La salida de la convertibilidad. Los ban - Cobe, Lorena.pdf
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LORENA COBE
CLAVES PARA TODOS COLECCIN DIRIGIDA POR JOS NUN
CAPITAL i m | INTELECTUAL
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CLAVES PARA TODOS COLECCIN DIRIGIDA POR JOS NUN
3 CAPITAL INTELECTUAL
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Director Jos Nun Edicin Luis Gruss Coordinacin Cecilia Rodrguez Correccin Nuria Prez Jacky Diagramacin Vernica Feinmann Ilustracin Miguel Rep Produccin Nstor Mazzei
Derechos exclusivos de la edicin en castellano reservados para todo el mundo: 2009, Lorena Cobe 2009, Capital Intelectual
Francisco A c u a de Figueroa 459 (1180) Buenos Aires, Argentina Telfono: (+54 11) 4866-1881 1'edicin: 3.500 ejemplares
Impreso en Talleres Grficos Nuevo Offset, Viel 1444, Cap. Fed., en abril de 2009. Distribuye en Cap. Fed. y GBA: Vaccaro, Snchez y Ca. S A Distribuye en interior: D.I.S.A. Queda hecho el depsito que prev la ley 11.723. Impreso en Argentina. Todos los derechos reservados. Ninguna parte de esta publicacin puede ser reproducida sin permiso escrito del editor.
Pedidos en Argentina: [email protected] Pedidos desde el exterior: [email protected]
CAPITAL INTELECTUAL
TAMBIEN PRODUCE: Le Monde diplomatique, edicin Cono Sur Pasin Celeste y Blanca Estacin Ciencia Fundadores de la Izquierda Latinoamericana Pasado en limpio Fem, femenina y singular
330 Cobe, Lorena CDD La salida de la convertibilidad: los bancos y la pesificacion
1a ed., Buenos Aires, Capital Intelectual, 2009 128 p.. 20x14 cm. (Claves para todos, dirigida por Jos Nun, N 9 99) ISBN 978-987-614-171-0 1. Economa. I. Ttulo
Escrbanos a [email protected]
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Introduccin 11
Captulo uno La convert ibi l idad 15
Captulo dos Diagnsticos de la crisis 35
Captulo tres Pesificacion acotada 47
Captulo cuatro Pesificacion ampliada 67
Captulo cinco Pesificacion universal 77
Captulo seis La implementacin 97
Conclusiones 117
Bibliografa 123
La autora 127
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A Jos Nun, por la opor tun idad.
A Mart n Schorr, por su inest imable y generosa colaboracin y or ientacin, que hicieron posible este l ibro.
A Ana Castellani, por su constante al iento, apoyo y gua.
A Mariana Heredia, qu ien ley una vers in prel iminar de este t rabajo, por sus enriquecedoras observaciones
y su permanente disposicin a colaborar.
A Lucas Iramain y Pablo N e m i a , por sus val iosos comentar ios realizados sobre versiones previas de este l ibro.
A Cecilia Rodrguez, por su excelente predisposicin y ayuda.
A mi famil ia y amigos, por el apoyo, la paciencia y el afecto que me br indan da a da.
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El colapso del rgimen de convert ibi l idad argentino tuvo lugar en
diciembre de 2001. Fue en el marco de una crisis financiera que afect
el funcionamiento no slo del sector financiero y la economa, sino
tambin de la sociedad y el Estado. Esta crisis tuvo como antecedente
una corrida bancaria y cambiara iniciada en el mes de marzo de ese
a o ; su desenlace fue la instauracin, en diciembre, de un conjunto
de restricciones respecto a la disposicin y circulacin de fondos en
el sistema financiero local, conocido como corralito financiero.
La finalizacin del rgimen de convert ibi l idad y las impl ican-
cias del corralito para el orden local impusieron al gobierno serios retos a la hora de encontrar una salida a la crisis. Uno de los mayo-
res desafos era resolver un legado de la convert ibi l idad: las obl i-
gaciones -depsi tos y prstamos- pactadas en dlares en el sis-
tema f inanc iero local sin la existencia fsica de dichos dlares.
En un contexto de cierre de las fuentes de f inanciamiento inter-
nacional y de brusca aceleracin de la fuga de capitales locales
al exterior q u tratamiento dar a ese cmulo de obligaciones que
estaban nominadas en una moneda que el Estado argent ino no
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poda -n i puede- emit i r? Fue as que la cuestin se const i tuy en
un asunto central de la agenda de poltica pblica.
Las imgenes de la crisis retratan a los ahorristas reclamando
la devolucin de sus depsitos en la moneda pactada y a los peque-
o s y medianos deudores manifestando su preocupacin por los
efectos de una eventual devaluacin sobre las cuotas de sus cr-
ditos en dlares. Eran recurrentes las protestas frente a los bancos,
a los cuales se acusaba de haber robado la plata de la gente. Estas protestas tenan como blanco a uno de los sectores ms rentables
de la economa y de los grupos de presin ms poderosos durante
la convertibi l idad. Con la instauracin del corralito, la banca se con-virt i rpidamente en objeto de un fuerte rechazo social y un dis-
curso gubernamental que se haca eco de este rechazo.
Considerando este escenario desfavorable para la banca y la
importancia de la cuestin de las obligaciones para su devenir, surge
el interrogante del papel d e s e m p e a d o por los actores que repre-
sentaban a los intereses de este sector en lo referido a la poltica
pblica para resolver dicha cuestin. Es posible entrever sectores
de poder econmico (bancos, grupos econmicos, privatizadas, etc.)
con gran capacidad para ejercer presin y condicionar la orientacin
del accionar estatal que presionaban por una solucin acorde a sus
intereses. Pero entre estos sectores de poder que se haban bene-
f ic iado con la convert ib i l idad haba ahora intereses enfrentados.
Estas divergencias se traducan en distintas demandas sobre cmo
deba resolverse la cuestin. El sector bancario fue central en esta
disputa. Q u estaba en juego? La distribucin de los costos y ganan-
cias que implicaba salir de la convert ibi l idad, determinar quines
pagaran los costos que la crisis acarreaba a estos sectores.
La resolucin de la cuest in de las obl igaciones, f ina lmente,
tuvo como eje la l lamada poltica de pesificacion asimtrica imple-mentada en febrero de 2002 en un contexto de devaluacin de la
moneda nacional. Esta poltica consisti en la conversin a pesos
de estas obligaciones a tasas de cambio diferenciadas: las deudas
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con el sector f inanciero local se convir t ieron a la relacin 1 dlar
- 1 peso (es decir, el t ipo de cambio v igente durante la conver t i -
b i l idad) y los deps i tos a la relacin 1 dlar - 1,40 pesos en un
escenario de acelerada devaluacin del peso.
El trayecto desde la formulac in inicial de la poltica, pasando
por las modif icaciones, la implementacin efectiva, hasta los resul-
tados obtenidos adopt un carcter s inuoso. Ello invita a recons-
t ru i r la t r ama socio-pol t ica que se fue te j iendo a l rededor de la
cuest in de las obl igaciones, t o m a n d o c o m o eje las estrategias
po l t i cas desp legadas du ran te este p roceso por par te de los
actores que representaban los intereses de la banca. Esta tarea
consti tuye el propsi to de este l ibro.
Los interrogantes que guiarn este trabajo son: C u l e s fue-
ron las caractersticas de la poltica pblica para resolver la cues-
t in de los depsitos y prstamos nominados en dlares? C u -
les fueron las apuestas y estrategias desplegadas por los actores
que representaban al sector bancar io en este proceso? E n qu
medida puede afirmarse que los bancos fueron perjudicados por
la fo rma y or ientacin que adoptaron las medidas instauradas?
A f in de responder a estos interrogantes realizaremos (en el
pr imer captulo) un breve repaso de la convert ib i l idad y el papel
de la banca en este proceso. En el captulo siguiente pondremos
la mira sobre las fo rmas predominantes de expl icar la crisis por
parte de los actores del sector bancar io y del gob ierno. Identi f i -
caremos los diagnsticos de la crisis movi l izados por los mismos.
Luego reconstruiremos el modo en que se fue hilvanando la pesi-
ficacion asimtrica. Para ello contemplaremos a los actores guberna-
mentales y de la banca en los siguientes aspectos: sus pronuncia-
mientos sobre la cuestin de las obligaciones pactadas en dlares,
sus programas y propuestas (demandas), sus estrategias polticas, las
relaciones que tejieron entre s y con el resto de los actores en escena.
En el sexto captulo abordaremos el proceso de implementa-
cin de la polt ica. Nos concentraremos en identif icar los obst-
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culos econmicos y polticos encontrados en el camino y las refor-
mulaciones adoptadas. Por lt imo reflexionaremos en torno a las
mayores implicancias de la poltica de pesificacion.
P o r qu consideramos importante reconstruir la trama socio-
poltica de la pesificacion asimtrica? Porque esta poltica fue, junto
con la devaluacin del peso, la forma en que el Estado intervino
en la crisis f inanciera y redistr ibuy las prdidas derivadas de la
cada de la conver t ib i l idad: fue una de las polt icas ms impor-
tantes para sal ir de la cr is is. En el p lano de la d is t r ibuc in del
ingreso, este reparto de prdidas tuvo una impronta regresiva, es
decir que fue en desmedro de los que menos t ienen. Todo ello nos
obl iga a indagar acerca del proceso socio-polt ico de hechura e
imposicin de esta salida regresiva.
La reconstruccin de la forma en que las estrategias polticas
de la banca atravesaron las medidas de poltica pblica durante
la crisis, permitir cuestionar aquellas visiones que sostienen que
los bancos fueron (uno de) los grandes perdedores con la pesifi-
cacion asimtrica. El anlisis de esta poltica pblica, que incluy
una serie de medidas compensator ias para ese sector, intentar
demostrar el carcter relativo y problemtico que encierran estas
afirmaciones. Este abordaje nos permitir tambin reflexionar sobre
si es posible reconocer durante el perodo un reposicionamiento
del sector bancario en el mapa de relaciones de fuerza dentro de
los sectores econmicamente dominantes. En otros trminos, cmo
qued posicionada la banca en el bloque de poder econmico.
En suma, consideramos que la pesificacion asimtrica (enmar-
cada por la devaluacin del peso) es una poltica fundamental a la hora
de entender el recorrido especfico que sigui la crisis, la distribucin
de las prdidas econmicas entre sectores derivadas de la cada de
la convertibilidad y las transformaciones en el bloque de poder.
1. Para facilitar la lectura se ha optado por incluir en el texto la menor cantidad posi-ble de citas bibliogrficas. Se presenta un listado de bibliografa de referencia al final del libro.
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CAPTULO UNO LA CONVERTIBILIDAD
La instauracin del corralito f inanciero el 1 o de dic iembre de 2001, marc de hecho el f in del rg imen de conver t ib i l idad v igente en
la Argent ina desde 1991. Este rg imen consisti en una regla cam-
biara instaurada por ley con v is tas a comba t i r el por entonces
mayor f lagelo de la economa local: la inf lacin.
Esa ley estableca que la emisin de moneda nacional deba estar
respaldada por divisas. Bajo un rgimen de convertibi l idad la canti-
dad de moneda nacional debe variar en func in de la cant idad de
divisas atesoradas por la autor idad monetar ia, en nuestro caso el
Banco Central de la Repblica Argent ina (BCRA). Por ello la canti-
dad de pesos pas a estar sujeta a la cantidad de dlares atesora-
dos. El BCRA estaba obl igado a respaldar con moneda extranjera la
base monetar ia (los billetes y monedas en manos de los bancos y
del pblico, y los depsitos de los bancos en el Banco Central).
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As deba c a m b i a r t o d o s los pesos que el pb l i co d e m a n -
dara por dlares y no poda emit i r moneda sin respaldo en d iv i -
sas. La base monetar ia ya no dependa ms de la emis in "arbi-traria" de moneda (fuente de inf lacin) sino que quedaba atada a la entrada y salida de divisas al pas. En func in de este f lu jo se
emita moneda nacional para inyec taren la economa.
Esta regla de conver t ib i l i dad fue a c o m p a a d a por dos ele-
mentos incluidos en la misma ley: un t ipo de cambio f i jo y la posi-
bi l idad de pactar operaciones en dlares. Con relacin al pr imero
se estableci una paridad f i ja: 1 dlar - 1 peso (el "7 a 7"). Al ser una paridad dispuesta por ley, una devaluacin de la moneda slo
podra realizarse por t rmite legislativo. De ese modo se impedan
las deva luac iones so rp res i vas y se gene raba con f ianza en la
par idad. El objet ivo era evitar los saltos del t i po de cambio , uno
de los factores inf lacionarios durante el perodo 1976-1990.
En segundo lugar se autor izaba la real izacin de cont ra tos
en dlares. Por e jemp lo , los depsitos bancar ios podan const i-
tuirse en dlares o pesos. Y de hecho la generalizacin de las ope-
raciones pactadas en dlares const i tuye la raz del prob lema que
nos ocupa. A diciembre de 2001 los depsitos nominados en dla-
res dentro del sistema bancario representaban el 70 por ciento del
total y los crditos el 80 por ciento.
Pero estas operaciones pactadas en dlares no estaban res-
paldadas por dlares contantes y sonantes. P o r qu? En una eco-
noma la creacin de d inero t iene dos fuentes: una pr imar ia (la
base monetar ia que crea el banco central que en este caso con-
taba con el respa ldo en reservas in ternac ionales) y una fuente
secundaria (el d inero creado por los bancos, que no contaba con
el respaldo en reservas). La creacin de dinero se produce en este
caso cuando los bancos al recibir depsitos otorgan una porcin
de stos como prstamos creando nuevos medios de pago. Este
circuito se reproduce y lleva el nombre de mul t ip l icador moneta-
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rio. Entonces, bajo la conver t ib i l idad, no slo se generaban en el
c i r cu i t o secunda r i o pesos (por e n c i m a de la base m o n e t a r i a )
sino tambin dlares (que no tenan respaldo en reservas y que el
BCRA no poda crear). Ante una corr ida bancaria y cambiara las
reservas del Banco Central no resultaran suficientes para satisfa-
cer la demanda de dlares. De aqu se desprende que salir de la
conver t ib i l idad no sera fci l . La convert ib i l idad no consist i slo
en implantar un t ipo de cambio f i jo sino que su alcance fue mucho
mayor: introdujo una nueva regla para el establecimiento y la din-
mica de las relaciones econmicas.
A travs de esta rgida regla cambiara se buscaba estabil izar
los precios y reducir la incer t idumbre cambiar a, de fo rma tal de
er rad icar la i n f l ac in . Y de hecho la conver t i b i l i dad log r este
efecto buscado.
R E F O R M A S E S T R U C T U R A L E S La conver t ib i l idad se art icul con la imp lementac in de un con -
junto de reformas estructurales de c u o neoliberal (entre ellas, pr i-
vat izaciones, apertura comerc ia l y l iberal izacin f inanciera). Las
reformas const i tuyeron los pilares sobre los cuales repos el lla-
mado mode lo de los noventa. El manten imien to de este mode lo
por el lapso de una dcada der iv en una serie de consecuencias
n e g a t i v a s pa ra a m p l i a s capas de la p o b l a c i n : d i s t r i b u c i n
regresiva del ingreso y elevados niveles de desempleo, pobreza e
indigencia. Luego de una dcada la convertibi l idad dej un balance
social aterrador: un 40 por c iento de la poblacin bajo la lnea de
pobreza, un 15 por ciento de indigencia y una tasa de desocupa-
cin del orden del 20 por ciento.
Estos efectos tuvieron su contracara: una minora, conformada
por sectores de poder que lograron conjugar p redomin io econ-
mico y pol t ico, fue beneficiara directa de este modelo . Sobresa-
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len en este marco los pr incipales g rupos econmicos nacionales
y extranjeros, grandes empresas transnacionales, poderosos ban-
cos pr ivados nacionales y extranjeros, y acreedores externos.
El plan de conver t ib i l idad y las re formas estructura les gene-
raron un ampl io consenso dent ro del establishmentque abraz la c o n s e c u c i n de un p r o g r a m a e c o n m i c o que p r o c l a m a b a el
desmante lamiento del Estado " in terventor e inef ic iente" , como se
lo sola descalificar. El caso parad igmt ico de art iculacin de inte-
reses de estos sectores se p lasm en el proceso de pr ivat izacin
de empresas pbl icas. El acelerado proceso de venta de act ivos
estatales se caracteriz por ofrecer, entre otros, ganancias extra-
ordinar ias, mercados m o n o u ol igopl icos, mecan ismos de deter-
m i n a c i n tar i far ia y regu ladores a l tamente ven ta josos para los
ad j ud i ca ta r i os y un m e c a n i s m o de cap i ta l i zac in de la d e u d a
externa argent ina. Esto l t imo refiere a la posib i l idad de emplear
como medio de pago para la adquisicin de las empresas estatales,
los bonos de la deuda pbl ica que estaban en defaulty t omados al 100 por c iento de su va lor nom ina l .
Los consorc ios adjudicatar ios de las empresas pbl icas estu-
v ie ron c o n f o r m a d o s en su g ran mayor a por: a l gn g r u p o eco-
nmico local - q u e aportaba capacidad de lobby por sus contactos con la dir igencia pol t ica- , un banco acreedor externo -p roveedo r
de los b o n o s de la d e u d a - y una e m p r e s a t r a s n a c i o n a l , c o n
capacidad de gest in admin is t ra t iva y product iva de la empresa.
Estas asociaciones comenzaron a cosechar cuant iosos d iv idendos
en dlares de la exp lo tac in de estas empresas, que rp idamente
se revalor izaron a nivel pa t r imon ia l .
S E D DE DIVISAS Durante la v igencia de la conver t ib i l idad p r im el atraso cambia-
rio. El peso argent ino estuvo sobreva luado con relacin al dlar.
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Este esquema de dlar barato favorec i las act iv idades v incu la-
das a la prestacin de servic ios (sobre t o d o , los pbl icos pr ivat i -
zados y el sector f inanciero) y las impor tac iones, en detr imento de
las act iv idades product ivas (en especia l , la industr ia manufac tu -
rera v incu lada al mercado interno que no poda compet i r con los
productos impor tados) . La conver t ib i l idad generaba las condic io-
nes propic ias para la especulac in f inanc iera . El man ten im ien to
del 1 a 1 y la el iminacin de las restricciones para la entrada y salida
de capitales ( l iberal izacin f inanciera) , o f ic iaban c o m o un rease-
guro para la especulac in. Los capi ta les eran atrados por el cir-
cuito f inanciero que, por un lado, ofreca una tasa de inters supe-
r ior a la v igen te a n ive l i n te rnac iona l y m a y o r ren tab i l i dad que
otros sectores de nuestra economa.
Por o t ro lado contaban con la segur idad que podran salir de
nuestro pas (o por lo menos del sistema f inanciero) cuando as lo
decidieran sin n ingn t ipo de restriccin ni condic ionamiento y que
el BCRA cambiara sus pesos por dlares a esa paridad legalmente
establecida. Grandes agentes econmicos locales aprovechaban
su posibi l idad de tomar prstamos en el exter ior a tasas ms bajas
y valorizar d ichos fondos a tasas super iores en la plaza f inanciera
local, para luego transfer ir los al exter ior (es decir, fugarlos).
En def in i t iva la conver t ib i l i dad y la l iberal izacin f inanc iera ,
a c o m p a a d a s de tasas de inters locales super iores a las v igen-
tes in te rnac iona lmente , const i tu an a la especulac in f inanciera
en un negoc io a l tamente rentable. El pun to f inal de este c ircui to
del capital era la fuga de divisas.
Pero al ser la convertibil idad un rgimen altamente dependiente
del ingreso de divisas, aumentaba la vu lnerab i l idad externa de la
economa local. Las crisis f inancieras ocurr idas en dist intos pases
o regiones ponan en jaque la supervivencia de la convert ib i l idad
ya que a fec taba los f l u j os de cap i ta les hacia los d e n o m i n a d o s
pases emergentes , c o m o la Argent ina . M x i m e en un escenario
LA SALIDA DE LA CONVERTIBILIDAD 19
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de apertura brutal y apreciacin del peso que generaba dficit en
la balanza comercial (dado el alto peso de las importac iones) .
Hasta 1994 el contex to internacional fue favorable al m o d e l o ;
es tuvo caracterizado por la af luencia de capitales hacia este t ipo
de economas y una baja tasa de inters internacional . En el caso
argent ino , los capitales ingresaban mayormen te a invert i r en las
empresas de servic ios pb l icos y en el mercado f inanc iero . Pero
en 1994 el alza de la tasa de inters en los Estados Un idos afect
la af luencia de capitales hacia los pases emergentes .
De hecho, en 1995 se produ jo la pr imera crisis del mode lo de
la convert ibi l idad: la l lamada crisis del tequila (originada en la deva-luacin de la moneda mex icana en d ic iembre de 1994). La huida
masiva y repentina de capitales (temerosos de una devaluacin del
peso argent ino) hizo t emb la r el s istema bancario. El tequila t uvo dos consecuencias fundamentales para el devenir econmico local:
desencaden un acelerado proceso de concentracin y extranjer i -
z a r o n del sector bancar io y conv i r t i al endeudamien to ex terno
del sector pbl ico en la pr incipal fuente de divisas para el sosteni-
m ien to de la conver t ib i l idad. Examinemos ambas consecuencias.
LA BANCA S E REORGANIZA El efecto tequila l lev a una reestructuracin del s is tema banca-r io, a c o m p a a d a de c ier res, c o m p r a s y fus iones . Un cuan t i oso
desembo lso del FMI, el apor te de otros o rgan ismos y del m i s m o
Estado nacional , se apl icaron al salvataje del sistema bancar io. La
desregu lac in y la impos i c i n de una nueva no rmat i va para las
en t idades (mayores requ is i tos de l iqu idez y ot ras n o r m a s p r u -
denciales) desencadenaron un acelerado proceso de concent ra-
c in y ex t ran je r i za ron del sector. Entre 1994 y 1999 la cant idad de
ent idades bancarias se redujeron de 168 a 92 y los c inco mayores
bancos pasaron de contro lar el 37 al 45 por ciento de los deps i -
20 LORENA COBE
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tos bancar ios. Durante el m i s m o per odo el n m e r o de bancos
extranjeros aument de 31 a 38. stos pasaron de controlar del 17
al 47 por ciento de los depsitos bancarios.
Las autor idades monetar ias a rgumen ta ron que esta mayor
participacin de la banca extranjera en el pas contribuira a la esta-
bi l idad y sol idez del s istema f inanc iero . El lo se deba (decan) a
que estos bancos que ingresaban a la plaza local contaban con
mayor acceso a fuentes de f inanc iamiento externo y el respaldo
f inanciero de las casas matrices. De este m o d o , en situaciones de
cr is is, se esperaba que estas ent idades con ta ran con el aux i l io
f inanciero de dichas casas.
Durante la dcada de 1990 el sector f inanciero fue de los ms
rentables de la economa y uno de los grupos de presin ms pode-
rosos. La dinmica de la convertibil idad hizo que lo financiero fuera hegemnico dentro del esquema de poder. S igu iendo a Heredia
(2003), durante la pr imera parte de esta dcada, la representacin
del sector bancar io estuvo dominada por la Asociac in de Ban-
cos Argent inos (ADEBA) que agrupaba en su mayora a los bancos
pr ivados nacionales. En segundo lugar, la Asociacin de Bancos
de la Repblica Argent ina (ABRA) fue la vocera de la banca extran-
jera. Sin embargo , el proceso de concentracin y ext ran jer izaron
v iv ido a partir del efecto tequila, desat una reorganizacin de la representacin de los intereses de la banca. En 1999 estas dos orga-
nizaciones se fus ionaron en la Asociacin de Bancos de la Argen-
tina (ABA). Con Eduardo Escasany como Presidente -prop ietar io
del Banco Galicia, el mayor banco privado nac iona l -ABA se erigi
en representante de los sectores propietar ios ms concentrados,
y por ende en un vocero unif icado de los intereses de la banca. Es
decir que ABA naci como la expresin de una alianza entre la prin-
cipal banca privada nacional y la extranjera.
Las debil i tadas bancas pblica, provincial y cooperativa,- agru-
-
de la Repbl ica A r g e n t i n a (ABAPPRA), no escaparon a este pro-
ceso de colonizacin de la representacin de la banca por parte de
A B A y t r am i t a ron su i nco rpo rac in a esta l t ima . En 1999, ent re
m i e m b r o s y adherentes, A B A nucleaba el 97 por c iento de los ban-
cos que operaban en aquel m o m e n t o en el pas. As , esta asocia-
c in alcanz a er ig i rse c o m o la pr inc ipal representante del sector,
m o n o p o l i z a n d o la voz de los in tereses de la banca y d e j a n d o a
ABAPPRA en una pos ic in subord inada . La p reeminenc ia y l ide-
razgo p r imero de ADEBA y luego de A B A en el espacio pol t ico, es
un ind icador del peso del sector f inanc iero c o m o mat r iz o rdena-
dora de la economa .
Con respecto a los fo rmatos de las prcticas polticas que carac-
ter izaban a este actor, cabe destacar las in tervenc iones en el espa-
c io pb l i co a t ravs de las l l amadas " C o n v e n c i n de B a n c o s "
" R e u n i n A n u a l " o rgan i zadas po r A D E B A - A B A , in i c iadas en la
dcada de 1980. Lo s igni f icat ivo de estas reuniones anuales es que
f u e r o n a d o p t a n d o el f o r m a t o de " c o n g r e s o s c i e n t f i c o s " , recu -
b r indose de esta m a n e r a de un halo de neu t ra l i dad e i nco rpo -
rando p rog res i vamen te t emas que t rascendan las ac t iv idades e
intereses estr ic tamente f inancieros. Part icipaban en ellas hombres
de negoc ios , exper tos locales e in ternac iona les y las pr inc ipa les
autor idades polt icas, es decir, presidentes del BCRA, min is t ros de
economa y pres identes de la Nac in .
Hacia los a o s noventa la Convenc in de Bancos se conv i r t i
en una arena donde se cristal iz la conf luencia y l igazn estrecha,
de la banca agrupada en el seno de la asociac in, los economis tas
y exper tos de or ientac in neol ibera l , y los acreedores de la banca
m u n d i a l . Este c ic lo de convenc iones , y en e l lo reside la s ign i f ica-
c in h is tr ica de los d iscursos p r o n u n c ia d o s en e l las , se conv i r -
t i e ron en un ve rdade ro m b i t o desde el cual una f racc in de los
sectores dominantes, con una retrica tcnica, interpelaba al Estado,
br indaba un d iagnst ico acerca de los p rob lemas del pas e in ten-
LORENA COBE 2 2
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taba impone r , en base a este d iagns t i co , la agenda a segui r en
mater ia econm ica , social y pol t ica. La s ign i f icac in histr ica de
las prcticas polt icas de este actor socio-pol t ico que condensaba
A B A residi en su eficacia prctica para cond ic ionar la conf igura-
cin de la agenda estatal. Es decir, un gran poder a la hora de c e i r
las f ron teras o mrgenes entre los cuales se debat ie ron y f o r m u -
laron los pr inc ipa les p rob lemas y p ropues tas de so luc in sobre
la real idad soc ioeconmica y polt ica (Heredia: 2003).
UN M O D E L O DEUDA-DEPENDIENTE El manten imiento de la convert ibi l idad y de la expansin econmica
dependa del f lu jo de divisas. Ante la imposib i l idad de conseguir las
divisas necesarias va superv i t comerc ia l (deb ido al alto c o m p o -
nente de las importac iones) como t ampoco de la inversin extran-
jera directa (IED) (dada la remisin de utilidades al exterior y la merma
de IED con el in ic io de la recesin a med iados de 1998), el endeu-
damiento del sector pblico se fue convirt iendo en la principal fuente.
Las crisis f inancieras que suced ieron al tequila, la del sudeste asitico (1997), la rusa (1998) y la devaluac in b r a s i l e a (1999) sus-
c i taron una huida de capitales de los pases emergentes . Ello pro-
v o c un p r o g r e s i v o c ie r re del f l u j o de f i n a n c i a m i e n t o e x t e r n o
pr ivado hacia este t ipo de economas, sobre todo a part ir de 1998.
As m e r m a r o n las pos i b i l i dades de e n d e u d a m i e n t o del sec to r
pb l ico (pr inc ipal sostn de la conver t ib i l i dad) e levando el costo
del f i nanc iamien to ex te rno . Las fuen tes de f inanc iamien to se cir-
cunscr ibieron a los organismos internacionales de crdito y el mer-
cado doms t i co (bancos y adm in i s t rado ras de f ondos de jub i la -
c iones y pens iones - A F J P - ) . Ello s igni f icaba que el Estado deba
aceptar tasas cada vez ms elevadas para consegui r nuevos f o n -
dos a la par que la carga por los pagos de la deuda se volva exor-
bitante y d i f icu l tosa de solventar.
LA SALIDA DE LA CONVERTIBILIDAD 23
-
Pero el endeudamien to por parte del Estado no slo respon-
da a las necesidades del sector pbl ico, esto es, atender sus c o m -
promisos externos y equi l ib rar el dficit f iscal. En lo fundamenta l
responda a las necesidades del sector pr ivado. El Estado tomaba
deuda para obtener divisas que permit ieran cubrir los saldos nega-
t i v o s de l b a l a n c e c o m e r c i a l y la s a l i d a m a s i v a de c a p i t a l e s
(remesas de ut i l idades, pagos de deuda externa pr ivada, fuga de
capitales, etc.) de los grandes agentes econmicos locales. Es decir
que el sector pr ivado no aportaba las divisas necesarias para man-
tener la conver t ib i l idad y de este m o d o generaba una brecha, que
era cubierta por el Estado. As, la conver t ib i l idad se t rans fo rm en
un rgimen deuda-dependiente que f inanci con el endeudamiento
pbl ico las ingentes sal idas de divisas del sector p r i vado .
La contrapart ida del endeudamiento resida en la exigencia de
los o rgan ismos in ternacionales de crdi to de una profund izac in
de las re formas est ructura les y del segu im ien to de un estr icto y
progres ivo ajuste del gasto pbl ico, con excepc in de lo relacio-
nado a c o m p r o m i s o s ex ternos (pagos de la deuda pbl ica). A B A
a c o m p a estos rec lamos de los o rgan ismos al Estado. En otras
palabras, las ex igenc ias de los acreedores ex te rnos eran secun-
dadas por los hombres de esta asociacin a travs de un discurso
donde quedaba ocu l to el papel del sector p r i vado en la genera-
cin del endeudamien to pbl ico. Se haca recaer la responsabi l i -
dad del m i s m o en la ineficiencia de la gestin estatal, mientras que
en la prctica, era el mecan ismo sobre el cual descansaba la estra-
tegia de acumulac in del sector bancar io.
En el seno de A B A se emplaz y p roc lam un d iagnst ico que
expl icaba los p rob lemas econmicos del pas por una con junc in
de factores exgenos (los shocks externos, e jemp lo el tequila) y endgenos . Con respecto a estos l t imos , centro de las d isputas,
se ident i f icaba al Estado c o m o pr inc ipal responsab le . El persis-
tente y progresivo dficit fiscal fue eros ionando la confianza de los
24 LORENA COBE
-
mercados en la economa argentina; dficit con origen en el manejo
desequi l ib rado e inef ic iente del p resupuesto pbl ico. Ello i m p o -
na un mayor ajuste del gasto pblico y una nueva batera de refor-
mas pro-mercado.
Para estos banqueros la crisis de confianza se agravaba por el
c l ima de "violencia"-actores sociales m o v i l i z a d o s - y los escn-dalos de co r rupc in que envo lv an a los func ionar ios pb l i cos .
Estos i n c u m p l i m i e n t o s del Estado en garant izar el o rden y una
administracin t ransparente- todos confl ictos de carcter po l t ico-
impactaban sobre la economa y ob tu raban la salida de la rece-
s in. Para el presidente de ABA:
"Ms all del d iseo de las polticas ms adecuadas para recuperar el cre-
cimiento, hay una cuestin previa a resolver... Esta cuestin concierne a
la vigencia de la Ley, requisito central para una convivencia civilizada.
Efectivamente, vivimos inmersos en un clima de violencia cotidiana, por
el auge del delito, y por el hecho de que cualquier reclamo se expresa
vulnerando el derecho de los dems (cortes de ruta; de aeropuertos; de
calles; etc.) (...) Asistimos, adems, a una ola de denuncias sobre pre-
suntos delitos, que abarca jueces, legisladores, miembros del Poder Eje-
cutivo, instituciones..." (Escasany, Reunin Anual de Bancos 2001).
Escasany iba ms all del aspecto ind isc ip l inado del Estado
en mater ia f iscal ; apuntaba a s e a l a r el i n cump l im ien to de f u n -
ciones bsicas. Era un Estado incapaz de mantener el orden a tra-
vs de la a p l i c a c i n de la ley an te s i t u a c i o n e s de v i o l e n c i a e
imbu ido en escndalos de cor rupc in que m inaban la conf ianza
de los mercados .
A la par que se pronunc iaban este t ipo de discursos, los ven-
c i m i e n t o s de la d e u d a q u e se p r o d u c a n o p e r a b a n c o m o una
espada de Damocles sobre el gob ie rno . Este deba t o m a r nuevo
c rd i to a tasas ru inosas y/o renegoc ia r los v e n c i m i e n t o s t a m -
bin conva l idando tasas y otros costos descomunales. Los casos
LA SALIDA DE LA CONVERTIBILIDAD
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ms emblemt icos fueron las operaciones de Blindaje-una puesta a d ispos ic in sin desembo lso para contener la cada en de fau l t - y
de Megacanje de t tu los de la deuda pbl ica; negociaciones con -cretadas en d ic iembre de 2000 y mayo de 2001, respect ivamente.
Las tasas de in te rs s i g u i e r o n la e v o l u c i n exp los i va de la
p r ima de r iesgo pas (la p robab i l i dad de i n c u m p l i m i e n t o de las
ob l igac iones o que la deuda emi t ida no sea pagada en t i e m p o y
fo rma) . As se gener un crculo v ic ioso y perverso entre la carga
de la deuda y la tasa de r iesgo. Las tasas de las co locac iones de
los bonos de la deuda pbl ica t reparon l legando a superar el 20
por c iento anual en dlares, en un m o m e n t o en que las tasas inter-
nacionales rondaban el 6 por c iento (Brenta y Rapoport , 2003:80).
A pesar de este es tado cr t ico en las cuen tas ex te rnas y de
haber cado la economa en un ciclo recesivo en 1998, la A r g e n -
t ina s igu i rec ib iendo desembo l sos de los o r g a n i s m o s in terna-
cionales y co locando deuda en el s is tema f inanc iero local. Estos
fondos se destinaban al pago de los compromisos externos y f inan-
ciaban la fuga de capitales pr ivados. Recin a f ines de 2001, el FMI
decidi suspender los prstamos; decis in que aceler el colapso
de la conver t ib i l i dad .
Para entender me jo r este co lapso debemos retroceder unos
pasos y poner la mi rada sobre las apuestas de los sectores d o m i -
nantes en la segunda mi tad de los noventa.
DISPUTAS DEL PODER ECONMICO C u l e s fueron las apuestas de los sectores dominantes ante el ago-
tamien to de la conver t ib i l idad? La ar t iculacin de intereses entre
las dist intas fracciones lograda con la instauracin del mode lo de
los noventa no dur para s iempre. La agona de la conver t ib i l idad
tuvo como trasfondo la erosin de dicha convergencia. Hacia media-
dos del decenio las estrategias de acumulacin econmica de estas
26 LORENA COBE
-
f racciones adoptaron caminos d ivergentes. Por un lado, los gru-
pos econmicos locales vendieron la mayora de sus acciones a las
empresas privatizadas, industr iales y f inancieras. Pero conserva-
ron y/o amp l i a ron su par t ic ipac in en las ac t iv idades l igadas al
comerc io internacional, en particular la produccin agro-exporta-
dora. El grueso de los fondos obtenidos por la venta de dichos acti-
vos (se estima superior al 85 por ciento) fue fugado al exterior.
Con activos dolar izados y una decisiva insercin en act ivida-
des v inculadas a la expor tac in (fuente de divisas), surge en pr in-
cipio que una eventual devaluac in del peso favorecera la posi-
c in relativa de esta f raccin empresar ia.
Por el lado de las empresas privatizadas y las ent idades f inan-
cieras, que pasaron a estar en manos mayor i ta r iamente extranje-
ras, sus fuentes de ren tab i l idad estaban v incu ladas al mercado
interno y el mantenimiento del 7 a 7. Dado que sus ingresos eran en
pesos, el nivel de utilidades medido en dlares estaba sujeto en gran
parte al mantenimiento de la paridad cambiara. Esta fraccin empre-
saria controlaba los sectores ms rentables de la economa durante
la convert ibi l idad. Ya s e a l a m o s los beneficios extraordinarios que
generaban las empresas privatizadas. En el caso que nos ocupa, la
banca pr ivada tomaba prstamos en el exter ior a una tasa prefe-
rencia!. Estos fondos los prestaba en el mercado domstico tanto al
sector pbl ico c o m o al sector pr ivado no f inanciero ( ind iv iduos,
empresas y familias) a tasas mucho ms elevadas. La dinmica de
esta fuente de rentabil idad comportaba un potencial desequil ibr io,
ya que la banca prestaba estos dlares a personas, empresas y gobier-
nos (provinciales y nacional) cuyos ingresos eran fundamentalmente
en pesos (generando lo que en economa se entiende por descalce
de monedas). En suma, este esquema dependa del diferencial de
tasas de inters y la posibi l idad irrestricta de conversin de pesos
a divisas (a un dlar barato). En este sentido, la paridad fija por ley
operaba como un verdadero seguro de cambio.
LA SALIDA DE LA CONVERTIBILIDAD 27
-
Una eventual devaluacin y/o una cada en cesacin de pagos
(default) del sector pbl ico compor taban riesgos mayores, puesto que c o m p r o m e t a la capacidad de recupero de los fondos pres-
tados. Sobre este r iesgo se asentaban las altas tasas que cobra-
ban a sus clientes pblicos y privados. Es decir que la banca (como
cualquier clase de prestamista) no asume este r iesgo grat is sino
que lo cobra a travs de las tasas de inters.
De lo expuesto se desprende el inters de la f raccin empre-
saria con insercin en las empresas privatizadas y el sistema f inan-
ciero por mantener y/o profundizar la conver t ib i l idad.
Los mov imientos y virajes en las estrategias de acumulacin de
los grupos econmicos marcaron el comienzo de la desarticulacin
de la convergencia de intereses lograda dentro del establishment con eje en la conver t ib i l idad y las re formas estructurales. Con el
deterioro de la tasa de ganancia de las grandes empresas registrado
a partir de 1998 (inicio de la recesin) y la devaluacin de la moneda
en Brasil (el principal socio comercial de la Argentina) en 1999, todos
estos caminos y estrategias diversas desembocaron en dos alinea-
mientos. De un lado, los representantes del sistema financiero con-
centrado y las empresas privatizadas, secundados por economis-
tas or todoxos, impulsaban una p ro fund iza ron de la convert ibi l idad
a t ravs de la dolar izac in: los l lamados dolarizadores. Del o t ro , un al ineamiento l iderado por grupos econmicos locales y conglo-
merados extranjeros con ingentes activos resguardados en el exte-
rory/o insercin en actividades con perfil exportador propugnaban
la devaluacin: eran los devaluacionistas.
Los principales promotores de la devaluacin se agruparon en
e l au todenominado Grupo Productivo, l iderado por la Unin Indus-
t r ia l Argent ina (UIA) y que congregaba a la Cmara Argent ina de
la Construccin (CAC) y Confederaciones Rurales Argentinas (CRA).
Durante e l per odo 1999-2001, el Grupo Product ivo logr articular
un conf i t f i to de alianzas sociales con otras organizaciones empre-
LORENA COBE
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sarias, sindicales (en especial la CGT disidente) y poltico-partida-rias (en particular la fraccin bonaerense del Partido Justicialista). Conformaron un frente desde el cual se reedit un discurso de tinte nacionalista y productivista: "reactivar la industria nacional para generar trabajo argentino", en contra de la "especulacin finan-ciera" y los "intereses forneos" ajenos al inters nacional.
Con esta retrica productivista, se demandaba una devalua-cin del peso. Dado el consenso social en torno al 7 a 1 y los posi-bles efectos desestabilizadores de una devaluacin, esta demanda no apareca de manera explcita en sus discursos. Estaba entreli-neas en sus reclamos en contra del atraso cambiario y por la mejora de la competit ividad, y en contra de la desindustrializacin y la extranjerizacin producidas en los noventa.
El Grupo Productivo reclamaba tambin la pesificacion de sus deudas. Una eventual devaluacin {beneficiosa para los agentes econmicos vinculados a la exportacin y la sustitucin de impor-taciones) tendra como contrapartida desfavorable el encareci-miento de las deudas tomadas por las empresas en moneda extran-jera (ya sea contra el sistema financiero loca! o extranjero). Por ello, las propuestas de devaluacin del peso y pesificacion de las deudas iban de la mano.
Entretanto, en la cpula de ABA se desarrollaba un importante conflicto, sobre todo entre los bancos nacionales y extranjeros, que afect al propio Escasany. Este ltimo realiz intentos de acerca-miento con los integrantes del Grupo Productivo. Dichos intentos se toparon con la oposicin de los representantes de la banca extran-jera en el seno de ABA. Esta lt ima fraccin se mostraba ms proclive a la dolarizacin de la economa y a la comunin con otros sectores, tales como las empresas privatizadas. En trminos gene-rales, durante la crisis se torn problemtica la representacin de intereses comunes del sector bancario. La alianza entre la princi-pal banca nacional y la extranjera se fue resquebrajando a la par
LA SALIDA DE LA CONVERTIBILIDAD
-
que se hunda la convertibilidad, es decir el modelo que logr con-
gregarlos y cuya defensa a ultranza asumieron.
Recapitulando: de forma paralela al agotamiento del rgimen
de convertibilidad, marcado por la recesin econmica, un elevado
dficit fiscal y desequilibrio en el sector externo, y un progresivo cie-
rre de las fuentes de crdito, se produca este enfrentamiento entre
fracciones dominantes. El eje de este enfrentamiento se articul en
torno a qu hacer con el tipo de cambio. Estas fracciones que se
haban visto beneficiadas por la convertibilidad ahora disputaban
cmo salir de este rgimen. Como planteramos en la introduccin:
qu estaba en juego en esta disputa? La distribucin de los costos
y ganancias que implicaba salir de la convertibilidad. En definitiva,
qu sectores terminaran pagando los platos rotos. Pese a estas dife-
rencias entre los dos alineamientos, haba un denominador comn:
ambas propuestas de salida suponan la cada de los salarios y el
deterioro de la calidad de vida de los sectores populares.
Al comps de esta disputa en torno a la definicin de los gana-
dores y perdedores de la salida de la convertibilidad, se fue recon-
figurando el esquema de relaciones de poder dentro de los sec-
tores dominantes. Como procuraremos demostrar ms adelante,
el proceso de formulacin e m p l e m e n t a c i n de la poltica de pesi-
ficacion asimtrica durante el primer semestre de 2002, oper
como bisagra en la conformacin del nuevo esquema y la esta-
bilizacin de esta disputa entre fracciones de poder.
FUGA DE CAPITALES El modelo deuda-dependiente tena una contracara regresiva: la
fuga de divisas del pas. En qu consisti este proceso? Para res-
ponder al interrogante nos remitimos al informe elaborado por la
Comisin Especial Investigadora de la Cmara de Diputados sobre
la Fuga de Divisas de la Argentina durante 2001 (2005).
30 LORENA COBE
-
Se estima que en el transcurso de 2001 se fugaron 16 mil millo-
nes de dlares y que el stock de activos de residentes locales en
el exterior superaba a fines de dicho a o los 114 mil millones de
dlares. Ello evidencia que la ingente salida de divisas produ-
cida en 2001 es parte de un proceso ms amplio (estructural) cuyos
orgenes pueden rastrearse a partir de las polticas econmicas
encaradas por la dictadura militar instaurada en 1976. La fuga de
capitales de la Argentina es un proceso continuo que se vuelve
ms virulento en los perodos de inestabilidad econmica y pol-
tica. En los momentos de crisis aumenta la intensidad de una prc-
tica habitual y recurrente de particulares y sectores empresarios
concentrados (la cpula econmica). Del cruce del stock de deuda
externa y el stock de activos fugados, la Comisin lleg a la con-
clusin que por cada dlar de deuda externa habla 90 centavos de
dlar fugados del pas.
Los grandes agentes econmicos nacionales y extranjeros fue-
ron los ms dinmicos a la hora de fugar divisas. Esta salida de
capitales fue vehiculizada por el sistema bancario que, segn el
informe, oper como una verdadera "autopista"para la fuga. Las investigaciones lograron demostrar que un p u a d o de bancos pri-
vados nacionales y extranjeros, funcion como facilitador de la
dinmica de la fuga de divisas. Dentro de este p u a d o , el Banco
de Galicia y Buenos Aires S.A. y el Citibank NA conformaron
"los carriles ms activos de la 'autopista'".
CRISIS DE DICIEMBRE En el contexto de fuerte desequilibrio en las cuentas externas y
ante las perspectivas de una devaluacin, en marzo de 2001
comenz una corrida bancaria (un retiro generalizado de depsi-
tos del sistema) que se extendi con altibajos durante el resto del
a o . Esta corrida puso en jaque el nivel de reservas intejj ia^jo-
LA SALIDA DE LA CONVERTIBILIDAD
-
nales (pilar de la convertibilidad). La salida de depsitos del sis-
tema presionaba sobre las reservas porque los bancos devol-
van los depsitos en dlares comprando stos al BCRA con pesos
y en el caso de los depositantes que retiraban pesos, corran de
inmediato a comprar dlares. Estos dlares eran fugados (ya
sea que se guardaran "bajo el colchn" o se enviaran al exterior), es decir salan del sistema. Como ya sabemos, la contrapartida del
drenaje de depsitos del sistema era la fuga de divisas.
Para dar una idea de la magnitud, durante 2001 los bancos per-
dieron depsitos por una cifra cercana a los 20 mil millones pesos/
dlares (el equivalente al 20 ciento del total de depsitos exis-
tentes en el sistema a fines de 2000). En los ltimos das de noviem-
bre el drenaje acumulado de los depsitos bancarios y de las reser-
vas alcanz un nivel crtico. El viernes 30 de ese mes se vivi una
jornada febril cuando los depositantes se arrojaron en masa a reti-
rar sus depsitos y convertirlos a dlares fsicos (billetes).
Buscando poner un freno a la sangra y as evitar la quiebra
del sistema bancario, esa misma jornada el gobierno decret una
serie de medidas de urgencia: impuso un conjunto de restric-
ciones para el retiro de dinero del sistema y la salida de divisas
(Decreto 1.570). Este conjunto de normas pas a denominarse
corralito financiero. Al momento de instaurarse, los depsitos en poder de los bancos estaban en el orden de los 68.300 millones
de pesos/dlares.
El decreto dispuso la vigencia de estas medidas de urgencia
por el transcurso de noventa das. Sin embargo, se extendi de
hecho hasta el 2 de diciembre de 2002, es decir, un a o . Las res-
tricciones provocaron una merma del drenaje de fondos del sis-
tema pero a un costo econmico, social y polticamente elevado.
La instauracin del corralito no slo afect el funcionamiento de las finanzas y la economa, sino que potenci el ya conflictivo
escenario socio-poltico. En definitiva, en diciembre de 2001 la
LORENA COBE
-
Argentina atravesaba una de las crisis ms profundas de su his-
toria acumulando ms de tres a o s de recesin econmica. Todo
ello en un contexto de amplia movilizacin de distintos sectores
sociales, caracterizada por saqueos, cacerolazos y manifestaciones
multitudinarias. Bajo este arco heterogneo de sectores y reclamos
haba un denominador comn: el repudio hacia la clase poltica
expresado en la consigna "que se vayan todos". El desenlace inme-
diato fue la instauracin del estado de sitio, una brutal represin
que provoc la muerte de 34 personas, la cada del gobierno de
Fernando De la Ra el 20 de diciembre, la sucesin de tres presi-
dentes en los ltimos das del a o y la declaracin del defaultde una parte importante de la deuda pblica.
Con ese trasfondo, el 1 o de enero de 2002 la Asamblea Legis-
lativa design a Eduardo Duhalde presidente provisional. Duhalde
lideraba la fraccin bonaerense del Partido Justicialista; recorde-
mos, ligada a la propuesta devaluacionista impulsada por el Grupo
Productivo. Los cargos clave de gobierno seran ocupados por repre-
sentantes encumbrados de esta propuesta, en particular las car-
teras de economa y de produccin, para Jorge Remes Lenicov
-economista del justicialismo bonaerense- y Jos Ignacio de Men-
diguren -dirigente de la UIA y referente del Grupo Productivo- res-
pectivamente. Es decir que la asuncin de Duhalde significaba el
ascenso al poder de los grupos econmicos, sociales y polticos
ligados a la salida devaluadora. No obstante, el poder econmico
de la fraccin derrotada -en particular, la banca-se hara sentir. Cualquiera fuera el camino a recorrer para salir de la crisis, exi-
ga al gobierno resolver el tema corralito. Ello implicaba como paso previo definir la situacin de los depsitos y prstamos pactados
en dlares en el sistema financiero local y, por ende, tratar con la
banca. Ms all de la prdica productivista, la nueva coalicin de
gobierno no asumic el control del aparato estatal con un programa
definido. Y pese a su discurso anti-finanzas, esta coalicin no poda
LA SALIDA DE LA CONVERTIBILIDAD
-
desconocer que no hay economa capitalista que pueda funcionar
sin sistema financiero.
Ahora bien, a fin de reconstruir el proceso social de resolucin
de la cuestin de las obligaciones, debemos comenzar por abor-
dar la forma de explicar la crisis por parte de los actores involu-
crados en dicho proceso de resolucin. Por qu? Porque los modos
de entender la crisis por parte de los actores condicionan la res-
puesta -la poltica-estatal a la cuestin que se intenta resolver. El
diagnstico condiciona el tratamiento.
34 LORENA COBE
-
CAPTULO DOS DIAGNSTICOS DE LA CRISIS
C m o explicaron la crisis los actores gubernamentales involucra-
dos en el proceso de resolucin de la cuestin de las obligaciones
nominadas en dlares en el sistema financiero? Para responder a
esta pregunta debemos poner la mirada sobre los discursos de dos
figuras fundamentales en este proceso: el presidente Eduardo
Duhalde y el ministro de Economa, Jorge Remes Lenicov.
El primero sostuvo lo siguiente: "La Argentina est quebrada" debido a un "modelo perverso "que sumi en la "desesperacin a la enorme mayora de nuestro pueblo". La debacle argentina reconoca un origen de larga data (dcadas) y era consecuencia de una alianza entreel "poder poltico" y el "poder financiero", que subordin al "poderproc/uct/vo" (Duhalde, 01/01/02; 04/01/02}.
Identificado con la opcin devaluadora, Duhalde apel a un
discurso a tono con los argumentos del Grupo Productivo. Se pre-
LA SALIDA DE LA CONVERTIBILIDAD
-
sent a s mismo como histrico predicador de una conviccin
"product ivista": su propuesta para salir de la crisis se asentaba
sobre un modelo en consonancia con sus doctrinas acerca de la
produccin y el trabajo.
A la hora de explicar porqu se haba llegado a la crisis ban-
caria y al corralito financiero, afirmaba que la corrida bancaria y la cada de las reservas internacionales se relacionaban con
una crisis de confianza respecto a la continuidad de la converti-
bil idad: "Durante el ejercicio 2001, las reservas del BCRA caye-
ron 18 mil mil lones... y el 24 por ciento de los depsitos del sis-
tema financiero fugaron como consecuencia, entre otros, de la
crisis de confianza" {Duhalde, 01/01/02). En principio, un argu-
mento afn al sostenido por el sector financiero concentrado. Sin
embargo, en sus pronunciamientos sobre los factores explicati-
vos de la crisis, el acento estuvo puesto en el proceso de fuga de
divisas que se dio en el marco de la crisis de la convertibil idad.
En palabras de Duhalde:
" E s t n m e t i d o s e n e l f a m o s o ' c o r r a l i t o ' 6 5 m i l m i l l o n e s e n t r e p e s o s y
d l a r e s q u e l o s b a n c o s h a n p r e s t a d o a e m p r e s a s , f a m i l i a s o a l s e c t o r
p b l i c o . E x i s t e s i n e m b a r g o u n a d e n u n c i a . . . a c e r c a d e la p r o b a b l e i l e -
g a l i d a d d e la r e m i s i n d e p a r t e d e e s o s f o n d o s c o n m a n i o b r a s a l
e x t e r i o r . H a y q u e i n v e s t i g a r s e r i a m e n t e . . . S e d e b e g a r a n t i z a r q u e q u i e -
n e s h a y a n r o b a d o e l d i n e r o d e la g e n t e y q u i e n e s n o h a y a n c o n t r o l a d o
a l o s q u e r o b a b a n , v a y a n p r e s o s " ( D u h a l d e , 0 1 / 0 1 / 0 2 ) .
El Presidente realiz un planteo en trminos de vctimas (los
"afectados por el corralito") y victimarios (el sistema financiero),
identificando ya sea de modo explcito o implcito, un enemigo: el
frente conformado por el sistema financiero y los economistas de
la ortodoxia liberal, impulsores de la dolarizacin.
36 LORENA COBE
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" E l c a m i n o d e s a l i d a d e A r g e n t i n a es c l a r o : t e n e m o s q u e d e j a r la A r g e n -
t i n a d e e s a a l i a n z a f i n a n c i e r a , e s p e c u l a t i v a , r e n t s t i c a y u s u r e r a , q u e se
l l e v la p l a t a d e l o s a r g e n t i n o s y q u e a l g n d a d e b e r n r e n d i r c u e n -
t a s a n t e la J u s t i c i a d e a c , n o d e la d e D i o s , l o s q u e s e h a n l l e v a d o . . . "
{ D u h a l d e , 0 1 / 0 2 / 0 2 ) .
En sus memorias sobre la administracin de la crisis, Duhalde reiterara su argumento:
" . . . e l m e n s a j e q u e q u e r a m o s t r a n s m i t i r l e s a l o s a r g e n t i n o s y a l
m u n d o e r a : ' E n n u e s t r a p a t r i a n o h u b o n i u n a g u e r r a n i u n t e r r e m o t o . E n
la A r g e n t i n a se p r o d u j o u n s a q u e o f i n a n c i e r o , u n v a c i a m i e n t o , p e r o la
A r g e n t i n a p r o d u c t i v a s i g u e i n t a c t a a p e s a r d e t o d o ' " { D u h a l d e , 2 0 0 7 : 2 2 3 I .
Podemos calificar el diagnstico de Duhalde como la teora de la fuga ilegal, ya que el factor explicativo sobresaliente fue la fuga de divisas en su dimensin ilcita. Y a la vez consider como agen-
tes responsables de este proceso al sistema f inanciero y sus
cmplices. Esta teora fue alimentada no slo por la figura presi-
dencial, sino tambin por distintos sectores y su verosimilitud se
potenci con las denuncias e investigaciones judiciales y legisla-
tivas sobre el proceso de fuga de divisas del pas que se iniciaron
en dicha poca. Pero la teora de la fuga tuvo en este contexto de
crisis dos variantes. La primera apunt a aquellos agentes que fuga-
ron de modo legal (no al proceso general de fuga de divisas). Una
segunda variante, que abordaremos ms adelante, hizo hincapi
en la ilegitimidad de este proceso en general.
OTRA TEORA Remes Lenicov retom ciertas premisas del discurso presidencial
pero se concentr en destacar otros factores. Para el ministro, en
LA SALIDA DE LA CONVERTIBILIDAD
-
diciembre de 2001 la Argent ina ingres en una crisis social y
econmica sin precedentes. Esta crisis reconoca una causa de
largo plazo - la falta de una estrategia de desarrol lo durante
dcadas-y causas de mediano y corto plazo, vinculadas a la sacra-
lizacin del rgimen de convertibilidad, un instrumento efectivo
en su momento para el control de la inflacin. Sin embargo, el pro-
blema fue que se perpetu durante una dcada.
" L a c r i s i s q u e h i z o e c l o s i n e n d i c i e m b r e d e 2001 h a t e n i d o s u o r i g e n
l a r g o t i e m p o a t r s , s i n q u e a n t e r i o r e s g o b i e r n o s , y s u s r e s p e c t i v a s c o n -
d u c c i o n e s e c o n m i c a s , a d o p t a r a n m e d i d a s c o n s i s t e n t e s e i n f o r m a r a n
a la o p i n i n p b l i c a c o n s i n c e r i d a d s o b r e e l a g o t a m i e n t o d e la c o n v e r -
t i b i l i d a d y l a s c r e c i e n t e s d i f i c u l t a d e s e n m a t e r i a p r o d u c t i v a , f i n a n c i e r a y
f i s c a l . P o r e l c o n t r a r i o , e s o s g o b i e r n o s i n s i s t i e r o n e n m a n t e n e r a u l t r a n z a
e s e m o d e l o a g o t a d o , y j u n t o c o n l , u n c o n j u n t o d e p o l t i c a s f i s c a l e s y
m o n e t a r i a s c l a r a m e n t e i n c o n s i s t e n t e s , m i e n t r a s a v a n z a b a la d e s t r u c -
c i n d e e m p r e s a s y d e p u e s t o s d e t r a b a j o (y la d e n o m i n a d a r u p t u r a d e
la c a d e n a d e p a g o s ) " ( R e m e s L e n i c o v , T o d e s c a y R a t t i , 2003: 4).
La perpetuacin de la convertibilidad fue llevada a cabo por
dirigencias polticas que contribuyeron a la gravedad de la situa-
cin con una batera de planes y medidas inconsistentes, y "ocul-
ta ron" la verdad -e l peligro de la s i tuac in- a la sociedad. Fue
as que sumieron al pas en la recesin, el caos fiscal y el desca-
labro macroeconmico. Segn el min is t ro, las sucesivas con-
ducciones realizaron diversos e infructuosos intentos de salida de
la recesin endgenos a la convertibilidad. Pretendieron reactivar
la economa sin abandonar el rgimen de cambio fijo. El consenso
en torno a este rgimen -a pesar de sus problemas inherentes-
llev a que los "obstinados" elencos gubernamentales no afron-
taran ni sinceraran la situacin.
Remes Lenicov confrontaba con las figuras del establishment local y extranjero, comprendidos economistas expertos y funcio-
LOREMA COBE
-
narios de organismos multilaterales de crdito. Estas figuras com-
binaron acciones de ocultamiento y medidas para revertir la rece-
sin que se revelaron inconsistentes, inadecuadas y hurfanas de
idoneidad. Estas acciones llevaron las finanzas pblicas a un caos.
El ministro retomaba la frase pronunciada por Duhalde: "Ya
lo dijo el presidente Duhalde: 'La Argentina, est quebrada'. Eso,
ms que una palabra, implica sumar restricciones y definir qu es
lo que se puede hacery qu es lo que no se puede hacer de
momento". Para Remes Lenicov "la Argentina est quebrada" por-
que en definitiva "durante muchos a o s hemos vivido de pres-
tado", es decir, que este pas se mantuvo bsicamente sobre la
base del endeudamiento. Y agregaba que "la quiebra del Estado
es la quiebra de nuestra comunidad" (Remes Lenicov, 04/02/02).
Vale la pena que nos detengamos a analizar esto ltimo. Con-
sideremos lo siguiente: la Argentina o la comunidad son figuras
englobantes donde las distinciones entre sectores sociales se esfu-
man. En otras palabras, el ministro apelaba a figuras que torna-
ban invisibles las diferencias entre sectores y, por ende, el mapa
de perdedores y ganadores del esquema de endeudamiento que
prim durante la convertibilidad. De este modo, podemos concluir
que el diagnstico sobre la crisis movilizado por la voz del minis-
tro, daba lugar a una legitimacin - justificacin- de la socializa-
cin (estatizacin) de las prdidas generadas por la misma. En
efecto, si era la comunidad argentina la que haba quebrado (por
haber vivido de prestado), era la comunidad en su conjunto (y
no los sectores que se haban visto beneficiados en detrimento de
otros por el rgimen) la responsable de financiar los quebrantos.
INDISCIPLINA FISCAL? C m o explicaban desde ABA la crisis bancaria y el corralito? Desde esta institucin, dominada por la banca extranjera, se mantuvo a
LA SALIDA DE LA CONVERTIBILIDAD
-
rajatabla el argumento que vena esgrimindose desde 1999: los
desequilibrios econmicos encontraban su causa principal en la
indisciplina fiscal, es decir, en el manejo desequil ibrado de las
cuentas pblicas por parte de los gobiernos de turno.
Desde un discurso que siempre se autoproclamaba ajeno a
toda ideologa, exento de intereses polticos y apegado al mximo
rigor cientfico, se sostena que las imputaciones acerca de la res-
ponsabilidad de la banca por la crisis y el corralito eran falaces y se cimentaban sobre motivaciones ideolgico-polticas que ope-
raban como mecanismos de caos y desintegracin.
Retrucando aquellas imputaciones, Mario Vicens (titular de
ABA desde julio de 2002) afirm: "Echarle la culpa a los bancos
es una manera cmoda de deslindar responsabilidades. Las enti-
dades advirtieron en su momento sobre las consecuencias que
tendra la crisis si no se atacaban sus causas a t iempo" (mbito Financiero, 13/12/02).
Estas voces representativas de la banca argumentaron que la
crisis bancaria fue un efecto directo de las restricciones impues-
tas por el denominado corralito. Este ltimo fue consecuencia del comportamiento de los depositantes que se lanzaron a una corrida
bancaria y cambiara de carcter sistmico (es decir, una corrida
contra el sistema bancario y no contra determinados bancos). Estos
ind iv iduos reaccionaron ante los temores generados por la
situacin macroeconmica, "responsabilidad bsica del Estado".
" F r e n t e a v e r s i o n e s q u e p r e t e n d e n m o s t r a r a l a s e n t i d a d e s f i n a n c i e -
r a s c o m o c a u s a n t e s d e l a s d i f i c u l t a d e s q u e e n f r e n t a la s o c i e d a d , d e r i -
v a d a s d e la v i g e n c i a d e l . . . c o r r a l i t o , la A B A c o n s i d e r a n e c e s a r i o s e a -
l a r l o s i g u i e n t e : 1 . L a s r e s t r i c c i o n e s a la o p e r a t o r i a b a n c a r i a f u e r o n
i m p u e s t a s . . . p o r l as a u t o r i d a d e s p a r a e v i t a r e l c o l a p s o d e l s i s t e m a b a n -
c a r i o p r i v a d o y p b l i c o , y d e l s i s t e m a e c o n m i c o , f r e n t e a l m a s i v o r e t i r o
d e l o s d e p s i t o s p r o d u c i d o e n l o s d a s a n t e r i o r e s a l 0 1 . 1 2 . 2 0 0 1 . . . El
LORENA COBE
-
c o m p o r t a m i e n t o d e l o s d e p o s i t a n t e s - a s u v e z - o b e d e c i a l o s t e m o -
r e s s u s c i t a d o s p o r la e v o l u c i n m a c r o e c o n m i c a ( r u m o r e s d e d e v a -
l u a c i n , i n m i n e n c i a d e l d e f a u l t , e t c . ) . Esa e v o l u c i n - e s o b v i o - e s r e s -
p o n s a b i l i d a d b s i c a d e l E s t a d o , e n e j e r c i c i o d e l a s f u n c i o n e s q u e
l e g t i m a m e n t e le c o r r e s p o n d e n " ( A B A , S o l i c i t a d a 1 7 / 0 1 / 0 2 ) .
Para este sector de la banca el corralito operaba como barrera para impedir un retiro generalizado de depsitos, con el objetivo
de proteger a los ahorristas y no a los bancos. Ello obedeca a
que el sistema bancario local, como "cualquier sistema banca-
rio en el mundo" , por su lgica de operatoria y dinmica -nor-
mas propias de func ionamiento- no poda enfrentar un retiro
generalizado de depsitos. Esto lt imo se explicaba por el des-
calce (diferencias) de plazos entre las obligaciones -depsitos
y crditos-. Es decir, se deba a que en promedio los plazos de
devolucin de los depsitos (pasivos de los bancos y fuente de
los prstamos) eran mucho menores a los plazos de recupera-
cin de los crditos (activos de los bancos).
Segn los banqueros el corralito apunt a frenar las conse-cuencias de las inconsistentes y desordenadas decisiones guber-
namentales, generadoras de incertidumbre. Pero no hizo ms que
agudizar el carcter impredecible de las relaciones contractua-
les, erosionando la confianza de la sociedad en los bancos.
Bajo un formato ms elaborado, ABA expuso estos argumentos
en un informe preparado por Martn Lagos (2002) que confronta
nuevamente con aquellas explicaciones que responsabilizan a los
bancos por la crisis. En dicho informe se sostiene que el sis-
tema financiero local contaba con las fortalezas necesarias para
estar cubierto de aquellos riesgos estimados "normales", sobre
2. M a r t n L a g o s f u e v i c e p r e s i d e n t e de l B C R A (1996 -2001) y e l a b o r p a r a A B A el
i n f o r m e : La crisis bancaria argentina 2001-2002.
I_A SALIDA DE LA CONVERTIBILIDAD
-
todo considerando las normas prudenciales de liquidez y sol-
vencia, vigentes en ese entonces, las cuales superaban los estn-
dares internacionales.
Pero a la vez Lagos destaca los aspectos vulnerables del sis-
tema. stos residan en: a) el alto grado de dolarizacin de las obli-
gaciones (depsitos y crditos pactados en moneda extranjera); b)
pasivos de los bancos (depsitos) con un corto plazo promedio de
maduracin (es decir, corta duracin de los depsitos); c) la ine-
xistencia de un prestamista de ltima instancia (un banco central
que saliera a asistirlos); y d) una alta proporcin de activos dolari-
zados (crditos) contra deudores cuyos ingresos eran en pesos.
De este modo se haba generado un doble descalce: 1) entre
las obligaciones (por sus distintos plazos de maduracin; los dep-
sitos son a corto plazo y los crditos a largo) y 2) entre la deno-
minacin monetaria de los activos de las entidades y los ingresos
de los deudores (cuya capacidad de pago ante un escenario de
devaluacin se vera fuertemente erosionada). La primera forma
de descalce surge de la diferencia de plazos entre depsitos y cr-
ditos mencionada anteriormente. La segunda se relacionaba con
un descalce de monedas e involucraba a aquellas personas fsi-
cas y jurdicas que haban tomado prstamos nominados en dla-
res pero cuya capacidad de pago dependa de ingresos en
pesos. Por ejemplo, en el caso de un asalariado tomador de un
crdito hipotecario en dlares y con ingresos en pesos, su capa-
cidad de pago de la deuda estaba fuertemente supeditada al valor
del peso frente al dlar.
Para Lagos, en 2001 el sistema debi enfrentar eventos extra-
ordinarios -de naturaleza catastrfica-que hicieron mella en las aludidas vulnerabilidades del sistema. La corrida bancaria, iniciada
en marzo de 2001, fue de ndole s s t m c a - y a que no respet dife-
rencias entre los bancos- y encuentra su causa ltima en la crisis
de la deuda pblica y la incapacidad del debil i tado y vacilante
42 LORENA COBE
-
gobierno para solucionarla. Los intentos de reingeniera financiera
del gobierno, es decir las medidas de poltica econmica adopta-
das, no hicieron ms que acelerar y retroalimentar un "crculo
vicioso de recesin y dficit f iscal " (Lagos, 2002: 18). En este
esquema se sostiene lo siguiente:
" [ L a c o r r i d a f u e ] u n c o m p o r t a m i e n t o t p i c a m e n t e p r e v e n t i v o d e l o s
d e p o s i t a n t e s e n a n t i c i p a c i n d e p o s i b l e s a c t o s d e G o b i e r n o d e r i v a -
d o s d e l p r o g r e s i v o d e s m a d r e d e la s i t u a c i n f i n a n c i e r a d e l S e c t o r P b l i c o .
A l c o n v e r t i r s e e n r e a l i d a d v a r i a s d e t a l e s p r e s u n c i o n e s ( e n t r e a b r i l y
j u l i o d e l m i s m o a o ) y q u e d a r d e m a n i f i e s t o la i n c a p a c i d a d e i m p e r i c i a
d e l G o b i e r n o f r e n t e a la c r i s i s f i s c a l , la ' c o r r i d a ' a d q u i r i c a r a c t e r s t i c a s
c a t a s t r f i c a s " ( L a g o s , 2 0 0 2 : 3 ) .
En tal sentido la crisis de la deuda y las finanzas pblicas
-potenciada por la crisis poltica- que azoraba al gobierno, al gene-
rar temor en los agentes econmicos, "contagi"al sistema finan-ciero. La crisis y sus infructuosos intentos de resolucin -poltica
y financiera- prendieron la alarma acerca del riesgo inminente a
que se "recurriese creciente y compulsivamente a las reservas
lquidas del sistema para financiar al sector pblico", trastocando
la base del rgimen de convertibilidad, a su vez base de confianza
para el establecimiento de las relaciones econmicas.
As se explica el inicio de la corrida bancaria en marzo de 2001,
la cual se vio agravada en los meses posteriores -a pesar de algu-
nos frenos transitorios-por una serie de hechos polticos (entre ellos,
renuncias de ministros de economa y el fracaso del gobierno en las
elecciones legislativas de octubre). Estos hechos retroali menta ron
los temores iniciales que estaban en la raz de la corrida sistmica.
Es decir que la genealoga de la crisis financiera encuentra sus
causas en fenmenos y acontecimientos que son ajenos exterio-
res a los bancos y su lgica de operatoria durante el perodo.
LA SALIDA DE LA CONVERTIBILIDAD
-
Segn esta explicacin defendida por ABA, la crisis financiera
no habra sido resultado del agotamiento de la convertibilidad (es
decir, de las contradicciones endgenas al propio rgimen que
describen los otros actores), ni mucho menos del comportamiento
de los grandes capitalistas, sino que tuvo raz en el temor a que el
gobierno trastocara los fundamentos de este rgimen (las reser-
vas internacionales). No hay un eslabn en esta cadena causal ela-
borada por los representantes de ABA que apunte a los meca-
nismos propios de funcionamiento del sistema financiero local
(relacionados entre otros con la convertibil idad). Por el contra-
rio, estos eslabonamientos que repercutieron negativamente sobre
el sistema bancario, fueron ajenos al comportamiento de la banca
y respondieron a la racionalidad propia de los individuos (depo-
sitantes). El comportamiento de estos ltimos obedeci unvoca-
mente a las inconsistencias macroeconmicas generadas por
los gobernantes, causa ltima.
FUGA ILEGTIMA DE DIVISAS Por ltimo encontramos otra explicacin que circulaba en la poca en la voz de Carlos Heller, directivo del Banco Cooperativo Credi-coop y de ABAPPRA. Este funcionario se pronunci en forma rei-terada acerca de la crisis y el corralito, adquiriendo progresiva-mente un mayor protagonismo.
Para empezar Heller se preocup por diferenciar las fraccio-nes dentro de la banca en un contexto de fuerte descrdito y desconfianza social respecto a la misma:
"Sera interesantsimo que la gente supiera quines se llevaron los ms de 2 0 mil millones de dlares que no tiene el sistema y que lo han hecho colapsar; poder establecer quines son los culpables y despus, enton-ces, poder determinar en quin se puede confiar y en quin en no" (Heller, cit. en La Nacin, 1 2 / 0 1 / 0 2 ) .
LORENA COBE
-
Para Heller las causas del descalabro financiero deban buscarse
en los mecanismos inherentes a la convertibilidad y la liberalizacin
financiera, puesto que los mismos haban habilitado la fuga de capi-
tales en funcin de los intereses de determinados sectores:
" L a c o n v e r t i b i l i d a d f a v o r e c i la f u g a d e c a p i t a l e s . . . e l c o r r a l i t o n o e s
u n a m e d i d a c a p r i c h o s a , e s la r e s u l t a n t e d e la f u g a d e l s i s t e m a f i n a n -
c i e r o . Si e n m a r z o , c u a n d o el s i s t e m a e m p e z a t e n e r p r d i d a s , s e h u b i e -
r a n a d o p t a d o m e d i d a s l i m i t a n d o la s a l i d a d e c a p i t a l e s s e g u r a m e n t e
t o d o s e r i a m s s e n c i l l o " ( H e l l e r , c i t . e n La Nacin, 0 7 / 0 1 / 0 2 ) .
Es decir que a la hora de explicar la crisis financiera y el corra-lito, Heller encontraba en el proceso de fuga de d iv isas un desencadenante clave. Pero sus argumentos se diferenciaban de
aquellos presentes en los discursos de Eduardo Duhalde y otros
actores con eje en el aspecto ilegal de este proceso. En efecto, esta-
mos ante una segunda variante de la teora de la fuga porque opera en otro nivel; apunta a su carcter ilegtimo:
" L o s ' c u l p a b l e s ' d e la p r o f u n d a c r i s i s f i n a n c i e r a q u e a t r a v i e s a la A r g e n -
t i n a ' s o n l o s q u e h i c i e r o n las n o r m a s ' q u e , p o r e j e m p l o , p e r m i t i e r o n a
' l o s c a p i t a l e s g o l o n d r i n a s ' e n t r a r a ! p a s y l u e g o v o l a r a n t e la m e n o r
s i t u a c i n " ( H e l l e r , c i t . e n La Nacin, 1 2 / 0 1 / 0 2 ) .
Para este esquema de ideas, entonces fue a partir de meca-
nismos legales, institucionales y altamente aceitados que se cre-
aron las condiciones de posibilidad para este circuito de entrada
y salida de capitales. Y dichos mecanismos eran inherentes al fun-
cionamiento del rgimen de convert ibi l idad. Desde esta pers-
pectiva, la fuga de divisas que tuvo lugar durante dicho perodo
fue de ndole legal pero ilegtima, en el sentido que impuso per-
juicios al bienestar econmico-social del pas.
LA SALIDA DE LA CONVERTIBILIDAD 45
-
Al poner el acento en las caractersticas propias del rgimen
de convertibilidad, esta explicacin parecera acercarse a la plan-
teada por Remes Lenicov. Sin embargo hay una diferencia clave
entre ambas. La posicin defendida por Heller destacaba la fun-
cionalidad de dicho rgimen para ciertos intereses econmicos
y polticos particulares. La explicacin del titular de la cartera eco-
nmica, en cambio, se concentraba en los desequilibrios macro-
econmicos que generaba la perpetuacin del mismo -por la
estructura de precios relativos que supona-y la impericia poltica
para abordar la cuestin. La clave para entender la crisis en el pri-
mero pasaba por la connivencia de intereses y en el segundo, por
la falta de consistencia e idoneidad.
Hemos presentado en este captulo las formas predominan-
tes de entender la crisis financiera por parte de los actores vincu-
lados con el proceso de resolucin de la cuestin de las deudas
y depsitos pactados en dlares. No es la preocupacin de nues-
tro trabajo discutir si las explicaciones defendidas por estas voces
son verdaderas o falsas. Nuestra apuesta consiste en preguntar-
nos cmo este conjunto de diagnsticos orientaron el curso de
accin adoptado para resolver la cuestin en juego. Para evaluar
la eficacia de estas visiones a la hora de orientar el accionar esta-
tal, a continuacin reconstruimos el proceso de formulacin de la
poltica de pesificacion. En ese proceso identificamos una serle de
etapas que fueron reconfigurando la forma de encarar la resolu-
cin de dicha cuestin.
LORENACOBE
-
CAPTULO TRES PESIFICACION ACOTADA
La asuncin del gobierno provisional de Eduardo Duhalde el 1 o de
enero de 2002, en un contexto de alta conflictividad social, abri
una primera etapa de formulacin de la poltica para resolver la
cuestin de las obligaciones pactadas en dlares en el sistema
financiero local.
Durante los primeros das del a o tuvieron lugar tres anun-
cios y medidas clave respecto al tratamiento de dichas obliga-
ciones: a) en el discurso de asuncin de Duhalde, el compromiso
de respetar las monedas de origen de los depsitos en el sistema
{"el que deposit dlares recibir dlares, el que deposit pesos
recibir pesos"); b) en la Ley 25.561 de Emergencia Pblica y
Reforma del Rgimen Cambiado, sancionada el 6 de enero, la pesi-
ficacion a la relacin 1 peso - 1 dlar de los prstamos tomados
con el sistema financiero local de hasta cien mil dlares {como
LA SALIDA DE LA CONVERTIBILIDAD 4 /
-
monto de origen de la operacin); y c) el anuncio el 10 de enero
del cronograma de devolucin de los depsitos en el sistema finan-
ciero en moneda de origen, difiriendo el reintegro en el largo plazo
(la reprogramacin de los depsitos).
En esta primera etapa, que por su carcter restringido y par-
cial llamaremos de pesificacion acotada, las medidas y anuncios
parecieron estar condicionados no slo por las demandas de los
sectores dominantes, sino tambin por la necesidad de disminuir
el nivel de conflictividad social, ante el alto grado de impacto atri-
buido a la protesta.
El PODER FINANCIERO Los primeros discursos de Eduardo Duhalde: el de asuncin y el
pronunciado el 4 de enero en ocasin de una reunin con empre-
sarios en la Residencia de Olivos (la primera reunin oficial del
Presidente, donde estuvieron ausentes los hombres de la banca),
nos permiten inscribir polticamente el anuncio de mantenimiento
de las monedas de origen de los depsitos.
En lneas generales, Duhalde se present como dignatario de
un gobierno que tena por delante una misin refundacional, cuyos
ejes eran: "reconstruir la autoridad poltica e institucional, garanti-
zar la paz social y sentar las bases para el cambio del modelo eco-
nmico y social" (01/01/02). Como s e a l a m o s , el Presidente iden-
tificaba como pilares de este nuevo modelo a la "produccin, el
trabajo y el mercado interno". Esta propuesta fue presentada como
la nica acorde al inters general (bienestar comn) de la sociedad.
A travs de estos discursos interpelaba al "pueblo" y en lo fun-
damental a la "comunidad productiva". El Presidente afirmaba
que los empresarios vinculados a la produccin conformaban esta
comunidad que, por su funcin primordial para el desarrollo nacio-
nal, contaba con la capacidad para liderar la salida de la crisis. La
48 LORENA COBE
-
"comunidad productiva" era la nica apta para cambiar el modelo
y reemplazar a la alianza entre el poder poltico y el financiero. Los
empresarios con vocacin productiva eran el motor del cambio
porque detentaban el potencial para poner en marcha un cam-
bio "cultural" que consista en "despertar la conciencia nacional".
Por ello, dicha comunidad deba "gobernar el pas" (04/01/02).
En este esquema de ideas, los intereses empresarios com-
prendidos en la "comunidad productiva" no suponan intereses
particulares que fueran en desmedro del bienestar comn. Todo
lo contrario, estos intereses representaban el inters nacional. Por
ende, las medidas que tendieran a favorecer a este sector del
empresariado consustanciado con la produccin y comprometido
con el pas, beneficiaran a la nacin en su conjunto.
Duhalde anunci en su discurso inaugural que se respetaran
las monedas de origen de los depsitos radicados en el sistema
bancario, a fin de "evitar que los afectados sean vctimas" del sec-
tor financiero. Ello quera decir que quienes haban depositado
dlares recuperaran sus fondos en la misma moneda.
Con relacin al sector financiero, se articul un discurso que
lo identificaba como gran responsable de la crisis y el cual deba
ser disciplinado por la "comunidad productiva". Uno de los ras-
gos sobresalientes durante la crisis financiera, y acentuado en el
contexto de formulacin de la poltica pblica de pesificacion, fue
que la banca -en particular la extranjera-se encontraba sumer-
gida en un mar de acusaciones y descrdito. En el frente interno
resultaba la principal imputada por la crisis financiera; y en dicha
direccin, son elocuentes las caractersticas principales del dis-
curso presidencial sobre el sector.
La ausencia de representantes de los bancos en la primera reu-
nin-evento del f lamante Presidente con empresarios -con la
"comunidad product iva"-, fue interpretada como indicador del
desplazamiento de la banca de un espacio pblico del cual sus
LA SALIDA DE LA CONVERTIBILIDAD 49
-
mximos exponentes formaban parte y como la gnesis de un
nuevo espritu ajeno a intereses financiero-especulativos. Se con-
sideraba que haban llegado a su fin los tradicionales desfiles y
el protagonismo de los grandes banqueros y gures de la eco-
noma en los encuentros en la residencia presidencial de Olivos y
la casa de gobierno.
DEFINICIONES DE DUHALDE Una nueva alianza gobernante: "... debemos terminar dcadas en la
Argentina de una alianza que perjudic al pas, que es la alianza del poder
poltico con el poder financiero y no con el productivo. El poder financiero,
las finanzas, son imprescindibles para un pas -imprescindibles-, pero
ubicadas en el lugar que corresponden. Por eso vengo a decirles, que esa
alianza es la que tenemos que terminar a partir de hoy en la Argentina;
que quien va a gobernar dos aos el pas... sepan que Argentina decide
construir una nueva alianza, que es la alianza... de la comunidad pro-
ductiva" (04/01/02).
Depsitos en dlares: "A ios afectados por el 'corralito', les digo que el
Estado no permitir que sean vctimas del sistema financiero. Quiero decir-
les que van a ser respetadas las monedas en que hicieron sus depsitos.
Es decir, que el que deposit dlares recibir dlares, el que deposit
pesos recibir pesos" (01/01/02).
INTERVENCIONES DE LA BANCA La banca debi desplegar sus estrategias polticas en un contexto
de crisis adverso en mltiples dimensiones: econmica, social y
poltica. En estos primeros das, de contexto de formulacin del pro-
yecto de ley de emergencia, las demandas de la banca privada con-
LORENA COBE
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centrada (nacional y extranjera) aparecieron focalizadas en dos nive-
les: uno, relativo al contenido de las medidas a aplicar, y otro refe-
rido a la dinmica y operatoria de formulacin de la poltica pblica.
Con respecto al primer nivel los representantes de esta frac-
cin de la banca encaminaron estrategias tendientes a imponer sus
demandas de restringir el conjunto de deudores comprendidos en
la eventual pesificacion, es decir, limitar al mximo el universo de
deudas alcanzadas por esta poltica. Adems, reclamaron que se
garantizaran mecanismos viables y efectivos para la compensa-
cin por prdidas derivadas de una eventual pesificacion. Estas lti-
mas refieren a los desequilibrios que surgiran de las diferencias
entre la pesificacion de una porcin de la cartera de crditos de los
bancos (activos de las entidades) y el manten imiento de los
depsitos en su moneda de origen (sus pasivos). Como planteaba
un banquero, el reclamo apuntaba a que el sector financiero no
fuera "el nico sector que cargue con todos los costos de la crisis".
Estas demandas se intentaron imponer a travs del ejercicio de
prcticas de lobby sobre legisladores y otros funcionarios. En par-
ticular, a travs de acciones de presin sobre los agentes estatales
involucrados en la elaboracin del proyecto, adoptando como inter-
mediarios a representantes del BCRA, especialmente su entonces
presidente, Roque Maccarone (ex titular del Banco Ro y de ADEBA).
Los banqueros le plantearon a Maccarone que una eventual
pesificacion de los crditos debera tener como contraparte una
pesificacion de los depsitos en su defecto entregar a los depo-
sitantes un bono nominado en la moneda de origen de los mis-
mos (a largo plazo y a una tasa menor a la pactada). La demanda
3. La p r e n s a i n f o r m q u e u n a r e s t r i c c i n d e la p e s i f i c a c i o n - " s e impuso luego de que el titular del Banco Central... hiciera suyo un reclamo g'ite en horas de la tarde ) le plantearon los titulares de los cinco bancos privados, ms grandes: Galicia, Ro, Francs, Citibank y BankBoston"{La Nacin, u5/01/u2):-" : . '
LA SALIDA DE LA CONVERTIBILIDAD
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de pesificacion de los depsitos recibi una negativa ya que se
consideraba una medida socialmente intolerable. Ante dicha suge-
rencia de los banqueros, Maccarone les respondi: "Eso sera
imposible, y ustedes ya lo v ieron", refirindose a los cacerolazos
de la poca y su impacto poltico (La Nacin, 05/01/02). Al mismo t iempo, desde el frente externo distintos actores
intervinieron polticamente en defensa de los intereses de los ban-
cos extranjeros {como tambin de las empresas de servicios pbli-
cos privatizadas). En especial, despunt un fuerte lobby del Estado e s p a o l , secundado por las voces de los principales medios de
prensa de dicho pas. Por ejemplo, en los diarios de esos das se
lea: "la banca, el nuevo 'enemigo' del peronismo" y "si los ban-
cos tienen que devolver los depsitos en dlares y cobrar los prs-
tamos en pesos pueden quebrar" {El Mundo, 07/01/02). En lo relacionado al segundo nivel de demandas, vinculadas a
la dinmica y la operatoria de elaboracin de la poltica pblica, los
banqueros le manifestaron a Maccarone su descontento por verse
reducidos a objetos de la form