Artistas y Artesanos Eugenio Barney Cabrera

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Eugenio Barney Cabrera Artistas V Artesanos 1 "Poner tienda" después de largo aprendizaje en el taller del maes- tro mayor, era actividad primera de carácter independiente cumpli- da por el artista colonial. Por el artista o el artesano, que para el caso histórico da lo mismo, tratárase del pintor o del tallista, del escultor de imágenes de bulto que solía ser cantero o tallador de ma- dera, del platero y del orfebre, maestros mayores de orives y batihojas, del decorador de altares, retablos y artesonados o del alarife que solo o asociado con el arquitecto respondía por la traza y dirección de construcciones religiosas y civiles. Todos ellos y otros artesanos alternaban y competían en la so- ciedad colonial en estamento económico que los igualaba en el ofi- cio y los distinguía y aislaba al mismo tiempo de otros grupos. La de los artesanos era labor, además, clasificada tradicionalmente co- mo propia de gentes sencillas pero sabias en el oficio que era vil en cuanto dependía de las manos, según dilatada concepción medieval que en España, de donde pasó al Nuevo Reino, adquirió mayor y mejor definición después de la Reconquista; al mismo tiempo las otras gentes, aquellas que pertenecían a diferentes e inferiores núcleos o clases sociales, las distintas castas y también las jerarquías que en los talleres contrataban con el maestro las obras pías, las tallas y los objetos suntuarios, las fábricas domésticas o de iglesias, las custodias y los muebles y retablos y todos los utensilios que adornaban salo- nes, cámaras, capillas y refectorios, mantenían trato entre respetuoso y comercial pero simpatizando casi siempre con los gremios de arte- sanos. Estos, a su turno, alternaban con los miembros de las castas, pero con sentido patriarcal no exento, por lo tanto, de orgullo y des- pectiva relación. Para tener la condición de maestro y poseer taller, previamen- te se requería pasar por el aprendizaje. Y el aprendizaje solía ser lar- NOTA: El autor dirige actualmente la Biblioteca Central de la U.N. Profun- damente vinculado a la vida universitaria, ha desempeñado, entre otros, los cargos de Director de Divulgación Cultural y Decano de la Facultad de Ciencias Humanas.

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que es artista, y qué es un artesano, breve análisis

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  • Eugenio Barney Cabrera Artistas V Artesanos

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    "Poner tienda" despus de largo aprendizaje en el taller del maes-tro mayor, era actividad primera de carcter independiente cumpli-da por el artista colonial. Por el artista o el artesano, que para elcaso histrico da lo mismo, tratrase del pintor o del tallista, delescultor de imgenes de bulto que sola ser cantero o tallador de ma-dera, del platero y del orfebre, maestros mayores de orives y batihojas,del decorador de altares, retablos y artesonados o del alarife que soloo asociado con el arquitecto responda por la traza y direccin deconstrucciones religiosas y civiles.

    Todos ellos y otros artesanos alternaban y competan en la so-ciedad colonial en estamento econmico que los igualaba en el ofi-cio y los distingua y aislaba al mismo tiempo de otros grupos. Lade los artesanos era labor, adems, clasificada tradicionalmente co-mo propia de gentes sencillas pero sabias en el oficio que era vil encuanto dependa de las manos, segn dilatada concepcin medievalque en Espaa, de donde pas al Nuevo Reino, adquiri mayor ymejor definicin despus de la Reconquista; al mismo tiempo las otrasgentes, aquellas que pertenecan a diferentes e inferiores ncleos oclases sociales, las distintas castas y tambin las jerarquas que en lostalleres contrataban con el maestro las obras pas, las tallas y losobjetos suntuarios, las fbricas domsticas o de iglesias, las custodiasy los muebles y retablos y todos los utensilios que adornaban salo-nes, cmaras, capillas y refectorios, mantenan trato entre respetuosoy comercial pero simpatizando casi siempre con los gremios de arte-sanos. Estos, a su turno, alternaban con los miembros de las castas,pero con sentido patriarcal no exento, por lo tanto, de orgullo y des-pectiva relacin.

    Para tener la condicin de maestro y poseer taller, previamen-te se requera pasar por el aprendizaje. Y el aprendizaje sola ser lar-

    NOTA: El autor dirige actualmente la Biblioteca Central de la U.N. Profun-damente vinculado a la vida universitaria, ha desempeado, entre otros,los cargos de Director de Divulgacin Cultural y Decano de la Facultadde Ciencias Humanas.

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    go, humilde y servil!. De donde resultaba que en la misma clase deartesanos existan divisiones y escalones jerrquicos de obligado aca-tamiento. Por ello las rebeldas a este orden merecan condigno cas-tigo e inclusive expulsin del taller o tienda del maestro mayor y,como suele suceder en otros estadios superestructurales, si la indisci-plina luego era coronada por el buen xito del rebelde, algo de le-yenda se conceba justificando el rompimiento de la convencin tra-dicional.

    El reglamento de los gremios generalmente excluye el oficiode los pintores; pero en la prctica, estos artistas quedaban sujetosa las normas que regan para los artesanos en general. As se expli-ca, por ejemplo, el caso del pintor Gregorio Vsquez de Arce y Ceba-llos, quien habiendo sido aprendiz y luego oficial de Baltasar de Fi-gueroa, fue expulsado por ste de su taller cuando Vsquez pintunos ojos que el maestro no haba podido lograr. "Segn tradicinconstante, dice el historiador Groot, recibida de nuestros antepasa-dos, Figueroa se ocupaba de pintar el cuadro de San Roque para laparroquia de Santa Brbara; pero no poda pintarle bien los ojos, yhaciendo y borrando se aburri un poco y soltando los pinceles tomla capa y se sali a la calle. Vsquez, que haba estado observandolas dificultades de su maestro, luego que ste sali, tom la paletay los pinceles y en menos de nada le pint muy bien los ojos alsanto. Cuando volvi Figueroa y vio aquello, qued un poco corrido,y aunque comprendi bien quin lo haba hecho, pregunt a Vs-quez como si no lo supiera. Este le contest que l lo haba hecho,sin duda creyendo que 10 alabara; pero lejos de eso, 10 que hizo elotro fue echarle una reprimenda y decirle que si era maestro se fueraa poner tienda" 2. Por donde se ve que la susceptibilidad de los ar-tistas tambin en nuestro pas tiene ilustres antecedentes.

    1 Mon y Ve!arde, Visitador de Antioquia, promulg en 1787 un reglamen-to sobre los oficios y la enseanza de ellos. En particular, e! reglamento de Mony Ve!arde se referia a los oficios de sastres, herreros y zapateros, albailes, plate-ros y carpinteros. De acuerdo con estas normas, adems de fijar la subordinacinde los aprendices, se determinaba que los maestros debian mantener y vestir a losdichos aprendices y "darles buena crianza instruyndolos primeramente en e! santotemor de Dios y despus en la mecnica de su oficio". (Emilio Robledo - Bosque-jo Biogrfico de! seor Oidor Juan Antonio Mon y Ve!arde, Bogot, 1954. Pgs.108 y 109, tomo II).

    2 Jos Manuel Groot, Historia de la Nueva Granada. Ed. Revista Bolivar,Bogot, 1953, tomo 11, pg. 8.

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    Este gremio de los artesanos, en la estratificada sociedad colo-nial, ocupaba posicin medianera entre los comerciantes y los pulpe-ros, teniendo ms abajo solo a las diferentes castas del pueblo llano,compuesto por sirvientes, mendigos y esclavos. Esta mediana apare-ce inclusive en las festividades pblicas como la que recuerda VargasJurado, celebrada en Santa Fe con motivo de la jura de Carlos IIIen agosto de 1760: "En los das siguientes, dice el cronista colonial,comenzaron las pandorgas de los gremios, en que excedieron los pla-teros, sastres y zapateros; hubo dos noches con toros encandelilla-dos a la madrugada" 3. Los pintores y escultores, como lo he anotado,no suelen figurar en estas menciones aunque de hecho pertenecanal gremio de artesanos; pero cierto puntillo de honor, propio deloficio y razones de fenotipo y econmicas (sus entradas y salarioseran de menor cuanta mantenindolos en permanente penuria) losseparaba de los artesanos.

    A fines del siglo XVIII y principios de la siguiente centuria ocu-rre el caso, hasta entonces inslito y trascendental de la Expedicin Bo-tnica. Los pintores y dibujantes que trabajaban en ella, o han aban-donado sus talleres o se forman en la escuela que funda Mutis y di-rige Salvador Rizo, como elemento necesario para la actividad y losfines de la Expedicin. En el primer caso, aquellos artistas "cerraronsus tiendas" y ya no son dueos de las materias y pinceles utilizadosen el trabajo; en el segundo caso, se insiste en el viejo sistema delaprendizaje, o como dira Mon y Velarde en su reglamento para An-tioquia: "Ninguno podr en lo sucesivo abrir tienda ni trabajar pors solo como maestro, sin estar examinado y aprobado por el maes-tro mayor o alcalde del gremio y los dos veedores y examinado-res ... " 4, siendo diferentes las circunstancias y los objetivos.

    En trminos estrictos, el proceso de produccin artesanal ha ce-sado. En cambio aparece el vnculo de subordinacin laboral. Lospintores cambiaron la condicin de artesanos independientes por lacalidad de funcionarios o de empleados o, como dira Mutis, de "ofi-ciales". Ya no venden el producto que, como trabajadores directos,ellos controlaban poniendo en accin los medios de produccin y uti-

    J. A. Vargas Jurado. "Tiempos Coloniales" en "La patria boba", Biblio-teca de Historia Nacional, Vol. l, Bogot, 1902, pg. 55.

    , Robledo, oh. cit. l. n, pg. 108.

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    lizando los propios medios de trabajo. Ahora reciben un salario, aca-tan rdenes, no poseen los medios de trabajo ni ejercitan el controlde la produccin. Pero, como suele suceder en los cambios de siste-mas, supervive en el rgimen mutisiano, parte al menos de los anti-guos modos de produccin.

    Considerados como artesanos, quedaron sujetos a la dura disci-plina del taller, o, si se prefiere, a una suerte de proceso de produc-cin industrial. "Es ciertamente, anota Mutis, una cosa nunca vistaen Amrica, en donde no han precedido ejemplares para imitar, man-tener una oficina tan bien ordenada y servida al fin del ao comoal principio; en que diariamente se trabajan nueve horas, las msque permiten las once o hasta doce de claridad segn las estacionesdel ao; en que se guarda un profundo silencio, y cada cficial aten-to a su labor no escucha otra voz que la de su Director" 5.

    Es verdad que los pintores de la Expedicin Mutisiana ya no sonposeedores de "tienda" ni contratan libremente con el cliente; perose les trata todava como a gentes del gremio artesanal. Son maes-tros o aprendices u oficiales, pero no son ciertamente artistas, segnla acepcin moderna de la palabra, ni se les asimila a la clase de obre-ros o de peones como otros individuos de estas actividades que tam-bin haban sido contratados por Mutis. El fenmeno nuevo se refiereal hecho de la contratacin masiva y a la subordinacin permanente,no ocasional, mediante el pago de un salario. Pero la condicin arte-sanal del "oficial" es la misma. No ha variado por lo tanto el con-cepto en relacin con la actividad del pintor ni respecto a su pro-ducto. Esa actividad sigue considerndose como artesanal y, por endesu producto es un objeto sin valor artstico. En el caso de los pinto-res que trabajan en "sus" talleres o "tiendas particulares", el produc-to tiene utilidad religiosa o sagrada o de adorno y ornamento par-ticular o piadoso; en el de los dibujantes mutisianos, es cientfica odocumental. Pero en ambos supuestos, el producto, laborado con lasmanos y por lo tanto de origen "vil", es til, tiene un valor de usosujeto a la balanza mercantil y calificado por las normas del mer-cado: calidad artesanal (habilidad del oficial o maestro), c\lantificacinde los materiales, etc.

    "La Real Expedicin Botnica del Nuevo Reino de Granada". Ed. CulturaHispnica, Madrid, 1954. Tomo primero, pg. 125. (Informe de J. C. M., al virreyD. Antonio Caballero).

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    En efecto, los salarios variaban desde $ 576 hasta $ 360 anua-les o desde $ 2.00 hasta 12 reales diarios segn la habilidad del di-bujante o pintor o de acuerdo con el procedimiento y tcnica. Losdibujantes en blanco y negro, por ejemplo, devengaban menos quequienes utilizaban color, y, de todas maneras, los salarios de estos pin-tores y dibujantes dentro del marco econmico de la poca, figuran enla escala de menores ndices salariales y de precios.

    Ciertamente en esto del ajuste de precios s que era notoria ladiferencia de los pintores en relacin con los otros trabajadores, inclu-yendo a los dems artesanos. Consta, por ejemplo, que Baltasar deFigueroa a fines de 1660 firm contrato con los frailes de Chiquin-quir para hacer "todos los cuadros y pinturas de la Cassa de NuestraSeora de Chiquinquir para toda la Iglesia as de arriba como de aba-jo, desde el arco toral hasta la puerta de la Iglesia, y por cada unose le ha de pagar por el prior y frailes de la dcha. Cassa, que al pre-sente son y adelante fueren veinte y dos pesos de a ocho reales y den-tro de un ao de la fcha. de esta escriptura ha de dar acavada ladcha. Obra". Y en otro contrato el mismo pintor se obliga a pintar"a todo costo", es decir, poniendo materiales y todo 20 cuadros a ra-zn de 620 patacones, obligndose a entregarlos en un ao y 7 me-ses6.

    Otro pintor, Gregorio Carvallo de la Parra, contrata 3 cuadros"uno grande y dos pequeos" en 13 patacones y una sortija de oroy esmeraldas y en otro documento consta que con un barbero con-cert el trato de pintarle una imagen que era de su devocin a cam-bio de que le hiciera la barba, "por cuya cuenta me ha hecho algu-nas" 7. De Juan Bautista Vsquez se sabe que sus precios eran de15 patacones por cuadros de "vara y tres cuartos de alto" aproxima-damente y en 1796 un poseedor de pinturas avaluaba cuadros deFigueroa en $ 300.00, pero rebajaba a $ 80.00 en caso de encontrarcomprador 8.

    El decorador Miguel de Acua, o Francisco como lo llama Var-gas Jurado, en 1770 contrataba la decoracin del Sagrario en Bo-

    Cita de G. Giraldo Jaramillo en "La Pintura en Colombia". Ed. Fondode Cultura Econmica, 1948, pg. 52.

    Cit. de Giraldo Jaramillo, ob. cit., pg. 59.

    , Cit. de Giraldo Jaramillo, ob. cit., pg. 52.

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    got por la cantidad de 6.400 patacones, slo la mano de obra o co-mo dice el mismo Vargas Jurado "por sus manos de hechura" 9 y elplatero espaol Nicols de Burgos, en 1757, gast nueve meses parahacer la custodia de la Catedral y cobr "por la hechura" 4.000 pa-tacones 10.

    Por va de ejemplo y omitiendo todo anlisis, cuestin que sedeja para otra ocasin, vanse los siguientes casos de precios de otrosartculos y productos y de salarios y jornales que devengaban losobreros en pocas semejantes de la Colonia, en forma que puedan com-pararse con los valores que regan en el mercado de los pintores, es-cultores y orfebres. Pero antes no sobra advertir que la economacolonial mantuvo el mismo nivel y valor adquisitivo de la moneda,con pequeas variaciones y en particular en el siglo XVIII. A esterespecto, Ospina Vsquez dice: "Hay un acuerdo bastante generalsobre que los precios y los jornales, hasta 1850, fueron semejantes alos de la parte final de la poca colonial" 11 y luego informa que,aunque "los precios y los jornales eran muy distintos en las dis-tintas regiones" tomando como ndice el ejemplo de la zona bogo-tana en el siglo XVIII, resultarn tres momentos: 1727, 1768 Y 1791,en los cuales las variaciones son de reducida notoriedad; as, v. gr.,"la remuneracin de un concertado para los dos primeros momentoses de $ 32.5 al ao y de $ 33 en el ltimo momento" 12. Por otraparte, agrega el mismo autor, el concierto perda importancia y lacobraba el trabajo a jornal. "Lo que se pagaba a los jornaleros varia-

    Vargas Jurado, ob. cit., pg. 5.10 Vargas Jurado, ob. cit., pg. 7.11 Luis Ospina Vsquez, "Industria y Proteccin en Colombia" - Medellin, 1955,

    pg. 428. Conviene recordar que la unidad monetaria del Imperio espaol, que seacuaba en las colonias, incluso en Santa Fe y Popayn, era el peso de plata de8 reales; adems existia la pataca o patacn que era moneda de cobre de dos cuar-tos de cuatro ochavos de peso fuerte, mientras el "cuarto" fue moneda de cobrede cuatro maravedises de velln. El maravedi fue moneda imaginaria que serviapara llevar las cuentas. Las monedas en circulacin en Espaa y en las coloniaseran las siguientes: Escudo de oro con un peso de 3.383 gramos y Ley de 0.9166.Real de plata con peso de 3.433 y Ley de 0.9305. El peso con peso de 3.194 gramosy de metal puro. La relacin de cambio era de 10 reales por escudo. Un peso de oroequivala a ocho reales de plata y un escudo de oro a 2 pesos. (Alberto Pardo Fardo- Geografia econmica y humana de Colombia. Bogot, Tercer Mundo, 1972. Pg.212 Y s. s.).

    12 Ospina Vsquez, ob. cit., pg. 428 Y s.

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    ba muy poco de caso a caso, de reglOn a reglOn y de ao a ao. Pormucho tiempo, en el 600 y en el 700, fue de un real diario, en granparte de la faja oriental. Para el 1791 haba subido a real y me-dio" 13.

    Los artculos de consumo, como el maz y la carne, mantuvieronrespectivamente los precios de 12 reales la arroba 14; una vaca paridavala $ 4 Y una yegua "de baquera con su cra. .. que por ser decarrera y de estima" se tasaba en $ 20 por los aos de 1621 en quese iniciaron los remates ejecutivos contra Juan Rodrguez Freile 15,segn valioso documento que analiza Fernando Antonio Martnez.En documentos analizados por Jaramillo Uribe, en 1766 aparece queun establecimiento minero de propiedad de los Jesutas es avaluadoen 9.360 pesos, incluyendo 48 esclavos por valor de 6.226 pesosy en 1695 los nios esclavos se apreciaban a $ 100 Y los adultos de18 a 40 aos a 550 pesos16.

    Una pintura de artista consagrado como Baltasar de Figueroavala poco menos que el salario anual de un concertado o lo mismoque una yegua o cuatro vacas de cra; pero, adems, los pintores yescultores ejercan una suerte de comercio con su oficio que los si-tuaba en ambigua posicin en relacin con las otras fuerzas y relacio-nes de trabajo, pues, como se ha visto, no solo ajustaban el preciodel producto de sus talleres u obradores en dinero sino tambin en es-pecie o a cambio de otros servicios o de diferentes artculos y ele-mentos. Este hecho demuestra tambin que la actividad de los pin-tores y escultores se consideraba como labor artesanal y no comocreativa de ndole artstica. La obra, en efecto, se tasaba por el tama-o, cuantificndola por las dimensiones o por el valor de los mate-riales utilizados.

    Adems, muchos de ellos, deban recorrer el territorio de laNueva Granada como comerciantes ambulantes o buhoneros en bus-

    13 Ospina Vsquez, ob. cit., pg. 429.,. Ospina Vsquez, ob. cit., pg. 15, nota 29.16 Fernando Antonio Martinez "Un aspecto desconocido en la vida de Juan

    Rodrguez Freile", en "Anuario Colombiano de Historia Social y de la Cultura",Bogot, Vol. 2, N\l 2. 1964. Pg. 295 ss.

    ,. Jaime Jaramillo Uribe, "Ensayos sobre historia social colombiana". Ed.Universidad Nacional de Colombia, Direccin de Divulgacin Cultural, Bogot,1968, pg. 21 Y ss.

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    ca de clientes. Por estas razones se ha dicho que a la cabeza del gre-mio artesanal figuraban evidentemente los maestros mayores de lapintura y de la escultura junto con los arquitectos y despus de loscomerciantes; en estrado inferior estaban los alarifes, herreros, eba-nistas, orives o batihojas y plateros, tallistas y canteros y en menor je-rarqua, ms tarde, figuraron los ceramistas y loceros que, trados pore! virrey Zerda para fabricar botijas de barro con el fin de transpor-tar la plvora, pusieron fbrica de "loza de torno, vidriada" y ensea-ron "esa industria que hoy contribuye a la subsistencia de muchos ve-cinos de Las Cruces", barrio de Bogot, como lo recuerda Groot 17.

    Tambin los primeros maestros mayores de otras varias activida-des artesanales fueron trados de Espaa para que ac cumpliesen suoficio y lo enseasen a los criollos. Vargas Jurado cuando recuerda quela iglesia catedral se fabric tres veces dice que "e! ao de 1572 sepuso la primera piedra, por los oficiales que trajeron de Espaa, y sellamaban: Antonio Moreno, Martn Dibujita (sic), canteros: PedroRodrguez, Antonio Cid y Angel Daz, albailes y maestro mayor,Juan de Vergara. El que hizo a San Pedro y San Pablo, de la puerta,fue Juan de Cabrera" 18. Resulta entonces, que, al contrario de! casomexicano o del registrado en la zona de los Andes Centrales, de in-fluencia incaica, en la Nueva Granada poco o nada se utilizaron losservicios de los artesanos indgenas; o, al menos, stos no lograronsobresalir con nombre propio, aunque s trabajaron como ayudantes yaprendices de los maestros mayores trados de Espaa o, posteriormen-te, de los nativos de castas mestizas o hijos de chapetones. LJS arte-sanas indgenas declinaron junto con los dialectos que fueron prohi-bidos desde 1783 cuando por real cdula del 10 de mayo se dictarol.normas que suspendan la enseanza de la lengua muisca y e! uso deella entre los adultos. "As fue que dentro de poco tiempo estabacasi olvidada de los indios, y a la generacin siguiente haba desapare-cido del todo" 19.

    11 Groot, ob. cit., pg. 176.]S Vargas Jurado, ob. cit., pg. 5. El nombre de Martin Dibujita parece equi-

    vocado, pues debe corresponder al de Antonio Moreno Dabujita y los otros citadosseran Antonio Cid, Antonio Daz y Pedro Rodrguez, que es como tambn se lesconoce en otros documentos (v. gr.: R. Arz. Fernando Caycedo y Flrez, "Memo-rias para la Historia de la Iglesia Metropolitana").

    O Groot, ob. cit., pg. 175.

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    No obstante, e! espritu indgena penetr en los obradores y ta-lladores de los artesanos blancos, imprimindole al producto que deall sala, el sello de! mestizaje que perdura en la ingenua autentici-dad de varias obras coloniales 20. Es interesante observar cmo los mis-mos cronistas de la poca diferenciaban los productos de talleres es-paoles o de blancos, de los nativos; Vargas Jurado, por ejemplo, cuan-do relaciona algunas obras dice: "La Madre de Dios de! Rosario es cha-petona y el nio criollo. La del Campo la hizo Juan de Cabrera, el quehizo a San Pedro y San Pablo de la Catedral; hzola el ao de 1577.La Virgen de las Nieves es chapetona, como tambin la de la Concep-cin de San Francisco" 21. De modo que algunas de estas obras salande varias manos o eran sometidas a complementos o arreglos que seencomendaban a talleres u obreros annimos; de all esa mezcla de in-genuidad y de primitivismo que en ocasiones aparece junto con el cui-dadoso y experto oficio en diversos ejemplos del arte en la Nueva Gra-nada.

    En la Colonia los peninsulares reprodujeron para Amrica una es-tructura social que intentaba ser rplica de la metropolitana, pero condiversos y heterogneos aditamentos debidos al nuevo fenmeno delmestizaje y de las "castas". Esta estructura, segn Stanley y Stein fuede dos clases o estratos: "Una lite de terratenientes, mineros, altaburocracia y clero y una masa de pobladores rurales en comunidadesindoamericanas o en haciendas o plantaciones tropicales y, entre los dosestratos, un pequeo grupo de comerciantes, burcratas y bajo clero";;::.El gremio de los artesanos a cuya caben estaban los pintores y es-cultores como se deja dicho, ocupaba posicin medianera en este ltimogrupo, es decir, en los bajos estratos sociales. A este gremio le esta-ban encomendados los trabajos viles en cuanto a manuales y, por en-de, rudos y serviles. Por lo tanto las labores de los artesanos fueronpropias de hombres. La condicin y calidad social de las mujeres blan-cas y criollas las exclua de hecho de estos oficios; salvo el tradicional

    20 S"ntiago Sebastin dice: "Los primeros mestizos no fueron los hijos deblancos e indias, sino los espaoles que se sintieron embrujados por la tierra ame-ricana". Itinef3rios Artsticos de la Nueva Granada, Cali, 1965, pg. 29.

    21 Vargas Jurado, ob. cit., pg. 6.

    "" Stanley J. y Brbara H. Stein. "La herencia colonial de Amrica Lati-na , Siglo XXI Editores, Mxico, 1970, pg. 57.

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    y nativo, pero humildsimo quehacer de algunas artesanas que per-duraron en las aldeas y los campos, como pudiera ser la alfarera deollas y utensilios domsticos, el hilado o la cestera, los otros oficiosartesanales de calidad y utilidad suntuaria o religiosa, pertenecan alos hombres.

    Las mujeres, adems, carecan de capacidad legal para contratar,al menos mientras fuesen solteras o, por excepcin, no perteneciesena las altas dignidades oficiales 23.

    No podan ellas, entonces, competir con los varones en el comer-cio y el mercado de artculos artsticos; su oficio era domstico y ser-vil, recatado y po, sin que les fuera posible ajustar precios ni con-venir encargos que rebajaran su condicin femenil o pusiesen en du-da su natural recato. Por ello durante toda la Colonia es difcil encon-trar contratos celebrados con mujeres en esta materia, ni los cronis-tas registraban talleres y obrajes, tiendas o artesanas a cargo de per-sonal femenino. Tampoco, salvo contadas excepciones, figuran ellas enlista de tributarios o como firmantes de memoriales a la justicia or-dinaria o como contribuyentes en fiestas pblicas y celebraciones re-gias 24.

    23 A este respecto el Prof. Ots Capdequ dice: "En la esfera jurdica delderecho de obligaciones, no se registran en la Legislacin de Indias preceptos es-pecficos que regulen de una manera amplia y sistematizada la capacidad jurdicade la mujer. Se han de suponer, vigentes, por tanto, los mismos principios delderecho peninsular, Con la sola salvedad de algunas normas restrictivas de la ca-pacidad para contratar impuestas a las mujeres de determinados funcionarios p-J.licos y otras reguladoras del contrato de arrendamiento de servicios encaminadasa proteger a las mujeres de raza india". "El Estado Espaol en las Indias", Mxico,1941, pg. 86.

    2< Groot recuerda que con motivo de las fiestas celebradas para recibir alnuevo Virrey Messia de la Zerda, se les pidi a los gremios de artesanos contri-bucin como era costumbre; pero los artesanos solicitaron que se les eximiera dela contribucin. Quienes firmaron el memorial fueron Francisco Javier Romero,maestro mayor de orives: Jos de Arenas, maestro mayor de platera: EstebanLozano, maestro mayor de albailera; Antonio Bonilla, maestro mayor de carpin-tera: Joaqun de Achur, sastre; Cristbal Ospina, talabartero; Diego Guzmn ySolani!!a, herrero; Antonio de Sanabria, barbero; Manuel de Amarillo, zapatero;Pedro Jos de Hinestrosa, latero. No haba firma de pintores ni escultores y menosde mujeres. Groot. Ob. cit., pg. 100 Y ss.

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    Como conclusin perm taseme reiterar y concretar los siguien-tes puntos:

    1) Parece que slo en 1777 se dictaron normas para reglamen-tar los gremios de artesanos 25. Mon y Velarde las dicta para Antio-quia en 1787. No obstante, la institucin gremial existi desde los ini-cios coloniales al estilo medieval, con cofradas y afiliaciones de tiporeligioso. A estas agrupaciones o estamentos sociales pertenecan, co-mo se ha dicho, los artesanos que normalmente residan en las ciuda-des y en las villas o que las recorran para efectos comerciales. Exis-ta aun ubicacin localista en las ciudades para estos gremios, demanera que su condicin social quedase ms enmarcada.

    En Santa F de Bogot, por ejemplo, existi la Calle de los Pla-teros o de San Juan Guarn (actual calle 12 entre carreras 6 y 7).Moiss de la Rosa recuerda que "se origin su nombre seguramen-te de los orfebres que en ella tuvieron sus talleres, y an hoy (1938)pueden verse muchos de ellos localizados en esa cuadra, como si el sub-consciente de la urbe los conservara todava en el sitio para aqullostradicional" 26.

    Pero aun en el seno de los gremios existan estratificaciones querespondan no slo a divisiones econmicas, por razn del oficio o dela ocupacin, sino tambin por cuestiones tnicas. "La tragedia de laherencia colonial, dicen Stanley y Stein, fue una estructura social estra-tificada adems por color y fisonoma, por lo que los antroplogosdenominan fenotipo: una lite de blancos o casi blancos y una masade gente de color -indios y negros, mulatos y mestizos- y la gamade mezclas de blanco, indio y negro, denominada castas" 27.

    2) As se entiende por qu los pintores, aunque de hecho perte-necan a los gremios de artesanos, solan aparecer independientes, enaparente individualidad laboral y social, como eslabones perdidos en-tre los comerciantes y los otros artesanos; pues, por lo general, los

    Revista del Archivo Nacional, Nos. 10 y 11, octubre y noviembre de 1936,Bogot.

    26 "Calles de Santa Fe de Bogot", Ed. del Concejo, 1938. Moiss de la Rosa,pg. 97.

    21 Stanley y Stein, ob. cit., pg. 57.

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    pintores en la Nueva Granada, a partir de 1600, ao clave que iniciala mejor poca artstica de la Colonia, fueron gentes blancas, espa-oles de origen o nativos hijos de peninsulares. Su oficio, sin embar-go, los ubicaba necesariamente, por servil o manual, en estratos infe-riores, junto a los artesanos.

    Si se revisa la nmina de artistas coloniales se encuentra en efec-to, que todos ellos, con muy contadas excepciones, fueron blancos omestizos aceptados como blancos criollos. El primero de los Figueroas,por ejemplo, llamado Baltasar el Viejo, nace en Sevilla y contrae pri-meras nupcias con una peninsular, Catalina de Saucedo; a pesar de queen las segundas nupcias casa con la india Ins de Turmequ, su sta-tus no desmejora ni el de sus hijos cambia, porque el oficio continafijndolos en el mismo nivel artesanal, pues como lo anota JaramilloUribe: "El mismo efecto diferenciadar se lograba tambin con la di-visin de oficios y ocupaciones en nobles y plebeyos, reservndose losprimeros a los limpios de sangre y las segundas a mestizos, indgenas ynegros. La burocracia, aun en los ms modestos niveles, como la escri-bana de oficinas pblicas, as como las profesiones de jurisprudenciay oficios artesanos y aun las profesiones de maestro de escuela y ciru-jano, se tenan como propias de las castas de mestizos, pardos y gentescon raza de la tierra" 28.

    No obstante, la discriminacin era ms enftica en relacin conlas llamadas castas, siendo en cambio generosa y liberal con los indios"puros" y, en particular, por razones obvias desde el principio de laConquista, con la mujer aborigen; es as como se explica que el ma-trimonio de Figueroa, el Viejo, con una india (generalmente las mu-jeres nativas que desposaban los blancos peninsulares, eran hijas de ca-ciques o de jefes tribales y por lo tanto de ascendencia "noble") noimpidi que los hijos que ellos procrearon, aunque mestizos, siguiesenprofesiones y oficios civiles y religiosos. El hijo y los nietos del pri-mer matrimonio fueron, como el fundador de la casa, pintores.

    Acero de la Cruz, uno de los primeros pintores de la poca co-lonial, fue hijo de un artesano de Zamora, Espaa, y sus descendientescontinuaron el mismo oficio de pintores; Vsquez Ceballos era de ori-gen andaluz; Pedro Laboria, natural de San Lucas de Barrameda, es-cultor de fama, fue trado de Espaa por el matrimonio de don Cris-

    ., .Jaramillo Uribe, ob. cit., pg. 193.

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    tbal y doa Mara Rosala Vergara, segn informe de Vargas Ju-rado 29. Slo se cita, para la Nueva Granada, el caso de Bartolom deFigueroa, llamado por antonomasia "El Indio", natural del Per, quien"recorri durante el primer tercio del siglo XVII las principales ciu-dades del Nuevo Reino de Granada en ejercicio de su profesin" depintor 30.

    3) Los pintores y escultores, pues, durante la Colonia fueron gen-tes que pertenecieron al gremio de artesanos, pero que ocupaban posi-cin especial en aquel estamento por razones de grupo tnico; eranblancos o mestizos asimilados a blancos y ejercan su oficio en obra-dores o talleres fijos y como contratistas y cuasi comerciantes viajeros.Es en los otros oficios artesanales, de condicin ms humilde y servil,en donde se encuentran gentes de las llamadas castas o indios propia-mente dichos, como fue el caso de los hilanderos, tejedores, zapaterosy herreros. Los negros esclavos y los mulatos solan tambin, en formaespecial, desempear estas funciones como lo recuerda Jaramillo Uribe:"El esclavo negro desempe tambin un papel importante en los ofi-cios artesanales como carpintera, mecnica de trapiches, sastrera, pe-luquera, zapatera, comercio ambulante de comestibles, administracindomstica y direccin de cuadrillas" 31.

    4) Se explica entonces que, siendo el oficio de pintor o escultorasimilado a trabajo innoble o vil, en cuanto a manual, no se presenta-se la posibilidad de ascensos sociales para quienes lo practicaban; porello generalmente los hijos siguen el mismo oficio de sus padres, puescarecan de oportunidades econmicas y sociales para cambiar de es-tado. De all las famosas familias de pintores como las de los Ace-ros, Figueroas y Vsquez.

    5) Y en cuanto a las mujeres, aquel mismo status artesanal, uni-do a su condicin jurdica que las mantena en permanente capitis di-minutio, son motivo de su ausencia de la actividad artstica indepen-diente. Slo en contados casos pudieron tener actividades artesanalesyeso en forma annima, como colaboradoras sumisas de sus progeni-tores. Es ya en el siglo XIX, despus de la segunda mitad de la cen-

    29 Vargas Jurado, ob. cit., pg. 19.

    so Acua, ob. cit., pg. 27.

    81 Jaramil10 Uribe, ob. cit., pg. 24.

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    turia, cuando el oficio artlstlco adquiri valoracin socio-cultural enrelacin con la mujer y tambin como actividad creadora del hombre.

    Pero esa es materia de otras notas en las que se analice la verda-dera aparicin en Colombia del arte como creacin y no slo, como has-ta entonces, labor de copistas, aficin annima, leyenda sin documen-tacin, actividad artesanal.