LLANDA Nº 8

LA ESCUELA DE AYER

Este número de LLANDA se inicia con una breve historia de La Escuela de Ayer.

Pero son las historias contadas por los alumnos, tan espontáneas, reales y objetivas, las que forman el contenido

mayoritario de este número.

Las historias de los alumnos que AHORA están aprendiendo a leer y a escribir, porque en su niñez no pudieron, reflejan muy

bien la situación personal y social de la Escuela de la Posguerra: SUS HISTORIAS EMOCIONAN y nos trasladan a una

película lejana, pero real: Una etapa larga y dura, comprendida entre 1939 y 1975: La educación como

adoctrinamiento. Y es que esos fueron los largos años de la dictadura de Franco, el sistema educativo se puso a su

servicio.

Las Historias contadas por nuestros alumnos de los PRIMEROS CURSOS DE ENSEÑANZAS BÁSICAS nos llevan a la

escuela de los años finales de los 50 y todo el 60. El adoctrinamiento es su meta.

Los alumnos más jóvenes, que están terminando la ESO, por medio de encuentras y entrevistas, han sabido recopilar de sus parientes mayores, historias paralelas, que en todos los

casos, corrobora las historias contadas.

Hay 3 historias de alumnas de Español para Inmigrantes, que cuentas sus experiencias en sus países. Historias que cuentan

realidades muy distintas a las nuestras.

Entrevista e Historia de Profesoras ya jubiladas cuentan sus experiencias con aquella escuela en la que desarrollaron su

profesión.

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UN BREVE VISTAZO A LA HISTORIA DE LA EDUCACION

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El origen de la educación, como una institución distinta de la familia hunde sus raíces en el inicio de la civilización, en el mundo mesopotámico. Fue con el surgimiento de la escritura y con la necesidad de disponer de una contabilidad eficaz para gobernar territorios cada vez más amplios, cuando se hizo necesario disponer de personas capaces de ejercer unos oficios totalmente nuevos y que necesitaban una formación que la familia no podía ofrecer.

El mundo griego y romano basaron la educación, fundamentalmente, en la formación de las élites. Sólo las personas con un nivel económico alto estaban en disposición de contratar a un maestro para la formación de sus hijos.

En la Edad Media la iglesia monopolizará la educación. Los

monasterios primero y las universidades más tarde serán los lugares donde la cultura encuentre refugio. A cambio la iglesia logrará la supremacía ideológica y cultural en

la sociedad y hará del latín la lengua culta de la época. La educación

seguía siendo monopolio de unos pocos.

Durante la Edad Moderna la educación siguió siendo privilegio de unos pocos. La iglesia mantiene su monopolio educativo. El analfabetismo sigue siendo enorme. En esa época Orihuela conseguirá una Universidad (1610) y tenía además algunas escuelas de primeras letras, dependientes del Consell, pero que no atendían más que a un pequeño número de niños en condiciones muy precarias. Más importancia tenía la Escuela de Gramática, estudiada por el profesor José Ojeda Nieto, que se situaba cerca de Santa Justa y Rufina y preparaba a los jóvenes en el uso de latín, herramienta indispensable para hacer carrera en la iglesia.

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En el siglo XIX, la clase obrera empezó a demandar educación. Uno de los lemas sindicales de la época pedía 8 horas de trabajo, 8 horas de descanso y 8 horas de formación. En España fue la famosa ley Moyano de

1857 la primera que garantizaba, sobre el papel, una educación básica gratuita. Sin embargo, la educación continúo siendo un privilegio de las clases dominantes. Los ayuntamientos,

que fueron los encargados de aplicar la ley, no siempre respondieron aportando los medios necesarios. Y la mentalidad popular no identificaba la escuela como algo necesario para la vida. Los niños de las clases sociales humildes a menudo debían trabajar y en algunos lugares ni siquiera había escuelas. Las niñas a menudo no acudían a estudiar y debían quedarse en casa cuidando a los hermanos menores. El analfabetismo era muy alto, sobre todo entre las mujeres.

En el siglo XX el retraso educativo español respecto a los países desarrollados era enorme. El regeneracionismo reivindicó la importancia de la educación como motor de mejora social, pero las inversiones fueron insuficientes. Será la II República quien impulse un ambicioso programa de educación. Se estableció un sistema laico, gratuito en todos sus grados y por primera vez se permitió la enseñanza en gallego, catalán y vasco. Se construyeron miles de escuelas, sobre todo en el mundo rural, y se contrató a un gran número de maestros. Se impulsó la educación de adultos y hasta el gran poeta Federico García Lorca participó en las Misiones Pedagógicas. Estas

misiones recorrían España llevando teatro, bibliotecas y formación a las gentes del mundo rural, que eran los que sufrían mayores tasas de analfabetismo.

La Guerra Civil Española truncó este entusiasmo por la educación. Muchos maestros fueron represariados, algunos fusilados, otros encarcelados y bastantes depurados. Se prohibió el uso de las lenguas de cada territorio y la educación se tiñó de catolicismo militante. Faltaron maestros, se tardó en reconstruir escuelas y la iglesia ocupó el espacio que no cubría el estado.

  En lo

económico, como han destacado todos los especialistas del período, los años cuarenta son el principal período de retraso económico de la historia contemporánea de España. La posguerra española se caracterizó por una recuperación lentísima, sin parangón con lo que sucedió en los países europeos que habían participado en la Segunda Guerra Mundial, cuya recuperación posbélica fue mucho más rápida, a pesar de haber sufrido daños mayores. España pagó con una prolongada crisis y una recuperación lenta la posición política y los errores de la política económica del régimen franquista. En lo político, el alineamiento de Franco con las potencias del Eje y la hostilidad hacia los aliados, incluso con la intervención militar contra la URSS,

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granjeó, como era natural, la antipatía de las potencias democráticas hacia el régimen del «Caudillo». La consecuencia fue que, acabada la Segunda Guerra Mundial, España se encontró aislada y se vio privada de la generosa ayuda norteamericana que, con el nombre de Plan Marshall, recibieron la mayor parte de los países europeos.

Las

escuelas de los años 40 eran pobres, con un siempre presente mapa de España, retrato del caudillo, yugos y flechas, crucifijo y mesas de madera, no siempre las suficientes, con tinteros. El analfabetismo continuaba siendo muy alto y la miseria que sufría España, propiciaba altas tasas de abandono escolar, sobre todo entre las niñas. El Cara al Sol y el Padrenuestro resonaban a diario entre las pobres paredes de las escuelas de la época.

Los años 50 marcaron la apertura de España a Estados Unidos. Desde 1953 se empezó a recibir ayuda para el desarrollo. A partir de 1959 se produjo un cambio de tendencia económica gracias al paraguas de Estados Unidos que encontró en España un aliado contra el comunismo. Llegó ayuda alimenticia, la famosa leche en polvo que se repartía en las escuelas. Hubo una mejoría económica que afectó también a la escuela, aunque se mantuvieron las altas tasas de abandono escolar. En aquellos municipios que más crecieron, como Elche, los problemas para logran una plaza escolar eran frecuentes. Estos problemas se mantuvieron durante

los 70. En algunas pedanías de Orihuela había menos sillas que alumnos. Los maestros se dividieron entre aquellos de la vieja escuela, de dura disciplina y exigencias y los que se acercaron a las nuevas corrientes, como fue la renovación pedagógica que se impulsó desde la Comunidad Valenciana y que buscó sistemas más adaptados a los alumnos, más participativos y adaptados a los nuevos tiempos.

En esos años finales del franquismo el ministro Villar Palasí puso en marcha la llamada Ley del 70 que establecía la EGB, el BUP y la FP tal como ha existido hasta la LOGSE.

Con el fin del franquismo se produjo un importante cambio social, que se reflejó en la escuela. La constitución avaló una educación laica y que debería extenderse a la generalidad de los ciudadanos. La democratización llegará a la Escuela. Una ley de 1990 marcará los cambios en el sistema educativo: la LOGSE. El nuevo sistema educativo estableció la escolarización obligatoria hasta los 16 años, reorganizó la educación primaria, secundaria, la formación profesional, la formación de adultos y los Bachilleratos. Creció considerablemente el número de institutos. Desapareció el latín del bachillerato y aparecieron los ordenadores. El analfabetismo bajó a cuotas muy cercanas a la media europea. La democratización se impulsó con los consejos escolares.

En nuestros días la escuela sigue

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reflejando la sociedad donde vive y tiene cada vez nuevos retos. La llegada de emigrantes, la conflictividad escolar, la incorporación de nuevas tecnologías. Los medios siguen siendo escasos, y como prueba podemos hablar de los prefabricados. Pero existe un agente que impulsa la escuela más allá de gobiernos y leyes, más allá de las malas condiciones de los centros educativos, es el maestro, o el profesor,

simplemente desde aquí queremos rendirle un homenaje, y recordar el lema que impulsó un sindicato: “todas las profesiones son importantes, algunas imprescindibles”.

L. Javier Calvo

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HISTORIAS PROPIAS contadas por alumnos, que aprenden ahora a leer y a escribir, porque en su día, la Escuela no existía para ellos.

Antonio

Yo nací en el año 1941 y en aquel entonces no había en casa tantas posibilidades de ir a una escuela: unos días faltaba el maestro y otros nosotros. Nosotros, desde muy niños, teñíamos que ayudar en casa, cuidando de los más pequeños para que nuestros padres fueran a trabajar, o, como en mi caso, que soy de la

huerta, tenía que cuidar de los animales.

Yo pude aprender a escribir mi nombre y apellidos y algo de cálculos y de letras, que juntaba, pero sin saber lo que es con V, B o, H…

Nadie sabe lo que yo he pasado a lo largo de estos años ya que empecé a trabajar a los diez años. Por eso ahora vengo a esta escuela de adultos.

Enriqueta.

En mi casa éramos muchos hermanos. Y mis padres apenas pudieron mantener a .diez hijos. No pude ir a la escuela.

Ahora voy a la Escuela de Adultos, que está en el Colegio Virgen de la Puerta y aprendo bastante. Los números se me dan bien y las matemáticas también. Pero me gustaría tener más tiempo y más horas para escribir y leer mejor, pues tengo todavía tantas faltas de ortografía, que algunas veces estoy baja de moral.

Tengo tres nietas que siempre están conmigo y me dan mucho trabajo, pero cuando llega el momento de ir a la escuela me lo paso muy bien con todas las compañeras de clase y la profesora, que es un Ángel de criatura y una buena persona. Sin nada más un saludo a todos.

Josefa MarcosYo Josefa estuve yendo al colegio para hacer la primera comunión que aprendí todas las letras y los números pero me tuve que quedar en casa porque todos se iban a trabajar y yo cuidaba de todos y preparaba la comida para cuando venía a casa a comer y así fue pasando el tiempo y yo me puse también a trabajar. Mis padres eran muy pobres y hacia mucha falta si no trabajaba no podía vivir. Y aquellos tiempos de antes no son los de ahora se vive mejor los niños viven de otra manera mejor gracias a Dios.

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Carmen Mula.Eramos 5 hermanos y mi madre estaba enferma yo tenía que ocuparme de todo. Cuando tuve 14 años se murió mi madre lo que yo más quería en el mundo. Tuve que ocuparme de mis hermano que solo tenia 3 .5. 7. 10. Y yo me puse a servir en un casa muy buena donde me querían mucho y me daban mucho cariño, pero yo estaba desolada sin ver a mis hermanos. A los 23 años me case y tuve una hija. Ella me devolvió la vida. Nunca tuve una niñez ni supe lo que era jugar. Solo tenía tristeza en mi corazón.

María Mira

A los 8 años me quedé sin madre. Eramos diez hermanos y entonces nos dijeron mis tíos que nos fuéramos a su casa, pero no para llevarnos al colegio sino para hacer las cosas de la casa y por eso no fui al colegio y no pude aprender porque tenía que trabajar.

. Bienvenida

Yo me llamo Bíenve, pues así lo decidieron mis padres. Nací en Orihuela en casa de mis abuelos maternos fui bautizada en la iglesia de Santa Justa y Rufina. Después de mi bautizo me llevaron a casa de mis otros abuelos, que vivían en San Bartolomé, pero en plena huerta, muy cerca de la orilla del río de Segura, en un barrio de casa llamada la casa grande. En esos tiempos, no había coches. Sólo había bicicletas y la tenía el padre.A casa de mis abuelos paternos, desde que mis tíos y mi padre eran pequeños, pasaba un hombre que sabia las cuatro letras y hacia de maestro. Se le conocía por el “maestro Cristo”. El fue el que me enseñó a escribir bien mi nombre.

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Francisca Cascales.

Soy una alumna del colegio de adultos que está en el Virgen de la puerta. Estoy aprediendo a leer y a escribir porque en mi niñez no pude ir por la pobreza que teníamos en mi casa.Yo era la quinta de 5 hermanos y me pusieron a trabajar y con 7 años me puse de niñera. Así pasó mi niñez y pasaron los años. Un día me enteré que en el colegio daban clases para adultos. Estoy aprendiendo a leer y a escribir y gracias a Dios con esfuerzo y ayuda de mis profesores pero me cuesta mucho porque tengo muy mala cabeza. Me despido con un saludo para mis profesores y sin nada más me despido.

Eduarda Pertegal.

No pude ir al colegio porque tuve que trabajar y cuidar de mis hermanos porque mis padres estaban vendiendo el cupón de la once y tenía que hacer las cosas de la casa. De noche iba a enseñarme a leer pero como tenía trabajo no pude

ir muchas veces y tuve que dejármelo y entonces me quedé a medias y por eso ahora creo que nunca es tarde para aprender. Soy algo mayor pero aún tengo tiempo para aprender.

Carmen

Volviendo a mi niñez recuerdo que cuando tenía 6 años y medio mis padres eran muy pobres y humildes y decidieron ponerme a servir y a cuidar a un niño de 11 años y apenas podía con él. Allí estuve hasta los 14 años y me hicieron trabajar muchísimo criando a animales, las vacas, los cerdos y me hacían segar mucha hierba. Al cumplir los 15 años me fui y me pusieron a cortar limones y después me fui a servir a una señora de Orihuela. Mi vida ha sido muy triste. Apenas he jugado de pequeña, siempre he sido mayor, no he ido al colegio y lo poquito que sé me lo he aprendido yo sola porque siempre me ha gustado saber leer y escribir. Y si mi niñez es triste mi vida actual es peor. Sólo le pido a Dios que me dé fuerzas y paciencia y me ayude a llevar esta pena que yo sola no puedo con ella.

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HISTORIAS CONTADAS

LA ESCUELA DE MI MADRE

Mi madre nació 1927 y fue a la escuela hasta que comenzó la guerra civil. Tenía entonces 9 años. Un amigo de mi abuelo, que no era maestro, pero sabía de matemáticas, enseño a mi madre y a sus hermanos a sumar, restar etc., mientras duraba la guerra.

Paquita Sáez. Pregraduado.

DESPUÉS DE LA GUERRA CIVIL

Allá por 1940, poco después de la guerra civil del 36, los que en ese momento tenían 10 años, cuentan que ir al colegio era para personas que tenían dinero, los que tenían pocos recursos debían ir a trabajar.

Había un señor que se dedicaba a ir por las casas y aunque no se sabía si tenía estudios o no se le llamaba maestro (Bombo). A este maestro se le solía pagar con dinero o con cosas de comer y daba clase a varios hermanos de la misma familia.Enseñaba a leer, escribir, sumar, resta, multiplicar, dividir y también enseñaba a cantar canciones.

Josefina Cabrera Martínez. Pregraduado.

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SOÑABA QUE IBA CON OTROS NIÑOS A LA ESCUELA

Soñaba que no tenía que levantarme. Soñaba que jugaba con los otros chiquillos. Soñaba que iba con otros niños a la escuela. Había una alegre sonrisa en mi cara.

—¡ Nene, levanta!...¡nene, levanta!Los chiquillos que jugaban conmigo se iban para la escuela.Mi sonrisa se transformó en una mueca de disgusto.

—¡ Nene, levanta que tenemos que terminar pronto la cuerda!

Miré por la ventana y nada vi.la noche todavía dormía en los tejados.Solo, a lo lejos, el cielo se pintaba de azul púrpuraLos redondos gorriones llamaban al nuevo día.

—¡Lávate y vamos, que los "menaores" ya estarán llegando.!—¡ Qué no llegue antes que tú!El agua de la zafa terminó de despertarme...y me recordó que el frío estaba esperándome fuera.

Me asomé al barranco...olí la fría mañana.Corrí, con las manos en los bolsillos, hacia las "menas".La noche se alejaba pintada de aurora.La mañana venía con aromas de tomillo y romero.

El más madrugador había preparado una gran fogataQue ahuyentaba el frío e iluminaba los rostros, sonrientes unos,Severos, otros. Allí estaban " El socato", "El Curica", "El Soli",El Jumba", "Juaquiné", y el "Tío Rovira".

Los "menaores", trabajadores-niños que no podíamos ir a la escuela, embuchados hasta las orejas, deseábamos, que el cálido y chispeante fuego no se terminara y que alguno de los "maestros" contara algún chascarrillo para atrasar lo inevitable: el frío trabajo de la mañana.

El "Tío Rovira" rompió el encanto: hoy, dijo,¡no podremos hacer culo pollo!,¡Vamos a empezar, que el día se pasa.!Me acordé de los otros chiquillos, que en la escuela, calentitos, aprendían la tabla. Dejamos sin ninguna gana el familiar fuego

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El frío viento cortaba nuestras resecas manos. Un joven y deseado rayo de sol, que se escapaba de entre las densas nubes jugó brevemente con una hilera de "menas".

Pasaba la mañana entre idas y venidas de los "hilaores".Pasaba la mañana con las manos cada vez más frías.Pasaba el día entre hilos rotos, empalmes y fuertes palabras que aliviaban, sobre todo, el duro trabajo.

Pasó el frío...y otros muchos fríos venideros...Pasaron las " menas " y otros varios trabajos...Pasaron algunos compañeros de ese y otros días...Pero, de vez en cuando, les escucho alrededor de un cálido fuego.

Pasó el tiempo, y los chiquillo de la escuela aprendieron las tablasAprendieron urbanidad y donde está Zaragoza y… hasta ParísAprendieron a leer historias y a escribir cuentos.¡Bonitos cuentos!Por eso, yo quería ir a la escuela: Para contar historias.

“Un Menaor que no pudo ir a la escuela”

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MAS HISTORIAS CONTADAS …

Mi padre con 80 años y mi tía con 83, cuentan muchas historias reales de su niñez.

Mi padre cuenta cómo aprendió a escribir. Eran tres hermanos, mi tía se marcho a Alicante con unos tíos en tiempo de guerra, y su hermano se marchó a Dolores. Quedó él en Callosa de Segura con unos primos de su madre que no tenían hijos. El hombre era maestro, pero por estar en guerra no trabajaba, daba clase a algunos niños que iban a su casa.

Mi padre con 4 años iba a ayudar a los hombres a menar o a llevarles el almuerzo. Ellos le daban propinas que entregaba a su tío. Por la tarde el tío le daba algunas clases, hasta que al pobre se lo llevaron detenido a Alicante, donde posteriormente murió.

Mi suegra sí fue en 1930 a las escuelas de Primo de Ribera con su hermana. Sólo tenían un lápiz y una carpeta: Se tuvieron que salir pronto pues hacían falte en casa para trabajar. Su madre dijo de ponerles un profesor para ir a casa a enseñarles, pero no se llevó a cabo.

Asun. Martínez. Pregraduado

Cuando tenía seis años empecé a ir a un colegio de monjas. Era el año 1955. Todo se aprendía cantando. El abecedario y los números los copiaban en la pizarra y la monja nos los iba enseñando. La clase de párvulos estaba en la planta baja. Cuando ya sabíamos leer nos pasaban al piso de arriba. Allí nos enseñaban lectura, escritura, cálculo, geografía, historia religión.

Todo se hacía por la mañana, las tardes se dedicaban a bordar y rezar el Rosario.

Por esas fechas 1957-1958 tenía nueve años y empecé a faltar a clase pues tenía una hermana pequeña que cuidar, cuando mi madre trabajaba. El día que no tenía trabajo, volvía a clase, pero ya no podía seguir a las demás niñas.

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Como mi madre me necesitaba, dejé de ir al colegio. Más tarde empecé a asistir a la Escuela Pública, pero todo seguía igual. Mi madre decidió que aprendiera a coser y empecé a ir a un taller de costura. Así terminó mi enseñanza. Ahora la he retomado en la Escuela de Adultos.

Maite López.Pregraduado

Historia Propia

Mi edad escolar fue muy corta: Dejé el colegio a los 10 y 11 años, en el curso 1966-1967.Los libros que usé fueron: el primero y segundo de rayas, el Parvulito y la Enciclopedia de primer grado. En la enciclopedia estaban todas las asignaturas.Durante el periodo de escuela perdí

muchos días para atender a mi abuela.Recuerdo que los chicos y chicas estábamos en clases separadas.Todos los días al entrar y al salir teníamos que rezar: Los viernes por la tarde nos enseñaban a hacer labores, al mismo tiempo que rezábamos el Rosario. Los jueves por la tarde no teníamos clase, pero sí los sábados por la mañana.La mañana de los sábados salíamos al patio, delante de una bandera

de España y cantábamos el Cara al Sol.En la clase, en la pared de detrás de la mesa de la maestra, había un crucifijo, una foto Franco y otra de José Antonio Primo de Rivera.Cuando entraba en la clase alguna persona mayor, teníamos que levantarnos y decir buenos días o buenas tardes y preguntarles

¿ cómo está usted?Las mañanas de invierno a la hora del recreo nos daban leche en polvo y agua caliente en un vaso que traíamos de casa. La que podía añadía cola- cao, que se traía de casa.Al que no sabía la lección o le pillaban hablando, le pegaban con un puntero, cuyo uso real era señalar en los mapas y en la pizarra. También nos ponían de rodillas de cara a la pared, o nos mandaban copiar la lección muchas veces.

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A los más traviesos les sacaban al medio del patio con los brazos en cruz, libros en las manos y unas orejas de burro, hechas de cartón, para hacer reír a los compañeros.También tuve alguna maestra que nos tenía a las alumnas de asistentas. Nos mandaba limpiar su casa, cuidar a sus hijos pequeños y hacerle los recados, en horas de clase.

Joaquina Martínez. Pregraduado

CON LA ESCUELA DE ADULTOS ME ESTOY QUITANDO UNA ESPINA QUE TENIA CLAVADA.

En los años en que yo fui a la escuela, era todo más difícil que ahora. Recuerdo que venía una maestra de Murcia en autobús, la dejaba a dos kilómetros de la escuela y, muchas veces, algunas niñas íbamos a acompañarla para que no fuese sola.

En clase éramos más de cuarenta alumnas, ésa era una de las razones por las que no podíamos aprender mucho, ya que nos tocaba leer una vez a la semana, cuatro o cinco renglones solamente. La profesora tenía que recurrir a pedir a las alumnas más adelantadas

que le ayudaran, poniéndoles a corregir trabajos de otras alumnas y las sacaba a explicar los ejercicios en la pizarra.

Otras veces, algunas niñas nos explicaban en el mapa dónde nacían los ríos.

A mí, como me costaba, y me sigue costando captar las cosas, s siempre me quedé en la cola. Así que siempre he tenido una espinita clavada en el corazón. Por esa razón cuando me enteré de las clases de Adultos me dije: voy a probar a ver si aprendo algo mas, aunque otras veces me digo, te estás forzando más de lo que tu cabeza puede; luego pienso, ya que tengo una profesora tan amable, merece la pena intentarlo.

Yo no puedo decir que mis padres me sacaran de la escuela, sería injusta. Fueron las circunstancias. Así que ahora que tengo tiempo y oportunidad, seguiré aprendiendo todo lo que pueda.

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Ángeles Hernández. Pregraduado

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RECUERDOS DEL COLE

Comencé el colegio a la edad de seis años, en 1970. Recuerdo el revuelo que formábamos mis hermanas y yo todas las mañanas antes de partir para el colegio. Íbamos con nuestros babys de rayitas blancas y rojas; a mí me estaba grandísimo, porque debía durarme varios años. Yo tenía la sensación de ser un calamar a la romana.

El primer colegio al que fui, lo dieron por ruina a los dos o tres años de estar en él. Lo recuerdo como un rompecabezas de tantas grietas que tenía. A mi no me importaba.

Estaba en lo alto de una de las calles con más pendiente de mi pueblo, tenía un patio con forma redonda, con un

depósito de agua vallado, dentro de él.

A pesar de las copias y los castigos, nos encantaba saltar la valla y subidas en el depósito jugar a cantantes, mientras el público nos miraba desde abajo. En el patio también había árboles y grandes piedras, y en primavera , era un espectáculo verlo cubierto de hierba y de florecillas de diversos colores, sobre todo amapolas. ¡Que momentos tan felices! Y cuanto verde de mi ropa debió quitar mi madre.

Durante el recreo nos daban leche en polvo con cola-cao.

Magdalena, mi primera profesora, con cariño nos enseñó a leer.

En el colegio nuevo, al que nos trasladaron, tenía grandes ventanales y el suelo del patio era de cemento. Se podía jugar bien, no nos manchábamos, se corría con más seguridad, pero a mí me gustaba más el primero. Lo mejor, que desde él patio se veía todo el pueblo y la sierra enfrente.

Los primeros años escolares los recuerdo con mucha ilusión. Al entrar y al salir rezábamos. Por la tarde hacíamos costura. No recuerdo cuando empecé a tener falta de interés y desgana. Creo que fue entre tercero y cuarto. En mi casa había un grave problema de salud, yo no era una alumna avispada y a todo ello se sumó Doña Carmen que no debió haber sido maestra, sino gobernanta de alguna fábrica. Llegué a séptimo de EGB con muchos suspensos, y lo dejé.

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Mis padres insistieron muchísimo para que siguiera, pero no lo consiguieron. ¡Ya quisiera haber tenido en aquellos años la ilusión y las ganas con las que vengo cada día a este Centro de Adultos!

Carmen Guerrero. Pregraduado

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Doña Ginesa y la Escuela: Memoria de un Desencuentro.

Me pide Luis, que hable de la escuela de mi época y poco le puedo decir. Entonces las niñas íbamos menos a la escuela que los niños. Ya sabías, si tenías hermanos pequeños había que abandonarla y quedarte en casa a cuidarlos. Así que sólo fui un año. Recuerdo que era una escuela de paredes sucias, un mapa, un crucifijo y muchos símbolos del franquismo. Un maestro con un traje viejo y una vara, no voy a decir para qué. Qué aún me duelen las palmas de las manos.

Pocos de los que vivíamos en la calle del Castillo pudimos estudiar. No había ni “agunsaeras” en aquella época para nosotros, así que nos divertíamos jugando

con cualquier cosa, como una goma, una tiza, cogiendo “chicharras” o dándonos “voltetas”. Algunos chicos se iban al seminario, que entonces era conocido como la universidad de los pobres. Y unos cuantos luego colgaban los hábitos y dejaban la tonsura y se hacían maestros, militares, funcionarios. Pero el resto estábamos trabajando antes de los 12 años. Así que escuela poca.

Por eso ahora creo que los zagales tienen mucha suerte al tener escuelas para todos, aunque aún existan aulas en “prefabricados” que como dice mi Paco parecen la cárcel. Pero hay maestros, mesas para todos, ordenadores, bibliotecas…. y que poco valoran lo que es eso y lo que ha costado conseguirlo.

Recuerdo allá por los 70, en una pedanía de Orihuela, de cuyo nombre no quiero acordarme, cuando llegó un joven maestro llamado Antonio, y al que veo muchos días aquí al lado en la Escuela de los Profesores que llaman CEFIRE. Y se encontró con 50 niños y 25 sillas. Y cuando llegaba el recreo los que estaban sentados dejaban la silla a sus compañeros y se sentaban en el suelo. Mi sobrina Ana Mari era uno de esos alumnos. Así que quiero aprovechar estas líneas para dar las gracias a todos aquellos maestros que pocos medios y bajos sueldos, consiguieron que ningún niño se quedase sin saber leer ni escribir, y a los que ahora, como Raimon, Encarna, Maribel, Luis Vicente, y todos aquellos que siguen hoy empeñados en acabar con el analfabetismo de los más mayores. De los que no tuvimos oportunidades en su día. Y quiero dar un abrazo a Joaquín, el director de la Escuela de Adultos, que a pesar de ese aspecto tan lozano y

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fresco que tiene, que hasta lleva un pendiente como los zagales, se nos jubila.

Ahh, algunos compañeros me preguntan que esas palabras que uso tan raras que han escuchado a sus “yayos” donde están. Y he apuntado una dirección de Internet donde podéis encontrarlas, apunta http://olezza.iespana.es/diccio.htm

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COLEGIO EN INGLATERRA (1)

Cuando fui por primera vez al colegio era muy pequeña, tenía 4 años, sentía mucho miedo y mi madre me llevó.

Había muchos niños con sus padres y cuando llegó la profesora nos llevó a todos a la clase.

La profesora era muy, muy alta y muy, muy vieja. Tenía el pelo gris y rizado y sus manos eran muy grandes. Su ropa era oscura y tenía mal olor. No podía preguntarle nada porque rea muy seria y yo sentía miedo.

Pasada la primera semana, ya fue muy diferente, porque hice una amiga.

Todos los días cuando iba al colegio, mi amiga me esperaba y estudié los números y el alfabeto .

Un día la profesora dijo: Ahora todos los niños Tenéis siete años. Todos cambiareis de colegio. Y así fue, fuimos al colegio de los mayores, donde estudié muchas otras asignaturas. Todos eran muy inteligentes, y algunos padres eran profesores igual que los míos.

Esto ocurría en el año 1951, cincuenta y cuatro años más tarde voy al colegio en España, para aprender español. Es muy diferente. El trabajo es difícil, pero la profesora, Victoria; es joven, guapa, y muy simpática. Estoy aprendiendo mucho español. ¡Me gusta el colegio de la EPA de Orihuela!.

Susan Español para extranjeros 1

Escuela en Alemania.

En 1948, con seis años comencé a ir a la escuela. Hacía tres años que había terminado la segunda guerra mundial. El edificio estaba en ruinas. Era una escuela sólo de chicos, pues los chicos y las chicas iban a la escuela separados. Hasta dos años después no hubo escuela mixta.

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Yo tenía una mochila muy antigua, de cuero muy fuerte. En ella llevaba una pizarra con líneas rojas, una esponja y un pizarrín para escribir...

En clase éramos 48 discípulos. Mi situación era buena, porque mi papá estaba en el hogar y estaba bien de salud. Muchos otros chicos no tenían padres, porque habían muerto o desaparecido en la guerra. Otros estaban cautivos, y a otros les faltaba la pierna o el brazo.La escuela era brutal. Los profesores nos podían pegar, tirarnos de los pelos y de las orejas. En etapas anteriores todos los alumnos eran mejores que nosotros.

En los recreos los chicos se peleaban con frecuencia. Se ponían todos haciendo un círculo y gritando “bebe la sangre que fluye”. Desgraciadamente yo estaba a menudo dentro del círculo, porque mi padre era ruso. Nadie quería a los rusos en ese momento en Alemania. A veces teníamos que dejar la escuela para ir al campo para sacar los escarabajos mientras mi padre espigaba. En el otoño ayudábamos a los padres a cosechar. Sin embargo aún nos quedaba mucho tiempo para jugar.

Detlef Schabichi. Español para extranjeros.

LA ESCUELA EN INGLATERRA (2)

Mi nombre es Sandra y nací en diciembre de 1947.Empecé la escuela cuando tenía 4 años. Me pusieron en el jardín de infancia. Jugábamos, cantábamos y nos contaban historias. Cada día nos daban una cucharada de aceite de ricino, zumo de naranja y una botella pequeña de leche. Por la tarde hacíamos una pequeña siesta. Después vino la escuela infantil. Aun recibíamos todos los días una botella pequeña de leche y por la mañana teníamos un recreo de unos 15 ó 20 minutos, y también por la tarde.A los 9 años todos debíamos ir a la “Junior School”donde a los 11 hacíamos un examen llamado “11 plus”, Esto indicaba que la gente que aprobaba el examen podía ir a la “Grammar School” o a la “Technical School”. Los que no aprobaban iban a la “Secondary”.

Yo no aprobé, así que fui a la Secundaria. Teníamos las asignaturas normales, inglés, matemáticas, geografía, arte, historia, ciencias.

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Además, las chicas podíamos hacer corte y confección y cocina y los chicos hacían trabajo en madera y metal. Cuando teníamos 13 años había otro examen el “13 plus”, que permitía a los alumnos que aprobaban obtener el GCE, como se llamaba en esos días. Si obtenías buena puntuación en este examen,

podías ir a la Universidad. Los estudiantes que fallaban tenían que dejar la escuela a los 15 años, que es lo que yo tuve que hacer, y empezar a trabajar.Un día en la escuela solía empezar a las 9 de la mañana. Teníamos una hora y 15 minutos para comer y terminábamos a las 4. Las vacaciones principales eran Navidad, Semana Santa, Pentecostés y verano, y dos semanas de vacaciones llamadas mitad de trimestre.

La fotografía es de mi clase cuando tenía entre 6 y 7 años. Estoy en la segunda fila, la cuarta empezando por la izquierda.

Sandra McGiwley. Español para extranjeros 1

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En la Normal teníamos un profesor muy aficionado a las arengas. Ponía los ojos en blanco cuando nos hablaba de nuestra función como educadoras.

“La joya más preciosa carece de valor si la comparamos con un niño. La planta más hermosa es sólo una pincelada de verdor, la máquina más complicada es imperfecta al lado de ese pequeño ser que piensa, ríe, llora. Y ese ser maravilloso, ese hombre o mujer en potencia ante el cual se doblega la Naturaleza os ha sido confiado a vosotras maestras... La sociedad y los padres esperan de vosotras el milagro, la chispa que encienda la inteligencia y forje el carácter de estos futuros ciudadanos.

Este texto recogido del libro “ Historia de una Maestra” de Josefina R. Aldecoa puede servirnos de introducción para ver otra Historia de una Maestra, esta vez Doña Carmen, maestra de Hurchillo y otras escuelas de Orihuela y sus alrededores.

Victoria: En la revista del Centro de Educación de Adultos vamos a hacer un monográfico sobre educación. Queremos tener el documento de una maestra que todavía nos puede contar cómo era la escuela de los años que siguieron a la guerra y cómo ha visto ella la evolución hasta el momento actual. Por supuesto ya está gozando del merecido descanso de la jubilación, después de muchos años de docencia, pero aún puede observar de cerca la escuela de hoy en día, pues siendo madre de maestras dispone de información pasada y está al corriente de los avatares del momento actual.

Doña Carmen.-Mi recuerdo más amplio es de la escuela de Hurchillo, donde estuve un período muy feliz durante unos diez años.

Victoria.-Era la escuela muy diferente de la actual.

Doña Carmen.- Por supuesto, en la clase teníamos 70 alumnas. Ya es diferente al momento actual. Solo niñas, porque estaban separados los niños, en una escuela con el maestro y las niñas en otra, conmigo. Eran escuelas unitarias, es decir estaban en la misma clase desde que empezaban el colegio, a los cinco o seis años, hasta que se marchaban.

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Victoria.- ¿Y cómo podía atenderse a tantas y tan diversas alumnas en una misma clase?

Doña Carmen.- Por supuesto teníamos que inventar mucho, pero había algo muy importante que nos ayudaba. Cuando las madres traían a la escuela a sus hijas decían: Doña Carmen, aquí le traigo a mi hija para que cuando salga sea una mujer. Es un poco descarada, así que si hace falta le da usted. Las familias confiaban en nosotros y nos valoraban.

Victoria.- ¿Así qué tenía que pegar de vez en cuando?.

Doña Carmen.- No era necesario. Había mucho más respeto que hoy en día. Además tenían el ejemplo de las alumnas mayores cuyo comportamiento era muy bueno y eso les valía mucho a las que entraban después.

Victoria.- ¿Con qué recursos se contaba en una escuela unitaria de finales de los años cincuenta y principios de los sesenta?

Doña Carmen.- Recursos teníamos pocos, pero voluntad y apoyo de las madres mucho. A pesar de que era un pueblo muy pobre, cuando proponía a las familias que comprasen algo enseguida lo aceptaban. Recuerdo que reuní a las madres y les pedí si podrían traer las niñas un uniforme, un “babi” todas igual. Enseguida se pusieron de acuerdo y todas traían su babi.

Victoria.- ¿Hay otras diferencias significativas con la escuela actual?Doña Carmen.-Bueno, había mucha religión. Los domingos llevábamos a las alumnas a misa, se hacían Ejercicios Espirituales y por supuesto rezábamos al entrar y al salir. Por otra parte también el cura apoyaba con entusiasmo nuestras propuestas. Hicimos teatro para ayudar a reparar la iglesia. Otra vez para vestir adecuadamente a las actrices, que bailaban vestidas de Valencianas, tuvimos que recurrir a las familias y a la imaginación para completar lo que no se podía comprar. Pero conseguimos que quedaran muy elegantes. Después repetimos el teatro y con el dinero que sacamos pusimos en la escuela cortinas y lámpara.

Victoria.- ¿Cómo se hizo usted maestra?

Doña Carmen.- La maestra de la escuela llamó a mi adre y le dijo: Su hija vale para estudiar. Así que mi madre me puso a estudiar durante la guerra con otros 10 chicos, yo la única chica.. Terminada la guerra tuvimos que ir al colegio Santo Domingo para validar con un examen los cursos que habíamos hecho.. Después estudié Bachiller en Alicante. Después del Bachiller ( 7 años) fui a la universidad de Murcia, donde empecé Químicas. Pensé que cuando terminara tendría que irme lejos a buscar trabajo. Así que dejé Químicas e hice un examen con las asignaturas específicas de magisterio como caligrafía y otros que no había estudiado en el bachillerato. Superado ese examen obtenía el título e Maestra.

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Victoria.- ¿Pasó por muchas escuelas?

Doña Carmen.- Estuve de interina en Catral y Los Montesinos. Cuando aprobé las oposiciones fui a Bigastro, después a Hurchillo y por último estuve aquí en Orihuela hasta que me jubilé.

Victoria.- Ha pasado por varios lugares y durante esos años ha habido muchos cambios en la enseñanza.

Doña Carmen.- Los niños empezaban más tarde a ir a la escuela. En Hurchillo muchas niñas tenían que cuidar de sus hermanos pequeños, así que me pedían permiso para llevarlos a la escuela. Y allí los poníamos en un lado. Apenas molestaban y si lloraban sus hermanas les atendían. Era la forma de conseguir que las hermanas mayores no se quedaran en casa y perdieran la escuela.

Victoria.-Con tantas alumnas y sus hermanos tendrían poco tiempo.

Doña Carmen.- Que va. Teníamos mucho tiempo o yo creo que hacíamos muchas cosas. Las mayores ayudaban a leer a las más pequeñas, y les enseñaban la geografía en el mapa, eso les ayudaba a ellas a recordar y aprender mejor. Yo organizaba la clase de forma que cuando explicaba a un grupo el otro tenía su trabajo y lo hacía sin molestar. Normalmente las alumnas estaban divididas en tres grupos. Yo enseñaba todas las asignaturas y también canciones y labores.

Victoria.-¿Qué actividades concretas recuerda?

Doña Carmen.- Hacíamos dictado todos los días, y caligrafía, siempre se hacía caligrafía, así que las alumnas tienen ahora una letra preciosa. Todos los días leíamos formando un corro. Una leía unas líneas en voz alta y enseguida otra tenía que seguir. No se podía perder. Era la única forma de que todas leyeran un poco más. Las pequeñas leían en otro grupo similar con el Catón.También hacíamos problemas muy prácticos, relacionados con la vida diaria. Se hacía un diario de clase en que cada día una alumna iba escribiendo todo lo que hacíamos durante el día. Allí quedaba lo que hacíamos durante todo el curso. Lo escribían con mucho esmero, muy limpio y ordenado, con los dibujos que correspondían al tema y esas cosas. Muchas tardes hacíamos labores, y aún hay quien me recuerda lo elegante y bien hecha que estaba la mantelería que allí hizo.

Victoria.-¿Cuántos libros utilizaban?

Doña Carmen.- Empezaban a leer con la cartilla. Cuando la pasaban ya sabían leer y pasaban a “El Parvulito”. Después continuaban con La Enciclopedia, que tenia todas las asignaturas, desde religión, matemáticas, historia, en fin todo lo que necesitaban aprender.Victoria.-¿Estaba todo en la misma enciclopedia?Doña Carmen.- Si, estaban todas las asignaturas, pero en tres grados. Pocas llegaban a terminar la tercera. Aunque la escolaridad les permitía estar hasta los 14 años, la mayoría tenía que marcharse antes porque era necesaria en la casa o para ponerse a trabajar.

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Victoria.- ¿Aprecia diferencia entre aquellas alumnas y las de los últimos años?

Doña Carmen.- Recuerdo a aquellas alumnas como mujeres muy valientes. Se hacían cargo de la casa, del cuidado de los hermanos e intentaban sacar provecho de la escuela. Tenían que venir de lejos del campo, sin autobuses ni coches, solas por medio del campo. Recuerdo una vez que entró una serpiente en la escuela y yo subida en la mesa. Las chicas cogieron una escoba y hasta que terminaron con ella.

Victoria.-Parece que tiene muy buen recuerdo de ellas.

Doña Carmen.- En esos momentos se tenía mucho respeto y se valoraba mucho la escuela y a la maestra. Ningún padre o madre permitía que sus hijos nos faltaran al respeto. Creían más a la maestra que las historias que contaban sus hijas. Entendían que nuestra labor era muy importante y que de ella dependía el futuro de sus hijas.

Victoria.-¿Cree usted que esto ha cambiado?

Doña Carmen.- Los medios y las formas de enseñar han cambiado. Ahora todo parece más fácil. Hay pocos alumnos por clase. ¿Cómo es posible que con tan pocos alumnos y pudiendo ir al colegio, pues no tienen responsabilidades en la casa, haya tan poco interés y haya tantos chicos y chicas que después de 14 ó15 años salen sabiendo tan poquito?

Los niños avanzaban, vibraban, aprendían. Yo me sentía enardecida con los resultados de su aprendizaje, que era a la vez el mío. Era consciente de que podía llenar mi vida con mi escuela. La mirada de los niños, las sonrisas, la emoción contenida, la avidez que mostraban por los nuevos descubrimientos que juntos íbamos a hacer me embriagaban. Leíamos, contábamos, jugábamos, pintábamos, nos asomábamos a mundos lejanos en el tiempo y en el espacio. Tras la solución de un problema, la reflexión sobre un poema. Y luego por qué brillaban las estrellas, por qué el hombre ha conseguido volar. Por qué, por qué, por qué... No puede existir profesión más hermosa que ésta. Josefina R. Aldecoa.

Si la ilusión es constante en la vida profesional de Doña Carmen igual que lo manifiesta Josefina Aldecoa, existiendo treinta años de diferencia entre sus escuelas, treinta años después ¿seguirán nuestros alumnos con ganas de descubrir y aprender? ¿Y quedará en maestras y maestros la misma ilusión por enseñar?

Que llegue nuestro deseo a todas las generaciones futuras de maestros y alumnos para lograr una sociedad abierta y respetuosa, conseguida por medio de una escuela que fomente la ilusión y la satisfacción de estar siempre aprendiendo.

V. Martínez S.

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¿CÓMO ERA LA EDUCACIÓN Y LOS COLEGIOS DE ANTES?

Los alumnos de Graduado Secundaria de la noche hemos ido preguntando a nuestros padres y abuelos cómo eran los colegios de antes, qué materias tenían, cómo aprendían, cómo eran sus profesores, anécdotas que recordaban…Hemos hecho un resumen de sus respuestas. Este es:

AÑOS 40

Después de la Guerra Civil española, la pobreza se respiraba en casi todas las partes y eran muy pocos los privilegiados que podían estudiar una carrera.

Los hijos de las familias más humildes no podían ir al colegio: tenían que trabajar. Los chicos, si no tenían trabajo asistían una vez a la semana a las clases de un maestro del propio pueblo o del vecino, que venía en una bicicleta oxidada. Se les enseñaba lo básico:

leer, escribir, sumar, restar, multiplicar y dividir. Las madres enseñaban las tareas de la casa a las chicas. por su parte

Aquellas familias, que podían llevar a sus hijos e hijas al colegio solían hacerlo cuando tenían 9 ó 10 años.

Solo 2 libros eran los utilizados: una cartilla, que se usaba para escribir y un libro de lectura para toda la clase. Así, cuando tenían que leer se ponían en fila y uno a uno leían en el mismo libro.

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Como castigos recuerdan los azotes en las manos con una vara de madera.

AÑOS 50

Aquellos padres que se educaron por los años 50/60 coinciden en indicar que la escuela cambió en esta década. La escuela no era obligatoria, pero a ella asistían prácticamente todos los chicos. En los años de colegio los niños y niñas sólo tenían un libro para todos los cursos.

En las clases se les enseñaba a leer, escribir, sumar, restar, dividir y multiplicar.Las niñas por la tarde aprendían “tareas propias de su sexo”, es decir, cosían, hacían bolillos, bordaban… y otras tareas del hogar.

Por lo general, en esta época los padres y madres recuerdan que los castigos de los maestros y maestras eran bastante severos, puesto que golpeaban con la regla, se les ponía a los niños arrodillados y sujetando libros con las manos o, incluso, a aquellos que no se sabían la lección se les ponía unas orejas de burro.

AÑOS 60/70

Los niños y niñas comenzaban en Parvulitos (lo que ahora conoceríamos como educación infantil). Luego se pasaban a la EGB (de 1º a 8º). Si aprobabas todos los cursos obtenías el Graduado de EGB, con el que podías seguir estudiando Bachiller.

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Si no era así, te daban el Certificado de escolaridad, válido solo para el trabajo.

Es evidente que la educación ha cambiado y la verdad es que bastante: todos podemos ir al colegio y disfrutar de una educación pública.Pero si ahora tenemos escuela para todos, ésta tiene graves problemas que resolver: La escuela no presenta ningún atractivo para los chicos/as, consecuentemente, no quieren ir a ella, no parece que prepara adecuadamente para las necesidades de la vida real y actual…¿Necesita una revisión profunda? ¿Se deberían introducir materias nuevas, como ecología y medio ambiente, urbanidad, cívica y educación para la salud, el consumo y la sexualidad?

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VOCACIÓN

Siempre he dicho que todos los trabajos son necesarios e importantes, que lo “importante “ es hacerlos bien. Toda persona , hombre o mujer debe trabajar en lo que le guste , para ser un buen profesional.

He ejercido de maestra durante 38 años., era mi Vocación desde bien pequeña.Siendo yo de pocos años , me pasaba las tardes entretenida con la prensa de mi abuelo. El periódico ABC no me gustaba, tenía muchas

letras , pero la revista SEMANA me gustaba mucho. Las portadas con fotos de Gienes y las ilustraciones del interior me tenían cautivada. Creo que en estas páginas aprendí a leer.

Mi elección de carrera fue vocacional, aunque pocas salidas habían para una chica: maestra o enfermera. Al no gustarme la rama sanitaria me incliné por la otra opción. Mi padre se oponía totalmente: “ Una mujer – decía – debe ser una buena ama de casa , debe saber lavar, planchar, guisar, .....cuidar de sus hijos y tenerle preparadas las zapatillas a su marido , cuando llegue a su casa.” Evidentemente, muchas

cosas de las que decía mi padre, las he hecho y las hago (como mujer que soy ) , pero las zapatillas....¡también me las puede preparar mi marido cuando yo llegue a casa!

Al año siguiente de acabar la carrera me presenté a las oposiciones; estudié mucho y tuve suerte pues aprobé a la primera. Mi primer destino fue Albacete. Pedí Chinchilla por lo bien comunicada que estaba. Aún recuerdo , en el ayuntamiento, la disputa de dos alcaldes por llevarme a su pedanía , ofreciéndose los dos a alojarme en su casa y poder disponer de coche. Opté por una salida sencilla , me fui a otra pedanía . Esta experiencia de Maestra –Rural , fue muy hermosa. Hice de todo: atendía una Escuela Unitaria, tramitaba los papeles para la jubilación, enseñaba corte y confección, di clase de adultos preparé para el certificado, puse en marcha una biblioteca.......¡Fue una etapa muy provechosa! . ¡Ah!....Siempre que cogía el tren , en mi compartimento, viajaba la Guardia Civil. Yo creía

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que era casualidad, pero no, mi padre me hacía la reserva con ¨ la pareja ¨ .

He ejercido en Bigastro y en Orihuela. Gracias a Dios, no he tenido ningún contratiempo desagradable .He compartido con mis alumnos y alumnas horas muy gratas e imborrables. Mi vocación no ha sido impuesta y por esa causa he sido Muy Feliz. Los chicos y chicas de ahora tienen mucha suerte porque tienen mucha variedad de carreras y profesiones donde elegir. Yo les deseo que hagan una buena elección y sean Felices con el trabajo que desempeñen.

Paquita Pastor

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LAS ESCUELAS DE LOS AÑOS 60.

El reglamento de escuelas de 1967 establecía las condiciones que deberían seguir estos edificios. La escuela con frecuencia llevaba anexa la vivienda del maestro. Si la matrícula era numeroso se mantenía la división entre niños y niñas, en caso de ser pequeña se les

escolarizaba conjuntamente. El modelo aún es reconocible en muchos pueblos de nuestra geografía. Sin ir más lejos, la vieja escuela, hoy abandonada, que existe en el Pantano de Santomera, y que se construyó para los hijos de los obreros tiene esta estructura.

LA ENCICLOPEDIA ÁLVAREZ.

Un maestro zamorano elaboró una enciclopedia escolar, un libro de texto que recogía en un volumen contenidos de matemáticas, geografía, ciencias naturales, historia, lengua, religión. Y que fue el texto oficial

del sistema educativo español entre 1954 y 1966. El adoctrinamiento ideológico y religioso estaba presente en todo el libro. Y como prueba este ejemplo, que estamos seguros, muchos recordarán.

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¿QUÉ PUEDO LEER ESTE VERANO?

LA MUJER HABITADA de Gioconda BelliSi eres mujer, tienes que leerlo. Si eres hombre… seguro que te interesará.

EL PRINCIPITO de Antoine- Saint Exupéry.Es una lectura corta y muy amena. Si eres de los que crees que las utopías hay que conservarlas siempre… te gustará.

CUENTOS PARA PENSAR de Jorge BucaySon cuentos cortos, fáciles para leer, divertidos… en fin, para disfrutar de una buena tarde estival.

EL MUNDO DE SOFÍA de Jostein Gaarden.Es una introducción a la filosofía muy amena para aquellos que les cuesta leer y entender a grandes pensadores como Platón, Kant,…

1984 de George Orwell.Porque te hará reflexionar sobre los avances de la sociedad actual.

LA SOMBRA DEL VIENTO de Carlos Ruiz Safón.Tiene una temática que te enganchará, con una estructura circular y, sin duda, leerás sin darte cuenta.

¿POR QUÉ EL CIELO ES AZUL? De Mª Isabel Suero López y Ángel Luis Pérez Rodríguez.

Si tienes curiosidad por cuestiones científicas… seguro que este libro te va a gustar.

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I N D I C E

Editorial........................................................................................................................................................1

Un breve vistazo a la Historia de la Educación.........................................................................................2

Historias propias..........................................................................................................................................6

Historias contadas........................................................................................................................................9

Soñaba.........................................................................................................................................................10

Mas Historias contadas..............................................................................................................................12

Doña Ginesa................................................................................................................................................16

Así las vivieron alumnos Ingleses y alemanes..........................................................................................18

Entrevista....................................................................................................................................................21

A nuestros alumnos más jóvenes le han contado....................................................................................25

Vocación......................................................................................................................................................28

El edificio escolar en los 60 y los libros de texto......................................................................................29

¿Qué puedo leer este verano?...................................................................................................................30

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Este numero de LLANDA\ ha sido posible gracias a la colaboración de

Redacción:Joaquin Bas

Joseph F. AinóMaribel TorrecillasVictoria MartinezL. Javier Calvo

Portada: Equipo Redacción

Escritos:

Alumnos de GES II nocheAlumnos/as de Neolectores:

AntonioEnrique

Josefa MarcosCarmen MulaMaria Mira

Alumnas de PregraduadoFca. CascalesPaquita Saez

Josefina CabreraMayte López

Asun. MartínezJoaquina MartínezAngeles HernándezCarmen Guerrero

Alumnas/os de Español:Susan Plynn

Sandra McGiwleyDetlef Schabichi

Carmen GonzálezPaquita PastorL. Javier Calvo

Victoria MartinezEquipo Redacción

Dirección y teléfonos

C.P. Formación Personas Adultas "VEGA BAJA"Dr. García Rogel s/n 03370 ORIHUELA

Telf. 96.673.6765Fax. 96.673.6990

Correo electrónico: 03012992@centres.cult.gva

Asociación de Alumnos de la EPA "Vega Baja"Dr. García Rogel s/n 03370 ORIHUELA Telf. 96.674.4061

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