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STIFTUNG EBERT FRIEDRICH A N A L I S I S Y P R O P U E S T A S R D OLANDO ÍAZ Panorama Sindical de Venezuela

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STIFTUNGEBERTFRIEDRICH

A N A L I S I S Y P R O P U E S T A S

R DOLANDO ÍAZ

Panorama Sindical

de Venezuela

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Los trabajos que publicamos son de exclusiva responsabilidad de susautores y no representan necesariamente el pensamiento de laFundación Friedrich Ebert.Se admite la reproducción total o parcial, a condición de mencionar lafuente y se haga llegar un ejemplar.

Evaluación y Perspectivas de laAcción Sindical en el Mercosur ALVARO CORONEL

Seguridad Social en América Latinay Conosur: mitos, desafíos, estrategiasy propuestas desde una visión sindical ERNESTO MURRO

Tendencias actuales de lasrelaciones laborales en Europa FLAVIO BENITES

Las normas sociales de los acuerdoscomerciales y de inversión bilateralesy regionales THOMAS GREVEN

Los comités de empresa: ¿una estrategiapara la acción del sindicalismotransnacional en América Latina? FLAVIO BENITES

O monitoramento deempresas multinacionais KJELD JAKOBSEN

El monitoreo de las empresasmultinacionales desdeuna perspectiva sindical KJELD JAKOBSEN

Panorama Sindical de Venezuela ROLANDO DÍAZ

A N A L I S I S Y P R O P U E S T A SO T R O S T I T U L O S

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A N Á L I S I S Y P R O P U E S T A S

Panorama Sindicalde Venezuela

ROLANDO DÍAZ

diciembre 2006

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FRIEDRICH EBERT STIFTUNG

FESUR – Representación en UruguayPlaza Cagancha 1145, piso 8Casilla 10578, Suc. Plunae–mail: [email protected]://www.fesur.org.uyTels.: [++598 2] 902 2938 / 39 / 40Fax: [++598 2] 902 2941

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LOS INICIOS DEL MOVIMIENTO OBRERO VENEZOLANO _____ 61ª Etapa: «Socialistas y Comunistas» ______ 6

2ª etapa: «Hegemonía ADECA» ______ 7

3ª etapa: Y llegó el comandante... ______ 10

El paro petrolero del 2002 ______ 12

La Unión Nacional de Trabajadores (UNT) ______ 12

La relación Estado–Movimiento Sindicalen el Gobierno de Chávez ______ 14

El control desde adentro ______ 16

El desconocimiento de la CTV como actor laboral ______ 17

El desmantelamiento del movimiento sindical ______ 18

Anexos _____ 19

Bibliografía _____ 23

Indice

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Para comprender el desarrollo histórico delmovimiento sindical venezolano, debemos dis-tinguir con claridad las distintas etapas que vi-vió. La primera es la época fundacional queabarca desde la década de los treinta del siglopasado, y tiene como su hito histórico la huelgapetrolera del año 1938. La segunda etapa lapodemos situar a la caída de la dictadura delGeneral Marcos Pérez Jiménez (1958) y se ex-tiende hasta mediados de la década de los no-venta. La tercera etapa comienza con el adve-nimiento al poder del Comandante Hugo ChávezFrías (Diciembre de 1998).

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1ª etapa: «Socialistas y Comunistas»

El movimiento obrero venezolano contemporá-neo nace coincidiendo con la muerte del Gene-ral Juan Vicente Gómez, quien por 27 años go-bernó Venezuela con mano de hierro (1908–1935). Esta etapa esta marcada por una larga eincomoda lucha por la estructuración y el con-trol del mismo, entre los comunistas del PCV(Partido Comunista de Venezuela) y los Social-demócratas (primero llamados ARDI, luegoORVE, PDN y luego A.D.).

Esta confrontación atraviesa por dos fases queresaltan. En un principio, se desarroló con el pre-dominio de los comunistas del PCV, desde 1936a 1947, durante los gobiernos que sucedieronal «Benemérito» General Gómez, es decir lostambién generales Eleazar López Contreras eIsaías Medina Angarita.

Posteriormente sobrevino la hegemonía de Ac-ción Democrática (A.D.), durante los años de laJunta Cívico Militar que derrocó a MedinaAngarita en 1945 (esta Junta fue presidida porRómulo Betancourt, fundador de A.D.) y con elgobierno civil del escritor Rómulo Gallegos mili-tante del partido A.D., hasta su derrocamientopor el General Marcos Pérez Jiménez, median-te un golpe de estado en el año 1948.

En enero de 1936, los exiliados políticos del ré-gimen de Gómez regresan al país, inyectándo-le una fuerte dosis de vigor revolucionario, quelas fuerzas conservadoras tratan de calmar ycontrolar, bajo el lema del nuevo presidente dela República, Eleazar López Contreras; «Paz yCordura». Existe en esta época una fiebreorganizativa, porque se estaba viviendo unacoyuntura histórica especial, el fin de la largadictadura.

Los inicios delmovimiento

obreroVenezolano[1]

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En la escena de las organizaciones sindicales ypolíticas se perfilan dos grandes tendencias deíndole revolucionaria: la comunista, marxista–le-ninista, liderada por Juan Bautista Fuenmayor,Rodolfo Quintero, Miguel Enrique Otero Silva ylos hermanos Machado, que siguen las directri-ces de la «Komitern» (Internacional Comunista);y la Socialista, liderada por Rómulo Betancourt,Valmore Rodríguez, Raúl Leoni y AlejandroOropeza Castillo. Esta adopta una posición re-formista, alejada de los dictados de la Komiterne inspirada también en la doctrina de «La espe-cificidad Latinoamericana», tesis política del Pe-ruano Víctor Raúl Haya de la Torre, que tuvo unainfluencia decisiva dentro del naciente partidoA.D. La primacía del PC en el interior del movi-miento obrero se extendió desde 1936, fecha enque se lleva a cabo el I Congreso de la CTV has-ta el II Congreso el año 1947 cuando se llevo acabo el II Congreso de la Central.

En este Congreso los sindicalistas afines al PCVpierden la mayoría en la Central y son despla-zados por los sindicalistas afines al partido A.D.

2ª etapa: «Hegemonía ADECA»

Esta etapa la podemos ubicar desde la caídadel gobierno militar del General Pérez Jiménez(1958) hasta el advenimiento del poder políticodel Teniente Coronel Hugo Chávez Frías (1998).

Este período es considerado el momento este-lar del sindicalismo en Venezuela. De una tasade afiliación del 17% (1961), de la poblaciónocupada, pasa aun 45% de afiliación en 1978.Esta tasa de afiliación se mantiene hasta el año1983, donde comienza el declive del modelopolítico, vigente hasta ese entonces en el país.Se produce en estos años la caída de los pre-cios internacionales del petróleo y comienza eldeterioro del valor de la moneda venezolana ,el bolívar, en relación al dólar.

El movimiento sindical fue mucho más allá deldesarrollo numérico en este período. La ges-tión de los sindicatos se manifiesta en un bastocampo de actividades que trascendieron clara-mente el área de las reivindicaciones a nivel de

la empresa, extendiendo su accionar al áreasocial y política.

En este último terreno, la acción del movimien-to sindical enfatizó la defensa y consolidacióndel régimen democrático, nacido en 1958 y con-solidado en el llamado «Pacto de punto Fijo»(1961), acuerdo político cupular de las dos gran-des fuerzas políticas actuantes en ese enton-ces el partido Acción Democrática (posterior-mente miembro de la Internacional Socialista) yel partido socialcristiano COPEI (posteriormen-te miembro de la Internacional demócrata cris-tiana). Cabe remarcar que de este pacto tam-bién participó la organización de los empresa-rios FEDECAMARAS. Este pacto fue una típicoacuerdo de consolidación de elites.

Al actuar de este modo la dirección sindical re-huyó cualquier antagonismo de importancia conel sistema imperante.[2]

De allí radica la característica fundamental delsindicalismo venezolano, ser un sindicalismo denegociación y no de confrontación. El movimien-to sindical adopta posiciones muy distantes delreclamo radical y de la confrontación La mayo-ría sindical actuante en la principal central sin-dical del país, C.T.V., jamás se planteó la posi-bilidad de limitar significativamente los derechosde propiedad prevaleciente y alterarsustancialmente la desigual distribución del in-greso. También es justo reconocer que el sindi-calismo en este período consiguió ciertos logrosimportantes para los trabajadores venezolanos,como lo es, la creación e institucionalización dela formación profesional de los trabajadores,mediante la creación del Instituto Nacional deCooperación Educativa (I.N.C.E.), le Ley deRepresentación Laboral en las Empresas delEstado, la reforma de la Ley del Seguro Social,la Ley contra despidos injustificados, la exten-sión de la Contratación Colectiva en el sectorpúblico, entre otros.

En efecto, ha sido característico de la gestiónnegociadora, el afán de ajustar tanto sus objeti-vos como sus tácticas a las circunstancias políti-cas cambiantes, haciendo a un lado cuestionesesenciales de naturaleza ideológica y clasista.

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Este enfoque pragmático, si bien ha agilizadoel proceso de contratación colectiva, constituyósin embargo una indicación clara de la carenciade un propósito estratégico en materia de con-tratación colectiva. Por otra parte, aquellos lo-gros no se alcanzaron incondicionalmente. Encontrapartida a los mismos, los sindicatos acep-taron tácitamente no solo abstenerse de pre-sentar alternativas al proceso de reconversiónproductiva, impulsado principalmente por em-presarios y gobiernos de turno, sino tambiéncolaborar activamente cuando la introducción deinnovaciones técnicas requirió de una reorgani-zación a gran escala de los procesos de traba-jo. De esta manera, al frenar la actividad poten-cialmente perturbadora, espontánea de las ba-ses obreras, se mantiene la disciplina en el tra-bajo y la «paz laboral». Los sindicatos actuaronobjetivamente como garantes de las prerrogati-vas empresariales

En el terreno político, durante el período consi-derado, el movimiento sindical organizado lograarticular fundamentalmente un tipo de relacionesneocorporativas con el Estado, y con el sectorempresarial, lo que le permitió participar en elproceso de toma de decisiones y en la fijaciónde políticas en calidad de agente privilegiado (es-pecialmente en lo que respecta a los líderes demás alto nivel del movimiento) . En esas circuns-tancias las organizaciones sindicales operaroncomo eficientes «correas de transmisión» entrelas orientaciones convenidas neocorporativa-mente y la masa de trabajadores, contribuyendoa viabilizar la instrumentación de esas orienta-ciones y políticas al facilitarles el apoyo social yla legitimidad que ellas requerían.

En el plano político–partidista los sindicalistasafines al partido AD viven su apogeo de poder,compartiendolo en menor medida con los sindi-calistas afines al otro partido mayoritario, en eseentonces COPEI.

En este período el sindicalismo de la CTV llegaa ser propietario de uno de los bancos más im-portantes del país, el BTV (Banco de los Traba-jadores de Venezuela). El movimiento sindicalmuestra entonces un poder económico y políti-co considerable.

El cuadro antes descrito comenzó a cambiarsustancial y críticamente desde comienzos delaño 1983, a causa de la acción de factores eco-nómicos y sociales exógenos al movimiento,entre los cuales destacan los que se asocian ala reestructuración del mercado de trabajo, asícomo otros más específicos a las propias orga-nizaciones sindicales y a su forma de actuación.Es fácil, explicar porque en los años 80, el mo-vimiento sindical se vio atrapado en una situa-ción de crisis progresiva.

En este período es intervenido por el gobiernoel BTV y se declara su quiebra, es el fin del efí-mero poderío económico del sindicalismoCetevista.

Durante las gestiones de los ex presidentes LuisHerrera Campins y Jaime Lusinchi, la economíavenezolana inició y consolidó un estado de co-sas caracterizado por la combinación del estan-camiento de la producción y la aceleración de lainflación, conjuntamente con la caída abrupta delos precios del petróleo en el mercado interna-cional, que llevo, en ese entonces, al progresivoagotamiento del modelo de desarrollo.

Este hecho indeseable que se asoció a la crisisde la deuda externa y a la crisis fiscal del esta-do, impactó de manera traumática la estructuray el modo de funcionamiento del mercado detrabajo, lo que dio como resultado una erosiónapreciable de las bases de sustentación laboraldel movimiento sindical y coadyuvó a la rápidaobsolescencia de los principales instrumentosy prácticas de gestión de los sindicatos.

La erosión de las bases sindicales provino prin-cipalmente de la disminución de los puestos detrabajo y la creciente informalización del empleo,esos factores se combinaron para disminuir ace-leradamente la tasa de sindicalización. Por suparte, la pérdida de eficacia de la forma de ac-tuación de los sindicatos ha estado determina-da por la incapacidad demostrada para encararcreativamente problemas reacios al tratamien-to sindical tradicional o economicista, en espe-cial a los problemas que emanan de la inflacióny de las dificultades presupuestarias del gobier-no. Las organizaciones sindicales acostumbra-

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das a extender con relativa facilidad el conjuntode las reivindicaciones contractuales, en el mar-co de una larga etapa de estabilidad de preciosy de gasto creciente del estado, los se encon-traron a partir de 1983, frente al hecho desagra-dable de que su gestión estaba perdiendo rápi-damente relevancia o utilidad.

Todo este cuadro negativo para el sindicalismotradicional que venia agravándose año a año,en la década de los 80, se profundiza a partir dela aplicación en Venezuela, por parte del presi-dente Carlos Andrés Pérez (1989), del gran vi-raje de la economía siguiendo los dictados delos organismos multilaterales de crédito (FMI,BM). Un proyecto de ajuste estructural de laeconomía de inspiración neoliberal.

La naturaleza limitativa para el desarrollo delmovimiento sindical se manifestaba en el estilode organización sindical, basado en la dispersióno atomización de sus unidades constituyentes yen una marcada centralización y burocratizacióndel proceso de toma de decisiones.

Como los partidos, el movimiento sindical parti-cipaba en el proceso de concentración de lasélites en las tomas de decisiones, ostentando unexagerado poder al interior de las organizacio-nes. Estos rasgos son causa y efecto de unacarencia de práctica democrática. La concentra-ción de la toma de decisiones al se en muy po-cas manos escapa al control social y facilita elacuerdo subterráneo de los dirigentes de la élite.

Es en este punto es donde comienza a aparecerun monstruo que como un moderno Kronos de-vora sus propios hijos y cultores: la corrupción.

La fuerte desaceleración del crecimiento delempleo productivo durante la década pasada,el aumento rápido de la desocupación abierta yel crecimiento exponencial del sector informal,son hechos que contribuyen aun más a minar labase de sustentación del movimiento sindicalvenezolano.

Debemos recordar que los sindicatos en Vene-zuela fueron creados por los partidos políticos,a diferencia de otros movimientos sindicales en

el continente. Los sindicatos fueron instrumen-tos de los partidos que los orientaban y le fija-ban su «línea» de acción. Siempre prevalecióla «orientación» del partido en el accionar delos sindicatos y era una práctica corriente deque el «buró» partidario (órgano del partido deraíz leninista) marcaba la política sindical a se-guir. Desde el partido se tomaban las decisio-nes más trascendentales para la vida sindical.

Esta práctica no era solo de un partido, sino detodos los partidos, que tenían a sus cuadros sin-dicales subordinados a la voluntad y a los de-signios de las autoridades políticas. Como erade imaginar, estas prácticas debilitabanestructuralmente al movimiento sindical, el po-der real era un poder «delegado» por parte delpartido hacia la estructura sindical. No existíaun «poder en si, sino para si».

Los dirigentes sindicales antes de dirigentes cla-sistas eran cuadros políticos disciplinados ypermeables a las orientaciones que el partidodeterminara. Tal era el grado de subordinación,que los cargos principales tanto de la confede-ración como de las principales federaciones,eran acordados en las direcciones nacionalesde los dos grandes partidos para luego ser rati-ficados por los afiliados.

La disposición de que «fuerza sustituye fuerza»era el ejemplo más acabado de esta subordina-ción política. ¿En qué consistía esta disposi-ción?; consistía en que cada vez que había quesustituir a un dirigente sindical en el comité eje-cutivo de la central sea por muerte o renuncia,el partido político designaba al sustituto, no im-portaba el grado de representación gremial delelegido, sino el grado de confiabilidad política–partidista del elegido.

También las decisiones trascendentales quetomaba el movimiento sindical eran previamen-te acordadas en el nivel político partidista. Comoejemplo tenemos el acuerdo que prestó el mo-vimiento sindical a la reforma de la Ley Orgáni-ca del Trabajo (LOT) en el año 1997, medidaque no criticamos y consideramos acertada. Loque si criticamos son los mecanismos que seutilizaron para lograr dicho acuerdo.

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Fueron las conducciones nacionales de los par-tidos las que acordaron previamente la refor-ma con el gobierno del ex presidente RafaelCaldera para que después recién de ese acuer-do, el movimiento sindical y sus técnicos die-ran forma y viabilizaran la necesaria reformalaboral.

En el país esta reforma se venía discutiendodesde hace bastante tiempo y un año antes(1996) se había acordado una modificación dela LOT, en lo referido al cálculo de las presta-ciones (mecanismo de ahorro forzoso con apor-tes del empleador y del empleado vigente en elpaís desde el año 1973), técnicamente más fun-damentada y con mayores beneficios tanto enel sector de los empleadores como para el sec-tor de los trabajadores, por ejemplo no se con-sagra automáticamente, en relación al salariomínimo, la indexación sino que se daba un pla-zo de tres años para equiparar los aumentosdel salario mínimo a la inflación. Esta medidatendía a que sobre todo la pequeña y medianaindustria, tuviera tiempo de reponerse de lo quesignificaba un aumento salarial de 125%. Enrelación a los trabajadores aceptaba la dismi-nución de la penalidad sobre el despido, de lallamada «doble» sin limites a 12 salarios comotope, en la reforma acordada en 1997 esta pe-nalidad fue acordada en 5 salarios.

Lo que la faltó a la reforma de 1996 fue el acuer-do de las cúpulas partidistas en ese entoncesmayoritaria, y por ese motivo no llegó a darse.Debemos recordar que cuando se decidió darluz verde a la reforma en una asamblea de di-rectivos sindicales en la casa sindical del Paraí-so en la ciudad de Caracas estuvieron presen-tes el entonces secretario general de AD (LuisAlfaro Ucero) como el secretario general deCOPEI (Donald Ramírez) para «convencer» atodos los dirigentes sindicales de la necesidadde la reforma.

La relación partidos sindicatos en Venezuela erade subordinación del sindicato hacia el partido.Esa era la realidad política sindical en el paíshasta diciembre de 1998, fecha en que los par-tidos tradicionales de Venezuela son barridosdel escenario político.

3ª etapa: Y llegó el comandante...

A partir del triunfo electoral de Hugo Chávez,en diciembre de 1998, los sindicatos en Vene-zuela, viven una etapa de desconcierto y confu-sión, principalmente la mayor organización sin-dical, la CTV (Confederación de Trabajadoresde Venezuela), que aún no atina a darse unapolítica coherente ante la nueva y compleja rea-lidad que vive el país.

En ese momento los sindicatos quedan a alderiva, principalmente la central más numero-sa, la CTV, que al desaparecer prácticamentedel escenario político los dos principales parti-dos denominados «puntofijistas», acción Demo-crática y COPEI, quedan a la deriva sin la «guía»que le proporcionaban estas tradicionales fuer-zas políticas.

El fenómeno Chávez golpea al movimiento sin-dical en la tradicional brújula política y deja sinpiso al accionar tradicional de los sindicatos.Esta valoración para nada es negativa, pues losque pensábamos que era necesario esa inde-pendencia del movimiento sindical en relacióna los partidos, podíamos decir que había llega-do la hora de construir sindicatos con concien-cia de clases e independientes de factores ex-ternos.

Lamentablemente no ocurrió esta «liberación»de los sindicatos del yugo partidista, como loveremos más adelante.

El gobierno de Chavez parece tener una vi-sión opuesta no sólo al sindicalismo tradi-cional, sino hacia todo el movimiento sindi-cal. Para la visión del presidente la ecuaciónperfecta es la esbozada por el teórico Argen-tino Norberto Ceresole[3], la ecuación «cau-dillo, ejército y pueblo sin intermediarios»,y en esa ecuación el sindicalismo no jueganingún rol.

Esta concepción con tintes autoritarios ypaternalistas ataca al centro mismo del ac-cionar sindical. Este gobierno no se ha de-mostrado partidario de la contratación co-lectiva y de la libertad sindical. En boca de

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sus principales voceros (Nicolás Maduro,alto dirigente del Movimiento Quinta Repú-blica, el partido del presidente Chávez) es-cuchamos aseveraciones como estas: lossindicatos son proclives a la corrupción ypor lo tanto no tienen cabida en este gobier-no revolucionario, «debemos propiciar unasrelaciones laborales modernas como sonque cada trabajador negocie sus condicio-nes de trabajo»[4], es decir, propiciar lacontratación individual, el cooperativismocomo alternativa el accionar sindical.

El movimiento sindical venezolano acostumbra-do a negociar con la clase política «amiga» aho-ra se encuentra que la nueva clase política noquiere saber nada de ningún sindicato y menosaún quiere negociar con nada y mucho menosdiscutir contratos colectivos con ningún sindi-cato.

Así nace el desconcierto de la clase dirigentesindical, acostumbrada a dialogar y sin ningunapráctica de confrontación, y con el agravante deque carece de una guía política ya que los par-tidos que los orientaban prácticamente desapa-recieron del escenario nacional.

Como ejemplo de lo que se termina de afirmartomemos el conflicto que se desató en el año2001 en la principal industria del país, nos esta-mos refiriendo al conflicto en la industria petrole-ra, FEDEPETROL l(a federación que agrupamayoritariamente a los trabajadores de la indus-tria) relama el inicio de la discusión de su contra-to colectivo vencido hace más de un año, agotatodas las medidas legales y amenaza con unahuelga indefinida al no tener una respuesta sa-tisfactoria, el gobierno acepta el reto y el propiopresidente Chávez, utilizando una cadena nacio-nal de radio y televisión desafía a los dirigentegremiales a llevar adelante la medida de fuerza.

El 3 de marzo estalla el conflicto en esta vitalindustria del país, el gobierno da a conocer unosdecretos claramente violatorios de la libertad sin-dical donde suspende por decreto la negociacióncolectiva. Cabía esperar un endurecimiento delas acciones sindicales por parte de la organiza-ciones sindicales involucradas pero ocurre todo

lo contrario, una organización «oficialista»SINTRAIP, organización esta, casi fantasmal le-vanta el paro y lo increíble es que la organiza-ción FEDEPETROL también lo hace argumen-tando que recurrirá a los tribunales de justicia parareclamar la ilegalidad de los decretos, prefieredar la lucha por la «legalidad» antes que por la«legitimidad». La huelga dura apenas tres ho-ras. Y las organizaciones sindicales quedaronclaramente debilitadas y atomizadas, en la ac-tualidad surgieron tres nuevas federaciones quereclaman la representación de los trabajadoresde la industria, y la legalidad de las organizacio-nes actuantes cuestionadas.

Las otras fuerzas minoritarias que responden ootra orientación política distinta a AD en la CTV,también sufrieron el embate de la nueva reali-dad política, pero en el seno de estas fuerzassurge el intento de crear una corriente sindicalclasista sin la tutela de los partidos. Este inten-to, embrionario aún, choca con la cultura políti-ca sindical todavía vigente, de pensar que el«poder» sindical es un poder subordinado, unpoder delegado, un poder que no esta en el ac-cionar sindical, sino en el acceso al poder delestado, a la cercanía del poder político.

Estas fuerzas que intentaban convocar a corrien-tes sindicales que hacían vida dentro de la CTVy fuera de ella, como fueron la corriente sindicalMovimiento de Trabajadores 1º de Mayo NuevoSindicalismo, Frente Constituyente de los Tra-bajadores y sectores identificados con la izquier-da democrática, fue un intento embrionario quetenia un doble desafío, el de crear una corrienteclasista y el de vencer la tentación de ser unaclásica «correa de transmisión de alguna fuer-za política»

Algunas de estas fuerzas, con motivo del pro-ceso eleccionario sindical del año 2001 logra-ron un acuerdo y llevaron una lista propia a lacontienda electoral, (fueron la corriente 1º demayo y el Nuevo Sindicalismo) logrando dospuestos principales y dos suplentes en el Comi-té Ejecutivo de la CTV.

Las restantes centrales sindicales es decirCODESA (Confederación de Sindicatos Autó-

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nomos), CUTV (Confederación Única de Traba-jadores de Venezuela) y CGT (ConfederaciónGeneral de Trabajadores) no escapan a los vi-cios de la CTV y en algunos de los casos másacentuados. En el caso de CGT y CUTV que fue-ron desde el comienzo afines al liderazgo delPresidente Chávez, esta cercanía ideológica conel gobierno no les dio ningún fruto, muchos deestos dirigentes reconocen, en privado, que an-tes tenían más posibilidades y oportunidades dedesarrollar actividades sindicales que ahora.

Para ilustrar lo que se esta afirmando relatare-mos un hecho bien significativo; en una reuniónde vice–ministros del trabajo de la región andina,octubre de 1999, la secretaria de la ComunidadAndina de la Naciones (CAN) propuso elrelanzamiento del acuerdo sociolaboral SimónRodríguez y propuso para su consejo de admi-nistración una representación tripartita y paritariacon representaciones, por partes iguales de re-presentantes de los gobiernos, ministerios deltrabajo de todos los países de la CAN, una re-presentación de cinco miembros de las asocia-ciones de empresarios y cinco representantesde las organizaciones de los trabajadores. Larepresentación del gobierno de Venezuela hizocausa común con la representación de Perú, enese entonces de la administración Fujimori, paraobjetar la representación de los trabajadores.No importó, para el gobierno Venezolano, quela representación de Venezuela, a nivel sindi-cal, fuera, en esa oportunidad como titular elpresidente de la CGT y como suplente el secre-tario de relaciones internaciones de la CUTVambas organizaciones afines al proceso enca-bezado por Chávez.

El paro petrolero de 2002

En diciembre de 2002 estalla un paro «cíviconacional» alentado por la organización empre-sarial FEDECAMARAS, la CTV y alentado porlos partidos de oposición al presidente Chávez.Este fue un paro eminentemente político ya quesu principal consigna era «Chávez vete ya», notenía ningún contenido gremial la protesta, ade-más se estaba dando una alianza de difícil com-prensión entre organizaciones sindicales de tra-

bajadores y la representación corporativa de losempresarios.

Fue un paro que afectó principalmente a la in-dustria petrolera llegando a paralizarla por com-pleto durante casi un mes, fue una apuesta po-lítica «dura» por parte de los dirigentes sindica-les, Chávez lejos de negociar eligió confrontarcon dureza, los resultados están a la vista, lahuelga no cumplió ninguno de sus objetivos ypor el contrario las fuerzas que al interior de laCTV pugnaban por «independizarse» de los par-tidos y patronos quedaron en un callejón sinsalida, más dependientes de los maltrechospartidos políticos de oposición.

Este paro supuso una derrota catastrófica quecausó un daño irreparable a la estructura sindi-cal de oposición. Despidieron a 20.000 trabaja-dores de la industria petrolera, hecho este cali-ficado por el ex secretario general de la ORIT,Luis Anderson, como un «genocidio laboral» sinprecedente en la historia de América Latina.

La CTV asumió un indebido rol político en esteproceso y para colmo sus aliados no eran los alia-dos más recomendables. Como consecuencia deesta posición el presidente de la CTV Carlos Or-tega fue condenado a 16 años de cárcel acusadode cinco delitos que van desde rebelión civil hastasabotaje e incitación al desorden público.

La CTV se encuentra arrinconada por el gobier-no y la central «oficialista» UNT se preocupamás en denunciar a la CTV que en defender losderechos de los trabajadores.

Podemos afirmar finalmente que el movimientosindical en su conjunto lejos de «independizarse»de los partidos políticos hoy en día es aún másdependiente que en el pasado.

La Unión Nacionalde Trabajadores (UNT)

En el año 2002 nace con auspicio oficial la de-nominada Unión Nacional de Trabajadores(UNT) central que hasta hoy carece de una di-rectiva electa, existe una junta de dirección don-

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de se expresan las múltiples tendencias de di-versas orientaciones ideológicas y políticas queapoyan la gestión del presidente Chávez, estadiversidad de tendencias ha dificultado poner-se de acuerdo en una única conducción.

Esta central nace principalmente de organiza-ciones que se desprenden de la CTV, no po-dríamos cuantificar la cantidad de organizacio-nes, pues muchas de ellas tienen doble afilia-ción a la CTV y a la UNT, pero sí se puede decirque un importante núcleo de organizacioneshan emigrado de la CTV a UNT, fundamen-talmente del sector público por supuestaspresiones de las autoridades gubernamen-tales a través del ministerio del Trabajo.

La UNT se conformó con una dirección provi-sional que fue fruto de un acuerdo entre diri-gentes sindicales y corrientes políticas, pero node elecciones; esta dirección provisional teniala misión de fundar y comenzar a constituir laUNT, para luego convocar a un congreso y lla-mar a elecciones para que la directiva saliesedel voto universal de la base.

Este fue el propósito manifiesto de la direcciónprovisional de UNT, el tiempo fue pasando y laselecciones fueron postergadas una y otra vezllegando a la realización en el mes de junio de2006 del denominado II Congreso de la UNT.

«En ese frustrado congreso las diferentes co-rrientes de esta Central se enfrentaron básica-mente en dos posiciones políticas, una corrien-te encabezada por la dirigente Marcela Maspero,el denominado FBT (brazo sindical del partidoMVR), Autonomía Sindical (brazo sindical delpartido PPT) y el dirigente del sector públicoFranklin Rondón, proponían que las eleccionessindicales se debían postergar para el año 2007,después de las elecciones presidenciales dediciembre de 2006, y otra corriente a todas lu-ces mayoritaria encabezada por el dirigenteOrlando Chirinos, que proponían elecciones in-mediatas para legitimar la conducción de UNT,con el argumento de que el tema de las eleccio-nes presidenciales no puede condicionar la de-cisión autónoma de la UNT respecto a sus elec-ciones internas»[5].

Estas posiciones no pudieron conciliarse y estecongreso terminó dividido en dos, un grupo dedelegados abandonó el local donde se llevarona cabo las deliberaciones, y el otro sector noto-riamente mayoritario, respondiendo a la corrien-te sindical C–CURA (Corriente Clasista Unita-ria Revolucionaria Antiimperialista) y orientadapor el dirigente Chirinos, continuó las delibera-ciones desconociendo lo que resolvieran los de-legados que abandonaron el salón del circulomilitar.

En el segundo Congreso de UNT se presenta-ron importantes divergencias respecto a la rela-ción de la Central de Trabajadores con el Go-bierno. La corriente encabezada por Chirinosplantea que la defensa de los trabajadores algobierno del presidente Chávez contra elgolpismo, la oligarquía y el imperialismo, nadiepuede ponerlo en duda, pero este apoyo nopuede condicionar la autonomía de su funcio-namiento ni la independencia de la central res-pecto a cualquier interferencia estatal o guber-namental, que lo primero para la UNT debe serla defensa incondicional de los derechos e inte-reses de la clase trabajadora, tener la capaci-dad de criticar al gobierno cuando se equivo-que o cuando los funcionarios hagan cosas con-trarias a los trabajadores.

Esto ha sido calificado por el otro sector, enca-bezado por Máspero de la UNT, como «Chavis-mo sin Chávez». El argumento de este sectores que el planteamiento de la autonomía y laindependencia sindical hay que revisarlo, queel concepto de estado y de gobierno ha cam-biado en las actuales circunstancias y ven a lostrabajadores, de alguna manera, como partesocial del estado.

Es una incógnita lo que va a pasar con la UNT ysi habrá posibilidades de restituir la unidad enel marco del respeto a la voluntad de las bases.El sector de C–CURA orientado por OrlandoChirinos, mantiene lazos con el movimiento sin-dical de trabajadores afín a la tercera interna-cional (Trotskista).

Anteriormente manifestábamos sobre una alian-za de «difícil comprensión» la protagonizada en

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el paro de 2002 entre FEDECAMARAS y la CTV,también es de muy difícil comprensión, la sim-biosis entre las Fuerzas Armadas Venezolanasy la UNT que representa a los trabajadores, máscuando las Fuerzas Armadas Venezolanas sonpartícipes en actos represivos contra trabajado-res, como es el caso de la masacre de minerosen el Estado Bolívar (octubre 2006) por partedel ejercito venezolano.

Como se ve dentro de esta central tampoco hayunidad de criterio con respecto al planteamien-to sindical, solamente los une su declamadaadhesión al «caudillo» Hugo Chávez.

Además de la corriente C–CURA por lo menoscuatro (4) grupos se disputan el control de estaCentral en formación: Fuerza Bolivariana, frac-ción afín al partido MVR (Movimiento QuintaRepública) y la dirigen los diputados de la Asam-blea Nacional José Khan y Oswaldo Vera, Au-tonomía Sindical afín al partido PPT (Patria paraTodos) fuerza cuyos grupos dirigentes más co-nocidos son Orlando Castillo y Freddy González;Marcela Máspero orienta el denominado OIR(Opción de Izquierda Revolucionaria) y finalmen-te el MONTRAM (Movimiento de TrabajadoresRevolucionarios Alfredo Maneiro) representadospor los dirigentes Ramón Machuca, FranklinRondón y Francisco Torrealba).

La dispersión sindical es aun mayor en la ac-tualidad que en épocas anteriores. El paralelis-mo a nivel de organizaciones de base y a nivelde confederaciones, tenemos que a las cuatro(4) confederaciones existentes (CTV, CGT,CODESA, CUTV) se suma una (1) más: UNT, ytambién en fecha reciente se esta configurandouna 6ª, central denominada Acción Sindical In-dependiente, orientada por el antiguo Secreta-rio General de la CTV Carlos Navarro de ten-dencia Social–Cristiana.

La tasa de sindicalización ha caído al 12% de lapoblación sindicalizable y surgen la «cooperati-vas de trabajo endógeno» como alternativas alas organizaciones sindicales; podemos afirmarsin riesgos de equivocarnos, que el movimientosindical venezolano pasa por el momento demayor debilidad y atomización de su historia.

La relación Estado – MovimientoSindical en el Gobierno de Chávez[6]

En un interesante trabajo de investigación delas expertas laboralistas venezolanas,Jacqueline Ritchter y Consuelo Iranzo se des-cribe la relación conflictiva entre el movimientosindical y el Gobierno del Comandante Chávez.

Apoyándose en la caracterización que haceCarlos de la Torre[7] sobre los denominadospopulismos latinoamericanos se describen losrasgos comunes de los mismos:

Líder carismáticoNo proviene del estatus político (en su ma-yoría)Redentor que «encarna al pueblo»Se apoya en los sectores no organizadosLos culpables de todo: las élites tradiciona-lesDiscurso maniqueo: el bien contra el mal, elpueblo contra la oligarquía explotadoraMovilización y aclamación permanenteTendencias al autoritarismo

Tales rasgos no son extraños a la realidad polí-tica venezolana desde 1999. Lo destacable esen primer lugar, que este tipo de gobierno quese corresponde con lo que ha sido parte de larealidad de América Latina y, más aún, que an-tes que ser una rareza en este contexto, es unhecho recurrente de su historia; y ,en segundolugar, que la única manera de superarlo es enfunción del desarrollo de sociedades más de-mocráticas, es ubicando cuáles han sido lasrazones que han llevado a su establecimientoy, tal como lo señala el autor mencionado, de-trás de todos los populismos se encuentra unorigen común, que no es otro que el de la exclu-sión social.

En todos los países en que tales regímenestuvieron lugar se observa la existencia deuna parte importantísima o incluso mayori-taria de la población que no tenía acceso alos beneficios que supuestamente les debíareportar la democracia y sobre los cualestodos los discursos desde el poder hacíanpermanentemente referencia. Es decir, los

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excluidos viven en su cotidianeidad la incon-gruencia entre la retórica basada en los de-rechos que supuestamente les confiere sucondición de ciudadanos en un régimen de-mocrático y su incapacidad real para acce-der a ellos. Para los excluidos su realidadles conduce a la convicción de su única for-ma de sobrevivir, ante su imposibilidad deobtener empleo en el sector formal, como esla toma de las calles para vender mercancíao de tierras para establecerse, son hechospunibles porque las leyes están construidaspara beneficiar en primer lugar a los que es-tán en el poder y en segundo lugar a aque-llos pertenecientes a los sectores organiza-dos de la sociedad, tal como son los sindi-catos, por ejemplo; éstos últimos serían losque tienen la condición, si no plena al me-nos parcial, de ciudadanos, ya que son losque pueden llegar a vincularse con las re-des clientelares que les garantizan el acce-so a los beneficios de la democracia. Y esoes parte importante del aprendizaje de lapoblación excluida. No es de extrañar, en-tonces, que en este contexto, y más aúncuando se han aplicado previamente políti-cas de ajuste fiscal, se profundice el descré-dito de las élites tradicionales tanto políti-cas como económicas.

Richter e Iranzo destacan otro aspecto impor-tante como antecedente para entender la rela-ción Estado–Sindicato en el periodo actual:

La intervención en la vida del movimiento sindi-cal ha sido una constante en la legislación labo-ral venezolana. En 1936, la ley contenía disposi-ciones muy rigurosas para evitar que los sindi-catos participasen en política o se inspirasenen doctrinas marxistas. En el reglamento de laley de 1974 se reguló el derecho a huelga, tra-tando de evitar que los trabajadores pudiesenejercerlo. Durante la vigencia de los artículosreglamentarios[8] no hubo huelga legal en el país.Otro antecedente de carácter intervencionistaes que la Ley Orgánica del Trabajo de1990 im-pone la obligación de rendir cuentas anualesante la asamblea. Si el dirigente no lo hace, nopuede ser reelecto y se prevé la posibilidad desolicitar apertura de averiguación por mal ma-

nejo de fondos sindicales ante la ContraloríaGeneral de la República.

Las razones del tratamiento del movimiento sin-dical como parte de la estructura estatal se ex-plican por el tipo de sistema político que existía.Los estudios señalan que entre sindicatos yEstado se había establecido una relaciónneocoporativa. El Estado reconocía a la CTVcomo el representante de los trabajadores y ledaba participación en la toma de decisionesestatales que afectasen a los asalariados. Elmovimiento sindical por su parte se comprome-tía a mantener la paz laboral y canalizar suspeticiones a través del aparato estatal. El movi-miento sindical construyó su «propia bancada»parlamentaria y en temas laborales impulsabanlas reformas. Durante muchos años esa rela-ción dio frutos para los trabajadores, pero conel tiempo la estrecha vinculación con el los par-tidos los convirtió más en dirigentes políticos quesindicales.

En la consolidación de la relación con el Esta-do, la acción del Ministerio del Trabajo ha sidocrucial. El Ministerio del Trabajo siempre ha fa-vorecido la constitución de sindicatos favorablesal gobierno de turno y los ha privilegiado a lahora de la negociación colectiva.

Con toda la dependencia del movimiento sindi-cal hacia los partidos, sobre todo cuando el par-tido estaba en el gobierno, siempre mostró gra-dos de independencia. El paro contra la políticaeconómica de Carlos Andrés Pérez y diversashuelgas en la función pública son muestra deello. Pero la subordinación a los partidos políti-cos quedó de manifiesto también en varias opor-tunidades. La aprobación del famoso paqueteeconómico, por parte de diputados de la banca-da sindical mostró la alta subordinación a laslíneas del partido, pues el movimiento obrerose había opuesto a dichas leyes. Otro momentode subordinación fue la Comisión Tripartita en1997 que discutió la reforma del régimen deprestaciones sociales. Independientemente deque el acuerdo fue mucho más favorable a lostrabajadores que lo ocurrido en reformas simi-lares en América Latina, dicho acuerdo fue per-cibido como contrario a los intereses de los tra-

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bajadores. Por ello, la famosa frase de venta delas prestaciones caló en amplios sectores de lapoblación.

Entrando de lleno en el período actual, lo prime-ro que salta a la vista fue la actitud del presiden-te Chávez desde la campaña electoral, de colo-car a la CTV como uno de sus principales ene-migos a vencer, calificándola de burocrática ycorrupta, frente a lo que la confederación res-pondió tomando la iniciativa y realizando un Con-greso extraordinario a comienzos de 1999 en elcual se decretó la democratización de toda laorganización sindical. Sin embargo, ese objetivono se puso en práctica por razones que los pro-pios protagonistas tendrán que responder.

Continúan las investigadoras analizando el com-portamiento del Estado respecto al movimientosindical venezolano que ha conducido, afirman,a hablar de cuatro estrategias que se fuerondesplegando sucesivamente en el tiempo, node forma intencional y planificada, sino comoresultado de la forma como se fueron desarro-llando los acontecimientos y de los tropiezos quefue encontrando un objetivo que estuvo clara-mente formulado en el proyecto de Chávez des-de un principio: doblegar a todas las organiza-ciones de la sociedad civil que pudiesen con-vertirse en una interferencia para el manejo ple-no del poder. Tales estrategias fueron:

1. El control desde afuera2. El control desde adentro3. El desconocimiento de la CTV como actor

laboral4. El desmantelamiento del movimiento sindi-

cal desde abajo.

El control desde adentro

Con la denominación del control desde afuera,las investigadoras se refieren a los intentos deencasillar, limitar e impedir la acción del movi-miento sindical durante los periodos 1999–2001.Durante ese periodo se tomaron un gran nume-ro de disposiciones como intervención de sindi-catos, prohibición de descuentos sindicales enel sector publico, congelamiento de cuentas

bancarias, etc. Este intento de control desdeafuera, fue derrotado por la organización CTVcuando deciden renunciar en pleno a su comitéejecutivo y encargar a una junta de reestructu-ración la dirección momentánea de la centralhasta el llamado a elecciones.

Finalmente el gobierno, ante la conciencia deque habían fracasado en su intento de destruira la CTV desde afuera, opta por participar a tra-vés de la FBT (Frente Bolivariano de Trabaja-dores), con la que dan inicio a una nueva estra-tegia, el control desde adentro, participando enel proceso electoral de la central CTV.

A lo largo de la campaña se pudo apreciar comolas fuerzas sindicales de la oposición llevabanuna importante ventaja. El candidato pro–guber-namental fue mal acogido (el actual Ministro deEducación y Deportes Aristóbulo Istúriz), ya quefue visto como externo al movimiento sindical eimpuesto con el objetivo de subordinarlo al go-bierno. En cambio la CTV dio muestras de plu-ralidad al tener a todas las tendencias políticasrepresentadas y al lograr conformar planchascon tendencias diversas en su seno, como fueel caso del FUT y de la plancha de Nuevo Sindi-calismo y el Movimiento de Trabajadores 1º deMayo.

No obstante, en ese período existieron impor-tantes factores de perturbación para lograr unaverdadera recuperación del movimiento sindi-cal. En primer lugar, el estatuto electoral impues-to por el CNE logró desmontar la estructura elec-toral interna de la confederación, imponiendo unsistema de asambleas que favoreció a los quemayor capacidad de manipulación tenían en esteterreno, como era el sindicalismo afecto a Ac-ción Democrática, el cual dio muestras de gransectarismo, generando enfrentamientos internosy el descontento de las otras tendencias sindi-cales. En segundo lugar, la representante gu-bernamental María Cristina Iglesias (luego acargo del Ministerio de Industria) creó un am-biente de zozobra permanente en la ComisiónElectoral, en una actitud que podría interpretarsecomo de constante saboteo. Y en tercer lugar,el hecho de que se estuviese luchando contraun candidato gubernamental perjudicó la discu-

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sión de los problemas propiamente laborales,centrando la campaña en el apoyo o el rechazoal presidente de la República.

De manera muy sintética, el balance del proce-so electoral fue:

a. Quedó claro que la CTV era la central ma-yoritaria y AD la primera fuerza dentro delmovimiento sindical.

b. La imagen pública de la CTV se vio lesiona-da por la serie de actos que tuvieron lugaren el momento de los escrutinios: los robosde cajas de votación; los disturbios en va-rios estados; el reparto poco transparentede puestos directivos. Todo ello dio la im-presión de una confederación caótica y conuna fragilidad institucional tal que no fuecapaz de entregar sino el 50% de las actaspor lo que ni siquiera la Comisión Electoralpudo ponerse de acuerdo. De allí que tras-cendió hacia la opinión pública la idea deque las prácticas democráticas no se habíanverdaderamente internalizado.

Ante su derrota electoral, el gobierno supo utili-zar muy bien estos hechos y se apoyó en ellospara desconocer al Comité Ejecutivo de la CTV.

El desconocimiento de la CTVcomo actor laboral

A partir de entonces, la CTV fue tratada por elgobierno más como un actor político que labo-ral, pero la propia confederación reforzó esaimagen al centrar su actividad en el campo dela oposición política. Ello no fue arbitrario, entanto hubo una serie de hechos que la impulsa-ron a ello, como fueron: el incremento en lastrabas para ejercer la actividad sindical; la apro-bación del estatuto de la Función Pública queperjudica el ejercicio sindical en varios terrenos;el desconocimiento gubernamental de la condi-ción mayoritaria de la CTV tanto para la discu-sión del salario mínimo como para la conforma-ción de la misión a la Conferencia de la OIT.Pero no se puede desconocer otro factor quetuvo una importancia decisiva en el camino porel que optó la dirigencia cetevista, como era el

hecho de tener una militancia político partidistaenfrentada radicalmente al gobierno de Chávez.A pesar de todos los argumentos que puedanrespaldar esta actitud, la pregunta pertinentefrente a la conducta asumida es:

¿Son dirigentes sindicales o dirigentes políticos?

Pareciera que en ese momento la máximadirigencia de la CTV tenía dos estrategias posi-bles:

bajar a las bases para fortalecer lo conquis-tado con las elecciones sindicales y cons-truir una agenda laboral de oposición;asumir el liderazgo de la agenda política dela oposición.

Se tomó el segundo camino y a partir del 10 dediciembre la CTV se alía con Fedecámaras parahacer oposición al gobierno, después del parode ese día se firma un pacto conjunto y luegosobrevendrían los acontecimientos de la sema-na de abril. Como paralelamente en las empre-sas se adelanta una fuerte política de subcontra-tación y externalización para reducir costos la-borales y se dan muchos casos de actitudesantisindicales, se refuerza la idea muy bien apro-vechada por el sindicalismo oficialista de que laCTV estaba realizando pactos contra natura conlos empresarios.

En términos de balance pareciera que lo másimportante está en desentrañar cuál fue la ra-zón por la cuál la CTV se embarcó en el paroindefinido en diciembre de 2002. La razón apa-rente fue la presión por la realización del refe-réndum consultivo, pero era clara la intenciónde provocar la renuncia del Presidente de laRepública. ¿Por qué la CTV se embarcó en esaidea?:

¿Por las provocaciones del Presidente?¿Por la presión de la sociedad civil?¿Porque con Chávez no sobrevive el Movi-miento Sindical?¿Porque el pueblo quería la salida deChávez?¿Porque no hubo debate al interior de laCTV?

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Fue la confederación la que cargó con gran partede la derrota, no solamente porque apareciócomo la primera fuerza en apoyarla sino ade-más porque: muchos de sus trabajadores nocobraron los días que estuvieron parados; lossindicatos se vieron obligados a hacer negocia-ciones a la baja, como por ejemplo aceptandola congelación de contratos, despidos «tempo-rales», etc. Pero además, fueron los trabajado-res junto con las personas de menores recur-sos los que más sufrieron durante el paro losproblemas de desabastecimiento.

Una de las lecciones que extrajo el gobierno delparo fue que si la CTV había sido uno de suspilares, la necesidad de derrotarla se hacía cadavez más imperiosa. De esa forma, derrotado elactor político, se pasó a una nueva estrategia:

El desmantelamientodel movimiento sindical

A partir del 2003 se observa un cambio en la ac-ción gubernamental en su manejo de las relacio-nes sindicales, la cual no es ajena a los cambiosexpresados en la política laboral para lareactivación del empleo. Las nuevas orientacio-nes parecieran cumplir el mismo objetivo (o almenos ser uno de ellos) pero los mecanismosempleados han sido muy diferentes y más difíci-les de ser confrontados entre otras cosas por-que cuentan con el apoyo denominado popular:

Las cooperativas de trabajo asociadoLas misionesLa muy particular visión de la «cogestión re-volucionaria»La toma de empresas

Las nuevas políticas tienen la peculiaridad de queafectan al movimiento sindical porque le restan

fuerza desde abajo. La que tiene mayores con-secuencias sobre él son las cooperativas, ya quea través de ellas se están extrayendo trabajado-res de la relación formal de trabajo para conver-tirlos en trabajadores subcontratados no sindicali-zados.

Pero además de esas políticas de corte popu-lar, el gobierno ha utilizado otras argucias y con-cretamente ha hecho uso de prácticas violatoriasdirectas. Esas medidas que tuvieron y siguenteniendo fuertes consecuencias sobre su capa-cidad de movilización y de negociación fueronla persecución por el «delito» de firmar contrael Presidente para solicitar el referéndumrevocatorio en el 2004, y el paralelismo sindicalpara quitarle la titularidad de las convencionescolectivas. Si bien dirigentes del Comité Ejecu-tivo hicieron reiteradas denuncias sobre estoshechos, lo más importante del esfuerzo de laCTV estuvo en la campaña por el SÍ, en el refe-réndum del 2004, por lo que los asuntos propia-mente laborales quedaron de lado. Cabe enton-ces la pregunta ¿Y la agenda laboral?. En todoese período la CTV dio la cara por la oposición,fue aliada con Fedecámaras, por lo que le tocaresponder a la pregunta ¿Y qué provecho hasacado el movimiento sindical de su alianza conFedecámaras?. Es evidente que nada positivopara los trabajadores.

Este es el actual panorama sindical venezolanode extrema debilidad y alta polarizacion, ade-más con profundas contradicciones que pare-cen insalvables. También el poco roce interna-cional del sindicalismo venezolano ha contribui-do a su paulatino aislamiento de la solidaridadde otras organizaciones fuera del país. Por todoello afirmamos que el movimiento sindical ve-nezolano pasa en la actualidad por su horamenguada.

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El CNE aprobó 2.974 organizaciones sindica-les las cuales quedaron estructuradas de la si-guiente manera: 3 confederaciones (0,10%), 100federaciones (3,36%) y 2.871 sindicatos querepresentan el 96,54%. Asimismo, el mayor

Anexos

Organizaciones Sindicales en Venezuela

porcentaje de Federaciones se encuentra en elámbito nacional (60,00%) y con relación a lossindicatos aprobados, la mayor proporción seubica en el ámbito estadal (50,85%)

CUADRO 1.

Organizaciones Sindicales Aprobadas %

Confederaciones Nacionales 3 0,10

Nacionales 60 60,00

Federaciones Regionales 3 3,00

Estadales 37 37,00

Subtotal 100 3,36

Nacionales 74 2,58

Regionales 145 5,05

Estadales 1.460 50,85

Locales 1.192 41,52

Subtotal 2.871 96,54

Total General 2.974 100,00

Fuente: Consejo Nacional Electoral.

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Estadísticas sindicales de Venezuela

El CNE aprobó 2974 organizaciones sindicalesestructuradas de la siguiente manera: 3 confe-deraciones (CTV–CODESA–CGT), 100 federa-ciones, nacionales y regionales, y 2871 sindi-

catos. De este universo sindical tenemos que2044 organizaciones sindicales dijeron pertene-cer a la CTV, esto es un 68,73%. 49 organiza-ciones dijeron pertenecer a CODESA (1,14%) y847 no están confederados (28,48%).

CUADRO 2.

Organizaciones CTV % CGT % CODESA % Sub % No % Total %Total Conf.

Confederaciones Nacionales – – – – – – – – – – 3 0.10

Federaciones Nacionales 44 73,33 2 3,33 – – 46 76,67 14 23,33 60 60

Regionales 1 33,33 1 33,33 – – 2 66,67 1 33,33 3 3

Estadales 23 62,16 6 16,22 5 13,51 34 91,89 3 8,11 37 37

Sub–Total 68 68 9 9 5 5 82 82 18 18 100 3,36

Sindicatos Nacionales 42 56,76 2 2,7 1 1,35 45 60,81 29 39,19 75 2,58

Regionales 86 59,31 7 4,83 5 3,45 98 67,59 47 32,41 145 5,05

Estadales 1.090 74,66 23 1,58 20 1,37 1.133 77,6 327 22,4 1.460 50,85

Locales 758 63,59 8 0,67 3 0,25 769 64,51 423 35,49 1.192 41,52

Sub–Total 1.976 68,83 40 1,39 29 1,01 2.045 71,23 826 28,77 2.871 96,54

Fuente: Consejo Nacional Electoral.

Cantidad de electores de los últimos congresos de C.T.V.para elegir el comité ejecutivo

51% de las actas.

Fuente: Memoria de los Congresos de la CTV. Publicaciones INAESIN.

CUADRO 3.

VIII Congreso año 1980 1.166 electores Presidente – José Vargas

IX Congreso año 1985 1.521 electores Presidente – Juan José Delpino

X Congreso año 1990 1.769 electores Presidente – Antonio Ríos

XI Congreso año 1.995 2.045 electores Presidente – Federico Ramírez León

Elecciones año 2001 303.668 electores Presidente – Carlos Ortega

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Nivel de representatividad de las confederaciones sindicales, basado en el númerode trabajadores amparados bajo las convenciones colectivas de trabajo

y solo 305.965 a CTV, CUTV 12.517, CODESA5001 y no confederados 32.917.

Estas cifras de afiliación no pueden ser com-probadas , lo único de valor estadístico de estaafirmación es la cantidad de trabajadores am-parados por la contratación colectiva que es de1.516.711.

Resultados parciales plecciones Comité Ejecutivo – CTV

CUADRO 4.

FUT (plancha 1) Carlos Ortega 174.504 57,41%Manuel Cova

FBT (plancha 25) Aristóbulo Isturiz 48.103 15,84%Angel Rodríguez

N.S 1º de mayo Alfredo Ramos 33.537 11,04%Rodrigo Penso

ASI Carlos Navarro 19.417 6,39%

FCT Froilan Barrios 15.141 4,99%

FBT.200 Reyna Sequera

Roberto Canela 12.966 4,27%

Fuente: Presidencia de la Comisión Electoral de la CTV

El Ministerio de Trabajo a mediados del año2004 emite un boletín, en el que afirma que el60% de los trabajadores amparados por con-tratación colectiva están inscritos en la UNT ysolamente el 40% corresponde a la CTV, éstasson las cifras del Ministerio de Trabajo:1.160.311 trabajadores estarían afiliados a UNT

CODESA: 5.0010,33 %

CUTV: 12.5170,8 %

CTV: 305.96520,17 %

UNT: 1.160.31176,5 %No confederado:

32.9172,1 %

Nivel de representatividad de lasconfederaciones sindicales, basado en

el número de trabajadores amparados bajolas convenciones colectivas de trabajo

CUADRO 5. SECTOR PÚBLICO Y PRIVADO

2003/Confederación enero – abril %

2004

UNT 1.160.311 76,5%

CTV 305.965 20,17%

No confederado 32.917 2,1%

CUTV 12.517 0,8%

CODESA 5.001 0,33%

Fuente: Ministerio del Trabajo y la Seguridad Social de Ve-nezuela.

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Nivel de representatividad de las confederaciones sindicales, basado en el numerode trabajadores amparados bajo las convenciones colectivas de trabajo

CODESA: 00 % CUTV: 3.346

0,4 %No confederado:20.622; 2,4 %

Nivel de representatividad de lasconfederaciones sindicales, basado en

el número de trabajadores amparados bajolas convenciones colectivas de trabajo

CTV: 00 %

UNT: 823.41098 %

CUADRO 5. SECTOR PRIVADO

2003/Confederación enero – abril %

2004

UNT 823.410 97,2%

CTV 3.346 0,4%

No confederado 20.622 2,4%

CUTV 0 0,0%

CODESA 0 0,0%

Total 847.378 100,00%

Fuente: Ministerio del Trabajo y la Seguridad Social de Ve-nezuela.

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1. «El Movimiento Obrero de Venezuela»José I. UrquijoEdiciones UCAB. Caracas, 2000

2. Revista SICJosé I. ArrietaCaracas, 2002

3. «Caudillo, ejercito, pueblo. La Venezuela delPresidente Chávez»Norberto CeresoleCaracas, 1999

4. Diario El NacionalMarzo, 2001

5. Tomado de:www.aporrea.comCaracas, julio 2006

Bibliografía

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7. «Redentores populistas en el neoliberalismo;nuevos y viejos populismos latinoamerica-nos»Carlos de la TorreRevista Española de Ciencias Políticas, Nº 4

8. Fue declarado ilegal por la Corte Supremade Justicia a comienzo de los años 80.

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