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    Aculturacinfeminista*

    Marcela Lagarde**

    ContenidoIntroduccin

    La transmisin de la cultura feminista

    Implicaciones subjetivas

    El viaje feminista

    Impureza occidental

    Claves feministas

    Aculturacin feminista e identidad

    Transmisin y prejuicios

    Las resistencias en la aculturacin feminista

    Discontinuidad en la transmisin y la comunicacin feministas

    Retos culturales feministas

    Notas

    Bibliografa

    * Texto publicado en "Gnero en el Estado. Estado en el gnero". Ediciones de las mujeresNo 27, Isis Internacional. Artculo proporcionado por Modemmujer (Mxico): modemmu-

    [email protected]

    **Marcela Lagarde es etnloga; doctora en Antropologa; profesora de la Facultad de

    Ciencias Polticas y Sociales de la Universidad Nacional Autnoma de Mxico; coordina-dora de los Talleres Casandra de Antropologa Feminista; asesora de diversos organismosinternacionales y de organizaciones de mujeres de Amrica Latina y de Espaa; autora del

    libro Los cautiverios de las mujeres: madresposas, monjas, putas, presas y locas, Univer-sidad Nacional Autnoma de Mxico, Mxico, 1990, y de mltiples trabajos de investiga-

    cin sobre la condicin de la mujer y la situacin de las mujeres, as como sobre poltica ygnero.

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    A aculturacin feminista es una reflexin antropolgica

    sobre una de las entretelas ms importantes de nuestro

    tiempo: la transmisin de las concepciones, los valores,

    los conocimientos, las prcticas y la experiencia de las feminis-

    tas en condiciones de hegemonismo patriarcal.

    El intercambio cultural feminista concita la imaginacin y est

    marcado por la pasin del descubrimiento, la invencin y la sin-

    tona. Es, a la vez, conflictivo ya que las mujeres participan en

    minora, ilegitimadas y desautorizadas en la creacin de un

    paradigma histrico deconstructivo a la vez que alternativo.

    La aculturacin feminista parte desde las vivencias individuales

    y colectivas de las mujeres y los hombres comprometidos en

    ese sentido, y conduce a la construccin de un orden simblico.

    Implica fenmenos tan complejos como la resignificacin subje-

    tiva personal -intelectual y afectiva- y su implantacin en la

    experiencia vivida, la elaboracin terico-poltica de la expe-

    riencia, la generacin de conocimientos, la construccin derepresentaciones simblicas, cdigos y lenguajes propios, as

    como los mecanismos pedaggicos, de difusin y comunicacin

    para transmitir descubrimientos y elaboraciones.

    La aculturacin feminista conlleva la expresin pblica de la

    disidencia y la enunciacin afirmativa de las alternativas, la

    discusin de los supuestos patriarcales filosfico-polticos y

    prcticos explcitos en la vida diaria y en la confrontacin ide-olgico-poltica. Su sentido se concreta en acuerdos y pactos

    para establecer normas de equidad, derechos, polticas pblicas

    y privadas, acceder a recursos y oportunidades, transformar

    valores, mentalidades y modos de vivir desde la perspectiva

    feminista de gnero.

    Desde luego, la aculturacin feminista dimensiona a cada mujer

    y a los movimientos, acciones y organizaciones de mujeres y

    feministas. Y, aunque no lo deseen, las feministas son converti-

    L

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    das en referencias estereotipadas. Con esos ropajes son desci-

    fradas sus acciones y omisiones. Es evidente que las feministas

    buscan la creacin de sentido, del encuentro y la interlocucin.

    Al hacerlo, producen ligas y relaciones entre las cuales desta-can las siguientes:

    - El proceso personal de cada mujer, interno y subjetivo en la

    formacin conciencial feminista identitaria y cotidiana.

    - La transmisin de los discursos y las alternativas feministas

    por las mujeres y sus organizaciones hacia la sociedad y sus

    instituciones, incluyendo otros movimientos, la sociedad civil y

    la sociedad poltica, es decir, el Estado, los organismos interna-cionales, los medios de comunicacin.

    - La transmisin personal y mediada de los discursos y las al-

    ternativas feministas entre las mujeres: entre sus organizacio-

    nes y movimientos especficos.

    - La comunicacin interactiva entre las feministas en los espa-

    cios -cotidianos o excepcionales- mixtos, femeninos y feminis-

    tas.

    - La transmisin de las feministas a los hombres afines o inter-

    locutores.

    - La transmisin entre hombres de los discursos y las alternati-

    vas feministas.

    La transmisin de la cultura feminista

    Para la antropologa, los procesos culturales no son progresivos

    ni lineales, suceden con rupturas y avances, son discontinuos,

    generan intermitencia Cmo se transmiten las concepciones,

    las experiencias, los conocimientos, las teoras, entre las femi-

    nistas? Cmo se ensean unas a otras las maneras, los meca-

    nismos para concretar las alternativas? Qu obstaculiza o favo-

    rece las confluencias entre las feministas y entre ellas y sus in-

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    terlocutores? Son slo algunas reflexiones sobre la aculturacin

    feminista. Veamos.

    Si el feminismo es una cultura y no slo un movimiento, es un

    conjunto de procesos histricos enmarcados en la modernidad,

    abarca varios siglos y se ha desplegado en diversos mbitos y

    geografas. Ha sido vivido, defendido y desarrollado por muje-

    res diversas en cuanto a sus circunstancias y culturas propias.

    Sus particularidades han sido franqueadas. Algunas han enfren-

    tado mundos conservadores y otras han vivido en sociedades

    favorables al adelanto de las mujeres. Unas han sido aisladas o

    perseguidas y otras han experimentado xito y acogida a suspropuestas. Mujeres hablantes de decenas de idiomas han di-

    cho, sentido, comprendido y vivido el feminismo y lo han ledo

    en un puado de idiomas hegemnicos. La diversidad histrico-

    cultural de las mujeres feministas y de sus feminismos permite

    comprender la complejidad de su apropiacin individual y co-

    lectiva.

    El feminismo es la creacin interactiva, intersubjetiva y dialgi-

    ca de mujeres excluidas -por principio- del pacto moderno en-

    tre los hombres. Mujeres que, debido a las formas patriarcales

    de organizacin social, han sido colocadas en la premodernidad

    y exigidas de una modernidad slo accesible a jirones para unas

    cuantas. Por ello, en su asuncin utpica de la modernidad, el

    feminismo es una crtica a su andamiaje androcntrico y patriar-

    cal, a travs de la accin, la experiencia y la subjetividad de las

    mujeres. Es asimismo la alternativa prctica de vida igualitariay equitativa de mujeres y hombres.

    Implicaciones subjetivas

    Asumir el feminismo como pensamiento crtico y accin alterna-

    tiva, significa para cada mujer comprometerse en varios proce-

    sos:

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    La propia experiencia, base imprescindible que sustenta la sub-

    jetividad feminista (Lagarde, 1998). A partir de ella se pro duce

    asombro, no aceptacin y rechazo de hechos injustos o dainos,

    y se recurre al movimiento para enfrentarlos a la vez que seponderan derechos, recursos, poderes y experiencias positivas

    y se busca preservacin. La participacin social que permite el

    desarrollo de la conciencia al compartir experiencias con otras

    mujeres y aprender que es posible intervenir en el sentido de

    las cosas con acciones prcticas concretas.

    La formacin en el pensamiento y la poltica modernos y por

    ende ilustrados y el asombro asintnico frente a ese pensamien-to y esa poltica por su androcentrismo.

    La formacin en el pensamiento feminista, el aprendizaje y la

    internalizacin del sentido de la vida y la tica feministas, y, en

    lo posible, de los conocimientos, entendimientos y saberes

    generados en la experiencia feminista. El feminismo no se re-

    duce a una ruptura epistemolgica frente al pensamiento mo-

    derno del que surge y se retroalimenta. Implica cambios cultu-

    rales, normativos, simblicos y lgico-polticos. Uno de sus

    presupuestos indispensables es la superacin por cada mujer

    del orden lgico binario que antagoniza y opone polos de un

    orden dual. Slo as es posible el desarrollo del pensamiento

    complejo y dialctico para aprehender la complejidad genrica.

    Como percepcin crtica de la cultura, el feminismo confronta a

    las mujeres con su cultura tradicional, sus valores, creencias y

    anhelos, y con sus formas de sentir, descifrar e interpretar lavida y el mundo. Conduce a cada una a la crtica develadora e

    iluminadora de su mundo y de su autoidentidad: su manera de

    ser mujer y su estilo o modo de vida, y el conjunto de sus rela-

    ciones, funciones, actividades y poderes de gnero. En esta

    dimensin, la aculturacin feminista conlleva al descubrimiento

    de lo enajenante de lo propio, del grado de opresin de gnero

    en que cada mujer ha vivido y tambin a la valoracin positiva

    de sus avances genricos.

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    Por eso, vivencias personales feministas, conducen a la concien-

    cia de no sintonizar con sustratos del mundo y de una misma.

    Cada mujer enfrenta disyuntivas si no cambia, reproduce el or-

    den con el que no sintoniza. La asintona puede ser dolorosa,exige de cada mujer aprender a ser diferente; en rebelda, pro-

    duce orgullo y es argamasa poltica en los cambios de las muje-

    res y en su identificacin transgresora.

    El autoconocimiento reflexivo generado por la aculturacin fe-

    minista crea desconcierto y colorea crisis identitarias. La expe-

    riencia subjetiva estalla internamente con los seres importantes

    de la vida; se produce un extraamiento y luego una resignifica-cin simblica. Toca a cada mujer en territorios de la propia bio-

    grafa. Ah el extraamiento precede a la autoconciencia y a la

    aceptacin resignificada de lo conocido, sentido y hecho cuer-

    po y subjetividad: mi cuerpo, mis afectos, mis deseos y mis es-

    pacios, mis acciones, los sucesos y aconteceres en el camino de

    mi vida. Todo es tocado. Porque el feminismo es en primera

    persona y construye (reconstruye, restaura, inaugura) la prime-

    ra persona en un mundo que prohibe a las mujeres el yo misma.En l, el yo femenino es tab y condicin para el yo-contigo pa-

    triarcal, o mejor dicho el contigo-yo. Es una dimen sin subsidia-

    ria, satelital del yo que, en las mujeres modernas coexiste con

    una dimensin del yo afirmada, autnoma, centrada y empode-

    rada. Esa convivencia antagnica en la misma mujer produce la

    escisin vital1

    la particin en movimiento. Y ese movimiento

    permite la conexin con la alternativa feminista.

    La metamorfosis cultural conduce a la construccin difcil pero

    gozosa y placentera de la centralidad del yo de cada mujer en

    su propia vida. En la experiencia vivida por las feministas sobre-

    salen algunos hitos y se atenan otros. Pero siempre es una

    marca de la aculturacin feminista.

    1 Sobre la escisin vital o genrica como experiencia subjetiva, vase Lagarde

    1990 y como experiencia producida por el sincretismo de gnero que realiza cadamujer moderna, vase Lagarde 1996

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    Cuando las feministas colocan esos hitos como contrasea en

    su comunicacin, en sus encuentros y en la transmisin de la

    cosmovisin feminista, y reconocen su diversidad, logran ma-

    yores puntos de conexin e identificacin.

    El viaje feminista

    La magnitud del viaje feminista es inimaginable para quienes no

    ven al feminismo una cultura.2

    Por eso ha sido una constante

    desde hace siglos la bsqueda histrica feminista sobre la his-

    toria para abatir su sentido y contenido androcntrico y, signi-

    ficativamente sobre la historia de las mujeres, de lo femenino y

    del feminismo. Hoy hacemos la historia y la genealoga feminis-

    tas e incluimos a quienes no se pensaron feministas Sor Juana,

    conciencia temprana de percibir y nombrar formas especficas

    de exclusin y subordinacin de las mujeres, y reindivicadora

    del valor especfico de las mujeres y lo femenino, y de la com-

    pletud femenina en la radicalidad de la diferencia.3

    2 En el sentido comn, compartido incluso por feministas con poca informacin

    histrica, el feminismo es confundido con algunos movimientos muy recientes dela segunda mitad del siglo XX; ubicado en algunos pases metropolitanos, las

    expresiones feministas de otros sitios son vistas como productos de segunda de-bido a la moda, a la influencia artificial y sin relacin con la sociedad; el femi-

    nismo es reducido a lo que yo s aunque lo ignore casi todo; el feminismo esconfundido y restringido a las feministas que conozco o de las que o, o el femi-

    nismo son unas cuantas imgenes documentales sobre los aos sesenta, algunamanifestaciones o luchas particulares como la del aborto. Es decir, la mayora de

    las personas y de las mujeres en particular conoce fragmentos reducidos y notiene una visin amplia histrica del conjunto de procesos que han conformado la

    cultura feminista.3 En su historia genealgica feminista, Celia Amors (1998) considera a Sor Jua-

    na slo como precursora porque no incluy la concepcin de igualdad entre muje-res y hombres, y para Amors el hito definitorio del feminismo es la igualdad.

    Mara Milagros Rivera (1994) asigna, en cambio, una relevante importancia a laconciencia de la especificidad femenina, a la asuncin del valor y la autoridad de

    las mujeres y a la construccin de un orden simblico, tal como me parece quehizo Sor Juana. "... la produccin de pensamiento de las mujeres ha sido precedida

    por un proceso de crisis personal y de autoconciencia. En este proceso se revela...que la subordinacin de las mujeres a los hombres es de carcter social, no natu-

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    Millones de mujeres buscan da a da afirmarse, tener razn,

    ser legtimas, acceder a la justicia personal de gnero y,

    al hacerlo, dan valor a lo femenino y a cada una como mujer. Su

    enunciado no contiene afirmaciones de gnero porque su hori-

    zonte es slo personal. Otras, dan valor, afirmacin y derechos

    a otras mujeres en quienes ven carencia, discriminacin, vio-

    lencia. Algunas ms, actan para que cada mujer se afirme y

    valore, acceda a espacios y recursos, y despliegue poderes para

    la vida Asumen que es posible lograr contrapunto entre cada

    una y las otras, entre las mujeres y su gnero.

    Las manifestaciones de conciencia de gnero no slo se corres-ponden con feministas cuya situacin vital les permite afinidad

    filosfica. En cada mujer se encuentran procesos definidos por

    una de las perspectivas o por la combinacin de varias, por eso

    es posible la sintona con signos de otros tiempos y lugares,

    por la afinidad y la empata aun con mujeres desconocidas.

    Impureza occidental

    En un mundo cuya geografa poltica es producto de encuentros,

    desencuentros, guerras y hegemonas, el feminismo tiene marca

    de origen y de identidad occidental. Para quienes tienen filia-

    cin positiva occidental, el feminismo es propio por autoctona,

    sus cdigos suenan a notas conocidas y es parte de la historia.

    Para mujeres que no son occidentales y han vivido coloniza-

    cin, imperializacin o globalizacin, la relacin feminismo-occidente requiere su propia orfebrera.

    Hay quienes objetan la marca occidental del feminismo, como si

    fuera una ms de las polticas de dominacin. Y hay mujeres

    ral como tantos sabios han querido a lo largo de la historia, se revela seguramen-te, que son posibles una prctica de vida y un discurso femenino con autoridad,

    porque se vislumbra que autoridad y poder son dos cosas distintas desde su ori-gen"

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    para quienes es aceptable como piso cultural de gnero comn

    a mujeres occidentales y no occidentales (mujeres del norte y

    del sur, indgenas, morenas, negras, amarillas, blancas). Sin

    embargo, las ideologas antioccidentales estn en boga en Oc-cidente y la descalificacin encuentra suelo frtil.

    Sucede tambin que se asocia el feminismo con la clase y se

    considera que proviene de mujeres que no sufren opresin

    sino que manipulan a otras mujeres y las orillan a traicionar su

    mundo, su cultura y sus seres entraables No se sabe que el

    feminismo no es patrimonio de mujeres de una clase, sino de

    mujeres ilustradas, las cuales, en sociedades con movilidadsocial provienen de diversas clases y grupos sociales. Por eso,

    los procesos de aculturacin feminista avanzan en los lugares

    ms dismiles -no slo en Occidente - y entre mujeres diversas:

    de clase media, campesinas, empleadas, trabajadoras, amas de

    casa, polticas, burcratas, artistas, estudiantas. Ellas entran en

    contacto con la cultura feminista en procesos de participacin

    social y poltica, de educacin y formacin As, llegan a la fuente

    feminista mujeres en capacitacin tcnica, en organizacingremial o productiva, mujeres en procesos de concientizacin

    para la salud o electoral y, desde luego, a travs de la forma-

    cin especfica de gnero.

    Claves feministas

    El feminismo surgi en Occidente y se ha ampliado a todo elmundo. Sus claves polticas son la democracia, el saber y la

    igualdad tanto como la autonoma y la diversidad. Por ello, ac-

    ceder al feminismo contiene la posibilidad de afinidad con el

    pensamiento occidental y con otras tradiciones culturales que

    reivindican el principio de equivalencia humana. En la alternati-

    va que busca eliminar la geografa excluyente por una que in-

    cluya todas las tierras y culturas, las feministas han contribuido

    a que sea ticamente positiva la visin incluyente, igualitaria y

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    respetuosa de la diversidad en todo el mundo, aun en Occiden-

    te.

    La filosofa poltica feminista contribuye a la democracia por-

    que desmonta privilegios, purezas, supremacas y el derecho a

    la dominacin, que han sido claves de poltica la cultura occi-

    dental y de otras culturas. El paradigma feminista reivindica

    hechos del mundo real para convertirlos en derechos universa-

    les: la diversidad, la pluralidad y la posibilidad de convivencia

    entre seres de tiempos, espacios y tradiciones diferentes. El te-

    jido que une la diversidad es el reconocimiento de las semejan-

    zas y la aceptacin de las diferencias en pos de convivir y reco-nocer la equivalencia humana, el derecho a tener derechos es-

    pecficos, a la equidad y la igualdad de oportunidades para el

    desarrollo.

    Aculturacin feminista e identidad

    La conciencia feminista reverbera e incide en la memoria a

    travs del viaje histrico de rediseo genealgico y la necesidad

    de hacer historia de filiacin femenina al establecer nexos y co-

    nexiones entre las mujeres, sus movimientos y sus logros al va-

    lorar el pequeo gesto, el cambio imperceptible pero funda-

    mental. En ese sentido, el feminismo valora a las mujeres y a lo

    femenino (aun al reconocer sus enajenaciones y al intentar

    cambios en las mujeres y en lo femenino) y valora lo feminista.

    De ah que los procesos de aculturacin feminista que condu-cen a construir nuestra memoria exigen desmontar la misoginia

    en la cultura y la subjetividad de cada mujer, para valorar a las

    mujeres y a lo femenino. Slo entonces es posible sentir cerca-

    nas a mujeres distantes en el tiempo o en el espacio y a su histo-

    ria como mi historia. Concluir yo soy una mujer y considerarco-

    mo lo hace Mara Milagros Rivera, "la historia de las mujeres es

    la historia"

    (op. cit.).

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    El placerest presente en la aculturacin feminista. La bsqueda

    tpica de sentido es la gran experiencia de goce ertico, intelec-

    tual y afectivo de mujeres sabias, concienzudas intelectuales

    (aun aquellas que se definen como manuales) cuya habilidadha sido develarse y mirar desde otro sitio y en un tiempo com-

    primido de siglos.

    En tanto cultura poltica, el feminismo rene infinidad de expe-

    riencias poltico existenciales de mujeres en resistencia, en re-

    belda, subversivas o transgresoras (Lagarde, 1998). La mayora

    de ellas no ha sido intelectual, no ha sido ilustrada ni siquiera

    letrada o alfabeta. Por eso, el sentido de su experiencia adquie-re trascendencia poltica cuando se la ilumina desde la perspec-

    tiva feminista.

    La cultura feminista ha sido creada y vivida por millones de

    mujeres de carne y hueso de otras generaciones y contem-

    porneas, aisladas unas, cautivas otras, emancipadas y libertar-

    as otras ms. La mayora no tuvo conocimiento unas de otras o

    no se reconoci en las otras, y muchsimas no han tenido con-

    ciencia identitaria feminista. Desconocemos sus recorridos de

    vida porque los recursos de la memoria no las registraron, pero

    las adivinamos porque sabemos que cada lucha, convocatoria o

    movimiento se sostiene en decenas de miles, sumergidas e invi-

    sibles, que viven hasta en sin palabras lo que otras significan.

    Pero todas son mujeres que al vivir han abierto brechas, cam-

    biado normas y subvertido su mundo inmediato. Con sus accio-

    nes cotidianas o excepcionales, trastocan el mundo de la mayora.

    Transmisin y prejuicios

    Cada da, las mujeres enfrentamos la problemtica de transmi-

    tir la experiencia cultural feminista en un mundo hegemnica-

    mente androcntrico y antifeminista. La formacin cultural de la

    mayora de las mujeres est basada en la cultura dominante

    que privilegia las acciones y los hechos masculinos y legitima el

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    patriarcado, que es sesgada e inequitativa al omitir hechos y

    aportes a la vida social y a la cultura que realizan las mujeres. La

    formacin escolar y universitaria est estructurada en tomo a

    una visin de la historia y de la ciencia que repite esta concep-cin genrica mutilante.

    La mayora de las mujeres aprende primero antifeminismo

    dogmtico y desarrolla prejuicios, rechazo, hostilidad y temor

    ante el feminismo. Por eso, es comn que algunas desvaloricen

    a otras y a lo femenino, o que consideren folclricas las luchas

    por la emancipacin o propias de otras generaciones. Hay quie-

    nes se asumen avanzadas y creen que nunca han sido discrimi-nadas y por ello los afanes feministas no son parte de su uni-

    verso. El feminismo es rechazado como parte de una cultura

    particular con afanes hegemonistas o como prctica neocolonial

    o neoliberal; es dejado atrs tambin como gran relato y utopa

    finiquitados en el horizonte posmoderno.

    Qu paradoja. El feminismo permite enfrentar el sexismo ma-

    chista, misgino, homfobo y lesbfobo de la modernidad pa-

    triarcal. Sin embargo, ah estn el prejuicio, el pensamiento

    dual, la lgica formal que antagonizan. Es la hegemona de la

    cultura patriarcal a travs de filosofas, cosmologas, mitologas

    e ideologas arcaicas y contemporneas, sus rituales y su para-

    fernalia. Esta cosmovisin patriarcal est instalada en la cultura

    y en la subjetividad de cada mujer en grados variados. Sin em-

    bargo, las mujeres, objeto de misoginia, no enfrentamos nues-

    tra subjetividad misgina o inventamos cauces excluyentesentre nosotras. La sororidad y el affidamento son planteados

    como excluyentes, en lugar de concebirlos como una de las

    dimensiones ms radicales del feminismo: la que plantea la

    equivalencia real entre las mujeres, la valoracin y el recono-

    cimiento de la autoridad de cada una.

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    Las resistencias en la aculturacin feminista

    Incluso entre mujeres que se asumen feministas hay resisten-

    cias de diversa ndole:

    Resistencias antiintelectuales. Se expresa como un desplante

    de ignorancia de gnero que reivindica lo emprico y lo pragm-

    tico frente al estudio, el anlisis, la reflexin y el pensamiento

    crtico. Con ello, aun sin saberlo, quienes se esfuerzan por ser

    feministas, niegan el saber, la cientificidad, la historicidad y sus

    conocimientos no dogmticos imprescindibles, pilares de la cul-

    tura feminista. Reivindican, en cambio, otros saberes producto

    de la observacin, la prctica, el empirismo, y reconocen comoopuestos y alternativos a saberes tradicionales y esotricos -

    dotndolos de mayor valor- y consideran al sentido comn co-

    mo buen sentido. Llega incluso a valorarse en oposicin al fe-

    minismo la ignorancia convertida en virtud femenina.

    La condicin ilustrada del feminismo es tan importante que sin

    ella no sera posible pensar el mundo ya no slo en femenino,

    sino en feminista. Tampoco se habra dado la fenomenal con-frontacin crtica ilustrada con las ideas, las normas, las leyes y

    la poltica patriarcales, deconstruidas por las feministas con

    cdigos y lenguajes letrados cientficos y filosficos, y slo en-

    tonces polticos. No habra sido posible guardar y conservar el

    saber y la historia de las mujeres y menos las historias de la

    emancipacin femenina. La construccin del paradigma terico -

    poltico y tico del feminismo es impensable sin la condicin

    ilustrada de las feministas y de sus obras, sus propuestas, sus

    agendas polticas, sus leyes. Sin el pensamiento, la sensibilidad

    y el imaginario moderno no existira la veta fundamental del

    feminismo que es la concepcin de libertad que sustenta la

    aculturacin feminista.

    Resistencias antipolticas. Su expresin es la reafirmacin de

    gnero de apoliticidad que apela a una moral femenina virtuosa

    no contaminada con la poltica. Abarca a quienes desconfan y

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    recelan de la poltica por ser mbito de recreacin de dominio,

    quienes asumen la poltica como masculina y de los hombres,

    ajena a las mujeres, hasta quienes la llaman participacin social

    y la consideran mejor que la participacin poltica. La incursinpoltica de las feministas es compleja y se mueve, en efecto, en

    una dimensin no slo patriarcal sino masculina. En ocasiones

    es idealizada por ser poltica de mujeres, se la supone mejor,

    ticamente positiva y no peligrosa. Sin embargo, sujetas a jerar-

    quas y poderes idealmente disminuidos y prcticamente refor-

    zados, los enfrentamientos polticos en que se ven envueltas

    las feministas siguen los cnones de exclusin, rivalidad, y ex-

    clusivismo.

    Al superarse los conflictos polticos de jerarqua, control, obe-

    diencia y otros ms, es posible que la poltica implique la alian-

    za, la suma, la colaboracin. A pesar de lograrlo, el mundo y la

    participacin de las feministas en otros espacios produce jerar-

    quas y superioridades entre ellas. Hacer poltica requiere de

    las feministas realizar permanentes traducciones, acciones po-

    sitivas, compensaciones y ajustes entre ellas; establecer meca-nismos de confluencia y disidencia, para reconocerse, otorgarse

    autoridad; y asociarse y aliarse para lograr avances de gnero y

    porque reconocen un inters cultural comn: contribuir en el

    desarrollo, el fortalecimiento y la preservacin de la cultura

    feminista.

    El capital simblico, humano, especfico de las feministas es el

    feminismo.

    Resistencias clasistas. El clasismo es parte de la conciencia

    moderna del orden social. Al convertirse en una ideologa que

    permea la percepcin social, totaliza la condicin de clase co-

    mo absoluta y prioritaria, y al naturalizar la condicin de gne-

    ro de las mujeres, la anula y no cuenta en el anlisis de las re-

    laciones de poder. Entre el clasismo y el naturalismo de gne-

    ro, mujeres con conciencia de clase participan a favor de todos,menos de ellas y de su gnero. La ceguera poltica de gnero o la

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    creencia en que la violencia es un asunto fuera de lo poltico, la

    inconsciencia sobre la discriminacin, o la creencia que si se tie-

    nen derechos, recursos o poderes no se vive opresin, confluyen

    con el clasismo y optan por los pobres, los desaparecidos, losnios de la calle, los trabajadores, y no por las mujeres.

    Hay feministas que optan por las pobres, las marginadas, las

    campesinas, las prostitutas y no por las ricas, las que s tienen

    trabajo, las ilustradas, las telogas. Se aplica el anlisis de clase

    y no el de gnero a la situacin vital de las mujeres. Se combi-

    na el clasismo con todo tipo de sectarismos ideolgicos y pol-

    ticos para decidir quines son las elegidas de la causa. El logropatriarcal consiste en alejar a cada mujer de s misma y de las

    mujeres ms prximas o con quienes tiene ms semejanzas. Al

    luchar y participar por las otras, cada mujer se resiste a hacerlo

    para s misma y para las prximas, y se mantiene intocada por

    el feminismo en su autoidentidad. A pesar de ello, aun a travs

    de ideologas que niegan la impronta de gnero, las mujeres van

    desarrollando conciencia de semejanza y conciencia de s mis-

    mas.

    En procesos polticos y en experiencias personales de anulacin

    de lo especficamente femenino, se ha gestado el deseo y la

    necesidad del yo y se ha politizado. Ha surgido la mismidad

    como una dimensin formidable de la aculturacin feminista. El

    contacto con textos, experiencias, organizaciones, movimientos

    o con mujeres feministas, permite a muchas irse colocando co-

    mo centro y sentido de su vida tras procesos de resignificacinde su pasado, de sus expectativas y de su presente. La mismi-

    dad es una de las dimensiones del capital simblico del femi-

    nismo.

    Resistencias misginas. Identificarse con el feminismo y con las

    feministas conlleva una transgresin: incumplir la norma de

    buen comportamiento en la repblica patriarcal, que exige a las

    buenas mujeres hacer muestra pblica y privada de su desvalo-rizacin de lo femenino, y su repudio (hostilidad, rivalidad,

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    desconfianza) a las mujeres, sus acciones y sus creaciones. Nor-

    ma moral patriarcal que exige slo aceptar a quienes cumplen

    con el (mi) orden. Esta tendencia se combina y potencia con to-

    dos los sexismos de gnero (lesbofobia, clibefobia, juvenilis-mo, esteticismo) y con los nacionalismos, clasismos y exclusi-

    vismos religiosos o polticos. Cualquiera identidad particular se

    perfila como obstculo infranqueable para la identificacin

    positiva. Entre las feministas este mal rene la sofisticacin de

    todas las resistencias. La paradoja clave de las feministas est

    en la misoginia. Slo ahora ha sido posible para las feministas

    mirarla de frente y construir la autoestima de gnero de cada

    mujer y crear la autoridad para s misma.

    En el proceso de aculturacin feminista, algunas feministas que

    se esfuerzan por construir los derechos y la autoridad de las

    mujeres en la sociedad, no reconocen ni los derechos, ni la au-

    toridad de otras mujeres. Los experimentan de acuerdo con la

    mecnica patriarcal: los derechos de una mujer quitan algo a

    otra mujer o se apoyan en su falta de derechos. La autoridad es

    vivida como autoritarismo o discriminacin por superioridad y,como se carece de experiencia de autoridad no autoritaria, la

    autoridad de las mujeres produce disminucin en quien as se

    posiciona. Si algunas mujeres destacan o son reconocidas,

    eclipsan a las otras. En cambio, cuando se avanza en la acultu-

    racin feminista la autoridad de unas se traslada a las otras,

    unas pueden sentirse orgullosas de los logros de otras, hacerlos

    suyos y elevar la autoestima y conseguir la estima social de las

    mujeres. El reconocimiento mutuo entre feministas incide en la

    autoridad pblica y la valoracin de la causa de las mujeres,

    disminuye y anula ataques misginos y adems permite interlo-

    cuciones amplias con otros grupos y organizaciones. La autori-

    dad se convierte as en estmulo personal y colectivo y agrega

    valor simblico y poltico a las acciones de las feministas.

    La autoridad es una clave de la aculturacin feminista. Como

    atributo de autoidentidad es la expresin de valores, recursos,

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    capacidades y habilidades especficos. Reconocer la autoridad

    significa un esfuerzo de compensacin frente a lo que desvalori-

    za, significa poseer autonoma de juicio y frmulas de pondera-

    cin propias. Slo as puede aceptarse la autoridad propia y deotras, funcionar activamente en la construccin del poder pro-

    pio y el de las otras, permite incrementar el poder de gnero de

    todas: la autoridad de gnero. Reconocerse en mujeres con au-

    toridad conduce a la autoafirmacin y al fortalecimiento de

    gnero de las mujeres y les permite empoderarse (cargarse de

    poderes de afirmacin). En este paso, la autoridad sirve como

    proteccin, defensa y poder positivo a las mujeres para e nfren-

    tar el mundo, ocupar espacios, tomar la palabra, establecer

    condiciones, negociar, acceder a recursos y oportunidades.

    Autorizar a las mujeres es uno de los logros concretos en la

    aculturacin feminista.

    Discontinuidad en la transmisin y la comunicacin feministas

    El feminismo no cuenta con suficientes canales institucionalespara su transmisin. Est en esos espacios de prestado, margi-

    nalmente o tolerado, no tiene medios de comunicacin pode-

    rosos para educar. Por el contrario, se difunde, se desarrolla

    construye alternativas en una profunda confrontacin poltico -

    cultural y en la poltica de ocupacin y apertura de espacios y

    posiciones, deambula y circula o sobrevive en instituciones

    acadmicas, polticas, religiosas, gubernamentales hegemni-

    camente patriarcales. Esta cultura empieza a crear espacios

    pedaggicos reducidos y marginales, pero potenciados en las

    redes feministas. Sin embargo, las feministas todava no han

    estado en condiciones de crear sus propias instituciones edu-

    cativas, formativas, de comunicacin. Muchos de los espacios

    que utilizan fueron creados en poderosos movimientos cultura-

    les que requirieron espacios pedaggicos e ideolgicos. Las

    feministas avanzan en las instituciones, ocupan espacios, losresignifican y desde ah renombran el mundo. Con altibajos,

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    son toleradas y hay quienes creen que aplicar el enfoque de

    gnero consiste en usar un lenguaje supuestamente no sexista

    (compaeras y compaeros, ciudadanas y ciudadanos), la arroba

    en la escritura, o no hacer comentarios misginos delante defeministas. Nada apoya a las feministas ni a sus acciones, ni si-

    quiera el lenguaje. El feminismo se abre camino en un altiso-

    nante y omnipresente imaginario que exalta el orden moderno

    patriarcal, sus valores y estereotipos. Los espacios abiertos a la

    enseanza del feminismo han sido parte de la construccin real

    de alternativas y de la aculturacin feminista con enorme des-

    ventaja. Los esfuerzos, los cursos, diplomados, seminarios, talle-

    res, crculos de lectura, los movimientos pblicos y visibles, las

    acciones polticas exitosas y los logros jurdicos y polticos, re-

    sultan insuficientes para difundir el bagaje cultural del femi-

    nismo, en un ambiente cultural saturado simblicamente de

    patriarcalismo.

    Cada segundo, los medios de comunicacin, la mayora de las

    escuelas y de las iglesias, y desde luego las familias, difunden

    los valores, las interpretaciones y el sentido de la vida patriarcal.Cada hecho refuerza lo aprendido. Millones de mujeres son ac-

    tualizadas de manera permanente en creencias y visiones

    misginas y machistas. La pedagoga patriarcal no slo se con-

    creta en consensos parciales pero funcionales, sino que impacta

    las identidades genricas, la autoconciencia y la visin de la

    vida de las mujeres.

    Las feministas sabemos que los logros histricos nos llegan conenormes prdidas culturales. No hay un piso mnimo de valores

    de igualdad del cual partir. Siempre es preciso volver a empezar,

    siempre algo se rompe en la transmisin entre las mujeres. La

    mayora no ha tenido contacto, no ha odo o ledo o no se ha

    interesado. Y esto no sucede slo con las nacidas hace dcadas;

    mujeres jvenes tienen creencias tan arcaicas como si no fue-

    ran ni jvenes ni modernas.

    En breve tiempo las nias han incorporado la cultura que las

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    las mujeres como gnero hemos sido construidas, segn Franca

    Basaglia, como ser para otros5

    y el amor a los otros ha sido una

    va de expropiacin del yo misma a las mujeres. Por ello, el amor

    redefinido desde la tica feminista es clave en el trastocamientodel orden simblico, al legitimar la prioridad del amor a m mis-

    ma6

    como fundante de la mismidad y como hito en la redefini-

    cin de las relaciones con los otros. La nica trama posible en el

    telar feminista es la propia vida que emana del amor de cada

    mujer a s misma, el amor a las otras y los otros como seres

    equivalentes, semejantes y diferentes, y de la pasin por vivir en

    correspondencia con un mundo que realice los valores feminis-

    tas. El deseo feminista es amoroso y es epistemoflico,7 no slo

    es el deseo de ver y aprehender, es la pasin por saber y descu-

    brir, por interpretar el mundo y descifrar para crear, inventar y

    mostrar en la cotidianidad que es posible. Est tambin el hon-

    do deseo por suturar la profunda escisin genrica interna de

    cada una y el deseo de aliviar la enajenacin con los hombres y

    con el mundo. El deseo feminista de sintonizar con un mundo

    que nos coloca en la periferia, nos trata como extranjeras nongratas o nos reconoce slo si lo complacemos cosificadas y

    enmudecidas, trabajadoras y bien portadas. Peor an cuando se

    idealiza lo femenino, pero no a las mujeres o se roba el femi-

    nismo sin siquiera dialogar con las feministas.8

    5Basaglia (1983), analiza las bases del amor femenino y considera que "Valores

    como feminidad, receptividad, han sido enfatizados como elementos sobre los

    cuales debe fundarse la vida de las mujeres, pero nunca han sido elementos vitalespara ellas, sino vlido como instrumentos para la seduccin del hombre o para la

    reproduccin".6 De ah la enorme poltica amorosa del feminismo contemporneo que impulsa el

    desarrollo de la autoestima en las mujeres como prioridad para lograr su participa-cin poltica, tanto como la reparacin del dao que ocasiona en la subjetividad de

    las mujeres ser colocadas en segundo plano en sus atenciones, cuidados y preser-vacin, vivir volcadas amando a los otros de quienes se depende y a quienes se

    est subordinada, y no recibir el mismo tipo de amor en reciprocidad.7 La epistemofilia es un concepto de Mabel Burin (1987) cuyo contenido es el

    deseo de saber y de poder generados en el deseo hostil.8 Lo ms sofisticado est para Francoise Collin y Celia Amors (1998) en la valo-

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    El deseo de sintona ha hecho que muchas mujeres no acepte-

    mos el destino patriarcal y decidamos transformar el mundo

    cada da para lograr que mujeres y hombres convivamos como

    equivalentes, que cada quien logre su desarrollo con la convo-catoria y el sustento de los otros y en el que pueda prodigarse

    la pluralidad.

    La transmisin de la cultura feminista implica mltiples retos en

    dimensiones convergentes y divergentes. Despus de tres siglos,

    cada feminista se inserta en espacios simblicos particulares no

    siempre relacionados y no se identifica con lo que otras hacen

    en otros espacios. Somos semianalfabetas en feminismo a lavez que hemos creado perspectivas complejas. Comenzarnos a

    ampliar la influencia feminista, a compartir un lenguaje, inter-

    pretaciones, conocimientos y dudas, y a delinear propsitos

    articulados de manera integral: campaas, agendas, platafor-

    mas y ritos pblicos. La conciencia feminista avanza de manera

    fragmentaria para la mayora de las mujeres y remite a la parti-

    cularidad. Lejos estamos de transmitirnos las experiencias e

    identificarnos con fluidez, de apropiarnos de una cultura bsicafeminista y de hacer nuestra la poltica feminista.

    Retos culturales feministas

    Los retos impostergables en la aculturacin feminista se refieren

    al desarrollo de la pedagoga feminista, la autorizacin de las

    experiencias y los saberes feministas, y la legitimidad deltrnsito personal y de las acciones feministas colectivas. Por

    ello, nuestras necesidades son de:

    - Espacios sricos deformacin acadmica y poltica ilustrada

    feminista.

    racin que hacen filsofos posmodernos como Derrida de "lo femenino sin las

    mujeres". "... una nueva edicin del despotismo ilustrado... Femenino, s, feminis-ta, no".

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    - Espacios feministas de resignificacin identitaria individual y

    colectiva.

    - Espacios de confluencia poltica de la diversidad posicionada

    de los grupos, los movimientos y las personajas feministas.

    - Desarrollar una tica y una esttica del orgullo feminista.

    Requerimos actuar feministamente entre nosotras9

    y e n l o s

    espacios mixtos, para que las mujeres dejemos la subordinacin

    jerarquizada y la periferia material y simblica, y construyamos

    diversas centralidades paritarias.

    La cultura feminista es la ms prodigiosa creacin cultural de

    las mujeres. Para lograr que sea imprescindible en el bagaje

    paradigmtico del siglo XXI y del Tercer Milenio, para evitar

    prdidas culturales irremediables y consolidar lo que hemos

    creado y lo que somos, necesitamos legitimar, autorizar y

    hacer universalmente necesaria la cultura feminista al mostrar-

    la como fuente indispensable de la cultura del desarrollo y laconvivencia democrtica basada en la igualdad y la libertad

    humanas.

    9 Nosotras, en la dimensin del sujeto colectivo de gnero en construccin.

    Cuando prevalece se potencia todo cuanto cada una es y la accin colectiva frentea los otros y al mundo. Luce Irigaray (1992) hace depender el nosotras de la con-

    ciencia de la diferencia, la del reconocimiento del orden simblico femenino ymaterno, y del reconocimiento de la otra.

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