Pablo Cardona - Complementariedad Neorretórica-hermeneutica Filosofica Desde Una Perspectiva...

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  • COMPLEMENTARIEDAD NEORRETRICA-HERMENUTICA FILOSFICA DESDE UNA

    PERSPECTIVA ANALGICA.

    Presentacin

    El siguiente documento se centrar en la revisin de la retrica (entendida como disciplina encargada de estudiar y formular las diversas maneras de hacer efectiva la argumentacin, en miras de conseguir la persuasin y la conviccin, haciendo uso de todos los recursos del lenguaje) y su relacin con la

    hermenetica (entendida como arte y ciencia de la interpretacin de textos hiperfrsicos y polismicos) partiendo de la idea de que son disciplinas eminentemente complementarias y llegando a proponer un

    tema de estudio mucho ms complejo, relacionado con el problema de la semejanza. Para esto nos valdremos de los aportes de una perspectiva terica en concreto, a saber, la Hermenutica Analgica de Mauricio Beuchot. Segn este propsito, el documento tendr tres partes fundamentales, subdivididas

    tambin para facilitar el entendimiento por parte del lector. En la primera parte se harn evidentes las implicaciones del pensamiento de Beuchot para la generacin de un modelo retrico-hermenutico. En

    la segunda parte se propondrn algunos elementos para entender la complementariedad entre ambas disciplinas y en la tercera se intentar dejar abierto un horizonte para futuros estudios frente a este tema.

    Primera parte

    Retrica y Hermenutica, disciplinas analgicas

    Cuando entendemos la necesidad, an para las ciencias fcticas como la fsica, de un paradigma metodolgico inclinado hacia lo argumentativo e interpretativo (no sirve de nada una teora que no

    pueda explicarse o debatirse de forma razonable, an cuando su formulacin tcnica sea impecable), es un vasto panorama el que se abre desde el punto de vista terico, puesto que en la actualidad son muchos los pensadores que reflexionan sobre el tema. En este caso se ha optado por abordarlo desde un

    autor en concreto, el mexicano Mauricio Beuchot Puente, quien representa, en gran medida, una forma de pensamiento que sintetiza el legado de otros como Cham Perelman, dedicado a la reactualizacin y

    fundamentacin de la retrica filosfica, Hans-Georg Gadamer y Paul Ricoeur, herederos de una tradicin comn que los llev a la reactualizacin y fundamentacin de la hermenutica filosfica.

    Aquellas dos disciplinas, aunque no representan una novedad para la tradicin filosfica de occidente, son desempolvadas y nutridas con elementos novedosos a lo largo de todo el siglo XX y a raz del

    renacer de la reflexin filosfica sobre el lenguaje. En el caso de la retrica, fue Perelman quien la rescat de su reduccin ornamental para otorgarle de nuevo el status del que goz durante las edades Antigua y Media. Su Nueva Retrica quiso ir ms all de la mera elocuencia al estudiar tambin las

    estructuras argumentativas, los mecanismos del pensamiento persuasivo, incluyendo al texto escrito y a la deliberacin ntima. Por todo esto, la retrica perelmaniana dio un paso ms all de la antigua

    retrica sin deslegitimarla, recogiendo su importante legado para mostrar que la razn no est separada de las otras facultades humanas, y que, ms bien, al estar enlazada con el lenguaje, toca al ser humano en su integralidad.

    Por el lado de la hermenutica, los trabajos de Gadamer sintetizaron de una forma fascinante una

    tcnica para el abordaje e interpretacin del texto escrito y una visin del ser humano como totalidad, por medio de esa misma experiencia ontolgica, ntima y social del lenguaje y la interpretacin. Su trabajo fue el punto de partida para otros, como Ricoeur, quien propuso una forma particular de

    comprender la hermenutica desde la ambivalente disposicin humana contempornea, que tiende tanto

  • a la interpretacin y desmitificacin del mundo como a hacia su remitificacin permanente a travs del lenguaje metafrico.

    Este ltimo fenmeno, el de la metafora, es quizs el que ms atencin merece en cualquier estudio relacional entre argumentacin e interpretacin, o mejor, entre retrica y hermenutica, ya que implica

    diversos problemas epistemolgicos y an ontolgicos debidos a la permanente necesidad humana de encontrar formas de mediacin entre las diversas esferas de la experiencia. Por ello no es un fenmeno sobre el que apenas se ocupen las recientes disciplinas afines al estudio del lenguaje. Desde Aristteles

    puede verse dicha preocupacin plasmada en el estudio de la analoga1, forma de razonamiento de la cual, segn distintos autores, comenzando por el Estagirita y pasando por Perelman, la metfora no es

    ms que una condensacin2. La analoga tiene, entonces, un lugar importante para la teora de la argumentacin, a tal grado que sirve para establecer sistemas con los que puede llegar a entenderse una realidad nueva, incluso perteneciendo al campo de las ciencias empricas como en el caso de la

    analoga corriente hidrulica-corriente elctrica, o en el de aquellas analogas que fundamentan la fsica contempornea. Allende de esto, la analoga tiene en el actual pensamiento latinoamericano un

    lugar relevante gracias a la obra de Mauricio Beuchot. El trabajo de Beuchot se basa en el reconocimiento de las particularidades de la hibridacin cultural

    latinoamericana, concretamente en la analogicidad barroca como precedente o tradicin para proponer un tipo de hermenutica filosfica en funcin de la situacin concreta, e sto es, surgida de la

    problemtica latinoamericana y elaborada para responder a ella. Esto involucra, a mi parecer, dos cosas: la atencin a la historia y la atencin a los problemas ms acuciantes del momento presente, con la intencin de ofrecer una respuesta para ellos. (...) la hermenutica analgica ha realizado en

    suficiente medida ambas cosas.3

    La Hermenutica Analgica de Mauricio Beuchot est fuertemente marcada por el tomismo aristotlico y el pensamiento filosfico medieval, que en su afn por entender la naturaleza divina a partir de la analoga, encontr en la relacin palabra-concepto una propuesta que, al ser continuamente revisada,

    dej como legado una posible forma de abordar el estudio del fenmeno de la comprensin a partir de lo semejante y vinculante. La Hermenutica Analgica hace de la analoga (uno de los tradicionalmente

    llamados tropos retricos) el elemento primordial de su modelo de interpretacin, dando un paso ms en el camino de la reflexin filosfica que privilegia al lenguaje ms all de lo apodctico como parte insoslayable de la realidad humana.

    La estructura de la Hermenutica Analgica

    La propuesta de Beuchot parte del reconocimiento de dos posturas extremas, antagnicas en la manera

    1 La analoga es una forma de razonamiento de gran importancia cognoscitiva, tanto que no ha perdido su validez desde la

    poca de Aristteles. La estructura de la analoga es la de una proporcin que puede expresarse mediante la frmula A

    es a B como C es a D. No es pues una mera relacin de semejanza: es una semejanza de relaciones. En la terminologa

    de Perelman, el conjunto de los trminos A y B, de los que se pretende extraer la conclusin, se llama tema; el conjunto

    de los trminos C y D, sobre los que se apoya el razonamiento, se denomina foro. Un ejemplo literario : Demcrito sola

    decir que una vida sin distracciones es como un largo viaje sin hospedera (Bartolli, RS. Della recreazione del Savio in

    discorso con la natura e con Dio. Turn: Marietti, 1839. p. 4). El esquema es el siguiente: B (la distraccin) es a A (la

    vida) como D (la hospedera) es a C (el viaje, en el que A y B constituyen el tema, y C y D el foro (MORTARA

    GARAVELLI, Bice. Manual de Retrica. Madrid: Ctedra, 1991, p. 114). 2 PERELMAN, Chim & OLBRECHTS-TYTECA, Lucie. Tratado de la Argumentacin. La nueva retrica. Madrid:

    Gredos, 1989, p. 611 3 BEUCHOT. Mauricio. Hermenutica Analgica. Aplicaciones en Amrica Latina. Bogot: Editorial El Bho, 2003, p.

    125

  • de entender la hermenutica: por una parte, aquella que, propia de la Modernidad, puede denominarse univocista, puesto que busca una interpretacin clara, minuciosa y nica; por otra, aquella afn a lo posmoderno, en la que se admite cualquier interpretacin como vlida, y por ello llamada equivocista,

    ya que llega a un alto grado de relativismo. Asumiendo la presencia de estos dos polos, el mexicano intenta proponer un justo medio en el que no haya un rango infinito de interpretaciones ni se les d

    un tratamiento igualitario a todas, pero en el que tampoco se pretenda encontrar una sola versin interpretativa.

    De manera que el trabajo de Beuchot surge como respuesta ante una pugna histrica, agudizada en el siglo XX, entre la perspectiva interpretativa volcada hacia la bsqueda de la objetividad, de la intencin

    del autor, de la esencia, independiente del intrprete, y aquella dirigida hacia la posibilidad infinita de la interpretacin que caracteriza a todo texto. Frente a esta problemtica, el mexicano logra ver una posible solucin en la aplicacin de la doctrina filosfica medieval de la analoga, la cual intentaba

    mediar entre lo unvoco o predicado de las cosas en un sentido idntico entre ellas (Pedro, Pablo, Juan son hombres) y lo equvoco o predicado de las cosas en un sentido diverso inconmensurable (el

    gato como animal, el gato hidrulico, el hombre apodado Gato). La mediacin se basaba en una predicacin con un sentido en parte idntico y en parte diverso, predominando este ltimo. 4 Lo ms significativo de dicha doctrina es que hace manifiesta la posibilidad de hallar un punto comn, una

    semejanza, aunque sea secundaria y compleja, en medio de la diversidad primaria y simple. Y es ese encuentro de lo semejante en lo desemejante, de lo anlogo entre lo unvoco y lo equvoco lo que hace

    posibles fenmenos retricos como la metfora, y ms all de sta, el fenmeno de la comprensin con toda la complejidad de la realidad misma5.

    Iconicidad analgica

    La propuesta de Beuchot encuentra sustento en el trabajo de numerosos ter icos, quienes a lo largo de la historia del pensamiento occidental se han acercado a la analoga como alternativa para entender el fenmeno de la interpretacin. Uno de ellos es Peirce, quien ve la analoga como iconicidad. Hay que

    recordar que para Peirce hay tres tipos principales de signos6: el ndice, signo natural, directo y

    4 BEUCHOT, Mauricio. Tratado de hermenutica analgica. Mxico : UNAM, 1997, p. 27.

    5 Sobre esta ltima afirmacin, resulta significativa la apreciacin de Beuchot, quien escribe: Claro que los conjuntos de

    cosas no son todos y cada uno anlogos, pero hay conjuntos de cosas que, precisamente por su complejidad , tienen que

    serlo, y ser conocidos como tales, y luego aade en una nota Tal vez no sea demasiado arriesgado decir que los

    conjuntos anlogos tienen cierta semejanza con los conjuntos difusos (fuzzy sets) y con la lgica que les es propia.

    (dem, p. 28). Como expone Ricoeur en La Metfora Viva, los modelos son herramientas para entender ciertas

    parcelas de lo real de forma que todos los implicados en el evento cognocitivo puedan participar de algn tipo de

    acuerdo, para usar un trmino perelmaniano. Hasta el siglo XX, la lgica de las ciencias era de naturaleza binaria y el

    paradigma de investigacin el de la fsica newtoniana, porque el nivel conceptual permita la utilizacin de datos

    binarios. No obstante, la elaboracin y verificacin de las teoras sobre el tomo y part culas menores hicieron necesario

    replantear dicho tipo de acuerdo y generar otro basado en el reconocimiento de un tipo distinto de datos que contienen

    incertidumbre o imprecisin en su informacin (Por ejemplo, la relacin de indet erminacin de Heisenberg: en

    mecn ica cuntica, cuanta mayor certeza se busca en determinar la posicin de una partcula, menos se conoce su

    cantidad de movimiento lineal y, por tanto, su velocidad. Esto implica que las partcu las, en su movimiento, no tie nen

    asociada una trayectoria defin ida como lo tienen en la fsica newtoniana). Estos ltimos tipos de datos se consideran

    difusos (fuzzy); los humanos los manejamos de forma cotid iana y natural. Por concepto o informacin d ifusa se

    entendera, pues, la informacin que encierra alguna imprecisin o incert idumbre. Esa es, precisamente, la preocupacin

    de la retrica desde Aristteles hasta Perelman, quienes han abordado el problema desde una perspectiva conceptual. 6 Para Peirce, el signo no solo est en el discurso en lugar de las cosas, sino que es algo que al conocerlo nos hace

    conocer algo ms (PEIRCE, Charles Sanders. Collected Papers of Charles Sanders Peirce, Cambridge, MA: Harvard

    University Press. Vol. 8, 332). Esto contrasta con la creencia cientfica moderna de que es posible tener un

    conocimiento directo e infalible del pensamiento y del mundo.

  • unvoco; el smbolo, arbitrario, convencional, eminentemente cultural y equvoco; y el cono, signo intermedio entre lo natural y lo cultural (en opinin de Beuchot es ste el concepto de smbolo propuesto por Ricoeur7), fundamentalmente anlogo. La categora de cono se subdivide en tres tipos

    esenciales: la imagen, ms cercana a la copia y a la univocidad, pero nunca idntica; la metfora, del lado fuerte de la equivocidad, aunque no del todo; y el diagrama, anlogo por excelencia. Segn

    Ricoeur, tanto la nocin de esquema como la de imagen son fundamentales para entender la de metfora, puesto que aquellas se basan en una cercana, a lo conceptual en el caso del esquema, y a lo experiencial en el caso de la imagen, permitiendo proponer una base para acercarse a la metfora, que

    vive siempre en el escurridizo mundo del lenguaje verbal. Una hermenutica de tipo analgico-icnico, al abarcar diversos modos de analoga-cono, deber considerar no solo a la metfora sino

    tambin a la metonimia, mucho ms prxima a la univocidad y al lenguaje de las ciencias, como esquema de pensamiento.

    Aqu resulta necesario exponer la forma en que Beuchot concibe el acto de interpretacin analgica. Su hermenutica intenta alcanzar una interpretacin con lmites amplios, razonables, no infinitos. La

    hermenutica exige como virtud principal la sutileza, que implica el hacer distinciones, las cuales, segn Beuchot y siguiendo a Peirce, tienen la estructura de un silogismo dilemtico, en la cual las dos alternativas de que se dispone llevan a la contradiccin, y entonces hay que encontrar una alternativa

    nueva, intermedia entre las otras, que nadie ha visto, y que solo puede encontrarse con sutileza. As, al interpretar analgicamente, hemos de buscar, entre las diversas interpretaciones que se han dado, no

    La base de la reflexin peirceana es la comprensin del proceso de significacin que permite conocer a part ir de una

    relacin lgica de estructura tridica. El signo representa no porque tenga una conexin material con el objeto o porque

    sea su imagen, sino porque es considerado signo de por un pensamiento. As, en toda sntesis proposicional est

    implicada una relacin significativa o se miosis en la que se articulan tres elementos:

    1) El signo o representamen, es algo que est para alguien en lugar de algo bajo algn aspecto o capacidad. Se d irige

    a alguien, esto es, crea en la mente de esa persona un signo equivalente o quiz un sig no ms desarrollado. Ese signo

    creado es al que llamo interpretante del primer signo. Este signo est en lugar de algo, su objeto. Est en lugar de algo no

    en todos sus aspectos, sino solo en relacin con alguna idea a la que a veces he llamado la base (ground) del

    representamen (dem, Vol. 2, 228).

    2) El objeto es aquello que el signo representa. Aquello en funcin de lo que existe.

    3) El interpretante es un desarrollo del signo original, un equivalente causado en la mente del intrprete. Convierte la

    relacin de significacin en una relacin tridica: el signo media entre el objeto y el interpretante, el interpretante

    relaciona al signo y al objeto, y el objeto funda la relacin entre el signo y el interpretante.

    Todo signo es un representamen. Representar es la operacin ms propia del signo, es estar en lugar del ob jeto, es estar

    en una relacin tal con otro que para un cierto propsito es tratado por una mente como si fuera ese otro. As, un

    portavoz, un diputado, un agente, un vicario, un diagrama, un sntoma, una descripcin, un concepto, un testimonio,

    todos ellos representan, en sus distintas maneras, algo ms a las mentes que los consideran (dem, Vol. 2, 273). El

    representamen no es la mera imagen de la cosa, la reproduccin sensorial del objeto, sino que toma el lugar de la cosa en

    el pensamiento. El signo no es solo algo que est en lugar de la cosa (que la sustituye, con la que est en relacin de

    equivalencia), sino que es algo mediante cuyo conocimiento se conoce algo ms. Aqu se ha lla una conexin con las

    consideraciones ontolgicas propuestas por Ricoeur sobre la metfora y el ver como aristotlico, as como con la idea

    de modelo propuesta por Max Black. Todo signo tiene, pues, un funcionamiento eminentemente analgico.

    De otro lado, los intrpretes son portadores de interpretantes, de interpretaciones. El signo crea algo en la mente del

    intrprete, y ese algo creado por el signo ha sido creado tambin de una manera indirecta y relativa por el objeto del

    signo, lo cual guarda coherencia con las diversas teoras retricas que se basan en la aceptacin y aprovechamiento de la

    existencia de ciertos saberes preexistentes en el auditorio (topoi) como punto de partida para lograr la aceptacin de

    otros saberes. Si se acepta que los procesos de significacin son procesos de inferencia, debe aceptarse tambin que casi

    siempre esa inferencia es de naturaleza hipottica (abductiva), esto es, que implica siempre una interpretacin y tiene

    un cierto carcter de conjetura. La interpretacin es siempre falible, pero perfectib le, aunque nunca verificable por

    completo, por lo menos no desde el punto de vista de la verdad apodctica. Tal es siempre el punto de partida de todo

    ejercicio argumentativo. 7 BEUCHOT, Mauricio & ARENAS-DOLZ, Francisco. Hermenutica de la encrucijada: Analoga, retrica y filosofa.

    Barcelona: Anthropos Editorial, 2008, pp. 43-44.

  • una extrapolada y excntrica, dentro de las mismas interpretaciones posibles, sino, dentro del margen de las interpretaciones que adems son vlidas, la que los otros no han visto y que viene al caso, y que, adems, completa y enriquece las ya existentes. No es, pues, un acto caprichoso de innovacin, sino un

    acto riguroso de inteleccin, pero abierta, solo que no completamente, pues se obliga a no salir de las interpretaciones posibles y vlidas no solo a las posibles, ni solo a las vlidas ya establecidas.8

    La problemtica de las interpretaciones unvoca y equvoca como posiciones extremas antagnicas ha legado la confirmacin de que el relativismo, la equivocidad absoluta, no tiene consistencia pragmtica

    porque se cancela a s misma en la predicacin (decir todo es relativo es tambin absolutizarlo todo bajo dicha nica premisa) y porque siempre que se enuncia una interpretacin se hace co n una

    pretensin de validez que se esfuerza por hacer verdadero o al menos creble lo afirmado; de all que se recurra siempre a la argumentacin para sustentar una interpretacin. De la misma manera, la univocidad no deja de representar una interpretacin de ciertos datos, con lo cual se abre ya desde el

    inicio la posibilidad de otras interpretaciones; si fuese de otro modo, se incurrira en la negacin de la evidente limitacin humana frente al conocimiento, que precisamente por constituir un proceso, una

    progresin, cierra la posibilidad de lo absoluto. Una opcin ms prudente sera entonces la de un relativismo relativo, que reconoce, si no la necesidad, al menos la posibilidad de establecer principios y causas ms o menos constantes como fundamento para cualquier avance posterior en el conocimiento,

    pero dando por sentado que la variabilidad del mundo marca siempre y en cada caso el rumbo de todo lo pensable.

    Dicho relativismo relativo puede traducirse, segn la propuesta de Beuchot, en un modelo analgico que sera () conciencia de la finitud y, por lo mismo, de una filosofa de lo infinito. El infinito es

    potencial; para Aristteles, el infinito actual no podra existir, como lo mostraban las paradojas de los eleatas. Lo actual es lo finito, no lo infinito, para el conocimiento del hombre. Y si hubiera infinito

    actual, solo podra conocerlo como potencial, por la finitud de su conocimiento. As, aunque las interpretaciones sean potencialmente infinitas, porque los significados lo son, la mente del hombre es finita, y, si ha de conocer algo, lo conoce en un segmento finito y apresable de la interpretacin. Ese

    mbito lo determina el contexto, el marco de referencia, que el hombre recibe sobre todo de la comunidad, en el dilogo interpretativo entre los intrpretes. De esta manera, la comunidad, que no es

    ideal, sino muy limitada, muy finita, ayuda a determinar el segmento de interpretacin que semiticamente se acerca ms a la verdad interpretativa. 9

    As, la hermenutica analgica de Beuchot defiende un concepto de verdad interpretativa con una relacin de correspondencia respecto al texto. Ello tiene que ver con la forma en que el autor mexicano

    entiende la numerosa cantidad de teoras sobre la verdad a partir de su clasificacin en tres grupos coincidentes con tres dimensiones de la semitica: las teoras coherentistas estaran del lado de la sintaxis, las correspondentistas del lado de la semntica, y las consensualistas del lado de la

    pragmtica10. En el caso de la Hermenutica Analgica es necesario pensar la correspondencia como relacin topolgica y aproximativa entre pensamiento/lenguaje y realidad, no como correspondencia

    exacta o biyectiva. En este sentido, puede hablarse de un realismo moderado en la teora de Beuchot, ya que considera que Hay condiciones en el objeto que se plantean al sujeto para que [ambos] puedan hacer contacto. Es condicin del isomorfismo. Ni puro sujeto ni puro objeto. Se dan condiciones de su

    encuentro. Como deca de paso Wittgenstein, no hay colores en las cosas; es verdad, los construye nuestro aparato visual; pero no puede construirlos sin ciertas ondas en los objetos o cosas. Hay

    8 dem, pp. 62-63.

    9 BEUCHOT, Mauricio. Tratado de hermenutica analgica. Op Cit., p. 39.

    10 BEUCHOT & ARENAS-DOLZ. Hermenutica de la encrucijada. Op. Cit., p. 67.

  • cualidades que no puede hacer, que estn en ellos. () Tal vez puedan ser subjetivas las cualidades secundarias, pero no las primarias y las categoras como espacio y tiempo. () Hay un lmite, pues, para la constructividad epistemolgica, y es precisamente el lmite ontolgico, es decir, all donde se

    tienen que respetar y obedecer al menos en alguna medida- las condiciones de cognoscibilidad que pone la realidad.11

    Como se ve, es en este punto donde la reflexin filosfica empieza a entrar con fuerza en la teora hermenutica analgica. Pero esto ser revisado un poco ms adelante. Por lo pronto, es necesario

    hacer algunas precisiones ms sobre el concepto de analoga.

    Ricoeur, en La metfora viva12 traa a colacin dos perspectivas bsicas: la analoga de atribucin, que propone un esquema de tipo vertical en el que hay un analogado principal y unos analogados secundarios, y la analoga de proporcionalidad, que propone una concatenacin horizontal del sentido

    en la que no hay una jerarqua sino una igualdad proporcional. Para Beuchot es posible aplicar ambas formas de analoga como parte de una propuesta metodolgica que permita salvar el problema de las

    interpretaciones extremas y opuestas ya mencionadas (univocista y equivocista); una hermenutica basada en el concepto de significado analgico, que sera aquel posedo por un trmino cuando designa varias cosas de manera en parte igual y en parte diferente, predominando la diferencia. Este

    significado () es analgico porque admite un rango de variabilidad. Esto se parece a la lgica de la variacin de Bernhard Bolzano, para quien las variables tienen un rango o margen de variabilidad ms

    all del cual no pueden salir, y hay que poder determinar de alguna manera ese rango. Por esa variabilidad no se trata de univocismo, mas por esa determinabilidad de los mrgenes, no se trata de equivocismo. Es una varibilidad analgica, es equivocidad sujetable, o, como dira Bertrand Russell,

    ambigedad sistemtica; aun sin llegar a la univocidad, no se nos desliza hasta la equivocidad, y nos brinda un conocimiento aceptable.13

    Tradicin retrico-hermenutica y tica

    Una hermenutica analgica es aquella que acepta diversidad de interpretaciones y significados vlidos; en ocasiones de manera equivalente, en otras, de manera jerrquica, segn la prudencia

    (phronesis)14 del intrprete y segn el consenso que sobre dichas interpretaciones pueda construirse. As las cosas, la intencin del autor, buscada por la hermenutica univocista, y la intencin del lector, defendida por la hermenutica equivocista, confluyen en el texto. La primera como gua de la

    bsqueda, como punto de referencia, la segunda como realidad ineludible, pero ambas en un equilibrio necesario, regulado por las caractersticas del texto mismo que tambin sern ms o menos visibles

    segn el contexto y el tipo de intrprete. En consonancia con el camino ya trazado por Gadamer y Ricoeur, Beuchot trata tambin el problema

    de la tradicin como elemento fundamental dentro del fenmeno de la comprensin. En efecto, la cuestin de fondo es si la innovacin es una continuacin o una ruptura con la tradicin. Por un lado,

    corrientes y escuelas como el positivismo, la fenomenologa y el estructuralismo tienden de manera muy marcada a poner freno a cualquier intento de innovacin, mientras otros pensadores como Nietzsche, Derrida y sus sucesores se inclinan ms hacia una visin de cambio mucho ms abrupta.

    11

    dem, pp. 68-69. 12

    RICOEUR, Paul. La metfora viva. Madrid: Ediciones Cristiandad, 2001 13

    BEUCHOT & ARENAS-DOLZ. Hermenutica de la encrucijada. Op. Cit., p. 42. 14

    La nocin mis ma de phronesis sera analgica en el sentido de que busca semejanzas entre casos particulares con el

    nimo de generar una decisin razonable. Tambin hay un ejercicio de la phronesis cada vez que se presenta un cambio

    de paradigma: para que sea entendido el nuevo debe hacerse conmensurable con el anterio r.

  • Incluso el mismo desarrollo de las ciencias naturales se ha enfrentado con esa problemtica. De qu manera puede cuestionarse un paradigma cientfico? Cmo ocurren las revoluciones de las que habla Kuhn? Beuchot, siguiendo con su propuesta de una hermenutica analgica, opta por una

    moderacin prudencial, como a continuacin se expondr. Si se parte de la idea de que interpretar es siempre contextualizar, y del principio hermenutico de que

    toda comprensin tiene un punto de partida y est basada en un marco de referencia o tradicin, entonces el momento problemtico es el de la fusin de esos dos mundos que, en palabras de Gadamer, poseen dos horizontes distintos pero no irreconciliables en la medida en que es posible hacerlos

    confluir de algn modo.15 De lo contrario, sera imposible cualquier interpretacin. Toda tradicin se renueva cada vez que se encuentra con una nueva contextualizacin16, y toda contextualizacin (que,

    como se dijo, es interpretacin en germen) es imposible sin un punto de partida, sin un origen. No es, entonces la tradicin algo que hay que desbancar sin ms, sino algo que hay que aprender para

    recuperar el telos de la investigacin terica y prctica (la verdad y el bien comn). Y el avance se dar en la lnea que conduce a ese telos. En este sentido la tradicin da a la investigacin un arte guiado por

    la virtud, sobre todo por la virtud de la prudencia, que ayuda a buscar en el bien particular del individuo (en la circunstancia concreta) el bien comn o general del hombre.17

    Se dira que la anterior cita trasciende los propsitos del tipo de anlisis retrico-hermenutico que nos ocupa, puesto que parece entrar en el dominio de la tica. Pero como lo han hecho evidente Perelman,

    Gadamer, Ricoeur y muchos otros tericos, el estudio de los fenmenos de la interpretacin, la comprensin, y la argumentacin desde una perspectiva aristotlica tiene una marcada influencia de la tica Nicomaquea como cuestionamiento por un tipo de saber que no es del todo terico ni del todo

    prctico sino ambas cosas. No deja de ser un principio fundamental, tanto de la retrica como de la hermenutica, el de la relacin entre la parte y el todo, entre lo individual y lo universal, teniendo

    modos de existencia anlogos distintos tipos de individuos en tanto que se relacionan con una lectura del mundo como texto, segn sugiere Ricoeur. A la par, los individuos, tomados como parte de un universo que en el caso de los humanos sera una comunidad, son responsables de asumir su papel de

    forma coherente, pero no como piezas inmviles que encajan a la perfeccin y se quedan all, inmutables, sino en una relacin tensional que permite que algo se retenga, se conserve, y que otra

    parte se renueve y se enriquezca. De all que la relectura de los textos de la tradicin deba ser siempre un cuestionamiento bidireccional entre lector y obra.

    As, podemos hablar de una tradicin que permite un cambio analgico; es decir, ni totalmente sustancial (equvoco), ni meramente accidental (unvoco), sino segn lo prop io (el proprium

    analgico), que no se destruye sino que se potencia para ser distinto, a pesar de que conserve algo constante (), lo esencial de la tradicin, recogido en un proprium o propiedad; y predomina lo diverso, esto es, se hace avanzar en cuanto a algn proprium de la misma que se potencia y aun se

    transforma.18

    Pero a su vez, las tradiciones, porque puede hablarse de la existencia de muchas, pueden jugar como individuos de un conjunto o grupo o universo ms amplio; como individuos que tienen similitudes pero tambin muchas diferencias que hacen necesario un puente que permita la integracin y el

    entendimiento, tal como ocurre entre los seres humanos. Para Beuchot, las categoras primordiales que 15

    GADAMER, Hans. Georg. Verdad y Mtodo. Salamanca: Sgueme, 2005 16

    En este sentido, el Pierre Menard, autor del Qui jote de Borges resulta ejemplo parad igmtico y obra magistral a la hora

    de ilustrar las complejidades de la relacin aportica entre tradicin e innovacin en hermenutica. 17 BEUCHOT, Mauricio. Tratado de hermenutica analgica. Op. Cit., p. 52. 18

    dem, pp. 53-54.

  • permiten ese proceso de traduccin de la tradicin son la racionalidad, comn a todas las personas, la creatividad, y muy especialmente, el compromiso, que evita el libertinaje creativo propio de la equivocidad extrema. Es aqu donde una vez ms aparece la argumentacin como ejercicio riguroso

    desde el cual es posible ejercer una regulacin del sentido y construir un lazo con el cual se ampla la comunidad de intrpretes, ya sea entendiendo y aceptando lo que es razonable o cuestionando lo que no

    lo es tanto, y an, creando nuevas formas de argumentar y generando nuevas relaciones lgicas, como lo expone Perelman cuando habla de los argumentos que tienden a fundamentar la estructura de lo real. Por lo anterior, la estructura dialgica o dialogal, otro de los principios fundamentales de la

    hermenutica, se hace efectiva gracias a la argumentacin, al mantenimiento de una comunidad en intercambio de ideas permanente y comprometido. solo as es posible alcanzar la proporcin justa, la

    analoga, que se encamina siempre hacia una innovacin prudente gracias a aque llo que los medievales entendan como sutileza y que Pascal llam espritu de finesa en materia de persuasin e interpretacin. Para el mexicano, el punto de encuentro de retrica y hermenutica se halla en la transicin o tendencia

    de ambas disciplinas hacia la pragmtica19, aunque la primera de ellas tenga un modo de realizacin ms objetivista que la segunda en tanto el nivel de influencia del lector es all mayor.

    La retrica alcanza ms la verosimilitud que la verdad en s, o, como dice Perelman, la razonabilidad ms que la racionalidad, es decir, lo razonable ms que lo racional o apodctico. Y esto es, al parecer, lo

    que ms se alcanza en la hermenutica, dado que no se puede cerrar unvocamente en una sola interpretacin defendible, sino en un rea analgica en la que caben algunas interpretaciones (segn

    rangos de adecuacin), para evitar caer en el equivocismo de muchas o todas las interpretaciones admitidas como vlidas.20

    Esta relacin llama mucho ms la atencin cuando se tiene en cuenta el hecho de que todo ejercicio hermenutico, toda interpretacin, es posible y vlida, o por lo menos tiene mayor aceptacin, dentro

    de los parmetros de cierta tradicin y no desde los de otra, con lo cual los miembros de dicha tradicin resultaran siendo una especie de auditorio que, en principio, exigira una argumentacin ad hominem (esto es, vlida para ciertos individuos), pero que al final funcionaran segn el telos de toda

    argumentacin y de toda interpretacin, que debe ser siempre ad humanitatem (es decir, vlida para cualquier individuo de la humanidad). Una vez ms, el justo medio entre lo universal y lo particular,

    entre el equivocismo y el univocismo se hace posible gracias a la naturaleza dialogal de la interpretacin y a su posibilidad inherente de sustentar mediaciones entre el hombre y su mundo, tanto natural como cultural, por decirlo de alguna manera.

    Esta capacidad de mediacin lingstica, de generacin de vnculos entre los elementos de una realidad

    abrumadoramente amplia, se concreta, como lo ha expuesto Ricoeur, por medio de dispositivos retricos, de figuras discursivas frente a las cuales en ocasiones no es posible, retomando a Perelman, discernir si obedecen a una estructura propia de lo real o lo fundamentan. En todo caso, los lla mados

    tropos son, por su carcter ontolgico (como ya se ver), no solo estructuras fundamentales para

    19

    De hecho la retrica se equipara a la p ragmt ica, o, si se quiere, la retrica puede funcionar como una semitica

    completa, al modo como lo hace la pragmtica, en el sentido de que contiene a la sintaxis y a la semntica, pues el que

    tiene lo ms tiene lo menos, y ella es la dimensin ms compleja y abarcadora de las tres. Las supone y las contiene, y

    opera desde los recursos que le dan ellas, pero sumando a estos sus recursos propios. Estos recursos propios son los que

    tienen que ver con el uso y los usuarios. Entran los usuarios, y con ello p ierde en carcter abstracto y gana en

    concrecin, permitiendo una comprensin ms profunda de la significacin a travs del tomar en cuenta las intenciones

    de los usuarios. Pero esta atencin a la intencionalidad hace que se ubique en la nocin de uso; el uso que es accin,

    prctica y habla dentro de una comunidad de hablantes. (dem, p . 65). 20

    dem.

  • retrica y hermenutica, sino tambin estructuras fundamentales a partir de las cuales se reconstruyen todos los sistemas de pensamiento en trminos de semejanzas, distinciones y diferencias.

    La filosofa en un modelo de pensamiento retrico-hermenutico de tipo analgico

    En cuanto a la relacin de la hermenutica con la ontologa, Beuchot propone con su modelo analgico un rescate de cierta visin metafsica que haba sido fuertemente criticada por Heidegger y an por el

    mismo Gadamer. La hermenutica gadameriana tiene un concepto de verdad como representacin, manifestacin o presencia y no como correspondencia o copia, de tal manera que no le compete a dicha

    disciplina establecer alguna clase de primeros principios o fundamentos para las cosas, como s lo intenta la metafsica aristotlica. Hay en la hermenutica de Gadamer un tipo de verdad basada en el sentido primeramente y no en la referencia. Pero para Beuchot hace falta algo ms en este concepto

    hermenutico, ya que, a su juicio La hermenutica necesita tanto lo infinito como lo finito, pues los ve en su relacin. El paradigma se da, pero ejemplificado en su instancia. El criterio hermenutico de la

    verdad es semitico, se basa en la nocin de representacin. Sin embargo, no abarca toda la riqueza de la semitica, que tiene tres aspectos, sintaxis, semntica y pragmtica. Por lo general solo se queda en una verdad sintctica y/o en una pragmtica. Siempre se quiere dejar de lado el aspecto semntico o de

    la correspondencia. Mas no parece ser posible ni legtimo que se deseche esta dimensin. En efecto, al interpretar no basta ver la correccin (sintaxis) ni la validez (pragmtica) hay que ver la adecuacin

    (semntica). Porque la hermenutica examina una correlacin.21 Una vez ms, la propuesta de Beuchot va en consonancia con la hermenutica metafrica de Ricoeur,

    en este caso con el problema de la referencia que termina siendo un fenmeno que se complejiza a partir de los diversos usos del lenguaje y las mltiples variantes que sobre lo real se abren cuando se

    considera una teora de la significacin de tipo tensional y no sustitutiva22. Pero hay tambin aqu el reconocimiento de una ontologa necesaria, una ontologa que va ms all de los lmites de la hermenutica, de la cual se ha dicho que no le compete definir unos primeros principios, si bien lleva

    las cosas al lmite de la definicin del ser cuando entra a cuestionar lo relacional, ya que no hay relaciones sin seres, y cuando habla de la infinitud de interpretaciones, la cual tampoco puede definir en

    su relacin con lo finito de la obra como ente. De la misma manera, la hermenutica de Gadamer encuentra un fortsimo fundamento en la tica aristotlica y es por eso una suerte de filosofa prctica. Pero, como es sabido, la filosofa de Aristteles parte de un arraigado componente terico para poder

    dar paso a lo prctico. Por lo anterior, la propuesta de Beuchot pretende encontrar un equilibrio en el concepto de verdad, teniendo en cuenta que De la negacin de la verdad como correspondencia del

    sentido con la referencia queda una verdad solo como puro sentido. Pero esto es dejar la verdad como una historia del sentido solamente. Y a esto se le puede oponer que en la hermenutica gadameriana lo que debera decirse es que el sentido es un modo de darse la referencia, un modo de darse la verdad,

    como el fenmeno es un modo de darse la cosa. Hay que rescatar a la hermenutica del juego vaco del sentido mediante la metafsica aristotlica, que exige la presencia de referencia y la correspondencia de

    sentido con ella.23 La verdad es, en este sentido, anloga, porque es una de las propiedades trascendentales del ser, el cual,

    21

    dem, p. 72. 22

    En lneas muy generales, Ricoeur define a la metfora como creacin de un sentido completamente nuevo, resultante de

    la tensin significativa entre trminos que representan una anomala semntica al interior de la frase; a diferencia de la

    definicin tradicional que la ve como el uso de una palabra pintoresca que sustituye a otra ms comn dentro de la frase,

    con una finalidad exclusivamente ornamental que no aporta ninguna informacin nueva. 23

    BEUCHOT, Mauricio. Tratado de hermenutica analgica. Op. Cit., p. 73.

  • en consonancia con la teora medieval de la analoga, tambin es anlogo en s y (convertible, intercambiable) con la verdad. Beuchot encuentra que en la obra de Gianni Vattimo existen elementos importantes, como su ontologa hermenutica, dbil, no metafsica en el sentido estricto sino ms bien

    tendiente al nihilismo, a la consideracin del lenguaje y de la temporalidad como fundamentos. Vattimo recurre a la obra de Nietzsche como punto de partida, pero, segn la lectura de Beuchot, intenta ir ms

    all de ella porque considera que en ciertos aspectos el pensador alemn recae en el tipo de falacias que supuestamente desenmascara, como la violencia terica propia de la metafsica, que al final termina siendo la violencia pura de la voluntad de poder. De all que Vattimo tome entonces la opcin de

    Heidegger, quien acepta de cierta manera la metafsica al no resultar viable para la conceptualizacin del fenmeno de la comprensin recurrir en ltima instancia a experiencias privilegiadas

    eminentemente subjetivas sobre el mundo como la esttica o la religiosidad. Pero para el mexicano no es suficiente con hablar de una ontologa hermenutica, sino que es necesaria

    una hermenutica ontolgica, una hermenutica construida desde una metafsica propia y particular, contextualizada, distinta de aquella propia de la Ilustracin y acaso ms prxima a la aristotlica, una

    metafsica analgica para una hermenutica analgica con las caractersticas que hasta ahora se han esbozado. Ese fundamento metafsico debe partir de la consideracin de princip ios hermenuticos fundamentales como el recurso (en el sentido del ricorsi de Vico)24 del todo en la parte y de la parte en

    el todo, y como el horizonte gadameriano, en el que los lmites de la interpretacin fluctan segn la intencionalidad. Coherente con lo expuesto por Ricoeur acerca de la relacin entre discursos

    especulativo y potico, Beuchot, desarrollando una idea de Emerich Coreth, plantea que Ese entender la totalidad y dar as el contexto global para los actos hermenuticos particulares es tarea de la metafsica. Compara lo singular con la totalidad misma. Contiene el sentido de una pregunta y una

    afirmacin metafsicas. En la hermenutica la totalidad es la tradicin, i.e. el mundo de la experiencia y comprensin; en metafsica, la totalidad es el ser. (Al rebasar la tradicin o mundo se accede al ser)

    El mundo solo se puede interpretar a la luz del ser, pero el ser solo puede ser conocido a partir del mundo.25

    Metafsica y hermenutica se condicionan recprocamente en una suerte de mediacin. Aquello entendido como mundo (natural y especialmente cultural) tiene unas condiciones de posibilidad que lo

    limitan y lo abren de distintas maneras. Para trascenderlo es necesario conocer tales lmites y tales posibilidades (de all la importancia del juego de la metfora visto por Ricoeur como tensin entre lmite y apertura de sentido) y generar desde all las preguntas adecuadas para conocer, no hasta donde

    el mundo impone un lmite, sino hasta donde la intencionalidad humana se abre al horizonte de l ser y el horizonte del ser trasciende el del mundo, con lo cual la hermenutica se ha abierto paso hasta la

    metafsica.26 Otro camino que lleva de la hermenutica a la ontologa comienza con la pregunta por las condiciones

    de posibilidad del conocimiento. En efecto, el conocer est supeditado a ciertas condiciones histricas particulares que afectan el horizonte de cada ser humano, pero todos esos horizontes humanos se

    comunican entre s en medio de un horizonte mayor en el que es posible una comunidad de comprensiones a lo largo de la historia. Eso permite afirmar que existe una continuidad humana, una suerte de naturaleza humana, por llamarla de algn modo, que permanece y que hace posible hablar

    24

    El ricorsi no es aqu un medio para conseguir lo que se pretende, sino accin y efecto de recurrir, vuelta o retorno de

    algo al lugar de donde sali. 25

    BEUCHOT, Mauricio. Tratado de hermenutica analgica. Op. Cit., p. 79. 26

    Por ello la metfora tiene un papel p rotagnico en la hermenutica de Ricoeur: porque permite esa apertura a part ir de la

    confluencia de horizontes en el lenguaje y funda nuevas formas de mundo gracias a la implicacin de aquello que es y

    no es, de aquello que es como.

  • de una metafsica. Todo lo condicionado del hombre se efecta en el mbito de algo incondicionado, el ser, que, por eso,

    ms que trascender al mundo, lo invade. A pesar de estar en una situacin espacio-temporal, el hombre puede vivir en el horizonte abierto, del espacio y el tiempo, a la verdad, y solo por ello es posible la

    inteleccin histrica.27 De nuevo, la reflexin de Ricoeur en La metfora viva sobre la distincin entre discurso especulativo y

    discurso potico cobra pleno sentido cuando se entiende, como lo hace Beuchot, que solo es posible la interpretacin del ser llegando a una reflexin trascendental, en la que el horizonte ganado a partir del

    juego metafrico se complementa con un preguntar en miras de la conceptualizacin que permite al sujeto ir ms all del racionalismo puro y reconstruir el mundo de lo humano como apertura y como lmite. Este preguntar desde el horizonte condicionado del mundo humano intenta alcanzar una

    mediacin recproca entre sujeto y objeto, un horizonte compartido que acerca al ser como algo tematizable que puede ser llevado al lenguaje, que puede hacerse concepto.

    Pero esta metafsica, como ya se dijo, no es una enteramente universal, inmutable, inamovible. Precisamente porque parte de una situacin histrica del ser, debe adaptarse a un contexto, aunque

    teniendo como referente siempre una realidad que trasciende ese mismo contexto.

    El mundo est abierto al ser y el ser se da en el mundo. El mundo es forma histrica de una realidad transhistrica, que es el ser. Hay una mediacin de la inmediatez, como dice Coreth. El mundo se nos presenta de modo inmediato, como algo primero que responde a la intencionalidad de nuestro

    preguntar. Pero al reflexionar sobre l se vuelve mediato, y adems se ve como abierto a, y condicionado por, el ser.28

    Esta condicin ontolgica muestra, de nuevo, esa especie de textualidad del mundo: as como se intenta siempre alcanzar la intentio auctoris a travs del texto, teniendo claro que no es posible llegar a

    ella de manera fidedigna, se intenta alcanzar al ser sin abandonar su bsqueda por saberlo lejano. En medio de esa intentio auctoris que es el ser y esa intentio lectoris del hombre que lo busca est la

    intentio operis, el mundo humano. Y una vez ms, una particular analoga permite alcanzar un entendimiento de la relacin entre metafsica y hermenutica, que en palabras de Beuchot, se condicionan mutuamente: la metafsica solo es posible gracias a la hermenutica que contexta sus

    afirmaciones, y la hermenutica solo es posible si termina en una metafsica que a la vez fundamenta cualquier comprensin lingstica e histrica que se d en ella.29

    De otro lado, existen para Beuchot ms argumentos a favor de esta forma particular de entender la relacin entre hermenutica y metafsica, esta vez desde una perspectiva semitica. Lo primero es la

    aceptacin de que toda comprensin de un texto es recreacin o apertura a un mundo dado, un mundo que aparece ante el intrprete a partir de su acercamiento al texto y que le exige, hasta cierto punto, una

    definicin ontolgica que permita asumir ciertas cosas como reales o al menos ms verosmiles que otras que pueden llegar a ser consideradas ficticias. Como puede verse, un ejercicio de esa naturaleza (y ya lo haca notar Ricoeur cuando hablaba del problema de la referencia) pasa del lado de la ontologa,

    de la metafsica. Desde la teora de Peirce lo anterior puede notarse cuando se habla de interpretante como mediador entre signo y objeto y como determinador del carcter ontolgico del objeto. El signo

    27

    BEUCHOT, Mauricio. Tratado de hermenutica analgica. Op. Cit., p. 80. 28

    dem, p. 81. 29

    dem, p. 82.

  • remite a una realidad y el interpretante es el que proporciona una intencionalidad, el que gua de una u otra manera hacia dicha realidad. A su vez, el signo en s mismo tiene unas condiciones de existencia particulares: aunque remite a otra cosa existe por s mismo con mayor o menor autonoma. Puede

    decirse, por ejemplo, que un signo natural es ms autnomo que uno artificial (el humo es ms autnomo que el trece) pero a la hora de analizar su complejidad es necesario tomar en consideracin

    lo que los diferencia y los hace pertenecer a una u otra categora para poder entender su poder significativo (el humo, por su caractersticas fsicas, tiene un sentido ascensional que el trece no).

    Podemos cerrar esta primera parte con una cita del mismo Beuchot que sistetiza lo que para l representa su propuesta: La estructura de la hermenutica analgica es la de la disciplina de la

    interpretacin, o la hermenutica misma, que adems trata de vertebrar en su seno la analoga como caracterstica de su accin interpretativa. () Su principal instrumento es la distincin, ms que el afirmar y el negar, es decir, trata de buscar la mediacin entre las posturas contrarias y contradictorias,

    para intentar la integracin de lo que de vlido pueda encontrarse en ellas. Y esto es ms difcil y complejo que solo aceptar o rechazar en bloque.30

    Segunda parte

    Elementos de complementariedad retrico-hermenutica

    La retrica est presente desde los orgenes mismos de la civilizacin occidental, en tanto que obedece a una necesidad eminentemente humana, la de la convivencia, y en tanto que est sustentada en la capacidad humana por excelencia, la capacidad del lenguaje. De manera que la retrica, vista desde una

    perspectiva histrica, ms que una disciplina accesoria, est ontolgicamente ligada a la vida humana. As mismo, es patente que tanto retrica como hermenutica implican la responsabilidad y la toma de

    partido frente al sentido de lo dicho y de lo escrito. Ambas disciplinas, desde su origen, sostienen en su proceso de desarrollo una relacin permanente de retroalimentacin con la poltica y el derecho, y esto a causa de su naturaleza practica, de su funcin como mediadoras en conflictos frente a los cuales no es

    posible establecer criterios de validez universales o permanentes, conflictos ante los que es necesa rio proponer respuestas verstiles, porque el mundo de lo humano es tambin cambiante, pero respuestas

    que no renuncien a la bsqueda de una estabilidad, de una regularidad que evite el caos social, porque existe siempre en el ser humano la necesidad de buscar un equilibrio, un punto de encuentro, un justo medio. All es donde radica la caracterstica primordial y compartida entre retrica y hermenutica: la

    bsqueda, el hallazgo o la generacin permanente de enlaces o disociaciones entre esferas de la realidad, una realidad que cambia poco a poco y no de manera abrupta en tanto que siempre mantiene

    en el fondo, aunque sea un poco, una unidad de lo diverso. Por ello es que ambas disciplinas tienen su base en el lenguaje, porque es la instancia de encuentro del ser humano con el resto del mundo, una instancia estructurada a partir de regularidades, de elementos constitutivos que varan muy lentamente,

    pero que simultneamente se adaptan, siguiendo ciertos procedimientos, a los fenmenos que pueden ser percibidos y que por ello generan la necesidad de ser comprendidos, de ser encajados en un sistema

    de organizacin preexistente que muchas veces pareciera carecer de elementos suficientes para responder ante dicha novedad. Retrica y hermenutica tienen entonces como misin disciplinar de base, ms que generar un texto para un contexto o entender un texto en su contexto, comprender de qu

    manera es posible dicha contextuacin, o mejor, comprender cmo es que el lenguaje posibilita dicha respuesta del ser humano frente al mundo.

    Si en su historia la retrica ha sufrido una serie de altibajos, es decir, ha sido mutilada o privada de

    30

    dem, p. 55.

  • todo su contenido argumentativo, como en efecto ocurri con el auge de las ciencias en la Modernidad y su consideracin de la retrica como estudio exclusivo del ornatus, es porque precisamente todos los avatares del lenguaje como objeto de estudio parece que le ataen a la retrica, y cualquier visin de

    mundo que proponga un criterio especfico para entender lo lingstico hace que la retrica pase a cumplir una funcin determinada dentro de la estructura general del conocimiento humano. Una visin

    de mundo basada en la reivindicacin de los estudios del lenguaje como parte importante de dicha estructura propondr una disciplina retrica de gran alcance, como en efecto ocurri en la Antigedad y en el Medioevo, gracias a la influencia de Aristteles, y como viene ocurriendo despus de la segunda

    mitad del siglo veinte, tras el reconocimiento de la crisis del positivismo.

    Es ms que evidente que los grandes cambios dados en la historia de la civilizacin han sido producto de una modificacin en los criterios para interpretar la realidad, tanto humana o social como natural, y que esos criterios surgen de la consideracin de ciertos elementos como si debieran entenderse a partir

    de otros, como si su modo de ser se modificara al ser vistos de manera distinta. Fenmenos como la Reforma protestante o la Ilustracin son solo ejemplos de esta necesidad humana de cambiar enfoques

    y criterios de interpretacin. Y salta a la vista que el papel del lenguaje y su forma de existir, de manifestarse, coimplica el discurrir de la historia humana como si de una constante narracin o texto se tratase, una historia en la que es necesario escuchar y leer entre lneas para alcanzar diversos niveles de

    entendimiento, como en efecto proponan la exgesis y hermenutica bblicas medievales, pero una historia en la que la subjetividad es tambin protagonista, como lo entendieron los hermeneutas

    protestantes. Por este camino empiezan a hacerse palpables ciertas constantes, ciertas bases gracias a las cuales

    retrica y hermenutica estn siempre presentes en la historia humana como disciplinas complementarias. Pero una vez ms, la historia (story sera en el ingls, acaso ms especfico en este

    caso) que la historia (history) cuenta adquiere un sentido ms definido no solo cuando la distancia en el tiempo es mayor y permite el recuento de lo ya ocurrido, sino cuando la reflexin de aquellos que se han ocupado del asunto permite alcanzar niveles de comprensin ms abarcantes y conexiones ms

    profundas. A este elemento se volver un poco ms adelante, y se ver cmo existe una problemtica subyacente a la historia de la civilizacin, una problemtica compleja relacionada con el concepto de

    semejanza. Frente a lo anterior, el paso a seguir en nuestra exposicin de los elementos de complementariedad

    retrica-hermenutica es retomar el concepto central del proceso de revaloracin de la primera de las disciplinas: la definicin de las figuras del discurso o tropos como dispositivos que tienen un valor

    argumentativo ms que ornamental. Esto es llevado a cabo tanto en el trabajo de Perelman como en el de Ricoeur. El primero de los autores propone para el anlisis de los tropos la necesidad, por una parte, de una estructura o forma discernible independiente del contenido, ya sea desde lo sintctico, lo

    semntico o lo pragmtico, y por otra, de un empleo que atraiga la atencin precisamente por ser distinto del normal. El segundo autor encuentra que es necesario ver la metfora desde un punto de

    vista ms semntico-pragmtico que sintctico-semitico (entendida la semitica como relacin estricta de los signos al interior del sistema, segn lo dicho por Ricoeur en varios de sus estudios en La metfora viva), hacindose el contexto elemento primario para la generacin de nuevas significaciones.

    As, una figura es argumentativa cuando genera un cambio de perspectiva, un paso de lo habitual a lo

    inhabitual y el retorno a un habitual de otra ndole. Aqu entra en escena el ideal mediador de la hermenutica como comprensin de lo extrao a partir de su encuentro con lo conocido, y la creacin de nuevos horizontes de sentido a partir de figuras como la metfora, que segn Ricoeur es el ncleo de

    la creatividad en el lenguaje. Al final, resulta comprensible la gran afinidad entre Perelman y Ricoeur

  • en este punto, considerando que una de las teoras de base de ambos es la de I. A. Richards, quin rechaza la idea de metfora como comparacin, sustitucin u ornamento, prefiriendo la de interaccin y tcnica de invencin en tanto presenta un carcter vivo, matizado y variado, mucho ms acorde con las

    relaciones entre conceptos expresados de una sola vez por las figuras del discurso, y por supue sto, mucho ms acorde con la realidad visible con la cual el lenguaje guarda una relacin de coimplicacin,

    ya que en el mundo humano el lenguaje depende del reconocimiento de la forma de ser de lo real y lo real depende de la forma de ser del lenguaje. A su vez, el nfasis hecho por Gadamer sobre la importancia de la antigua regla retrico-hermenutica de que el todo debe ser comprendido desde la

    parte y la parte desde el todo, y de que con la referencia al todo desde la parte se hace una anticipacin de sentido que se confirmar con la concatenacin de las partes en ese todo, corrobora el potencial de la

    frase como elemento generador de sentido, frente a la palabra, portadora de significado, y simultneamente, la dependencia de la frase frente a la palabra en toda realizacin lingstica efectiva.

    As, se vislumbra la presencia de una estructura constante en lo real y en lo humano, una estructura reconocida de alguna manera por Gadamer y ms efectivamente por Ricoeur y Beuchot; una estructura

    que, una vez ms, tiene su punto lgido en el problema de la semejanza como inicio (o al menos como referencia obligada) de toda teora del conocimiento : la estructura de enlaces y disociaciones, la cual fundamenta tambin la teora de Perelman, cuyo contenido es eminentemente visual.

    Y es que segn Perelman, existen diferentes esquemas argumentativos que resultan ser lugares (topoi),

    en tanto que su aplicabilidad depende del acuerdo, y que estn caracterizados por procedimientos de enlace y disociacin. El concepto de topoi o lugares espacializa, da contenido visual a cualquier ejercicio argumentativo, y esto es innegable cuando se analiza cualquier figura (el mismo nombre

    vuelve a plantear la visualidad) del discurso como ejercicio basado en un ver como, particularmente en la metfora y la analoga. Ello tiene serias implicaciones antropolgicas que se tratarn al final del

    presente escrito. En todo caso, entre tales esquemas argumentativos estn los argumentos cuasi- lgicos, los argumentos basados en la estructura de lo real, los argumentos que tienden a fundamentar la estructura de lo real, y los argumentos por analoga. Para Perelman, metonimia y sincdoque

    pertenecen al ltimo grupo, lo que termina por estar en consonancia directa con Beuchot, quien, cuando habla del principio hermenutico fundamental de la inclusin de la parte en el todo, considera la

    metfora como propia del equivocismo y a la metonimia como propia del univocismo, siendo ambas procedimientos analgicos que trascienden su uso retrico hasta convertirse en esquemas de pensamiento que proporcionan el sustento de diversas concepciones sobre la epistemologa y la teora

    del conocimiento.

    La ciencia moderna y el positivismo seran fruto de esquemas de pensamiento con bases tanto ms univocistas-metonmicos que las teoras propuestas por los pensadores de las Ciencias del Espritu, de cuo un poco ms equivocista-metafrico, y prueba de ello sera el desarrollo mismo de sus mtodos:

    en el caso de lo inductivo y lo deductivo se sigue el paso de la parte al todo y del todo a la parte, y en el caso del mtodo de la comprensin se intenta ver el sentido de manifestaciones aparentemente diversas

    entendindolas como un todo. Al mismo tiempo, Ricoeur considera lo metafrico como modelo terico similar a aquellos que fundamentan a todas las ciencias, pero le otorga un estatus singular en tanto sirve para dar cuenta no solo de la relacin del hombre con su realidad extramental, sino tambin de aquellas

    cuestiones que ataen a su experiencia ntima. De all que lo literario devenga modelo terico de la naturaleza humana, por llamarlo de alguna manera, y que, a nivel general, el verdadero arte sea un

    producto de la tradicin por ms que se intente exaltar una autonoma del genio o de la inspiracin, y esto en la medida en que el arte muestra un nivel de verdad que tambin participa del modo de ser de la argumentacin, ya que causa ciertos efectos de sentido dependiendo de ciertas tcnicas o

    procedimientos, como lo hace el orador. Al final, tanto la obra de arte, como el canon de ciertas obras y

  • su interpretacin se van convirtiendo en lugares comunes de naturaleza icnica, con un poder significativo dormido en su interior y son, en esa medida, analgicos.

    Todo esto puede equipararse con la nocin de juego tratada por Gadamer como categora esencial de la comprensin. El juego gadameriano es movimiento, vaivn, repeticin-renovacin, comportamiento,

    autorrepresentacin como y en algo para s y para otros; el juego mantiene cierta autonoma o independencia frente a quienes lo juegan, de la misma manera en que la obra trasciende a su autor y a quienes la interpretan o re-presentan y de la misma manera en la que un auditorio se configura en

    medio del intercambio entre los oyentes, el orador y lo dicho sin hacerse homogneo totalmente. El juego es analgico en el sentido propuesto por Beuchot porque permite el encuentro de lo otro como

    propio, permite el asumirse el uno como otro a partir del encuentro de lo similar, de lo compartido. Frente a esto, Perelman recuerda que son diversas las maneras en que se establecen las relaciones

    analgicas y metafricas en tanto fusin o tensin, para usar un trmino de Ricoeur, entre conceptos. Una de ellas tiene que ver con el efecto, generado por la fusin-tensin, que presenta a la

    analoga como dato de acuerdo (solo se la entiende cuando se acuerda o se esclarece la relacin entre sus partes), con lo que no es descabellado afirmar que la metfora, analoga condensada, segn el anlisis perelmaniano, configura una realidad en tanto que expresin de lo que se da (datum), siendo

    lo dado, en este mismo sentido, no el mundo de la realidad extramental pura y cruda, sino, como ve Beuchot, una realidad de tipo analgico, la condicin de posibilidad de un conocimiento sobre el

    mundo, alcanzable hasta cierto punto, pero no absoluto; en permanente avance y nunca terminado, pero necesario como acuerdo para sustentar futuros desarrollos. As se establece, de nuevo, la verdadera importancia de la tradicin, entendida como punto de acuerdo y equilibrio frente a ciertas parcelas de lo

    conocible, como hecho cultural cifrado en el lenguaje, no como camisa de fuerza sino como posibilidad de apertura a lo nuevo a partir de lo preexistente. La presencia de dicha tradicin como algo arraigado

    en el lenguaje es vista por Perelman y Ricoeur en las metforas adormecidas, aquellas que han terminado por cargarse de cierta univocidad aparente, pero que guardan un gran potencial argumentativo y an ontolgico. La nocin de acuerdo es, desde esta ptica, fundamental para hablar

    de complementariedad retrico-hermenutica: todo acuerdo se logra siempre con otro, frente a otro, aun en la deliberacin ntima en la que se delibera con una representacin propia como otredad. Ese

    otro es topoi, es tradicin, es prejuicio que intenta superarse o conciliarse con argumentos. Finalmente, toda tradicin proviene de un acuerdo y es un acuerdo, un acuerdo logrado a partir de la deliberacin; deliberacin que, al valerse de diversas figuras del discurso intencionalmente usadas con fines

    argumentativos, no puede ms que cargarse de sentido y ampliar los horizontes de mundo gracias al carcter de mediacin que fundamenta a fenmenos como la metfora, segn es vista por Ricoeur, o la

    analoga, segn es vista por Beuchot. Aqu se puede entender la necesidad que han tenido muchos tericos de tomar como punto de partida lo

    tico formulado por Aristteles y extendido a retrica y hermenutica. La conversacin implica siempre una tica, en la cual no se pueden obviar las opiniones previas pero es necesario, prudente y

    responsable llegar ms all para construir nuevos horizontes de sentido; generar un distanciamiento de aquello que usualmente media como opinin generalmente aceptada para poder alcanzar la esfera de la conversacin, en la que se pretende, a partir de la lgica de pregunta y respuesta, trascender las

    opiniones dominantes y llegar, gracias al discurrir, a todas, o por lo menos gran parte de las consecuencias posibles. La nocin gadameriana de situacin hermenutica estara por esto ligada a la

    perelmaniana de lugar comn: la interpretacin sigue una estructura secuencial, partiendo de un punto para llegar a otro, y por ello, est siempre parcializada de cierta forma, con lo que se hace necesario el dilogo para cancelar las imposiciones unilaterales y alcanzar un nivel de verdad como totalidad

    incluyente de sentido gracias a una constante argumentacin que permita la constante construccin de

  • puntos de encuentro y de caminos alternos. El movimiento mismo del lenguaje a travs de la metfora como fenmeno que ampla la referencia y

    el sentido de las expresiones lingsticas, fijndolas en ocasiones en usos adormecidos, segn concluyen autores como Perelman, Gadamer, Ricoeur y Beuchot, tiene conexin directa con la

    dialogicidad, en la medida en que lo metafrico es un acontecimiento que se entiende mejor desde el habla, desde el discurso y no solo desde el sistema formal de la lengua, al que finalmente modifica y ampla. Sobre este respecto es que Ricoeur expone sus puntos de vista acerca de la creatividad en y del

    lenguaje y que Perelman recuerda las implicaciones de dar continuacin y desarrollo a cualquier analoga, proceso que afecta a todas las esferas del discurso terico, an el de las ciencias naturales o

    fsico-biticas, como cuando se habla de definicin de axiomas o de generacin de modelos tericos. Este movimiento es justamente el que se realiza en lo especulativo, tal y como lo ven Gadamer y Ricoeur, y puede decirse que lo especulativo tiene entonces una estructura analgica al modo de

    Beuchot, en tanto hay, como si de una metfora duplicada se tratase, una atribucin equvoca de propiedades y una reflexin (de all lo especular en lo especulativo) de lo uno en lo otro para alcanzar,

    a partir de la preeminencia del ejercicio predicativo ms que del de la denominacin, la representacin de una unidad conceptual. Esa unidad de lo diverso, entendible en trminos de metfora, es sin duda un fenmeno de alta complejidad porque hace pensar en una unidad que trasciende al lenguaje para

    incubarse en el seno mismo de lo real. La semejanza, podra concluirse, no es una cosa que se instaura nicamente en la mente humana, sino que debe estar, de una manera an desconocida para el ser

    humano, justificada por una peculiar naturaleza del mundo. Es por ello que Beuchot habla de la necesidad de un realismo relativo para poder acercarse al fenmeno del conocimiento de manera cabal; un realismo que tiene sus bases en la tica aristotlica. Aqu, de nuevo, se hace presente la

    cuestin de fondo: el problema de la semejanza y su papel en la configuracin de una teora acerca del conocimiento humano desde una perspectiva filosfica y antropolgica del lenguaje.

    Hay sin duda un punto de articulacin fundamental para las teoras retricas y hermenuticas y tiene que ver especficamente con un hallazgo sobre la experiencia cotidiana. En efecto, la experiencia del

    mundo hace ver que la creacin de conceptos no est basada en el aplicar significados preexistentes a entidades exactamente equivalentes, sino en un proceso constante en el que cada vez que se intenta

    usar una expresin para designar una referencia se intenta realmente hallar lo comn entre lo distinto para poder subsumirlo en un esquema general. Y ello no porque pueda afirmarse categricamente la existencia efectiva de generalidades especficas y constantes, sino porque la experiencia particular

    condiciona la percepcin de semejanzas en la forma en que se manifiesta y significa la realidad para cada quin. La conciencia lingstica percibe, o crea, y expresa naturalmente estas semejanzas, porque

    est estructurada a partir de un metaforismo o analogicidad fundamentales. Cuando una semejanza es establecida, aceptada e incorporada al uso del lenguaje, es posible retornar a ella para generar as nuevas posibilidades de semejanza. Aquello de lo que se valen la retrica y la hermenutica como

    principio de aplicacin no es nada menos que el principio general de formacin del pensamiento y del lenguaje desde sus niveles ms bsicos: la consideracin de lo comn, de la correspondencia

    proporcional, de la analoga; la confrontacin permanente con el problema de la semejanza. Si existe un punto de encuentro entre retrica y hermenutica, ninguna otra obra filosfica entrega

    tantos elementos de anlisis como la de Aristteles. Ello es expuesto ampliamente por Perelman y por Gadamer, quienes parten de una reflexin sobre la tica Nicomaquea debido a la importancia del

    problema de la aplicacin, tanto en el mbito de la argumentacin como en el de la interpretacin. Y ya desde all surge una suerte de verdad sustancial: si el problema de lo tico como tipo de saber que exige la aplicacin de criterios para toma de decisiones que no pueden basarse en un sistema cerrado y

    constante tiene relacin con otros dominios del saber como la retrica y la hermenutica, es porque la

  • realidad humana misma guarda coherencia con ciertas estructuras o formas de pensamiento que hacen posible asemejar dominios diferentes del mundo al encontrar similitudes entre ellos. Perelman ve en esta forma de ser de la realidad humana la posibilidad de instaurar un modelo a partir de una regla

    esencial: la regla de justicia31. Dicho modelo parte del reconocimiento de la posicin precaria del jurista quien, comparado con el terico, tiene siempre una obligacin con la aplicacin, ya que nunca

    puede dejar de decidir so pena de denegacin de justicia, y en esa medida guarda una relacin ms que evidente con el fenmeno de la analoga del cual se ha ocupado exhaustivamente Beuchot al formular su teora hermenutica y que no es ms que el hallazgo del justo medio. En todo caso, la conclusin a la

    que llega Perelman sobre la forma natural de ser de la argumentacin es clara: se parte de lo aceptado, verdadero o verosmil para transferir esa aceptacin, verdad o verosimilitud de las premisas iniciales a

    las que se presentan como nuevas ante el auditorio, es decir, se va de lo familiar a lo extrao y se le da a lo extrao carcter de familiar. Y ese es precisamente el movimiento natural de la comprensin que Gadamer ha definido en su teora hermenutica, y el modo mismo de existencia y de desarrollo del

    lenguaje encontrado por Ricoeur al definir el estatus filosfico de la metfora. De manera que retrica y hermenutica se entrelazan tanto en su principio fundamental: el encuentro de un lazo de unin entre

    parcelas distintas de la realidad con el objeto de tener un mejor entendimiento o comprensin de y entre ellas, como en su metodologa esencial: la transmisin o trasposicin de verdades de distintos tipos o niveles, yendo siempre desde el acuerdo, de lo ms conocido, aceptado o familiar, a lo menos,

    tanto en el caso de la argumentacin como en el caso de la interpretacin.

    No puede olvidarse aqu, como ya se dijo, que tal comprensin del mundo gracias al lenguaje apela al ver como: ver el mundo como un texto, una construccin pletrica de elementos constitutivos en la que cada parte cuenta para el correcto funcionamiento del todo, y en la que el funcionamiento de ese todo

    justifica la forma de existencia particular de la parte. Esa relacin de partes y todo opera tanto en el mundo como en el lenguaje a partir de diversos niveles y por ello configura otro de los principios

    fundamentales de retrica y hermenutica. Las partes (palabras y cosas) parecen tener particularidades ms o menos constantes que las dotan de una finitud y regularidad aprehensibles. Y el todo (mundo y lenguaje) parece ser mucho ms mvil y complejo, infinito e inasible. Este ha sido un problema tanto

    de la filosofa como de los estudios del lenguaje, pero en l subyace, de acuerdo con los estudios de Ricoeur y de Beuchot, la capacidad de trascendencia del lenguaje frente al mundo. El lenguaje es,

    como afirmaran pensadores de la talla de Humboldt y Chomsky (cada uno a su manera, por supuesto), el uso infinito de medios finitos. Pero tal afirmacin plantea a primera vista una apora que ya Borges haba tratado de reconstruir histricamente en su texto La biblioteca total: el nmero de combinaciones

    posibles de un sistema finito es, aunque potencialmente vasto, forzosamente finito. Cmo es entonces posible que un sistema finito genere una combinatoria infinita? Se dijo hace poco que la relacin entre

    partes y todo opera desde diversos niveles. Los anlisis de Ricoeur son, sin duda, los que ms luces arrojan frente a este problema y ponen en evidencia la clave para entender la forma de ser de retrica y hermenutica, una forma de ser igualmente comprendida por Perelman, Gadamer y Beuchot, porque la

    respuesta del lenguaje frente al mundo como fenmeno que debe ser comprendido tiene su posibilidad en la dinmica interna de la frase como espacio esencial para la combinatoria de elementos, espacio en

    el que es posible generar vnculos entre esferas distintas de lo real, esferas que a primera vista parecen inconmensurables o incompatibles.

    La afirmacin anterior permite ver la relacin entre retrica y hermenutica como disciplinas complementarias a partir de un fenmeno que tiene carcter modlico a todo nivel, ya que en l se

    materializa todo el potencial creativo del lenguaje y su posibilidad de evolucionar segn las

    31

    En sntesis, la regla de justicia de Perelman propone que seres de una mis ma categora esencial deb en ser tratados

    de la mis ma manera.

  • necesidades de la comprensin del mundo. Es el fenmeno de los tropos o figuras del discurso, dispositivos lingsticos que permiten decir algo ms sobre el mundo haciendo uso de elementos preexistentes, dispuestos, eso s, de manera innovadora. De entre estos dispositivos lingsticos

    destacan la analoga y la metfora, tropos que basan su funcionamiento, como ya se ha expuesto, en una capacidad que parece ser inherente al hombre: la de establecer semejanzas, o mejor, la de ver

    como. Esta capacidad subyace en los fundamentos de la retrica y la hermenutica. Sin ella no se podra hablar de regla de justicia como lo hace Perelman, o de visin horizntica y circularidad hermenutica como lo hace Gadamer ni, en general, lograr la aceptacin de una tesis a partir de su

    conexin con las ya aceptadas o comprender lo extrao en trminos de lo familiar. La posibilidad de la argumentacin y de la comprensin descansa en la capacidad de establecer semejanzas, pero tambin

    descansa en esa capacidad la posibilidad de cualquier forma de conocimiento humano. Cada mtodo, cada epistemologa guarda en su seno la necesidad de relacionar cosas y fenmenos, porque el conocer no es ms que la relacin que establece la conciencia humana con el resto del mundo, y es por eso que,

    como se tratar lneas ms abajo, el problema de la semejanza (aunque suene pretencioso) cobra pleno sentido como origen de cualquier investigacin sobre la posibilidad y forma de ser del conocimiento.

    El ser humano parece entonces comprender al mundo y autocomprenderse bajo los mismos principios que fundamentan a las disciplinas retrica y hermenutica. Como ha intentado hacer ver Beuchot con

    su realismo moderado, la existencia de un mundo independiente de la conciencia es innegable, aunque, por supuesto, el movimiento de la comprensin, que es el mismo de la persuasin, conlleva una amplia

    carga de subjetividad, lo que hace imposible hablar del mundo con independencia de quie n lo experimenta. Ello se evidencia con el concepto de auditorio, propuesto por Perelman, como construccin del orador ms que como realidad extramental. No obstante, toda argumentacin, para ser

    eficaz, estar siempre movindose entre lo parcialmente universal y lo particular, ya que apela en cada caso a la generacin de conexiones entre formas de entender el mundo, lo cual no es posible si no se

    intenta comprender lo que se dice o muestra como si fuera universalizable. All radica la importancia de aquello que Gadamer llama circularidad hermenutica: en todo proceso interpretativo y argumentativo las convicciones propias del intrprete se imbrican con las propuestas del autor que interpreta, y las

    convicciones propias del orador se imbrican con las verdades aceptadas por su auditorio. As tambin, la nocin de horizonte tiene relacin con la de auditorio desde la perspectiva de que solo al considerar

    en qu lugares hay un horizonte compartido entre orador y auditorio es posible hacer una argumentacin afortunada. Es por lo anterior que la hermenutica de Beuchot resulta, una vez ms, acertada: solo es posible entender de manera cabal el fenmeno del conocimiento desde una

    perspectiva analgica, que busca precisamente el punto medio entre lo equvoco y lo unvoco.

    A propsito de la bsqueda de lo analgico, Perelman hace ver en su teora que toda argumentacin, al partir del acuerdo plausible y no de la verdad probada, est sujeta al proceso de atribucin de significado al que se someten los datos con los cuales se trabaja. Tal convencionalidad, de la cual

    depende el acuerdo, no es ms ni menos que la efectiva presencia de lo analgico; el encuentro de un justo medio de naturaleza frgil, siempre mvil, que requiere en ocasiones de respuestas creativas que

    amplen los horizontes de sentido, como en efecto lo ha demostrado Ricoeur con su hermenutica de tipo metafrico; es por esto mismo que lo dialctico-dialgico caracteriza al pensamiento humano. Como se vio con Beuchot, el pensamiento tiene siempre una naturaleza primariamente actual y

    secundariamente potencial: no puede conocer por entero lo infinito y es por eso que el hombre necesita de una amplitud limitada analgica- para el conocer. El entendimiento humano no puede abarcar todo

    su saber de una sola ojeada y debe entonces ponerlo a consideracin como en un dilogo permanente consigo mismo. El pensamiento es entonces analgico en tanto es siempre una manifestacin del lenguaje, un discurrir, un decirse; bsqueda y creacin de mediaciones entre el ser humano y el mundo

    a todo nivel. En cuanto a la dialogicidad, tratada por Gadamer en su obra como caracterstica esencial

  • del lenguaje que funciona a partir de una dinmica de pregunta y respuesta, Perelman hace notar tambin que entre las modalidades discursivas, la interrogativa es la que mayores posibilidades retricas presenta, porque implica la construccin de un acuerdo entre el que interpela y el que es

    interpelado, de lo cual resulta el reconocimiento de la existencia de ciertas realidades y el reconocimiento del peligro de la inconsistencia en lo que se declara sobre las mismas. Tanto retrica

    como hermenutica estn sustentadas en el ejercicio dialgico porque el lenguaje mismo se manifiesta solo bajo esa estructura, y ambas disciplinas no son ms que formas de entender el contenido ontolgico del lenguaje, su capacidad de instaurar modos de entender lo real.

    Hay aqu una constatacin fundamental frente al modo de existencia de lo real. La realidad humana es

    siempre una continuidad: parte de la aceptacin (ms o menos) unnime de unas condiciones o premisas mnimas que son constantes antropolgicas, ms o menos laxas desde ciertas perspectivas, ya culturales, ya tericas. Esto es abordado por Gadamer cuando habla de tradicin y es completamente

    complementario con aquello que Perelman ha visto como argumento de autoridad. Este tipo de acuerdo ha tenido un gran protagonismo desde la antigedad clsica y lleva implcito un principio

    antropolgico: no es posible entender el mundo si no se tiene una estructura o punto de apoyo en el cual asentarse.

    Tercera parte

    Ms all de la complementariedad retrico-hermenutica

    He aqu el punto de llegada de este ejercicio terico y el punto de partida de uno mucho ms ambicioso.

    El problema de la referencia es quizs el ms complejo dentro de la hermenutica, pues, como se ve con Ricoeur, conecta con todos los otros (acontecer, significacin, identificacin, predicacin, acto,

    realidad) y los configura, adems de que de l dependen todos los principios hermenuticos, mucho ms cuando esa referencia apunta a la realidad, al locutor o al intrprete. La complementariedad entre retrica y hermenutica terminara entonces por convertirse en una suerte de cuestin, acaso ms o

    menos probada efectivamente, que pasara a un segundo plano frente a la real problemtica de fondo que se desvela al verificar las constantes de las que se viene hablando: la problemtica de la definicin

    del conocimiento humano desde la perspectiva filosfica del lenguaje a todo nivel. Porque lo cierto es que a partir de dicha definicin resulta fcil probar la conectividad de cualquier disciplina con otra, pues en el entendimiento de la manera como el ser humano estructura su lenguaje, y por ende su

    mundo, se basa el entendimiento de ese mismo mundo como totalidad en la cual existe siempre la posibilidad de la relacin. Exactamente esa relacin es la que se ha convertido en punto de enlace que

    permite, primero exponer la complementariedad retorico-hermenutica, y segundo, alcanzar un punto focal desde el cual afrontar el conocimiento como elemento problemtico de fondo.

    Con las complejas apreciaciones de Ricoeur acerca de la semejanza y su papel fundamental no solo en el lenguaje a travs de la metfora, sino en todo el sistema de construccin de la rea lidad, y con el

    exhaustivo acercamiento de Beuchot al fenmeno de la analoga y su potencial como marco de una teora de la comprensin se alcanza un lmite que no les es exclusivo y que por el contrario ha sido una permanente preocupacin a lo largo de la historia. Ya con los trabajos de Max Black eran evidentes las

    implicaciones que para la ciencia tiene el concepto de semejanza, concretamente desde el punto de vista de la analoga como interpolacin32, como extrapolacin33 y como modelo terico. Pero la

    32

    Procedimiento matemt ico del anlisis numrico en el que se obtienen nuevos puntos partiendo del conocimiento

    de un conjunto discreto de puntos; trnsito idntico de lo familiar a lo ext rao en el que se fundamentan retrica y

    hermenutica.

  • problemtica de la semejanza se hace ms oscura en la medida en que se aborda como una legtima arqueologa del lenguaje. Tal idea no es producto novedoso y exclusivo del presente trabajo, ni mucho menos de cuo reciente. Pero se hace ms patente al revisar las teoras los autores ya mencionados.

    Como se ver, el cierre del presente documento tendr un sabor de incompletud al enfrentar el

    inmenso problema que presenta el lenguaje como habitculo de la semejanza, ya compartido, ya exclusivo. Espacio compartido en el sentido en que ese realismo moderado del que habla Beuchot se yergue casi innegable, sustentado por la evidencia emprica, por la abrumadora presencia y

    permanencia del mundo a cada momento, en cada vivencia, segn lo reconocan ya las Ciencias del Espritu como punto de partida para sus teoras. El lenguaje nombra todo lo perceptible, llena al mundo

    de sentido y es coherente con un orden que parece evidente, como el que descubre la fsica moderna, en el que cada causa tiene un efecto y cada fenmeno tiene unas consecuencias. All tiene cabida un tipo de semejanza, la que permite la generacin de cdigos ordenadores, de cadenas lgicas comprobables.

    Pero ese es el espacio compartido con el mundo sensible, que existe con independencia extramental, por llamarla de algn modo, y que parece guardar una coherencia relacional, una semejanza intrnseca.

    Es acaso legtima esa capacidad de relacin de las cosas del mundo entre ellas mismas, sabindose que solo puede ser verificada en el lenguaje? Porque existe asimismo una extensin exclusiva de lo lingstico, en la que ya no es posible posicionar, ubicar las cosas del mundo como se presentan segn

    su propio orden sensible, espacializado; esa extensin es el dominio de las puras palabras, de la poesa, del juego posible y caprichoso que va ms all de la ficcin narrativa, una extensin en la que cualquier

    palabra se arrima a otra sin necesidad de un lugar comn, de un previo acuerdo, de una semejanza evidente, as como cuando es posible Desarbolar vacas como veleros/Peinar un velero como un cometa/Desembarcar cometas como turistas segn el poema de Huidobro.

    Toda esta reflexin viene despus de hacerse consciente del cambio en la forma de considerar el orden

    del mundo a travs de la historia, un cambio que afecta el modo de ser de la interpretacin, de la hermenutica, y que pone en escena, por un lado, el acontecer permanente del mundo y del lenguaje, y por el otro, los constantes intentos de dilucidar a partir de una teora la forma en que acontece la

    comprensin de lo real desde la semejanza que instaura un orden o que permite crearlo.

    Esta preocupacin por el problema de la semejanza y sus modos de existencia en el mundo y en el lenguaje ha sido tratada, por ejemplo, por Michel Foucault en su texto Las palabras y las cosas34. Foucault parta de un asombro frente a un texto de Borges, El idioma analtico de John Wilkins35,

    donde una serie de animales, imaginarios unos, indeterminados otros y ms familiares los ltimos, es puesta en el escenario de una clasificacin comn aunque imposible. Imposible? Cmo puede ser

    algo pensable y al mismo tiempo imposible? El campo de lo pensable implica de antemano la posibilidad, por ms que aquello que se piense proponga vecindades incoherentes con lo sensible, y esto porque el campo comn es el del mero lenguaje ms all de una referencia primaria. Se ha dicho

    que tal problema, el de la referencia, se erige como el ms complejo dentro de la hermenutica precisamente porque implica una relacin entre el mundo y el lenguaje, relacin que parece fracturarse

    cuando aparecen nuevas semejanzas que echan al suelo cualquier sistema u orden establecido desde

    33

    Mtodo cientfico lgico que consiste en suponer que un curso de acontecimientos continuar en el futuro,

    convirtindose en regla o axioma utilizab le o extrapolable para llegar a una nueva conclusin en cada nueva situacin, lo

    que es equivalente a los desarrollos y prolongaciones analgicas de los que habla Perelman. 34

    FOUCAULT, Michel. Las palabras y las cosas. Bogot: Sig lo XXI Editores, 1988. No se har aqu una glosa exhaustiva

    de dicho texto, ya que supera los lmites y alcances del presente trabajo, pero es conveniente traerlo a colacin como

    ejemplo de la cuestin que se quiere plantear 35

    BORGES, Jorge Luis. El id ioma analt ico de John Wilkins. En Otras inquisiciones. Buenos Aires: Emec Editores,

    1960, p 142.

  • criterios fijos de similitud y diferencia. Este es el caso de la poesa y en general de cualquier uso del lenguaje basado en tropos, que intenta siempre romper una pertinencia semntica ya establecida para establecer una pertinencia de otro orden, lo que no es ms que la instauracin de una referencia

    segunda, en ocasiones no verificable desde el punto de vista de lo sens ible, pero siempre posible en el discurso.

    Frente a esta constatacin, la de la posibilidad constante del derrumbamiento de todo o