Metodología y tecnología cualitativas: actualización de un debate^ desde la mirada más atenta en...

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    Metodologa y

    tecnologa

    cualitativas:

    actualizacin de un

    debate^ desde

    la mirada

    ms atenta en la

    obra

    de Barney G.

    laser

    MIGUEL S. VALLES

    Depar tamento Sociologa IV

    Univers idad Complutense

    mvalles@cps. ucm . es

    Recepcin:diciembre 2004

    Aceptacin:marzo 2005

    Para Aniceto Martnez Poza,

    In Memoriam.

    1.

    INTRODUCCIN: CONTEXTO EXISTENCIA

    EN LA INVESTIGACIN DE UNA RELACIN POLMICA

    Sigue la disputa sobre si son mayores los beneficios o los perjuicios de las

    nuevas asistencias de la tecnologa en el viejo oeio de la investigacin social. El

    recuerdo, homenaje, de la contribucin pionera de Renata Tesch (1990) da cada

    vez ms perspectiva a una cuestin formulada de muy diversas formas en el te

    rreno particular de la investigacin social cualitativa^. Hay en ello no slo inte

    rrogantes explcitos o manifiestos, sino latencias que sitan el debate en un

    plano tambin epistemolgico. Unos y otras relacionados a modo de tupida red

    de conexiones que conviene destejer, para dar cuenta de la malla concep tual' que

    ' Este artculo es una versin reelaborada de la ponen cia presentada en el VIII Congreso Es

    paol de Sociologa, Alicante 23-25 septiembre 2004, en la 4 . sesin Metodologa y tecnologa)

    del grupo de trabajo 01- Metodologa. Agradezc o a Ercilia Garca y Jordi Lp ez su apoyo biblio

    grfico.

    ^ Por ejemplo, a la pregunta primera, ms general y directa, sobre el porqu del uso de ordena

    dores en la investigacin cualitativa (Fielding & Lee 1998: cap . 3), los mismos au tores aaden otras,

    ms especficas, en 2002. A saber: se trata (el software que asiste en el anlisis cualitativo) de una

    fuente tcnica o de un enfoque analtico?; cules son las nuevas pautas en su adopcin y uso?

    ' No es otro el planteamiento del propio Glaser (2001), cuando contrapone la conceptualizacin

    a la mera descripcin; la generacin de conceptos, enraizados en los materiales del trabajo inves

    tigador, a la mera aplicacin de conc eptos conc ebidos po r otros.

    EMPIRIA. Revista de Metodologa de Ciencias S ociales. N. 9, enero-junio, 2 005, pp. 145-168.

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    METODOLOGA

    Y

    TECNOLOGACUALITATIVAS

    permita entender e interpretar la experiencia vivida en este campo. La pers

    pectiva histrica no p uede faltar, tam poco la biogrfica.

    Mi particular aproximacin a este terreno ha ido dejando un rastro docu

    m ental, ms exteriorizado, (Valles 1997: cap . 9; 2000; 20 01); y otro, m enos vi

    sible, en el archivo ms personal de lasheadnotes (Ottenberg, 1990). Este lti

    m o,

    un recurso investigador muy til y utilizado, el de la instrospeccin.La vieja

    tcnica delautorretrato,reivindicada en un momento de la historia de las cien

    cias sociales en el que las observaciones exgenas o endgenas de lo social no se

    entienden sin un mnimo de autoobservacin del caso individual ms prximo.

    A este respecto, advierto al lector, desde el principio, que quien esc ribe lo hace

    condicionad o p or su particular experiencia biogrfica en relacin con la llegada

    de las nuevas tecnologas {hardwareysoftware al contexto de la investigacin

    sociolgica espaola.

    Permtaseme esta sucesin de instantneas sociolgicas, que quieren re

    cordar sin conseguir emular las as denominadas por del emrito profesor

    hoy, Jos C astillo, en su conferencia d e clausura del VI C ongreso de la FES en

    1998,

    en A Corua. A finales de los 80 llegaba el primer ordenador personal

    (un IBM X T) al despacho privado de sociologa de Am ando de M iguel, en Se

    rrano, 19; y en esas mismas fechas lo haca en el Dep artamen to de Sociologa

    IV (Metodologa de la Investigacin) de la UCM, donde el jovencsimo pro

    fesor Modesto Escobar aconsejaba a los becarios Jos Ignacio Cano Gestoso,

    Jos Melquades Ruz Olano y Miguel S. Valles que haba que dejarle tiem

    po al ordenador para que ejecutase la orden de anlisis factorial {factor va

    riables =...) ' ' . Enseguida, a principios de los 90, llegaran los AT a ese De

    partamento, junto con la posibilidad de una oferta para los profesores que

    hizo realidad nuestro primer sueo delequipo (ordenador, ms impresora) en

    casa

    .

    Las pe ticiones, tasadas, de tabulaciones de estadsticas a las adminis

    traciones pblicas iban a acabar. En el verano de 1992, tras los cursos en la

    Universidad de Essex encargu el TEXTPACK (mi primer software para el

    anlisis de contenido clsico de material textual) ' . Si bien, entre el acopio de

    * Sobre el concepto experiencia vividay su relacin con la gnesis de la investigacin cualita

    tiva vase H amilton (199 4), reseado en Valles (1997: 22-24).

    ' Por esas fechas, (1987) Julio Cab rera publicaba un escrito pionero, que sirve de docu

    me nto histrico de una poca en la que algunos investigadores, fuera y dentro de Espa a, pro

    ducan software paraautoconsumo en su prctica investigadora orientada hacia el estudio de

    casos.

    * Cua ndo escriba la primera versin de estas lneas (junio 2(X)4) se acababa d e hacer pblico el

    convenio de la UC M con una empresa informtica, para ofrecer o rdenadores porttiles con tecno

    loga sin cables a precios ms econ micos a alumnos y persona l.

    ' El program a TEXTPACK era el utilizado en el cursoTextual Analysis: the language ofpoli-

    tics, impartido en la Escuela de Verano de la Universidad de Essex por Ekkehard Mochmann

    (Universidad de Cologne ), quien ya haba publicado en la RIS , en el monogrfico coordinado por

    J.Javier Snchez C arrin aos antes (Mochm ann 1985). Hoy se presenta, en la red, como TEX T

    PACK: Un sistema para el anlisis de contenido cuaititativo asistido por ordenador; y se ofrece en

    ingls y en espaol en la direccin: http://www .gesis.org/en/software/textpack/.

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    N.

    9, enero-junio, 2005, pp. 145-168.

    ISSN: 1139-5737

    http://www.gesis.org/en/software/textpack/http://www.gesis.org/en/software/textpack/http://www.gesis.org/en/software/textpack/
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    libros adquiridos en las libreras de Oxford, Cambridge y Londres estaban los

    de Tesch (1990) y Fielding & Lee (1991). Poco despus, 1993, Benjamn

    Go nzlez me po ndra al corriente de las primeras versiones de N UD IST ^,

    cuando an el sistema operativo MS-DOS primaba.

    Volviendo al

    hardware,

    recuerdo la evolucin rpida de los procesadores

    286 ,

    38 6, 486 en esos aos 90. Todos los despachos del D epartamento men

    cionado acabaran teniendo un ordenador e incluso se producira la renova

    cin de los modelos ms antiguos. En el mbito domstico y, precisamente,

    para poder utilizar el nuevo

    software

    que iba apareciendo, ya en la plataforma

    Windows, el sal to a un pentium 200 MMX, a comienzos de 1998, supuso la

    conservacin como pieza de museo del AT. Los 40 megas de disco duro, se

    mu ltiplicaban por 100, y se hablab a en gigas (G b). De la pequ ea pa ntalla en

    blanco y negro al mon itor a color, con ms pulgada s y digital. Entre otras m u

    chas innovaciones tecnolgicas, la que merece destacarse aqu es el CD-

    Rom. Thomas Muhr, autor del programa ATLAS/ti , se haba anticipado (en

    1997) con su versin 4.1 bajo Windows, en un disco compacto, al lanza

    miento en este mismo formato de NUD*DIST NVivo (en marzo de 1999) por

    los Richa rds. La novedad del soporte CD -Ro m , frente a los usuales discos de

    3 . 5 " ,de 1,44 Mb de memoria, traa consigo otra de enorme inters para el au-

    toaprendizaje. La capacidad de almacenamiento en un solo disco compacto,

    multiplicada por ms de 400, permita incluir, junto con el software del pro

    grama, grabaciones audiovisuales sobre el funcionamiento de algunas rutinas

    e incluso

    tutorials

    (Valles 2000: 576). Por ltimo, las limitaciones de memo

    ria RAM y de velocidad del procesador en el uso del software mencionado,

    para proyectos de mayor envergadura, se han visto resueltas con el hardware

    ms actual .

    Este pequeo carrusel de

    instantneas,

    sin pretensin de exhaustividad, sir

    ve adems para subrayar la rapidez de los cambios habidos en este terreno. La

    actualizacin de este camp o, abierto, de investigacin y reflexin m etodolgica

    se hace perentoria y se atisba interminable. E l ritmo d e los

    upgrades

    del

    software

    y del hardware o la aparicin de nuevos productos ha dejado obsoletos, en

    poco tiemp o, diagnsticos laboriosos co m o los de W eitzman y M iles (1995)** o

    el de Barry (1998). Si bien, la cuestin metodolgica de fondo, sobre la que se

    centra el foco d e nuestra atencin aq u, sigue vige nte.

    ' Nonnu merical Unstructured Data Indexing Searching Theorizing. En el manual de la versin

    3.0 para PC con sistema Windows, con fecha mayo de 1994, se defina como software diseado

    para ayudar a los investigadores en el manejo de Datos No Numricos, Desestructurados, median

    te procesos de Indexado, Bsqueda y Teorizacin. Esta era la versin PC 386 anunciada en Fiel

    ding & Lee

    (1991:

    198) para finales de

    1991,

    en un libro que informaba de la versin

    2.1,

    slo para

    Macintosh u ordenadores grandes mainframe versin).

    ' Por ejemplo, la valoracin que hicieran Weitzman & Miles (199 5: 133-136) de program a

    MA X ya no se sostiene en el caso de winM AX y, menos an , de M AX qda (Valles, 2002). Tres ver

    siones de un producto que sigue desarrollndose (Maxqda Dictio). Otro ejemplo est en los suce

    sivos modelos lanzados por la firma QSR: NU*DIST, NVivo, XSight.

    EMP IRIA. Revista de Metodologa de Ciencias Sociales.

    N."

    9, enero-junio, 2005, pp. 145-168.

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    ANTECEDENTES RELEVANCIA Y ACTUALIDAD DEL DEBATE:

    UNA SELECCIN DE BALANCES Y PRONSTICOS EN BUSCADEL POSO CONCEPTUAL

    La investigacin de Fielding y Lee (1998), a pesar de los aos transcurridos,

    constituye an un extraordinario minarete desde el que otear el paisaje aqu

    enfocado, sin perder la perspectiva temporal. El ltimo captulo del libro citado

    se plante primero como un ejercicio de anticipacin, pero acab escribindose

    en trminos de evolucin. Allseencuentra una aportacin conceptual quesir-

    ve para ir esbozando el debate. A saber: los importantes desarrollos tecnolgi

    cos que experimenta actualmente la investigacin cualitativa no llevan al anli

    sis cualitativo a destinos nuevos sino que estn causando la vuelta a viejos'

    debates (Fielding y Lee 1998: 181). No es inmediata la comprensin de este

    aserto. Para tratar de abrir buena parte de lo que encierran estas palabras hay que

    perfilar algo ms el mensaje de estos autores. Se trata de un pronstico con cla

    ros y oscuros, acerca de los efectos de lo tecnolgico en lo metodolgico. Vis

    lumbraban entonces un amplio margen de experimentacin e innovacin,

    teido de confusin pero sin hipotecar un

    fin l

    fehz. En otras palabras, un pro

    nstico optimista decambionorevolucionarioque apuntaba un cierto potencial

    transformador de las nuevas tecnologas y se saldaba en un balance de innova-

    cinmetodolgica. aen esas fechas (1997-98), las crecientes cifras de ventas

    de programas especializados en el anlisis de material cualitativo no son el ni

    co indicador sobre el que apoyan sus previsiones. Hay un inters por los nuevos

    productos que se traduce en estudios de mercado, aparicin en revistas especia

    lizadas, penetracin en nuevas disciplinas y en la programacin de los cursos de

    mtodos de nivel de licenciatura.

    En los aos siguientes se ha ido apreciando mejor que la llegada de Windows

    fuese un estmulo para mejorar algunos programas (otros han desaparecido'^);y

    que la lista de deseos de los usuarios de las primeras versiones cada vez sea ms

    pequea (Valles 2001). Ciertamente, hay pendientes cuestiones como la tras

    cripcin, si bien ya han ido desarrollndose algunas soluciones que suponen un

    ' Este es mi caso. El enfoque en la relacin investigacin cu alitativa y recursos tecnolgicos

    me ha llevado al redescubrimiento de lagrounded theory de Glaser, de sus m aestros, de las races

    sociolgicas y metodolgicas previas.

    El perodo de experimentacin se fecha a principios de los aos 80. Los investigadores cua-

    litativistas exploraban el uso de las bases de datos, los programas de anlisis de contenido y los pro

    cesadores de texto. Yo aadira que es el inicio de un largo perodo de

    transicin:

    primero ver

    siones rudimentarias, luego desarrollo de versiones PC. Hasta llegar al surgimiento de una

    com unidad internacional de fabricantes y usuarios y otros interesados en los aspectos tcnicos

    y metodolgicos de CAQDAS, con conferencias regulares, grupos de usuarios, boletines elec

    trnicos y una creciente literatura sobre el tema (Fielding y Lee , 199 8: cap. 1).

    '^ A fecha de 2004 cabe aadir que otros programas no han llegado a desaparecer pero su

    obsolescencia se divulga. Es el caso de Ethno graph, la

    grande dame

    del anlisis cualitativo

    asistido por ordenador no se ha actualizado desde 1998, y ha quedado obsoleto, segn se lee

    en la pgina del Departamento de Ciencias Sociales de la Universidad de Loughborough

    (ht tp: / /www.lboro.ac.uk/research/mmethods/research/software/caqdas.html ).

    EMP IRIA. Revista de M etodologa de Ciencias Sociales. N. 9, enero-junio, 200 5, pp. 145-168.

    ISSN: 1139-5737

    http://www.lboro.ac.uk/research/mmethods/research/software/caqdas.htmlhttp://www.lboro.ac.uk/research/mmethods/research/software/caqdas.htmlhttp://www.lboro.ac.uk/research/mmethods/research/software/caqdas.html
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    METODOLOG YTECNOLOG CUAUTATIVAS...

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    avance respecto al software de reconocimiento de voz. El anlisis directo del dis

    curso hablado (gracias a la grabacin digital y sus posibilidades de codificacin),

    pudiera traer consigo modos de anlisis distintos a los empleados tradicional-

    mente con el discurso escrito. Sin duda, est por investigarse si la irrupcin de

    los ordenadores en la especie humana incrementar en sta no slo el uso de su

    capacidad visual sino tambin la auditiva, frente a la meramente lectora.

    Pero el planteamiento ms elaborado de los promotores del C QD S

    Net

    working Project

    ^

    no seala slo a las nuevas tecnologas como el motor del

    cambio en el anlisis cualitativo. La tecnologa transforma, pero no es el nico

    agente de transformacin, sentencian como colofn de su obra. El otro gran

    agente, anterior al tecnolgico, lo constituyen las diferentes escuelas y enfoques

    en la investigacin cualitativa. Si bien, no comparten la visin dicotmica de

    Coffey y otros (1996), al emparejar codificacin o indexado con teora funda

    mentada

    e

    hiperenlaces o referencias cruzadas con anlisis postmodemista. El re

    curso al punto de vista de Kelle (1997) resulta conciliador y elocuente de un

    planteamiento atento a una prctica investigadora ms mixta que la predicada en

    ocasiones desde la disputa metodolgica. El uso simultneo de tcnicas de in

    dexado y de referencias cruzadas, desde los tiempos ms remotos de las exge-

    sis bblicas (hasta los ms actuales del uso creativo de estrategias analticas

    con tradicin

    *)

    as lo atestigua; y desdice a los que sostienen que las diferentes

    perspectivas analticas estn inscritas en la tcnica o en la tecnologa.

    La investigacin seera de Fielding y Lee (1998) contiene otras muchas

    aportaciones a la relacin enfocada aqu, entre metodologa y tecnologa cuali

    tativa, algunas de la cuales retomaremos en los apartados siguientes. Ahora

    conviene sealar que a ella le han seguido trabajos ms recientes (Fielding

    2000;Gibbs, Friese y Mangabeira2002;entre otros), en los que se sigue practi

    cando el ejercicio intelectual de pronosticar el futuro a partir de las

    pautas

    emergentesdetectadas en el presente. Interesa anotar sobre todo su aportacin

    conceptual. Por ejemplo, Fielding pronostica una creciente aceptacin del

    soft-

    wareen elcvitaem etodolgico y la mayor accesibilidad a las publicaciones de

    una nueva generacin de acadmicos con una nocin ms clara de las posibili

    dades y los lmites de dicho

    software .

    Pero la tendencia de mayor alcance, con

    firm ada en los resultados ms recientes del

    C QD S Networking

    Project reside

    en el aumento de los usuarios no acadmicos con escasa formacin en ciencia

    social. Lo que est planteando una autonoma creciente de la investigacin social

    hecha desde disciplinas diferentes (por personal sanitario, por ejemplo). En

    Sobre esta investigacin cualitativa continua, iniciada a principios de los 90 , acerca de las ex

    periencias de los usuarios de software para el anlisis de datos cualitativos en el Rein o Unido va

    se :

    Fielding & Lee 1998: 2-5 ; 200 2; y la direccinhttp://caqdas.soc.surrey.ac.uk/. CAQDAS res

    ponde a la expresin Com puter Assisted Qua litative Data Analysis Software; i.e.softwarepara el

    anlisis de datos cualitativos asistido por ordenador.

    '* Se refieren Fielding y L ee (1998; 189) al interaccionismo simblico, el anlisis de la con

    versacin y la teon'a fundamentada. Sobre la disputada cuestin de las tradiciones en la investiga

    cin cualitativa vase H amilton (1994) y Crewell (1998 ).

    EMPIRIA. Revista de Metodologa de Ciencias Sociales.N. 9, enero-junio, 2005 , pp. 145-168.

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    METODOLOG YTECNOLOG CUALITATIVAS

    suma, la distincin de usuarios, la cuestin generacional y las expectativas ima

    ginadas desde la confusin entre herramienta y tcnica son algunas de las claves

    conceptuales.

    Por su parte, Gibbs, Friese y Mangabeira (2002: 8-10) trazan un panorama

    futuro definido por la

    convergencia digital

    las nuevas cuestiones ticas, los

    estndares digitales emergentes (tipo XML), el reto de la integracin de la en

    seanza del software y su reconocimiento acadmico, la expansin del soporte a

    otros enfoques analticos. No obstante, su balance est atravesado en buena

    medida por el escepticismo que ha suscitado y sigue suscitando la adopcin de

    las nuevas herramientas en el taller artesanal de la indagacin cualitativa. La

    prueba d e la generalizacin de las nuevas tecnologas en la investigacin cuali

    tativa se condiciona al uso de nuevas formas de datos y tipos de anlisis que no

    se hubieran pensado tan siquiera en el pasado de lpiz y papel. Recono cen que

    an es discutible si se ha llegado o n o a dicha situacin. Pero, en su opinin, el

    monogrfico que presentan aporta prueba suficiente en esa direccin. En todo

    caso,

    su concepto de impacto dual de la nueva tecnologa en la investigacin

    cualitativa, deja ms claro (que en los escritos de los autores anteriores) que no

    es slo en el anlisis final donde se producen los efectos, sino en el registro y re

    cogida de la informacin tambin. Este planteamiento coincide con el dado

    aqu, por nosotros, al formular la cuestin de fondo como una relacin entre lo

    tecnolgico y lo metodolgico. Enseguida se ver que algunas posturas, abier

    tame nte contrarias a las nuevas tendencias, cabe calificarlas de tecnfobas y no

    slo en sentido figurado, como la que se toma de epicentro en este escrito, la que

    representa Glaser.

    Finalmente, anoto brevemente una aportacin conceptual propia. Trato de

    expresar, con la economa del lenguaje conceptual, la experiencia vivida en los

    ltimos aos a propsito de la investigacin cualitativa y la irrupcin de la mi-

    croinformtica. Un modo sinttico de nombrar lo ocurrido estara en las expre

    siones contrapuestas:

    tradicin metodolgica

    y

    transicin tecnolgica.

    La pri

    mera alude a un cierto clasicismo o permanencia metodolgica. La asociacin

    principal (que no exclusiva) la establezco con la propuesta que hicieran Glaser y

    Strauss (1967). Todo un esfuerzo de sistematizacin del anlisis cualitativo,

    pero no slo; pues se trata de una perspectiva terica y m etodolgica abierta tam

    bin a los datos cuantitativos (Glaser, 1993). En todo caso, cabe recordar que

    surge en los aos 60, en la sociologa norteamericana, con la pretensin de su

    perar la concepcin de la teora y la metodologa transmitida por Merton y La-

    zarsfeld, tratando de integrar los modos de hacer de la Escuela de Chicago '\

    Pero es el segundo con cepto, el de transicin tecnolgica el que interesa desta

    car ms ahora. Debido a m i formacin y especializacin inicial en el cam po de la

    sociologa de la poblacin, el modelo terico de la transicin demogrficaha ac

    tuado de resorte a la hora de elegir un cdigo como el propuesto para hacer ba-

    En otro lugar, he trazado algunas pinceladas sobre larecepcinde lagrounded theoryy los

    programa s de anlisis cualitativo en Espaa (Valles 2002).

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    lance y pronstico de la relacin metodologa y tecnologa cualitativas, desde el

    contexto espaol de hoy. Si, en lo demogrfico, e l modelo terico mencionado

    ha servido para conocer la experiencia histrica de diversos pases caracterizados

    por pasar de un rgimen antiguo a otro moderno; en lo tecnolgico, diramos que

    alude al paso de un uso de tecnologa rudimentaria (con predominio de los mo

    dos manuales) a otros usos provistos de recursos tecnolgicos ms o menos

    avanzados o complejos (incluidos los sistemas de enlaces y redes a gran escala).

    En estos ltimos estadios destacara el empleo de diversas modalidades de hard-

    ware(no slo el ordenador) y desoftware *.El concepto matriz detransicin

    tiene la ventaja de subrayar el carcter procesual de lo que se estudia. Adems,

    se esperaque,de manera similar a lo ocurrido en la sociologa de la poblacin, la

    expresin propuesta haga funciones de

    paradigma

    e independientemente de

    sus

    anomalas

    promueva la investigacin. En qu fase de la

    transicin

    tecno-

    lgicanos encontramos?; cules estn siendo las pautas de adopcin y uso de

    las nuevas tecnologas en la investigacin social cualitativa en Espaa?; qu

    procesos derecepciny adaptacin tienen lugar? Estos son algunos de los inte

    rrogantes que cabe plantearse y sobre los que habr que seguir investigando.

    3. DE LAS VENTAJAS E INCONVENIENTES A LAS TIPOLOGAS

    DE PROCESOS CASOS Y POSTURAS

    Pensar en trminos de suma y resta, beneficios y perjuicios, parece consus

    tancial a la actividad humana; a la experiencia vivida; a nuestra memoria personal

    y colectiva. Todava recuerdo la instalacin de la primera impresora, ayudado

    por un amigo ingeniero de telecomunicaciones. Probando la rapidez y calidad de

    impresin surgi el comentario sobre el coste en ruido que las opciones distintas a

    la de borrador implicaban, de lo que nada poda leerse en el manual de instruc

    ciones. Enseguida apareceran en el mercado modelos ms silenciosos, mucho ms

    condescendientes con el sueo del vecindario; pero era patente que no estaba al al

    cance de todos los bolsillos, en el momento de su lanzamiento o comercializacin.

    Cuando a mediados, ms bien finales para algunos, de los ochenta la mi-

    croinformtica comienza a llegar a nuestras vidas, el sentimiento favorable y

    acogedor prima entre los investigadores sociales ocupados en calcular por

    centajes verticales, horizontales y totales. Incluso si el uso del ordenador per

    sonal era estrictamente para mecanografiar con un procesador de textos los pa

    peles manuscritos, la receptividad era casi unnime. Sin embargo, en fecha tan

    tarda com o la de 1998 se sigue publicando la pregunta: por qu usar orde

    nadores en la investigacin cualitativa? No es otro el ttulo que dan a su cap

    tulo 3 Fielding y Lee (1998) y en l afrontan la evaluacin de las ventajas de

    Est por hacerse la historia de la prctica de la investigacin social en su relacin con las dis

    tintas fases tecnolg icas. Una ap ortacin reciente en esta lnea la representa el estudio Recording

    Technologies and the Interview in Sociology, 1920-2000 de Raymond M. Lee (2002), leccin

    inaugural del curso 2002-03 pronunciada en Royal Holloway, University of London, Surrey.

    EMP IRIA. Revista de Metodologa de Ciencias Sociales.N. 9, enero-junio, 2005 , pp . 145-168.

    ISSN: 1139-5737

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    1 5 2 MIGUEL S. VALLES METODOLOG YTECNOLOG CUALITATIVAS

    CAQDAS'^ Bajo este epgrafe se encuentra el enfoque conceptual ms ela

    borado d e estos autores, su visin o perspectiva p rocesual. N o hay ni ventajas

    ni inconvenientes abstractos, desligados del tiempo , de la circunstancia hist

    rica y biogrfica del investigador. Ni el software deja de evolucionar, ni el

    usuario es el m ismo al com ienzo que cuan do se familiariza. Hay una tipologa

    de usuarios por definir ^y de software. U nos y otros evo lucionan.

    De ah la importancia de conceptos com o el destacado aqu, por nosotros, de

    transicin tecnolgica; o los utilizados en la literatura referida: generacin del

    investigador o generacin del programa

    (Fielding y Lee 1998; Fielding 2000;

    Gibbs Friese y Mangabeira 2()02). En el proceso de exposicin a los recursos

    tecnolgicos disponibles, a lo largo de la vida del investigador, la percepcin del

    saldo resultante tras la inversin necesaria en tiempo de aprendizaje y gasto mo

    netario vara. Esta anticipacin lleva a algunos investigadores, cuyo horizonte la

    boral es ms limitado, a descartar la opcin del reciclaje. La insistencia en el

    condicionante de la experiencia vivida y la por vivir (horizonte vital) est pre

    sente en el anlisis de Fielding y Lee (1 998 : 59) sobre las ventajas y los incon

    venientes de los nuevos desarrollos tecnolgicos para la investigacin social

    cualitativa. As dirn, por ejemplo, que: tambin es sensato diferenciar lo que

    podram os llamar ventajas e inconvenientes anticip ado s de los validados ex-

    periencialmente . O bien, la reiteracin de su enfoque en esta otra cita de la

    mism a fuente, que destacam os:

    Una perspectiva procesual se acomoda al carcter dinmico del ambien

    te de la investigacin y de la negociacin del lugar del CAQDAS dentro de

    ste.Esto es particularmente importante cuando examinamos las crticas que

    surgen de la experiencia previa. En numerosos casos han emergido soluciones

    tcnicas a problemas experimentados por usuarios que participaron en nuestros

    grupos focalizados y que no estaban disponibles en el momento de nuestro tra

    bajo de campo. Los propios usuarios tambin se hacen ms sofisticados.

    Cabe deducir de este punto de v ista, que cu alquier esfuerzo de inventario en

    este terreno estara condenado de antemano a una caducidad tan rpida como el

    avance de las versiones de los productos tecnolg icos y el ritmo del aprendizaje

    por parte de los usuarios. A unqu e as fuera, n uestro pun to de vista es que la re

    flexin metodolgica sobre esta cuestin cumple una funcin necesaria: de do

    cum entacin, tambin de un cierto control de posibles efectos no qu eridos, ade

    ms de promover un proceso de transicin en el que se tiene en cuenta una

    experiencia histrica heredada o una realidad social siempre compuesta de varias

    CAQDAS responde a la expresin Computer Assisted Qualitative Data Analysis Software;

    i.e. software pa ra el anlisis de datos c ualitativos asistido por ordenador.

    '* Tanto en los escritos previos de Lee y Fielding (199 1,199 5), com o en los posteriores (Fielding

    y Ixe 2002), se echa en falta una mayor definicin tipolgica de los usuarios de software cualitati

    vo.

    No obstante, en la ponencia presentada por Ray Lee en el Primer Seminario de Investigacin

    Avanzada Cualitativas Asistida por O rdenador, celebrado en Granada (22-23 Noviembre, 2001) or

    ganizado por C entrA, se esbozaba la distincin de tres tipos:

    naive adopters od hands

    y

    craft users.

    EMPIRIA. Revista de Metodologa de Ciencias Sociales.

    N.

    9, enero-junio, 2005, pp. 145-168.

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    MIGUEL S. VALLES

    METODOLOGA

    Y

    TECNOLOG A CUALfTATNAS.

    153

    generaciones. Nuestro propsito aqu va ms all de la actualizacin del listado

    de ventajas e inconven ientes''. Orientamos la indagacin hacia el anlisis de las

    posturas discursivas existentes entre los que se muestran favorables, contrarios o

    indecisos; sean estos usuarios, con mayor o menor experiencia, metodlogos,

    tecnlogos o tipos mixtos. Con ello, pretendemos dar contexto a la presentacin

    de la postura defendida por Glaser, que se hace en el siguiente apartado.

    Lo que sigue es un intento de elaboracin tipolgica centrado en loscasos

    y

    en

    los

    procesos. Se parte de la combinacin de los modos manuales y los modos

    asistidos dean lisisen la investigacin cualitativa. Advirtase que nuestra no

    cin de

    anlisis

    entiende ste de maneraom nipresente en todos los momentos

    de la investigacin (Valles 1997: 325-326). Cada vez ms, la asistencia del or

    denador y otras tecnologas aparece en las fases de preparacin de proyectos, du

    rante la realizacin del campo y en las tareas de anlisis intensofinale informe.

    La tipologa sintetiza una concurrencia de tradiciones y nuevos estilos de inves

    tigacin en proceso. Rene modos muy aejos y artesanales junto a prcticas con

    menos historia. Las generaciones de investigadores sociales que coexisten en la

    actualidad se ubican en alguno de los nichos tipolgicos resultantes, aunque pue

    den haber ocupado ya otros o lo harn en el futuro. E l casillero no ha de enten

    derse de manera esttica, ni

    rgida

    De hecho se cruzan en su elaboracin las di

    mensiones pasada y presente de la experiencia investigadora de cada caso-tipo.

    Entendemos que puedan darse situaciones intersticiales, no representadas grfi

    camente en este primer cuadro. Se ha optado, como paso previo, por la tipologa

    ms sencilla, entre otras muchas trazadas. Lo que se pierde en detalle, debido a

    la reduccin dicotmica de otros gradientes ms amplios, se gana en claridad.

    Estos son lostipos

    y

    procesosque creemos m s elementales (Cuadro 1).

    Cuadro 1

    TIPOLO I Tiposbsicosdeanalistasyprocesosdetransicin tecnolgica

    segn

    sus

    experiencias

    de

    investigacin cualitativa

    en

    el pasado

    y en

    el presente

    PRACTICA

    INVESTIGADORA

    PREDOMINANTE

    EN EL PASADO

    Modos

    tecnoasistidos

    Modos

    manuales

    EN EL

    PR S NT

    Modos

    manuales

    Tecnoarrepentidos

    TR NSICIN INVERS

    Tecnfobos

    PRETR NSICIN

    Modos

    tecnoasistidos

    Tecnovanguardistas

    POSTR NSICIN

    Tecnoentusiastas

    TECNOTR NSICIN

    Consltese

    sobre ello Fielding y Lee (1998) para el caso britnico o Valles (2001) para el

    contexto sociolgico espaol.

    EM PIRIA. Revista de Metodologa de Ciencias Sociales.

    N.

    9, enero-junio, 2005 , pp . 145-168.

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    1 5 4 MIGUEL S. VALLES

    METODOLOGAYTECNOLOGACUALITATIVAS

    Releyend o lo escrito aos atrs sobre los sistemas informticos y el anlisis

    cualitativo Valles 1997 : 393 -400 ), reparo en una serie de advertencias y reco

    men daciones tom adas del seminal trabajo de Tesch 1990 ). Un a de ellas sirve

    para enfatizar lo que se quiere transmitir con el Cuadro 1. Esto es, no descuidar

    el anlisis intensivo centrado en elcaso y en el proce so, por el exceso de aten

    cin en elanlisis centrado en las variableso en las relaciones entre categoras

    conceptuales. L os

    casos-tipo

    destacados en este primer

    casillero tipolgico

    son

    cuatro, que cabe leer

    as:

    a) el par tecnfobos-tecnoentusiastas, que com parten un

    pasad o com n en su biografa intelectual, la formacin y el ejercicio profesional

    de manera m s artesanal, aunque pueda hab er variantes generacionales; y b) el

    par tecnovanguardistas-tecnoarrepentidos, cuyo hilo um bilical se halla tamb in

    en un pasado de experiencias investigadoras asistidas por los medios tecnolgi

    cos dispon ibles.

    La lectura complemen taria que se sugiere presta ms atencin a los

    procesos

    de transicin tecnolgica pero ayuda tambin a perfilar mejor los tipos men

    cionados. La diagonal principal marca los dos extremos del cambio tecnolgico

    analizado: el estadio inicial de

    pre-transicin y

    el final de

    pos-transicin

    ^^ La

    diagonal secund aria recoge los dos procesos netos de transicin, de camb io en

    curso o ya experim entado. El m s importante, desde el punto d e vista de la di

    reccin del camb io social, la modernizacin en e l contexto social m s amp lio, es

    la tecnotransicin.Apcope de la expresin transicin tecnolgicaemp leado en

    aras del lenguaje deseablemente sucinto de los cuadros y representaciones es

    quemticas. El primer plano o portavoca que se da a los llamados tecnoentu-

    siastas, en este nicho tipolgico, supone en algunos casos ms d eseo que realidad

    seguramente. Puede incluso qu e el entusiasmo tenga sus oscilaciones al alza y a

    la baja, segn la experiencia de tecnoasistencia que se viva o se recuerde. En

    todo ca so, en trminos de proce so, en esta celdilla se representa en conjunto el

    camino real, transitado por unos com o xodo y por otros como co mplem ento, sin

    cortar amarras con el pasado. En el extremo opu esto de la diagonal se alude a un

    proceso de transicin inversa contracorriente de la pauta descrita. Sus protago

    nistas, los

    tecnoarrepentidos

    o

    tecnodesengaados

    han probado m s las hieles

    que las mieles de las nuevas tecnologas hasta el punto d e retoma r en el presen

    te a los modos manuales, despus de una experiencia pasada de un cierto pre

    dom ino de los modos tecn oasistidos. Sin duda, el arrepentimiento o la frustra

    cin no son exclusivos d e ellos. Ya se ha adve rtido, respecto al tipo anterior, que

    el entusiasmo tiene sus altos y bajos en un proceso largo de aprendizaje, de for

    mac in continua e interminable cabra decir incluso.

    ^

    Conviene aclarar esta expresin postransicin. Ciertamente el pasado

    tecnoasistido

    com o prctica investigadora predo minan te posible en lo cualitativo, ha sido ms difcil en po cas

    anteriores. Es necesaria una cierta adaptacin de la literalidad del ca sillero. Se entiende mejor re

    ferido a los ltimos aos, para el caso de las generaciones ms jvenes. P ero tecnovanguardistas

    ha habido en todas las pocas, por definicin siempre una m inora. Van marcand o el norte, al que

    llegan los primeros, sin apenas transicin com o estadio alargado que es para una mayo ra siempre

    a la zaga.

    EMP IRIA. Revista de M etodologa de Ciencias S ociales. N. 9, enero-junio, 2 005, pp. 145-168.

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    MIGUEL

    S.

    VALLES

    METODOLOGA

    Y

    TECNOLOGA CUALITATIVAS.

    55

    A pesar de los matices, anotados con el fin de aumentar la

    validez

    de esta

    propuesta tipolgica, hay que reconocer sus limitaciones debidas a la reduccin

    operada en su construccin, ya sealadas al comienzo de esta exposicin. Por

    ello,se acompaa esta primera tipologa con una segunda en la que ensayamos

    una definicin complementaria. A dvirtase cmo el concepto de

    transicin tec

    nolgica

    sigue siendo la categora conceptual central. Pero no se descuida el

    anlisis intensivod eloscasosylosprocesos

    de una manera integrada. Hay una

    reduccin en la perspectiva temporal, el foco se sita ahora slo en el presente,

    pero se compensa con la referencia a los procesos y las variantes generacionales

    dentro del nuevo casillero Cuadro 2).

    El Cuadro 2 gana en detalle, pero pierde en claridad. Su lectura y com

    prensin lleva ms tiempo. El autor arriesgams. Vale la pena, no obstante, por

    una ganancia aadida con provecho para el metodlogo: cualquier anlisis ad-

    Cuadro 2

    TIPOLOGA II:

    rocesos

    de

    transicin tecnolgicay ceisos-tipo

    segn

    experienci sde investig cin cu lit tiv enel presente

    PRACTICAN

    MODOS

    TECNOASISTIDOS

    MUCHO

    Poco

    NADA

    PRACTICAN MODOS MANUALES

    MUCHO

    Poco

    NADA

    Procesos avanzados de tecnotransicin o

    post-transicin y postura s de tecnofia

    5)

    Tecnoentusiastas

    tradicionalistas

    6)

    Tecnoentusiastas

    rupturistas

    7)

    Tecno-

    vanguardistas

    Proces os iniciales de tecnotransicin con variantes

    generacionales de tecnoentusiasmo moderado

    4)

    Artesanos

    tecnoaperturistas

    tmidos

    3)

    Tecnoartesanos

    tibios

    2)

    Tecno-

    principiantes

    Procesos pre-transicionales o de transicin inversa

    y posturas tecnfobas tecnoescpticas

    o de tecnodesengao

    1)

    Artesanos tecnfobos

    0 tecnoescpticos

    0)

    Tericos,

    contramtodo

    EM PIRIA. RevistadeMetodologadeCienciasSociales. N. 9, enero-junio,

    2005, pp.

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    156 MIGUEL

    S

    VALLES

    METODOLOG YTECNOLOG CUALITATIVAS

    mite ulteriores elaboraciones; cualquier enfoque o interpretacin se comple

    menta con otros posibles. Este segundo intento de elaboracin tipolgica tam

    poco resulta definitivo. Ahora bien, puede someterse a prueba su grado de

    vali

    dez. Por ejemplo, comprobando si en l encuentran asiento las posturas

    defendidas por los distintos autores que han participado en el debate sobre los

    riesgos o las ventajas del uso de la tecnologa en la investigacin cualitativa. O,

    tambin, ubicando en dicho cuadro los resultados obtenidos por Fielding y Lee

    (1998,2002) acerca de las experiencias de los usuarios en el Reino Unido.

    Empezar explicando las limitaciones de este ltimo test, y su descarte

    como prueba de fuego, a pesar de habernos servido de referencia para la con

    feccin de nuestras tipologas. En el primer estudio de los metodlogos citados,

    los usuarios de CAQDAS que participaron en losgrupos focalizadosfueron de

    cuatro tipos y en la siguiente proporcin: poco menos de la mitad (...) eran in

    vestigadores contratados, una cuarta parte eran profesores universitarios y el otro

    cuarto posgraduados, estando empleados los pocos individuos restantes en tare

    as de apoyo informtico o papeles de asesoramiento (1998: 2). Resumiendo,

    mitad escasa de investigadores profesionales no acadmicos, mitad acadmicos

    (unos profesores y otros jvenes titulados), ms unos pocos consultores. Reco

    nocen no tener informacin precisa sobre el tiempo de uso de los programas, por

    parte de los participantes. No obstante, sealan que algunos son

    novicios

    otros

    veteranosy algunos incluso evaluadoresde programas. Pero elflancoms dbil

    de su muestra, que los propios investigadores advierten, es que los usuarios

    eran en su mayor parte

    early adopters

    del software; y que tanto los progra

    mas como la facilidad de su manejo por los usuarios se han desarrollado apre-

    ciablemente en el nterin (1998: 3). En el segundo estudio se informa, sobre

    todo, del aumento de los usuarios no acadmicos y procedentes de disciplinas

    distintas a las de las ciencias sociales. Pero tampoco se aporta informacin su

    ficiente sobre los

    procesos y

    los

    casos

    de

    transicin tecnolgica

    o sobre la

    gama de posturas contempladas en el Cuadro 2 por nosotros.

    A pesar de estas limitaciones, los trabajos de Fielding y Lee resultan extra

    ordinariamente provechosos. Su atencin preferente por las experiencias de los

    usuarios novicios les lleva a ellos como metodlogos a adoptar una postura de

    relativa equidistancia

    respecto de los

    tecnovanguardistas

    o

    tecnoentusiastas

    ms interesados (fabricantes de los programas, intermediarios de su comerciali

    zacin y enseanza: tecnlogos, mayoristas, consultores) y respecto de los tec-

    nfobosotecnoescpticosque ven peligrar su artesanao su posicin en el mer

    cado del conocimiento y el reconocimiento

    ^ .

    Para ilustrar el contenido

    argumentativo de estas posturas polares, bastara pulsar el discurso de uno de los

    2 Con sltense, por ejemplo, las conclusiones del cap tulo 3 de Fielding y Lee (19 98). Una de

    ellas viene a decir que los usuarios consultados en su estudio rebajan tanto las loas como las crti

    cas hecha s a CAQD AS. Pero dejan claro que los usuarios experimentaron dificultades y frustracin

    en el aprendizaje y en el uso de los program as (F ielding y Lee 1998: 84).

    22 C om o dej escrito Bou rdieu

    (2003:

    65-66) el capital cientfico es un tipo especial de capi

    tal simblico, capital basado en el conocimiento y el reconocimiento.

    EMPIRIA. Revista de Metodologa de Ciencias Sociales. N. 9, enero-junio, 2005, pp. 145-168.

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    MIGUEL S. VALLES

    METODOLOG YTECNOLOG CUALITATIVAS...

    1 5 7

    extremos. Tomemos el caso de los ms favorables a la fusin de la tecnologa

    con la metodologa. Reservamos el apartado siguiente para exponer las razones

    de Glaser, en tanto representante de los ms reacios a la recepcin de las nuevas

    tecnologas en la investigacin cualitativa, pero particularmente en la metodo

    loga de la que es progenitor.

    Chris Thom es Director del Departamento de Servicios Tcnicos, en el

    Centro Wisconsin para la Investigacin Educativa de la Universidad de Wis-

    consin-Ma dison. Firm a tres pginas de presentacin en el nm ero especial de la

    recin lanzada Qualitative Research Journal, en

    2003 .

    Este nmero especial re

    coge los materiales de la primera conferencia sobre Teaching Qualitative Met-

    hods,

    celebrada en Abril de 2003 en el centro universitario mencionado. Ad

    virtase que se trata de una conferencia organizada por una novsima revista

    australiana, controlada por los Richards y de ah el carcter monogrfico de la

    conferencia, dedicada exclusivamente al software de la firma QSR. La justifi

    cacin de esta restriccin aparece tambin al comienzo del editorial escrito por

    Singh. A saber: la discusin (...) se restringi al Software QSR N6 y NVivo-

    para evitar la focalizacin en las caractersticas del software, y hacerlo en las

    cuestiones de investigacin y ensean za. Pretexto o no, en el Sem inario ya re

    ferido de G ranada, aqu en Espaa en 2 00 1, quiz se desvi un poco el debate

    hacia elsoftware pero fueron muy interesantes las crticas a los fabricantes. En

    tre ellas la falta de transferibilidad del trabajo analtico entre los programas.

    Thom ofrece, adems, razones del rechazo al software por parte de los ins

    tructores de m todos de nivel universitario

    ^

    y una crtica a la concepcin med ie

    val del aprendizaje que lleva a pensar en Glaser, pero en general en las posturas y las

    experiencias investigadoras m s tradicionales. Por ejemplo, se refiere al esfuerzo de

    los partidarios de la incorporacin del software, en la enseanza de algo que ha sido

    tradicionalmente el dominio de un enfoque de mtodos manuales al trabajo de in

    vestigacin. Sin duda ste es el proceso en el que se est, tambin en Espaa.

    Otro ejemplo revelador de la postura discursiva que representa este autor (y de

    su opuesta) est en el uso de la palabra

    craft

    y en la, reiterada, referencia crtica a

    las formas tradicionales de enseanza, que se hace patente en el extracto siguiente:

    Quizs mi uso de la palabra

    craft -*

    pueda explicar parte de la reticencia

    a usar herramientas informticas cualitativas que he visto y odo en discusio

    nes con colegas. Parece haber una tradicin de estudiantes que aprenden las

    ^' La cita de Tho m (2003:7 ),observador participante natural es harto elocuente: Ha sido m i

    experiencia (y lo he discutido con quienes usan y desarrollan software analtico) que los instructo

    res de m todos cualitativos de nivel universitario son a m enudo indiferentes (o incluso hostiles) al

    software de anlisis cualitativo. Se ve com o dem asiado com plicado y entorpe ciendo el anlisis .

    He odo quejas de que los programas conducen a un cierre prematuro o que distancian en exceso

    de los dat os a pesar del hecho de haber tenido poca o ningun a experiencia con el software en

    cuestin quien as se expresa.

    Craft se refiere, en este contexto, a oficio artesanal, manu al. En el campo de la me todologa

    sociolgica resuena el clebre apndice de C. Wright Mills Sobre artesana intelectual, On In-

    tellectual Craftmanship.

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    1 5 8 MIGUEL S. VALLES

    METODOLOGA YTECNOLOGACUALITATIVAS

    habilidades y tcnicas bsicas del anlisis cualitativo en la rodilla de un men

    tor. Hay tambin un sentimiento claro de que uno debiera aprender investi

    gando . Se espera de lo estudiantes que vayan al cam po con escasa formacin

    prctica y encuentren la relacin entre epistem ologa, mtodo y tcnica. Este

    enfoque de la formacin y el aprendizaje en mtodos cualitativos ha produci

    do algo similar a los gremios de siglos anteriores. Tenemos cuadros de erudi

    tos formados en procesos particulares y usando

    hand crafted tools

    para repli

    car la forma de trabajar de sus mentores (Thom 2003 : 7).

    En el nmero especial de la revista citada aparecen otras aportaciones, cuya re

    sea en el editorial tiene un valor aadido para el analista de laslneas editoriales

    o

    posturas discursivas. All se glosa la

    que

    pudiera ser la postura mayoritaria de los

    participantes en la conferencia. Antes se alude a la contraposicin de dos pers

    pectivas conflictivas y desarticuladas sobre el ordenador, como eptome de lo

    tecnolgico. La contraposicin se expresa en trminos de miedo y mstica. Miedo

    aquela mquinaridiculiceal investigador; o mecanice el proceso de anlisis,aex

    pensas de la reflexin e interpretacin. O, por el contrario, la creencia mstica de

    que el ordenador producir el anlisis. Ante esta bifurcacin (que recuerda al

    gunos puntos del mapa trazado aqu de posturas tecnfobas y tecnfilas), se plan

    tea una tercera va, una posicin intermedia: ni de terror tecnolgico, ni de reve

    rencia mstica. Los recursos tecnolgicos actuales se acaba diciendo sirven

    para pensar, abren posibilidades que antes no existan; pero tambin estn abiertos

    a un uso inadecuado de los mismos, aunque ste sea vistoso o incluso creativo.

    No es ste el tnico derrotero, hacia el espacio ms neutro o equidistante de

    la metodologa ms contemporizadora, que se hace piblico desde las posiciones

    ms favorables a la profusin de los recursos informticos en la enseanza de la

    metodologa cualitativa. Queda anotado en este espacio constreido de la co

    municacin va artculo de revista. Un tltimo apunte. La lectura de este docu

    mento, divulgado generosamente en el ciberespacio, hace que repare en un de

    safo no destacado en la sntesis de ventajas y desafos elaborada en 2001 ^^ Se

    trata deldesafo docenteque supone la integracin de los nuevos recursos tec

    nolgicos en la docencia de los mtodos y tcnicas cualitativos. La experiencia

    que se relata en esta fuente (de dificultades por las constricciones de tiempo y

    medios) coincide bastante con la explorada en el caso espaol

    ^

    4 LA POSTURA

    E

    GLASER COMO

    EPICENTRO

    DEL DEBATE

    Lo escrito hasta aqu sirve para contextualizar el

    caso tipo

    que la

    figur

    de

    Bamey G. Glaser pueda representar en el panorama de

    procesos y casos

    so-

    ^ El docum ento electrnico referido puede consultarse en http://www.latrobe.edu.au/aqr/ ;

    para la sntesis de

    ventajas desafos

    vase Valles (2001).

    ^ El relato de las dificultades se acompaa d e algunos ejemplos de cmo avanzar en la inte

    gracin de la tecnologa y la metodologa de la investigacin social cualitativa, entre los que de s

    tacan las contribuciones de Jackson (2003) y Di Gregorio (2003).

    EMPIRIA. Revista de Metodologa de Ciencias Sociales. N. 9, enero-junio, 2005, pp. 145-168.

    ISSN: 1139-5737

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    MIGUEL S. VALLES

    METODOLOG YTECNOLOG CUALITATIVAS

    1 5 9

    ciolgicos de transicin tecnolgica en el terreno de la investigacin social

    cualitativa. La presentacin de su postura tiene, as, una resonancia que cree

    mos facilita la comprensin de la misma. En el resumen, se han avanzado ya

    algunas razones que avalan la pertinencia de un enfoque centrado en este autor,

    al que metafricamente le ubicamos en el lugar ms rompedor de una actividad

    dialctica por analoga a la actividad ssmica, elepicentro No se vea en ello el

    resultado de un trabajo bibliomtrico convencional, sino ms bien el fruto de

    una operacin muestral de carcter estratgico, ilustrada, y apoyada incluso en

    la experiencia vivida. Dar un botn autobiogrfico de esto ltimo, como pri

    mer paso.

    Esta es la historia, abreviada, de un primer grantemblor En el Seminario so

    bre Investigacin Avanzada Cualitativa Asistida por Ordenador, organizado por

    CentrA Fundacin Centro de Estudios Andaluces) en 2001, estaba previsto

    que asistiese Glaser. El terrorismo internacional del de septiembre de ese ao

    intervino en la modificacin de esta previsin, primero hacia el formato video-

    conferencia y finalm ente reducindola a una comunicacin telefnica. El en

    cuentro haba reunido a usuarios cualificados de CAQDAS, desarroUadores de

    programas concretos y metodlogos. El broche final del seminario se esperaba

    fuese la mesa redonda con todos los conferenciantes que haban intervenido en

    lasdosjomadas 22-23 noviembre), en la que Glaser disertara sobre la

    grounded

    theory

    y los programas informticos para la investigacin cualitativa. La inter

    vencin de Glaser provoc una gran polmica y motiv sobre todo la rplica, en

    defensa de sus programas, de los creadores que estaban presentes. Por mi parte,

    aunque no tena un programa que defender, s tuve la sensacin de jarro de

    agua fra que caa en un ambiente ms tecnlo que tecnfobo. La segunda pre

    gunta que formul a Glaser resume el sentido ms general de su postura al res

    pecto:

    Slo he anotado aspectos negativos del uso de ordenadores si el investi

    gador quiere generar teora, hay algn aspecto positivo, alguna ventaja?. La

    respuesta fue concisa: Como procesadores de texto slo, pues inhiben la groun-

    ded

    theory

    No son necesarios para sta.

    Destaco algunas de las anotaciones tomadas entonces. Una, los ordenado

    res vuelven a poner lo cualitativo en lo cuantitativo. Dos, los ordenadores ig

    noran la saturacin de conceptos y sus propiedades. Tres, pueden ser tiles en

    el anlisis de datos cualitativos, donde la investigacin va preconcebida, pero no

    en la

    grounded theory

    GT) por su incompatibilidad e ineficacia. Cuatro, son

    un malgasto de recursos y esfuerzos del investigador, la GT funciona ms rpi

    do.

    Cinco, la grabacin de las notas de campo es una prdida de tiempo. Seis,

    una parte vital de la GT es detenerse en cualquier momento y pasar a la idea

    cin de losmemos

    Estos brevsimos fragmentos del discurso de Glaser conviene completarlos y

    ponerlos en el contexto de su obra escrita. De hecho la invitacin a la lectura de

    su ltimo libro entonces Glaser 2001) y a algunos otros anteriores Glaser

    1978;

    1992; 1998) tuvo lugar desde el comienzo de la intervencin. No faltaron

    tampoco las referencias de algunos de los otros conferenciantes a la obra primi-

    EM PIRIA. Revista de M etodologa de Ciencias Sociales. N. 9, etrero-junio, 2005, pp. 145-168.

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    1 6 0 MIGUEL S. VALLES METODOLOGA Y TECNOLOGACUALITATIVAS

    genia

    firm d

    con Anselm Strauss^^ en 1967. La lectura o relectura de esta dila

    tada obra metodolgica ayuda, sin duda, a comprender mejor las razones de las

    partes enfi-entadas en esta polmica. Como ya se ha visto en el apartado anterior,

    el anlisis de una postura acaba desvelando la contraria. Este es el caso, nueva

    mente. La irrupcin de los programas informticos para la investigacin cualita

    tiva ha llevado a Glaser a remachar, an m s, las lindes del que considera el te

    rritorio de lagrounded

    theory

    genuina ortodoxa (Glaser 2001: 3). En ese

    empeo, la contraposicin de la perspectiva de la GT con la ms general del

    QDA qualitative data analysis)resulta primordial para entender la postura rea

    cia de este autor, fundamentada metodolgicamente, a la asistencia tecnolgica.

    En sulibro marrn ,el viejo profesor advierte de la variedad de perspecti

    vas en lo cualitativo y del positivismo acechante. Aboga desde el principio por

    diferenciar su enfoque. La diferencia ms destacada, respecto al conjunto de los

    otros mtodos de anlisis cualitativo, se resume en la contraposicin de la

    con-

    ceptualizaciny la

    descripcin:

    GT existe en un nivel conceptual y est com

    puesta de hiptesis integradas mientras que los mtodos QDA producen des

    cripcin con o sin descripcin conceptual (Glaser

    2001:

    1-2)^ .La variedad de

    mtodos de anhsis cualitativo, respecto a los que diferencia su perspectiva, son

    los positivistas, social constructivistas e interpretativistas. Contra todos ellos

    se dirige de manera especialmente contundente, en la obra citada, con el n de

    parar la cooptacin y corrupcin (o la confusin y fusin) de la GT por par

    te de los investigadores

    QDA^.

    Sin embargo, ami

    juicio,

    hay algunas briznas de

    flexibilidad (o son momentos episdicos de flaqueza?) en su ortodoxia. Por

    ejemplo cuando afirma que la aminoracin de la distincin puede ser beneficio

    sa en ocasiones. Se refiere a una suerte de trueque: autonoma (para la GT) a

    cambio de la tolerancia de las numerosas modalidades QDA que toman prestadas

    algunas nociones de GT (Glaser

    2001:

    4). No es moneda corriente este tono, en-

    ^' No hay espacio aqu para exponer la polmica entre Glaser y Strauss, que puede leerse en la

    versin monogrfica de Glaser (1992) y en los ecos ms abreviados de autores menos im plicados.

    Fielding y Lee (1998: 35, 38), por ejemplo, emplean la expresin Straussian Grounded Theory para

    sintetizar dicha polmica. Consideran el libro de 1992 una crtica fundamentada y slida del tra

    bajo de Strauss y Corbin (1990). Y concluyen subrayando que a pesar de lo significativo de la con

    troversia representa una disputa sobre nfasis y compone ntes particulares del que es ahora un abor

    daje muy desarrollado del anlisis de datos cualitativos. Los escritos ms recientes de Glaser no se

    haban publicado cua ndo va a imprenta el libro de Fielding y Lee.

    * E ntre los conocedores d e la obra de Glaser, pasada y acmal, se suelen utilizar las expresiones

    libro amarillo

    (yellow book) y

    libro marrn (hrown hook)

    para referirse a los textos impresos en

    1978 y en 2001,respectivamente. La razn no es otra que el color de las tapas de sus enc uadem a

    ciones.

    * Llega a hablar de distincin poderosa, clave para superar las confusiones crnicas entre

    teora como un conjunto de conceptos integrados (lo que equipara a la GT), y la descripcin con

    ceptual o las meras descripciones (que hace equivaler a QDA). Niveles que conviene distinguir,

    pues cada cual tiene sus propiedades diferentes. Y adelanta que muchos de los problemas y de

    bilidades de la descripcin no incumben/no proce de a la concetualizacin (Glaser

    2001:

    3).

    ^

    Hay un proceso de adopcin, adaptacin, cooptacin y corrupcin de la GT en las moda

    lidades QDA, segn Glaser.

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    MIGUEL S. VALLES METODOLOG YTECNOLOG CUALITATIVAS 161

    tre negociador y tolerante, en los escritos de este autor, donde son constantes los

    intentos de clarificar la tan trada y llevada distincin. Este es un botn de

    muestra con resonancia mertoniana' ' :

    La consecuencia no anticipada de este descubrimiento de la teora en

    raizada es un sobrenfasis en el enraizamiento que conduce muy fcilmente a

    la descripcin

    QDA.

    As el investigador, para permanecer enraizado, trata de

    describir los datos con precisin para producir evidencia y dar voz a ios par

    ticipantes. Este sobrenfasis distrae a muchos investigadores de la tarea de

    conceptualizacin en su celo por describir con precisin. Como resultado

    mientras la GT se aplica, muchos investigadores harn QDA que meramente

    describe pero lo llamarn GT (Glaser2001:5).

    La singularidad de su propuesta metodolgica apunta, una y otra vez, a la ge

    neracin de conceptos y su trabazn mediante hiptesis; al polo de la abstraccin

    con races o conexiones empricas frente al polo de la descripcin que se obse

    siona por el nm ero de casos y elverhatimde los participantes e informantes. El

    enfoque, moderadamente alternativo, que plantea Glaser se fundamenta en su ca

    rcter

    trascendente:

    G T trasciende el tiempo , el lugar y la gente de cualqu iera

    y de todas las unidades maestrales y genera conceptualmente las pautas funda

    mentales que aportan hiptesis que pueden explicar el comportamiento de los

    participantes (Glaser 2001:5).

    6 MAS ALL DEL MERO CUESTIONAM IENTO

    DEL SOFTWARE

    En la contraposicin, hecha por Glaser, de la GT con las otras perspectivas

    de anlisis cualitativo se hallan ya algunas de las razones de la postura reacia de

    este autor al uso de los programas. Pero conviene hacer stas ms explcitas. Para

    ello,

    nada mejor que el captulo 12 de su monografa de 1998, dedicado a ac

    tualizar lo escrito sobre anotaciones teorticas {theoretical memos veinte aos

    antes.En la obra de 1998 puede ap reciarse que el cuestionam iento del software

    se concreta en los programas tipo NU D* IST ^\ En este ao no se haba lanzado

    an NV ivo, que saldra en marzo de 1999 con una serie de mejoras en el aspec-

    Dicha resonancia no debe hacer olvidar la disparidad de criterio en lo sustantivo, entre

    Merton y Glaser. Algo ya presente en la obra primera de Glaser y Strauss (1967), pero tambin en

    la ms reciente de G laser (1998,2(X)1) donde se vuelve a criticar a los tericos capitalistas, por

    su implicacin en un m odo de investigar donde prima la teora conjeturada forzada, preconcebida .

    '^ La tarea de la

    concep tualizacin

    es lo que verdaderamente distingue a la GT del QDA, segn

    este autor. Lo cual no se acaba de entender, cab almen te, sin la distincin en tre

    cdigos sub stantivos

    y

    cdigos teorticos

    ex puesta por este metodlogo tiempo atrs (Glaser 1978: 55-82 ).

    '^ Glaser (1 998: 105) deja claro que tambin prob , en los aflos 60 , las tarjetas Mac Bee y las de

    indexar. Acerca de stos y otros recursos m ecnicos de codificacin ya haba sealado, aos antes,

    su adecuacin para el

    modelo aritmtico concepto-indicador

    pero no para el

    modelo comparativo

    constante concepto-indicador

    (Glaser 1978: 71-72).

    EMPIRIA. Revista de Metodologa de Ciencias Sociales.N. 9, enero-junio, 2005, pp. 145-168.

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    1 6 2 MIGUEL S. VALLES METODOLOG YTECNOLOG

    CUALITATIVAS...

    to del

    memoing.

    Estos detalles son importantes porque ayudan a comprender la

    postura de Glaser y la contraria, contrastando una y otra sobre un m ismo

    soft-

    ware y

    en una misma poca. Una razn metodolgica principal que arguye

    Glaser (1 998: 178) est en las restricciones formales y sistemticas impuestas

    por el software a la anotacin libre, flexible y fluida de ideas (el

    memoing^ ).

    Afirma haber hablado con los desarrolladores de NUD*IST, de quienes subraya

    su desconocimiento cabal de la grounded theory. La argumentacin suena a

    que debiera ser alguien con experiencia en GT quien disee

    software

    especfico,

    como as lo acaba escribiendo (Glaser 19 98: 185-86).

    Claro que esta condicin tambin la pueden blandir los tecnlogos: exigir un

    conocimiento cabal del

    software

    pa ra juzgarlo. Una aproximacin a este juicio,

    por parte de peritos en la tecnologa y la metodolog a cualitativas, se tiene en la

    valoracin que hace Silvana di Gregorio, metodloga antes que consultora de

    software,

    con experiencia de investigacin cualitativa en la poca preinformti-

    ca. Su testimonio sobre lo mejorable del programa NVivo en relacin a la GT,

    tiene el valor aadido del contexto en el que pronun ci su valoracin (Di G re

    gorio,

    2003 ). Baste sealar aq u que buena parte de los aspectos a mejorar se re

    fieren al

    memoing.

    Aunque son muchas las posibilidades de anotacin

    {me-

    moing)

    en NV ivo se viene a decir , esta caracterstica est algo ocu lta en

    comparacin con las opciones de codificacin ^'. Comparto este juicio, ms

    apreciable si se compara con Atlas.ti por ejemplo. Ahora se comprende un poco

    mejor la suspicacia de Glaser hacia el mo delo an terior a NV ivo, las versiones d e

    NU*DIST disponibles antes de 1998 (ms rudimentarias an en el aspecto del

    memoing).

    Con todo , mi valoracin m s sopesada es que aun habiendo todava

    margen p ara la mejora de las nuevas versiones el obstculo mayor a superar se

    halla en la formacin tcnica, de mtodo s, del analista. La im portancia del me-

    moing

    en la GT , y en el anlisis cualitativo en g eneral, es un elemento clave que

    algunos usuarios de los nuevos programas parecen o lvidar o desconocer. So bre

    todo los que evitan en lo posible tener que leer el material a analizar y su preo

    cupacin mayor es la de obtener un fichero de informacin manejable con los

    programas de anlisis cuantitativo.

    Ah ora bien, Glaser no slo se muestra contrario al software tipo NU *DIST .

    Hay referencias explcitas a una categora ms amplia, las tecnologas, donde

    sobresale el cuestionamiento de la grabacin magnetofnica

    (taping)

    y la tras

    cripcin

    (typing)

    ^ .

    ''' El trabajo alrededo r de la toma de notas y su codificacin es clave en la perspec tiva de la

    grounded theory.Glaser (1967; 1978) ya haba desvelado su tecnologa preinformtica (de fichas

    de papel + papel carbn + tijeras...). Y sigue prefirindola a las opciones informticas de los aftos

    60 y las actuales. De estas ltimas, a juzgar por sus escritos, conoce el programa NU*DIST pero no

    se sabe muy bien con q u grado de experticia.

    Un modo de comprobar esto es tratar de escribir un informe, un artculo con NVivo. Si no

    trabajas al m ismo tiempo con un esqu ema d e la escritura, te pierdes en la maraa de cdigos y d o

    cumentos {memoso no) , tan fciles de crear.

    ^ Merece leerse a fondo el captulo 7

    Taping

    en el que se defiende c ontracorriente la opcin de

    no grabar las entrevistas. Hay todo un desp liegue de reflexin metodolg ica para argum entar esta

    EMPIRIA. Revista de Metodologa de Ciencias Sociales.

    N.

    9, enero-junio, 2005, pp. 145-168.

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    MIGU E L S . VAL L ES

    M E T O D O L O G A Y T E C N O L O G A C U A L I T A T I V A S ...

    1 6 3

    L as tecnologas, especialmente los ordenadores, que producen inadver

    tidamente su propio modelo de producto ideacional debido a sus constriccio

    nes,

    son una fcil excusa para el abandono del poder completo del

    m e-

    mo n . . .)

    Pero estoy abierto a la computarizacin si se me demuestra cmo hacer la

    comparacin constante, la delimitacin a partir de la intercambiabilidad de n

    dices,

    la saturacin, otras delimitaciones, la relevancia pautada latente, la

    culminacin teortica .. .) el muestreo .. .) ; cmo parar la total cobertura des

    criptiva, cmo mantener el nivel conceptual, cmo insertar y ordenar anota

    ciones memo ... ) sin perder el tiempo ... )

    L a constante aligeracin y delimitacin del proceso de la grounded theory

    en su camino a la teora, se pierde por las recogidas copiosas y el proceso de

    los ordenadores y las grabadoras. A s la grabacin y la computerizacin ofre

    cen la red de seguridad de la tecnologa, arrojando un producto formulado en

    lugar de un anlisis ms libre de grounded theory G laser 1998: 185-186).

    En lo que respecta a las tecnologas de audiograbacin, podr objetarse que

    la postura de G laser no hace justicia al papel desem peado por stas en la m ejora

    de las tcnicas de investigacin, desde los tiempos de Cari Rogers hasta la ac

    tualidad. La parte de razn que le asiste a nuestro autor estara, por un lado, en

    que no pretende hablar del nico estilo o modo de anlisis cualitativo. La ex

    presin grounded theory package avisa de la concepcin enteriza que se da a

    esta perspectiva singular, que precisa de m ayores dosis de flexibilidad y de li

    bertad que el comn de la investigacin cualitativa. Hay, no obstante, una pre

    tensin de liberar al investigador de tcnicas de produccin mecnica que estn

    dentro de la Baila o jurisdiccin de la verificacin de teora. En otras pala

    bras,

    se trata de la conocida pretensin de incrementar lo

    emergente

    frente a lo

    preconcebido.

    7 A MO DO DE CON CLUSIN: EL CONTRAPUNTO

    DE GLASER A UNA RELACIN POLMICA

    L a postura de G laser, ultraortodoxa quiz para algunos, cabe entenderla po

    sitivamente cumpliendo una funcin muy conveniente. Esto es, representara un

    cierto ideal o modo ejemplar de entender la perspectiva de la

    grounded theory.

    Al mismo tiempo, los esfuerzos de simplificacin, divulgacin o innovacin que

    vemos en escritos com o los de S trauss y Corbin 1990, 1997) o en los m s re

    cientes de G ibbs 2002) o Di G regorio 2003) sirven para alumbrar una gama de

    aproximaciones, que se suman a las lneas de investigacin abiertas por otros

    postura, que ya despun taba en G laser 1992) respecto a la trascripcin. M i posicin sobre esto l

    timo puede verse en V alles 2002: 138). G laser 1998: 111) remarca que la riqueza de la grounded

    theory prov iene de los datos off-the-record. L a grabacin, ralentiza la codificacin, el anlisis y

    el muestreo teortico, por tanto la relevancia. Y reitera que el objetivo en la G T no es la cobertu

    ra descriptiva sino la concepttuaL

    E M PIRIA . Revista de M etodologa de Ciencias Sociales. N. 9, enero-junio, 2005, p p. 145-168.

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    1 6 4 MIGUEL S. VALLES

    METODOLOG YTECNOLOG CUALITATIVAS...

    tantos autores (Fielding y Lee 1998, 2002; Jackson 2003). Los seguidores pu

    ristas o practicantes eclcticos de la

    grounded theory

    en tanto herederos del le

    gado intelectual concebido por Glaser, sobre todo, y por Strauss pueden pa

    recerse ms a un estilo que a otro o incluso a ninguno.

    Resulta comprensible el desasosiego que rezuma la obra de Glaser. Hay, cier

    tamente, un

    ri sgo

    claro de prdida de la pureza de la propuesta primigenia. Pero

    ello no debiera valorarse de manera negativa. Despus de todo, el alumbra

    miento de lagrounded theorypor sus progenitores en 1967 (aunque su gestacin

    vena de trs^^), lo hizo posible el mestizaje de las dos tradiciones o escuelas: la

    de Chicago y la de Columbia. Ms an, el descubrimiento se presentaba

    como un tercer approach que combinaba una cierta dosis de la codificacin

    sistemtica previa del anlisis de contenido tradicional, con la prctica ms

    abierta de la

    inspeccin

    del material a analizar sin dicha codificacin (Valles

    1997:346).

    Concluyo anotando que las palabras habladas y escritas del admirado pro

    fesor Glaser estn cargadas de razn, de experiencia metodolgica vivida. Suvir-

    tuosismo metodolgico, al igual que el del profesor Strauss en vida, es un mo

    delo o prototipo que ha servido y seguir sirviendo de referencia en la

    investigacin social. Por ello ha ejercido una gran atraccin sobre los creadores

    y desarroUadores de programas informticos para el anlisis de material cuali

    tativo. Por cierto, programas muy rudimentarios en sus primeras versiones, me

    jorados poco a poco y ad infinitum, con los costes de actualizacin subsiguien

    tes (en tiempo de aprendizaje y gasto continuo). Hay, por tanto, parte de razn y

    parte de exageracin o defensa a ultranza por parte de unos y otros. El anlisis

    asistido por ordenador tiene ventajas, pero tambin desafos, siendo el docente

    uno principal; y no slo cuando el material es de naturaleza cualitativa.

    Resulta obligado referirse al menos a la principal investigacin social que antecede a la obra

    netamente m etodolgica de 1967, cual es wareness

    ofdying

    publicada en 1965 y avanzada en

    1964. Pero conviene no olvidar las races intelectuales, psicosociolgicas, de Glaser y Strauss. Bas

    ta fijarse en las referencias bibliogrficas de sus escritos.

    EMPIRIA. Revista de Metodologa de Ciencias Sociales. N. 9, enero-junio, 2005, pp. 145-168.

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    S

    VALLES METODOLOG Y TECNOLOG

    CUALITATIVAS

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    MIGUEL S. VALLES METODOLOG YTECNOLOG CUALITATIVAS 1 6 7

    RESUMEN

    La obra metodolgica de Glaser (1978, 1992, 1998, 2001, 2002) constituye

    una postura contracorriente de la atraccin de las nuevas tecnologas, experi

    mentada por algunos investigadores sociales en los ltimos veinte aos. Resulta,

    adems, paradjica pues la tradicin metodolgica de la

    grounded theory

    (Gla

    ser y Strauss, 1967) se ha invocado com o fundamento metodo lgico por los tec-

    nlogos en la presentacin delsoftware diseado pa ra asistir en el anlisis cua

    litativo. Baste mencionar los programas ATLAS.ti, NVivo o MAXqda.

    Por otro lado, la biografa intelectual de Glaser ofrece algunas claves de la

    superacin de la polmica entre las perspectivas cuantitativistas y cualitativistas.

    Autor crtico con sus maestros de Columbia, se ha venido mostrando polmico

    despus y en su madurez actual, tambin con la corriente principal de los inves

    tigadores cualitativistas anglosajones. C on ellos man tiene una pugna, tratando d e

    reivindicar la perspectiva original y ms ortodoxa de la GT (grounded theory)

    frente a los intentos de subsumirla en el magma del enfoque QDA qualitative

    data analysis)

    de la investigacin cualitativa. Por nuestra parte, tratamos de

    ahondar en dicha polmica, explorando con detenimiento el punto de vista de

    Glaser, cuya postura consideramos epicentro de un campo abierto de investiga

    cin y reflexin m etodolgica de gran actualidad y relevancia.

    P L BR S CL VE

    Metodologa cuantitativa, tecnologa, teora fundamentada.

    BSTR CT

    Glaser s methodological writings (19 78,1 99 2, 1998, 200 1, 2002) constitute

    a countercurrent attitude on the attraction towards new technologies experienced

    by some social researchers in the past twenty years. Moreover, this attitude

    could be seen as paradoxical because the methodological tradition of Grounded

    Theory (Glaser and Strauss, 1967) has been invoked as a methodological foun-

    dation by the developers of software designed to assist qualitative analysis. It will

    be sufficient to mention the programmes ATLAS.ti, NVivo or MAXqda.

    On the other hand , Glase r s intellectual biography offers some clues in order

    to overeme the discussion between qualitative and quantitative perspectives. He

    was critical with his teachers of Columbia. Later and now, in his present matu-

    rity, he has also been critical with the mainstream Anglo-Saxon qualitative re

    searchers. He maintains a wrestling with them, setting the more orthodox and

    original perspective of the GT (grounded theory) against the intents of subsu-

    ming it in the magma of the QDA approach (qualitative data analysis) to quali

    tative investigation. Our work tries to make a deep assessment of this contro-

    EM PIRIA. Revista de Metodologa de Ciencias Sociales. N. 9, enero-junio, 2005, pp. 145-168.

    ISSN: 1139-5737

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    1 6 8 MIGUEL S. VALLES

    METODOLOG TECNOLOG CUALITATIVAS

    versy, exploring G laser s point of view carefully. So, we think Glaser s attitude

    is in the middle of

    very relevant openfiel of investigation and methodological

    reflections.

    KEY WORDS

    Qualitative methodology, technology, grounded theory.