LIAHONA DICIEMBRE 2002

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LIAHONA LA IGLESIA DE JESUCRISTO DE LOS SANTOS DE LOS ÚLTIMOS DÍAS DICIEMBRE DE 2002

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LIAHONALA IGLESIA DE JESUCRISTO DE LOS SANTOS DE LOS ÚLTIMOS DÍAS ■ DICIEMBRE DE 2002

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VÉASE LA PÁGINA 6

LIAHONALA IGLESIA DE JESUCRISTO DE LOS SANTOS DE LOS ÚLTIMOS DÍAS ■ DICIEMBRE DE 2002

S E C C I Ó N G E N E R A L2 MENSAJE DE LA PRIMERA PRESIDENCIA: UN TESTIMONIO DEL HIJO DE DIOS

PRESIDENTE GORDON B. HINCKLEY

6 UNA “NUBE DE TESTIGOS” STEPHEN K. IBA

16 CÓMO HALLAR ESPERANZA EN CRISTO ÉLDER JOHANN A. WONDRA

26 VOCES DE LOS SANTOS DE LOS ÚLTIMOS DÍASENVUELTA EN EL AMOR DE MI MADRE BONNIE DANIELSONVIVIR LA NAVIDAD JULIA MARÍA CORTÉS DE PELUSOUNA NAVIDAD BLANCA EN ECUADOR CARL GROSSENEL REGALO QUE ME DIO MI PADRE RUTH M. ANDERSONELLA TRAJO LA LUZ MURIEL ROBINSONEL PEQUEÑO MILAGRO DE NAVIDAD NOMBRE OMITIDO

33 MENSAJE DE LAS MAESTRAS VISITANTES: REGOCIJÉMONOS EN LAS BENDICIONES DEL TEMPLO

34 MUJERES DE RECTITUD ÉLDER M. RUSSELL BALLARD

44 CLÁSICOS DE LIAHONA: EL TESTIMONIO QUE HE DADO ES VERDADEROLUCY MACK SMITH

48 CÓMO UTILIZAR LA REVISTA LIAHONA DE DICIEMBRE DE 2OO2

S E C C I Ó N P A R A L O S J Ó V E N E S10 TESTIMONIOS DE CRISTO: ARTISTAS SANTOS DE LOS ÚLTIMOS DÍAS DAN

TESTIMONIO DE ÉL

20 CANCIÓN: EN ESE SANTO LUGAR SALLY DEFORD

22 PREGUNTAS Y RESPUESTAS: ¿POR QUÉ LA IGLESIA ENSEÑA QUE NO DEBEMOSSALIR CON PERSONAS DEL SEXO OPUESTO SINO HASTA LOS DIECISÉISAÑOS?

25 LISTA DE IDEAS: REGALOS DE VALOR INCALCULABLE

32 NUESTRO PEQUEÑO REGALO JOSHUA DEMOUX

46 EL PAGO DEL DIEZMO JENNIFER M. SEVERINO

47 ¿SABÍAS QUE…?

A M I G O S2 EL DON DE AMOR DEL SALVADOR: MENSAJE DE NAVIDAD DE LA PRIMERA

PRESIDENCIA PARA LOS NIÑOS DE TODO EL MUNDO

4 “YO SOY LA LUZ DEL MUNDO” KIMBERLY WEBB Y CHRISTINE RAPPLEYE

6 CANCIÓN PARA UN PROFETA LORI MORTENSEN

9 RELATOS DEL NUEVO TESTAMENTO: LA SEGUNDA VENIDA

12 TIEMPO PARA COMPARTIR: EL PRÍNCIPE DE PAZ VICKI F. MATSUMORI

14 ENTRE AMIGOS: ÉLDER ADHEMAR DAMIANI

16 FIGURAS PARA RECORTAR DE “YO SOY LA LUZ DEL MUNDO”KIMBERLY WEBB Y CHRISTINE RAPPLEYE

EN LA CUBIERTADelante: Detalle de Junto a aguas dereposo, por Simon Dewey, cortesía deAltus Fine Art, American Fork, Utah.Detrás: He aquí el Cordero de Dios, por Walter Rane.

CUBIERTA DE AMIGOSMi Hijo, mi Salvador, por Simon Dewey,cortesía de Altus Fine Art, American Fork, Utah.

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COMENTARIOS

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LIAHONA, diciembre de 2002Vol. 26, Número 12 22992-002Publicación oficial de La Iglesia de Jesucristo de losSantos de los Últimos Días, en el idioma español.

La Primera Presidencia: Gordon B. Hinckley, Thomas S. Monson, James E. Faust

El Quórum de los Doce Apóstoles:Boyd K. Packer, L. Tom Perry, David B. Haight, Neal A. Maxwell, Russell M. Nelson, Dallin H. Oaks, M. Russell Ballard, Joseph B. Wirthlin, Richard G. Scott,Robert D. Hales, Jeffrey R. Holland, Henry B. Eyring

Editor: Dennis B. NeuenschwanderAsesores: J. Kent Jolley, W. Rolfe Kerr, Stephen A. West

Administradores del Departamento de Cursos de Estudio:Director administrativo: Ronald L. KnightonDirector de redacción: Richard M. RomneyDirector de artes gráficas: Allan R. Loyborg

Personal de redacción:Editor administrativo: Marvin K. GardnerEditora administrativa ayudante: Jenifer L. GreenwoodEditor asociado: Roger TerryEditora ayudante: Lisa Ann JacksonRedactora adjunta: Susan BarrettAyudante de publicaciones: Collette Nebeker Aune

Personal de diseño:Gerente de artes gráficas: M. M. KawasakiDiseño artístico: Scott Van KampenDiseñadora principal: Sharri CookDiseñadores: Thomas S. Child, Randall J. PixtonGerente de producción: Jane Ann PetersProducción: Reginald J. Christensen, Denise Kirby, Kelli Pratt, Rolland F. Sparks, Kari A. Todd, Claudia E. WarnerPreimpresión digital: Jeff Martin

Personal de subscripción:Director de circulación: Kay W. BriggsGerente de distribución: Kris T Christensen

Coordinación de Liahona: Enrique Resek

Para saber el costo de la revista y cómo suscribirse a ellafuera de Estados Unidos y Canadá, póngase en contactocon el Centro de Distribución local o con el líder delbarrio o de la rama.

Las colaboraciones y los manuscritos deben enviarse aLiahona, Floor 24, 50 East North Temple, Salt Lake City,UT 84150-3223, USA; o por correo electrónico a: [email protected]

Liahona (un término del Libro de Mormón que significa“brújula” o “director”) se publica en albanés, alemán,armenio, búlgaro, camboyano, cebuano, coreano,croata, checo, chino, danés, esloveno, español, estonio,fidji, finlandés, francés, haitiano, hiligayanón, holandés,húngaro, iloko, indonesio, inglés, islandés, italiano,japonés, kiribati, letón, lituano, malgache, marshallés,mongol, noruego, polaco, portugués, rumano, ruso,samoano, sueco, tagalo, tailandés, tahitiano, tamil,telugu, tongano, ucraniano y vietnamita. (La frecuencia de las publicaciones varía de acuerdo con el idioma.)

© 2002 por Intellectual Reserve, Inc. Todos losderechos reservados. Impreso en los Estados Unidos deAmérica.

Para los lectores de México: Certificado de Licitud de título número 6988 y Licitud de contenido número5199, expedidos por la Comisión Calificadora dePublicaciones y revistas ilustradas el 15 de septiembrede 1993. “Liahona”© es nombre registrado en laDirección de Derechos de Autor con el número252093. Publicación registrada en la DirecciónGeneral de Correos número 100. Registro del S.P.M. 0340294 características 218141210.

For readers in the United States and Canada:December 2002 Vol. 26 No. 12. LIAHONA (USPS 311-480) Spanish (ISSN 0885-3169) is published monthly byThe Church of Jesus Christ of Latter-day Saints, 50 EastNorth Temple, Salt Lake City, UT 84150. USA subscriptionprice is $10.00 per year; Canada, $15.50 plus applicabletaxes. Periodicals Postage Paid at Salt Lake City, Utah, andat additional mailing offices. Sixty days’ notice required forchange of address. Include address label from a recentissue; old and new address must be included. Send USAand Canadian subscriptions to Salt Lake DistributionCenter at the address below. Subscription help line: 1-800-537-5971. Credit card orders (Visa, MasterCard,American Express) may be taken by phone. (Canada PosteInformation: Publication Agreement #40017431)

POSTMASTER: Send address changes to Salt LakeDistribution Center, Church Magazines, PO Box 26368,Salt Lake City, UT 84126-0368.

DISFRUTÉ DE LOS ARTÍCULOS MISIONALES

Mi llamamiento para servir en la MisiónCalifornia Ventura llegó el 26 deseptiembre de 2001. Cuando el ejemplar dela revista Liahona del mes de octubre llegóa mi hogar en Puerto Rico, todo tenía quever con el servir en una misión. Ese ejem-plar es uno de mis favoritos porque me diomuchas ideas acerca de cómo ser un buenmisionero.

Élder José A. Román Serrano, Misión California Ventura

DEBEMOS COMPARTIR LA REVISTA LIAHONA

CON NUESTRAS AMISTADES

Cada mes disfruto de la lectura de larevista Liahona (en inglés). La llevo adondequiera que voy y mis amigos latoman para ver de qué trata; ellos la apre-cian de verdad. Compartir la revistaLiahona con mis amigos y familiares quetodavía no son miembros de la Iglesia es loque me hace feliz. Quisiera animar a losmiembros a que presten a otras personaslos ejemplares de la revista Liahona que yahayan leído.

Flora T. Gadaingan, Barrio Calasiao 2, Estaca Dagupan, Filipinas

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ME MOTIVÓ EL EJEMPLO DE LOS SANTOS

DE LOS ÚLTIMOS DÍAS

Soy el presidente del quórum de élderesde mi barrio y me gusta leer la revistaLiahona porque los mensajes de nuestroprofeta me ayudan a prepararme paraenseñar a mi quórum. Las palabras de losprofetas vivientes también me ayudan amejorar y el leer sobre el ejemplo de losSantos de los Últimos Días de otras partesdel mundo me anima a seguir adelante.

Jahuner Francisco Orozco Campos, Barrio Altagracia, Estaca Managua, Nicaragua

Nota de los editores: Les invitamos a quenos hagan saber lo que piensan en cuanto a larevista Liahona y nos envíen sus sugerencias.Tengan a bien enviar sus cartas, artículos eideas a Liahona, Floor 24, 50 East NorthTemple Street, Salt Lake City, UT 84150-3223, E.U.A.; o por correo electrónico a [email protected].

Si bien sus comentarios y envíos son bien-venidos, solemos recibir muchas cartas ycorreos electrónicos que nada tienen que vercon nuestras responsabilidades en la revistaLiahona. Por ejemplo, a menudo se nos pideque ayudemos a localizar a miembros queviven en otros países, o que facilitemos mate-rial específico para la preparación de lecciones.Aunque nos gustaría atender a tales peti-ciones, el hacerlo nos impediría desempeñarnuestras responsabilidades principales. Portanto, suplicamos que limiten sus comunica-ciones a aquellos aspectos que se relacionencon la revista Liahona. Sus líderes localespodrán orientarles mejor hacia los materialesde consulta y ayudarles en otros asuntos.

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MENSAJE DE LA PRIMERA PRESIDENCIA

UN TESTIMONIO DEL

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El Redentor de lahumanidad nació hacepoco más de dos milaños en Belén de Judea(véase D. y C. 20:1). Siendo niño, fuellevado al templo de Jerusalén dondeJosé y María oyeron las maravillosas

profecías en boca de Simeón y Ana sobre el bebé queestaba destinado a ser el Salvador del mundo.

Pasó su infancia en Nazaret de Galilea y a la edad dedoce años fue llevado nuevamente al templo. María yJosé lo hallaron conversando con hombres instruidosque le escuchaban y le hacían preguntas (véase TJS—Lucas 2:46).

EL GRAN JEHOVÁ

Más tarde, cuando el Maestro, al inicio de Su minis-terio, estuvo en el pináculo del templo, Satanás le tentó.Tiempo después, el Señor expulsó del templo a loscambistas con estas palabras: “...Mi casa, casa de oraciónserá llamada; mas vosotros la habéis hecho cueva deladrones” (Mateo 21:13).

Jesús es en efecto el gran Jehová del AntiguoTestamento, el que dejó las cortes reales de Su Padre enlo alto y condescendió venir a la tierra en forma de bebéque nació en las circunstancias más humildes. Isaías

“Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el

principado sobre su hombro; y se llamará su nombre

Admirable, Consejero, Dios fuerte, Padre eterno,

Príncipe de paz”.

por el presidente Gordon B. Hinckley

predijo Su nacimiento siglos antes, ydeclaró proféticamente: “Porque un niñonos es nacido, hijo nos es dado, y el prin-cipado sobre su hombro; y se llamará su

nombre Admirable, Consejero, Dios fuerte, Padre eterno,Príncipe de paz” (Isaías 9:6).

Este Jesucristo de quien solemnemente testificamoses, tal y como declara Juan el Revelador, “el testigo fiel,el primogénito de los muertos, y el soberano de los reyesde la tierra”. Él “nos amó, y nos lavó de nuestros pecadoscon su sangre, y nos hizo reyes y sacerdotes para Dios, suPadre; a él sea gloria e imperio por los siglos de los siglos”(Apocalipsis 1:5–6).

EL SALVADOR DEL MUNDO

Fue y es el Hijo del Todopoderoso, el único hombreperfecto que caminó sobre la tierra. Sanó a los enfermose hizo caminar al cojo, ver al ciego y oír al sordo. Levantóa los muertos, pero aún así accedió a entregar Su propiavida en un acto de Expiación, la magnitud del cualescapa a nuestra comprensión.

Lucas registra que Su angustia fue tan grande que “erasu sudor como grandes gotas de sangre que caían hasta latierra” (Lucas 22:44), una manifestación física confir-mada en el Libro de Mormón y en Doctrina y Convenios.El sufrimiento en Getsemaní y en la cruz del Calvario,apenas unos cientos de metros de Getsemaní, incluyó, enlo temporal y lo espiritual, “tentaciones... dolor... hambre,sed y fatiga, aún más de lo que el hombre puede sufrir”,dijo el rey Benjamín, “sin morir” (Mosíah 3:7).

A la agonía de Getsemaní le siguieron Su arresto, Sus

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A la agonía de Getsemaní le siguieron Su arresto, Sus juicios, Su condena y el inexpresable dolor de Su muerte

en la cruz, seguido de Su enterramiento en el sepulcro de José y Su triunfante resurgir en la Resurrección.

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juicios, Su condena y el inexpresable dolor de Su muerteen la cruz, seguido de Su enterramiento en el sepulcro deJosé y Su triunfante resurgir en la Resurrección. Él, elbebé humilde de Belén que hace dos mil años caminó porlos polvorientos caminos de Palestina, se convirtió en elSeñor omnipotente, el Rey de reyes, el Dador de salva-ción para todos. Nadie puede comprender plenamente elesplendor de Su vida, la majestuosidad de Su muerte, launiversalidad de Su don a la humanidad. De manerainequívoca declaramos junto con el centurión que dijoen Su muerte: “...Verdaderamente este hombre era Hijode Dios” (Marcos 15:39).

NUESTRO SEÑOR VIVIENTE

Éste es el testimonio del testamento del Viejo Mundo,la Santa Biblia. Y aún hay otra voz, la del testamento delNuevo Mundo, en donde el Padre presentó a Su Hijoresucitado diciendo: “He aquí a mi Hijo Amado, enquien me complazco, en quien he glorificado mi nombre”(3 Nefi 11:7).

A todo esto se añade la declaración de los profetasmodernos: “Y ahora, después de los muchos testimoniosque se han dado de él, éste es el testimonio, el último detodos, que nosotros damos de él: ¡Que vive!” (D. y C.76:22).

Ningún acontecimiento de la historia humana conllevaun testimonio más persuasivo que el de la realidad de laResurrección, de la cual testificaron Sus seguidores de doscontinentes. Incontables millones de hombres y mujeresde todas las épocas han padecido, aun hasta la muerte, porel testimonio que sus corazones albergan en cuanto a queÉl vive, el Salvador y Redentor de toda la humanidad,cuya Expiación fue un acto de gracia para todo el mundo.¡Cuán numeroso y grandioso es el conjunto de personasvalientes y humildes que han mantenido vivo el nombrede Jesús y el testimonio de Su redención!

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Él ha venido de nuevo, en los últimos días, parabendecirnos y dar calor a nuestros corazones, paraacelerar nuestra fe y proporcionarnos un conocimientoseguro y certero de la realidad de Su existencia.Nosotros, de entre todas las personas, podemos cantar:

¡Regocijad! Jesús nació,del mundo Salvador;y cada corazón tornad Venid a recibir al Rey.(“¡Regocijad! Jesús nació”, Himnos Nº 123.)

Le honramos, le adoramos, le amamos como nuestroRedentor, el gran Jehová del Antiguo Testamento, elMesías del Nuevo Testamento. El objetivo primordial deltestimonio del Libro de Mormón y de Doctrina yConvenios es dar a conocer a nuestro Señor viviente,ante quien nos arrodillamos en humildad y fe.

EL HIJO DE DIOS

En esta época de Navidad, le rendimos alabanza yexpresamos palabras de fe, gratitud y amor. Su influenciaen nuestra vida es lo que hace nacer en nosotros másternura, más respeto, más amor y más preocupación porel bienestar de nuestro prójimo. Gracias a Él y a Sus ense-ñanzas podemos tender una mano de ayuda a los quetienen problemas o necesidades, o que padecen angustia,dondequiera que se encuentren.

Resulta apropiado durante esta época en la que conme-moramos Su nacimiento que recordemos al Señor Jesucristocon reverencia y amor. Él ha hecho lo que no podíamoshacer por nosotros mismos: ha dado sentido a nuestra exis-tencia terrenal y nos ha dado el don de la vida eterna. Fuey es el Hijo de Dios, que “fue hecho carne, y habitó entrenosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito delPadre), lleno de gracia y de verdad” (Juan 1:14).

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Demos gracias a Dios por el don de Su Hijo, elRedentor del mundo, el Salvador de la humanidad,el Príncipe de vida y de paz, el Santo. �

IDEAS PARA LOS MAESTROS ORIENTADORES

Una vez que se prepare por medio de laoración, comparta este mensaje empleando unmétodo que fomente la participación de laspersonas a las que enseñe. A continuación seencuentran algunos ejemplos:

1. Muestre algunas láminas de los momentosimportantes de la vida del Salvador. Pida a losmiembros de la familia que hablen de ellos y de loque sientan por Jesucristo. Lea los tres últimospárrafos del mensaje del presidente Hinckley ycomparta su testimonio del Hijo de Dios.

2. Invite a los integrantes de la familia aque canten varios himnos navideños. Leapasajes del mensaje del presidenteHinckley en los que exprese sus senti-mientos por el Salvador.

3. Escriba los siguientes nombres ytítulos del Salvador en hojas sepa-radas: Jehová, Príncipe de vida y depaz, Hijo Amado, Salvador, Dador desalvación, Santo, Redentor del mundo.Muéstrelos uno por uno a los miembrosde la familia y comenten qué puedeenseñarnos cada uno de esos títulossobre Jesucristo.

Ningún acontecimiento de la

historia humana conlleva un

testimonio más persuasivo que el

de la realidad de la

Resurrección.

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Estamos rodeados detestimonios del Salvadorprocedentes de lasEscrituras y de centenaresde testigos especiales.por Stephen K. Iba

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La Navidad es una época pararecordar y estar agradecidos,ya que con frecuencia no

demostramos gratitud por las bendi-ciones que tenemos. Por ejemplo,¿cuándo fue la última vez quecontempló el hermoso cielo azul y semaravilló ante el milagro de lasdeslumbrantes nubes blancas? Lashay de varios tamaños y tipos, comolos cirros, los estratos y los cúmulos.

Con frecuencia, en los textos delas Escrituras se emplean las nubespara referirse a la presenciaespiritual. El Señor seapareció en una nube paraguiar a los hijos de Israel porel desierto hacia la tierraprometida; el Señor resuci-tado fue recibido por unanube durante Su ascensiónal cielo; y en el fin mundo,el Señor descenderá sobre lasnubes con poder y gran gloria.(Véase Éxodo 13:21; Hechos 1:9;Mateo 24:30.)

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El apóstol Pablo escribió a loshebreos: “Por tanto, nosotrostambién, teniendo en derredornuestro tan grande nube de testigos,despojémonos de todo peso y delpecado que nos asedia... puestos losojos en Jesús, el autor y consumadorde la fe” (Hebreos 12:1–2).

La metáfora del apóstol Pablo deuna “nube de testigos” en el meri-diano de los tiempos ha crecidohasta convertirse en muchas nubesde testigos. Estamos rodeados detestimonios de la divinidad deJesucristo procedentes de la plenitudde las Escrituras y de centenares detestigos especiales desde el inicio dela Restauración.

UNA NUBE DE TESTIGOS PREVIA A SU

NACIMIENTO TERRENAL

Nuestros pensamientos sevuelven al nacimiento delSalvador durante la época deNavidad y con frecuencialeemos y meditamos en lostestimonios de los que fuerontestigos de Su venida en lacarne, tal y como se registraen las Escrituras: María(véase Lucas 1:26–56; 2:7,

19) y José (véase Mateo 1:18–25;2:13–23), Elisabet (véase Lucas1:41–45) y Zacarías (véase Lucas1:67–79), los pastores (véase Lucas

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2:8–20), Simeón (véase Lucas2:21–35), Ana (véase Lucas2:36–38), los magos de Oriente(véase Mateo 2:1–12) y lagente de la antigua América(véase 3 Nefi 1:15–21).

También podemos repasary reflexionar en el registroque se encuentra en lasEscrituras de aquellos quesabían de Su venida muchoantes de que naciera:

“Y el Señor habló a Adán,diciendo:... el nombre de suUnigénito es el Hijo del Hombre, sí,Jesucristo, un justo Juez que vendráen el meridiano de los tiempos. Portanto, te doy el mandamiento deenseñar estas cosas sin reserva a tushijos” (Moisés 6:55, 57–58).

“Y aconteció que Enoc habló conel Señor, y... vio el día de la venidadel Hijo del Hombre en la carne; y seregocijó su alma” (Moisés 7:20, 47).

Abraham registró en Canaán:“Así fue que yo, Abraham, hablé conel Señor cara a cara... Y el Señor medijo:.. yo soy el Señor tu Dios”(Abraham 3:11, 19). “...Abrahamvio la venida del Mesías, y se llenó dealegría y se regocijó” (Helamán8:17).

“...Moisés estuvo en la presenciade Dios y habló con él cara a cara”(Moisés 1:31). “Sí, ¿no testificó

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[Moisés] que vendría el Hijo deDios?” (Helamán 8:14).

El Salvador dijo al hermano deJared: “...Porque sabes estascosas, eres redimido de lacaída... por consiguiente yome manifiesto a ti... y asícomo me aparezco a ti en elespíritu, apareceré a mipueblo en la carne” (Éter3:13, 16).

Isaías: “Porque un niño nos esnacido, hijo nos es dado” (Isaías9:6); “...han visto mis ojos al Rey,Jehová de los ejércitos” (Isaías 6:5).

El padre Lehi vio en una visión “a Uno [Jesucristo] que descendíadel cielo, y vio que su resplandor era mayor que el del sol al mediodía”(1 Nefi 1:9).

Nefi: “...vi de nuevo a la virgenllevando a un niño en sus brazos. Y elángel me dijo: ¡He aquí, el Corderode Dios, sí, el Hijo del PadreEterno!” (1 Nefi 11:20–21).Más adelante, Nefi profetizó:“Y mi hermano Jacobtambién lo ha visto como lohe visto yo” (2 Nefi 11:3).

Jacob: “...él se manifestaráen la carne a los deJerusalén... pues convieneque el gran Creador se dejesometer al hombre en la carne... Yviene al mundo para salvar a todos

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los hombres” (2 Nefi 9:5, 21).Abinadí: “...Dios mismo

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Alma profetizó: “...naceráde María, en Jerusalén, quees la tierra de nuestros ante-pasados, y siendo ella virgen,un vaso precioso y escogido”(Alma 7:10).

UNA NUBE DE TESTIGOS

DESDE SU RESURRECCIÓN

Piensen en las siguientes personasque se encuentran entre la nube detestigos del canon de las Escrituras yde los anales de la historia de laIglesia y que testifican que el Señorvive:

En un huerto de Jerusalén, “Jesúsle dijo: ¡María! Volviéndose ella, ledijo: ¡Raboni!” (Juan 20:16).

Cuando se congregaron los onceapóstoles, “...Llegó Jesús,estando las puertas cerradas,y se puso en medio...Entonces Tomás respondió yle dijo: ¡Señor mío, y Diosmío!” (Juan 20:26, 28).

Juan el Reveladorescribió estando exiliado enuna isla: “Cuando le vi, caí...

a sus pies. Y él puso su diestra sobremí, diciéndome: No temas; yo soy...

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el que vivo, y estuvemuerto; mas he aquí que

vivo por los siglos de lossiglos” (Apocalipsis 1:17–18).

El apóstol Pablo escribió: “y alúltimo de todos... me apareció a mí”(1 Corintios 15:8).

El apóstol principal, Pedro,testificó con certeza: “Porque no oshemos dado a conocer... siguiendofábulas artificiosas, sino comohabiendo visto con nuestrospropios ojos su majestad” (2 Pedro1:16).

Las 2.500 personas de la ciudadde Abundancia, en la antigua

América, “se adelantaron ymetieron las manos en sucostado, y palparon lasmarcas de los clavos en susmanos y en sus pies; y estohicieron, yendo uno por uno,hasta que todos hubieronllegado; y vieron con los

ojos y palparon con las manos, ysupieron con certeza, y dieron testi-monio” (3 Nefi 11:15).

Mormón testificó: “Y habiendollegado yo a la edad de quince años...me visitó el Señor, y probé yconocí la bondad de Jesús”(Mormón 1:15).

Moroni dio el siguientetestimonio: “...he visto aJesús, y... él ha habladoconmigo cara a cara” (Éter12:39).

Lo siguiente es de José Smith a laedad de quince años: “Al reposar

José Sm

efitas

sobre mí la luz, vi... a dosPersonajes... Uno de ellos me habló...y dijo, señalando al otro: Éste es miHijo Amado: ¡Escúchalo!” (JoséSmith—Historia 1:17; cursiva en eloriginal).

En Hiram, Ohio, el profetaJosé Smith y Sidney Rigdon(1793–1876) fueron envueltosen una visión celestial y testifi-caron: “Porque lo vimos, sí, ala diestra de Dios; y oímos lavoz testificar que él es elUnigénito del Padre” (D. y C.76:23).

En Kirtland, Ohio, el profeta JoséSmith y Oliver Cowdery (1806–1850) declararon tras la dedicacióndel templo: “Vimos al Señor sobre elbarandal del púlpito... que decía: Soyel primero y el último; soy el quevive, soy el que fue muerto; soyvuestro abogado ante el Padre” (D. y C. 110:2–4).

El presidente Lorenzo Snow(1814–1901) dijo a su nieta: “Estuvoahí mismo, a aproximadamente unmetro del suelo. Parecía como siestuviera sobre una plancha de oro

puro” (citado por LeRoi C.Snow en “An Experience ofMy Father’s”, ImprovementEra, septiembre de 1933, pág.677).

“...vi las huestes de losmuertos”, explicó el presi-dente Joseph F. Smith

(1838–1918). “Mientras esta innu-merable multitud esperaba y

José SmOliver Co

ith

L I A H O N A

8

conversaba... apareció el Hijo deDios y declaró libertad a loscautivos que habían sido fieles” (D. y C. 138:11, 18).

El presidente Spencer W.Kimball (1895–1985) testificó en

una conferencia generalcitando al presidente JohnTaylor (1808–1887): “ ‘Séque Jesucristo vive’, dijo JohnTaylor, mi predecesor, ‘porquelo he visto’. De esto les testi-fico, hermanos, en el nombrede Jesucristo”. (Véase “Forta-

lezcamos la familia, unidad básica dela Iglesia”, Liahona, agosto de 1978,págs. 69–74).

EL TESTIMONIO DEL APÓSTOL

PRINCIPAL EN ESTE MOMENTO

“Pero de todas las cosas por lasque me siento agradecido hay unaque ocupa el lugar más destacado”,dijo el presidente Gordon B.Hinckley, “y es mi testimonioviviente de Jesucristo, el Hijo delDios Todopoderoso, el Príncipe depaz, el Santo [de Dios]...

“...He llegado a ser Su apóstol,designado para hacer Su voluntad yenseñar Su palabra. He llegado a serSu testigo ante el mundo. Repito esetestimonio de fe...

“Jesús es mi amigo...“Él es un ejemplo para mí...“Él es mi maestro...“Él es el que me sana...“Él es mi líder...“Él es mi Salvador y mi Redentor.

ith y wdery

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PresidenteHin

Al haber dado Su vida, con dolor ysufrimiento indescriptibles, Él me hatendido la mano para sacarme a mí ya cada uno de nosotros, y a todos loshijos y las hijas de Dios, del abismode oscuridad eterna que sigue a lamuerte. Él ha proporcionado algomejor, una esfera de luz y de entendi-miento, de progreso y de bellezadonde podremos seguir adelante porel camino que conduce a la vidaeterna. Mi gratitud no tiene límites...

“...añado mi propio testi-monio de que Él es ‘elcamino, y la verdad, y la vida’y que ‘nadie viene al Padre’sino por Él (Juan 14:6). Congratitud y con amor inque-brantable, doy testimonio deestas cosas” (“Mi testi-

monio”, Liahona, julio de 2000, págs.83, 85; cursiva en el original).

Gordon B.ckley

UN TESTIMONIO DE CRISTO

El Señor ha explicado que todospodemos obtener un testimonio deÉl, lo cual es un don del Espíritu:

“A algunos el Espíritu Santo da asaber que Jesucristo es el Hijo deDios, y que fue crucificado por lospecados del mundo;

“a otros les es dado creer en laspalabras de aquéllos, para quetambién tengan vida eterna, si conti-núan fieles” (D. y C. 46:13–14).

Si creemos en las palabras de las

nubes de testigos, nos colocamos enuna situación en la que podemos serinstruidos por el Espíritu Santo. ElEspíritu testifica de la divinidad deCristo a medida que leemos las pala-bras de los profetas modernos y de lassantas Escrituras, y meditamos enellas. Los apóstoles y los profetas delos últimos días han dejado bienclaro que, como miembros de laIglesia, debemos ser testigos delSalvador. Al testificar de Cristo y deSus siervos, ustedes y yo llegamos aser parte de las gloriosas nubes detestigos del Señor Jesucristo y de SuEvangelio restaurado. �

Stephen K. Iba es miembro del Barrio

Olympus 7, Estaca Olympus, Salt Lake.

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Testimoniosde CristoArtistas Santos de los Últimos Días dan testimonio de Él

Cada uno puede tener unaimagen mental de cómo

creemos que es el Salvador, pero sicada uno de nosotros pintara uncuadro de Él, todos serían dife-rentes. No sabemos cómo es enrealidad, pero podemos llegar aconocer el amor que nos tiene yacercarnos más a Él al celebrar Sunacimiento.

Algunos artistas Santos de losÚltimos Días han empleado elpincel para expresar su testimonioy amor por el Salvador. Esprobable que algunos de estoscuadros te resulten familiares yotros te parezcan nuevos, y aunqueno seas capaz de pintar para crearun cuadro hermoso del Salvador, sípuedes tener Su imagen en turostro (véase Alma 5:14).

ROBERT T. BARRETT

“Siempre he creído que el arte esun reflejo de las creencias del artista.Personalmente, mi testimonio se ha

Cristo sana al hombre de la mano seca,por Robert T. Barrett.

“Entonces [Jesús] dijo a aquel hombre:Extiende tu mano. Y él la extendió, y lefue restaurada sana como la otra” (Mateo 12:13).

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me unaspiri-ya lajo deás le

o, minto y

eso me basta”.

Junto a aguas de reposo,por Simon Dewey.

“He aquí, soy Jesucristo, el Hijo de Dios. Soy la vida y la luz del mundo” (D. y C. 11:28).C

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fortalecido al tener la oportunidadde representar acontecimientos dela vida del Salvador y de la historiade la Restauración. Sé que Él vive yque Su obra es divina.

“¿Cómo hago para expresar missentimientos al respecto? Hay queencontrar la forma de plasmar lossentimientos del corazón en el lienzo”.

SIMON DEWEY

“Puedo testificar sin temor encuanto a la verdad como el Espíritu me lo ha testificado a mí. Sé que Jesús vive y que es miRedentor. Sé que Su Padre tambiénes mi Padre, que me oye cuandoclamo a Él con gratitud por Su ayuda diaria y con un

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corazón penitente. Algunoshan preguntado si he tenidovisión o alguna manifestación etual semejante que constitubase de mi arte sobre el HiDios, pero aunque mis ojos jamhan visto y nunca le he oídcorazón alberga ese conocimie

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El fin del viaje, por Derek Hegsted.

“...vendréis a mí en mi reino; y conmigohallaréis reposo” (3 Nefi 28:3).

DEREK HEGSTED

“No hay paz más grande que la quesiento cuando doy testimonio deCristo mediante el pincel. La capa-cidad de expresar con palabras lo quesiento no es uno de mis puntos fuertes,pero un misericordioso Padre Celestialme ha bendecido con la capacidad detestificar de mi Salvador. Al refle-xionar en mi testimonio y en losefectos que el arte tiene en mi vida,

““A fin de que sepáis”,por Gary L. Kapp.

espero haber mostrado a todos mishermanos y hermanas en Cristo que séque Jesús es el Cristo y que Él vive”.

GARY L. KAPP

“No recuerdo no haber tenido untestimonio de Jesucristo, pero no fuesino hasta que llegué al campomisional que comencé un estudioserio de Su vida, especialmente en elLibro de Mormón. En esa época,

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Levantaos y venid a mí... a fin de que sepáis que soy el Dios de Israel” (3 Nefi 11:14).

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La mujer toca el manto de las ropas delSalvador, por Judith Mehr.

“...Hija, tu fe te ha hecho salva; veen paz” (Marcos 5:34).

Simeón venera al niñoCristo, por GregOlsen.

Simeón “bendijo a Dios, diciendo:... han visto mis ojos tusalvación” (Lucas 2:28–30).

empecé a sentir de verdad ese ardoren el corazón que procede del cono-cimiento certero de que Jesús es elSalvador del mundo y el Hijo deDios.

“Toda mi vida he deseado dartanto de mi tiempo y de mis talentoscomo me fuera posible paracompartir mi testimonio a través del

arte. Sinceramente espero que elamor que siento por el Salvador seaevidente en mi arte y que de algúnmodo fortalezca el testimonio de losque lo contemplen”.

GREG OLSEN

“Así como una luz sobre un montesirve de punto de referencia a los

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viajeros cansados, Jesucristo es unejemplo brillante a todo el mundo ynos muestra un camino mejor queconduce a la paz y a la felicidad. Suluz ilumina el camino de la vida y nosguía por el sendero estrecho yangosto.

“Los que perseveran con lamirada puesta en la luz de Cristobrillan con luz propia en su interior.¡Él es real y, sí, ¡vive!”

JUDITH MEHR

“Sé que Jesucristo es mi Salvadory mi Señor. Sé que es el Hijo denuestro Padre Celestial y pienso enÉl como en ese Alguien que dio Suvida y se sacrificó por mis pecadospara que yo pudiera resucitar y vivir

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con Dios y con mi familia después demorir. Lo que tengo más presenteahora, en lo referente a mi testi-monio, es que cada día percibo Supresencia en mi vida cotidiana.Nunca puedo negar Su existencia niel gran amor que tiene por mí. Leamo con todo mi corazón”.

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“En memoria de mí”, por Walter Rane.

“...Esto es mi cuerpo, que por vosotroses dado; haced esto en memoria de mí”(Lucas 22:19).

La oración en Getsemaní, por Del Parson.

“...el Señor vuestro Redentor padeció la muerte en la carne; por tanto, sufrió el dolor de todos los hombres, a fin de que todo hombre pudiese arrepentirse y venir a él” (D. y C. 18:11).

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WALTER RANE

“Claro que no sé cómo es, por loque no intento pintarlo siemprecon la misma apariencia. Cadacuadro representa un aconteci-miento diferente de la vida deCristo y es un esfuerzo por expresarun aspecto diferente de la persona-lidad del Salvador.

“Sé que mis esfuerzos son insufi-cientes, pero no deja de ser unhonor intentar capturar, en ungrado mínimo, parte de la grandezade nuestro Salvador y expresar,quizás, una noción vaga de Supersonalidad y un sentimiento queconmueva a alguien”.

DEL PARSON

“Cristo es mi héroe; me encantaleer sobre Él y Su vida. El procurarrepresentarlo artísticamente haceque me sienta humilde.

“La guía que recibo de mi bendi-ción patriarcal influye grandementeen mi arte y ha sido una fuente de

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dirección para mi obra. Acomienzos de mi carrera, mi esposay mi hija pequeña se vieron impli-cados en un accidente automovilís-tico y en aquel entonces sentí comosi el Espíritu Santo me rodeara deconsuelo y del amor de Dios, unamor que intento expresar en misobras del Salvador”.

El rescate de la oveja perdida, porMinerva K. Teichert.

“Yo soy el buen pastor; el buen pastor suvida da por las ovejas” (Juan 10:11).

MINERVA K. TEICHERT (1888–1976)

“Tengo un testimonio delEvangelio; ¡es lo más importante demi vida!” (entrevista por RobertConrad y Frederick Teichert, 6 defebrero de 1974).

“El Señor sí abre las puertascuando llamamos. A veces lapuerta en la que tenemos más

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interés no es la que se abre, mas porlo general la puerta adecuada es laque se abre de par en par ante noso-tros, aunque tardemos tiempo enreconocerlo” (carta a su hija LaurieTeichert Eastwood).

GARY E. SMITH

“Mi madre me inculcó la fe en elSeñor Jesucristo a una edad temprana,y cuando escuché el Evangelio y meuní a la Iglesia a los veinticinco añosde edad, fue como si encontrara lapieza que faltaba del rompecabezas.Hoy día aún llevo conmigo la fe quetenía de pequeño, pero al sumárselesabiduría, madurez y experiencia, esafe me conduce a una comprensiónmás profunda de la vida y la misión denuestro Salvador”. �

Cristo se lamenta por Jerusalén,por Gary E. Smith.

“Jerusalén, Jerusalén... no me veréis,hasta que llegue el tiempo en que digáis:Bendito el que viene en nombre delSeñor” (Lucas 13:34–35).

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Cuando estudiaba en la Universidadde Viena, Austria, dos misionerosllegaron a mi puerta y dijeron:“Tenemos un mensaje de Dios parausted”. Aun cuando les invité a pasar,

me preguntaba por qué lo hacía ya que no tenía interésalguno en la religión. Profundamente afectado por larevolución húngara de 1956, que envió un flujo de milesde refugiados a Austria, había estado buscando saber elsignificado de la vida, pero no esperaba encontrar larespuesta en una iglesia.

El mensaje de aquellos misioneros era el mensaje de la

por el élder Johann A. WondraSetenta Autoridad de Área

El Evangelio de Jesucristo nos permitehallar paz y esperanza en cualquiercircunstancia.

esperanza en Cristo

Restauración. Creo que amé al profeta José Smith desdeel primer momento en que oí de él; en especial, meconmovieron las circunstancias de su martirio. Másadelante, al dedicar tiempo a la lectura del Libro deMormón y a orar, recibí, mediante el poder del EspírituSanto, una certeza dichosa y pacífica de que Jesús es elCristo, de que José Smith fue el profeta de laRestauración y de que La Iglesia de Jesucristo de losSantos de los Últimos Días es la Iglesia del Señor restau-rada sobre la tierra, dirigida por profetas vivientes quepreparan el mundo para Su segunda venida.

Durante más de cuarenta años como miembro de laIglesia desde aquel entonces, he tenido muchas expe-riencias personales que me han confirmado que elEvangelio de Jesucristo es el único camino verdaderopara lograr paz y felicidad en este mundo. También sé queustedes y yo no podemos escapar a las dificultades, las

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pruebas y las aflicciones de nuestra vida terrenal. Sinembargo, el Evangelio de Jesucristo nos da la fortalezapara prevalecer, “[vencer] por la fe” (D. y C. 76:53) y avanzar con esperanza y optimismo.

EL DOLOR DE LA SEPARACIÓN

Mi esposa y yo llegamos a entender mejor esa verdada través de la pérdida de nuestro amado hijo Georg, quefalleció a los veintisiete años de edad. Cuando esosucedió, yo me hallaba sirviendo como presidente de larecién creada Misión Austria Viena Sur, que incluía lospaíses de la antigua Yugoslavia. Después de una confe-rencia de zona efectuada en Zagreb, Croacia, la hermanaWondra y yo recibimos el mensaje de que debíamosllamar a casa. Nuestra querida nuera, Regina, se puso alteléfono, llorando angustiada: “¡Georg está muerto!¡Georg está muerto!”. Las exhaustivas investigacionesque se realizaron no nos pudieron proporcionar la causa

de su muerte. Nuestro hijo nunca había estado enfermode gravedad, pero su corazón simplemente dejó de latir,sin ninguna explicación médica.

Georg era un hijo muy especial, lleno de dicha y vida,repleto de amor por nosotros y por su familia, puro decorazón y sin malicia. Fue uno de los primeros misionerosenviados en 1989 a Alemania del Este, en la que fue unagran época para la obra misional. Hablaba a menudo delos bautismos en los que él y su compañero habían parti-cipado, pero sin jamás mencionar las cifras, pues consi-deraba esas experiencias demasiado sagradas como parareducirlas a estadísticas. Al fin de su primera carta desdela misión escribió: “No me echen demasiado de menos.La vida debe seguir adelante sin mí”. El día de su muertehabía leído el mensaje del presidente Gordon B.Hinckley titulado: “La victoria sobre la muerte”, y habíasubrayado: “¡Cuán trágica y profunda es la tristeza de los

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que quedan atrás! La acongojada viuda, el niño sinmadre, el padre que ha quedado solo, todos ellos puedentestificar sobre el dolor de la separación” (Liahona, abrilde 1997, pág. 3).

Nuestra familia ha padecido esos dolores. Echamosmucho de menos a Georg, pero también hay un senti-miento cálido en nuestra alma porque creemos en laExpiación, en la muerte y en la resurrección deJesucristo, porque creemos en el mensaje de Getsemaní,del Gólgota y del sepulcro vacío, y también podemosconfiar, durante los momentos más dolorosos de nuestravida, en que Dios es un Dios de amor, de misericordia yde compasión, aun cuando no entendamos lo que hasucedido ni el porqué. Dios aceptó el sacrificio de SuHijo, Jesucristo, quien sufrió todas las cosas “por motivode su amorosa bondad y su longanimidad para con loshijos de los hombres” (1 Nefi 19:9).

Unas semanas después de la muerte de Georg, lahermana Wondra y yo viajamos por Serbia yMontenegro y visitamos el fresco de Miguel Ángel en elmonasterio de Mileseva. Ese fresco, una de las obras dearte más grandiosas que existen, contiene las palabras deuno de los más grandes mensajes jamás pronunciados:“...¿Por qué buscáis entre los muertos al que vive? Noestá aquí, sino que ha resucitado” (Lucas 24:5–6). A lolargo de los siglos de tiranía y destrucción que han sidoparte de la historia de la maravillosa, pacífica y hospita-laria gente de Serbia, éste ha sido un mensaje deconsuelo; y también es un mensaje que nos proporcionaconsuelo a todos nosotros, el único consuelo real y dura-dero que tenemos.

Cristo habló de paz, de Su paz, en el aposento altodurante la noche de la Última Cena, la noche del mayorde los sufrimientos jamás ocurrido en todos los mundospor Él creados: “La paz os dejo, mi paz os doy... No seturbe vuestro corazón, ni tenga miedo” (Juan 14:27).¿Cómo pudo hablar de paz en esas circunstancias? Creoque fue posible gracias únicamente a Su “perfecto amor”que “echa fuera el temor” (1 Juan 4:18). En Su oraciónintercesora, Cristo oró por Sus discípulos y por todos“los que han de creer en mí por la palabra de ellos”, lo cual —es importante destacarlo— nos incluye a

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osotros, “para que sean perfectos en unidad” y “que elmor con que me has amado, esté en ellos, y yo en ellos”Juan 17:20, 23, 26).

Al salir del aposento alto, Jesús y Sus discípulosruzaron el valle de Cedrón y llegaron a un huerto delivos en la ladera inferior del monte de los Olivos. Eseuerto recibía el nombre de Getsemaní, que significalagar de olivos”. La oliva tiene un sabor amargo, masuando se la prensa en el lagar, su aceite adquiere unabor dulce. Cristo bebió de la “amarga copa” para erra-icar toda amargura de nuestra vida y hacerla dulce sios despojamos de nuestros pecados y acudimos a Él. Élijo: “...he bebido de la amarga copa que el Padre me haado, y he glorificado al Padre, tomando sobre mí losecados del mundo” (3 Nefi 11:11).

Mientras oraba en Getsemaní, toda la agonía y elesar del mundo entero se centró en Él. Era un “varóne dolores, experimentado en quebranto... Ciertamentelevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestrosolores” (Isaías 53:3–4). Tomó sobre Su alma inmacu-

ada los pecados y el peso de los dolores del mundo. “Noue el dolor físico, ni la angustia mental solamente, loue lo hizo padecer tan intenso tormento que produjona emanación de sangre de cada poro, sino una agoníaspiritual del alma que sólo Dios era capaz de reco-ocer” (Jesús el Cristo, pág. 644). Él oró al Padreiciendo: “...no se haga mi voluntad, sino la tuya”Lucas 22:42). Hacer la voluntad del Padre era el deseoupremo del Hijo, aun cuando fuera tan doloroso comoo fue en Getsemaní.

“Porque he aquí, yo, Dios, he padecido estas cosas porodos, para que no padezcan, si se arrepienten;

“mas si no se arrepienten, tendrán que padecer asíomo yo;

“padecimiento que hizo que yo, Dios, el mayor deodos, temblara a causa del dolor y sangrara por cadaoro...

“Sin embargo, gloria sea al Padre, bebí, y acabé misreparativos para con los hijos de los hombres” (D. y C.9:16–19).

De Cristo aprendemos a ser obedientes, aun cuandoea doloroso, pues para Él fue doloroso en Getsemaní.

O N A

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Page 21: LIAHONA DICIEMBRE 2002

Porque creemos en la expiación, en la muerte y en la

resurrección de Jesucristo, también podemos confiar,

durante los momentos más dolorosos de nuestra vida,

en que Dios es un Dios de amor, de misericordia y de

compasión.

Aprendemos a servir a los demás, aun cuando sea uninconveniente, el mismo “inconveniente” que para Él fuepadecer en la cruz del Gólgota. Aprendemos a confiar enel amor de Dios, aun cuando podamos sentir que Diosnos ha abandonado, pues al vencer por medio de la fe,esos momentos amargos y dolorosos de nuestra vidapueden llegar a ser como los peldaños de la escalera deJacob, que nos conducen a la presencia celestial de Dios(véase Génesis 28:12–13).

UN MOMENTO GLORIOSO

¡Qué momento tan glorioso fue cuando el Cristo resu-citado se apareció a María Magdalena! “Jesús le dijo:Mujer, ¿por qué lloras? ¿A quién buscas? Ella, pensandoque era el hortelano, le dijo: Señor, si tú lo has llevado,dime dónde lo has puesto, y yo lo llevaré.

“Jesús le dijo: ¡María! Volviéndose ella, le dijo:¡Raboni! (que quiere decir, Maestro)” (Juan20:15–16).

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Qué gozo tan increíblemente grande debió habersentido María Magdalena al ver a su amado Señor levan-tado de los muertos. Pero Él le dijo amablemente: “...Nome toques, porque aún no he subido a mi Padre; mas vé amis hermanos, y diles: Subo a mi Padre y a vuestro Padre,a mi Dios y a vuestro Dios” (Juan 20:17). Dejó a MaríaMagdalena y ascendió triunfante a la presencia de SuPadre. Una y otra vez intento imaginar esa maravillosaescena.

TODA MI ESPERANZA SE CENTRA EN CRISTO

Cristo rompió las ligaduras de la muerte mediante Susacrificio expiatorio. Así como tomó Su cuerpo y salió dela tumba, del mismo modo disfrutaremos nosotros de lareunión del cuerpo y el Espíritu el día de nuestra propiaresurrección. “El plan divino de felicidad permite que lasrelaciones familiares se perpetúen más allá del sepulcro.Las ordenanzas y los convenios sagrados disponibles enlos santos templos permiten que las personas regresen ala presencia de Dios y que las familias sean unidas eter-namente” (“La familia: Una proclamación para elmundo”, Liahona, octubre de 1998, pág. 24). ¡Qué“buenas nuevas de gran gozo”! (D. y C. 128:19). La vidaes eterna; las familias pueden estar juntas para siempre;la relación amorosa entre marido y mujer, entre padres ehijos, prosigue más allá de la tumba.

Eso también será así en nuestra relación con nuestroamado hijo Georg. Para la hermana Wondra y para mí es unmilagro que, a pesar de la pérdida de nuestro hijo, nuestrafe en Cristo se haya visto fortalecida al igual que nuestraconfianza en Sus palabras: “Porque los montes desapare-cerán y los collados serán quitados, pero mi bondad no seapartará de ti, ni será quitado el convenio de mi paz, dice elSeñor que tiene misericordia de ti” (3 Nefi 22:10).

Toda mi esperanza se centra en Cristo. Él es nuestroSalvador y Redentor. Ciertamente es el Buen Pastor quela vida dio por Sus ovejas. “Gracias sean dadas a Dios porla dádiva incomparable de Su Hijo divino” (“El Cristoviviente: El testimonio de los apóstoles”, Liahona, abril de2000, págs. 2–3). �

El élder Johann A. Wondra es un Setenta Autoridad de Área que

sirve en el Área Europa Central.

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(Cantar en armonía sólo la última vez.)

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- truc - ción, de fe, de paz y o - ra - ción,ra siem - pre ja - más.Ca - sa de fe, y o - ra - ción,tem- plo ce - les - tial.

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En ese santo lugar

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# YY :CC BB OBmás lento OB OB OBmás lento OB OBB C C C C Sally DeFord, n. 1959© 2001 Sally DeFord. Usada con permiso. Se pueden hacer copias de esta canción para utilizarlas de vez en cuando en la Iglesia o en el hogar, siempre que no sea con fines de lucro.

D. y C. 88:119D. y C. 97:15–16

Letra y música:

FOTOGRAFÍA POR STEVE TREGEAGLE.

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Preguntas yrespuestas¿Por qué la Iglesia enseña que no debemos salir con personas delsexo opuesto sino hasta los dieciséis años?Las respuestas tienen por objeto servir de ayuda y exponer un punto de vista y no deben considerarse como pronunciamientos de doctrina de la Iglesia.

LA RESPUESTA DE LIAHONA

Los profetas del Señor han dadoconsejos específicos para ayudar a losjóvenes y a las jovencitas a conservarsus amistades dignas y edificantes.En aquellas culturas en las que el

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salir con personas del sexo opuestosea aceptable, estos consejosincluyen el no hacerlo antes de losdieciséis años.

Puede parecer difícil esperar a

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cumplir por lo menos dieciséis años,especialmente si deseas salir conjóvenes del sexo opuesto y sientes lapresión de los demás para que lohagas. Pero nuestro Padre Celestialnos ha dado esta pauta a través deSus profetas para que vivamos dignosy podamos regresar con Él. Lasbendiciones que se reciben al seguireste consejo son grandes.

Los líderes de la Iglesia nos hanenseñado que el salir con personasdel sexo opuesto antes de los dieci-séis años “puede llevar a la inmora-lidad, a limitar el número de otraspersonas jóvenes a las que podríasconocer, y a privarte de experienciasque te ayuden a elegir una parejaeterna” (Para la fortaleza de lajuventud: Cumplir nuestro deber aDios, 2001, pág. 24).

Al comienzo de tu adolescencia,se inicia un proceso de desarrolloemocional, social, mental y físico quedurará varios años. Una razón impor-tante para no salir con personas delsexo opuesto antes de los dieciséis esque el hacerlo puede complicarte lavida e interferir en tu crecimiento

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espiritual. Por ejemplo, no es infre-cuente que se despierten en losjóvenes sentimientos románticosmuy fuertes durante los primerosaños de la adolescencia, junto conuna gran atracción por el sexoopuesto. Eso puede suceder en unmomento en el que estés desarro-llando la madurez emocional ymental que te permita controlardichos sentimientos. Los estudioshan demostrado que existen muchasmás probabilidades de que se tenganrelaciones físicas inapropiadascuando se empieza a salir conpersonas del sexo opuesto siendomuy joven.

El salir con personas del sexoopuesto a temprana edad puedellevar a que te relaciones con unasola persona a una edad en la quedebieras ampliar tus amistades y rela-cionarte con una variedad másamplia de personas. Si llegas aconocer a muchos jóvenes y joven-citas, cultivarás las destrezas socialesque ayudarán a que tus futurassalidas con personas del sexo opuestosean más agradables.

Aun cuando ya tengas dieciséisaños, es mejor salir en grupo y evitaremparejarse con una sola persona; ypuesto que el salir con personas delsexo opuesto suele conducir al matri-monio, asegúrate de salir con el tipode persona con la que consideraríascasarte.

Algunos jóvenes no tienen ni eldeseo ni la oportunidad de salir conpersonas del sexo opuesto sino hastamucho después de cumplir los dieci-séis. Hay muchos jóvenes normales yfelices que salen muy poco a esaedad; esperan hasta más tarde parahacerlo, incluso hasta tener la edadpara casarse.

Si tienes fe para seguir las pautasde nuestros líderes de la Iglesia, los

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años en los que salgas con personasdel sexo opuesto serán menos tensos,más divertidos y felices (véase Alma41:10); recibirás las bendiciones queproceden de la obediencia y estarásmejor preparado para el matrimonioen el templo.

LAS RESPUESTAS DE LOS LECTORES

Creo que el haber salido conpersonas del sexo opuesto siendodemasiado joven no me habríaayudado a crear un buen ambientepara invitar al Espíritu. Concuerdocon el presidente Hinckley en quedebemos ser prudentes al salir conpersonas del sexo opuesto, ya queésta será nuestra mejor preparaciónpara escoger a un compañero eterno.

Amery C. Silvino, 16,

Barrio Santo Cristo,

Estaca Gapan, Filipinas

Esta norma tiene como finayudarnos a prepararnos para elmatrimonio. El salir habitualmentecon la misma persona a una edaddemasiado joven puede convertirseen una tragedia. A los dieciséis años,los jóvenes son algo más responsa-bles y más capaces de controlarse.

Élder Daniel Banza, 21,

Misión República Democrática

del Congo Kinshasa

La atracción física entre elhombre y la mujer es algo natural,pero a veces esos sentimientospueden conducir a un comporta-miento inaceptable, el cual muchosdenominan falsamente como unamanifestación de amor. La Iglesia nosexhorta a no salir con personas del

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Normas para salircon personas delsexo opuesto

“El Señor nos ha hecho atrac-

tivos unos a otros por un gran

propósito, pero esa atracción no

es más que un barril de pólvora a

menos que se mantenga bajo

control. Es hermosa cuando se le

maneja de forma correcta; es

mortal si se nos va de las manos.

“Es por esa razón que la

Iglesia aconseja en contra del

noviazgo a temprana edad. Esta

regla no tiene por objeto hacerles

ningún daño; tiene por objeto

ayudarles, y lo hará si la

observan.

“El noviazgo formal a

temprana edad muy a menudo

lleva a la tragedia; los estudios

han demostrado que cuanto más

tiempo salgan juntos un joven y

una jovencita, aumenta la proba-

bilidad de que se metan en

problemas.

“Mis amigos, es mejor salir con

una variedad de compañeros

hasta que se esté listo para

casarse. Diviértanse, pero aléjense

del exceso de confianza.

Mantengan sus manos bajo

control; tal vez no sea fácil, pero

es posible” (“El consejo y la

oración de un profeta en beneficio

de la juventud”, Liahona, abril de

2001, págs. 38–39). �

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constantemente para que triunfemossobre el adversario.

R. Trinidad Guerrero

Soliz, 20,

Rama Pueblo Yaqui,

Estaca Yaqui, Ciudad

Obregón, México

El Señor sabe que debemosdedicar nuestra adolescencia aaprender el Evangelio, a edificarbuenas amistades y a prepararnospara la misión y el matrimonio. Élnos ama y desea que estemos listospara esas experiencias importantes.

Maurício Imbroise, 18,

Barrio Benedito Bentes,

Estaca Maceió, Brasil

PREGUNTAS Y RESPUESTAS esuna sección para los jóvenes y esperamosimprimir una amplia selección derespuestas de jóvenes de una granvariedad de países. Sírvanse enviar susrespuestas para que lleguen antes del 15de enero de 2003, a: QUESTIONSAND ANSWERS 01/03, Liahona,Floor 24, 50 East North TempleStreet, Salt Lake City, UT 84150-3223, USA; o a la dirección de correoelectrónico [email protected]. La respuesta que envíenpuede estar escrita a máquina o con letralegible en su propio idioma. A fin de quesu respuesta se tome en consideración,tengan a bien incluir su nombre, edad,dirección, barrio y estaca (o rama ydistrito). Si es posible, incluyan una foto-grafía suya, la cual no se devolverá.Publicaremos una selección representa-tiva de las respuestas.PREGUNTA: En Navidad siempre hecomprado regalos para mis hermanos yhermanas, pero este año quiero darlesalgo más personal y significativo. ¿Quéotro tipo de regalos podría obsequiarlespara la Navidad? �

apropiada para salir con personas delsexo opuesto demuestra madurez, undeseo de mejorar y fidelidad al Señor.Nadia Antuanette Reátegue Rivera, 13,

Rama Las Viñas,

Estaca La Molina, Lima, Perú

El mundo ve el salir con personasdel sexo opuesto de forma muyequivocada; Lucifer ha distorsio-nado por completo el comporta-miento que se debe observar al salircon personas del sexo opuesto. Yoesperé hasta los dieciséis años y fuereconfortante saber que estabaobrando a la manera del Señor, locual me dio un sentimiento de pazinterior que mereció la pena cual-quier sacrificio.

Elisa Correa, 19,

Barrio Humaitá,

Estaca Moinhos de Vento,

Porto Alegre, Brasil

El salir con personas del sexoopuesto nos prepara para el matri-monio y la Iglesia nos enseña que, ala edad de dieciséis años, por logeneral somos lo bastante madurospara entender en qué consiste esetipo de relación. Tenderemos más asalir con aquellas personas quetienen normas elevadas y querespetan las nuestras.

Élder Emmanual N. A.

Solomon, 22,

Misión Nigeria Port Harcourt

Debemos recordar que Satanásestá presto para tentarnos, peronuestra meta es ir al templo con uncorazón puro y lleno de gratitud anuestro Padre Celestial. Dios nosama y desea que tengamos una felicidad completa. No importa laedad, debemos ser prudentes y orar

sexo opuesto antes de los dieciséisaños porque aún no somos lo sufi-cientemente maduros para controlaresos sentimientos y podemos correrpeligro.Lupeolo Tupou, 18,

Barrio Nuku‘alofa 8,

Estaca Nuku‘alofa Norte, Tonga

A muy temprana edad, la personano es capaz de darse cuenta de todaslas consecuencias de sus actos. Amenudo los jóvenes hacen cosasimpulsados por la curiosidad o lapresión. La Iglesia nos ayuda a evitarerrores terribles mediante consejos yrecomendaciones sabios.

Natalya Fyodorovna

Frolova, 21,

Rama Saratovsky Tsentralny,

Distrito Saratov, Rusia

Creo que debes tener una relaciónestrecha con alguien sólo si conside-raras seriamente casarte con él, ysólo debes considerar casarte conalguien una vez que sepas quién erestú y qué es lo que en realidad quierespara la eternidad. Es mejor desarro-llarse uno mismo en primer lugar, sinun compañero.

Mirjam Liebich, 23,

Rama Lauenburg,

Estaca Hamburgo, Alemania

Hay una buena razón para que laIglesia enseñe que no salgamos conpersonas del sexo opuesto sino hastaque cumplamos los dieciséis años.Dios se preocupa por nosotros, aligual que Sus profetas. Cuandosalimos con personas del sexoopuesto antes de cumplir dieciséisaños, puede que seamos populares,pero principalmente para el mundo.El que espera hasta tener la edad

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Regalos de valor incalculableLISTA DE IDEAS

Los regalos del corazón son mucho más valiososque cualquier cosa que puedas comprar jamás. Amenudo requieren más de nuestras energías,

concentración y sacrificio, por lo que tienen más valortanto para el que los da como para el que los recibe. Lassiguientes son algunas ideas para hacer regalos de valorincalculable esta Navidad.✵ Da el regalo de ti mismo a tu familia y a tus seresqueridos. Pasa el día haciendo cosas por tus padres yhermanos. Puedes preparar el desayuno, ayudar aenvolver y entregar regalos o limpiar después de cenar.✵ Da un respiro a tus padres. Dedica algún tiempo acuidar de tus hermanos más pequeños durante la festi-vidad de Navidad.✵ Ofrece tus servicios en un lugar donde se propor-cione comida o alojamiento a la gente sin recursos detu localidad, o colabora en otra causa digna.✵ Visita a los enfermos o a los ancianos. Pídele quete hable de alguna Navidad del pasado.✵ En tus oraciones, expresa tu amor y gratitudpor el Salvador.✵ La Navidad es una época de paz. Intentaresolver tus diferencias con alguien con quienno te lleves bien.✵ También puedes fomentar la paz al nopelearte con tus hermanos. Procura tratar atu familia tan bien como te sea posible.✵ Escribe una carta a tus padres para darleslas gracias por las cosas que han hecho por ti.✵ Escribe cartas a los misioneros regulares detu barrio o rama para animarles y hacerlessaber que te acuerdas de ellos en tusoraciones.✵ Tiende la cama de tushermanos sin que sepan quiénlo hizo.

✵qd✵e✵np

D I C I E M B R

Sin recibir remuneración, cuida a algún niño paraue sus padres puedan disfrutar yendo a un conciertoe Navidad, ir al templo o pasar un rato juntos.

Lee el relato de la Navidad a un hermano menor ynséñale sobre el Salvador (véase Lucas 2).

Si has ahorrado algún dinero al hacer regalos queo te han costado nada esta Navidad, el próximo mesodrás pagar una ofrenda de ayuno generosa. �

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Envuelta en el amor de mi madrepor Bonnie Danielson

VOCES DE LOS SANTOS

DE LOS ÚLTIMOS DÍAS

Cuando tenía tres o cuatro añosde edad, mi madre era la presi-

denta de la Sociedad de Socorro delbarrio. Parecía que parte de suresponsabilidad era estar haciendosiempre un acolchado en casa. Encualquier momento solía haberhermanas que entraban y salían denuestro sótano para trabajar en elacolchado por un rato. A menudo mimadre me entregaba una aguja conhilo y me dejaba “coser” con lashermanas. (Mis toscas puntadas erandescosidas pacientemente cuando yono estaba cerca.) Me encantabanesos momentos y de joven aprendí adisfrutar hacer acolchados y de laSociedad de Socorro.

Mi madre falleció repentina-mente cuando yo tenía apenascinco años, y no fue sino hastamuchos años más tarde quedescubrí que me había dejado ungran regalo de amor. Siemprerecordaré la Navidad en quecumplí diecinueve años, porquefue cuando recibí el regalo máspreciado de mi madre, aunque

De repente me di cuenta. Supe

exactamente por qué tenía el

acolchado. Lo desdoblé y

envolví el pequeño cuerpo de

mi hijo con él. “Tengo este

acolchado para que la

abuela Brown te pueda

abrazar aunque esté en

el cielo”, dije.

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Rancho del Mar Park, Estaca Alma,

Chandler, Arizona.

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hubiera fallecido catorce añosantes.

Yo no lo había sabido, pero antesde fallecer, mi madre preparó dosacolchados especiales, uno para mihermano mayor y otro para mí. Paraello había reunido pequeños retalesde nuestros vestidos y camisas y loshabía cosido de manera queformaran un lindo diseño, pero habíafallecido antes de poder terminarlos.

Cuando cumplí diecinueve años,mi hermana mayor creyó que habíallegado el momento de terminar losedredones para mi hermano y paramí, y pidió a la Sociedad de Socorrodel barrio que los completaran. Lashermanas cosieron las difícilespuntadas sin saber lo mucho que esole habría complacido a mi madre.

El día de Navidad, cuando recibíel acolchado, amé el regalo con todomi corazón, pero no tenía ni idea delo mucho que llegaría a significarpara mí.

Pasaron los años, me casé e iniciémi propia familia. Guardé mi acol-chado envuelto en una bolsa de plás-tico dentro de un armario paraprotegerlo y evitar que se desgastara.Un día lo saqué y me hallaba admi-rándolo cuando uno de mis hijitosentró en el cuarto y me preguntódónde había conseguido el acol-

chado. Le expliqué que la abuelaBrown lo había preparado paramí antes de morir.

“¿Quién es la abuela Brown?”,preguntó mi hijo pequeño.

Cuánto me dolía que mis hijos nohubieran conocido a la madre que

tanto aprecié. Me dolía que ellano pudiera rodearlos con susbrazos y decirles que les amaba

con su manera amable y tierna. Leexpliqué una vez más a mi hijo que laabuela Brown, mi madre, era alguienespecial que estaba en el cielo y quelo amaba.

“¿Por qué tienes tú ese acolchado,mamá?”, me preguntó.

De repente me di cuenta. Supeexactamente por qué tenía el acol-chado. Lo desdoblé y envolví elpequeño cuerpo de mi hijo con él.“Tengo este acolchado para que laabuela Brown te pueda abrazaraunque esté en el cielo”, dije.

Una gran sonrisa se dibujó en surostro y pude ver que ésta era lamejor respuesta que podía haberledado.

Desde entonces, el acolchado hasalido más a menudo del armario.Siempre que un miembro de lafamilia está dolido, triste o necesitauna porción adicional de amor, elacolchado es una gran fuente deconsuelo. Me encanta tocarlo,sabiendo que también lo han tocadolas manos de mi madre.

Han pasado muchos años y ahorasé hacer bien los acolchados. Mishermanas y yo hemos pasado muchashoras juntas haciendo acolchados yhablando sobre nuestra madre, ycomo yo soy la más joven, ellas mecuentan historias de ella paraayudarme a conocerla mejor. Pero noimporta cuántos relatos oiga, nadanos ha ayudado más a mí y a mishijos a volver el corazón hacia mimadre que el acolchado que recibí laNavidad en que cumplí diecinueveaños.

Bonnie Danielson es miembro del Barrio

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Vivir laNavidadpor Julia María Cortés de Peluso

Unos días antes de la Navidad,me fui a una abarrotada zona

comercial de Buenos Aires parahacer algunos mandados. Como todoel mundo, me detuve a mirar lasdecoraciones navideñas que pare-cían estar por todas partes. “Si tansólo tuviera esos adornos para acon-dicionar mi casa para la Navidad”,pensé.

De regreso a casa, mi autobús sedetuvo en una plaza pequeña, ysentado en un banco estaba un jovenbien vestido con ropas y zapatoselegantes. Estaba sonriendo,hablando y, más que nada, escu-chaba a un anciano de pelo largo ybarba. Las ropas del anciano estabansucias y gastadas, y no tenía zapatos.El banco parecía ser su hogar.

Pensé en los contrastes tanmarcados entre ambos hombres:apariencia, edad y nivel social yeconómico. Qué placer verlescharlar, especialmente porque elanciano tenía mucho que decir yparecía estar disfrutando de verdadde la conversación. En ese momentosentí que la Navidad acababa dellegar. No había luces centelleantes,nada de adornos, guirnaldas, niárboles de Navidad, sólo alguien quedaba el regalo de su tiempo escu-chando a otra persona con respeto.No había desdén, prejuicios,egoísmo, discriminación ni arro-gancia.

Entonces me di cuenta de que podemos dar esos regalos deamor durante todo el año. Podemos

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encender pequeñas luces de espe-ranza para aquellos que las nece-siten.

En aquel momento, juré quenunca más permitiría que los prepa-rativos para la Navidad me impi-dieran vivir la Navidad.

Julia María Cortés de Peluso es miembro

del Barrio Villa Elvira, Estaca Villa Elvira,

La Plata, Argentina.

Una Navidadblanca enEcuadorpor Carl Grossen

La Navidad se hizo realidad para

mí en el bautismo de los Torres. Mi

compañero se volvió y me susurró:

“Después de todo, parece que ésta

sí es una blanca Navidad”.

Al ser un misionero nuevo, estabaansioso por ver cómo sería la

Navidad en Guayaquil, Ecuador,donde estaba sirviendo.

Sabía que no íbamos a tener unaNavidad con nieve, como las queestaba acostumbrado a tener. Alpensar en las cenas con pavo, en losregalos, luces y villancicos, empecé aechar de menos las tradiciones navi-deñas con las que estaba familiari-zado.

Mi compañero y yo sentí-amos una urgencia renovada yuna mayor responsabilidad depredicar el Evangelio restau-rado de Jesucristo para dar mássentido a esa época de laNavidad.

Un día de diciembre nos detu-vimos en el humilde hogar del señorTorres, donde recibimos una cálidabienvenida. Nos dijo que llevabaochos años aguardando y orando porla verdad. Mi compañero y yo llevá-bamos dos meses pasando cada día

frente a su casa sin detenernos. Elseñor Torres dijo: “Siempre quisedetenerlos para preguntarles sobre suiglesia, pero caminaban tan rápidoque llegué a pensar que estabandemasiado ocupados para mí”. Susoraciones fueron contestadas yempezamos a enseñar al señor Torresy a su familia con gran gozo.

El día de Navidad se aproximaba

y, al acercarnos al hogar de losTorres, teníamos muchas ganas deverlos y enseñarles la cuarta charla.Antes de llamar a la puerta, vimospor la ventana una escena queconmovió nuestros corazones.

Toda la familia irradiaba bellezacon sus ojos amorosos, mejillasrosadas y rostros amables quebrillaban bajo la débil luz del cuarto.

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El regalo queme dio mipadrepor Ruth M. Anderson

Al pie de un árbol, en una mesasituada en un rincón, estaban lasfiguritas de un nacimiento en minia-tura que representaban una pequeñafamilia en un establo. Dos niñitas seinclinaban sobre el hombro de sumadre mientras ella les leía de unlibro que le habíamos dado: Principiosdel Evangelio. El hijo mayor, Víctor,de ocho años, miraba con atenciónmientras su padre tocaba “Noche deluz” en un xilófono.

Víctor nos vio y corrió a salu-darnos, y juntos cantamos “Nochede luz” en español. Luego nospidieron que la cantáramos en inglés,y después nuevamente la cantamostodos juntos en español.

La hermana Torres nos dijo queantes de compartir nosotros elEvangelio con su familia, no leapetecía celebrar la Navidad, peroahora, las láminas de Cristo, lamúsica navideña y el nacimientohabían salido de los cajones dondehabían estado acumulando polvodurante los últimos tres años. Alhaberles presentado el mensaje delEvangelio, de nuevo habían empe-zado a sentir el verdadero espíritu dela Navidad. Como siervos del Señorque testificamos en Su nombre, habí-amos ayudado a que Jesucristovolviera a tener importancia para esafamilia durante la época de Navidad.

La tercera semana de diciembre,la Navidad se hizo realidad para míal contemplar a los hermanos Torresy a su hijo Víctor, todos vestidos deblanco, entrar en las aguas delbautismo y convertirse en miembrosde La Iglesia de Jesucristo de losSantos de los Últimos Días. Micompañero se volvió hacia mí y me

susurró: “Después de todo, pareceque ésta sí es una blanca Navidad”.No habría podido pedir una Navidadmás significativa.

Carl Grossen es miembro del Barrio

Crescent Park 3, Estaca Crescent Park,

Sandy, Utah.

Ahora soy bisabuela, pero jamásolvidaré una Navidad que viví

de pequeña.Yo era uno de los catorce hijos de

mi familia y vivíamos en un puebloagrícola. Éramos muy pobres en loreferente a las cosas del mundo,aunque por aquel entonces yo no losabía. En nuestro pueblo había unafamilia aún más pobre que la nuestra.La madre había muerto y el padretrabajaba lejos de casa, por lo que loshijos mayores se quedaban encar-gados de los pequeños.

Una vez que abrimos nuestrosregalos de Navidad, mi padre noshabló de aquella familia sin madre yde que probablemente no tendríanregalos. Nos sugirió que cada unoescogiera uno de sus regalos nuevospara ponerlo en una caja, junto concomida y algunos dulces, para esafamilia.

Yo tenía tres regalos: una muñeca,un collar y una prenda de vestir.¡Qué decisión tan difícil! Necesitabala ropa y deseaba mucho tener lamuñeca, pero el collar era suma-mente bonito y brillante. Unos

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minutos después, y sin ganas dehacerlo, deposité el collar en la caja.

Ya era de noche cuando aquel díade Navidad nuestro padre nosabrochó los abrigos y nos puso atodos en el trineo tirado por elcaballo. Dejamos la caja en el umbralde la casa de la familia sin revelar suprocedencia.

El domingo siguiente vi el collaralrededor del cuello de una niña demi edad, quien muy animada me dijoque aquella Navidad Papá Noel leshabía llevado una caja llena deregalos. Nuestros padres, claro está,nos habían pedido que lo mantuvié-ramos en secreto; papá nos habíadicho que permanecer en el anoni-mato era la mejor parte del dar, peropuedo decir que no me sentí muybien al ver el que había sido mi collaren el cuello de otra persona.

Aunque en aquel entoncesaquélla no fue una lección fácil deaprender, ahora me doy cuenta de lagran influencia que esa experienciaha tenido en mi vida. De niña creíaque mi padre me estaba pidiendo quediera a otra persona uno de misregalos, pero más tarde entendí queen realidad él me estaba dando a míuno de los regalos más preciados quejamás había recibido. ¡Cuánto debehaberme amado para enseñarme queamar a alguien es mucho más impor-tante que tener algo! El ejemplo deamor de mi padre me ha ayudado acomprender el amor de mi PadreCelestial, quien nos dio el regalo másgrande de todos cuando nos entregóa Su Hijo Unigénito.

Ruth M. Anderson es miembro del Barrio

North Logan 3, Estaca North Logan, Green

Canyon, Utah.

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La mujer que estaba allí temblaba y

tenía las manos y los brazos cubiertos

de espuma de jabón que le llegaba

hasta los codos. Dijo que era la presi-

denta de la Sociedad de Socorro de la

rama y que el Espíritu la había

enviado.

Ella trajo la luzpor Muriel Robinson

Hace muchos años, mi esposoKen y yo nos mudamos a

Provo, Utah, para que él pudieraasistir a la Universidad BrighamYoung. Antes de la mudanza, Kenhabía viajado hasta allí, compradouna casa móvil, y había hecho losarreglos para tener agua, gas y elec-tricidad el día que nos trasladá-ramos.

Llegamos a Provo una fría nochede diciembre con todas nuestraspertenencias empacadas en la partetrasera del camión de alquiler.Estábamos cansados y tensos despuésdel largo viaje. Yo estaba embarazadade seis meses y empezaba a sentir losefectos de limpiar, empacar y viajar.Shawna, nuestra pequeña hija dequince meses, estaba cansada ylloraba.

Al abrir la puerta de nuestra casa,nos recibió una bocanada de airehelado. Los servicios de electricidady agua funcionaban, peropor alguna razón, el delgas no. Demasiadocansados para hacer nadamás, pusimos un colchónen el suelo y conectamosuna manta eléctricapara mantenernos abrigados. Intentamosdormir con nuestrahijita entre nosotros,pero ella lloró granparte de la noche.Cuando amaneció,estábamos casi tancansados comocuando nos acos-tamos.

Luego de descargar el camión,Ken se fue a devolverlo, a hablar conla compañía del gas y a hacer losarreglos para instalar un teléfono. Yole puse a Shawna su traje para lanieve y la senté en su sillita para que

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jugara con unos juguetes mientras yoempezaba a desempacar.

Al desempacar la sartén eléctrica,decidí usarla para calentar agua paralavar los estantes, pero al abrir losgrifos del fregadero, la llave se mequedó en la mano y empezó a salir unchorro de agua. Intenté cerrar laválvula del fregadero, pero no me eraposible hacerla girar. Desesperada-mente, busqué la válvula de cierre dela casa, pero para cuando laencontré, descubrí que la cocina y lasala estaban inundadas.

Al empezar frenéticamente aalejar las cajas del agua, Shawnapercibió mi pánico y empezó a llorar.Seguí intentando levantar las cajascon un brazo, mientras con el otrosujetaba a la pequeña.

En ese momento empecé a sentircontracciones prematuras. Ahora síque era presa del pánico. No conocíaa nadie en el vecindario y nodisponía de un teléfono con el quepudiese pedir ayuda; oré con deses-peración: “¡Padre Celestial, porfavor, ayúdame!”.

Jamás olvidaré el momento en que dos minutos más tardellamaron a la puerta. La mujer queestaba allí temblaba y tenía lasmanos y los brazos cubiertos deespuma de jabón que le llegabahasta los codos. Dijo que se llamabaAmalia Van Tassel, que era la presi-denta de la Sociedad de Socorro dela rama y que el Espíritu la habíaenviado.

Tiempo después me enteré queAmalia había estado lavando losplatos cuando tuvo la impresión deque debía ir a ver cómo estaba lanueva familia que se había mudado a

la vecindad. Percibiendo que era algourgente, le dijo a su hija mayor quecuidara de los más pequeños y sinsiquiera detenerse para secarse lasmanos ni ponerse el abrigo, fuecorriendo a mi puerta.

Amalia me ayudó a acostarme,consoló a Shawna, limpió todo loque pudo e invitó a nuestra familia acenar. Ella trajo luz, seguridad yconsuelo aquel oscuro día dediciembre. El descanso detuvo lascontracciones, Ken arregló el frega-dero, el empleado de la compañía degas nos dio suministro y unos cale-factores eléctricos portátiles secaronla alfombra mojada.

Siempre me he sentido agradecidaa mi Padre Celestial por contestar mioración aquel día y por una amorosapresidenta de la Sociedad de Socorroque respondió con rapidez a lasimpresiones del Espíritu Santo.

Muriel Robinson es miembro del Barrio

Sunset Heights 3, Estaca Sunset Heights,

Orem, Utah.

El pequeñomilagro deNavidadNombre omitido

En la Navidad de 1996, yo mehallaba sirviendo en una misión

en el sur de España. Mi compañera,la hermana Noel*, estaba llena deentusiasmo y tenía un don para amara todas las personas. Muchas veces vireflejado el amor de Cristo en surostro.

La hermana Noel y yo trabajá-bamos con todo nuestro corazón en

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una pequeña ciudad andaluza dondelos miembros nos amaban y parecíanfelices por tener a los misionerosentre ellos. Era una época especial ypodíamos sentir el espíritu de laNavidad en las calles y en los miem-bros del barrio. La hermana Noel yyo habíamos recibido los regalosnavideños enviados por nuestrasfamilias, amigos y barrios respectivos,así que teníamos muchas cosas.

Casi todas las personas a las queconocíamos parecían estar felices,excepto la familia Fernández. Elpadre estaba sin trabajo y no teníadinero para comprar regalos para losniños. Cuando mi compañera seenteró de su situación, pensó quedebíamos ayudarles de algún modo.

Con la ayuda de un miembro delbarrio, reunimos todas las cosas quenos habían enviado nuestros fami-liares para dárselas a los Fernández;y con el dinero que habíamos reci-bido, compramos juguetes para losniños.

La familia Fernández estabasorprendida y maravillada, pero elpequeño milagro no terminó ahí.Gracias a ese pequeño acto deservicio, mi compañera y yo tambiénfuimos bendecidas, ya que nació ennosotras aún más amor por todos losmiembros.

Gracias a mi compañera, supe quees mejor dar que recibir. Me hizomuy dichosa dar algo a una familiaque lo necesitaba más que yo.Siempre estaré agradecida por lahermana Noel, que me enseñó quecada día puede ser Navidad cuandocompartimos el amor del Salvadorcon los demás. �

*Se han cambiado los nombres.

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por Joshua DeMoux ILUSTRACIÓN POR DILLEEN MARSH.

NUESTROP E Q U E Ñ O

REGALO

Era nuestra primera Navidad lejos de casa. Los élderesHeemeyer, Bright, Kehoe, Schulze, Westover y yonos habíamos reunido en un apartamento para pasar

la Nochebuena. Esperábamos que pasar la tarde juntoscomo un distrito misional hiciera más llevadero el estarlejos de casa.

Eran aproximadamente las 5:30 de la tarde y todosestábamos un poco desanimados. Últimamente habíasido difícil fijar citas con los investigadores y encontrarnuevas persona que enseñar. “Vuelvan después de laNavidad”, nos decían todos.

Después de conversar unos minutos, el élder Schulzesugirió que fuéramos a cantar villancicos a las casas denuestros investigadores y de algunos miembros. Todospensamos que era una gran idea y preparamos un breveprograma. Comenzaríamos con dos himnos y un pensa-miento espiritual, luego concluiríamos con otro himno yuna oración. Todo el programa no duraría más de veinteminutos, pero nos sentíamos complacidos con él.

Antes de salir, nos arrodillamos para orar y luego nosadentramos en la fría noche del sur de Chicago, Illinois,en los Estados Unidos.

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Nuestra primeraparada fue el apartamento de un miembro cuya hija y dosnietos estaban investigando la Iglesia. Nosotros noéramos el Coro del Tabernáculo Mormón, pero no soná-bamos nada mal para ser seis élderes. Una vez quecompartimos el programa, la familia nos dijo que nuestro“regalo” era el mejor que jamás habían recibido.

Al rato estábamos en otro apartamento presentandonuestro programa a otra familia. Con cada paradaaumentaban nuestro entusiasmo y nuestro gozo; y seguí-amos recibiendo la misma respuesta: “Éste es el mejor delos regalos. Realmente nos han traído el espíritu de laNavidad”.

Aquella noche logré entender mejor el verdaderosignificado de la Navidad: El verdadero ministerio deJesucristo consiste en compartir con los demás y servirles.Mientras nos hallábamos ocupados prestando servicio alos demás y al Salvador, nuestros hogares no parecíanestar tan lejos. �

Joshua DeMoux es miembro del Barrio Wandamere,

Estaca South Salt Lake.

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REGOCIJÉMONOS EN LAS BENDICIONES DEL TEMPLO

MENSAJE DE LAS MAESTRAS VISITANTES

Por medio de la oración, selec-cione y lea de este mensaje lospasajes de las Escrituras y las

enseñanzas que mejor satisfagan lasnecesidades de las hermanas a las quevisite. Comparta sus experiencias y sutestimonio, e invite a las hermanas a lasque enseñe a hacer lo mismo.

Isaías 2:2–3: “Acontecerá en lopostrero de los tiempos, que seráconfirmado el monte de la casa deJehová como cabeza de los montes, yserá exaltado sobre los collados, ycorrerán a él todas las naciones. Yvendrán muchos pueblos, y dirán:Venid, y subamos al monte deJehová... y nos enseñará sus caminos,y caminaremos por sus sendas”.

Élder David B. Haight, delQuórum de los Doce Apóstoles:“Sean dignos de asistir al templo yháganlo con frecuencia. Con ello, nosolamente traerán bendiciones sobrelos que han fallecido, sino quepodrán gozar libremente de la prome-tida revelación personal que bende-cirá la vida de ustedes con poder,conocimiento, luz, belleza y verdaddesde lo alto, lo cual les servirá deguía, a ustedes y a su posteridad, en elcamino hacia la vida eterna. ¿Haypersona alguna que no deseara estasbendiciones que pronunció el profetaJosé Smith en la inspirada oración dela dedicación del Templo deKirtland?: ‘Te rogamos, Padre Santo,que tus siervos salgan de esta casaarmados con tu poder, y que tunombre esté sobre ellos, y los rodee

tu gloria, y tus ángeles los guarden’(D. y C. 109:22).

“Cuando vuelvan del templo,digan a sus hijos y a sus seresqueridos lo que sientan. No hablende las ordenanzas sagradas, sino del amor y del poder que ellas mani-fiestan.

“...Sus expresiones siempre posi-tivas acerca del templo despertaránen ellos el deseo de recibir las mismasbendiciones y les motivarán a resistirlas tentaciones que podrían negarleslas bendiciones del templo” (véase“Venid a la casa del Señor”, Liahona,julio de 1992, pág. 18).

Presidente Howard W. Hunter(1907–1995): “El Señor desea queSu pueblo sea gente deseosa deasistir al templo. Repito lo que hedicho antes: Complacería al Señorque todo miembro adulto fueradigno de obtener una recomenda-ción para entrar en el templo, y que

la tuviera, aun cuando viva lejos deellos y no pueda asistir inmediata-mente ni muy seguido. Las cosas quedebemos y que no debemos hacerpara ser dignos de una recomenda-ción para el templo son las mismascosas que nos asegurarán queseremos felices como personas ycomo familias” (“Un pueblo deseosode asistir al templo”, Liahona, mayode 1995, pág. 2).

Presidente Gordon B. Hinckley:“Todo hombre y toda mujer quevaya al templo sale de él siendo unhombre o una mujer mejor de lo queera cuando entró. Se trata de algonotable que sucede con todos noso-tros... ¿Tienen ustedes problemas ypreocupaciones? ¿Anhelan tenerpaz en el corazón y la oportunidadde estar en íntima comunión con elSeñor y meditar en Sus caminos?Vayan a la casa del Señor y sientanSu Espíritu, y estén en comunióncon Él, y conocerán una paz que nopodrán hallar en ninguna otraparte” (conferencia de estaca,Wandsworth, Inglaterra, 27 deagosto de 1995).

■ ¿Cómo pueden las ordenanzas ylos convenios del templo influir ennuestra vida?

■ ¿De qué forma podemos enseñara nuestros familiares y a otras personassobre el templo para que deseen serdignos de entrar allí?

■ ¿Por qué nuestro conocimientode las bendiciones del templo da mássentido a la celebración de laNavidad? �

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Más que nunca precisamos mujeres defe, de virtud, de visión y de caridad queoigan y respondan a la voz del Señor.

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por el élder M. Russell Ballarddel Quórum de los Doce Apóstoles

El tema de mis palabras significa muchopara mí. Llevo cincuenta años casadocon la hermana Ballard. El día másgrandioso de mi vida fue cuando conocía Barbara Bowen, y mi mayor logro fue

convencerla de que se casara conmigo. También fue undía importantísimo aquel en que nos casamos en elTemplo de Salt Lake. Somos los padres de dos hijos ycinco hijas, y quizás el hecho de ser padre de cinco hijasy de veintidós nietas me convierta en un experto en eltema de las mujeres.

Al considerar los días que nos aguardan, creo que estemensaje es de vital importancia tanto para los hombrescomo para las mujeres, así que invito a los hombres ameditar en las siguientes palabras y que oren al respecto:Sus vidas están significativamente influenciadas por lasmujeres que son sus esposas, hijas y compañeras con lasque tienen el placer de trabajar y servir en la Iglesia.

Permítanme entrar en materia citando una cartaenviada a las Oficinas Generales de la Iglesia, en la queuna mujer escribió:

“Tengo un marido y unos hijos maravillosos a los queamo profundamente. Amo al Señor y a Su Iglesia más delo que soy capaz de expresar. ¡Sé que la Iglesia es verda-dera y me doy cuenta de que no debiera sentirme

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desanimada por ser quien soy! Pero aún así, la mayorparte de mi vida he pasado por una crisis de identidad.Jamás me he atrevido a expresar estos sentimientos enoz alta, sino que los he escondido tras la enorme yonfiada sonrisa que tengo cada semana en las reunionese la Iglesia. Durante años he vacilado en si tenía valorlguno más allá de mi papel de esposa y madre. Me temoue los hombres existen para que tengan gozo, pero queas mujeres existen para pasar desapercibidas. Anheloentir que, aun siendo mujer, le importo al Señor”.

Me gustaría responder a la tesis que forma la base dea preocupación de esta mujer fiel: ¿Respeta el Señor a las

ujeres? ¿Le importan al Señor las mujeres? La respuestas sí, un sonoro sí.

L VALOR DE LAS MUJERES

El élder James E. Talmage (1862–1933), que fueiembro del Quórum de los Doce Apóstoles, declaró que

no hay mayor defensor en todo el mundo, de la mujer yl sexo femenino que Jesús el Cristo” (Jesús el Cristo, págs.99–500). Yo así lo creo. La primera vez que el Señoreconoció ser el Cristo, fue a una mujer samaritana en elozo de Jacob, donde le enseñó sobre el agua viva yeclaró con sencillez: “...Yo soy” (Juan 4:26). Y fue aarta a quien dijo: “...Yo soy la resurrección y la vida...Y

odo aquel que vive y cree en mí, no morirá eterna-ente” (Juan 11:25–26).Luego, durante Su más grande agonía, mientras

olgaba de la cruz, el Salvador sintió compasión por unaersona, Su madre, cuando en aquel terrible perolorioso momento pidió a Juan el Amado que cuidara de

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El Señor ama

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ella como si fuera su propia madre (véase Juan19:26–27).

De esto pueden estar seguros: El Señorama especialmente a las mujeres rectas,mujeres que no sólo son fieles, sino queestán llenas de fe, mujeres que son opti-mistas y vivaces porque saben quiénes sony a dónde van, mujeres que se esfuerzanpor vivir y servir como mujeres de Dios.

Hay quienes sugieren que los varonesson favorecidos del Señor porque se lesordena al sacerdocio, pero cualquiera quecrea eso no entiende el gran plan de feli-cidad. Dios mismo especificó la naturaleza,tanto preterrenal como terrenal, delhombre y de la mujer, y simplemente noforma parte de Su carácter disminuir elpapel y las responsabilidades de ningunode Sus hijos.

Tal y como explicó el presidente JosephFielding Smith (1876–1972), “el Señorofrece a Sus hijas todo don espiritual y todabendición que puedan obtener Sus hijos varones” (enConference Report, abril de 1970, pág. 59). Todos noso-tros, tanto hombres como mujeres, recibimos el don delEspíritu Santo y tenemos derecho a la revelaciónpersonal. Todos podemos tomar sobre nosotros el nombredel Señor, llegar a ser hijos e hijas de Cristo, participar delas ordenanzas del templo después de lo cual salimosdotados de poder, recibir la plenitud del Evangelio ylograr la exaltación en el reino celestial. Esas bendicionesespirituales están al alcance tanto de los hombres comode las mujeres según su fidelidad y el esfuerzo que haganpor recibirlas.

El propósito doctrinal básico para la creación de latierra es facilitar a los hijos espirituales de Dios la conti-nuidad del proceso de la exaltación y la vida eterna. Diosdijo a Moisés:

“Y yo, Dios, creé al hombre a mi propia imagen, aimagen de mi Unigénito lo creé; varón y hembra los creé.

“Y yo, Dios, los bendije y díjeles: Fructificad y multi-plicaos, henchid la tierra (Moisés 2:27–28).

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La proclamación de la Iglesia sobre la familia confirmaque Dios no ha revocado ni cambiado Su mandato.

La Primera Presidencia y el Quórum de los Doce Apóstoles “solemnemente[proclaman] que el matrimonio entre elhombre y la mujer es ordenado por Dios yque la familia es la parte central del plandel Creador para el destino eterno de Sushijos” (“La familia: Una proclamaciónpara el mundo”, Liahona, octubre de1998, pág. 24).

A veces, esa doctrina hace que lasmujeres se pregunten: “¿Depende el valorde una mujer exclusivamente de su papelcomo esposa y madre?”. La respuesta essencilla y obvia: No. Aunque no hay nadaque pueda hacer mujer alguna que tengaun impacto más duradero y eterno que elenseñar a sus hijos a caminar en rectitud,el valor de ella no se basa únicamente en elhecho de que sea madre ni en su estadomarital. Algunas mujeres no tienen el

privilegio de casarse y tener hijos en esta vida; sinembargo, si son dignas, recibirán esas bendiciones másadelante. A los hombres y a las mujeres que tienen el privi-legio de tener hijos se les hará responsables de esa valiosay eterna mayordomía. Aunque no existe una contribuciónmás importante que se pueda realizar a la sociedad, a laIglesia o al destino eterno de los hijos de nuestro Padre quela que ustedes realizan como madres y padres, la mater-nidad y la paternidad no son las únicas medidas de rectitudni de la aceptación de una persona ante el Señor. Todohombre y mujer rectos tienen un papel importante querealizar en el avance del reino de Dios.

PREOCUPACIÓN POR LAS TERGIVERSACIONES

DE SATANÁS

Siento un aprecio profundo y constante por lasmujeres y la gran influencia que ejercen sobre todoasunto importante, en especial sobre la familia y laIglesia. He hablado sin titubeos sobre la participaciónque debe tener la mujer en el sistema de consejos de la

re y mujer

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de Dios.

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La primera vez que el Señor reconoció ser el Cristo,

fue a una mujer samaritana en el pozo de Jacob,

donde le enseñó sobre el agua viva y declaró con

sencillez: “...Yo soy”.

Iglesia (véase “Fortalezcamos los consejos”, Liahona,enero de 1994, págs. 89–92), pues no podemos cumplirnuestra misión como Iglesia sin las observaciones inspi-radas y el apoyo de la mujer.

Por ese motivo, me preocupa lo que veo suceder enalgunas de nuestras jovencitas. Satanás quiere queustedes se vistan, hablen y se comporten de forma anti-natural y destructiva en las relaciones que tengan con losjóvenes. El adversario está logrando mucho éxito a lahora de distorsionar las actitudes respecto al género, a lospapeles respectivos del hombre y de la mujer, a la familiay al valor individual. Él es el autor de la ampliamenteextendida confusión sobre el valor, la función, la contri-bución y la naturaleza única de la mujer. En la culturapopular de hoy día, que se pregona en todo tipo de mediode comunicación, desde las películas al Internet, seaplaude a la mujer que es sexualmente atractiva, osada ysocialmente agresiva, distorsiones que están llegando aformar parte de la forma de pensar de algunas de lasmujeres de la Iglesia.

Mi deseo más profundo es poder aclarar lo quesentimos respecto a las hermanas de esta Iglesia los quepresidimos los consejos de la misma, lo que siente nuestroPadre Celestial en cuanto a Sus hijas y lo que espera Élde ellas. Mis queridas hermanas, creemos en ustedes,confiamos en su bondad y su fortaleza, en su inclinacióna la virtud y al coraje, en su amabilidad y valor, en sufuerza y resistencia, y contamos con todo ello. Creemosen su misión como mujeres de Dios y somos conscientesde que ustedes son el pegamento emocional (y a vecesespiritual) que mantiene unidas a las familias y muchasveces a los barrios. Creemos que la Iglesia simplementeno podrá alcanzar su potencial sin la fe, la fidelidad, latendencia innata a anteponer el bienestar de los demás alsuyo, y la fortaleza y la tenacidad espiritual de ustedes.Creemos que el plan de Dios es que ustedes sean reinas yreciban las bendiciones más elevadas que toda mujerpuede recibir en esta vida y en la eternidad. Por otro lado,el plan de Satanás consiste en que ustedes se ocupentanto con las cosas superficiales del mundo que pierdanpor completo la visión de lo que han venido a ser y haceraquí. Recuerden que Satanás desea que “todos los

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hombres sean miserables como él” (2 Nefi 2:27). Jamáspierdan su preciada identidad al hacer algo que puedaponer en peligro el prometido futuro eterno que su PadreCelestial les ha preparado.

Jóvenes varones, en caso de que se pongan demasiadocómodos mientras concentro la atención en las mujeres,sepan que ustedes también tienen un papel importante entodo esto. En ocasiones ustedes son la razón por la quenuestras jovencitas se distraen de su misión eterna en estavida. Hagan saber a las mujeres de su vida que ustedesdesean que ellas sean mujeres de Dios y no del mundo. ElSeñor espera que ustedes protejan y salvaguarden a Sus

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Nuestras hermanas

siempre han sido una

parte vital e integral de

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hijas. Grandes serán sus remordimientos si despojan ajovencita alguna de su virtud y pureza.

LA MUJER ES VITAL EN LA OBRA DEL SEÑOR

Mi súplica y oración más ferviente es que los jóvenesy las jovencitas entiendan que nuestras hermanassiempre han sido una parte vital e integral de la obra delSeñor. Mujeres fieles han trabajado valientemente en lacausa de la verdad y la rectitud desde antes de la funda-ción de este mundo. En su visión de la redención de losmuertos, el presidente Joseph F. Smith (1838–1918) viono sólo al padre Adán y a otros profetas, sino también a“nuestra gloriosa madre Eva, con muchas de sus fieleshijas que habían vivido en el curso de las edades yadorado al Dios verdadero y viviente” (D. y C. 138:39).

Piensen en el incomparable papel de Eva, cuyos actospusieron en marcha el gran plan de nuestro Padre. Piensenen María, “un vaso precioso y escogido” (Alma 7:10), quedio a luz al niño Cristo. Por supuesto que nadie cuestio-naría las contribuciones de estas mujeres majestuosas.

También en nuestra dispensación hay heroínas.Innumerables mujeres de todos los continentes y ámbitoshan realizado importantes contribuciones a la causa deCristo. Piensen en Lucy Mack Smith, madre de los marti-rizados profetas José y Hyrum Smith y abuela del presi-dente Joseph F. Smith. Su capacidad y su rectitud en lascondiciones emocionales y espirituales más exigentesciertamente influyeron en sus hijos profetas y losmantuvo firmemente en el sendero que les llevó acumplir con su destino preordenado.

Llegado a este punto, puede que estén pensando:“Pero, ¿y qué de mí y de mi contribución? Yo no soy Evani María ni Lucy Mack Smith. No soy nadie excepcional.¿Hay algo de mi aporte que sea importante para el Señor?¿Me necesita Él en verdad?” Recuerden que también sevalora a los justos que no son del todo visibles y que ellostambién, en boca de un profeta del Libro de Mormón,“[prestan]... servicio al pueblo” (Alma 48:19).

El presidente Spencer W. Kimball (1895–1985)respondió a esa pregunta de la siguiente manera: “Tantolos hombres como las mujeres rectos son una bendiciónpara todos aquellos en cuyas vidas surten influencia.

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“...En el mundo anterior a nuestra venida a la tierra, sedieron ciertas asignaciones a las mujeres fieles, mientrasque los hombres fieles fueron preorde-nados a ciertas labores del sacerdocio, yaunque ahora no recordamos los deta-lles... somos responsables de aquellas cosasque tiempo atrás se esperaron de noso-tros” (My Beloved Sisters, 1979, pág. 37).

Toda hermana de esta Iglesia que hayahecho convenios con el Señor tiene elmandato divino de ayudar a salvar almas,de guiar a las mujeres del mundo, defortalecer los hogares de Sión y deedificar el reino de Dios. La hermanaEliza R. Snow (1804–1887), la segundapresidenta general de la Sociedad deSocorro, dijo que “toda hermana de estaIglesia debe ser una predicadora de larectitud... pues tenemos mayores y máselevados privilegios que cualquier otramujer sobre la faz de la tierra” (“GreatIndignation Meeting”, Deseret EveningNews, 15 de enero de 1870, pág. 2).

Toda hermana que defiende la verdady la rectitud disminuye la influencia del mal; todahermana que fortalece y protege a su familia estáhaciendo la obra de Dios; toda hermana que vive comouna mujer de Dios se convierte en un ejemplo para losdemás y planta las semillas de una influencia justa que secosechará en las décadas venideras. Toda hermana quehaga convenios sagrados y los observe llegará a ser uninstrumento en las manos de Dios.

EL EJEMPLO DEL SALVADOR

Siempre me ha interesado una conversación ocurridaentre Dios el Padre y Su Hijo mayor Unigénito, que es elmáximo ejemplo del cumplimiento de las promesaspreterrenales. Cuando Dios preguntó quién iría a la tierraa preparar el camino para que toda la humanidad sesalvara, se fortaleciera y fuera bendecida, Jesucristo fue elque dijo de forma sencilla: “Heme aquí; envíame”(Abraham 3:27).

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Así como el Salvador se ofreció para cumplir con Susresponsabilidades divinas, nosotros tenemos el reto y la

responsabilidad de hacer lo mismo. Si seestán preguntando si son importantespara el Señor, imagínense el impacto quetienen cuando conciertan compromisoscomo los siguientes:

“Padre, si necesitas una mujer paracriar a Tus hijos en rectitud, heme aquí;envíame”.

“Si precisas una mujer que rechace lavulgaridad, se vista con modestia, hablecon dignidad y muestre al mundo lodichoso que es guardar los manda-mientos, heme aquí; envíame”.

“Si necesitas una mujer que puedaresistir las seductoras tentaciones delmundo al mantener los ojos fijos en laeternidad, heme aquí; envíame”.

“Si te hace falta una mujer de firmezafiel, heme aquí; envíame”.

Entre hoy y el día cuando el Señorregrese, Él necesita mujeres en todafamilia, en todo barrio, en toda comunidad

y en toda nación que se ofrezcan con rectitud y digan através de sus palabras y hechos: “Heme aquí; envíame”.

Mi pregunta es: “¿Serán ustedes una de esas mujeres?Y ustedes, poseedores del sacerdocio, ¿responderán almismo llamado?”.

Sé que la mayoría de ustedes quiere hacerlo pero,¿cómo lo harán? ¿Cómo responderán constantemente alSeñor: “Heme aquí; envíame”, en un mundo lleno demensajes engañosos sobre la mujer y la familia, y dada laimportancia que ambas tienen para el Señor?

Para aquellos que realmente quieren vivir de acuerdocon lo que son, para aquellos que desean ver más allá delos engaños de Satanás y que, cueste lo que cueste,desean arrepentirse cuando sea necesario, tengo dossugerencias: Primero, escuchen y sigan a los que soste-nemos como profetas, videntes y reveladores. Segundo,aprendan a escuchar la voz del Espíritu, o la voz delSeñor según la comunica el poder del Espíritu Santo.

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SIGAMOS AL PROFETA Y A LOS APÓSTOLES

No puedo hacer suficiente hincapié en la importanciade escuchar y seguir al profeta y a los após-toles. En el mundo de hoy, donde loscomentaristas de radio y televisión pasanlas veinticuatro horas exponiendoopiniones contradictorias, donde losmercaderes compiten por todo, desde eldinero de ustedes hasta su voto, en mediode todo esto hay una voz clara, inmaculaday ecuánime en la que siempre podránconfiar, y ésa es la voz del profeta y de losapóstoles vivientes, cuya única intenciónes “el eterno bienestar de vuestras almas”(2 Nefi 2:30).

¡Piensen en ello! Piensen en el valor detener una fuente de información en la quepuedan confiar siempre, que siempre estépendiente de sus intereses eternos, quesiempre les facilite la verdad inspirada. Setrata de una dádiva y de una guía fenome-nales.

En noviembre de 2000, el presidenteGordon B. Hinckley habló en una charlafogonera a los jóvenes de la Iglesia de todo el mundo(véase “El consejo y la oración de un profeta en beneficiode la juventud”, Liahona, abril de 2001, págs. 30–41).Jóvenes adultos, ¿han estudiado su mensaje y determi-nado las cosas que deben evitar o hacer de forma dife-rente? Conozco a una joven de diecisiete años que justoantes del discurso del profeta se había perforado las orejaspor segunda vez.

Llegó a casa después de la charla fogonera, se quitó elsegundo juego de aretes y dijo a sus padres: “Si el presi-dente Hinckley dice que debemos llevar un solo par dearetes, eso me basta”.

Es posible que el llevar dos pares de aretes tenga o notenga consecuencias eternas para esa jovencita, pero sudisposición de obedecer al profeta sí las tiene, y si leobedece ahora en algo relativamente sencillo, cuántomás fácil le resultará seguirle cuando estén en juego cosasmás importantes.

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Les hago una promesa, una promesa sencilla peroverdadera: Si prestan atención al profeta viviente y a los

apóstoles, y dan oído a nuestro consejo, nose irán por mal camino.

APRENDAN A ESCUCHAR LA VOZ DEL

ESPÍRITU

Si quieren evitar las trampas deSatanás, si se sienten confusos o descon-certados ante alguna decisión que debantomar y necesitan dirección, aprendan aescuchar la voz del Señor tal y como secomunica por medio del Espíritu Santo, yluego, claro está, hagan lo que esa voz lesindique.

Nefi enseñó claramente que el EspírituSanto “es el don de Dios para todos aque-llos que lo buscan diligentemente” y que“el que con diligencia busca, hallará” (1 Nefi 10:17, 19). La sorprendenterealidad, mis queridos hermanos yhermanas, es que ustedes controlan lo cercaque están del Señor; ustedes determinan la

claridad y la disponibilidad de las impresionesdel Espíritu Santo; determinan todo eso a través de sushechos, su actitud, sus decisiones, las cosas que vean,vistan, escuchen y lean, y la sinceridad y regularidad con laque inviten al Espíritu a acompañarles en la vida.

¡Reflexionen por un instante en el impacto y en lamagnitud de esa gran bendición! Se les ha concedido undon que, cuando se utiliza y se respeta, dará respuesta atodas las preguntas y a los problemas confusos y difícilesque enfrenten en la vida.

Sólo puedo imaginar algunas de las dudas a las que lasjóvenes se enfrentan en este momento. ¿Deben casarsecon el joven con el que están saliendo? ¿Debieran fina-lizar sus estudios? ¿Deben servir en una misión? ¿Quéprofesión deben escoger? ¿Por qué dedicar tanto esfuerzoa una profesión cuando todo lo que han deseado deverdad es ser madres?

A medida que avanza la vida, ¿cómo reaccionaránante los retos que vendrán de forma inevitable? ¿Sabrán

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a dónde acudir en busca de paz y consuelo si se les llamaa enterrar a un hijo, como ha sucedido con dos de nues-tros hijos, o si un hijo amenaza con desviarse del senderodel Evangelio? ¿Cómo sabrán qué hacer cuando haganfrente a reveses económicos? ¿A dónde acudirán enbusca de sabiduría e inspiración cuando se les llame a uncargo de liderazgo en el barrio o la estaca? Ustedes, losvarones, se enfrentan a inquietudes semejantes.

Para todos ustedes sólo hay una manera de salvar deforma segura y con confianza los obstáculos y las oportu-nidades que son parte del camino de la vida. En primerlugar, escuchen al profeta y alos apóstoles. Estudien

Eliza R. Snow

dijo que “toda

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Iglesia debe ser

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de la rectitud”.

los principios que enseñamos. Luego, lleven esos princi-pios ante el Señor y pregúntenle cómo deben aplicarlos asu vida. Pídanle que influya en sus pensamientos, quetiemple sus hechos, que guíe sus pasos. “Consulta alSeñor en todos tus hechos, y él te dirigirá para bien”(Alma 37:37). Él se comunicará con ustedes a través delpoder y la presencia del Espíritu Santo.

DEN OÍDO A LAS IMPRESIONES DEL ESPÍRITU

Hay diversas cosas que aumentarán enormementenuestra capacidad de entender las impresiones delEspíritu Santo, y por tanto, de oír la voz de Dios.

Primero, el ayuno y la oración. Cuando los hijos deMosíah se encontraron con Alma, hijo, se regocijaronpor ello y reconocieron que, como “se habían dedicadoa mucha oración y ayuno”, habían sido bendecidos conel espíritu de profecía y revelación, “y cuando ense-ñaban, lo hacían con poder y autoridad de Dios” (Alma17:3).

Segundo, sumergirse en las Escrituras. Las palabrasde Cristo “os dirán todas las cosas que debéis hacer” (2Nefi 32:3). Las Escrituras son el conducto de la revela-ción personal. Jóvenes adultos, su generación está muchomás versada en las santas Escrituras de lo que estaba la

mía a su edad. Se les ha enseñado a leer y estudiarlas Escrituras. Les insto a que intensifiquen suestudio y les prometo que aumentará y mejorarásu capacidad de oír la voz del Señor, según secomunica a través del Espíritu Santo.

Tercero, prepararse para pasar tiempo enla casa del Señor. Cuando llegue el momento

oportuno de ir al templo, salimos de él“armados con... poder” (D. y C. 109:22) y conla promesa de que al “crecer” nuestro conoci-miento del Señor, “[recibiremos] la plenituddel Espíritu Santo” (D. y C. 109:15). El temploes un lugar para la revelación personal. Si hanrecibido su investidura, visiten el templo conregularidad. Si todavía no la han recibido,prepárense para entrar allí, pues tras laspuertas del templo hay un poder que les forta-lecerá contra las vicisitudes de la vida.

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Cuarto, escuchar el consejo de su padre, su madrey su cónyuge. Ellos tienen sabiduría y experiencia;compartan con ellos sus temores y suspreocupaciones. Pidan a su padre que lesdé una bendición. Si por algún motivo élno es digno o capaz, acudan a su obispo opresidente de estaca. Ellos les aman y loconsiderarán un privilegio bendecir suvida. Si aún no lo han hecho, debieranrecibir su bendición patriarcal.

Quinto, la obediencia y el arrepenti-miento. Si ustedes desean tener lacompañía del Espíritu Santo, hay ciertascosas que simplemente no pueden hacer:No es posible escuchar la letra soez decanciones, ver películas llenas de conte-nido sexual, juguetear con la pornografíaen Internet (o en cualquier otra parte),tomar el nombre del Señor en vano, llevarropa inmodesta, comprometer de formaalguna la ley de castidad o despreciar losvalores verdaderos del ser hombre y mujer,y esperar que el Espíritu Santo perma-nezca con ustedes. Cualquier persona que tome parte enese tipo de actividades no debiera extrañarse si le acom-pañan sentimientos de soledad, desánimo o indignidad.No tomen la decisión de vivir sin el Espíritu del Señorpara guiarles, protegerles, advertirles, amonestarles yllenarles de paz. Arrepiéntanse, si deben hacerlo, parapoder disfrutar de la compañía del Espíritu.

Las mujeres y los hombres que pueden oír la voz delSeñor, y que responden a esas impresiones, se conviertenen valiosos instrumentos en Sus manos. Jamás olvidaréuna experiencia que tuve después de una conferencia deestaca. Se me pidió que participara en la bendición deuna joven que padecía cáncer. Pertenecía a una familiade conversos que había hallado paz a través de las impre-siones del Espíritu. Antes de darle la bendición, lahermana me dijo: “Élder Ballard, no tengo miedo a morir,pero me gustaría vivir aquí con mi familia. Estoy prepa-rada para aceptar la voluntad de mi Padre Celestial.Tenga a bien bendecirme para encontrar paz y saber que

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Él estará conmigo”. ¡Con qué fe, capacidad para refle-xionar y valor la había bendecido el Espíritu! Pocos meses

más tarde la familia me notificó quenuestro Padre Celestial la había llamadode regreso a casa. Murió en paz y su familiavivió en paz porque estaban familiarizadoscon el Espíritu. Uno de los mensajes másdulces que les confiará el Espíritu es lo queel Señor siente por ustedes, y esa tranqui-lidad les fortalecerá como no lo puedehacer ninguna otra cosa.

Para terminar, vuelvo a ustedes,queridas hermanas, ustedes que tienenuna capacidad profunda, innata y espiri-tual para oír la voz del Buen Pastor. Notienen por qué volverse a preguntar sitienen valor ante el Señor y ante lasAutoridades Generales de los conciliospresidentes de la Iglesia. Las amamos, lasapreciamos, las respetamos. Jamás dudenque su influencia es completamente vitalpara preservar a la familia y para contri-buir al crecimiento y a la vitalidad espiri-

tual de la Iglesia. Esta Iglesia no alcanzará su destinopreordenado sin ustedes. Los hombres no podemos nutrircomo lo hacen ustedes. La mayoría de nosotros no tienela sensibilidad (espiritual ni de cualquier otro tipo) queustedes tienen inherente a su naturaleza eterna. Lainfluencia que ejercen sobre las familias, los hijos, losjóvenes y los hombres es excepcional. Ustedes son educa-doras por naturaleza. Gracias a esos dones y talentossingulares, ustedes son vitales para llevar el Evangelio atodo el mundo y demostrar que hay gozo al vivir tal ycomo nos han aconsejado los profetas.

Ahora más que nunca necesitamos mujeres de fe,virtud, visión y caridad, como reza la declaración de laSociedad de Socorro (véase Mary Ellen Smoot,“Alégrense, hijas de Sión” Liahona, enero de 2000, pág.112). Necesitamos mujeres que oigan y respondan a la vozdel Señor; mujeres que, cueste lo que cueste, defiendan yprotejan a la familia. No queremos mujeres que quieranser como hombres, que hablen como hombres, que se

ertas del

un poder

talecerá

isitudes de

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vistan como ellos, que conduzcan el auto como hacenalgunos varones, o que actúen como tales. Necesitamosmujeres que se regocijen en su condición de mujer y quetengan una confirmación espritual de su identidad, suvalor y su destino eterno. Pero más que nada, se precisanmujeres que defiendan la verdad y la rectitud, quecondenen todo tipo de maldad y digan: “Señor,heme aquí; envíame”.

Les testifico que ustedes son de granvalor, que ésta es La Iglesia de Jesucristo de

La influencia que ejercen sobre

las familias, los hijos, los jóvenes

y los hombres es excepcional.

Ustedes son educadoras por

naturaleza.

los Santos de los Últimos Días. El reino de Dios rodaráhasta llenar toda la tierra. Ustedes son llamadas a ser ejem-plos y estandartes a todo el mundo, y mostrar a los hombresy las mujeres del mundo que la mujer tiene una disposición

natural a hacer el bien y buscar las cosas del Espíritu.Simplemente les digo: Dios bendiga a lasmujeres de la Iglesia. �

De un discurso pronunciado en una reunión

espiritual en la Universidad Brigham Young el 13

de marzo de 2001.

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CLÁSICOS DE LIAHONA

El testimonio que he dado es verdadero

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por Lucy Mack Smith (1775–1856)

APRENDIENDO DE JOSÉ

Unos cuatro años después de la Primera Visión, el ángel Moroni se apareció al joven José en variasocasiones para hablarle del libro escritoen planchas de oro y prepararle para la obra que estaba por venir. LucyMack Smith habla de cómo su hijoprofeta de dieciocho años compartió las maravillosas nuevas del Libro deMormón y de la Restauración con lafamilia Smith.

Al atardecer... todos estábamossentados y José empezó a hablarnosde las grandes y gloriosas cosas queDios le había manifestado.

Procedió a relatarnos... los deta-lles de la obra para la que había sidoescogido, y recibimos todo congozo...

A partir de entonces, José siguiórecibiendo instrucciones del Señor ynosotros seguimos reuniendo cada tarde a los niños afin de escucharlo contar respecto a ellas. Supongo quenuestra familia tenía un aspecto más singular que cual-quier otra que viviera sobre la faz de la tierra: todossentados en círculo (el padre, la madre, los hijos y lashijas) prestando nuestra más profunda atención a unmuchacho de dieciocho años que jamás había leído laBiblia en su totalidad, sino que parecía mucho menosinclinado al examen de los libros que el resto de nues-tros hijos, aunque mucho más dado a la meditación y alestudio.

Era nuestra firme opinión que Dios estaba a puntode revelar algo en lo cual podíamos afianzar nuestrascreencias, o sea, que Él nos daría un conocimiento másperfecto del plan de salvación y redención de la familia

El ferviente tes

Lucy Mack Smith

su perspectiva

madre del pr

Smith y testigo

Restaura

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humana. Eso nos causó gran regocijo; launidad y la felicidad más dulces prevalecieronen nuestro hogar y reinó entre nosotros una

profunda calma.Durante nuestras conversaciones

vespertinas, a veces José nos propor-cionaba algunas de las más asom-brosas narraciones que se pudieranimaginar. Nos describía a los habi-tantes del antiguo continente [ameri-cano], sus ropas, sus medios paraviajar, los animales que montaban, susciudades, edificios y de modo muyparticular, su modo de guerrear, asícomo su adoración religiosa. Todoesto lo hacía con aparente sencillez,como si hubiera pasado toda la vidaentre ellos.

EL TESTIMONIO DE UNA MADRE

Al escribir sobre la traumáticaexperiencia de ver a sus hijos José y Hyrum asesinados,Lucy Mack Smith compartió un ferviente y poderoso testi-monio de la misión profética de José.

Una vez lavados y vestidos [el cuerpo de José y el deHyrum] con sus mortajas, se nos permitió verlos. Habíaestado conteniendo los nervios, estimulando toda laenergía de mi ser e invocando a Dios para que me forta-leciera, pero al entrar en el cuarto... fue demasiado y meeché atrás, gritando al Señor en la agonía de mi alma:“¡Dios mío, Dios mío, por qué has abandonado a estafamilia!”. Una voz contestó: “Los he tomado para mí,para que pudieran descansar”...

Al contemplar sus rostros tranquilos y sonrientes,me pareció oírles decir: “Madre, no llore por nosotros;hemos vencido al mundo por medio del amor; les

timonio de

procede de

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directo de la

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llevamos el Evangelio para que sus almas se pudieransalvar; pero nos mataron a causa de nuestro testimonioy así nos han puesto más allá de su poder. Su victoria espor un momento, nuestro triunfo es eterno”...

A esto añado que el testimonio que he dado es verdaderoy lo será para siempre. Ése mismo será mi testimonio en eldía de Dios Todopoderoso, cuando me presente anteellos, aquellos de quienes he testificado, ante los

ángeles y los espíritus de los justos hechos perfectos, ante losarcángeles y los serafines, los querubines y los dioses; allídonde la autoridad del hombre injusto menguará hastaconvertirse en nada ante el Señor de señores y el Dios dedioses; donde la rectitud de los justos los exaltará en labalanza con la que Dios sopesa el corazón de los hombres. �

Tomado de History of Joseph Smith, editado por Preston Nibley,

1958, págs. 82–83, 324–328.

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El pago del diezmopor Jennifer M. Severino

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Yo creí al profeta Malaquías cuando dijo que elSeñor derrama Sus bendiciones sobre aquellosque pagan el diezmo (véase Malaquías 3:10). No

tenía problemas para creerlo, pero sí los tuve cuandollegó el momento de pagarlo.

El día de cobro solía apartar el dinero del diezmo; sinembargo, ese día a menudo caía a mitad de semana, ycuando necesitaba dinero solía “tomarlo prestado” deesos fondos. Me decía que lo repondría y que esedomingo le daría el diezmo al obispo, pero por lo generalno me era posible devolver el dinero, con lo que hacíaplanes para regresar el dinero que debía con el cobro delcheque siguiente. Intenté hacerlo, ¡pero entonces mequedaba muy poco dinero! Así fueron las cosas duranteel primer año que tenía mis propios ingresos.

Pero un día caí en la cuenta. Un vendedor llegó anuestra casa y me explicó que podía pagar un electrodo-méstico a plazos, es decir, recibiría el artículo en elmomento, pero lo pagaría más tarde. Mientras mehablaba, una pregunta me vino a la mente: “¿Nos da elSeñor bendiciones a plazos?”.

Al día siguiente, en la clase de instituto, el primerversículo que tratamos respondió a mi pregunta:“Yo, el Señor, estoy obligado cuando hacéis lo queos digo; mas cuando no hacéis lo que os digo,ninguna promesa tenéis” (D. y C. 82:10).

Todo mandamiento trae aparejadas bendi-ciones, no a plazos sino siempre en su totalidad.Pero debemos guardar ese mandamiento, nosólo planear hacerlo. Aquella noche orépidiendo perdón por pagar mi diezmo de formatan perezosa.

Ahora que pago el diezmo fielmente, he descu-bierto que soy más feliz viviendo con el 90 por

Después de la visita de un vendedor que me dijo

que podía pagar a plazos, me pregunté si el Señor

también trabaja así, a plazos.

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ciento de mis ingresos con las bendiciones del Señor de loque vivía con el 100 por ciento de mis ingresos, pero sinellas. �

Jennifer M. Severino es miembro del Barrio Bacolod 1,

Estaca Bacolod, Filipinas.

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UN DÍA PARA RECORDAR

El 23 de diciembre de 1905, cienaños después del nacimiento delprofeta José Smith, la Iglesia dedicóun monumento conmemorativo ensu lugar de nacimiento en Sharon,Vermont, E.U.A. Para 1905, todo loque quedaba de la pequeña casa dela familia Smith en Sharon era elhogar de la chimenea y unoscimientos en mal estado. La Iglesiareconstruyó una casa conmemora-tiva alrededor del hogar de la

FOTOGRAFÍA DEL MONUMENTO POR WELDEN C. ANDERSEN;DETALLE DE NO HAY LUGAR EN EL MESÓN, POR ROBERT T. BARRETT;LA PRIMERA VISIÓN, POR TED HENNINGER.

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chimenea, así como un gran monu-mento que se transportó hasta ellugar con considerable dificultad.

El monumento, un obelisco degranito de Vermont, era el obeliscotallado en granito más alto deAmérica en aquel entonces. Hoy díaaún se encuentra en ese lugar; mide38 pies y medio (once metros) dealto, un pie por cada año de la vidadel Profeta.

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En el servicio dedicatorio delmonumento, el Presidente de laIglesia, Joseph F. Smith (1838–1918),sobrino del profeta José, pronuncióuna bendición: “La paz sea conustedes y con este lugar, con estemonumento y con todos los quevengan a visitarlo con sentimientos derespeto en el corazón; y que paraaquellos que acudan y no sientan eserespeto, que tenga efecto paraablandar sus corazones, abrir sus ojosy motivarlos a reflexionar seriamenteen esta gran cuestión de la vidahumana y de la redención que se haabierto al mundo por conducto delprofeta José Smith” (Actos de la dedi-cación del monumento conmemora-tivo a José Smith, Archivos delDepartamento de Historia de laIglesia, La Iglesia de Jesucristo de losSantos de los Últimos Días, pág. 26).

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FELIZ NAVIDAD

Los alumnos de seminario de la Academia Juárez, en Chihuahua, México,planearon ayudar a los misioneros de su localidad a dar a conocer elEvangelio durante la Navidad. Cadauno de los 350 alumnos colaboró conun Libro de Mormón envuelto enpapel de regalo para que los misio-neros lo obsequiaran a los investiga-dores de las estacas de ColoniaJuárez y Colonia Dublán.

¡Cada uno de nosotros es un posa-dero que decide si tiene lugar

para Jesús!—Élder Neal A.Maxwell, del Quórum de losDoce Apóstoles (“ ‘Resolved estoen vuestros corazones’”, Liahona,enero de 1993, pág. 74).

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PAUTA DE LIDERAZGO

Compartir tu testimonio contu quórum o con los miembros detu clase es una buena forma debendecir sus vidas y fortalecer sustestimonios, así como el tuyopropio. Ser líder significa más queorganizarse y delegar; también esser un ejemplo de fidelidad yobediencia. �

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TEMAS DE ESTE EJEMPLARA=AmigosAmor ........................................26, A2Arte .................................................10Conversión .............................26, A14Diezmo ............................................46Dones .................................25, 32, A2Enseñanza ........................................48Esperanza.........................................16Espíritu Santo ............................26, 34Expiación.....................................2, 16Fe.................................................2, 46Historia de la Iglesia ...........44, 47, A6Jesucristo ...................2, 6, 10, 16, A2,

A4, A9, A12, A16Liderazgo ...................................47, 48Maestras visitantes...........................33Muerte.............................................16Mujeres............................................34Música ................................20, 32, A6Navidad ...................2, 25, 26, 32, A2,

A4, A6, A16Noche de hogar ...............................48Normas............................................22Noviazgo..........................................22Obediencia.......................................22Obra misional ............................26, 32Orientación familiar ..........................5Primaria ........................................A12Profetas .......................................6, 34Rectitud...........................................34Relatos del Nuevo

Testamento ...................................A9Restauración....................................44Resurrección......................................2.

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Cómo utilizar larevista Liahona dediciembre de 2002

IDEAS PARA LA NOCHE DE HOGAR

■ “Un testimonio del Hijo de Dios”, página 2: Lea fragmentos deltestimonio del presidente Gordon B. Hinckley sobre el Salvador ycomparta su propio testimonio. A continuación invite a otros miembrosde la familia a expresar sus testimonios.

■ “El testimonio que he dado es verdadero”, página 44: José Smithnació el 23 de diciembre de 1805. Dé una clase sobre su vida y luego leael testimonio de Lucy Mack Smith sobre el llamamiento profético de suhijo y comparta su propio testimonio del profeta José Smith.

■ “El pago del diezmo”, página 46: Pida a los miembros de su familiaque enumeren las formas en que la Iglesia emplea el diezmo. Expliqueque el mundo y todo lo que en él hay pertenece al Señor y que Él podría

satisfacer las necesidades de la Iglesia de cualquierotra forma. Pregunte qué beneficios obte-

nemos al obedecer el mandato del Señor depagar el diezmo.

Sacrificio.......................................A14Segunda Venida......................A9, A12Servicio................................25, 26, 32Smith, José .........................44, 47, A6Templos y la obra

del templo ................20, 33, 12, A14Testimonio.........................2, 6, 10, 44.

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PETICIÓN DE ARTÍCULOS

Tenga a bien enviar sus experiencias con niños queintentan seguir las enseñanzas del Salvador a Tryingto Be like Jesus, Liahona, Floor 24, 50 East North

Temple Street, Salt Lake City, UT 84150-3223,U.S.A.; o por correo electrónico a [email protected]. Sírvase incluir el nombrecompleto del niño, su edad, dirección, así como elbarrio y la estaca (o rama y distrito) a los que perte-nezca. Incluya una fotografía del niño y, de ser

posible, de los demás que aparezcan en el artículo.

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AmigosPARA LOS NIÑOS DE LA IGLESIA DE JESUCRISTO DE LOS SANTOS DE LOS ÚLTIMOS DÍAS ■ DICIEMBRE DE 2002

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El don deAMOR

del Salvador

La Navidad es una época para dar y recibir, es una ocasión para expresar amor por losdemás a través de amables obsequios y actos de amabilidad y servicio.

Hay muchos regalos maravillosos que no se pueden ver, pero que se pueden sentir.Uno de esos regalos que disfruta cada uno de nosotros es el amor ilimitado queproviene de nuestro Padre Celestial y de Su Hijo Jesucristo. A cambio, nosotros amamosa nuestros familiares y amigos y a las personas que nos rodean. Mostramos amor por losdemás al servirles. Una forma de demostrar que amamos a nuestro Padre Celestial y aJesucristo es al guardar los mandamientos.

Testificamos que nuestro Padre Celestial y Jesucristo viven, nos aman y son nuestrosAmigos. Rogamos que nuestro Padre Celestial bendiga a los niños de todo elmundo con la paz que se tiene al saber que Él les ama y que Jesucristo es nuestroSalvador y Redentor.

Con amor,La Primera Presidencia

Mensaje de Navidad de la Primera Presidencia para los niños de todo el mundo

CUADRO POR SIMON DEWEY, CORTESÍA DE ALTUS FINE ART, AMERICAN FORK, UTAH.

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“Yo soy la luz delmundo”

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do”por Kimberly Webb y Christine Rappleye

ILUSTRACIÓN POR THOMAS S. CHILD.

Jesucristo tiene muchos nombres ytítulos, y unos de ellos es “Luz delMundo”. Él enseñó: “Yo soy la luz

del mundo; el que me sigue, no andaráen tinieblas, sino que tendrá la luz dela vida” (Juan 8:12).

En Navidad celebramos Su naci-miento. Las brillantes luces Navideñassimbolizan la luz que Él nos da, y laestrella en lo alto del árbol de Navidadnos recuerda la estrella que aparecióen los cielos. Antes de que se inven-tara la luz eléctrica, algunas personasdecoraban el árbol de Navidad convelas para acordarse del Salvador.Según vayas contando los días hastaNavidad, recuerda la luz que Él depo-sita en tu vida.

Instrucciones: Separa estas dospáginas de la revista y pégalas sobreuna cartulina gruesa. Recorta las velasy la estrella de la página 16 y colócalasen un sobre. Algunos de los nombresde Jesucristo están escritos en las velasy en la estrella. El 1 de diciembre y enlos días sucesivos, lee el pasaje quecorresponda al día correspondiente yluego busca la vela con el nombremencionado en el pasaje y pégalo ensu sitio. El día de Nochebuena, lee elpasaje de ese día y pega la estrella enlo alto del árbol. �

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CANCIÓN PARA UN PROFETA

por Lori MortensenBasado en un hecho real

La pequeña Olivia*, de diez años, se diouna vuelta en la cama e intentó volver adormir, aunque sabía que era imposible.

Después de todo, era Navidad, la Navidad de1843. “Bueno, casi”, pensó Olivia al contar lasdoce campanadas que tañían suavemente en elreloj de su madre.

La Navidad pasada había vivido muy lejos deallí, en Leek, Inglaterra. Entonces su abueloescuchó a los misioneros de La Iglesia deJesucristo de los Santos de los Últimos Días.“Estos hombres hablan la verdad”, había dicho, ytres meses más tarde Olivia y toda su familia sebautizaron, junto con el abuelo Richard y laabuela Lettice Rushton.

La decisión de dejar Inglaterra para unirse alos santos de América había sido muy difícil.¿Podría el abuelo vender su negocio de sedas?¿Qué tipo de trabajo encontraría papá?¿Enfermaría el pequeño James y moriría al igualque el otro bebé de mamá? ¿Y qué pasaría con laabuela Lettice? Porque ella era ciega, le resultaríaespecialmente difícil dejar su casa y partir haciauna tierra extraña. Después de orar mucho y depreguntarle al Señor, papá supo que debían seguirel consejo del profeta José Smith y unirse a lossantos en Sión.

Ya era Navidad, y las Navidades en Nauvooeran muy diferentes de las de su anterior hogar.Por un lado, el abuelo Rushton había fallecido yOlivia le echaba mucho de menos. Por otro, lagente de Nauvoo no celebraba la Navidadquemando leños, cantando villancicos ni inter-cambiando regalos, como lo hacía la gente deInglaterra. De hecho, mucha gente de Nauvoono celebraba ese día en absoluto. Su madre leIL

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dijo que eso se debía a las costumbres religiosasque muchos de ellos tenían antes de unirse a laIglesia, aunque ése no le parecía un buen motivoa Olivia. “¡Si tan sólo pudiéramos celebrar laNavidad como lo hacíamos en Inglaterra!”, pensó mientras suspiraba.

En ese momento, oyó unas vocesapagadas en la puerta de enfrente.Olivia se levantó y caminó de puntillaspor el frío suelo. “¿Mamá?”

¡Sus padres llevaban puestos sus abrigos ysombreros!

“¿A dónde van, mamá?”“¿Qué haces despierta, Olivia?”, susurró su

madre. “Deberías estar acostada”.“No podía dormir, y luego los oí”.“Bueno, vuelve a la cama”, dijo su madre.

“La abuela Lettice nos ha pedido que vayamosa cantar con ella”.

“¿Cantar? ¿Ahora? ¿Puedo ir yotambién?”

“Hace mucho frío”, dijo su padre.“No importa”, contestó Olivia. “Por

favor”.Sus padres se miraron. “Bueno,

está bien”, dijo su padre. “Pero tendrásque vestirte aprisa; no queremosdemorarnos”.

Olivia se puso su ropa abrigada ysiguió a sus padres en la fría oscu-ridad. El frío le hería el rostro y sualiento se transformaba enpequeñas nubes de vapor. “¿Adónde vamos?”, preguntó.“¿Vamos a cantar una canciónque conozco?”.

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“Ya lo verás”, dijo su madre.En el momento que empezaba a

preguntarse cuánto más tendríanque caminar, Olivia vio a sus tíosy tías, a la abuela Lettice y avarios vecinos más reunidos afuerade la “Mansión”, en la esquina de las calles Main y Water.

¡La casa del Profeta! Olivia se quedó sin habla.“¿Vamos a cantarle al Profeta?”, se preguntó.

“Muy bien”, susurró la abuela Lettice. “Tal y como lohemos ensayado”.

Por un instante, Olivia se preguntó si habría sido unerror ir, pues no había ensayado nada, pero al oír sólo lasdos primeras notas, se dio cuenta de que conocía lacanción. Era uno de los himnos del himnario de lahermana Emma Smith. Tomó aliento y cantó con el resto:

“Hombres y ángeles en unión,El mismo son cantad.Dicha, gratitud y amorAl buen día pronunciad”.(A Collection of Sacred Hymns for The Church of Jesus

Christ of Latter Day Saints, 1835, Nº 77.)

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Las luces cobraron vida y seabrieron las ventanas de la Mansión,

desde las que el profeta José Smith,su familia y los inquilinos quevivían en la residencia del Profeta

observaban la escena.“¿Quién canta?”, preguntó alguien.“Qué hermoso”, susurró otra persona.“¿Hay ángeles ahí fuera?”Aunque Olivia no era un ángel, se sentía como si

lo fuera mientras una ola de calidez la embargaba dela cabeza a los pies. “Qué feliz parece el Profeta”,pensó.

Cuando terminaron de cantar, el Profeta les dio lasgracias por la hermosa serenata y los bendijo en elnombre del Señor.

“Feliz Navidad”, dijo Olivia mientras ella y los demáscantores se retiraban. De repente ya no quería volvermás a Inglaterra. Sabía que debía estar en aquel lugarcon su familia, la Iglesia restaurada y el Profeta delSeñor. De hecho, no podía pensar en un lugar mejorpara celebrar la Navidad. �

*Aunque Olivia es un personaje ficticio, el hecho que aquí se

relata sucedió en realidad.

LA ABUELA QUE CANTABA

No sabemos si realmente acudió algún niño

aquella noche de villancicos, pero la abuela del

relato, Lettice Rushton, fue una persona real, y

tanto ella como algunos de sus familiares y vecinos

cantaron para el profeta José Smith la madrugada

de Navidad de 1843.

Lettice Rushton, madre de diez hijos, quedó

ciega debido a unas cataratas cinco años antes de

bautizarse. Fue una de los miles de conversos

británicos que escucharon ávidamente a los

misioneros y emigraron con sus familiares a

Nauvoo para unirse a los santos.

El profeta José Smith escribió que a la una de la

madrugada de la mañana de Navidad de 1843,

Lettice Rushton, su familia y vecinos se reunieron

bajo su ventana y empezaron a cantar, “todo lo

cual hizo que un estremecimiento de placer reco-

rriera mi alma”. La música le conmovió tanto que

“agradecí... a nuestro Padre Celestial su visita y los

bendije en el nombre del Señor”. (Véase History of

the Church, 6:134.)

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LA SEGUNDAVENIDA

RELATOS DEL NUEVO TESTAMENTO

Jesús se hallaba hablando con Sus discípulos en unlugar llamado monte de los Olivos, y éstos le pregun-taron cuándo iban a ser destruidos los inicuos ycuándo volvería de nuevo (la Segunda Venida).

Mateo 24:3; José Smith—Mateo 1:4

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Jesús les dijo que antes de Su segunda venida habría falsos profetas que dirían ser el Cristo, y muchos les seguirían.Pero añadió que si los discípulos obedecen Sus palabras, no serán engañados por los falsos profetas y se salvarán.

Mateo 24:4–5, 24–27; Marcos 13:21–22; José Smith—Mateo 1:21–22, 37

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El sol se oscurecerá, la luna no brillará y las estrellascaerán del cielo.Mateo 24:29; Marcos 13:24–25; José Smith—Mateo 1:33

El Evangelio se predicará en todo el mundo, peromuchos no recibirán la palabra de Dios.

José Smith—Mateo 1:31

También dijo que antes de volver de nuevo, habrá muchas guerras, hambre, pestilencias (plagas) y terremotos. Elamor de los hombres se enfriará, habrá mucha iniquidad y una terrible enfermedad afectará a mucha gente.

D. y C. 45:20–23, 31–32; José Smith—Mateo 1:23

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Cuando Él regrese de nuevo, los justos lo verán bajar de las nubes con poder y gran gloria, y enviará a Sus ángeles areunir a los justos.

Mateo 24:30–31; Marcos 13:26–27; José Smith—Mateo 1:36–37

Si hacemos lo correcto, podemos prepararnos para la Segunda Venida. Sabremos que Su venida está cerca cuandoveamos las señales que nos ha prometido. Nadie sabe con exactitud cuándo regresará, pero si estamos preparados,podremos estar con Él en ese momento.

Mateo 24:44; Lucas 21:36; José Smith—Mateo 1:39–40

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“Y si eres fiel, he aquí, yo estoy contigo hasta que

venga; y de cierto, de cierto te digo, vengo pronto”

(D. y C. 34:11–12).

EL PRÍNCIPE DE PAZpor Vicki F. Matsumori

TIEMPO PARA COMPARTIR

§En diciembre celebramos el nacimiento deJesucristo. Pensamos y cantamos sobreaquella apacible noche en la que se encon-

traba acostado en un humilde pesebre. Él volverá algúndía y esta vez lo hará con gran gloria. Los profetas nosdicen que “[reinará] en la tierra sobre su pueblo” (D. y C. 76:63).

Nadie sabe exactamente cuándo volverá; sinembargo, el Señor nos habla de Su segunda venida:“...vendré súbitamente a mi templo” (D. y C. 36:8).También puede aparecerse en otros lugares, pero deseguro que irá al templo porque es Su casa.

Podemos leer sobre los que estuvieron antiguamentecon Jesús en el templo. Simeón y Ana lo vieron en eltemplo cuando en ese lugar fue presentado siendo unbebé. Tenían la esperanza de ver al Mesías, o sea, alSalvador, y habían aguardado ese momento. (VéaseLucas 2:25–38.) Cuando Jesús cumplió doce años,maravilló a los sabios en el templo con Su entendi-miento y conocimiento. Ellos conocían la ley y losmandamientos, pero aún así Jesús les enseñó. (Véase Lucas 2:41–47.)

Los nefitas justos vieron al Salvador resucitadocuando se les apareció en el templo de la tierra deAbundancia. Jesucristo los bendijo y oró por ellos, yéstos fueron llenos de dicha y de paz. (Véase 3 Nefi10:12; 17:5–17.)

Jesucristo es el Mesías; si creemos en Él, nos arre-pentimos y guardamos Sus mandamientos, un día esta-remos en Su presencia. Seremos la clase de personas

A M

que se encuentren en el templo cuando Él venga en Su gloria.

Esta Navidad podemos recordar al bebé en elpesebre. También podemos pensar en el Salvador resuci-tado que un día volverá a Su templo.

Ideas para el Tiempo para compartir1. Escriba las referencias siguientes en tiras separadas de

papel: Lucas 2:4–21; Lucas 2:22–39; Lucas 2:40–52.Divida los niños en tres grupos y haga que cada uno seprepare para presentar el relato de uno de los pasajes de lasEscrituras. Haga también que cada grupo prepare ilustra-ciones de las personas, los edificios y el escenario del relato.Haga que cada grupo se turne para presentar su pasaje.Mientras un niño lee los versículos, haga que el restomuestre sus dibujos. Hablen de cómo se había preparado lagente del pasaje para estar con el Salvador. Canten himnosy canciones que sean apropiados.

2. Muestre una lámina del Salvador resucitado; expliqueque Él volverá a Su templo cuando regrese a la tierra.Canten una canción o un himno sobre el Salvador o laSegunda Venida. Comenten y enumeren en la pizarra lasformas en que los niños pueden ser dignos de estar en lapresencia del Salvador cuando Él vuelva.

3. Invite a cuatro adultos, vestidos con ropas sencillas dela época del Salvador, a que cuenten el relato de Su naci-miento y de Sus visitas al templo. (Véase Lucas 2:4–21;22–39; 40–52; 3 Nefi 10:12; 17:5–17.) Pueden representara las personas que presenciaron los acontecimientos o queoyeron de ellos. Haga que cada persona presente su relato enuna parte diferente del cuarto. Divida los niños en grupos yhágales rotar por cada sección para que oigan los cuatrorelatos. Pida a los niños que dibujen uno de los relatos parallevarlo a casa y lo compartan con sus familias. �

I G O S

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InstruccionesPega esta página sobre una cartulina gruesa. Recorta

las tres cajas y las figuras por la línea de puntos. Haz losagujeros donde se indica y haz un libro poniendo laspáginas en orden con la página 1 encima y asegurán-dolas con un hilo o un cordel (véase la ilustración).Utiliza el libro para hablar de cuando Jesús visitó lostemplos de Jerusalén y de la tierra de Abundancia en laantigua América. Habla de la ocasión en que Jesúsregrese algún día a la tierra.IZ

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ILUSTRACIÓN.

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Élder Adhemar Damianide los Setenta

ENTRE AMIGOS

de una entrevista realizada por Jan Pinborough

jo: Trabajando en una oficina. Izquierda,

a: A la edad de nueve años (izquierda)

sus hermanos Paulo y Antonio. Izquierda,

bajo: A la edad de veinte años en el

Nací en la gran ciudad de São Paulo,Brasil, en 1939. La Segunda GuerraMundial empezó ese año y a causa deello mi familia pasó por muchas difi-cultades. La comida escaseaba y tení-amos muy poco dinero. En aquelentonces, la vida no era tan fácil y

cómoda como lo es ahora para mucha gente. No tení-amos televisiones ni aspiradoras ni computadoras, yempleábamos la chimenea para cocinar.

A mis cuatro hermanos y a mí nos encantaba jugar alfútbol en el patio. No teníamos dinero para compraruna pelota, así que nuestra madrenos hizo una con ropa vieja.Usábamos dos árboles frutalesdel patio a modo de portería.

Cuando aún era muypequeño, mis hermanos yyo aprendimos aayudar a nuestramadre en lastareas de la casa.

Aba

arrib

con

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Nuestros padres creían que todo trabajo era bueno ydecían que siempre debíamos hacer nuestras tareas bieny con gusto.

Para pagarme los estudios y ayudar a mi padre asostener a la familia, a los catorce años conseguí dosempleos a tiempo parcial. Para llegar a tiempo al trabajode la mañana, me subía al autobús a las 6.30. Por lasmañanas trabajaba como chico de los recados en unaoficina, subiendo y bajando las escaleras de un edificiode quince plantas. Por las tardes entregaba pedidos portoda la ciudad. Nada más terminaba el trabajo de latarde, me iba directo a la escuela, donde estudiaba de7:00 a 11:00 de la noche. No solía llegar a casa sinohasta más o menos la medianoche. Estudiaba en elautobús y los sábados, por lo que tuve que dejar muchasactividades. Más adelante también trabajé mucho parair a la universidad.

ejército brasileño.

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Extremo izquierdo: El Templo de

São Paulo, Brasil, donde el élder

Damiani sirvió muchos años.

Izquierda: El élder Damiani con

su esposa, Walkyria.

Como estaba dispuesto a trabajar fuerte, hice unbuen papel en los estudios y luego tuve empleos muybuenos. Fui el director de una gran empresa establecidaen todo Brasil. Podía hacer esas cosas gracias a los sacri-ficios que hice siendo niño.

¿Qué metas les gustaría alcanzar? Si trabajan muchoy hacen sacrificios, podrán alcanzar cualquier meta quetengan.

Cuando fui presidente de misión, aprendí quemuchas veces los mejores misioneros son aquellos quetienen que hacer grandes sacrificios para servir en unamisión. Conocí a un joven misionero que ahorró eldinero para ir a la misión repartiendo periódicos.Mientras él servía en el campo misional, sus hermanosmenores también se sacrificaron por él. Sin decírselo,siguieron adelante con el empleo de repartir periódicosy ahorraron todo el dinero que ganaron. Cuando volvióa casa, le dieron el dinero para que pudiera asistir a launiversidad y ahora está a punto de graduarse.

Cuando tenía 20 años, los misioneros bautizaron a minovia y a su familia, y también me enseñaron a mí.Recibí un testimonio al leer el Libro de Mormón y mebauticé. Mi novia, Walkyria, y yo nos casamos cuandotuve veintitrés años, y varios años más tarde viajamos alTemplo de Los Ángeles, California, para ser sellados. Noteníamos dinero para llevar a nuestros hijos con noso-tros, por lo que se sellaron a la familia cuando se inau-guró el primer templo de Brasil, el Templo de São Paulo.

Durante la edificación de ese templo, los miembrosde la Iglesia que vivían cerca colaboraron en su cons-trucción. Se les pidió que dedicaran un día del mes paratrabajar en el templo. A veces la gente se tenía quearriesgar a perder su empleo para tomar un día libre ytrabajar en él, ¡pero mereció la pena! Muchos niñosayudaron también en la construcción del templo.

En la actualidad, por lo general ya no se pide a losmiembros de la Iglesia que ayuden en la construcciónde los templos, pero cada vez que pagan el diezmo

están ayudando en su construcción en todo el mundo;y gracias a su sacrificio, la gente de muchos paísespodrá ir al templo. ¡Hoy día hay cuatro templos en Brasil!

Por muchos años trabajé en el Templo de São Paulo,Brasil. Ví a muchas familias ir allí para sellarse, y muchasde ellas tuvieron que hacer grandes sacrificios paralograrlo. Recuerdo a una familia que tuvo que viajardurante tres días para llegar al templo. Tenían seis hijos y sólo uno de ellos tenía zapatos. Su padre sentíavergüenza de que algunos de sus hijos tuvieran que llevarsandalias, pero sabía que ir al templo era más importante

que tener zapatos. Fue una experiencia maravillosa ver aesa hermosa familia sellarse en el templo.

Con nuestros sacrificios podemos beneficiar a losdemás. Pueden dedicar parte de su tiempo libre a ayudara otras personas. Pueden trabajar mucho para que lesvaya bien en los estudios y alcancen sus metas. Puedenpagar el diezmo para colaborar en la construcción detemplos y pagar ofrendas de ayuno para ayudar a que lospobres tengan alimentos. ¡Los sacrificios que hagan lesbendecirán a ustedes y también a otras personas! �

El élder y la hermana Damiani con sus dos hijos, las

esposas de sus hijos y sus cinco nietos.

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Cordero de Dios

CreadorEjemplar (Ejemplo) El Ungido

Hijo del Hombre

Hijo Unigénito Jehová Juez Mediador Mensajero del Convenio

Mesías Palabra Pan de Vida Piedra Angular

Primogénito

Redentor Rey del Cielo Salvador Santo de Israel Señor

AbogadoConsolador (Segundo

Consolador)Buen Pastor

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Figuras pararecortar de “Yo soy la luz del mundo”

La luz

del mundo

por Kimberly Webb y Christine Rappleye

Véanse las instrucciones en la página 4.

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Con mansos corderos se acostarán, por Nancy Glazier“¡Qué día dichoso en que los leones con mansos corderos se acostarán! En paz Efraín gozará bendiciones, y Cristo,

en gloria, del cielo vendrá” (“El Espíritu de Dios”, Himnos Nº 2).

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“Resulta apropiado durante esta época en la que conmemoramos Su nacimiento que recordemos al Señor Jesucristo con reverencia y amor. Él ha hecho lo que no podíamos hacer pornosotros mismos: Ha dado sentido a nuestra existencia terrenal y

nos ha dado el don de la vida eterna”. Véase “Un testimonio del Hijode Dios”, por el presidente Gordon B. Hinckley, página 2.