Los aportes del teatro popular feminista al quehacer...
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UNIVERSIDAD CENTROAMERICANA FACULTAD DE HUMANIDADES Y COMUNICACIÓN
Los aportes del teatro popular feminista al quehacer profesional del Trabajo Social
Trabajo investigativo para obtener el Título de Licenciada en Trabajo Social y Gestión del Desarrollo
Autor (a): Reyna de los Ángeles Gutiérrez Torres
Tutor (a): Msc. Martha Olivia Gutiérrez
Managua, Nicaragua Diciembre, 2016
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Tabla de contenido
I. Introducción ............................................................................................................................. 3
1.2 Planteamiento del problema ............................................................................................ 7
Objetivo General: ........................................................................................................................... 9
Objetivos Específicos: .................................................................................................................. 9
II. Marco conceptual ................................................................................................................. 10
III. Metodología ....................................................................................................................... 14
IV. Hallazgos de la investigación… ¡Lo que descubrimos! ............................................... 17
4.1 Teatro Popular Feminista como una herramienta para el Trabajo Comunitario .. 17
4.1.1 Teatro popular tradicional y teatro popular feminista ........................................ 18
4.1.2 Desde el teatro podemos hablar de todo… eso sí, con mucha
responsabilidad ............................................................................................................................ 21
4.1.3 Los aportes novedosos del teatro popular tradicional y del teatro popular
feminista ......................................................................................................................................... 22
4.1.3.1 Nuestro humor es una apuesta política ............................................................. 25
4.1.4 El teatro popular y el trabajo comunitario ............................................................. 25
4.1.5 El trabajo comunitario desde el teatro popular feminista ................................. 29
4.2 Potencialidades del teatro popular feminista para el trabajo social .................. 35
4.2.1 La creatividad: un elemento que no puede faltar en los imaginarios sociales
……………………………………………………………………………………………………………………………………..36
4.2.2 Entonces… ¿Si nos creen que tenemos potencialidad para el trabajo social
comunitario? ................................................................................................................................. 41
4.2.3 ¡Ups!… Ya nos metimos con la academia ............................................................. 43
4.2.4 El teatro como un espejo para la comunidad… como un espejo para sí
misma/o........................................................................................................................................... 48
4.2.4 Si ya saben cómo somos… pues esperamos que nos inviten ........................ 49
V. Conclusiones ......................................................................................................................... 53
VI. Recomendaciones............................................................................................................ 54
VII. Referencias bibliográficas ............................................................................................. 55
VIII. Anexos ................................................................................................................................ 57
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I. Introducción
Actualmente, el teatro está presente en diversos proyectos de intervención
socioeducativa, utilizándose por diferentes disciplinas tanto del ámbito social como
educativo. (Hernández: 2012), por lo que el trabajo social no puede quedar ajeno a
esta realidad.
El trabajo social y el teatro coinciden en la búsqueda de alternativas que promuevan
el cambio social; y en la creatividad que se debe tener para crear esas alternativas
que convoquen a las personas, que se sientan parte del cambio y generen reflexión
sobre su realidad en cuanto a las desigualdades sociales y la pobreza en su
multidimensionalidad. Por lo tanto, se podría decir que el teatro y el trabajo social,
podrían ser grandes aliados en procesos de intervención social.
Sin embargo, se considera necesario la presencia de un enfoque que fortalezca esa
alianza y que a la vez esté presente en el quehacer profesional de estas disciplinas,
siendo éste el enfoque feminista, el cual ha hecho grandes aportes en el teatro como
en el quehacer del Trabajo Social de manera significativa.
Por lo que en esta investigación se pretende abordar esos aportes que el feminismo
ha hecho al teatro y al trabajo social desde la práctica en el trabajo comunitario.
Se realizó una investigación bibliográfica de documentos como tesis, ensayos
críticos, revistas científicas e investigaciones cualitativas, que aportaran al
desarrollo de este trabajo investigativo, en cuanto al reconocimiento del teatro en
los procesos del trabajo comunitario y su postura crítica ante las necesidades del
sector en desventaja, la cual es presentada a través de las obras de teatro; y donde
se refleje que el teatro puede incentivar el protagonismo comunitario como gestores
de su propio cambio. Esto permitirá hacer la conexión con el Trabajo Social, cuyo
ejercicio profesional exige el contacto directo con la realidad social a través de las
personas con quienes trabaja.
Para efectos de esta investigación, se realizó una búsqueda de estudios que
demostraran que la relación del teatro con el trabajo social ha sido histórica; por lo
que siguiendo esta línea, se encontraron estudios realizados que abrieron un
campo amplio de posibilidades para el desarrollo de este trabajo investigativo.
Mi primer referencia fue Edurne Busto Amézqueta en su Trabajo Final de Grado
(TFG) “Teatro como herramienta de transformación en el Trabajo Social” presentado
en la Universidad Pública de Navarra, España (2014), el cual hace referencia a la
variada aplicabilidad y efectividad del teatro foro en el Trabajo Social viéndolo como
la herramienta idónea para intervenir y lograr cambios desde el Trabajo Social.
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Otra referencia fue Andrea Manrique Sáez con su TFG “El teatro social, una
metodología creativa para el cambio” (2015) de la Universidad de Valladolid, España
que pretende dar a conocer la relación existente entre las disciplinas de Teatro y
Trabajo Social, así como los puntos donde el teatro se convierte en un instrumento
dentro de la intervención social. Planteado desde la perspectiva de la intervención
socio-educativa e integradora.
La tercer referencia para esta investigación, es el TFG “El teatro como herramienta
en el Trabajo Social” elaborado por Israel Hernández González (2012) de la
Facultad de Trabajo Social de la Universidad Complutense de Madrid, el cual busca
el reconocimiento del Teatro utilizado como herramienta para hacer intervención
social desde sus diferentes disciplinas, incluyendo el Trabajo Social.
Otro documento de referencia fue el de Roser Manzanera-Ruiz titulado “Trabajo
Social internacional en contextos de pobreza y desigualdad de género: aportaciones
feministas y del enfoque de las capacidades” (2012) de la Universidad de Huelva,
Huelva, España, quien señala que los principios de autodeterminación y de igualdad
y no discriminación son indispensables en la práctica del trabajo social en contextos
internacionales y que las aportaciones feministas nos enseñan cómo tenerlos en
cuenta e integrarlos en la práctica.
Es importante resaltar que es poca la información que hace referencia a la relación
entre teatro y trabajo social en Nicaragua, sin embargo, se encontró una tesis
interesante titulada "La Revolución Teatral: Las Concientizadas, las Empoderadas,
las Liberadas en el Teatro Feminista Nicaragüense" (2011) la cual fue realizada por
Isela Xitlali Gómez como Independent Study Project (ISP) que hace referencia a la
participación de las mujeres en el teatro popular desde un enfoque feminista; esta
investigación representó una de las claves principales para mi proceso investigativo,
ya que se hace mención, por primera vez en los documentos bibliográficos de
referencia, al feminismo y la manera en cómo se aborda desde el teatro popular.
Sin embargo, un aspecto importante a destacar es que no fue posible encontrar un
documento que hiciera referencia al teatro popular feminista y su vínculo con el
trabajo social, por lo que se puede considerar, que esta investigación es innovadora
en el tema que se pretende profundizar.
Se considera importante señalar que el feminismo ha incidido de gran manera en el
trabajo social y por ende su presencia en el quehacer de las y los trabajadores
sociales es casi indispensable por los planteamientos que pone en el escenario de
intervención. Tal como se puede ver en el estudio de Ana Alcázar Campos en su
análisis Miradas feministas y/o de género al trabajo social, un análisis crítico:
(…) Desarrollos posteriores han conectado Trabajo Social y Feminismo con la denuncia
de las situaciones de discriminación en las que se encuentran las mujeres
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históricamente, así como en el cuestionamiento de los binarismos de género (…) todo
ello con un posicionamiento político de transformación y cambio social. Tal como lo
plantea Orme (2012b) esa capacidad del feminismo de debatir acerca de los significados
de los conceptos y las consecuencias de éstos en las vidas de las personas, lo hacen
relevante para el Trabajo social.
Por otra parte, el teatro está siendo considerado una herramienta de comunicación,
divulgación y transformación capaz de generar grandes debates en la población a
través del abordaje de problemáticas sociales desde la creación escénica con el fin
de lograr identificación del público y crear reflexiones tanto individual como a nivel
comunitario. El trabajo social cuenta con una posición privilegiada en el
conocimiento de la realidad social al estar en contacto directo con las poblaciones
con las que trabaja (Manzanera, 2012:36); posición que debería ser tomada en
cuenta por el teatro al momento de investigar; no obstante, el alcance comunitario
que tiene el teatro, por ser un instrumento lúdico creativo, también debería ser
tomado en consideración desde el trabajo social durante los procesos de
intervención.
Desde mi experiencia personal, siento esa necesidad de vincular el accionar del
teatro popular feminista con el quehacer del trabajo social, más allá de estar
postulando mi licenciatura como trabajadora social, sino con una mirada puesta en
evidenciar el potencial de esta herramienta. Durante años he trabajado en distintos
espacios comunitarios, abordando temas sociales con énfasis en la reivindicación
de los derechos de las mujeres desde el teatro; y he podido observar la fuerza que
tiene esta herramienta en la intervención comunitaria. Ahora que estoy casi a las
puertas de culminar mis estudios me doy cuenta que el teatro es una disciplina que
toma fuerza con el pasar de los años, desde sus diferentes técnicas, géneros y
enfoques, sin embargo una de las debilidades que puedo reconocer es la carencia
de investigación y profundización en temas sociales y sobre todo en el tema de la
desigualdad de género, considerada la mayor de las desigualdades.
Por otra parte, el reconocimiento del teatro como herramienta de intervención
comunitaria por parte del Trabajo Social es baja, casi nula. Cosa que no se
diferencia mucho desde la parte académica, ya que en nuestro plan de estudio,
ninguna asignatura retoma la técnica teatral, de manera explícita, como forma de
abordar las problemáticas sociales a nivel comunitario.
Ahora, como activista feminista, he podido reflexionar que desde la perspectiva
feminista se puede llegar a entender y a profundizar en las razones estructurales
que generan las desigualdades y las inequidades entre hombres y mujeres; por lo
que el cuestionamiento de las desigualdades de género tiene que ser vital en los
procesos de intervención y de transformación social. El feminismo nos permite
profundizar sobre fenómenos sociales desde una postura crítica, política y personal;
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invita a llamar a las cosas por su nombre, es decir, analizar lo que estamos viviendo
y poder reaccionar ante esto; a indagar sobre el papel del Estado y los derechos y
políticas públicas y las afectaciones que nos alcanzan; y en lo personal, desde el
feminismo, he podido entender que no se puede hablar de un tema que no lo
reconozca primero en mi cuerpo, como territorio, y en mi realidad social como parte
de ese fenómeno de desigualdad que nos abarca a todas y a todos, es decir, que
no se puede hablar de algo en lo que no se cree, no se siente, no nos duele, no nos
indigna, no nos hace feliz. Como bien lo decía la activista feminista Kate Millet
(1970) que “lo personal es político”.
Por lo tanto, se considera necesario que este vínculo entre Teatro y Trabajo Social,
cuente con una mirada feminista que profundice en estos temas de poder,
desigualdad y pobreza, etc., desde una investigación exhaustiva a nivel personal,
que permita crear reflexiones ubicándonos como parte de las problemáticas, que
nos permita reconocer las afectaciones que nos alcanzan igual que a la población
que dirigimos nuestro trabajo; reconocer estas cosas desde nuestros cuerpos y
nuestras realidades, a pesar de estar en una situación privilegiada como artistas de
teatro y trabajadores sociales, es lo que le daría el plus en nuestros procesos de
intervención e investigación social.
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1.2 Planteamiento del problema
El trabajo social es definido, según Natalio Kisnerman, como la disciplina que se
ocupa de conocer las causas – efectos de los problemas sociales (2005: 145); sin
embargo, es necesario contar con una serie de operaciones y métodos que permitan
profundizar en esas causas – efectos, tal como lo señala Mary Richmond,
precursora que le dio consistencia metodológica a la profesión de Trabajo Social
con su difundido libro Social Diagnosis (1917), al afirmar que el trabajo social es una
profesión que se desarrolla a través de una multiplicidad de “operaciones y
métodos” cuyo fin principal consiste en “hacer progresar la especie humana,
tornando mejores las relaciones sociales”, ya sea tomando a los individuos uno por
uno, trabajando con las familias, con grupos de diversa índole (recreativos,
barriales, sindicales), a nivel colectivo, participando en el diseño e implementación
de reformas sociales y legislativas; y desarrollando investigaciones sociales (Citada
por Travi, 2006:53)
Por lo tanto, el ejercicio del trabajo social tiene un campo de intervención amplio,
para el cual debe generar métodos creativos y/o utilizar métodos existentes y
funcionales para su quehacer, que permitan profundizar en los fenómenos sociales
que afectan a diversos sectores sociales.
Kisnerman, en su libro Pensar el Trabajo Social (2005), hace un importante
señalamiento sobre el ejercicio del Trabajo Social y su diversa gama de
intervenciones: con la familia, con la niñez, con personas con discapacidad, con
mujeres, con toxicómanos, personas alcohólicas, tercera edad, refugiados, entre
otros; dejando en evidencia el campo de intervención de trabajadores sociales; el
cual está situado en la atención de sectores en desventaja, poblaciones que viven
situaciones de injusticia, desigualdad de género, pobreza, racismo, migración, entre
otras problemáticas.
En el ejercicio del trabajo social se han venido ejecutando una serie de modelos
metódicos para los procesos de intervención comunitaria, tales como el método de
grupo, método de desarrollo de la comunidad, método psicosocial de Paulo Freire,
método básico, la investigación participativa y la educación popular; sin embargo es
necesario hacer mención relevante del modelo socioeducativo-promocional, el cual
ha hecho grandes aportes al trabajo social y que a la vez significa un desafío en la
praxis de éste como disciplina y profesión en cuanto al desarrollo de su accionar
socio-educativo.
En este modelo se considera necesaria la construcción de redes, alianzas de
solidaridad en la que los participantes son actores constructores del conocimiento
de su realidad, con base en problemas significativos a partir de los cuales se
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plantean las estrategias de acción viables para contribuir a transformar una
sociedad que excluye a gran parte de sus integrantes. En este modelo, los sujetos
son los grupos, organizaciones de base y redes sociales vinculadas o no a
instituciones públicas. (Molina & Romero: 2001)
En el modelo socioeducativo-promocional están constitutivos los métodos utilizados
y utilizables en el trabajo social antes mencionados.
En el quehacer del trabajo social se utilizan distintas técnicas de trabajo con grupos,
en esta ocasión no nos detendremos en detallarlas, pero sí se considera necesario
resaltar las técnicas grupales que destacan las autoras Ma. Lorena Molina & Ma.
Cristina Romero en el libro Modelos de intervención asistencial, socioeducativo y
terapéutico en trabajo social tales como: Mesa redonda, Simposio, Panel, Fórum,
Phillips 66, Grupos de discusión, Métodos de casos, Dramatización, Juegos de roles
(Role-playing), Métodos de proyectos, Torrente de Ideas (Brainstorming), Teatro-
imagen, Teatro foro, Seminario, Conferencia, Jornadas, Congreso y Asamblea
(2001: 107)
Por lo anterior descrito y destacando el tema de esta investigación, se puede
reafirmar la presencia del teatro en el quehacer del trabajo social y otras artes
escénicas como parte de las técnicas de intervención.
Haciendo la relación del teatro con el trabajo social, éste puede ser una técnica que
permita crear un ambiente de confianza e intimidad (en cuanto al abordaje de temas
muy personales que afectan las relaciones sociales) con la población durante
procesos de intervención para poder resolver conflictos, desarrollar habilidades
sociales, construir redes y aportar al empoderamiento de las personas, así como lo
apunta Zastrow (2008) en el caso del Trabajo Social con Grupos.
El feminismo, en los últimos tiempos, ha adoptado la técnica del teatro popular para
llevar al escenario temas de aspecto cotidiano y las realidades graves que viven las
mujeres en su mayoría. Este tipo de teatro se denomina teatro popular feminista
porque es teatro hecho por mujeres con enfoque feminista, donde se reflejan sus
propias experiencias para poder hablarles a otras mujeres, lograr la identificación y,
de igual manera, hablarle a la sociedad en general para que se enteren de la
situación de las mujeres ante un sistema machista. Tal como lo menciona Isela
Xitlali Gómez en su investigación La Revolución Teatral: Las Concientizadas, las
Empoderadas, las Liberadas en el Teatro Feminista Nicaragüense" (2011):
Cada tema que tocan habla de la vida, de la experiencia de la mujer en una sociedad
machista (…) las mujeres han enfrentado injusticia en cada lugar que caminan. En el
teatro feminista las mujeres, en el escenario, sacan a luz esta grave realidad para que
el público lo vea y lo entienda. De un esfuerzo de sensibilizar al público, esas mujeres
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catalizan un viaje personal de liberación para las mujeres que las vean y para ellas
mismas. Este viaje es algo personal pero también es algo solidario que les entretejen.
Al situar esta postura feminista en el teatro se puede decir que las y los teatristas
no estamos ajenas y ajenos a las situaciones que representamos en escena y se
reconoce que somos parte de esa problemática social, porque de una u otra
manera nos vemos afectadas/os y reflejadas/os desde nuestras realidades. No se
puede representar algo en lo que no se está de acuerdo porque es mentirnos a
nosotras y nosotros mismos y por ende mentirle al público.
El enfoque feminista apuesta a que todos los temas sociales que se aborden desde
el teatro deben pasar primero por nuestro cuerpo con una postura crítica y reflexiva
para poder narrar la historia a través de una obra de teatro y lograr la identificación
del público con la misma y por tanto la reflexión.
Por lo tanto se puede considerar que el teatro, el trabajo social y el feminismo tienen
una fuerte interrelación en cuanto a las intervenciones y búsqueda de la igualdad y
justicia social, sin embargo, se considera necesario profundizar en cuanto a las
potencialidades del teatro popular feminista para el ejercicio profesional y qué
experiencia se han desarrollado en Nicaragua desde esta perspectiva. Por lo tanto,
se plantean como preguntas de investigación: ¿Qué aportes hace el teatro popular
feminista al quehacer del Trabajo Social?; ¿Tiene el teatro popular feminista
potencial para el Trabajo Social?
El desarrollo de este trabajo investigativo está basado en los siguientes objetivos de
investigación:
Objetivo General:
Analizar los aportes que hace el teatro popular feminista al quehacer profesional del
Trabajo Social
Objetivos Específicos:
Identificar experiencias de trabajo comunitario que incorporen el teatro
popular feminista como una herramienta de intervención
Analizar el potencial que ofrece el teatro popular feminista para el ejercicio
de trabajo social comunitario de transformación social
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II. Marco conceptual
Este estudio pretende analizar los aportes del teatro popular feminista al quehacer
profesional del trabajo social, pero entender a qué nos referimos con los términos
teatro popular, feminismo, teatro popular feminista y trabajo social nos permitirá
comprender el resto de esta investigación.
Desde hace más de un siglo se habla de teatro popular, se trata de crear
organismos, instituciones, asociaciones, compañías, etc., denominadas teatro
popular. Fue en Francia (luego en Alemania) donde surgió la inquietud y la
necesidad de crear estos teatros populares (Piga, 1979: 66); vistos como expresión
de comunicación y divulgación efectiva para llegar a diferentes sectores de la
sociedad y sobre todo a los más vulnerables.
Por lo que el teatro se puede definir como una herramienta que promueve el
protagonismo de las personas, facilitando el aprendizaje colectivo desde las
experiencias humanas y que supone un instrumento para la participación activa en
la transformación de la realidad. (Cibati, 2013)
La búsqueda de un teatro popular ha sido motivo de preocupación para los teatristas
a lo largo de generaciones. La aparición en nuestro siglo de ciertos medios masivos
de comunicación como la radio, la TV y, sobre todo, el cine, han ido desplazando al
teatro hasta un plano de importancia inferior al que disfrutaba antes de la existencia
de estos medios. Lamentablemente, el término “popular” de tanto usarse y mal
usarse, ha devenido una especie de palabra terrible que hace pensar de inmediato
en un arte facilista, superficial y hasta vulgar. Es preciso devolver a esta palabra su
limpia significación; lo popular es lo relativo al pueblo, o mejor dicho, lo propio del
pueblo. De ahí que un teatro popular será aquel capaz de establecer una efectiva
comunicación con el pueblo, hablando su lenguaje y planteando sus problemas.
(Artiles, 1979: p76)
Entonces se puede conceptualizar el teatro popular como, según Fermani (2009),
aquel teatro capaz de llegar a todos los estratos de la población, a través de temas
y montajes capaces de suscitar el interés de la gente, de entretener y a su vez
despertar la chispa del pensamiento crítico.
El teatro popular es entendido como inseparable del concepto de colectividad. El
enfoque del teatro popular es caracterizado por una creación colectiva.
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Dentro de la formación de grupos que practicaban la creación colectiva desde el
teatro popular surgen los grupos hechos por mujeres, quienes emplearon el teatro
para sensibilizar al público, usándolo, no necesariamente como una herramienta
organizativa, sino una herramienta educativa. Este espacio funcionaba para que las
mujeres pudieran poner en evidencia todas las afectaciones que han vivido durante
la historia en una sociedad que las pone en desventaja por estar inmersas en un
sistema machista y poder lograr una reflexión social, tal como lo menciona Gómez:
El desarrollo del teatro feminista o teatro de mujeres no ha sido solo una línea sino un
movimiento que ha tenido raíces en diferentes partes de Nicaragua. Considerando que
no inició de un solo momento ni en un solo lugar, cada grupo, aunque tienen bastante
en común- más que todo, el propósito de poner la vida de la mujer en la escena para
sensibilizar al público- no todos se identifican en el mismo modo. Algunos grupos se
identifican como grupos de teatro de mujeres, algunos se identifican explícitamente como
teatro feminista, y otros se identifican como teatro popular que lleva mensaje que se trata
de la mujer. Sin embargo, el trabajo que hacen va hacia la mujer, para hacer cambio en
una sociedad machista. (2011: 19)
El feminismo se ha provisto de diferentes métodos lúdicos creativos para la
promover una sociedad más justa y equitativa donde se respeten todos los derechos
de las mujeres, uno de ellos ha sido el teatro popular, visto como una herramienta
que puede llegar a incidir en el imaginario colectivo y crear reflexiones en la
comunidad para lograr un cambio en la sociedad que beneficie a todas y a todos
por igual; siendo este el espíritu del feminismo. Tal como lo señala Nuria Varela en
su libro Feminismo para principiantes:
Ese es el espíritu del feminismo: una teoría de la justicia que ha ido cambiando el mundo
y trabaja día a día para conseguir que los seres humanos sean lo que quieran ser y vivan
como quieran vivir, sin un destino marcado por el sexo con el que hayan nacido. (2005:
20)
El feminismo es como un motor que va transformando las relaciones entre los
hombres y las mujeres y su impacto se deja sentir en todas las áreas del
conocimiento. Y el teatro puede ser un medio que aporte a esa transformación social
porque promueve el protagonismo de las personas y la participación activa en las
transformaciones de las realidades.
Actualmente el teatro popular feminista no está conceptualizado como tal, por lo que
para este estudio lo definiremos como una creación teatral colectiva, que consiste
en poner en el escenario las problemáticas sobre las desigualdades de género,
violencia contra las mujeres y las reivindicaciones de los derechos de las mujeres
con el fin de reflexionar y generar cambios en la sociedad.
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Por lo tanto podría considerarse al teatro popular feminista como una herramienta
de transformación social, potencializada con el quehacer del trabajo social y su
práctica profesional la cual apunta, según Kisnerman, a tres aspectos importares: al
enfrentamiento de necesidades o problemas sociales, y así poder satisfacer las
necesidades de subsistencia y defensa de la vida; a la educación social, que
intenciona la capacitación para la vida ciudadana y democrática que permita realizar
acciones específicas para enfrentar las necesidades; y a la organización popular,
que está dirigida a articular diversos actores sociales como protagonistas en torno
a proyectos populares. Estas prácticas atraviesan como parte de un mismo proceso
en cada intervención que hacemos y esto distingue Trabajo Social de otras
prácticas. (2005:184)
Natalio Kisnerman, señala que cuando hablamos de Trabajo Social, hacemos
referencia a la disciplina que se ocupa de conocer las causas-efectos de los
problemas sociales y lograr que las personas asuman una acción organizativa, tanto
preventiva como transformadora que los supere. No es simplemente ejecutora de lo
que otras disciplinas elaboran. Interviene en situaciones concretas que muestran
determinadas carencias, investigando y coparticipando con los actores en un
proceso de cambio. (2005: 145)
Cabe resaltar la importancia de las técnicas grupales para estos procesos de
intervención, por lo que se considera relevante hacer mención de las autoras Ma.
Lorena Molina & Ma. Cristina Romero ya que en el libro Modelos de intervención
asistencial, socioeducativo y terapéutico en trabajo social, señalan que el teatro
puede formar parte de la técnica grupal de intervención; ya que ésta (según las
autoras) permite visualizar el paso de una situación – problema a una situación que
el grupo estima como ideal, teniendo en cuenta el proceso a seguir y las diferentes
fuerzas que actúan sobre él. Con esta técnica se establece un clima profundo de
comunicación personal, por lo tanto puede ser una técnica con gran potencial para
el trabajo social ya que éste busca, desde una manera creativa (igual que el teatro),
lograr la participación activa de las personas a través de la reflexión de sus
realidades y el trabajo comunitario.
Josep Manuel Barbero y Ferrán Cortés (2013) conceptualizan el Trabajo
comunitario como:
Un tipo de actividad que pretende la organización de poblaciones. Se trataría de una
práctica organizativa que realizan los profesionales del ámbito de la intervención social
y en torno a ciertos objetivos colectivos. Pretende abordar la transformación de
situaciones colectivas mediante la organización y la acción asociativa. (p. 18)
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Siendo éste uno de los objetivos del Trabajo Social, incidir en la transformación
social, se puede decir que el trabajo comunitario es base para el Trabajo social y su
intervención comunitaria, tal como continúan diciendo Barbero y Cortés (2013):
En trabajo social se considera al trabajo comunitario como uno de sus tres métodos
tradicionales de intervención: el trabajo social de casos, el trabajo social de grupo y el
trabajo comunitario constituirían la tríada metodológica en torno de la cual se
establecería el ejercicio profesional. Con ello se reivindica que el trabajo comunitario es
una de las grandes estrategias metodológicas de que se sirve el trabajo social en el
abordaje de situaciones sociales. (p. 32)
Es importante hacer referencia al Trabajo Social Comunitario, el cual es definido
como el proceso que se realiza para la consecución del bienestar social de la
población, con la participación directa y activa de ésta en el análisis, concienciación
y resolución de los problemas que afectan a la comunidad partiendo, por tanto, de
la propia comunidad y de la utilización, potenciación o creación de los recursos de
la misma. (Lillo & Roselló, 2001: p 17)
Cuando hablamos de comunidad no solo hacemos referencia al espacio geográfico
sino a una unidad social cuyos miembros participan de algún rasgo, interés
elemento o función común, con conciencia de pertenencia y sentido de solidaridad
y significación, situados en una determinada área geográfica en la cual la pluralidad
de personas interacciona más intensamente entre sí que en otro contexto. (Ander-
Egg, 1977: 88)
La modalidad de intervención en el ámbito comunitario del Trabajo Social es uno de
sus tres métodos tradicionales, por lo que el término intervención se refiere a la
acción realizada por el trabajador social ante (y con) el usuario. Intervenir quiere
decir “tomar parte voluntariamente, hacerse mediador, interponer autoridad.” (De
Robertis & Pascal: 2007, p.34-35)
Ante todo esto, se puede decir que en el ejercicio profesional del Trabajo Social se
da cabida para la utilización del teatro; tomando como referencia al teatro popular
feminista, también podría decirse que puede llegar a ser una herramienta del
Trabajo Social, ya que tiene la potencialización de concientizar, sensibilizar e
informar a través de sus obras teatrales; lo que permite lograr, en la comunidad, la
reflexión y motivación para mejorar sus condiciones de vida y bienestar social.
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III. Metodología
El origen de esta investigación parte de reconocer los aportes del enfoque feminista
en la herramienta del teatro popular que es utilizada por el Trabajo Social.
El enfoque feminista nos permite tener otras miradas del mundo, nos permite ver
quiénes detentan el poder, por qué es así, qué causas tiene, a quiénes afecta, entre
otras; también denuncia las situaciones de discriminación en las que se encuentran
las mujeres históricamente y cuestionan el binarismo de género (lo que es ser
hombre y lo que es ser mujer), este enfoque también propone un cambio social a
favor de la igualdad.
Esta investigación es con enfoque cualitativo de tipo descriptivo - analítico, ya que
describe los aportes que ha hecho el teatro popular feminista al trabajo social en
base a las experiencias, desde el trabajo comunitario, de los grupos de teatro
popular feminista: 8 de Marzo de Managua, Las Hijas del Maíz de Managua, Las
Reinas Chulas de la Ciudad de México; de igual manera se presentan las
experiencias de los grupos de teatro popular tradicional, Tecum Umanii y
Quetzalcóatl, ambos de Matagalpa, que aunque no se autodenominen teatro
popular feminista han abordado temas con enfoque de género y nuevas
masculinidades. También se indagó cómo se valora el teatro popular feminista
desde la mirada del quehacer profesional de trabajadoras/es sociales vinculadas/os
al trabajo comunitario y que de una u otra forma apoyan el arte teatral feminista
como una herramienta de comunicación y transformación social, por lo que para
efectos de este estudio, se entrevistó a la Directora de la Asociación para la
Sobrevivencia y el Desarrollo Local – ASODEL, y a la Oficial de programas del
Fondo Centroamericano de Mujeres - FCAM; por último, tomando como referencia
la experiencia en el trabajo comunitario desde la formación académica, se entrevistó
al coordinador de la carrera de Trabajo Social de la Universidad Nacional Autónoma
de Nicaragua– UNAN, recinto Managua, y a la coordinadora de la carrera de Trabajo
Social y Gestión del Desarrollo de la Universidad Centroamericana – UCA; también
se pretendió conocer la valoración que se hace a la técnica del teatro en la
intervención comunitaria y saber si, desde la parte de formación académica, se
reconoce la potencialidad del teatro como herramienta de intervención comunitaria.
Se realizaron un total de 9 entrevistas a profundidad.
Una vez realizado el trabajo de campo, se procedió al proceso de análisis para
identificar sus componentes como múltiples determinaciones, para luego elaborar
una síntesis que expresa una reflexión sobre el vínculo del teatro popular con el
trabajo social y el feminismo.
Las técnicas fundamentales con las que se recopiló la información fueron:
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Investigación documental, descriptiva y analítica que permitió, mediante
la recopilación de información, conocer y comprender el fenómeno estudiado,
a través de un conjunto de recursos bibliográficos como tesis monográficas,
artículos de revistas científicas, manuales de investigación cualitativa, libros
teóricos y técnicos sobre teatro y trabajo social.
Entrevista a profundidad que estuvo centrada en un pequeño grupo de
personas vinculadas al teatro popular feminista y al trabajo social desde la
profesión y desde la academia, donde está enfocada la investigación.
Se realizaron entrevistas a profundidad a actrices y actores de grupos de teatro popular que se autodenominan feminista y grupos que abordan temas de género sin la denominación feminista, siendo nuestras sujetas y nuestros sujetos de investigación:
Cristina Arévalo. Actriz y activista feminista, integrante del grupo de teatro Las Hijas del Maíz de Managua.
Martha Meneses. Actriz y activista feminista, integrante del grupo de teatro
8 de Marzo del Colectivo de Mujeres 8 de Marzo.
Ana Francis Mor, Cabaretera, actriz, activista feminista, integrante de la Compañía de teatro cabaret Las Reinas Chulas, Ciudad de México.
Gerardo Molinares. Actor, director y dramaturgo, integrante de la Compañía
teatral campesina Tecum Umanii de Matagalpa.
Pablo Pupiro. Actor, director y dramaturgo, integrante del grupo de teatro popular Quetzalcóatl de Matagalpa y parte del equipo coordinador del Movimiento de teatro popular Sin Fronteras – Movitep-SF.
De igual manera se entrevistaron a profesionales de trabajo social que utilizan o han
utilizado la técnica del teatro popular feminista en sus procesos de trabajo
comunitario, donde se pudo evidenciar la potencialidad que posee el teatro popular
feminista en el quehacer del trabajo social. También, se contó con la experiencia
desde la formación académica de trabajadores sociales, a través de entrevistas
realizadas a coordinadores de la carrera en la Universidad Centroamericana y en
la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua:
16
Bertha Massiel Sánchez. Trabajadora social, activista feminista, forma parte
de la organización Fondo Centroamericano de Mujeres – FCAM, como Oficial
de programas.
María José Díaz. Trabajadora Social. Activista feminista, Directora de la Asociación para la Sobrevivencia y el Desarrollo Local – ASODEL de Chinandega.
Coordinadores de la carrera de Trabajo Social:
Karim Duarte. Trabajadora Social. Coordinadora de la carrera de Trabajo Social y Gestión del Desarrollo de la Universidad Centroamericana – UCA.
Ramón Ignacio López, Trabajador Social. Coordinador de la Carrera de Trabajo Social de la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua –UNAN. Recinto Managua.
17
IV. Hallazgos de la investigación… ¡Lo que descubrimos! En este capítulo se presentan los resultados más significativos de esta
investigación, con base en el procesamiento y análisis de la información obtenida
a través de entrevistas a profundidad, contrastada con los conceptos que sustentan
el estudio; con el fin de darle salida a los objetivos específicos y dar respuesta a las
preguntas de investigación sobre los aportes del teatro popular feminista al
quehacer del Trabajo Social y si tiene el teatro popular feminista, potencial para el
ejercicio profesional del Trabajo Social.
El capítulo consta de dos acápites, en el primero se plasman los resultados y/o
hallazgos en referencia al primer objetivo, orientado a la identificación de
experiencias de trabajo comunitario, donde se incorpora el teatro popular feminista
como una herramienta de intervención. El segundo acápite, rescata los resultados
orientados al segundo objetivo específico de la investigación, que nos llevará al
análisis del potencial que ofrece el teatro popular feminista, para el ejercicio de
trabajo social comunitario dirigida a la transformación social.
4.1 Teatro Popular Feminista como una herramienta para el Trabajo
Comunitario
Este acápite, se basa en las entrevistas a profundidad realizadas a grupos de teatro
que han sido referentes en el movimiento de teatro popular en Nicaragua y que han
dado la pauta, debido a su trayectoria, a lo que es el teatro popular feminista y las
diferentes experiencias en el trabajo comunitario que realizan.
Para efectos de este estudio, se realizaron entrevistas a actrices y actores de los
siguientes grupos: grupo de teatro popular feminista 8 de Marzo, grupo de teatro
cabaret feminista Las Hijas del Maíz, Compañía de teatro cabaret feminista Las
Reinas Chulas de la Ciudad de México, Compañía de teatro popular campesino
Tecum Umanii y grupo de teatro popular Quetzalcóatl.
Para este estudio estamos hablando del teatro popular feminista que es un teatro
que guarda las características del teatro popular tradicional pero se les suma el
hecho de que trabajan por la igualdad y por relaciones más equitativas entre
hombres y mujeres; un teatro que logra poner en escena y evidenciar ante el público
de forma creativa, divertida y a la vez profunda, el tema de las desigualdades y las
inequidades entre hombres y mujeres con el fin de concientizar, reflexionar y
transformar los imaginarios colectivos.
18
4.1.1 Teatro popular tradicional y teatro popular feminista
Se puede conceptualizar el teatro popular como, según Fermani (2009), aquel teatro
capaz de llegar a todos los estratos de la población, a través de temas y montajes
capaces de suscitar el interés de la gente, de entretener y a su vez despertar la
chispa del pensamiento crítico. De ahí que un teatro popular será aquel capaz de
establecer una efectiva comunicación con el pueblo, hablando su lenguaje y
planteando sus problemas. (Artiles, 1979: p76)
Un elemento principal del teatro popular es el tema de lo social, es decir, el
abordaje de problemas sociales que afectan a grupos o sectores vulnerables.
Siendo ésta una línea en común de los grupos de teatro popular entrevistados.
Es importante resaltar, que existe una línea delgada que desmarca lo que es el
teatro popular tradicional del teatro popular feminista, siendo éste el
cuestionamiento a las desigualdades de género, que funciona como eje transversal
en los montajes teatrales de los grupos de teatro feminista; en cambio, en los grupos
de teatro popular tradicional, si bien se abordan temas que abarcan las
desigualdades sociales, como la pobreza, el medio ambiente, explotación infantil,
entre otros, no abarcan el tema de las desigualdades de género como un tema
transversal en sus trabajos, como lo hacen los grupos de teatro feminista, tal como
lo refiere Ana Francis Mor del grupo Las Reinas Chulas:
Lo que desmarca al teatro popular tradicional del teatro popular feminista básicamente
es que no se cuestiona la desigualdad de género, es decir, de pronto nada más el teatro
popular tradicional se cuestiona las desigualdades relacionadas con la pobreza, con la
condición cultural, la condición de clase, étnica, de estudio, etc., pero no se hacen la
pregunta fundamental de las desigualdades entre géneros.
Punto en que coincide Martha Meneses del grupo 8 de Marzo cuando señala que:
En el teatro popular tradicional, si bien es cierto que se abordan algunas temáticas, no
es verdad que un eje de ellos sea el de poner en un montaje todos los problemas que
vivimos las mujeres, no lo hacen. Pueden abordarlo, esquivarlo, ponerlo ahí como esas
escenas donde aparece una mujer que le pegan pero luego se reconcilia con el marido,
el hombre se compone y ya. No es verdad que ellos le meten el sello que les ponemos
las feministas a nuestras obras.
En cuanto al sello feminista que colocan los grupos de teatro, Cristina Arévalo del
grupo Las Hijas del Maíz explica que existe una cierta atención en la manera de
presentar a los personajes de una obra y la situación que pasan, señalando el
cuidado de no burlarse o ridiculizar a las víctimas y simpatizar con el victimario; por
lo que ese podría ser el sello al que se hace referencia:
Muchas de las obras que he visto del teatro popular he sentido que es muy fácil que la
gente simpatice con los victimarios, con el que no deben simpatizar, porque es un tipo
19
muy simpático, muy chabacano, muy encantador, seductor; por lo menos las obras de
violencia que he visto en el teatro popular eso es lo que pasa y ahí radica una diferencia,
en el teatro popular feminista nunca vamos a hacer que la gente simpatice con el agresor,
deberíamos de hacer que la gente simpatice con la víctima por llamarla de alguna
manera.
Sin embargo, Pablo Pupiro del grupo Quetzalcóatl, no considera que exista una
diferencia sino una especialización en cuanto al método:
Yo no creo que haya una diferencia, lo que hay es una especialización, por ejemplo, para trabajar con niños y niñas vas a tener una metodología particular; para trabajar con grupos de teatro de mujeres vas a tener una metodología muy particular. Donde yo creo que está el énfasis es en la metodología que usas con esos grupos concretos.
A lo que Meneses refuta con postura crítica:
Yo creo que sí hay una gran diferencia entre teatro popular tradicional y teatro popular feminista y es que no tocan los problemas estructurales y uno de ellos son las relaciones desiguales de poder entre hombres y mujeres, eso no lo tocan (...) ellos hacen un teatro popular donde cuestionan sobre la tierra, sobre el derecho de las mujeres al tener recursos, pero cuando ya te metes al tema de cuestionar las relaciones de poder, ahí ya no.
Asimismo, Gerardo Molinares del grupo Tecum Umanii, reconoce que en muchos
grupos de teatro popular tradicional no existe la preocupación de cómo abordar los
temas que involucren la situación de las mujeres en cuanto a las desigualdades de
género, por lo que señala otra diferencia fundamental con los grupos de teatro
popular feminista:
La diferencia para mí está en que primero hay un análisis de la realidad de las mujeres,
segundo, parte de un análisis de todo lo que tiene que ver con las tradiciones, los
lenguajes, la simbología propio de las mujeres y que lo utilicen en función de
cuestionarlo, es decir, hay un montón de elementos de la tradición popular que son
conservadores, el teatro feminista hace un análisis de eso, no te ponen en una obra
elementos que refuercen el machismo, la violencia, la discriminación, el rol tradicional de
la mujer, eso no lo ponen en escena; los otros grupos sí lo ponen, inconsciente o
conscientemente, porque para ellos no tiene la delicadeza que sí la tienen los grupos
feministas. El resto de grupos de teatro popular tradicional creo que no tiene tanto así la
preocupación de filtrar todas esas cosas y que no se pase nada, si vos ves las obras y
las podes analizar, hay muchas expresiones machistas, ridiculización a las mujeres, a
las niñas, hacia la homosexualidad, burla hacia las lesbianas; entonces, ese es el muro
grande que divide a ese tipo de teatro con el teatro popular feminista, desde mi punto de
vista.
Según Dominelli y MacLeod, autoras del libro Trabajo Social Feminista (1999), la
idea que anida el corazón del feminismo es muy simple: no hay en el mundo dos
clases de personas, una superior y otra inferior, o, en términos de relaciones de
poder, una dominante y otra subordinada. Todos somos iguales con independencia
20
del género. En consecuencia, es preciso transformar y recrear las relaciones
sociales que oscurecen este hecho, de tal manera que reflejen la igualdad en
términos de género. (p 18)
El feminismo tiene un carácter cuestionador y los grupos de teatro popular feminista
lo tienen muy claro y muy presente a la hora de crear sus montajes, Ana Francis
Mor señala que:
Una de las cosas que hace el feminismo es que cuestiona todo y cuestiona de raíz,
cuestiona desde el modelo económico neoliberal, hetero-patriarcal y eso pasa por todos
lados, cuestiona las revoluciones, cuestiona las izquierdas y cuestiona el pensamiento
popular y todo aquel pensamiento que no mira con honestidad y con claridad, con fe y
con buena voluntad la diferencia de género, si no miramos esa diferencia de género y si
no le trabajamos hacia allá no hay nada que hacer, todo es falso. De qué te sirve zafarte
de las otras desigualdades y de las otras discriminaciones sino te haces la pregunta
esencial de ¿por qué entre nosotros nos tratamos tan mal de hombres hacia mujeres?
¿Por qué hay esta desigualdad? Y que además está justificada por una serie de razones
que disque son de naturaleza o disque roles de género que son absolutamente injustos
y absolutamente absurdos. Si la izquierda, si el teatro popular y si las revoluciones no se
preguntan eso, no están revolucionando nada.
Y ante esta afirmación resalta una gran responsabilidad que tienen los grupos de
teatro popular feminista en cuanto al abordaje, manejo de los temas y sus vínculos
con la comunidad, ya que tienen como visión la transformación y el cambio social,
por lo que la responsabilidad de sus trabajos es doble, tal como los señala Martha
Meneses:
La responsabilidad nuestra es grande, es complejo porque tenés una doble
responsabilidad, presentar algo pero siendo responsable que nadie vaya a reírse donde
no deberían de reírse (…) por ejemplo, con el tema de la violencia el reto es cómo hacer
para usar la risa, la farsa pero sin que la gente salga riéndose de las mujeres que viven
violencia.
Planteamiento que Cristina Arévalo hace en cuanto a la responsabilidad del
contenido de los montajes:
Es un trabajo intelectual bien fuerte, porque tienes que estar creando, revisando lo que
escribes y que sea correcto políticamente, es decir, que no nos metamos un autogol,
como vernos riéndonos de la violencia contra las mujeres, o que nos estemos burlando
de la gordita, etc., creo que nos exponemos.
Situación que no es ajena para el grupo de teatro popular Tecum Umanii, que ha
trabajado el tema de las desigualdades de género en algunas de sus obras y ha
hecho fuertes cuestionamientos al tema de las masculinidades, por lo que
consideran de vital importancia el estar conscientes de la responsabilidad del
manejo de estos temas, poniendo de referencia su obra de teatro De macho a
macho:
21
En la medida que la obra ha venido presentándose ha sufrido cambios porque al principio
la obra era homofóbica y no éramos conscientes de eso; otra cosa que nos dimos cuenta
era que todavía había una reafirmación de la violencia en la obra en las primeras
versiones, pero la obra ha cambiado un montón, algunos sectores del movimiento de
mujeres empezaron a cuestionarnos eso, pero era nuestra iniciativa, nuestra manera de
analizar las cosas en ese momento y poco a poco nos fuimos dando cuenta, a través de
la formación, que las cosas no eran así, que había que cambiarlas
La responsabilidad, en cuanto al contenido de las obras que realizan estos grupos,
no estaría bien sustentada si no coincidiera con la experiencia y/o el manejo, de
parte de las actrices y los actores, de los temas que abordan, tal como dice Cristina
Arévalo: “ustedes no van a hablar de un tema si no se ponen a estudiar”
Por lo que el estudio de los temas a tratar, vinculados con el contexto de la
comunidad a intervenir, es la parte que más se señala en cuanto a la característica
principal que debe sobresalir en las actrices y los actores de un teatro popular con
enfoque de género, incluso más allá de la actuación. Tal como lo menciona Cristina
Arévalo del grupo Las Hijas del Maíz:
Yo creo que sí debería de haber algo, por lo menos una preocupación de entender de
qué estamos hablando, debería de haber un interés de las personas que hacemos este
tipo de teatro por estudiar, leer y ver un poco más allá de las cosas (…) Hay que tener
un interés en el contenido.
Punto de coincidencia con Ana Francis Mor de Las Reinas Chulas:
Creo que las características específicas para trabajar con este enfoque es básicamente
estudiar; estudiar el enfoque, estudiar feminismo, estudiar el género; y tratar de pasar
por el cuerpo esa teoría de género y la teoría feminista, es decir, todas estas
implicaciones de crecer con la diferencia de que si eres hombre o si eres mujer, o cómo
te transforman el cuerpo, o cómo te transforman las emociones; al cuestionarnos como
actores, como actrices sobre la construcción de nuestras corporalidades, de nuestros
mapas emocionales, pues tendríamos que hacernos también esa pregunta, ¿Qué tan
condicionadas estamos a partir de la diferenciación de género?
4.1.2 Desde el teatro podemos hablar de todo… eso sí, con mucha
responsabilidad
Una de las grandes preguntas que se profundizó durante las entrevistas a los grupos
de teatro fue sobre las temáticas que han abordado durante su trayectoria y es
enorme la cantidad de temas sociales que se han puesto en escena.
A nivel general de todos los grupos, se pueden resaltar temas que tienen que ver
con la política del momento, siempre atravesados por la perspectiva de género;
temas sobre la violencia hacia las mujeres; el derecho a decidir; las identidades de
género; las relaciones desiguales de poder; la sexualidad; el lesbianismo en
Nicaragua; las mujeres rurales y su derecho a la tierra; el amor romántico en las
22
mujeres; las masculinidades; el empoderamiento de las mujeres; el desempleo; la
explotación laboral infantil; el abuso sexual desde un análisis interno; el tema
ambiental; el maltrato psicológico en niños y niñas; las relaciones entre niñas y niños
y la equidad y el cooperativismo.
Otra pregunta que se consideró importante resaltar en este acápite fue sobre el
tema de las historias de las obras y su origen; siendo una referencia común, que las
historias que aparecen en sus obras son basadas en hechos reales, sean de la
comunidad donde pertenecen, de mujeres y hombres que compartieron sus
historias, sea en un taller, en una organización, en una mesa de tragos, por las
redes sociales, en los buses y hasta por la calle; y en muchas ocasiones, también
se ven reflejadas las historias personales de las actrices y de los actores.
Martha Meneses señala que:
Son historias que salen de nosotras, esas historias de las mujeres, igual, las historias de
las mujeres que han pasado por la Casa Albergue, nuestras propias historias y de
algunas mujeres que trabajaron en el Colectivo (…) esas historias reales nosotras las
incorporamos a la obra. Hay una cuestión que tiene que ver con el ser feminista, que de
una u otra manera, le da otra mirada cuando trabajas a un personaje. Sin ánimo de
sonar tan fundamentalista, hay un lema que decimos las feministas que es lo que no
pasa por el cuerpo, no pasa; esos cuerpos son los que han vivido lo que es la violencia,
lo que ha sido la discriminación, son los que han vivido la exclusión y no todos los
cuerpos lo han vivido.
Punto en común con Gerardo Molinares al referir que:
Las historias salen de lo que cada uno de los actores y de las actrices cuenta de sus comunidades porque Tecum Umanii está compuesto por gente de varias comunidades y de varios municipios y ahí hay miles de historias, Parten de historias reales, luego nosotros le metemos la parte teatral, pero son historias que nosotros conocemos, la obra De macho a macho no es una historia inventada, es mi historia personal, la historia de cada uno del grupo (…) Es la obra más exitosa del grupo, pero no es por el tema, es porque partió de nuestras historias, de nuestra realidad, somos nosotros expresándonos ahí
El enfoque feminista apuesta a que todos los temas sociales que se aborden desde
el teatro deben pasar primero por nuestro cuerpo con una postura crítica y reflexiva
para poder narrar la historia en una obra de teatro identificándonos en ella y así
poder lograr la identificación del público con la misma y por tanto la reflexión.
4.1.3 Los aportes novedosos del teatro popular tradicional y del teatro
popular feminista
Es importante señalar que el teatro popular tradicional ha hecho grandes aportes en
la historia del teatro en Nicaragua, el Grupo Tecum Umanii y el grupo Quetzalcóatl,
23
con larga trayectoria en el teatro popular, señalan que desde su quehacer teatral
han hecho aportes significativos.
Gerardo Molinares, del grupo Tecum Umanii, resalta que los mayores aportes como
compañía de teatro popular campesino son:
A nivel artístico teatral y estético hay una propuesta escénica que tiene que ver con el
condensar en una obra de teatro el lenguaje, la música, la danza, la pintura, la poesía y
la tradición oral; y proponerlo como una manera de hacer teatro
Lograr hacer del teatro una expresión crítica del arte y, como hacedores, con una
posición crítica frente a la realidad. Es un trabajo teatral que se basa y se sustenta en
la crítica; es un trabajo teatral que su contenido y su forma están para el cambio y la
transformación de la sociedad.
Posición política firme desde que comenzamos hasta hoy. Creo que eso se convierte en
un referente, es decir, nos hemos ganado un lugar en el teatro nicaragüense y el respeto
Contar con una compañía de teatro rural en Nicaragua es un aporte significativo al teatro
nicaragüense
Contar con una escuela de teatro popular con una formación integral, que va más allá
de una escuela de actuación convencional, es decir, a la escuela no se llega por un
tiempo, ni por un cartón, ni por asignaturas, se llega por un cambio individual, para
hacerte mejor ser humano, la actuación es lo secundario.
Para Pablo Pupiro del grupo Quetzalcóatl, los aportes más relevantes que dejan
como grupo y como parte del Movimiento de teatro popular – Movitep/sf, radican en
que:
Hemos aportado a una dramaturgia nacional, hablando de textos, porque las obras
fueron escritas, en su mayoría, por Ernesto Soto; actor, escritor, director y dramaturgo,
(q.e.p.d).
También hemos apostado a una identidad de teatro popular nicaragüense, con sus
propias raíces, esquemas, maneras de ser, es decir, es todo una identidad.
Otro aporte es el rescate de los elementos de la tradición oral popular nicaragüense.
Hemos aportado no solo al teatro popular y a su identidad sino que hemos aportado al
teatro latinoamericano porque formamos parte de esa diversidad de maneras de hacer
teatro; tanto en los niveles metodológicos, de sistematización y de impacto con el
público.
Cabe mencionar que existe una escuela de formación actoral en teatro popular ubicada
en el departamento de Matagalpa, que forma parte de Movitep/sf.
En cuanto al teatro popular feminista, se pueden destacar varios aportes novedosos,
entre ellos se encuentra la incorporación del humor en sus obras de teatro, pero no
ese humor que busca hacer reír por reír, sino ese humor que trae consigo una
reflexión y que logra quedarse dentro del público; para profundizar en este tema,
24
más adelante tendremos un apartado hablando sobre la importancia del humor en
los grupos de teatro feminista.
De igual manera, existen otros factores que resaltan lo novedoso que trae este
teatro popular con apellido, lo cual nos demuestra que es una herramienta que
funciona para realizar trabajos comunitarios.
Gerardo Molinares resalta varios aspectos que lo llevan a reconocer que el teatro
popular feminista tiene gran potencial en el trabajo comunitario, lo cual es
considerado como algo novedoso de estos grupos, tales como:
El teatro popular feminista es un teatro en el que se establece una sólida coherencia
entre el discurso estético teatral y las hacedoras, la práctica de vida de las mujeres está
articulada y asociada al hecho escénico. Esa es una novedad y me parece una cosa que
deberíamos aprender el resto de expresiones teatrales
Tienen un público con el que hay complicidad, aspiraciones, compromisos políticos
comunes, intereses comunes, etc., hay un público a quien se dirigen y del cual se
retroalimentan para las obras de teatro.
Son expresiones de teatro popular feminista articulada al movimiento social de las
mujeres, ninguna de las otras expresiones teatrales están vinculadas a un movimiento
social
Los grupos de teatro de mujeres están articulados a la lucha por la reivindicación de los
derechos humanos de las mujeres desde una teoría feminista
Sus hacedoras tienen una formación política feminista, los teatristas en general no tenemos ninguna formación política, pero ni siquiera teatral.
Pablo Pupiro del grupo Quetzalcóatl resalta que:
Lo novedoso es que están abordando las temáticas desde su identidad de género,
identidad de problemas, desde cómo viven la vida, todo lo que viven las mujeres.
A lo que Cristina Arévalo reafirma:
También es poner en escena esos temas que están ahí pero nadie se atreve a decirlos
y eso ha hecho que la gente simpatice con nosotras, que nos siga; otra cosa súper bonita
es que es un teatro hecho por mujeres, el cual tiene otras sensibilidades, otras visiones.
Y Martha Meneses hace mención importante del uso de este tipo de teatro como
una herramienta potente para seguir demandando el cumplimiento de los derechos
de las mujeres:
Con la influencia de las Reinas Chulas de México, nos han transmitido una forma de ver
el teatro como una herramienta potente, una herramienta para estar encima de estos
contextos cada vez más cambiantes, complejos y difíciles, especialmente para las
mujeres, y como activista y feminista tenemos que estar ahí poniendo el dedo en la llaga
para que estos estados o gobiernos tengan claros que las mujeres no olvidamos y que
25
todavía hay un montón de pendientes en las agendas de las mujeres y que ellos no lo
toman en cuenta.
4.1.3.1 Nuestro humor es una apuesta política
Ana Francis Mor, señala que actualmente están haciendo estudios muy importantes
sobre el humor, ya que éste puede e incide en el cambio social, sobre todo porque
genera esperanza; siendo éste un punto importante del género de teatro-cabaret.
Atendiendo este punto, el Programa Feminista La Corriente, desde el año 2010, ha
incluido dentro de su plan de trabajo, la realización de un taller nacional de Teatro
Cabaret feminista impartido por la compañía de teatro cabaret Las Reinas Chulas
de la Ciudad de México, tomando en cuenta que diversas organizaciones feministas
reconocen la necesidad de diversificar los medios de sensibilización y educación en
materia de derechos de las mujeres y que en Nicaragua existe un importante
movimiento de teatro popular con larga trayectoria, (La Corriente: 2013); siendo
parte de estos procesos los grupos 8 de Marzo y Las Hijas del Maíz, que forman
parte de los grupos de teatro entrevistados para esta investigación.
Se ha comprobado que la risa empodera y que puede llegar a ser tan transgresora
como el feminismo mismo; por lo que los grupos de teatro popular feminista han
señalado que el uso del humor en sus creaciones teatrales significa una apuesta
política; porque a través el humor se puede lograr una crítica política y social
elaborada a partir de temas sinuosos (Sotres: 2016), tal como lo reconoce Cristina
Arévalo:
Este tipo de teatro que nosotras hacemos, yo creo que lo novedoso es ponerle humor al
tema feminista, yo soy una convencida que vamos a sumar más gente con la risa, pero
con la risa inteligente
La risa inteligente va más allá de reírse por burlarse de una persona de forma
despectiva, sino, como dice Martha Meneses, es esa risa que te hace reflexionar,
esa risa que no vuelve vacía:
Creo que el sello que le ponemos es la risa pero con contenido, gozar y reflexionar; esa
es la mayor apuesta que le hace el teatro popular feminista al teatro
En otras palabras, como dice Ana Francis Mor, el aporte principal ha sido llevar la
visión feminista al humor y el humor a la visión feminista; por eso es una apuesta
política.
4.1.4 El teatro popular y el trabajo comunitario
Los grupos de teatro entrevistados, a lo largo de su trayectoria han venido
realizando diversos trabajos con la comunidad donde dirigen sus trabajos, los cuales
26
consisten en presentaciones de obras de teatro, foros, debates y talleres con el fin
de tener un contacto más directo con la población y así poder incidir de manera
directa en el imaginario colectivo para poder transformar realidades. Por las
temáticas que aborda cada grupo, el público meta a quien dirigen sus trabajos varía,
sin embargo todos coinciden que sus trabajos van dirigido al público popular, dícese,
público de comunidades, de barrios, de calle, de plazas; sean hombres, mujeres,
jóvenes y adolescentes del campo y del sector urbano.
El trabajo comunitario que estos grupos realizan se da a través de dos vías: uno,
que el grupo de teatro mismo se propone realizar un montaje sobre una
problemática social, siendo él mismo quien se encarga de crear conexiones con
líderes de comunidades para poder presentar su trabajo y realizar procesos de
debate y reflexión con los asistentes a la presentación o bien crear alianzas con
organizaciones o institución pública para lograr financiamiento y llegar a esas
comunidades. La otra vía se da cuando es la organización o institución pública
quien solicita al grupo de teatro que se elabore o se realice un montaje teatral en
temas específicos para presentarse en espacios específicos.
Sin embargo, hay trabajos comunitarios diferentes, desarrollados por los grupos de
teatro entrevistados que, en su afán por lograr cambios en las comunidades y
porque el teatro sea efectivamente un motor de transformación social, han venido
implementando diferentes dinámicas en sus presentaciones.
Caso Tecum Umanii:
Este grupo de teatro está incursionando en la implementación de un nuevo elemento
en sus presentaciones de la obra De macho a macho, que fortalece el trabajo con
las comunidades; generalmente después de presentar esta obra realizan un foro-
debate con el público presente, siendo el elemento nuevo, el realizar un trabajo
donde las mujeres y los hombres que vieron la obra, escriban una serie de
compromisos que fomenten el cambio, en cuanto a su manera de relacionarse entre
sí, dentro de la comunidad.
Según Molinares, una vez que termina la charla temática, forman grupos de
hombres y de mujeres para que, por separado, formulen una lista de compromisos
que estén dispuestos/as a cumplir. Dinámica que está dando buenos resultados:
Una vez que logren compartir las problemáticas que están pasando, les pedimos tanto a hombres como a mujeres que escriban compromisos, esos que realmente van a asumir. Entonces los separamos y luego los hombres vienen con sus papelógrafos y las mujeres también y se carean para que lean los compromisos de cada quien y los cumplan. Al final, cerramos con tres o cuatro canciones y nos vamos, pero quedamos con la comunidad bien, ya nos conocen, nos quieren, nos tienen confianza y ya quedamos en comunicación. Ese es el teatro y el trabajo comunitario que hacemos y esto nos lo permite el lenguaje que hablamos, llegamos con sus mismos recursos, los
27
mismos medios y eso acerca a las personas. (G. Molinares, comunicación personal, 04 de noviembre del 2016)
Caso 8 de Marzo
Este grupo de teatro nació de un colectivo de mujeres que lleva el mismo nombre,
este grupo está en función de los propósitos del colectivo. El teatro contribuye con
su trabajo de educación y sensibilización para el logro de los objetivos que tiene el
colectivo de mujeres.
Nuestro público principal son las mujeres, los jóvenes y las adolescentes porque
nosotras somos un grupo que venimos del Colectivo 8 de marzo, que está enraizado en
lo local, en el trabajo con mujeres, con jóvenes, un colectivo que se ha propuesto hacer
incidencia en la población, para que reflexionen y tomen conciencia. Nuestro trabajo está
más dado a lo comunitario y a los barrios. (M. Meneses, comunicación personal, 18 de
noviembre del 2016)
Caso Quetzalcóatl
Este grupo de teatro realizan obras dirigidas a todo público, su trabajo ha hecho
incidencia tanto para un público de niñas y niños como para un público de personas
adultas; forman parte del Movimiento de teatro popular Sin Fronteras (Movitep/sf) lo
que les ha facilitado trabajar en distintas comunidades y hacer procesos de
intervención, tal fue la experiencia de trabajar obras con enfoque de género
reconociendo el poder del arte para la transformación social:
Luego que salió la ley 779 (Ley integral contra la violencia hacia las mujeres), nosotros
empezamos a darle vuelta al asunto y empezamos a decir que deberíamos tener un
papel en ese rollo. Había que empujar desde el teatro para que desde los mismos grupos
de teatro se reflexionara como individuos con respecto a este tipo de problemáticas y
fue allí donde surgieron alrededor de 16 obras de teatro entre todos los grupos que
abordaban la violencia hacia las mujeres desde distintos tópicos, de distintos puntos de
vista, desde los que podían ser muy profundos hasta los que podían ser muy
superficiales. (P. Pupiro, comunicación personal, 04 de noviembre del 2016)
Caso Las hijas del maíz
Este grupo de teatro-cabaret feminista, cuyas raíces son del teatro popular, realiza
sus obras dirigidas a todo público, reflejando en sí las problemáticas que viven las
mujeres en sus múltiples dimensiones, con el fin de dar a conocer al público esas
realidades y se genere un interés por esos temas. Las presentaciones son
realizadas en cualquier espacio común. Uno de sus mayores logros con la obra
Ellas porfiadas, ellos tan sordos, que trata sobre las problemáticas de las mujeres
rurales y el derecho a la tierra fue la incidencia que generó reflexión en una joven
universitaria sobre esta problemática y fuera el punto de partida para que ella
realizara su trabajo final de grado con un campaña publicitaria en apoyo a las
mujeres rurales sin tierra. Esto significó que el tema de las mujeres rurales sin tierra
28
corriera por la universidad y más jóvenes se dieran cuenta de este tema urgente
que nos afecta a todas y a todos y se unieran a la campaña “Tierra para ellas”.
Caso Las Reinas Chulas
Esta compañía de teatro-cabaret feminista, radicada en la ciudad de México, realiza
sus montajes dirigidos a público popular, sin embargo, en los últimos tiempos, sus
trabajos han llamado la atención de otro sector de la población que normalmente
asistían a ver obras de teatro comerciales, es decir, meramente de entretenimiento.
Nos dirigimos especialmente al público popular, a la gente de la calle, de las colonias,
de los pueblos, etc., con ese público nos va muy bien, nos es muy fácil, con el público
más urbano supongo pues que está más clavado hacia la izquierda, público pensante,
digamos estudiantes, académicos, periodistas, activistas, gente con más afinidad con la
gente de izquierda; ese es nuestro público natural; ahora empezamos a tener un público
que ve lo que hacemos como algo exótico, es decir, públicos que vienen de otros estratos
sociales, de otras esferas, que consume principalmente teatro comercial, que tiene otro
tipo de vida (…) y bueno, sin duda con el público feminista nos va increíble, en México y
en el mundo. (A.F. Mor, comunicación personal, 19 de noviembre del 2016)
De esta compañía de teatro se puede decir que, una parte del trabajo comunitario
que realizan está enfocado en grupos de mujeres en Nicaragua a través de talleres
de teatro-cabaret feminista dirigido a mujeres feministas, no feministas, teatristas,
no teatristas, organizadas y no organizadas; con el fin de crear reflexiones y
acciones sociales que hablen de las desigualdades de género y las afectaciones
que viven las mujeres, y a través de eso crear montajes teatrales donde el humor
sea el eje transversal de esas puestas en escena desde un enfoque feminista. Este
trabajo lo realizan a través del Programa Feminista La Corriente, una organización
feminista que está apostando en promover un activismo más simpático, más
divertido y más entretenido.
Ante esta nueva forma de hacer teatro y esta nueva propuesta que gira en torno al
cambio social, se suma la participación del público, quienes han tenido buena
recepción y reflexión ante los temas sociales reflejados en las obras. Es importante
resaltar en este punto, que no se logra el desarrollo de una comunidad a través de
una presentación de teatro ya que se requiere la suma de varios elementos
multidisciplinarios, sin embargo, el teatro sí puede funcionar como una herramienta
capaz de incidir en la transformación social de una comunidad.
Es importante hacer la aclaración, que cuando se habla de teatro popular feminista,
se hace referencia a estos grupos que abordan las desigualdades de género como
eje transversal en todos sus montajes, independientemente de los temas que
aborden, mientras que cuando hacemos referencia a los grupos de teatro popular
tradicional con obras que tengan enfoque de género, hacemos referencia a los
grupos entrevistados, que han trabajado este tema en obras de teatro, sin embargo
no es un eje transversal en su quehacer teatral.
29
4.1.5 El trabajo comunitario desde el teatro popular feminista
El Movimiento de teatro popular Sin Fronteras (Movitep-SF) señala que durante la
década 1979-1989, el teatro popular en Nicaragua vivió condiciones históricas
excepcionales, las que posibilitaron el surgimiento de cientos de grupos dedicados
a este arte: experiencias, intercambios, debates y una impresionante producción
teatral, con diferentes niveles de desarrollo, pero con una dinámica propia muy
importante para la historia del teatro nacional. La conformación de grupos que
practicaban la creación colectiva y la creación teatral abordando un tema social,
desde el enfoque de teatro popular, consideraban importante no descuidar la parte
de la investigación, experimentación, reflexión y profundización artística integral del
oficio. (s.f.)
Gerardo Molinares, actor, director y dramaturgo del grupo Tecum Umanii, señala
que con el triunfo de la Revolución Popular Sandinista, el teatro popular tuvo un
gran auge debido a la existencia de un Ministerio de Cultura, a través del cual los
integrantes de los colectivos de teatro popular recibían capacitaciones de grupos
extranjeros, permitiendo la profesionalización como grupo y la retroalimentación de
experiencias en cuanto al abordaje de temas sociales; uno de los grandes aportes,
de esta etapa, fue la experiencia de la creación colectiva.
En 1979 cuando triunfa la revolución se crea el Ministerio de Cultura y con éste el
departamento nacional de teatro y en este departamento estaba como director nacional
Alan Bolt, y desde ahí se crean tres colectivos de teatro rural, uno para Matagalpa, otro
para León y el otro para Bluefields. El de León se llamaba Teyocoyani, dirigido por
Filiberto Rodríguez, el de Matagalpa estaba dirigido desde el departamento de teatro por
Alan Bolt pero teníamos una asesora técnica cubana y el grupo de Bluefields se llamaba
Campos azules, la idea era que estos colectivos de teatro hicieran investigaciones
sociales sobre las problemáticas socioeconómicas y cultural de cada región y que lo
plasmaran en el teatro para generar procesos educativos y de sensibilización, la visión
era de trabajo colectivo (…) Se apostaba por lo colectivo porque lo colectivo encerraba
una serie de valores que tenían que ver con la integración, participación, cooperativismo,
colectividad y compañerismo. (G. Molinares, comunicación personal, 04 de noviembre
del 2016)
Desde ese entonces el teatro en Nicaragua toma un giro hacia lo social, ya que
estos grupos empiezan a crear obras de teatro que tuvieran dos funciones: la de
entretener y divertir a la población y la de informar y/o educar sobre un tema
específico o, contar situaciones que estaban pasando dentro o fuera de la
comunidad. Como lo señala Molinares:
(…) yo me integré al grupo Nixtayolero y empezamos a recorrer haciendas, anduvimos
en ciento setenta haciendas en Matagalpa y Jinotega presentando obras de teatro sobre
producción, sobre sindicatos y la participación de la gente en espacios que la revolución
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estaba creando y abriendo. (G. Molinares, comunicación personal, 04 de noviembre del
2016)
El accionar del teatro popular se establece desde la perspectiva del pueblo para el
análisis de la realidad social que en él aparece y que es reflejada en la historia de
los personajes. Reconociendo esto, el teatro popular ha estado y está presente en
el trabajo comunitario de forma permanente, porque ese es su origen.
Siguiendo la línea del teatro popular, entendido como la voz del pueblo, la voz de
diferentes grupos sociales, es cuando surgen los grupos de teatro popular
conformados por mujeres feministas.
Sin embargo, el ingreso de estos grupos al mundo teatral ha sido todo un reto, desde
aquellos años de la revolución hasta la actualidad, si bien, desde el teatro popular
se tocaban los temas de pobreza, desigualdades sociales, medioambiente, etc., el
tema de las distintas problemáticas de las mujeres no estaba presente como un
tema urgente a tratar dentro del trabajo comunitario.
Isela Xitlali Gómez señala en su investigación “La revolución teatral: las
Concientizadas, las Empoderadas, las Liberadas en el Teatro Feminista
Nicaragüense” (2011) que en 1986 surgió el primer grupo de teatro hecho por
mujeres en Matagalpa llamado Cihuatlampa, si bien no se denominaban teatro
feminista dentro del contenido de las obras estaba más que explícito, ya que la
primera obra que montaron y presentaron en varias comunidades fue sobre el tema
de la violencia en el trabajo doméstico. Luego, Cihuatlampa se dividió en dos
grupos, uno como el grupo de teatro del Colectivo de mujeres de Matagalpa y el otro
con el nombre original. En 1992, el grupo de Cihuatlampa no tenía la fuerza para
seguir trabajando después y el grupo del colectivo empezó a llamarse como el grupo
Nuestra Cara, reconociendo “el nombre precioso” del grupo original. (pp 17-19)
Gómez continúa señalando que en el departamento de Managua el nacimiento del
teatro hecho por mujeres empezó distintamente. Algunos años antes de la
formación de Cihuatlampa en Matagalpa, el Colectivo de mujeres 8 de Marzo en
Managua, había estado presentando obras de teatro como una reacción a los
movimientos sociales que la Revolución Popular Sandinista, en los años ochenta,
estaba promoviendo; incluso una investigación sobre la violencia en la sociedad,
que según este colectivo, no hablaban de la perspectiva de las mujeres aunque ellas
vivían la violencia diario. Fue entonces cuando los grupos de mujeres feministas
comenzaron a utilizar el teatro como una herramienta de sensibilización en la
comunidad, no necesariamente como una herramienta organizativa sino como una
herramienta educativa. De ahí las mujeres del colectivo crearon el Grupo de Teatro
8 de Marzo hasta la actualidad. (pp 18-19)
El camino recorrido por los grupos de teatro popular feminista ha estado marcado
por exclusión, discriminación, retos y esperanza ya que aún no son considerados
como teatro popular, ni tampoco reconocidos con el apellido feminista que es lo que
31
los identifica del resto de grupos de teatro. Tal como lo señala Martha Meneses, del
grupo 8 de Marzo, con más de 21 años de trayectoria dentro del mundo del teatro
popular nicaragüense:
Desde que nacimos ya teníamos este enfoque. Éramos pequeñas y recuerdo que
queríamos cambiar al mundo, éramos bastante panfletarias al inicio, eso nos lo dijeron
en México, en un Festival que fuimos en 1998, salimos llorando pero creo que fue una
experiencia que valió la pena porque nos dimos cuenta que el restante de los grupos de
teatro que estaban ahí veían con mucho peligro que estuvieran feministas haciendo
teatro. Hubo hombres que ponían fotos diciendo soy macho y qué. Está bien que nos
cuestionaran porque estábamos siendo muy panfletarias porque no manejábamos
herramientas pero el punto no era solo eso sino el tema que tocábamos, recuerdo que
una señora peruana nos dijo apártense de esas mujeres, lo que quieren es destruir a los
hombres, ustedes son jóvenes, todavía están a tiempo, hagan otro tipo de teatro. (M.
Meneses, comunicación personal, 18 de noviembre del 2016)
El término feminismo ha traído históricamente un mal sabor a quienes lo escuchan,
ya que tiene adjudicado términos peyorativos que causan rechazo a nivel social, ya
que la sociedad machista y religiosa se ha encargado de crear una imagen negativa
llamándola: anti-hombres, pro-aborto, anti-religión, entre otros términos.
Nuria Varela en su libro Feminismo para principiantes (2005) menciona que el
feminismo cuestiona el orden establecido, (quizá sea por eso que se ataca tanto
este movimiento de manera histórica), ya que el feminismo es un discurso político
que se basa en la justicia. El feminismo es una teoría y práctica política articulada
por mujeres que tras analizar la realidad en la que viven toman conciencia de las
discriminaciones que sufren por la única razón de ser mujeres y deciden organizarse
para acabar con ellas, para cambiar la sociedad. Partiendo de esa realidad, el
feminismo se articula como filosofía política y, al mismo tiempo, como movimiento
social. (p 10)
En Nicaragua, los grupos de teatro popular feminista han hecho historia, no solo por
los temas que han puesto en escena y que hacen denuncia pública sobre las
problemáticas de las mujeres, sino por la lucha de ganarse el espacio público y
poder hablar de todo lo que les atañe como mujeres, pero de igual manera hablar
de las afectaciones que nos produce estar inmersas/os en un sistema machista,
afectándonos en las relaciones entre hombres y mujeres.
En determinado momento los teatros clásicos, por decirlo así, vieron con recelo la
llegada de estos grupos que nacimos de los colectivos porque en el fondo decían ellos:
ni son profesionales, ni han estudiado teatro, ni saben qué es teatro, ni han ido a una
escuela y vienen aquí a hacer obras de teatro; pareciera que en determinado momento,
para ellos, nosotras irrespetábamos el teatro. (M. Meneses, comunicación personal, 18
de noviembre del 2016)
Retomando que uno de los puntos de referencia en común entre los grupos de teatro
entrevistados, es el tema social, considerado como uno de los elementos básicos
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que marca el trabajo del teatro popular, tal como lo menciona Pablo Pupiro, del
grupo Quetzalcóatl:
Yo creo que el hecho de haberle dejado o que le sigamos llamando teatro popular a una
línea de teatro que nos identifica, es querer decir que nosotros seguimos manteniendo
una línea en la que pesa mucho el trabajo o el tema social. Ese es uno de los elementos
básicos que marca el trabajo del teatro popular (…) Lo popular define una manera de
hacer teatro que es la de creación colectiva. (P.Pupiro, comunicación personal, 04 de
noviembre del 2016)
En Nicaragua existe la Escuela Nacional de teatro, sin embargo un punto
interesante de estos grupos es que no necesariamente su experiencia teatral se
originó en la academia. Sin embargo, es importante hacer referencia que entre estos
grupos de teatro popular, el no tener una formación en técnicas teatrales desde las
escuelas formales de teatro, no les representó un impedimento para realizar obras
en este género con contenido social y estética. Según Piga (1979), esta modalidad
de hacer teatro, no requiere actores profesionales, ni decorados, ni trajes, ni utilería.
Se gesta con rapidez y se produce en íntima relación con el público.
Según este autor, cualquiera que sea la forma que adopte el teatro popular, éste
debe ser vital y vitalizador, entretenido, inteligente y provocador de la inteligencia
popular. Lo esencial debe ser el contenido, las ideas, los problemas y conflictos
que presente, que los caracteres de los personajes se correspondan con seres
vivos, que refleje una verdad auténtica del pueblo… la forma debe ser cualquiera y
el género debe ser aquel que mejor sirva para destacar el contenido. (Pp 70-71)
Para Gerardo Molinares, su formación en técnicas teatrales dio inicio en el grupo de
teatro popular Nixtayolero y del teatro cubano Cambray, en la década de los
ochenta, dirigidos meramente al trabajo comunitario:
Yo recibí formación de Caridad Chao Carbonero que venía del teatro cubano y
especialmente del teatro Cambray, era una de las actrices de ese grupo, tuve una
formación del teatro cubano, luego tuve la formación de Alan Bolt como director de teatro,
él tenía su propia visión de la pedagogía teatral que para mí fue excelente porque los
Nixtayolero fuimos los que fuimos y los que estamos vivos todavía somos lo que somos
gracias a esa pedagogía teatral de Alan Bolt ya que no solamente nos formó como
actores y directores sino también como seres humanos y nos inculcó una formación
estética, conceptual y política al mismo tiempo, era obligatorio leer, investigar, escribir,
estar en debates, análisis y discusiones; dentro de eso también estaban los criterios que
tenías que respetar los criterios de los demás, aprender a analizar y a cuestionar
Para Pablo Pupiro, del grupo Quetzalcóatl, el Ministerio de cultura que se estableció
en los años ochenta fue la oportunidad para recibir diversas técnicas que
enriquecían su técnica teatral:
Después de treinta y algo de años yo ya no sé por dónde he pasado pero he pasado por
la escuela de teatro de los centros culturales del Instituto de Cultura de hace muchos
años, los años ochenta, las distintas capacitaciones que vinieron a dar un montón de
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gente de Brasil, Paraguay, Colombia, Cuba, Unión Soviética, los Estados Unidos; fue
cantidad de gente que vino a dar talleres. Nosotros éramos instructores de teatro del
Ministerio de Cultura, organizaban los talleres e iban obviamente los instructores de
teatro
Para Martha Meses del grupo 8 de Marzo, la primera escuela de teatro que recibió
fue en el Colectivo de Mujeres 8 de marzo, donde buscaban a una actriz para el
grupo, la cual sería seleccionada a partir de un taller impartido por el actor
nicaragüense César Meléndez, luego recibieron muchos talleres de teatro impartido
por actrices extranjeras:
Al inicio recibíamos clase con una italiana, Rossana Ravessana, nunca más supimos de
ella, pero nos enseñó una forma de hacer teatro vinculado a la propia vida, porque ella
decía “no hay nada mejor que hacer un teatro vivido desde la propia experiencia”;
entonces ahí comenzamos a contar nuestras propias historias (…) pero luego ella nos
dijo que ya siendo responsables, necesitábamos ir a una escuela de teatro y fue cuando
nos sugirieron ir a la Escuela de teatro Justo Rufino Garay que es la única escuela que
existe aunque creo que existe la Escuela Nacional de teatro pero en ese momento nos
dijeron que el Justo Rufino era bueno
Para Cristina Arévalo, del grupo Las Hijas del Maíz, la escuela de teatro Justo Rufino
Garay fue su primer acercamiento al teatro, sin embargo, fue el inicio de varios
cursos que marcaron su formación teatral y su forma de hacer activismo feminista:
La escuela de teatro Justo Rufino Garay finalmente abrió un curso de teatro los sábados
y a mí me facilitaba poder ir, así hice tres o cuatro talleres. De ahí se queda la comezón
de decir y ahora qué sigue, fue entonces cuando las colegas del grupo de teatro feminista
8 de marzo iban a empezar un nuevo montaje y me convocaron, hicimos el montaje de
una obra sobre violencia y después, en mi trabajo, pensando en cómo poder hacer un
activismo más simpático, más divertido, más entretenido, les escribí a las Reinas Chulas
de México porque pensaba que ese activismo, ése tipo de cosas que ellas hacían, hacía
falta aquí en Nicaragua, empezamos una comunicación para ver cómo se hacía,
entonces hicimos un primer taller de teatro cabaret y logramos hacer seis talleres de
teatro cabaret y ahí me di cuenta que ese era el tipo de teatro que yo quería hacer, un
teatro feminista con sentido del humor
Cecilia Sotres, integrante de la compañía de teatro-cabaret Las Reinas Chulas y
autora del libro Introducción al Cabaret (con albur) señala que el teatro-cabaret es
un género teatral popular de resistencia que utiliza el tono fársico y el humor para
lograr una crítica política y social elaborada a partir de temas sinuosos y del uso de
elementos satíricos e irónicos y con la participación activa y cómplice del público.
(2016:21), técnica que está siendo utilizada actualmente por varios grupos de teatro
popular feminista en Nicaragua ya que se incorpora en sus creaciones escénicas el
humor como una apuesta política para el cambio social como se mencionaba en
acápites anteriores.
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Por tal razón, Ana Francis Mor, integrante de la Compañía de teatro-cabaret Las
Reinas Chulas, refuerza que este tipo de teatro-cabaret también es considerado
teatro popular por sus características y planteamientos:
El teatro cabaret que hacemos Las Reinas Chulas sí se encuentra dentro del terreno del
teatro popular porque nos basamos en la técnica de la Carpa y la Revista que es una
técnica para acercar los temas más complejos o más complicados, de una manera
simple, sencilla, no por eso menos profunda, a la gente de una manera popular, con un
lenguaje popular, imágenes populares, personajes populares. Sí es popular y es
feminista.
En referencia a la preparación y/o montaje de una obra de teatro popular, todos los
grupos resaltaron un proceso similar, que aunque no está establecido teóricamente,
es algo que los caracteriza de forma singular. Dicho proceso consiste en la
selección del tema central, los subtemas, la investigación como punto de partida en
todo trabajo teatral, la construcción de la historia y sus personajes, procesos de
improvisación a través de lluvia de ideas que funcionen para escribir el texto,
selección de las mejores escenas improvisadas, selección de vestuarios,
musicalización, estética o montaje, ensayos generales, y como último punto que se
considera para que la obra esté lista para presentarse al público es la validación de
entes externos que manejen el tema de la obra, aunque no todos los grupos lo
realizan, la mayoría de las y los entrevistados coinciden en que la validación de sus
trabajos es la parte más importante de toda creación escénica, e incluso hay
quienes afirmaron que es el momento más importante porque es ahí donde se
fortalece la creación colectiva, esa que va más allá del grupo y que involucra a
personas que manejen el contenido con el fin de retroalimentar la obra de teatro.
Es parte de la responsabilidad no solo llevar entretenimiento a las personas o hacer
un trabajo solo por hacerlo, sino presentar un tema donde se identifique la
comunidad y que genere impacto en cuanto a la reflexión. Como lo plantea Martha
Meneses del grupo 8 de marzo:
En la obra Ser como el aire quisiera hay mucha gente involucrada, gente que aportó para
que saliera ese producto, de igual con esta última obra Y si ella escucha su cantar hubo
mucha gente que alimentó el trabajo, creo que se hace un trabajo más rico. Nosotras
queremos ser responsables con nuestro discurso, queremos llevar algo a la gente que
les impacte; hay que valorarla con otras personas.
El sentido de la creación colectiva es fundamental para los procesos de montaje en
el teatro popular, como Ana Francis Mor lo resalta:
La creación colectiva, entre Las Reinas Chulas, es fundamental. Este proceso de
construcción colectiva es menos angustiosa porque si a ti no se te ocurre nada pues a
las otras tres algo se les va a ocurrir (…) Hemos hecho un montón de cosas, de pronto
compartido con otras personas que invitamos al proceso de escritura o de pronto nos
han medio escrito espectáculos, en fin, hemos ido probando distintas cosas
A lo que Molinares del grupo Tecum Umanii, reafirma:
35
La presentación de validación es una presentación con el público para ver qué
les pareció y luego hacemos los cambios, según sus aportes, y luego ya vamos
al trabajo práctico con la obra (…) en este sentido la obra se convierte en un
instrumento y no solamente se queda en lo recreativo
Es importante hacer referencia que para Tecum Umanii, el público que valida sus
obras va desde grupos de mujeres, grupos de hombres, grupos feministas,
organizaciones no gubernamentales, instituciones del Estado que han visto la obra,
estudiantes y la misma comunidad donde se presentan.
El involucrar al público en los procesos de creación escénica y tomar en cuenta sus
comentarios, crea un sentido de pertenencia en cuanto a ese trabajo, no solo por
verse reflejado en la historia, sino porque pueden incidir en el argumento de la
misma desde sus experiencias, realidades y potencialidades. El protagonismo de
la comunidad es una de las características más potentes que tiene el trabajo
comunitario, elemento que resalta en el trabajo que vienen realizando los grupos de
teatro reflejados en esta investigación.
4.2 Potencialidades del teatro popular feminista para el trabajo social
Este capítulo se desarrolla a través de entrevistas a profesionales del trabajo social,
algunos de los cuales han estado vinculados al teatro popular feminista, logrando
identificar las potencialidades de esta técnica para el ejercicio profesional. Según el
plan de estudio de la carrera de Trabajo Social en la Universidad Centroamericana,
señala que el Trabajo Social, tiene la finalidad de investigar, analizar, interpretar e
intervenir en la realidad social, generando procesos participativos que facilitan la
gestión y autogestión social que promueva el bienestar de las comunidades, grupos
familias e individuos. Ante esto, se consideró importante indagar sobre la utilización
de la técnica del teatro desde la parte académica y saber si, desde la formación de
estudiantes en Trabajo Social, se considera como una de las herramientas
importantes para las prácticas en el trabajo comunitario.
Para efectos de este estudio, se realizó entrevista a Msc. María José Díaz Reyes,
Trabajadora Social, directora de la Asociación para la Sobrevivencia y el Desarrollo
Local – ASODEL, quienes, en los últimos años, han utilizado el teatro como
herramienta en sus procesos de intervención social para la transformación. También
se entrevistó a Msc. Bertha Sánchez, Trabajadora Social, quien forma parte de la
organización Fondo Centroamericano de Mujeres – FCAM, quienes han apoyado a
grupos de teatro y grupos de cine con sentido social, creyendo que el arte apuesta
a la transformación de la sociedad. De igual manera se entrevistó a la Licenciada
Karim Duarte, Trabajadora Social, Coordinadora de la carrera de Trabajo Social en
36
la Universidad Centroamericana, UCA, donde se reconoce que el teatro es una
herramienta potente para la educación y el trabajo comunitario; también se realizó
entrevista al Licenciado Ramón Ignacio López García, Trabajador Social,
Coordinador de la carrera de Trabajo Social en la Universidad Autónoma de
Nicaragua, UNAN Managua, quienes reconocen la técnica del teatro como una
herramienta de formación para las y los estudiantes.
4.2.1 La creatividad: un elemento que no puede faltar en los imaginarios
sociales
En el trabajo social se han implementado diversas técnicas y/o modelos de
intervención social, sin duda cada proceso es diferente, por lo que para realizar
trabajos comunitarios, según Manrique (2015) el trabajo social ha tenido que
ponerse constantemente en función creativa ante los fenómenos cotidianos en los
que se tiene que desenvolver y a los que tiene que dar respuesta. Siendo así la
creatividad un factor importante en los procesos de transformación y cambio social.
La práctica profesional del trabajo social tiene una lógica metodológica que parte
del conocimiento de la realidad a través de una investigación diagnóstica y a partir
de sus resultados, planifica acciones, proyectos o programas, los evalúa y
sistematiza. La práctica feminista, según Dominelli & MacLeod (1999), ha realizado
una importante contribución al bienestar en la esfera del trabajo social; y lo ha hecho
en las cuatro actividades principales que incumben al trabajo social: la definición
de problemas sociales en los que intervenir (inclusión de la opresión de género entre
los problemas sociales), el trabajo en la comunidad, el asesoramiento y el trabajo
social institucional. El teatro popular feminista tiene potencial en todas esas esas
etapas de la intervención profesional, ya que el teatro tiene como finalidad llamar la
atención sobre un problema social con el propósito de provocar el debate y diálogo
en la comunidad; por lo que el teatro puede estar presente desde el diagnóstico ya
que permite analizar, a través de las reacciones del público, lo que piensan ante
una problemática social dada, brindando datos importantes para las
investigaciones; y también puede funcionar como planificación, ya que permite
identificar y formular acciones a futuro con un nivel de identificación, análisis y
profundización sobre el tema.
Hablar de arte y creatividad en los procesos de intervención y acción social supone
principalmente, que existen situaciones para arreglar y que incluso a través del arte
podemos hacerlo. (Olaechea & Engeli, 2012, citados en Busto, 2014: 1)
A lo largo de la historia de la disciplina del Trabajo Social, la existencia de una
relación con el Teatro se ve reflejada en diversas técnicas de tipo teatral en
diferentes métodos de intervención, así como en las técnicas y metodologías
teatrales más concretas relacionadas con la intervención grupal y/o comunitaria
(Manrique, 2015), esta relación se da a partir del reconocimiento del teatro como
37
un proceso de transformación social, tal como lo señala Edurne Busto Amézqueta
en su investigación Teatro como una herramienta de transformación en el Trabajo
Social:
(…) las chilenas Loreto Daniela Alfaro y Carolina Isabel Sura (2007) describen el teatro
comunitario como un proceso de transformación social que da cabida a un nuevo espacio
de intervención comunitario posibilitando el cambio de las formas de comunicación entre
las comunidades y las prácticas profesionales, dónde ya no es necesario únicamente
entrevistar, hablar o escuchar con las personas usuarias; sino que a través del trabajo
teatral, las comunidades son capaces de diagnosticar, identificar y recuperar el
conocimiento de cada historia. (2014:8)
En Nicaragua existen organizaciones enfocadas en el trabajo comunitario, tal es el
caso de la Asociación para la Sobrevivencia y el Desarrollo Local - ASODEL,
ubicada en el departamento de Chinandega, cuya función radica en reconocerse
como una organización facilitadora de procesos de autogestión de los grupos que
acompañan, tales como productores, productoras, hombres y mujeres jóvenes de
la ciudad y el campo y niños y niñas. Con 21 años de experiencia, se ha convertido
en pionera en el trabajo comunitario en Chinandega, la cual ha sabido combinar el
trabajo social con la línea productiva. Tal como lo señala María José Díaz, Directora
de la organización:
Cuando yo llegué a la institución no había ni una sola trabajadora social, me dispuse a
hacer un trabajo político en la institución que consistía en demostrar cuán importante era
la función de una trabajadora social para la institución porque inicialmente el trabajo
comunitario en ASODEL estaba visto como acompañamiento a productores y los
profesionales eran de las ciencias agronómicas y el acompañamiento era bastante
asistencial, pero una de las críticas que promoví, evidentemente no solo es un resultado
mío, fue el diálogo o debate sobre los procesos del desarrollo comunitario visto desde el
capital, ya que era necesario debatir también sobre el capital humano porque si íbamos
a trabajar con personas era necesario tener múltiples disciplinas al servicio de las
personas; y ese era un aporte que el trabajo social nos regalaba, todo el discurso del
desarrollo humano y el trabajo social comunitario. (M.J. Díaz, comunicación personal, 9
de noviembre del 2016)
Para ASODEL el trabajo comunitario es fundamental, alejándolo del
asistencialismo, que no es negativo, pero en el caso de la búsqueda del desarrollo
local, es necesario que la comunidad cuente con herramientas que permitan
organizarse y reconocerse como un colectivo con intereses comunes.
En el ejercicio del trabajo social se han ejecutado una serie de modelos metódicos
para los procesos de intervención comunitaria, tales como el método de grupo,
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método de desarrollo de la comunidad, método psicosocial de Paulo Freire, método
básico, la investigación participativa y la educación popular, los cuales representan
un abanico de posibilidades que se pueden emplear en el trabajo comunitario. Tal
es el caso de ASODEL quienes, a lo largo de los años, han implementado diversas
técnicas y/o métodos de promoción social en los sectores donde trabajan, teniendo
como base la educación popular, tal como lo menciona María José Díaz:
Nos hemos nutrido de todo pero como guía nuclear he estudiado la educación popular,
que no es la técnica, que no son los libros panfletarios que dicen cómo hacer divertida
la sesión; nosotros hemos estudiado el pensamiento vivo de Paulo Freire, hemos
estudiado muchos de sus enunciados y sus ensayos porque comprendemos que el
trabajo social no es neutral; hacemos diseños metodológicos para todos los procesos,
que funcionan como guía y no como norma en piedra, promovemos el teatro para
transformar imaginarios, la radio, que es una herramienta poderosa como trabajadores
sociales, las líneas de base son bien importantes todavía, el estudio de caso en menor
grado pero lo hemos hecho y los diagnósticos familiares que los hacemos cuando
trabajamos en la prevención del abuso sexual.
Las artes escénicas en general y el teatro en particular son herramientas utilizadas
por diversos grupos de profesionales multidisciplinarios que trabajan por lograr un
cambio social, realizando impacto individual y comunitario. (Busto: 2014) ya que
trabajan de una forma directa con las personas y sus realidades. Esto permite
reafirma que las artes escénicas han estado presente durante años en el trabajo
comunitario y por ende han aportado en el cambio y las transformaciones sociales.
Tal como lo menciona María José Díaz:
Como primero estudié teatro y luego me convertí en trabajadora social, vi que el teatro
es una herramienta poderosa que en los años ochenta fue un boom luego tuvo un bajón
y se subvaloró, el teatro popular se vio como rezagado, pero siempre vi que en las
escuelas primarias se hacía teatro y esto movía imaginarios… cuando se dio la primera
oportunidad en ASODEL dije queremos el teatro para los jóvenes. El costo siempre lo
ponen bajo y en el trabajo social usamos el teatro como una herramienta.
Un punto importante a señalar sobre el trabajo comunitario que realiza ASODEL es
que parte de un trabajo social con intencionalidad política, resaltando que, tanto
como el feminismo como las teorías del desarrollo local, les ha permitido tener una
reflexión crítica en cuanto a las diferentes situaciones de los grupos comunitarios:
En este momento el trabajo social que desarrollamos desde ASODEL sí sigue siendo un
trabajo comunitario pero es un trabajo social con intencionalidad política de hacer que
los grupos reflexionen desde las desigualdades donde se encuentran, por suerte nos
hemos visto impregnados del feminismo, y ya no es un trabajo social neutral como en la
universidad se plantea, ahí nos dicen que el trabajo social tiene que ser neutral porque
los grupos comunitarios son neutrales; desde el feminismo y las teorías del desarrollo
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local vemos que no hay tal posición neutral, es decir, cuando los grupos están oprimidos
vos tenes que posicionarte en un punto que va más allá de decir blanco o negro, bueno
o malo, sino como levantamos reflexiones críticas alrededor de la situación de los grupos
comunitarios. (M.J. Díaz, comunicación personal, 9 de noviembre del 2016)
En los últimos años, el teatro popular feminista ha hecho presencia en el trabajo
comunitario que realiza ASODEL como parte de uno de los procesos de
intervención, reconociendo que los trabajos presentados a través de este teatro han
sido reflexivos y de calidad:
“El teatro es parte de un proceso, si el proceso apuntaba a reflexionar sobre los derechos
sexuales y derechos reproductivos y el teatro es una herramienta para reflexionar, teníamos
que buscar a personas que, además de ser teatristas, tengan formación feminista, o sea,
no es cualquiera, en principio las alianzas deben de compartir la intencionalidad política de
ASODEL quien esté cerca de nosotros, debe manejar la técnica de teatro y ser feminista,
de otra manera cómo vamos a hacer un teatro de calidad (M.J. Díaz, comunicación
personal, 9 de noviembre del 2016)
El teatro popular feminista hace un fuerte cuestionamiento a los binarismos de
género como principal fuente de desigualdad, con el fin de lograr que el público se
identifique con la propuesta y a partir de ahí se generen reflexiones personales que,
por ende, inciden en la comunidad.
Ante esta potencialidad que logra el teatro popular feminista es considerado una
propuesta innovadora en cuanto al abordaje de las desigualdades de género y la
reivindicación de los derechos de las mujeres, tal como lo expresa Bertha Sánchez,
oficial de programas del Fondo Centroamericano de Mujeres – FCAM, el cual
funciona como un organismo de cooperación de pequeños fondos y/o que busca
financiamiento para apoyar a mujeres en Centroamérica; y que ha apoyado a grupos
de teatro, grupo de cine con contenido social y grupos organizados que utilizan o
han utilizado el teatro popular feminista, resaltando que el arte sí funciona para
transformaciones sociales:
Yo creo que el arte funciona, porque le da en la parte sensible a la gente y no en la parte
racional, con los talleres contás la teoría; y el arte, por lo que yo he visto con los grupos
de teatro y el cine, es que recogen las vivencias y lo que genera es que mucha gente se
vea en el espejo o vea reflejado su entorno cercano en esa historia
Postura que viene a fortalecer que el teatro popular feminista no solo funciona como
medio de entretenimiento, sino que sí tiene potencial para el cambio social:
Podes utilizar algo que no solo es para la recreación sino también es una apuesta
política, porque lo que se está poniendo en escena es una crítica… estas criticando algo
que sucede y que genera risas porque es verdad o genera llanto o lo que sea pero
transmite y yo creo que funciona bastante bien porque es ficción sin serla, porque viene
de la realidad y he aprendido que hay miles de formas de llegar al cambio y eso nosotras
lo respetamos mucho porque los grupos son los que mejor saben. (B. Sánchez,
comunicación personal, 3 de noviembre del 2016)
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El teatro la gente lo vive más que lo ve, entonces ahí no hay respuesta políticamente
correcta. El teatro puede ser una herramienta para sacar información más complejizada
que la que te da una encuesta o una entrevista (…) en el teatro no hay neutralidad, no
hay neutralidad en el público, cuando éste entra en contacto y te da un gesto corporal,
una palabra o un silencio es una respuesta ante una pregunta dada. Entonces el teatro
puede ser eso, una herramienta para diagnosticar y sacas cosas mucho más potente
que en un grupo focal; Vos querés saber qué piensan los hombres de las mujeres y las
mujeres de los hombres, hacete una obra de teatro y exponé al público, involucra al
público porque ellos se relajan, no se sienten medidos, no se sienten evaluados, no se
sienten observados, se relajan y entran en la dinámica de la risa y la broma y ahí es
donde sale el verdadero imaginario. (M.J. Díaz, comunicación personal, 9 de noviembre
del 2016)
Un punto importante que resalta María José Díaz es la utilización del teatro como
parte de un diagnóstico y como parte de la planificación de actividades en una
comunidad, ya que hace mención que el teatro, a parte que logra crear reflexión en
las personas, despierta la creatividad para crear acciones o estrategias comunitarias
que busquen el bienestar común:
El teatro puede funcionar como diagnóstico, ya que en el teatro lo que opera es que la
gente no ve la pregunta, el teatro puede ser una pregunta al público, no literal, la obra
misma concreta una pregunta y obviamente tenés que tener la habilidad de escuchar la
respuesta, la gente te lo va a diciendo y ahí vas diagnosticando si hay un problema en
la comunidad… también el teatro puede funcionar para planificación, cuando haces
sketches de teatro para planificar podes activar conexiones neurales que no están
normalmente activadas y de ahí salen respuestas más radicales, más potentes más
creativas para planificar un presente/futuro, el teatro te despierta la creatividad.
Según Bertha Sánchez, desde el FCAM se cree mucho en el teatro como estrategia,
principalmente en el teatro popular feminista por el manejo de los temas que duelen
e indignan a las mujeres y sociedad en general desde el humor, por lo cual este tipo
de teatro es considerado más que una herramienta:
Me gusta el teatro feminista porque lleva mucho humor y a mí me encanta el humor, yo
manejo mejor el tema de la rabia desde el humor que desde el llanto y el dolor, porque
me parece que ya sufrimos mucho, entonces vamos a hacer esto lo más animado posible
(…) yo pienso que el teatro popular feminista es buenísimo porque es tan transgresor y
es tan político porque logran transmitir desde el humor y desde el teatro una apuesta
que es política y es profunda porque es cambiar todo este sistema que no funciona, que
no nos gusta y que no estamos cómodas; y hacen una propuesta diferente porque es
más que una herramienta.
La teoría feminista, mediante la consigna lo personal es político implica una
expansión dialéctica entre ambas esferas (personal y política) y ha permitido
comprender cómo las estructuras sistémicas, a nivel político y cultural, se actúan y
reproducen en actos y prácticas individuales, y cómo el análisis de situaciones
supuestamente personales se aclaran al ubicarlas en un contexto cultural más
amplio y compartido (Butler, 1988, p.522, citada en Calsamiglia & Cubells, 2016).
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El teatro popular feminista funciona como un espejo donde la gente se puede
reflejar, desde sus distintas realidades, y a la vez se profundiza en cómo nos
estamos reconociendo desde esas realidades y cómo nos estamos sintiendo frente
a las desigualdades que vivimos como mujeres y como hombres, y lograr que las
propuestas de cambio salgan de las mismas personas espectadoras, tal como lo
señala Sánchez:
El teatro popular feminista es más que una herramienta, es una cuestión política de salirte del esquema de lo que es la educación formal y además porque con el teatro vos podes hacer que la gente construya alternativas. Las que hacen teatro investigan, recogen las vivencias de la gente, no es algo que nace de la nada, entonces le devolves a la gente un poco de lo que es su realidad pero también construís esa obra de teatro desde la realidad de la gente.
Entonces se puede decir que el teatro popular feminista, por sostener exactamente
una postura feminista que aborda el tema de desigualdad de género y, por ende el
resto de desigualdades, no puede estar alejado del quehacer del trabajo social.
Bertha Sánchez afirma que el feminismo está fuertemente ligado con el trabajo
social, lo cual considera una combinación perfecta porque tanto el feminismo como
el trabajo social apuestan por el cambio de paradigmas y por la transformación
social:
Yo creo que el trabajo social y el feminismo tienen una coincidencia absoluta, haber
estudiado trabajo social y ser feminista no es nada contrario, yo creo que el trabajo social
apuesta por cambiar la realidad de la gente y esto coincide absolutamente con el
feminismo porque el feminismo lo que quiere es transformar esta realidad, que es
patriarcal, que es machista, que es capitalista y que no nos sirve; y el trabajo social lo
que hace es identificar donde hay injusticia e intentar intervenir para que eso cambie. Yo
creo que es totalmente coincidente.
4.2.2 Entonces… ¿Si nos creen que tenemos potencialidad para el
trabajo social comunitario?
Se puede decir que el arte es la transmisión de una emoción que permite ver las
realidades de distintas maneras. Ofrece espacios donde poder realizar cambios, ya
que se trata de una forma de educación, se convierte en una herramienta social que
transforma y puede ser llevada a la sociedad (Busto: 2014)
Tanto para ASODEL como para el FCAM, el teatro popular feminista tiene gran
potencial en el trabajo comunitario por su alcance en los procesos de intervención;
la utilización del arte en general y las técnicas teatrales en particular desde el trabajo
social, funcionan como promoción social y de convocatoria a las personas en una
comunidad:
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Para empezar el teatro es atractivo, yo veo que se llenan más las salas de teatro que los
foros, porque junta el placer con la apuesta política y la gente disfruta, yo creo que
funciona por eso y porque convoca, la gente va y sale con reflexiones. Yo creo que lo
que ha servido del teatro popular feminista en Nicaragua es que ayuda a darle el valor
político que tiene y a acercar el arte al feminismo y la política. Yo podía pensar antes
que el teatro y el cine eran solo recreación pero es la combinación perfecta. Juntar una
apuesta política para transformar con el arte, me parece que funciona y tiene resultados
que no los podes medir en forma numérica ni tan fácil porque apuesta a una
transformación profunda a nivel personal y colectiva pero que sí ayuda. (B. Sánchez,
comunicación personal, 03 de noviembre del 2016)
Al hablar de transformación social, no podemos predecir en qué consiste el cambio
ni como ocurrirá, según Busto, ya que estas dos variantes están fuera de nuestro
alcance, no obstante, sí podemos reconocer cuándo ha ocurrido una transformación
social, ésta es posible cuando no solamente han cambiado las estructuras, procesos
y prácticas, sino, sobre todo, cuando han cambiado los pensamientos y actitudes
hacia ello. (2014:1)
Creo que los resultados con el teatro en las comunidades es mover imaginarios, afirmar
principios éticos como la igualdad pero no vacía sino una igualdad conquista (…) si
nosotros logramos que la gente se vaya a su casa reflexionando para su propia vida,
cumplimos con los objetivos. Nosotros no somos los salvadores, el teatro tampoco lo
es, el trabajo social no puede hacer nada por sí solo porque es una suma de cosas. (M.J.
Díaz, comunicación personal, 9 de noviembre del 2016)
Sin embargo, a pesar de la potencialidad que esta herramienta tiene en el trabajo
comunitario, Sánchez y Díaz consideran que desde el quehacer del trabajo social
no ha sido aprovechada al máximo, limitante que se viene arrastrando desde la
academia.
Yo creo que el teatro popular feminista es una de esas joyas que la academia no ha
sabido reconocer, de hecho la academia no reconoce el teatro en la formación; y creo
que cuando somos estudiantes de trabajo social nos enseñan las herramientas más
clásicas que no necesariamente son populares, se supone que el trabajo social se debe
a la comunidad, hace procesos de transformación pero te lo dice como un elemento
exógeno de la comunidad, como una persona que llega a resolver, no considera que la
comunidad tiene su propia gestión y su propia dinámica, y el teatro colabora en lograr
que la gente tome mínimo de conciencia y haga sus reflexiones, sus propios procesos.
Creo que la academia le debe al trabajo social la posibilidad de acceder a herramientas
populares y el teatro es una herramienta popular de diagnóstico, de planificación y de
transformación, pero la academia no lo ve. (M.J. Díaz, comunicación personal, 9 de
noviembre del 2016)
Postura que es reafirmada por Bertha Sánchez del FCAM en cuanto a la utilización
del teatro popular feminista en el trabajo social:
Creo que lo utilizamos menos de lo que deberíamos. También porque en el Trabajo
Social se ha aprendido como una forma muy formal de hacer intervención, te aprendes
los modelos de intervención y además estos modelos los podes hacer con herramientas
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diferentes, está como muy cuadrado, vos haces una entrevista, luego una entrevista de
seguimiento o una intervención pero por tarea y todo funciona así y la realidad es
diferente a eso. En Nicaragua y Latinoamérica yo creo que necesitamos en el trabajo
social mucho trabajo comunitario, por varias cosas, una de ellas es que no somos
personas individualizadas, aquí para sobrevivir necesitamos mucho de la colectividad,
no solo por la pobreza sino por la parte emocional, para las mujeres en lo general es tan
jodido lo que nos pasa porque sufrimos mucho. Entonces necesitamos por un lado,
desde el trabajo social, solucionar los asuntos desde lo comunitario más que desde lo
individual, yo creo que la organización comunitaria nos ha salvado mucho de las crisis
en general pero también de las crisis políticas, de los desastres naturales, y a lo
comunitario se sensibiliza de una forma más profunda a través del arte porque eso te
ayuda a que sea un reflejo. (B. Sánchez, comunicación personal, 3 de noviembre del
2016)
4.2.3 ¡Ups!… Ya nos metimos con la academia
En Nicaragua existen dos universidades pioneras de la carrera de Trabajo Social:
la Universidad Autónoma de Nicaragua, UNAN; estando presente en los recintos
ubicados en los departamentos de León, Estelí, Matagalpa y Managua; y la
Universidad Centroamericana, UCA en Managua. En la actualidad, otras
universidades han abierto puertas al Trabajo Social como carrera, sin embargo, para
efectos de este estudio, se hace referencia a UNAN Managua y UCA.
Para el Licenciado Ramón Ignacio López, Coordinador de la carrera de Trabajo
Social de la UNAN, el trabajo social lo han resumido en términos de una disciplina
de las ciencias sociales que estudia la realidad social para poder identificar
necesidades y potencialidades, y a partir de eso planificar una estrategia de
intervención o de acompañamiento social. El perfil profesional es formar a
trabajadores sociales que respondan a las necesidades del país, dado que
actualmente están en coherencia con un Plan Nacional de Desarrollo que está
estructurado por todas las instituciones que trabaja el Estado y a través de ese plan
están tratando de identificar unas líneas de trabajo o de investigación en las que el
Trabajo Social se puede vincular perfectamente:
Generalmente vamos a encontrar a un/una trabajador/a social que es investigador/a, docente pero que también es una persona que trabaja directamente en el campo de lo comunitario, es decir, el perfil te permite tener la oportunidad de prepararse para trabajar en atención individual, grupal o familiar y en el máximo trabajo comunitario que es como el fin más último que nosotros perseguimos.
En el caso de la UCA, a partir del año 1999 la carrera de Trabajo Social comienza a denominarse Trabajo Social y Gestión del Desarrollo, el cual no significó solamente un cambio de nombre, sino que los temas específicos del desarrollo disciplinar, del desarrollo social, de los actores están presentes en todo el proceso de formación académica (Prado: 2003). Para la Licenciada Karim Duarte, Coordinadora de la Carrera, señala que el diseño curricular tiene un objetivo como
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formación pero también como profesional. El de formación debe orientar hacia el análisis, la interpretación, la evaluación, el seguimiento sobre lo que es el trabajo o el conocimiento de la realidad, para identificar potencialidades y debilidades de las personas, grupos, comunidad o sectores. Es decir, que se piensa no solamente en trabajar en instituciones sino en ver a la persona en sí y con un enfoque de género, de derecho y de desarrollo. Mientras que el objetivo de la profesión, la conciben para que las y los estudiantes tengan esas herramientas básicas para la intervención social de distintos tipos de situaciones, es decir, no especializan a los estudiantes en un área sino que forman trabajadores sociales con herramientas metodológicas para que puedan intervenir en distintos sectores, ya sean, trabajar en áreas de educación, de diversidad sexual, de promoción de políticas sociales, medioambiente.
El perfil profesional se basa en tres áreas: el perfil que tiene que ver con las políticas sociales, con la formulación, diseño y evaluación de programas y proyectos sociales; el perfil que tiene que ver con ser administradores de políticas públicas, es decir, el/la trabajador/a social se prepare para saber cómo administrar los recursos públicos o del estado o cómo hacer para que las políticas públicas se hagan efectivas para los sectores que realmente lo requieren; y el perfil del trabajo social como un perito, es decir, que las y los estudiantes salgan con un perfil sobre el conocimiento de las leyes y cómo se deben aplicar respetando el derecho de la persona, se trabaja con este perfil con el fin de garantizar que se haga justicia social en aquellos sectores más vulnerables. (K. Duarte, comunicación personal, 3 de diciembre del 2016)
El trabajo comunitario desde la formación de las y los trabajadores sociales es uno
de los más esenciales ya que permite la experiencia en el campo de las y los
estudiantes. Tal como lo señala López, coordinador de la carrera en la UNAN:
El trabajo comunitario es toda una experiencia que se logra trabajar involucrando
directamente a la gente en procesos participativos, de tal manera que se logra que la
gente se incorpore a los procesos diagnósticos y a los procesos de solución a las
problemáticas que se encuentran; cosa que no es fácil, porque se trabaja mucho en ese
campo tratando de encontrar experiencias de gente que hace trabajo comunitario para
conocer la relevancia de esas experiencias y a partir de ellas hacer las prácticas que le
corresponden a los estudiantes en la universidad. (R. I. López, comunicación personal,
15 de noviembre del 2016)
De igual manera el trabajo comunitario se considera un aliado para el trabajo social,
tal como lo señala Duarte, coordinadora de la carrera en la UCA:
Para nosotros el trabajo comunitario es primordial dentro de la carrera y a parte que tenemos las practicas comunitarias que son trabajo social comunitario para trabajar en comunidades, fortaleciendo capacidades, desarrollando diagnósticos, identificando debilidades, fortalezas, oportunidades que tienen las comunidades (…) vemos lo comunitario como un aliado, en nuestro perfil tenemos el trabajo comunitario, el trabajo de grupo y el trabajo de individuo; con el trabajo comunitario hacemos un trabajo integral donde abarcamos tanto de grupo como de individuo. Cuando el estudiante egresa lleva todas las herramientas metodológicas para desarrollar cualquier tipo de intervención comunitaria. (K. Duarte, comunicación personal, 3 de diciembre del 2016)
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Dentro de las técnicas utilizadas en el diseño curricular de la UNAN para el trabajo comunitario resaltan las entrevistas y los grupos focales, los mapa sociales, los diagnósticos para identificar las problemáticas y las ferias del conocimiento o educativas. Las técnicas utilizadas dentro del diseño curricular que se implementa en la UCA resalta el modelo socio educativo promocional, porque éste presenta toda la parte del taller y su estructura, visto como esa metodología para desarrollar capacidades o para capacitar pero también dentro del taller se da esa amplitud para definir el cómo lo vas a hacer.
Recuerdo que habían estudiantes que venían con antecedentes de trabajar en teatro y una docente me decía que tenía un estudiante que trabajaba con títeres, entonces presentaron el resultado del diagnóstico a través de un show de títeres, presentaron cual fue la situación que encontraron, la parte de salud, la económica, etc., y otro grupo lo hizo a través de las dramatizaciones. Yo siento que en las comunidades, el que más se implementa es el socio educativo promocional y que dentro de ahí está lo que es la promoción social, que te abarca varias herramientas; es trabajar la parte de la educación popular, lo de la organización y desarrollar liderazgo, es ahí donde se centra. (K. Duarte, comunicación personal, 3 de diciembre del 2016)
En cuanto a la utilización de la técnica del teatro, se reconoce que no está siendo utilizada al máximo, un punto a resaltar es que a la técnica le llaman dramatización por ser un trabajo menos estructurado en cuanto a forma y dramaturgia, lo que lo diferencia del teatro, que requiere mayor tiempo de preparación y montaje, sin embargo, para efectos de este estudio, se tomará la palabra de dramatización como referencia al teatro. La utilización de la técnica del teatro es baja, sin embargo, esto dependerá de la metodología que implemente el o la docente, tal como lo señala Duarte, de la UCA:
No está así definido, porque siento que como docentes no somos especialistas en teatro, sin embargo cuando orientamos las clases, motivamos a los estudiantes que presenten sus trabajos más allá de papelógrafos, a veces se dice más cuando se hace una dramatización (…)Yo creo que eso depende de cada docente, el implementar o no la metodología de enseñanza, si el docente les deja a los estudiantes la decisión cómo presentarlo, creo que ahí estamos diciéndole a los que tienen habilidades desarrollen como tal. Realmente la actuación llama la atención y se sienten los mensajes porque estas personificando una problemática, Creo que sería excelente potenciarlo más o identificar en las y los estudiantes que tienen esas potencialidades y desarrollarlas para que se puedan implementar (K. Duarte, comunicación personal, 3 de diciembre del 2016)
El teatro tiene un poder comunicacional, de persuasión y de convencimiento poco
analizado, poco estudiado y poco valorado, según Gerardo Molinares del grupo
Tecum Umanii, el teatro puede incidir de manera efectiva en lograr cambios de
conciencia en la persona, puede sensibilizar y educar a la persona; el teatro es tan
poderoso que se pueden decir a través del teatro muchas cosas, que de otra manera
no se podrían decir.
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Para Ramón Ignacio López, coordinador de la carrera en la UNAN, esta técnica se utiliza en las últimas partes de los procesos de acompañamiento con la comunidad cuando se requiere hacer presentación de los resultados de un diagnóstico:
Sí se utiliza, pero muy poco, lo que hemos hecho es una feria en la calle para que sea
más comunitario y al hacer eso, abonado a otras actividades, la gente se mueve en torno
a la actividad y así se aprovecha para presentar los resultados a través de escenas de
dramatización sobre las diferentes situaciones, problemas o solución que se puedan
encontrar en la comunidad (…) No tenemos el teatro como una técnica a aprender,
actualmente no, más bien ha sido como una herramienta utilitaria porque nos sirve para
promocionar, promover participación y para llevar, al resto de la población, un resultado
o conocimiento de una realidad.
Para Bertha Sánchez, del FCAM, es necesario resaltar la importancia del teatro más
allá de una dinámica sino por su importancia política:
Yo creo que deberíamos de utilizarlo más de lo que lo hacemos hasta ahora y darle más
importancia política también porque hemos creído que es como una dinámica, que
utilizamos para animar o para que la gente llegue, entonces hay que decirle a la gente
que el teatro es mucho más que eso
Para Karim Duarte, el implementar el modelo socio educativo promocional en
diferentes asignaturas que aborden temas para la intervención comunitaria, les ha
permitido experimentar con la técnica del teatro la presentación de resultados de
diagnósticos en las comunidades donde intervienen las y los estudiantes:
El modelo socio educativo promocional no te amarra al cómo tenes que presentar
resultados o cómo llegar a las personas, sino que te dice, de manera general, cómo
hacer promoción social. Ahí viene la parte del imaginario de cada trabajador social (…)
Considero que los estudiantes deberían potenciar más sus capacidades de imaginar más
cosas para poder desarrollarse dentro de las comunidades o que las mismas
comunidades expresen el cómo hacer la retroalimentación.
Es por esa razón que se considera importante hacer énfasis en esta técnica desde
diferentes asignaturas con el fin de desarrollar en las y los estudiantes habilidades
creativas para presentar un trabajo, de igual manera se logra mayor atención en las
clases y mejor retención de información, tal como lo señala Karim Duarte, de la
UCA:
Siento que a través de las dramatizaciones logramos más la atención de los estudiantes,
siento que les atrae más, que se concentran más, les llega (…) yo creo que cuando
utilizas una metodología flexible donde el estudiante decida, creo que tiene buen
impacto, porque eso les queda a los estudiantes en el imaginario
A pesar de que se reconoce que la técnica del teatro está siendo sub utilizada en la formación de Trabajadores Sociales, se resalta su importancia, su utilidad y el impacto que puede generar desde el trabajo social comunitario:
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El teatro o los videos son cosas que la gente no tiene acceso en las comunidades; cuando llevas el teatro a la comunidad llama la atención porque es algo que no se da, y eso hace que la gente se movilice. Lo bonito del teatro es la manera de cómo reflejas la realidad, como trasladas los problemas sociales a un personaje y cómo ese mismo personaje también da salida, el teatro no solamente te presenta el problema sino que le da salida. Para mí el teatro es muy importante en las comunidades, creo que sí se logran los objetivos con el teatro. (K. Duarte, comunicación personal, 3 de diciembre del 2016)
El teatro social es una fuerte herramienta de divulgación, expresión y reflexión en
la población donde se pueden abordar temas y/o problemáticas sociales de un
sector en específico, donde se vean reflejados/as con el fin de sensibilizar y
concientizar sobre la realidad que les atañe, ya que el teatro es un medio eficaz,
didáctico y alternativo para captar la atención de las personas y al mismo tiempo
lograr la interiorización del tema de parte de la población.
Ante esta posibilidad que da el teatro, en el diseño curricular de la UNAN integraron
asignaturas que tienen que ver con la animación sociocultural para que los
estudiantes cuenten con herramientas lúdicas creativas fundamentales para poder
trabajar en las comunidades:
Nos pareció que era necesario que los estudiantes pudieran tener algunas herramientas
importantes sobre todo pensando en la parte de animar la participación de las
comunidades donde hacen práctica. Cuando los estudiantes van a practica cuesta
mucho movilizar a la gente, organizarla, y en este momento nos surgió la idea de que
una de las excelentes propuestas que puede ser funcional para generar participación en
la localidad es precisamente incluir asignaturas que tengan relación con la parte de
animación sociocultural, que es más o menos la asignatura que vamos a trabajar y
dentro de su contenido, consideramos que vamos a estructurar la parte del teatro, así
como otras técnicas más, pero una de las más importantes creo que va a ser el teatro.
(R.I. López, comunicación personal, 15 de noviembre del 2016)
Sin embargo, existe resistencia de parte de algunos estudiantes cuando llega el
tiempo de la intervención comunitaria, ya que son muy tímidos o tímidas y el hablar
en público representa para ellas y ellos pánico escénico y por ende, inseguridad.
Siempre hay una resistencia de parte de los estudiantes cuando llegamos ahí, sobre
todo los que son más tímidos a pesar que estén en los últimos años porque hay mucha
gente que no le gusta verse o hablar en público y actuar mucho menos, ya ni hablemos
de disfrazarse, pero algunos lo han tomado de manera muy rica en términos de diversión
es decir están educando a través de su propia diversión y ese es un recurso que genera
un aprendizaje en los demás. (…) creemos que esto les ayudará a los estudiantes a
desinhibirse, pero también a entregar algo más a la comunidad para que cuando lleguen
a otras clases como la de técnica de capacitación social lleven mucha más facilidad para
expresarse ante la gente y que cuando vayan a la clase de taller comunitario que son las
prácticas profesionales tengan mayor facilidad para expresarse y ayudar a la gente a
participar en los procesos. Creemos que va a funcionar. (R.I. López, comunicación
personal, 15 de noviembre del 2016)
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El teatro va más allá de la actuación, ya que busca desarrollar una conciencia crítica de quienes lo realizan, tal como lo menciona Gerardo Molinares al decir que, el teatro es una herramienta poderosa para desarrollar una conciencia crítica, para sensibilizar a la gente, para educar a las personas, para hacer cambio de actitud y de comportamiento, para elevar la autoestima de las personas.
4.2.4 El teatro como un espejo para la comunidad… como un espejo
para sí misma/o
Las Artes Escénicas, en especial el Teatro no solo puede incidir en el trabajo
comunitario, sino que su potencial, también abarca a quienes lo utilizan, ya que ha
demostrado ser una herramienta eficaz para el desarrollo físico y psicológico de
niños/as y adolescentes, jóvenes y personas adultas. A través de las técnicas
teatrales se fortalece la autoestima, se aprende a trabajar en equipo, son más
propositivos/as, analíticos/as, creativos/as y generan autodisciplina.
Teoría que se ve reflejada en las y los teatristas entrevistadas y entrevistados para
esta investigación, quienes compartieron que el teatro ha significado para ellas y
ellos algo más que una herramienta de intervención comunitaria, sino que también
ha funcionado como una herramienta que ha podido incidir en la transformación de
sus vidas, ya que les ha permitido encontrarse consigo mismo/a, vencer
inseguridades, reírse de sí misma/o, etc. Tal como nos lo comparten en pequeñas
historias:
“El teatro me ha dado mucho”
El teatro para mí es una herramienta muy importante pero además podría decirte
que con el teatro yo superé muchas cosas, Cuando llegué al Colectivo 8 de marzo
yo era una mujer bastante insegura, era una mujer que a los 10 años había vivido
violencia sexual y siempre me preguntaba por qué me había pasado a mí, tenía
muchos miedos y creo que esa forma de hacer teatro vinculándolo a mi vida me
sirvió mucho como terapia y no verme como víctima sino como una mujer que vivió
una situación y que esa situación puede superarse. El teatro a mí me ha dado
mucho, cuando hago teatro me siento realizada y feliz. (M. Meneses, Grupo 8 de
Marzo, comunicación personal, 18 de noviembre del 2016)
“Perder el miedo al ridículo y perder el miedo escénico te hace
más fuerte” A mí me ayudó a reírme más de mí misma. Creo que me quitó la pena, era muy penosa, no hablaba en público porque me ponía roja, se me quitó un poco el pánico escénico, me dio mayor seguridad. A todo mundo se lo recomiendo. Aunque no vayan a montar una obra, pero el simple hecho de estar en un taller y perder el
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miedo al ridículo y perder el miedo escénico te hace más fuerte (C. Arévalo, Grupo Las Hijas del Maíz, comunicación personal, 2 de noviembre del 2016)
“El teatro me enfrenta conmigo mismo”
Para uno, es todo un mundo de aprendizaje pero además el verse en un espejo al mismo tiempo me hace enfrentarme a mí mismo en el cómo soy, para intentar ser mejor persona, porque en la medida en que uno es mejor persona uno está mejor con uno mismo, y de esa manera me parece que puedo encontrar el equilibrio con mi entorno, con mi medioambiente, con mis animales, mi comida y todas esas vainas (P. Pupiro, Grupo Quetzalcóatl, comunicación personal, 4 de noviembre del 2016)
“El mayor aporte es conmigo mismo” Y el mayor logro es lo que yo he aprendido, en el sentido del cambio, yo no soy el mismo hombre de hace 15 años, creo que hay una gran transformación y un gran cambio, yo creo que el mayor aporte es conmigo mismo, sentirme comprometido con este país, con la lucha de las mujeres, la lucha de los hombres, y el sentirme comprometido con la búsqueda de una metodología, de una teoría, de una pedagogía para trabajar las nuevas masculinidades. Ya llevo un buen tiempo reflexionando y trabajando en eso, creo que es un reto para mí, una responsabilidad pero también una oportunidad, y eso es súper valioso. (G. Molinares, Grupo Tecum Umanii, comunicación personal, 4 de noviembre del 2016)
“Mi vida ya es feminista”
Para mí el cabaret es feminista, ya no lo puedo disociar porque mi vida es feminista, mi práctica de vida es feminista y en ese sentido mi narrativa del mundo se está haciendo una narrativa feminista. Quiero un mundo más justo, quiero un mundo mejor; para mí la práctica común tanto del feminismo como del cabaret, me ha permitido tener una visión del mundo y por lo tanto una postura y una posición en el mundo absolutamente relacionada con la risa, con el placer y con el cuestionamiento constante de la desigualdad de género. (A. F. Mor, Grupo Las Reinas Chulas, comunicación personal, 19 de noviembre del 2016)
4.2.4 Si ya saben cómo somos… pues esperamos que nos inviten
Desde la formación académica en Trabajo Social se comienza a retomar la técnica del teatro para sus intervenciones sociales, pero mejor estructurada en el contenido y la forma, porque ya se dieron cuenta que el teatro sí tiene grandes posibilidades para la incidencia en las trasformaciones sociales, tanto comunitarias como para las y los estudiantes que la utilicen. Tal como se hace referencia desde las coordinaciones de la carrera:
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De hecho, tenemos contemplado al teatro como un contenido de las técnicas de animación sociocultural; creemos que es una técnica que realmente va a llenar algunos vacíos que pueden existir en la profesión, vamos a ser claros, hay mucha gente que se gradúa, termina su licenciatura y sigue siendo una gente tímida, que le cuesta hablar frente a los grupos o las personas y el hecho de diseñar un guión le va a abrir puertas a los estudiantes para hacer algunos diseños de talleres y cosas que les van a ayudar en el trabajo comunitario y eso es nuestro, de trabajo social. (R. I. López, comunicación personal, 15 de noviembre del 2016)
La técnica del teatro está siendo utilizada por muchos trabajadores sociales porque es
una herramienta educativa y es eficaz. Mientras ves una obra de teatro ya estas
analizando lo que estás viendo, se reflejan muchas cosas y no es lo mismo al escuchar
una lectura, que en un momento escuchaste atento, pero después se te olvidó; mientras
que en el teatro te quedas con aquella imagen y aquellas emociones (K. Duarte,
comunicación personal, 3 de diciembre del 2016)
A pesar que la técnica del teatro se ha utilizado, con menos frecuencia, en el
ejercicio del trabajo social, se puede afirmar que comienza a tener mayor auge en
estos tiempos, tanto en la formación como en lo profesional. Ha estado presente
en el trabajo social con distintos enfoques o teorías, tales como el teatro popular
tradicional, teatro del oprimido y teatro foro; sin embargo, en este trabajo
investigativo, se presenta una nueva opción de teatro, la cual se denomina teatro
popular feminista, que si bien es cierto, coincide con elementos del teatro popular
tradicional, pero hace una nueva propuesta sobre cambios de paradigmas, trayendo
a escena el cuestionamiento de las desigualdades de género desde una perspectiva
feminista, siendo éste el plus para la profundizaciones de los temas, tanto para los
grupos que los presentan como para la audiencia que los recibe.
Ana Francis Mor, de la compañía Las Reinas Chulas, señala que lo interesante del
feminismo es que trae una propuesta de cambio de paradigmas, es decir, es una
propuesta para que cambiemos el cómo miramos el mundo, entre otras cosas, el
teatro:
Lo que está proponiendo el teatro que hacemos las feministas es un cambio de narrativa,
otro tipo de historia, que los personajes que son mujeres ya no sean la mamá de nadie,
la esposa de nadie, la hija de nadie y su conflicto que ya no sea que el marido la dejó,
que el marido le pegó, sino que tengamos personajes que implican otros tipos de retos,
personajes guerreras, personajes que pelean, que piensan qué es la sociedad, qué es
el contrato social, de dónde vengo y a dónde voy (…) que comiencen a romper con estas
cosas tan esquemáticas del teatro, porque el teatro no se salva de la misoginia ni del
patriarcado, y el teatro del oprimido no se salva de la misoginia, ni del patriarcado, porque
el mundo no se ha salvado del patriarcado.
Sin embargo se reconoce que el camino no será fácil porque representa un cambio
cultural muy importante y muy fuerte, pero necesario. Y este punto es otro de los
aportes más fuertes que hace el feminismo al teatro popular. Lo que Ana Francis
logra explicar, de manera sencilla y reflexiva a través de un ejemplo:
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Es un cambio cultural muy importante y muy fuerte, es un choque potente porque te
habla de hacer críticas a obras o novelas como Recuerdo de mis putas tristes que cuenta
García Márquez, que es básicamente una exaltación de la trata de mujeres, claro, escrito
como dios, porque el señor escribe como dios, pero entonces ahí es cuando dices, ¿Qué
es más importante, una narrativa impecable o lo que estás diciendo con esa narrativa
impecable?, yo me pregunto, ¿nos atreveríamos a vanagloriar una novela que, por
ejemplo, diga el recuerdo de mis jabones tristes y hablara de cómo hacer judíos jabón
es padrísimo y se la pasó bomba con eso? Nunca nos atreveríamos a decir que es una
historia que deba contarse, pero con la vida de las mujeres todavía lo permitimos y nos
parece normal y natural; ese es el aporte feminista al arte. (A.F. Mor, comunicación
personal, 27 de septiembre del 2016)
En cuanto a los aportes que el feminismo ha hecho al trabajo social, se puede
señalar, a mi juicio, como el más trascendental aquel que transforma dentro del
trabajo social el paradigma de “feminismo como asunto de mujeres”. Haciendo
mención a Ana Campos Alcázar en su investigación “Miradas Feministas y/o de
género al trabajo social, un análisis crítico” (2014):
Uno de los señalamientos de esta investigación ha sido que el feminismo puede ayudar
a los y las trabajadoras sociales a transformar el paradigma de feminismo como asunto
de mujeres hacia aquel que tiene que ver con la centralidad del análisis de la producción
y reproducción de las relaciones de género y su transformación. Situando en el centro
las voces feministas en el Trabajo Social podremos reactivar las preocupaciones de
nuestra profesión por la justicia y el cambio social. Así mismo, puede contribuir a cambiar
un rígido binarismo de género, tanto para eliminarlo como para expandirlo al incluir más
posibilidades de género (Burdge, 2007)
Retomando esto, podemos decir que el feminismo, a través del teatro popular,
busca desnaturalizar los roles de género asignados socialmente, los estereotipos
de qué es ser hombre y qué es ser mujer, cuestionar el orden establecido; en sí, las
desigualdades de género.
Sin embargo este gran cuestionamiento de las desigualdades de género no
corresponde solamente a los grupos de teatro popular feminista, sino que viene
siendo un llamado para todos los grupos de teatro que tengan un compromiso con
la sociedad y el cambio social, ya que la responsabilidad de las personas que
contamos historias, desde un escenario, radica en tratar de incidir en cambiar al
mundo, sino se reflexiona en esto, se puede caer en la trampa de dejar al mundo
tal como está y no hacer nada.
Ana Francis Mor, resalta con mayor empeño que un trabajo donde no se cuestione
la desigualdad de género no funciona para el cambio social:
Siempre hay que desconfiar del arte que se cuestione una cosa y no otras, el teatro
relacionado con el trabajo social, el teatro del oprimido, el teatro foro es un teatro que
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busca la conexión con el espectador para dar una solución a un problema social, bueno,
si parte de la solución del problema social no es cuestionarse la desigualdad de género
pues hay que dudar de ese teatro o justamente es la oportunidad del aporte del
feminismo a ese teatro. (…) Me queda claro que el teatro, para el trabajo social, es una
herramienta poderosa, lo que creo es que si no es una herramienta crítica desde la
perspectiva feminista no sirve, perpetúa una parte de la opresión, a lo mejor critica otra,
pero hay una que la perpetua.
No se trata que todos los grupos de teatro popular se hagan feministas, sino que se
comience a fomentar en estos grupos un teatro no sexista, que se fomente la crítica
de cómo miramos a las mujeres, cómo miramos a los hombres, qué tipo de
liderazgo fomentamos en nuestro grupo, qué tipo de empoderamiento promovemos
para las mujeres; en otras palabras, hacer un cuestionamiento que fortalezca a
nuestro grupo y por ende, a nosotras mismas y a nosotros mismos, y luego fortalecer
nuestros montajes teatrales, ese el reto.
El peso es enorme, pero es aguantable cuando este trabajo se hace con pasión,
compromiso y con la ilusión de creer que otro mundo es posible, que otra realidad
para las mujeres y para los hombres también es posible.
Por lo que me atrevo a cerrar este acápite con lo que dice Nuria Varela (2008) en
cuanto al gran anhelo del feminismo:
Empeñarse en la formación de mujeres cuyo privilegio, al parejo del de los hombres, sea
no temerle a la vida y por lo mismo, estar siempre dispuestas a comprenderla y aceptarla
con entereza es un anhelo esencial. Creo que este anhelo estuvo y sigue estando en el
corazón del feminismo. No sólo como una teoría que busca mujeres audaces, sino como
una práctica que pretende de los hombres el fundamental acto de valor que hay en
aceptar a las mujeres como seres humanos libres, dueñas de su destino, aptas para
ganarse la vida y para gozarla sin que su condición sexual se lo impida (pp. 20-21)
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V. Conclusiones
Partiendo de las experiencias encontradas que evidencian la importancia del teatro en el trabajo comunitario y cómo el feminismo ha venido a representar una propuesta innovadora dentro de los procesos de creación teatral de grupos de teatro popular hecho por mujeres, me lleva a concluir que el teatro popular feminista puede ser un gran aliado para el ejercicio del Trabajo Social por sus múltiples aportes en cuanto a la transformación de imaginarios colectivos. El teatro representa múltiples modalidades y técnicas funcionales para el trabajo comunitario y por ende para el trabajo social. El teatro popular feminista está fuertemente relacionado con el trabajo comunitario porque éste es su objetivo primordial, por lo que el manejo de los temas y el cuido de la información que se le hace llegar al público requiere una mayor responsabilidad y compromiso ético. El teatro popular feminista toca los problemas estructurales, en cuanto a las relaciones desiguales de poder entre hombres y mujeres, de una forma creativa y utilizando el humor como una de sus apuestas políticas, ya que logra que el público, al que se pretende incidir, no se sienta investigado, ni observado, permitiendo así, que éste logre relajarse y reflejar verdaderamente su postura ante la problemática que se presenta a través del teatro. Esto puede ser un gran apoyo en el ejercicio del trabajo social, ya que permitiría la identificación de problemas estructurales dentro de una comunidad, a través de datos que aparecen entre la reflexión que hace la gente y que quizás no se reflejen en otros instrumentos o técnicas, lo que permitirá fortalecer la información obtenida a través de los mismos. Sin duda, las propuestas realizadas por el teatro popular feminista, en cuanto a su contenido y su forma, están dirigidas a la justicia social y a la transformación de la sociedad con un enfoque de igualdad entre mujeres y hombres, lo que marca de manera efectiva, el vínculo con el trabajo social. La incidencia que tiene el teatro popular feminista y los resultados que proyecta en cuanto a los procesos de intervención, son tan válidos como cualquier otro método utilizado desde el trabajo social. Ya que tiene la potencialidad de intervenir no solo en el ámbito comunitario, sino en un ámbito personal de quienes tienen contacto directo con él en cualquiera de sus formas, ya sea haciéndolo o viéndolo, y esto incide en la transformación desde el interior de las personas hasta en las comunidades a las que pertenecen. Punto que puede ser tomado en cuenta desde la formación académica de trabajadores sociales. A nivel de formación, el teatro popular feminista puede funcionar como una herramienta eficaz para el desarrollo físico y psicológico de las y los estudiantes de trabajo social ya que fortalece capacidades y mejora la autoestima. Experiencia que puede ser aplicada en las prácticas de intervención comunitaria.
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VI. Recomendaciones Para la academia:
- Motivar a docentes de las asignaturas que abordan el tema del trabajo comunitario, a incluir dentro de su metodología la potencialidad del teatro en las intervenciones sociales.
- Potencializar, desde las aulas de clases, las habilidades artísticas y creativas que tienen las y los estudiantes de trabajo social, para que éstas sean un referente a la hora de las prácticas de intervención comunitaria.
- Incluir dentro de las metodologías de las asignaturas que hacen referencia a las realidades sociales, a la pobreza multidimensional y a las teorías del desarrollo la profundización del tema de las desigualdades de género como la mayor causante de las desigualdades sociales y otras problemáticas.
- Crear alianzas con grupos de teatro popular feminista para presentar sus trabajos teatrales a las y los estudiantes de trabajo social y luego socializar las formas de cómo hacen estos grupos para lograr incidencia comunitaria efectiva desde el teatro, y si fuese posible, lograr que estos grupos impartan procesos de talleres dirigidos a las y los estudiantes de manera profesional.
- Profundizar en torno al tema de género desde una perspectiva feminista, ya que en la actualidad solo se lleva la asignatura de Introducción a los estudios de género, por lo que se considera necesario vincular este tema con otras asignaturas durante la carrera, como un eje transversal dentro del plan de estudios.
Para los grupos de teatro popular feminista:
- Sistematizar experiencias sobre la incidencia en el trabajo comunitario que realizan, con el fin de contar con documentación accesible para la formación en Trabajo Social y otros fines investigativos.
- Acercarse a la academia con el fin de compartir experiencias y/o trabajos teatrales y crear alianzas.
A los grupos de teatro popular tradicional:
- Crear alianzas con organizaciones y/o grupos de teatro feministas con el fin de dialogar, compartir conocimientos y retroalimentación de los trabajos teatrales, haciendo del enfoque de género uno de sus ejes transversales
A profesionales de Trabajo Social que forman parte de organizaciones que realizan trabajos comunitarios:
- Innovar las metodologías de intervención de trabajo social a través de la utilización del teatro como una herramienta de transformación dentro del trabajo comunitario.
- Crear alianzas con grupos de teatro popular feminista con el fin de fortalecer técnicas teatrales y/o creaciones escénicas para el trabajo comunitario.
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VII. Referencias bibliográficas Alcázar C., A. Miradas feministas y/o de género al trabajo social, un análisis crítico.
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VIII. Anexos
I. Breve reseña de grupos de teatro
Se le pidió a las y los representantes de los grupos de teatro entrevistados que nos
compartieran, de manera sencilla y creativa, una breve reseña de quiénes son y su
trayectoria. He aquí las citas textuales:
Grupo de teatro 8 de Marzo
Fotografía de la obra de teatro Y si ella escucha su cantar. Recuperada de https://www.facebook.com/photo.php?fbid=1380731055273442&set=t.100000096837294&type=3&theater
Somos tres mujeres sociólogas, bien locas, ya
cuarentonas; tres gorditas, felices, con problemas
como cualquier mujer pero con un propósito, y es
hacer teatro, concientizar, que la gente goce, pero
que también reflexione un poquito y se sensibilice sobre
los problemas que vivimos las mujeres a diario.
Somos activistas feministas, somos bien transgresoras,
estamos muy comprometidas con la lucha feminista,
ya no es solo una cuestión de trabajo sino que ya es
parte de la práctica cotidiana nuestra.
Somos bien soñadoras, creemos que otro mundo es
posible, creemos en un mundo más justo para las
mujeres y somos luchadoras incansables.
Martha Meneses
Grupo de teatro
Las Hijas del Maíz
Fotografía de la obra de teatro Ellas porfiadas, ellos tan sordos. Recuperada de https://www.google.com.ni/search?q=grupo657&source=lnms&tbm=isch&sa=X&ved=0ahUKEwifxe778ufQAhWD6yYKHVX8DfMQ_AUIBigB#imgrc=g3ZXPKI6Avd1hM%3A
Somos tres mujeres con trayectorias y formación
distinta. Una es socióloga de profesión pero rumbera
de corazón; otra es estudiante de trabajo social y
cantante aficionada en la ducha; y la tercera es
cuenta-cuentos infantiles, titiritera de afición.
Este trío es particular. Somos como los gajos de la
mandarina que si los metes y los acomodas bien,
funcionan. Somos unas testarudas al seguir haciendo
esto; a pesar que hay un panorama que favorece
hacer teatro cabaret porque el escenario político te lo
da, económicamente el teatro no es una opción para
sobrevivir, es realmente una cosa tenaz que tenemos
nosotras; creer que lo que hemos hecho sí sirve… Con
eso, me doy por servida.
Cristina Arévalo Contreras
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Compañía de teatro cabaret
Las Reinas Chulas
Fotografía de la obra de teatro Las Miserables. Información
de grupo recuperada de http://lasreinaschulas.com/
Somos una compañía de teatro-cabaret mexicana
conformada por Ana Francis Mor, Cecilia Sotres, Nora
Huerta y Marisol Gasé. Ubicadas ya en el escenario
nacional e internacional como un referente obligado
del género, Las Reinas Chulas son el epicentro de un
movimiento de artistas escénicos que dedican buena
parte de su quehacer al activismo. Son Creadoras del
Festival Internacional de Cabaret único en el mundo,
que el año 2016 a su 14ª edición, donde se han dado
a la tarea de reunir artistas nacionales y extranjeros con
el fin de difundir las distintas propuestas artísticas que
muestran la diversidad del cabaret.
Grupo de teatro Quetzalcóatl
Fotografía de la obra de teatro Péquele mecha compadre. Recuperada de https://www.google.com.ni/search?q=1366&bih=657&source=lnms&tbm=isch&sa=X&ved=0ahUKEwifxe778ufQAhWD6yYKHVX8DfMQ_AUIBigB#imgrc=g3ZXPKI6Avd1hM%3A
El grupo Quetzalcóatl fue fundado por Ernesto Soto y
Efraín Pineda, luego me pidieron que me juntara a ellos
en 1991. Ese período de la pérdida de las elecciones
del frente sandinista fue una tragedia para este país,
entonces no había muchas alternativas, nosotros
anduvimos buscando trabajo por todos lados y la
gente nos preguntaba que por qué no nos juntábamos
como grupo de teatro si eso era lo que hacíamos.
Tenemos hoy en día alrededor de 26 años, ya Ernesto
Soto y Efraín Pineda nos abandonaron de este plan y
sigo al frente con siete personas más, incluyéndome.
Pablo Pupiro
Grupo de teatro Tecum Umanii
Fotografía de la obra de teatro De macho a macho. Recuperada de https://www.google.com.ni/search?q=1366&bih=657&source=lnms&tbm=isch&sa=X&ved=0ahUKEwifxe778ufQAhWD6yYKHVX8DfMQ_AUIBigB#imgrc=g3ZXPKI6Avd1hM%3A
El Tecum Umani, es una variedad de pinos que existen
en el municipio de San Ramón que se consideran una
de las especies más resistentes a las plagas en el
mundo entero y nosotros dijimos que tomaríamos ese
nombre porque íbamos a resistir a todas las plagas que
se nos paren en el camino y así ha sido.
Tecum Umani tiene una trayectoria de 20 años de
trabajo teatral rural, tenemos un repertorio de obras
teatrales propias, todas las obras están orientadas
hacia las zonas rurales, el grupo está constituido por
cinco adultos y cinco mujeres jóvenes y un joven varón.
Gerardo Molinares
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II. Instrumentos de entrevista
Profesionales de Trabajo Social y otras ciencias sociales que vinculen el trabajo comunitario con el teatro popular feminista
1. ¿Cuál es la misión, visión de la institución?
2. ¿Qué tipo de trabajo comunitario realizan?
3. Como trabajadora/or social, ¿cuál es el rol que desempeña en ese proceso comunitario?
4. ¿Cuál es su grupo meta?
5. ¿Considera importante trabajar con la comunidad? ¿Por qué?
6. ¿Qué técnicas utilizan para el trabajo comunitario?
7. ¿Han utilizado la técnica del teatro en sus procesos de intervención? ¿Por qué esa
técnica? Para qué
8. ¿Qué temas han abordado?
9. ¿Tienen alguna alianza con grupos de teatro? ¿Cuáles?
10. Qué experiencias han desarrollado con esos grupos y cuál ha sido su objetivo (informar, sensibilizar, motivar la participación)
11. ¿Cómo es la reacción del público meta?
12. Ha escuchado o ha tenido la oportunidad de escuchar o ver un teatro popular
feminista. Qué es para usted.
13. Es posible utilizarlo en el trabajo comunitario, cómo, para qué
14. Qué potencialidad cree usted que tiene el teatro popular feminista para aportar al cumplimiento de los objetivos del trabajo comunitario que realizan
15. Le ve posibilidades al teatro popular feminista como herramienta para el Trabajo
Social. De qué manera
16. Cuales han sido los resultados obtenidos al utilizar el teatro como técnica para el trabajo comunitario
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Grupos de teatro popular tradicional y grupo de teatro popular feminista
1. ¿Qué le motivó a interesarse por el teatro?
2. ¿Recibió alguna capacitación en técnicas teatrales? ¿Dónde?
3. ¿Cuántos años tiene haciendo teatro?
4. ¿Se dedica meramente al teatro o tiene otras actividades? ¿Cuáles?
5. ¿Cómo define el tipo de teatro que realiza su grupo?
6. ¿Podría llamarse teatro popular feminista? Por que
7. ¿El grupo nace bajo este enfoque o durante su trayectoria dio el giro al enfoque feminista? ¿Por qué? Cómo
8. ¿En qué se desmarca el teatro popular tradicional del teatro popular feminista?
9. ¿Qué es lo novedoso de este enfoque?
10. ¿Qué características debe tener una actriz o un actor de este tipo de teatro con
enfoque feminista?
11. ¿Qué temas han abordado desde el teatro popular feminista?
12. ¿De dónde sacan las historias?
13. Describa cómo es el proceso de preparación de una obra de teatro
14. ¿Cómo ha sido la experiencia?
15. ¿A qué tipo de público se dirigen?
16. Según el tipo de público, ¿Hay diferencia en las temáticas y forma de abordaje?
17. ¿Cómo ha sido la reacción del público con sus obras?
18. ¿Cuáles considera que han sido los aportes principales que han dejado en estos años con sus obras de teatro?
19. ¿Considera que el teatro popular feminista tiene potencial para el trabajo comunitario?
20. A manera personal, qué aprendizajes le ha generado esta práctica teatral
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Coordinadores de la carrera de Trabajo Social – UCA/UNAN
1. Qué es el trabajo social para usted
2. Cuál es el perfil profesional del trabajador/a social que se trabaja en la UCA/ UNAN
3. Cómo se concibe el trabajo comunitario desde ese perfil
4. En cuáles asignaturas se enseña la metodología comunitaria
5. ¿Qué técnicas son las más utilizadas para el trabajo comunitario?
6. Se incorpora el teatro como una técnica a utilizarse en el trabajo comunitario.
7. ¿Se concreta la técnica del teatro en las asignaturas? ¿En qué asignaturas?
8. ¿Han utilizado la técnica del teatro en sus procesos de intervención? ¿Por qué esa técnica? Para qué
9. ¿Qué temas han abordado?
10. ¿Han logrado los resultados esperado según sus objetivos de asignaturas de intervención? Explique
11. Qué opina sobre la utilización del teatro para el trabajo comunitario
12. Le ve posibilidades al teatro popular como una herramienta para el Trabajo Social