Sindicalismo en Espana

397
 ANÁLISIS HISTÓRICOS DEL SINDICALISMO EN ESPAÑA. DEL FRANQUISMO A LA ESTABILIDAD DEMOCRÁTICA (19701994) 1 FUNDACIÓN FRANCISCO LARGO CABALLERO  ANÁLISIS HISTÓRICOS DEL SINDICALISMO EN ESPAÑA. DEL FRANQUISMO A LA ESTABILIDAD DEMOCRÁTICA (19701994) Comunicaciones Directores: Manuela Aroca Rubén Vega 2012 FUNDACIÓN FRANCISCO LARGO CABALLERO 

description

HISTORIA CONTEMPORANEASINDICALISMO DE 1975 A 2002

Transcript of Sindicalismo en Espana

  • ANLISISHISTRICOSDELSINDICALISMOENESPAA.DELFRANQUISMOALAESTABILIDADDEMOCRTICA(19701994)

    1

    FUNDACINFRANCISCOLARGOCABALLERO

    ANLISISHISTRICOSDELSINDICALISMOENESPAA.DELFRANQUISMOALAESTABILIDADDEMOCRTICA(19701994)

    ComunicacionesDirectores:ManuelaAroca

    RubnVega

    2012

    FUNDACINFRANCISCOLARGOCABALLERO

  • ANLISISHISTRICOSDELSINDICALISMOENESPAA.DELFRANQUISMOALAESTABILIDADDEMOCRTICA(19701994)

    2

    FUNDACINFRANCISCOLARGOCABALLERO

    FundacinFranciscoLargoCaballeroISBN:9788486716493

    DepsitoLegalM-13317-2013

    Madrid,2013

    Recepcinycoordinacindelostextos:IreneDazMartnezJuanCarlosColladoJimnezProyectoI+DMinisteriodeCienciaeinnovacin:HAR200908294AccincomplementariaHAR201115192E

  • ANLISISHISTRICOSDELSINDICALISMOENESPAA.DELFRANQUISMOALAESTABILIDADDEMOCRTICA(19701994)

    3

    FUNDACINFRANCISCOLARGOCABALLERO

    NDICE

    Pag.

    1.- Introduccin, Manuela Aroca y Rubn Vega 5

    I BLOQUE: Vinculacin ideolgica: relacin de partidos y sindicatos. Conflicto y concertacin y Relaciones Internacionales.

    13

    1. La conceptualizacin de las huelgas en el mundo del trabajo durante la segunda mitad del franquismo: visiones sindicales y anlisis historiogrficos. Enrique Gonzlez de Andrs

    14

    2. Los acuerdos sociales en la primera legislatura de Felipe Gonzlez: hacia un modelo socialdemcrata de concertacin? Vincent Marn

    30

    3. Solidaridad alemana con la UGT, ao 1977. Antonio Muoz Snchez 47

    4. Las organizaciones obreras catlicas como cantera de lderes sindicales en Espaa. Jos Luis Fernndez Jerez

    63

    5. Ayer Espaa enrojeci: el Partido del Trabajo de Espaa, y el sindicalismo de clase en los setenta. Rafael Simn Arce

    82

    6. Participacin y activismo de los emigrantes espaoles en los sindicatos alemanes entre 1960 y 1994: una experiencia sindical transnacional. Carlos Sanz Daz

    103

    7. El PSOE y la cuestin del aburguesamiento de la clase obrera 1976-1982. Luca Costantini

    120

    II BLOQUE. Anlisis histricos del sindicalismo en Espaa en clave sectorial

    143

    1. Apuntes sobre los orgenes y evolucin de la UGT y CCOO en el sector de la banca madrilea: dos modelos de vanguardia sindical. Francisca Moya Alcaiz

    144

    2. La sindicalizacin de los trabajadores tcnicos y cuadros intermedios en Espaa: la experiencia de la UGT (1975-1994). Jos Gonzlez Vzquez

    163

  • ANLISISHISTRICOSDELSINDICALISMOENESPAA.DELFRANQUISMOALAESTABILIDADDEMOCRTICA(19701994)

    4

    FUNDACINFRANCISCOLARGOCABALLERO

    3. Las propuestas sindicales a los problemas del campo andaluz en los aos ochenta y noventa: UGT-A y los acuerdos de concertacin social. Francisco de Paula Villatoro

    185

    4. Sindicalismo en Espaa: SATSE (1986-1994). M. Carmen Gimnez Muoz

    207

    5. Los sindicatos de CCOO y la CNT durante la reconversin industrial: el caso de los astilleros gaditanos Mauro Rodriguez Peralta/ Flix Gil Feito.

    230

    III BLOQUE: Anlisis histricos del sindicalismo en clave regional y sindicatos minoritarios

    247

    1. Apuntes sobre la ORT: de las Comisiones Obreras al Sindicato Unitario. Emanuele Treglia

    248

    2. El movimiento obrero mallorqun y la cuestin de los presos. Pere Josep Garca Munar

    271

    3. La UGT valenciana. De la casa del pueblo a la unin de pas. Pedro Gascn Sanmartn

    287

    4. Reorganizacin y proceso de estructuracin del sindicalismo socialista en Galicia. Guillerme Prez Agull- Rogelio Prez Poza

    307

    5. Las primeras elecciones sindicales democrticas: El caso de Castilla-La Mancha. Antonio Domnguez Snchez

    325

    6. Origen y desarrollo de UGT-A en los aos 80. Alejandro Romn Antequera Manuel Prez Salinas

    347

    7. Sindicalismo en Alczar de San Juan 1970-1994. Francisco Jos Atienza Santiago- Jos Fernando Snchez Ruiz.

    366

  • ANLISISHISTRICOSDELSINDICALISMOENESPAA.DELFRANQUISMOALAESTABILIDADDEMOCRTICA(19701994)

    5

    FUNDACINFRANCISCOLARGOCABALLERO

    INTRODUCCIN

    Entre el 4 y el 6 de julio de 2012 se celebr en el Campus de la Universidad

    Laboral en Gijn, el Congreso Internacional Sindicalismo en Espaa: del franquismo a

    la estabilidad democrtica (1970-1994), organizado por la Fundacin Francisco Largo

    Caballero y la Universidad de Oviedo y dirigido por Rubn Vega y Manuela Aroca. En

    ese congreso, que surga como una accin complementaria de un proyecto de I + D

    sobre La reconstruccin del sindicalismo socialista (1970-1994)1, se presentaron una

    serie de interesantes estudios sobre la historia del sindicalismo espaol en un momento

    trascendental de nuestra historia: el periodo que se desarrolla entre el final del

    franquismo, en el que se configuran una serie de propuestas para la futura e inminente

    vida democrtica, hasta la estabilizacin del sistema democrtico. De las ponencias y

    comunicaciones presentadas en el marco del Congreso Internacional recogemos en esta

    publicacin las segundas, con la intencin de ensanchar el siempre estrecho margen que

    la historiografa espaola ha concedido a los estudios sobre el movimiento obrero,

    especialmente en este perodo.

    En la base de nuestra propuesta para el congreso se encontraba la necesidad de

    situar, en su justo trmino, el papel que el sindicalismo espaol haba tenido en la

    llegada de un nuevo sistema democrtico y en el desenvolvimiento de la estabilidad que

    este rgimen ha proporcionado a la vida social, econmica y poltica de Espaa. En este

    sentido, las comunicaciones que hoy presentamos han afrontado diversos puntos de

    vista que incluyen el anlisis de la trayectoria de los sindicatos mayoritarios y

    nacionales, los sindicatos minoritarios, regionales, la dimensin internacional y los

    anlisis sectoriales y regionales de organizaciones de rango general. Todas ellas tienen

    la virtud de centrarse en la importancia del movimiento obrero durante el periodo de

    1 Proyecto de I + D del Ministerio de Ciencia e Innovacin HAR2009-08294, La reconstruccin del sindicalismo socialista (1970-1994), Direccin General de Programas y Transferencias de Conocimiento. Subdireccin General de Proyectos de Investigacin. Investigadora principal: Manuela Aroca Mohedano. Fundacin Francisco Largo Caballero. Accin Complementaria HAR2011-15192-E.

  • ANLISISHISTRICOSDELSINDICALISMOENESPAA.DELFRANQUISMOALAESTABILIDADDEMOCRTICA(19701994)

    6

    FUNDACINFRANCISCOLARGOCABALLERO

    estudio, como objeto de anlisis puramente histrico, ms all de las tendencias a

    incorporar la historia del sindicalismo dentro de los estudios de ndole sociolgica.

    Para quienes hayan vivido los aos setenta y ochenta o para los estudiosos de ese

    perodo que simplemente se asomen a las hemerotecas, puede resultar evidente la

    relevancia que el movimiento obrero tena sobre el devenir de los acontecimientos en

    nuestro pas y sobre las transformaciones polticas y econmicas experimentadas. La

    oposicin al franquismo, las movilizaciones sociales en la Transicin, la consolidacin

    del nuevo sistema democrtico, la configuracin del estado de bienestar, las

    transformaciones del sistema productivo y muchos otros aspectos de ese pasado reciente

    no pueden ser comprendidos sin atender al papel desempeado por las organizaciones

    sindicales. Sujetos activos, protagonistas o colaboradores indispensables, portavoces de

    aspiraciones alcanzadas y de otras frustradas, resistentes ms o menos eficaces ante

    evoluciones desfavorables, piezas clave de estrategias polticas propias y ajenas, juntos

    o divididos, los sindicatos han forjado buena parte de esa Historia. Y, sin embargo, no

    sera sta la idea que podra extraer cualquier lector de las numerosas obras generales

    sobre el proceso de transicin y consolidacin democrtica. La historiografa no parece,

    a este respecto, muy alejada de la imagen que arrojan los reportajes que peridicamente

    nos ofrecen los medios de comunicacin, cuyos focos apuntan a otros protagonistas y

    rara vez consideran que los trabajadores y sus organizaciones sean merecedores de

    atencin.

    En la modesta medida de nuestras fuerzas, el congreso citado pretenda paliar

    este olvido sistemtico y, por tanto, significativo- ofreciendo espacio para el anlisis

    de algunas de esas dimensiones generalmente poco tenidas en cuenta mediante

    ponencias a cargo de especialistas y dando tambin cabida a travs de las

    comunicaciones a los estudios en curso que se pudieran estar desarrollando. Se trata

    ahora, mediante la publicacin, de trascender el marco reducido de especialistas que nos

    reunimos en torno al congreso y ofrecer resultados a un pblico ms amplio.

    Los estudios recogidos en este libro se estructuran en torno a tres bloques

    fundamentales: el primero de ellos el ms heterogneo-, ana los trabajos que

    reflexionan sobre la relacin entre partidos y sindicatos, sobre los procesos, encontrados

  • ANLISISHISTRICOSDELSINDICALISMOENESPAA.DELFRANQUISMOALAESTABILIDADDEMOCRTICA(19701994)

    7

    FUNDACINFRANCISCOLARGOCABALLERO

    y a la vez complementarios, de conflicto y concertacin que recorren el periodo de

    anlisis, y sobre las implicaciones o relaciones internacionales que se establecieron en el

    momento de la articulacin de las organizaciones sindicales; el segundo bloque recoge

    diversos anlisis histricos en clave sectorial; mientras que el ltimo apartado integra

    los estudios que se ocupan de la actuacin sindical en su dimensin territorial y de los

    sindicatos minoritarios surgidos durante el tardofranquismo y la transicin. En todos

    ellos, aparece palpablemente la importante aportacin que el sindicalismo ha efectuado

    a la estabilidad democrtica en Espaa, con novedosas investigaciones en marcha o

    finalizadas, en las que se ha recurrido a fuentes de diversa ndole, entre las que destacan

    los documentos contenidos en las fundaciones adscritas a los sindicatos y los partidos

    polticos espaoles, pero en las que no son despreciables las aportaciones de los fondos

    de los archivos estatales especialmente el Archivo General de la Administracin-, la

    importante documentacin hemerogrfica que demuestra la atencin que la prensa

    generalista prest a las cuestiones sociolaborales durante la transicin espaola, y una

    revisin de la ms actual historiografa referida a esta temtica, as como, en algunos

    casos y en menor medida, la utilizacin de fuentes orales.

    Abre el primer apartado de esta publicacin, un captulo de Enrique Gonzlez de

    Andrs, en el que se aborda la protesta canalizada fundamentalmente a travs de los

    sindicatos, pero sin excluir las manifestaciones espontneas- desde su tratamiento

    historiogrfico. La conceptualizacin de los conflictos en funcin de su pertenencia a

    dinmicas econmicas o a dinmicas polticas es uno de los aspectos que reiteradamente

    ha aparecido en la historiografa que analiza los movimientos laborales reivindicativos

    en el final del franquismo. Enrique Gonzlez de Andrs analiza el tratamiento dado por

    los diversos historiadores a estos conceptos y redefine los conceptos y las

    formulaciones de huelga poltica y huelga econmica, situando los conflictos en su

    dimensin nacional e internacional y concluyendo con la constatacin de un proceso

    general de politizacin de las protestas laborales a lo largo del ltimo franquismo y de

    la creciente iniciativa en ellas de las organizaciones de clase.

    Por otra parte, en el territorio dedicado a la dimensin internacional de la

    actuacin sindical, se incluyen en el primer bloque dos captulos, de Antonio Muoz

  • ANLISISHISTRICOSDELSINDICALISMOENESPAA.DELFRANQUISMOALAESTABILIDADDEMOCRTICA(19701994)

    8

    FUNDACINFRANCISCOLARGOCABALLERO

    Snchez y de Carlos Sanz Daz, que tienen por objeto analizar las vinculaciones entre el

    sindicalismo alemn y el espaol, desde dos puntos de vista diferentes: mientras la

    aportacin de Antonio Muoz se centra en las conexiones entre la Unin General de

    Trabajadores y la izquierda alemana, que el autor identifica con el Gobierno

    socialdemcrata alemn, la DGB y la Fundacin Friedrich Ebert, en un ao clave para la

    reconstruccin sindical, 1977, el artculo de Carlos Sanz indaga en la integracin de los

    emigrantes espaoles a los sindicatos alemanes desde comienzos de la dcada de los

    sesenta hasta mediada la de los noventa. Completan, por lo tanto, los captulos dos

    visiones complementarias: por un lado, qu aport la socialdemocracia alemana

    aunque se puede considerar algo ms que dudosa la inclusin de la DGB bajo la

    denominacin de izquierda o socialdemocracia, pero en todo caso representante

    unitaria del movimiento obrero alemn- a la configuracin de un sindicato moderado, de

    clase, y de inspiracin socialdemcrata, representado por la UGT; y por otro lado, qu

    clase de enseanzas prcticas, tericas y vitales aprendieron los emigrantes econmicos

    espaoles a Alemania con su participacin en los sindicatos alemanes y de qu manera

    transfirieron este aprendizaje a la reconstruccin del sindicalismo en Espaa en el

    periodo de la transicin.

    Las vinculaciones entre partidos y sindicatos estn representadas por los trabajos

    de Luca Constantini sobre el PSOE y el aburguesamiento de la clase obrera durante la

    transicin, y el de Rafael Simn Arce, del Partido del Trabajo de Espaa y su relacin

    con el sindicalismo de clase en Espaa. El estudio de este ltimo analiza la aparicin y

    presencia del Partido del Trabajo en Espaa, escindido del PCE y con una definicin

    marxista-leninista, en el panorama poltico del tardofranquismo y su responsabilidad en

    la creacin de formaciones sindicales que pretendan articular iniciativas alternativas a

    las preponderantes Comisiones Obreras. Entre los resultados de este empeo, el autor

    incluye el nacimiento y desarrollo de dos organizaciones sindicales de cierto peso en el

    panorama obrero espaol: la Confederacin de Sindicatos Unitarios de Trabajadores

    (CSUT), ms efmera en su existencia pero de alcance nacional, en la que el autor centra

    su atencin, y en la organizacin que an persiste, el Sindicato de Obreros del Campo,

    menos desarrollada en el anlisis del autor.

  • ANLISISHISTRICOSDELSINDICALISMOENESPAA.DELFRANQUISMOALAESTABILIDADDEMOCRTICA(19701994)

    9

    FUNDACINFRANCISCOLARGOCABALLERO

    Por su parte, Luca Constantini propone un anlisis sobre la posicin que el

    PSOE adopta acerca del sindicalismo y la conciencia obrera en Espaa, a raz de su

    abandono del marxismo como referencia terica, en 1979. En opinin del autor, este

    proceso fue el origen de un intenso debate dentro del partido sobre la identidad obrera

    que se plasm en el trabajo de justificacin que diversos intelectuales, tcnicos y

    especialistas publicaron en las revistas socialistas Sistema y Leviatn, entre los aos 80

    al 86, artculos que constituyen el origen documental de este estudio.

    Enmarcada tambin en la vinculacin ideolgica de las organizaciones sindicales

    y entroncando con el origen social de determinados movimientos sindicales, la

    aportacin de Jos Luis Fernndez Jerez indaga en el origen de las organizaciones

    obreras catlicas como cantera de los lderes sindicales en Espaa que despus se

    integrarn en sindicatos como USO y CCOO o incluso en partidos como ORT, PCE o

    PSOE. El autor realiza un repaso de la naturaleza y organizacin de los movimientos

    obreros catlicos, para despus pasar a analizar cmo estos movimientos se integraron

    en las organizaciones de clase, haciendo un estudio especialmente exhaustivo de este

    proceso en el caso asturiano.

    Por ltimo, hay que sealar en este primer bloque un estudio de Vincent Marin

    sobre la importancia de los acuerdos sociales en la primera legislatura de Felipe

    Gonzlez. El autor se centra en los acuerdos enmarcados en el dilogo social,

    especialmente el Acuerdo Interconfederal (AI) y Acuerdo Econmico y Social (AES),

    analizando el proceso que impidi que este dilogo social lograra institucionalizarse

    ms all de los acuerdos puntuales entre empresarios y sindicatos, con la participacin

    de un Gobierno socialdemcrata. Vincent Marin estudia para ello la posicin

    programtica y estratgica del PSOE antes de llegar al Gobierno y las caractersticas de

    los acuerdos alcanzados durante su segunda legislatura, para terminar reflexionando

    sobre el fracaso de la institucionalizacin del proceso de concertacin.

    El segundo bloque de captulos, que hemos aglutinado bajo la denominacin de

    Anlisis histricos del sindicalismo en Espaa en clave sectorial, incluye algunas

    propuestas realmente novedosas por su temtica. Entre ellas, el captulo firmado por

    Francisca Moya Alcaiz adopta las caractersticas de un estudio comparativo del

  • ANLISISHISTRICOSDELSINDICALISMOENESPAA.DELFRANQUISMOALAESTABILIDADDEMOCRTICA(19701994)

    10

    FUNDACINFRANCISCOLARGOCABALLERO

    nacimiento y evolucin del sindicalismo en el sector de la banca en Madrid, en los dos

    sindicatos mayoritarios, CC.OO y UGT. La autora pone de relieve la diferencia de

    estructura de las organizaciones en este mbito de estudio, caracterizando a la UGT bajo

    un fuerte personalismo, liderado por Justo Fernndez, que propici la expansin del

    sindicato socialista en la banca madrilea, desde unos presupuestos ciertamente

    heterodoxos, opuestos a algunas de las directrices estratgicas bsicas marcadas por la

    direccin nacional del sindicato. Por otra parte, el anlisis que efecta del nacimiento de

    las Comisiones Obreras de Banca en Madrid, es un relato ms coral, basado en la

    penetracin del PCE de las Comisiones y de su intensa actividad organizativa y

    reivindicativa en los aos finales del franquismo.

    El siguiente estudio que forma parte de este bloque sectorial, es el firmado por

    Jos Gonzlez Vzquez sobre la polmica el fracaso, en ltimo trmino- de la

    sindicalizacin de los tcnicos y cuadros intermedios en Espaa, en torno a la Unin

    General de Trabajadores. El autor parte de la idea de que la propia incorporacin de

    tcnicos y cuadros en los sindicatos de clase supona la superacin de un modelo

    sindical tradicional. La sustitucin por unos nuevos esquemas, en los que el asalariado

    se configura como la base de una organizacin sindical, sea cual sea su relacin con el

    mundo obrero, permitira la ampliacin de las bases sociales del sindicato socialista e

    impedira el xito de organizaciones especializadas de profesionales. Con esas bases se

    puso en marcha un proyecto que, sin embargo, no encajaba totalmente en la concepcin

    obrerista del sindicato. El autor repasa todas las maniobras y vaivenes que se hicieron

    en el interior del sindicato tanto para favorecer la iniciativa como para entorpecerla,

    concluyendo con la afirmacin del fracaso del intento. En suma, el autor nos acerca a

    uno de los debates ms interesantes en el seno del sindicato UGT, en torno a la propia

    esencia del sindicalismo y su futuro.

    Por su parte, Francisco de Paula afronta el tema de la reforma agraria y su

    posicin en los programas de la Unin General de Trabajadores de Andaluca durante la

    transicin en Espaa. Este proyecto reformador para el campo de la UGT andaluza,

    entraba en una dinmica de transformacin al calor de la convergencia con Europa y se

    abre un nuevo proceso de concertacin social que sustituy, en parte, y complement a

  • ANLISISHISTRICOSDELSINDICALISMOENESPAA.DELFRANQUISMOALAESTABILIDADDEMOCRTICA(19701994)

    11

    FUNDACINFRANCISCOLARGOCABALLERO

    la histrica propuesta de redistribucin de la propiedad agraria en Andaluca,

    permitiendo, al mismo tiempo, la participacin de UGT-A en la poltica econmica y

    laboral de la regin.

    El nacimiento del Sindicato de Ayudantes Tcnicos Sanitarios de Espaa

    (SATSE) y su predominio en el sector es objeto de anlisis en el captulo de M Carmen

    Gimnez Muoz. Esta organizacin, nacida en la dcada de los ochenta y consolidada

    en la de los noventa como fuerza sindical ms representativa del sector de la enfermera,

    llegar a convertirse en el sindicato mayoritario en sanidad, con ms de 90.000 afiliados

    en la actualidad.

    Cierra el segundo bloque un estudio conjunto de Flix Gil Feito y Mauro

    Rodrguez Peralta sobre la posicin de los sindicatos CCOO y CNT en los astilleros

    gaditanos durante el proceso de reconversin industrial. Ambas centrales jugaron un

    papel muy destacado. La primera en base a su condicin de sindicato mayoritario,

    mientras que la CNT fue, segn los autores, decisiva en la campaa de exteriorizacin

    del conflicto a la ciudadana gaditana. Un repaso por las luchas que mantuvieron los

    trabajadores navales en Cdiz durante el proceso de reconversin y por las diferentes

    fases de negociacin permite a Flix Gil y Mauro Rodrguez concluir sobre el papel que

    jugaron estos dos sindicatos en el proceso y las consecuencias que ste ha tenido en la

    economa y la vida laboral de la provincia de Cdiz.

    El ltimo bloque, dedicado a los Anlisis histricos del sindicalismo en clave

    regional y sindicatos minoritarios, recoge, en primer lugar, el trabajo de Emanuele

    Treglia dedicado a la aportacin sindical que el partido Organizacin Revolucionaria

    del Trabajadores (ORT), desde su origen como parte de una organizacin sindical

    precisamente (AST), pasando por su presencia en CCOO, hasta la creacin de una

    entidad sindical propia, de nuevo cuo, el sindicato Unitario (SU), en el marco de los

    movimientos sindicales a la izquierda del PCE y en relacin, especialmente, con la

    paralela experiencia del PTE y su organizacin sindical afn, Confederacin de

    Sindicatos Unitarios de Trabajadores (CSUT).

    Un estudio centrado en la relacin entre el movimiento obrero mallorqun y la

    amnista de los presos polticos, realizado por Pere Josep Garca Munar, analiza la

  • ANLISISHISTRICOSDELSINDICALISMOENESPAA.DELFRANQUISMOALAESTABILIDADDEMOCRTICA(19701994)

    12

    FUNDACINFRANCISCOLARGOCABALLERO

    posicin de los principales sindicatos de la isla de Mallorca y su papel y accin en torno

    a la amnista y la cuestin de los presos en los aos de la transicin; mientras que el

    trabajo de Antonio Domnguez Snchez se centra en las primeras elecciones sindicales y

    sus resultados en Castilla la Mancha, estableciendo una comparacin con lo sucedido en

    el resto del territorio nacional.

    Mientras el ltimo captulo, firmado por Francisco Jos Atienza Santiago y Jos

    Fernando Snchez Ruiz se centra en el estudio del sindicalismo en Alczar de San Juan

    durante el periodo comprendido entre 1970 y 1994, en el que destaca la importancia de

    las empresas MACOSA y RENFE y el papel desempeado por los sindicatos

    Comisiones Obreras y UGT, el resto de los captulos se centran en diversas

    reconstrucciones regionales del proceso de implantacin del sindicalismo socialista en

    diversas zonas de Espaa: el captulo de Pedro Gascn San Martn lo hace en el caso de

    la UGT valenciana, mientras que el de Guillerme Prez Agull y Rogelio Prez Poza se

    centran en el caso gallego y Alejandro Romn Antequera y Manuel Prez Salinas lo

    hacen en el origen y desarrollo de la Unin General de Trabajadores en Andaluca,

    durante los aos 80.

    En conclusin, el presente libro no tiene sino la pretensin de hacer accesibles

    los textos de las comunicaciones presentadas al congreso y, de ese modo, dar difusin a

    una serie de trabajos que consideramos pueden ser de inters para otros investigadores,

    especialistas y lectores interesados en general.

    Manuela Aroca (Fundacin Francisco Largo Caballero)

    Rubn Vega (Universidad de Oviedo)

  • ANLISISHISTRICOSDELSINDICALISMOENESPAA.DELFRANQUISMOALAESTABILIDADDEMOCRTICA(19701994)

    13

    FUNDACINFRANCISCOLARGOCABALLERO

    I BLOQUE: Vinculacin ideolgica: relacin entre partidos y

    sindicatos. Conflicto y concertacin y Relaciones Internacionales.

  • ANLISISHISTRICOSDELSINDICALISMOENESPAA.DELFRANQUISMOALAESTABILIDADDEMOCRTICA(19701994)

    14

    FUNDACINFRANCISCOLARGOCABALLERO

    LA CONCEPTUALIZACIN DE LAS HUELGAS EN EL

    MUNDO DEL TRABAJO DURANTE LA SEGUNDA MITAD DEL

    FRANQUISMO: VISIONES SINDICALES Y ANLISIS

    HISTORIOGRFICOS.

    Enrique Gonzlez

    (UNED) Resumen

    Desde los aos sesenta del siglo pasado, sectores de la clase trabajadora espaola

    protestaron por sus condiciones de vida y de trabajo a travs de huelgas y otras formas

    de lucha, en un contexto extraordinariamente delimitado por la dictadura franquista.

    Aunque las huelgas son medibles y susceptibles de ser valoradas objetivamente,

    suscitan bastante controversia. De hecho, su catalogacin como econmica o poltica

    por parte del movimiento sindical pretenda ubicar las motivaciones de los trabajadores

    al objeto de mejorar su existencia. En cuanto al campo historiogrfico, estos conceptos

    han intentado dar cabida a aquel universo laboral disconforme.

    Se tratara de profundizar si dicha conceptualizacin ha explicado las causas de

    las huelgas, posibilitando un encuadre certero de las mismas.

    Abstract

    Since the 1960s, some sections of the Spanish working class complained about

    their living and working conditions through strikes and other forms of struggle, in a

    context that was incredibly limited by the Francos dictatorship.

    Even though strikes are measurable and can be objectively valued, they cause

    controversy. Actually, their definition as economic or politic by the unions movement

    was an attempt to understand the workers motivation in order to improve their situation.

    In historical terms, those concepts try to reflect the workers unrest.

    We will try to analyze if those concepts explain accurately enough the causes for

    the strikes.

  • ANLISISHISTRICOSDELSINDICALISMOENESPAA.DELFRANQUISMOALAESTABILIDADDEMOCRTICA(19701994)

    15

    FUNDACINFRANCISCOLARGOCABALLERO

    Desde los inicios de los aos sesenta del siglo pasado, uno de los instrumentos

    ms utilizados por la clase trabajadora para mejorar su precaria situacin

    socioeconmica fue la huelga, en sus distintas variantes y con reivindicaciones

    heterogneas. Variedad, ciertamente, muy condicionada por las peculiaridades del

    capitalismo espaol desde dicha dcada en adelante, y por la existencia de una dictadura

    hasta el segundo lustro de los setenta.

    Ahora bien, a pesar de que las huelgas son medibles y, por consiguiente,

    susceptibles de ser interpretadas y valoradas objetivamente, suelen atesorar tal caudal de

    informacin que suscitan bastante controversia2. De todas formas, las cifras absolutas y

    relativas parecen apuntar a un desarrollo huelgustico que afect, directa e

    indirectamente y con ritmos dismiles, a una parte significativa de los trabajadores. Al

    mismo tiempo, se debe ser cuidadoso con este planteamiento por cuanto las fuentes

    oficiales de que se dispone -Ministerio de Trabajo y la extinta Organizacin Sindical

    Espaola, adems del Ministerio de la Gobernacin3- no se atenan, precisamente, a

    criterios estadsticos objetivos, ni empleaban un procedimiento homologable a escala

    internacional.

    1. VISIONES SINDICALES Y ANLISIS HISTORIOGRFICO

    Este reconocimiento inicial de la cuestin supone afrontar una investigacin que

    contemple, como una posible va exploratoria, la revisin de la conceptualizacin de la

    terminologa aplicada a los conflictos huelgusticos. Nos estamos refiriendo a su

    catalogacin segn sean huelgas econmicas o huelgas polticas, en funcin de sus

    2 Vase esta problemtica en SHALEV, M.: Mentiras, mentiras detestables y estadsticas de huelgas: Medicin de las tendencias del conflicto laboral, en CROUCH, C. y PIZZORNO, A. (Comp.): El resurgimiento del conflicto de clases en Europa occidental a partir de 1968. I, Madrid, Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, 1989, pgs. 27/49; LEFRANC, G.: La huelga: historia y presente, Barcelona, Editorial Laia, 1972, pgs. 9/12. Para Espaa, vase MOLINERO, C. e YSS, P.: Productores disciplinados y minoras subversivas. Clase obrera y conflictividad laboral en la Espaa franquista, Madrid, Siglo XXI de Espaa Editores, 1998, pgs. IX/XII. 3 Vase en SARTORIUS, N. y SABIO, A.: El final de la Dictadura. La conquista de la democracia en Espaa (noviembre de 1975-junio de 1977), Madrid, Ediciones Temas de Hoy, 2007, pg. 79.

  • ANLISISHISTRICOSDELSINDICALISMOENESPAA.DELFRANQUISMOALAESTABILIDADDEMOCRTICA(19701994)

    16

    FUNDACINFRANCISCOLARGOCABALLERO

    contenidos. Conceptos que, groso modo, han pretendido abarcar realidades originadas y

    construidas de manera divergente, aunque, en ciertos casos, se han mostrado como parte

    de un mismo proceso, siendo muy difcil discernir dnde terminaba un tipo de huelga y

    dnde comenzaba el otro.

    As, en unos conflictos, los huelguistas se decantaban por las cuestiones

    econmicas con apenas inters en temas especficamente polticos; en otros casos,

    prevalecan estos ltimos, pasando a un plano secundario -cuando no desapareciendo-

    las demandas econmicas y, por si fuera poco, tambin se han dado huelgas que

    contenan una fusin de ambas reivindicaciones.

    Estas distinciones formaban parte del arsenal terico de las principales

    organizaciones sindicales en aquel periodo -Comisiones Obreras (CCOO), Unin

    General de Trabajadores (UGT), Unin Sindical Obrera (USO), Solidaridad de los

    Trabajadores Vascos (ELA-STV)-, cuyo primer objetivo radicaba en aglutinar a

    sectores cada vez ms amplios de la clase trabajadora en pos de unas mejoras en sus

    centros de trabajo y en su calidad de vida.

    Los lderes sindicales argan que las huelgas solan comenzar por demandas

    econmicas que, producto de la intervencin del Estado franquista, a travs de

    innumerables medios legales y coercitivos, as como por la asuncin de determinadas

    reivindicaciones democrticas bsicas por parte de los trabajadores, se iban

    transformando hasta culminar con una dimensin poltica4, generando evidentes

    repercusiones en el mbito poltico-sindical5.

    4 Vase, por ejemplo, el Comunicado de la 6 Reunin General de Comisiones Obreras, celebrada en agosto de 1970, reproducido en IBEZ, F. y ZAMORA, M.A.: CC.OO. 10 aos de lucha (1966-1976), Zaragoza, C.S. de CC.OO. y U.S. de CC.OO. de Aragn, 1987, pg. 127. Vase, asimismo, la posicin oficial del PCE en Biblioteca Virtual de Prensa Histrica del Ministerio de Cultura (BVPHMC), VV.AA.: El nuevo movimiento obrero en Espaa. Cmo surge, cmo se desarrolla, hacia dnde va, en Nuestra Bandera, revista terica y poltica del partido comunista de Espaa, nm. 42-43, marzo-abril, 1965, pgs. 173/174. 5 Vase, para CCOO, en SARTORIUS, N.: El resurgir del movimiento obrero, Barcelona, Editorial Laia, 3 ed., 1976, pgs. 57/8. Para UGT, en Archivo General de la Administracin (AGA), Ministerio de Informacin y Turismo (MIT), Gabinete de enlace (GE), Boletn de la Unin General de Trabajadores de Espaa, n 340, julio 1973, pg. 3 (signatura 66.880, caja 82/638).

  • ANLISISHISTRICOSDELSINDICALISMOENESPAA.DELFRANQUISMOALAESTABILIDADDEMOCRTICA(19701994)

    17

    FUNDACINFRANCISCOLARGOCABALLERO

    Este razonamiento, de un modo u otro, se ha venido usando en el campo

    historiogrfico6, aunque es conveniente precisar que existen criterios disparejos tanto en

    la caracterizacin de la conflictividad, su casustica como en su periodizacin. En

    efecto, en una de las primeras investigaciones, el socilogo Jos Mara Maravall apunta

    que, a partir del ao 1967, se da un incremento considerable de las protestas polticas,

    alimentado, primordialmente, por la intensidad del conflicto obrero7. Asimismo, Jos

    Gmez Aln liga estrechamente el contenido poltico de las movilizaciones obreras y la

    inequvoca voluntad poltica que anidaba en las principales organizaciones

    antifranquistas (PCE y CCOO) a la hora de impulsar dichas protestas8.

    Posteriormente, se cuestion la fecha elegida y una separacin tan radical entre

    ambos tipos de lucha, as como las motivaciones que anidaban en los huelguistas. De

    hecho, lvaro Soto apuesta por un mvil econmico en las huelgas, si bien coexistiendo

    con unas innegables consecuencias polticas9. Para Carme Molinero y Pere Yss, se da,

    efectivamente, un predominio de las reivindicaciones econmico/laborales, aunque, a

    partir de los setenta, sealan una radicalizacin de las protestas que ir tomando un

    6 Vase, entre otros, MOLINERO, C. e YSS, P.: Productores disciplinados..., pg. 140; IRIARTE, J. V.: Aproximacin a la conflictividad social en Navarra 1970-1975, en Prncipe de Viana, n 177, 1986, pg. 273; SOTO, A.: Auge y cada de la Organizacin Sindical Espaola, en Espacio, Tiempo y Forma, t. 8, 1995, pgs. 247/248; VEGA, R.: Entre la derrota y la renovacin generacional. Continuidad y ruptura en la protesta social, en MATEOS, A. (ed.): La Espaa de los cincuenta, Madrid, Eneida, 2008, pgs. 171/200; POWELL, Ch.: Espaa en democracia, 1975-2000, Barcelona, Plaza & Jans, 2002, pgs. 54/7; MARN, J.M: Los sindicatos y la reconversin industrial durante la transicin, Madrid, Consejo Econmico y Social, 1977, pg. 25; DE RIQUER, B.: La dictadura de Franco, volumen 9, Barcelona, Crtica/Marcial Pons, 2010, pgs. 548/9; DOMNECH, X.: El problema de la conflictividad bajo el franquismo: saliendo del paradigma, en Historia Social, 42, 2002, pg. 123. 7 MARAVALL, J.M: Dictadura y disentimiento poltico. Obreros y estudiantes bajo el franquismo, Madrid, Alfaguara, 1979, pgs. 108/110; El desarrollo econmico y la clase obrera, Barcelona, Ediciones Ariel, 1970, pgs. 130/143. 8 GMEZ, J.: Huelgas polticas o laborales. El conflicto social en la Galicia franquista, en CASTILLO, S. y ORTZ DE ORRUO, J.M (Coords.): Estado, protesta y movimientos sociales, Bilbao, Universidad del Pas Vasco-UPV, 1998, pgs. 645/659. Vase, a su vez, MORALES, R.: Una propuesta metodolgica para el anlisis de los conflictos obreros en el franquismo, en Sociologa del trabajo, n 26, Madrid, 1995-1996, pgs. 141/168. 9 SOTO, .: El ciclo largo de la conflictividad social en Espaa (1968-1986), en Revista de Trabajo y Seguridad Social, abril-junio, n 2, Madrid, 1991, pgs. 157/182; Diversas interpretaciones sobre las causas y consecuencias de las huelgas en el franquismo (1963-1975), en I Encuentro de Investigadores del Franquismo, Barcelona, CONC-UAB, 1992, pgs. 150/153; Historiadores y primer franquismo, en Revista de Occidente, 223, diciembre de 1999, pgs. 103/122; Huelgas en el franquismo: causas laborales-consecuencias polticas, en Historia Social, n 30, 1998, pgs. 39/61.

  • ANLISISHISTRICOSDELSINDICALISMOENESPAA.DELFRANQUISMOALAESTABILIDADDEMOCRTICA(19701994)

    18

    FUNDACINFRANCISCOLARGOCABALLERO

    rumbo decididamente poltico10. Xavier Domnech, sin embargo, recela del binomio

    estadstico huelgas polticas versus huelgas econmicas, ya que, dificulta contemplar

    integralmente el conflicto social, sealando la necesidad de estudiar la conciencia de

    clase en relacin con la mencionada conflictividad11.

    2. APUNTES SOBRE EL CONTEXTO NACIONAL E INTERNACIONAL

    La estricta reglamentacin salarial existente hasta el final de los aos cincuenta

    favoreca que las incipientes luchas econmicas emprendidas por los trabajadores se

    dieran de bruces contra el Estado franquista, por lo que, su posible satisfaccin, de una u

    otra forma, precisaba acciones polticas. Situacin que vari tras la generalizacin de la

    Ley de Convenios Colectivos de 1958, aunque, de ningn modo, alcanz lo que se

    concibe como unas relaciones laborales democrticas.

    S es preciso constatar, en ese sentido, la gestacin de otra modalidad conflictual

    caracterizada por mostrar, con menores interferencias, cules eran los intereses que

    blandan los trabajadores y cules eran los que defendan los empresarios, a la vez que

    auspiciaba una ampliacin del margen de maniobra tanto para estos ltimos como para

    el Estado, en el marco del vertiginoso crecimiento econmico desplegado en aquellos

    aos.

    Obviamente, dicho margen estaba mediatizado, entre otros motivos, por las

    oscilaciones del ciclo econmico capitalista, debido al impacto que ejercan sobre

    aquellos trabajadores que, tras valorar la obtencin de un resultado positivo tangible,

    pudieran secundar las convocatorias de huelga. Tambin se hallaba condicionado por la

    dictadura franquista, dado que, muchas de las plataformas reivindicativas centradas

    inicialmente en el mbito econmico y/o laboral tuvieron que ampliarse con exigencias

    10 MOLINERO, C. e YSS, P.: Productores disciplinados..., pgs. 265/6. 11 DOMNECH, X.: El problema de la conflictividad..., pgs. 136/137 y 142. Una opinin similar con respecto a las estadsticas de huelgas en IRIARTE, J.V.: Movimiento obrero en Navarra (1967-1977). Organizacin y conflictividad, Pamplona, Fondo de Publicaciones del Gobierno de Navarra, 1995, pgs. 22/24.

  • ANLISISHISTRICOSDELSINDICALISMOENESPAA.DELFRANQUISMOALAESTABILIDADDEMOCRTICA(19701994)

    19

    FUNDACINFRANCISCOLARGOCABALLERO

    cuya resolucin traspasaba el espacio de decisin de la empresa o del sector productivo

    afectado.

    Siquiera brevemente, es menester dotarse de una perspectiva internacional

    coetnea a la conflictividad huelgustica espaola, con el fin de discernir diferencias y

    similitudes que nos permitan una adecuada conceptualizacin. En primer lugar, con

    aquellos regmenes geopolticamente cercanos donde no exista un sistema poltico

    parlamentario, como era el caso de Portugal y Grecia12. Y, en segundo lugar, con los

    pases de nuestro entorno, Francia, Alemania, Italia, Gran Bretaa, etc., dada su comn

    pertenencia al sistema capitalista.

    En este ltimo supuesto, se ha ubicado a los trabajadores espaoles en el cuarto

    lugar en nmero de huelgas, en trminos absolutos, tras Italia, Francia y Gran Bretaa13.

    Ahora bien, si consideramos la poblacin activa susceptible de participar en las huelgas,

    los trabajadores espaoles superaran a Gran Bretaa y a Francia, quedando por detrs

    de Italia14, con el agravante de soportar una dictadura poltica.

    En consecuencia, la conceptualizacin apuntada nos posibilita un

    entendimiento ntegro de la casustica conflictiva? Nos proporciona suficiente

    12 Vase una comparacin hispano-lusa muy sugestiva sobre la conflictividad de ambos pases en sus respectivos procesos de transicin en DURN, R.: Contencin y trasgresin. Las movilizaciones sociales y el Estado en las transiciones espaola y portuguesa, Madrid, Centro de Estudios Polticos y Constitucionales, 2000. Para el mbito de las izquierdas de dichos pases en ANDRADE, J.A.: La Revolucin de los Claveles y la Transicin: La izquierda ante el cambio poltico en Portugal y Espaa, en IX Congreso de la Asociacin Historia Contempornea, Murcia, 17/19 de septiembre de 2008. Para una visin de la Europa del sur, en POULANTZAS, N.: Las crisis de las dictaduras. Portugal. Grecia y Espaa, Madrid, Siglo XXI de Espaa Editores, 1976 (2 edicin). 13 Vase SOTO, .: Las huelgas en el franquismo..., pg. 55, citando a MARTN, E.: La sociedad, en Historia General de Espaa y Amrica. T. XIX-1, Madrid, Rialp, 1992, pg. 189. X. Domnech, asimismo, compara las causas de las huelgas entre Gran Bretaa y Espaa, en El problema de la conflictividad..., pgs. 127/8. 14 Segn la OIT, en cuanto al nmero de huelgas en los pases citados, no proporciona guarismos para 1970, por lo que, se ha optado por elegir el ao con las cifras ms altas del periodo que va desde 1971 hasta 1975, ambos inclusive: En Francia y en Italia, 1971, en el Reino Unido, 1974, y en Espaa, 1975. En cuanto a la poblacin activa, los datos disponibles son del ao 1970 en Espaa, de 1971 en el Reino Unido e Italia, y de 1975 en Francia. As, las huelgas eran ms frecuentes entre los trabajadores italianos (cada 3.538), despus, en los espaoles (cada 4.242) y en los franceses (cada 5.043) y, finalmente, entre los del Reino Unido (cada 8.801), en http://laborsta.ilo.org/default_S.html, (consulta 27 de diciembre de 2011). Vase unos resultados parejos en GUINEA, J.L.: Los movimientos obreros y sindicales en Espaa. De 1833 a 1978, Madrid, Ibrico Europea de Ediciones, 1978, pgs. 124/125.

  • ANLISISHISTRICOSDELSINDICALISMOENESPAA.DELFRANQUISMOALAESTABILIDADDEMOCRTICA(19701994)

    20

    FUNDACINFRANCISCOLARGOCABALLERO

    informacin acerca del estado de nimo de los huelguistas y, en consecuencia, de sus

    principales preocupaciones?

    3. LA HUELGA POLTICA: CONCEPTOS Y FORMULACIONES

    Si compelemos la calificacin de huelga poltica por mor, fundamentalmente, de

    la activa intervencin estatal franquista en las relaciones laborales que devienen en

    conflicto, incidiendo especialmente en la represin, podramos generar una acusada

    simplificacin y, por ende, una devaluacin de la valoracin otorgada.

    Se podra argir que la mentada intromisin estatal, avalada por la naturaleza

    dictatorial del rgimen franquista, per se, no se convierte en un elemento de

    politizacin. En todo caso, se producira siempre y cuando el conjunto de los

    implicados tomara conciencia de las repercusiones efectivas que la misma lleva

    consigo a la hora de obtener sus reivindicaciones, situacin que, ni mucho menos, se

    produce de la misma manera siempre y en todo momento, incluidas las actuaciones del

    Estado franquista.

    En este punto, conviene enfatizar la importancia del llammosle elemento

    subjetivo de la lucha, que aglutinara a las entidades convocantes y a los convocados.

    Este aspecto fue subrayado por los lderes del movimiento sindical, segn se reflejaba

    en el ya aludido Comunicado de CCOO15, as como en el caso de la UGT, al fijar el

    contenido de la jornada del 11 de diciembre de 1974 en el Pas Vasco y Navarra en

    funcin del carcter otorgado por las organizaciones de izquierda convocantes16. Por

    ello, se puede aseverar que, por parte de aqullas, hubo un intento consciente de que la

    conflictividad huelgustica se dotara de unos determinados contornos, una especfica

    morfologa y unos efectos delimitados.

    Ahora bien, al adentrarnos en los setenta, prorrumpieron huelgas generales en

    mbitos geogrficos a cada paso ms extensos que, en su gran mayora, mostraron que

    15 IBEZ, F. y ZAMORA, M.A.: CC.OO. 10 aos..., pgs. 127/8. 16 AGA (MIT-GE), Boletn de la Unin General de Trabajadores de Espaa, n 355, enero 1975, pg. 5 (signatura 66.880, caja 82/638).

  • ANLISISHISTRICOSDELSINDICALISMOENESPAA.DELFRANQUISMOALAESTABILIDADDEMOCRTICA(19701994)

    21

    FUNDACINFRANCISCOLARGOCABALLERO

    las personas implicadas captaban su relevancia poltica, hasta el punto de involucrarse

    activamente trabajadores no afectados por una negociacin colectiva comn junto a

    otros sectores sociales ajenos al proceso productivo como estudiantes, amas de casa,

    capas medias, etc.17 Se asista, por tanto, a una progresiva socializacin de la lucha.

    Tambin se ha sealado que la referida politizacin entre los trabajadores tuvo

    una serie de limitaciones, particularmente en lo tocante al cuestionamiento del sistema

    capitalista18. No obstante, para comprender en su complejidad la formacin y el

    desarrollo de la politizacin en el interior de la clase trabajadora, resulta ineludible

    incorporar las posiciones polticas de sus organizaciones ms influyentes, al objeto de

    estudiar el mutuo influjo que se ejercen representantes y representados, lo que

    aquilatara al mximo su grado de interdependencia.

    En el hipottico caso de que los lderes comunistas hubieran adoptado otro

    programa y otra estrategia, las expresiones huelgusticas hubieran sido, con bastante

    probabilidad, claramente dismiles con las acaecidas, al igual que si otra agrupacin

    poltica de la izquierda con una ascendencia social similar hubiera conducido aquellas

    huelgas en lugar del PCE19. Asimismo, si la mayora de los trabajadores, a travs de un

    impetuoso proceso huelgustico, hubieran puesto en tela de juicio al capitalismo, la

    sociedad se habra abocado, posiblemente, a una situacin que podramos definir como

    revolucionaria, independientemente del calificativo que le otorgaran las organizaciones

    sindicales y polticas.

    Por consiguiente, la mentada politizacin estara determinada no tanto por el

    carcter que le quieran otorgar sus promotores, ni tampoco por la intromisin estatal,

    17 Vase POWELL, Ch.: Espaa en democracia..., pg. 54. 18 Vanse, entre otros, BABIANO, J.: Emigrantes, cronmetros y huelgas. Un estudio sobre el trabajo y los trabajadores durante el franquismo (Madrid, 1951-1977), Madrid, Siglo XXI, pgs. 239, 251 y 318; QUINTANA, F. (coord.): Asalto a la fbrica. Luchas autnomas y reestructuracin capitalista 1960-1990, Barcelona, Alikornio ediciones, 2002, pg. 42; KHLER, H-D.: El movimiento sindical en Espaa, Madrid, Editorial Fundamentos, 2001 (2 ed.), pg. 105. 19 En ciertos momentos, se pudo atestiguar en Navarra, vase IRIARTE, J.V.: Aproximacin a la conflictividad..., pg. 274; en el Pas Vasco, IBARRA, P. y GARCA, Ch.: De la primavera de 1956 a Lejona 1978. Comisiones Obreras de Euskadi, en RUIZ, D. (dir.): Historia de Comisiones Obreras (1958-1988), Madrid, Siglo XXI, 1993, pgs. 121/4 y 131/4; en Catalua, DOMNECH, X.: Clase obrera, antifranquismo y cambio poltico. Pequeos grandes cambios, 1956-1969, Barcelona, Madrid, Los Libros de la Catarata, 2008, pg. 295.

  • ANLISISHISTRICOSDELSINDICALISMOENESPAA.DELFRANQUISMOALAESTABILIDADDEMOCRTICA(19701994)

    22

    FUNDACINFRANCISCOLARGOCABALLERO

    siendo en ambos casos agentes significativos, sino por la relevancia que presente el

    compromiso de los destinatarios en hacer suyos objetivos polticos especficos20.

    En definitiva, si se apreciara que las reivindicaciones asumidas por una franja

    sustancial de trabajadores van ms all del mbito de las empresas y afectan a la

    gobernabilidad del pas, pudiendo ser satisfechas sin trastocar los fundamentos del

    sistema socioeconmico imperante (cambios en polticas gubernamentales, exigencia de

    derechos primordiales, modificaciones o iniciativas legislativas concretas, entre otras),

    se aadira a la huelga poltica el calificativo de reformista.

    Tambin sera vlida la definicin de huelga poltica si su contenido chocara

    frontalmente con los cimientos del orden preestablecido, siendo adoptado por una

    amplia mayora de la clase trabajadora, lo que suele implicar una intensa polarizacin en

    el seno de la sociedad. Se estara dilucidando la posibilidad de una transformacin

    sistmica, ergo, podra recibir la denominacin de huelga poltica revolucionaria.

    Con esta disquisicin21, no se intenta agotar todas las adjetivaciones de huelgas

    polticas en un contexto dado, puesto que existen tambin las llamadas profesionales,

    antirreformistas, contrarrevolucionarias, etc. Tampoco apuraran a todo el espectro

    social que emplea y/o se incorpora a este tipo de huelga, ni siquiera se tratara de

    compartimentarlas rgidamente, dado que han existido huelgas polticas inicialmente

    reformistas que, excepcionalmente, se trocaron en revolucionarias22, o viceversa. En

    todo caso, se proponen las ms caractersticas para la clase trabajadora desde una

    metodologa de anlisis clasista, dado el rol tan preeminente que ha venido

    desempeando en el funcionamiento de las sociedades modernas capitalistas, de la que

    no fue ni mucho menos ajena la Espaa franquista. 20 Vanse, entre otros, BLANC, J.: Las Huelgas en el movimiento obrero espaol, en Cuadernos de Ruedo Ibrico, suplemento horizonte espaol, tomo II, 1966 pg. 271, en www.ruedoiberico.org/cri/indice.php; PIZZORNO, A.: Intercambio poltico e identidad colectiva en el conflicto laboral, en CROUCH, C. y PIZZORNO, A. (Comp.): El resurgimiento del conflicto de clases en Europa occidental a partir de 1968. II, Madrid, Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, 1991, pg. 384; SARTORIUS, M.: El resurgir..., pgs. 119/120; CLAUDIN, F.: Documentos de una divergencia comunista, Barcelona, Iniciativas Editoriales-El Viejo Topo, 1978, pg. 84. 21 Vanse VANDERVELDE, .: La Grve Gnrale, Gand, Socit Cooprative Volksdrukkerij, 1909, pgs. 3 y ss.; BLANC, J.: Las Huelgas..., pgs. 268/272. 22 Un ejemplo paradigmtico se dio en la Rusia de 1905, vase un bosquejo en HERNNDEZ, E., SOL, J.M. y GIL. J.: La Revolucin de 1905, Cuadernos Historia 16, n 240, Madrid, 1985.

  • ANLISISHISTRICOSDELSINDICALISMOENESPAA.DELFRANQUISMOALAESTABILIDADDEMOCRTICA(19701994)

    23

    FUNDACINFRANCISCOLARGOCABALLERO

    4. LA HUELGA ECONMICA: CONCEPTOS Y FORMULACIONES

    La interpretacin que parece ms extendida de huelga econmica viene

    conformada como consecuencia del contenido que adopta el conflicto. Se trata, en

    esencia, de que los trabajadores que lo protagonizan reivindican una serie de peticiones

    salariales y emolumentos con el nimo confeso de alcanzar, o mantener, unas

    condiciones de trabajo dignas23. Ahora bien, conviene desentraar este significado para

    obtener un cuadro ms cabal de las causas reales de esta tipologa conflictual.

    As, se han producido conflictos en los que los huelguistas han mostrado una

    actitud ofensiva basada, entre otras causas, en la firme determinacin de arrancar a los

    empresarios y al gobierno de turno mejoras y derechos que no se tenan, mientras que,

    tambin se han dado otras huelgas en las que ha salido a la palestra un carcter

    defensivo, expresado en evitar un presumible deterioro en sus condiciones materiales

    y/o paralizar posibles retrocesos en derechos ya adquiridos. Sin embargo, no se debe

    perder de vista la presencia de huelgas en las que han coexistido comportamientos que

    podamos catalogar de ofensivos y defensivos.

    Por consiguiente, la denominacin de huelga econmica, siendo perfectamente

    vlida, podra ser aconsejable que fuera acompaada de una terminologa que

    incorporara el carcter que adopta, o lo que es lo mismo, si tiene una naturaleza

    ofensiva o defensiva desde el punto de vista de los trabajadores. Por cierto, esta cuestin

    resulta cardinal que se interprete correctamente, en particular cuando se trata de

    reivindicaciones de aumentos salariales. De hecho, si tal reivindicacin se produce al

    calor de un alza del coste de la vida (inflacin), de un incremento de las horas de trabajo

    y/o de los ritmos impuestos en las empresas (productividad), la exigencia de aumento se

    correspondera, ms bien, con un intento de defender sus condiciones de trabajo y, por

    23 Vase una definicin en LEFRANC, G.: La huelga..., pg. 7. Asimismo, vase la Resolucin sobre las estadsticas de huelgas adoptada por la decimoquinta Conferencia Internacional de Estadsticos del Trabajo, en Ginebra, 1993.

  • ANLISISHISTRICOSDELSINDICALISMOENESPAA.DELFRANQUISMOALAESTABILIDADDEMOCRTICA(19701994)

    24

    FUNDACINFRANCISCOLARGOCABALLERO

    tanto, slo pueden ser ofensivas desde el punto de vista empresarial pero no desde la

    ptica del trabajador.

    En este orden de cosas, pese a que las huelgas econmicas de los primeros aos

    de los sesenta se catalogan como ofensivas, debido a que la reivindicacin de

    incrementos salariales se pone de relieve en infinidad de huelgas24, se desencadenan al

    mismo tiempo que se asiste a un aumento muy notable de la productividad en

    detrimento fundamentalmente del trabajador25 y a un constante drenaje de sus exiguos

    recursos econmicos debido al alza de la inflacin26, por lo que, la exigencia salarial se

    estara empleando como un instrumento que evitase un deterioro real de su nivel de

    vida.

    De todas formas, lo que nos interesa sealar en esta fase histrica es que se estn

    dando los primeros pasos de una clase trabajadora que comienza a recuperar la

    confianza en sus propias fuerzas a la hora de enfrentarse al estatus quo vigente. Aunque

    sea an cuantitativamente minoritaria esa percepcin, se atisba un claro descontento que

    haba permanecido oculto bajo el manto de la paz social decretada por la dictadura

    franquista y que, por si fuera poco, se salda con ciertos logros producto de dichas

    movilizaciones, lo que tambin dispensaba, evidentemente, unos lmites programticos

    en el contenido ideolgico de las movilizaciones.

    Actuacin, por otro lado, que es ininteligible sin el estudio de las vicisitudes que

    arrastraba el movimiento obrero sindical y poltico. Por ejemplo, las luchas de 1962 y su

    rosario de repercusiones solo pueden ser entendidas ntegramente contemplando los

    supuestos tericos y polticos establecidos por las organizaciones impulsoras de las 24 Vanse, entre otros, BAYONA, G.: Orden y conflicto en el franquismo de los aos sesenta, en Pasado y Memoria. Revista de Historia Contempornea, n 1, 2002, pgs. 5/25; DOMNECH, X.: Clase obrera, antifranquismo..., pgs. 37/68. 25 Vase MOLINERO, C. e YSS, P.: Productores disciplinados..., pgs. 62/4 y 77/90; SARTORIUS, N.: El resurgir del..., pg. 33; TUN, M.: El poder y la oposicin, en BIESCAS, J.A. y TUN, M.: Espaa bajo la Dictadura franquista (1939-1975), Barcelona, Editorial Labor, 1980, pg. 326; LPEZ, A.: Capitalismo espaol: una etapa decisiva, Madrid, Zero, 1970, pg. 333; BABIANO, J: Emigrantes..., pg. 107; FOWERAKER, J.: La democracia espaola, Madrid, Arias Montano Editores, 1990, pg. 149. Una posicin opuesta desde una perspectiva temporal amplia en TAMAMES, R.: Estructura econmica de Espaa, volumen III, Madrid, Guadiana de Publicaciones, 1975 (9 ed.), pgs. 216/7. 26 Vase, BIESCAS, J.A.: Estructura y coyunturas econmicas, en BIESCAS, J.A. y TUN, M: Espaa bajo la dictadura..., pg. 75; MARAVALL, J.M: El desarrollo econmico...., pgs. 102/3; ETXEZARRETA, M.: La economa espaola (1970-1979), Barcelona, Ediciones 2001, 1979, pg. 25.

  • ANLISISHISTRICOSDELSINDICALISMOENESPAA.DELFRANQUISMOALAESTABILIDADDEMOCRTICA(19701994)

    25

    FUNDACINFRANCISCOLARGOCABALLERO

    mismas27. Todo ello contextualizado por un rgimen dictatorial ms consolidado, lo que

    favorece un fugaz y superficial relajamiento en sus polticas, y por un ciclo

    econmico que, a rebufo del internacional, emprende un rumbo claramente al alza.

    Sin embargo, a medida que el desarrollo econmico comienza a extenderse de

    forma ms intensiva y extensiva en la sociedad espaola a lo largo de los sesenta, las

    reivindicaciones salariales y laborales parecen reflejar una cierta confluencia entre dicha

    dinmica y la aprehensin que se hace de la misma por parte de sectores amplios de la

    clase trabajadora, es decir, la percepcin generalizada del crecimiento econmico

    contribuy a espolear la conflictividad social28.

    El rgimen de Franco se ve impelido a descubrir, nuevamente y con menos

    tapujos, su autntica faz represora debido a que las protestas de los movimientos

    sociales y polticos arrecian. A su vez, es imprescindible referirse a que el movimiento

    sindical, especialmente nucleado en torno a CCOO bajo el liderazgo del PCE, fue

    incrementando de forma sustancial su influencia entre los trabajadores, si bien se ir

    viendo acompaado del surgimiento de sectores minoritarios que, al postular posiciones

    polticas y sindicales ms radicales, se organizan en grupos diferenciados de la

    formacin comunista espaola tratando de disputarla el control de las Comisiones

    Obreras29.

    27 Para el caso del PCE, vanse, entre otras fuentes, BVPHMC, los siguientes ejemplares de Mundo Obrero: n 22, 10 de noviembre de 1961, pg. 8; nos. 3 y 4, 2 quincena enero y 1 quincena febrero de 1963, pg. 2; n 8, abril de 1963, pg. 1; n 9, 1 quincena mayo de 1964, pg. 8. Tambin en BVPHMC, FERNNDEZ, H.: Asturias, en Nuestra Bandera, nm. 42-43, pgs. 30 y ss. Un enfoque crtico de dichas posiciones en CLAUDN, F.: Documentos de una divergencia...., pgs. 70/2, 74/5 y 86/9. 28 Vase CARRERAS, A. y TAFUNELL, X.: Historia econmica de la Espaa contempornea (1789-2009), Barcelona, Crtica, 2010 (1 ed. actualizada), pgs. 230/1; BABIANO, J: Emigrantes..., pg. 259; YSS, P.: El movimiento obrero durante el franquismo. De la resistencia a la movilizacin (1940-1975), en Cuadernos de Historia Contempornea, 2008, vol. 30, pgs. 176/178; DOMNECH, X.: La otra cara del milagro espaol. Clase obrera y movimiento obrero en los aos del desarrollismo, en Historia Contempornea, 26, 2003, pgs. 94/99; GALLO, M.: Historia de la Espaa franquista, Pars, Ruedo Ibrico, 1971, pg. 318; REDERO, M. y PREZ, T.: Sindicalismo y transicin poltica en Espaa, en Ayer, 15, 1994, pgs. 193 y ss. 29 Vase, entre otros, DOMNGUEZ, J.: La lucha obrera durante el franquismo en sus documentos clandestinos (1939-1975), Bilbao, Editorial Descle de Brouwer, 1987, pgs. 86/92; MOLINERO, C. e YSS, P.: La Dictadura de Franco, 1939-1975, en MARN, J.M, MOLINERO, C. e YSS, P.: Historia de Espaa XVIII. Historia Contempornea. Historia poltica 1939-2000, Madrid, Editorial Istmo, 2001, pg. 226; BABIANO, J.: Emigrantes..., pgs. 287 y 292.

  • ANLISISHISTRICOSDELSINDICALISMOENESPAA.DELFRANQUISMOALAESTABILIDADDEMOCRTICA(19701994)

    26

    FUNDACINFRANCISCOLARGOCABALLERO

    En puridad, las cifras indican que los salarios experimentaron fuertes subidas

    producto de una oleada de huelgas y movilizaciones secundadas por amplias capas de

    trabajadores, que se vio alimentada por la notoria visualizacin de profundas grietas en

    el seno del rgimen franquista, en particular desde la interseccin entre las dcadas de

    los sesenta y los setenta, convirtindose, en torno a la muerte del dictador Franco, en

    una autntica explosin reivindicativa30.

    En consecuencia, homogeneizar esta diversidad de luchas econmicas podra

    arrojar ms sombras que luces, a lo que debemos sumar el interrogante sobre si aqullas

    estuvieron ligadas al ciclo econmico, acompasando su trayectoria hasta el punto de

    establecerse una relacin causa-efecto31. Es posible que se diera una conexin entre

    ambos fenmenos, aunque no parece probado que el aumento de la conflictividad se

    deba exclusivamente a la evolucin del ciclo econmico32.

    A su vez, en la mayora de los conflictos, la aludida interdependencia no suele

    expresarse ipso facto, es decir, el comienzo o el final de la crisis o del boom en el ciclo

    econmico no se traduce en una respuesta inmediata por parte de los trabajadores, ni

    tampoco de sus organizaciones polticas y sindicales33. Parece ser, por tanto, que se

    debe considerar la presencia de un cierto desajuste en la forma en que se produce la

    vinculacin de ambos fenmenos.

    30 Vase CARRERAS, A. y TAFUNELL, X.: Historia econmica..., pg. 386; ALBARRACN, J.: Empleo, productividad y actividad econmica, en Informacin Comercial Espaola, n 553, 1979; LUDEVID, M.: El movimiento obrero en Catalua bajo el franquismo, Barcelona, Editorial Avance, 1977, pgs. 41/2 y 61/71; BALFOUR, S.: La dictadura, los trabajadores y la ciudad. El movimiento obrero en el rea metropolitana de Barcelona (1939-1988), Valencia, Ed. Alfons el Magnnim, 1994, pg. 235. 31 Vanse SOSKICE, D.: Oleadas de huelgas y explosiones salariales, 1968-70: Interpretacin econmica, en CROUCH, C. y PIZZORNO, A. (Comp.): El resurgimiento del conflicto... II, pgs. 311/344; REES, A.: Industrial conflict and business fluctuations, en Journal of Political Economy, vol. LX, n 5, octubre 1952, pg. 371. 32 Vanse BLANC, J.: Las huelgas..., pg. 269; IRIARTE, J.V.: Movimiento obrero en Navarra..., pg. 21; IBARRA, P.: El movimiento obrero en Vizcaya: 1967-1977. Ideologa, organizacin y conflictividad, Bilbao, Servicio Editorial Universidad del Pas Vasco, 1987, pg. 29. Para una argumentacin favorable a dicha asociacin, vanse BABIANO, J.: Emigrantes..., pgs. 341/4; BABIANO, J. y MOSCOSO, L.: Los conflictos sociales en fase depresiva ante la adopcin de polticas de ajuste: el caso espaol, en MOSCOSO, L. y BABIANO, J. (Comps.): Ciclos en poltica y economa, Madrid, Editorial Pablo Iglesias, 1992 (1 ed.), pgs. 121/173. 33 Vase IRIARTE, J.V.: Aproximacin a la conflictividad..., pg. 313; DOMNECH, X.: El problema de la conflictividad..., pg. 131.

  • ANLISISHISTRICOSDELSINDICALISMOENESPAA.DELFRANQUISMOALAESTABILIDADDEMOCRTICA(19701994)

    27

    FUNDACINFRANCISCOLARGOCABALLERO

    Desfase que incluye, tambin, el tipo de respuesta ofrecida en funcin del

    momento econmico que se atraviese (auge/boom, recesin/crisis, estancamiento) o, lo

    que es lo mismo, no supeditar siempre y en todo momento huelgas econmicas

    defensivas con recesiones o estancamiento, y huelgas ofensivas con una situacin de

    auge o boom. Situacin que, a su vez, vara segn las especificidades de las empresas,

    los sectores, el marco provincial y/o estatal34.

    Precisamente, el ao 197635 es una prueba elocuente de que la correspondencia

    entre una conflictividad huelgustica determinada y una oscilacin econmica dada no

    puede ser implantada mecnicamente. Para ello, resulta vital introducir otras

    coordenadas polticas, sociales y econmicas, nacionales e internacionales, que nos

    faciliten una comprensin ms global. As, los datos huelgusticos en Barcelona,

    alcanzando al 50% de la poblacin laboral registrada, muestran su enorme extensin,

    adems de su intensidad combativa, manifestada en la radicalizacin habida en el sector

    de la construccin y la ruptura total de la legalidad en el de qumicas. Al igual que

    ocurri en Navarra, con un 48% de los trabajadores participando en jornadas de ms de

    un da de paro36, en lava, donde la gran mayora de las empresas estuvieron recorridas

    por el desafo que supona la huelga general37, o en Madrid, con un nmero de

    huelguistas, por primera vez, mayoritario en relacin al conjunto de asalariados de la

    provincia38.

    34 Vase GOLDTHORPE, J.H.: Orden y conflicto en el capitalismo contemporneo. Estudios sobre economa poltica en los pases de Europa Occidental, Madrid, Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, 1991, pg. 224. Vase una descripcin de la crisis econmica barcelonesa de 1967, en MOLINERO, C. e YSS, P.: Productores disciplinados..., pgs. 167/8; matizada en DOMNECH, X.: Clase obrera, antifranquismo..., pgs. 224/227. 35 Aunque Franco ya ha muerto, todava asistimos, en buena medida, a una continuacin de la Dictadura. 36 Los datos de ambas provincias en MOLINERO, C, e YSS, P.: Productores..., pgs. 233 y ss. Vase, adems, BALFOUR, S.: La dictadura, los trabajadores..., pg. 234; IRIARTE, J.V.: Movimiento obrero..., pgs. 274/296; SARTORIUS, N. y SABIO, A.: El final de la Dictadura..., pgs. 73 y ss. 37 Vanse, entre otros, VAL, A.: 3 de marzo. Una lucha inacabada, Vitoria, Fundacin Federico Engels, 2004; CARNICERO, C.: Transicin modlica a la democracia y control social. El caso de la huelga de 1976 en Vitoria, I Encuentro de Jvenes Investigadores en Historia Contempornea de la AHC, Zaragoza, 26, 27 y 28 de septiembre de 2007; COLECTIVO DE ESTUDIOS POR LA AUTONOMA OBRERA: Luchas autnomas en la transicin democrtica, tomo I, Madrid, Zero, 1977, pgs. 103/158. 38 Vanse BABIANO, J.: Emigrantes..., pg. 315; SANTOS, F., ARIJA, J. M. y CRESPO, S.: Trabajadores en huelga. Madrid, enero 76, Madrid, Editorial Popular, 1976, pgs. 105/7; DAZ, V., PLA, J. F., TEJERO, A. y TRIANA, E.: Madrid en huelga: enero 1976, Madrid, Editorial Ayuso, 1976, pg. 157.

  • ANLISISHISTRICOSDELSINDICALISMOENESPAA.DELFRANQUISMOALAESTABILIDADDEMOCRTICA(19701994)

    28

    FUNDACINFRANCISCOLARGOCABALLERO

    En un primer anlisis, podramos calificarlas de defensivas, puesto que se daba

    en una coyuntura econmica que contena claros indicadores de signo descendente39, sin

    embargo, la realidad no pareci caminar por esos derroteros. Ms bien, debemos

    indagar en ms factores, fundamentalmente los polticos, tales como las esperanzas

    depositadas en el anhelado cambio en su acepcin ms global, la confianza que anidaba

    en cuantiosas capas de la clase trabajadora a la hora de emprender acciones que

    pudieran reportar beneficios econmicos y derechos sociopolticos, y el conocimiento

    de que las protestas de los sectores menos favorecidos socialmente eran generalizadas

    en gran parte del planeta, entre otras. De ah, que nos inclinemos por caracterizar

    aqullas huelgas econmicas como ofensivas.

    CONCLUSIONES

    Desde los aos sesenta hasta la muerte de Franco, ncleos de trabajadores fueron

    incorporndose activamente a la conflictividad huelgustica que se dio en distintas zonas

    de Espaa. En un primer momento, la causa fundamental estrib en la oposicin al

    deterioro de sus salarios producto de la vertiginosa inflacin y del incremento de la

    productividad, con lo que quizs estuviramos en presencia de huelgas econmicas

    defensivas.

    Ms adelante, el rumbo que emprendieron los trabajadores y sus organizaciones

    fue variando por medio de la reivindicacin de mejoras econmicas y laborales

    ostensibles, desplegndose con un tono marcadamente ofensivo en su gran mayora.

    Esencialmente, trataban de obtener una parte de las ganancias que propulsaba el

    crecimiento econmico. Por tanto, estaramos asistiendo a huelgas econmicas

    ofensivas.

    En cuanto a la politizacin y su vinculacin con las huelgas polticas, el hecho

    decisivo fue, posiblemente, la aprehensin consciente de demandas de esta naturaleza

    39 Vanse, entre otros, CARRERAS, A. y TAFUNELL, X.: Historia econmica..., pgs. 367 y ss.; TRULLEN, J.: Fundamentos econmicos de la transicin poltica espaola. La poltica econmica de los Acuerdos de la Moncloa, Madrid, Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, 1993, pgs. 289 y ss.

  • ANLISISHISTRICOSDELSINDICALISMOENESPAA.DELFRANQUISMOALAESTABILIDADDEMOCRTICA(19701994)

    29

    FUNDACINFRANCISCOLARGOCABALLERO

    por parte de capas cada vez ms numerosas de trabajadores, retroalimentada, a su vez,

    por la injerencia indiscriminada del Estado. Politizacin que qued circunscrita, eso s,

    a la esfera de los derechos democrticos, lo cual no resta ni un pice el grado de

    confrontacin tan alto que representaba, puesto que conculcaba los fundamentos

    polticos de la Dictadura.

    Evidentemente, las principales organizaciones de clase tomaron la iniciativa y

    empujaron este tipo de conflictividad, encuadrndola bajo una perspectiva basada en

    que primero haba que erradicar el franquismo y, ms adelante, le tocara el turno a la

    transformacin del capitalismo40. Ello pudo coadyuvar a que, salvo una fraccin muy

    minoritaria de la clase trabajadora, sta no superara la lnea de demarcacin llammosle

    democrtica, que hubiera supuesto cuestionar el sistema socioeconmico. De ah, que se

    sugiera la calificacin de aquellas huelgas polticas como reformistas.

    En resumen, se podra apuntar que las prximas investigaciones debieran

    profundizar en el estudio pormenorizado de la relacin existente entre las polticas

    propugnadas por las principales organizaciones polticas y sindicales de clase, y el

    balance que hacan los trabajadores de sus experiencias, al objeto de ahondar en los

    contenidos y en la conceptualizacin de las huelgas. Concordancia que no debiera

    examinarse mecnicamente, ya que, se dan a una escala tal de interpenetracin que el

    influjo que un elemento ejerce sobre el otro, condiciona a aqul, e inversamente, por lo

    que el diagnstico no debiera practicarse separada e independientemente.

    40 Vanse ARIZA, J.: Comisiones Obreras, Madrid, Editorial Avance, 1976, pgs. 46 y 48; COLECTIVO SINDICALISTA UGT: Unin General de Trabajadores, Madrid, Editorial Avance, 1976, pg. 55. En cuanto a sus referentes polticos, vase, para el PSOE, las resoluciones del XII Congreso de 1972 en el exilio, en GILLESPIE, R.: Historia del Partido Socialista Obrero Espaol, Madrid, Alianza Universidad, 1991, pgs. 296/297; y para el PCE, en Archivo Histrico del Partido Comunista de Espaa (AHPCE), Fondo Documentos PCE (FPCE), Manifiesto-Programa del Partido Comunista de Espaa, Comisin Central de Propaganda del PCE, Madrid, 1977, pg. 38, caja 56.

  • ANLISISHISTRICOSDELSINDICALISMOENESPAA.DELFRANQUISMOALAESTABILIDADDEMOCRTICA(19701994)

    30

    FUNDACINFRANCISCOLARGOCABALLERO

    LOS ACUERDOS SOCIALES EN LA PRIMERA

    LEGISLATURA DE FELIPE GONZLEZ: HACIA UN MODELO

    SOCIALDEMCRATA DE CONCERTACIN?

    Vincent Marin

    (Universidad de Albi)

    Resumen

    En el mbito del dilogo social, la segunda Legislatura de Espaa est marcada

    por dos acuerdos de especial trascendencia: el Acuerdo Interconfederal (AI), firmado el

    15 de febrero de 1983, y el Acuerdo Econmico y Social (AES), firmado el 9 de octubre

    de 1984. Ambos acuerdos, impulsados por el primer Gobierno socialista, constituyen un

    xito en materia de concertacin social, al haber reunido sindicatos y asociaciones

    empresariales. A diferencia de los acuerdos socioeconmicos firmados durante la

    Transicin se firmaron sucesivamente entre 1979 y 1981 el Acuerdo Bsico

    Interconfederal (ABI), el Acuerdo Marco Interconfederal para la negociacin colectiva

    (AMI) y el Acuerdo Nacional sobre el Empleo (ANE)- estos acuerdos frutos de la

    concertacin social tienen la particularidad de tener rasgos socialdemcratas.

    Intervinieron conjuntamente en su desarrollo un Gobierno de centroizquierda y unos

    sindicatos progresistas, en particular el sindicato socialista UGT, con el cual el PSOE

    comparta objetivos y lazos fraternos y solidarios. Ahora bien, este modelo de

    concertacin no llega a institucionalizarse, estando marcadas las otras tres legislaturas

    socialistas por un nivel de conflictividad social relativamente alto y por la ausencia de

    pactos de tipo macro. Ms all del contenido respectivo de los dos acuerdos pactados,

    queda por definir qu dimensin histrica hay que otorgarles. Su puesta en marcha por

    parte de un Gobierno que gozaba en las Cortes de una abrumadora mayora absoluta

    resulta particularmente llamativa. Responden a una necesidad circunstancial, como lo

    fueron los acuerdos aprobados en el periodo de Transicin? O existe ms bien un

    intento fallido por parte del Gobierno socialista de institucionalizar con los actores

  • ANLISISHISTRICOSDELSINDICALISMOENESPAA.DELFRANQUISMOALAESTABILIDADDEMOCRTICA(19701994)

    31

    FUNDACINFRANCISCOLARGOCABALLERO

    sociales un determinado modelo de concertacin para disear y aplicar las polticas

    pblicas? Para responder a estas preguntas, analizaremos primero el posicionamiento

    programtico y estratgico del PSOE previo a su victoria del 82, con el fin de identificar

    un posible deseo de cimentar e institucionalizar dicho modelo de concertacin.

    Estudiaremos por lo dems las caractersticas y las implicaciones de los acuerdos

    llevados a cabo durante la II Legislatura desde el prisma de la concertacin social.

    Consideraremos por fin los factores del fracaso del proceso concertador.

    Abstract

    Within the sphere of social negotiations, the 2nd term in Spain is characterized by

    two important agreements: the Cross-sections Agreement (Acuerdo Interconfederal)

    signed on February 15, 1983, and the Economic and Social Agreement of October 9,

    1984. Both agreements were promoted by the first Spanish socialist government and

    were a success in terms of social harmonization as they got together employers and

    workers unions. But this kind of agreement did not become the norm, and the

    following socialist governments were characterized by a high level of social conflicts.

    Beyond the text of those agreements, we need to define their historical importance. It is

    interesting that they were promoted by a government with absolute majority. Were they

    caused by the special historic circumstances of the Spanish transition? Or is it a failed

    attempt from the socialist government to institutionalize a model to apply public

    policies?

  • ANLISISHISTRICOSDELSINDICALISMOENESPAA.DELFRANQUISMOALAESTABILIDADDEMOCRTICA(19701994)

    32

    FUNDACINFRANCISCOLARGOCABALLERO

    1. LA CONCERTACIN COMO EVIDENCIA PROGRAMTICA Y ESTRATGICA

    Cabe considerar en un primer momento las estrechas relaciones histricas entre

    socialistas y sindicatos o mejor dicho entre PSOE y UGT- como posible punto de

    partida para la construccin de un modelo socialdemcrata de concertacin social. El

    concepto de organizaciones hermanas que se suele utilizar a la hora de evocar las

    relaciones entre el PSOE y la UGT evidencia lo obvio que hubiera podido ser a priori la

    institucionalizacin de un modelo de concertacin una vez instalados los socialistas en

    el poder41. En los documentos internos del PSOE redactados durante el franquismo y

    ms an durante la Transicin resoluciones, discursos- aparece como un leitmotiv la

    necesidad de obrar por la defensa de los intereses de los trabajadores mediante unos

    sindicatos fuertes y en particular el reforzamiento del sindicalismo socialista.

    Paralelamente, los documentos de la central sindical socialista de la misma poca

    evidencian un inquebrantable apoyo al PSOE, considerado como la nica fuerza poltica

    capaz de defender los intereses de los trabajadores. Ms que una mera estrategia de

    toma y daca, todo parece indicar que los intereses comunes de ambas organizaciones se

    vinculaban intrnsecamente con una plataforma ideolgica y programtica comn:

    mientras el partido podra conseguir gracias a un sindicato socialista dinmico en las

    empresas el apoyo social para acceder al poder y llevar a cabo reformas para los

    trabajadores, el sindicato conseguira obtener con la llegada al poder de la organizacin 41 No obstante, estas relaciones no siempre fueron un camino de rosas como se suele pensar. Santos Juli indica al respecto: Es sorprendente que la direccin del PSOE no haya prestado idntica atencin o concedido el mismo cuidado a lo que, desde siempre, ha constituido la raz orgnica de las divisiones en el seno de la familia socialista. La fragmentacin y las rupturas internas tienden a adoptar, en el socialismo espaol, la forma de enfrentamiento entre sus dirigentes sindicales y polticos. El fenmeno no es nuevo en absoluto. En la dictadura de Primo de Rivera y, sobre todo, en la Repblica, por no hablar de la guerra civil, las diferentes polticas que acabaron por fragmentar y arruinar al socialismo espaol encontraron siempre su manifestacin orgnica en la divisin entre partido y sindicato (JULI, Santos, La desavenencia. Partidos, sindicatos y huelga general, Madrid, El Pas-Aguilar, 1989, p.8).

  • ANLISISHISTRICOSDELSINDICALISMOENESPAA.DELFRANQUISMOALAESTABILIDADDEMOCRTICA(19701994)

    33

    FUNDACINFRANCISCOLARGOCABALLERO

    hermana el reconocimiento institucional y los avances sociales a los que aspiraba. Este

    aspecto aparece a la vez en la Resolucin poltica del Congreso Extraordinario

    celebrado en Madrid el 28-29 de septiembre de 1979 y en la carpeta del militante que

    enumera los objetivos actuales del PSOE:

    3.1. Defensa de los intereses de los trabajadores y apoyo a la UGT

    Como partido de los trabajadores, los socialistas nos planteamos en primer lugar

    la defensa de sus intereses inmediatos, apoyando plenamente la accin de la UGT, el

    sindicato socialista. Pero al mismo tiempo luchamos por los intereses globales y

    polticos de los trabajadores. Por tanto es preciso combinar el combate sindical y el

    poltico, lo que exige evitar tanto el control burocrtico de la UGT desde el partido

    como el control de ste desde el sindicato (tradeunionismo). Los socialistas deben

    elevar el nivel de conciencia de los trabajadores dando contenido poltico a sus luchas

    reivindicativas.42

    Para los socialistas, esta necesidad de coordinar el combate poltico con el

    sindical constitua pues a la vez una herramienta estratgica, destinada a convertir las

    reivindicaciones sociales de los trabajadores en movilizacin poltica, y una manera de

    conseguir sus objetivos polticos, entre otros la defensa de los intereses de los

    trabajadores. Esta doble vertiente se percibe en los diferentes programas electorales del

    PSOE, cuyos redactores eran tambin mayoritariamente miembros de la UGT. Es

    destacable que si la disminucin de la dimensin clasista de la retrica del partido se

    puede observar a lo largo de los programas redactados entre 1977 y 1982, no viene a

    serlo en detrimento de la voluntad de fortalecimiento de los sindicatos y de la

    concertacin social, lo que no es nada sorprendente dado que cuaja perfectamente con la

    retrica socialdemcrata europea contraria al marxismo. De ah las numerosas

    42 Resumen de la Resolucin Poltica / Congreso Extraordinario - Carpeta del militante, PSOE Secretara federal de Formacin, p.5

  • ANLISISHISTRICOSDELSINDICALISMOENESPAA.DELFRANQUISMOALAESTABILIDADDEMOCRTICA(19701994)

    34

    FUNDACINFRANCISCOLARGOCABALLERO

    referencias a los sindicatos a lo largo del programa de 198243: dicha palabra aparece 19

    veces a lo largo del programa. Cabe subrayar a modo de comparacin que esta

    referencia aparece tan solo 4 y 5 veces en el programa de 1977 y 1979 y va

    disminuyendo si consideramos los programas electorales posteriores: aparece 8 veces en

    el de 1986 -19 en el de IU- y 3 veces en el 1989. El de 1993 experimenta un repunte con

    5 ocurrencias.

    Aunque la concertacin social con sindicatos de clase ya se haba puesto en

    marcha durante la Transicin, los socialistas consideraban a la vspera de su primera

    victoria en las urnas que los acuerdos socioeconmicos pactados no eran del todo

    satisfactorios. Estimaban en realidad que no se haba llevado a cabo una verdadera

    concertacin, dado que las centrales sindicales se encontraban en situacin de

    demasiada debilidad como para ser escuchadas. Este discurso se haca eco de las

    principales centrales sindicales y especialmente de la UGT. Si los socialistas no podan

    reivindicar el monopolio del dilogo con los sindicatos, dado que previamente los

    Gobiernos de la UCD haban impulsado una poltica de pactos, s podan denunciar la

    responsabilidad del Gobierno de centroderecha por no haber fortalecido previamente los

    sindicatos, lo que conduca a considerarles como un interlocutor de segundo plano en

    materia socioeconmica. As pues consideraban en el programa de 1982 que las

    relaciones industriales seguan siendo poco fluidas a pesar del sentido de

    responsabilidad de los sindicatos, porque los sucesivos gobiernos, con una miopa

    histrica, no haban sido capaces de entender que los sindicatos eran piezas esenciales

    del mecanismo de una sociedad industrializada. La verdadera alternativa programtica

    diseada por los socialistas radicaba pues en el impulso de un modelo socialdemcrata

    de concertacin, al afirmar que el dilogo con los representantes de los trabajadores y la

    toma en cuenta de sus propuestas constitua una condicin sine qua non para

    modernizar el pas. De ah la necesidad de construir una economa concertada. sa

    radicara en un equilibrio entre un sector de mercado con una clase empresarial 43 Es de notar que Joaqun Almunia, nombrado secretario de Estudios y Programas en el XXIX Congreso celebrado en octubre de 1981, ocupaba en la ejecutiva anterior el puesto de secretario de poltica sindical del partido. Vase sus Memorias polticas (Aguilar, 2001).

  • ANLISISHISTRICOSDELSINDICALISMOENESPAA.DELFRANQUISMOALAESTABILIDADDEMOCRTICA(19701994)

    35

    FUNDACINFRANCISCOLARGOCABALLERO

    dinmica y un sector pblico eficiente complementados por un tercer pilar no menos

    importante: unos sindicatos fuertes. Estos principios correspondan a planteamientos

    y experiencias socialdemcratas que el PSOE haba podido observar en la dcada de los

    sesenta con un xito desigual en el resto de Europa, especialmente por el Canciller

    Willy Brandt en Alemania, Buno Kreisky en Austria o Olof Palme en Suecia44.

    Para sintetizar, a la vspera de su accesin al poder, la postura del PSOE resulta

    claramente favorable a un modelo de concertacin de raz socialdemcrata. Se puede

    considerar incluso como un elemento estructural tanto desde el punto de vista

    estratgico como programtico. Esta concertacin basada en un dilogo social

    equilibrado entre el Gobierno y los diferentes agentes sociales, se destinaba a

    desembocar en la firma de acuerdos macros en materia econmica, social y laboral.

    Ahora bien, cmo se pusieron en marcha en la praxis dichos acuerdos?

    2. LA PUESTA EN MARCHA DE LOS PACTOS: LA SOCIALDEMOCRACIA A PRUEBA

    El Acuerdo Interconfederal (AI) y el Acuerdo Econmico y Social (AES)

    presentan caractersticas muy distintas que hay que tener en cuenta a la hora de

    interpretar y valorar el papel desempeado por el Gobierno socialista.

    En la negociacin del AI no particip directamente el Gobierno, pero s la

    impuls muy poco tiempo despus de las elecciones. Iniciada el 27 de diciembre de

    1982 y finalizada el 15 de febrero de 1983, esta negociacin reuni a los representantes

    de las organizaciones empresariales CEOE y CEPYME y de los sindicatos CCOO y

    UGT con el fin de definir un marco de referencia para la negociacin de los convenios

    colectivos y de las condiciones de trabajo como las horas extraordinarias, la

    productividad, el absentismo, o la jornada de trabajo. A pesar de la dureza de las

    44 Vase al respecto la correspondencia entre los tres lderes europeos: BRANDT, Willy; KREISKY, Bruno ; PALME, Olof, La alternativa socialdemcrata : cartas y conversaciones, Barcelona, Blume, 1977.

  • ANLISISHISTRICOSDELSINDICALISMOENESPAA.DELFRANQUISMOALAESTABILIDADDEMOCRTICA(19701994)

    36

    FUNDACINFRANCISCOLARGOCABALLERO

    negociaciones, los profundos desacuerdos en torno a la concrecin de la banda salarial y

    la falta de entusiasmo a la hora de firmar el acuerdo en particular por parte de la

    patronal, presionada por Alianza Popular y por parte de las CCOO, presionadas por el

    PCE- lo ratificaron todos los participantes. El texto firmado const de once artculos as

    como de una disposicin adicional y otra final. Si el xito del acuerdo no se puede

    atribuir al Gobierno socialista, por no participar directamente en las negociaciones, s lo

    es indirectamente. El propio representante del sindicato UGT, Jos Mara Zufiaur,

    reconoci que el hecho de que gobernaran los socialistas fue determinante, al considerar

    el acuerdo satisfactorio y mejor que los precedentes, gracias a las medidas que

    formaban parte del programa de Gobierno socialista45. La patronal, por su parte, tuvo

    que soltar lastre en el tema de las subidas salariales: mientras que abogaba por subidas

    salariales inferiores a la inflacin prevista, el Gobierno socialista, que gozaba de una

    amplia mayora parlamentaria, quera cumplir con su promesa electoral de fijar la

    banda salarial en tomo a la inflacin prevista y de garantizar el mantenimiento del

    poder adquisitivo de los salarios46. A pesar de su contenido social, el acuerdo no

    desemboc en el acercamiento esperado entre sindicatos y Gobierno sino todo lo

    contrario. En vez de sacar provecho de este posible punto de arranque de un modelo

    duradero de concertacin social, el Gobierno se vio brutalmente atacado en torno al

    tema de la reduccin del tiempo de trabajo a cuarenta horas semanales mencionado en el

    acuerdo: si el PSOE en el poder hizo efectiva esta propuesta incluida en su programa

    electoral, se desat una fuerte polmica en torno a la fecha de su aplicacin, al

    considerar la patronal y el propio Gobierno que la Ley 4/1983, de 29 de junio, de

    fijacin de la jornada mxima legal en cuarenta horas y de las vacaciones anuales

    mnimas de treinta das, publicada en el BOE del 30 de junio de 1983 no era efectiva

    para el ao en curso.

    45 El Pas, El Acuerdo Interconfederal se firma oficialmente maana, 14 de febrero de 1983.

    46 El empleo en la negociacin colectiva, Por el cambio. Programa electoral del PSOE, 1982.

  • ANLISISHISTRICOSDELSINDICALISMOENESPAA.DELFRANQUISMOALAESTABILIDADDEMOCRTICA(19701994)

    37

    FUNDACINFRANCISCOLARGOCABALLERO

    A pesar de esta discrepancia entre UGT y Gobierno, zanjada por el Tribunal

    Constitucional que se pronunci a favor de la aplicabilidad inmediata de la Ley, la

    concertacin social sali adelante. Al igual que el AI, el AES fue impulsado por el

    propio Gobierno. Ya en la fiesta del 1 de mayo de 1984, Felipe Gonzlez, afirm su

    deseo de establecer un nuevo acuerdo econmico y social de gran amplitud y recibi a

    los representantes de la CEOE, CCOO y UGT el 26 de julio del mismo ao. Concluidas

    las negociaciones, el nuevo acuerdo fue firmado el 9 de octubre de 1984 por el

    Gobierno, UGT y CEOE. Sin embargo, no cont con el apoyo de CCOO, tanto por

    razones de fondo por el tema de la contratacin temporal- como por razones

    simblicas, al considerar la central sindical que no firmarlo permita manifestar su

    desacuerdo hacia el proyecto de los Presupuestos Generales del Estado para 1985 y, de

    manera ms global, hacia la poltica econmica del Gobierno. La estructura de dicho

    acuerdo resulta llamativa a la hora de definir las caractersticas de la concertacin,

    puesto que en un primer captulo se recogen los acuerdos tripartitos entre Gobierno,

    confederacin de empresarios y sindicatos y en un segundo, los pactos bilaterales

    sindicatos-patronal mediante un acuerdo interconfederal segn el modelo del AMI. En

    la prctica, el AES constituy un modelo indito y relativamente duradero de

    concertacin laboral, que se fue desarrollando hasta mediados de 1985 mediante un gran

    nmero de comisiones o grupos de trabajo para tratar cuestiones tan determinantes y

    variadas como la reforma de la Seguridad Social, la formacin profesional, el

    establecimiento de procedimientos de arbitraje, o el desarrollo de la negociacin

    colectiva. Pero ms all del contenido relativo a esas medidas, lo que resulta an ms

    llamativo es el empeo manifestado por el Gobierno socialista y la UGT en defender las

    caractersticas formales del acuerdo, con el fin de erigirlo en ejemplo paradigmtico de

    concertacin social. En el prembulo del acuerdo se ensalza el proceso de concertacin

    llevado a cabo:

    Todas las partes firmantes de este Acuerdo, creyendo interpretar el sentir del

    conjunto de la sociedad espaola, estn convencidas de la necesidad de aunar esfuerzos

    para el mantenimiento y la creacin de empleos desde el ejercicio de sus respectivas

  • ANLISISHISTRICOSDELSINDICALISMOENESPAA