Revista de El Imparcial Especial Viajes 2011

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Punta Cana, turismo democráticoPunta Cana, democracia turística

Si usted no ha viajado a Punta Cana, probablemente habrá pensado alguna vez hacerlo. La razón de este destino es bien sencilla: fascinación caribeña asociada a buenos precios; buena comunicación y sensación de seguridad. Quienes más tienen, pueden encontrar en esa zona su lugar exclusivo, y quienes tienen algo menos pueden vivir una temporada como si lo tuviesen. Es la democracia turística.

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Viajes I Punta Cana, democracia turística

Punta Cana, turismo democráticoSi usted no ha viajado a Punta Cana, probablemente habrá pensado alguna vez hacerlo. La razón de este destino es bien sencilla: fascinación caribeña asociada a buenos precios; buena comunicación y sensación de seguridad. Quienes más tienen, pueden encontrar en esa zona su lugar exclusivo, y quienes tienen algo menos pueden vivir una temporada como si lo tuviesen. Es la democracia turística.

Por José Antonio Sentís

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la revista de El Imparcial nº26

El visitante de Punta Cana tiene a su disposición centenares de establecimientos hoteleros, generalmente dispuestos como “resort”, espacio autosuficiente,

amplio, integrado con la naturaleza y basado en el “todo incluido”, es decir, un precio contratado que incluye el transporte y las consumiciones. Es por eso posible que en

esta época, en torno a los ochocientos euros por persona permitan la estancia en un hotel de cinco estrellas. Siempre y cuando, naturalmente, no se ceda a las múltiples

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en estado puro. Si se desea el descanso, el mayor esfuerzo exigido es la tumbona en la playa o el camino hacia el restaurante. Pero si se busca algo más de

tentaciones extras sobre excursiones o prácticas deportivas, que no son, sin embargo, grandes obstáculos para presupuestos medios.

Es un destino de ocio

actividad, los deportes acuáticos y la incursión en el interior de la isla pueden proporcionar una estancia más creativa. De la misma forma, los aficionados al turismo

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de naturaleza encontrarán excelentes momentos para acceder a la fauna y a la flora, desde la acuática a la selvática.

Todos ellos encontrarán junto al mar una arena absolutamente blanca, en playas con cocoteros como puestos de adorno. Y una

temperatura estable, con sol y tormentas propias del atlántico caribeño, casi sin sorpresas por las estaciones: entre 20 y 30 grados todo el año. Con ese clima, es más fácil combinar el baño en aguas verdeazuladas con la selva esmeralda, apenas a minutos de Punta Cana.

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que tropezaron junto a Cristóbal Colón, allá por el diciembre de 1492, con la isla a la que bautizaron precisamente La Española, tienen ahora su continuación en los numerosos empresarios hispánicos

O con las inmensas plantaciones de caña de azúcar, donde mejor se puede apreciar el contraste entre el ocio del turista y el trabajo extenuante del campo en su estado más primitivo.

Los antiguos españoles

que han trasladado su experiencia turística hacia el desarrollo dominicano. Ésta República, por delante de muchos otros países de Centroamérica y el Caribe, han entendido que tienen una riqueza natural comparable a

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Dominicana es así, obviamente. El desarrollo del país sigue siendo tan lento como desigual. Pero la imagen que traslada el paraíso caribeño es una excelente tarjeta de presentación ante el mundo, bastante

la mejor materia prima de las más importantes industrias. Y también han entendido que el consumo masivo no es sinónimo de incomodidad, si las infraestructuras son acordes a la demanda.

No toda la República

menos enterado de la concentración en la propiedad de la tierra, de los problemas de seguridad en las ciudades, de la exigencia de emigración o de la precariedad de determinados servicios.

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Casi ninguno de estos problemas, sin embargo, afecta al turista, encapsulado durante una temporada en una burbuja amable y confiada. Y tal vez sea la propia aportación del turismo a una sociedad en desarrollo la que permita que la isla dominicana prospere.

Por el momento, todo el diseño de la zona turística dominicana está pensado para que su visitante no tenga que pensar. Como mucho, la mayor preocupación del viajero puede ser si navegar para un buceo civilizado en la barrera coralina o si visitar Higüey y su catedral o Bayahibe y la Isla Saona, uno de los enclaves éste más emblemático de los mares dominicanos.

Justo es esta isla, la Saona, la que responde mejor a la metáfora de la República Dominicana. Si permaneces en la playa, parece como si nada pudiera superar el placer de vivir. Si te internas en la isla, los mosquitos atacan con inusitada fiereza. Contradicciones entre lo bello y lo tosco, entre riqueza y escasez,

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entre futuro y pasado. Como en tantos lugares del mundo. Sólo que en éste, los españoles tienen historia, no han dejado de tener presente, y pueden acudir con relativa facilidad a descubrirlo. Porque la República Dominicana es turísticamente una democracia bastante igualitaria, aunque no todos puedan tener una mansión en Playa Bávaro.

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La belleza interior

Los paisajes del interior de la isla

dominicana rivalizan en belleza con

las playas, aunque sean mucho

menos populares

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La catedral de Higüey destaca por su esplendor, en contraste con un entorno humilde. Se construyó para acoger a los numerosísimos peregrinos de la Virgen de la Altagracia, patrona dominicana

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la revista de El Imparcial nº26 | la revista de El Imparcial nº26

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Tierra de mestizaje

La República Dominicana

está mayoritariamente

habitada por mestizos entre

blancos, negros e indios,

a diferencia de su vecina

Haití, de colonización

francesa, donde el color

oscuro nítidamente africano

predomina. Alrededor

de Punta Cana, el sector

turístico es el que genera

más ocupación, pero

cerca de ahí, las enormes

plantaciones de caña de

azúcar (a la derecha) asumen

mucha mano de obra, en su

mayoría inmigrante haitiana

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El calamón, en esta página, y el flamenco, la garcilla verde y la garceta grande son algunos ejemplos de la notable fauna aviar de la República Dominicana 21


Colibríes como éste pueden acompañar a los viajeros incluso en el interior de sus hoteles

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XXX

Reportaje gráfico: José Antonio y Carlos Sentís24


El reino de las luces

El atardecer en Punta Cana

explica la poderosa atracción de

las islas caribeñas, verdaderos

reinos de las luces

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Los colores del blancoTal vez no se pueda entender Grecia sin sus islas, cunas algunas de civilización y origen de viajeros, destino ahora de visitantes, turistas o bohemios. Dos de esas islas aparecen en este reportaje: Mykonos y Santorini, donde la luz del Mediterráneo permite que se expresen todos los colores del blanco.

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Viajes I Grecia, los colores del blanco


Los colores del blanco

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La forma más habitual de llegar a las principales islas griegas es a través de un crucero organizado que permite visitarlas en pocos días. Sin embargo, otros medios de transporte marítimo, como el ferry o el hidrofoil , pueden convenir a quienes quieran prolongar

su estancia y, sobre todo, disfrutar también de las noches y los amaneceres.

En todo caso, no es un turismo obligatoriamente caro y, por eso, las islas acogen a una variada gama de viajeros, sea con mochila o con maletas de Louis Vuitton, vengan

en trasatlántico de lujo o en lancha. Lo que todos se encontrarán es un entorno pensado para el placer visual, para el paseo, para el descanso, para el refugio en rincones donde el tiempo se para en un decorado de intimidad.

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Foto: José Antonio Sentís

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La "pequeña Venecia" de la ciudad de Mykonos que aparece en esta fotografía quizá sea el mejor ejemplo de uno de esos espacios inimitados donde la luz rebota en las fachadas como en un espejo, y donde resulta inolvidable un café en

el límite mismo del agua. A su espalda, sin embargo, las calles aprovechan su belleza para alojar vendedores, pues ésa es la única industria reconocible (y probablemente exigible) para entornos como éste.

31Foto: José Antonio Sentís


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Por ello, las islas se han convertido en refugio de artesanos y artistas, de hosteleros y guías, de molinos fuera de uso y de barcos de recreo. Aunque, eso sí, los pescadores siguen en su sitio, que éste le estuvo reservado hasta que llegó la fascinación por el viaje y la Humanidad se echó a la calle para conocer lo que sólo estuvo en los mitos. Porque en Mykonos y Santorini (y en estas páginas se pueden ver fotos de sus emblemáticas

iglesias y callejuelas) se mantiene la impresión de que el tiempo se hubiera fosilizado, pero también se detecta que hubo otro en el que los dioses y los héroes todo lo forjaron, y la naturaleza también todo lo destruyó de la mano de volcanes y terremotos. Por eso está ahí Santorini, la antigua Tera en la que la civilización minoica entró en las tinieblas de las que ahora ha regresado, quién sabe por cuanto tiempo,toda la luz posible.

Fotos: José Antonio Sentís


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Fotos: José Antonio Sentís

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Viajes I Costa Rica, pura vida

Costa Rica, pura vidaNingún país está exento de problemas. Pero pocos tienen el problema de cómo administrar la belleza. Es el caso de Costa Rica, una nación con sentido común en un entorno privilegiado, donde el visitante es acogido con suma amabilidad, y la naturaleza se encarga de rellenarte la mochila de la satisfacción.

Hay poco sitios de Costa Rica que no merezcan la pena visitar. Desde las costas del Caribe hasta las del Pacífico, desde las sierras centrales hasta los volcanes, el país centroamericano permite los recorridos más bellos para los amantes del equilibrio entre el hombre y la naturaleza.

En estas páginas recorreremos algunos de los lugares más atractivos, a sabiendas de que los que aplacemos lo serían igualmente. Pero valga esta muestra, la que va de costa a costa y transcurre por reservas naturales de tanto valor ecológico como las que rodean al volcán Arenal, el parque de Carara o el primigenio Braulio Carrillo, donde la vida preservada expone una riqueza animal y vegetal difícilmente igualable en el mundo.

José Antonio Sentís

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Caletas

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El sol en el Pacífico

La zona de Playa Caletas, en el centro del Pacífico costarricense, permite

observas una bellísima puesta de sol, con la que a veces la fotografía

puede jugar con la decoración de los establecimientos hoteleros de alto

nivel que ahí existen. Durante el día, la naturaleza es propicia a regalar la

espectacularidad cromática de aves como la tangara escarlata en plumaje

de cría, en la página de la izquierda, o el trogón cabecinegro, con su

característica cola franjeada, a su derecha.

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Caletas

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La piscina sin fin sobre el Pacífico de un hotel en Playa Caletas, al sur de la península de Nicoya, es un lugar inmejorable para contemplar la puesta del sol

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En la costa del Pacífico, el parque natural de Carara reúne en sus poco más de cinco mil hectáreas una impresionante variedad de especies vegetales, especialmente arbóreas, y una vida animal concentrada que está al acceso, a poco que medie la suerte, del visitante. Desde guacamayos a monos, o desde los cocodrilos del vecino Tárcoles hasta los coatíes, al lado de una gran variedad de aves, la biodiversidad de Carara justifica que se haya convertido en uno de los lugares más visitados de Costa Rica.

El parque está a una veintena de hilómetros del mar, en la provincia de Puntarenas, y está cuidado y es de fáci acceso, con recorridos más o menos exigentes según los deseos del visitante.

Emplee éste el tiempo que desee, algo bonito se quedará en su retina. O algo grandioso, o sorprendente, ya sea porque vuele, nade, repte, trepe o corra bajo el dosel exuberante del bosque centenario.

Parque Nacional de Carara

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En la costa del Pacífico, el parque natural de Carara reúne en sus poco más de cinco mil hectáreas una impresionante variedad de especies vegetales, especialmente arbóreas, y una vida animal concentrada que está al acceso, a poco que medie la suerte, del visitante. Desde guacamayos a monos, o desde los cocodrilos del vecino Tárcoles hasta los coatíes, al lado de una gran variedad de aves, la biodiversidad de Carara justifica que se haya convertido en uno de los lugares más visitados de Costa Rica.

El parque está a una veintena de hilómetros del mar, en la provincia de Puntarenas, y está cuidado y es de fáci acceso, con recorridos más o menos exigentes según los deseos del visitante.

Emplee éste el tiempo que desee, algo bonito se quedará en su retina. O algo grandioso, o sorprendente, ya sea porque vuele, nade, repte, trepe o corra bajo el dosel exuberante del bosque centenario.

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Río Tárcoles

Pareos multicolores junto al Río Tárcoles

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Río Tárcoles

El puente de los cocodrilos

El enorme cocodrilo americano, que puede alcanzar

los seis metros de longitud, es el principal atractivo

turístico del puente sobre el río Tárcoles, entre San

José y el Pacífico, que aparece en la fotofgrafía de

la derecha. Las aves acuáticas comparten el hábitat,

como se puede ver en la fotografía de la izquierda,

donde coinciden en el plano una garceta grande en

vuelo, un ibis blanco con su pico curcado rojo, una

garceta nívea a su lado, y, disimulada en su color

marron sobre el barro de la orilla, una jacana.

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El puente de los cocodrilos

El enorme cocodrilo americano, que puede alcanzar

los seis metros de longitud, es el principal atractivo

turístico del puente sobre el río Tárcoles, entre San

José y el Pacífico, que aparece en la fotofgrafía de

la derecha. Las aves acuáticas comparten el hábitat,

como se puede ver en la fotografía de la izquierda,

donde coinciden en el plano una garceta grande en

vuelo, un ibis blanco con su pico curcado rojo, una

garceta nívea a su lado, y, disimulada en su color

marron sobre el barro de la orilla, una jacana.

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Arenal

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Lagos y volcanes

en la lluvia

Entre los

numerosos

volcanes de

Costa Rica, quizá

el más conocido

es el Arenal,

aún activo,

junto al lago

de su nombre.

En su entorno,

flores de gran

belleza destacan

entre las gotas

de lluvia, con

pequeños

colibríes como

acompañantes.

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Arenal

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Entre los mamíferos de Costa Rica, el Pizote es fácil de ver en los límites de los bosques

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Pacífico

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La apacible VeneciaEl el cantón de San Carlos,

provincia de Alajuela, se encuentra

la apacible ciudad de Venecia, una

muestra del equilibrio sencillo y

amable de Costa Rica

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El interior

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El centro costarricense

Cerca de San José, la

naturaleza ya se hace

imponente. A menos de

una hora, y tras el monte

Tarbaca y Vuelta de Jorco

puede observarse el paisaje

de la fotografía de arriba,

y animales como el colibrí

coliazul (a la izquierda), la

tangara de la derecha) o la

joven iguana que se asoma

tras el talud, con la guatusa a

la izquierda

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Parque Braulio Carrillo

La selva tropical lluviosa en el Braulio Carrillo

Cercano a San José, pervive este ejemplo

espectacular de bosque primario, con

centenares de especies animales, como la

ranita roja venenosa y el yigüirro, ave nacional.

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San José

San José de Costa Rica

El centro neurágico de Costa

Rica, llamado San José en

honor a José de Nazaret, es

la capital del Estado desde

1938. Relativamente segura,

dispone de algunos rincones

turísticos y una notable vida

museística, de la que es una

prueba el Museo del Oro,

con su arte precolombino,

como la tumba cuya

fotografía aparece en esta

misma página.

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Puerto Limón

La herencia

afrocaribeña

Puerto

Limón, punto

neurálgico

para las

exportaciones

agrícolas,

como el

banano, es

un enclave

peculiar de

Costa Rica, el

balcón sobre

el Atlántico

donde se

recoge la

minoritaria

herencia

africana y

caribeña que

persiste en el

país.

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Fotografía tomada por José A. Sentís de un Zopilote negro devorando el cuerpo de una zarigüella bajo la lluvia. Una cruda escena de naturaleza que recuerda que la muerte forma, también, parte del ciclo de la vida.

Reserva natural de Manzanillo

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Fotografía tomada por José A. Sentís de un Zopilote negro devorando el cuerpo de una zarigüella bajo la lluvia. Una cruda escena de naturaleza que recuerda que la muerte forma, también, parte del ciclo de la vida.

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El Caribe en estado puro

Junto a Puerto Viejo, en

el Caribe costarricense

fronterizo con Panamá

está el Parque Natural de

Manzanillo, de turismo

accesible y naturaleza,

pura. Aquí, con la

compañía de un zarapito

y una garceta

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La reserva natural de Gandoca-Manzanillo es uno de los lugares más privilegiados de Costa Rica para los amantes de la naturalza.

No es una reserva demasiado extensa, pues cuenta con 5.300 hectáreas, pero éstas recogen ríos y pantanos, en un entorno de bosque tropical lluvioso con diez kilómetros de playa al Caribe.

Hasta en un recorrido rápido puede observarse amplia riqueza faunística, con mamíferos, aves, reptiles, peces e insectos.

Algunos de éstos se pueden ver en estas páginas, como el perezoso de tres dedos empapado por la lluvia frecuente, a la derecha, o la inofensiva araña en la mano de una turista. A la izquierda, una de las curiosidades biológicas: los murciélagos que construyen su refugio diurno con una personal forma de elaboración, al romper las nervaduras de la hoja de las palmas y fabricar una verdadera tienda de campaña. que en la fotografía está reflejada desde abajo.

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Reportaje Gráfico: Oficina de Turismo de Thaití

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Viajes I Thaití, paraíso en el mar

Thaití, paraíso en el marNATURALEZA Y LUJO EN UNO DE LOS DESTINOS MÁS DESEADOS

La Polinesia francesa debe estar muy cerca del paraíso en La Tierra. Islas de increíble belleza, como la de Bora Bora, en las que la naturaleza más virgen se une con el lujo más sofisticado. Thaití es así uno de los destinos turísticos más deseados.

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De la cumbre de sus montañas a las profundidades de sus lagunas, Tahití y sus

islas abriga una biodiversidad de una riqueza excepcional. Unos 3.500 km2 de tierras emergidas componen el territorio, y lo pueblan 2.700 especies de plantas, -de las cuales, 550 de ellas son endémicas-, y 33 especies de aves terrestres, 26 de ellas, endémicas. El entorno marino ocupa un vasto espacio de 5,5 millones de km2, donde habitan

aproximadamente 1.000 especies de peces, 24 especies de cetáceos, 7 tipos de tortugas marinas, 425 especies de algas, 500 de moluscos y unas 176 variedades de corales. A esto hay que añadirle 28 especies de aves marinas. Este patrimonio natural es de los tesoros más preciados con los que cuenta Tahití y sus islas, y la necesidad de conservarlo ha unido al sector público y privado, colaborando activamente en el cuidado y la

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recuperación de especies protegidas. Los turistas pueden conocer más sobre los frágiles ecosistemas coralinos en las colonias de corales que repueblan los entornos algunos hoteles, el Bora Bora Pearl Beach Resort & Spa y el Four Seasons Bora Bora. O bien apuntarse al "Eco Snorkelling",

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recuperación de especies protegidas. Los turistas pueden conocer más sobre los frágiles ecosistemas coralinos en las colonias de corales que repueblan los entornos algunos hoteles, el Bora Bora Pearl Beach Resort & Spa y el Four Seasons Bora Bora. O bien apuntarse al "Eco Snorkelling",

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una original actividad -y respetuosa con el entorno- ofrecida por el centro de buceo Diveasy, que permite combinar la

experiencia del snorkel (buceo con máscara, tubo y aletas) con una audio-guía con música y comentarios sobre los

corales y la fauna de Bora Bora.

Asimismo, es posible entrar en contacto y apadrinar tortugas 76


marinas que reciben protección temporal en el Santuario de Tortugas del hotel Le Méridien Bora Bora o en la pensión

familiar Hibiscus, en la pequeña isla de Tahaa; o participar en simposios sobre estos animales organizados en la ONG

tahitiana "Te Mana o Te Moana", que se encuentra en las dependencias del hotel InterContinental de Moorea. 77


UN VIAJE AL CORAZÓN DE LA EDAD MEDIA

El sur (de Francia) también existeLa vieja Europa medieval, que conserva testimonios en numerosos países del continente, se resume de forma muy especial en el sur de Francia, en las regiones de Languedoc-Ruissillon, Midi Pyrénées y Aquitaine. Un recorrido por ellas lleva al viajero a testimonios concentrados que le situarán, a veces como en el tiempo congelado, en los siglos que fueron del XI al XIV.


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Viajes I El sur (de Francia) también existe

El castillo de Puilarens, silueta

semiderruida que recuerda la

extinción de la revuelta de los

cátaros y las guerras territoriales

entre los Capetos y el Reino de

Aragón

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Rennes le Chateau

La misteriosa Villa Betania

y su Torre de la Magdalena,

en Rennes le Château, con la

capilla de vidrieras modernistas

construida por Bérenger Sauniére,

el esotérico cura que inspiró “El

enigma sagrado” y su secuela

convertida en best seller, “El

Código Da Vinci”.

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Carcassonne

El modelo de desarrollo francés ha dejado en el sur de su territorio monumentos y ciudades enteras con escasa contaminación de desarrollo industrial.

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Atardecer en la Cité de Carcassonne,

excepcional villa amurallada, reconstruida

ingeniosamente como monumento

completo de la Baja Edad Media.

Enclaves que, siete siglos después, no han necesitado salir de sus murallas y, si lo han hecho, ha sido con el respeto a las antiguas villas que reservan

intramuros el recuerdo exacto de lo que fue.

En esos territorios, fuentes históricas de disputas territoriales, y también escenario de cruentas guerras

de religión, pueden recordarse historias de vencedores y vencidos, donde, los primeros, conservan desafiantes estructuras, como en Cascassonne o en Albi,

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Albi

mientras de los segundos quedan las ruinas como las que recuerdan los castillos que tuvieron la desdicha de acoger a los cátaros, la herejía católica de los “puros”, aplastada por la ortodoxia durante el

cruento siglo XIII.Algunos de estos

lugares de los que sólo quedan escombros tienen, sin embargo, una estética agónica pero emocionante, como se puede ver en

las siluetas esculpidas en las colinas de los castillos de Puilarens, Aguilar, Quéribus, el vasto Peyrepertoux o el simbólico Montsegur, cuya caída fue marcó el fin de los rebeldes

La ciudad de Albi, donde

comenzó y terminó la

herejía cátara o albigense,

desde cuya enorme catedral

fortaleza se impuso la

primera Inquisición europea.

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aplastados por la Cruzada de que comenzó Simon de Montfort a las órdenes de Inocencio III y culminó el dominio de los Capetos sobre sus competidores del reinado de Aragón y

el ducado de Tolosa. De aquellos conflictos, en el transcurso de los cuales emergió la Inquisición (siempre atribuida a España, pero inaugurada en conflictos centroeuropeos y con

sus primeras hogueras destinadas a los albigenses), queda ahora un escenario progresivamente adornado por ciudades, abadías, conventos y templos.

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Lascaux y Domme

Arriba, representaciones rupestres

de las Cuevas de Lascaux, el mejor

arte del paleolítico en su etapa

final. La foto dominante y las dos

imágenes inferiores fueron tomadas

en Domme, una de las ciudades

trogloditas del sur de Francia

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Tal vez pocos parajes como el de la ciudad amurallada de Carcassonne, fielmente reconstruida, con su espectacular Cité abarrotada de turistas, hasta que la noche

permite sólo la estancia a los inquilinos de los hoteles de dentro de las murallas. O la más abierta ciudad de Albi, que acoge una catedral de muros sólo propios de las grandes

fortalezas, imponente porque ésa fue su misión, la de demostrar el poder de quienes habían arrebatado las aspiraciones de rebeldía occitana. O la menuda y amable

La Roque

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Cordes, dedicada ahora a reducto de artesanos bajo piedras centenarias. Todos estos lugares recuerdan historias, aunque su presente sea eminentemente turístico. Un turismo que

no es ajeno a los mitos modernos, porque cerca de Carcassonne, en Rennes le Château, un escritor de best sellers, Dan Brown, quiso situar el eje de su novela “El código Da Vinci” al

aprovechar la turbulenta historia del cura párroco Bérenger Sauniére, constructor de un castillo con su torre de la Magdalena y una capilla con vidrieras modernistas que desconciertan al

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visitante. Brown no hizo sino aprovecharse de obras como “El emigna sagrado”, que mezclaban dinastías regias procedentes de Jesús, Vírgenes negras, documentos secretos, riquezas inexplicables y símbolos masónicos que dieron pie a que la ciudad se convirtiera en centro de esoterismo y especulación mistérica. Ése puede ser un paréntesis en el recorrido medieval, porque se puede visitar luego Conques, una ciudad que parece maqueta de la época, y donde se encuentra la Abadía de la Santa Fé, lugar de peregrinación a cuya entrada se encuentra quizá el mejor tímpano del románico francés, con restos aún policromados para la representación del triunfo de la bondad que conduce al paraíso, frente a la perfidia del pecado que lleva al dominio de un diablo bufón que preside el infierno. En ningún lado como en ése se puede apreciar cómo podía

Rocamadur

Construcciones incrustadas en la roca en las ciudades troglodíticas de Rocamadour y La Roque Gageac.

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Construcciones incrustadas en la roca en las ciudades troglodíticas de Rocamadour y La Roque Gageac.

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Conques

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Tímpano de la iglesa abacial de Conques, una de las joyas del románico francés, que en sus imágenes aún policromadas se representa el Juicio Final, según el Evangelio de Mateo.

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Moissac

Puente del Cacor

Con una longitud de 356 m, al

este de Moissac, permite al canal

lateral del Garona franquear el

Tarn. Tiene su origen en Toulouse

y termina en Castets-en-Dorthe.

Prolongaba el canal del Midi

que existía entre Montpellier

y Toulouse. Sirve hoy más al

turismo que al transporte fluvial

de mercancías.

Abadía de San Pedro

de Moissac Claustro de

finales del siglo XI, uno

de los mejor conservados

del Occidente cristiano.

Con cuatro galerías y un

total de 116 columnas,

cuenta on capiteles

esculpidos que ilustran

temas del Génesis, la

Infancia de Cristo y otras

escenas bíblicas, además

de temas florales,

animales y personajes,

entre otros.

El tímpano de Moissac

Espectacular tímpano

y claustro de la Abadía

de San Pedro, en

Moissac, con vistas

al puente sobre el

río Tarn. Construido

entre 1110 y 1130, fue

realizado en el siglo

XII, ilustra la visión

de San Juan del

Apocalipsis en una

profusión de detalles

expresivos.

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Auch

se puede viajar a la ciudad de Rocamadour, incrustada en la piedra, o a la también troglodita La Roque Gageac, cerca del balcón donde se asienta Domme. Y todo ello, mientras se transita por la zona gastronómica del foie, el afamado hígado de pato popularizado desde Francia y que tiene su capital en Sarlat le Canéda, puede rematarse en Moissac y su espectacular

enseñarse en imágenes una doctrina moral a aquéllos que no sabían leer. De ahí, con paso por las Cuevas de Lascaux, que aunque estén cerradas al público enseñan una reproducción absolutamente fidedigna arte rupestre del último Paleolítico que aprendió a representar lo natural (y mñás aún, lo simbólico) con perfecta belleza,


abadía cluniacense de San Pedro, que también inluye un fastuoso tímpano. O, de forma algo más contemporánea, en Auch, que la imaginación de Dumas hizo patria del mosquetero D’Artagnan hasta el punto de hacerlo real en una estatua en su honor. Desde España, todo este recorrido al otro lado de los Pirineos, hasta llegar a Pau, está a cómodo

alcance. Aunque no es demasiado conocido. Para los franceses tampoco parece su principal destino, pues parece que han preferido

dejarlo casi inalterado. Por eso, ese viaje propone una aventura tranquila, nostálgica y bella. Porque el sur (de Francia) también existe.

Estatua en honor a D’Artagnan en el

lugar de su “nacimiento”: Auch. La

ficción de Alejandro Dumas ya no se

distingue de la realidad al recordar la

héroe de los mosqueteros.


AuchRoncesvalles


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El paso de Roncesvalles, donde la

historia de España y Francia se une.

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Revista de El Imparcial Especial Viajes 2011

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