LIAHONA FEBRERO 2002

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LIAHONA LA IGLESIA DE JESUCRISTO DE LOS SANTOS DE LOS ÚLTIMOS DÍAS FEBRERO DE 2002

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LIAHONALA IGLESIA DE JESUCRISTO DE LOS SANTOS DE LOS ÚLTIMOS DÍAS � FEBRERO DE 2002

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LIAHONALA IGLESIA DE JESUCRISTO DE LOS SANTOS DE LOS ÚLTIMOS D ÍAS � FEBRERO DE 2002

EN LA CUBIERTAEl Señor cumple todas Sus palabras, porClark Kelley Price. Véase “Los profetas delos últimos días hablan sobre el AntiguoTestamento”, página 7.

CUBIERTA DE AMIGOSIlustración fotográfica por Craig Dimond.Véase “Los templos”, página 2.

VÉASE LA PÁGINA 2

S E C C I Ó N G E N E R A L2 MENSAJE DE LA PRIMERA PRESIDENCIA: VENZAMOS A LOS GOLIATS DE

NUESTRA VIDA PRESIDENTE GORDON B. HINCKLEY

7 LOS PROFETAS DE LOS ÚLTIMOS DÍAS HABLAN SOBRE EL ANTIGUO TESTAMENTO

10 EL ESTUDIO Y LA ENSEÑANZA DEL ANTIGUO TESTAMENTOÉLDER HENRY B. EYRING

18 “PARA ESTA HORA” LA PRESIDENCIA GENERAL DE LA SOCIEDAD DE SOCORRO

24 MENSAJE DE LAS MAESTRAS VISITANTES: COMPRENDAMOS NUESTRA NATURALEZA DIVINA

36 HAROLD B. LEE: MAESTRO SUBLIME BRECK ENGLAND

48 CÓMO UTILIZAR LA REVISTA LIAHONA DE FEBRERO DE 2002

S E C C I Ó N P A R A L O S J Ó V E N E S25 PREGUNTAS Y RESPUESTAS: ¿QUÉ PODEMOS HACER CUANDO EN LA ESCUELA

SE HABLA DE TEMAS INAPROPIADOS?

28 MÁS QUE PALABRAS PETER B. GARDNER

30 VOCES DE LOS SANTOS DE LOS ÚLTIMOS DÍAS: “SALDRÁN TRIUNFANTES”CON PIRAÑAS O SIN ELLAS RAMIRO RUIZ CEJAALGO QUE DEBÍA HACER THAIZ MARTINS LEALÉL NOS AYUDÓ A COMENZAR DE NUEVO GEMMA OMANDAC TAYING“CUANDO SOY DÉBIL, ENTONCES SOY FUERTE” GARRY PRUDENCIO FABROSPEDÍ A DIOS QUE TOCARA EL CORAZÓN DE MI MADRE

ADILSON JOSÉ HORTA

46 EL HOMBRE DE MIS SUEÑOS LARA BANGERTER

A M I G O S2 NOS HABLAN NUESTROS PROFETAS Y APÓSTOLES: LOS TEMPLOS

ÉLDER DAVID B. HAIGHT

4 TIEMPO PARA COMPARTIR: JUNTOS PARASIEMPRE VICKI F. MATSUMORI

6 ENTRE AMIGOS: ÉLDER EARL M.MONSON

8 PRESENTACIÓN SOBRE LA CREACIÓN: LAS CREACIONES DEJESUCRISTO LESLIE HARTSOCK

10 UNA NUEVA AMIGAANGIE BERGSTROM

12 RELATOS DEL NUEVO TESTAMENTO:EL MUCHACHO CON UN ESPÍRITUINMUNDO; JESÚS SANA A UNHOMBRE CIEGO

16 PARA SER MÁS COMO CRISTO: SEAMOS HONRADOSRUDINEI ANTONIO FERNANDES FILHO

VÉASE AMIGOS,PÁGINA 2

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COMENTARIOS

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LIAHONA, febrero de 2002Vol. 26, Número 2 22982-002Publicación oficial de La Iglesia de Jesucristo de losSantos de los Últimos Días, en el idioma español.

La Primera Presidencia: Gordon B. Hinckley, Thomas S. Monson, James E. Faust

El Quórum de los Doce Apóstoles:Boyd K. Packer, L. Tom Perry, David B. Haight, Neal A. Maxwell, Russell M. Nelson, Dallin H. Oaks, M. Russell Ballard, Joseph B. Wirthlin, Richard G. Scott,Robert D. Hales, Jeffrey R. Holland, Henry B. Eyring

Editor: Dennis B. NeuenschwanderAsesores: J. Kent Jolley, W. Rolfe Kerr, Stephen A. West

Administradores del Departamento de Cursos de Estudio:Director administrativo: Ronald L. KnightonDirector de redacción: Richard M. RomneyDirector de artes gráficas: Allan R. Loyborg

Personal de redacción:Editor administrativo: Marvin K. GardnerEditor asociado: Roger TerryColaboradora de redacción: Jenifer GreenwoodEditora ayudante: Susan BarrettAyudante de publicaciones: Collette Nebeker Aune

Personal de diseño:Gerente de artes gráficas: M. M. KawasakiDiseño artístico: Scott Van KampenDiseñadora principal: Sharri CookDiseñadores: Thomas S. Child, Randall J. PixtonGerente de producción: Jane Ann PetersProducción: Reginald J. Christensen, Denise Kirby, Kelli Pratt, Rolland F. Sparks, Kari A. Todd, Claudia E. WarnerPreimpresión digital: Jeff Martin

Personal de subscripción:Director de circulación: Kay W. BriggsGerente de distribución: Kris T. Christensen

Coordinación de Liahona: Enrique Resek

Para saber el costo de la revista y cómo suscribirse a ellafuera de Estados Unidos y Canadá, póngase en contactocon el Centro de Distribución local o con el líder del barrio o de la rama.

Las colaboraciones y los manuscritos deben enviarse aLiahona, Floor 24, 50 East North Temple, Salt Lake City,UT 84150-3223, USA; o por correo electrónico a: [email protected]

Liahona (un término del Libro de Mormón que significa“brújula” o “director”) se publica en albanés, alemán, armenio, búlgaro, camboyano, cebuano, coreano, croata, checo, chino, danés, esloveno, español, estonio,fidji, finlandés, francés, haitiano, hiligayanón, holandés,húngaro, iloko, indonesio, inglés, islandés, italiano, japonés, kiribati, letón, lituano, malgache, marshallés,mongol, noruego, polaco, portugués, rumano, ruso, samoano, sueco, tagalo, tailandés, tahitiano, tamil, telugu, tongano, ucraniano y vietnamita. (La frecuencia de las publicaciones varía de acuerdo con el idioma.)

© 2002 por Intellectual Reserve, Inc. Todos los dere-chos reservados. Impreso en los Estados Unidos deAmérica.

Para los lectores de México: Certificado de Licitud detítulo número 6988 y Licitud de contenido número5199, expedidos por la Comisión Calificadora dePublicaciones y revistas ilustradas el 15 de septiembrede 1993. “Liahona”© es nombre registrado en laDirección de Derechos de Autor con el número252093. Publicación registrada en la DirecciónGeneral de Correos número 100. Registro del S.P.M.0340294 características 218141210.

For readers in the United States and Canada:February 2002 Vol. 26 No. 2. LIAHONA (USPS 311-480)Spanish (ISSN 0885-3169) is published monthly by TheChurch of Jesus Christ of Latter-day Saints, 50 East NorthTemple, Salt Lake City, UT 84150. USA subscription priceis $10.00 per year; Canada, $15.50 plus applicabletaxes. Periodicals Postage Paid at Salt Lake City, Utah, andat additional mailing offices. Sixty days’ notice required forchange of address. Include address label from a recentissue; old and new address must be included. Send USAand Canadian subscriptions to Salt Lake DistributionCenter at the address below. Subscription help line: 1-800-537-5971. Credit card orders (Visa, MasterCard,American Express) may be taken by phone. (Canada PosteInformation: Publication Agreement #40017431)

POSTMASTER: Send address changes to Salt LakeDistribution Center, Church Magazines, PO Box 26368,Salt Lake City, UT 84126-0368.

EL CRECIMIENTO DE LA IGLESIA EN RUSIA

Vivo en Saratov, Rusia, y hace ochoaños que soy miembro de la Iglesia. Losprimeros misioneros llegaron hace nueveaños, y cuando yo me bauticé junto conmis padres, en 1993, todo lo que teníamosera el Libro de Mormón en ruso, unospocos misioneros para toda la ciudad y unagran fe en Jesucristo. Sin embargo, hoysomos ricos en bendiciones del Evangelio.Ahora tenemos un distrito y muchos misio-neros, y cada semana más personas se unena la Iglesia verdadera.

También tenemos la revista Liahona (enruso). En especial me gustan los artículossobre los Santos de los Últimos Días de loscuatro cabos de la tierra y los mensajes dela Primera Presidencia. Esos artículos meayudan a apreciar la belleza del Evangelio.La revista Liahona es una compañera fiel enun sendero que no siempre es fácil.

Marina Paltchikova, Rama Saratovsky Tsentralny, Distrito Saratov, Rusia

LAS LÍDERES DE LA PRIMARIA APRECIAN

LA REVISTA

Les escribimos para expresarles nuestrosincero aprecio por la revista Liahona (enespañol). Nos hemos fijado en ciertos cam-bios recientes y no dudamos de que la ex-celencia es una prioridad para la revista: nosólo en la presentación, sino también en el

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contenido. En especial nos hemos fijado enel número de artículos que dicen de formasencilla y vívida lo que con frecuencia sen-timos pero que nos cuesta expresar.

Maestras y presidencia de la Primaria, Barrio Los Laureles, Estaca Ciudad Ojeda, Venezuela

ESPUESTAS EN LOS EJEMPLARES DE LAS

ONFERENCIAS

Cada mes aguardo impaciente la llega-a de la revista Liahona (en chino), pues séue en ella está el alimento espiritual quereciso. Ya sea por medio de un artículo ona ilustración, a menudo encuentro la re-elación personal que tanto deseo.

Por encima de todo me gusta leer losjemplares de enero y julio, con los discur-os de las conferencias generales, ya que aleerlos me hace recordar que nuestro Padreelestial conoce las dificultades por las queaso en la actualidad y me da respuestasuy oportunas.

También me encantan las fotos de losemplos de todo el mundo. Aunque mis cir-unstancias familiares no me permiten ir alemplo, sé que algún día podré hacerlo.

Gracias por la revista Liahona. Es mi ac-eso mensual a la palabra de Dios.

hen Wang Cheng-cheng, arrio Taichung 3, staca Taichung, Taiwán

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VENZAMOS ALOS GOLIATS DE NUESTRA VIDA

por el presidente Gordon B. Hinckley

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MENSAJE DE LA PRIMERA PRESIDENCIA

Hace unos años hablé a los hombresjóvenes de la Iglesia sobre el vencer alos Goliats de sus vidas, y ahora megustaría aplicar ese mismo tema atodos nosotros, pues muy pocos son losque sólo tienen un Goliat contra quien

luchar. Al estudiar este año el Antiguo Testamento, nosdaremos cuenta de que el relato de David y Goliat es unmagnífico ejemplo de lo que se puede aprender de las pá-ginas de ese gran libro de Escrituras. Contaré sólo partede la historia ya que estoy seguro de que ya están fami-liarizados con ella. Se trata de la historia de David, hijode Isaí.

Como recordarán, el ejército de Israel, bajo la direc-ción del rey Saúl, se batía en guerra a muerte con el ejér-cito de los filisteos. Un ejército estaba destacado en unacolina; y el otro, en la colina opuesta, con un valle de pormedio. Los filisteos tenían entre los suyos un gigante quese llamaba Goliat de Gat, que medía seis codos y unpalmo. Si no me equivoco en mis cálculos, medía aproxi-madamente tres metros. Hubiera sido espléndido comojugador de básquetbol.

Revestido con su armadura, bajó al valle y dio voces alejército de Israel, diciendo:

“…Escoged de entre vosotros un hombre que vengacontra mí.

“Si él pudiere pelear conmigo, y me venciere, nosotrosseremos vuestros siervos; y si yo pudiere más que él, y lo

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venciere, vosotros seréis nuestros siervos y nos serviréis.“…Hoy yo he desafiado al campamento de Israel;

dadme un hombre que pelee conmigo” (1 Samuel17:8–10).

Al ver Saúl y todo el ejército de Israel a aquel gigantey escuchar su escalofriante reto, se llenaron de temorporque ninguno de ellos se le igualaba en estatura.

Mientras eso sucedía, Isaí, padre de David, pidió aéste, su hijo menor, que llevara alimentos a sus tres her-manos en el campamento. Cuando llegó al campo de ba-talla, Goliat los enfrentó otra vez, repitiendo el mismoreto, y David lo oyó. Los del ejército de Israel tuvierongran temor. David, que no era más que un muchacho,dijo al rey (parafrasearé sus palabras): “¿Por qué temes aese gigante? Yo iré a pelear con él”.

Saúl replicó: “No podrás tú ir contra aquel filisteo,para pelear con él; porque tú eres muchacho, y él unhombre de guerra desde su juventud” (1 Samuel 17:33).

DAVID ARMADO CON LA FE

Pero David persuadió a Saúl a que le dejase ir. Contóal rey que había peleado con un león y un oso para salvarlos corderos de su padre, y concluyó diciéndole que elSeñor también lo libraría de la mano de aquel filisteo.Saúl, pensando tal vez que una vida más que se perdierano sería tan grave tras las grandes pérdidas que ya habíansufrido, dijo a David: “…Ve, y Jehová esté contigo” (1 Samuel 17:37).

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David, corriendo hacia el gigante,

metió “su mano en la bolsa, tomó

de allí una piedra, y la tiró con la

honda, e hirió al filisteo en la

frente; y la piedra quedó clavada

en la frente, y cayó sobre su

rostro en tierra”.

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Saúl entonces puso a David tanta armadura que ésteapenas podía caminar y dijo al rey: “…Yo no puedo andarcon esto”, y se la quitó.

Entonces “tomó su cayado en su mano, y escogiócinco piedras lisas del arroyo, y las puso en el saco pasto-ril… y tomó su honda en su mano” (1 Samuel 17:40).

El muchacho, armado sólo con honda y cinco piedras,y sin más armadura que la de su fe, bajó al valle a en-frentarse a Goliat.

GOLIAT ARMADO CON UNA ESPADA, UNA LANZA Y

UN ESCUDO

“Y cuando el filisteo miró y vio a David, le tuvo enpoco; porque era muchacho, y rubio, y de hermoso pare-cer.

“Y dijo el filisteo a David: ¿Soy yo perro, para que ven-gas a mí con palos?”.

Y maldijo a David y le dijo: “…Ven a mí, y daré tucarne a las aves del cielo y a las bestias del campo”.

Entonces David pronunció estas elocuentes palabras:“…Tú vienes a mí con espada y lanza y jabalina; mas yovengo a ti en el nombre de Jehová de los ejércitos, el Diosde los escuadrones de Israel, a quien tú has provocado.

“Jehová te entregará hoy en mi mano, y yo te vence-ré, y te cortaré la cabeza, y daré hoy los cuerpos de los fi-listeos a las aves del cielo y a las bestias de la tierra; y todala tierra sabrá que hay Dios en Israel” (1 Samuel17:42–46).

Temerario modo de hablar para un muchacho que seenfrentaba a un gigante de tres metros de estatura.

Enfurecido, Goliat fue hacia él. David, corriendohacia el gigante, metió “su mano en la bolsa, tomó de allíuna piedra, y la tiró con la honda, e hirió al filisteo en lafrente; y la piedra quedó clavada en la frente, y cayósobre su rostro en tierra” (1 Samuel 17:49).

LOS GIGANTES MALVADOS DE NUESTRA VIDA

Quisiera que aplicáramos esta historia a nuestra vida.Hay Goliats a nuestro alrededor, gigantes enormes con lamala intención de destruirnos. No son hombres de tresmetros de altura, sino que son las personas y las institu-ciones que controlan los atractivos pero malignos

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elementos que pueden acometernos, debilitarnos y des-truirnos. Entre ellos se encuentran la cerveza, los licoresy el tabaco. Aquellos que promueven su consumo quisie-ran esclavizarnos con el uso de sus productos. Hay drogasilegales de diversas clases que, se me ha dicho, son rela-tivamente fáciles de conseguir. Para los que las venden,es un negocio que les reporta millones de dólares, una redgigante de iniquidad.

Está la pornografía, seductora, tentadora y provocati-va, que ha llegado a ser una industria gigante que pro-duce revistas, filmes y otros materiales. Está en Internety, si se lo permitimos, penetrará nuestros hogares pormedio de la televisión. Tiene como fin quitarnos el di-nero y conducirnos a actividades que terminarán pordestruirnos.

Los gigantes que se esconden tras esas caretas son for-midables y hábiles. Han obtenido una vasta experienciaen la guerra que sostienen. A ellos les gustaría tenerlescomo esclavos.

Es casi imposible evitar sus productos por completo,pues se ven por todas partes. Mas no debemos temer sitenemos la honda de la verdad en nuestras manos.Hemos recibido enseñanzas y consejos. Tenemos ennuestro poder las piedras de la virtud, el honor y la inte-gridad para usarlas en contra de esos enemigos que qui-sieran conquistarnos. Cuando nos desafíen, podemos“herirlos en la frente”, hablando en lenguaje figurado.Podemos triunfar sobre ellos disciplinándonos para evi-tarlos. Podemos decirles a todos ellos, como David dijo aGoliat: “Tú vienes a mí con espada y lanza y jabalina;mas yo vengo a ti en el nombre de Jehová de los ejérci-tos, el Dios de los escuadrones de Israel, a quien tú hasprovocado”.

La victoria será nuestra. No hay miembro alguno de laIglesia que tenga necesidad de sucumbir ante ninguno deesos poderes. Ustedes son hijos de Dios y tienen Su poderen su interior para sostenerles. Tienen derecho a invocara Dios para que les proteja. No permitan que Goliat al-guno les atemorice. Manténganse firmes y no pierdan te-rreno, y saldrán triunfantes. Al pasar los años, miraránhacia atrás y verán con satisfacción las batallas que hanganado en la vida.

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Hay Goliats a nuestro alrededor, pero no debemos

temer si tenemos la honda de la verdad en nuestras

manos. Hemos recibido enseñanzas y consejos.

Tenemos en nuestro poder las piedras de la virtud, el

honor y la integridad para usarlas en contra de esos

enemigos.

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Cuando la tentación les salga al paso, nombren al jac-tancioso y engañoso gigante “¡Goliat!” y hagan con él loque hizo David con el filisteo de Gat. Ruego humilde-mente que Dios les bendiga a cada uno.

PROTEJAN SUS HOGARES

Permítanme contarles una parábola. Un hombre edifi-có una casa hermosa y la amuebló con las mejores alfom-bras, muebles, aparatos eléctricos y todo lo que el dineropuede comprar. Dentro de sus paredes guardó sus regiosautomóviles y sus costosas joyas. Después, temeroso deque los ladrones pudieran entrar a robarle, hizo instalarcarísimas cerraduras para las cuales tenía que usar una

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llave para salir así como paraentrar. Puso rejas en las ventanas y en las puertas, y eracomo un prisionero que miraba al exterior desde su pro-pia casa, como si estuviera en la cárcel. Instaló costososdispositivos de vigilancia electrónica para encender lasluces y poner en funcionamiento las sirenas en caso deque entrara un intruso. Dispuso sus jardines casi sin ár-boles y sin arbustos para evitar posibles escondites a losladrones, y complacido, se dijo a sí mismo: “Ahora estoyseguro”.

Pero lo que no tuvo en cuenta es que ni las rejas, ni lascerraduras, ni las luces, ni las sirenas ni nada por el esti-lo tendrían la más mínima eficacia para detener intrusosde otra clase que podrían destruir su vida y la de su fami-lia. Se halló siendo su propio prisionero, encerrado en elcalabozo de la desesperación y la desdicha. Permitió quele vencieran los Goliats de su vida.

Sé que es un tema anticuado, del que se ha habladomucho, pero lo repito otra vez: Protejan sus hogares. Pareceuna tontería instalar rejas, cerraduras y dispositivos

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electrónicos contra los ladrones mientras intrusos más insidiosos entran furtivamente en el hogar para saquearlo.

Eviten la pornografía como lo harían con una plaga.Recuerdo una asignación que tuve hace unos años en lacual tuve que restaurar las bendiciones de un hombreque había sido excomulgado de la Iglesia debido a su pe-cado. Fue a mi despacho con su esposa. Hablé con ellosindividualmente. A él le pregunté cómo había empezadotodo. Él ocupaba un cargo de responsabilidad en laIglesia y era también un hombre profesional con respon-sabilidades importantes en la comunidad.

Sus dificultades comenzaron, me dijo, cuando una re-vista pornográfica que tomó para leer en el avión le des-pertó la curiosidad, le atrajo. Pronto se encontrócomprando más de las mismas. Luego quiso ver películasque le excitaran. Sabiendo que su esposa no consentiríaa hacer cosa semejante, iba solo. Buscó motivos para salirde la ciudad e ir a otras donde podía complacer más fá-cilmente sus deseos. Luego encontró excusas para que-darse hasta tarde en su despacho y pidió a su secretariaque le acompañara. Una cosa condujo a la otra, hastaque sucumbió.

Con lágrimas que le corrían por las mejillas, se sentóante mi escritorio y maldijo el día en que había leídoaquella primera revista. Habló de su amor por su esposa,quien le había perdonado y seguía siéndole fiel. Habló desu amor por sus hijos, a quienes había avergonzado y hu-millado con sus acciones. Habló del infierno en el quehabía vivido desde el momento de su excomunión. Hablóde su amor por la Iglesia y de su deseo de disfrutar nue-vamente de todas sus bendiciones.

En presencia de su esposa, coloqué mis manos sobre lacabeza de él y con la autoridad del santo sacerdocio lerestauré su sacerdocio, su investidura del templo, su se-llamiento del templo y todas las demás bendiciones queantes había tenido. Aquel hombre grande y fuerte sollo-zaba como una criatura bajo mis manos mientras su es-posa, sosteniéndole de la mano, lloraba como una niña.

Terminada la bendición, se abrazaron y él le pidió quelo perdonara. Ella le dijo que lo había perdonado, que loamaba y siempre lo amaría.

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Eran felices cuando salieron, más felices de lo que ha-bían sido en años. También yo me sentía feliz; pero pensé enel espantoso precio que él tuvo que pagar y en el precio quehabía impuesto a su familia por su necedad y transgresión.

CUÍDENSE DE SUS GOLIATS

Lamentablemente, no siempre se presenta esa clase definal feliz. En muchos casos hay divorcio con amargura yrencor. Lo que una vez fue amor se convierte en odio. Lavida de los hijos queda destruida. Las esperanzas se tor-nan en cenizas. En muchos casos quedan sólo la desdi-cha, la soledad y el pesar.

Hermanos y hermanas, mantengan sus relacionesafectivas dentro del matrimonio. Consideren como suposesión más preciada en esta vida y en la eternidad alcónyuge cuyas manos tomaron sobre el altar en la casadel Señor y al cual prometieron su amor, lealtad y afectopor esta vida y por la eternidad. Y entonces, su cónyuge,sus hijos y ustedes mismos conocerán y sentirán una se-guridad mucho mayor que la que pueden brindar las rejasde hierro y los dispositivos materiales.

Dios les bendiga; que el cuidado del Señor esté sobreustedes, que puedan estar cerca de Él y que sean mere-cedores de Su mano que todo lo preserva, para que asípuedan vencer a los Goliats de sus vidas. �

IDEAS PARA LOS MAESTROS ORIENTADORES

1. Cuando David desafió a Goliat en el campo de ba-talla, dijo estas elocuentes palabras: “Tú vienes a mí conespada y lanza y jabalina; mas yo vengo a ti en el nombrede Jehová de los ejércitos, el Dios de los escuadrones deIsrael, a quien tú has provocado” (1 Samuel 17:45).

2. Hay Goliats a nuestro alrededor, gigantes enormescon la mala intención de destruirnos a nosotros y a nues-tros seres queridos.

3. Nadie tiene necesidad de sucumbir a ninguno deesos poderes porque cada uno de nosotros es un hijo deDios y tenemos Su poder para sostenernos.

4. Siempre debemos estar en guardia contra los posi-bles Goliats, permaneciendo cerca del Señor mediante laobediencia a Sus enseñanzas y Su ejemplo: “Sufrió tenta-ciones pero no hizo caso de ellas” (D. y C. 20:22).

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LOS PROFETAS DE LOSÚLTIMOS DÍAS HABLAN

SOBRE EL ANTIGUOTESTAMENTO

JOSÉ SMITH (1805–1844), PRIMER

PRESIDENTE DE LA IGLESIA

“Tenemos suficiente razón para se-guir adelante y mostrar, según laBiblia, que el evangelio siempre ha

sido el mismo: las mismas ordenanzas, cuyos requisitoshay que obedecer, los mismos oficiales eclesiásticospara oficiar y las mismas señales y frutos que vienen desus promesas; por tanto, dado que Noé predicó la jus-ticia, él debe haber recibido el bautismo, y por la im-posición de manos, el sacerdocio” (Enseñanzas delProfeta José Smith, págs. 322–323).

BRIGHAM YOUNG (1801–1877),

SEGUNDO PRESIDENTE DE LA IGLESIA

“Nosotros consideramos la Biblia…como una guía… que señala un de-terminado destino. Ésta es una doc-

trina verdadera que proclamamos con firmeza. Siobservan sus doctrinas y se guían por sus preceptos,este libro los llevará a donde podrán ver como son vis-tos, a donde podrán conversar con Jesucristo, recibir

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la visitación de ángeles, experimentar sueños, visio-nes y revelaciones, y entender y conocer a Dios por símismos. ¿No es acaso un apoyo y sostén para ustedes?Sí, y les demostrará que están siguiendo los pasos depueblos antiguos. Podrán ver lo que ellos vieron y comprender lo que ellos disfrutaron”(Enseñanzas de los Presidentes de la Iglesia: BrighamYoung, 1997, pág. 130).

GEORGE ALBERT SMITH (1870–1951),

OCTAVO PRESIDENTE DE LA IGLESIA

“Cuando el Señor puso a nuestrosprimeros padres sobre la tierra les dioinstrucciones y de vez en cuando ha

enviado a Sus profetas para aconsejar a la descenden-cia de ellos. En el Antiguo Testamento y en el NuevoTestamento tenemos las enseñanzas del Señor, no delhombre, sino el consejo de nuestro Padre Celestial,que tiene como fin dirigirnos por el camino que final-mente culminará en el reino celestial. ¡Cuán hermosoes saber que hay un sendero que conduce a un reinoglorioso!” (en Conference Report, octubre de 1937,pág. 49).

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JOSEPH FIELDING SMITH (1876–1972),

DÉCIMO PRESIDENTE DE LA IGLESIA

“La Santa Biblia ha tenido mayor in-fluencia para bien en el mundo quecualquier otro libro jamás publicado…

La razón de la gran influencia para bien de la Biblia esque es un libro inspirado; contiene la palabra de Dios aSus profetas, quienes escribieron y proclamaron segúnlas indicaciones del Espíritu Santo desde el comienzo delmundo. Ha sido objeto de críticas adversas por estamisma razón. De no haber sido un registro inspirado, suscríticos le habrían prestado menos atención, pues éstos

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son inspirados por el autor de la maldad, aquel que en elcomienzo juró en su ira que pondría todo su empeño endestruir la obra de Dios” (Seek Ye Earnestly, recopiladopor Joseph Fielding Smith, hijo, 1972, pág. 363).

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SPENCER W. KIMBALL (1895–1985),

DUODÉCIMO PRESIDENTE DE

LA IGLESIA

“Desde mi infancia había disfrutadolos relatos simplificados e ilustrados de

la Biblia, pero la Biblia original se me hacía tan inter-minable, tan difícil de entender que la había evitadohasta que recibí un desafío [cuando en mi adolescenciaasistí a una conferencia de estaca. El orador] discursósobre el valor de leer la Biblia y, para concluir, pidió quelevantaran la mano todos los que la hubieran leído porcompleto. De esa enorme congregación, las manos quese levantaron fueron tan pocas y tan tímidas… La im-presión que recibí me impulsó a tomar la inalterable de-terminación de leer ese gran libro.

“Nada más llegué a casa después de la reunión co-mencé con el primer versículo de Génesis y proseguífielmente cada día con la lectura.

“¡Qué satisfacción para mí cuando [un año mástarde] me di cuenta de que había leído la Biblia de prin-cipio a fin! ¡Qué júbilo en el espíritu!…

“Se los recomiendo” (“What I Read as a Boy”,Children’s Friend, noviembre de 1943, pág. 508).

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EZRA TAFT BENSON (1899–1994),

DECIMOTERCER PRESIDENTE DE

LA IGLESIA

“Aprecio con todo el corazón laBiblia, tanto el Nuevo como el

Antiguo Testamento. Este libro es una fuente de gran-des verdades; nos enseña sobre la vida y el ministerio

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el Maestro; en sus páginas aprendemos que la manoe Dios ha dirigido los asuntos de Su pueblo desde elomienzo de la historia de la tierra. Sería imposiblealcular el inmenso impacto que la Biblia ha tenido

en la historia del mundo. El contenido de sus páginasa bendecido la vida de innumerables generaciones”“El don de la revelación moderna”, Liahona, enero de987, pág. 78).

HOWARD W. HUNTER (1907–1995),

DECIMOCUARTO PRESIDENTE DE

LA IGLESIA

“Al leer y estudiar las Escrituras ga-namos conciencia de las muchas pro-

esas condicionales que el Señor nos ha hecho a fin denimarnos a ser obedientes y a vivir con rectitud. Laistoria israelita está repleta de ejemplos de convenios,s cuales forman uno de los temas principales delntiguo Testamento: las promesas de Dios a cambio des pactos hechos por los profetas y el pueblo… Si

eaccionamos como Josué, Abraham, Raquel y Rebeca,uestra respuesta será, simplemente, ir y hacer lo quel Señor nos haya mandado” (“Nuestro compromisoon Dios”, Liahona, enero de 1983, págs. 109, 111).

GORDON B. HINCKLEY (1910)

DECIMOQUINTO PRESIDENTE DE

LA IGLESIA

“Para comprender las cosas de Diosnecesitamos de todos los libros canóni-

os. La Biblia nos da la base de nuestra fe: el Antiguoestamento nos hace llegar la palabra de Jehová poredio de los antiguos profetas; el Nuevo Testamento ex-

one, de una manera hermosa, la incomparable vida y elcrificio del Salvador del mundo” (“‘El orden y la vo-ntad de Dios’”, Liahona, agosto de 1989, pág. 2). �

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El estudio y la enseñanzadel Antiguo Testamento

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Todos precisamos una mejor comprensión del plan eterno de felicidad y el AntiguoTestamento tiene mucho que ofrecernos como maestro.

Lo que toda persona quiere es la fe-licidad, y lo que nosotros querremospor el resto de la vida y por la eter-nidad es la felicidad. Puede que mu-chos de nosotros no sepamos qué esla felicidad ni cómo se obtiene, o

que no entendamos mucho sobre la desdicha y sus cau-sas; pero sí hemos probado un poco de ambas condicio-nes; conocemos la diferencia que existe entre ellas ypreferimos la felicidad.

El gran plan de felicidad de Dios nos aleja de la desdi-cha y no se nos tiene que convencer que un plan de feli-cidad es algo bueno; no obstante, todos debemoscomprender mejor lo que se requiere para seguir el plan,y la mayoría precisa más confianza en que podemos ha-cerlo. Dado que todos deseamos la felicidad hoy y siem-pre, cuando sintamos que se satisface esa necesidad,querremos recordar aquellas experiencias y comenzare-mos a practicar lo que nos dará la habilidad de perseve-rar hasta el fin.

Tal vez se preguntan si el Antiguo Testamento es untexto que nos podrá ayudar a encontrar el camino haciala felicidad. ¿Por qué dedicamos tanto tiempo a libros queparecen estar tan alejados de las circunstancias y los retosa los que hacemos frente? Un gran maestro me dio unarespuesta a esa interrogante.

por el élder Henry B. Eyringdel Quórum de los Doce Apóstoles

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LEAMOS 2 NEFI 25–33

El presidente Marion G. Romney (1897–1988),Consejero de la Primera Presidencia, habló de ese temahace veintitrés años y tituló su discurso: “The Message ofthe Old Testament” [“El mensaje del AntiguoTestamento”]. Lo he leído muchas veces y sé que sus pa-labras son verdaderas. Él dijo: “No creo que haya una ex-plicación más sencilla, clara ni relevante del mensaje delAntiguo Testamento que la que encontramos en los ca-pítulos 25 al 33 de 2 Nefi. Considero que un estudio de-tenido de estos capítulos, orando al respecto, resultaríamenester para cualquier persona que desee comprender yenseñar el mensaje del Antiguo Testamento. En estos ca-pítulos, Nefi separó lo importante de lo que no lo era ytambién explicó por qué son importantes estas enseñan-zas para los que vivimos en los últimos días” (véase“Anales de gran valor”, Liahona, diciembre de 1985, pág. 28).

Entonces el presidente Romney leyó los siguientesversículos del capítulo 25 de 2 Nefi:

“Porque nosotros trabajamos diligentemente para es-cribir, a fin de persuadir a nuestros hijos, así como a nues-tros hermanos, a creer en Cristo y a reconciliarse conDios; pues sabemos que es por la gracia por la que nossalvamos, después de hacer cuanto podamos;

“y a pesar de que creemos en Cristo, observamos la leyde Moisés, y esperamos anhelosamente y con firmeza enCristo, hasta que la ley sea cumplida.

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“No creo que haya una

explicación más sencilla,

clara ni relevante del

mensaje del Antiguo

Testamento que la que

encontramos en los capítu-

los 25 al 33 de 2 Nefi.

Considero que un estudio

detenido de esos capítulos,

orando al respecto, resul-

taría menester para cual-

quier persona que desee

comprender y enseñar el

mensaje del Antiguo

Testamento”.

—Presidente

Marion G. Romney

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“Pues para este fin se dio la ley; por tanto, para noso-tros la ley ha muerto, y somos vivificados en Cristo acausa de nuestra fe; guardamos, empero, la ley, a causa delos mandamientos (2 Nefi 25:23–25).

Si estudian esos nueve breves capítulos de 2 Nefi taly como les sugirió el presidente Romney —y mi deseo y

Acudan a las Escrituras como un

niño, dispuestos a aprender, y

así será. Acudan como un hom-

bre sabihondo y no terminarán

ni una pizca más sabios.

mi ruego es que lo hagan—, hallarán en ellos un la-mento por los que escojan no recibir las palabras queDios nos ofrece por medio de Sus profetas. Son dos losmotivos que tengo para que lean dichos lamentos. Elprimero es que les servirán de consuelo en esos días enque los que están a su alrededor parezcan no recibir las

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palabras que Dios les ofrece por medio de ustedes. Es deutilidad el saber que grandes profetas como Nefi e Isaíasexperimentaron días semejantes, y muchos de ellos. Elsegundo es que Nefi explica el motivo por el que no serecibirían sus palabras. En su descripción del fracaso,nos enseña también el camino que conduce al éxito.Eso suele ocurrir en los relatos de tragedias de lasEscrituras que escriben los profetas. De este modo, losciclos continuos de decadencia y recuperación espiri-tual del Antiguo Testamento pueden resultar esperan-zadores e instructivos.

Por ejemplo, en el capítulo 27, versículo 5, Nefi se la-menta por aquellos cuya dureza de corazón él prevé en eldía de los gentiles:

“Porque he aquí, el Señor ha derramado sobre voso-tros el espíritu de un profundo sueño; pues he aquí quehabéis cerrado vuestros ojos y rechazado a los profetas; ya vuestros gobernantes y a los videntes él ha cubierto acausa de vuestra iniquidad”.

Luego, en el capítulo 29, versículo 8, prevé incluso alos que rechazarán las palabras de él, las cuales sabe quele fueron dadas por el Salvador, y les da la misma repri-menda que sabe que les dará el Señor en ese día, palabrasque sólo un vidente podría conocer:

“¿Por qué murmuráis por tener que recibir más de mipalabra? ¿No sabéis que el testimonio de dos naciones oses un testigo de que yo soy Dios, que me acuerdo tantode una nación como de otra? Por tanto, hablo las mismaspalabras, así a una como a otra nación. Y cuando las dosnaciones se junten, el testimonio de las dos se juntarátambién”.

EL RECIBIR LA PALABRA DE DIOS

Las palabras de Nefi dejan bien claro tanto la dificul-tad de enseñar la palabra de Dios como su importancia.Los que no reciban las palabras de Dios, las cuales noso-tros debemos enseñar, serán juzgadas por ellas. El presi-dente Romney nos ha ofrecido ayuda para esa sagradatarea de la enseñanza y yo confirmo su promesa.

Primeramente, en sus preparativos para enseñar, al

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leer las Escrituras, deben escudriñarlas y no buscar inter-pretarlas según más les convenga. El presidente Romneyenseñó en cuanto a la diferencia que existe entre esas dosformas de encarar las Escrituras: “El escudriñarlas…como nos insta a hacer Jesucristo, dista mucho de buscaren ellas pasajes que se presten a apoyar una conclusiónpredeterminada” (“The Message of the Old Testament”,pág. 2). Acudan a las Escrituras como un niño, dispues-tos a aprender, y así será. Acudan como un sabihondo yno terminarán ni una pizca más sabios.

Segundo, aprenderán con mayor facilidad de lasEscrituras si las escudriñan con una pregunta en mente ycon la determinación de obrar de acuerdo con la res-puesta a esa pregunta. Podemos recibir lo que nos puedeparecer una nueva verdad cuando leemos de nuevo unpasaje determinado pero con preguntas nuevas. Yo acudía esos capítulos de 2 Nefi con esta pregunta: ¿Cómopuedo estudiar o enseñar el Antiguo Testamento deforma tal que tanto mis alumnos como yo encontremos lafelicidad ahora que estamos juntos, y después, cuandoellos o yo tengamos que enfrentarnos solos a las pruebas?

Al estudiar 2 Nefi, intenté seguir ambas partes de eseconsejo. Leí los capítulos con detenimiento, repetidasveces, línea por línea, palabra por palabra. Busqué es-tructuras sintácticas, verdades que Nefi repitiera, ideasque él expusiera más de una vez, y encontré una. La com-partiré con ustedes con la esperanza de que les sirva dealiento para escudriñar por ustedes mismo. Lo que en-contré me resultó útil y puede que también lo sea paraustedes. Mi esperanza es que ustedes escudriñen lasEscrituras con el deseo de ser instruidos respecto a lo quedeben hacer.

Para mí, parecía haber un mensaje repetido en la en-señanza de Nefi, el cual dio respuesta a mi pregunta, y esel siguiente: Las palabras de Dios, pronunciadas por losprofetas, las recibirán únicamente los que tengan el espí-ritu de profecía, que es un don del Espíritu y que proce-de del testimonio de Jesucristo y lo confirma.

Nefi deja bien claro que lo que necesitamos tantoahora como más adelante es algo que él llama el espíritu

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de profecía. A continuación se cita el versículo 4 del ca-pítulo 25 de 2 Nefi:

“Por tanto, escuchad, oh pueblo mío, que sois de lacasa de Israel, y dad oídos a mis palabras; pues aunque laspalabras de Isaías no os son claras a vosotros, sin embar-go, son claras para todos aquellos que son llenos del espí-ritu de profecía”.

Luego, en el versículo 26, nuevamente habla de laprofecía, pero aclara la relación de ésta con el testimoniode Jesús. Las palabras de los profetas nos parecerán clarascuando tengamos el espíritu de profecía, y eso depende-rá de nuestro testimonio de Jesucristo. Fíjense en cómoNefi emplea este hecho:

“Y hablamos de Cristo, nos regocijamos en Cristo, pre-dicamos de Cristo, profetizamos de Cristo y escribimossegún nuestras profecías, para que nuestros hijos sepan aqué fuente han de acudir para la remisión de sus pecados”.

Entonces Nefi pasa a enseñar que para recibir las pala-bras de los profetas, debemos obedecerlas. No basta conque sepamos que son verdaderas ni incluso con que lasentendamos todas. Debemos obedecerlas, o la convicciónde la verdad se irá difuminando y su significado se irá os-cureciendo. Fíjense en el versículo 30 del capítulo 28:

“Pues he aquí, así dice el Señor Dios: Daré a los hijosde los hombres línea por línea, precepto por precepto, unpoco aquí y un poco allí; y benditos son aquellos que es-cuchan mis preceptos y prestan atención a mis consejos,porque aprenderán sabiduría; pues a quien reciba, le darémás; y a los que digan: Tenemos bastante, les será quita-do aun lo que tuvieren”.

Entonces, como si Nefi supiera lo duro que puede serel camino que nos aguarda, describe lo que hará faltapara perseverar: el valor y la fortaleza que sólo recibenaquellos cuyo testimonio de Jesucristo les ha llevado aobedecer hasta el punto de estar llenos de la esperanza yla caridad suficiente para el camino. Fíjense en los requi-sitos y en la promesa del versículo 20 del capítulo 31:

“Por tanto, debéis seguir adelante con firmeza enCristo, teniendo un fulgor perfecto de esperanza y amorpor Dios y por todos los hombres. Por tanto, si marcháis

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adelante, deleitándoos en la palabra de Cristo, y perseve-ráis hasta el fin, he aquí, así dice el Padre: Tendréis lavida eterna”.

Nefi deja claro que el espíritu de profecía y el testimo-nio de Jesús son dones que se deben buscar en oración. Yes evidente que él mismo no se excusa de ello. Fíjense enlo que dice en los versículos 4 y 5 del capítulo 32:

“Por tanto, si después de haber hablado yo estas pala-bras, no podéis entenderlas, será porque no pedís ni lla-máis; así que no sois llevados a la luz, sino que debéisperecer en las tinieblas.

“Porque he aquí, os digo otra vez, que si entráis por lasenda y recibís el Espíritu Santo, él os mostrará todas lascosas que debéis hacer”.

Luego, en los versículos 8 y 9, Nefi amplía la instruc-ción sobre la oración:

“Y ahora bien, amados hermanos míos, percibo queaún estáis meditando en vuestros corazones; y me dueletener que hablaros concerniente a esto. Porque si escu-chaseis al Espíritu que enseña al hombre a orar, sabríaisque os es menester orar; porque el espíritu malo no ense-ña al hombre a orar, sino le enseña que no debe orar.

“Mas he aquí, os digo que debéis orar siempre, y nodesmayar; que nada debéis hacer ante el Señor, sin queprimero oréis al Padre en el nombre de Cristo, para queél os consagre vuestra acción, a fin de que vuestra obrasea para el beneficio de vuestras almas”.

Ahora bien, después de advertirnos que debemos orar,Nefi, en el versículo 4 del capítulo 33, nos enseña pormedio de su ejemplo:

“Y sé que el Señor Dios consagrará mis oraciones parael beneficio de mi pueblo. Y las palabras que he escrito endebilidad serán hechas fuertes para ellos; pues los per-suaden a hacer el bien; les hacen saber acerca de sus pa-dres; y hablan de Jesús, y los persuaden a creer en él y aperseverar hasta el fin, que es la vida eterna”.

Para mí, ahí apareció por lo menos el comienzo de larespuesta a mi pregunta.

Recordarán que mi pregunta era: ¿Cómo puedo estu-diar o enseñar el Antiguo Testamento de forma que tanto

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mis alumnos como yo encontremos la felicidad ahora queestamos juntos, y después, cuando ellos o yo tengamosque enfrentarnos solos a las pruebas? La respuesta: Misalumnos y yo recibiremos las palabras de los profetascuando ellos y yo tengamos el espíritu de profecía y el

testimonio de Jesucristo. Entonces, el Espíritu Santo nosdirá lo que debemos hacer. Cuando obedezcamos, recibi-remos más luz. Cuando desobedezcamos, con el tiempo laluz será retirada. La oración será nuestra aliada y aun enesta vida difícil podremos hallar paz, la cual procede de

Nefi deja claro que el espíritu

de profecía y el testimonio de

Jesús son dones que se deben

buscar en oración.

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Sentirán una mayor

felicidad, un aprecio más

profundo, cuando estu-

dien o enseñen sobre

las ocasiones en las que

los profetas hablaron de

Jehová y de cuando el

pueblo recibió Sus

palabras y se

volvió a Él.

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vivir el Evangelio, así como la esperanza de la vida eter-na en el mundo venidero, el mayor de todos los dones deDios. Así es como mis alumnos y yo encontraremos la fe-licidad que buscamos, ahora y después.

De nuevo les exhorto a buscar respuestas para otraspreguntas. El presidente Romney dijo que Nefi puede en-señarnos lo que en el Antiguo Testamento es importan-te. Por ejemplo, Nefi enseña que Dios envía profetas paraadvertirnos sobre la destrucción. Él deja bien claro que esel amor por las personas y por Dios lo que lo lleva a él ya otros profetas a hablar del pecado sin rodeos. Habla desus luchas personales. Ciertamente, esos temas son uncomienzo para la pregunta que ustedes podrían hacer:“¿Qué será de mayor provecho para mí y mis alumnos ennuestro estudio del Antiguo Testamento?”.

CUATRO SUGERENCIAS PARA ESTUDIAR Y ENSEÑAR EL

ANTIGUO TESTAMENTO

Permítanme compartir con ustedes las lecciones quehe aprendido por haber seguido el consejo del presidenteRomney:

Primero, estaría más deseoso de ser instruido. Escucharíaa los demás como si creyera que el Espíritu pudiera ense-ñarme a través de sus palabras. Iría a todas las clases po-sibles con la esperanza de aprender del que fuera llamadoa enseñarme. Leería los materiales que se me dieran ymeditaría en ellos. Leería las Escrituras y suplicaría enoración que fuera instruido de lo alto. Ahora bien, exis-ten límites en el tiempo del que dispongo, pero no así enmi determinación para ser instruido.

Segundo, pensaría más a menudo y con más detenimientoen el Salvador y en Su misión. Gran parte del AntiguoTestamento se puede enseñar mediante relatos dramáti-cos, costumbres fascinantes y bellas formas literarias;pero sentiré una mayor felicidad, un aprecio más profun-do, si estudio o enseño sobre las ocasiones en las que losprofetas hablaron de Jehová y de cuando el pueblo reci-bió Sus palabras y se volvió a Él. Sentiría pesar cuando elpueblo se alejara del prometido Salvador de la humani-dad y se dirigiera hacia la miseria. Puedo prometerles que

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si lo hacen, el Espíritu vendrá y ustedes percibirán menosde la sórdida maldad de la gente y sus abominaciones, ymás del amor de su Dios, quien los amonestó contra lainiquidad y la idolatría, quien les suplicó que acudieran aÉl, y quien les seguía extendiendo la mano aun cuandoestaban en su estado de maldad y aflicción.

Tercero, me esforzaría más por llegar a conocer a los profe-tas al nivel más personal posible. Leería el libro de Abrahamy el de Moisés no sólo en busca de las doctrinas, sino paraconocer el corazón de ellos. Intentaría sentir lo que sintie-ron Job y Jeremías. Trabajaría y oraría para conocer el ca-rácter y las pruebas de los profetas. Y puedo prometerlesque así será, porque lo he puesto a prueba. He intentadoestar con Nefi al fin de su ministerio. Leí esos capítulos de2 Nefi una y otra vez para aprender cómo enseñar elAntiguo Testamento. Pero recibí más; llegué a amarle comono había hecho jamás. Cuando lo vea en algún momento ylugar futuro, él verá mayor cariño y admiración en mis ojos.

Y por último, invitaría más cuidadosamente al EspírituSanto a ser mi compañero. Los demás no verían mucho delo que hago, dado que gran parte lo haría en privado,pero sí percibirían el cambio en mí a medida que elEspíritu suaviza mi naturaleza. Lo descubrirían en mimayor paciencia, mi mayor interés en ellos, en mis me-nores deseos de discutir o de menospreciar y en mis ganaspor sonreír un poco más. Se fijarían no sólo en que pa-rezco ser más feliz, sino en que ellos son más felices cuan-do están conmigo. El Espíritu Santo nos enseñará todaslas cosas que debemos hacer para agradar a Dios y así lle-var la felicidad con nosotros.

Les bendigo para que en este año, al estudiar y ense-ñar el Antiguo Testamento, se acerquen más al Señor.Les bendigo para que tengan la certeza de que elSalvador les ama y se preocupa por ustedes, para que enlos años futuros puedan probar el dulce fruto de saberque Él aprecia sus esfuerzos por estudiar y enseñar elAntiguo Testamento. �

Tomado de un discurso pronunciado ante educadores del Sistema

Educativo de la Iglesia en la Universidad Brigham Young el 10 de

agosto de 1999.

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Se nos han dado los medios que precisamos para fortificarnos a nosotras mismas, a nuestros hogares ya nuestras familias “para esta hora” (Ester 4:14).

“Para estapor la Presidencia General de la Sociedad de Socorro

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No hace mucho una maestrade la Sociedad de Socorropidió a los miembros de su

clase que compartieran algo que lespreocupara. Algunas hermanas esta-ban preocupadas por sus hijos, otraspor la salud y otras más por las dificul-tades económicas u otros problemas.

Después de que varias hermanashubieron participado dando su opi-nión, una joven veinteañera levantóla mano y dijo: “He vivido en este ba-rrio toda mi vida, y estas mujeres hansido mis maestras y ahora son misgrandes amigas. Cuando veo todaslas dificultades que han tenido en suvida, no puedo evitar preguntarme sien mi vida tendré éxito, si seré capazde hacer frente a todas las dificulta-des que tenga. ¿Podré lograrlo?”.

Aunque nuestras vidas son dife-rentes, es de esperarse que cada unatendrá que hacer frente a retos yconfrontar la decepción e incluso ladesilusión. ¿Dónde se pueden encon-trar las respuestas a nuestros retos einquietudes?

La hermana Mary Ellen W.Smoot, presidenta general de laSociedad de Socorro, ha declaradoque “en este grandioso momento de

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la historia… todos quieren hallar so-luciones que cambien para bien susvidas. Como hermanas de laSociedad de Socorro, podemos ayu-dar a todos los hijos de Dios a verque las soluciones se encuentrandonde siempre se han encontrado:en las Escrituras, en las enseñanzasde los profetas y en la obediencia aambas” (Sweet Is the Work, 2000, pág.56).

De hecho, la ayuda para nuestrosretos, nuestras preocupaciones ynuestros problemas cotidianos sepuede hallar en la obediencia a lasenseñanzas de los profetas antiguos ymodernos. ¿Es de extrañar que Nefileyera las enseñanzas de Isaías a sufamilia? “…apliqué todas lasEscrituras a nosotros mismos paranuestro provecho e instrucción”, ex-plicó (1 Nefi 19:23). Puesto que hayseguridad en aplicar las palabras delos profetas a nosotras mismas, noso-tras, la Presidencia General de laSociedad de Socorro, deseamos quetodas las hermanas de la Iglesia estu-dien las Escrituras y el consejo de loslíderes de los últimos días, y que orenal respecto y apliquen esas verdadesa sus vidas.

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hora”

Para ayudar a las hermanas en suestudio del Evangelio, este mes(véase la página 24 de este ejemplar)presentamos un nuevo formato parael mensaje de las maestras visitantesque se encuentra en cada ejemplarde la revista Liahona, excepto los nú-meros de las conferencias generales.Cada mensaje de este año se basará

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Para ayudar a las

hermanas en su estudio

del Evangelio, este mes

presentamos un nuevo

formato para el mensaje

de las maestras visitantes.

n la declaración de la Sociedad deocorro (véase Mary Ellen W.moot, “Alégrense, hijas de Sión”,iahona, enero de 2000, págs.11–113). Cada mensaje incluirá pa-ajes pertinentes de las Escrituras,itas seleccionadas de líderes de laglesia y preguntas destinadas a fo-entar un análisis sobre el tema.

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uando las hermanas de la Sociedade Socorro de todo el mundo se visi-en unas a otras, tendrán la oportu-idad de considerar un tema de

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importancia para toda hermana yluego tratarlo basándose en lo queaprendan de las Escrituras y de lasenseñanzas de los siervos inspiradosde Dios.

EL POR QUÉ DE LAS MAESTRAS

VISITANTES

¿Por qué hacemos las visitas comomaestras visitantes? Con lo ocupadaque está la gente hoy día, el requerirque se haga una visita a veces puedeparecer todo un reto.

La respuesta a esa pregunta esbien sencilla. Cuando deseamos “en-trar en el redil de Dios y ser llamadossu pueblo”, nos bautizamos, y a tra-vés del bautismo indicamos ademásque estamos “dispuestos a llevar lacargas los unos de los otros” y a “llo-rar con los que lloran;… consolar alos que necesitan de consuelo, y sertestigos de Dios en todo tiempo, y entodas las cosas y en todo lugar”(Mosíah 18:8–9).

El hacer las visitas de maestrasvisitantes es una forma de ayudar-nos a cuidarnos y a preocuparnos lasunas por las otras. Es una de las for-mas que tenemos de cultivar las ca-racterísticas de un seguidor deJesucristo, una manera de asegurar-nos de que nadie esté solo en elreino del Señor.

El presidente Joseph F. Smith(1838–1918) dijo que la Sociedad deSocorro “tiene suprema importancia.No sólo tiene que atender a las nece-sidades del pobre, del enfermo y delmenesteroso, sino que parte de sudeber —la parte principal— es velarpor el bienestar espiritual y la salva-ción de las madres e hijas de Sión”

L I A

(Enseñanzas de los Presidentes de laIglesia: Joseph F. Smith, 1998, pág.199).

A través de las visitas de las maes-tras visitantes, proporcionamos cui-dado tanto espiritual como temporal,y el compartir un mensaje comoparte central de ese cuidado —espe-cialmente si ese mensaje está afian-zado en las Escrituras y en lasenseñanzas de los líderes de laIglesia— invita al Espíritu del Señora la vida y a los hogares de las her-manas a quienes visitamos.

CÓMO EMPLEAR LOS MENSAJES DE

LAS MAESTRAS VISITANTES

Los cuatro componentes delnuevo formato del mensaje de lasmaestras visitantes (el tema; los pa-sajes relacionados de las Escrituras;las enseñanzas de los profetas, após-toles y otros líderes de la Iglesia; y laspreguntas para analizar) se puedencombinar de manera que, al hacer lasvisitas, proporcionen una experien-cia que nos sirva para enseñarnos yfortalecernos unas a otras.

Sin duda, la enseñanza más eficazse logra cuando tanto el maestrocomo el alumno participan y apren-den el uno del otro (véase D. y C.50:22). Las hermanas serán nutridaspor la buena palabra de Dios y nues-tros testimonios se fortalecerán alcomentar lo que sentimos cuandoleemos las Escrituras y las palabras delos líderes de la Iglesia y cuando apli-camos dichas enseñanzas a nuestrodiario vivir.

En vez de leer las experiencias deotras personas y los relatos relaciona-dos con el tema, podemos, cuando

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sea apropiado, compartir nuestraspropias experiencias y hablar de porqué lo que se haya aprendido de todoello se aplica a nuestra vida.Podemos invitar a las hermanas a lasque visitamos a hacer lo mismo.Podemos hacernos a nosotras mis-mas las preguntas para analizar y, sies apropiado, a las hermanas a quie-nes enseñamos.

PODER EN LA PALABRA DEL SEÑOR

¿Alguna vez ha sentido como si unpasaje determinado de las Escriturasle hablara directamente a su corazóny le ayudara a dar respuesta a un pro-blema o a una pregunta actual?¿Alguna vez ha sentido el Espíritu al

aprender una preciada verdad de lasEscrituras o de un líder de la Iglesia?El élder Neal A. Maxwell, delQuórum de los Doce Apóstoles, hadicho que “las Escrituras no sólo dantestimonio de la verdad sobre Cristoy Su relevancia para la humanidad,sino que, de cierto modo, son comoun cancionero. Hay muchas melodíasque se deben cantar y oír… Sólo mediante la participación personalcon las Escrituras podemos hallar las “canciones” en particular que

Sin duda, la enseñanza más eficaz

se logra cuando tanto el maestro

como el alumno participan y

aprenden el uno del otro.

satisfagan nuestras necesidades…Debemos, nosotros mismos, abrir ellibro y oír la música” (A Time toChoose, 1972, pág. 52).

Al compartir nuestros sentimien-tos y pensamientos en cuanto al con-sejo que se encuentra en los mensajesde las maestras visitantes, encontrare-mos modos de aplicar a nuestra vidalas palabras de los profetas de los últi-mos días y de los demás líderes de laIglesia y de los profetas de la antigüe-dad. Las Escrituras son constantes yeternas. Y esto mismo es cierto de lasenseñanzas de los profetas modernos,pues el Señor ha dicho: “…sea por mipropia voz o por la voz de mis siervos,es lo mismo” (D. y C. 1:38).

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Conforme las hermanas estudienlas Escrituras y las enseñanzas de loslíderes de la Iglesia, estamos conven-cidas de que ocurrirán varias cosas:

En primer lugar, y lo que es másimportante, el Espíritu acudirá a loshogares de nuestras hermanas conpoder aún mayor. Podemos tener ex-periencias como las que tuvieron losdiscípulos del Salvador cuando pre-guntaron: “…¿No ardía nuestro co-razón en nosotros… cuando nosabría las Escrituras?” (Lucas 24:32).

En segundo lugar, aumentaránuestra comprensión de la relaciónque tenemos con la divinidad, pueses imposible estudiar las Escriturascon regularidad sin llegar a entendermás claramente quiénes somos. Y re-cordaremos que “a causa del conve-nio que [hemos] hecho, [seremosllamadas]… sus hijas” (Mosíah 5:7).

Tercero, a medida que las madres,abuelas, esposas, hermanas, hijas ytías se fortalezcan, las familias se for-talecerán. Al sentir el Espíritu ycomprender que el estudio delEvangelio incrementa nuestra habili-dad para recibir revelación personal,sabremos mejor cómo criar a nues-tros “hijos en la luz y la verdad” (D. y C. 93:40).

Cuarto, encontraremos solucio-nes a los problemas propios y a los denuestras familias, pues al “[deleitar-nos] en las palabras de Cristo”, éstasnos dirán todas las cosas que debe-mos hacer (2 Nefi 32:3). No estamossolas. El Señor nos guiará si le busca-mos diligentemente.

Quinto, sentiremos una paz, unafortaleza y un consuelo mayores,pues el Señor ha prometido estar a

L I A

nuestra diestra y a nuestra siniestra,y que Su Espíritu estará en nuestrocorazón y que Sus ángeles estarán anuestro alrededor para sostenernos(D. y C. 84:88).

Sexto, nuestro testimonio delSalvador y nuestra comprensión delpoder de la Expiación también au-mentarán. Iremos “a Cristo, y [nosperfeccionaremos] en él… para quepor su gracia [seamos] perfectos en Cristo… entonces [somos] santi-ficados en Cristo por la gracia deDios, mediante el derramamiento de la sangre de Cristo” (Moroni10:32–33).

Séptimo, las hermanas permane-cerán en el camino que lleva de re-greso a nuestro Padre Celestial,donde podremos levantarnos para“morar a la diestra de Dios, en un es-tado de felicidad perpetua” (Alma28:12).

A medida que las maestras visi-tantes de la Sociedad de Socorro es-tudien y testifiquen de las verdadesdel Evangelio, el resultado de ese es-tudio en todo el mundo será glorioso.A través de la palabra del Señor,toda hermana, toda familia y, final-mente, toda persona, se fortalecerán.

EL RETO

El nuevo formato del mensaje representa una oportunidad maravi-llosa de reajustar nuestro entendi-miento de las visitas de las maestrasvisitantes. Deseamos que todas apro-vechen la oportunidad de tener con-tacto personal con las hermanas dela Iglesia para edificar relacionesafectuosas y enseñar la palabra delSeñor. Tal como Él ha dicho: “Estas

H O N A

22

Page 25: LIAHONA FEBRERO 2002

palabras no son de hombres… sinomías… porque os son dadas por miEspíritu, y por mi poder las podéisleer los unos a los otros” (D. y C.18:34–35).

Que redoblemos nuestra dedica-ción de enseñar y edificar a nuestrashermanas y nos regocijemos en laoportunidad con la que somos ben-decidos: “Y os mando que os ense-ñéis el uno al otro la doctrina delreino” (D. y C. 88:77).

¿Cómo soportaremos las penali-dades de la vida, tal como preguntóaquella joven hermana de laSociedad de Socorro? Lo haremos talcomo lo hizo la reina Ester delAntiguo Testamento. Buscaremos elapoyo de quienes estén a nuestro al-rededor y nos consolaremos en lapregunta que se le hizo a Ester: “¿Yquién sabe si para esta hora has lle-gado al reino?” (véase Ester4:13–16).

Rogamos que, como maestras visi-tantes, avancemos con renovadaconvicción de cuidarnos las unas a las otras y de ser instrumentos para llevar la palabra y el Espíritu del Señor a los hogares de nuestrashermanas. �

A medida que las maestras visi-

tantes de la Sociedad de Socorro

estudien y testifiquen de las

verdades del Evangelio, el

resultado de ese estudio

en todo el mundo será

glorioso. A través de la

palabra del Señor, toda

hermana, toda familia y,

finalmente, toda persona,

se fortalecerán.

Page 26: LIAHONA FEBRERO 2002

MENSAJE DE LAS MAESTRAS VISITANTES

COMPRENDAMOS NUESTRA NATURALEZA DIVINA

ADÁN

Y E

VA,

POR

DEL

PAR

SON

.

L ea lo siguiente con las hermanasa las que visite y analice conellas las preguntas, los pasajes de

las Escrituras, así como las enseñanzasde los líderes de la Iglesia. Comparta susexperiencias y su testimonio, e invite alas hermanas a las que enseñe a hacerlo mismo.

PRESIDENTE JAMES E. FAUST,

SEGUNDO CONSEJERO DE LA

PRIMERA PRESIDENCIA

“La nueva declaración de laSociedad de Socorro comienza así:‘Somos hijas espirituales de Diosamadas por Él’. El ser hija de Diossignifica que ustedes son progenie dela Deidad, descendientes literales deun Padre Celestial, que han hereda-do un potencial y atributos divinos.El ser hija de Dios también significaque han nacido de nuevo, que hansido cambiadas de un ‘estado carnaly caído, a un estado de rectitud’[Mosíah 27:25]… El ser hija de Diossignifica que si buscan su verdaderaidentidad podrán encontrarla; sa-brán quiénes son” (“Lo que significaser una hija de Dios”, Liahona, enerode 2000, págs. 120, 123).

MOSÍAH 5:7

“…a causa del convenio que ha-béis hecho, seréis llamados progeniede Cristo, hijos e hijas de él, por-que he aquí, hoy él os ha engen-drado espiritualmente; puesdecís que vuestros corazoneshan cambiado por medio dela fe en su nombre; por tanto,

habéis nacido de él y habéis llegado aser sus hijos y sus hijas”.

D. y C. 138:38–39

El presidente Joseph F. Smith(1838–1918) vio en una visión lavisita de Cristo al mundo de los es-píritus mientras Su cuerpo estabaen la tumba: “Entre los grandes ypoderosos que se hallaban reunidosen esa numerosa congregación delos justos estaba nuestro padreAdán, el Anciano de Días y padrede todos,

“y nuestra gloriosa madre Eva,con muchas de sus fieles hijas quehabían vivido en el curso de las eda-des y adorado al Dios verdadero y viviente”.

PRESIDENTE GORDON B. HINCKLEY

“La mujer es la creación supremade Dios. Únicamente después de quela tierra hubo sido formada… y des-pués de que el hombre hubo sidopuesto sobre la tierra, se creó a lamujer; y fue sólo entonces que se dijo

que la obra se había terminado y queera buena.

“De todas las creaciones delTodopoderoso, no hay ninguna quesea más bella, ninguna que sea másinspiradora que una bella hija deDios que vive una vida virtuosa,con el entendimiento de por quédebe hacerlo, que honra y respetasu cuerpo como algo sagrado y divi-no, que cultiva su mente y queconstantemente ensancha el hori-zonte de su inteligencia, que nutresu espíritu con verdad sempiterna”(“Our Responsibility to Our YoungWomen”, Ensign, septiembre de1988, pág. 11).

“Vivan conforme a la magníficaherencia que el Señor Dios, nuestroPadre Celestial, les ha conferido.Elévense por encima del polvo delmundo, amparadas en el conoci-miento de que son hijas de Dios conun derecho divino. Caminen a la luzdel sol con la cabeza en alto sabien-do que se les ama y honra, que sonparte de Su reino y que hay para us-tedes una gran tarea que no puededelegarse a nadie” (véase “Vivid con-forme a vuestra herencia”, Liahona,enero de 1984, pág. 144).

� ¿Qué podría hacerle olvidar queusted es una hija de Dios?

� El saber que es una hija de Dioscon potencial divino, ¿qué efecto surte

en las decisiones que tome?¿Cómo influye ese conocimientoen su relación con Dios y con losdemás? �

Page 27: LIAHONA FEBRERO 2002

¿Qué podemos hacer cuando enla escuela se habla de temas inapropiados?

PREGUNTAS Y RESPUESTAS

Estas respuestas se dan como ayuda y orientación para

los miembros de la Iglesia, y no como doctrina religiosa.

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LA RESPUESTA DE LIAHONATu respuesta a cada conversación inapropiada no va a ser siempre la

misma. Debes tener en cuenta quiénes son las personas que así hablan, turelación con ellas y hasta lo que se está diciendo.

Hay diversos tipos de conversación inapropiada, entre los que se inclu-yen los chismes, el sarcasmo, las mentiras, los relatos soeces y la blasfemia.A veces, estando entre amigos, no hace falta más que un recordatorioamable; y en ocasiones, aun cuando el ofensor sea un completo descono-cido, puedes sentirte impulsado a decir lo que piensas, especialmente si esapersona está diciendo algo cruel o falso respecto a alguien más o está to-mando el nombre del Señor en vano.

F E B R E R O D E 2 0 0 2

25

LAS RESPUESTAS DE LOSLECTORES

En la escuela suelo retirarme a unlugar donde puedo centrarme más enlas cosas de Dios o en mis tareas aca-démicas. En la mayoría de los casos,la biblioteca me ofrece el mejor lugarpara retirarme. Recuerda que nopuedes agradar a Dios sin molestar aSatanás.

Lorenzo Nii Ashie Myers,

Barrio Cape Coast 2,

Estaca Cape Coast, Ghana

Enseño a jóvenes de 12 a 16 años ycasi a diario tengo que oír un voca-bulario soez. Las más de las veces misalumnos respetan mi opinión y si seles escapa una palabrota, general-mente se disculpan de inmediato.

Desde el comienzo del curso lesenseño el respeto hacia los demás yles señalo que deben pensar en loque realmente están diciendo y en side verdad lo piensan así y quierendecirlo.

Hans Roth,

Barrio Wettingen,

Estaca Zurich, Suiza

Mis amigos solían decir vulgarida-des durante el recreo. Al principiome marchaba, pero luego decidí sermás audaz, así que les dije que habíamuchas cosas buenas para pensar yhablar y les expliqué que no queríatener la mente llena de cosas sinvalor.

Page 28: LIAHONA FEBRERO 2002

Pero si no conoces bien a los alumnos que están hablando de forma ofen-siva e intentas cambiar su comportamiento con tus palabras, podrían consi-derarte una persona impertinente. Esa forma de actuar podría dañar futurasoportunidades de trabar amistad con ellos, una relación que podría incluir elcompartir el Evangelio. En esas circunstancias, la mejor alternativa tal vez seaalejarte de la conversación e intentar dar un buen ejemplo sin tener una ac-titud sentenciadora.

Si, por el contrario, esos alumnos son amigos o compañeros a los que co-noces bastante bien, quizá podrás expresarles con tacto que su conversaciónte resulta ofensiva. De esa manera, es posible que te pregunten sobre tusnormas.

En la mayoría de los casos, la forma en que expreses tus sentimientos influi-rá enormemente en cómo se reciban. Una vez que el presidente Spencer W.Kimball (1895–1985) estaba en el hospital, “mientras era conducido en unacamilla hacia la sala de operaciones, el joven enfermero accidentalmente semagulló un dedo entre el marco de la puerta y el respaldo metálico de la camaen donde yacía el Profeta ya bajo los efectos de un sedante. Cuando ocurrióel incidente, el joven, adolorido… utilizó el nombre del Salvador en vano. Elpresidente Kimball reaccionó de inmediato, abrió los ojos y amablemente re-prendió al enfermero diciendo: ‘Jovencito, no diga eso, ¡Él es mi mejoramigo!’ ” (Robert E. Wells, “Amigos, siervos, hijos del Salvador”, Liahona,enero de 1983, pág. 132). ¿Podría persona alguna ofenderse por una repri-menda semejante?

Puede que el consejo más útil sea que busques la guía del Espíritu. Ora res-pecto a qué hacer en cuanto a las conversaciones inapropiadas, pero prepá-rate para obedecer. A veces la respuesta correcta puede que no sea larespuesta fácil ni la que desees. �

Si nuestros lectores desean hacer que esta sección de PREGUNTAS Y RES-PUESTAS sea más útil, pueden contestar a la pregunta que aparece a continua-ción. Sírvanse enviar sus respuestas antes del 1 de abril de 2002 a: QUESTIONSAND ANSWERS 04/02, Liahona, Floor 24, 50 East North Temple Street,Salt Lake City, UT 84150-3223, USA; o a la dirección de correo electró[email protected]. La respuesta que envíen puede estar escri-ta a máquina o con letra legible en su propio idioma. A fin de que su respuesta setome en consideración, tengan a bien incluir su nombre, edad, dirección, barrio yestaca (o rama y distrito). Si es posible, incluyan una fotografía suya, la cual no sedevolverá. Se hará una selección representativa de todas las respuestas.

PREGUNTA: A mis amigos les cuesta entender por qué vivo la ley de castidad. ¿Quépuedo decir para ayudarles a entender las enseñanzas del Señor respecto a estetema tan delicado?

“Eviten el hablar depravado”“Eviten el hablar de-

pravado; no tomen el

nombre del Señor en vano… No

es un signo de hombría el usar

en vano y a la ligera el nombre

del Todopoderoso o el de Su

Hijo amado, como muchos sue-

len hacerlo.

“Elijan a sus amigos con de-

tenimiento; son ellos los que los

llevarán en una dirección o en

otra. Todos desean tener ami-

gos; todos necesitan amigos, y a

nadie le gusta estar sin ellos.

Pero nunca pierdan de vista el

hecho de que son sus amigos los

que los llevarán por los sende-

ros que habrán de seguir.

“Aunque deben ser amiga-

bles con todas las personas, se-

leccionen con mucho cuidado a

aquellos que deseen tener cerca

de ustedes; ellos les salvarán en

situaciones donde ustedes ten-

gan dudas para tomar una deci-

sión, y ustedes harán lo mismo

por ellos”.

—Presidente Gordon B.

Hinckley (“El consejo y la ora-

ción de un profeta en beneficio

de la juventud”, Liahona, abril

de 2001, pág. 37).

L I A H O N A

26

Page 29: LIAHONA FEBRERO 2002

Ellos hicieron caso omiso de mipetición, excepto mi amiga Ivette.Cuando los demás hacían comenta-rios inapropiados, ella solía decir:“Véte a otra parte”. A veces se ibaconmigo. Más tarde recibió a los mi-sioneros.

Suamny Milagros Cedano

de Franco,

Rama Villa Canales,

Estaca Villa Hermosa, Ciudad

de Guatemala, Guatemala

Una vez, durante una sesión deestudio, no podía mantenerme calla-da, así que les pregunté amistosa-mente a mis amigos si podíancambiar de tema. Cuando se nega-ron, yo me fui. Tuve que hacerlo du-rante cada descanso. Con el tiempose mostraron más considerados yhasta cierto punto interesados. Lesdije lo que la Iglesia significa para míy ahora no hablan de temas inapro-piados delante de mí.

Berendina Jantje

Wachtmeester,

Barrio Apeldoorn,

Estaca Apeldoorn, Países

Bajos

Cuando el profeta José Smith es-tuvo en la cárcel y tenía que escu-char a los guardas hablando de cosasterribles, les habló con semejantepoder que aquellos hombres le pidie-ron perdón. Él tuvo el valor de hacerlo correcto.

Giuliana Oliveira Giustiana,

Barrio Barão Geraldo,

Estaca Castelo, Campinas,

Brasil

Debemos tratar a nuestros amigoscon amor y hablarles de las enseñan-zas del Evangelio. Al hacerlo, podre-mos ayudarles a encauzar suspensamientos lejos de las cosas ina-propiadas.

Pouono Lameko,

Barrio Fasitoo Uta,

Estaca Upolu Samoa Faleasi’u

Los años que pasamos en la escue-la nos ofrecen grandes oportunidadesde permitir que brille la luz de nuestroejemplo (véase Mateo 5:16). Cuandonuestros amigos y compañeros hablande forma grosera, podemos cambiaramablemente la conversación. Puedeque algunos se burlen de nuestras cre-encias, pero otros pueden estar bus-cando un ejemplo a seguir.Federico Malara,

Rama Alessandria,

Distrito Vercelli, Italia

Podemos pedirles a nuestros com-pañeros que cambien de tema y, si nolo hacen, podemos irnos y buscar apersonas que quieran hablar de cosasedificantes. No es tan importantetener muchos amigos en la escuelacomo lo es observar las normas delEvangelio.

Caterina Trujillo,

Barrio Coconut Creek,

Estaca Pompano Beach,

Florida

Si la gente dice cosas inapropia-das, me pregunto qué querríaJesucristo que yo hiciera, y entonces

F E B R E R O D E 2 0 0 2

27

comparto mi testimonio sobre lasbendiciones de vivir el Evangelio. Séque somos bendecidos cuando nonos avergonzamos del Evangelio deJesucristo.

Sery Jean Claude Appolinaire,

Barrio Toit Rouge,

Estaca Abidján, Costa de

Marfil

La secundaria fue difícil debido allenguaje y el comportamiento de miscompañeros de clase. Con frecuenciasalía al pasillo para no tener que oírconversaciones inapropiadas. Ayunéy le pedí a mi Padre Celestial queconmoviera sus corazones para queme respetaran, y con el tiempo eso eslo que ocurrió. Cuando alguien ha-blaba de cosas inapropiadas, misamigos solían decir: “Eh, Jezabel estáaquí”. Comenzaron a respetar misvalores y pude darles un ejemplar delLibro de Mormón a dos de ellos.

Jezabel Dana Álvarez,

Barrio Mayoraz,

Estaca Santa Fe Norte,

Argentina

El profeta nos ha aconsejado queno tengamos una actitud de superio-ridad hacia los que no son de nuestrafe. En la mayoría de las conversacio-nes, hay expresiones positivas quepodemos aprovechar para compartirla verdad del Evangelio.

Kenny Richard Ojulari,

Rama Ademulegun,

Misión Nigeria Lagos �

Page 30: LIAHONA FEBRERO 2002

Más que p

Un sábado me hallaba sentado en la sala de estar

con las Escrituras abiertas en la sección 20 deDoctrina y Convenios. Al leer con deteni-

miento las oraciones sacramentales en los versículos 77 y79, subrayé las palabras que podrían ser difíciles de pro-nunciar: santifiques, memoria, mandamientos.

Yo era uno de los presbíteros mayores del barrio y elofrecer esas oraciones se había convertido en algo casi

automático para mí. Siempre me esforzaba porleer las palabras lentamente y con claridad

para contribuir a mantener un espíritu dereverencia durante la reunión sacramen-tal. Pero cuando el asesor del quórumde presbíteros me pidió que ayudara aMatt, el miembro más nuevo del quó-

rum, a prepararse para bendecir laSanta Cena por primera vez, me pre-

gunté si él sería capaz de decir bien todala oración.Conocía a Matt casi desde que mi familia

se hizo vecina de la suya, cuando yo teníanueve años. Matt, que padece del sín-

drome de Down, tenía mi edad y noshicimos amigos. A lo largo de los

años, a medida que crecíamos,

Page 31: LIAHONA FEBRERO 2002

por Peter B. Gardner

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alabras

estaba muy contento al verle recibir el SacerdocioAarónico, jugar en los equipos de básquetbol de la Iglesiay participar en el programa de escultismo y otras activi-dades. Pero como le costaba pronunciar las palabras, mepreguntaba si sería capaz de cumplir con esa responsabi-lidad del sacerdocio.

Cuando Matt llegó a mi casa para practicar las oracio-nes conmigo, tenía una gran sonrisa en el rostro.

“Peter, adivina qué”, dijo con entusiasmo. “Mi herma-no vuelve a casa la semana que viene. Estoy muy con-tento”.

“Es fantástico, Matt”, dije, mientras me daba cuentade que la experiencia de bendecir la Santa Cena por pri-mera vez iba a coincidir con el informe misional de suhermano. Todos sus familiares estarían allí. Sabía que ibaa ser un día importante para Matt y su familia, y queríaque todo saliera bien.

Al esforzarnos con las palabras de la oración, quedéimpresionado con la determinación de Matt por apren-der a cumplir con ese deber del sacerdocio. Leímos lasoraciones varias veces, concentrándonos en las palabrasque había subrayado y, cuando terminamos, Matt habíamejorado notablemente y fue capaz de leer de carrerillaambas oraciones. Aún así me preguntaba si los que no loconocían bien serían capaces de entender sus palabras.

Una semana después, mientras estábamos sentadosjuntos ante la mesa sacramental, me sobrevino una sen-sación de nerviosidad en el estómago. Los familiares deMatt le miraban con ojos animados y alentadores desdesus asientos casi al frente de la capilla. Matt les sonreía yno parecía ni la mitad de nervioso que yo. Habíamosvuelto a practicar las oraciones el día antes y le había ex-plicado el proceso para partir el pan y entregar las ban-dejas a los diáconos. Parecía haberlo entendido todo,pero yo estaba preocupado por si se me había olvidadoalgo o si él no se acordaba de todos los detalles.

F E B R E R O

Cuando llegó el momento del himno sacramental, noslevantamos para partir el pan. Matt lo partió solemne-mente en pedacitos y los esparció por la bandeja; luego sefijó en mí para saber cuándo sentarnos.

“Ahora tenemos que arrodillarnos”, le susurré cuandohubo terminado el himno sacramental. Lo hicimos yluego Matt leyó cuidadosa y pausadamente cada palabrade la bendición del pan. A pesar de nuestros mejores es-fuerzos, me di cuenta de que, mientras hablaba, la mayo-ría de los presentes no iba a entenderle; pero aun así,cuando Matt leyó la oración, pude sentir la presencia delEspíritu testificar de la importancia de esa sagrada orde-nanza. Cuando Matt finalizó, nos pusimos de pie y entre-gamos las bandejas a los diáconos para que repartieranlos emblemas entre la congregación.

Después de sentarnos, miré a los presentes —casitodos familiares de Matt y amigos suyos del barrio— y világrimas en los ojos de muchos de ellos mientras partici-paban de la Santa Cena aquel domingo. Me di cuenta deque aunque las palabras no hubieran sido claras paratodos, sí habían sentido el Espíritu y les había conmovi-do el deseo de servir de Matt.

Matt, ahora un élder, sigue encontrando formas deservir a los demás. Dirige la música y escoge a las perso-nas para ofrecer la oración en los ejercicios de aperturadel sacerdocio, ha servido como ayudante del maestroScout y como misionero de estaca, y asiste al templo confrecuencia.

Siempre que abro mis Escrituras en Doctrina yConvenios 20, recuerdo la determinación que Matt teníade servir, a pesar de su incapacidad. Su ejemplo de servi-cio al Salvador me ha ayudado a mí y a otras personas ahacer tal como nos recuerdan las oraciones sacramenta-les: “a recordarle siempre” (D. y C. 20:77). �

Peter B. Gardner es miembro del Barrio Lakeview 1, Estaca

Lakeview, Orem, Utah.

D E 2 0 0 2

29

Page 32: LIAHONA FEBRERO 2002

VOCES DE LOS SANTOS DE LOS ÚLTIMOS DÍAS

“SALDRÁNTRIUNFANTES”

R efiriéndose al relato

bíblico de David y Goliat,

el presidente Gordon B.

Hinckley advierte que cada uno de

nosotros tendrá que hacer frente a

los Goliats de la vida. Esos gigantes

pueden venir en la forma de las flore-

cientes maldades del mundo o pueden ser

retos y dificultades meramente personales; sin

embargo, al igual que David, no estamos solos

al enfrentarnos a las pruebas de esta vida terre-

nal. Dios es misericordioso y si tenemos fe en

Él, como la tuvo David, nos colmará de Sus

. . . . . . . . . . . . . . . .

L I A

Con pirañapor Rami

bendiciones. ❦ Lo que sea que es-

temos intentando superar o vencer,

podemos —tal como ilustran los

relatos siguientes— pedir ayuda al

Señor. “Ustedes son hijos de Dios”,

escribe el presidente Hinckley, “y

tienen Su poder en su interior para

sostenerles. Tienen derecho a invocar a Dios

para que les proteja… Manténganse firmes y no

pierdan terreno, y saldrán triunfantes. Al pasar

los años, mirarán hacia atrás y verán con satisfac-

ción las batallas que han ganado en la vida.

(véase la página 5 de este ejemplar)”.

. . . . . . . . . . . . . . . . . .

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s o sin ellasro Ruiz Ceja

La obra del Señor tenía que salir

adelante y confiábamos en que

nos protegiera al efectuar los

bautismos en el río Pilcomayo.

Mientras servía en la MisiónBolivia Cochabamba, a mi

compañero y a mí se nos asignó paratrabajar en Villamontes, ahora partede la Misión Bolivia Santa Cruz, unremoto pueblo que se encuentra en elsudeste del país. La ciudad más cer-cana se halla a 90 kilómetros de dis-tancia. Debido a que en Villamontesno había pila bautismal, efectuába-mos los bautismos en el cercano ríoPilcomayo.

Nuestra labor se estaba desarro-

llando con cierto éxito y tuvimos unbuen número de bautismos en el río.Parecía un buen lugar hasta que co-menzamos a oír rumores de que en élhabía pirañas. Lo último que quería-mos hacer era estar metidos hasta lacintura en unas aguas infestadas depeces carnívoros, pero no teníamosotro lugar donde realizar esas impor-tantes ordenanzas. Hicimos casoomiso de los rumores hasta que unmiembro de la Iglesia pescó uno delos peces y nos lo mostró. Los afilados

H O N A

30

dientes de la piraña nos alarmaron,pero con todo y eso la obra del Señortenía que salir adelante y confiába-mos en que Él nos protegiera.

Necesitábamos Su protección enel próximo bautismo porque las llu-vias estacionales habían hecho cre-cer el río a niveles peligrosos,

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Page 34: LIAHONA FEBRERO 2002

Ramiro Ruiz Ceja es miembro del Barrio

College 44, Estaca 3 de Ricks College.

obstaculizándolo con troncos, ramasy otros desechos. Estábamos conven-cidos de que teníamos que encontrarotro sitio para realizar los bautismos.

Después de varios días de búsque-da, finalmente decidimos llevar acabo un bautismo en la cisterna deun miembro, una especie de pequeñotanque de agua. La cisterna era tanpequeña que nos preguntábamos sicabrían en ella dos personas, perotanto el converso como el poseedordel sacerdocio se metieron y el con-verso fue bautizado por inmersión.

Teníamos otro bautismo para lasemana siguiente y no podíamoscontar con la cisterna, por lo que lorealizamos en una cuba de cemento.Una vez más, tanto el conversocomo el poseedor del sacerdocio semetieron en la pequeña pila improvi-sada, y el muchacho que se bautiza-ba tuvo que ponerse de rodillas paraser sumergido.

Después de ese bautismo, nosquedamos pensando dónde podría-mos llevar a cabo futuros bautismos.El problema era urgente porque sehabía programado el bautismo detres personas más para el domingo si-guiente. Afortunadamente se iba acelebrar una conferencia de distritoen Yacuiba y el centro de reunionesde allí tenía pila bautismal, así quenos fuimos para allá para realizar elservicio bautismal.

El presidente de misión nos dijodurante el servicio que, debido alcrecimiento de la Iglesia enVillamontes, el pequeño pueblo iba a recibir una pila bautismal.Estábamos rebosantes de alegría.

Nuestras experiencias en Villa-montes nos enseñaron que cuandotrabajamos fuerte, el Señor siempreproporciona el modo de que se logrelo que Él nos ha pedido. La obra delSeñor avanzará siempre, con pirañaso sin ellas.

Algo que debíahacerpor Thaiz Martins Leal

Una tarde de noviembre de1999, una vez terminada

nuestra noche de hogar y cuando nosdirigíamos a la cama, mi madre dijo:“No se olviden de que el próximo do-mingo es domingo de ayuno, ¿estábien?”.

Yo le pregunté si íbamos a ayunarcomo familia por un propósito espe-cífico.

“Todavía no lo sé”, contestó.De repente tuve la impresión de

que debía ayunar y orar a fin de pre-pararme para recibir mi bendiciónpatriarcal.

A las 10 de la noche aún no habíapodido conciliar el sueño, así que mefui al cuarto de mis padres. Sentíaque esa noche había algo que debíahacer. Mi madre me dijo que leyeraun rato y que luego ella me apagaríala luz, así que regresé a mi cuarto,tomé un libro del colegio y comencéa leer. Encontré algunos datos quenecesitaba para una tarea de la es-cuela que tenía que entregar al díasiguiente y que no había encontradoen los demás libros.

L I A H O N A

32

Terminé la tarea cerca de las 11de la noche. Puse el libro y el cua-derno con la tarea sobre el escritorioy me acosté, pero aunque tenía elcuerpo y la mente cansados, mi espí-ritu estaba inquieto. Levanté la ca-beza y me fijé en que la primerapágina, bastante arrugada, de unmensaje de la Primera Presidenciasobresalía de entre una pila de libros.Tomé el ejemplar de noviembre de1995 de la revista Liahona (en portu-gués) y comencé a leer “Servir alSeñor y resistir al diablo”, escrito porel presidente James E. Faust,Segundo Consejero de la PrimeraPresidencia. La última sección delmensaje se titulaba “El ayuno y laoración”.

Al finalizar el artículo, me prome-tí que ayunaría y oraría con respectoa mi bendición patriarcal. Luegopuse la revista en el escritorio y denuevo intenté dormir, pero sin éxito.Así que tomé otra vez la revista ypasé la página. El siguiente artículollevaba por nombre “Un milagro per-sonal” y me conmovió ver que trata-ba de la experiencia que una joventuvo al recibir su bendición patriar-cal. Decía que debemos orar y ayunar para poder prepararnos espi-ritualmente para recibir la bendiciónpatriarcal.

Yo había hablado anteriormentecon mi obispo en cuanto a recibir mibendición y él opinaba que debíaaguardar. Luego de leer el mensajede la joven, entendí la razón de surespuesta: no había ayunado y ni si-quiera orado al respecto. Después deleer el artículo, me arrodillé y oré

Page 35: LIAHONA FEBRERO 2002

Uno de los cocoteros que estaba

fervientemente a mi Padre Celestial,y por primera vez en mi vida sentí lapresencia del Espíritu Santo.Después de orar, guardé la revista ypude dormir.

Oré y aguardé ansiosamente todala semana. Ayuné el domingo y fui aver al obispo, quien después de oír miexperiencia dijo: “Creo que ya estáslista para recibir tu bendición pa-triarcal”. Me hizo muy feliz el saberque el Señor quería que aprendieraen cuanto al ayuno y la oración, yque me preparara espiritualmentepara mi bendición.

Sé que el Señor nos ama y nos da bendiciones patriarcales paraguiarnos.

Thaiz Martins Leal es miembro del

Barrio Portão, Estaca Portão, Curitiba,

Brasil.

cortando el operario con la sierra

mecánica cayó sobre un jeep muy

caro. Su propietario estaba furioso

y exigió un pago completo, pero

nosotros no contábamos con tal

cantidad de dinero.

Él nos ayudó acomenzar denuevopor Gemma Omandac Taying

Me bauticé el 5 de febrero de1995 junto con mi familia,

en General Santos, Filipinas. Enaquella época yo acababa de empe-zar la secundaria y tenía una buenavida. Mis padres me daban muchascosas buenas y me encontraba estu-diando en una escuela privada. Mipadre trabajaba en una plantaciónde piña (ananá) y mi madre admi-nistraba nuestro negocio de sierrasmecánicas.

Éramos una familia de siete y auncuando vivíamos lejos del centro dereuniones, siempre asistíamos a los

servicios dominicales y a las demásactividades.

En una ocasión, mi padre se tomóel día libre para ayudar a mi madrecon el trabajo; ella tenía que ir a laescuela con mi hermano, mi herma-na y yo para pagar nuestra matrícula.Ese mismo día, alguien contrató anuestro operador de sierras mecáni-cas para que cortara algunos cocote-ros y mi padre tenía que supervisaresa operación.

Mientras estábamos en la escuela,uno de los cocoteros cayó sobre unjeep muy caro. Mi madre se dirigiórápidamente hacia el lugar. El pro-pietario del jeep estaba furioso y

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exigió un pago completo por el des-trozo del coche. Mi madre se sintiócomo si el mundo entero hubieracaído sobre ella. No contábamos contal cantidad de dinero. Mi padre soli-citó un retiro anticipado, pero los be-neficios de la pensión no eransuficientes para cubrir los daños.Arrestaron al operario y nos quitarontodas las sierras mecánicas, así comonuestra casa, nuestras tierras y perte-nencias. En un instante, todo lo queteníamos desapareció. Mi padre deci-dió marcharse, dejando que su fami-lia enfrentara sola las consecuencias.

Fue una época muy difícil paratodos nosotros, mas no perdimos la fe ni la esperanza. El día en quemi madre tuvo que ir a juicio, ayunamos y oramos, lo cual le dioconsuelo.

No nos quedaba nada, ni siquieraun tejado bajo el cual guarecernos,pero el Señor nos ayudó. De hecho, lohizo a través de nuestro obispo, quien

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Garry Prudencio Fabros es miembro del

Barrio Mandaluyong 1, Estaca Makati,

Filipinas.

nos llevó a su casa para que viviéra-mos con su familia. Posteriormente,otro miembro de la Iglesia nos ofreciósu propiedad para que viviéramos enella hasta que pudiéramos proveerpara nosotros mismos.

Cuando el nuevo año escolar es-taba a punto de comenzar, oré paraque mi hermano, mi hermana y yopudiéramos volver a estudiar, y pormedio de la oración, la fe y la espe-ranza, pudimos volver a la misma es-cuela en la que nos habíamosmatriculado antes, aun cuando noteníamos dinero alguno. En esaépoca, sentí el amor de nuestroPadre Celestial más que en cualquierotro momento de mi vida.

En una situación difícil, nuestropadre Celestial nos ayudará si nosacercamos a Él por medio de la ora-ción y si permanecemos fieles yobedientes. Él ayudó a mi familia acomenzar de nuevo y a que siguié-ramos adelante. Sé que si obedece-mos los mandamientos, seremosbendecidos.

Gemma Omandac Taying es miembro del

Barrio Polomolok, Estaca General Santos,

Filipinas.

“Cuando soy débil,entonces soyfuerte”por Garry Prudencio Fabros

Mi discapacidad física ha con-vertido mi vida en algo difí-

cil y, en ocasiones, desalentador. Misaños de adolescente fueron especial-mente duros porque me encontrécon ciertos prejuicios desagradables.

En mayo de 1989, cuando tenía 13años, una escuela secundaria de micuidad rechazó mi solicitud por elsimple hecho de tener un impedi-mento físico, el cual me confina auna silla de ruedas. Luego, durantemi primer año de secundaria, uno demis maestros me dio una nota decep-cionante y yo creí que era debido ami incapacidad.

En aquel entonces no sabíacómo aceptar ese tipo de hechosdesagradables; además, desconocíacómo dar gracias a mi PadreCelestial por las lecciones que éstosme enseñaban. Pero mediante laoración y el estudio de lasEscrituras, he descubierto quepuedo estar agradecido aun conestas aflicciones y, al mismo tiempo,ser bueno para con los que me re-chacen y me desanimen.

Al leer las palabras del apóstolPablo en 2 Corintios 12:7–10, des-cubrí que él comparaba su propiaadversidad con “un mensajero deSatanás que me abofetee”. Él oró para que el Señor le retirara su aflicción, pero en vez de eso se le dijo: “…Bástate mi gracia; por-que mi poder se perfecciona en ladebilidad”.

Con el paso de los años, he senti-do el ánimo de mi Salvador, lo queha hecho que me diera cuenta de Sugran suficiencia sobre mis debilida-des físicas.

El 27 de marzo de 1993 me graduéde la escuela secundaria con unamención honorífica y nuestro alcaldeme ofreció un puesto de trabajo en elayuntamiento. Mientras trabajaba,

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pude finalizar mis estudios de perio-dismo.

Nunca será fácil vivir con mi dis-capacidad física y mis aflicciones,pero sé que mediante la fe, la deter-minación y la inspiración del Señor,podré decir como dijo Pablo:“…cuando soy débil, entonces soyfuerte” (2 Corintios 12:10).

Pedí a Dios que tocara el corazónde mi madrepor Adilson José Horta

Un día de octubre de 1992,mientras regresaba a casa des-

pués de asistir a la escuela en CaboVerde, me fijé en dos jóvenes queiban vestidos con camisa blanca ycorbata, y decidí hablarles. Mientrascharlábamos, pude sentir un granamor que emanaba de ellos. Me dije-ron sus nombres y el nombre de suiglesia: La Iglesia de Jesucristo de losSantos de los Últimos Días. Luegome invitaron a conocer a sus familiaspor medio de unas fotografías, y tam-bién expresaron su interés en ir a micasa y conocer a mi familia.

El día en que fueron a mi casa, mimadre se mostró cortés, pero notenía interés en su mensaje. Aún así,disfruté inmensamente de las char-las; cada una parecía ser mejor que laanterior. El testimonio del profetaJosé Smith y el aprender sobre elEvangelio restaurado fueron losmensajes más maravillosos que jamás

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Adilson José Horta es miembro de la

Rama Praia 1, Distrito Praia, Cabo Verde.

Después de orar, regresé a casa y

hablé sobre el bautismo con mi

madre.

había escuchado, y ciertamente cam-biaron mi corazón. Finalmente, losmisioneros mencionaron el bautis-mo. Mi madre no estaba contentacon mi deseo de unirme a la Iglesia yno me dio permiso para bautizarme.

Continué investigando la Iglesia yasistiendo a todas las reuniones y ac-tividades, pero también fui obedien-te a mi madre. En muchas ocasioneslos élderes le explicaron a mi madrela importancia de bautizarme, peroella no cambió de opinión.

Un día en la reunión sacramental,una hermana misionera nos hablósobre la oración. Sus palabras meconmovieron profundamente y luego,ya en casa, medité en lo que habíadicho. Inspirado por las indicacionesdel Espíritu Santo, decidí orar. Salí alporche de nuestra casa y oré en vozalta, revelando los sentimientos de

mi corazón a mi Padre Celestial. Lehablé fervientemente de mi deseo deunirme a Su Iglesia y le pedí que to-cara el corazón de mi madre para queme permitiera ser bautizado.

Fue una oración que no olvidaréjamás. Luego entré a la casa y hablésobre el bautismo con mi madre. Ellarespondió sin ninguna objeción: “Siése es tu deseo, puedes bautizarte”.Mi corazón estaba lleno de felicidady alabanzas a Dios. Sabía sin duda al-guna que Él había oído y contestadomi oración.

Me bauticé el 13 de febrero de1993 en la isla de São Tiago, CaboVerde. Poco después de un año mástarde, luego de ofrecer muchas más

oraciones fervientes, bauticé a dosmiembros de mi familia: mis tíasEdna y Ana. En junio de 1994 reci-bí una de las mayores bendicionesde mi vida cuando bauticé a mimadre.

Nuestro Padre Celestial es amoro-so y amable, y siempre contestanuestras oraciones teniendo encuenta lo que Él sabe que es mejorpara nosotros. �

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Harold B. LeeMaestro sublime

por Breck England

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Del ejemplo del undécimo Presidente de la Iglesia, aprendemos a volvernos al Señor y a las Escrituras en busca de respuestas.

En abril de 1970 el presidente Harold B. Lee obser-vó con el resto del mundo cómo el Apolo 13, da-ñado debido a una explosión fortuita, intentaba

regresar a la tierra procedente del espacio y con tres as-tronautas a bordo. “Daba la impresión de que el mundoentero oraba, suplicando que se produjese un resultadofeliz: que esos tres hombres valerosos regresaran a la tie-rra sanos y salvos”, observó el presidente Lee, y luego ex-trajo una importante lección del Evangelio. “El que lostres astronautas volviesen a la tierra sin novedad pasóentonces a depender… de la obediencia absoluta… acada una de las instrucciones de los técnicos… o, de locontrario, [la nave] hubiera pasado a miles de kilómetrosde distancia de la tierra”.

Siendo el maestro sublime que era, el presidente Leeestableció un paralelismo entre aquel dramático aconte-cimiento y la importancia de escuchar y obedecer a nues-tro Padre Celestial para poder regresar a Su presencia. Elpresidente Lee dijo: “Únicamente si ustedes están dis-puestos a escuchar y a obedecer, como lo hicieron los as-tronautas del [Apolo 13], podrán tanto ustedes como susfamilias ser guiados sanos y salvos al lugar seguro según lamanera del Señor”1. Este hincapié respecto a seguir elsendero estrecho y angosto como medio para alcanzar lavida eterna fue uno de los temas importantes del presi-dente Lee, y el guiar a los demás por ese camino fue lalabor de su vida.

El presidente Lee fue el undécimo Presidente de laIglesia y sirvió por sólo 17 meses —desde julio de 1972hasta diciembre de 1973—, pero su influencia se exten-dió mucho más allá de ese breve periodo. Él supervisó el

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antiguo programa de bienestar general de la Iglesia en ladécada de 1930, sirvió como miembro del Quórum de losDoce Apóstoles durante 31 años y dirigió la gran labor decorrelación durante la década de 1960, la que tenía comofin poner a todos los departamentos, las organizacionesauxiliares y las agencias de la Iglesia bajo la dirección delsacerdocio. El objeto de esa correlación era fortalecer yapoyar a la familia y al hogar para que alcanzaran la divi-na meta de la vida eterna. Por todo ello, llegó a ser co-nocido como un renombrado estudiante de las Escriturasy maestro del Evangelio.

Las enseñanzas de Harold B. Lee son el curso de estu-dio del Sacerdocio de Melquisedec y de la Sociedad deSocorro para el año 2002, el tercer manual de la serieEnseñanzas de los Presidentes de la Iglesia.

ATENTO AL ESPÍRITU

Harold Bingham Lee nació el 28 de marzo de 1899 enClifton, Idaho, hijo de Samuel Marion y Louisa EmelineBingham Lee. Clifton era una comunidad agrícola conuna sola tienda y un camino sin pavimentar en un vallebendecido con aire limpio y agua pura. Puede que la pazde ese paraje ayudara al joven a acostumbrar el oído a lavoz suave y apacible que le guiaría durante toda la vida.Él atendía el jardín y el huerto familiar, ordeñaba lasvacas y aprendió a tocar el piano2.

Gracias a que su padre era obispo, el joven Harold ob-servaba el funcionamiento del programa de bienestar dela Iglesia. “En aquel entonces, como ahora, el obispotenía la responsabilidad de cuidar de los que estuviesennecesitados”, escribió el presidente Gordon B. Hinckley,

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Izquierda: El joven Harold aprende a

escuchar y obedecer la voz del Señor. Arriba:

Harold B. Lee a los 5 años (izquierda) y a los

30 (derecha), mientras era comisionado de

Salt Lake City.

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un amigo suyo durante muchos años. “El obispo Leetenía su propio almacén, cuyos artículos de consumo pro-venían de su propia despensa. Por las noches, la familia leveía sacar un costal de harina, sin saber adónde lo lleva-ba, puesto que las confidencias con respecto a los que pa-saban necesidades se guardaban estrictamente”3.

Por medio de una experiencia que tuvo con su padre,el joven Harold aprendió la importancia de escuchar lavoz del Señor. “Creo que tenía unos diez u once años deedad. Estaba… tratando de distraerme un poco duranteel día hasta que mi padre estuviese listo para volver acasa. Vi que al otro lado de la cerca había unos coberti-zos destartalados, ideales para atraer la atención de unniño curioso y de espíritu aventurero como yo. Comencéa trepar por la cerca para pasar al otro lado cuando oí unavoz… que me llamaba por mi nombre y me decía: ‘¡Novayas!’. Me volví para ver si era mi padre el que me

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hablaba, pero él se hallaba lejos, en el otro ex-tremo del campo. No había nadie a la vista.Entonces comprendí, siendo niño, que había

personas a las que yo no veía y que ciertamentehabía oído una voz. Desde entonces, cada vez que

oigo o leo relatos del profeta José Smith, entiendo loque significa oír una voz”4.

Esa experiencia en que el Espíritu Santo cuidó de éldejó grabada en Harold el hecho de que el llegar sanos ysalvos al reino de nuestro Padre Celestial depende denuestra disposición para oír y obedecer esa voz. “Heaprendido algo de lo que el Espíritu ha enseñado”, refle-xionaba más tarde, “y ahora sé que… Israel sólo podrátener seguridad cuando guarde los mandamientos, cuan-do viva de modo tal que pueda disfrutar de la compañía,la dirección, el consuelo y la guía del Espíritu Santo delSeñor”5.

Harold asistió a la escuela secundaria en la AcademiaOneida, regida por la Iglesia en Preston, Idaho, a 24 ki-lómetros de Clifton. Ezra Taft Benson (1899–1994), delcercano pueblo de Whitney y que sería el decimotercerPresidente de la Iglesia, fue uno de sus compañeros declase. Allí Harold tocó el trombón en la banda de la es-cuela y después de graduarse estudió en la “Albion StateNormal School”, en Albion, Idaho, para llegar a ser ma-estro de escuela. Empezó a dar clases a la edad de 17 añosy a los 18 era el director de la escuela del distrito, enOxford, Idaho. A los 21 sirvió en una misión en los esta-dos occidentales de Estados Unidos, donde presidió laconferencia de Denver. Mientras servía allí, conoció aFern Lucinda Tanner, una misionera de Salt Lake City.“Quienes la conocían la consideraban inteligente,

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Arriba a la izquierda: La familia Lee en 1941, cuando Harold B. Lee fue llamado al Quórum de los Doce

Apóstoles (desde la izquierda): La hermana Fern Tanner Lee, las hijas Helen y Maurine, y el élder Lee. Arriba

a la derecha: Harold B. Lee con su segunda esposa, Freda Joan Jensen Lee.

hermosa y conocedora de las Escrituras con aptitudes ex-traordinarias”6. Luego de volver de la misión, él la corte-jó y terminó vendiendo su trombón para comprarle unanillo de compromiso. Se casaron en el Templo de SaltLake City el 14 de noviembre de 1923 y al poco tiemponacieron dos hijas, Maurine y Helen.

La familia se estableció en Salt Lake City, donde elhermano Lee trabajó como maestro y en diversos emple-os más. “Un verano vendí automóviles Nash”, recuerda,“y luego trabajé en el departamento de comestibles deZCMI y para la compañía Bennet Gas and Oil”7.Finalmente fue vendedor de Foundation Press, una edi-torial de libros de inspiración. Cambió su empleo de ma-estro de escuela por el de encargado de ventas para losestados del oeste de los Estados Unidos.

A principios de la década de 1930, Harold B. Lee fuecomisionado de Salt Lake City y se labró una reputaciónde administrador eficiente y económico, recortando gas-tos mientras mejoraba los servicios públicos durante suprimer año en el puesto8.

TRABAJAR POR LOS SANTOS

Se le llamó como presidente de la Estaca Pioneer, enSalt Lake City, a los 31 años, convirtiéndose en el presi-dente de estaca más joven de su tiempo. Era 1930.Acababa de comenzar una depresión económica mundial

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y más de 4.800 miembros de los 7.300 de la EstacaPioneer necesitaban ayuda. El presidente Lee pasó largashoras buscando la guía del Señor para saber qué hacer.Prestando oído a la voz de la inspiración, estableció unalmacén para la estaca siguiendo el modelo del almacéndel barrio de su padre, en Clifton; e hizo más: dio parti-cipación a los desempleados en proyectos de trabajo,tales como cultivar el enorme huerto de la estaca y cons-truir un gimnasio también para la estaca9.

Impresionados con el liderazgo del presidente Lee yteniendo que hacer frente a la desesperación económicaque se cernía en la Iglesia, la Primera Presidencia le pidióuna mañana de 1935 que se encargara de un nuevo mo-vimiento de bienestar para, según recuerda él, “poner laIglesia en una situación que le permitiera cuidar de suspropios miembros necesitados”.

Inmediatamente se volvió al Señor en busca de guía.“Después de aquella mañana… me dirigí en mi automó-vil al cañón ‘City Creek’, hasta el lugar que entonces seconocía como ‘Rotary Park’; y allí, estando solo, ofrecíuna de las oraciones más humildes de mi vida…

“Al arrodillarme, mi petición fue: ‘¿Qué clase de orga-nización debía establecerse a fin de realizar lo que laPresidencia me había encomendado?’. Y en aquella ma-ravillosa mañana recibí una de las confirmaciones máscelestiales del poder del sacerdocio de Dios. Fue como si

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Arriba: El Almacén del Obispo de las estacas Pioneer

y Salt Lake en aproximadamente 1933. Harold B. Lee

sirvió como presidente de la Estaca Pioneer. Recuadro:

El élder Lee (izquierda) visita la fábrica de gárments

y ropa para el templo con George Albert Smith,

Presidente de la Iglesia; el élder Marion G. Romney,

Ayudante del Quórum de los Doce Apóstoles y otras

personas en 1949. Abajo: Harold B. Lee estableció un

almacén para la estaca siguiendo el modelo del

almacén del barrio de su padre.

algo me hubiese dicho: ‘No existe ninguna organizaciónnueva que sea necesaria para atender a las necesidadesde esta gente. Todo lo que hace falta es poner a trabajarel sacerdocio de Dios. No necesitas nada más como sus-tituto’ ”10.

En breve se establecieron granjas en las estacas, seconstruyeron fábricas y almacenes, y los miembros nece-sitados de la Iglesia se pusieron a trabajar bajo la direc-ción del sacerdocio, y todo ello como consecuencia de loque le fue comunicado a Harold B. Lee por medio delEspíritu.

TESTIGO DE CRISTO

El 6 de abril de 1941, después de seis años de dirigir el programa de bienestar, Harold B. Lee fue llamadocomo miembro del Quórum de los Doce Apóstoles.Refiriéndose a los “profundos sermones sobre elEvangelio” que dio como apóstol, su hija Helen recuer-da que “él no usaba palabras floridas; era directo. La obe-diencia y las Escrituras eran sus distintivos. Era de unasencillez asombrosa y nos permitía mirar en su corazónpara que pudiésemos conocer sus sentimientos. Daba desí mismo. Sus sermones eran una hermosa combinaciónde pasajes de las Escrituras y relatos para ilustrar su

texto. Nunca habló de nada insignificante”11.En las Escrituras hallaba los recursos que nece-

sitaba para guiar a los demás. “Todo lo que enseña-mos en esta Iglesia”, dijo, “debe estar basado en

las Escrituras… Debemos escoger nuestros textosde las Escrituras. Si queremos medir la verdad,

Page 43: LIAHONA FEBRERO 2002

Arriba: Los miembros del Quórum de los Doce

Apóstoles en 1942: Harold B. Lee, Sylvester Q.

Cannon, Albert E. Bowen, Charles A. Callis, Joseph F.

Merrill, John A. Widtsoe, Richard R. Lyman, Steven L

Richards, Joseph Fielding Smith, George F. Richards y

Rudger Clawson. Ausente: George Albert Smith.

Recuadro: En 1965 (desde la izquierda): Gordon B.

Hinckley, Delbert L. Stapley, Ezra Taft Benson, Mark E.

Petersen, Thomas S. Monson, Spencer W. Kimball,

Harold B. Lee, Joseph Fielding Smith, Marion G.

Romney, Richard L. Evans, LeGrand Richards y

Howard W. Hunter.

debemos hacerlo de acuerdo con la norma de los cuatrolibros canónicos, sin importar quién la escriba”12.

Durante años como apóstol, el élder Lee se reunía enel cuarto superior del Templo de Salt Lake con los misio-neros recién llamados para contestar a sus preguntas.Miles recuerdan esas reuniones y el hecho de que él siem-pre dependía de las Escrituras. Al final de esas sesiones,solía decir: “Quiero que se fijen en que todas las respues-tas que les he dado proceden de las Escrituras. Yo no meatrevería ni siquiera a intentar responder a sus preguntasa menos que la respuesta se basara en las Escrituras o enlas declaraciones de un Presidente de la Iglesia”13.

GUIAR A LA FAMILIA

En casa, Harold B. Lee vivía según el consejo por elque sería conocido años más tarde: “La obra más impor-tante del Señor que harán será la que realicen dentro de lasparedes de su propio hogar”14. Cuando sus hijas le hacíanpreguntas sobre el Evangelio, él respondía: “Traigan sus

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Escrituras, jovencitas, y veamos lo que dice el Señor alrespecto”. Entonces les enseñaba directamente de lasEscrituras. Su hija Helen Lee Goates recuerda: “Más ade-lante llegué a entender que nos estaba… dando unaoportunidad maravillosa de aprender lecciones impor-tantes, y que al hacerlo, nos enseñaba que, al buscar

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Page 44: LIAHONA FEBRERO 2002

El presidente Lee, Primer Consejero de la Primera

Presidencia, durante la conferencia general con

Joseph Fielding Smith (centro), Presidente de la

Iglesia, y el presidente N. Eldon Tanner, Segundo

Consejero de la Primera Presidencia (izquierda).

respuestas, debíamos acudir en primer lugar a lasEscrituras”15.

Helen recuerda las oraciones familiares: “El ritual decada noche comenzaba con los cuatro arrodillados juntospara orar en la sala de estar, y luego papá nos tomaba acada una en los brazos y nos llevaba a la cama para queno tuviéramos que pisar el suelo frío”16.

En gran medida, la serenidad del hogar de los Lee sedebía a la dedicación de Fern Tanner Lee. Su hija Helenrecuerda: “Papá era activo; sabía tomar decisiones, ymamá creía que ella debía mantener la tranquilidad en elhogar. Él era un personaje público, por lo que ella con-vertía toda la casa en un oasis, un refugio lejos de todoaquello. Allí él encontraba paz y descanso de las preocu-paciones. Allí reinaban el amor y la serenidad gracias engran medida a la influencia de mamá. Ella era muy espi-ritual y sabía crear un ambiente de finura, calidez, amory apacibilidad”. Pero también había muchos momentosmuy divertidos. “Papá memorizaba marchas al piano ynosotras desfilábamos por el cuarto mientras él tocaba‘Midnight Fire Alarm’ [‘Alarma de incendio a mediano-che’] y veíamos cómo retumbaba el piano porque tocabacon gran entusiasmo”17.

EL FORTALECER EL SACERDOCIO

En la década de 1960, el presidente David O. McKayindicó al élder Lee que realizara una gran “correlación” delos programas de la Iglesia ciñéndolos a los sencillos prin-cipios de la obediencia a Dios y de la santidad del hogar yde la familia. Esa correlación influyó en la vida de todomiembro y preparó a la Iglesia tanto para su explosivo cre-cimiento mundial como para la creciente erosión de lavida familiar, dos de los retos más grandes que la Iglesia en-frenta en la actualidad. “Dicho de un modo muy general”,observó el élder Lee, “la correlación significa… poner elsacerdocio de Dios donde el Señor ha dicho que ha deestar: en el centro y en el corazón de la Iglesia y reino deDios, y velar por que los hogares Santos de los ÚltimosDías ocupen su lugar en el plan divino de salvar almas”18.

El programa de correlación dirigido por el élder Leeprodujo un nuevo programa de orientación familiar; materiales de estudio centrados en las Escrituras; una su-pervisión más cercana, bajo el sacerdocio, de los progra-mas de los jóvenes; y nuevas revistas de la Iglesia bajo la

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dirección de autoridades generales del sacerdocio. Se lesdio instrucciones a los quórumes del sacerdocio y a las or-ganizaciones auxiliares de la Iglesia de que se concentraranen el fortalecimiento de los miembros, en forma individualy como familias de la Iglesia. En 1965 se fortalecieron loshogares mediante un revitalizado programa de la noche dehogar, el cual se estableció por vez primera en 1915.

El APRENDER DE LAS PRUEBAS

El élder Lee logró su monumental labor en una épocade gran pesar personal. Su propia familia recibió los gol-pes de la muerte cuando su esposa falleció en septiembrede 1962. Pocos años después, mientras desempeñaba unaasignación en el Pacífico, su hija Maurine murió de re-pente a la edad de 40 años. En la conferencia general si-guiente a la muerte de su hija, dijo: “Con el paso de losaños, comienzo a entender mínimamente cómo se debióde haber sentido el Maestro [en Getsemaní]. En la sole-dad de la habitación de un hotel a 4.000 kilómetros dedistancia, puede que también ustedes, algún día, clamendesde lo más profundo de su alma: ‘¡Oh querido Dios, nola dejes morir! La necesito, su familia la necesita’ ”. Perono había de ser así y el élder Lee dijo: “Dios nos concedaque ustedes y yo podamos aprender obediencia a Su vo-luntad, aunque tengamos que aprenderla mediante lascosas que padecemos”19.

Esas pruebas acercaron al élder Harold B. Lee más alSeñor. “No tengan miedo de las pruebas de la vida”, en-señó años más tarde en una conferencia de área enMunich, Alemania. “Cuando en ocasiones estén pasandopor las pruebas más difíciles, se hallarán más cerca deDios de lo que podrían imaginarse”20. El 17 de junio de1963, el élder Lee se casó con Freda Joan Jensen.

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La Primera Presidencia en 1972: El presidente N. Eldon Tanner, Primer Consejero; el presidente Harold B. Lee;

y el presidente Marion G. Romney, Segundo Consejero.

SU TESTIMONIO COMO PRESIDENTE DE LA IGLESIA

En 1970 el élder Harold B. Lee fue llamado comoPrimer Consejero del presidente Joseph Fielding Smith, yel 7 de julio de 1972 se convirtió en Presidente de laIglesia. Cuando se le preguntó cuál sería su mensajecomo Presidente de la Iglesia, respondió como era carac-terístico en él: “[Guarden] los mandamientos de Dios,puesto que en ello yace la seguridad de la Iglesia y la se-guridad de la persona, individualmente… Nada podríayo decir que fuese un mensaje más potente ni más im-portante en el día de hoy”21.

Tanto en su labor de correlación como luego siendoPresidente de la Iglesia, enseñó que todo esfuerzo que serealiza en la Iglesia debe ayudar a llevar a cabo “la vidaeterna del hombre” (Moisés 1:39). Debemos “tener losojos fijos en esa meta”, dijo22. Con ese fin hizo un

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tremendo hincapié en el servicio misional del sacerdocioen todo el mundo. “No se dio el Evangelio de Jesucristopara un solo continente ni para una sola parte de la tie-rra”, dijo. “El Evangelio es para toda alma que caminasobre la tierra[;] todos son hijos de Dios”23.

El presidente Lee se tomó en serio y muy a pecho lameta de llevar la luz del Evangelio a todas las personas.Marjorie Pay Hinckley, esposa del presidente Gordon B.Hinckley, recuerda una ocasión en la que ella y su espo-so estaban con el presidente y la hermana Lee enInglaterra: “El día había sido muy ocupado: dos sesionesde una conferencia y una charla fogonera por la noche.Cuando volvimos al hotel alrededor de las 21:30 hrs., es-tábamos cansadísimos y teníamos hambre. Fuimos al co-medor del hotel a comer algo. El día había terminado yya podíamos descansar. Al menos, eso fue lo que pensé.

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Page 46: LIAHONA FEBRERO 2002

Breck England es miembro del Barrio Canyon Park, Estaca

Bountiful Central, Utah.

NOTAS1. Enseñanzas de los Presidentes de la Iglesia: Harold B. Lee,

2000, pág. 3–4.2. Véase L. Brent Goates, Harold B. Lee: Prophet and Seer,

1985, págs. 37, 46.3. Según se cita en Enseñanzas de los Presidentes de la Iglesia,

págs. XVI–XVII.4. Enseñanzas de los Presidentes de la Iglesia, pág. 52.5. En Conference Report, abril de 1943, pág. 129.6. Gordon B. Hinckley, según se cita en Enseñanzas de los

Presidentes de la Iglesia, pág. XVIII.7. Según cita Goates en, Harold B. Lee, pág. 86.8. Véase Goates, Harold B. Lee, págs. 106–114.9. Véase Goates, Harold B. Lee, págs. 94, 97–102.10. Enseñanzas de los Presidentes de la Iglesia, págs. 182–184.11. Entrevista con Helen Lee Goates, Salt Lake City, Utah, 9

de diciembre de 1998.12. “Using the Scriptures in Our Church Assignments”,

Improvement Era, enero de 1969, pág. 13.

Durante el año 2002, los hermanos del

Sacerdocio de Melquisedec y las her-

manas de la Sociedad de Socorro estu-

diarán las enseñanzas del presidente

Harold B. Lee.

ENSEÑANZAS DE LOS PRESIDENTES

DE LA IGLESIA

HAROLD B. LEE

Poco después, la camarera ya estabaa nuestro lado en espera de anotar loque deseábamos pedir. El presidenteLee levantó la mirada hacia ella y ledijo: ‘¿A qué Iglesia perteneceusted?’. Para él, el día no había termi-nado. Acababa de emprender un ejer-cicio proselitista. Antes de queterminásemos la cena, él ya sabía todode esa joven. Había perdido a su mari-do, estaba sola y tenía miedo. Prometióver a los misioneros y aprender más[del Evangelio]. Fue hermoso ver al Presidente de laIglesia practicar lo que había estado predicando durantetodo ese día.”24.

Como Presidente de la Iglesia, el élder Lee llevó sumensaje y testimonio del Señor Jesucristo por todos loscontinentes, viajando miles de kilómetros por las islasbritánicas, Europa, México y Oriente Medio. Presidió lasprimeras conferencias de área de la Ciudad de México yde Munich, Alemania. Visitó Jerusalén y se deleitó en ca-minar tras los pasos del Salvador. “En 1972 caminamosjuntos por la Tierra Santa…”, recuerda el presidenteHinckley. “En aquella ocasión sagrada, cuando la luz dela luna se filtraba por entre las hojas de los olivos [en lareunión en el huerto del sepulcro], aquel a quien soste-níamos como profeta pronunció un testimonio humilde yapacible. Sentimos algo proveniente del cielo y aquellanoche vi al presidente Lee como un hombre verdadera-mente humilde, con la fe de un niño, con la talla moralde un profeta que daba testimonio de la realidad vivien-te del Señor Jesucristo”25.

Después de sólo 538 días como Presidente de laIglesia, el presidente Lee falleció de un repentino ata-que al corazón a los 74 años de edad. Su fallecimientosorprendió a los Santos de los Últimos Días, quienes es-peraban poder disfrutar de una larga administración.Muchos, como el presidente Boyd K. Packer, ahoraPresidente en Funciones del Quórum de los DoceApóstoles, lucharon con la pérdida del presidente Lee:“Admito que he pasado noches en vela meditando ypreguntándome una y otra vez ‘¿por qué?’. Por qué,pensaba yo, cuando más necesitábamos al presidenteLee, una persona tan familiarizada y versada en los

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programas de la Iglesia, por qué nos loarrebataron? Pero la paz vino de in-mediato. Sin duda alguna, el Señorestá al mando”26.

Un distintivo de la vida del presi-dente Lee fue su constante esfuerzo por estar atento a lavoz del Señor Jesucristo y obedecerla. Como profeta delSeñor, suplicó a los santos y a las demás personas que hi-cieran lo mismo: que siguieran las instrucciones delSeñor tal como los astronautas del Apolo 13 siguieron lasinstrucciones de los controladores de vuelo.

Todas las familias Santos de los Últimos Días seránbendecidas al meditar en los principios y en las doctrinasdel Evangelio tal como se nos presentan en la nueva guíade estudio personal de Enseñanzas de los Presidentes de laIglesia: Harold B. Lee. Utilizando las Escrituras como suestandarte, este profeta de Dios enseñó con poder “elplan prodigiosamente proyectado, de cuya obediencia de-pende la salvación de toda alma”27. �

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13. The Teachings of Harold B. Lee, editado porClyde J. Williams, 1996, págs. 153–154.

14. Enseñanzas de los Presidentes de la Iglesia,pág. 148.

15. Según cita Goates en, Harold B. Lee, pág. 122.16. Según cita Goates en , Harold B. Lee,

pág. 117.17. Entrevista con Helen Lee Goates.18. Enseñanzas de los Presidentes de la Iglesia,

pág. 166.19. En Conference Report, octubre de 1965,

págs. 130–131.20. En Conference Report, conferencia de área de

Munich, Alemania, 1973, pág. 114.21. Enseñanzas de los Presidentes de la Iglesia,

pág. 39.22. The Teachings of Harold B. Lee, pág. 564.23. Según cita J. M. Heslop en , “President Harold

B. Lee: Directs Church; Led by the Spirit”, ChurchNews, 15 de julio de 1972, pág. 4.

24. Según se cita en Enseñanzas de los Presidentes de la Iglesia, págs. 170–171.

25. Según cita Goates en Harold B. Lee, pág. 601.26. “That All May Be Edified”, 1982, pág. 130.27. Enseñanzas de los Presidentes de la Iglesia,

pág. 4.

“Lo más importante que pueden hacer esaprender a hablar a Dios. Háblenle comohablarían a su padre, puesto que Él es su Padre ydesea que ustedes le hablen. Él quiere que us-tedes refinen el oído para escuchar cuando Él les dé las impresiones del Espíritu para indicarleslo que han de hacer. Si aprenden a escuchar y obedecer las ideas que lleguen repentinamentea su mente, verán que esas cosas les serán dadasa la hora precisa en que las necesiten. Si refinanel oído para oír esas indicaciones, habrán apren-dido a andar guiados por el espíritu de revelación”.

—Presidente Harold B. Lee (Enseñanzas de losPresidentes de la Iglesia: Harold B. Lee, 2000, pág. 61.

Aprendan ahablar a Dios

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Él era perfecto, excepto por sus malos hábitos ysu actitud, y yo sabíaque podía cambiarlesi tan sólo me lo permitía.por Lara BangerterILUSTRACIÓN POR ROGER MOTZKUS.

EL HOMBRE DEEL HOMBRE DE

Steve era alto, apuesto,tenía 17 años y estabaen su último año de se-

cundaria. Yo era dos años másjoven y creía que estaba loca-mente enamorada de él. Yo tam-bién le gustaba y pensaba que eragenial. No salíamos juntos porqueaún no tenía edad para hacerlo, nitampoco íbamos a la misma escue-la, pero me llamaba por teléfono y loveía en los bailes de la estaca dosveces al mes. Yo preveía un romanceque duraría por siempre.

De todos los chicos que conocía, Steve noera de los más activos en la Iglesia, pero sabíaque podía ayudarle a cambiar y oraba a nuestroPadre Celestial para que me inspirara a saber quéhacer para que Steve participara más en la Iglesia; peropor encima de todo, oraba para que las cosas funcionaranentre nosotros.

Le imaginaba yendo a la misión mientras yo termina-ba la secundaria. Soñaba con que nos escribiríamos fiel-mente y que todo sería muy romántico. Le veía volviendoa casa y sorprendiéndome con flores. Estaríamos muy

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MIS SUEÑOSMIS SUEÑOS

enamorados. Él estaría listo para ir a la universi-

dad y sobresalir, nos casaríamos en el templo ytendríamos una vida muy feliz. Lo deseaba porencima de todo.

Entonces, tras tres meses de un romance defantasía, Steve apareció en un baile con elaliento oliéndole a alcohol, lo cual no encaja-ba en mi sueño. Me dijo que no le entendía ydejó de llamarme por teléfono.

Todo lo que podía hacer era llorar y orar, y eso hice re-petidamente. Durante meses oré para que mi PadreCelestial inspirara a Steve para que me diera otra opor-tunidad. Seré más tolerante, pensaba. Seré más comprensi-va. El cambiará conmigo.

Nadie es perfecto, me decía. Tan sólo necesita más tiem-po para madurar. Mis oraciones eran a la vez suplicantesy exigentes, y yo ni siquiera hice ningún intento por es-cuchar al Espíritu para comprender la voluntad de miPadre Celestial.

Afortunadamente, Steve no volvió a mostrar interés al-guno en mí. Más tarde, mientras yo todavía estaba en la se-cundaria, oí que su novia estaba embarazada. Se casaron,pero ahora están divorciados. Lo siento por Steve, perotambién me siento agradecida de que las oraciones decuando tenía 15 años no fueran contestadas como yo que-ría. Estoy agradecida de que mi vida sea como es: sin él.

Desde entonces he servido en una misión y me graduéde la universidad. Me casé en el templo con un ex misio-nero que es cien veces más maravilloso que cualquierotro hombre que jamás imaginé en mis sueños de adoles-cente. Y a diferencia de Steve o de algunos de los otrosjóvenes con los que salí, no hacía falta que mi esposocambiara de estilo de vida para hacerme feliz. Me gusta-ba tal como era.

Hoy doy gracias a mi Padre Celestial por lo que creí eranoraciones sin respuesta. A los 15 años de edad, pensaba queestaba pidiendo algo bueno, pero ahora he madurado.Estoy muy agradecida por un Padre Celestial amoroso quesabe más que yo y que no contestó aquellas oraciones talcomo quería yo, aunque entonces me sintiera herida. Élhizo que mis sueños se hicieran realidad de forma más es-pléndida de lo que jamás me había imaginado. �

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Lara Bangerter es miembro del Barrio Garden 1, Estaca Garden,

Pleasant Grove, Utah.

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TEMAS DE ESTE NÚMEROAdversidad ........................................30Amistad ..........................................A10Antiguo Testamento...............7, 10, A8Bendiciones patriarcales ....................30Conversión ........................................30Creación ...........................................A8Curación................................A12, A14Discapacidades ............................28, 30Ejemplo .............................................25Enseñanza....................................10, 48Estudio de las

Escrituras ............................10, 18, 36Fe.......................................................30Honradez ........................................A16Jesucristo ........................A8, A12, A14Maestras visitantes ......................18, 24Naturaleza divina ..............................24Noche de hogar .................................48Normas .......................................25, 46Obra misional..............................25, 30Orientación familiar ............................6Pornografía ..........................................2Primaria.....................................A4, A6Profetas ...................................7, 18, 36Relaciones familiares ...............A4, A10Relatos del Nuevo

Testamento..........................A12, A14Sacerdocio .........................................36Santa Cena ........................................28Sociedad de Socorro....................18, 36Templos y obra del

Cómo utilizar la revista Liahonade febrero de 2002.

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IDEAS PARA LA ENSEÑANZA� “Venzamos a los Goliats de nuestra vida”, página 2: El presidente

Gordon B. Hinckley nos advierte sobre los Goliats de nuestra vida: lasmaldades del mundo que intentan derribarnos y destruirnos. ¿Quéarmas pueden emplear para vencer a esos Goliats?

� “El estudio y la enseñanza del Antiguo Testamento”, pág. 10: Elélder Henry B. Eyring sugiere que leamos con detenimiento 2 Nefi25–33 a fin de prepararnos para enseñar y estudiar el AntiguoTestamento. ¿Cómo utilizarán las cuatro sugerencias que él da parasacar el máximo provecho de su estudio del Antiguo Testamento?

� “Más que palabras”, página 28: Cuando escuchas las oraciones sa-cramentales, ¿prestas atención a las palabras? ¿Prestas también atenciónal hermoso espíritu que acompaña a esta sagrada ordenanza? ¿Meditasen el propósito de la Santa Cena?

� “Un nuevo amigo”, página A10: ¿Qué puedes hacer para ser unmejor amigo de los miembros de tu familia?

templo..............................A2, A4, A6Tentación.............................................2Valor....................................................2

ILUSTRACIÓN FOTOGRÁFICA POR CRAIG DIMOND.

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LAS BENDICIONES DE LA CONFERENCIA

El número del mes pasado de la revista Liahona contiene los

mensajes de la conferencia general. ¿Le impactó algún

mensaje en particular? ¿Cómo se benefició de la conferen-

cia general? Envíe ideas, relatos y experiencias a Blessings

from Conference, Liahona, Floor 24, 50 East North Temple

Street, Salt Lake City, UT 84150-3223, USA; o por correo

electrónico a [email protected]. Tenga

a bien incluir su nombre completo, dirección, núme-

ro de teléfono, así como el nombre del barrio y

la estaca (o de la rama y el distrito) a los que

pertenezca.

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AmigosPARA LOS NIÑOS DE LA IGLESIA DE JESUCRISTO DE LOS SANTOS DE LOS ÚLTIMOS DÍAS � FEBRERO DE 2002

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Adaptado de un discurso de la conferencia general de octubre

de 1990.

LOS

TEMPLOS

NOS HABLAN NUESTROS PROFETAS Y APÓSTOLES

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por el élder David B. Haightdel Quórum de los Doce Apóstoles

Los templos son los lugares de adora-ción más sagrados de la tierra. Cadauno de esos edificios es literalmente lacasa del Señor, donde Él y Su Espíritu

pueden morar, adonde Él puede ir, o enviar a otras per-sonas, a conferir bendiciones del sacerdocio y a dar re-velación a Su pueblo.

El élder John A. Widtsoe (1872–1952), del Quórumde los Doce Apóstoles, escribió: “Yo creo que la personaque está siempre ocupada en la granja, en el taller, en laoficina o en el hogar, y que tiene problemas y preocupa-ciones, puede encontrar mejor y más rápida solución asus dificultades en la casa del Señor que en cualquierotro lugar… [pues] en los momentos más inesperados,dentro o fuera del templo, le vendrá, como una revela-ción, la solución de los problemas que le atormentan”(“Temple Worship”, Utah Genealogical and HistoricalMagazine, abril de 1921, págs. 63–64).

En todas las épocas, se han construido templospara adorar a Dios. Moisés construyó un tabernáculoen el desierto, una especie de templo portátil, para loshijos de Israel; en Jerusalén, Salomón edificó un tem-plo de gran magnificencia; los nefitas también edifica-ron templos santos; José Smith (1805–1844) losedificó también en Kirtland y en Nauvoo; y profetasposteriores han edificado templos por todo el mundo.Todos éstos se construyeron bajo la dirección y revela-ción de Dios.

Los judíos han esperado el regreso de Elías el Profetaa la tierra, de acuerdo con lo prometido por Malaquías.

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Todos los años, al celebrar la Pascua, muchos de los ho-gares judíos abren una puerta para que Elías el Profetaentre y participe del banquete.

El presidente Joseph Fielding Smith (1876–1972)dijo: “El tercer día de abril de 1836, dentro de las pare-des de su hogar durante la fiesta de la Pascua, el pueblojudío abrió sus puertas para que entrara Elías el Profeta.Él sí entró precisamente ese día, pero no en una casajudía para celebrar la Pascua con ellos, sino que se apa-reció en la casa del Señor” (en Conference Report, abrilde 1936, pág. 75).

En Kirtland el Señor dio la siguiente revelación alprofeta José: “Y si mi pueblo me edifica una casa en elnombre del Señor, y no permite que entre en ella ningu-na cosa inmunda… mi gloria descansará sobre ella.

“…y mi presencia estará allí, porque vendré a ella; ytodos los de corazón puro que allí entren verán a Dios”(D. y C. 97:15–16).

Es cierto que allí algunos en realidad han visto alSeñor, pero otros significados de la palabra ver nosmuestran que este pasaje de las Escrituras también sig-nifica que podemos llegar a conocerle y comprender Suobra mejor cuando estamos en el templo.

El profeta José Smith dijo que la razón principal parael recogimiento de los judíos o del pueblo de Dios encualquier época es “edificar una casa al Señor, en lacual podría revelar a Su pueblo las ordenanzas de Sucasa y las glorias de Su reino, y enseñar a la gente el ca-mino de la salvación” (véase Enseñanzas del Profeta JoséSmith, pág. 376). �

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“Y a ti te daré las llaves del reino de los cielos; y todo

lo que atares en la tierra será atado en los cielos”

(Mateo 16:19).

JUNTOS PARA SIEMPRETIEMPO PARA COMPARTIR

por Vicki F. Matsumori

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§Julia estaba triste. Su abuelita estaba en el hospital y su madre había ido a visitarla

“¿Qué te pasa, Julia?”, le preguntó Ángela, su hermana mayor.

“¿La abuela va a ponerse bien?”, quiso saber Julia.“No lo sé”, respondió Ángela.“¿Por qué no estás triste tú? ¿Acaso no quieres a la

abuela?”, preguntó Julia.“Claro que la quiero”, dijo Ángela. “Pero incluso si

muere, podemos estar juntos para siempre”.“Creía que estar juntos para siempre quería decir que

nadie iba a morir”, dijo Julia.Ángela sonrió. “Estar juntos para siempre significa

que podemos estar juntos como familia en el reino denuestro Padre Celestial”.

Julia suspiró. “No entiendo”.“El mes que viene, Marcos y yo vamos a casarnos”,

explicó Ángela. “¿Sabes dónde?”“En el templo”, respondió Ángela. “Llevas meses pla-

neándolo”.“En realidad desde que tengo memoria he estado ha-

ciendo planes para casarme en el templo”, explicóÁngela. “En el templo seremos sellados como una uni-dad familiar eterna. Como los abuelos también se sella-ron en el templo, al igual que mamá y papá, todosestamos sellados como familia aun después de estavida”.

“¿Y es así de fácil?”, preguntó Julia.“También debemos esforzarnos por vivir desde ahora

como una familia eterna. Tenemos que vivir elEvangelio, amarnos unos a otros y ayudarnos mutua-mente”.

“Me alegra que seas mi hermana para siempre”, dijoJulia.

“A mí también”, respondió Ángela.

A M

InstruccionesSepara la página 5 de la revista y pégala en cartulina

gruesa. Recorta la sección del templo por las líneas depuntos y haz unas rendijas en las líneas punteadas deltemplo y del terreno. Una vez hecho el doblez, dobla lafigura por la línea sólida al igual que las tres lengüetas.Recorta las figuras de la familia y pégalas a las lengüetas(fíjate en la ilustración). Recorta los arbustos y en elque está en blanco escribe algo que vayas a hacer paraprepararte a ir algún día al templo. Mete los arbustos enlas rendijas de los terrenos del templo. Te recordarán lascosas que tu familia puede hacer para estar junta parasiempre.

Ideas para el Tiempo para compartir1. Divida los niños en cinco grupos y haga que cada uno lea

uno de los siguientes pasajes de las Escrituras: (1) Moisés 5:2, 12;(2) 1 Nefi 1:13; 2:1–4; (3) Mosíah 27:11–16; (4) Helamán5:12–14; (5) Alma 56:47–48. Pida a cada grupo que comentesobre cómo ayudaron a sus hijos los padres que se mencionan enestos pasajes. Pida a cada grupo que haga un dibujo de los versícu-los que les hayan tocado y que los expliquen al resto de los niños.Canten canciones o himnos que se relacionen con cada pasaje.Ayúdeles a entender y memorizar: “Honra a tu padre y a tumadre” (Éxodo 20:12).

2. Explique que los niños pueden ayudar a sus familias a estarjuntas para siempre al ser comprensivos. Hábleles de Salomón,quien pidió a Dios un corazón entendido (véase 1 Reyes 3:5,9–12). Comenten lo que significa tener un corazón entendido.Recorte varios corazones de papel y escriba una situación en cadauno. Por ejemplo: (1) Tu hermano se ha lastimado el brazo; (2) Tu madre llega tarde a hacer la cena porque ha estado ayu-dando a una vecina; (3) Tu amigo quiere que te quedes a jugar,pero tú ves a tu padre trabajando en el patio. Explique a los niñosque ellos tienen un corazón entendido y pregúnteles qué harían encada situación. Canten una canción o un himno sobre la familia.Ayude a los niños a hacer tarjetas para dar a sus familias. Por de-lante escriban: “Puedo tener un corazón entendido al…”. Pida alos niños que escriban o dibujen en las tarjetas lo que pueden hacerpara ser más comprensivos. �

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Ser amable. Estudiar las

Escrituras.Seguir al

profeta.

Servir a los

demás.

Llevar a cabo

la noche de

hogar.

Orar

juntos.

Mi familia puede estar junta para siempre

Ilustración

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Élder Earl M. Monsonde los Setenta

De una entrevista realizada por Janet Peterson

El día de su boda

con su esposa,

Donna.

ENTRE AMIGOS

A los 12 años.

He visitado lasPrimarias delas islas del

Pacífico y de otras par-tes del mundo y entodas ellas se enseñanlos mismos conceptosdel Evangelio. Me ma-ravillo al ver que, dondequieraque vaya, sirven líderes y ma-estras y maestros amables yamorosas en la Primaria.

La música es también unaparte magnífica de la Primaria, pues nos enseña verda-des que son fáciles de recordar. Mi esposa y yo hemosoído cantar “Soy un hijo de Dios” en unos quince idio-mas diferentes y cada vez que oímos a los niños cantar-la, tenemos el mismo sentimiento espiritual de gozo, noimporta en qué idioma sea. La Primaria es una organiza-ción maravillosa.

Cuando yo era pequeño, los martes por la tarde teníaque apurarme para llegar a casa después de la escuela afin de llegar a tiempo a la Primaria, pues por aquel

A los 3 años.

En el ejército,

a los 21 años.

A M

entonces las reu-niones se efectua-ban entre semana.Recuerdo a unamaestra en parti-cular, la hermana

Rawlings, que ayudó a nuestraclase a aprender los últimoscinco Artículos de Fe paraque pudiéramos decirlos dememoria. Ella también mecontagió su amor por elEscultismo. Cuando cumplí

doce años, dediqué toda la tarde a demostrar que cono-cía los requisitos básicos para ser un Scout. La hermanaRawlings me había preparado bien y cumplí todos losrequisitos. Ella me dio la navajita Scout que he atesora-do durante años.

La Primaria también jugó un papel importante en eltestimonio que yo he adquirido del Evangelio. Muchasde mis maestras me animaron y me ayudaron a enten-der lo que tenía que hacer para obtener ese testimonio.Fue un proceso gradual y finalmente comprendí que no

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podía depender para siempre del testimonio de mis pa-dres. Seguí el consejo que me habían dado mis maestrasde la Primaria y leí el Libro de Mormón, oré acerca deél y supe por mí mismo que es verdadero.

A los 20 años, me alisté en el ejército. Durante el pe-ríodo de entrenamiento, tuve que hacer frente a variascosas contra las que me habían prevenido. Estaba muyagradecido por las enseñanzas que había recibido encasa y en la Primaria; fueron una especie de salvavidas.Vi a algunos jóvenes que cambiaron su estilo de vida enel ejército y que escogieron no seguir las enseñanzas deDios. Después del período de entrenamiento, uno deesos jóvenes me habló en privado. Sollozaba porquehabía adquirido muchos malos hábitos y, como teníaque volver a casa, no quería que sus padres se dierancuenta. Yo estaba agradecido por haber estado prepara-do para hacer frente a esos retos y por haber permaneci-do fiel a las verdades que me habían enseñado.

Cuando yo tenía 9 años, mi padre, Charles Monson,fue llamado como obispo. Sirvió como tal hasta que yocumplí 19 años. Tuve experiencias maravillosas viéndoleservir y cumplir con tantas responsabilidades y, al mismotiempo, seguir siendo un padre magnífico.

Cuando tenía 29 años, yo fui llamado a servir comoobispo. Me parecía que era algo difícil, pero recordé elejemplo de mi padre y también a mis maestras de laPrimaria que me decían cómo Nefi había recibido la di-fícil asignación de regresar a Jerusalén y obtener deLabán las planchas de bronce. Nefi no buscó excusas,sino que confió en el Señor y dijo: “…Iré y haré lo queel Señor ha mandado, porque sé que él nunca da man-damientos a los hijos de los hombres sin prepararles lavía para que cumplan lo que les ha mandado” (1 Nefi3:7). Yo sabía que si confiaba en el Señor, tal como lohabía hecho Nefi, podría aceptar el llamamiento quehabía recibido.

Antes de ser llamado como Autoridad General, era director de la División de Templos y Proyectos

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Especiales del Departamento de Propiedades de laIglesia. Durante mucho años, me reunía cada mes conel presidente Gordon B. Hinckley para recibir sus ins-trucciones. Incluso cuando él servía como PrimerConsejero de la Primera Presidencia, era responsable delos templos. Deseo que sepan que él es ciertamente unprofeta. Si Moisés o Brigham Young hubieran estado enaquellas reuniones en vez del presidente Hinckley, yo

no habría estado más convencido de que el hombre conel que había estado era un profeta de Dios. Con el pasode los años, he observado las muchas ocasiones en lasque él ha proporcionado un liderazgo inspirado.Solamente el profeta pudo haber preparado el terrenopara la edificación de los nuevos templos en todo elmundo. Hay cosas que hizo tiempo atrás y que sirvieronde inspirada preparación.

El presidente Hinckley dijo que el templo es un lugardonde la gente aprende un modo de vida. Allí se nosenseñan los normas y las características que debemostener, y debe ser la meta de todo niño no sólo casarseen el templo, sino asistir a él con la mayor frecuenciaposible. Ir al templo nos ayuda a vivir bien y a entenderquiénes somos: hijos de nuestro Padre Celestial. �

El élder y la hermana Monson con su familia.

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PRESENTACIÓN SOBRE LA CREACIÓNLas creaciones deJesucristopor Leslie Hartsock

¿Quién creó los pájaros que vuelan por el cielo?Jesús hizo los pájaros y el cielo.¿Quién creó las estrellas que brillan de noche?Jesús hizo las estrellas y la noche.¿Quién creó las gotas de lluvia que caen en la tierra?Jesús hizo las gotas de lluvia y la tierra.¿Quién creó los árboles donde crecen las manzanas?Jesús hizo los árboles y las manzanas.¿Quién creó los océanos donde nadan los peces?Jesús hizo los océanos y los peces.Jesucristo es el Señor de la tierra.Le alabamos y damos gracias por todo lo que hace

por nosotros.

Instrucciones1. Pega estas dos páginas sobre cartulina fina.2. Recorta el escenario por las líneas de puntos, incluso

la ventana. (Reserva el dibujo de Jesucristo para el paso 4.)Dóblalo por las líneas sólidas para que el escenario se man-tenga de pie.

3. Recorta las seis figuras restantes.4. Pega un palillo liso a la parte de atrás de cada figura.5. Cuando alguien lea “Las creaciones de Jesucristo”,

muestra la figura correspondiente por la ventana del escenario. �

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Angie Bergstrom es miembro del Barrio BYU 51, Estaca 1

Universidad Brigham Young.

por Angie BergstromILUSTRACIONES POR ROGER MOTZKUS.

UNA NUEVAAMIGA

Mamá me peinó el cabello suavementey terminó de hacerle la raya antes de vermis ojos en el espejo.

“Esta mañana pareces estar de muymal humor”, dijo mamá muy contenta

al reflejo de mi imagen en el espejo.“Es porque estoy de mal humor”, con-

testé mientras fruncía el labio.Mamá me giró y se arrodilló delante de

mí, mirándome a los ojos. “¡No te preo-cupes! Harás amigas en este barrio”.

“¡Pero, mamá, a mí me gustaba nues-tro barrio anterior! ¡Me gustaban lasamigas que tenía! ¿Por qué tuvimos que

mudarnos?” Sentía que las lágrimas me ba-ñaban los ojos.“¡Lo hicimos por el trabajo de papá!”, dijo

una voz que sonaba amable.Mi hermana menor, Alison, miraba el baño a hurta-

dillas desde el pasillo y puso la más grande de sus sonri-sas, tan grande que dejaba entrever el hueco donde lefaltaban los dientes de enfrente y los ojos casi le desapa-recían, dando la apariencia de ser medias lunas. Le pusemala cara.

“Así es”, le dijo la madre, y Alison sonrió todavíamás.

“¡Pero aquí no tengo amigos!”, le dije a mi madre,haciendo caso omiso de mi hermana.

“¡Todavía me tienes a mí!”, añadió Alison. La miré yvi que me sonreía de oreja a oreja.

“Sólo eso me faltaba”. Y puse una mueca de disgusto.Ella frunció el ceño por unos segundos y luego dijo:

“¡Tú y yo somos las mejores amigas!”, y se fue corriendoentre risas antes de que pudiera decirle que no.

Un rato más tarde, mientras miraba a la gente en lareunión sacramental, me di cuenta de que no conocía

A M

ni a una sola persona en el barrio nuevo. Sólo llevába-mos unos días viviendo aquí. Por favor, Padre Celestial,oré, ¿no podría hacer por lo menos una amiga nueva hoy?

Estaba nerviosa al fin de la reunión sacramentalcuando mis padres nos llevaron a nuestras respectivasclases de la Primaria, donde me senté sola y sin decirnada.

Cuando la clase se levantó para ir al aula de laPrimaria para el Tiempo para compartir, yo estaba asus-tada y me aferré fuertemente a mis Escrituras mientrascaminaba por el pasillo. El aula de la Primaria estabamuy animada, con muchos niños dentro, y la pianistaestaba tocando una canción que yo había aprendido enmi otro barrio. Me sentí un poquito mejor.

No obstante, al mirar a mi alrededor, me di cuentade que no podía encontrar mi clase. No sabía a dóndese habían ido todos y no tenía nadie con quien sentar-me. Miré por el cuarto, mordiéndome el labio inferiorcon nerviosismo y apretando las Escrituras contra elpecho.

Entonces, desde un rincón apareció una niña son-riente que me hacía señas con la mano. Me indicabaque me sentara con ella. Le devolví la sonrisa y puseuna mueca de disgusto. Ella me sonrió aún más, hasta elpunto de que dejaba entrever el hueco donde le falta-ban los dientes de enfrente y los ojos casi le desapare-cían, dando la impresión de que eran medias lunas.

Aquella niña pequeña me había salvado. Era laamiga que mi Padre Celestial me había enviado.Inmediatamente me hizo sentir bienvenida al momentode sentarme, como si la hubiera conocido por muchosaños.

Aquel día decidí que las hermanas son las mejoresamigas. �

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Cuando el Salvador preguntó cuánto tiempo llevaba elespíritu inmundo en el joven, le dijeron que desde queera niño.

Marcos 9:21

Jesús mandó al hombre que trajera a su hijo y, cuandollegó, el espíritu inmundo le hizo caer al suelo.

Marcos 9:19–20

EL MUCHACHOCON UNESPÍRITU INMUNDO

RELATOS DEL NUEVO TESTAMENTO

Un día en que algunas personas se acercaron a Jesús ySus discípulos, una de ellas le pidió al Salvador queayudara a su hijo. El hombre ya les había pedido a losdiscípulos que lo hicieran, pero no lo consiguieron. Elhijo tenía un espíritu inmundo que le hacía herirse.

Marcos 9:14–18

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Jesús mandó al espíritu inmundo salir del cuerpo deljoven y que nunca más regresara a él. El espíritu in-mundo estaba furioso y volvió a herir al joven; luegoobedeció a Jesús y salió del muchacho.

Marcos 9:25–26

Jesús dijo que podía sanar al hijo si el padre tenía fe; elpadre se echó a llorar y dijo que tenía fe.

Marcos 9:23–24

Luego, los discípulos le preguntaron a Jesús sobre eljoven. Ellos no sabían por qué no habían sido capacesde hacer que el espíritu se fuera. Jesús les dijo quenecesitaban más fe para lograrlo, y que debían ayunar yorar para tener más fe.

Mateo 17:20–21; Marcos 9:28–29

El joven estaba tan quieto que muchos dijeron quehabía muerto, pero Jesús lo tomó de la mano y leayudó a levantarse. Quedó sanado. El espíritu inmundose había ido.

Marcos 9:26–27

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Jesús hizo barro con la tierra y lo puso en los ojos delciego. Entonces le dijo que se los lavara.

Juan 9:6–7

El Salvador dijo que ni el hombre ni sus padres habíanpecado, sino que era ciego para que Jesús pudiera sa-narle y así la gente pudiera ver el poder de Dios.

Juan 9:3–5

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JESÚS SANA AUN HOMBRECIEGO

RELATOS DEL NUEVO TESTAMENTO

Un día, mientras Jesús caminaba con Sus discípulos,vieron a un hombre ciego de nacimiento. Los discípu-los le preguntaron si era ciego porque había pecado oporque lo habían hecho sus padres.

Juan 9:1–2

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Cuando sus vecinos lo vieron, no estaban seguros dequién era. Se preguntaban cómo había sanado y él lesdijo quién era y cómo Jesús le había sanado.

Juan 9:8–11

¡Tan pronto como el hombre se limpió el barro de losojos, pudo ver!

Juan 9:7

Jesús encontró al hombre y le preguntó si tenía fe. Elhombre dijo que sí y adoró a Jesús.

Juan 9:35–38

Luego, el hombre les dijo a los fariseos que Jesús lehabía sanado y algunos de ellos pensaron que Jesúsdebía ser un hombre recto, pero otros pensaron que eraun pecador. Cuando el hombre dijo que Jesús era recto,se enojaron y lo echaron fuera.

Juan 9:13–16, 28–34

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Seamos honradospor Rudinei Antonio Fernandes Filho

ILUSTRACIÓN POR SCOTT SNOW.

PARA SER MÁS COMO CRISTO

Rudinei Antonio Fernandes Filho, de 11 años, es miembro del

Barrio Mangalot, Estaca Pirituba, São Paulo, Brasil.

Tanto en la Primaria como en casa, siempre me hanenseñado que debo ser honrado. No debemostomar lo que no nos pertenece y debemos devol-

ver el cambio cuando nos dan de más en la tienda; ysiempre debemos decir la verdad, aunque nos puedancastigar.

Un día, cuando tenía nueve años, estaba esperando ami madre en el patio de la escuela y vi en un banco unmonedero con dinero.

Pensé en lo que debía hacer. Mi madre trabajamucho para cuidar de mis dos hermanas y de mí, perolas cosas no iban muy bien en casa. Pensé en lo quepodía comprar.

Entonces empecé a preocuparme por la persona quehabía perdido el dinero y en la mucha falta que le haría.Me senté y esperé porque sabía que volvería por él.

Pasado un tiempo apareció una mujer muy preocupa-da que me preguntó: “¿Has encontrado un monedero?”.

Yo le respondí: “¿Es éste?”.Estaba tan contenta que me abrazó y me

dio las gracias una y otra vez.En ese entonces ni siquiera pensé en

por qué había tomado la decisión de serhonrado, pero cuando se lo conté a mimadre, ella me dijo que fueron los susu-rros del Espíritu Santo y que yo habíaescuchado Su voz dulce y apacible.

A la revista Liahona le gustaría saber de una expeCristo. Una persona mayor puede ayudarte a escrfoto tuya, junto con tu nombre, edad, dirección, nla rama y el distrito) a los que pertenezcas. Envía t24, 50 East North Temple Street, Salt Lake City, [email protected].

Me siento agradecido por haber aprendido a ser honrado. �

riencia que hayas tenido al intentar ser más comoibir el artículo. Ten a bien incluir por lo menos unaúmero de teléfono, así como el barrio y la estaca (ou artículo a Trying to Be like Jesus, Liahona, Floor 84150-3223, USA; o por correo electrónico a

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Al partir del Jardín de Edén, por Joseph Brickey.“Y lo sacó Jehová del huerto del Edén, para que labrase la tierra de que fue tomado” (Génesis 3:23).

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