloque como parmetro (an implcito, o justamente por eso) de aquella. Una comunidad (poltica) que tiene al cuerpo (organismo) en el centro de sus preocupaciones es una comunidad que, tarde o temprano, se encontrar en la encrucijada de las esencias biolgicas.11 No han faltado las posiciones pedaggicas anti-intelectualistas! Tambin abundan los anti-racionalismos, o los anti-cualquier-forma-de-pensamiento que suponga vestigios de la tradicin occidental. La pregunta se impone sin esfuerzos: si el pensamiento no se apoyara en la razn, en qu se apoyara?, en el corazn? Tal vez alguna lectura apresurada de Rousseau llevara a ese camino. Se apoyara en las emociones?, en los sentidos?, en algn mensaje extra-racional? Cuanto ms arrinconado en la biologa y en las esencias est el cuerpo, ms se lo aleja de su dimensin de lengua, es decir, de la condicin de posibilidad de lo poltico.

    Que Descartes haya dicho que el cuerpo es res extensa, es decir, una cosa; que Durkheim haya dicho que hay que tratar a los hechos sociales como cosas, no es WDQVLJQLFDWLYRFRPR ORQRGLFKRTXH ODSROtWLFDFRQUPyDPERVVXSXHVWRV\redobl la apuesta, es decir, que ya no tenemos una poltica de los hombres, sino de las cosas (Milner, 2007). Si se quiere ser ms precavido, se dir que vale por lo menos para el cuerpo, al cual no nos referimos sino para medirlo.

    11 Cf. las reflexiones sobre la filosofa del hitlerismo de Levinas (2006).

  • Polifonas Revista de Educacin - Ao III - N 5 -2014 - pp 128-143135

    Por una lectura poltica de la relacin cuerpo-educacin-enseanza

    En este aspecto, el neo-liberalismo hizo su mella incluso en la izquierda, que parece hoy ms preocupada por las libertades que por la Libertad. El progresismo contemporneo, no pocas veces populista, se conforma con administrar las libertades, ese pequeo reducto ideolgico donde rezuma la miseria de los individuos. El dominio de lo poltico, modernamente constituido en torno al VLJQLFDQWHLibertadTXHHVWDEOHFtDOD]RDOOtGRQGHODFRQWLQJHQFLDLQQLWDGHORVcuerpos se hace presente, cede el paso a la necesidad. As, la poltica se confunde (quiere ser confundida) con la gestin. O se confunde con los partidos, o con las instituciones. La poltica precisa de todas estas instancias, mas no se reduce a ellas.

    La poltica de lo necesario precariza el sujeto, lo priva de uno de sus principales predicados, lo reduce a lo emprico estatal.12 Por eso fue y sigue siendo tan importante la invencin de la poblacin y su parentesco ineludible con la estadstica, porque se trata de contar individuos y sus propiedades. Pero est claro que la estadstica debe prescindir del sujeto; debe hacerlo en la medida en que precisa de lo emprico medible, de lo contado uno por uno, para formular conjuntos DVLPLODEOHVQDOPHQWHDOWRGRGHODSREODFLyQ13/RTXHQRHVWiFRVLFDGRORTXHQRVHGHMDQXPHUDUQLPHGLUQRFXHQWDGLFH$GRUQRRSFLW&ODVLFDUORVcuerpos: confeccionar tablas segn peso, talla, rendimiento, etc. Esa ha sido una de las funciones de la educacin del cuerpo, donde la educacin fsica no es ms que una de sus posibles expresiones. Su aplicacin poltica residi en articular HVRVGDWRVHQXQDSDUDWRDGPLQLVWUDWLYRHQSRQHUHVDVFODVLFDFLRQHVDOVHUYLFLRde polticas de Estado. Una vez ms la salvedad: no se trata de desconocer la importancia de las polticas pblicas de salud, incluso de la importancia histrica del higienismo. Se trata apenas de intentar distinguir el lmite en el que la poltica pasa a ser biopoltica.14

    Cuando ese lmite se desdibuja, dejamos de saber cundo se trata del cuerpo y cundo del organismo, cundo de seres hablantes y cundo de organismos mudos. Franqueado el lmite que deja atrs la inscripcin necesaria de lo vivo en la lengua, lo que cuenta es el organismo (que muchos no dudan en llamar vida), lo

    12 Sobre la Libertad y libertades, cf. Milner (1999).13 Individuo y poblacin no son la misma cosa, ni la segunda es la simple sumatoria de los primeros; los dispositivos de gubernamentalidad precisan de la existencia conceptual y emprica de ambos. 14 Habr que dilucidar con mucha precisin si es posible una poltica que no sea siempre-ya una biopoltica, para distinguir una poltica de los seres hablantes que se ocupe de la vida sin que esta sea reducida a la biologa.

  • Polifonas Revista de Educacin - Ao III - N 5 -2014 - pp 128-143

    Raumar Rodrguez Gimnez

    136

    que resta sigue siendo el cuerpo, incluso a pesar de Descartes. Es absolutamente intil lanzar grandes declaraciones sobre el retorno a la unidad del ser humano, deca Lacan, la divisin est hecha sin remedio. Frente al cuerpo, el mdico tiene la actitud del seor que desmonta una mquina. Por ms que se hagan declaraciones de principio, esta actitud es radical [...] (Lacan, 1999: 116). En trminos generales, el profesor de educacin fsica tiene la misma actitud. En l pesa, ms que para el mdico, una mquina en particular, cuyo uso metafrico est ampliamente extendido: se trata del reloj. Quin sabe qu seductora fascinacin QRVHPSXMDDODFFLyQGHOFRQWUROGHOFXHUSR

    Crtica de la educacin

    Durante la ltima dcada del siglo pasado, la educacin fsica asimil rpidamente algunos de los cuestionamientos provenientes de la Teora Crtica. Los asimil; HVGHFLU ORV UHVLJQLFy\TXLWy FDVL WRGRORRPRUGLHQWHSRVLEOH(Q WpUPLQRVms amplios, fue en el campo de la educacin donde esta disolucin tuvo lugar, especialmente en la tradicin normalista (otra forma de nombrar la formacin docente) donde pudimos ver cmo un concepto se transform en consigna: IRUPDUGRFHQWHVFUtWLFRV\UHH[LYRV

    En los ltimos aos, tambin las universidades se hacen eco de cierta pedagoga normalista, conforme se va extendiendo la idea de la centralidad del alumno o del estudiante, de la preocupacin por los procesos aprendizajes, por las interacciones de aula; pero sobre todo, conforme se instala un desplazamiento fundamental: el desplazamiento del saber como razn de ser de lo universitario. La operacin es ms o menos la misma que confunde poltica con gobierno, Libertad real con libertades empricas, la que transforma contingencia en necesidad, la que se conforma con un tmido semblante sin tomar en cuenta la verdad que este supone.

    Pasamos de los objetivos operacionales a las expectativas de logros, la formacin integral y los contenidos conceptuales, actitudinales y procedimentales, creyendo realizar la superacin epistemolgica en ese pasaje. Una vez ms, el mercado editorial daba forma a una demanda. Mientras tanto, la verdadera operacin epistemolgica comenzada en el siglo XIX segua y sigue silenciosamente su rumbo: para ensear no se necesita saber. En la variet de la

  • Polifonas Revista de Educacin - Ao III - N 5 -2014 - pp 128-143137

    Por una lectura poltica de la relacin cuerpo-educacin-enseanza

    renovacin metodolgica y pragmtica, el campo de la educacin (donde la inclusin de la Universidad es una novedad en trminos histricos) ha visto el despliegue de varios nmeros, algunos de ellos muy vistosos, incluso casi consistentes, mientras VHFRQUPDXQDDXVHQFLDIXQGDPHQWDOODDXVHQFLDGHOVDEHU

    Se trata del desplazamiento de una preocupacin fundamental para cualquier ciencia, es decir, la preocupacin epistmica o terica.15 La preocupacin de corte pragmtico, o simplemente la preocupacin por la prctica, no es sino efecto de las demandas profesionalistas, mas no es producto de la dinmica propia de la ciencia. Si se trata de educacin, sera injusto desconocer que la centralidad de la prctica (comnmente instalada como lo que importa es la prctica) muchas veces traduce el desvelo de individuos o grupos cuya preocupacin est en ver cmo se producen cambios concretos, preocupacin incluso informada por ideales de igualdad, justicia, democratizacin, u otros valores caros a gran parte de los educadores latinoamericanos y de varias otras regiones del mundo. Tal vez nos hemos vuelto demasiado prcticos, como dice Adorno: El temor a la impotencia de la teora proporciona el pretexto para adscribirse al omnipotente proceso de la produccin y admitir as plenamente la impotencia de la teora (op. cit.: 49). Teora y prctica son dos polos de una relacin nunca muy bien resuelta en el campo de la educacin en general, ni en el de la educacin del cuerpo y de la educacin fsica en particular; la pregunta cmo se aplica? nunca se hace esperar demasiado.

    La ausencia del saber se inscribe en un contexto cultural ms amplio de quiebre de la tradicin y debilitamiento de la autoridad (Arendt, 1972). Se reconoce fcilmente que la cultura contempornea coloca al nio en el eje de sus ocupaciones. En principio, puede parecer algo loable: cuidar a los recin llegados, hacerse cargo de ellos. Pero el contrabando es otro. Dejamos de lado la funcin estructural de la tradicin para que el nio descubra e invente el mundo por s mismo, ergo, para hacer como si el mundo empezara de nuevo con cada generacin. Por rechazo al dogmatismo unidireccional que establece la direccin de la infancia por parte de los adultos, descartamos incluso la posibilidad de una educacin como establecimiento de una relacin crtica entre generaciones (Benjamin, 1987). Con ello, otra forma de renuncia a la poltica. La infancia es lo fuera de la poltica, por

    15 Cf. el nmero 1 de la revista Didskomai, dedicada a la enseanza universitaria (AAVV, 2010).

  • Polifonas Revista de Educacin - Ao III - N 5 -2014 - pp 128-143

    Raumar Rodrguez Gimnez

    138

    eso las generaciones adultas son las responsables de hacer algo con el balbuceo poltico de los nios. En ello la educacin cumple su papel fundamental, tanto en la vida pblica como en la vida privada, el primer mbito en el que se le ofrece un mundo al nio. Educar es introducir a la nueva generacin a un mundo que es ms viejo que ella, deca Hanna Arendt (1972); por lo tanto, suponer que esa nueva generacin puede inventarse para s el mundo, el mundo en el que nace y se desarrolla, es tal vez la posicin de mayor barbarie que se asume hoy. Se puede agregar, adems, que como siempre los ms perjudicados son, claro, aquellos que son recibidos en un mundo (domstico) culturalmente empobrecido.

    En este sentido, la educacin de masas, la educacin popular (tal y como se expandi su idea en el siglo XIX) es un dilema no resuelto, y en nada colabora la ideologa romntica. Si hay algo que todava se pueda llamar educacin popular, no deberamos olvidar que las clases o grupos sociales siguen operando ideolgica y prcticamente en la constitucin de los sistemas de enseanza contemporneos. Dicho de un modo ms crudo: hay educacin para pobres y para ricos, y eso est naturalizado en gran parte del espectro poltico contemporneo.

    A modo de cierre

    La crisis de legitimidad de la educacin fsica lleva ya varias dcadas.16 No son pocos los diagnsticos que nos obligan a repensarla. Pero para ello se precisa de paciencia y de un caudal terico con el que apenas contamos. Afectos a la prctica, los profesores de educacin fsica preferimos el movimiento, el hacer, privilegiamos el saber hacer. Es evidente que no se puede renunciar a eso, que la educacin fsica no puede ser una disciplina terica, pero tal vez pueda

    16 A principio de los aos setenta del siglo pasado, Daniel Denis (1980) ya planteaba la crisis de legitimidad de la educacin fsica en Francia. En 1992, Valter Bracht publicaba Educao Fsica e aprendizagem social, donde tambin plantea el tema de la legitimidad. Por otra parte, el libro Metodologia do ensino da educao fsica, publicado en 1992 por el Coletivo de autores (Carmen Lcia Soares, Celi Taffarel, Elizabeth Varjal, Lino Castellani Filho, Micheli Ortega Escobar y Valter Bracht), puede ser ledo como sntoma de una crisis de legitimidad de la educacin fsica tradicional. En Uruguay, Ana Torrn, Cecilia Ruegger y Clber Rodrguez han retomado el tema a partir de la Ley de obligatoriedad de la educacin fsica escolar aprobada en 2008, pero anunciada ya desde 2006. Cf. Torrn, Ruegger y Rodrguez (2010). Hay muchos otros ejemplos sobre la crisis de legitimidad de la Educacin Fsica.

  • Polifonas Revista de Educacin - Ao III - N 5 -2014 - pp 128-143139

    Por una lectura poltica de la relacin cuerpo-educacin-enseanza

    hacer una apuesta ms fuerte a la constitucin terica del campo. Una disciplina avanza cuando est estructurada conceptualmente.

    Los planes de estudio de formacin de profesores (y no slo de educacin fsica) PXHVWUDQODGHELOLGDGWHyULFDTXHORVFRQJXUDODPD\RUSDUWHGHODVYHFHVVRQsumatoria de asignaturas yuxtapuestas, donde la discusin sobre el objeto o los objetos en juego, clave de toda discusin terica, est ausente.17 No se trata de un problema de estatus, ni social ni cultural, se trata de observar cmo est estructurado conceptualmente un campo de saber o de saberes. Los estudios arqueolgicos y genealgicos han sido especialmente importantes en este sentido, lo mismo se puede decir de los estudios sobre la sociedad contempornea y sus rasgos culturales sobresalientes. Las universidades juegan un papel fundamental en este sentido, aunque estn cada vez ms sin condiciones y cada vez ms condicionadas, recordando la dualidad que seal Derrida (2003) al respecto. La Universidad ha sido un espacio al cual, para existir, no se le pueden poner condiciones, ms que la produccin de saber; es decir, un mbito en el cual el saber se autoriza por s mismo. Pero ese presupuesto de sin condiciones se debilita en un contexto contemporneo en el que ya casi no se tiene condiciones para una institucin sin condiciones como la Universidad. La economa progresista demanda investigacin aplicada, desarrollos tecnolgicos, y prescinde cada vez ms de las humanidades, ese saber que en la actualidad muchas veces no supera el carcter de una ancdota incmoda.

    Para una educacin fsica basada en la tecnologa, expresiones como la de cultura corporal carecen de sentido, porque no suponen un deber ser, tampoco un progreso, VLQRDSHQDVXQDOHFWXUDFUtWLFDGHORTXHHOFXHUSRVLJQLFDWDQWRHQODVSUiFWLFDVcontemporneas como en las del pasado. Para esa educacin fsica o para cualquier forma de educacin corporal basada en el fetiche de la tcnica y la tecnologa, la palabra cultura es un exceso.

    Si nos proponemos el ejercicio de visualizar el escenario contemporneo de la HGXFDFLyQItVLFDSRGHPRVLGHQWLFDUGRVJUDQGHVWHQGHQFLDVVLQGHVFRQRFHUWRGRVlos matices que ello implica y sin olvidar que la prctica y la realidad disuelven, prcticamente, cualquier categorizacin. Por un lado, encontramos las formas de

    17 Para el caso de Uruguay, cf. Dogliotti (2009 y 2011).

  • Polifonas Revista de Educacin - Ao III - N 5 -2014 - pp 128-143

    Raumar Rodrguez Gimnez

    140

    la educacin fsica que se desliga de toda lectura social y cultural de las prcticas corporales; se incluye aqu la que conserva un mnimo de Sociologa, Psicologa o Antropologa, en carcter de formacin generalista que en nada afecta el ncleo duro del saber del cuerpo heredado del empirismo, del positivismo, del pragmatismo y/o del tecnicismo.

    Por otro lado, encontramos la incipiente educacin fsica que supone una superacin de lo que ella misma estableci en su origen moderno: superacin de la reduccin del cuerpo al organismo, donde se puede prescindir de la poltica y recuperacin del cuerpo como lo vivo que est siempre-ya inscripto en el campo del Otro, es decir, en el simblico, lo que se pone a funcionar en la lengua. Aqu, las necesidades tendrn su lugar, pero no imponen la falacia naturalista. El cuerpo es tal desde que es escindido de lo puro real, desde que se introduce el corte fundamental, el corte GHOVLJQLFDQWHTXHSRQHVROXFLyQGHFRQWLQXLGDGDODELRORJtD\DORVLQWLHPSRSe trata de seres hablantes, no slo de organismos vivos.

    Entre una y otra tendencia, los matices son muchos y complejos, pero puestas negro sobre blanco, slo se puede ir por una de las dos vas. La decisin, como se notar, es poltica.

    Bibliografa

    AA.VV. (2010) Enseanza Universitaria. En Didskomai. Revista de Investigaciones sobre la Enseanza. Montevideo: Departamento de Enseanza y Aprendizaje/ Universidad de la Repblica. ADORNO, T. W. (2004) 0tQLPDPRUDOLD5HH[LRQHVGHVGHODYLGDGDxDGD. Obra com-pleta, 4. Madrid, Akal.AISENSTEIN, . y SCHARAGRODSKY, P. (2006) Tras las huellas de la Educacin F-sica escolar argentina. Cuerpo, gnero y pedagoga: 1880-1950. Buenos Aires, Prometeo.AISENSTEIN, . (2006) La educacin fsica en el currculum moderno o la historia de la conformacin de una matriz disciplinar (Argentina, 1880-1960). En ROZENGARDT, R. (Coord.) Apuntes de historia para profesores de educacin fsica. Buenos Aires, Mio y Dvila, p. 69-84.ARENDT, H. (2010) La condicin humana. Buenos Aires, Paids. __________ (1972) Entre o Passado e o Futuro. So Paulo, Perspectiva.

  • Polifonas Revista de Educacin - Ao III - N 5 -2014 - pp 128-143141

    Por una lectura poltica de la relacin cuerpo-educacin-enseanza

    BENJAMIN, W. (1987) Direccin nica. Madrid, Alfaguara.BRACHT. V. (1992) Educao Fsica e aprendizagem social. Porto Alegre, Magister.CASTRO, E. (2012) Acerca da (No) distino entre Bos e Zo. En, INTERthesis, Revista Interdisciplinar, Florianpolis, SC, Brasil. v. 9, n. 2, p. 51-61.CRISORIO, R. (2009) Educacin Fsica. En CRISORIO, R. y GILES, M. (Dir.) Estudios crticos de Educacin Fsica. Buenos Aires, La Plata, Ediciones Al Margen, p. 45-58.DENIS, D. (1980) El cuerpo enseado. Barcelona, Paids. DERRIDA, J. (2003) A Universidade sem condio. So Paulo, Estao Liberdade. DOGLIOTTI, P. (2009) Cuerpo y curriculum: un anlisis de los planes de estudio de la formacin del profesor de Educacin Fsica del ISEF (1939-1988). En II Jornadas de Investigacin en Humanidades. Montevideo, FHCE-UdelaR (CD)._____________ (2011) Cuerpo y curriculum: el perodo de LQGHQLFLyQGHODIRUPDFLyQ de profesores de Educacin Fsica en Uruguay (1920-1936). En ROZENGARDT, R. y ACOSTA F. (comps.) Historia de la Educacin Fsica y sus instituciones: continuidades y rupturas. Buenos Aires, Mio y Dvila editores, p. 231-257.ESPOSITO, R. (2009) 7HUFHUDSHUVRQD3ROtWLFDGHODYLGD\ORVRItDGHORLPSHUVRQDO. Buenos Aires, Amorrortu. FOUCAULT, M. (1989) Vigilar y Castigar. Nacimiento de la prisin. Buenos Aires, Siglo XXI. LACAN, J. (1999) Seminario Libro II. El yo en la teora de Freud y en la tcnica psicoa-naltica. Buenos Aires, Paids.LEVINAS, E. (2006) $OJXQDVUHH[LRQHVVREUHODORVRItDGHOKLWOHULVPR. Buenos Aires, FCE.MILNER, J-C. (2013) Por una poltica de los seres hablantes: breve tratado poltico II. Buenos Aires, Grama Ediciones. ___________ (2007) La poltica de las cosas. Mlaga, Miguel Gmez Ediciones. ___________ (2003) El salario del ideal. La teora de las clases y de la cultura en el siglo XX. Barcelona, Gedisa. ___________ (1999) Los nombres indistintos. Buenos Aires, Manantial.POLANYI, K. (2012) A subsistncia do homem e ensaios correlatos. Rio de Janeiro, Con-traponto.RODRGUEZ GIMNEZ, R. (2007) Un Estado moderno y sus razones para escolarizar el cuerpo: el sistema educativo uruguayo. En PEDRAZA GMEZ, Z. Polticas y estticas del cuerpo en Amrica Latina. Bogot: Uniandes/ FCS, p. 43-68.ROZENGARDT, R. (Coord.) (2006) Apuntes de historia para profesores de educacin fsica. Buenos Aires, Mio y Dvila.SOARES, C. (2001) Educao Fsica. Razes Europias e Brasil. So Paulo, Ed. Autores Associados.SOARES, C. L. et al. (1992) Metodologia do Ensino de Educao Fsica. So Paulo, Cortez.

  • Polifonas Revista de Educacin - Ao III - N 5 -2014 - pp 128-143

    Raumar Rodrguez Gimnez

    142

    TABORDA, M. (org.) (2012) Sentidos e sensibilidades: sua educao na histria. Curiti-ba, Editora UFPR.TORRN, A.; RUEGGER, C. y RODRGUEZ, C. (2010) Poltica, escuela y cuerpo: UHH[LRQHV VREUH ODV UHODFLRQHV HQWUH OHJDOL]DFLyQ\ OHJLWLPDFLyQGH OD HGXFDFLyQ ItVLFDescolar. In: Pginas de Educacin, Montevideo, v.3, n.3 p.117-133, Disponible en: http://paginasdeeducacion.ucu.edu.uy/inicio/item/23-p%C3%A1ginas-de-educaci%C3%B3n-no-3.html VAZ, A. (1999) Treinar o corpo, dominar a natureza: Notas para uma anlise do esporte com base no treinamento corporal. En Caderno Cedes, ao XIX, n. 48, p. 89-108.

    Raumar Rodrguez Gimnez: Docente de la Universidad de la Repblica (Uruguay). Doctorando del Programa de Ps-Graduao Interdisciplinar em &LrQFLDV+XPDQDV33*,&+&HQWURGH)LORVRDH&LrQFLDV+XPDQDV8)6&Brasil). Magister en Enseanza Universitaria (UdelaR). Licenciado en Ciencias de la Educacin (UdelaR). Profesor de Educacin Fsica (UdelaR). Miembro del Ncleo Estudos e Pesquisas Educao e Sociedade Contempornea (UFSC). Coordinador del Grupo Polticas Educativas y Polticas de Investigacin (ISEF-UdelaR). El presente trabajo fue realizado con apoyo del Programa Estudantes-Convnio de Ps-Graduao PEC-PG, CAPES Brasil. [email protected]