Peste & Colera - Patrick Deville.pdf

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  • ndicePORTADALTIMO VUELOINSECTOSEN BERLNEN PARSEL RECHAZADOEN NORMANDAUNA GRAN TORRE DE

    HIERRO EN EL CENTROUN MDICO DE A BORDOEN MARSELLAEN EL MARVIDAS PARALELAS

  • ALBERT & ALEXANDREEN VUELOEN HAIPHONGUN MDICO DE POBRESLA LARGA MARCHAEN PHNOM PENHUN NUEVO LIVINGSTONEEN DALATARTHUR & ALEXANDREHACIA LOS DOMINIOS DE

    LOS SEDANGSEN HONG KONGEN NHA TRANGEN MADAGASCAR

  • LA VACUNAEN CANTNEN BOMBAYLA VERDADERA VIDAEN HANILA CONTROVERSIA DE LOS

    POLLOSUN ARCAUNA AVANZADA DEL

    PROGRESOEL REY DEL CAUCHOPARA LA POSTERIDADFRUTAS & VERDURASEN VAUGIRARD

  • MQUINAS &HERRAMIENTAS

    EL REY DE LA QUININAALEXANDRE & LOUISCASI UN DWEMBAJO LA VERANDAEL FANTASMA DEL FUTUROLA PEQUEA BANDAEL MARAGRADECIMIENTOSCRDITOSNOTAS

  • Ah, s! Volverse legendario,en el umbral de siglos charlatanes!

    JULES LAFORGUE

  • LTIMO VUELO

    La vieja mano salpicada demanchas y con el pulgar amputadoaparta el visillo de tis. Tras unanoche de insomnio, el alba bermeja,el cmbalo glorioso. La habitacindel hotel: blanco de nieve y oroplido. A lo lejos, los travesaosde luz de la gran torre de hierroentre un poco de niebla. Abajo, elverde intenso de los rboles del

  • Square Boucicaut. La ciudad est encalma en la primavera guerrera.Invadida por los refugiados. Esosque pensaban que su vida consistaen no moverse. La vieja manosuelta la falleba y agarra el asa dela maleta. Seis pisos ms abajo,Yersin atraviesa la cpula de cobredorado y madera barnizada. Uncochero uniformado cierra tras l lapuerta del taxi. Yersin no huye.Nunca ha huido. Este vuelo loreserv hace meses en una agenciade Saign.

  • Es un hombre que ahora est casicalvo, de barba blanca y ojosazules. Lleva cazadora, pantalnbeige y camisa blanca con el cuelloabierto. Los ventanales delaeropuerto de Le Bourget dan a lapista, donde se ve un hidroavinestacionado sobre sus ruedas. Unapequea ballena blanca con unvientre redondo para docepasajeros. La pasarela se apoyacontra la carlinga por el ladoizquierdo y eso es as porque losprimeros aviadores eran jinetes,

  • como lo fue Yersin. l va areencontrarse con sus pequeoscaballos annamitas.1 Sobre lostaburetes de la sala de espera sesienta un puado de fugitivos. En elfondo de sus maletas, debajo de lascamisas y de los trajes de noche,hay fajos de billetes y lingotes. Lastropas alemanas estn a las puertasde Pars, pero esta gente, queobserva el reloj de la pared y losque llevan en sus muecas, es losuficientemente rica como para nocolaborar.

  • Una motocicleta con sidecar dela Wehrmacht bastara para anclaral suelo a la pequea ballenablanca. Ya ha pasado la hora.Yersin ignora las conversacionesinquietas, anota una o dos frases enun cuaderno. Ve girar las hlicespor encima de la cabina de pilotaje,situada en la encrucijada de lasalas. Atraviesa la pista. Losfugitivos quisieran empujarle,obligarle a correr. Todos estnsentados a bordo. Le ayudan a subirla escalerilla. Es el ltimo da de

  • mayo del 40. El calor hace bailar elespejismo de un charco sobre lapista. El avin vibra y tomaimpulso. Los fugitivos se enjugan lafrente. Ser el ltimo vuelo de lacompaa Air France en muchosaos, pero todava no lo saben.

    Tambin es el ltimo vuelo paraYersin. Nunca regresar a Pars,nunca volver a entrar en suhabitacin de la sexta planta delHotel Lutetia. En cierto modo losospecha, mientras observa all

  • abajo las columnas del xodo atravs de la regin de la Beauce.Bicicletas y carros sobre los que seapilan colchones y muebles.Camiones que avanzan al paso entrelos caminantes. Y todo elloempapado por las tormentas deprimavera. Como columnas deinsectos enloquecidos que escapande los cascos de la manada. Todossus vecinos del Lutetia hanabandonado el hotel. Joyce, ellarguirucho irlands con susquevedos y su traje de tres piezas,

  • est ya en Allier. Matisse llega aBurdeos y despus a San Juan deLuz. El avin pone rumbo aMarsella entre las dos pinzas delfascismo y del franquismo, que secierran mientras la cola delescorpin se alza, al norte, antes degolpear. La peste parda.

    Yersin conoce las dos lenguas,las dos culturas la alemana y lafrancesa y sus viejas querellas. Ala peste tambin la conoce. Lleva sunombre desde hace ya cuarenta yseis aos en este ltimo da de

  • mayo del 40, cuando por ltima vezsobrevuela Francia bajo su cielotormentoso.

    Yersinia pestis.

  • INSECTOS

    El anciano hojea el cuaderno yluego se adormece con el zumbidode los motores. Ha pasado das sinconciliar el sueo. El hotel estabainvadido por los voluntarios deProteccin Civil con sus brazaletesamarillos. De noche, las alertas ylos sillones colocados al abrigo delstano, al final de las galerasdonde yacen las botellas. Tras sus

  • prpados cerrados, el jugueteo delsol sobre el mar. El rostro deFanny. El viaje de una joven parejapor la Provenza hasta Marsella paracapturar insectos. Cmo escribir lahistoria del hijo sin la del padre?La del suyo fue breve. El hijo nuncalo conoci.

    En Morges, en el cantn suizo deVaud, ms que indigencia lo quehaba, tanto en casa de los Yersincomo en las de los vecinos, era unaestricta frugalidad. All un cntimo

  • es un cntimo. Las faldas radas delas madres se pasan a las sirvientas.El padre va cursando estudios conmediana intensidad en Ginebra, agolpe de clases particulares; por untiempo se convierte en profesor decolegio, apasionado por la botnicay la entomologa, aunque paraganarse el pan lleva laadministracin de unos polvorines.Usa chistera y la larga chaquetanegra entallada de los sabios, losabe todo de los colepteros, seespecializa en ortpteros y

  • acrdidos.Dibuja cigarras y grillos, los

    mata, coloca sus litros y antenasbajo el microscopio, enva informesa la Sociedad de CienciasNaturales de Vaud e incluso a laSociedad Entomolgica de Francia.Despus, helo ah convertido enintendente de la empresa deexplosivos, que no es poca cosa.Prosigue con el estudio del sistemanervioso del grillo campestre ymoderniza la fbrica. Su frenteaplasta el ltimo grillo. El brazo, en

  • una ltima contraccin, vuelca lostarros. Alexandre Yersin muere a laedad de treinta y ocho aos. Unescarabajo verde recorre sumejilla. Un saltamontes se enredaen sus cabellos. Un escarabajo dela patata entra en su boca abierta.Su joven esposa Fanny est encinta.La viuda del patrn tendr queabandonar el polvorn. Despus dela oracin, en medio de fardos deropa y vajillas apiladas, nace unnio. Le ponen el nombre delmarido muerto.

  • La madre adquiere la Casa de lasHigueras en Morges, al borde dellago de aguas puras y fras, y latransforma en pensin paramuchachas. Fanny es elegante ytiene buenos modales. Les ensea amantener la compostura y a cocinar,y un poco de pintura y de msica.Su hijo despreciar toda su vidaesas actividades, confundir el artecon las artes decorativas. Esasnimiedades de la pintura y laliteratura le recordarn la futilidadde aquellas a quienes en su

  • correspondencia denominar losadefesios.

    Todo eso le da a uno ideas denio salvaje: colocar trampas,buscar nidos, prender fuego conlupa, regresar cubierto de lodocomo si se volviera de la guerra ode una expedicin en la jungla. Elmuchacho est solo y recorre loscampos, nada en el lago o construyecometas. Captura insectos, losdibuja, los atraviesa con una agujay los clava sobre un cartn. El ritosacrificial resucita a los muertos.

  • Hereda los emblemas del padre como en los pueblos guerreros lalanza y la corona y saca de un baldel granero el microscopio y elbistur. Es un segundo AlexandreYersin y un segundo entomlogo.Las colecciones del muerto estn enel museo de Ginebra. se puede serun objetivo en la vida: consumir losdas en austeros estudios a laespera de que le llegue el turno yuna vena reviente en su cerebro.

    En Vaud, dejando a un lado la

  • tortura de insectos, hacegeneraciones que apenas hay nadacon lo que distraerse. La mismaidea de hacerlo resulta sospechosa.En estos lugares, la vida es elprecio que se paga por el pecado devivir, pecado que la familia Yersinexpa a la sombra de la IglesiaEvanglica Libre. Esta iglesia,nacida de un cisma en el seno delprotestantismo de Vaud, rechazaque el Estado pague a sus pastoresy que mantenga sus templos. En suindigencia y rigor, los fieles se

  • desviven por cubrir las necesidadesde sus predicadores. Lo que es biendistinto que mantener a un cura deesos que tienen buen saque. Lospastores, para contentar a Dios creced y multiplicaos, son unaespecie que se reproduce avelocidad de vrtigo. Tienenfamilias enormes que esperan en elnido con los picos abiertos, as quelas faldas radas de las madres yano sern para las sirvientas. Losfieles se revisten con la bandera desu elitismo y su probidad, son los

  • ms puros y los ms alejados de lavida material, los aristcratas de lafe.

    De aquella altiva frialdad deazules domingos helados, eljovencito conservar la franquezaabrupta y el desprecio hacia losbienes de este mundo. El alumnobueno por aburrimiento se vaconvirtiendo en adolescenteestudioso. Los nicos hombresadmitidos en la Casa de lasHigueras, en su pequeo salnflorido, son los mdicos amigos de

  • la madre. Yersin tiene entonces queelegir entre Francia y Alemania,entre sus dos modelosuniversitarios. Al este del Rin, elcurso magistral y terico, la cienciadictada ex ctedra por sabiosvestidos de negro y con cuello deceluloide. En Pars, la enseanzaclnica a la cabecera del enfermo yen bata blanca, el modelo llamadopatronal, cuyo inventor fue Laennec.

    Al final ir a Marburgo, a causade la madre y de los amigos de lamadre. Yersin habra preferido

  • Berln, pero ir a la provincia.Fanny alquila para su hijo unahabitacin en la casa de unhonorable profesor, una lumbreraque predica en la universidad peroque asiste a los oficios. Yersinacepta con tal de salir de tantafalda. Moverse. Sus sueos son losde un nio. Es el inicio de unacorrespondencia con Fanny queslo terminar con la muerte desta. Cuando sea doctor, te llevarconmigo a vivir al sur de Francia oa Italia, verdad?

  • El francs se convierte en unalengua secreta, maternal, un tesoro,la lengua de las noches, la de lascartas a Fanny.

    Tiene veinte aos y a partir deahora su vida transcurre slo enalemn.

  • EN BERLN

    Pero tendr que esperar primerodurante un largo ao. En una cartaescrita en julio, anota: estlloviendo, como siempre, hace fro,definitivamente Marburgo no es latierra del sol. La enseanzadoctoral le decepciona tanto comoel clima. El pensamiento de Yersines pragmtico, experimental,necesita ver y tocar, manipular,

  • construir cometas. La lumbrera quele acoge tiene un rostro tan austeroque podra figurar en un billete debanco. Los norteamericanos tienenuna palabra para eso: dwem. Viejossabios blancos, selectos y doctos,con perilla y lentes.

    Marburgo est dotada con cuatrouniversidades, un teatro, un jardnbotnico, un tribunal y un hospital.Todo ello al pie del castillo de losnobles landgraves de Hesse. Uninvestigador, un escriba armado conun cuaderno de cubiertas de piel de

  • topo, un fantasma del futuro quesigue la pista de Yersin, sale delHotel Zur Sonne, caminando juntoal ro Lahn por las callesempinadas, tras las huellas de lajuventud del hroe, y en el coraznde este apacible islote de cultura,bajo un cielo prximo y gris,encuentra sin dificultad la alta casade piedra entramada en cuyointerior se aburra de esperar elmuchacho de severos ojos azules eincipiente barba.

    El fantasma atraviesa con la

  • misma facilidad muros y tiempo.Detrs de las piedras de la fachadave la madera de los muebles, elcuero oscuro de los sillones y delas encuadernaciones en labiblioteca. Negro y marrn, comoen un lienzo flamenco. Por la noche,el oro de los velones para labendicin mascullada, y la cenasilenciosa. El pndulo del relojatrapa un reflejo. Ms arriba, elsalto de un diente en la rueda haceresonar el engranaje. En el frontndel Rathaus, el ayuntamiento, la

  • Muerte da vuelta cada hora a suampolleta. Todos la ignoran. Estepresente es perpetuo, poco ganarael mundo si siguiera cambiando.Esta civilizacin est en su apogeo,quiz con algunos detalles quearreglar. Y con medicamentos queperfeccionar, por supuesto.

    A la cabecera de la mesa seyergue un solemne y silenciosoJpiter, el profesor Julius WilhelmWigand, doctor en filosofa,director del Instituto de Farmacia,conservador del Jardn Botnico,

  • decano de la Facultad. Por la tarderecibe en su despacho al joven deVaud. Sus maneras sonpaternalistas. Le gustara guiar aese joven en su carrera acadmica yahorrarle las equivocaciones, poreso le reprocha que frecuente a esetal Sternberg, cuyo apellido es yauna advertencia. Le aconseja unirsea una hermandad. Pero resulta queYersin, ese estudiante tmido queest sentado ante l en el silln,nunca ha tenido padre. Y hastaahora se las ha arreglado.

  • Tanto si se inscriben en medicinacomo en derecho, en botnica comoen teologa, nueve de cada diezestudiantes de Marburgo tienen encomn el pertenecer a unahermandad. Tras los rituales deadmisin y una vez proferidos losjuramentos, la actividad consiste enjuntarse cada da, en la mismataberna de paredes cubiertas deblasones, para coger tremendascurdas y batirse en duelo. Lasgargantas se protegen con bufandas,los corazones con petos, y los

  • aceros salen de las vainas. Se paraa la primera sangre. Nacenamistades indefectibles. Se exhibenlas cuchilladas sobre el cuerpocomo ms tarde se har con lasmedallas sobre el uniforme. Uno decada diez alumnos es excluido deesa camaradera. Es el numerusclausus asignado a los judos por laley universitaria.

    El joven vestido de negro eligela calma del estudio, las caminataspor el campo y las discusiones conSternberg. Los cursos de anatoma y

  • de clnica se dan en el anfiteatro,cuando estos dos querran conocerya el hospital. Hacer disecciones. Iral meollo. En Berln, donde Yersinpasa una temporada, asiste en unamisma semana a dos amputacionesde pierna mientras que en Marburgosemejante operacin slo tenalugar una vez al ao. Por fin caminapor las calles de una gran ciudad.En ese ao, los hoteles estnrepletos de diplomticos y deexploradores. Berln se convierteen la capital del mundo.

  • Por iniciativa de Bismarck, todaslas naciones colonizadoras se hanreunido all delante de un atlas pararepartirse frica. Es el Congresode Berln. El mtico Stanley, quiencatorce aos atrs haba encontradoa Livingstone, est all enrepresentacin del rey de los belgasy propietario del Congo. Yersin leelos peridicos, descubre la vida deLivingstone y ste se convierte ensu modelo. Livingstone, el escocsexplorador, hombre de accin,sabio, pastor, descubridor del

  • Zambeze y mdico a la vez, queestuvo perdido durante aos enterritorios desconocidos del fricacentral y que, una vez que Stanleylogr encontrarle, eligi quedarse ymorir all.

    Un da, Yersin ser el nuevoLivingstone.

    As lo escribe en una cartadirigida a Fanny.

    Alemania, al igual que Francia eInglaterra, se esculpe un imperio agolpe de sable y ametralladora.

  • Coloniza Camern, la actualNamibia y la actual Tanzania hastaZanzbar. En ese ao del Congresode Berln, Arthur Rimbaud, el autord e El sueo de Bismarck,transporta a lomos de camello dosmil fusiles y sesenta mil cartuchospara el rey Menelik de Abisinia. Elque fuera poeta francs promueveahora la influencia francesa y seopone a las pretensionesterritoriales de ingleses y egipciosdirigidas por Gordon: Su Gordones un idiota, su Wolseley un asno, y

  • sus empresas una serie insensata dedisparates y saqueos. Es elprimero en subrayar la importanciaestratgica del puerto que l escribeDhjibouti, como Baudelaireescriba Saharah; redacta uninforme de exploracin para laSociedad Geogrfica, envaartculos de geopoltica al diariofrancfono Le Bosphore gyptien,de los que se hacen eco enAlemania, Austria e Italia. Relatalos estragos de la guerra: Losabisinios han devorado en pocos

  • meses las provisiones de sorgodejadas por los egipcios, quehubieran alcanzado para variosaos. La hambruna y la peste soninminentes.

    El que propaga la peste es uninsecto: la pulga. Pero an no sesabe.

    Desde Berln, Yersin se trasladaa la ciudad alemana de Jena.Compra al reputado fabricante CarlZeiss un microscopioperfeccionado del que nunca se

  • separar, un microscopio que leacompaar en su equipaje durantesu vuelta al mundo y con el queidentificar al bacilo de la peste.Carl Zeiss es una especie deSpinoza y para uno y otro pulirlentes fue una actividad propicia ala reflexin y la utopa. BaruchSpinoza tambin era judo, diceSternberg. Ah estn los dosestudiantes de nuevo en Marburgo,encorvados por turnos sobre elocular recin estrenado, jugandocon el tornillo de enfoque sobre un

  • ala de liblula. Yersin tambin havisto la violencia antisemita, losescaparates rotos, los puetazos. Enla charla de los dos estudiantes talvez se cuele la palabra peste.

    Frecuentemente, siempre que nose haya contrado ni una ni otra, seconfunde la peste con la lepra.Durante la gran peste de la EdadMedia, la peste negra, fueronveinticinco los millones de muertosque contabilizar por la demografa.La mitad de la poblacin europeadiezmada. Ninguna guerra haba

  • causado todava semejantehecatombe. La dimensin de laplaga fue metafsica, expresin dela ira divina, del Castigo. Lossuizos no siempre han sidoinofensivos zelotes de la toleranciay la moderacin. Cinco siglos atrs,los vecinos de Villeneuve, a orillasdel lago, quemaron vivos a losjudos acusados de haberenvenenado los pozos parapropagar la epidemia. Cinco siglosdespus, si el oscurantismo haretrocedido, el odio sigue siendo el

  • mismo. Tampoco se sabe nada mssobre la peste, sobre el modo enque llega, mata y desaparece. Talvez un da. Los dos estudiantestienen fe en la ciencia, en elProgreso. Curar la peste sera matardos pjaros de un tiro, diceSternberg. Yersin le anuncia supartida hacia Francia.

    El ao siguiente proseguir susestudios en Pars. En este ao delCongreso de Berln, mientrasArthur Rimbaud gasta las piernassobre la rocalla de los desiertos

  • tras el culo de los camellos, LouisPasteur salva al nio JosephMeister. Curar la rabia con unavacuna es abrir una puerta. Muypronto no se tratar de elegir entrepeste y clera, sino de curarlas.Yersin tiene la ventaja de serbilinge. Si Sternberg lo fuera,cunto dudara. Pars o Berln,como elegir entre Caribdis y Escila.Tiene bastante de pesimista lcido,este Sternberg, si es que eso no esun pleonasmo. Diez aos ms tarde,al inicio del caso Dreyfus, no se

  • ver el nombre de Yersin al pie deninguna peticin. Lo cierto es quetodos esos horrores de Europa muypronto le despiertan a uno laatraccin por las antpodas. En elmomento del proceso contra elcapitn Dreyfus, Yersin est en NhaTrang o en Hong Kong.

  • EN PARS

    Cuando Yersin descubre la otracapital, descubre sobre todo elantigermanismo. En Pars, en vez delas tonadas bvaras y el casco depico, es preferible cantar a latirolesa y llevar el curiososombrero suizo.

    Desde hace quince aos y tras laderrota de Sedn, Francia es mspequea y no lo digiere. Amputada

  • de la Alsacia y la Lorena, se vengaconquistando un vasto imperio enultramar, mucho ms grande que elde los alemanes: de las islas de laPolinesia a las del Caribe, defrica a Asia. Aunque no ms quesobre la britnica Union Jack, el soltampoco se pone sobre larepublicana bandera tricolor. Eneste ao, Pavie, el explorador deLaos, conoce a Brazza, elexplorador del Congo. El encuentrotiene lugar en la parisina calleMazarine, en La Petite Vache,

  • donde se rene tambin la pequeabanda de los saharianos. El marinofrancs hace dos aos que se haadueado en la Cochinchina de lasprovincias de Annam y Tonkin.Yersin lee las narraciones, repasalos mapas. sos son hombres y noson de los que se iran a vegetar aun lugar como Marburgo. Estconvencido de lo acertado de sueleccin. Es aqu donde hay quevivir.

    Quiz por ltima vez en suhistoria, Pars es una ciudad

  • moderna. Ya han terminado lasobras de renovacin emprendidaspor Haussmann y se traza el plandel metro. Entro en el museo delLouvre. Hoy visito las antigedadesegipcias, escribe Yersin, que leela prensa en el saln del BonMarch. La familia Boucicaut,propietaria del almacn, harconstruir veinticinco aos ms tardeel Hotel Lutetia enfrente de l. Alfinal de su vida, Yersin adquirir elhbito de alojarse all variassemanas cada ao, tras atravesar el

  • planeta para hacerlo, siempre en lamisma habitacin de la esquina delsexto piso, a unos centenares demetros de su primera residenciacomo estudiante: un chamizo conforma de mansarda de la calleMadame, desde el que, segn leinforma a Fanny, estirando elpescuezo puede entreverse una torrede la iglesia de Saint-Sulpice.

    En la calle de Ulm, Louis Pasteuracaba de conseguir una segundavacuna antirrbica, tras la del

  • pequeo alsaciano Joseph Meister:la de Jean-Baptiste Jupille,originario de la regin de Jura. Muypronto le llega gente de todaspartes. Hasta entonces, en cualquiercampo o en cualquier bosque delobos y nieve, lo mismo en Franciaque en Rusia, el tratamientoconsista a menudo en atar a losrabiosos y sofocarlos antes de quete mordieran a su vez. La aventuraest a la vuelta de la esquina de lacalle de Ulm, tanto como en laspendientes de las dunas saharianas.

  • Es la nueva frontera de lamicrobiologa. El estudianteextranjero de veintids aos,sentado delante del peridico, vivea expensas de su madre. Comotodos los hombres, lleva barbacorta y chaqueta oscura, cena alfondo de cafetuchos en los que losproletarios apuran su trago yconcluyen, al ver el vaso vaco, quese tampoco ser ya para losboches1 y que sera estpido,patrn, dejarles el tonel. Asist auna violenta disputa entre unos

  • obreros y un individuo de origenalemn, creo yo, que tuvo la malaidea de hablar en su lengua nativa:casi lo matan.

    Por el momento, es l quien llevauna vida de privaciones. Seinscribe en el primer curso debacteriologa dictado por elprofesor Cornil. Es una disciplinanueva. Durante toda su vida, Yersinescoger cuanto haya de nuevo y deabsolutamente moderno.

    En casa de Pasteur, en pocosmeses vacunan a manos llenas. En

  • enero de 1886, de mil vacunadosmueren seis, cuatro mordidos porlobos y dos por perros. En julio haycasi dos mil vacunados con xito yno ms de diez fracasos. Loscadveres son enviados al depsitodel Hospital, donde Cornil encargaa Yersin hacerles la autopsia. Elveredicto del microscopio de CarlZeiss es inapelable: la observacinde la mdula espinal demuestra quela vacuna ha sido inocua. Fuerontratados demasiado tarde. Yersinentrega los resultados al asistente

  • de Pasteur, mile Roux. Es elencuentro de dos hurfanos vestidoscon bata blanca, de pie en mediodel depsito del Hospital, entrecadveres de vctimas de la rabia, yste va a cambiarles la vida.

    El hurfano de Morges y elhurfano de Confolens.

    Roux lleva a Yersin ante Pasteur.El joven tmido descubre el lugar ydescubre al hombre, escribe sobreello en una de sus cartas a Fanny:El gabinete de M. Pasteur espequeo, cuadrado, con dos

  • grandes ventanas. Cerca de una deellas hay una mesita sobre la queestn los tarros que contienen losvirus para inocular.

    Yersin se une pronto a ellos en lacalle de Ulm. Cada maana seforma delante del patio una largafila de impacientes enfermos derabia. Pasteur ausculta, Roux yGrancher vacunan, Yersin prepara.l est contratado y le asignan unmagro salario. Nunca ms debernada a nadie. El hurfano deMorges y el hurfano de Confolens

  • han encontrado a un padre en elaustero sabio del Jura. Un hombrecon traje negro de faldones yapellido bblico, el apellido dequien gua los rebaos hacia lospastos y las almas hacia laredencin.

    Ante la Academia de Ciencias,Louis Pasteur, enfermo y todavaadministrador de la Escuela NormalSuperior, concluye su exposicin:es conveniente crear un centro devacunacin contra la rabia. La villa

  • de Pars pone provisionalmente a sudisposicin un desvencijadocasern de tres plantas de ladrillo ymadera, en la calle Vauquelin, y lapequea banda se instala all. sees el inicio de su vida comunitaria.La sala de inoculacin, lascaballerizas y las perreras dan alpatio. La banda de Pasteur vaocupando las habitaciones, piso apiso. Roux, Loir, Grancher, Viala,Wasserzug, Metchnikoff, Haffkine,Yersin. Este ltimo es receloso yfrunce el ceo cuando, como hace

  • Haffkine, se le llama Yersine,feminizando su apellido con una eal final, a causa de su acento suizo.Cada maana abandona la casa paraseguir sus estudios de medicina enla calle de Saints-Pres. Almedioda almuerza en una pequeataberna de la calle Gay-Lussac.Para su tesis escoge la difteria y latuberculosis, a la que los poetastodava llaman tisis. Lleva a caboconsultas clnicas en el Hospital deNios Enfermos, toma muestras delfondo de gargantas inflamadas,

  • extrae membranas, intenta aislar latoxina diftrica, lee en las revistaslos relatos de los exploradores.

    Se abre una suscripcininternacional en el Banco deFrancia a favor de Louis Pasteur.Los fondos afluyen. El zar de Rusia,el emperador del Brasil y el sultnde Estambul envan susaportaciones, pero tambin lo hacenpersonas sin relevancia cuyosnombres aparecen impresos cadamaana en el Journal Officiel. Elviejo Pasteur repasa esa letana.

  • Llora cuando ve que el jovenJoseph Meister le enva algunoscntimos. Compra un terreno en eldistrito quince. Cada semana, Rouxy Yersin inspeccionan los trabajosde la calle Dutot y regresan a lacalle de Ulm, al apartamento deLouis Pasteur y de su mujer dondela pequea banda extiende losplanos. El anciano de levita negraha sufrido ya dos ataquescerebrales, habla con dificultad,tiene el brazo derecho paralizado,arrastra una pierna. Roux y Yersin

  • disean con el arquitecto unaescalera interior, para el nuevoInstituto, cuyos escalones sernmenos altos y ms numerosos.

    Para el viejo Pasteur se hanacabado los descubrimientos. Trasl, el elegido ser Roux, el mejorentre sus hijos, el herederoputativo. Su ltimo combate esterico. Enfrentados a l desde haceveinte aos, los defensores de lageneracin espontnea brotan comopor arte de magia. l defiende quenada nace de la nada. Pero ah est

  • Dios. Por qu todos esosmicrobios y por qu habrnoslosescondido durante siglos? Por qutantos nios muertos, especialmenteentre los pobres? Fanny se inquieta.Pasteur es como Darwin. El origende las especies y la evolucinbiolgica, del microbio hasta elhombre, contradicen los textossagrados. Ante ello, Yersin y con ltoda la banda sonren. Muy prontotodo eso estar muy claro, bastarexplicar, ensear, reproducir losexperimentos. Cmo podran

  • imaginar que un siglo y medio mstarde la mitad de la poblacin delplaneta seguir defendiendo todavael creacionismo?

    Durante los aos en que seconstituye la pequea banda de lospasteurianos, sigue reunindose enla calle Mazarine la pequea bandade los saharianos, mientras lapequea banda de los parnasianosva desapareciendo. Los tresgrupitos habrn cohabitado duranteun tiempo. En la misma ciudad y en

  • las mismas calles. Banville, eldulce poeta, anida an en la callede Buci, donde presta su habitacinde servicio a Rimbaud antes de queste se vaya con Verlaine a la calleRacine. Desde la partida delclarividente, la pequea banda delos parnasianos se marchita, aunquefrecuenta todava por puro hbitolas cantinas, que son suslaboratorios, donde se extraen delfondo de los alambiques otroselixires: hadas multicolores que seinstalan en el fondo de los cerebros

  • de los ahora deslucidos parnasianospara regar los escondidos versosalejandrinos, que se replican sincesar en dpticos, pero cada vezms anmicos. Es en ese tiempoabsolutamente moderno, demicroscopios y jeringas, cuando seextingue el alejandrino, muerto deun golpe magistral por el jovenpoeta que se ha ido a vender fusilesa Menelik II, rey de la mesetaetope de Choa y futuro emperadorde Etiopa.

    En cuanto a Yersin, l lo lee todo

  • sobre ciencia y sobre relatos deexploraciones. Trabaja con calma yen soledad, con ritmo perezoso yese aire de quien no da golpe queresulta tan elegante. A la noche,calienta sus caldos de microbios yprepara sus reactivos. Todo esematerial a su disposicin resultafascinante. Por fin trabajosprcticos que hacer, cometas quevolar. Abre los cajones de gallinasy de ratones, selecciona, inocula;despus descubre, en un golpe degenialidad, una tuberculosis

  • experimental de nuevo tipo en unconejo: la llamada tifobacilar otifoidea.

    El joven, preocupado, regresa allaboratorio y entrega la probeta aRoux. O quiz saca de su sombreroun conejo blanco sujeto por las dosorejas y lo deposita sobre laencimera. He encontrado algo.Roux ajusta el tornillo de enfoquedel microscopio con el ndice y elpulgar, levanta los ojos, gira lacabeza, mira desde abajo alestudiante tmido mientras frunce

  • las cejas. La tuberculosis tipoYersin hace su entrada en loslibros de enseanza mdica, y deese modo su nombre pasa ya a laposteridad de los generalistas y delos historiadores de la medicina.Pero el gran pblico olvidarpronto el nombre de quien, a pesarde la peste, sigue sin ser hoy muyconocido. El pobre conejo tsicotose, escupe sus pulmones y expirasobre la encimera. Algunas gotas desangre roja manchan su pelajeblanco. Ese mrtir le vale al joven

  • una primera publicacin en lar e v i s t a Annales de lInstitutPasteur, firmada por Roux &Yersin. Sin embargo, todava no esmdico, ni siquiera es an francs.

    A los veinticinco aos de edad,tres despus de su llegada a Pars,Yersin redacta su tesis y recibe unamedalla de bronce que guarda en subolsillo para drsela a Fanny. Esamaana es declarado doctor enmedicina y por la tarde toma el trenpara Alemania. Pasteur le pide quese inscriba en el curso de tcnica

  • microbiana que acaba de crearRobert Koch, el descubridor delbacilo de la tuberculosis, en elInstituto de Higiene de Berln.Yersin es suizo y bilinge. No estmuy lejos del espionaje. Aquel aquien llama en sus cuadernos elgran lama Koch atacaviolentamente a Pasteur en susescritos. Yersin sigue lasveinticuatro clases, llena suscuadernos, traduce a Koch paraPasteur, dibuja el plano de sulaboratorio, redacta un informe y

  • concluye que no resultar muydifcil hacerlo mejor en Pars.

    A su regreso, sale una segundapublicacin firmada por Roux &Yersin. Los edificios del futuroInstituto Pasteur son inauguradoscon toda pompa por el jefe delEstado, el presidente Sadi Carnot, ypor sus huspedes internacionales.Yersin sigue siendo suizo. La leyreserva el ejercicio de la medicinatan slo para ciudadanos de larepblica. Yersin comienza lasgestiones, enva una carta a Fanny.

  • Sus antepasados maternos sonfranceses y el expediente seresuelve enseguida: calvinistas quehuyeron de los conflictosreligiosos. Francia acoge a su hijoprdigo.

    Una tarde, en la calle Vauquelin,dos hombres, a pesar de tener tantasotras cosas que hacer, cuelgan susbatas blancas en el perchero delvestbulo y se enfundan laschaquetas. Roux acompaa a suauxiliar al ayuntamiento del distritocinco, en la plaza del Panthon.

  • Est a dos pasos. Ambos firman enel registro. El funcionario pasa elpapel secante sobre la tinta y lesentrega el certificado. No haytiempo para festejarlo en la cantinacomo si fueran parnasianos.Vuelven a enfundarse las batasblancas, vuelven a encender losmecheros Bunsen, recogen su caldode bacilos. Yersin es un sabiofrancs.

  • EL RECHAZADO

    Y si l hubiera seguido siendosuizo o se hubiera hecho alemn?Y si ese anciano de barba blanca yojos azules, que dormita en el avinapaciblemente, hubiera elegido aKoch en vez de a Pasteur? Dndeestara hoy este hombre, a lossetenta aos, poseedor de unpasaporte del Reich? Ya se sabeque con frecuencia los genios se

  • dejan engaar. Es conocida suingenuidad. Esos que no le harandao ni a una mosca inventan, porel solo placer de resolver unenigma, armas de destruccinmasiva. Y si l hubiera sido alinicio de esta guerra un viejomdico jubilado en Berln? Si sehubiera casado con una alemana deMarburgo, dnde estaran hoy sushijos y sus nietos y con quuniforme?

    Ahora debe de estar sobre elRdano, sobrevolando los viedos

  • y las uvas verdes bajo el sol demayo de 1940. Los movilizadosestarn de vuelta para la vendimia?La de Yersin es una posicinpeligrosa, siempre ha queridolavarse las manos en poltica,ignorar la Historia y susrepugnantes festines. Es unindividualista, como suelen serlolos altruistas. Slo ms tarde, afuerza de tanto amar a los hombres,uno termina por convertirse enmisntropo.

  • Es algo ms fuerte que l: Yersinsiempre necesita saberlo todo. Abresu cuaderno e interroga a latripulacin de la pequea ballenametlica blanca. El hidroavin deAir France, el flying-boat que hacela ruta de Marsella, es un LeO,nombre que le viene de sus dosconstructores: Lior & Olivier. UnLeO H-242. Su fuselaje es deduraluminio anodizado. Yersin loconsigna en su cuaderno. Elduraluminio anodizado es unmaterial nuevo. Se pregunta qu es

  • lo que podra construir de nuevo enAsia con ese duraluminioanodizado. Los once pasajeros quele rodean estn sentados enconfortables asientos de respaldoalto. Se sirven alcoholes avoluntad.

    En medio de esos fugitivosricachones, de esos privilegiadoscobardes, que elegirn al azar entrelas escalas un lugar de veraneodonde esconderse con sus ahorros aesperar que escampe, Yersin evitala promiscuidad gracias a sus

  • cuadernos, simulando concentrarse.Su nombre y su rostro sonconocidos. Es el ltimosuperviviente de la banda dePasteur. Sabemos que ir hastaSaign, el final del trayecto, dondellegar en ocho das. En paquebotehabra sido un mes. Cada viaje lepermite traerse grandes cajas dematerial, cristalera para losexperimentos, semillas para susjardines. Con la guerra, lascomunicaciones se vern una vezms interrumpidas. Despus del 14

  • fue el mismo lo.Hace ya cincuenta aos que

    Yersin eligi abandonar Europa.Fue en Asia donde pas la PrimeraGuerra Mundial y se dispone apasar all la Segunda. Solo. Comoha vivido siempre. O, ms bien, enmedio de una pequea banda, enNha Trang, una aldea depescadores: la banda de Yersin.Porque, al cabo de los aos, elsolitario se ha revelado como unconductor de hombres. All lejos,ha creado algo as como una

  • comunidad, un monasterio laicoretirado del mundo al que ahora vaa reincorporarse. Como si hubierahecho votos de frugalidad ycelibato, tambin de fraternidad, sucomunidad cientfica y agrcola deNha Trang puede evocar unacolonia anarquista, como la coloniaCecilia fundada en Brasil a finesd e l XIX, o un falansteriofourieriano del cual l sera elpatriarca de barbas blancas. Yersinse encogera de hombros si esa idease evocara en su presencia porque,

  • un poco por casualidad, sin haberlobuscado realmente, mientras estabaocupado en cosas muy distintas, hoyse encuentra en posesin de unafortuna bastante considerable.

    En una sola ocasin, haciendo unesfuerzo por integrarse, por seguirlas reglas y atenerse a la tradicinde la Facultad, y dado que era unjoven mdico, un joven francs, unjoven investigador, se dijo quedebera ser tambin un jovencasado. Despus de todo, tal era el

  • caso de Louis Pasteur y eso no lehaba impedido trabajar. A Yersinle gustaba cenar en el apartamentode la pareja, en la calle de Ulm.Los dos hombres se apreciaban,eran dos hombres duros y probos,silenciosos, de ojos de un azul denieve y hielo. l tambin seconvertira en un anciano sabiorodeado del tierno cario de unaesposa anciana. Haba iniciadogestiones en ese sentido, utilizandoel mismo mtodo racional que habaempleado para establecer su

  • genealoga. Escribir a su madre,como siempre. Un carta a Fanny.

    Ella, que acababa de localizar asus antepasados, le encuentraenseguida una prometida. MinaSchwarzenbach, la sobrina de unaamiga. Mina es bonita. Uno laimagina virgen y abotonada hasta elcuello de encaje blanco, pero bajola larga falda negra quiz hay unfuego atizado cada noche con layema del dedo. Yersin se pone aescribirle. Resulta ms arduo quehacer una exposicin sobre la

  • difteria. Son muchos los borradoresque terminan en la papelera.Querida Mina. Quiz l hace elelogio de la apacible y vieja parejade los Pasteur, de las doctasdiscusiones en su casa con Perrot,el director de la Escuela NormalSuperior, y los relatos de susempresas arqueolgicas en AsiaMenor. Es una torpeza. MinaSchwarzenbach espera leerinflamados versos alejandrinos quele estn dedicados. Por la noche,sujetara la carta con la otra mano

  • para releerlos. Yersin mete la pata.Mina le da calabazas. No sevolver a hablar del asunto. l seda perfecta cuenta de que tener unaesposa pegada a sus faldones nohabra tardado en ser un estorbo.Ya se ver ms adelante, cuando lehaya dado la vuelta al mundo y alasunto.

    De momento, se ira con gusto aver el mar.

  • EN NORMANDA

    A Roux la idea le pareceabsolutamente peregrina. Irse almar. Apaga el mechero Bunsen, selimpia las manos en la blusa blanca,levanta los brazos al cielo. Debe deestar soando. Irse al mar. Por quno acabar sus das en una aldea depescadores? Exactamente, diceYersin... Pero dejmoslo as. Yaest, tiene una idea. Unir lo til a lo

  • agradable. Sacando partido de surelativa notoriedad comoespecialista en tuberculosis, eljoven doctor Yersin acaba deconseguir que la InspeccinAcadmica le enve en misin aGrandcamp, en la regin deCalvados. Pretende examinar losmicrobios de las bocas de niosque viven en un lugar salubre yaireado. Los comparar con los queencuentre en las bocas de los niosde las escuelas parisinas. Quieresaber si el cielo sucio por el humo

  • de las fbricas puede ser un factorque agrave la enfermedad. Se acabade comprar una de esas nuevasbicicletas con cadena y pionesfabricadas por Armand Peugeot.

    Yersin cierra su maleta,envuelve su microscopio, sube altren en direccin a Dieppe, llega aLe Havre en bicicleta, toma eltransbordador de Honfleur ypedalea hasta Grandcamp. Por lamaana hace la ronda de las clases,donde los nios abren la boca

  • delante de l; por la tarde pasea porel muelle y busca pescadores queacepten embarcarlo. Por la noche,en la pensin, lee Pescadores deIslandia, de Pierre Loti. Con stetiene en comn la soledad desde lainfancia, la honesta y humildefamilia de provincias, el estrictoprotestantismo y el padre ausente.Siendo muchachos crecidos enmedio de mujeres, en los dos seengendra una misoginia latente yuna sexualidad indecisa, tambin elsueo de atravesar mares y

  • ocanos. Una idea que, sinembargo, le llega a uno msrpidamente en Rochefort-sur-Mer,en el seno de una familia demarinos, que en Morges, en elcantn suizo de Vaud.

    Yersin tiene veintisis aos y esla primera vez que ve el mar.

    Pero no desde lo alto de unacantilado con los cabellos alviento como un poeta parnesiano,sino desde el puente barrido por losgolpes de mar del Raoul, unaembarcacin dedicada a la pesca de

  • bou, con botas e impermeable dehule, en medio de las jarcias delvelamen y del trabajo bien hecho.

    En su entusiasmo, redacta paraFanny, que es su nica lectora, unpastiche de Loti o de exploradoresy navegantes descubridores depueblos. Describe un mundo dehombres, fraternal, algo entre Loti yLos trabajadores del mar, deVictor Hugo, aunque todava ignoralo que es la obra muerta de unbarco o que, a bordo, nunca sehabla de cuerdas, al menos no ms

  • que en casa de un ahorcado: Derepente, el barco se detiene, lacuerda de la red se tensa y serompe. Deprisa, cargad las velas,hemos dado con un arrecife de buentamao que desgarra varios metroscuadrados de la red, traed tambinlas lanzaderas y el bramante paracerrar los agujeros. La red no estde nuevo en condiciones hasta lassiete, pero el rodaballo slo sepesca de da. De noche se pesca ellenguado, que tambin es muysolicitado, pero hace falta

  • acercarse a tierra: el reino de loslenguados tiene fondo de arena, sinrocas. Por la tarde, asansalmonetes a bordo. Despus, cadacual se va a dormir en su coy,menos los dos hombres que estn deguardia y el pasajero. CuandoFanny lee esos correos, sentada enel saloncito florido de la Casa delas Higueras, se siente un pocodecepcionada. Hay algo que nocuadra.

    Como buen hurfano, Yersin hacolmado todos los deseos de su

  • madre. Se ha hecho mdico. Mi hijoes doctor, dicen las madres. Pero les ms que eso: es un sabio.Trabaja con Pasteur. Ella dice: essu mano derecha. Con eso basta.Que regrese a su lado y viva de sugloria, que abra una consulta alborde del lago y cuelgue su placa.Est inquieta, Fanny. Las madressiempre lo estn. Quiz l tenga unavena en la cabeza que no funciona,como su padre. Ya se vio elresultado. Este hijo es insaciable.Qu va a inventar ahora? Quiere

  • irse donde los salvajes, como si nofuera bastante con los franceses.Ella relee la carta que acaba derecibir: No me molestaraabandonar Pars porque el teatro meaburre, el mundo galante me dahorror y todo esto no es ms queuna vida de no moverse.

    Despus de Normanda, todo seva a cerrar como un nudo marinero.Yersin no pasar el resto de su vidadelante de las probetas, con el ojofijo en el microscopio en vez de en

  • el horizonte. Necesita aire, silencioy soledad. Y sin embargo esentonces, a su regreso, cuandoRoux, quien decididamentecomprende mejor a los bacilos quea los hombres, creyendo hacerle unhonor, le encarga el curso demicrobiologa.

    Para Yersin, que es adepto a unaespecie de mayutica, nada de loque se puede ensear merece seraprendido, aun cuando todaignorancia es culpable. Toda suvida ser un brillante autodidacta y

  • no sentir ms que desprecio porlos mediocres empollones. Bastacon saber observar. Si no se sabe,no se sabr jams. Entre los doshombres va creciendo laincomprensin. Lo que ha dadolugar a una bronca de ms de doshoras.

    El hurfano de Confolenssermonea al de Morges,recordndole sus deberes depasteuriano. Pero, por Dios, si haymiles que venderan a su hermanapor ocupar tu plaza, y t, Yersin...

  • Le faltan las palabras ante esejoven tmido de porvenir tanprometedor, ante su mirada dura yazul. La investigacin cientfica espara Yersin como tocar el violn.Es un diletante genial tocado por lagracia de tener buen odo o buenojo y la suerte sin la cual el talentono es nada. Es Mozart eligiendoconvertirse en leador. O Rimbaud,en comerciante de caf de Moca ode fusiles de Lieja. Y ste encimaviene con la lata del relato de suviaje en bicicleta y sus salidas a

  • pescar con red. Roux se dice que talvez ha apostado por el caballoequivocado, que Yersin fue unaestrella fugaz y que, a los veintisisaos, como sucede a veces con losmatemticos y los poetas, su luz yase ha apagado.

  • UNA GRAN TORRE DEHIERRO EN EL CENTRO DELMUNDO

    Sin embargo, el curso es unxito. Yersin pronuncia slo laspalabras indispensables, el restoconsiste en saber observar. Unasistente coloca delante de cadacual una bandeja de zinc y, con airede prestidigitador o de jefe decomedor, levanta la campana de

  • cristal. Hay que manipular conguantes algn roedor muerto a causade alguna de las infecciones queestn en el programa. Las jeringasperforan la piel. Se extienden gotasde sangre contaminada sobrelminas que se colocan bajo elmicroscopio.

    Roux ha impartido los dosprimeros cursos de microbiologa yYersin se hace cargo de los dossiguientes. El anuncio ha circuladodurante meses por revistas mdicasy peridicos del mundo entero. Es

  • la nueva poca del cablesubmarino. Los mdicos suben laescala real de los paquebotes ydesembarcan en los puertostransatlnticos de Burdeos, Saint-Nazaire o Cherburgo. Toman el trenen las estaciones martimas, rumboa Pars. Estos cursos de veranocoinciden con la ExposicinUniversal y con el centenario de laRevolucin Francesa, que fue elapogeo de la Ilustracin.

    Pars se convierte en la capitalmundial de la medicina y, en su

  • centro, el recin estrenado InstitutoPasteur, con sus ladrillos rojos, esel faro del Progreso. Todo esnuevo, los parqus encerados y laloza refulgente de las encimeras delos laboratorios. La fachada es deestilo Louis XIII y de piedrasmoleas. Nace la idea de crearInstitutos Pasteur en el extranjero yde lanzar campaas de vacunacin,tanto preventivas como curativas.Delante de Yersin, en la gran salade altas ventanas cuadriculadas, sejuntan mdicos de hospital

  • franceses y tambin uno belga, otrosueco, otro cubano, tres rusos, tresmexicanos, un holands, tresitalianos, un ingls, un rumano, unegipcio y un estadounidense. Si lacuenta no falla, hay docenacionalidades, pero ningnalemn. Eso no presagia nadabueno.

    A veces se ve en el patio degravilla, plantado de castaosjvenes, al anciano hemipljico delevita negra y corbata de pajarita alcuello, convertido ya en leyenda

  • viviente, que se sienta a tomar elsol en un banco. Hay quienesintentan sacarse una foto en sucompaa, para colgarla despus enla sala de espera junto alcertificado de pasteuriano. ParaYersin es un fastidio. Esto es muyaburrido y toma un tiempo inaudito.En mi primera leccin estaban elseor Pasteur, el seorChamberland y muchas otraspersonas intimidantes. El seorPasteur, segn parece, ha quedadosatisfecho.

  • Despus de las clases, el jovense va a pasear a solas por losmuelles del Sena. Con su barbanegra y su mirada azul. Esaprimavera acaba de aparecer sutercera publicacin, versa sobre ladifteria. El genio de Yersin no esten declive y su luz no se haapagado. Como primer habitantedel Instituto, ha escogido lahabitacin ms hermosa, en laesquina, llena de luz, le gusta elconfort cuando es posible tenerlo.Ha puesto en marcha las estufas y

  • las autoclaves, se hace cargo de larecepcin de las entregas decristalera. En este verano se erigela escultura de Danton en el crucedel Odon, con motivo delcentenario de la revolucin. En losCampos de Marte y a lo largo delmuelle de Orsay se exponen losavances de la ciencia, de la tcnicay de la civilizacin, que es tantocomo decir de una Francia quedespliega sobre el mundo lasgrandes alas blancas de su genio.Sobre la explanada de los

  • Invlidos, los ministerios de laGuerra y de las Colonias hanfinanciado la recreacin de aldeassenegalesas o tahitianas, tunecinas ocamboyanas, y han desplazado hastaall poblacin autctona con el finde evocar esos parajes lejanos y losconfines del Imperio. Todo esoquiere ser universalista, pero revelaun gran nacionalismo. sa essiempre, para un suizo, la paradojade la universalidad francesa, queaparece ya en su DeclaracinUniversal de Derechos del Hombre:

  • esa ideologa francesa que siempreresulta tan extraa para losextranjeros y que por eso mismomuestra bien que no es tan universalcomo pretende.

    En la Galera de las Mquinas,Yersin abre su cuaderno y todo enella le cautiva tanto como lamedicina: las minas y la metalurgia,las mquinas-herramienta, elembotellado de aguas minerales, laingeniera civil y las obraspblicas. As es como l concibe elestudio. Slo hace falta observar y

  • Yersin observa mucho. Ms tarde,l se ocupar de las mquinas,como lo haca con las cometas, paradesmontarlas, volverlas a montar,mejorarlas. Eso es siempre mseficaz que leer las instrucciones deuso. Son tiempos de un resueltooptimismo. Los de Gustave Eiffel yJulio Verne. La primera novela deJulio Verne fue una denuncia delprogreso, una novela deanticipacin apocalptica, Pars enel siglo XX, con el arte y laliteratura destruidos y humillados

  • por la ciencia y la tcnica. Fracasototal. Sea ms positivo, le aconsejael astuto Hetzel, se acab el oscuroromanticismo, cante a la ciencia y alas mquinas. Es la hora de JulesFerry, el introductor de laeducacin pblica. La fbula delcartesianismo. Y llega el catorce dejulio de ese ao del centenario. Unsiglo despus de que tomaran laBastilla e iluminaran el cielo dePars con el incendio de lospolvorines, los franceses hansentado cabeza y toman el ascensor

  • para subir a contemplar Pars,desde lo alto de la gran torre dehierro que acaba de inaugurarse, yaplaudir desde all los pacficosfuegos artificiales.

    Los mdicos del mundo regresana sus pampas o a sus tundras conuna torrecita Eiffel de latn y lafotografa dedicada por Pasteur,quiz tambin con una liga,recuerdo emocionado del MoulinRouge o del Folies-Bergre. Yersincierra su cuaderno: Termin elcurso ayer con un gran suspiro de

  • satisfaccin. Los alumnos anpueden venir a poner en orden suscacharros, luego el laboratoriopermanecer completamentetranquilo. Pasteur consigue que leotorguen la condecoracin de lasPalmas Acadmicas. Indiferente aesa baratija, se la mete en elbolsillo para obsequirsela aFanny.

    No habr Institutos Kochrepartidos por todo el mundo,tampoco una gran torre de hierro enBerln ni una Exposicin Universal.

  • Bismarck est enredado en sussinsabores africanos. La presinsube de grado bajo los germnicoscascos puntiagudos sin que hayavlvula de escape y se preguntan siha merecido la pena haber ganadola guerra y capturado en Sedn alemperador de estos pueteros.Porque entre Pars y Berln,tambin en parte entre Pasteur yKoch, est Sedn.

    A su regreso a Morges, al finaldel verano, Yersin es un hroe

  • local, no tanto por sus trabajossobre la tuberculosis y la difteria temas de los que no se habla en lamesa, les explica Fanny a lasjovencitas como por haberasistido a las inauguracionesparisinas ms comentadas en laSuiza romanda: la del InstitutoPasteur y la de la ExposicinUniversal. Fanny invita a losgacetilleros a la Casa de lasHigueras, al borde del lago. Tomanel t en el saloncito florido. En lapared est la medalla de bronce con

  • las palmas. Ella aprovecha laocasin para organizar un curso deconversacin y un ejercicio decotorreo para los adefesios. Yersinhabla de pueblos del mundo entero,de mquinas, de los cuatrorestaurantes suspendidos en cadauno de los cuatro pilares hechos detravesaos sujetos con pernos, y decmo subi por cinco francos hastael tercer piso de la gran torre dehierro. Y la moda? Ha tradofolletos? Yersin deja su taza sobreel mantel bordado y aade con una

  • voz dulce y enigmtica:Y, sobre todo, he visto el mar.Fanny se encoge de hombros.El mar.

  • UN MDICO DE A BORDO

    Pasteur y Roux tienen querendirse a la evidencia: no van aconseguir atar a Yersin a laencimera del laboratorio. Ms valeencontrar una solucin amistosa yconservar al ardoroso investigadoren el seno de la casa, dejndole quetome distancia. Que se le pase lajuventud. Hasta que un da hagacomo Ulises. De mala gana, Pasteur

  • dicta una carta de recomendacin:El abajo firmante, director delInstituto Pasteur, miembro delInstituto, Gran Cruz de la Legin deHonor, certifica que el seor doctorYersin (Alexandre) ha cumplido lasfunciones de tcnico auxiliar delaboratorio de qumica fisiolgicaen la Escuela de Altos Estudios ydespus en el Instituto Pasteur,desde el mes de julio de 1886 hastael da de hoy. Quiero dejarconstancia de que el seor Yersinha cumplido con sus obligaciones

  • siempre con el mayor celo y que hapublicado, durante su estancia en milaboratorio, numerosos trabajos quehan sido acogidos favorablementepor sabios competentes. La cartaest dirigida a la oficina de lasMensajeras Martimas de Burdeosy va acompaada de la candidaturade Yersin para el puesto de mdicode a bordo.

    La respuesta de la compaa escalurosa y espontnea y, aun ariesgo de tener que hacermovimientos entre su personal

  • mdico, le propone escoger laregin del mundo que ms leconvenga. Yersin elige Asia. Lacompaa cuenta, por supuesto, conhacer de su reclutamiento unincentivo comercial:

    Sepa, querido amigo, quedurante esta travesa fui atendidopor uno de esos jvenespasteurianos y conversamos sobreel viejo y querido Pasteur...

    Durante algunas semanas, Yersinfrecuenta de nuevo los hospitales dePars con el fin de prepararse y no

  • dejar nada al azar. Adquiereconocimientos que hasta entonceshaba descuidado sobreenfermedades de la piel, sobreciruga menor, sobre oftalmologa.Compra un maletn de mdicogeneralista y un bal de mimbre, enel que embute sus libros y elmicroscopio de Carl Zeiss, unosprismticos de marino y todo unequipo fotogrfico: las bandejas,una ampliadora, los tubos confijadores y con productos para elrevelado. Toma el tren a Marsella,

  • donde los antiguos parapetosdiscurren a lo largo de los muelles.

    El curso de microbiologa esconfiado a Haffkine, hasta esemomento bibliotecario del Instituto,un judo ucranio, otro hurfanoadoptado por la pequea banda delos pasteurianos. Volveremos aencontrarnos con Haffkine, enBombay, en medio de una de esaspolmicas tan abundantes en elmedio cientfico. Yersin se sientaen el tren que va a Marsella. Hapasado cinco aos en Pars.

  • Volver de vez en cuando, peronunca ms vivir en esta ciudad.

  • EN MARSELLA

    El espacio areo no es seguro eneste ltimo da de mayo del 40. Porla tarde, unos veloces Stukas,volando por encima de la pequeaballena blanca, han venido apavonearse haciendo picados conlas sirenas aullando, antes de darmedia vuelta sobre el Mediterrneopara retornar a su base. Aqu,cuatro aos ms tarde, al final de la

  • guerra, bajo el cielo azul de julio ya los mandos de su avin Lightning,desaparecer Saint-Exupry, otrode los habituales del Lutetia, elltimo superviviente de la banda deMermoz.1

    La pequea ballena blancadibuja un arco antes de posarse enla albufera de Berre. Sus flotadoresrayan la superficie del agua y abrenun abanico de chispeante espuma.El habitculo oscila y despus seestabiliza. Por fin llegan al pontn.Las noticias no son buenas. El

  • aeropuerto de Pars ha sidocerrado. La Luftwaffe machacacarreteras y puentes. La tripulacinest inquieta. Se habla de losstalags, los campos alemanes deprisioneros de guerra. Algunosnavegantes desertarn al final deltrayecto, los ms corajudos seconvertirn en pilotos de caza y seunirn a las escuadrillas de Argel ode Brazzaville. Despus de repostarcarburante, el hidroavin despegarumbo a Corf, que es la siguienteetapa en la ruta hacia Asia. La

  • pequea ballena blanca sobrevuelael puerto de Marsella al anochecer.Yersin ve ms all de las alas losnavos junto a los muelles, comolargos peces. Cincuenta aos antes,l recorra casi todos los das esosmalecones de ah abajo. Iba aembarcarse a bordo del Oxus.

    Todava no se poda imaginar, enaquel ao de 1890, la explosinveinticuatro aos ms tarde delconflicto que se denominara GranGuerra y enseguida Guerra Mundialy al cabo de algunos das Primera

  • Guerra Mundial. Tampoco se podaimaginar el auge que tomara laaviacin. Invencin maravillosaque permite reducir las distancias ybombardear a la poblacin. Antesde la Primera Guerra, Yersin habadudado si comprarse un avin. Sehaba trasladado ex profeso alaerdromo de Chartres paraefectuar all su primer vuelo ydiscutir los precios, haba pensadoen trazar una pista de aterrizaje enNha Trang y, finalmente, habaabandonado la idea y pasado a otra

  • cosa. Yersin con frecuencia es as.Salta de un tema a otro. No sermarino por mucho tiempo.

    Mientras Clment Ader hacedespegar el primer avin del mundoe inventa el nombre, Yersindesciende en la marsellesa estacinde Saint-Charles del tren que vienede Pars. Tiene veintisiete aos.Camina por el bulevar de laCanebire hasta el Puerto Viejo yve el mar por segunda vez. El aguaes ms azul que en Dieppe, las olas

  • ms suaves. Camina por el puertode Marsella, ni ms ni menos: lapuerta del vasto mundo. Aqu,quince aos antes, Conrad inicia sucarrera de marino. Diez aos antes,Rimbaud se embarca hacia el marRojo y Arabia. Y hace unos pocosmeses Brazza vuelve a partir haciael Congo. Al lado de Yersin, unporteador empuja una carretilla conel bal de mimbre donde estnembutidos el maletn de suinstrumental mdico, elmicroscopio, los prismticos

  • marinos y el material fotogrfico.Yersin sube a bordo del Oxus, quezarpa rumbo a Extremo Oriente. Leentregan el Reglamento de a bordo.

    En cada paquebote de lacompaa de MensajerasMartimas, la consulta mdicadiaria se anuncia con un toque decampana. El mdico slo reciberdenes del capitn y come en sumesa. l gestiona la farmacia de abordo, que aprovisiona en cadaescala. Tambin le competecomprobar la limpieza de la cocina

  • y la frescura de los alimentos.Tiene un enfermero a su servicioque le abre su camarote de primeraclase, en cobre y madera barnizada,y le entrega su uniforme blanco concinco galones dorados, cuyospliegues ajusta delante de unespejo. A Yersin le gustan el ordeny el lujo, porque el lujo significacalma. Lo peor de la detestadamiseria es ser siempreimportunado, no poder estar nuncasolo.

    En el navo embarcan cientos de

  • pasajeros, en esta ocasin viaja enla bodega una tropa de soldadosrumbo a su guarnicin de Tonkin,protectorado francs desde hacesiete aos. En segunda, monjesbenedictinos y hermanas de laCaridad, a los que Dios ha llamadopara que vayan a China. Tambin ellote habitual, con billete slo deida, de cabezas locas, estafadores,inversionistas arruinados, rufianes ehijos de buena familia que partenpara ver si su vida puede ser mssoportable en las colonias. De

  • nuevo en el muelle, Yersin pone sumano como visera en la frente yaprecia a contraluz las medidas delmastodonte. Nada que ver con unbarco de pesca normando. Mira laalta muralla de hierro de cientoveinte metros de eslora, retenidajunto al muelle por las guindalezas.Los fogoneros encienden lascalderas y hacen subir la presin.Los oficiales que descendieron atierra para una ltima velada seinstalan en las terrazas soleadas.Recorriendo las drsenas, apartado

  • del resto, un brillante joven vestidode uniforme blanco con cincogalones dorados respira a plenopulmn el aire de los mares y de laaventura, es un milord al que sinduda alguna hija de la calle invita adescubrir en su cuartucho otroshorizontes. l se pregunta si MinaSchwarzenbach se imaginaba yatodo eso.

  • EN EL MAR

    Hay pauelos blancos, agitadosquiz por esposas abandonadas ycargadas de cros. Suenan losmetales de una filarmnica y loshimnos de un coro como adis a losmisioneros. El gran paquebote, bajoempavesado multicolor de proa apopa, desatraca en el muelle ybornea en la rada. Yersin conoce elsignificado martimo de ambos

  • verbos.Se hacen a la mar al final de la

    tarde. La baslica de NuestraSeora de la Guardia vaempequeecindose al final de laestela. La luz del atardecer pinta derosa el casco del barco y amarilleael plumaje de las gaviotas que llevaa remolque. El viento arrecia, lamar se riza. Los pasajeros serefugian en los salones. Se juega almahjong en primera y a los naipesen la entrecubierta. Hay treinta dasde navegacin de Marsella a

  • Saign.La primera escala es en Messina,

    despus en Creta. Hasta all se hanavegado casi todo el tiempo encabotaje y por fin comienza latravesa de altamar hacia el sur delMediterrneo, rumbo a Alejandra,donde, siete aos antes, ha muertoel joven pasteuriano Thuilliermientras estudiaba la epidemia declera. Yersin ordena en sucamarote su pequea biblioteca,emplazada entre marcos de maderabarnizada: libros de medicina y un

  • diccionario de lengua inglesa. Abresus cuadernos, escribe cartas aFanny. Una maana, desde elpuente, observa la aproximacin aunas tierras de arenas doradas ypalmeras esculidas, enseguidadistingue un primer minarete ydespus un primer camello: al igualque Flaubert, en Egipto se da unatracn de colores, como un asnoque se harta de avena.

    El Oxus se interna en el juego deesclusas. En el momento en que

  • Yersin entra en el canal de Suez, enesa primavera de 1890, elexplorador ingls Henry Stanley,hroe del Congreso de Berln cincoaos antes, el hombre que encontra Livingstone y atraves frica delado a lado, lleva tres mesesencerrado en una villa de El Cairo.All escribe el relato de suexpedicin a Ecuatoria, en busca deEmin Pach, y de su retorno atravs de Zanzbar, titulado En lastinieblas de frica.

    Miles de kilmetros ms al sur,

  • Brazza y Conrad, cada uno a bordode un vapor, remontan el ro Congo.Y el capitn ingls, que fue polacoantes de ser marsells, situar sunovela El corazn de las tinieblasjusto al norte del ro, en lascataratas de Stanley. En esta ciudadde El Cairo, tres aos antes, ArthurRimbaud, el renegado de lapequea banda de los parnasianos,encerrado en una habitacin delhotel de Europa junto a su sirvienteDjami Wada, todava le escriba asu hermana que Egipto no sera ms

  • que una escala: Quiz me vaya aZanzbar, desde donde se puedenhacer largos viajes por frica, yquiz a China, a Japn o quin sabeadnde.

    Al salir de las montonas riberasdel canal, el navo embiste con elbulbo de su roda las aguas lisas ytransparentes del mar Rojo. Es eldescubrimiento de un calor terrible,el metal recalentado por el solblanco, las montaas prpuras delYemen y, ya en la tarde, las balizasluminosas al aproximarse a Aden.

  • Por la noche hay que salir acubierta, bajo las estrellasresplandecientes, para buscar algode frescor en medio del aireinmvil. El cuaderno de Yersin sellena de frases como las que sepodran leer en las pginas deUltramarina, de Malcolm Lowry:De la ribera se desprendengrandes masas de sombras,vagamente alumbradas por el fuegode numerosas antorchas, y sobreesas balsas, que son arrastradas porun pequeo vapor, se eleva un canto

  • rtmico compuesto por unas pocasnotas. Son los carboneros, quevienen a rellenar los paoles delOxus. Y concluye su carta aFanny: Cmo se siente ya queestamos lejos de Europa!

    Los guripas se han enfundado elcalzn corto colonial y se tocan conel gorro de campaa. Por la maanahacen en el puerto sus ejerciciosgimnsticos y sus desfiles militares.Al cabo de tres das llega elmomento de zarpar hacia el trayecto

  • ms largo. Se leva ancla paraemprender el lento descenso delocano ndico, con rumbo sudeste,en direccin a Colombo. Lospaoles estn llenos de aguapotable y de carbn, y en lasbodegas se apila todo aquello quean no se fabrica en Saign:mquinas-herramienta, armas defuego, trajes de noche, hectolitrosde vinazo y de pastis y mquinas dehielo. Sobrecargado con todos esosbrtulos, el buque hace sentir elpeso de sus tres mil ochocientas

  • toneladas sobre las aguas verdes,bajo el penacho de sus chimeneas y,a veces, bajo el breve azote de lalluvia, tras la cual el sol sacabrillos a la madera mojada.

    Atraviesan el trpico y de tardeen tarde aparece una isla virgen enmedio de la nada, con su mechn decocoteros, y tal parece que hubierasido sacada del Baudelaire de lostiempos en que el verso alejandrinotodava brillaba. Una isla perezosaen la que la naturaleza ofrecerboles singulares y sabrosos

  • frutos. Yersin ya le ha tomado lamedida al lugar y a sus funciones, alos cientos de metros de los puentesy al kilmetro de crujas y escalas,tambin al ritmo de la campana decobre de su consulta, que suena alinicio de la tarde. Es un eleganteBarnabooth1 de uniforme blancoque asiste por la maana al informede los oficiales de guardia en lacmara del capitn.

    Por la tarde reanuda sus lecturasmdicas, estudia ingls. Los pocosingleses con quienes se encuentra

  • en el saln de primera clasedescendern en las escalas de Indiao en Singapur para dirigirse a susplantaciones de Malasia o de Siam.Toma nota de la costumbre inglesade construir adjetivos con iniciales,con acrnimos. En las lneasmartimas se inventa ese ao lapalabra posh, que ms o menossignifica dandy o alguien que estmuy a la moda, a partir de la fraseport out, starboard home(babor ida, estribor vuelta),porque queda muy chic cambiar la

  • borda en la que se ha reservadoplaza en funcin de la direccin quesigue el navo, con el fin dedisfrutar siempre a travs del ojode buey del camarote, tanto a la idacomo al regreso, del paisajecambiante de las costas, cuando losotros, los que no son posh y no hanprevisto el truco, no ven ms queagua.

    Mientras Yersin daba paseosentre el saln y su camarote, elbarco ha entrado en los mares delSur. Ha visto la jungla de Ceiln, la

  • lluvia clida sobre sus grandeshojas esmeraldas. Una tarde, en elsaln, de camino hacia Singapur,los viejos colonos le han contado,delante de sus vasos de absenta, lahistoria de Mayrena, que fue reycon el nombre de Marie I. Unanti guo spahi, un soldado delcuerpo de expedicin francs, quese convirti en aventurero, huyendoa travs de los bosques, y se hizocon un reino en alguna parte deAnnam, no se sabe bien cmo,proclamndose rey de los sedangs

  • antes de ser expulsado por losfranceses. Se dice que hoy viveretirado por aqu, en la isla deTioman, rodeado de una decadentecorte de pistoleros a los que l hahecho barones y de las ajadas yemperifolladas bailarinas decabaret que se trajo desde Bruselasen su poca de esplendor. Despusde Singapur, la ruta gira alnordeste, costea el golfo de Siam ala altura de Bangkok, y evita eldelta del Mekong hasta llegar, msal norte, al cabo Saint-Jacques.

  • La alta muralla del paquebote seadentra en el ro de Saign con lamarea alta y lo remonta, bajo uncielo bajo y pesado, a unavelocidad de dos o tres nudos, la deun hombre al caminar, para novolcar los juncos ni los sampanes nidestruir las cabaas sobre pilotes ylas pesqueras levantadas en laribera, en medio de los mangles.Una caonera lo precede. Losinmigrantes, curiosos e inquietos,acodados en la borda con sus trajespringosos, ven a los cormoranes

  • volar en picado hasta sumergirse enese caldo amarronado y erizado decaas de junco. Se preguntan siencontrarn por fin aqu la fortuna osi su vida ir a pudrirse en el fondode estos arrozales inundados. Quizuno de entre ellos, ms letrado ylector de Voltaire, que haya partidohacia las colonias como quien sealista en la legin, por una pena deamor o por un fracaso en lasoposiciones, se pregunte por quese nombre de Oxus, por qu llamara un barco con el nombre del ro de

  • Transoxiana1 que Gengis Khan tide rojo con la sangre de los persasy llen de cabezas cortadas.

    Poco a poco se ven palmerascada vez ms grandes, luego sedistinguen pequeos bosques decocoteros en los que juegan losmonos. Al fin aparecen vastaspraderas y despus nosencontramos ante unas casaseuropeas. El Oxus hace un disparode can y echa el ancla: hemosllegado. A lo lejos se venalmacenes, los depsitos de carbn

  • y de algodn cubiertos con lonas,las hileras de toneles. El muelleest invadido por hombres que tirande sus rickshaws y por carruajesvictoria enganchados a pequeoscaballos annamitas. Los guripas,formados en columna de a dos, sevan hacia su cuartel provisional,antes de dirigirse a Tonkin, all alnorte, en la frontera con China. Delotro lado, los curas y las monjastoman la calle Catinat, que subedirectamente desde el ro hacia lameseta, hasta la plaza Francis-

  • Garnier, donde se alzan loscampanarios nuevos de NuestraSeora y el nuevo edificio deCorreos, obra de Gustave Eiffel.

    Sentados aparte sobre los fardosy con los mazos de naipes y loscuchillos en sus bolsillos, loschulos acechan a los indecisosrezagados, aquellos a los que nadieespera, los recin llegados deMarsella, las nuevas perdices quedesplumar en los burdeles y en losfumaderos del barrio chino. Encompaa de los oficiales de a

  • bordo, Yersin visita el Arsenal y sesienta en las terrazas del Rex o delMajestic. Los comerciantes,vestidos de blanco, beben asorbitos sus verms y sus vasos decassis cada tarde. La ciudad deSaign no ha cumplido an treintaaos, es blanca y de calles anchassombreadas por algarrobos,trazadas segn el modelo deHaussmann. En la agencia de lasMensajeras le entregan al jovenmdico sus papeles, constelados detampones de la aduana martima y

  • de los servicios sanitarios: eldoctor Yersin debe embarcar dentrode cuatro das a bordo del Volga.

    Ha sido destinado a la lneaSaign-Manila.

  • VIDAS PARALELAS

    El Volga es un viejo trasto mixtoque navega a vela y a vapor,aparejado como navo de tres palosy con una sola caldera central, unamodesta embarcacin para setentapasajeros y unas pocas toneladas deflete.

    Cada mes, en el viaje de idadesde Saign, los comercianteshabituales de la lnea llevan

  • productos de Europa para losfilipinos ricos: vestidos de Pars yporcelanas de Limoges, jarras decristal y vinos finos. A la vuelta, setraen a cambio, en el fondo de labodega, productos fruto del sudorde los filipinos pobres: conos deazcar, puros de Manila y vainas decacao. De un puerto a otro hay tresdas y tres noches de travesa porun mar amarillo y conradiano deoleaje apretado y dbil, en el que laproa se abre camino como condesdn. El tranquilo vapor navega

  • con la regularidad de untransbordador. En el puente est elcapitn Franois Ngre, un perroviejo habituado a lasembarcaciones de Asia. A partir deese momento, la vida de Yersinadquiere, durante todo un ao, laregularidad de un pndulo.

    Un tercio de su tiempo lo pasa abordo, el otro tercio est dedescanso en Saign, y el ltimo, enla ciudad de Manila, una de esasciudades de los espaoles cargada

  • de siglos y de un catolicismorecargado de oro y de estatuas desantos ensangrentados, de exvotos yde vrgenes policromadas cubiertasde flores y frutos y ofrendas dedulces. Todo eso resulta tan extraoa los ojos de un puritano de Vaudcomo los fetiches vuds. Sobre elmar se alza una ciudad fortificada,como las de San Juan de PuertoRico o La Habana, con empinadascalles adoquinadas y una catedralblanca con dos campanarios en elfrontn, ya devorada por el negro

  • de la podredumbre y el verde delmusgo mientras los francesesapenas acaban de levantar NuestraSeora de Saign con sus rojosladrillos nuevos trados deToulouse.

    Pero Yersin no tarda en recorrerambas ciudades y en cada escala vaalejndose ms. Es un hombreorganizado, ya se sabe. EnFilipinas, regresa cada mes aestudiar astronoma con los jesuitasdel Observatorio, aprende a utilizar

  • el barmetro para medir la altitud,escala el volcn Taal y se dedica atrabajos prcticos, como cuandoconstrua cometas. Dibuja a plumael crter del volcn: En el fondohay dos lagunas de un verdeamarillento que exhalan un vapordenso y blanco. Por aqu y por allse ven pequeas columnas de humosaliendo de las grietas. Adquiereuna de esas barcazas que aqullaman bancas, contrata a un piloto,remonta los ros, asiste a peleas degallos en los poblados tagalos.

  • Y cada mes Lord Jim o Yersin seadentra ms en un arroyo estrechoy tortuoso que corre en medio deuna espesa selva tropical. Es paraFanny, su nica lectora, que redactasus primeros textos de explorador.Avanzamos bajo una catedral deverdor, suma a eso la luz de la luna,el silencio de la noche y el extraoencanto que dan a la escena laspequeas piraguas de lospescadores, resguardadas en losrincones oscuros del ro. Llevamosa bordo al comandante, a sus dos

  • bebs y a un sargento espaol.Llegamos a Jala-Jala a la una de lamaana. Dan media vuelta al alba.Al da siguiente la banca es izadacon una gra a bordo del Volga yasegurada sobre cubierta. Se recogela jarcia y se pasa al vapor. Yersinviste su uniforme blanco con suscinco galones dorados y hace sonarla campana. Por la tarde, en lacmara de oficiales, relata susandanzas al capitn Ngre y a losnegociantes sentados delante de susvasos de absenta. Y de nuevo el

  • lento balanceo del vapor sobre unmar aceitoso. A veces se larga velapara economizar carbn o parahonrar el recuerdo de los mayores.La doble vida de Yersin slo tieneen comn la frgil barcaza. Tresdas ms tarde, sta esdesembarcada en Saign y echadaal agua del puerto.

    En Cochinchina, la bancafilipina se convierte en sampnvietnamita. Yersin tambinconsagra su tiempo a hacer cabotaje

  • por los ros. Sus dos guas, Choun yTiou, cargan mantas, faroles,mosquiteros y uno de esos filtros deagua inventados por Chamberland,tambin arroz y algunos patos conlas extremidades atadas. Lasmontaas, que al principio estabanlejanas, van aproximndose y el rose encajona cada vez ms. El sol esterriblemente caliente en el fondode este barranco. Por la tardeacampan en la orilla, enciendenfuego, degellan y despluman lasaves. El pequeo grupo remonta

  • enseguida hasta Bien Hoa y an msall. Yersin se encuentra conJorgensen, un solitario danspropietario de una plantacin, y notarda en acostumbrarse a suhospitalidad de oso viejo. Al partir,ste le entregar una lista decompras por las que tendr queesperar un mes. Desde la terraza dela casa, hecha de madera de tecasobre pilotes, se contempla eloleaje verde de la plantacin depimenteros. A sus pies se ve elagua que brama entre los

  • peascos, y sobre el horizonte, porlas maanas, las montaas azules.Hay gritos de monos y el escndalode los pjaros, y elefantes quevienen a beber en el ro. Es aqudonde habra que vivir, retirado delmundo. En dos das de marcha, subecon Jorgensen hasta las primerasaldeas de los mois.

    En sus cartas, que Fanny,inquieta, comienza a sustraer a lamirada de las muchachas de la Casade las Higueras, Yersin registra susprimeras anotaciones etnolgicas.

  • Escribe que los mois son gente degran talla, que no llevan msvestimenta que un cinturn. Surostro es muy diferente al de losannamitas. Con frecuencia llevanbarba y bigote, su aspecto es msorgulloso y salvaje. Las aldeasconstan de una sola casa, peroenorme, levantada sobre pilotes.Cada familia habita en uncompartimento de medios tabiques.Es la autntica vida comunal. Eldinero no tiene ningn valor entrelos mois. Prefieren las perlas de

  • cristal o cualquier anillo de cobre.Yersin siente la fascinacin de

    los solitarios irreductibles ante lavida en comunidad, ante eligualitarismo del comunismoprimitivo y la ausencia de moneda.Es por ah por donde habra queseguir avanzando, abandonar elagua, enfangarse en la floresta,escalar y atravesar la cordilleraannamita. Adentrarse mucho msall, hacia los dominios de lossedangs o de los jarais, dondetodava nadie, ni siquiera

  • Jorgensen, ha ido nunca; o, quiz,slo aquel Mayrena que seconvirti en Marie I, pero lo quese buscaba era oro y gloria. Confrecuencia, Yersin no baja hastaSaign sino la vspera de la partidad e l Volga, para embarcar susampn que tres das despusvolver a ser su banca. Vuelve aencontrarse con el capitn Ngre ycon los negociantes. En cuanto a latripulacin, es un pococosmopolita, en ella encontrarischinos, malayos y cochinchinos.

  • No se imagina pasando el resto desu vida en esa lnea martima, comohacen todos ellos, pero no acaba dever qu otra cosa podra hacer. Muypronto percibe las limitacionesgeogrficas de esasperegrinaciones, que podran llegara ser tan penosas como un curso demicrobiologa.

    Yersin no es todava unexplorador, nunca ha echado aandar hacia delante sin retorno, noha afrontado peligros ni puesto suvida en grave riesgo. Muy pronto,

  • durante el combate con Thouk, unalanza le atravesar el cuerpo. Susconocimientos mdicos le salvarnla vida.

    Durante la primavera de ese ao,que Yersin pasa haciendo la ida yvuelta entre Manila y Saign sobreel mar Amarillo, es cuandoRimbaud regresa por ltima vez alpuerto de Marsella. La sierra delcirujano corta su pierna, despus desemanas de travesa en camillasobre roquedales, sin cuidados ni

  • remedios pasteurianos. A bordo delnavo, el mdico de las MensajerasMartimas se ve imponente a sucabecera, con su uniforme blanco.Antes de la amputacin, Rimbaudha escrito a su hermana Isabelle:Por qu no se ensea en loscolegios el mnimo de medicinanecesario para no hacer semejantesburradas?

  • ALBERT & ALEXANDRE

    La llegada de Calmette a Saignsorprende a Yersin. Los doshombres se encuentran por primeravez. Ha sido Roux, desde Pars ypor consejo de Pasteur, quien haorganizado la cita.

    Los dos han nacido el mismoao, pero sus trayectorias han sidoinversas. Despus de haberestudiado medicina en la Escuela

  • de Salud Naval de Brest, AlbertCalmette hizo la campaa de China,con el almirante Courbet, en la cualparticip tambin Pierre Loti.Como mdico de la marina, haresidido en Hong Kong, luego seismeses en Gabn, donde conoci aBrazza, dos aos ms en Terranovay despus en el vecino archipilagode San Pedro y Miqueln. Acaba deseguir un curso de microbiologa enel Instituto Pasteur, que es quien leenva a la Cochinchina. Es elnovato de la banda de los

  • pasteurianos.Yersin acepta la invitacin por

    cortesa y por curiosidad. Todo esopertenece a su vida pasada. Escomo una parada de paso entre lanavegacin y la investigacin. En elmomento en que Calmette entrabacon veinte aos en el servicio desalud de la marina, Yersin estaba enMarburgo y no haba visto nunca elmar. Ahora l es el marino. Hace unao que barloventea a bordo delVolga. Los dos hombres estnsentados en el saln del Majestic,

  • el palacio blanco que est al finalde la calle Catinat, hoy llamadaDong Khoi.

    Sillones estilo Imperio condorados y mozos vestidos conlibrea. Una vista sobre el ro ysobre los sampanes, la misma quetiene hoy, en 2012, ciento veinteaos ms tarde. Escojamos unsilln para el invisible fantasma delfuturo, ese escriba del cuaderno depiel de topo que se alojaba en elZur Sonne de Marburgo para seguirlas huellas de Yersin. Ahora estira

  • la oreja, espa y consigna laconversacin de dos hombres deveintiocho aos de edad y barbanegra bien recortada. Conprecaucin de conspiradorestmidos, ambos evocan su gustocomn por la geografa, por PierreLoti y por la pesca del bacalao.Evocan en Saign el fro y el hielode Miqueln. Son un militar decivil y un civil vestido de uniformeblanco con cinco galones dorados.

    La gran sombra del Comendador

  • planea sobre los dos jvenesmdicos, la alta silueta de levitanegra y corbata de pajarita alcuello, con las cejas fruncidas, hacesentir su peso en las palabras detodos los pasteurianos. Cada cualrecuerda el da en que conoci alViejo y cuenta una ancdota. Ellosconocen la vida y la obra de quien,sin haber sido nunca mdico, acabade cambiar de arriba abajo lahistoria de la medicina. El qumicoy cristalgrafo. Recitan las etapasde su xito, desde la enfermedad de

  • la mariposa del gusano de seda, lafermentacin de la cerveza, lapasteurizacin del vino y de laleche y el descubrimiento delbacilo de la erisipela porcina, hastala vacuna antirrbica. El inventorde una realidad a tal puntoinsospechada en todas las lenguasdel mundo que haba hecho faltadirigirse a Littr1 para nombrarla,importunndolo en medio deltrabajo de su gran diccionario, yste haba zanjado que microbio ymicrobiologa son palabras muy

  • adecuadas. Para designar a losanimlculos, yo utilizara depreferencia microbios, de entradaporque, como usted dice, es mscorto y adems porque as sereserva microbiologa, sustantivofemenino, para la designacin delestado del microbio.

    Al verlos as, inclinado el unosobre el otro, se dira que son dosviejos militantes clandestinos dealgn grupsculo revolucionario,que murmuran en su lenguajecodificado los sueos de un maana

  • mejor. Eso debe ser la fraternidad.Sin duda, el ms impresionado esCalmette. Tiene ante s a Yersin, aquien el descubrimiento de la toxinadiftrica ha colocado en la primerafila de los sabios. Roux le ha puestoen guardia en Pars. Yersin es unextravagante, un solitario que partipara hacerse marino o aventurero.Calmette le confiesa que se le haenviado all para crear un InstitutoPasteur y le propone trabajar a sulado. Yersin no haba visto venir elgolpe y se envara. La banda de

  • Pasteur viene a atraparlo de nuevo.Calmette no tiene todava un localen Saign. Cuenta con instalar sulaboratorio de investigacin en unrincn del hospital.

    Para poder hacerlo, acaba deintegrarse en el Cuerpo de Saludcolonial, que est bajo autoridadmilitar. sa es tambin una pequeaamenaza urdida por Roux y Pasteuren Pars. Yersin duda porque temetener que ponerse en regla encualquier momento con lasautoridades francesas. Solicit la

  • nacionalidad, pero despus no hizoel servicio militar. Sin embargo,todo eso ya se ha acabado para l.Es parte de su antigua vida. Yersinse levanta y los dos hombres seestrechan la mano. Puede que no sevuelvan a ver jams, pero hay algoentre ellos que muy fcilmentepodra transformarse en amistad,uno se da cuenta. l ha hecho losmayores esfuerzos paraconvencerme de entrar en suCuerpo de Salud, pero losargumentos de ayer todava existen

  • hoy, y yo tampoco estoy decidido.

    Yersin abandona el saln delMajestic y camina en direccin a laoficina de las Mensajeras, con lasmanos en los bolsillos. Estn a dospasos, al borde del ro. Hay quepasar el mstil del semforo, el ThuNgu, tensado por los obenques, ycruzar un puentecito sobre elarroyo. Yersin embarca a bordo delVolga y se reintegra al servicio,hace sonar la campana. Calmettellega al piso donde est su

  • habitacin. Estos dos no sabentodava hasta qu punto sus vidasvan a estar unidas, tampoco que vana mantener correspondencia durantems de cuarenta aos. El capitnNgre ha hecho izar sobre cubiertal a banca. Yersin retoma su vidaaventurera y sus esperanzas debuscalos.

    Por la tarde, en el mar, puedeque an tenga dudas. Se acuerda delos proyectos que le ha expuestoCalmette: estudiar la fermentacinalcohlica del arroz, la accin

  • analgsica del opio y loscontravenenos para curar lasmordeduras mortales de lasserpientes. Calmette obtendr elxito que conocemos. Ms tarde, enla vacuna BCG, la C central serpor su inicial. Hoy conocemos elhospital Calmette de Phnom Penh,no muy lejos del Vat Phnom y delInstituto Pasteur. Calmette trabajarpara extender los Institutos por todoel planeta, como si se tratara de unasegmentacin o de una metstasis.Antes de abrir el de Lille, ya haba

  • creado los dos primeros Institutosfuera de Francia. O fuera de lametrpoli, porque entonces Saign,como Lille o Argel, todava eraFrancia.

  • EN VUELO

    se sigue siendo el caso todavaen 1940, aunque resulta evidenteque esta derrota en ocho das antelos ejrcitos nazis es un mal auguriopara la supervivencia del Imperio.Francia es invadida por tercera vezen menos de un siglo. El anciano desetenta y siete aos, de barbablanca y ojos azules, dormita en elavin que sobrevuela el

  • Mediterrneo. Dos das despus dela partida de Marsella, el LeO H-242 despega del aerdromo deAtenas. La pequea ballena blancavibra en medio de la inmensidadazul y bajo su ala izquierda dejaatrs Chipre, en medio del zumbidode sus cuatro motores nuevomodelo Gnme & Rhne, reunidosen lo alto de una torretaaerodinmica detrs de la cabina depilotaje.

    Yersin apunta la informacin:Gnme & Rhne.

  • Acaba de asistir en Pars al queser el ltimo congreso de losInstitutos Pasteur en mucho tiempo.Ha recibido los calurosos adiosesen el patio de gravilla donde se vela tumba de Roux. Hace siete aosque Calmette y Roux estn muertos.Ha rendido homenaje a losdesaparecidos y estrechado la manodel viejo portero Joseph Meister, elprimer hombre salvado de la rabia,que ahora tiene sesenta y cuatroaos.

    Sin duda Yersin se pregunta por

  • qu sigue vivo l todava. Cuntasguerras tendr an que sobrellevar.Se acuerda de los dos hermanosCalmette, el primognito Gaston, elperiodista al que Proust habadedicado el primer tomo de Enbusca del tiempo perdido, y eljoven Albert, a quien l haba vistopor primera vez en el Majestic deSaign. Diez aos despus de eso,Roux le haba escrito: Calmettetiene que ingenirselas para que nosencontremos en casa de su hermanocon Sarraut. Entonces se pensaba

  • que el ministro Sarraut sera elsiguiente gobernador general deIndochina. En esa misma carta,Roux anotaba: No hay nada nuevoen el Instituto. Aqu lo quepreocupa son las negociacionesfranco-alemanas acerca deMarruecos.

    El hermano mayor, GastonCalmette, fue abatido con unapistola en su despacho de directorde Le Figaro por la esposa de otroministro, Caillaux. Era la primaverade 1914, justo antes del asesinato

  • de Jaurs y de la guerra. Una vezms, Yersin intenta huir de toda esaporquera de la poltica y estarsolo. A pesar de que en su vidanunca ha logrado alejarseverdaderamente del Instituto y de lapequea banda de los pasteurianos.Observa un trazo blanco y ocresobre el azul uniforme delhorizonte. Es la silueta de losmontes de Lbano.

    En la poca de Mouhot, eldescubridor de los templos de

  • Angkor, en el ao sesenta del sigloanterior el ao en que Pasteuremprende su gran combate contra lateora de la generacin espontneay, desde la localidad alpina deChamonix, llega hasta el glaciar quellaman Mar de Hielo para tomarall sus muestras de aire puro,todava haba que dar la vuelta alcabo de Buena Esperanza parallegar a Asia. Tres meses de mar yvela. Treinta aos ms tarde, elviaje de Yersin a bordo del Oxus sehaba hecho a vapor y por el canal

  • de Suez, y no haba durado ms quetreinta das. En esta primavera de1940, en avin son slo ocho das.En lo que dura la vida de unhombre, la calabaza se habaconvertido en meln y despus enmandarina.

    Hace seis aos que Yersin es unhabitual de la lnea de Air France yya conoce el poema areo quedesgrana: despus de Atenas vienenBeirut, Damasco, Bagdad, Buchir,Djask, Karachi, Jodhpur,Allahabad, Calcuta, Rangn,

  • Bangkok, Angkor y al fin Saign.Una docena larga de despegues yaterrizajes desde la salida de Pars.Etapas como saltos de pulga. Enplena forma, la pequea ballenablanca de duraluminio anodizadoavanza a doscientos kilmetros porhora. Es ms lenta que los trenes dehoy. Pero entonces sa era laincreble velocidad que, a pocaaltura, haca rodar el globo bajo sucarlinga.

    Como siempre, Yersin necesitasaberlo todo. Su memoria de

  • lugares y nombres, al igual que lade los nmeros, es insaciable.Apunta los horarios, los apellidosdel piloto (Couret) y del oficialmecnico (Pouliquen), el estado delcielo y los fenmenos atmosfricos,relee viejos cuadernos o toma notasmecnicamente, por aburrimiento.Con esta mana de explorador y deinvestigador, Yersin ha llenado enel curso de su vida centenares decuadernos. Sentmonos a su lado,cual fantasma del futuro provisto deestilogrfica, leamos por encima de

  • su hombro, copimoslo en nuestrocuadernillo de cubiertas de piel detopo. Por ejemplo, esta pgina queparece el trayecto de un drone queespa en previsin de una invasinde Irn:

    Djaks salida 0h55. Vuelo a1.000 m1h50 Punta de los Piratas?,entrada al golfo Prsico.2h Pequeos pueblos sobrepeas al borde del mar. Aguadel mar verde esmeralda junto

  • a la orilla. Palmerales.Barcas. Peascos color gris.3h Pennsula desrtica conaldeas y palmerales. Barcosen el mar.3h40 Llanura al E. menosdesrtica. Numerosas aldeas(Chira), a media distanciapoco ms o menos, entreDjaks y Buchir.5h Sobrevolamos a 1.000 mllanuras y montaas vecinas.Numerosas aldeas. Ro casiseco de N.O. hacia S.E. Va

  • de comunicacin.5h30 Largo valle orientadoal S.E. con gran ro. Damerosde cultivos.6h30 Llegada a Buchir, t =27.

    En esos primeros das de juniodel 40, busca con inquietud en cadaescala novedades sobre la situacinmilitar. Se entera de que losAliados han reembarcado enDunquerque sus tropas maltrechas.Los puertos franceses son

  • machacados. En Saint-Nazaire,miles de refugiados han perecidodurante el incendio del paqueboteLancastria, de la compaamartima Cunard. Inglaterra estsola ante Alemania. Italia entra enguerra. Cada da, Yersin se alejams de la hoguera de Europa. EnCalcuta, el da se desangra sobre elGanges. Yersin ve la red deprpura y oro del delta en elponiente. Est impaciente por llegara Nha Trang. Podra perfectamentemorir en vuelo, ser enterrado en

  • cualquier escala. En lugar de unabaslica, levantaran all unInstituto. Cuenta los despegues y losdas como un colegial antes delverano. Ya hace casi cincuenta aosque regresa siempre a Nha Trang yes ah donde quiere morir. Sepronuncia Nia Trang, precisa len sus correos. Y explica a suscorresponsales que Alexandre deRhodes, autor en el siglo XVII delDiccionario portugusannemita-latn, era un jesuita de Avin queutilizaba la lengua de oc y la h

  • palatalizada propia de esa lengua.Nia Trang. Yersin necesita siempresaberlo todo.

    Debe a la amistad con otrocomandante de las MensajerasMartimas, el capitn Flotte, deSaint-Nazaire, haber podidodescubrir Nha Trang.

    Haber echado pie a tierra en elparaso.

  • EN HAIPHONG

    En la marina uno no escoge sudestino. Para la compaa, el enlacecon las Filipinas ya no es rentable.Despus de un ao a bordo delVolga en la lnea de Manila, aYersin lo cambian de servicio y loenvan como mdico a la nuevalnea de Haiphong, a bordo delSaigon, que es dos veces mspequeo que el Volga.

  • Es un modesto carguero mixtopara treinta y seis pasajeros queefecta su lento cabotaje por el marde China. Nunca ms de unajornada o una noche en el mar. Unasinecura. Al igual que a bordo de uninmenso paquebote en alta mar, lalegislacin martima exige lapresencia en la barcaza de unmdico de uniforme blanco concinco galones dorados. De vez encuando h