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    Romanizacin espaola

    ndice___________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________

    Apartado Pgina(s)

    Indice 1

    Romanizacin 2,3

    Administracin romana en Hispania 4,5,6

    Caractersticas de Espaa en el S. III a. C. 7

    Acontecimientos histricos en la Hispania pacificada 7

    1. Hispania bajo la dinasta julio-claudia 7,8,9

    2. Los Flavios 93. La era de Trajano, Adriano y los Antoninos 10,11

    4. Senadores hispanos e influjo hispano 11

    5. Los Severos; la decadencia 11

    6. Las invasiones de los francos y alamanes en el s. III y sus consecuencias 12,13,

    14

    Los siglos IV y V

    1. Diocleciano. Constantino y sus hijos 15

    2. La poca de Teodosio 16,17

    3. Revueltas sociales. Las invasiones 17,18

    La economa en Hispania 19

    1. La agricultura 19,20

    2. Comercio. Industrias. Talleres de orfebrera y de escultura 20,21

    22,23,24

    3. Tributos 24

    4. Moneda 24,25

    5. Coste de la vida 25

    6. Vas terrestres y martimas 25,26

    7. Poblacin 26

    8. Urbanismo 27

    9. Problemas sociales 27

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    El proceso por el cual Hispania, a lo largo de los siglos, fue convirtindose en unaprovincia romana, y asimilndose plenamente, como los otros pases del Occidente, esmuy complejo y en gran parte escapa a mi estudio. Por la romanizacin entra Hispania enla corriente universal y recibe a travs de Roma la cultura griega, el cristianismo mstarde, y dems corrientes de civilizacin. Hay que distinguir en el proceso de laromanizacin distintas pocas y tambin distintas zonas en la Pennsula.La Hispania btica y mediterrnea, que desde la prehistoria estuvo abierta a las corrientescolonizadoras de Oriente, y que haba recibido comerciantes griegos y pnicos, fue lams rpidamente asimilada por Roma. La Hispania interior y del noroeste, donde

    poblaciones de estirpe indoeuropea se haban impuesto, o donde se conservan situacionesculturales muy primitivas, mantena formas de ganadera y agricultura poco desarrolladasy un fiero espritu guerrero.Hay que tener en cuenta tambin que la conquista romana en su primer siglo y medio,casi hasta la guerra de Sertorio, no es exclusivamente romana, ni an latina, sino que lositlicos y otros elementos de la no unificada Italia de entonces tienen un papel muyimportante.En el ejrcito hubo hasta el siglo II a. C., junto a las legiones romanas, legiones itlicas.La fundacin de Itlica despus de la batalla de Ilipa parece significar que los veteranosque all se establecieron eran ms itlicos que los romanos. Que colonias como Romula(Hispalis) o Urso llevaran el sobrenombre de urbanorum paree indicar por el contrario

    que all eran romanos de la capital los que dieron carcter a la colonia. Sabemos que en elprimer siglo de la conquista buena parte de los legionarios, en proporcin de la mitad yms, eran itlicos. Elementos etruscos, oscos y de otras regiones aparecen, como hasealado Syne, en las que luego son grandes familias senatoriales de Hispania: losUlpios, que procedan de Tuder (Umbra), los Elios, que venan de la colonia latina deHadria, los Dasumios, que eran mesapios.Tambin en la expansin romana toman parte los itlicos. En Delos, por ejemplo, vemosen la poca anterior a la guerra mitridtica nombre itlicos bien caractersticos entre loscomerciantes all establecidos. Es posible que el texto de Diodoro, que habla de lallegada en masa de italiotas a Hispania, atrados en primer momentos por la explotacin

    de minas haya de ser interpretado en sentido estricto, como referido a italianos noprecisamente romanos. Algunos de los negociantes establecidos en Cartagena que nosson conocidos por los sellos en los lingotes de plomo llevan precisamente nombresitlicos.El carcter mixto de los colonos, comerciantes y soldados, que se establecieron en los

    primeros tiempos en Hispania, sobre todo en las regiones del sur y del este, parece que sepoda reflejar en ciertos rasgos, sobe todo lxicos, que se sealan en el latn peninsular talcomo se continua en los romances.La romanizacin fue rapidsima en la Btica, como vemos en el conocido texto deEstrabn. En aquella regin, como en algunas partes de este, estaban desarrolladas de

    muy antiguo la vida urbana y la agricultura de cereales, vid y olivo, as como la

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    ganadera, la minera y la pesca y salazn de pescado. Las relaciones con los pnicos, yla colonizacin y explotacin del pas, incluso en ciertas zonas del interior, pro los

    cartagineses , haban preparado a los indgenas para admitir contactos con extraos. Losromanos sustituyeron a los cartagineses en toda Andaluca, incluso en el sur de Portugal,y en la regin de Cartagena, y ya no slo como dominadores, sino como gestores de lavida econmica y cultural en sus diferentes aspectos.Las monedas se siguieron acuando en algunas cecas andaluzas, como Obulco, en letrasibricas, pero an resisti ms tiempo la escritura fenicia en las antiguas colonias deCdiz, Mlaga, Sexi, Abdera y Ebusus.En el este, a pesar del largo contacto de los iberos con los griegos, la romanizacin

    progres ms lentamente. La lengua ibrica est atestiguada en inscripciones hasta elcomienzo de la poca imperial. La asimilacin el la costa oriental no estaba facilitada por

    la larga dominacin cartaginesa.Los progresos de la romanizacin, que siguen a la conquista, son consecuencia del papelque le toc a Roma, de defender a los pueblos pacificados de los que quedaban libres msal norte o ms al oeste. En este sentido, los romanos, fueron los defensores de la Hispaniaurbana, y como tales fueron aceptados con simpata por las aristocracias locales. En msde una ocasin, en las largas guerras de lusitanos y celtberos, podemos ver que el puebloes ms irreductible que los ricos en la lucha contra los romanos.Para la romanizacin tuvo que inventar el pueblo dominador procedimientos polticosnuevos, y sin duda que la adquisicin de experiencia fue a costa de los indgenas. Loslevantamientos que, lo mismo en el sur que en el este, siguen inmediatamente a lainstalacin del poder romano, son la respuesta de los indgenas a una dureza ya a unaineficacia que en lo sucesivo, y poco a poco, se irn corrigiendo, a medida que Romaaprende su papel de seora del mundo. Pero la responsabilidad y las obligaciones quellevaba consigo esta soberana slo las aprendi Roma al cabo de los siglos, cuando las

    provincias, bajo el Principado, dejaron de ser patrimonio de polticos ambiciosos, sobretodo de los vstagos de grandes familias de la oligarqua senatorial.Los ensayos primeros los hizo Roma sobre todo en Hispania. El primero municipiumciuiumRomanorum fuera de Italia fue Gades (Plin. V 36, Str. III 5,3), como antes Itlicahaba sido la primera fundacin para veteranos en el remoto occidente y Carteya el

    primer caso de reconocimiento jurdico del mestizaje de romanos con indgenas.La fundacin de colonias nos permite seguir las etapas de la romanizacin. Claro que elconcepto jurdico de colonia es posterior a la fundacin de verdaderas colonias. Itlica,

    por ejemplo, parece que no alcanz el estatuto de municipio sino bajo Csar, y que elemperador Adriano, a pesar de ser nativo de all, le concedi de mala gana la condicinde colonia.Tambin pasan tardamente a ser colonias antiguos conventus ciuium Romanorum: asocurre con Trraco Carthago Nova e Hspalis, ciudades que, sin duda, merecieron desdeel principio la mayor atencin de los romanos, pero que no ordenaron sino hasta muchoms tarde su condicin legal de colonias.

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    Administracin romana en Hispania___________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________

    Fuera de Italia del norte y de sus islas, Hispania fue la provincia romana msantigua. Es evidente que, aparte de continuar la explotacin de la Pennsula conforme alsistema que encontraron funcionando en manos de cartagineses, traan los romanos losmodelos de contribuciones que ya haban aplicado en Sicilia y Cerdea. Ello explica lasgrandes colectas de los primeros gobernadores romanos, un Manlio Acidino y unLntulo, un Minucio Termo y un Cantn. En 197 ya dijimos cmo se establecieron las

    provincias de Citerior y Ulterior.Salvo momentneas reducciones de las provincias a una, tal fue la organizacin romanade las Hispanias.En los amplios planes de reorganizacin de Augusto se hizo evidente que la provinciaUlterior, de lmites an no precisos en las regiones del oeste y norte, resultaba muyheterognea: la romanizada Btica contrastaba con la ms atrasada e insumisa Lusitania ycon los territorios apenas sometidos del noroeste y norte de la Pennsula.La Btica, pues, fue considerada provincia senatorial, en cuanto pacfica ydesmilitarizada, y as se constituy seguramente, separada de Lusitania, hacia el ao 13 u8 antes de Cristo.De ella se desglos la zona de Linares y toda la costa entre Almera y Cartagena, que seatribuy a la Citerior. Qued as al frente de la Btica un procnsul de categora pretoria,designado por de pronto a la suerte, al modo tradicional. Tena como funcionariosauxiliares un legatus proconsular y un cuestor. La provincia era considerada de gran

    importancia, pues su profunda romanizacin, sus numerosos senadores u la riqueza delpas exigan de sus gobernadores gran capacidad y un tacto poltico no vulgar.Durante la poca del principado ya se sabe que los cargos principales de las provincias seencomiendan a miembros del Senado, con lo que se crea un escalafn de funcionariosexperimentados sobre los cuales reposaba una excelente administracin.La Lusitania fue separada de la Btica y encomendada como la Citerior o Tarraconense, aun legado nombrado por el emperador. La fecha de la institucin de Lusitania es muydiscutida; muchos autores haban acertado la fecha de 27 a. C. que en una enumeracingeneral da Din Casio (LIII 12, 5), pero sin duda que la Ulterior sigui siendo gobernadaentera pro un legado imperial, mientras dur la guerra cntabra. Quiz fue en 13 a. C.,

    cuando el nmero de legiones en las Hispanias fue reducido a cuatro, el momento en queBtica fue constituida en provincia senatorial. Pudo ser entonces cuando el noroeste de laPennsula fue atribuido definitivamente a la Citerior, que incluy as Asturia y Gallaecia.Ello parece asegurado por inscripciones referentes a Paulo Fabio Mximo, legado del

    prncipe en la Citerior en los aos 3-2 antes de Cristo.Estaba al frente de Lusitania un legado imperial de rango pretorio, y en los primerostiempos del Imperio no tena otro subordinado que un iuridicus. Como provincia singuarnicin, era de menor importancia, y sus gobernadores no solan hacer carreraimportante. Otn que fue relegado por Nern a esta provincia para alejarlo de su esposa,Popea, con la que el emperador se cas, fue un gobernador excepcional, como ya

    sealamos.

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    Las tres provincias hispanas que nos presenta Estrabn III en los comienzos de sureorganizacin por Augusto, se mantuvieron igual durante todo el principado.

    La ms importante era la Citerior, como la ms extensa de todo el Imperio, ya sinperegrini, o casi, desde la poca de Vespasiano, y con una elevada cultura romana ycomplejos problemas administrativos. Se sucedieron en la Citerior personajes muyimportantes en el Senado. Por regla general, los legados de esta provincia eranmantenidos tres aos al frente de ella; Galba estuvo hasta ocho. Siempre eran personajesde rango consular, a los que estaban subordinados un legatus iuridicus de categora

    pretoria y los legados (luego uno solo) de las legiones. El legado jurdico era unfuncionario de rango senatorial que entenda en los asuntos judiciales de toda la Citerior,sin limitarse a un territorio especial. En el siglo II, sin embargo este funcionario toma elttulo especial de legatus Augusti iuridicus asturiae et Callaeciae, lo que supone una

    administracin separada de estos territorios. De acuerdo con ello se observa desdeentonces que son funcionarios de ms elevada categora y con carrera ms larga eimportante.El gobierno de las Hispanias se mantuvo sin cambio hasta las grandes crisis del siglo III.Slo transitoriamente fue, a causa de la invasin de mauritanos en 171-172, la Bticaconsiderada provincia imperial y sujeta a administracin militar.Bajo Caracalla, mejor dicho, bajo el gobierno de su madre, Julia Domna, mientras l seocupa de las fronteras orientales, se crea (216) una nueva provincia, la Hispania nouaCiterior Antoniniana per diuisionem, que comprende Asturias y Galicia. Hay que sealarque la poltica de Septimio Severo se mantiene con los grandes juristas que colaboran enla admistracin y conservan las tradiciones anteriores. La nueva provincia hispana puedecompararse a divisiones semejantes de Septimia Severo en Britania y en Siria, que

    procuraban disminuir el poder de los gobernadores.Por lo dems, esta divisin de la Citerior no se mantuvo mucho tiempo, quiz slo unao, hasta la muerte de Caracalla; en todo caso, consta epigrficamente para el ao 238su reunificacin con la Citerior. Pero la divisin de esta provincia del noroestereaparecer en los tiempos de Diocleciano.En la poca de Severo Alejandro desaparecen cargos de orden senatorial, al acercarse ladecadencia de este cuerpo: as el tribunado militar de la Legio VII, la cuestura y lalegacin proconsular de Btica. Bajo Galieno dej de ser senatorial el cargo de jefe de lalegin VII, como otros ms. Lo mismo ocurri con el legado de Lusitania, y hasta con el

    procnsul de Btica, del que no hay testimonio posteriores a Caracalla sin embargo, hastaDiocleciano siguen siendo senatoriales el legado y el jurdico de la Citerior.En el siglo III la escala administrativa que haba servido de columna vertebral a laadministracin de los grandes tiempos del Imperio se disuelve, y un estudioso como G.Alfold ce poder sealar que las provincias de Hispania, incluso la Citerior, pierden laalta consideracin en que antes se tenan en la jerarqua administrativa.Una Noua Hispania Vlterior Tingitana existi haciendo de Marruecos una dependenciade la dicesis de Hispania. En efecto, se cree que Diocleciano reorganiz el Imperio y la

    dividi en aproximadamente cien provincias, las cuales se agrupaban en doce dicesis.

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    Desaparece entonces todo rastro de distincin entre provincias senatoriales e imperiales,y todas las preeminencias de Italia. Hispania form entonces una dicesis, con Hspalis,

    segn parece, como capital, y comprende seis provincias: las antiguas Lusitania y Btica;la Tarraconense, reducida a los territorios de Trraco, Caesaraugusta y Clunia, y lasnuevas provincias de Callaecia (con Asturias y territorios ms al Oeste) yKarthaginiensis. La sexta provincia era la Tingitana, como se ha indicado.Las Baleares aparecen como provincia separada hacia el ao 400.Los conventos de Hispania. Un rasgo antigua de la administracin romana en laPennsula son los conuentus iuridici. Se tiende a considerar los conventos como algoterritorial, y as figuran en los mapas; pero las provincias romanas no se dividanregularmente en conventos y slo se hallan en algunas provincias: Dalmacia, Egipto,Asia, probablemente con caractersticas distintas en cada caso.

    En Hispania lo que hallamos son agrupaciones o conuentus de ciudadanos romanosestablecidos en la Pennsula. Se citan ya en tiempo de Sertorio. Cesar habla de losconuentus de Crdoba y de Hspalis. Quiz tengamos una indicacin interesante en estesentido en la inscripcin hallada no hace mucho en Crdoba, en que aparece una parte delos habitantes como iuicani uici forensis, frente a los uicani uiciHispani. Los ciudadanosromanos se agruparon alrededor de un foro, aunque se instalaron junto a los indgenas deun uicus ya existente.La agrupacin que por Plinio podemos reconstruir se ve a veces que no es territorial: porejemplo, el conuentus Gaditanus agrupa desde Hueva a Sexi municipios martimos cuyorasgo comn quiz es la tradicin fenicia.En su descripcin del noroeste, Estrabn no cita los conventos, mientras que en Plinio loshallamos para todas las provincias, incluso en el noroeste: Clunia, Astrica, Lucus yBrcara. Se ha pensado que fuera en la poca de Claudio cuando la administracin militarde estas regiones pudiera haberse convertido en civil.

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    Caractersticas de Espaa en el S. III a. C.____________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________

    La Pennsula presentaba un cuadro muy variado en cuanto a su distribucinetnogrfica y a las caractersticas de civilizacin en cada regin. Haba fuertes contrastesentre los pueblos indoeuropeizados que predominaban en el centro y oeste y los que en lacosta oriental y en el valle del Guadalquivir haban recibido las influencias civilizadorasdel Mediterrneo; en el sur tenemos una cultura urbana profundamente arraigada,mientras que en los Pirineos y en todo el noroeste sobreviven pueblos con modos de vidamuy primitivos. De una parte, un gran desarrollo de la vida urbana al modo de las altasculturas del Oriente, por otra, una distribucin pro tribus y aldeas, como en el interior dela Europa primitiva. Por un lado, economa monetal; por el otro, rudos pastores guerrerosque suean con el saqueo de las ciudades y de los campos cultivados en el sur. Bajo elinflujo de los colonizadores, la minera, la pesca y ciertos cultivos, como los cereales, elolivo y otras cosas que describiremos ms adelante en el apartado de economa.

    Acontecimientos histricos en el Hispania pacificada____________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________

    Con el fin de las guerras cntrabras y la reorganizacin administrativa deHispania comienza una nueva era. La Pennsula, pacificada, pierde sus rasgos culturales

    propios, salvo en aquellas regiones del norte y noroeste donde la situacin de atraso losmantiene ms largo tiempo. La uniformadora romanizacin se va extendiendo pro todas

    partes y el acontecer histrico, centrado en Roma, no se manifiesta en las provinciaspacificadas sino en la actividad administrativa, desempeada por funcionarios queenseguida empiezan a profesionalizarse, y que slo excepcionalmente se acusa enmedidas de resonante trascendencia histrica.En general, mientras el gobierno de Roma funciona normalmente, pocos incidenteshistoriales podemos recoger en los anales de las provincias. Hispania, alegorizada comouna mujer sentada a la izquierda de la coraza del Augusto de Prima Porta retratado comoguerrero, representa la completa sumisin de la Pennsula despus de la derrota de los

    cntabros.1. Hispania bajo la dinasta julio-claudia

    Augusto continu la poltica cesariana de fundacin de colonias en la Pennsula. Isu padre adoptiva concedi el estatuto de colonia a numerosas ciudades, y

    predominantemente con carcter civil, Augusto se la concedi a fundaciones que, por depronto, como anota C. H. V. Sutherland, fueron militares: Astigi y Tucci se entregaron alegionarios, y de modo comparable Barcino, Ilici, Libisosa y Salaria en la Tarraconense.Caesar-augusta se fund con destacamentos militares, y el ms ilustre ejemplo es Mrida,fundada para los veteranos de la primera etapa de la guerra cntabra, y que rpidamentese desarroll como capital administrativa de la nueva provincia de Lusitania.

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    Igualmente, bajo Augusto alcanza Gades la consideracin de municipio, y tambinBlbilis. Carthago Nova obtuvo en 27 la categora de colonia. En el noroeste, Astrica

    Augusta debi de pasar a municipio por este tiempo. Ms lento hubo de ser el avance encondicin jurdica de Brcara Augusta y Lucus Augusti.Despus de Augusto el proceso de romanizacin administrativa se detuvo bajo sudinasta, y apenas tenemos nuevas concesiones de derecho colonial.La administracin era en conjunto vigilada por el prncipe, incluso en las provinciassenatoriales, y los provinciales hallan una instancia superior frente a los abusos oarbitrariedades de los gobernantes. La administracin provincial se profesionaliza yqueda recortada la ambicin de la nobleza romana, que tantas veces haba hecho orehecho sus fortunas a costa de las provincias; tambin fue puesto un freno a la codicia delos caballeros y de los publicanos y arrendatarios de impuestos. Los provincia les

    aceptaron de buena gana el Principado, cansados de las luchas y de la codicia de losgobernantes en nombre del pueblo y del Senado. Augusto traz unas lineas que no fueronalteradas.El culto imperial, que se inici con tanto celo en Hispania, avanz en tiempo de Tiberio,y en inscripciones, por ejemplo, de Antequera y Lisboa tenemos dedicaciones amiemboros de la familia imperial; en Arjona en el siglo I tenemos atestiguado un

    Pontifexdomus augustae, yPontifices Augusti en Itlica.Luz sobre el gobierno de Tiberio arroja otra noticia de tcito, por la que sabemos que "elhombre ms rico de las Hispanias", Sexto Mario, fue acusado en los trgicos aos finalesdel reinado de haber esputado a su hija, por lo que se le conden a ser despeado por laroca Tarpeya. El historiador no deja de decir maliciosamente que Tiberio fue movido porla calumnia y se qued con las minas del acusado. De la riqueza inmensa de la familiadan idea los topminos Mons Mariorum y la misma Sierra Marinica o Morena. Que elCsar se quedara con las minas es noticia que hay que contrastar con las contradictoriasindicaciones sobre las propiedad de las grandes minas.Como ha sealado A. Garca y Bellido, la romanizacin se volvi ms lenta bajo ladinasta julio-claudia. Bajo Tiberio no tenemos noticia de otra fundacin de colonia quela de Dertosa (Tortosa).El juramento de lealtad de los lusitanos de Aritium Vetus, en el ao 37, no ha deinterpretarse como provocado por un peligro de deslealtad o de rebelin contra Calgula.Entre los acusados durante el reinado de Calgula se citan Junio Galin, por adular a los

    pretorianos y Emilio Rgulo, ambos de Crdoba.El nombre de Claudio lo llevaban Claudionerio en Galicia y acaso Baelo (Bolonia, sobreel estrecho), lo que algunos interpretan como una compensacin haberle quitado a estaciudad la administracin de zonas de Mauritania que dependan de ella (Sutherland 176).Quiz se refiere a poltica de este tipo lo que cuenta Sneca en tono de burla, de que esteemperador anhelaba ver a griegos, galos, hispanos y britnicos revestidos todos con latoga. Sin embargo, ya hemos dicho que la concesin de derechos qued detenida hastaVespasiano.

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    Bajo Nern tenemos noticia de que el relajamiento de todo el gobierno se manifiesta enabusos de los gobernadores, que provocan rebeliones en las provincias. As sabemos con

    referencia a Hispania que hubo una sublevacin de astures y que un prefecto hubo de sernombrado para las islas Baleares por haber desordenes en ellas.La crisis del ao 68 tuvo mucha resonancia en las Hispanias. M. Salvio Otn, el maridode Popea, haba sido enviado por Nern haca diez aos como legado de la Lusitania, y elaristocrtico senador Servio Sulpicio Galba llevaba ocho a cargo de la citerior. Ambos

    parece que en estas provincias haban actuado con dignidad, y de Otn se deca que congenerosidad, extendida a ciudades de la Btica.2. Los Flavios

    La dinasta triunfante aporta nuevos modos. Vespasiano era de una modestafamilia sabina, que ya con su abuelo haba comenzado a ascender en la carrera militar y

    en la administracin; l mismo haba llegado a general en jefe en la guerra contra losjudos. Representa muy bien la nueva clase, una vez que el gobierno de las provincias noes un privilegio de la aristocracia, sino misin de una burocracia ordenada y tenaz.El gobierno de Vespasiano (69-79), que se caracteriz por el cuidado de las provincias, yel afn de hacer progresar la romanizacin, fue decisivo, ms que en ninguna otra parte,en la Pennsula. El ao 73-74 concedi Vespasiano a Hispania entera el derecho latino,segn el cual los que haban desempeado una magistratura ganaban la ciudadana, y a lavez favoreca la creacin de ciudades, sobre todo en el norte, donde perviva an la

    barbarie prerromana: Iria Flavia, Flaviobriga y otros municipios llamados Flavios hastael nmero de once pregonaban por toda la Pennsula los afanes del Emperador por haceravanzar la asimilacin del pas que, fuera de Italia, era entonces, como dice L. Homo, "elms romanizado" de todos. Una inscripcin de Oriente nos ha conservado el nombre deQ. Vibio Crispo, el legado que gobernaba la Citerior en el momento en que los peregrinide Hispania hubieron de ser censados como sujetos de derecho latino. La interpretacinde H. Galsterer es que la concesin de este derecho no fue por de pronto general, sinoque pro ella se crearon meramente condiciones favorables al desarrollo de la vidamunicipal, la cual no se poda improvisar de golpe en el poco civilizado noroeste.Vespasiano decide tambin desmilitarizar a Hispania, y a l se debe la decisin por la quela Pennsula, pacificada, qued guarecida con una sola legin, la VII Gemina, que habasido creada pro Galba, y que antes de 79 qued acuartelada en la ciudad que conserva sunombre, Len, a las rdenes del gobernador de la Citerior.Dos nuevos municipios de Btica, elFlauium Malacitanum y elFlauium Salpensanum,obtienen de Dominicano leyes que pueden considerarse en la lnea de la romanizacinfavorecida por Vespasiano. Las hermosas lminas de bronce que son gala del MuseoArqueolgico de Madrid pregonan cmo una ciudad de origen fenicio, de larga tradicincomercial y con gobierno autnomo, se converta en un municipio romano. Se atribuyena los Flavios construcciones cuya fecha por lo dems no es conocida, as el acueducto deSegovia. Hispania aparece en paz. La Pennsula tiende hacia la unida, y a sus capitales,sobre todo Tarragona, confluyen gentes de todos pueblos y regiones. Las tropas de

    guarnicin en la Pennsula son en general de origen hispano. Por otra parte, soldados

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    acuden numerosos a las unidades romanas en las fronteras lejanas. Quiz con estaprincipal finalidad concedi Vespasiano el derecho latino a toda la Pennsula.3. La era de Trajano, Adriano y los Antoninos

    Con Nerva y su hijo adoptivo Trajano se abre un siglo que representa en el ordenpoltico y administrativo, en la eficiencia del gobierno en la capital y en las provincias,en el equilibrio social y la universalizacin de la cultura, el punto ms alto de lacivilizacin antigua. Sofistas y retricos hicieron la propaganda de este ideal, as Plinio,el Joven, Din de Prusa y elio arstides, fue divulgado tambin en las monedas imperialescon leyendas comoLibertas Publica, Roma Renascens, Optimo Princ(ipi), Providentia

    Augusti, Concordia Iustitia, Pax.

    Por lo dems, ya en esta era de pblica felicidad se perciben los rasgos de estancamientoy decadencia de ideales e instituciones, socavados por inquietudes sociales y nuevas

    ideas y sentimientos religiosos.La carrera de Trajano, el primer provincial que asciende al tono imperial, es una tpicahasta entonces de funcionario que se forma bajo los prncipes, sobre todo en tiempo delos Flavios. Recientemente, en trabajo sobre otro militar contemporneo de Trajano, ehispano igualmente, M. Cornelio Nigrino, Alfldy y Halfmann han podido sealar que

    por ejemplo hubiera podido recaer sobre l, como en Trajano, la eleccin de Nerva y delos grupos poderosos de Roma.Como provinciano, Trajano se interes especialmente por la administracin de las

    provincias. El respeto a las formas constitucionales le hizo abstenerse de intervenirdemasiado en las provincias senatoriales, como la Btica. Procedi contra gobernadoresrapaces o crueles, como sabemos en el caso del de frica., Mario Prisco, que era naturalde Btica. Cre colonias militares en las fronteras e impuls las obras pblicas, tanto enla Urbe, como en Italia y en las provincias.Las Hispanias, como las provincias en general, disfrutaron de paz y florecieron prsperas.Se calcula que la poblacin de la Pennsula lleg a duplicar la de un siglo atrs, entiempos de Augusto.A Trajano sucede Adriano, pariente suyo, naci como l en Itlica y representante de lamisma clase de gobernantes y militares que dio sus mejores das al imperio. Durante sutiempo (117-138), Adriano se dedic a la inmensa tarea de dirigir el imperio, sin queconcediera especial atencin a la provincia de donde proceda. Ms an, cuando pas uninvierno en Tarragona (122-123), se neg a visitar su ciudad natal y le concedi lacategora de colonia slo a disgusto.En este viaje a Hispania tuvo que ocuparse de restaurar el pas, que se encontraba encrisis, se supone que a consecuencia de invasiones de mauritanos.Antonino (138-161) perteneca igualmente a la aristocracia de funcionarios y tenaexcelentes cualidades personales. Su familia proceda de la Narborense. Sabemos que ensu tiempo fueron enviadas desde Hispania tropas para combatir una sublevacin de losmauritanos. Otra inscripcin, nos dice, en la ocasin de la boda del futuro emperadorMarco Aurelio con la hija de Antonino, que Hispania tuvo que ser pacificada: en efecto,

    el legado consular de la Citerior, verosmilmente hispano de origen, Cornelio Prisciano,

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    se haba rebelado en 145 y hubo de suicidarse; el emperador se neg a que se hicieraproceso contra los conspiradores. G. Alfdy sospecha que en ese movimiento hubiera un

    sentido local, quiz pro lo cual ya nunca volvi a nombrarse un hispano como legadoconsular en la Pennsula.Marco Aurelio (161-180) cierra esta serie de grandes emperadores. Parece que una lneade los antepasados del emperador filsofo proceda de la Btica. Dedicado a los estudios,y luego iniciado por su suegro Antonino en la poltica del palacio imperial, careca, adiferencia de sus antecesores, de experiencia militar y de gobierno.4. Senadores hispanos e influjo hispano

    Hispania, que dio al Imperio Romano tres emperadores, Trajano, Adriano yTeodosio, proporcion pronto senadores hispanos, que hicieron su aparicin como grupoimportante de la poca flavia. La revolucin del 96 llev al poder a los emperadores de

    origen provincial; Hispania y frica se beneficiaron de este nuevo orden de cosas, ya quelos representantes de estas regiones ocuparon los puestos ms importantes en el Senadoen el la administracin ecuestre.En el siglo I desapareci completamente la antigua aristocracia patricia y plebeya, yaparecieron nuevas familias de origen itlico y provincial. Itlica ofrece un total de nuevesenadores oriundos de la ciudad, lo cual no tiene nada de particular, ya que fue la patriade los emperadores Trajano y Adirano; Gades cuatro; Ilberris tres uno Crdoba, Ucubi ySalpensa, respectivamente. En la provincia Tarraconense, la capital ha dado tressenadores, Barcelona cuatro y uno Valencia y Sagunto. De treinta senadores cuya patriaes conocida, veintiuno o sea el 70 por 100, proceden de la Btica, y nueve, es decir el 30

    por 100, de la Tarraconense. Este origen indica bien el grado de civilizacin y riquezaalcanzado por la Btica y la costa tarraconense, lo que coincide con otros datos indicadosya. Entre estos senadores se encuentran los cuados del Antonino Po, el padres deMarco Aurelio y el abuelo de Cmodo. La dinasta antonina era, pues, en gran parte, deorigen hispano, ya que, en la tabla genealgica, de un total de veinte personasmasculinas, se hallan diez senadores hispanos.5. Los Severos; la decadencia.

    Tambin en esta poca son escasas las noticias de Hispania y slo las rebelionesmilitares o las invasiones de brbaros se citan en una evolucin general en la que laPennsula se mantuvo relativamente tranquila y segura, ms a resguardo de peligrosexteriores y con una vida econmica que tiende a contraerse y a reducirse a un crecienteaislamiento segn la situacin general empeoraba.Por fin la unidad del gigantesco Imperio qued definitivamente sacudida. En vano serenda culto en el siglo III aRoma Aeterna: las urgencias de cada momento llevan a losemperadores a las fronteras amenazadas la antigua capital decae. Los usurpadoresmilitares representan, aunque de modo confuso, sentimientos particulares de ciertas

    provincias o de ejrcitos que cada vez estn ms ligados a ellas.

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    6. Las invasiones de francos y alamanes en el siglo III y sus consecuencias.

    Las invasiones germanas, causa principal de la crisis del siglo III en Hispania yMauritania Tingitana, han sido bien estudiadas en los ltimos aos gracias

    principalmente a los datos suministrados por la arqueologa. Baste reunir unos pocostestimonios que se ponen en relacin con estas invasiones.Hace ya ms de treinta aos que diversos investigadores sealaron la interrupcin de lavida en la Nepolis de Ampurias, que aparece arruinada y convertida en cementerio ensiglo IV.En Baetulo, las excavaciones recientes han demostrado que la ciudad, o al menos un

    barrio de ella, sufri una destruccin o abandono, y que en el terreno que un tiempo fue

    vivienda se excavaron sepulturas, que son pobres enterramientos, unos en forma de fosa,otros construidos con tejas.Barcelona fue afectada profundamente al igual que Gerona, y los datos arqueolgicoshablan con seguridad de la destruccin de la ciudad, demostrada en la primera ciudad,demostrada en la primera ciudad por los hallazgos de monedas realizados en lasexcavaciones bajo la Plaza del Rey y Casa Padells. Las murallas fueron hechas, despus,con material reutilizado.Las villas rsticas de la costa catalana fueron arrasadas hacia mediados del siglo III. Asla villa romana de Can Sans, en San Andrs de Llavaneras (Barcelona), fue destruida amediados del siglo III. Tambin la villa de Tossa del Mar fue rehecha, y se relaciona estehecho con la invasin franco-alamana del siglo III. Una villa romana de Sabadell parecesealar una destruccin por incendio a mediados del siglo III. Las recientes excavacionesen la villa romana de Adarr (Villanueva y Geltr) indican que la vida no se prolongms all del siglo IIIDe la destruccin de Tarragona hablan las que se refieren , en general, a la invasinfranco-alamana. Todava en el siglo V eran bien visibles los efectos de la destruccinsegn Orosio (VII, 22,7-8).Al interior, en los Pirineos, tambin hay confirmacin arqueolgica de las destrucciones.En las correspondencia de Paulino a Ausonio, el clebre poeta de Burdeos, que vivientre los aos 310-395, se mencionan como ciudades desiertas Ilerda, Blbilis yCalagurris. Las tres ciudades parece ser que debieron ser arrasados con el ataque franco-alamano, y siguiendo la suerte de otras muchas de la Provincia Tarraconense, novolvieron a levantarse, sino a lo suma como villorrio sin importancia.Los excavadores de las villas de la provincia de Lrida suponen que todas stas, como lade El Romeral, en Albora, fueron arrasadas en la invasin de francos y alamanes. A

    juzgar por el material reutilizado en las murallas, tambin debieron ser arrasadas yrehechas las ciudades de Caesaraugusta, Irua, Conimbriga y Palencia, cuyas murallasrecientemente descubiertas estn llenas de inscripciones, as como las de Irua, y estasltimas tambin de tambores de columnas.

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    La costa levantina al sur de Ebro, igualmente fue saqueada en esta invasin. En Sagunto,una casa muy importante con buenos mosaicos fue abandonada antes del siglo IV; las

    inscripciones sealan una interrupcin en la vida de la ciudad por ese tiempo. DeValencia no se dispone de datos de momento; pero el cementerio de la Bortella indicaque la ciudad haba entrado hacia esta poca en un perodo de decadencia econmica.La poblacin de Tosal de Manises, en las proximidades de Alicante, sufri un fuertecolapso por esta fecha. Algunas villas ricamente decoradas fueron incendiadas, como lade la Torre de la Cruz, junto a Villajoyosa. En Elche se ha sealado la existencia de un

    poblado, de buena construccin y con grandes edificios senatoriales, que fue destruidode forma violenta, y ms concretamente por accin guerrera, como lo demuestra elhallazgo de balas de catapulta y glades de plomo junto a los muros de una de las casas.La fecha de destruccin a juzgar por las cermicas encontradas y algunas monedas,

    podra fijarse a mediados del siglo III.Con este saqueo de villa y ciudades hay que relacionar el hecho de que no aparezcanmosaicos datados entre los aos 260 y 280.La invasin, como ya hemos dicho, penetr en el interior. Las recientes excavaciones dePamplona han puesta al descubierto huellas de un gran incendio que debi de destruirgran parte de la ciudad y se data en los aos de la invasin. La villa de Lidena dej deser habitada en el siglo III, sindolo en el siguiente. Un tesorillo aparecido en unadependencia fecha el momento de abandono hacia el ao 270. En la villa del El Quitanar,en Soria, se documenta un gran nivel de incendio en el siglo III. En el interior de lameseta castellana aparecen algunas destrucciones relacionadas probablemente con lainvasin franco-alamana. La villa del Prado (Valladolid) fue destruida en los finales delsiglo III como denota una moneda de Claudio II el Gtico hallada en el hypocaustum.De estas misma fechas data la destruccin de la villa de Santervs del Burgo (Soria).En el siglo III Lancia (Len) fue incendiada y arrasada, segn se desprende de lasexcavaciones.En el sur quiz fuera saqueada Itlica, pues las monedas encontradas en la Casa delGimnasio no pasan de la primera mitad del siglo III.Ms probable es la destruccin de Baelo, donde las excavaciones efectuadas descubrieronuna destruccin muy intensa antes del siglo IV. Las casas y las fbricas de salaznreutilizaron los capiteles del capitolio. Aunque la destruccin de la ciudad poda datar dela primera invasin de moros, hace ya aos se relacion estas destrucciones con el ataquefranco-alamano. Es probable que poco a poco se tengan ms datos arqueolgicos de laimportancia en profundidad y extensin del asalto, que incluso parece que alcanz hastala propia capital de la Lusitania. Emrita Augusta fue afectada, pues la destruccin deuna casa de atrio y peristilo con mosaicos y pinturas hacia la segunda mitad del siglo IIIy los enterramientos de tejas en diversos puntos parecen indicarlo. En el circo,restaurado entre los aos 337 y 340, se reutilizaron diversos materiales de derribo, que

    parecen indicar que la ciudad haba sido arruinada con anterioridad a esa fecha.

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    La invasin del siglo III debi destruir, como en Mauritania Tingitana, tambin lasfbricas de salazn. La de Jvea (Alicante) parece que aminor su produccin a partir del

    siglo III, y el taller del Cerro del Trigo (Huelva) no estaba ya en explotacin en siglo IV.

    Por miedo a la invasin se ocultaron en la segunda mitad del siglo III una serie detesorillos de monedas, como las halladas en altafulla, Lidena, Santo Thyrso,Almodvar, etc.Se ha supuesto la existencia de dos invasiones: las primera sera de tiempos de Galieno(257-258), la segunda datara del ao 276 aproximadamente, fechas bastante seguras parala Galia. Las fuentes slo mencionaran la primera. La fecha de la destruccin de Tarracooscila, segn los autores, entre los aos 255 y 264, en poca de Galieno. Debi serdespus del ao 259, pues la ciudad, tal como aparece reflejada en las actas de san

    Fructuoso, escritas por entonces, no parece que haba sufrido ninguna calamidad.La oleada de la poca de Galieno afectara principalmente a las costa mediterrnea, y lasegunda entrara por el Pirineo occidental y tendra sus efectos en el alto Ebro, la mesetanorte y Portugal. Esta visin enlazara buen con lo que se desprende de la distribucin delos hallazgos de monedas trazada por H. Koethe.La segunda gran invasin germana azot mucho ms duramente a la Galia, por lo que esmuy posible que penetrara por Navarra y llegara hasta Lusitania; prodra haber sido lacausa de la ocultacin de los tesorillos hispanos posteriores a la muerte de Aureliano.Esta segunda invasin no parece que atraves el estrecho de Gibraltar.El impacto en lo econmico de las invasiones y de los restantes hechos de armas de lasegunda mitad del siglo III fue enorme. Pro primero vez regiones econmicas tan ricascomo la Btica y el Levante fueron arrasadas, sus villas y ciudades destruidas y mermadala poblacin. Algunas no volvieron a levantar cabeza, comolas tres mencionadas porAusonio. Otras vieron reducido considerablemente el casco urbano.

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    Los siglos IV y V____________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________

    1. Diocleciano. Constantino y sus hijos

    Con Diocleciano comienza una nueva poca, en que el poder imperial se haceuna institucin absoluta y sacra y se borran los ltimos restos de la tradicin polticaromana. El emperador es divinizado en vida.Militar enrgico y prudente, a Diocleciano se debe la ltima reorganizacin del Imperio:

    para prevenir el peligro de la proclamacin por las tropas de otro rival resuelve compartirla pesada carga del poder con otro u otros colegas, mientras se considera el Imperiopatrimunium indiuisum.El primer socio de Diocleciano en el poder fue el rudo Maximiliano. Primero le fue a steasignada en Occidente la tarea de combatir a los bagaudas, bandas inquietas de rebeldes yde campesinos exasperados, que saqueaban los campos y que se mantienen como una

    plaga inextinguible. como seala Stroheker, Hispania queda ms protegida que Britania,que las fronteras del Rhin y del Danubio, que frica y el Oriente, y prospera al pareceren paz, durante el siglo IV. Las fuentes literarias, como amiano Marcelino o el panegricode Pacato Drepanio a Teodosio, no tienen nada que recordar en cuanto a sucesos blicos

    en la Pennsula.La aparicin de un usurpador, Carausio, en el norte de Galia y en Britania, impuso lanecesidad de nuevos asociados, y as surge en 293 la Tetrarquia, con dos augustos,Diocleciano y Maximiano, y dos Csares, por ellos adoptados respectivamente: un rudodacio llamado Galerio y C. Flavio Constancio, llamado Chloros "el Plido".En la crisis que sigui a la citada abdicacin, Constantino sucede a su padre Constancioal morir ste, y destruye los acuerdos de la Tetrarqua al hacerse proclamar Augusto;mientras tanto Maxencio, el hijo de Maximiliano, no slo se hace proclamar prncipe,sino que le apoya a su padre, que abandona el retiro y vuelve a ejercer como Augusto.Severo es muerto por orden de Maxencio, y como Italia, Hispania fue durante tres aos

    propiedad de ste, si bien Stroheker cree que no fue Severo sino Constancio, el dueo dela Pennsula.En todo caso las Espaas corresponden al lote occidental de Constantino, con lo cualMaxencio se encuentra privado de los recursos de la Pennsula para abastecer Italia; estooblig a eliminar al seor de frica el usurpador Domicio Alejandro.Poco hay que sealar en la Pennsula durante los emperadores siguientes: Juliano elApstata, Valentiniano y Valente. En medio de catstrofes de dimensiones universalesque se producen en Oriente, donde aparecen los hunos y donde los godos aniquilan aValente y su ejrcito, podemos suponer que las Espaas se mantenan tranquilas.Posiblemente era hispano Flavio Salustio, uno de los colaboradores paganos de Juliano,

    cnsul en 363 y antes vicario de la Hispanias.

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    2. La poca de Teodosio

    Uno de los grandes generales de Valentiniano, Teodosio, haba naci en laprovincia de Galecia. El padre del futuro emperador del mismo nombre era sin dudacristiano, como indica su nombre, combati en Britania y despus en las fronteras delRhin y del Danubio y en frica, donde la poltica fiscal haba producido una sublevacin.Finalmente Graciano, el joven hijo y heredero de Valentiniano, lo hizo decapitar enCartago (376), sin duda por rivalidades entre militares de la corte.Cuando Valente sucumbe en Adrianpolis frente a los godos (378), Graciano tuvo queacudir a Teodosio, el hijo del general decapitado dos anos antes, desde entonces retirado

    en sus tierras de Espaa.Teodosio haba nacido en Coca y tena treinta y dos anos cuando fue llamado (379) aocupar junto a Graciano el puesto de Augusto: se le confiaba la mitad oriental delImperio. tuvo all que hacer frente a los germanos, que amenazaban Constantinopla.Llamado a ser el emperador que de modo decidido hizo del Cristianismo la religin delEstado, apoy a los ortodoxos contra los arrianos. Ambrosio, Jernimo, Agustn, Basilio,Gregorio de Nacianzo y de Nisa, son los grandes nombres de una poca en que elCristianismo atrae y se impone a la mayora de los sbditos del mundo romano.K. F. Stroheker ha reunido noticias de hispanos en la corte de Teodosio: aparte los quecitaremos al final de este apartado, otro pariente, el militar Timasio, luch contraMximo y luego contra Eugenio. Los Nebridio, padre e hijo, eran parientes de laemperatriz Elia Flacci la primera esposa de Teodosio, y obtuvieron cargos en la corte. Un

    barcelons, Nummius Aemilianus Dexter tuvo altos cargos en Hispania y en Asia y fuepor fin perfecto de pretorio en Italia. Otro Hispano fue el pagano Basilio, que a la muertede Teodosio era prefecto de Roma y en 408 figur en la embajada romana que se

    present a Alarico. Hay que recordar tambin al poeta Prudencio, que gobern dos vecesprovincias y ocup un cargo en la corte de Teodosio, y al obispo Paciano de Barcelona,padre del Dexter citado.Entre los consejeros de Teodosio figura en primer lugar otro hispano, MaternusCynegius, que estaba dominado por su mujer, fantica cristiana, y por los monjes, y quelleg a cnsul en 388. curiosamente, fue sucesor de Cynegius un pagano, pues Teodosioa veces actuaba guardando un equilibrio entre las dos religiones aunque no cejaba en su

    plan general de reducir el paganismo y unir el brazo secular a los poderes religiososcristianos.La academia de la Historia de Madrid guarda una hermosa placa de plata, el missorium,que fue labrado en 388, con motivo de los decennalia del emperador Teodosio apareceValentiniano II y su propio hijo mayor Arcadio. En la literatura podemos recordar que elConsulado de Estilicn, del poeta Claudiano (II 228 ss.), aparece Hispania como unamatrona coronada de olivo y vestida con ropas bordadas con oro del Tajo.

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    Teodosio es al fin ganado por Valentiniano y su madre para que se convierta contraMximo en el vengador de Graciano. Justina le concede, viudo de Elia, que se case con

    su hermosa hija Gala. Mximo fue vencido por Teodosio, y al final muerto por suspropios soldados.En los ltimos aos del reinado de Teodosio muere, parece que por suicidio,Valentiniano, y el retor Eugenio es proclamado en Galia por las tropas emperador (392),

    pero no hay ruptura con Teodosio, y cuanto al ao siguiente Honorio, de nueve aos deedad, es proclamado Augusto, Eugenio acua monedas a nombre del joven prncipe.Eugenio avanza sobre Italia, y las Espaas se adhieren al nuevo seor de Occidente, queen contraste con la creciente identificacin de Teodosio con la Iglesia se apoya hastacierto punto en la aristocracia pagana de Roma y nombra a Nicmaco Flaviano ,representante de ella, cnsul y prefecto del pretorio. De nuevo Teodosio tuvo que volver

    en son de guerra al Occidente. Eugenio, Flaviano y el code Arbogasto, militar de origenfranco, perecieron en la lucha (394).Present Teodosio entonces en Roma al Senado su hijo Honorio y poco despus mora enMiln. Dejaba abierta una nueva era: Imperio es ya definitivamente cristiano, en Orientecomienza la era de Bizancio, en Occidente ha sonado la hora del destino y con elabandono de Britania y el derrumbamiento de la lnea del Rhin, los brbaros van a llegara nuestra Pennsula.En el proceso general de ruralizacin de todo el imperio parece que la regin ms vital dela Pennsula en estos ltimos tiempos es la meseta de Duero. Con el empobrecimientogeneral y la ruina de la cultura, las regiones ms rudas y montaosas de la Pennsularesurgen con su barbarie, y as se habla de rebeldes vascones, cntabros y astures, y aunde pueblos que no parece representen supervivencias indgenas, como los orospedanos,que darn quehacer a los reyes visigodos.3. Revueltas sociales. Las invasiones

    La crisis econmica y social por la que atravesaron algunas regiones de Hispaniaqued bien reflejada en los movimientos bagudicos, que estallaron a mediados del sigloV, pero posiblemente hubo ya movimientos similares con anterioridad a esta fecha, como

    parece desprenderse de una ley de Constantino, del ao 332, que se refiere a esclavos yfugitivos.En poca de Diocleciano haban prendido ya probablemente los movimientos

    bagudicos, pues aqu estuvo Maximiano hacia el ao 296 y no se sabe contra quinluch, quiz contra los bagaudas, como en la Galia.Rota la lnea del Rhin en 406, los suevos, vndalos y lanos atraviesan la Galia yamenazan Hispania. Ddimo y Veriniano, de la familia espaola de Honorio, salieron al

    paso de los brbaros en los Pirineos y se sostuvieron durante algn tiempo, pero unusurpador que dominaba en las Galias, Constantino III, envi a Hispania a su hijo y a sugeneral Geroncio, que consiguieron vencer a los hermanos hispanos y los hicieron

    prisioneros en Lusitania; los llevaron a Galia y all los ejecutaron. Los hermanossupervivientes de Ddimo y Veriniano, Lagodio y Teodosio hallaron refugio en las cortes

    imperiales de Honorio y Teodosio II. en este episodio vemos cmo las discrepancias

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    entre miembros de la familia imperial y el usurpador de Galia fueron fatales a las fuerzasromanas y facilitaron la entrada de los brbaros. Geroncio an proclama otro

    antiemperador en la persona de un tal Mximo, que se instal en Tarragona, y vioimpotente cmo entraban los brbaros y se apoderaban del sur y el oeste de la Pennsula.Aunque Geroncio y su protegido llegaron a un acuerdo con la corte imperial,desaparecieron pronto de la escena.El establecimiento de los brbaros en la mayor parte de Hispania, que ocuparon comofederados reconocidos por Honorio, no fue considerado por de pronto como la ruina de ladominacin imperial. Todava hacia 412 se conoce una carta del emperador Honorio a lastropas romanas de Pamplona, que han acudido con el patricio Saviano a combatir a los

    brbaros. La mayor parte de la provincia Tarraconense se mantiene de hecho y dederecho bajo la jurisdiccin imperial, y la ficcin de la unidad de Imperio se mantiene en

    laNotitia Dignitatum, que Balil supone en la parte referente a Hispania fechada hacia425.Es una larga agona la del rgimen romano en la Pennsula, que no debe entenderseterminado por una catstrofe. Stroheker seala fundadamente que las familiassenatoriales de Hispania, de modo comparable a las de Gala meridional, siguierondesempeando un papel social y poltico de importancia en los reinos brbaros. Laevolucin, ya iniciada en el Imperio tardo, hacia el abandono del orden pblico y socialen manos de lospotentiores, los dueos de los grandes latifundios, y la subsiguienteformacin de verdaderos ejrcitos seoriales, juega un papel en la larga crisis. En elmismo proceso de disolucin hay que sealar que las ciudades en los ltimos siglos delImperio levantan murallas y cuidan de su propia defensa.

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    La economa en Hispania___________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________

    Antes de referirnos a los diversos productos de Hispania, es conveniente espigar algunosdatos de fuentes griegas y romanas sobre la riqueza y pobreza de la Pennsula Ibrica, ysu clima. Estrabn comienza el libro tercero de su "Geografa", dedicado a Hispania, conla siguiente descripcin:

    "Iberia, en su mayor parte es poco habitable, pues casi todo se halla cubierta de montes,bosques y llanuras de suelo pobre. La regin septentrional es muy fra, por seraccidentada en extremo y por estar al lado del ocano y, adems, se halla privada derelaciones y comunicaciones con las dems tierras, de manera que es poco hospitalaria.La Meridional, casi toda ella es frtil, principalmente la de fuera de las columnas deHercules. el pas de los Carpetanos, oretanos y retones es medianamente frtil. Lascomarcas donde abundan los metales son por naturaleza asperas y estriles; as sontambin las contiguas a Carpetania y an ms las que limitan con los Celtberos".Otras fuentes literarias confirman y completan los datos del gegrafo Estrabn sobre elclima y la riqueza de Espaa. As, segn el autor de Bellum Hispamense, autor que

    conoca bien la pennsula, pues luch en ella durante la guerra de Munda a las ordenes deCesar, toda la provincia ulterior era frtil. La comarca de Sagunto era muy productiva.Celtiberia era una regin muy poco frtil. En las ciudades de Coca e Intercatia, situadaesta ltima a 50 Km. de Zamora, haba una gran regin desierta. Algunas tribus del nortehabitaban un suelo pobre. Las tierras del interior de los alrededores de Ampurias eranfrtiles; otras slo producan esparto. Las islas Baleares eran frtiles. El occidente deIberia era de clima temblado y de gran abundancia de agua. Mela, que por ser hispano denacimiento estaba bien informado de las cosas de aqu, cree que Hispania era muy frtil,aunque reconoce que haba regiones pobres por falta de agua, lo mismo afirma Plinio.Justino, escritor del siglo III, que extracta a Trogo Pompeyo, historiador de la poca de

    Augusto, sostiene que Hispania es ms frtil que frica y Galia, tiene buen clima y lluviaabundante y oportuna.1. La agricultura

    La agricultura, que perfeccion sus tcnicas con la introduccin del barbecho, elarado, el trillo y el regado, tuvo como base la produccin de trigo, aceite y vino,exportados a Roma desde la Btica y la Tarraconense. Tambin adquirieron importancialos cultivos de lino, hortalizas, frutales, as como la produccin de esparto.Sobre las posibilidades de Espaa en general para su explotacin agrcola, salvo el Sur yel Levante, hay que recordar el texto de Estrabn. Ya se seal tambin la enormecantidad de trigo y cebada que recogi Escipin en Cathago Nova, lo que indica un

    estado floreciente de la agricultura. Las regiones ms ricas desde el punto de vista de las

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    explotaciones agrcolas eran la Btica, o Provincia Ulterior. Los testimonios de lasfuentes antiguas no dejan lugar a duda. La introduccin de la agricultura en la Btica data

    de muy antiguo. Segn Estrabn, no ceda a ninguno de los ms ricos territorios delmundo las excelencias de sus bienes, tanto terrestres como martimos.Otras afirmaciones del gegrafo de Amaseia coinciden con estas indicaciones:"Turdetania es maravillosamente frtil, tiene toda clase de frutos y muy abundantes".Cesar alude en general a las riqusimas regiones de Galia e Hispania; sin duda se refiere ala Btica, que el conoca bien."De Turdetania se extraa trigo, mucho vino y aceite; este, no slo en cantidad sino degran calidad. Se exportaba tambin cera, miel, pez y mucha cochinilla".Los olivares no slo ocupaban gran parte de la Btica, sino tambin otras zonas de laPennsula. Plantaciones de olivos figuran tambin en el centro de la meseta, en las que

    acamp Viriato en el ao 146 a. C.La arboricultura floreci mucho. Los higos de Sagunto eran famosos ya en tiempos deCatn. Plantas tintreas abundaban en Hispania, y el olivo, vid, higuera y otros rbolessemejantes en toda la costa mediterrnea y atlntica, al decir de Estrabn.Las fincas Bticas deban de ser mixtas, con cultivo del olivo y de la vid, con ganadera ycon cereales, como hoy.Con la conquista pasaron a ser propiedad del Estado romano grandes extensiones deterreno, dedicadas a pastos, bosques y labor, las minas y las pesqueras.En el ao 63 a. C. una ley agraria intent vender casi todos los dominios pblicos, entrelos que haba terrenos de las proximidades de Carthago Nova, muy posiblemente paradedicarlos a la agricultura.De los estudios sobre la colonizacin y asentamiento romanos en Turdetania se deduceque la poblacin se encontraba dispersa en el campo, que la propiedad deba estar ya a

    principio del Imperio, a juzgar por la concentracin de colonias en territorios reducidos,que en los municipios, deban existir propietarios, que haba latifundios, pero nunca de laextensin de los de frica, donde seis propietarios se repartan el frica proconsular.2. Comercio. Industrias. Talleres de orfebrera y de escultura

    Al final de la repblica y principios del imperio, se desarroll un libreintercambio de artculos de primera necesidad, no el de objetos de lujo. Las gentesdedicadas al comercio fueron muy numerosas desde el primer momento de la conquista.La pronta presencia de los negotiadores de Italia est testimoniada por hallazgos demonedas romanas republicanas. Menciones de mercaderes de la primera etapa de laconquista romana slo se conocen dos; unas de ellas se refiere a los habitantes de Astapaen donde apresaron a los cantineros y mercaderes del ejercito romano desperdigados porel campo en el ao 206 a. C.En el ao 195 a. C. Catn expuls del ejercito a los abastecedores o revendedores, quequeran proporcionarle indgenas, alegando que las guerras se alimentaban a si mismas.Ya se ha dicho que Escipion Emiliano ech del ejercito romano que sitiaba Numantia alos mercaderes.

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    En el siglo II a. C. el comercio con Italia era floreciente, como se deduce de la creacinpor Q. Servilio Cepin de la "Turris Caepionis" a fin que los buques evitasen el banco

    de Salmedina en la desembocadura del Guadalquivir.Los mercaderes de Cdiz comerciaban con los habitantes de las Casitrides y cambiabanmetales, estao, plomo, y pieles por cermica, sal y utensilios de Bronce; tambin lohacan con el norte de frica.En tiempos de paz, los mercaderes se dedicaban a prestar dinero a usura, y al arriendo delos servicios. Ellos eran los que compraban el botn, del que se conocen tantas alusionesen las fuentes, y los esclavos.Un corredor de subastas se menciona en Cdiz, al que el cuestor Balbo arroj a las fieras

    por ser muy feo.De las fuentes ya mencionadas se deduce que al final de la repblica en gran parte de la

    produccin, tanto agrcola como minera e industrial, estaba montada para la exportacina Roma de sus producciones, transportes y distribucin. El comercio explica la fabulosariqueza, prosperidad y distribucin personal en la Btica.La distribucin de la cermica ibrica, de la poca helenstica en su mayora, fuera de la

    pennsula indica un comercio de exportacin, posiblemente de miel. Se la localiza bienen el norte de frica, Italia y el Sur de la Galia. Las nforas pnicas indicaban quedespus de desaparecer el dominio cartagins en Hispania, las formas de comercio pnicotodava pervivieron. Las nforas de tipo pnico posiblemente contenan salazones, a

    juzgar por el tipo de boca.Los mercados ms importantes de la Hispania eran:-Carteira: antigua estacin naval de los Iberos; en tiempos en que escribi el gegrafogriego Estrabn, eran an visibles su gran recinto y sus arsenales. Era una ciudadhabitada por fenicios trasladados a frica.-Baelo: era el puerto de embarque para pasar a Tingis, con mercado propio.-Puerto de Menesteo: cuya fundacin datara, segn hiptesis de Tovar, del siglo V a. C.y su existencia probara unas relaciones comerciales entre el sur de Hispania y Atenas.Las ciudades ms importantes por su trfico comercial se alzaban junto a los ros, losesteros o el mar. De ellas el gegrafo griego menciona a Asta y Nabrisa. Los dos centroscomerciales ms importantes eran Crdoba, fundada por Marcelo sobre una poblacinindgena, famosa por la fecundidad y amplitud de su territorio, y Gades, "Isla que,gracias a la intrepidez de sus habitantes en las cosas de la navegacin y a su adhesin alos romanos, ha experimentado un tal crecimiento en su fortuna de todo orden, que a

    pesar de alzarse en el extremo de las tierras es la ms famosa de todas".Los gaditanos eran los que navegaban en mayor nmero y mayores naves, tanto por elmediterrneo como por el Atlntico. La mayora vivan en el mar o estn en Roma,dedicados a los negocios.La flota ocenica de Gades se encontraba ya dividida entre frica e Hispania; unos de sus

    puertos eraportus Hannibalis, hoy Portimao, en el Algarve.Estrabn y Plinio han conservado algunas noticias de viajes de marineros gaditanos a las

    costas de frica. En poca de Plinio se parta de Gades para recorres el Atlntico en

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    ambas direcciones. Cdiz mantena relaciones comerciales con el norte de frica, dondeha aparecido 100 monedas procedentes de la ciudad y otras 50 del resto de Hispania.

    Adems de estas ciudades, destacaban por su comercio, segn Estrabn, Ilipa sobre elBetis; Astigi, Carmona, Obulco y Munda, metrpoli de este territorio la ltima; Ategua(Teba la vieja); Urso (Osuna); Tukkis (Martos), y Ulia (Monte Mayor). En los esteros, laciudad ms famosa era Hasta, en la que se solan reunir los gaditanos. Otra ciudad costerade gran importancia comercial fue Mlaga, mercado para los nmadas del norte frica;tena planta fenicia, es decir, no tena trazado hipodmico en sus calles; la ciudad debaser centro metalrgico o de exportacin de metal procedente de la serrana de Crdoba,como se deduce del hecho de que en sus monedas se representan los instrumentos deforja de un Baal metalrgico. Segua en importancia Sexi.

    Algunas ciudades vivan exclusivamente del comercio y empresas marineras, comoCdiz, lo que explica que en un censo efectuado el nmero de caballeros fuera muyelevado, el segundo despus de Padua.Hispania durante la conquista est sometida a un comercio de importacin de productosde todo gnero; baste mencionar algunos de los ms importantes, como la llamadacermica megrica, que ha aparecido en las islas Baleares, Ampurias, Elche, Murcia,Jerez de la Frontera, etc., etc.; los bronces y joyas de Alejandra. De Mauritania seimportaban aves y fieras raras para los juegos. nforas de Rodas, que indican uncomercio de importacin de vinos del Egeo, han aparecido en Cdiz, Crdoba, Ampurias,Tarragona y Villaricos. Tapices importados de Asia figuran en las fiestas organizadas enCrdoba, en el invierno del 75-74 a. C. en honor de Cecilio Metelo, despus de su triunfosobre Sertorio a orillas del ro Turia. El comercio con Italia era muy fuerte. De l dantestimonio las nforas ampuritanas con la marca Sextilus, fechadas en la primera mitaddel siglo I a. C., otras piezas conservadas en Almera el gran nmero de ellas halladas enAzaila (Teruel).

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    Tambin se documenta un importante comercio importador de vinos de Campania. Apartir de principios del siglo I a. C. la costa Ibrica se vio inundada de nforas quecontenan vinos itlicos.El comercio estaba muy favorecido por una industria de construccin naval muy

    prspera. Esta industria databa de muy antiguo, pues Polibio, con ocasin de describir latoma de Carthago Nova por Escipin, alude a los artesanos, menestrales y gente del mar.Mucho favoreca la industria de construccin naval la existencia de campos de esparto,necesario para confeccionar velas y cuerdas.

    Las fuentes literarias dan algunos pocos datos sobre la industria textil, que era de carcterfamiliar.De Turdetania importaba Italia, antes de final de la Repblica Romana, gran cantidad detejidos; en poca de Estrabn eran muy solicitadas las lanas Bticas, de gran belleza. Degran calidad eran tambin los tejidos ligeros que fabricaban los saltietas, de localizacindudosa. Los ampuritanos eran diestros en tejer el lino. Saetabis (Jtiva), en la actual

    provincia de Valencia, confeccionaba pauelos, que los viajeros llevaban a Roma comorecuerdo, como uno que regalaron Veranio y Habullo a C. Valerio Catulo. La industriatextil cont de antiguo con una tradicin entre las poblaciones indgenas, como se deducedel hecho de que Sertorio regalase a los iberos mantas de color y de que en el norte lasmujeres llevaban vestidos adornados con flores.En la Pennsula Ibrica desde siempre haba buenas fundiciones de armas y bronces.Sertorio, en el ao 76 antes de Cristo, orden a las ciudades que fabricasen armas segnsus posibilidades. Alude, sin duda, el historiador latino a las famosas espadasceltibricas, decoradas con incrustaciones de oro y plata, que Sertorio regal a losindgenas. De ellas se conocen buenos ejemplares, como los procedentes de Almedinilla(Crdoba). Estas espadas fueron famossimas en el mundo antiguo, y su procedimientode fundicin fue descrito por Filn de Bizancio, y despus por Polibio y por Diodoro.Famosas fueron tambin las fundiciones de Carthago Nova, de las que salan excelentesarmas. Como ejemplo de la alta calidad lograda en la fundicin de escultura se puedencitar las dos cabezas de Azaila, que hoy se fechan en la primera mitad del siglo I a. C., yla excelente cabeza femenina, posiblemente una Nike, de gusto helenstico, de Fuentes deEbro (Zaragoza), datada a finales de la Repblica. Las joyas de poca helenstica a lasque se ha aludido en pginas anteriores indican la existencia de muchos y buenos talleresde orfebrera, tradicionales ya en la Pennsula. En el ao 112 a. C. se mencionan orfebresen Crdoba.En la poca republicana hay ya talleres locales dedicados a la escultura. Del siglo I a. C.se conservan docena y media, aproximadamente, de esculturas. En Carmona, Itlica,Medina Sidonia, Cartagena, Tarragona y Barcelona existieron pronto talleres provinciales

    de esculturas hechas por artistas indgenas o por romanos de poca categora, que

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    trabajaban para clientes no muy exigentes. en la segunda mitad del siglo I a. C., el arteromano en la Btica se haba perfeccionado notablemente. Sus obras podan ya competir

    artsticamente con las de Roma. Un buen ejemplo de la calidad lograda en la segundamitad del siglo I a. C. es el logrado con cabeza de novillo a sus pies, procedenterepresenta a un sacerdote de la religin oficial romana; otra buena muestra es el retratodel Museo Municipal de Jerez. Sin embargo, el material arqueolgico que ha

    proporcionado la Btica, fechable en los ltimos decenios republicanos, es escassimo,incluso en las ciudades romanas. Tarragona y Barcelona son las nicas ciudades que handado las esculturas romanas ms antiguas de la regin y algunas de las ms arcaicas deHispania.3. Tributos

    Ya en las pginas anteriores se han mencionado varios tributos. La Pennsula

    pagaba contribuciones en especie, principalmente en trigo. En este punto los romanos, enlas provincias de Cerdea y Sicilia, continuaron el sistema cartagins y siracusano decobrar la dcima parte de los cereales. El modo de administrar la Pennsula por Roma fuediferente del establecido en Cerdea y Sicilia. El tributo ascenda habitualmente al 5 por100 de la cosecha de grano, adems de otras contribuciones; en lugar de trigo se podacobrar sus valor en dinero, pero segn T. Frank, su mantenimiento superaba a losingresos. Haba tambin contribuciones en especie, como pieles, capas, caballos, etc. Laexplotacin de Hispania fue total, continua y despiadada, como se deduce del hecho deque provoc la introduccin del tribunal en el ao 71 a. C. para juzgar los excesos en las

    provincias, segn se ha visto. Adems de las contribuciones fijas, con ocasin de lasguerras se grav a las poblaciones con impuestos; as, durante la guerra sertoriana,Metelo impuso a los ciudadanos una contribucin, perdonada por Csar en el ao 60 a.C. Durante la Guerra Civil se impusieron algunas contribuciones fuertes en la Btica,como se indic ms arriba. El mismo Csar, despus de la batalla de Munda, aument lascontribuciones de la gente que se haba opuesto a su causa; en cambio, a sus partidariosse las rebaj.4. Moneda

    La poltica monetal seguida por Roma fue clara durante la conquista; acab conlas acuaciones de base pnica y griega. Roma empez a acuar pronto monedas de platay bronce con caracteres ibricos, bajo su autoridad y segn la metrologa romana. Estaacuacin segn el patrn romano, es la primera fuera de Italia.Las monedas de plata ms antiguas conocidas en Hispania son dracmas de tipoampuritano, que alcanzaron el ao 250 a. C.Los bronces romanos ms antiguos pertenecen al patrn uncial y son posteriores al 132 a.C. En esta poca, en el ngulo noroeste acuaron monedas una gran cantidad de tribus,divididas en civitates, para el pago de las contribuciones.En Obulco se acuaron unas 20 25 emisiones, lo que indica la importancia excepcionalde la ciudad, con fuerte economa ganadera (toros de las monedas) y agrcola (espiga yarado). Debi comenzar su acuacin hacia 120 125 antes de Cristo; la presencia de

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    magistrados indgenas en las acuaciones, como en Ampurias y Sagunto, indica laprofunda romanizacin de la ciudad.

    En la primera mitad del siglo I a. C. se fecha una serie de denarios consulares acuadosen Hispania, principalmente durante la guerra sertoriana. Servan para conmemoraracontecimientos importantes o para pagar a los legionarios.La moneda hispnica indica bien la progresiva romanizacin de la Pennsula, en susmetrologa, en sus letreros y en sus prototipos; al mismo tiempo seala una economasana, ya que la acuacin de plata fue abundantsima. La abundancia de plata en lasacuaciones indgenas de la poca republicana es buen patente: de 17.352 monedasestudiadas, 13.904 son de plata, 3.327 de bronce y 128 sin clasificar, lo que indica unagran riqueza de plata en Hispania.La moneda favoreci la compra y la venta de productos. En las regiones sin moneda,

    como en el norte, se daba slo el intercambio de productos o la utilizacin de pequeaslminas de plata.5. Coste de la vida

    No se conservan datos en las fuentes sobre el coste de la vida en la Pennsula; tanslo se conoce un texto de Ateneo, que copi en su libroDeipnosophistai VIII 330 un

    precioso documento sobre el coste de la vida y la abundancia de productos en Lusitaniaen la segunda mitad del s. II a. C., sacado del libro 34 de Polibio, hoy perdido; dice as:"En Lusitania..., debido al buen clima, son muy fecundos tanto los animales como loshambre; tampoco se malogran los frutos del campo. La rosas, los alheles, los esprragosy otras plantas semejantes slo dejan de producirse tres meses al ao. El pescado, tanto

    por su abundancia como por su calidad, se diferencia del que se pesca en nuestro mar. Unmedimno siciliano (53 litros) de cebada cuesta una dracma; el de trigo, nueve bolosalejandrinos; el metrets (40 litros) de vino, una dracma, y un cabrito de peso mediano yuna liebre, un bolo; el precio de los corderos oscila entre tres y cuatro bolos; un cerdocebado de un peso de cien minas cuesta cinco dracmas, y una oveja, dos. El talento (26litros) de higos vale tres bolos; una ternera, cinco dracmas, y un buey de arar, diezdracmas. La caza casi no se aprecia en nada, se da gratis a los que compran algunas deestas cosas."6. Vas terrestres y martimas

    Los romanos se entregaron pronto en la Pennsula Ibrica a construir calzadas,como en Etruria y en el resto del Imperio; algunas de ellas, como las del norte, tuvieronfines militares en principio, pero se convirtieron inmediatamente en arterias deromanizacin y comercio. No se le escap a Estrabn la importancia del las vasterrestres y martimas como factor importante de la civilizacin; as al referirse a los

    pueblos del norte, escribe: "Su rudeza y salvajismo no se debe slo a sus costumbresguerreras, sino tambin a su alejamiento, pues los caminos terrestres y martimos queconducen a estas tierras son largos, y esta dificultad de comunicacin les ha hecho perdertoda sociabilidad y toda humanidad." Costeaba gran parte del Mediterrneo, desde hacatiempo, la famosa Va Herclea, citada ya por Polibio. La va Herclea fue recorrida en

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    veintisiete das por Csar, cuando vino desde Roma a Obulco. Esta va estaba en funcindel comercio, de las explotaciones de las minas del Carthago Nova y de las andaluzas.

    Sin embargo, lo que favoreci extraordinariamente el comercio y todo tipo de relacionesen el interior era la navegacin fluvial. El Betis era navegable en una distanciaaproximada de 1.200 estadios, desde la desembocadura hasta algo ms arriba deCrdoba. Hasta Hspalis, que distaba casi 100 Km. de la desembocadura, ascendannavos de gran tamao; hasta Ilipa, que dista 16 Km. de Sevilla ro arriba, slo los

    pequeos. Para llegar a Crdoba era preciso usar barcas pequeas. Las marismas erannavegables tambin. Estrabn explic en el libro tercero de su Geografa lo que entiende

    por esteros, que eran las escotaduras litorales que el agua del mar llenaba en la pleamarhasta el interior de las tierras y de las ciudades situadas a sus orillas, como Hasta y

    Nabrisa. Estos esteros favorecan extraordinariamente el comercio, pues la regin era

    navegable en todas las direcciones. Los barcos navegaban de los ros a los esteros, yviceversa, mediante los famosos canales tartsicos. Las ciudades comerciales estabantodas situadas en las orillas de los esteros o de los ros. Todos los grandes ros hispanoseran navegables. El Guadiana lo era no tan lejos no en naves tan grandes como el Betis.Era navegable hasta Mrida, donde se conoce uno de los pocos puerto fluviales, con el deCstulo, de la Pennsula. El Tajo era navegable por grandes navos de transporte hastaMorn, y ms trecho an por barcos pequeos. El ro Duero lo era en unos ochocientosestadios, algo menos de 150 Km., para grandes navos; ms arriba lo era para barcasmovidas a remo, ayudadas por velas.La proximidad de la Pennsula Ibrica a Italia, y las cmodas y baratas comunicaciones

    por mar, como escribe Mommsen, abrieron en esta poca, sobre todo a los centroshispanos del litoral mediterrneo y levantino, una ruta magnifica para poder colocar susricos productos en el primer mercado del Universo, y es muy probable que Roma nollegase a mantener con ningn pas del mundo un comercio al por mayor tan voluminosoy tan sostenido como con Hispania.7. Poblacin

    Datos concretos sobre la densidad de la poblacin de Hispania durante laRepblica Romana no se conservan en las fuentes. Se ha calculado en unos cinco o seismillones los habitantes de la Pennsula durante la conquista. En tiempos de Estrabn, laregin situada entre el Tajo y el pas de los rtabros estaba habitada por treinta tribus.Los rtabros tenan sus ciudades aglomeradas en la baha (La Corua), lo que pareceindicar una gran concentracin de poblacin. La comarca de Celsa, sobre el Ebro, estabatambin habitada por muchos pueblos. El mismo autor escribe que en las partes altas dela meseta habitaban los carpetanos, oretanos y vetones en gran nmero. Los datosrecogidos por otras fuentes sobre el particular confirman la misma impresin de queHispania estaba relativamente poblada.En Hispania algunos llegaron a contar hasta mil ciudades. No hay que supervalorar, sonembargo, la densidad de la poblacin indgena. Estrabn insiste en que algunas regionesde la Pennsula son poco habitables. Las enfermedades eran frecuentes, lo que mermaba

    considerablemente la poblacin. Los investigadores han hecho clculos aproximados

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    sobre la poblacin de Carthago Nova se ha calculado en unas 40.000 personas alcomienzo de la conquista; la de Tarragona era inferior.

    8. Urbanismo

    Algunos datos se pueden espigar de las fuentes sobre el nmero de ciudades y sudistribucin. En la Btica estaba muy desarrollado el urbanismo. Estrabn habla de 200ciudades, y Plinio, de 175.La llegada de los romanos trajo consigo una gran actividad urbanstica. Suetonio haconservado una noticia interesante sobre la poltica seguida por Csar, segn la cual el

    dictador hermose las ciudades de Hispania con edificios pblicos, en lo que se adelantal programa de la ltima etapa de su vida. Las principales ciudades Bticas contabanantes de la guerra civil con buenas construcciones civiles y militares. Hspalis tena foroy prtico; Crdoba posea una baslica, murallas y un puente romano; Ategua, murallas,al igual que Carmona. Antes del ao 43 a. C. hubo un teatro en Gades.El urbanismo, desde el punto de vista econmico, presupone la existencia de una clase deterratenientes, de comerciantes y de artesanos que vivan en las ciudades y desarrollabanuna gran actividad; tambin lleva consigo la tendencia a reemplazar el cultivo de cereales

    por otros de mayor rendimiento, como son el olivo y la vid. A los ricos que vivan en lasciudades hay frecuentes alusiones en las fuentes con ocasin de la Guerra Civil; a ellos

    pertenecan el gran nmero de ciudadanos romanos y caballeros mencionados conocasin de la contienda.9. Problemas sociales

    Esta prosperidad en las explotaciones agrcola y minera, y el fabuloso desarrollodel comercio y del artesanado no indican que no hubiera problemas econmicos graves.Ya se indic que las poblaciones de lusitanos y celtberos tenan una desastrosa situacineconmica y social, debido a la falta de tierras, concentradas, as como el ganado, en

    pocos dueos, que favorecan la causa romana, como el suegro de Viriato, lo queimpulsaba a los pobres al bandidaje, a los robos en los territorios vecinos a alistarse enlos ejrcitos cartagineses y romanos, como vlvula de escape a su situacin. Esta no eraslo tpica de lusitanos y celtberos. Tambin se documenta en ngulo noroeste deHispania. Csar, cuando su expedicin a Galicia, arreglo los problemas de deudores yacreedores, lo que indica serios problemas econmicos y sociales. Estos problemas sedaban tambin en la misma Btica. El futuro dictador, durante su primera estancia en laPennsula, favoreci a los pobres, impidi a los acreedores incautarse de todo el capital,

    pudiendo hacerlo slo de las tres cuartas partes de la deuda, al igual que Lucio Lculo loque haba hecho antes en Asia. Esta noticia indica que, a pesar de ser el sur una zonaextraordinariamente rica, exista, en mucho menor grado, el desnivel econmico y socialque se documenta en Galicia y Lusitania. El autor delBellum Alexandrinum (49) habla

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    tambin de pobres en la Btica, a los que Q. Casio Longino impuso un tributoconsiderable.

    1999 por Frank Paya [email protected]

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    mailto:[email protected]:[email protected]